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Tema 2.

Castilla y León como


complejo dialectal. Algunas
características
Las hablas de Castilla y León

En Castilla y León se habla castellano, gallego y también portugués


(variedades de transición); en el condado de Treviño de habla euskera,
aunque en condiciones muy específicas: nadie lo habla como lengua
materna, es un euskera aprendido en la escuela. Además, tenemos el
dialecto histórico leonés como sistema lingüístico con consciencia de los
hablantes de que se trata de una variedad diferenciada. Por otra parte, hay
variedad lingüística en el territorio.

Rasgos occidentales

En la zona de León, Zamora y Salamanca hay una tendencia el cierre


de vocales átonas y finales. Ej.: dispués, disván, dichu, etc. Esto también
ocurre en la franja occidental de Ávila y el valle de Mena en Burgos.

En el Rebollar (sur de Salamanca) se dice quesiyo por ‘qué se yo’


bulreta por ‘borla’, es decir, se invierte el grupo –rl-. En Sayago
encontramos lluvisna, lluvizna, hurmiguero, etc.

Masculino despectivo: el vaco, el bicicleto  no es solamente entre


personas mayores y del medio rural.

Vos por os: es rural. Es la forma etimológica y arcaizante. Sos / sus


se encuentran en el habla vulgar de todo el dominio.

Dijon, vinon, trajon, etc. Tienen gran vigencia en zonas de influjo


leonés pero se extienden más hacia el este: además de estar atestiguadas
en León, Zamora, Salamanca y Cáceres, alcanzan Palencia, Valladolid,
Ávila, parte de Segovia y Burgos.

Resumen de la formación de los perfectos:

-RUNT > ron: CANTA(VE)RUNT > cantaron

-oron  se extiende la vocal a otras personas verbales

-n desinencia dialectal analógica para formas fuertes: dijo> dijon;


trajo > trajon

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Estas formas empiezan en la zona central y oriental de León, abarca
Zamora, Salamanca, Cáceres y una zona pequeña de Badajoz. Se concentra
en el occidente peninsular, con la excepción de León.

Sobre los perfectos fuertes analógicos, la formación de estas formas


analógicas es un fenómeno antiguo del castellano, documentado desde el
siglo XIII, que ha perdurado hasta nuestros días en el ámbito rural. Hay
algún testimonio en hablas aragonesas del norte de Huesca, pero escasos y
posiblemente independientes (las formas más frecuentes en esta área son –
oron, -eron, -oren.). No obstante, hoy se conservan principalmente en el
antiguo dominio leonés.

Estas formas están en represión, están negativamente marcadas en


la comunidad lingüística en la que se usan. Se trata de un fenómeno
antiguo (documentación histórica). La extensión muestra en continuum
espacial desde el oriente de León a las cercanías de Mérida, aunque no
parece haber sido común a todo el leonés y al castellano. Es propio del
leonés del oriente de León y del sur (coincide con los límites políticos del
reino de León entre el siglo XI y 1230).

Esta mañana me levanté temprano. Moreno Fernández dice que en el


noreste peninsular se prefieren las formas simples (indefinido: y en Galicia,
imperfecto de subjuntivo por el pluscuamperfecto). Morala sostiene que la
diferencia es más norte-sur que oeste-este. Al avanzar del Duero hacia el
sur, el uso es más normativo. En Salamanca pueden oírse las dos formas;
no es raro llegamos esta mañana.

Diminutivos: -ín (dominio asturleonés al norte de la cordillera), -ino


(León, Zamora, Salamanca)

Rasgos orientales

Metís, ponís, matís, empujís (= metéis, ponéis, etc.) se hallan en


Aragón, Navarra, Rioja y Burgos. Marcada negativamente.

Váyansen, siéntensen, etc. Se atestiguan en Navarra, Rioja, Aragón,


Valencia, Murcia, Andalucía y Burgos. No está marcada tan negativamente
como otras analogías.

Palatalización del grupo tr (palataliza t y se asibila r): alcanza el


noroeste de Burgos y norte de Soria, procedente de zonas navarras y
riojanas.

