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Goliardos XI

Goliardos XI
Organo de difusión de los estudiantes
de Historia de La Universidad
Nacional de Colombia.
Sede Bogotá.
Número XI, Año XIII
2006

Comité Editorial
Jhosman Gerliud Barbosa Domínguez
Yezid Alejandro Pérez Jerez
Diego Javier Roa Eslava
Diego Fernando Ortiz Vallejo
Oscar Fabian Murillo

Corrección de Estilo:
Jorge Ramírez Aljure

Corrección de Texto:
Harold Martín Barbosa D.

Diseño y Diagramación:
Dumar Hoyos Anzola
Diego Javier Roa Eslava
David Camargo
Carlos Hernández
creacionhumana@hotmail.com

Diseño de Portada:
José Alberto Roa Eslava

Reconocimientos
Ediciones Humanismo y Sociedad
Agregatura Cultural Embajada Cubana.
Tatiana Visbal
Oscar Javier Casallas
Diego Meneses

Impresión:
Unibiblos

La Revista Goliardos
es una publicación de los estudiantes
del Departamento de Historia
de la Universidad Nacional
de Colombia, sede Bogotá,
que se realiza con el auspicio de
la Dirección de Bienestar Universitario,
la Vicedecanatura de Bienestar de
la Facultad de Ciencias Humanas y el
Departamento de Historia.

revista_goliardos@yahoo.es
Sumario
Editorial 7

Jorge Eliécer Gaitán y el positivismo: una construcción ideológica y jurídica. 13


Gilberto Enrique Parada y Adriana Rodríguez Franco

Ofelia Uribe de Acosta: una mujer adelantada para su tiempo. 33


Carolina Pinzón

Piel oscura, naturaleza imperfecta: el legado teológico y literario español


frente a la eslcavitud del negro africano. 53
Harold Rincón

¡Un respetuoso saludo de bienvenida al señor coronel Agudelo,


rector de la Universidad Nacional! 65
Saúl Mauricio Rodríguez Hernández

La subordinación del trabajo al capital. Un aviso marxista de la


sociedad capitalista contemporánea. 69
John Jairo Cárdenas Herrera

Breton Woods: asegurando el ciclo financiero en un nuevo orden


internacional. 85
Santiago Colmenares

Balance de las Líneas de Investigación en el Departamento de Historia. 101


Comité Editorial

El Realismo Dialéctico en la Historia. 109


Fernando Santacruz Caicedo

A propósito de los 80 años de Fidel Castro, Jose Martí: La tradición


ética de la Nación cubana. 115
Armando Hart Dávalos

El Rey. 118
Juan Diego Espitia
¡Un respetuoso
saludo de bienvenida
al señor coronel
Agudelo, rector de la
Universidad
Nacional!
Saúl M. Rodríguez. Historiador U.N.
Desde su fundación la Universidad Nacional de Colombia ha estado íntimamente
relacionada con el acontecer nacional. Su nombre original Universidad Nacional
de los Estados Unidos de Colombia, es sólo una muestra de la cercanía institucional
a la realidad del país en determinados períodos de la historia. En este sentido no
era nada extraño que hacia finales del siglo XIX, las clases se vieran interrumpidas
por las guerras civiles de esa tormentosa centuria o porque los mismos miembros
de la Universidad partieran a luchar en algunas de esas exóticas y caóticas
contiendas.

Precisamente el año anterior que se cumplieron cincuenta años de los fatídicos


acontecimientos del 8 y 9 de junio de 1954, en los que murieron varios estudiantes
de la Universidad. Estos hechos fueron el detonante que quebrantó la buena imagen
y el respaldo que había mostrado la mayoría de la población al gobierno militar del
teniente general Gustavo Rojas Pinilla.

No obstante, en el anaquel de los acontecimientos poco conocidos por la comunidad


universitaria y nacional, se encuentra el corto paso de un militar activo por la
rectoría de la Universidad Nacional. Este es un hecho que no solo es bastante
Saúl Mauricio Rodríguez Hernández
particular dentro de la historia de la propia Universidad, en su larga tradición de
autonomía académica. Sino también frente a la misma historia nacional, pues al
contrario de lo que ha ocurrido en la mayoría de nuestros países vecinos, los militares
colombianos han estado menos de ocho años en el control del gobierno nacional y
su acceso a la gestión administrativa del Estado ha sido marginal.

