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Charla con un Testigo de Jehová

Hace unos días iba andando por la Plaza de Callao, en


Madrid, y me encontré con un grupito de “testigos de
Jehová” que estaban repartiendo su literatura. Decidí
entablar una extensa conversación con uno de ellos,
la cual voy a reproducir en este documento.
Los tres temas que hablamos en esa charla fueron los
siguientes:

1- Los santos ungidos.


2- La gran muchedumbre.
3- La parusía de Cristo.

Esos tres temas que hablamos son los que voy a


reproducir en este documento. De forma cariñosa
prefiero llamar a los testigos de Jehová “jehovitos
atalayados”, de modo que ponga atención a la
conversación que tuvimos.

1- LOS SANTOS UNGIDOS


Tito Martínez:
Ustedes enseñan que solamente los 144.000 sellados
mencionados en Apocalipsis 7 son los santos ungidos
por Dios, y que el resto de cristianos no son ungidos
de Dios ni son los santos. ¿Es eso cierto?

Jehovito Atalayado:
Así es, en nuestra organización enseñamos eso.
Nosotros no somos ungidos por Dios, ni tampoco
somos los santos de Dios, solamente lo son los
144.000 sellados.

Tito Martínez:
¿Y podría decirme usted donde dice el Apocalipsis que
solamente los 144.000 sellados serán los ungidos por
Dios y que solo ellos son los santos?

Jehovito Atalayado:
Apocalipsis 7:3 dice que solamente los 144.000
sellados ungidos son los siervos de nuestro Dios.
Tito Martínez:
Eso que dice usted es falso, porque Apocalipsis 7:3 no
dice por ninguna parte que esos 144.000 sellados
sean SOLAMENTE los siervos de Dios, lo que dice es
que ellos son siervos de Dios, pero no dice que ellos
sean los únicos siervos de Dios.

Jehovito Atalayado:
Bueno, ciertamente eso no lo dice el pasaje biblico,
pero lo dice la “organización de Jehová”, en la cual
nosotros creemos.

Tito Martínez:
Es decir, que ustedes prefieren creer antes en esa
organización, que en lo que dice la Palabra de Dios.
¿Ustedes dicen que tienen el espíritu santo?

Jehovito Atalayado:
Así es, nosotros los testigos de Jehová tenemos el
espíritu santo, pero no somos ungidos de Dios ni
tampoco somos los santos de Dios.

Tito Martínez:
Eso que enseñan ustedes es totalmente falso y
diabólico, porque según la Biblia, todos los que tienen
el espíritu santo son ungidos de Dios, son los santos
de Dios. Por ejemplo, Juan, escribiendo a todos los
cristianos verdaderos, les dijo que tienen LA UNCIÓN
del Santo (1Jn.2:20-27). Tener la unción del Santo es
exactamente lo mismo que ser un ungido de Dios, es
decir, es lo mismo que tener el espíritu santo de Dios.
Eso que usted dice, de que los testigos de Jehová
tienen el espíritu santo pero no son ungidos por Dios
es totalmente ridículo, falso y antibiblico. Ser ungido
por Dios es tener el espíritu santo y si alguno no tiene
el espíritu de Cristo (el espíritu santo) el tal no
pertenece a Cristo:

Rom 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino


según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no
es de él.

Por lo tanto, si usted no tiene la Unción de Dios, o lo


que es lo mismo, el espíritu santo, entonces usted no
pertenece a Jesucristo, es decir, no es un verdadero
cristiano. Por lo tanto, cuando ustedes dicen que no
tienen la unción de Dios, están diciendo que no
pertenecen a Cristo y por tanto, no son cristianos
verdaderos.
El apóstol Pedro dijo bien claro que cuando uno se
arrepiente de sus pecados, y se bautiza en el nombre
de Jesucristo, recibe el don del espíritu santo:

Hch 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese


cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu
Santo.

Cuando una persona recibe el don del espíritu santo,


recibe la unción del Santo, es decir, pasa a ser un
ungido de Dios. Por lo tanto, esa doctrina de ustedes,
de que solamente los 144.000 sellados son los
ungidos por Dios, y que el resto de cristianos no
tienen la unción de Dios, es totalmente falsa y
contraria al Evangelio.
Y respecto a los santos, lo que ustedes dicen es de lo
más falso, ridículo y satánico, ya que en los escritos
apostólicos, conocido como el Nuevo Testamento, se
dice bien claro que TODOS LOS VERDADEROS
CRISTIANOS SON LOS SANTOS (Hch.9:13, Ro.1:7,
1Co.1:2, etc.). Por lo tanto, cuando ustedes enseñan
que no son los santos, entonces están enseñando que
no son verdaderos cristianos. Sencillamente los falsos
ungidos de su organización les han ENGAÑADO.

Jehovito Atalayado:
Mire, nosotros jamás entramos en debates, ni mucho
menos debatimos con apostatas. No queremos
debatir con usted. Como ya le dije, nosotros creemos
lo que dice el esclavo fiel y discreto que dirige la
organización de Jehová en la tierra.

Tito Martínez:
Ya veo que cuando ustedes no saben como responder
con la Biblia, entonces dicen que no entran en
debates y salen corriendo. En lugar de creer lo que
dice la Biblia, ustedes prefieren creer lo que dicen
esos falsos ungidos que se hacen pasar por el esclavo
fiel y discreto.

2- LA GRAN MUCHEDUMBRE

Tito Martínez:
¿Qué opinan ustedes de la gran muchedumbre
mencionada en Apocalipsis 7:9-14?

