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Universidad Abierta Para Adultos

Tema
Trabajo Final

Asignatura
Sociología

Presentado por
Luis Miguel Santos

Matrícula
201909377@p.uapa.edu.do

Facilitadora
Luz Brito

Constanza, Rep. Dom.


Diciembre 2019
Introducción

El 09 de febrero de 1822, se inicia en la parte oriental de la isla la Hispaniola, la


ocupación de este territorio por parte de las autoridades haitianas, encabezada por
Jean-Pierre Boyer y finalizó el 27 de febrero de 1844 con la proclamación de nuestra
Independencia Nacional.

Hoy a casi doscientos años de la primera invasión estamos viviendo tiempos grises
para nuestra soberanía, pues hemos permitido como dominicanos que nuestros
vecinos nos invadan de forma pacífica, que no por ser pacifica deja de ser mala,
pues esta además de atentar contra nuestra soberanía atenta con todo el orden
social que hemos tenido durante estos años. No es odio ni xenofobia, exigir que
nuestro gobierno ponga orden, pues los ilegales son los que desestabilizan la
economía, si es extranjero debería estar documentado con papeles puesto que a
esa regla inherente a cada persona se debe cumplir en cualquier país del mundo.
Con este trabajo pretendo rescatar algunos estudios y pruebas en los que las
estadísticas nos muestran el mal estado de nuestro país.
¿De qué manera afecta la presencia de más de 6 millones de haitianos en la
sociedad dominicana en cuanto a?

Desplazamiento en manos de obras del dominicano más pobre y la clase


media.

En República Dominicana los haitianos se han convertido en la principal mano de


obra agrícola, un fenómeno social que, según los productores, se ha dado porque
los dominicanos no quieren realizar los trabajos pesados del campo.

Es por ello que, según los cálculos, el sector agropecuario nacional ocupa alrededor
del 33.8% de la mano de obra haitiana existente en el país. En algunos casos, como
en la producción del arroz, el banano, el café y las habichuelas y en la ganadería de
carne y leche usan más del 60% de estos extranjeros como obreros.

En el cultivo de arroz los haitianos son los que hacen la gran mayoría de los trabajos
según pequeños productores de arroz.

En el país el arroz es el cultivo que ocupa la mayor superficie sembrada -164,186


hectáreas- y el sexto con más producción -556,870 toneladas- por año.

Los haitianos que laboran en los cultivos de este cereal desarrollan jornadas
laborales de hasta trece horas por día y casi la totalidad de los que se dedican a la
agricultura, dicen trabajar sin contratos ni seguros médicos si se encuentran
ilegales.

Trabajando en la agricultura un haitiano puede conseguir entre RD$26,000 a


RD$30,000 mensuales. En el caso de la siembra de arroz, por sembrar una tarea
del grano en cuatro horas ganan RD$500; por arar la finca en un tractor RD$12,000
y 13,000 en tres semanas y RD$5.00 por cada saco que cargan.

Los productores de arroz confirman que por “echar días” pagan a los haitianos
según el trabajo: RD$500 por sacar yerba o fumigar y RD$700 y 800 por “murear”.
Es un dinero que no reciben fijo y puede variar con la necesidad que tenga el
productor durante el cultivo.
Tras la siembra deben esperar casi cuatro meses para cosechar. Durante ese
tiempo efectúan labores de limpieza de canales y áreas sembradas, fumigación,
distribución del abono y seguridad de fincas.

Trabajar en el campo no resulta sencillo para el haitiano, ellos lo tienen presente. En


las plantaciones de arroz, caminan descalzos decenas de tareas expuestos a sufrir
cortaduras en los pies con unos caracoles que se encuentran en la tierra.

De acuerdo a Manuel Núñez, historiador e investigador sobre la migración haitiana


en el país, la participación de haitianos en el campo nacional se percibe desde los
años 30 y 40 cuando hubo un predominio de la mano de obra haitiana en los
ingenios azucareros.