Durante la década de los cincuenta el panorama nacional sufrió una etapa de


acomodamiento, en la cual los militares colombianos entraron a mediar en el
quebrantado sistema político nacional (1953–1958). Igualmente se hizo común
que ocuparan cargos en la administración pública como alcaldías, gobernaciones e
incluso la dirección de la Contraloría General.

Frente a los fatídicos hechos ocurridos a comienzos del mes de junio de 1954, la
comunidad universitaria sufrió una profunda crisis. Las clases se suspendieron de
forma automática y el entonces rector Julio Carrizosa Valenzuela renunció de forma
irrevocable a su cargo en la tarde del día 8 de junio. Dos días después la rectoría
fue ocupada por el abogado, Abel Naranjo Villegas. La tensión en los días posteriores
se hizo insostenible, los decanos insistían en renunciar debido a que deseaban dejar
el espacio libre para que el rector Naranjo Villegas nombrara a las personas que
debían acompañarlo en su gestión. No obstante, el mismo rector que no solo deseaba
que los decanos continuaran en sus cargos sino también que hicieran todo lo posible
para reanudar las labores académicas. Este último punto fue el motivo de su retiro,
ya que ante la decisión del rector Naranjo de abrir algunas clases y prácticas el día
12 de julio, chocó con la decisión expresa y terminante del Presidente de no abrir la
Universidad hasta nueva orden, siguiendo el mejor estilo militar.

Es así como el 13 de julio de 1954, el coronel Manuel Agudelo entró a ocupar el


cargo de rector interino de la Universidad Nacional por designación del general
Rojas. Las protestas no se hicieron esperar. Incluso el magistrado Arango Vélez,
encargado de investigar la muerte de los estudiantes, ocurrida a comienzos de
junio, dimitió de su labor debido a que consideraba que la medida de nombrar a un
militar en la dirección de la Universidad no iba a causar sino más problemas. El
presidente objetó este argumento pues decía que: “Al llevar a un distinguido
miembro de las Fuerzas Armadas al frente de la Universidad Nacional se establece
una estrecha y conveniente cooperación entre los estudiantes y militares”.

No obstante esta fue una medida poco conveniente. Aunque en los años cincuenta
la relación entre la academia estatal y los militares era menos áspera que la actual,
ya que se consideraba que ambas instituciones hacían parte de un mismo proyecto
nacional, la decisión fue vista como una muestra de intromisión en la vida de la
Universidad y en su tradición de independencia.
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¡Un respetuoso saludo....

A pesar de ello se permitió que el coronel Agudelo ocupara el cargo de rector, pues
según el Consejo Directivo de la Universidad, el nuevo designado cumplía con los
requisitos exigidos por los Estatutos de la Universidad, entre estos por haber sido
profesor universitario en “pedagogía militar”, en la Escuela Superior de Guerra.

Según el nuevo rector interino su misión en la Universidad era la de lograr el total


normalidad académica. Por tal razón Agudelo decidió seguir con la actividad
administrativa de la institución: aprobó presupuestos para las Facultades y Escuelas,
continuó asignando becas para los estudiantes y hasta realizó gestiones para que la
Universidad volviera a contar con una imprenta propia.

A pesar de ello la comunidad académica siguió insistiendo en que el cargo fuera


ocupado por un miembro de la Universidad. La labor del coronel finalizó en 10 de
agosto, luego de la elección del médico Jorge Vergara como rector. De esta forma
concluyó uno de los pasajes más cortos pero particulares en la ya larga historia de
la Universidad Nacional de Colombia.

Notas
Historiador Universidad Nacional de Colombia. Cofundador del grupo “Relaciones
internacionales y fuerzas armadas”, Universidad Javeriana
– Universidad Pedagógica Nacional. Profesor Universidad Javeriana. Este artículo
se sustenta en un trabajo empírico llevado a cabo en el Archivo Central e Histórico
de la Universidad Nacional de Colombia a finales del año 2003.

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