Tendencia antihiática: trai, relampaguiar, cuetes, almuhada, máiz,


áura (‘ahora’), toballa (introducción de una consonante antihiática –suelen
ser b y g-), etc., documentada al menos en zonas burgalesas, zamoranas y
salmantinas. Existe en toda la Península, verdaderamente. Los verbos en –
ear cierran en –i también en zonas de Hispanoamérica.

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Otros rasgos

Norte de Castilla (y más)

Sustitución del imperfecto de subjuntivo por el condicional. Ej.: Si


me ayudarías un poco, sería más llevadero; si me habrías llamado, habría
venido; ¡Ojalá encontraría un trabajo pronto! Es habitual en el castellano
de la Castilla Vieja, Burgos, el norte de Palencia, el sur de Cantabria, Las
Encartaciones, Álava, La Rioja alta, parte de Valladolid, Segovia y Soria.

Se trata de un rasgo asentado en el castellano del norte, occidental y


oriental, que no se ha generalizado en el español peninsular, es decir, que
no se extendió hacia el sur, a pesar de que el uso está documentado en
época medieval (al menos desde el siglo XIV)

La frecuencia máxima del fenómeno se da hoy en el noreste de


Burgos, la Rioja Alta y áreas colindantes de Álava y Vizcaya, esto es, en la
supuesta misma cuna del castellano, pero no ha progresado al sur del
Duero.

Neutro de materia (rasgo occidental en el ámbito peninsular).


Entendemos por neutro de materia “la expresión morfológica, en los
pronombres y adjetivos concordante, de la categorización del nombre como
discontinuo (o contable) o como continuo (o no contable)”  suele entrar
en el examen. Ej.: La carne de lo bueno ta carísimo; la ropa ya ta tendío; la
farina ye muy blanco; ¿Cuálo vas a tomar, lo de oveya o lo de vaca?; ¿Cómo
era la miel? Era una miel… extraordinario.

Este fenómeno se detectó en el centro y oriente de Asturias, es un


fenómeno sintáctico-pragmático bien descrito cuya presencia histórica y
extensión geográfica más allá del norte de la Cordillera Cantábrica es una
tarea que se está llevando a cabo en los últimos años.

El fenómeno consiste en un tipo de concordancia que anula la


expresión del género y del número en el elemento concordante y superpone
el rasgo de continuidad, terminado en –o, en función de los rasgos
semánticos del sustantivo, en concreto, en la interpretación de este como
continuo o discontinuo.

El rasgo semántico de continuidad no es inherente en los


sustantivos: un mismo nombre puede tener dos significados, continuo o
discontinuo; por ejemplo, el asturiano central y oriental distinguen: un
quesu blancu y el queso blanco.

La oposición de continuidad / discontinuidad no encubre la


pervivencia del neutro latino en términos de oposición genérica. Su
manifestación en los elementos concordantes con los sustantivos es
independiente del género de estos.

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Los sustantivos con el rasgo semántico de continuo o no contable
propician una serie de cambios sintagmáticos en pronombres tónicos y
átonos, determinantes, interrogativos y adjetivos pospuestos.

La morfología de género del masculino o femenino se anula en favor


del neutro. Su extensión va desde la cornisa cantábrica hasta los montes de
Toledo. No obstante, la intensidad de manifestación del fenómeno
disminuye progresivamente en ciertos contextos sintácticos y con
determinados sustantivos a medida que se avanza hacia el sur del Duero,
por las provincias de Ávila, Segovia, Toledo y Madrid

Al parecer, estas diferencias en la intensidad de vitalidad de la


manifestación podrían explicarse por tratarse de una zona de constitución
románica posterior, a partir de la reconquista de Toledo y por hacer sido
asentados pobladores de distintos orígenes.

Ej.:

- El grano teníamos que coger a acribarlo


- El arroz hay quien lo echa cocido
- La sangre hay que revorverlo para que se cuaje
- Leña hay que quitalo, barrelo bien
- (En plural los pronombres siempre son les, las)

Hay que considerar el uso de los pronombres en algunas zonas, que


hace el neutro pase más desapercibido:

- Él nos le mataba (el cerdo)


- No le llevan en la mano con agua (el cántaro)

- Le  masculino contable
- La  femenino contable
- Lo  masculino y femenino no
contable

Leísmo, laísmo, loísmo

Leísmo: uso de le(s) como objeto directo en sustitución de lo(s) (más


raramente de la(s)), especialmente con el complemento de persona,
extendido por todo el dominio.

