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El Caso De Job

En el libro de Habacuc y en el de Isaías, ya vimos como Dios usa la


aflicción para traer el arrepentimiento por el pecado, con el fin de mandar
el avivamiento. También el libro de Job habla de la aflicción, pero en un
sentido totalmente diferente. Ahora vamos a examinar los sufrimientos de
Job y aprender bien este sexto principio. En primer lugar, tenemos que usar
un método correcto de interpretación. La mayoría de los lectores suponen
que Job era una persona altiva, tal vez jactanciosa, y Dios le mandó las
aflicciones para humillado. Nunca se les ocurre pensar que los "amigos" de
Job pensaban lo mismo que ellos, pero tanto Job como Dios negaban que
ese fuera el caso. No cabe duda de que Job dijo algunas declaraciones
necias y a veces se complacía en un auto compadecimiento. Pero después
de todo, sabemos que al final conoció a Dios en un más grande sentido que
en el principio. Fíjese en lo que Dios mismo dijo de Job:

"Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job, Aquel


hombre era integro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” —
Job 1.1.

Encuentro difícil creer que sea posible leer estas palabras y luego
criticar a Job diciendo que era un hombre farisaico. Si aceptamos esa idea,
hacemos imposible entender el sentido del libro de Job y el propósito de
sus aflicciones. Y si piensa uno que lo que se dice en Job. 1:8 no es una
evaluación de lo que Dios hace de Job sino que es la de otra persona,
entonces debe leer las palabras de Dios mismo en Job.1.8 y 2:3. La primera
cosa que tiene que establecerse es esta: las aflicciones mandadas a Job no
tenían nada que ver con algún pecado que Job podría haber hecho.
Podemos ir aún más allá y decir que la tentación más grande que Job tuvo
que enfrentar, era la de creer que Dios le había mandado esas aflicciones
porque había pecado. Pero Job no cedió a esa tentación y este es el
principio central del libro. El punto focal del debate entre Satanás y Dios es
esta cuestión: ¿continuará creyendo Job que todo lo que le pasa proviene de
la mano de Dios, y podrá seguir confiando y adorando a Dios a pesar de
creer esto? Y la respuesta es esta: Job perdió todo lo que tenía pero no
abandonó a su Dios, aún cuando no podía encontrar una explicación a lo
que le sucedía.

Un Desafío

El libro de Job empieza con un diálogo entre Satanás y Dios que


concluye con un diálogo entre Dios y el diablo. Vea esto en los siguientes
versículos:
"Aconteció cierto día que vinieron los hijos de Dios para
presentarse ante Jehová, y entre ellos vino también Satanás. Y
Jehová preguntó a Satanás: "¿de dónde vienes?". Y Satanás
respondía a Jehová diciendo: "de recorrer la tierra y es andar por
ella". Y Jehová preguntó Satanás: "¿No te has fijado en mi siervo
Job, que no hay otro como él en la tierra, un hombre íntegro y recto,
temeroso de Dios y apartado de! mal?". Y Satanás respondió a
Jehová diciendo: "¿acaso no le has protegido a él, a su familia y a
todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y sus
posesiones se han aumentado en la tierra. Pero extiende, por favor,
tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no te maldice en tu
misma cara! Y Jehová respondió a Satanás: "He aquí, todo lo que él
tiene está en tu poder. Solamente no extiendas tu mano contra él.
Entonces Satanás salió de la presencia de Jehová"

En el versículo 10, es obvio que Job está seguro en las manos de


Dios. La queja de Satanás es el cercado de protección que Dios puso
alrededor de Job. En el versículo 11, Satanás desafía a Dios a tocar a Job en
todo lo que este tiene. Dios responde a Satanás diciéndole que le pone en
sus manos. Ahora bien, ¿está Job en las manos de Dios o en las de Satanás?
Si usted ha entendido estos versículos entonces sabe que Job está tanto en
las manos del uno como del otro. Sin embargo, también ha entendido que la
mano de Dios está por encima de la de Satanás y la mano de Satanás solo
puede hacer lo que la mano de Dios le deja. En realidad Job nunca dejó de
estar en las manos de Dios aunque el diablo le estaba probando. La única
diferencia está en el que Dios aflojó hasta cierto grado el cercado que había
puesto alrededor de Job.

