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CAPITULO III. LOS ACTOS DE COMERCIO.

1.- Introducción
2.- Referencia a la importancia de la Determinación si
un acto es civil o de comercio
3.- Problemas aplicables al concepto de mercantilidad
de los actos
3.1 El Rol de la voluntad de las partes
3.2 Actos Mixtos o Doble Carácter
3.3 Teoría de lo Accesorio
3.4 Problema de la mercantilidad de los
inmuebles
4.- La Mercantilidad en el Código de Comercio Chileno
4.1 Noción de Acto de Comercio.
Concepto y elementos
4.2 Clasificación de los Actos de
Comercio.
4.3 Análisis del Art. 3 del Código de
Comercio.

******************************
BIBLIOGRAFÍA:

1.- Baeza Ovalle, Gonzalo, “Derecho Comercial, Del


Comercio y del Comerciante”, Tomo I, Editorial Jurídica
Conosur, Santiago, 1998.
2.- De Solminihac Iturra, Jaime, “Compendio de
Derecho Comercial”, Tomo 1, Volumen 1, Santiago,
1996
3.- Garrigues, Joaquín, “Curso de Derecho Mercantil”,
Tomo I, Editorial Porrúa S.A, México, 1993.
4.- Olavarría A., Julio, “Manual de Derecho Comercial”,
Barcelona, 1970.
5.- Sandoval López, Ricardo, “Manual de Derecho
Comercial”, Tomo I, editorial Jurídica, Santiago.

**************************************
1.- INTRODUCCIÓN:
El Problema fundamental del estudio de la
mercantilidad es el establecer qué materias son
regidas por el Derecho Comercial.

Al estudiar el ámbito de aplicación del


Derecho Comercial nos referimos a las tendencias
principales existentes sobre esta materia, que como
vimos principalmente son dos: El Sistema u
Orientación Objetiva y el Sistema u Orientación
Subjetiva, debiendo agregar a ellas una Tendencia
ecléctica o Intermedia, que reconoce influencias de
ambas tendencias.

Dijimos que el Sistema u Orientación Objetiva


encuentra como fundamento para determinar la
mercantilidad en la noción de acto de comercio,
siendo irrelevante la profesión de comerciante y su
calificación.

Por su parte el Sistema u Orientación


Subjetiva establece que serán actos mercantiles
aquellos ejecutados por quienes ejercen la profesión
de comerciantes.

No obstante la existencia de ambas


tendencias, cuando nos referimos a los actos de
comercio ciertamente estamos haciendo un llamado a
la tendencia objetiva de mercantilización por
especificación de actos y contratos, es decir, el
fundamento de la mercantilidad de los actos que
establece el art. 3 del Código de Comercio y a los
cuales dirigiremos nuestro estudio se encuentra en el
objeto del acto y no en la persona del comerciante.

En todo caso y pese a la tendencia objetiva


de mercantilización no es posible encontrar una
definición para los actos de comercio, por lo cual las
legislaciones, entre ellas nuestro Código de Comercio
optaron por hacer una enumeración de lo que
estimaban debía ser incluido dentro de la idea de acto
de comercio.1
Según los autores Raimundo Fernández y
Osvaldo Gómez Leo esta dificultad para definir los
actos de comercio se encuentra en “que todos los
reiterados esfuerzos realizados en el terreno doctrinal
para dar una noción de todos los actos de comercio
han sido, sin excepción, condenadas al fracaso, pues
pretenden que sus logros tengan validez universal,
olvidando que tales actos integran una categoría
legislativa y que, como tal, debe ser analizada y
determinados sus alcances con relación a cada
Derecho Positivo; sea porque realmente no hay actos
esencialmente comerciales o porque el acto de
comercio típico no existe; o sólo es obra del
legislador; o porque tiene carácter artificial y ha sido
estatuido por razones ocasionales de utilidad práctica
o, en definitiva, porque el tema de los actos de
comercio es un problema de Derecho Positivo,
condicionado por las necesidades pragmáticas de
base económica que la realidad de la vida cotidiana
puede imponer en el devenir histórico de determinada
comunidad organizada”. 2

En síntesis podemos decir que son comerciales


los actos que el legislador establece como tales, sin
que haya habido necesariamente un fundamento
técnico para esta determinación. 3

Nuestro Código de Comercio, seguidor en esta


materia del Código de Comercio Francés, inspirado en
la tendencia objetiva no define los actos de comercio
sino que ha establecido un catálogo de actos de
comercio en el art. 3.

Si bien nuestro Código de Comercio también ha


recibido influencia de la tendencia subjetiva,
ciertamente la objetiva ha sido predominante, en
1
 Baeza  Ovalle Gonzalo, “Derecho Comercial, Del Comercio y Del Comerciante”, 
Editorial Jurídica Conosur Ltda., Santiago 1998,  pág. 205.
2
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. citada, pág. 206.
3
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. citada, pág. 207.
especial en esta materia de los actos de comercio,
aunque en el análisis de cada uno de ellos podremos
apreciar que, en ciertos actos, ha sido predominante
la tenencia subjetiva. 4

Así lo señala el propio Mensaje que se acompañó


al Proyecto de Código para su aprobación por el
Congreso Nacional: “El proyecto ha huido del peligro
de las definiciones puramente teóricas, y en vez de
definir los actos de comercio, los ha descrito
prácticamente, enumerándolos con el debido orden,
precisión y claridad”.

2.- REFERENCIA A LA IMPORTANCIA DE LA


DETERMINACIÓN SI UN ACTO ES CIVIL O DE
COMERCIO.

El problema fundamental que presenta el tema de


la mercantilidad consiste en establecer que materias
son regidas por el Derecho Comercial.
Se trata de resolver cuál es el ámbito de
aplicación de las normas jurídicas mercantiles. 5 Como
hemos visto para determinar la mercantilidad existen
dos criterios: el objetivo y el subjetivo y como vimos
el criterio objetivo pone el acento en la noción de acto
de comercio (mercantilidad basada en la noción de
acto de comercio) y el subjetivo encuentra su
fundamento en la profesión de comerciante
(mercantilidad determinada por la persona del
comerciante).

 Ámbitos en que se manifiesta la importancia


de esta determinación o calificación:

4
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. citada, pág. 207
5
 De Solminihac Iturra, Jaime, “Compendio de Derecho Comercial”,  Tomo 1, Volumen 1, 
Santiago, 1996, pág. 59.
a) Para Establecer La Legislación De Fondo
Aplicable:

Un determinado acto jurídico o contrato puede


quedar regido en cuanto a su forma, contenido,
efectos y prueba por el derecho común o el derecho
comercial. Como hemos visto en clases pasadas si el
acto no es comercial entonces se le aplicarán las
normas del Código Civil y si es mercantil será regido
por las normas del Código de Comercio. La
importancia de lo anterior radica principalmente en
que tanto el CC como el CCom regulan instituciones
jurídicas distintas, los inspiran principios generales
diversos y en algunos casos regulan iguales
instituciones jurídicas, pero estableciendo reglas
totalmente distintas.6 Ejemplo: En materia de
sociedades, de compraventa y mandato, estas
instituciones están reguladas tanto por el CC como
por el CCom, pero de manera diferente.
También ocurre que las normas establecidas en
uno y otro cuerpo legal son contradictorias, como
ocurre con las formalidades en la constitución de las
sociedades colectivas, o bien, hay contratos
mercantiles que no están regulados por el C Com pero
si por el CC, como ocurre en el caso del
arrendamiento comercial.
Por lo anterior es determinante saber cuál es la
naturaleza del acto o contrato para aplicar una y otra
legislación.7
Debemos hacer referencia que históricamente la
calificación del acto como mercantil o civil tuvo
importancia para determinar la competencia de los
tribunales. Actualmente carece de importancia en
esta materia, pues ya no existen los Juzgados de
Comercio, quedando radicada la competencia en
material mercantil en los Tribunales Civiles.
“En caso de duda debe reputarse que el
acto o contrato es civil”.8
6
 Sandoval López, Ricardo, “Manual de Derecho Comercial”, Tomo I, Santiago 
_________, pág. 73.
7
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit, pág, 73.
8
 Olavarría A., Julio, “Manual de Derecho Comercial”, Barcelona, 1970, pág. 100.
b) En Materia De Medios De Probatorios:
b.1: En cuanto a la prueba testimonial:9 Existe
en esta materia una diferencia fundamental entre la
prueba testimonial que puede presentarse en una
causa civil y en una causa mercantil: El artículo 1709
inciso 1 del Código Civil establece que: “Deberán
constar por escrito los actos o contratos que
contengan la entrega o promesa de un cosa que valga
más de 2 Unidades Tributarias.
Por su parte, el artículo 1708 del CC establece
que no será admisible la prueba testimonial respecto
de una obligación que haya debido consignarse por
escrito.
De estas disposiciones se concluye que no podrá
probarse mediante testigos la existencia de una
obligación de mas de 2 Unidades Tributarias, si ella no
consta por escrito.
En cambio el artículo 128 del Código de
Comercio, ubicado en el párrafo 2 del Título I del Libro
II del, “De la prueba de los contratos y obligaciones”,
dispone: “La prueba de testigos es admisible en
negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad
que importe la obligación que se trate de probar,
salvo los casos en que la ley exija escritura pública”.
En consecuencia, en materia comercial,
“conforme lo dispone el artículo 128 del C Com, en las
causas mercantiles la prueba de testigos” es
admisible en negocios mercantiles cualquiera sea la
cantidad que importe la obligación que se trate de
probar, salvo los casos en que la ley exija escritura
pública.”10
Tampoco rige en materia mercantil la
limitación establecida en el artículo 1709 inciso 2 del
CC, pues el artículo 129 del Ccom permite la prueba
testimonial, atendidas las circunstancias, que deberán
ser calificadas por el juez, aún cuando altere o
adicione el contenido de las escrituras públicas.

9
 De Solminihac Iturra, Jaime, Ob. cit. pág 61.
10
 De Solminihac Iturra, Jaime, Ob. cit. pág. 61.
b.2: Prueba de los Libros de Contabilidad: En esta
materia existe una doble excepcionalidad: “Además
de las notables diferencias antes señaladas, existe en
materia comercial una prueba singular, con reglas
propias de esa especialidad, como es la que emana de
los libros de contabilidad que están obligados a llevar
los comerciantes.”11
“El artículo 127 del C Com complementa la
disposición del artículo 1703 del CC, cuando señala
que las escrituras privadas que guardan uniformidad
con los libros de los comerciantes hacen fe de su
fecha respecto de terceros, aún fuera de los casos
enumerados en el art. 1703 del CC.” 12
“Los libros de contabilidad de los comerciantes no
están reconocidos como medios probatorios en
materia civil; en cambio, en materia comercial no sólo
se les reconoce valor, sino que además hacen fe a
favor del que los lleva, lo que e doblemente
excepcional”.13

c) Para Los Efectos De Definir Al Comerciante o


Para Fines Profesionales.
La noción de acto de comercio nos permite llegar
a una adecuada definición de comerciante. El artículo
7 del C Com establece que: “Son comerciantes los
que, teniendo capacidad para contratar, hacen del
comercio su profesión habitual”.
“Hacer del comercio” implica la ejecución de
actos en sentido profesional. 14
“De esta forma la reiteración de actos de índole
comercial, unida al ánimo profesional, a la
organización profesional, permitirán encuadrar a las
actividades de una persona con capacidad para
contratar bajo el concepto de comerciante, y
consecuentemente aplicarle las normas que rigen a
estas actividades, en especial, las obligaciones que
establece el Código de Comercio a su respecto.