Jehovito Atalayado:
La gran muchedumbre somos los testigos de Jehová
que viviremos en la tierra para siempre como
albañiles y hortelanos. Esta gran muchedumbre de
toda tribu, pueblo, lengua y nación no son los ungidos
de Dios, ni reinarán jamás con Cristo sobre la tierra.
Ellos no forman parte de la Iglesia de Cristo.
Tito Martínez:
Permitame decirle que todo eso que usted me ha
dicho es totalmente falso, diabólico y contrario a lo
que dice el Apocalipsis, y se lo voy a demostrar:

1- El pasaje no dice por ninguna parte que esa gran


muchedumbre serán los testigos de Jehová, eso se lo
inventan ustedes y lo añaden al texto biblico.

2- El pasaje no dice por ninguna parte que esa gran


muchedumbre vivirán en la tierra, al contrario, el
pasaje dice bien claro que Juan los vio DELANTE DEL
TRONO DE DIOS (Ap.7:9), y el trono de Dios está en el
cielo (Ap.4:2). Por lo tanto, esa gran muchedumbre
estarán en el cielo, delante del trono celestial de Dios.

3- Esa gran muchedumbre de redimidos por Cristo por


supuesto que reinarán sobre la tierra, porque el
pasaje dice bien claro que esa gran muchedumbre
está compuesta por los redimidos por la sangre de
Cristo de toda tribu pueblo, lengua y nación:
Apo 7:9 Después de esto miré, y he aquí una gran
multitud, la cual nadie podía contar, de todas
naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban
delante del trono y en la presencia del Cordero,
vestidos de ropas blancas, y con palmas en las
manos;

Ahora bien, resulta que esos mismos redimidos de


toda tribu, pueblo lengua y nación son mencionados
en este pasaje del Apocalipsis:

Apo 5:9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo:


Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre has
redimido para Dios gentes de todo linaje y lengua y
pueblo y nación;
Apo 5:10 y los has hecho para nuestro Dios reyes y
sacerdotes, y reinarán sobre la tierra.

Exactamente los mismos redimidos de Apocalipsis 7:9


son los de Apocalipsis 5:9-10. Todos ellos son de todo
linaje, lengua, pueblo y nación, y dice bien claro que
reinarán sobre la tierra, es decir, ¡¡la gran
muchedumbre son los redimidos que reinarán con
Cristo sobre la tierra!! Ellos son los reyes y sacerdotes,
ellos son los santos ungidos de Dios que forman parte
de la Iglesia de Cristo. Por lo tanto, eso que enseñan
ustedes, de que la gran muchedumbre no son los
ungidos ni los santos, y que ellos jamás reinarán con
Cristo es totalmente falso y contrario a lo que dice el
Apocalipsis.

Jehovito Atayalado:
Es verdad que Apocalipsis 7:9 dice que la gran
muchedumbre estaba delante del trono de Dios, pero
eso no significa una ubicación geográfica, eso no
significa que ellos estén en el cielo, sino que significa
que Dios los ve desde el cielo, mientras ellos están en
la tierra.

Tito Martínez:
Eso que ustedes dicen es totalmente falso y ridículo,
pues el pasaje está hablando claramente de una
ubicación geográfica. Juan LOS VIO EN EL CIELO,
delante del trono de Dios. El texto biblico no dice por
ninguna parte que Dios los ve desde el cielo, estando
ellos en la tierra, sino que ellos estaban en el cielo,
delante del trono celestial. Ustedes pervierten el
texto biblico, haciendole decir lo que no dice, sino lo
que ustedes quieren que diga.

Jehovito Atalayado:
Como ya le dije, nosotros no entramos en debates
con nadie. Nosotros creemos en el esclavo fiel y
discreto. Además, le haré una pregunta: si según
usted la gran muchedumbre son los ungidos que
reinarán con Cristo sobre la tierra, ¿sobre quienes
reinarán? ¿Quiénes son los que estarán en la tierra
entonces?

Tito Martínez:
Buena pregunta. La gran muchedumbre de toda tribu,
pueblo, lengua y nación reinarán sencillamente sobre
aquellas naciones o gentiles que trataron con
misericordia a los verdaderos cristianos durante la
gran tribulación, tal como enseñó Jesús en Mateo
25:31-46. Esas ovejas misericordiosas son los que
tuvieron misericordia con los hermanos pequeños de
Jesús, es decir, con los verdaderos cristianos, a los
cuales darán de comer durante la gran tribulación, les
darán de beber, etc. Todas esas personas
misericordiosas heredarán el reino de Dios en la tierra
(Mt.25:34 46), y sobre esas personas misericordiosas
reinarán Cristo y su iglesia, la cual es la gran
muchedumbre.
Por lo tanto, esa doctrina de ustedes, de que la Iglesia
de Cristo (la esposa de Cristo) son solamente los
144.000 sellados, y que el resto de cristianos no
forman parte de la Iglesia de Cristo, el cuerpo de
Cristo, es una doctrina totalmente diabólica, falsa y
anticristiana. Si usted no forma parte del cuerpo de
Cristo, entonces sencillamente NO ESTÁ UNIDO A
CRISTO, y si no está unido a Cristo, entonces jamás
será salvo, tal como dijo Jesús:

Jua 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que


permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto;
porque separados de mí nada podéis hacer.
Jua 15:6 El que en mí no permanece, será echado
fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y
los echan en el fuego, y arden.