Todo Venía De Dios

Ya sabemos todos, el resto de esta historia. Un siervo informa a Job


que los Sabeos robaron todos sus bueyes y mulas y luego mataron a todos
los sirvientes. Mientras ese siervo habla, llega otro y dice que un fuego
cayó del cielo y mató a todos los borregos y a los pastores que los
cuidaban. Un tercer siervo aparece inmediatamente y da el reporte de que
los caldeos robaron todos los camellos y también mataron a los sirvientes.
En menos de 60 segundos Job es informado de que está en bancarrota. Pero
antes de terminar de hablar el tercer siervo, llega otro con la noticia de que
todos los hijos de Job habían muerto a consecuencia de un gran viento que
destruyó la casa donde comían. Los siguientes versículos nos dan la
respuesta de Job a estos eventos terribles:
"Entonces Job se levantó, rasgó su manto, y se rapó la
cabeza; se postró a tierra y adoró. Y dijo: desnudo salí del vientre de
mi Madre, y desnudo volveré a ella. Jehová dio, y Jehová quitó ¡Sea
bendito el nombre de Jehová! En todo esto Job no pecó ni atribuyó a
Dios despropósito alguno —Job. 1:20-22.

Observe que Job nunca mencionó a Satanás, más bien atribuye todo a
Jehová. Dios le habla dado todas las ovejas, bueyes, camellos, mulas etc., a
Job y por eso Job sabia que el mismo Dios se los había quitado. ¿Pero qué
de los hijos de Job? Job declara que su nacimiento y su muerte son de Dios,
mantiene su confianza en el control soberano de Dios y es su promesa,
aunque su mundo personal se le viene encima.
Debemos penetrar el sentido de lo que pasa en la vida de Job:
Satanás y Dios están en contienda, eso es claro, pero Job no sabe esto. Y
nosotros sólo sabemos esto porque la Biblia nos revela el trasfondo de la
escena. Vemos y oímos el desafío. Entendemos que la vida y el corazón son
el campo de batalla. ¿Triunfará la Gracia de Dios en el corazón de Job a
pesar de las duras pruebas que ese hombre experimenta? Nosotros leemos
la historia y sabemos lo que le pasa, pero Job no sabía lo que ocurría entre
Dios y Satanás. Job no poseía una explicación racional o teológica de lo
que le pasaba, sólo tenía una confianza firme en su Dios soberano y santo.
El ganador de la lucha del capitulo uno es el poder de la Gracia de
Dios. Job mantuvo su fe y su integridad. El capítulo dos empieza con el
mismo diálogo entre Satanás y Dios. Sin embargo, cuando Dios desafía a
Satanás por segunda vez, le fastidia recordándole que Job permaneció
verdadero y fiel a pesar de sus terribles aflicciones:

"Jehová preguntó a Satanás: — ¿No te has fijado en mi siervo


Job, que no hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto,
temeroso de Dios y apartado del mal; y que todavía se aferra a su
integridad a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo
arruinara sin motivo?” — Job.2:3.

Fíjese en lo que el versículo dice: en primer lugar, es Dios mismo,


quien está "contra" Job, mandándole las aflicciones. Aunque sea verdad que
Satanás le llevó esas aflicciones, sin embargo Dios es el que los mandó. Es
de vital importancia que veamos la segunda verdad del texto: Dios se
movió contra Job sin ninguna razón para hacerlo. Las aflicciones no tenían
nada que ver con el comportamiento de Job. Job fue usado para comprobar
algo, sin tener conocimiento él de lo que estaba pasando. Job demostró y
comprobó la suficiencia de la Gracia de Dios al pasar aflicciones que
parecen no tener explicación.
Job Pierde Su Teología

Una de las pérdidas más notables de Job fue la de su teología. Sus


amigos le recordaron que él había dicho que Dios bendice a los buenos y
juzga a los malos. Si esto fuera la verdad, entonces ¿cómo se explica lo que
le pasaba? y, ¿cómo se reconcilia su teología con la situación que le
sucedía? Alguien ha dicho: "el libro de Job escribe por primera vez que la
teología ortodoxa es confrontada con una situación que no es capaz de
manejar". Un himno inglés fue escrito comprendiendo esta situación:

"Cuando por todo alrededor mi alma se desvanece, entonces


él es toda mi esperanza y permanencia; su juramento, su pacto, su
sangre me sostienen en el diluvio que me sobreviene".

Hay veces cuando todo lo que nos rodea se nos viene encima y no
nos queda nada sino Dios. Nos apoyamos en el conocimiento de su carácter
y su pacto con nosotros. Toda nuestra teología y toda nuestra experiencia
no son suficientes para hacemos percibir y explicar los caminos de Dios.
Sin embargo, aunque no comprendamos podemos confiar en que Dios es
santo, justo y fiel en todos sus tratos con nosotros. Esta es la comprensión
que Job tenía.

