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Tema
Trabajo Final
Asignatura
Sociología
Presentado por
Luis Miguel Santos
Matrícula
201909377@p.uapa.edu.do
Facilitadora
Luz Brito
Hoy a casi doscientos años de la primera invasión estamos viviendo tiempos grises
para nuestra soberanía, pues hemos permitido como dominicanos que nuestros
vecinos nos invadan de forma pacífica, que no por ser pacifica deja de ser mala,
pues esta además de atentar contra nuestra soberanía atenta con todo el orden
social que hemos tenido durante estos años. No es odio ni xenofobia, exigir que
nuestro gobierno ponga orden, pues los ilegales son los que desestabilizan la
economía, si es extranjero debería estar documentado con papeles puesto que a
esa regla inherente a cada persona se debe cumplir en cualquier país del mundo.
Con este trabajo pretendo rescatar algunos estudios y pruebas en los que las
estadísticas nos muestran el mal estado de nuestro país.
¿De qué manera afecta la presencia de más de 6 millones de haitianos en la
sociedad dominicana en cuanto a?
Es por ello que, según los cálculos, el sector agropecuario nacional ocupa alrededor
del 33.8% de la mano de obra haitiana existente en el país. En algunos casos, como
en la producción del arroz, el banano, el café y las habichuelas y en la ganadería de
carne y leche usan más del 60% de estos extranjeros como obreros.
En el cultivo de arroz los haitianos son los que hacen la gran mayoría de los trabajos
según pequeños productores de arroz.
Los haitianos que laboran en los cultivos de este cereal desarrollan jornadas
laborales de hasta trece horas por día y casi la totalidad de los que se dedican a la
agricultura, dicen trabajar sin contratos ni seguros médicos si se encuentran
ilegales.
Los productores de arroz confirman que por “echar días” pagan a los haitianos
según el trabajo: RD$500 por sacar yerba o fumigar y RD$700 y 800 por “murear”.
Es un dinero que no reciben fijo y puede variar con la necesidad que tenga el
productor durante el cultivo.
Tras la siembra deben esperar casi cuatro meses para cosechar. Durante ese
tiempo efectúan labores de limpieza de canales y áreas sembradas, fumigación,
distribución del abono y seguridad de fincas.
“Eran ingenios que estuvieron en manos extranjeras que luego pasaron a control de
la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Primero usaban mano de obra de las
Antillas Británicas y posteriormente haitiana y era la única área de la producción
donde se utilizaban”, recuerda Núñez.
Insalubridad y hacinamiento.
Un total de 2,420 familias haitianas, que suman 12,642 personas, están asentadas
en un 98% de manera ilegal, en el borde limítrofe de 15 kilómetros que
corresponden a República Dominicana, en las cinco provincias que hacen frontera
con Haití.
Las familias tienen entre dos y 10 años residiendo en los límites fronterizos. Un 89
% cocina con leña o carbón, y el 52 % quema la basura, provocando graves daños
al medio ambiente y los recursos naturales, indica un Levantamiento de
Edificaciones y Habitantes de Nacionalidad Haitiana del Ministerio de Defensa
dominicano.
El censo, finalizado por el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre
(Cesfront) en el segundo semestre del 2013, recogió las condiciones en que viven
los haitianos con sus familias en terrenos que comprende el límite fronterizo en
territorio dominicano. La emigración es atribuida a la búsqueda de una forma de vida
mejor que la empobrecida Haití no les ofrece.
Apenas el 32% de los 12,642 sabe leer y escribir, y el 67 % habla español. Estos
inmigrantes viven en su mayoría en precarias casas de madera y zinc, y más de la
mitad es alquilada por dominicanos. Sólo el 8% cuenta con inodoros para hacer sus
necesidades fisiológicas, y el 78% usa letrinas.
En total, son 3,252 los hombres que residían en las citadas demarcaciones al
momento del levantamiento, 3,176 mujeres y 6,214 niños. Los menores de 1 a 15
años representan la mayoría, con el 49%.
Pese a que al 63% de los niños le habían administrado sus vacunas al momento del
levantamiento, la forma de vida de los inmigrantes presenta condiciones de
hacinamiento e insalubridad. Aunque se censaron 2,420 familias, la cantidad de
viviendas que habitan es inferior a ese total, pues son 2,232 las unidades en que
viven, de las que 108 son compartidas.