Permanecer en Cristo es estar unido al cuerpo de


Cristo, pero como ustedes, los testigos de Jehová,
dicen que no forman parte del cuerpo de Cristo,
¡¡entonces están diciendo que no están unidos a
Cristo!!, y si no están unidos a Cristo, entonces serán
echados fuera y arderán como ramas secas.

3- LA PAROUSIA DE CRISTO

Tito Martínez:
¿Qué enseñan ustedes sobre la parousía de Cristo?

Jehovito Atalayado:
Nosotros enseñamos que la parousía de Cristo
comenzó en el año 1914, pues en ese año Cristo fue
entronizado en el cielo y comenzó a reinar sobre el
mundo.

Tito Martínez:
¿Podría usted demostrarme donde se enseña eso en
la Biblia?

Jehovito Atalayado:
Claro, en Daniel 4 se habla de la profecía de los siete
tiempos, la cual nos lleva al año 1914, cuando Jesús
comenzó a reinar en el cielo.

Tito Martínez:
Eso que enseñan ustedes es totalmente falso. En
Daniel 4 no existe ninguna cronología que nos lleve al
año 1914, y en ninguna parte de ese pasaje se dice
que Cristo comenzaría a reinar en el cielo en 1914.
Esa profecía de Daniel 4 se refiere solamente al rey
Nabucodonosor, el cual estuvo enfermo mentalmente
durante siete años o siete tiempos:
Dan 4:16 Su corazón de hombre sea cambiado, y le
sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete
tiempos.

El texto lo dice bien claro, “sobre él”, es decir, sobre el


rey Nabucodonosor, el cual estuvo durante siete años
enfermo mentalmente. Nada en ese pasaje biblico
tiene relación con el año 1914, ni muchos menos con
un supuesto reinado de Cristo desde el cielo.
Mire usted, el Apocalipsis dice bien claro que Cristo
comenzará a reinar sobre el mundo solamente
cuando él venga en gloria inmediatamente DESPUÉS
de la tribulación de aquellos días (Mt.24:29-31), es
entonces cuando se sentará como rey en su trono
resplandeciente y juzgará a las naciones de la tierra
(Mt.25:31-46). Es decir Jesús se sentará en su trono
glorioso en el futuro, cuando él venga en gloria
DESPUÉS de la tribulación, lo cual significa que EN
1914 ÉL NO SE SENTÓ EN NINGÚN TRONO GLORIOSO
PARA REINAR. Lo que ustedes enseñan es
sencillamente mentira y contrario a la Biblia.
Observe que Jesús dijo bien claro que su parousìa, es
decir, su venida o presencia gloriosa para reinar,
ocurrirá inmediatamente DESPUÉS de la tribulación
de aquellos días (Mt.24:29-30). Pero resulta que
ustedes enseñan que esa gran tribulación es para el
futuro, aun no ha comenzado. Por lo tanto, cuando
ustedes dicen que la parousía de Cristo comenzó en el
año 1914 están mintiendo, pues Jesús dijo bien claro
que su parousía o venida será inmediatamente
DESPUÉS de la tribulación, la cual todavía no ha
comenzado.
Pero no solo eso, ustedes, en la revista de la Atalaya
de Julio del año 2013, han cambiado radicalmente de
doctrina, y ahora enseñan bien claro que la venida
gloriosa de Cristo será DURANTE la gran tribulación.
Le voy a pegar literalmente lo que dice la Atalaya de
julio de 2013:

¿A que conclusión nos llevan estos datos? A que Jesús


juzgará a las personas de todas las naciones como
ovejas o cabras cuando venga durante la gran
tribulación. Entonces, en el Armagedón, el punto
culminante de la gran tribulación, las cabras serán
“cortadas” para siempre, o destruidas. p.6.
En los versículos anteriores a Mateo 24:46, las
distintas formas del verbo venir se refieren en todos
los casos al tiempo en que Jesús vendrá a dictar y
ejecutar su sentencia durante la gran tribulación
(Mat. 24:30, 42, 44).
... Por lo tanto, es lógico concluir que la llegada de
Jesús para nombrar al esclavo fiel y discreto sobre
todos sus bienes —descrita en Mateo 24:46, 47—
también se refiere a su futura venida durante la gran
tribulación.
... Después analizamos por qué el juicio de Jesús de
las ovejas y las cabras tampoco comenzó en 1914,
sino que tendrá lugar durante la gran tribulación. Y,
finalmente, aclaramos que Jesús no vino a nombrar al
esclavo fiel y discreto sobre todos sus bienes en 1919,
p.8.
Esta profecía acerca de la gran tribulación nos
fortalece. ¿Por que? Porque nos garantiza que, sin
importar las dificultades que tengamos que afrontar,
el pueblo de Dios como grupo sobrevivirá a la gran
tribulación (Rev. 7:9, 14). pgs.5-6.
Ahí lo tiene bien claro, amigo jehovito, el
autodenominado “esclavo fiel y discreto” enseña
ahora que la PAROUSIA (es decir la venida gloriosa de
Cristo para reinar) será DURANTE la gran tribulación.
Pero resulta que eso es todo lo contrario de lo que
dijo Cristo, ya que él dijo que su venida gloriosa, para
juzgar a las naciones y reinar sobre ellas, será
inmediatamente DESPUÉS de la tribulación de
aquellos días:

Mat 24:29 E inmediatamente después de la


tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la
luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del
cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
Mat 24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del
Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las
tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre
viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran
gloria.