Laísmo: uso de la(s) en vez de le(s) como objeto indirecto. Ej.: A Ana
no hay que decirla eso.

Loísmo: uso de lo(s) en vez de le(s) como objeto indirecto. Ej.: A Luis
no hay que decirlo esas cosas.

La norma condena todos los casos de laísmo y loísmo. En cuanto al


leísmo, hoy se acepta el de persona masculino singular, A Luis no le vi ayer,
y el denominado leísmo de cortesía, que se produce cuando le, les se

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refieren a un interlocutor al que tratamos de usted, sean hombres o
mujeres, le despido con mis mejores deseos.

Fenómeno castellano: afecta en alguna de sus variantes toda Castilla


la Vieja, incluyendo las zonas tempranamente castellanizadas, esto es,
Palencia, Valladolid y la franja oriental de León, Zamora y Salamanca (con
prolongación hacia el sur: Extremadura, Madrid, Toledo, paste de
Guadalajara y Cuenca). No se da, o no se da apenas en la zona más leonesa
del dominio, esto es, en León, Zamora y Salamanca.

De las tres manifestaciones, el leísmo es la más pujante. Para


persona, es ya un rasgo urbano en zonas tradicionalmente distinguidoras
de todo el dominio hispanohablante. Los nacidos en la ciudad de
Salamanca dicen mayoritariamente A Pepe le vi ayer, aunque no digan
todavía El coche le compré ayer. En el medio rural aún predomina A Pepe
lo vi ayer.

Está muy extendido el leísmo de persona masculino singular y menos


asentado para el masculino plural (yo a ellos siempre les saludo) y para el
femenino (yo a María siempre le saludo, muy usual en el norte peninsular),
aunque se documenta cada vez con más frecuencia en la prensa. El leísmo
de cosa es propio de la antigua Castilla la Vieja, con extensiones fuera de
ella, como Madrid.

El leísmo, incluido el de cosa, no es fenómeno desprestigiado entre


los usuarios, Según Hernández Alonso, “en la conversación, el nivel
sociocultural más alto es el que más utiliza el leísmo y tiene conciencia
lingüística de que es lo correcto”. Julio Borrego dice que tiene la
experiencia de que en zonas rurales distinguidoras de Zamora, los
hablantes que salen y vuelven a sus lugares de origen, importan el leísmo
como signo de refinamiento.

El laísmo es un fenómeno prácticamente exclusivas del español de


España. Hoy se da en zonas de Castilla, especialmente en Burgos, Ávila,
Segovia y Valladolid, así como en Cantabria y en Madrid. No se extendió a
Andalucía ni Canarias ni pasó, por tanto, al español americano.

El laísmo es también un fenómeno pujante. Pese a que las personas


cultas tienen conciencia mayoritariamente de que no es correcto y
aminoran su aparición en registros formales, la primera generación es más
laísta que la segunda y que la tercera, lo que indica un uso que avanza y se
extiende, de manera más acusada en las hablas urbanas.

Hay unanimidad, en cambio, en atribuir el loísmo una extensión


mucho menor (mal fijada por discontinuidad en ciertas zonas de Castilla) y
un notable desprestigio. Va asociado a ámbito rural y nivel sociocultural
bajo.

Pronunciación [θ] de –d final de la palabra o de sílaba y de /–k/


implosiva en el noroeste y centro peninsulares: Valladoliz, ciudaz, aztor,
etc. Según Julio Borrego los habitantes de Castilla y León no rehúyen esta

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pronunciación ni la tienen por mala. Se da en todos los niveles
socioculturales y en los dos sexos por igual. Se oye en discursos de
políticos y personajes públicos así como en radios y televisiones de la
comunidad. Moreno Fernández señala que los hablantes de otras zonas lo
valoran como inadecuado, incluso vulgar.