11
 De Solminihac Iturra, Jaime, Ob. cit. pág. 61.
12
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit. pág. 74
13
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit. pág. 74
14
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit. pág. 74
Ejemplo: La obligación de llevar libros de contabilidad,
inscribir ciertos documentos, inscribirse en ciertos
registros, etc.”15
Sin embargo, “algunos actos de comercio son
incapaces por sí mismos de dar al que los ejecuta un
carácter profesional por mucha habitualidad que haya
en su ejercicio, como ocurre con las letras de
cambio”.16

d) Respecto De La Capacidad : El C.Com


establece algunas reglas especiales de capacidad
para la ejecución de la actividad comercial que son
distintas a las establecidas en el CC. Ejemplo: A
propósito del mandato de los factores y dependientes.
Art. 338 del C Com.

e) Para Los Efectos De La Ley De Quiebras:

Cuando se trata de aplicar las disposiciones que


rigen la Quiebra, es importante distinguir si la
obligación incumplida emana de un acto de comercio
o de un acto civil. En efecto, la institución de la
Quiebra, como veremos en el Módulo de Quiebra, se
aplica a todo deudor, pero tratándose de las personas
que ejercen actividad comercial, industrial, agrícola o
minera, la ley 18.175 es más rigurosa en cuanto a las
causales y efectos que origina. Así las personas que
ejercen actividad comercial, industrial, agrícola o
minera pueden ser declaradas en quiebra si han
cesado en el pago de una obligación mercantil con el
solicitante, cuyo título sea ejecutivo 17.
Las obligaciones comerciales sólo nacen de los
actos de comercio. Si el deudor ha dejado de pagar
obligaciones originadas de actos civiles, no se
configura la misma causal y es necesario cumplir
otras exigencias para lograr declarlo en quiebra.

f) Para Fines Tributarios:


15
 De Solminihac Iturra, Jaime, Ob. cit. 62.
16
 Olavaria A. Julio, Ob. cit, pág. 101.
17
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit. pág. 75
“Es importante determinar el carácter
mercantil de un acto ya que hay ciertos impuestos
que gravan los actos mercantiles en forma diversa a
los que gravan los actos civiles.” 18
Ejemplo: Impuesto I.V.A. Así, un servicio que
no pudiera ser calificado de industrial podría quedar
afecto a este impuesto siempre que constituya un
acto de comercio.

3.- PROBLEMAS APLICABLES AL CONCEPTO


DE MERCANTILIDAD DE LOS ACTOS.-

La determinación de la naturaleza de un acto


en civil o comercial es fundamental para
determinar, como vimos, la ley que se va a aplicar
al acto. En nuestra legislación la mercantilidad
proviene exclusivamente de la ley, esto es, que los
actos son mercantiles cuando la propia ley se
encarga de incluirlo entre los actos de comercio.
Antes de comenzar el análisis pormenorizado
de los actos de comercio que establece el art. 3 del
C Com nos referiremos a ciertos problemas que
plantea la regulación que les da nuestra legislación
y que, de acuerdo al Profesor Ricardo Sandoval, son
los siguientes:

3.1 El Rol de la voluntad de las partes


3.2 Actos Mixtos o Doble Carácter
3.3 Teoría de lo Accesorio
3.4 Problema de la mercantilidad de los
inmuebles

Sin embargo, debemos señalar que el profesor


Gonzalo Baeza Ovalle considera que no constituye
ninguna situación particular del Derecho Comercial
que deba ser destacada.19 Pese a ello, el profesor
Baeza analiza también cada uno de los problemas
el profesor Sandoval, como veremos más adelante.
18
 De Solminihac Iturra, Jaime, Ob. cit. 63.
19
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 216.
3.1 El Rol de la voluntad de las partes 20:

De acuerdo a este principio las partes


pueden celebrar toda clase de contratos y
determinar o acordar las cláusulas que deseen, es
decir, vemos el principio de la autonomía de la
voluntad o de la libertad contractual en sus dos
aspectos: en cuanto a la celebración. y en cuanto al
contenido.
Sin embargo, la autonomía de la voluntad no
tiene intervención alguna para determinar si el acto
es civil o comercial. Aún cuando las partes declaren
que el acto que celebran es mercantil, no pasará a
serlo si la ley no lo ha calificado de tal.
Esta es una limitación al ppio de la
autonomía de la voluntad, pero se justifica en que
las normas que regulan los actos de comercio son
de orden público, por lo que las partes no pueden
derogarlas, pues ello significaría dejar a las partes
la elección de la legislación aplicable al acto.
El Profesor Baeza Ovalle señala sobre este
punto de la autonomía de la voluntad que difiere
con el profesor Sandoval cuando éste se refiere a
que la mercantilidad está determinada por la ley y
que ello se traduce en una limitación del principio
de la autonomía de la voluntad, cuyo fundamento
se encuentra en que el Derecho Comercial es un
derecho de excepción, que contiene normas de
orden público y que por tanto no pueden ser
derogadas por la voluntad de las partes. 21
Para el profesor Baeza Ovalle: “la
‘excepcionalidad’ del Derecho Comercial no es un
asunto indiscutible, muy por el contrario, dado que
tal concepto no resulta legítimo ni menos correcto
asimilarlo al de ser ‘especial’, que tiene otra
connotación”.22
“En todos los sistemas legales codificados, la
voluntad de las personas no tiene tanta fuerza
20
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit.
21
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 216
22
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 216
como para alcanzar la derogación de la ley, ya que
de quedar entregada la fuerza obligatoria de la ley
a la voluntad de las partes, ésta perdería toda su
eficacia y el principio de la autonomía de la
voluntad no alude a una potestad de esa magnitud,
sino a facultades diferentes”.23
En el Derecho Privado el rol de la voluntad de
las partes prima en muchos aspectos por sobre las
disposiciones legales que tienen en esta materia un
rol supletorio de la voluntad de las partes, pero en
el Derecho Comercial, como en las demás ramas del
Derecho Privado, las partes pueden hacer lo que
estimen conveniente a sus intereses siempre que
ello no esté prohibido por la ley de manera
explícita.
“Para establecer la artificialidad de ese
presunto problema (del rol de la autonomía de la
voluntad), basta con recordar que existe un
aforismo en materia de derecho que lo podemos
traducir en “las cosas son lo que son y no lo que las
partes dicen que son”.24
“En Derecho Comercial tiene tanta o más
aplicación el principio jurídico referido que en el
Derecho Civil, desde el momento en que nada
impide que los contratantes o el que otorga un acto
jurídico acuerde o establezca, según el caso, que
ese contrato o acto jurídico quedará regido por la
legislación comercial en cuanto a sus efectos. Tal
cosa es una aplicación del principio de la autonomía
de la voluntad y no está prohibido por la ley. Una
cosa enteramente diferente es que pretenda decir
que ese acto o contrato no tiene o carece de la
naturaleza jurídica que legalmente le es
25
atribuida”.

3.2 ACTOS MIXTOS O DOBLE CARÁCTER:

23
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 216
24
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 217
25
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 218
Los actos mixtos o de doble carácter se
encuentran descritos en el art. 3 del Ccom, en su
parte enunciativa al disponer “Son actos de
comercio, ya de parte de uno de los
contratantes , ya de parte de uno de ellos..... “.
Esto, porque la existencia de comerciantes, y no solo
de actos de comercio, lleva implícito el que siempre
pueda surgir la concurrencia a un mismo contrato, de
personas que tienen un estatuto diferente para regir
sus relaciones jurídicas: uno, el comerciante, con
todo el sistema legal comercial, otro, el civil o no
comerciante, con la legislación común tras él”. 26
La primera parte de esta disposición: Son
actos de comercio, ya de parte de ambos
contratantes, no ofrece mayores dificultades en su
interpretación, pues estos actos se rigen
íntegramente por el Derecho Comercial.
Ejemplo: Un banco compra a un comerciante
el mobiliario para una de sus sucursales, el acto es de
comercio para ambos contratantes.
Sin embargo, la segunda parte de esta
disposición: Son actos de comercio, ya de parte de
uno de ellos ...” si ofrece dificultades en su
interpretación. Estos son los llamados actos
mixtos o de doble carácter.
Concepto: “Los actos mixtos o de doble
carácter son aquellos cuyos efectos son civiles
para una de las partes y mercantiles para la
otra.”27
Ejemplos:
La compra de un refrigerador que hace una dueña
de casa en una Multitienda, es civil para la dueña de
casa y comercial para la Multitienda. Es comercial
para esta última porque fue precedida de una compra
comercial (se compró para revender).
“En la mayoría de los casos se trata de actos que
para alguno de los que intervienen no tiene finalidad
mercantil (las operaciones bancarias son mercantiles
para el Banco, no para el cliente; las ventas en las
tiendas son mercantiles para el comerciante y no para
26
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 224
27
 De Solminihac Iturra, Jaime, Ob. cit. pág. 64.
el consumidor; los seguros son mercantiles para el
asegurador, no para el asegurado, así
28
sucesivamente”.
“El término fue acuñado por la doctrina francesa,
y como bien lo dice George Ripert: ‘El acto por sí
mismo no es mixto y este vocablo no significa nada’.
Si ha sido empleado por la doctrina francesa es
porque esta doctrina quiere calificar los actos jurídicos
en sí mismos y según su naturaleza. En presencia de
un acto entre un comerciante y un no comerciante la
doctrina francesa se ha encontrado con grandes
dificultades para la calificación de tal acto. Si se
admite en cambio que lo que califica el acto de
comercio es la profesión del comerciante, nada de
particular tiene que la obligación de cada uno de los
contratantes tenga un carácter distinto”. 29
El acto es uno solo, la compra del refrigerador, sin
embargo, sus efectos son duales.
Esta dualidad de efectos, general ciertos
problemas al Derecho Comercial, que se manifiestan
principalmente en:
1.- Legislación de Fondo aplicable.
2.- Prueba de la Obligación.

1.- Legislación de Fondo Aplicable: La ley


reconoce que el acto puede ser civil para una parte y
mercantil para la otra, es que la legislación civil se
aplica a una de las partes y la comercial a la otra. Se
aplicará la legislación que corresponda a la persona
obligada según sea la calidad del acto para ella.
Jurisprudencia:
1) “En los actos mixtos o de doble carácter, o sea,
cuando para una de las partes tiene el carácter de
civil y para la otra el carácter de comercial y se
presentan dificultades, hay que atender a la ley que
regiría según el carácter que tenga para el
demandado. El arrendamiento que se haga de una
cosa mueble con el propósito de obtener un lucro
comercial, será acto de comercio, no obstante lo cual
28
 Garrigues, Joaquin, “Curso de Derecho Comercial”, Tomo I, Editorial Porrúa S.A.,  
México 1993, pág. 158.
29
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 225 (En referencia a Rodiere, René, Roger Houin).
se regirá por el CC, por no existir disposiciones que lo
contemplen en el Código de Comercio”. 30 (Corte de
Apelaciones de Santiago, 23 de junio de 1986).
2) “Carece de consideraciones de hecho y de
derecho el fallo de primer grado que, no obstante
reconocer la existencia del mutuo celebrado por las
partes, no analiza la naturaleza de la acción que de él
emana, ni las normas de prescripción aplicables para
resolver el conflicto.
El contrato de mutuo puede ser un acto mixto o
de doble carácter, como sucede en la especie, en que
reviste naturaleza mercantil respecto del banco
mutuante, por tratarse de un contrato propio de su
giro, y es civil respecto del mutuario, porque no lo
contrajo en el ejercicio de una actividad mercantil”. 31
(Corte de Apelaciones de Santiago, 5 de octubre de
1990).

2.- Prueba de la Obligación: Para determinar qué


normas se aplican en materia de prueba y esto tiene
relevancia atendidas las diferencias que existen en
materia probatoria entre el CC y el C Com, debe
atenderse a la naturaleza del acto que se trata de
probar.
Cuando se trata de acreditar la existencia de una
obligación que pesa sobre una de las partes, para la
cual tiene carácter civil, debe probarse siguiendo las
reglas de la legislación civil. Por el contrario si la
obligación para la parte es mercantil, se aplicarán
entonces las normas del Código de Comercio.
Esta materia reviste mayor importancia en
relación con la prueba testimonial, pues en el ejemplo
dado de la compra del refrigerador, si éste no hubiese
sido pagado, la dueña de casa podrá probar la
existencia de la obligación mediante testigos,
cualquiera fuere el monto de la compra, pues se
aplica la ley en contra de quien se prueba, en este
caso en contra de la Multitienda, para quien el acto es
mercantil.

