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El ensayo

El ensayo es una pieza escrita que pertenece al género literario. Esta se caracteriza por el
desarrollo de un tema de manera libre y personal. Comúnmente, se escriben ensayos para
manifestar una opinión o una idea, y la pieza escrita no se rige a una estructura de redacción
específica ni tiene que documentar sus puntos de vista exhaustivamente.

A diferencia del texto científico, el ensayista no debe sustentar sus puntos de vista con pruebas
verificables, sino que se limita a expresar su percepción acerca de un determinado tema, de ahí
que no todos los ensayos tengan citas o bibliografía.

Los ensayos se organizan en párrafos y por lo general carecen de subtítulos, ya que son obras
cortas. Las partes que debe de tener un ensayo son una introducción, un desarrollo y una
conclusión.

Para que un texto sea considerado un ensayo debe tener los siguientes aspectos:

Es subjetivo: Los ensayos son subjetivos ya que exponen el punto de vista del autor, que a pesar
de fundamentarse en una investigación, su opinión no necesariamente es objetiva. Se presentan
más como una charla del autor con sus lectores y es frecuente encontrar citas, anécdotas o
experiencias personales para fundamentar su opinión. El estilo utilizado es muy coloquial.

Texto breve: El texto es breve, no son muy extensos a pesar de que la extensión puede ser variable
no son obras voluminosas.

Sin orden determinado: El autor no lleva un orden; debido a esto los ensayos no tiene subtítulos,
esto se debe a que el escritor tiene libertad de llevar el tema a su conveniencia y puede divagar
por lo que no existe un esquema preestablecido de la obra.

Temas libres: Los temas que se pueden utilizar en un ensayo son variados.

Va dirigido al público en general: El autor pretende divulgar el tema tratado con un público amplio
y no enfocarse únicamente a uno especializado. Esta circunstancia hace de los ensayos un buen
instrumento de divulgación científica, tecnológica o cultural.

La estructura distintiva de un ensayo consta de tres partes que son:

Introducción.

Desarrollo.

Conclusión.

Bibliografía.

La Introducción:
Por lo general, la introducción de un ensayo debe ser corta y a manera de preámbulo sobre el
tema que quieres tratar. Además de ser el tema a desarrollar, deberá ser supremamente atractiva
para enganchar al lector y que se muestre interesado en seguir leyendo el escrito.

Igualmente, es dónde presentarás la hipótesis como idea que quieres desarrollar, verificar o
desmentir. Casi siempre está formulada como pregunta y se responderá a lo largo de las partes del
ensayo.

Si estás realizando un ensayo científico, deberás incluir en la introducción una hipótesis y un


contexto explicativo de la misma de forma breve y concisa.

Cuando realices un ensayo argumentativo, en la introducción deberás presentar la tesis del escrito
que, en otras palabras, vendría siendo la misma hipótesis. Sin embargo, la sustentación no tiene
que ser exclusivamente científica sino puede ser de opiniones subjetivas.

Ahora, si la idea es hacer un ensayo de análisis literario, en la introducción deberás contextualizar


al lector sobre la obra que vas a analizar para partir de esa base en el resto del escrito. Igualmente,
plantear una propuesta de análisis.

Exposición o desarrollo:
De las partes de un ensayo, es la más importante pues no sólo se trata de la mayor extensión en
cuanto a contenido se refiere sino también, es donde se expondrán todas las razones o
explicaciones para responder los cuestionamientos de la introducción.

Dentro del desarrollo deberás plasmar todos los datos, conceptos y/o referencias que encuentres
a partir de una investigación determinada. Es decir, es la sustentación de todo el ensayo.

Ahora explicaremos como se hace el desarrollo de esta parte del ensayo según su clasificación. Así
como se hizo con la introducción.

Cuando realizas un ensayo científico, es obligatorio que propongas todas las evidencias o pruebas
que hayas encontrado en la investigación previa y, que de alguna manera, te ayuden a solventar la
hipótesis que planteaste en la introducción. Podrás incluir datos exactos y estudios con
experimentos propios o de otras personas, comparaciones con otras teorías sobre el tema,
bibliografía de autores experimentados o líderes de opinión, resultados de otros ensayos, entre
otros. En definitiva, deberás utilizar la mayor cantidad de datos, a favor o en contra, para
responder la pregunta que realizaste en la introducción. A mayor número de datos, más nutrido
será el ensayo.