“Eran ingenios que estuvieron en manos extranjeras que luego pasaron a control de
la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Primero usaban mano de obra de las
Antillas Británicas y posteriormente haitiana y era la única área de la producción
donde se utilizaban”, recuerda Núñez.

La mayor concentración de haitianos en República Dominicana se encuentra en las


provincias con cultivos de caña 128,275 y en las de arroz, banano, víveres y
pecuaria donde hay unos 112,562. Lugares donde ha aumentado en 40,853 la
presencia de haitianos desde 2012.

Insalubridad y hacinamiento.

Un total de 2,420 familias haitianas, que suman 12,642 personas, están asentadas
en un 98% de manera ilegal, en el borde limítrofe de 15 kilómetros que
corresponden a República Dominicana, en las cinco provincias que hacen frontera
con Haití.

Las familias tienen entre dos y 10 años residiendo en los límites fronterizos. Un 89
% cocina con leña o carbón, y el 52 % quema la basura, provocando graves daños
al medio ambiente y los recursos naturales, indica un Levantamiento de
Edificaciones y Habitantes de Nacionalidad Haitiana del Ministerio de Defensa
dominicano.
El censo, finalizado por el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre
(Cesfront) en el segundo semestre del 2013, recogió las condiciones en que viven
los haitianos con sus familias en terrenos que comprende el límite fronterizo en
territorio dominicano. La emigración es atribuida a la búsqueda de una forma de vida
mejor que la empobrecida Haití no les ofrece.

Apenas el 32% de los 12,642 sabe leer y escribir, y el 67 % habla español. Estos
inmigrantes viven en su mayoría en precarias casas de madera y zinc, y más de la
mitad es alquilada por dominicanos. Sólo el 8% cuenta con inodoros para hacer sus
necesidades fisiológicas, y el 78% usa letrinas.

En total, son 3,252 los hombres que residían en las citadas demarcaciones al
momento del levantamiento, 3,176 mujeres y 6,214 niños. Los menores de 1 a 15
años representan la mayoría, con el 49%.

Pese a que al 63% de los niños le habían administrado sus vacunas al momento del
levantamiento, la forma de vida de los inmigrantes presenta condiciones de
hacinamiento e insalubridad. Aunque se censaron 2,420 familias, la cantidad de
viviendas que habitan es inferior a ese total, pues son 2,232 las unidades en que
viven, de las que 108 son compartidas.

Un ejemplo de las condiciones de vida, es el caso de un haitiano agricultor, de 36


años, quien reside ilegalmente en Rancho La Guardia, Elías Piña, en una vivienda
de madera y yagua habitada por ocho personas, entre ellas seis niños que no han
sido vacunados. Del grupo, sólo dos saben leer y escribir, y ninguno habla español.

La vivienda es prestada, ocupada desde hace ocho años. No posee letrina, la


basura recolectada la queman, el agua que usan es de la llave pública, cocinan con
leña, y se alumbran con energía eléctrica.

El levantamiento determinó que con 33%, la provincia Elías Piña concentra el mayor
porcentaje de familias haitianas en los límites fronterizos de 15 kilómetros que
pertenecen a República Dominicana, seguida por Jimaní (25 %), Pedernales (19 %),
Dajabón (17%) y Montecristi (6 %).
La agricultura es la principal fuente de ingresos de los inmigrantes censados: el 42%
obtiene sus ingresos de esta forma.

El 26% se dedica a ser ama de casa, y el 13 % es chiripero.

Violación de los límites

Para el último Censo Nacional de Población y Vivienda, realizado en el año 2010, en


las cinco provincias fronterizas vivían 320,767 personas, de las que 35,390 nacieron
en el extranjero y 12,642 vivían dentro de los 15 kilómetros desde el límite fronterizo
hacia República Dominicana, que corresponden al área de trabajo del Cesfront.