30
 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIII, Sección 2ª, p. 54.
31
 Gaceta Jurídica, octubre de 1990, N° 124, pág. 42.
“La prueba será o no admisible según quien se al
persona contra quien se hace valer y según la
naturaleza que el negocio tenga para ella. Si el
negocio es mercantil para la persona contra quien se
pretende utilizar la prueba, puede aplicarse lo
dispuesto en el artículo 128 del C Com, según el cual
se admite la prueba testimonial “cualquiera sea la
cantidad que importe la obligación que se trate de
probar”. Si el asunto es civil para aquel a quien se le
pretende probar no puede tener cabida el precepto
citado”.32
“Nada dice sobre el particular nuestra legislación
positiva y el Código se limita a comprobar la
existencia de los actos mixtos o de doble carácter en
su art. 3° que encabeza diciendo: “Son actos de
comercio, ya de partes de ambos contratantes, ya de
parte de uno de ellos”.33
“Los restantes problemas que estos actos, tan
frecuentes en la vida jurídica presentan, no han sido
objeto de la preocupación del legislador, por lo que ha
debido ser la jurisprudencia la que llene este vacío”. 34

32
 Olavaria A., Julio, Ob. cit. pág. 103
33
 Olavarría A., Julio, Ob. cit. pág. 103
34

3.3 TEORIA DE LO ACCESORIO

El profesor Julio Olavaria al referirse a esta materia señala que: “Esta


teoría constituye en el fondo el reconocimiento del fracaso de la mercantilidad
basada en la objetividad, es decir, en la concepción del acto de comercio.
Enumerados los actos que se reputan de comercio, la imaginación del legislador
siempre ha resultado mas estrecha que las necesidades y la inventiva del tráfico
mercantil. Para obviar esta dificultad la teoría de lo accesorio significa una
transición entre el criterio objetivo y el subjetivo y más con este, que con el
criterio profesional que en estos últimos tiempos va recobrando su antigua
robustez”.
Según señala este autor existirían una serie de actos que no podrían ser
calificados de civiles o mercantiles si no fuera por esta teoría. De acuerdo a ella
se presumen mercantiles los actos dudosos cuando se relacionan con una
4.- LA MERCANTILIDAD EN EL CÓDIGO DE
COMERCIO CHILENO O LOS ACTOS DE COMERCIO
EN NUESTRO CÓDIGO DE COMERCIO

4.1 Noción de Acto de Comercio. Concepto y


elementos.

profesión, actividad o acto jurídico principal de carácter comercial.


Por su parte el profesor Gonzalo Baeza Ovalle señala que la aseveración
del profesor Olvarria es exagerada, pues no ha habido un sistema legal que
haya reconocido la tendencia objetiva pura y simplemente, excluyendo
cualquier otra tendencia. Agrega que de las palabras del profesor Olavarria se
desprendería que primero surgió la tendencia objetiva de determinación de la
mercantilización de los actos y contratos y que luego del fracaso de esta
tendencia se habría dado lugar a la accesoriedad o conexidad como solución a
la crisis de la tendencia objetiva. Sostener lo anterior, para Baeza Ovalle es
cometer un error histórico.
Baeza Ovalle sostiene que las legislaciones junto con considerar a la
tendencia objetiva para la determinación de la mercantilidad siempre
contemplaron el principio de lo accesorio, ya sea de manera expresa o
implícita en el contexto de la ley.
Para este autor, la teoría de lo accesorio significa que un acto que
naturalmente no es comercial, puede serlo por la relación o conexidad con la
actividad del empresario.

FUNCION DE LA TEORIA DE LO ACCESORIO:


Los autores están contestes en señalar que la teoría de lo accesorio
sirve para extender o limitar la noción de acto de comercio.
Así la compra que hace un vinatero de vasijas para envasar el vino que
produce para luego venderlas con el vino envasado, aunque tiene la apariencia
de mercantil, pues se trata de una compra de bienes muebles con el animo de
venderlas en la misma forma o en una distinta y con animo de lucro, no
Como hemos señalado en clases anteriores, en
general los legisladores, entre los se incluye el
legislador chileno, optaron por no definir los actos
de comercio, sino que, a partir de la tendencia
objetiva, enumeraron los actos que la ley considera
mercantiles. Así el art. 3° del Código de Comercio
Chileno recogiendo el criterio objetivo, enumera los
actos que la legislación considera mercantiles.
El criterio de nuestro legislador estuvo dirigido
principalmente por la idea de lucro. Los demás

constituye un acto de comercio, puesto que dicha compra accede a una


actividad principal, la agricultura, de carácter civil.
En cambio la compra que hace un banco de muebles para alhajar sus
oficinas, que en principio parecería ser un acto de carácter civil, por cuanto se
trata de una compra en que no existe el animo de venderlas, permutarlas o
arrendarlas, tiene carácter mercantil por cuanto accede a una actividad principal
de carácter comercial, como es la actividad bancaria.
En el primer ejemplo, del vinatero, la teoría de lo accesorio sirve para
limitar el concepto de acto de comercio, pues a pesar de cumplir con los
elementos propios de la compraventa mercantil (cosas muebles, animo de
vender y fin de lucro) no deja de ser una compraventa civil, atendido que
accede a un giro o actividad principal de carácter civil como es la agricultura.
En el segundo caso, la teoría de lo accesorio sirve para extender la
noción de acto de comercio, pues un acto que tiene toda la apariencia de ser
civil, (compraventa de bienes muebles para ser usados y no vendidos o
arrendados), por la actividad principal a que acceden tienen carácter comercial.

ACCESORIEDAD O CONEXIDAD: AUXILIO, COMPLEMENTO DE


OTRA ACTIVIDAD.

DEFINICION:
 “La accesoriedad consiste en presumir mercantiles los ciertos actos que
cuando se relacionan con una profesión, actividad, o acto jurídico
principal de carácter comercial, ya sea porque lo facilitan, contribuyen a
acrecentarlo o realizarlo o simplemente lo garantizan.” (Ricardo
Sandoval)
elementos del acto de comercio: intermediación de
productores y consumidores, la aceleración del
proceso productivo, la noción de empresa, no se
encuentran recogidos en la enumeración que realiza
el artículo 3°.
En doctrina los “actos de comercio, son actos
de intermediación entre productores y consumidores

 “Es un efecto jurídico por el cual un acto que naturalmente no es


comercial pasa a quedar regido por la legislación comercial en razón de
acceder a una obligación comercial o ser realizado por un comerciante en
razón de su giro” (Gonzalo Baeza Ovalle)
 “Sirve para ampliar o restringir el concepto de la mercantilidad”. (Jaime
de Solminihac)

AMBITO DE APLICACIÓN: Tiene gran aplicación e importancia en materia


de derecho comercial, pues mediante la aplicación de esta teoría es posible
ampliar o extender el radio de acción del articulo 3 del C Com., pues se
califican de comerciales actos que no se encuentran enumerados en dicha
disposición.
Sin embargo, no todos los actos comerciales pueden convertirse en
civiles o viceversa en virtud de esta teoría.
Existen actos que se denominan esencialmente civiles, es decir, no
cambian de naturaleza, aun cuando accedan a una actividad principal de
carácter civil: Ejemplo los actos relativos a inmuebles. A su vez, existen actos
que nunca pierden su calidad de actos mercantiles, cualquiera sea la causa que
los motive. Esto ocurre con los actos formales de comercio (letras de cambio,
pagares a la orden u operaciones de cambio.

CLASIFICACION DE LA TEORIA DE LO ACCESORIO:


El profesor Baeza Ovalle señala que de este principio se puede hacer la
siguiente clasificación: Accesoriedad por vía objetiva y por vía subjetiva.
 Accesoriedad por vía objetiva:“El articulo 1 del C Com establece que
sus disposiciones también son aplicadas a aquellas obligaciones
contraídas por personas no comerciantes que tenga por objeto asegurar
el cumplimiento de obligaciones comerciales.”Lo anterior significa que
una obligación no regida por el Código de Comercio en su origen, pasa a
ejecutados con propósito de lucro y que contribuyen a
la circulación de la riqueza.” 35

4.2. Clasificación de los Actos de Comercio.

I.- Según el ámbito espacial donde se ejecutan o


realizan:

 Actos de Comercio Terrestre (Art, 3° N° 1 al


12)

estarlo porque accede a una obligación de carácter comercial.


No es la persona del comerciante que ejecuta el acto la que
determina su carácter comercial, sino que el acto es mercantil pues la
obligación que cauciona o garantiza tiene ese carácter. El profesor Baeza
señala sobre este punto que la accesoriedad es generada por vía objetiva,
esto es, “en razón a que es el acto, contrato u obligación comercial la
que arrastra a la mercantilidad a una obligación, acto o contrato de otra
naturaleza”.

 Accesoriedad por vía subjetiva: Para el profesor Baeza Ovalle “las


obligaciones comerciales” a que se refiere el articulo 1 del C Com
pueden originalmente no ser comerciales en su origen. Ellas “cambian su
naturaleza, pasando a ser comerciales toda vez que ‘refieran a
operaciones mercantiles’.” En opinión de Baeza Ovalle en la frase del
articulo 1 del C Com “las obligaciones de los comerciantes que se
refieran a operaciones mercantiles” el legislador no se refirió a
obligaciones que siempre fueron comerciales, pues en ese evento el texto
carecería de sentido y “una buena exégesis apoya la versión de que el
legislador es inteligente, por lo cual, si establece alguna disposición, es
con el claro propósito de que ella tenga algún efecto jurídico.”
Baeza agrega que del articulo 3 numero 1 inciso 2 del C Com: “Sin
embargo, no son actos de comercio la compra o permuta de objetos
destinados a complementar accesoriamente las operaciones principales
de una industria no comercial.” Ha sido interpretada por la doctrina
bajo el criterio a contrario sensu, esto es, que “en el evento que la
compra o permuta de objetos tenga por destino complementar
accesoriamente las operaciones principales de una industria comercial,
son actos de comercio.”
 Actos de Comercio Marítimo (Art. 3° N°13
al 19)

Este tipo de clasificación los autores Gabriel
Palma, Julio Olavarría y Raúl Varela lo denominan
como Primer Ordenamiento de los Actos de
Comercio. El Criterio seguido para hacer esta
clasificación se encuentra en el medio en que se
ejecutan los actos calificados como comerciales. 36

Para este autor en los dos textos legales citados existe una
accesoriedad por vía subjetiva, ya que un acto o contrato que
naturalmente no era comercial paso a tener dicha calidad por acceder a
la actividad o realización del giro desarrollado por un comerciante.
Baeza encuentra justificación a su postura en el hecho que nuestra
legislación no reconoce como criterio para determinar la mercantilidad
el giro a que acceda el acto, pues el “giro comercial” no es un acto de
comercio, sino hay comerciantes que tienen un giro comercial.

FUNDAMENTO LEGAL DE LA MERCANTILIDAD


El C Com como hemos dicho no reconoce el principio de accesoriedad,
sino que este ha sido deducido por la doctrina nacional, mediante la
interpretación de dos artículos del C Com que de alguna forma hemos
analizado a propósito de la clasificación que hace el profesor Baeza de esta
teoría de lo accesorio.
Decimos que el fundamento legal se encuentra en dos disposiciones del
Código: Art. 3 Numero 1 inciso 2 y Art. 1 parte segunda del C Com.