Ahí lo tiene bien claro, Jesús dijo que su venida


gloriosa, es decir, su PAROUSIA, será inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días, pero ahora
los que dirigen la organización a la que usted
pertenece contradicen a Cristo, y dicen que su venida
será “durante” la gran tribulación, lo cual es muy
diferente a “después” de la tribulación, por lo tanto,
¿a quien creemos, a Jesús, o a los líderes de su
organización?, yo, obviamente le creo solamente a
Jesús. Los líderes de su organización MIENTEN, están
enseñando lo contrario de lo que enseñó Jesús. Ellos
les han engañado a ustedes, para que ustedes
trabajen para ellos, y de esa manera puedan
enriquecer a ese grupo de falsos ungidos que viven a
cuerpo de rey a costa del trabajo y del dinero de
ustedes que ignoran la verdadera doctrina biblica.

Jehovito Atalayado:
Se lo vuelvo a repetir, no debatimos con nadie. Usted
es solo un apostata y nosotros jamás hablamos con
apostatas. Déjeme en paz. No me haga perder el
tiempo, porque estamos predicando el “evangelio del
reino” y hablando de la futura tierra paradisíaca.
Jamás debatimos ni con usted ni con nadie, solo
predicamos la verdad, porque esta es la organización
de Jehová en la tierra, y sin duda vamos a sobrevivir a
la gran tribulación.

Tito Martínez:
Pues lo siento por usted. Ya ha conocido la verdad y la
ha rechazado.

Epílogo

Esa es exactamente la conversación que tuve con


dicho jehovito atalayado. Todo lo que le dije es
irrefutable, y basado solo en la Biblia. En lugar de
responder con la Biblia, me respondió con evasivas
diciendo que ellos no debaten con nadie. Hasta ese
punto Satanás ha cegado la mente de los miembros
de esa organización fraudulenta.
Y sobre mi, he de dejar clarito que ni soy católico, ni
evangélico, ni mormón, ni pentecostal, soy
sencillamente un cristiano biblico.
Si usted desea conocer lo que nosotros creemos, acá
le dejo mi tarjeta de presentación, y también le
pondré el enlace donde podrá conocer lo que
nosotros creemos y enseñamos.

Tito Martínez

¿Es Lícito Orar a Jesucristo?

Por Juan Valles


Una de las razones para entender la absoluta
Divinidad de Jesucristo y su consecuente igualdad con
el Padre es mediante la observancia de la oración.

A través de los siglos los seres humanos han levantado


su corazón y elevado su deseo más allá de lo
imaginable, poniendo sus planes y deseos más
profundos en las manos de Dios. Con razón el salmista
declara: “Por esto orará a ti todo santo en el tiempo
en que puedas ser hallado…” (Sal 3:6) Y el apóstol nos
dice: “Orad sin cesar” (1Ts 5:17).

Pero uno de los hechos más destacables de la


Escritura es ver cómo Jesús recibe y prospera nuestras
oraciones. Sin duda habrá quien no crea en ello, y aun
quien discrepe de esta práctica, pero a razón de que
las oraciones van dirigidas a Dios, y Jesucristo no es
sino el Dios y Señor de los cristianos, ¿qué problema
puede haber?
En el libro de los hechos capítulo 7, verso 59,
hallamos la primera oración hecha a Jesucristo. En
una escena única vemos a Esteban, el primer mártir
cristiano elevando sus más preciados deseos a la
disposición de su Fiel Cumplidor, y ante el desprecio y
el martirio padecido, podemos contemplar su
grandiosa petición: “Y apedreaban a Esteban,
mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi
espíritu.”

Fíjese que Esteban no está pidiendo cualquier cosa.


Cuando Jesús, en su condición humana, moría sobre la
cruz, oró al Padre diciendo: “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu.” (Lc 23:46). Pero este tipo
de peticiones no se hacen a cualquiera. Si no se tiene
la clara convicción de que el receptor de la oración
será quien ejecute la obra, entonces no se hace, y
Esteban la hizo directamente a Jesús. Sin duda, esto
es terreno santo para los sectarios y herejes quienes
deben pasar descalzos sobre este tema.

Más adentrados en la historia de la iglesia cristiana,


encontramos a Ananías, un siervo del Señor a quien el
mismo Jesucristo se le aparece, y le dice: “Ananías. Y
él respondió: Heme aquí, Señor. 11Y el Señor le dijo:
Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y
busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de
Tarso…” (Hch 9:10,11). La respuesta de Ananías es
fascinante: “Entonces Ananías respondió: Señor, he
oído de muchos acerca de este hombre, cuántos
males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí
tiene autoridad de los principales sacerdotes para
prender a todos los que invocan tu nombre.” (v.13,14)

¿Nota Usted lo que dijo Ananías? Léalo de nuevo:


“…para prender a todos los que invocan tu nombre.”
¡Los que invocan a Jesucristo! Este texto nos revela
que los primeros cristianos invocaban el nombre de
Jesucristo!

