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Autores:
Tutor:
Ciudadano (a):
Coordinador (a) y demás miembros de
la Comisión Técnica de Trabajo de Grado o
Tesis Doctoral.
Universidad Rómulo Gallegos
Su Despacho.-
En la Ciudad de San Juan de los Morros, a los doce días del mes de Julio
de 2017.
Firma
C.I.Nº V_
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA
Es importante iniciar este apartado definiendo al adulto mayor como aquel que
inicia su proceso de vejez, término del que existen muchas definiciones según la
perspectiva donde se considere. Para Reyes (2013), en general se puede definir como
“un proceso normal en la vida del hombre y, como tal, un fenómeno universal de
cambios biológicos, psicológicos y sociales, mediante el cual el ser humano atraviesa
por distintas etapas, desde el inicio de su existencia hasta su culminación”(p. 4).
Junto a esa serie de cambios, la declinación en sus funciones es inevitable,
debido a que todas las células, órganos y sistemas del cuerpo humano envejecen. Esta
declinación involucra la disminución de la capacidad del organismo para reaccionar
con éxito a su medio ambiente y se relaciona, probablemente, con el hecho de
encontrarse en esta última etapa de la vida y, por tanto, con la disminución de la
participación social impuesta por la propia sociedad. La Organización Mundial de la
Salud (2015), en el Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud reporta que:
Objetivos de Investigación
Objetivo General
Objetivos Específicos
MARCO TEÓRICO
Antecedentes
Adulto mayor es un término reciente que se le da a las personas que tienen más
de 65 años de edad, en varios países y en Venezuela 55 la mujer y 60 el hombre,
término antrópico-social, con el que se agrupa a la población de personas en esas
edades, es el sinónimo de vejez y de ancianidad. Cuyas condiciones de vida son
especialmente difíciles, pues pierden rápidamente oportunidades de trabajo, actividad
social y capacidad de socialización, y en muchos casos se sienten postergados y
excluidos. En Venezuela se crea una Misión denominada En Amor Mayor que define
al adulto mayor como aquel que cursa la edad donde todas las mujeres adultas
mayores a partir de cincuenta y cinco (55) años y todos los hombres adultos mayores
a partir de sesenta años (60), sean venezolanas, venezolanos o extranjeras y
extranjeros, con residencia legal en el país durante los últimos 10 años.
Los adultos mayores provienen de orígenes heterogéneos tanto médicos,
ambientales, educativos, laborales y psicológicos, por lo que existe una considerable
variación en la valoración del estado basal de cada paciente. Se entra en una etapa
final de la vida que se caracteriza por la dificultad en mejorar la situación física y
mental. La atención médica debe ir dirigida a intervenir en el deterioro fisiológico
para que este no se convierta en patológico y nos encontremos con el llamado
Enfermo Frágil.
La vejez en sí no define la fragilidad. Algunos pacientes, a pesar de la edad
avanzada, pueden experimentar incapacidad temporal relacionada con una
enfermedad o traumatismo, pero se pueden recuperar y volver a su línea de base. El
reconocimiento de la fragilidad es cada vez más importante y se caracteriza por
debilidad y disminución de la reserva fisiológica que dificulta al paciente en la
capacidad de adaptación al estrés de una enfermedad aguda o un traumatismo y le
convierte además en paciente vulnerable con mayor riesgo de caídas, discapacidad,
institucionalización y muerte. La mayoría de los médicos que atienden a los adultos
mayores han observado un subgrupo de pacientes que están claramente en un estado
de rápido deterioro, aparentemente sin relación con un estado específico de la
enfermedad.
Otros pacientes que son frágiles tienen signos y síntomas más sutiles que pueden
ser fácilmente pasados por alto. Los adultos mayores frágiles representan un reto para
los clínicos, ya que por lo general se presentan con una carga más pesada de
síntomas, a menudo son médicamente complejos y son menos capaces de tolerar las
intervenciones de ningún tipo. La conciencia del clínico con el síndrome de
fragilidad, de su base biológica y el mayor riesgo de resultados adversos pueden
mejorar la atención a este subgrupo de pacientes más vulnerables.