Este cuerpo militar, perteneciente al Ministerio de Defensa, propone algún tipo de


penalidad para los dominicanos que alquilan viviendas a los haitianos que residen
ilegalmente. Además, llevar un control estricto de las familias que habitan en las
casas para evitar que se asienten más inmigrantes.

La penetración a territorio dominicano también es observada por la Comisión para la


Relocalización y Reparación de las Pirámides Fronterizas de la Cancillería de la
República Dominicana.

Uno de sus miembros, el embajador William Páez Piantini, recoge en su libro


publicado en 2013: "Frontera Domínico-Haitiana: 6 zonas; 97 planos/313 pirámides",
una investigación que realizó para verificar la ubicación exacta de los puntos
limítrofes entre Haití y República Dominicana.

Indica que el río Dajabón o Masacre, al abandonar su cauce original, "cerró un


meandro, quedando ubicado el mismo en la parte occidental de dicho río".

"Desde el año de la ocurrencia de este fenómeno (1943) hasta hoy, los haitianos
han estado usufructuando, ilegalmente, esos terrenos, que son de clara toponimia
dominicana", indica Páez Piantini.

El investigador observa también que la República de Haití ocupa, de manera ilícita


desde finales de los años 40, una porción de territorio dominicano próximo al
poblado de Dajabón, que hoy forma parte de la localidad haitiana de Ouanaminthe
(Juana Méndez).

Sostiene que esto se puede comprobar colocando en su lugar de origen las


pirámides gemelas número 16, desaparecidas desde el 1943 por una crecida del
Masacre, "las cuales determinarían el curso legítimo de la frontera".

Como los haitianos tienen más de medio siglo usufructuando ese terreno, Páez
Piantini entiende que República Dominicana pudiera cederlo, "llenando todas las
formalidad nacionales e internacionales, a cambio de las ocupaciones haitianas
localizadas en la margen oriental del Lago del Fondo" o Lago Azuey.

Presupuesto en el sistema de salud.

Uno de los impactos negativos que en general un sector mayoritario de la opinión


pública les atribuye a los inmigrantes en los países receptores es que estos son
consumidores netos de servicios públicos en comparación con las contribuciones al
fisco que los mismos realizan vía el pago de impuestos. Particularmente se
considera a los inmigrantes como beneficiarios netos de los servicios de salud y de
protección social, y en su versión más extrema se les acusa de sobrecargar y
saturar los sistemas salud y de protección, afectando negativamente a los nativos.

Sin embargo, las evidencias disponibles a nivel internacional indican, contrario a esa
creencia común, que el impacto medio de los inmigrantes en los servicios públicos
es muy pequeño o igual a cero en relación con el PIB. Los inmigrantes no son
beneficiarios netos de los servicios sociales, y por tanto no tienen un impacto fiscal
negativo. No ejercen presión sobre el sistema de protección social, al menos en
cuanto a las transferencias gubernamentales y el uso de los servicios de salud. Los
hogares con inmigrantes no parece que estén beneficiándose en mayor medida de
los recursos públicos sociales que los hogares sin inmigrantes, pues los primeros
tienen menos probabilidades de recibir transferencias públicas que los segundos.

De acuerdo con la literatura científica internacional sobre el impacto de las


inmigraciones en las finanzas públicas, el balance fiscal neto entre los aportes de
los inmigrantes y el consumo de servicios públicos va a depender de las
característica de los inmigrantes, su grado de calificación y selectividad
sociodemográfica y laboral con respecto a la población nativa y de las
características de la política de protección social del país receptor

En el plano local, uno de los “argumentos” y supuestas evidencias sobre el supuesto


impacto negativo de la inmigración haitiana es el uso intensivo de los haitianos, sus
descendientes nacidos en RD y transeúntes transfronterizos de los servicios
públicos de salud, que en su versión más tremendista plantea un efecto de
sobrecarga, saturación o desplome de los servicios hospitalarios.