Buscando una definición para el término invocar, un


conocido diccionario bíblico agrega lo siguiente:
“Acción de clamar a Dios reconociendo sus atributos
de perfección. La primera vez que aparece este
término en la Biblia es en Gn 4.26, y significa que las
personas buscaron la protección divina porque
conocían el nombre, es decir, el carácter de Dios. En
el Nuevo Testamento se invoca a Jesucristo,
reconociéndolo como Salvador y Señor (Ro
10.13).” [1]

Hay unos textos que tienen que ver mucho con esto
de invocar, y que expresan la igualdad existente entre
el Padre y el Hijo (Jesucristo). El profeta Joel
establece: “Y todo aquel que invocare el nombre de
Jehová será salvo…” (Jl 2:3). Esto es muy cierto, pues
Jehová es el Dios Eterno que promete salvarnos de
cuanto peligro nos circunde, como lo dice todo el
Antiguo Testamento. Pero lo que sorprende no es eso,
sino que Pablo, a sabiendas de la igualdad entre el
Jehová del Antiguo Testamento y Jesucristo, nos
agrega: “porque todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo…” (Ro 10:13) y esto lo dice en
alusión a Jesucristo, de quien viene hablando en su
carta. ¿Se habrá equivocado Pablo? ¿Estaría
inventando una nueva doctrina? Hay quienes alegan
que Pablo no quiso decir eso, pues Jesús claramente
enseñó que oráramos “Padre nuestro que estás en los
cielos…”. Entonces, de ser así, Pablo debió estar en
un error. ¿Habrá posibilidad de eso? ¿sería un error del
traductor? Si revisamos un poquito, podemos ver que
Pablo sabía lo que decía: “Pero el fundamento de Dios
está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los
que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel
que invoca el nombre de Cristo.” (2Tim 2:19) Ahora,
llegando a considerar que Pablo se equivocó, también
Pedro lo hizo, pues en la primera predicación de
Pedro, él mismo citó el texto de Joel diciendo: “Y
todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo…” (Hch 2:21), y la alusión la hace a Jesucristo, a
quien unos versos más adelante lo identifica como el
Señor de esa profecía!

Obviamente los discípulos obedecían al Señor Jesús


que dijo: “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo
haré…” (Jn 14:14) en clara alusión a que pidiéramos
directamente a Él, pues Él mismo prosperará nuestra
petición…

Entonces, ¿a quién invoca usted…?

Por Juan Valles


¿Será invisible la Segunda Venida de Cristo?

Por Juan Valles

La Biblia declara abiertamente que Jesucristo volverá


a la tierra, y con ello desatará una serie de actos que
harán culminar la historia humana para establecer el
completo Reino de Dios.
Hay algunas enseñanzas acerca de este hecho, lo cual
ha sido le motivo fundamental para exponer aquí lo
que dicen las Escrituras al respecto. Específicamente,
algunas sectas han manifestado que la venida de
Jesucristo será, entre otras cosas, un acontecimiento
invisible; y de esto se derivaría una serie de doctrinas
totalmente ajenas a la Biblia. Por lo tanto, es preciso
exponer lo que dice la Biblia sobre algo tan
fundamental como la segunda venida del Señor Jesús.
Para ello, veremos algunos pasajes que hablan de esta
gran realidad. El siguiente pasaje de Mateo es muy
específico:
“Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el
Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se
levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán
grandes señales y prodigios, de tal manera que
engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os
lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está
en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los
aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago
que sale del oriente y se muestra hasta el occidente,
así será también la venida del Hijo del Hombre.
Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto,
allí se juntarán las águilas.” (Mateo 24:23-28)
O como dice la Nueva Versión Internacional: “Porque
así como el relámpago que sale del oriente se ve
hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del
hombre. Donde esté el cadáver, allí se reunirán los
buitres.”

¿Qué quiere decir semejante revelación? Jesús está


advirtiendo a sus discípulos acerca de lo que está por
acontecer en el futuro. Les dice que muchos falsos
profetas se levantarán, que algunos dirán que Cristo
está en cierto lugar, o que está aquí, o que está allá,
o equis cosa. Pero Jesús les dice que no le crean a
esas personas, porque su venida no dejará dudas, ya
que será vista del mismo modo que el relámpago que
sale desde el oriente hasta el occidente.

¿Dice allí ese pasaje que Cristo no será visto? No; al


contrario, dice que será visible. Observe que por
ninguna parte aparece la palabra “invisible”; es más,
no lo pretende dar a entender siquiera, sino que dice
que su venida será semejante (o igual) al “relámpago
que se ve”, o como dice la Reina Valera: “que se
muestra”. La palabra para relámpago es el griego
“astrape”, que significa “un brillante resplandor”, y
es un término que pertenece a una familia de
palabras que aluden a brillo, resplandor,
resplandeciente, etc., cosas que evidentemente son
visibles.

La segunda venida de Cristo a la tierra es descripta a


través de tres palabras griegas, las cuales son:
 Parusía (Que se traduce por presencia o llegada)

 Apocalipsis (Que significa revelación o


descubrimiento)

 Epifanía (Que significa aparición visible)

Ahora bien: ¿enseñó Cristo que su venida sería


invisible? No; no hay texto que apoye esta teoría,
aunque hay textos que sugieren enfáticamente que
Cristo vendrá visiblemente.
¿Qué quiere decir la expresión “como ladrón en la
noche”?

“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la


noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos,
y la tierra y las obras que en ella hay serán
quemadas.” (2 Pedro 3:9)
Pedro en su segunda carta nos ejemplifica cómo será,
entre otras cosas, la segunda venida del Señor. Fíjese
que Pedro no está diciendo nada nuevo, sino que
concluye el ejemplo dado por Jesús: “Pero sabed
esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el
ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su
casa. Por tanto, también vosotros estad preparados;
porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no
pensáis.” (Mateo 24:43)