Con los ensayos argumentativos, deberás defender la tesis que planteaste en la introducción, de
manera más subjetiva. Es decir, tienes que basarte en tus propias opiniones o de otras personas
calificadas para emitir un juicio de valor que defienda tu exposición.

Los ensayos de análisis literarios tienen un desarrollo diferente pues, en su mayoría, se basa en la
obra que elegiste analizar. En el cuerpo de esta parte del ensayo deberás citar textualmente
fragmentos de la obra para descifrar esa propuesta que planteaste en la introducción. Se
considera que, al ser de una obra que el lector del ensayo se supone ya conoce, esas citas deben
ser breves e introductorias a una posterior explicación o argumentación. Este tipo de desarrollo
exige un lenguaje más académico y formal.

Conclusión:
El la frutilla del postre! En definitiva, es la parte del ensayo que determinará toda la investigación
que realizaste y desarrollaste. Es el veredicto final del trabajo escrito y por lo general, debe ser
muy concisa y breve. DEBE SER CONTUNDENTE.

Si realizaste un ensayo científico, la conclusión debe estar encaminada a la afirmación o refutación


de la hipótesis. Claro, siempre basándote en los datos que expusiste en el desarrollo y, en algunos
casos, es válido exponer el dato más importante para darle fuerza a la conclusión.

Ahora, si el escrito se trata de un ensayo argumentativo, deberás exponer de forma concreta, la


ideas principales que quieres que el lector retenga. La idea principal es acercar al lector a una
verdad subjetiva para que reafirme su criterio o, de alguna forma, cambiar su forma de pensar
gracias a tu escrito.

Cuando realizas una conclusión para un análisis literario, deberás exponer las principales ideas que
responden al tema que quisiste analizar de la obra. Si una de las citas es contundente, podrás
utilizarla de nuevo en la conclusión para reforzar.

Bibliografía:
En esta parte del ensayo deberás incluir todos los datos de los libros, páginas de internet, ensayos
de otros autores, etc., de donde sacaste toda la información para sustentar tu escrito. Es el
compendio de todas las fuentes a las que recurriste.

El ensayo se puede clasificar en:

Crítico.

Filosófico.

Descriptivo.

Expositivo.

Bibliográfico.

De argumentación.

Científico.

Literario.
Ensayo literario:
Este es uno de los tipos de ensayo más común. Cuando hablamos de ensayo literario, nos
referimos a un texto argumentativo que por su estilo puede llegar a considerarse como algo
artístico.

Los ensayos literarios abordan los temas con mayor subjetividad, pueden partir de una obra
literaria y combinarla con la experiencia personal y las opiniones propias. Es denominado a
menudo como ensayo poético, debido a las licencias que se da el escritor en cuanto al uso de
figuras literarias y recursos estilísticos diversos.

Ensayo argumentativo:
Lo primero que vamos a decir al respecto, es que en esencia, todos los ensayos son
argumentativos. No obstante, si existe una categoría específica, es por algo.

El ensayo argumentativo es un tipo de texto escrito en prosa que busca sustentar una hipótesis a
partir de argumentos. En este tipo de ensayo la subjetividad es menor, porque generalmente el
ensayista recurre a teorías de otros autores para corroborar sus ideas.

Ensayo descriptivo:
El Ensayo Descriptivo es definido como el texto desarrollado por un autor con la intensión de
plasmar su punto de vista sobre los distintos rasgos de un individuo, situación u objeto, y que se
materializa a través del acto descriptivo, el cual además está totalmente influido por la
subjetividad, más que por una intensión objetiva de parte del escritor.

Ensayo científico:
El ensayo científico tiene un mayor rigor académico que los otros y por eso es el que más fácil se
diferencia. El objetivo del ensayo científico es profundizar y generar una síntesis sobre un tema
determinado, a partir de argumentos teóricos y pruebas previamente presentadas.