Especialmente algunos medios de comunicación colocan de manera recurrente


como tema tendencia en la opinión pública -y por tanto en el imaginario social de la
mayoría de los dominicanos- el consumo de servicios de atención al parto por
mujeres haitianas en los hospitales públicos, como un problema que desborda las
capacidades del sistema sanitario y la generosidad de los dominicanos.

De otro lado, personas y grupos neo nacionalistas anti haitianos que


permanentemente alertan sobre la supuesta “invasión pacífica” de haitianos a RD
utilizan como caballo de Troya de su discurso xenófobo la supuesta amenaza a la
soberanía nacional y a la identidad civil dominicana de las llamadas “parturientas”
haitianas, las que estarían drenando el financiamiento de los servicios públicos de
salud, produciendo una saturación de los servicios públicos de salud, y poniendo así
en peligro de colapso el sistema nacional de atención en salud.

Contrario a esta percepción, como mostraremos con las propias cifras oficiales del
Ministerio de Salud Pública en la siguiente entrega de este artículo, el caso de las
estadísticas del gasto en salud de los extranjeros es un magnífico ejemplo de
manipulación de la magnitud del impacto de la inmigración haitiana -especialmente
de la utilización de servicios de atención al parto por haitianas- y de la falta de
transparencia en esas estadísticas oficiales.

Si bien en el caso de la República Dominicana, la ausencia de información sobre el


aporte de los inmigrantes haitianos al fisco y la carencia de información adecuada
de la demanda de servicios sociales no permite estimar con cierta precisión el
impacto de la inmigración sobre las finanzas públicas mediante el cálculo del valor
presente de la diferencia entre el pago de impuestos y la demanda de servicios
públicos, las estadísticas de servicios hospitalarios y gasto en salud del ministerio
de Salud Pública y algunos datos recopilados en encuestas permiten una
aproximación a la medición del fenómeno.

Degradación en el salario.

El salario es uno de los temas más significativos para la vida de millones de


personas en República Dominicana, y así lo perciben los ciudadanos, pues casi
RD$45 de cada RD$100 que reciben los hogares son generados por el trabajo
asalariado. De acuerdo a las encuestas de opinión y las de cultura política, los bajos
salarios son identificados sistemáticamente como uno de los principales problemas
del país. Es por ello que cada dos años, a propósito de las negociaciones sobre el
salario mínimo en el Comité Nacional de Salarios, el tema de los bajos salarios en
República Dominicana se convierte en trending topics en la opinión pública -debates
y opiniones nacionales a través de medios de comunicación escritos y digitales,
redes sociales-, y en las tertulias y conversaciones cotidianas de muchos
ciudadanos.

El actual proceso de discusión de las tarifas de salario mínimo vigentes iniciado


hace casi tres meses no es la excepción, y tiene la particularidad de efectuarse en
momento de reajuste de casi un 100% al salario mínimo en el sector público –al
pasar de RD$5,117 deberán cobrar RD$10,000-, un aumento de 10% a los
empleados con sueldo de RD$10,000 a 20,000, y de 5% a los que devengan entre
RD$20,000 y RD$30,000. En opinión de algunos, como el Ministro de Economía,
Planificación y Desarrollo, estos reajustes deben servir de referentes a los
empresarios para realizar un aumento sustancial.

Sin embargo, nueva vez se repite que el proceso de discusión sobre el monto del
reajuste en el CNS gira en torno a dos propuestas de aumento extremadamente
diferentes. Por un lado la de los empresarios, que según información divulgada por
los representantes empresariales en los medios de comunicación, propone un
reajuste de sólo 8%, el crecimiento de la inflación en los dos años transcurridos
luego del último aumento de 2017; y por otro lado la de los representantes de los
trabajadores, que aspiran de nuevo a un aumento de 30%.
Lo primero a precisar y reiterar respecto al salario mínimo es que, dado el rezago
acumulado de los salarios mínimos durante los últimos 18 años, cuya baja
capacidad de compra explica en buena parte la persistencia de niveles de pobreza
relativamente altos en República Dominicana, el aumento o reajuste que
actualmente se debate en el Comité Nacional de Salarios no puede ser sustentado
exclusivamente en el bajo crecimiento de la inflación de los últimos 21 meses, sino
sobre todo en el costo de la canasta básica de pobreza y el correspondiente a la
población en riesgo de caer en pobreza, así como en el crecimiento de la
productividad laboral.