Art. 3 Numero 1, inciso 2: “Sin embargo, no son actos de comercio la compra


o permuta de objetos destinados a complementar accesoriamente las
operaciones principales de una industria no comercial.”
Para la doctrina esta disposición quiere significar que lo que accede o el
acto que accede, esto es, que auxilia o complementa a una industria no
comercial no es un acto de comercio, aun cuando tenga apariencia de tal.
II.- Atendiendo al elemento o factor principal, pueden
clasificarse:

 Actos de comercio que son tales atendida


la intención con que se ejecutan. (Art. 3°
N° 1 al 3)
 Actos de comercio que lo son porque los
ejecuta una empresa. (Art. 3° N° 5 a 9 )

Aunque el C Com no lo dice en forma expresa, esta norma debe


interpretarse en el sentido que un acto que considerado aisladamente es civil,
debe considerarse comercial o mercantil porque accede a un giro, industria o
actividad principal de ese carácter. Lo mismo ocurre con los actos considerados
aisladamente mercantiles, pero que acceden a una actividad civil principal.
¿Es posible fundar el principio de lo accesorio en esta disposición que se
refiere a la compraventa mercantil?
La doctrina señala que aunque se trate de una norma particular, referida a
la compraventa y que el principio de lo accesorio es de carácter general, puede
este encontrar su fundamento legal en dicha disposición por los siguientes
fundamentos:
1) La compraventa es el “centro de la materia jurídico-mercantil o
comerciabilidad, por ser un contrato general y de fundamental aplicación en la
vida practica de los negocios”.
2) Las legislaciones mas modernas lo consignan expresamente. Así los Códigos
de Italia, Alemania, Bélgica, Francia consagran en forma expresa el principio
de lo accesorio.
3) “Porque al considerarlo como un principio general que informa el derecho
mercantil se cumple con una necesidad de orden jurídico practico, sirviendo de
paliativo para los criterios de determinación de la mercantilidad.”
Art. 1, segunda parte del C Com: “El Código de Comercio rige las
obligaciones ...que contraigan personas no comerciantes para asegurar el
cumplimiento de obligaciones comerciales...”
“En este texto la teoría de lo accesorio se aplica respecto de las
cauciones dadas para garantizar pactos principales mercantiles. Es indiferente
 Actos que son siempre mercantiles o Actos
Formales de Comercio. (Art. 3° N° 10 al
19)
A esta clasificación los autores Palma, Olavarría y
Varela la denominan: Segundo Ordenamiento. Esta
clasificación reconoce como base los requisitos que el
legislador estableció para que los actos fueran

la calidad de las personas que las otorguen, pues si no son comerciantes, el Art.
1 mercantilizo expresamente esos contratos accesorios y a fortiori debe
hacerse lo mismo respecto de las cauciones otorgadas por comerciantes para
garantizar obligaciones principales de tipo mercantil.”
Como hemos visto, si bien nuestra legislación no reconoce ni consagra
en forma expresa el principio de lo accesorio, este puede deducirse a contrario
sensu de la regla que da el Art. 3 Numero 1 inciso 2, pues esta norma no es mas
que la consagración del principio general : “lo accesorio sigue la suerte de lo
principal” y por ello puede aplicarse tanto respecto de los actos que en su
origen son civiles y a los que son mercantiles.
En el proyecto del C Com este principio estuvo precisado de mejor
forma, pero la Comisión Revisora no creyó conveniente reproducirla, pues
bastaba precisamente la regla impuesta por el Art. 3 numero 1 inciso 2 y
reforzado por el articulo 1 del C Com.

3.4 PROBLEMA DE LA MERCANTILIDAD DE LOS INMUEBLES


La gran mayoría de la doctrina estima que los bienes inmuebles se
encuentran excluidos de la mercantilidad, esto es, que los bienes raíces no
pueden ser objeto de transacciones comerciales.
“No es mercantil la compra de un inmueble, aun hecha con el animo de
revenderlo. Todos los actos referentes a inmuebles quedan fuera de la
legislación mercantil y este es un principio de legislación universal que tiene
solo dos excepciones.” (Gabriel Palma Rogers).
Gabriel Palma funda su posición en que el comercio requiere de rapidez y
celeridad en sus operaciones y los bienes inmuebles están sujetos a diversas
considerados mercantiles. En otras palabras, esta
clasificación atiende a la ratio legis.37

Esta clasificación es compartida por la


mayoría de la doctrina.

El N° 20 del artículo 3 del Código de Comercio,


que califica como acto de comercio a “Las empresas
de construcción de bienes inmuebles por

reglas, formalidades y trabas que impiden la celeridad que exige el comercio.


Además, agrega, que los bienes inmuebles no son transportables ni tienen
precio corriente que los represente en las operaciones mercantiles. Esta
posición de Palma fue recogida por la mayoría de la doctrina nacional, aunque
actualmente, como veremos ha perdido fuerza.
Dentro de nuestra legislación solo es acto de comercio aquel que se
refiere a bienes muebles.
Don Gabriel Ocampo, redactor del C Com sostenía que la compraventa o
arrendamiento de casas o locales para almacenes o tiendas no podían ser
mercantiles pues no cumplían con los requisitos del de los números 1 y 3 del
artículo 3 del C Com pues expresamente esa dos normas se refieren a los
bienes muebles.
Francisco Ugarte sobre este tema planteaba que debe no confundirse “las
industrias con el local en que se plantean o ejercen. Las empresas de
espectáculos públicos son indudablemente mercantiles en nuestro Código y en
muchos otros, pero no lo son las casas llamadas teatros donde ellas funcionan.”
Para el profesor Olavarria es difícil sostener esta separación que plantea
Ugarte, pues los inmuebles son susceptibles de recibir “las influencias de la
mercantilidad de nuestro Código”. Este autor da como ejemplo de lo anterior lo
que ocurre con empresas como la hotelera en que no se puede separar la
compra del inmueble en donde este funcionara de los bienes muebles que lo
alhajen. No es razonable sostener que seran mercantiles las compras de los
bienes muebles que alhajan el hotel y no el inmueble donde se ubica el mismo.
“En general, la ley ha declarado mercantiles los actos de la empresa cuyo
giro se reputa mercantil, reconociendo el criterio profesional a que tantas veces
adherencia, como edificios, caminos, puentes,
canales, desagües, instalaciones industriales y
de otro similares de la misma naturaleza”, fue
incorporado por el artículo 14 del Decreto Ley 1.953,
de 1977. Por esta razón los autores indicados (Palma,
Olavaria y Varela) no lo indican dentro de la
clasificación de los actos de comercio, pues sus textos
son anteriores a dicho Decreto Ley.

hemos aludido, y sin distinguir los objetos en que se ejercen dichas actividades,
actos u operaciones y atendiendo solo a aquel giro principal sea el que ella
indica.”
En opinión del profesor Olavarria y que corresponde al criterio de la
doctrina mayoritaria, no es posible considerar como un acto civil la compra que
hace una empresa de un inmueble para instalar en ella una sucursal o bien
cuando compra un establecimiento de comercio junto al inmueble en que se
situa, pues corresponde a un acto que realiza dentro de su giro, del desarrollo
de su actividad comercial principal.
Olavarría agrega que: “ En general, cualquier acto que recaiga en un bien
raiz, ejecutado por una empresa comercial para los intereses de su giro y
siempre que no se destine a objetivos que podriamos considerar civiles, es
comercial”.
Hay autores que encuentran en el art. 397 del C Com que se refiere a la
venta de inmuebles sociales por los administradores de la sociedades, quienes
en virtud de esa norma no requieren de poder especial para ello, siempre que el
acto se encuentre comprendido en el numero de las operaciones que
constituyen el giro ordinario de la sociedad, pues se encontraria dentro del giro
comercial la venta de bienes raices.
Sin embargo, la mayoria de la doctrina descarta este argumento, pues
bien puede ser que dentro del giro de una empresa de carácter comercial, y no
por eso los actos que realice en relación con los inmuebles dejen de ser civiles
ni su giro deje de ser comercial. Es perfectamente compatible.
Para el profesor Olavarria si son actos de comercio relativos a
inmuebles los de corretaje y mandato. Estos dos actos seran siempre
Los autores como José Parga y Ricardo Sandoval
incluyen a este numerando 20 dentro de la
clasificación que vimos más arriba “b) Actos de
comercio que lo son porque los ejecuta una
empresa”. Sobre este punto el profesor Baeza
señala que podría incluirse dentro de una nueva
clasificación que veremos enseguida: esto es,
atendido el objeto del acto, sin embargo, al igual que
Parga y Sandoval cree apropiado agruparlo en la
clasificación que atiende a que los actos son de
comercio porque los ejecuta una empresa.
Dentro de la clasificación que hacen los
profesores Palma, Olavaria y Varela se omite el N° 4
del artículo 3. Otros autores como José Parga, Jaime
De Solminihac y Ricardo Sandoval lo incluyen dentro
de la clasificación que atiende a la intención de la
persona que los ejecuta.
Para el profesor Baeza esta omisión en la
clasificación del art. 3 Nº 4 se debe a que en los
contratos de comisión o mandato comercial no se
atiende a ninguno de los criterios o conceptos antes
vistos, pues ellos son mercantiles no por la intención
con que fueron ejecutados, ni porque han sido
ejecutados por una empresa y tampoco se trata de
actos formales de comercio.
Baeza señala que se trata de un tipo diferente de
acto o contrato y que fue calificado de mercantil por
el legislador atendiendo otro factor o elemento de

mercantiles aunque recaigan sobre inmuebles. Asi lo ha reconocido tambien la


jurisprudencia. (Corte de Apelaciones de Valdivia, 1925).
La jurisprudencia de nuestros tribunales que reconozcan el carácter de
mercantil a actos realizados sobre inmuebles es bastante escasa.
En el derecho comparado se ha recogido esta fuerte tendencia de la
doctrina de dar cabida a los inmuebles como objetos de los actos de comercio.
(Italia, Honduras, México).

35
 De Solminihac Iturra, Jaime. Ob. cit., pág. 78.
36
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. Cir., pág. 235
37
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. Cir., pág. 235
clasificación, esto es, el objeto del acto. Si el objeto de
la comisión o mandato es mercantil entonces el
contrato también lo será.38
De allí entonces que el Profesor Gonzalo Baeza
agrega otra clasificación: “Actos que son mercantiles
en razón de su objeto”. (Art. 3 N° 4)39
Por su parte el profesor Ricardo Sandoval agrega
como criterio de clasificación: Aquellos actos que
atienden al criterio de intermediación: Art. 3 N° 11 y
12.40
En cuanto a los actos formales de comercio, el
profesor Gonzalo Baeza señala que aquellos son
comerciales por exclusiva voluntad del legislador y no
como parece desprenderse la opinión de los demás
autores, quienes señalan que dichos actos son
siempre mercantiles. Para Baeza el carácter mercantil
de estos actos está dado por factores exógenos al
acto o contrato, la voluntad del legislador, pues
estos actos son ejecutados por comerciantes y no
comerciantes, aún por el común de las personas, en
las más diversas actividades, incluso ajenas al
comercio. Los cheques, pagarés y letras de cambio
(actos formales de comercio por excelencia) son
girados, suscritos y emitidos por toda clase de
personas. En consecuencia, en opinión de Baeza, sólo
ha sido la voluntad del legislador la que les ha dado el
carácter de actos de comercio en todo caso y no
porque en sí mismos constituyan actos mercantiles.