A través de la analogía de un ladrón, que ciertamente


no avisa cuándo vendrá a robar, Jesús explica que
debemos velar, porque nadie sabe cuándo vendrá el
Hijo de Dios a la Tierra. Si pudiéramos resumir a una
palabra la enseñanza de Jesús e el pasaje sería:
“velar”. Mateo pone aquí el griego “gregoreo”, que
significa velar, estar atento, mantenerse despierto,
en atenta vigilancia. Pedro resume un poco más la
enseñanza en una oración: “el día del Señor vendrá
como ladrón en la noche”. Eso no quiere decir que
vendrá invisible (porque ningún ladrón es invisible),
sino que nadie sabrá el día ni la hora. Pedro no se
está refiriendo al tipo de presencia que tendrá el
Señor, sino que está hablando del tiempo, no de la
cualidad de la misma. Fíjese que los versos 8 y 9 son
introductorios, tratando el mismo tema: el momento
del tiempo, el día, la hora, ese punto cumbre en la
historia cuando Cristo vendrá. Pedro no está diciendo
nada acerca del cómo, sino del cuando.
Sobre Lucas 17:20
Lucas 17:20,21 nos cuenta un cruce de palabras entre
Jesús y los fariseos, y una enseñanza sobre su venida.
Dice el texto: “Preguntado por los fariseos, cuándo
había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo:
El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán:
Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios
está entre vosotros.”

¿Qué quiere decir que no vendrá con advertencia? Lo


mismo que se ha dicho en los textos anteriores! Este
texto viene a confirmar lo que dice la Biblia sobre el
tema: que Cristo vendrá como ladrón en la noche,
¿como es eso? Como el mismo Señor advirtió: “nadie
sabe el día ni la hora…”

Vamos a desprender las palabras para entender mejor


lo que el Señor enseña:
“Preguntado por los fariseos”. Jesús habla gracias a
las preguntas de otros.
“…cuándo había de venir el reino de Dios”. La Biblia
plenitud, una edición de estudio, comenta este verso
de la siguiente manera: “En contraste con las
expectativas de los fariseos, el reino no es algo
externo y material, en el sentido de un dominio
político, sino interno y espiritual. Está entre vosotros
(v. 21) también puede ser traducido como «en medio
de vosotros». Si así es, Jesús está diciendo que en Él
se encarna un reino que, en su incredulidad, los
fariseos no aciertan a reconocer.”

“El reino de Dios no vendrá con advertencia”. Esto


quiere decir que no hace falta anunciar el reino de
Dios como próximo a llegar; otras versiones vierten
que no podrá observarse su llegada, queriendo decir
que será invisible, pues es algo interno. Dicho de otra
manera: no se habla de la venida de Jesucristo, sino
del reino de Dios, tal como lo anunciaba Juan el
Bautista: “El reino de los cielos se ha acercado”.

“Porque el reino de Dios está entre vosotros”. Con


esta afirmación Jesús despeja las dudas acerca de lo
que se está hablando: Cristo está hablando no de su
segunda venida (que no había acontecido para ese
entonces) sino de su primera venida, evidentemente…

Pero, aunque muy difícilmente algunos quieran


relacionar este pasaje con la segunda venida (cosa
que harían a la fuerza), tendríamos a consideración
algunos aspectos. Si se observa bien, estos pasajes no
hablan del cómo vendrá el Señor: si vendrá vestido, o
desnudo, o blanco, o negro, o visible o invisible.
Hablan específicamente del cuándo. La versión
Internacional vierte este pasaje de Lucas así: “Los
fariseos le preguntaron a Jesús cuándo iba a venir el
reino de Dios, y él les respondió: -La venida del reino
de Dios no se puede someter a cálculos.” Fíjese que
las palabras usadas tratan de un cuándo y no de un
cómo. ¡Nadie sabe con exactitud cuándo vendrá!

La palabra usada aquí, y vertida de diferentes formas


como: advertencia, observación, visibilidad, etc., es
el griego “parateresis”. Significa literalmente
“vigilancia atenta”. Es familia de la palabra
“paratereo”, que significa observar; de allí que
algunas versiones han vertido observación. Pero esta
palabra “observación” no traduce fielmente el
mensaje, y hace que pueda ser ambigua su
interpretación. No hay duda de que Jesús está
hablando del Reino de Dios que opera en la vida de las
personas (aún cuando la pregunta de los fariseos
pueda aludir a otras cosas); pues es Jesús quien habla
de la venida o presencia del reino de Dios, y dice que
no vendrá con advertencia u observación, pues ya
llegó, o sea, ya está aquí. ¿Cómo puede ser eso? Al
parecer, Jesús estaba refiriéndose a algo de mayor
envergadura que lo que precisaban los fariseos. La
Biblia de las Américas, por ejemplo, traduce el texto
de esta forma: “Habiéndole preguntado los fariseos
cuándo vendría el reino de Dios, Jesús les respondió, y
dijo: El reino de Dios no viene con señales visibles…”
¿Por qué? ¿Qué quiere decir exactamente señales
visibles? Vine nos da la respuesta cuando habla de la
palabra “parateresis”: “Se usa en Lc 17.20, de la
manera en que el Reino de Dios (esto es, la operación
del reino espiritual en los corazones de los hombres)
no viene, «en tal manera que pueda ser vigilado con
la vista» (Grimm-Thayer) o, como la vm: «con
manifestación externa»” Vemos que Vine nos aclara
un poco más el significado de esta palabra, que tiene
que ver, ciertamente, con vista, pero más se refiere
algo interno, más bien como a presentimiento o
advertencia. Esta palabra no expresa lo que se ve con
la vista, sino lo que se evidencia por otros medios,
pero que puede hacer notar sus efectos.
Evidentemente que no puede ser observable
físicamente!

¿Qué hacer con Mateo 24?