Cuando una persona ya sea hombre o mujer cumple 50 años los celebra, pero
cuando entra a los 55 o 60 ya no los festeja con el mismo entusiasmo porque la
sociedad comienza a calificarlos como personas de tercera edad, son los que ya están
por jubilarse, o ya se jubilaron, algunos viven con su familia, otros viven solos. Lo
cierto es que llegó la vejez. Este proceso por el que indudablemente todos los seres
humanos vamos a pasar si privilegiadamente llegamos siquiera a los 60 años de edad,
no es una enfermedad es una etapa mediante la cual en forma natural el ser humano
experimenta en forma personal y con diferente intensidad, su llegada a la senectud.
No tiene que ser traumático. En muchas sociedades son considerados como
personas sabias, maduras, experimentadas y dignas de toda confianza.
Las personas que llegan a cierta edad afrontan problemas físicos, psíquicos y sociales
que derivan de cambios biológicos propios de la edad, y que a veces establecen de
forma muy rígida, la capacidad para llevar a cabo un acto tan natural como, el de
comer o dormir diariamente. En muchas ocasiones, estos problemas no se pueden
resolver por completo, pero sí atenuarlas permitiendo así una mejora en la calidad de
vida.
La gerontología y la geriatría, ciencias que juntas tratan a un paciente de la
tercera edad tanto en los aspectos psicológicos, sociales, económicos y
demográficos, como en sus enfermedades físicas, se ven limitadas porque a nivel de
los gobiernos de casi todos los países del mundo no existe una política efectiva para
otorgar una mejor calidad de vida a los adultos mayores, quienes con su esfuerzo han
logrado que la sociedad avance positivamente a pesar de los grandes inconvenientes.
Las enfermedades asociadas a la vejez (Alzheimer, artrosis, diabetes, cataratas,
osteoporosis etc.) son las más comunes en los países en vías de desarrollo, que en los
desarrolladlos, sin embargo la especialidad de geriatría no resulta muy rentable para
los galenos, razón por la que resulta limitante el número de profesionales que realizan
tratamientos específicos a las personas de la tercera edad.
Barrantes Rodríguez y Lamas (2014), ofrecen algunas de sus características,
destacando que por lo general las personas de la tercera edad a las que erróneamente
la sociedad las margina tienen en conjunto características que los limita como seres
humanos sin considerar que son un bagaje de experiencias por ello se tiene:
1.- Empiezan a padecer enfermedades biológicas como: artrosis, diabetes,
cataratas, párkinson osteoporosis, y cardiovasculares, etc.
2.- Dentro de las enfermedades neurológicas o mentales están: el alzhéimer,
demencia senil.
A esto le añade enfermedades sociales como:
1.- Aislamiento social.
2.- Escasa o nula oportunidad de trabajo.
3.- Poco o nulo acceso a parques donde puedan encontrar juegos apropiados a su
edad para la realización de actividades físicas.
4.- Discriminación familiar, si no aporta económicamente con su pensión de
jubilado.
5.- Su diferencia cultural hace que su autoestima este muy bajo, si no tiene
independencia económica, necesariamente debe retribuir con trabajo físico su estadía
en el hogar.
Las personas de la tercera edad por ningún motivo deben ser consideradas o
considerarse personas del segundo nivel, por lo tanto es necesario que ellas mismas se
levanten el autoestima, y si es ayudado por los hijos o nietos mucho mejor.
Principales problemas de salud
León (2015), señala que Los principales problemas de salud que afectan a este
segmento de la población son los siguientes:
1. Problemas respiratorios como infecciones causadas por el aumento y
retención de secreciones (flemas).
2. Problemas nutricionales causados por pérdida de apetito y disfagia (dificultad
para deglutir alimentos).
3. Problemas de eliminación causados por incontinencia intestinal y urinaria, así
como formación de fecalomas por estreñimiento e infecciones urinarias.
4. Problemas circulatorios y osteoarticulares causados por la inmovilidad y por
enfermedades crónicas.
5. Problemas de la piel causados por la presión ejercida de forma continuada en
una zona corporal, debido a la inmovilidad.