Los eventos espantosos comprobaron que la fe de Job era germina y que


Dios merecía su confianza.

Satanás ahora responde a Dios quien le fastidió porque le recordó de su


fracaso al no poder lograr que Job renunciara su confianza en él. Veamos
los versículos que nos cuentan de este diálogo:

"Y Satanás respondió a Jehová diciendo: -¡Piel por piel! Todo


lo que el hombre tiene lo dará por su vida. Pero extiende, pues, tu
mano y toca sus huesos y su carne, y verás si no te maldice en tu
misma cara-. Y Jehová respondió a Satanás: -He aquí, él está en tu
poder; pero respeta su vida-. Entonces Satanás salió de la presencia
de Jehová e hirió a Job con unas llagas malignas, desde la planta de
sus pies hasta su coronilla. Tomaba un pedazo de tiesto para
rascarse con él, y estaba sentado en medio de las cenizas" —
Job.2:4-8.

Satanás todavía estaba convencido de que Job era un hipócrita. Culpa


a Dios por no ser justo en esta controversia y de proteger a Job de cualquier
dolor personal. Es una cosa perder posesiones y ver a otros sufrir, pero es
otra experimentar personalmente una molestia continua día y noche. Otra
vez, hay algo en el versículo que debemos notar: Satanás, hablando a Dios,
dice: "...Extiende tu mano y toca sus huesos y carne...", y en el versículo
seis Dios contesta: "He aquí él está en tu poder, pero respeta su vida". Dios
baja un poco la protección pero claramente señala los límites. Todavía es la
mano de Dios la que está en control, a pesar del hecho de que la mano de
Satanás es el emisario de la aflicción. Job nunca duda de que todo proceda
de la mano de Dios.
En el versículo siete se ve a Job tomando un pedazo de alfarería y
quitándose la sustancia liquida que salía de las llagas malignas que ie
cubrían todo el cuerpo. Estas fístulas ulcerosas son extremadamente
dolorosas. Job no podía sentarse, pararse o acostarse cómodamente, sin
sentir dolor en todo su cuerpo. Por eso se sentó en las cenizas porque eran
lo más mullido que encontraba.

¡Maldiga A Dios Y Muera!

Los versículos nueve y diez son de mucha instrucción. Nos presentan


un panorama de la debilidad terrible de una fe que se basa en lo que se ve,
y también el poder de una fe que contempla la mano soberana de Dios
metida en todas las cosas. ¿Cómo se sentiría usted si esto le fuera a pasar?
¿Cómo respondería?

"Entonces su mujer te dijo: — ¿Todavía te aferras a tu


integridad? ¡Maldice a Dios, y muérete!- Pero él le respondió: —
¡Has hablado como hablaría cualquiera de las mujeres insensatas!
Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el
mal? En todo esto Job no pecó con sus labios” —Job.2: 8-10.

Las observaciones de la esposa de Job son típicas de un incrédulo y


también de aquel cristiano, dulce y sentimental, que piensa sólo en
términos de "amor" y rechaza la realidad. Y cuando nosotros ahora habla-
mos como habló Job en respuesta a su esposa, y cuando declaramos los
mismos principios, luego nos llega un grito airado: ¡no me diga que usted
cree que Dios está envuelto en alguna manera en estas aflicciones! ¡Yo
nunca podría amar o servir a Dios como tal!". Pocos tendrán el valor para
decir lo que dijo la esposa de Job, pero básicamente están de acuerdo con
ella. En efecto están diciendo: "Y amaré y confiaré en Dios mientras él me
provee todas las cosas materiales que necesito para ser feliz. Pero si me
manda aflicciones entonces no confiaré en él" ¡Cuántas veces no ha dicho
esto el diablo a un creyente cansado y afligido! (Que maldigo a Dios). Y lo
que hizo más dolorosa esta declaración para Job es que provenía de su
propia esposa.
Ahora bien, antes de juzgar duramente a esa mujer, acuérdese que
ella tenía que cuidar a Job y escuchar sus quejas. Y esto no fue tarea fácil.
Todos los hijos que murieron eran también de ella y toda la riqueza que se
perdió fue igualmente suya.