Tal vez dirás que este tipo de ensayo es muy parecido al argumentativo, sin embargo la diferencia
radica en que el ensayo argumentativo aborda los temas desde la generalidad y con mayor
libertad de interpretación, mientras el ensayo científico tiene mayor profundidad, y cada
afirmación debe ser sustentada teóricamente.

Ensayo expositivo:
El ensayo expositivo está creado específicamente para abordar aquellos temas que son más
difíciles de comprender. El objetivo del ensayista es crear un texto detallado y minucioso que
exponga a profundidad todos los detalles relevantes de un tema, con el fin de que el concepto
quede claramente explicado. Es por esto, que a diferencia de otros tipos de ensayo, el expositivo,
más que una disertación personal, tiene una finalidad didáctica y está pensado para enseñar a
otros.

Ensayo filosófico:
El ensayo filosófico es un texto en prosa que versa sobre temas filosóficos o sobre cualquier
concepto que involucre la existencia y la experiencia vital como el amor, la muerte, la vida o la
soledad.

Los ensayos filosóficos se caracterizan por tener una argumentación lógica que busca el desarrollo
de una afirmación a partir de ideas sólidas. Asimismo, permite la subjetividad y opinión del autor
para contrastar los datos desde su propia experiencia, y se diferencia de los demás porque aborda
los temas de un modo más trascendental, encaminándose siempre hacia alguna disciplina
filosófica.

Ensayo crítico:
El ensayo crítico es comúnmente confundido con el argumentativo, porque en ambos el autor
tiene la plena libertad de expresar sus pensamientos. Sin embargo, cabe aclarar que la palabra
“crítico” implica rigor y profundidad en los análisis, y por ende, solo se puede hacer un ensayo
crítico con una buena investigación previa.

Para que un conjunto de opiniones puedan considerarse crítica, deben estar sustentadas por
pruebas y evidencias que solo se consiguen a partir de un estudio meticuloso de un tema o hecho
puntual.

Reseña histórica:
Conocido como uno de los principales géneros literarios, el Ensayo básicamente es un texto
argumentativo, en donde su autor se da a la tarea de exponer y sustentar su posición intelectual,
moral o política con respecto a un tema en específico, casi siempre de índole social: la familia, la
educación, la economía, entre otros.

No obstante, a pesar de corresponder única y exclusivamente a la visión de su autor, la


investigación y conocimiento del tema que éste requiere, así como la capacidad de argumentación
y escritura correcta, ha venido convirtiendo al Ensayo en uno de los géneros literarios que mayor
virtuosismo requiere por parte del escritor. De esta forma, el Ensayo es visto como un ejercicio
necesario para todo aquel que aspire aprender a escribir correctamente, entendiendo este último
concepto como la capacidad de comunicar y argumentar sus ideas de forma escrita y con un estilo
atrayente y coherente. En este sentido todo excelente ensayista será por ende un excelente
escritor.
Como todo género literario, el Ensayo ha pasado por distintas concepciones en su devenir
histórico, aun cuando casi siempre ha sido entendido en esencia como la exposición de un autor
sobre un tema determinado. En este sentido, la mejor forma de abordar la Historia del Ensayo será
analizar cada una de sus etapas, tomando en cuenta que en algunos casos, como producto del
pensamiento humano como tal, este género se desarrolló en ocasiones de forma simultánea en
algunas civilizaciones. A continuación, algunos de los momentos más relevantes de la Historia del
Ensayo:

Civilización griega:
De acuerdo a diversas fuentes filológicas, el Ensayo habría tenido como cuna, al igual que tantas
Artes, a la civilización griega, la cual la concebía como un texto en donde su autor se esforzaba por
elaborar una proposición intelectual, que además de exponer sus puntos de vista, lo hiciera desde
la creación original. De esta forma, la civilización griega asumía que el Ensayo era ante todo un
ejercicio en donde el autor partía desde el conocimiento establecido, con el propósito de generar
nuevos conocimientos que vinieran a romper con éste.