El levantamiento determinó que con 33%, la provincia Elías Piña concentra el mayor
porcentaje de familias haitianas en los límites fronterizos de 15 kilómetros que
pertenecen a República Dominicana, seguida por Jimaní (25 %), Pedernales (19 %),
Dajabón (17%) y Montecristi (6 %).
La agricultura es la principal fuente de ingresos de los inmigrantes censados: el 42%
obtiene sus ingresos de esta forma.
"Desde el año de la ocurrencia de este fenómeno (1943) hasta hoy, los haitianos
han estado usufructuando, ilegalmente, esos terrenos, que son de clara toponimia
dominicana", indica Páez Piantini.
Como los haitianos tienen más de medio siglo usufructuando ese terreno, Páez
Piantini entiende que República Dominicana pudiera cederlo, "llenando todas las
formalidad nacionales e internacionales, a cambio de las ocupaciones haitianas
localizadas en la margen oriental del Lago del Fondo" o Lago Azuey.
Sin embargo, las evidencias disponibles a nivel internacional indican, contrario a esa
creencia común, que el impacto medio de los inmigrantes en los servicios públicos
es muy pequeño o igual a cero en relación con el PIB. Los inmigrantes no son
beneficiarios netos de los servicios sociales, y por tanto no tienen un impacto fiscal
negativo. No ejercen presión sobre el sistema de protección social, al menos en
cuanto a las transferencias gubernamentales y el uso de los servicios de salud. Los
hogares con inmigrantes no parece que estén beneficiándose en mayor medida de
los recursos públicos sociales que los hogares sin inmigrantes, pues los primeros
tienen menos probabilidades de recibir transferencias públicas que los segundos.
Contrario a esta percepción, como mostraremos con las propias cifras oficiales del
Ministerio de Salud Pública en la siguiente entrega de este artículo, el caso de las
estadísticas del gasto en salud de los extranjeros es un magnífico ejemplo de
manipulación de la magnitud del impacto de la inmigración haitiana -especialmente
de la utilización de servicios de atención al parto por haitianas- y de la falta de
transparencia en esas estadísticas oficiales.
Degradación en el salario.
Sin embargo, nueva vez se repite que el proceso de discusión sobre el monto del
reajuste en el CNS gira en torno a dos propuestas de aumento extremadamente
diferentes. Por un lado la de los empresarios, que según información divulgada por
los representantes empresariales en los medios de comunicación, propone un
reajuste de sólo 8%, el crecimiento de la inflación en los dos años transcurridos
luego del último aumento de 2017; y por otro lado la de los representantes de los
trabajadores, que aspiran de nuevo a un aumento de 30%.
Lo primero a precisar y reiterar respecto al salario mínimo es que, dado el rezago
acumulado de los salarios mínimos durante los últimos 18 años, cuya baja
capacidad de compra explica en buena parte la persistencia de niveles de pobreza
relativamente altos en República Dominicana, el aumento o reajuste que
actualmente se debate en el Comité Nacional de Salarios no puede ser sustentado
exclusivamente en el bajo crecimiento de la inflación de los últimos 21 meses, sino
sobre todo en el costo de la canasta básica de pobreza y el correspondiente a la
población en riesgo de caer en pobreza, así como en el crecimiento de la
productividad laboral.
Amenaza de soberanía.
Consideró que el país tiene que prepararse para lo que podría venir, de una
inmigración masiva del territorio nacional, lo que dijo ha estado sucediendo
lentamente en los últimos veinte años.
El líder del Partido Reformista sostuvo que los haitianos viven en las peores
condiciones humanas del planeta, en un estado fallido, “y podrían venir en
avalanchas hacia la República Dominicana, arrasándolo todo, porque ese país
vecino no tiene de qué vivir, ya que una reducida clase política y empresarial que ni
siquiera reside allí, se ha engullido a ese pueblo”.
Manifestó que los haitianos entran y salen de nuestro país “como Pedro por su
casa”, lo que demuestra que las Fuerzas Armadas no están cumpliendo con su
misión de proteger el territorio nacional.
https://acento.com.do/2018/opinion/8552284-inmigracion-haitiana-uso-servicios-
gasto-publico-salud-1-2/
Anexos.