4.3 Análisis del Art. 3 del Código de Comercio.

 Art. 3: Son actos de comercio, ya de parte de


ambos contratantes, ya de parte de uno de ellos:

N° 1: “La compra y permuta de cosas
muebles, hechas con animo de venderlas,
permutarlas o arrendarlas, en la misma forma
o en una distinta, y la venta, permuta o
arrendamiento de estas mismas cosas.”
38
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. Cir., pág. 235
39
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. Cir., pág. 235
40
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit. pág. 88
Recordemos que el CC define la compraventa en
el art. 1.793 y al respecto dispone: “ La compraventa
es un contrato en que una de las partes se obliga a
dar una cosa y la otra a pagarla en dinero. Aquella se
dice vender y esta comprar. El dinero que el
comprador da por la cosa vendida se llama precio”.
Por su parte, el profesor Jaime de Solminihac
define la compraventa comercial como: “un contrato
en que una de las partes se obliga a dar una cosa
mueble a la otra que se obliga a pagarla en dinero y
celebra el contrato con la intención de vender,
permutar o arrendar la cosa en la misma forma o en
otra distinta con espíritu de lucro”.41
Para un adecuado estudio de esta disposición,
analizaremos esta disposición separando cada uno de
los elementos que ella señala. Como podremos
apreciar el legislador no trata a la compraventa como
una unidad, sino que separó la compra de la venta,
pues los requisitos de uno y otro contrato son distintos
y para evitar la complicación que puede traer
aparejada la eventual existencia un acto mixto o de
doble carácter, mediante la concurrencia de dos
estatutos legales distintos para un mismo contrato. 42
Lo dicho no debe entenderse como que este
contrato deje de ser una compraventa, sino que el
legislador los ha tratado separadamente para poder
establecer y exigir con toda claridad y precisión
requisitos diferentes.
Por lo anterior, estudiaremos separadamente la
compra de la venta mercantil, analizando los
requisitos de cada una de ellas.
a) La compra comercial: Para que nos encontremos
frente a una compra comercial, es necesario que
reúna los siguientes requisitos:
1.- Que verse sobre cosas muebles.
2.- Que sea efectuada con la intención de vender,
permutar o arrendar estas mismas cosas,
obteniendo una ganancia o lucro comercial. Sobre

41
 De Solminihac Iturra, Jaime, Ob. cit. pág. 82
42
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 244.
este punto: no todos los autores están contestes en
exigirlo.
Los analizaremos separadamente:

1.- Que verse sobre bienes muebles: Todos los


contratos contemplados por el N° 1 del art. 3 y no
sólo la compra mercantil, deben versar sobre bienes
muebles. Para determinar qué entenderemos por
bienes muebles, debemos remitirnos a las
disposiciones del CC, específicamente a los artículos
567 y 571 del CC.
El artículo 567 del CC dispone que: “Muebles son
los que pueden transportarse de un lugar a otro, sea
moviéndose por sí mismas, como animales, sea que
sólo se muevan por una fuerza externa, como las
cosas inanimadas.” “Exceptúense las que siendo
muebles por naturaleza se reputan inmuebles por su
destino, según el art. 570.”
Estos son los llamados bienes muebles por
naturaleza, semovientes o inanimados, según si se
transportan o no por sí mismos, como los animales en
el primer caso o una silla en el segundo.
También consideraremos bienes muebles a
aquellos que doctrinariamente han sido denominados
“muebles por anticipación”, y que se encuentran
definidos en el art. 571 del CC: “los productos de los
inmuebles, y las cosas accesorias a ellos, como las
yerbas de un campo, la madera y fruto de los árboles,
los animales de un vivar, se reputan muebles aún
antes de su separación, para el efecto de constituir un
derecho sobre dichos productos o cosas a otra
persona que el dueño.” “Lo mismo se aplica a la tierra
o arena de un suelo, a los metales de una mina y a las
piedras de una cantera”.

¿Estos bienes muebles pueden ser sólo


corporales o también incorporales?:

Sobre este punto el profesor Gonzalo Baeza


señala que el N° 1 del Art. 3 se refiere sólo a las cosas
muebles corporales, pues de acuerdo al art. 574:
“Cuando por la ley o el hombre se usa de la expresión
bienes muebles sin otra calificación, se comprenderá
en ella todo lo que se entiende por cosas muebles,
según el art. 567.”

Por su parte el art. 567, según el profesor Baeza,


deja claro con la enumeración y ejemplos que cita,
que se refiere sólo a bienes corporales. 43

Nos hemos referido a que la compra mercantil (y


también los demás contratos que establece el art. 3
N° 1) debe referirse a bienes muebles, por naturaleza
o anticipación y corporales, esto último según el
profesor Baeza Ovalle. ¿Qué ocurre entonces con los
bienes inmueble?
La clase anterior nos referimos a la mercantilidad
de los inmuebles y dijimos que ellos se encuentran
excluidos de la mercantilidad, aunque se compren con
ánimo de venderlos.

Dijimos que las razones por las que el legislador


excluyó estos bienes como objetos de actos de
comercio son: las formalidades que la ley ha
establecido para la transferencia de estos bienes y
además que la propia voz “comercio”, en sentido
etimológico, que se refiere a mercaderías o cosas
muebles.

Dijimos que este ppio de exclusión de lo bienes


inmuebles es universal, aún cuando cada vez es más
fuerte la tendencia a incorporar a los bienes raíces
como objeto de actos de comercio, tendencia que se
ha plasmado en algunas legislaciones, como el C Com
de México, de Italia, de Portugal. No obstante, esta
tendencia moderna, debemos concluir que nuestra
43
 En esta parte el autor Gonzalo Baeza cita una jurisprudencia que sienta precisamente la
doctrina   a   que   él     adhiere   en   relación   con   los   bienes   muebles   incorporales   y   su
mercantilidad: “No es posible calificar de civil la compraventa acciones, teniéndose como
fundamento la disposición del N° 1 del art. 3° del Código de Comercio y aceptándose que
el vendedor de los valores mobiliarios, al comprarlos, no hubiera tenido la intención de
venderlos, permutarlos o arrendarlos con un propósito especulativo, toda vez que aquella
disposición no comprende la venta o permuta de bienes muebles incorporales, como lo son
las   acciones”   (Corte   de   Apelaciones   de   Santiago,   10   de   septiembre   de   1948,   Gaceta
Jurídica, 1948, 2° Semestre, N° 77, p. 443, Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. cit., pág. 241)
legislación excluye los bienes inmuebles como objeto
de los actos y contratos del art. 3 N° 1 del C Com.

2.- Que sea efectuada con la intención de vender,


permutar o arrendar estas mismas cosas,
obteniendo una ganancia o lucro comercial.
El elemento intencional es uno de los
determinantes para la calificación de la compra como
comercial. Es justamente esta intención la que
constituye la mercantilidad del acto, pues lo coloca
como intermediario en el proceso de circulación de
bienes.
Es importante dejar establecido desde ya, que la
intención o ánimo de vender, permutar o arrendar la
cosa mueble debe existir en el momento o tiempo de
la compra. No es preciso que la intención se realice en
la práctica, basta que exista al tiempo de la compra.
Los hechos posteriores no modificarán el carácter del
acto.
“El requisito de la intención de revender debe
existir precisamente en el momento de la compra y
basta que exista sólo en ese momento, porque los
hechos posteriores no alteran para nada el carácter
que pudo haber tenido la compra al momento de
efectuarse y las modificaciones posteriores no alteran
retrospectivamente su carácter originario. Si fue civil,
sigue civil, si fue comercial, sigue comercial”. 44
Ejemplo: Si una persona compra un bien mueble
con el ánimo de venderlo con posterioridad y luego no
lo hace, la compra igualmente es mercantil. A la
inversa, si al tiempo de efectuar la compra no existía
el ánimo de venderla, permutarla o arrendarla,
aunque con posterioridad la venda, permuta o
arriende no deja de tener el carácter de civil ese acto.
Ejemplo: “Una persona compara un auto para
revenderlo o explotarlo dándolo en arriendo, pero
desiste de su propósito y lo deja para su uso personal.
La compra en un principio fue comercial, no deja por
este último motivo de tener tal carácter, porque en el
momento de su verificación había intención de

44
 Palma Rogers, Gabriel, citado por Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 242.
revender.”45 “A la inversa, si una persona compra un
objeto cualquiera para su uso personal, aún cuando
más tarde lo revenda, tentada por la oportunidad de
una buena ganancia, este cambio no alterará el
carácter civil de la operación primitiva.” 46

Tampoco exige la ley que la venta, permuta o


arrendamiento de la cosa mueble sea inmediata a la
compra, sólo basta que exista el ánimo o elemento
intencional al “momento de la compra”.
“La ley no exige actos sucesivos (comprar para
luego vender), lo único que solicita como requisito es
que el primer acto tenga por móvil realizar un
segundo acto, aún cuando este no llegue a
realizarse.”47
 Síntesis: Debe estarse al elemento interno,
psicológico, de la intencionalidad, que es
personal del comprador y “del cual no queda
constancia, porque no es de interés del
vendedor, a pesar de la gran importancia que
para muchos efectos legales tiene el hecho
de que la compra sea comercial o civil”. 48

 Prueba de la mercantilidad del acto : Quien


debe probar el carácter mercantil de la
compra es quien alega que el acto tiene
dicho carácter, atendido el carácter especial
del derecho comercial. En este punto de la
prueba de la mercantilidad el profesor Baeza
Ovalle señala que el autor Gabriel Palma no
cuestiona el sistema establecido por el
legislador para mercantilizar el acto ni la
prueba o el onus probandi, pese a que debe
acreditarse una cuestión enteramente
subjetiva, como es la intención del
comprador, de índole enteramente
psicológico. Para el profesor Baeza no basta

45
 Palma Rogers, Gabriel.
46
 Palma Rogers, Gabriel
47
 Palma Rogers, Gabriel, citado por Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 242.
48
 Palma Rogers, Gabriel, citado por Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 242.
con atender a las manifestaciones exteriores
que puedan suponer esta intención. 49
Agrega Baeza Ovalle que hay casos, como
en el ejemplo que da el profesor Palma, de la
compra de varios cientos de quintales de
trigo, en que es posible presumir que la
compra se hizo con el ánimo o intención de
luego venderlas, por la gran cantidad de
trigo. Sin embargo, señala que ello no ocurre
en todos los casos, pues en el mismo
ejemplo, si el que ha comprado los varios
cientos de trigo es un agricultor para
alimentar a sus animales, entonces su
intención al comprar el trigo no ha sido
venderlo, por lo que esta compra es civil, ya
que ha destinado el trigo a su consumo
directo.50
Baeza señala que para dilucidar si esta
compra es civil o mercantil debe atenderse a
todas las circunstancias que rodean a los
contratantes, pero que ello podrá quedar
traducido en una “suerte de adivinación de
intencionalidades, que en muchas ocasiones
constituye un riesgo importante”.51
No obstante las precisiones antes
comentadas, Baeza señala que resulta
evidente radicar el peso de prueba en quien
alega la comercialidad del acto, al igual que
el resto de la doctrina.
Baeza funda su posición en que quien
alega que el acto o contrato es mercantil
debió procurarse al momento de celebrarlo,
de todas aquellas pruebas necesarias para
manifestar o exteriorizar su intención. Sin
embargo, Baeza agrega que esta exigencia
es válida cuando la discusión acerca del
carácter del acto o contrato se suscita entre
las partes (vendedor y comprador), pero que
se torna débil cuando quien desea probar que
49
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 242.
50
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 243.
51
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 243
el acto es mercantil es un tercero, quien no
tuvo la posibilidad legal de preestablecer
pruebas de intencionalidad. 52

¿De qué forma probará que el acto es de


comercio?: Por los medios de prueba que la ley le
entrega. Cobran importancia en esta materia las
presunciones: pues por ejemplo si un particular
compra 1.000 kilos de manzanas, se presumirá que
los compró para venderlos y no para consumirlos,
por la cantidad.

 ESPIRITU O ANIMO LUCRATIVO.