Ya hablamos acerca de Mateo 24:27, que dice que el
Hijo de Dios se mostrará de la misma forma en que se
muestra un relámpago, que alumbra desde un
extremo al otro. La palabra usada aquí para
traducirse como “mostrar” es el griego “faino”, el
cual nos cuenta Vine, “significa, en la voz activa,
resplandecer; en la pasiva, ser traído a la luz, hacer
evidente, aparecer”. De manera muy simple mostraré
aquí lo que dice Vine de este término: “Se usa de la
aparición de Cristo a sus discípulos (Mc 16:9); de su
futura aparición en gloria como el Hijo del Hombre,
mencionada como señal para el mundo (Mt 24:30); allí
el genitivo es referido al sujeto, siendo la señal la
aparición del mismo Cristo; de Cristo como la luz (Jn
1:5); de Juan Bautista (5:35); de la aparición de un
ángel del Señor, bien visiblemente (Mt 1:20), o en un
sueño (2:13); de una estrella (2:7); de los hombres
que actúan para ser vistos públicamente; de un vapor,
o neblina (Stg 4:14); de cosas físicas en general (Heb
11:3); se lo usa impersonalmente en Mt 9:33, «nunca
se ha visto cosa semejante»; también de lo que
aparece a la mente, y así se usa en el sentido de
pensar, de parecer (Mc 14:64; Lc 24:11)”

Pero hay otra palabra clave en este verso: parousía.


Este término significa literalmente presencia. Es la
misma palabra que usa Pablo cuando habla de su
presencia en Filipos: “Por tanto, amados míos, como
siempre habéis obedecido, no como en mi presencia
solamente…” (Fil 2:12). Pablo también la usa para
expresar la venida de algunos siervos: “Me regocijo
con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico,
pues ellos han suplido vuestra ausencia.” (1ª Corintios
16:17). También la usa el apóstol para referirse al
advenimiento del anticristo (2ª Ts 2:9), etc. ¿Qué
dicen estos versos como evidencia? Que esta palabra
alude a presencia, pero no a presencia invisible, como
quieren hacer ver algunos.

Dicho de otra manera, el Señor declara enfáticamente


que será visto; por eso es que advierte a sus
discípulos a no creer todo lo que se dice acerca de su
venida, porque cuándo él venga, todos lo sabrán, no
dejará dudas de ello.

Aparecerá por segunda vez


Hay otro texto bien importante, que cita: “así
también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar
los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez,
sin relación con el pecado, para salvar a los que le
esperan.” (Heb 9:28) Aquí la palabra usada para
traducirse como “aparecer” es el griego “optomai”.
¿Qué significa esto? Sencillamente expresa el ser
visto, el aparecer visiblemente. Esta palabra es
familia del vocablo “ops”, que significa “ojo”, y de
allí se deriva la palabra “óptico”. Es un término que
expresa invariablemente la visión de algo. O sea que
el escritor de hebreos está diciendo que Cristo será
visto por segunda vez!
Sin dejar de hablar de Tito 2:13
A pesar de las claras diferencias de este texto en la
traducción NM, no podemos dejar de destacar que con
este texto se habla de la venida de Jesucristo. Dice
exactamente: “aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro
gran Dios y Salvador Jesucristo.”
Aquí la palabra usada por manifestación, es el griego
epifanía. Vine relata: “En el NT se usa: (a) de la
venida del Salvador cuando el Verbo se hizo carne (2
Ti 1.10); (b) de la venida del Señor Jesús en el aire
para el encuentro con sus santos (1 Ti 6.14; 2 Ti
4.1,8); (c) del resplandor de la gloria del Señor Jesús
«como el relámpago que sale del oriente y se muestra
hasta el occidente» (Mt 24.27), inmediatamente
posterior a la revelación, apokalupsis, de su parousia
en el aire con sus santos (2 Ts 2.8; Tit 2.13)”
¿Qué quiso decir Pablo?
El apóstol Pablo habla en un pasaje con mucho detalle
acerca del rapto. El texto dice: “Luego nosotros los
que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre
con el Señor.” (1ª Ts 4:17)
¿Tendría Pablo la idea de un Cristo invisible al cual
sus discípulos estarían buscando ansiosamente por las
nubes? La palabra que usó el apóstol y se traduce
como “recibir”, es el griego “apantesis”, la cual
significa recibir o reunión. Es la misma palabra usada
por el Señor en mateo 25:6 cuando dice: “Y a la
medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo;
salid a recibirle!” Esta palabra por supuesto que no
sugiere un encuentro o reunión con algo invisible. Es
más, por ninguna parte se halla que los apóstoles
tuvieran esa idea.
Todo ojo lo verá
Para nadie es un secreto el texto de Apocalipsis donde
se dice que todo ojo verá al Señor. Dice
textualmente: “He aquí que viene con las nubes, y
todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los
linajes de la tierra harán lamentación por él.” (Ap
1:7)
Es obvio que cuando dice que “todo ojo”, es porque
“todo ojo” podrá ver al Señor; y no se trata aquí de
vista espiritual ni nada por el estilo. Esto viene en
cumplimiento de una visión profética dada al profeta
Zacarías, el cual escribió por inspiración del Espíritu
Santo: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre
los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de
oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y
llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose
por él como quien se aflige por el primogénito.”
(Zacarías 12:10) Pero, ¿quién es éste al que
traspasaron? unos versos más adelante nos da la
respuesta: “Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas
en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en
casa de mis amigos.” (13:6). Aquí cualquiera me
puede decir que esta profecía no se refiere al Señor
Jesús, o que esto no prueba que su presencia sea
visible. Pero recordemos que venimos hablando de
Apocalipsis 1:7, un texto que viene a confirmar lo
dicho por Jesucristo: “Entonces aparecerá la señal del
Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán
todas las tribus de la tierra; y verán al Hijo del
Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder
y gran gloria.” (Mt 24:30) Obsérvese que dice que los
que le traspasaron harán lamentación (Ap 1:7), y que
lo mirarán a él, a quien traspasaron, llorando como se
llora por un unigénito; y luego, nos dice que todas las
tribus de la Tierra lamentarán cuando vean al Señor
venir sobre las nubes. ¿Lo veremos o no? ¿Se afligirán
unos o no? Llorarán otros o no? ¿Y quién vendrá?
¿Quién será visto? El Rey de Reyes y Señor de Señores,
que vuelve a la Tierra. ¡¡Aleluya!! ¿Por qué? Porque,
“Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al
cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”
(Hechos 1:11)
Hay quienes afirman que nadie le verá porque, como
dice Apocalipsis 1:7, “vendrá con las nubes”. Estos
arguyen que las nubes impedirían la visibilidad del
Hijo de Dios. Pero, la Biblia nunca se contradice, y los
textos paralelos sirven para reafirmar y
complementar las enseñanzas. Fíjese que hemos
citado Apocalipsis 1:7 conjuntamente con Mateo
24:30, ya que el texto es paralelo, y allí también se
nos hace mención de las “nubes del cielo”. No
podemos decir que Jesús vendrá metido dentro de
una nube (como para ser invisible), ni que la nube,
por una u otra causa hará imposible que veamos a
Jesucristo, porque, de ser así, no diría que todo ojo le
verá. Y, no obstante, Jesús vendrá encima de las
nubes, o sea, que podremos verlo. Las personas que
creen esta mentira simplemente afirman que hay que
creer en un “supuesto”, o en una interpretación
simbólica o interpretativa (acerca de la nube) que
seguir fielmente el contenido del texto. Simplemente
cuando leemos tenemos la respuesta; no hay que
buscar interpretaciones que simplemente distorsionan
la enseñanza clara de la Palabra de Dios.
Sencillamente hay quienes le dan más importancia a
la nube que a Jesucristo…