La Esencia De La Fe

La respuesta de Job es única: "Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y


no recibiremos también el mal?" Job no toleraba la herejía del dualismo.
Dios es el autor de todas las cosas sean buenas o malas. Job nunca podría
haber sido un "carismático" moderno con su punto de vista tocante a las
enfermedades o los problemas. Dado de que no hubiera podido soportar a
los predicadores de "la salud y la abundancia" que dominan en ciertos
círculos evangélicos.
Recuerde lector que Job todavía no tiene ninguna explicación para
tas cosas que le suceden. Todo lo que sabe es que (1) dios ha mandado cada
una de las aflicciones, y (2) que Dios tiene que tener una buena razón para
mandarlas, aunque Job no profundizara en las razones. Esto mi amigo, es la
esencia de la fe bíblica en un Dios soberano y misericordioso. La cumbre
de la fe de Job se vislumbra en aquella gran declaración de Job. 13:15.
Fíjese en todo el contexto:

"Callad delante de mí, y yo hablaré, me pase lo que me pase.


¿Por qué he de arrancar mi carne con mis propios dientes? ¿O he
de exponer mi vida en mi mano? He aquí, aunque él me mate, en él
he de esperar. Ciertamente defenderé ante su presencia mis caminos.
Esto también me será salvación, porque en impío no Ira a su
presencia. Oíd con atención mi discurso; oíd con vuestros oídos mi
declaración. He aquí que yo he preparado mi causa, y sé que seré
declarado justo” —Job. 13:13-18.

Job tiene la certeza de que será vindicado y será demostrado que


Dios no le ha estado juzgando por haber pecado. Pero mientras, Job está
preparado para confiar en Dios venga lo que venga. Cuando dijo: "Aunque
él me mate, en él he de esperar", nos está diciendo: "Aunque él, quien tomó
mi ganado, todos mis hijos y mi salud, tome también el último paso
quitándome la vida (algo que está dentro de sus derechos), todavía confiaré
en él y creeré que es justo. No creo que me está maldiciendo con estas
aflicciones, ni tampoco dejaré de creer que algún día seré totalmente
vindicado y feliz".
Ahora déjeme divagar un momento sobre el tema para contemplar la
peor parte de la tentación de Job. El principal propósito del ataque de
Satanás a Job era el de comprobar una cosa: Satanás pretende que no hay
tal cosa corno un "verdadero creyente" que ama a Dios por lo que es. Los
hombres sólo aman a Dios porque les beneficia amarlo. Sí Dios no bendice
al hombre, estos pronto renunciarán a él y lo maldecirán. Esto es fácil de
entender pero hay todavía otra tentación que Job enfrenta. Job cree que
Dios es el rey soberano del mundo. También cree que le ha servido
fielmente y es una persona íntegra. En ningún sentido proclama ser sin
pecado o sin culpa, pero si declara que ha amado a Dios y le ha seguido con
un corazón recto. Y si esto es la verdad, entonces ¿cómo puede Job explicar
todas esas aflicciones? Obviamente no puede ni empezar a aclarar el
porque suceden.

Tratando De Proteger
A Dios

La tentación mayor que Job enfrentó era el de confesar un pecado


que no cometió para así justificar a Dios por lo que le había hecho. EL
carácter de Dios como justo y honesto, quien recompensa el bien y maldice
el mal, será protegido. Job tendrá entonces una explicación teológica del
porque Dios le había mandado los problemas (porque así serán juicios y
castigos), y sus amigos podrían animarle a buscar la misericordia y la
restauración, siendo que ya confesó el pecado que cometió en secreto.
Seguramente si lo fuera a hacer, tendría que mentir, o peor aún, el diablo
ganaría el debate con Dios comprobando que Job era siempre un mentiroso
e hipócrita a quien sólo le interesaban las bendiciones materiales. Hubiera
sido mil veces más fácil ceder a la apariencia de las cosas en vez de
aferrarse a la realidad. Sería más fácil para Job "proteger" a Dios con unas
perogrulladas piadosas, en vez de enfrentarse honestamente a los hechos
incomprensibles con una fe intrépida en Dios y en su carácter santo.
¿Y no es esto la piedra de tropiezo de la cruz? ¿Cómo podría el Hijo
amado sufrir tal agonía sin que su Padre levantara la mano para ayudarle?
Pero debo decirlo más correctamente: ¿cómo podría un Padre santo, justo y
amoroso inflingir él mismo las heridas? La inhabilidad de los judíos de
entender este hecho, es lo que volvía para ellos las declaraciones de Cristo
en blasfemias.
Suponga lector que hubiera estado allá aquel día cuando aquellos
hombres malos apedrearon a Esteban. ¿Qué hubiera dicho usted si alguien
le hubiera dicho "Dios está en control de la situación y está utilizando a
estos hombres despreciables para lograr sus propósitos?". Esteban así creía
y expresó su esperanza aún cuando le estaban apedreando injustamente.

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