Amenaza de soberanía.

“Haití es una caldera social en ebullición que puede explosionar en cualquier


momento y, cuando eso ocurra, las consecuencias para nuestro país podrían ser
catastróficas”, dijo en una nota de prensa.

Consideró que el país tiene que prepararse para lo que podría venir, de una
inmigración masiva del territorio nacional, lo que dijo ha estado sucediendo
lentamente en los últimos veinte años.

El líder del Partido Reformista sostuvo que los haitianos viven en las peores
condiciones humanas del planeta, en un estado fallido, “y podrían venir en
avalanchas hacia la República Dominicana, arrasándolo todo, porque ese país
vecino no tiene de qué vivir, ya que una reducida clase política y empresarial que ni
siquiera reside allí, se ha engullido a ese pueblo”.

En ese sentido, Quique Antún indicó que la comunidad internacional ha actuado de


manera “irresponsable” queriendo resolver el problema con el territorio dominicano,
“cuando la República Dominicana no tiene capacidad para resolver el problema de
Haití”.

Acusó a personas y grupos nacionales e internacionales haberse beneficiado con el


dinero que ha llegado a esa nación, aprovechándose de la miseria que se vive allí,
“y la prueba es que nada se ha resuelto en Haití”
El presidente del PRSC dijo que la seguridad en la frontera con Haití realmente no
existe, “eso es ficticio, como un cuento de hadas, ya que en todo el litoral fronterizo
impera la ley de sálvese el que pueda”.

Manifestó que los haitianos entran y salen de nuestro país “como Pedro por su
casa”, lo que demuestra que las Fuerzas Armadas no están cumpliendo con su
misión de proteger el territorio nacional.

En el acto de juramentación de la nueva estructura organizacional del PRSC


estuvieron presentes, además, el primer vicepresidente, Máximo Castro Silverio; el
presidente en Funciones, Eddy Alcántara; el secretario de Organización, José
Balaguer; Carlos Troche, Carlos Balbuena, Eddy Antonio Germán, Iván Marte, entre
otros.
Conclusión

Mientras los seguimos a la espera de una política migratoria actualizada, los


dominicanos de a pie, los que trabajamos y los que sabemos las situaciones que se
viven a diario en nuestros barrios y comunidades, somos los más afectados de que
los presupuestos nacionales que van dedicados a la población nacional/legal sean
consumidos por los extranjeros ilegales que en son la mayoría. Deberíamos como
nacionales dominicanos exigir cosas que enaltezcan nuestra nación, en la que se
ponga orden como las políticas impuestas en los Estados Unidos, en donde los
ideales nacionales van primero que la población extranjera ilegal.

En este documento mostré una recopilación de datos en las que se muestra


claramente el daño que los ilegales haitianos hacen a nuestra cultura, a nuestra
nación y a todo el orden social establecido desde hace más de un siglo.
Bibliografía

Diaz, K. (s.f.). La mano de obra haitiana en los campos de nuestro país


[Comunicado de prensa ]. Recuperado de
https://www.diariolibre.com/actualidad/medioambiente/la-mano-de-obra-haitiana-en-
los-campos-de-nuestro-pais-CA9736343

2,420 familias haitianas viven de manera ilegal en territorio dominicano en la


frontera. (2019). Retrieved 11 December 2019, from
https://www.diariolibre.com/actualidad/2420-familias-haitianas-viven-de-manera-
ilegal-en-territorio-dominicano-en-la-frontera-PODL533851

https://acento.com.do/2018/opinion/8552284-inmigracion-haitiana-uso-servicios-
gasto-publico-salud-1-2/
Anexos.

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