Al referirnos al segundo requisito de la compra
comercial: la intencionalidad del comprador,
agregamos que algunos autores exigen además el
espíritu o ánimo lucrativo.
Ricardo Sandoval señala que en esta materia se
debe determinar si basta la intención de vender,
arrendar o permutar la cosa o si se hace necesario,
además, que existe la intención de “obtener una
ganancia o lucro mercantil”.
El C com. nada dice sobre esta exigencia, como
tampoco lo hace su fuente, el C com. Francés. “Sin
embargo, siempre se ha entendido que el ánimo de
vender debe ir acompañado del afán de obtener
una ganancia, de lo contrario se transformaría en
un acto civil.”53
Jaime De Solminihac señala: “El espíritu o
ánimo lucrativo, es un elemento que no se
encuentra en el texto del artículo en estudio, sin
embargo, una de las características fundamentales
de las transacciones comerciales, es precisamente
que ellas se hagan para que exista un beneficio o
ganancia de quien la efectúa. El cambio, tiene
precisamente como fundamento que “aquello que
se cede tiene para el lo cambia menor valor que lo
que adquiere. Por la razón anotada, no se
consideran comerciales las comprar de las

52
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 243.
53
 Sandoval López,. Ricardo, Ob. cit. págs. 90 y 91.
cooperativas de consumo que se hacen para vender
a sus asociados sin obtener lucro o ganancia”. 54
Esta exigencia del espíritu o ánimo lucrativo es
exigido por la mayoría de la doctrina (Palma,
Olavaria, Varela, Sandoval, José Parga, Sandoval,
De Solminihac).
Frente a esta posición mayoritaria se encuentra
la de Gonzalo Baeza Ovalle, quien señala que la ley
no establece ni exige la concurrencia de este
requisito y que exigirlo transformaría la calificación
del acto por el resultad. Agrega que no puede
quedar entregada la calificación del acto a la espera
de si una de las partes logra lucrar con el contrato.
Para Baeza Ovalle con esta exigencia se confunde
un requisito para comercializar a las personas, es
decir, para transformarlas en comerciantes, con
aquellos requisitos que tienen por propósito
mercantilizar los actos y contratos. 55

En nuestra opinión esta exigencia de ánimo o


espíritu de lucro debe concurrir, al igual que la
intención de vender, arrendar o permutar, al
ejecutar el acto, por lo que no ocurre lo que plantea
el profesor Ovalle, no es necesario esperar a que el
acto haya reportado una ganancia al comprador,
sino que basta con que el celebrar el acto o
contrato haya tenido la intención de lucrar con él.
Debe en todo caso tenerse presente lo que
plantea el profesor Julio Olavaria: “Por eso las
compras hechas sin el ánimo de obtener dicho lucro
no son comerciales. Sin embargo, en virtud de la
teoría de lo accesorio deben considerarse estas
compras como comerciales cuando sean accesorias
de una industria comercial, pues aún los actos a
título gratuito pasan a tener en tal caso carácter
mercantil”.56

1° “............. en la misma forma o en otra


distinta.”: Podríamos decir que este no es un
54
 De Solminihac Iturra, Jaime, ob. cit. pág. 84.
55
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. págs. 243 y 244.
56
 Olavaria A. Julio, Ob. cit, pág. 105.
requisito o es un no requisito, pues la ley no exige
que las cosas se compren y luego se transformen
para ser vendidas, permutadas o arrendadas. El
comprador no debe introducir modificaciones a la
cosa mueble que ha comprado, para que el acto sea
considerado mercantil. Por lo que puede vender,
arrendar o permutar las cosas muebles compradas,
de la misma forma como las compró o modificarlas
y venderlas, permutarlas o arrendarlas modificadas.

 La venta mercantil: “Es mercantil la venta


cuando las cosas que se han adquirido
(comprándolas o permutándolas) con ánimo de
venderlas, permutarlas o arrendarlas, con
intención, con esperanza de lucrar con ellas. De
donde se desprende que la venta de cosas que
no han sido compradas con el objeto de
comerciar con ellas no es acto mercantil, o, en
otros términos, esta venta constituiría un acto
meramente civil.” 57
Los autores señalan que para que la venta sea
comercial, debe haber sido precedida de una
compra mercantil, es decir, aquella cosa mueble
que fue comprada o permutada con la intención de
venderla, arrendarla o permutarla.
“Cuando la compra es mercantil, la venta
también lo es, pues constituye la realización del
propósito del comprador que compró la cosa con
ánimo de venderla. A diferencia de la compra que
debe ser precedida de un mero propósito de
vender, la venta debe ser precedida de una compra
mercantil auténtica no bastando una simple
intención”.58
“Consecuencia de todo lo dicho es también el
hecho de que si las cosas son adquiridas a título
gratuito (donación, legado) y posteriormente son
vendidas con ánimo de lucrar con ellas, esta venta
será civil y no comercial”. 59

57
 Palma Rogers, Gabriel, citado por Sandoval López, Ricardo, Ob. cit. pág. 91.
58
 Olavaria A. Julio, Ob. cit. pág. 105.
59
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cir. P. 91.
Así también lo sostiene nuestra jurisprudencia:
“Son actos civiles todas las ventas de cosas
adquiridas a título gratuito, aún cuando al vederlas
se persiga una ganancia o lucro.” (Corte de
Apelaciones de Valparaíso, 7 de julio de 1958).
Según el profesor Baeza Ovalle esto es
importante para marginar a todas las actividades
extractivas como la agricultura, minería, pesca y
caza, con excepción de aquellas actividades que
gracias a los adelantos de la ciencia y la tecnología
dejan de ser actividades meramente extractivas,
como ocurre con los cultivos acuícolas, pues en este
caso el acuicultor compra ovas (huevos de
pescado) o alevines (pescados infantes), para
engordarlos y venderlos y en este caso ejecuta un
acto mercantil, pues no se trata de una actividad
extractiva sino que contiene todos los elementos de
la intermediación consustancial a la noción de acto
de comercio.60
“Toda venta de la producción de un fundo es
civil, aunque se venda transformada, por ejemplo
en vino, en harina, porque el agricultor no ha
comprado o permutado los productos. Por
aplicación de lo dicho también que las ventas de
productos obtenidos por medio de la caza y la
pesca son civiles. Igualmente lo son las ventas que
el pintor, escultor o el escritor, etc., realizan de sus
obras”.61
Para el nuevo comprador el acto puede ser civil o
comercial, según sea su intención. Ejemplo: La
compra que hace el dueño de una galería de arte de
un cuadro, será mercantil, pues compra el cuadro
con el objeto de venderla con posterioridad.

 La permuta mercantil: De acuerdo a lo


dispuesto en el artículo 1.897 del CC: “La
permutación o cambio es un contrato en que
las partes se obligan mutuamente a dar una
especie o cuerpo cierto por otro.”

60
 Baeza Ovalle, Gonzalo, Ob. cit. pág. 246.
61
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cir. P. 92.
“ Es un contrato que recae sobre una cosa
mueble, que se cambia por otra de la misma
naturaleza, con el propósito de obtener una
ganancia o lucro por la posterior venta, permuta o
arrendamiento de esta misma cosa, de igual forma
o en una distinta.” (Jaime de Solminihac)

REQUISITOS DE LA PERMUTA MERCANTIL:


Respecto de este contrato es necesario aplicarles
todas y cada una de las exigencias que revisamos a
propósito de la compra mercantil
1.- Debe recaer sobre bienes muebles.
2.- El cambio debe recaer sobre una cosa mueble
por otra cosa mueble para venderla, permutarla o
arrendarla en la misma forma o en otra distinta.
3.- Espíritu lucrativo
Esta es la permuta a que se refiere la primera
parte del art. 3 N° 1, es decir, aquella que no está
precedida de una compra o permuta anterior.
En relación con la permuta a que se refiere la
segunda parte del N° 1 del art. 3, esto es, con
ánimo de venderlas, permutarlas o arrendarlas,
nos remitimos a lo señalado a propósito de la venta
mercantil, en especial en lo relativo a la intención,
requisito que no es exigible toda vez que ella está
precedida de una compra o permuta mercantiles y,
“siendo el resultado de un acto mercantil, también
son impregnadas de ese carácter, aún cuando no
tengan la intencionalidad mercantil antes
62
referida.”

CARACTERÍSTICAS DE LA PERMUTA MERCANTIL


1.- La permuta mercantil no está regulada por el
Código de Comercio, por ello deben aplicarse las
normas del CC, en lo que fuere pertinente. (Arts.
1897 a 1900).
2.- La permuta comercial es un acto consensual.
3.- No pueden permutarse las cosas que no
pueden venderse. (Arts. 1810, 1796, 1811, 1.464,
etc. CC,)

62
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. cit, págs. 247 y 248. 
4.- En cuanto a la capacidad de las partes, debe
estarse a las reglas que sobre el particular se
establecen para el contrato de compraventa.
5.- Las disposiciones relativas a las compraventa
se aplicarán a la permutación en todo lo que no se
oponga a la naturaleza de este contrato; cada
permutante será considerado como vendedor de la
cosa que se da, y el justo precio de ella a la fecha
del contrato se mirará como el precio que paga por
lo que recibe en cambio. Art. 1900 del CC.

 El arrendamiento mercantil: El C Com no


define al contrato de arrendamiento mercantil.
El CC lo define en el art. 1915, en lo que se
refiere al arrendamiento de cosas.
Art. 1915 del CC: “El arrendamiento es un
contrato en que las dos partes se obligan
recíprocamente, la una a conceder el goce de una
cosa, o a ejecutar una obra o prestar un servicio y
por la otra a pagar por este goce, obra o servicio
un precio determinado”.
El arrendamiento mercantil tiene carácter de
tal cuando va precedido por una compra o
permuta mercantil, debiendo recaer sobre cosas
muebles y efectuarse con ánimo de lucro. (Jaime
de Solminihac).

 REQUISITOS DEL ARRENDAMIENTO


MERCANTIL:
1.- Que se haya comprado o permutado una
cosa mueble.
2.- Que se haya comprado o permutado con el
ánimo de arrendarla, sea en la misma forma o en
una distinta.
3.- Animo de lucro.
Este arrendamiento está mirado desde la
perspectiva del arrendador, quien compra o
permuta con la intención de arrendar con
posterioridad la cosa mueble comprada o
permutada.
Al igual que en el caso de la permuta, el C
Com no regula el contrato de arrendamiento, por
lo cual, deben aplicarse en lo pertinente, las
disposiciones del CC, con excepción de las
normas que regulan la prueba de las obligaciones
mercantiles.

Inciso segundo del Art. 3 N° 1: En cuanto a la


excepción allí contenida nos remitimos a lo
señalado a propósito de la teoría de lo accesorio,
limitándonos a señalar que una compra o
permuta, aún cuando cumpla con todos los
requisitos de dicha disposición, será civil, cuando
acceda a una actividad o giro principal de
carácter civil.

 ART. 3: SON ACTOS DE COMERCIO, YA DE


PARTE DE AMBOS CONTRATANTES, YA DE
PARTE DE UNO DE ELLOS:
N° 2: “LA COMPRA DE UN ESTABLECIMIENTO
DE COMERCIO.”

Establecimiento de Comercio: “conjunto de


elementos mobiliarios, corporales e incorporales
que un comerciante
agrupa y organiza para satisfacer las necesidades de
su clientela”.

ELEMENTOS DEL ESTABLECIMIENTO DE


COMERCIO:

· Corporales o Materiales: Mobiliario, instalaciones,


maquinarias, vehículos, mercaderías, etc. Deben tener
el carácter de bienes corporales muebles y que el
empresario los destine a cumplir alguna función
dentro del establecimiento.

· Incorporales o Inmateriales: Se les denomina así


porque por lo general son derechos y a veces
constituyen la
parte valiosa del establecimiento.

No todos los autores están de acuerdo en cuanto a


ellos, pero en general se señala que son los
siguientes:

1.- Clientela.
2.- Nombre Comercial
3.- La enseña
4.- El emblema.
5.- El lema comercial.
6.- Las Marcas Comerciales.
7.- Las Patentes de invención
8.- Los dibujos o modelos industriales.
9.- El derecho al local.
10.- El Derecho de llaves.

1. CLIENTELA: Escara y Rant lo entienden como “un


conjunto de personas que tienen la costumbre de
requerir los
servicios de una casa de comercio.”

Ripert, considera que entender la clientela como un


elemento del establecimiento de comercio es un error.
“El fundamento no es otra cosa que el derecho a una
clientela. Si no hubiera clientela no habría
fundamento de comercio.”
Diversas legislaciones como la Argentina, consideran
entre los elementos del establecimiento de comercio a
la
clientela.