Otros rasgos del castellano norteño occidental

Se señala como preferentemente norteño el uso del infinitivo en


lugar del imperativo en segunda persona del plural: chicos venir, comer
más. Este uso está muy extendido en la lengua oral salmantina, sobre todo
al este y nordeste de la provincia. También se emplean las formas cantá,
comé, decí (hablantes mayores de la sierra de Francia) y cantal y decil (al
sureste de la provincia). En algunos hablantes: cantaz y deciz.

Fenómenos que exceden los límites de Castilla y León

Es uso del artículo seguido del posesivo, el mi padre, era un


posibilidad sintáctica del español medieval, que se perdió en el tránsito a la
Edad Moderna, al menos en la lengua escrita. La pérdida no parece tener
su fuente en la lengua de Castilla ni en la de Aragón, donde el uso
permanecía en el habla rural hace un siglo –y aún hoy en día- tal como en
gallego, portugués, asturleonés y catalán.

Al norte, solo las tierras que pertenecían en el siglo XI al reino de


Navarra, Navarra, Álava, La Rioja, desconocen modernamente este uso de
artículo + posesivo, que tampoco se documenta en textos navarros
antiguos.

En el español septentrional peninsular los pronombres posesivos de


un solo poseedor (mi, tu, su) pueden presentar una variedad tónica (mí, tú,
sú). A veces, como hemos visto, precedida del artículo.

Lapesa señaló su uso “desde el Cántabro hasta Cáceres y desde


León hasta Burgos y Soria” La NGLE dice que “en algunas áreas del
español peninsular central y septentrional las formas antepuestas del
pronombre posesivo no son átonas sino tónicas”

Con el COSER la presencia del posesivo antepuesto tónico en


distintos lugares de Asturias, este de León, Palencia, Zamora, Valladolid,
Salamanca, norte de Cáceres, noroeste de Segovia, burgos, Cantabria, la
rioja, este de Navarra, Álava y Vizcaya.

Los posesivos antepuestos tónicos pueden considerarse la versión


enfática de sus correlatos átonos. Este énfasis “se debe interpretar dentro
de una tradición expresiva del castellano septentrional, como mecanismo

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de intencionalidad comunicativa codificada e integrada en la estructura de
esta variante peninsular”.

Gerundios analógicos: andar/anduviendo, decir/ dijiendo, estar/


estuviendo. Formaciones de gerundio sobre los pasados fuertes. Estos
gerundios analógicos están atestiguados en monografías de hablas
asturianas, salmantinas, extremeñas, navarras y aragonesa, además de en
Murcia, Guadalajara y Cuenca. Cuentan con testimonios escritos antiguos
como la General Estoria (dixiendo) o El Conde Lucanor (ouiendo,
toviendo). Según los datos del COSER, siempre en hablantes mayores de
65 años.

Estábanos por estábamos. Ej.: No íbanos a dejar de hacerlo.


Tradicionalmente se ha defendido que se trata de una analogía con el
pronombre personal nos y con las formas de imperativo con pronombres
enclítico (háblanos, vámonos), formas verbales que presentan acentuación
esdrújula.

García de Diego pensaba en analogía con la –n de la 3ª plural. Pato


recoge la idea de que la “mutación” estaría basada en el consonantismo
inicial del pronombre de primera persona de plural (nos)otros.

“Ten cuidado que vas a caer el vaso”, “me quedé la cartera en casa”:
fenómeno más bien occidental, pero que alcanza parte de Burgos, de
Valladolid, de Ávila y de Cáceres.

Leonesismos y salmantinismos

Buraco “agujero”, candar “cerrar” cencellada “rocío” y “escarcha”,


chaperón “obra engorrosa”, churra “res vacuna añoja”, cogüelmo “colmo”,
migollo y molledo “miga de pan”, saltigallo “saltamontes”, teso “colina baja
que tiene alguna extensión llana en la cima”, vado “poco profundo”, no
siendo que, ¡to! (interjección que en Ávila, Salamanca y Zamora denota
extrañeza; también se usa como sinónimo de ‘¡claro!’, sin matiz de sorpresa
o extrañeza).

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