TEMA: “Domesticación del trigo, tomate riñón, maíz y papa”
La domesticación vegetal en América nace en la época prehispánica hace 9000-10000 años de
mano de los primeros asentamientos agrícolas y es uno de los procesos evolutivos más importantes de la historia. Con el pasar del tiempo esta actividad fue implementada como sistemas hortícolas de baja escala llegando a convertirse en el modo de vida del productor en general ayudando a la conservación de la especie humana (Lema, 2010). Según Casas & Caballero, (1995), en Mesoamérica se adoptó esta práctica debido a que la recolección y la caza ya no era suficiente por lo que existía escasez de alimentos debido a cambios climáticos y aumento de la población. En la actualidad, las poblaciones indígenas americanas basan la mayor parte de su subsistencia en la siembra y cosecha de alimentos básicos como el maíz, el frejol, papa, trigo, entre otros, los cuales han sido adaptados a convivir con el ser humano gracias a la manipulación genética.
De manera general, el término domesticación hace referencia al asentamiento de una
población silvestre en un lugar en el cual habita el hombre, sufriendo durante el proceso cambios en su morfología y fisiología. Se puede afirmar que este proceso evolutivo de domesticación vegetal está asociado a cambios genéticos, los cuales han permitido la adaptación de ciertas especies silvestres al medio ambiente de cultivo y la dependencia del hombre para su supervivencia (Chacón, 2010). Sin duda alguna uno de los aportes más importantes es el cultivo de vegetales, cereales y tubérculos. Según Bonavia, (2016), la papa constituye uno de los alimentos más importantes de América, especialmente de la región Sur, este tubérculo fue domesticado a partir de la papa silvestre durante la llegada de los europeos al continente. Actualmente, aun se puede encontrar esta especie en estado silvestre en el alto páramo y estepas, por lo que se ha podido contabilizar más de 200 especies de papas relacionadas a las cultivadas en los llanos de los Andes. Estas especies de papas se han podido cruzar fácilmente para crear nuevas especies hibridas poliploides gracias a la manipulación artificial, el resultado de esto ha sido especies que se desarrollan en climas temblados, fríos temperados y fríos altoandinos, entre los 500 y 4500 m.s.n.m. (Bonavia, 2016). A través de diversos estudios entre diploides cultivados de diversas especies, en 1951, Vavilov demostró que la especie de papa más primitiva es Solanum stenotomun (originaria de Bolivia), por lo que es posible pensar que esta papa fue la primera especie diploide domesticada a partir de la especie salvaje Solanum leptophyes, para posteriormente dar paso a tuberosum ssp. andigenum, especie tetraploide, la cual adopto diversidades genéticas por medio de hibridación e introgreción (Bonavia, 2016). Por otra parte, la domesticación de Triticum aestivum L. (trigo) se da aproximadamente en el año 12000 A.C, cultivándose en las altas montañas de Turquía y extendiéndose hasta Italia, siendo una especie endémica del lugar. Sin embargo, el trigo llego a América en 1493 junto con los colonizadores españoles siendo rechazado en un principios por los nativos americanos, pero a partir de la época colonial, el trigo llego a formar parte de los alimentos básicos para la sociedad urbana y rural (Álvarez & Chávez, 2017). Según Díaz, (2010), Triticum monococcum y T. dicoccum (trigo) junto con Hordeum vulgare (cebada) fueron los primero cereales de otoño – invierno domesticados. Según estudios botánicos realizados por De Candolle, se sabe que en la actualidad existen más 244 especies de trigo cultivado y recolectado por el hombre. Estas variedad de especies identificadas tienen como origen Triticum boeticum (trigo salvaje), el cual era diploide al igual que las primeras especies domesticadas (T. monococcum y T. dicoccum), sin embargo, cerca del año 6000 A.C el trigo se hibridó con otras especies dando como resultado T. turgidum (tetraploide), posteriormente, al cruzar un tetraploide con un diploide se obtuvo Triticum aestivum (especie hexaploide), a partir de esta especie apareció una gran variedad de trigos, los cuales han sufrido un cambio en su estructura, perdida del periodo de latencia de la semilla, adquisición de indehiscencia por parte de frutos y semillas y el aumento del número y tamaño de las inflorescencias, convirtiéndose de esta manera en una planta totalmente cultivable (Coleto, Bartolomé, & Velázquez, 2014). Según Chacón, (2010), el maíz corresponde un claro ejemplo de domesticación única y múltiple, el cual depende de la mano del hombre para su dispersión. Estudios de botánica realizados por Darwin y De Candolle, afirman que esta planta es originaria de América, específicamente del valle de río Balsas en México y que parte de poblaciones silvestres de teosintle, específicamente de la especie Zea mays (subespecie Parviglumis Iltis). Hoy en día existen más de 3003 razas de maíz que se han adaptado a ecosistemas montañosos, con un ambiente seco en alternancia con uno lluvioso. Mangelsdorf y Revees, luego de sus estudios propusieron que la gran variedad de maíces se debe a una mutación catastrófica del ancestro silvestre del maíz, dando paso a otras especies como Zea mays, subespecie mays L. (2n=20), Zea perennis (2n=40) y T. andersonii (2n=64), las cuales han sido clasificadas basándose en características como la altura de la planta, la forma de la mazorca, así como el tamaño y la forma de la semilla, las cuales son muy evidentes debido a que al contrario de los demás cereales, este es cosechado de forma individual de tal manera que se diferencia de las demás gramíneas (Acosta, 2009).