2. EL NOMBRE COMERCIAL: Es aquel bajo el cual un


comerciante ejerce los actos de su profesión y que
utiliza para
vincularse a su clientela, para distinguirse a sí mismo
en sus negocios o para distinguir su establecimiento
comercial.
El nombre comercial constituye un bien jurídicamente
protegido, susceptible de propiedad y que sólo sirve
para la provincia en que estén ubicados los
Establecimientos que se hallan bajo su protección, sin
perjuicio de que puede extenderse a otras provincias
si el interesado lo solicita y paga los derechos
correspondientes.
Se puede emplear como nombre comercial el nombre
propio de una persona, un seudónimo o un nombre de
fantasía.

3. LA ENSEÑA Y EL EMBLEMA: Es un signo distintivo


que distingue el establecimiento de otros similares.
El establecimiento puede distinguirse mediante una
figura, dibujo, por una frase o un conjunto de palabras
que
constituyen su lema comercial. Esta forma de
distinción (el lema) tiene para el establecimiento la
misma naturaleza
jurídica que el nombre comercial y está, por ende,
protegida en igual forma.

4. LAS MARCAS: Desempeñan respecto de la


mercadería, el mismo rol que el nombre respecto del
establecimiento.
Con ellas se distingue la mercadería de otras de la
misma especie. Constituyen una contraseña que se
fija en las
mercaderías con el fin de indicar su procedencia, lo
que orienta al comprador y determina, en muchos
casos, que el
particular la prefiera frente a otras de la misma
naturaleza. Cumple la función de atraer o
acostumbrar al cliente a
un producto determinado.

Existen dos tipos de marcas:


- Marca comercial: Tiene por objeto individualizar el
producto.

- Marca de Fábrica: Su finalidad es determinar la


procedencia de la mercadería.

5. PATENTES DE INVENCIÓN: No son otra cosa que los


títulos que concede el Estado, como garantía para el
inventor,
que permiten una explotación exclusiva y excluyente
del invento durante un determinado tiempo. Pueden
ser de extraordinario valor para un establecimiento
mercantil puesto que le permite entregar ciertos
productos en forma
exclusiva a los consumidores.

6. DIBUJOS O MODELOS INDUSTRIALES: Imprimen al


producto que se entrega al mercado, ciertas
características de novedad, que pueden influir
sustancialmente en la demanda. Todos estos
elementos inmateriales constituyen la propiedad
industrial y se rigen por un estatuto jurídico propio y
diferente, separadamente considerados.
Pero cuando se enajena el establecimiento de
comercio, el vendedor cede en su conjunto, todos
estos elementos
(derechos) y sólo haciendo mención expresa en el
Acto Jurídico de venta podrá excepcionalmente excluir
a uno de
ellos.
Sin embargo existen casos en que ni aun de modo
excepcional puede excluirse un determinado
elemento, por ser
consustancial al establecimiento que se vende.
Por ejemplo, una industria que expende un producto
patentado único, no puede enajenarse
separadamente de la
referida patente.

7. EL DERECHO AL LOCAL: Normalmente el


comerciante es arrendatario del local en el cual ejerce
el comercio, y debe
convenir con el propietario un arriendo de larga
duración, con derecho a ceder el local. Pero local y
establecimiento son cosas jurídicamente distintas:

- Local: Es un inmueble que no puede considerarse


como integrante del establecimiento.
- Derecho al Local: Es un elemento del
establecimiento.

La influencia del local es importante para la atracción


de la clientela y para la valorización del derecho de
llaves.
En Francia existe un derecho al local que constituye
una verdadera “propiedad comercial”, en el sentido
de que al
comerciante se le asegura una duración mínima de su
contrato y la posibilidad de su constante renovación.

8. DERECHO A LLAVES: La ley y la costumbre


reconocen el derecho de propiedad sobre el
establecimiento de comercio, con lo cual hace posible
su transferencia y la celebración de contratos
accesorios para obtener créditos (prenda comercial).
La persona que desea obtener utilidades del ejercicio
del comercio, mediante la explotación de un
establecimiento,
debe obtener esta propiedad comercial, o bien
instalar el establecimiento reuniendo los diferentes
elementos que lo
componen, para lo cual ha debido tener derechos
sobre ellos aisladamente considerados. (es decir
sobre el local, mobiliario, mercaderías, etc..)

La reunión de los elementos y la actividad del


comerciante dan al establecimiento un determinado
prestigio, lo
que representa otro elemento para apreciar el valor
de éste; este elemento se denomina EL DERECHO DE
LLAVES.

Este derecho de llaves puede considerarse como la


fuente de utilidad que significa para el
establecimiento
comercial, circunstancias tales como su prestigio,
ubicación, calidad de la clientela o bondad de los
productos que se expende.

Se traduce en la fuente de lucro que el conjunto le


puede reportar a su titular; capacidad de lucro que la
universalidad de hecho la provoca a su titular. Es la
posibilidad de reportar utilidades la universidad a un
fin comercial.
Potencialmente se traduce en la captación de la
clientela. (no confundir derecho al local con derecho
de llaves).

NATURALEZA JURÍDICA DEL ESTABLECIMIENTO.

Los bienes comprendidos dentro del establecimiento


de comercio conservan su propia naturaleza y
estatuto jurídico.

Pero todos estos bienes están reunidos en una misma


mano para la explotación del establecimiento.

Su unión da al comerciante la posibilidad de conservar


una clientela.

Si estos elementos se dispersan la clientela


desaparece y con ella, el establecimiento de
comercio.

“La unión de los elementos que la componen es lo


que caracteriza esencialmente al establecimiento
mercantil”.

TEORÍAS RESPECTO A LA NATURALEZA


JURÍDICA DEL ESTABLECIMIENTO COMERCIAL:

1.- “una universalidad de hecho de carácter mueble


compuesta por un conjunto de elementos
corporales e incorporales, que el comerciante
organiza en un todo estructural resultando de esta
unidad un valor superior a la adición de los
elementos que la componen”. (Jaime de
Solminihac). El establecimiento de comercio es pues
un conjunto de cosas muebles unidas por su
destinación a una actividad mercantil.

2.- “ Es una propiedad incorporal que nace de la


circunstancia, la reunión de elementos materiales e
inmateriales”. (Ricardo Sandoval)
3.- “Universalidad de derecho integrada por bienes
muebles y/o inmuebles, corporales e incorporales
organizados por el comerciante para el desarrollo
de su actividades”. (Gonzalo Baeza Ovalle).

4.- “Es el conjunto de bienes organizados por el


empresario para el ejercicio de la empresa” (CC
Italiano)

5.- “Conjunto de cosas que se destinan al ejercicio


de un comercio, principalmente la clientela, el
nombre comercial, las instalaciones materiales,
mercaderías, derecho de arriendo de los locales en
que se ejerce el comercio y las marcas de fábrica
que el comerciante se sirve para proteger sus
artículos.” (Lyon Caen Renault)

6.- “Universalidad de hecho de carácter mueble,


incorporal, no fungible compuesto por elementos
corporales e incorporales y que ejecuta actos de
comercio.” (Enrique Escala Barros)

Como señala el profesor Baeza es esta


organización la que transforma un inventario de
cosas en un ente diferente, una universalidad de
hecho y en concepto de este autor una
universalidad de derecho.

El artículo 3 N° 2 no exige la concurrencia de


requisitos especiales. La ley nada acerca de la
intención con que debe haberse ejecutado la
compra ni tampoco exige que exista ánimo de lucro
o la intención de obtener una ganancia. Como
señala el profesor Sandoval la compra de un
establecimiento de comercio con el único objeto de
cerrarlo con posterioridad, es un acto de comercio.
El profesor Gabriel Palma no está de acuerdo con
esta postura, pues entiende que debe exigir el
ánimo o espíritu de lucro.
El establecimiento de comercio no ha sido objeto
de una reglamentación sistemática en nuestra
legislación mercantil. Además del art. 3 N° 2, el C
Com hace referencia al establecimiento de comercio
en el artículo 369, relativo a la razón social y en el
artículo 524 (el establecimiento de comercio puede
ser asegurado con o sin designación específica de
las mercaderías que contenga).

 Venta de un establecimiento comercial:



El art. 3 N° 2 del C Com se refiere
exclusivamente a la compra de un establecimiento
de comercio, pero nada dice en relación con la
venta del mismo.
La mayoría de la doctrina y también la
jurisprudencia entiende que la venta de un
establecimiento de comercio también es un acto
mercantil.
Como dice Ricardo Sandoval: “El comerciante que
vende su establecimiento de comercio realiza el
último acto de su actividad mercantil; el
establecimiento nace con la compra y muere con la
venta”.63
Los autores entienden que el vendedor de un
establecimiento de comercio es comerciante, por lo
cual la venta accede a su giro, y por consiguiente,
es igualmente comercial.
Frente a esta postura mayoritaria se encuentra la
postura del profesor Gonzalo Baeza Ovalle, quien
señala que considerar la venta de un
establecimiento de comercio como un acto
mercantil es “adelantar conclusiones sobre hechos
que no le constan y que pueden ser variables de un
caso a otro.”

Sostiene que un establecimiento de comercio


puede ser comprado o vendido por comerciantes y
por no comerciantes. Generalmente será un
comerciante, pero no necesariamente será así.
Baeza sostiene que si el que vende el
establecimiento de comercio no es comerciante, no
puede esta venta ser un acto de comercio, puesto

63
 Sandoval López, Ricardo, Ob. cit. pág. 95 y 96.
que no puede aplicarse el principio de la
accesoriedad.64
*0 Perfeccionamiento del contrato: La ley
no ha considera la compraventa de un
establecimiento de comercio como un acto
jurídico solemne, por lo que basta que los
interesados estén de acuerdo sobre la cosa
vendida y el precio, para que el contrato se
entienda perfeccionado.

*1 Es necesario tener presente que en la


práctica este tipo de contratos las partes lo someten a
distintas formalidades, como dejar constancia de su
celebración en un instrumento.

*2 Un establecimiento de comercio comprende


bienes materiales e inmateriales y la tradición de
algunos de estos bienes es necesario que la
compraventa se perfeccione por escritura pública,
por ejemplo, cuando comprende derechos sobre el
nombre comercial registrado, marcas comerciales,
modelos o diseños industriales, patentes de
invención, municipales, etc.
*3 Mención aparte merece la situación de los
inmuebles en que se desarrolla el giro del
establecimiento de comercio. Como hemos dicho
reiteradamente, los bienes raíces son ajenos a la
mercantilidad. Ni siquiera en virtud del ppio de la
accesoriedad le da a la venta del inmueble el
carácter de acto de comercio. El profesor Sandoval,
cita, sin embargo, una sentencia en la que se
establece un criterio distinto: “Si bien en el
concepto de “establecimiento comercial” como
entidad jurídica, no se comprende generalmente
como elemento integrante del mismo el local en
que se encuentra establecido, ello no es óbice para
que así suceda cuando se cede o transfiere dicho
establecimiento y su dueño es a la vez propietario
del local, y la intención de las partes comprende
expresamente a este último en aquella
64
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. cit. pág. 249.
universalidad jurídica. (Corte de Apelaciones de La
Serena, 2 de marzo de 1959.)
*4 Tampoco quedan incluidas, en opinión del
profesor Julio Olavaria, en la venta de un
establecimiento de comercio, a menos que se
expresen, las mercaderías de que puede estar
surtido ni las deudas del vendedor, pues estas
últimas, de acuerdo a las normas generales, no
pueden cederse sin el consentimiento de los
acreedores. (Art. 1635 del CC).65
Es posible que las partes convengan en el
contrato de compraventa una cláusula en virtud de
la cual el vendedor se obligue a abstenerse de
quitar la clientela al comprador, instalando un
negocio similar, cercano al que se vende. Esta
cláusula se denomina: cláusula de no competir.
*5 Esta cláusula generalmente se establece por
un determinado tiempo y en un determinado
espacio, pues una cláusula general de abstención,
podría atentar contra la garantía constitucional de
desarrollar cualquier actividad económica.
*6 Para el profesor Olavaria cuando se vende
dentro del establecimiento de comercio a la
clientela, se encuentra implícita esta obligación de
abstención, que de transgredirse impone al
vendedor la obligación de indemnizar los perjuicios
que ocasione.66

ART. 3: SON ACTOS DE COMERCIO, YA DE PARTE


DE AMBOS CONTRATANTES, YA DE PARTE DE
UNO DE ELLOS:

N° 3: “EL ARRENDAMIENTO DE COSAS


MUEBLES HECHO CON EL ÁNIMO DE
SUBARRENDARLAS.”