6. Problemas neuropsiquiátricos causados por demencias, párkinson, alzheimer,
estados depresivos... Estos problemas, junto con la dificultad para deambular,
conllevan un alto riesgo de caídas.
7. Problemas de los órganos de los sentidos como hipoacusia (disminución de la
audición) y disminución de la agudeza visual.
Cuidados Básicos
Lograrlo sería oficiar el respeto como norma en la relación médico paciente. Así
lo confirman los señalamientos de Casabona (2002), respecto a que otro acto de
justicia es permitir que los adultos mayores ejerzan sus derechos y, dentro de ellos, el
ejercicio de su autonomía. Cualquier decisión del paciente es el resultado de su
derecho de autonomía o autodeterminación, que viene impuesta por la naturaleza de
los bienes jurídicos y por ser el paciente el portador de los mismos.
Si el médico cree que el paciente ha hecho una elección inadecuada, por falta de
conocimiento e información, está en la obligación de brindar información más
completa y actualizada. Solamente si le parece que el individuo carece de capacidad
suficiente (previos estudios adecuados) para entender la información y relevancia del
problema médico, se debe solicitar un apoderado para proteger y asesorar al paciente
o para que se tomen las decisiones correctas. Sin embargo, no podemos perder de
vista que un paciente competente puede en cualquier momento abandonar el
tratamiento, pero jamás el médico podrá abandonar al paciente. El adulto mayor es el
único que puede autorizar algún tipo de intervención concerniente a su salud.
Éticamente, el médico no tiene obligación de prescribir un tratamiento elegido
por el paciente cuando este tratamiento pone en riesgo su salud (situación que ocurre
con frecuencia a esta edad: un ejemplo es la automedicación), aun si se trata de un
paciente competente. En el caso de que estas diferencias no puedan ser resueltas, el
médico puede retirarse del caso, siempre y cuando haya examinado los riesgos y
beneficios de las opciones terapéuticas. De esta manera, el médico cumple con las
normas sobre práctica e integridad profesional y se permite al paciente ejercer su
autodeterminación.
Otro conflicto que puede ocurrir en la relación médico-paciente del adulto
mayor es que a menudo en la práctica se crea un vínculo insano entre el profesional
de salud (mayoritariamente los médicos) y su paciente anciano, en el cual el primero
está persuadido que sólo él tiene todas la respuestas a la problemática de su paciente.
¿Cómo balancear el derecho a la autodeterminación del anciano y la firme creencia
del profesional de que siempre habrá algo que hacer?
Una de las mejores formas de respetar los derechos de los adultos mayores que
estos sean atendidos por médicos competentes, es decir profesionales con algún grado
de conocimiento de la psicología y biología de la vejez, tomando en cuenta los
cambios sociales que estas personas experimentan. Lamentablemente, en muchos
países del continente americano los adultos mayores son atendidos por médicos con
poca o ninguna preparación en este aspecto.
En ese sentido, refuerza Calderón (2016), que “...este convenio está amenazado
por la creciente legitimación social de intereses individuales materiales, aunado a la
presión de organizaciones de salud con ánimo de lucro, que han acrecentado en el
médico el rol de agente comercial, en países capitalistas. Ello ha contribuido a
distorsionar la responsabilidad que tiene el médico frente a su paciente como
dispensador de cuidado, apoyo y curación en la salud y la enfermedad. Obviamente
que este criterio es relativo solamente a la realidad capitalista del mundo
contemporáneo que utiliza, en gran medida, a la medicina como medio de lucro o
mercancía.
En efecto, este tipo de relación pese a sus peculiaridades se enmarca en un tipo
de intercambio tanto cognoscitivo como afectivo, es un intercambio especial, una
oportunidad única de mostrar el verdadero lado humano de un personal altamente
calificado que prefiere ayudar a los demás con los conocimientos y habilidades
adquiridas, queda en manos del médico la gran responsabilidad de llevar hasta un
clímax una relación de calidad que es mutuamente interactiva. Cabe pensar que esta
relación, como todo proceso en el cual se ha involucrado el hombre ha tenido una
evolución histórica con la consecuente riqueza de antecedentes y disímiles de
condiciones que han condicionado devenir así como sus características.