“Todavía un poco, y el mundo no me verá más…”


(Juan 14:19)
Hay otro texto que usan algunos sectarios para
expresar y es Juan 14:19. Aquí el Señor dice que el
mundo no le verá más, y con esto tratan de cerrar el
caso: no será visto, y punto! Pero si el lector se
adentra en el texto, y luego de allí formula sus
doctrinas, una nueva luz obtendrá de este versículo.
Textualmente, el verso dice: “Todavía un poco, y el
mundo no me verá más; pero vosotros me veréis;
porque yo vivo, vosotros también viviréis.” Observe
que Jesús dice que el mundo no le verá, pero ellos,
sus discípulos, sí le verán, ¿qué quería decir con eso?
¿Se da cuenta que hay una distinción entre ser del
mundo y ser discípulo? Los sectarios dicen con total
ignorancia que nadie, absolutamente nadie verá
nunca más al Señor, pero este texto dice que los
discípulos sí le verían. Ahora, ¿qué verían? O, mejor
dicho, ¿cuándo le verían? Es interesante que la
palabra para ver usada en este pasaje es el griego
“theoreo”, y aunque se traduce como ver, significa
más contemplar; es una palabra que no hace alusión
de lo que se está viendo, sino de lo que siente la
persona que ve, es decir, si un hombre que esté
viendo el mar se describe con esta palabra, se estaría
refiriendo más al placer del hombre por contemplar al
mar que en el objeto mismo. Vine nos da una
explicación más rebuscada y dice: “theoreo (2334),
denota ser un espectador de, indicando el cuidadoso
examen de los detalles del objeto observado. Señala,
de manera especial la acción de la persona que
contempla…” Y no obstante, esta palabra se usa dos
veces en este pasaje! ¿Qué quiere decir esto? Jesús
dice que el mundo nunca más tendrá el privilegio de
verlo aquí, pero ellos, los discípulos, sí tendrían ese
privilegio de verlo. Fíjese que Jesús no está hablando
en relación a su segunda venida, sino de su continua
presencia en la vida de sus creyentes. El contexto es
muy claro, pues Jesús viene hablando del Consolador,
que enviaría a sus discípulos, de que de ahí en
adelante “otro Consolodaror” estaría con los
creyentes, pero que él, Jesús, ya no sería visto
(evidentemente porque su ministerio terrenal estaba
próximo a su fin). Por eso es que el mundo, la gente
que no conoce a Dios y vive rebelde a él, no
disfrutaría más de tenerle cerca, pero sus seguidores
evidentemente que sí. Por eso es que al profundizar
en un pasaje uno obtiene mucha luz sobre el mismo; y
gracias a ello es que se establecen las debidas
doctrinas. ¿Dice el pasaje que Jesús se refería a su
segunda venida? ¿Qué nunca más sería visto con
respecto a su segunda venida? Otra vez las sectas se
han equivocado grandemente, y para muestra, todo
este artículo testifica contra ellas.
Por tales motivos, podemos estar confiados de que
veremos al Señor, y como escribió el apóstol Pablo:
seremos transformados en un abrir y cerrar de ojos, y
encontraremos al Señor en el aire. Por eso la eterna
Palabra de Dios testifica: “El que da testimonio de
estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén;
sí, ven, Señor Jesús.” (Ap 22:20)

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