Conjuntos infinitos

Historia de la enciclopedia

Semejanzas (figuras geométricas)

Civilización grecorromana:
Correspondiente también a la época antigua, los precedentes históricos más resaltantes de la
evolución histórica del Ensayo pueden rastrearse también en algunos textos nacidos en fragor de
la oratoria de la civilización grecorromana, en su periodo clásico, y cuya cuna principal son los
textos pertenecientes al género apodíctico, los cuales se caracterizaban por corresponder a
escritos de tema libre, los cuales enarbolaban un registro basado en la sencillez, la subjetividad,
ejercían un estilo sencillo, subjetivo y sin una estructura determinada, en donde el autor también
podía hacer uso de distintas citas de otros autores (refranes, definiciones, poemas, entre otros)
para acompañar o sustentar sus ideas. Entre sus exponentes más resaltantes se encuentra
Séneca, con sus Cartas a Lucilio, así como Plutarco con su texto Moralia, textos considerados
actualmente como ensayos.

Japón:
Por su parte, Oriente también se había dado al desarrollo de este género literario, incluso siglos
antes de que Europa lo conociera y practicara. En este sentido, los especialistas han apuntado que
la civilización nipona conoció en principio este tipo de escritos con el nombre Zuihtsu, cuyo origen
se pierde en los inicios mismos de la literatura japonesa, caracterizándose sobre todo por ser
textos en donde sus autores recogen, desde un registro altamente estético, sus pareceres sobre la
vida cotidiana o hechos inherentes a su época. Entre los textos más destacados se encuentran los
escritos de Yoshida Kenko, serie de 243 ensayos cortos, donde el autor aborda su visión sobre las
tradiciones de su cultura, la belleza de la naturaleza, entre otros.

Europa:
Igualmente, durante la Edad Moderna y Contemporánea destacan otros importantes
representantes del género ensayístico, entre los que destacan especialmente los Ensayos de
Michel de Montaigne, noble que marcó pauta en este género ensayístico, abordando temas
esenciales e inherentes a la condición humana, como la ética, la educación, la amistad, entre otros
escritos que son tomados también como modelos ideales del Ensayo. Durante esta época también
resaltan, aunque posterior a Montaigne, los textos de Francis Bacon, publicados por primera vez
en 1597, en donde este autor también se daría a la tarea de plantear distintos tópicos de la
civilización humana.

Por su parte, España también contaría con algunos destacados representantes del género Ensayo,
entre los que se distinguen: Fernando del Pulgar (1436-1492); Fray Antonio de Guevara (1480-
1545); Antonio de Torquemada (1507-1569); Cristóbal Suárez de Figueroa (1571-1644); Francisco
Cascales (1564-1642); Juan de Zabaleta (1610-1667); padre Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764);
Emilia Pardo Bazán (1851-1921); Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912, quien resalta por haber
introducido el término “ensayo” dentro del título de sus escritos); Miguel de Unamuno (1864-
1936); Pío Baraja (1872-1956); José Ortega y Gasset (1883-1955); Ramón Gómez de la Serna
(1888-1963);

Hispanoamérica:
Igualmente, la región hispanoamericana ha desarrollado magistralmente el género ensayístico,
siendo considerado como uno de los escritos más representativos de la calidad de un escritor,
quienes se han enfocado en abordar temas de especial interés literario, social y político, muchos
de los cuales son considerados por sus contemporáneos como libros de cabecera, a través de los
cuales acceder a temas específicos, como por ejemplo los ensayos de José Lezama Lima (1910-
1976) esenciales para entender la cosmología hispanoamericana contemporánea.

Así mismo, entre los ensayistas hispanoamericanos de más renombre se encuentran: Domingo
Faustino Sarmiento (1811-1888); José Enrique Rodó (1871-1917); José Vasconcelos (1881-1959);
Ricardo Rojas (1882-1957); Pedro Henríquez Ureña (1884-1946); José Carlos Mariátegui (1895-
1930); Alfonso Reyes (1889-1959); Mariano Picón Salas (1901-1956); Jorge Luis Borges (1899-
1986) y Octavio Paz (1914-1998).

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