Rodríguez, Mardones y Villarroel (2012), contribuyen con el tema señalando
que:
Se ha propuesto que el médico debe atender al paciente con beneficencia,
respetando la autonomía de éste haciéndolo participar en la toma de
decisiones1. Por ello, debe explicarle al paciente su diagnóstico y
tratamiento, esperando su consentimiento informado. Este es el modelo
llamado de alianza en la RMP que puede librar al médico de muchos
problemas de carácter jurídico y económico, permitiendo que el paciente
viva el proceso de su enfermedad con mayor serenidad y confianza. (p. 3)
La humanización del acto médico requiere que el tono sea más asequible entre
ambos interlocutores, enfermo y médico, ha de planificarse para que el paciente
comprenda al médico y éste le hable sin tecnicismos y encuentre en una conversación
fluida, breve y profunda, la suficiente confianza en el médico en el que tiene puesta la
esperanza de la recuperación de la salud. El enfermo, al sentarse al otro lado de la
mesa de la consulta comprenda el valor científico del médico sin atosigarle en
preguntas y escucharle y comprenderle, y creando una comunicación entre ambos que
será en adelante el canal que les una en el transcurso del proceso de la enfermedad si
se trata de consulta de atención primaria, dado que, con esta postura por parte del
enfermo, la información que trasmita -en caso de asistir al especialista- será más
eficaz.
Se “humaniza” el acto médico asumiendo las dos partes un respeto mutuo, y
aun cuando en muchos momentos de la entrevista, haya desacuerdo en la
interpretación de un diagnóstico, en la medicación o en otro caso. El enfermo debe
comprender la responsabilidad del médico. El cansancio psicofísico del médico
después de varias horas de consulta. La tecnología que nos ha tocado vivir, no ha sido
ni debe ser la causa del alejamiento entre el médico y el enfermo aunque muchos
médicos lo piensen en la actualidad. Hay infinidad de recursos que un director de
hospital o de ambulatorio debe emplear para que nunca se produzca una
deshumanización ni en la consulta ni en ningún servicio del centro.
La relación en la consulta.
Esa relación, que ha de ser confiada y respetuosa en todo momento, de ninguna
de las maneras, según Romero Rubio (1998), debe convertirse en:
Fundamentación Legal
Cuestionario
social del salud del paciente Autodeterminación
Médico
hospital Nuestra adulto mayor y Limitantes
Señora de la el conocimiento Pensamiento
Caridad San que el médico autónomo
Sebastián de los tiene de ello a Vulnerabilidad
Reyes estado efectos de
Aragua. contextualizarlas
en un entorno
social al cual
pertenecen.
Identificar la Intraproyección Imagen que Atención
intraproyección del acto médico tienen los Bienestar
del acto médico en la relación pacientes adultos Respeto
en la relación con el paciente mayores sobre la Vínculos de
con el paciente adulto mayor asunción médica responsabilidad
adulto mayor en de la Opciones
el hospital responsabilidad terapéuticas
Cuestionario
paciente
Nuestra Señora en ofrecer Valor ético
de la Caridad vínculos de
San Sebastián de responsabilidad y
los Reyes estado opciones
Aragua. terapéuticas que
garanticen
atención,
bienestar y
respeto como
valores éticos.
Establecer Indicadores de Procedimientos Evaluación
indicadores de una actitud llevados por los Tratamiento
una actitud participativa y médicos para la Relación
participativa y autorresponsable evaluación, terapéutica
Médico paciente
autorresponsable con el enfermo tratamiento, Contacto duradero
Cuestionario
con el enfermo adulto mayor recuperación y Confidencialidad
adulto mayor relación Información
(familiares y terapéutica con Estimulación
sociedad), en el pacientes adulto
proceso de mayor
recuperación y
preservación de
la salud.
Médico paciente
la salud a través más allá de la
Cuestionario
de la responsabilidad
comunicación penal y reposa en
interactiva un concepto
paciente-médico moral que se
y viceversa. llama conciencia
individual y se
basan en la
comunicación y
entendimiento de
las principales
necesidades del
paciente senil.
Fuente: Cuadro elaborado por la autora con información teórica de la investigación.
(2017)
Referencias