“Lo que exterioriza el legislador en este caso es


que el arrendamiento de la cosa mueble sea
efectuado con la misma intencionalidad que la
exigida para la compra o permuta del 3 N° 1, esto
65
 Olavaria A., Julio, Ob. cit, pág. 106.
66
 Olavaria A., Julio, Ob. cit, pág. 106.
es, el afán especulativo reflejado en la decisión de
no ser consumidor del bien, sino intermediario en su
tráfico”.67

En otras palabras, para que este arrendamiento


sea un acto de comercio es necesario que el acto o
contrato se celebre con la intención de
subarrendarlas.

En este caso, la mercantilidad del acto se mira


desde la perspectiva del arrendatario, (quien
arrienda la cosa mueble) quien es él quien
comercializa el contrato.

El CCom como dijimos precedentemente no


regula el contrato de arrendamiento, por lo que
debe estarse a las disposiciones del CC.

Recordemos que para que el arrendamiento sea


un acto de comercio, se requiere que se haya
adquirido cosa mueble con el ánimo de arrendarla,
sea en la misma forma o en otra diferente, con ánimo
de lucro. En estos términos el arrendamiento para que
sea mercantil debe ser precedido por una compra de
esta misma naturaleza. Así se deduce del art. 3 N° 1
Código de Comercio.
Ahora, de acuerdo al Nº 3 del art. 3, el
arrendamiento reviste también el carácter de acto de
comercio cuando se arriendan cosas muebles con el
ánimo de subarrendarlas.
En ambos casos la mercantilidad del
arrendamiento se considera desde el punto de vista
del arrendador.
En la situación del Nº 1, al ánimo de destinar la
cosa mueble adquirida por compra o permuta al
arrendamiento, debe existir en el momento en que la
cosa se compra, mientras que en la situación del N° 3

67
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. cit. pág. 250.
se atiende a la intención del arrendador al momento
de celebrar el contrato de arriendo.

Respecto del arrendatario el carácter civil o


mercantil del arrendamiento podrá determinarse
recurriendo al principio o teoría de lo accesorio.

Tengamos sí presente que tanto el arrendamiento


mercantil como el civil, se rigen por las normas de
derecho común, ya que el Código de Comercio no
contiene reglas especiales sobre esta materia. La
prueba de las obligaciones se rige por normas
diferentes.
De acuerdo al N° 1, el subarriendo de cosa
mueble hecho con ánimo de subarrendar, se
considera también un acto de comercio.
Finalmente, reiteremos el carácter mueble de la
especie que se compra, permuta o arrienda con ánimo
de arrendar o subarrendar, según el caso, ya que los
negocios sobre inmuebles son ajenos a la materia
comercial.
“Lo que exterioriza el legislador en este caso es
que el arrendamiento de la cosa mueble sea
efectuado con la misma intencionalidad que la exigida
para la compra o permuta del 3 N° 1, esto es, el afán
especulativo reflejado en la decisión de no ser
consumidor del bien, sino intermediario en su
tráfico”.68
En otras palabras, para que este arrendamiento
sea un acto de comercio es necesario que el acto o
contrato se celebre con la intención de
subarrendarlas.
En este caso, la mercantilidad del acto se mira
desde la perspectiva del arrendatario, (quien arrienda
la cosa mueble) quien es él quien comercializa el
contrato.
El CCom como dijimos precedentemente no
regula el contrato de arrendamiento, por lo que debe
estarse a las disposiciones del CC.

68
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. cit. pág. 250.
¿Qué sucede con el subarrendamiento? ¿Es
civil o comercial?

Julio Olavarría sostiene que si el arrendamiento


tiene naturaleza mercantil cuando ha sido celebrado
con el ánimo de subarrendar las cosas sobre que
versa, entonces el subarrendamiento de ellas también
debiera ser acto de comercio. “Así debió haberlo
declarado el Código para ser consecuente con el
principio establecido en el art. 3 Nº 1.” 69
Sin embargo, este mismo autor concluye que
dicho subarrendamiento no es comercial, toda vez
que el legislador no lo declaró mercantil y el Art. 3
del CCom, como veremos más adelante, en opinión
de algunos autores como Olavarría, es taxativo.
Baeza Ovalle sobre este punto sostiene que para
determinar si este subarrendamiento es civil o
mercantil, debe estarse al giro o actividad principal
desarrollada por quien ejecuta el acto. Funda su
postura en que, de acuerdo al art. 1 del Código de
Comercio hace aplicables las normas de dicho cuerpo
legal a las "obligaciones de los comerciantes que
se refieran a operaciones mercantiles”.
El concepto de operaciones mercantiles, debe
entenderse, como vimos en clases pasadas, según
este autor, como un conjunto de actos concatenados
por un objeto o finalidad y que, por tanto, los
subarriendos celebrados por comerciantes dentro de
su giro constituyen para él actos de comercio.
Baeza agrega que concluir lo contrario se
traduciría en obviar lo dispuesto por el art. 1 del
CCom y por el inciso 2º del art. 3 Nº 1, que consagran
el principio de lo accesorio.
Finalmente, señala que el subarrendamiento y su
calificación debe ser resuelta a partir del ppio de lo
accesorio, a menos que acceda a un arrendamiento
comercial, en cuyo caso, por aplicación del art. 3 Nº 1
inciso 2 del C Com, será mercantil, sin lugar a
discusión.70

69
 Olavarría, A., Julio. Ob. Cit. Pág. 
70
 Baeza Ovalle, Gonzalo, ob. Cit. Pág. 252.
Art. 3 N° 4: “Son actos de comercio, ya de
parte de ambos contratantes, ya de parte de
uno de ellos: N°4 "la comisión o mandato
comercial".

Esta norma contiene un error, pues hace


sinónimos dos conceptos que son distintos, el
mandato es el género y la comisión una especie de
ese género.
El art. 233 del Código de Comercio define el
mandato comercial diciendo que "es un contrato por
el cual una persona encarga la ejecución de uno o
más negocios lícitos de comercio a otra que se obliga
a administrarlos gratuitamente mediante una
retribución y a dar cuenta de su desempeño".

El art. 234 señala "hay tres especies de


mandato comercial:

1. La Comisión.
2. El mandato de los factores y mancebos o
dependientes de comercio.
3. La correduría de que se ha tratado ya en el Título
111 del Libro 1.
Es decir, que el art. recién indicado expresa
claramente que la comisión es solo una especie de
mandato comercial.
Por su parte, el art. 235 define la Comisión
señalando "el mandato comercial toma el nombre de
comisión cuando versa sobre una o más operaciones
mercantiles individualmente determinadas.”
Ahora bien, después de lo dicho, cabe
preguntarse cual es el alcance del art. 3 N° 4. ¿Se
refiere el mandato en general o sólo a la comisión?.
Debe concluirse que sólo se refiere a la comisión,
ya que tanto el mandato de los factores de comercio
como la correduría tienen reglamentación expresa en
el Código.
Ahora bien, determinado que el art. 3 en su N° 4
se refiere a la comisión, el problema es establecer
¿cuándo la comisión es un acto de comercio?,
especialmente porque entre los autores nacionales no
existe un criterio uniforme,
Así, se ha afirmado que si la comisión es
remunerada, sería acto de comercio, lo que no resulta
efectivo, ya que el mandato puede ser remunerado
incluso en materia civil.
Pareciera entonces que resulta más preciso
señalar que la comisión será o no un acto de comercio
según cual sea la naturaleza del acto o actos
encargados. Si él o los actos encargados son civiles, la
comisión es civil; si por el contrario, el o los actos
encargados son comerciales, la comisión será
comercial. Por ejemplo, un agricultor encarga a un
comisionista la venta de sus productos; la comisión es
civil.
Por tanto, para calificar de comercial o civil la
comisión, debemos estudiar el Art. 3 ya que sólo así
podremos saber si el acto encargado es o no de
comercio; si cabe dentro de cualquiera de los números
del artículo será un acto de comercio y,
consecuencialmente, la comisión también tendrá éste
carácter. Este criterio para determinar si la comisión
es un acto de comercio arranca del Art. 233 de Código
de Comercio y específicamente de la expresión
"encarga la ejecución de uno o más actos lícitos de
comercio».
De aquí se desprende concretamente que
para el mandato sea comercial, el o los negocios
encargados deben ser de comercio y lo que se dice
del mandato, se dice de la comisión que es una
especie de mandato.
Ahora bien, ya quien se refiere el art. 3 del Código
de Comercio en su N° 4? Se refiere al mandante al
que encarga el o los negocios. Para él vale la regla
dada anteriormente.
¿Y qué ocurre con el mandatario? La ley nada dice
al respecto. Estamos en presencia de un acto mixto o
de doble carácter. Para saber si la comisión es o no
acto de comercio respecto del mandatario debemos
aplicar la Teoría de lo Accesorio. Si el negocio es uno
de una serie que yo realizo como comisionista, es
accesorio de mi actividad comercial y por tanto, ese
negocio (comisión) es para mi (mandatario) un acto
de comercio.
En esta calificación de la comisión respecto del
mandatario es muy importante su profesión, es un
elemento de juicio: de allí se puede desprender el
principio de lo accesorio.
Los autores (Olavarría, Palma, Sandoval, etc.)
sostienen que en esta norma el legislador incurre en
un error, pues hace sinónimos dos contratos que son
distintos, pues uno de ellos es el género y el otro una
especie de este género.
En efecto, la comisión es una especie de mandato
del género mandato y así se desprende además de los
arts. 233 y 234 del C Com.
El art. 233 define al mandato comercial como
aquel “contrato por el cual una persona encarga la
ejecución de uno o más negocios lícitos de comercio a
otra que se obliga a administrarlos gratuitamente o
mediante una retribución y a dar cuenta de su
desempeño.”
Por su parte, el art. 234 del C Com establece que
hay 3 especies de mandato comercial:
1.- La comisión.
2.- El mandato de los factores y mancebos o
dependientes de comercio.
3.- La correduría, regulada en el Título III del Libro
I del C Com.

Expresamente el art. 234 del CCom establece que


la comisión es una especie de mandato.

El art. 235 del CCom señala que el mandato toma


el nombre de comisión versa sobre una o más
operaciones mercantiles individualmente
determinadas.

Visto lo anterior, ¿qué alcance debe dársele al art.


3 Nº 4? ¿Debemos limitarlo a la comisión o extenderlo
al mandato general?

Los autores señalan que debe entenderse este Nº


4 del Art. 3 referido a la comisión y dan como
fundamento que el mandato de los factores y la
correduría tienen una reglamentación especial y
expresa en el C Com.

El profesor Baeza critica el fundamento dado por


la doctrina, pues señala que el art. 3 no pretende
reglamentar los actos que declare mercantiles sino
sólo señalar qué actos tienen este carácter y como
consecuencia de estos es perfectamente posible que
la correduría y el mandato a los factores estuviesen
contemplados en el art. 3, ya que son actos regidos
por el Derecho comercial, precisamente porque se
encuentran regulados en forma expresa por el C Com.
Agrega Baeza que siguiendo la regla del art. 22
del CC sobre interpretación de la ley, esto es,
interpretando las normas con el contexto de la ley
debe concluirse que el Nº 4 del art. 3 se refiere a
todas las formas del mandato y no sólo a la comisión.
Ahora bien, resulta necesario determinar cuándo la
comisión o el mandato en todas sus formas según lo
planteado por Baeza, será un acto de comercio.
En este punto hay dos teorías.
a) Minoritaria: la comisión será mercantil cuando
sea remunerada. Sin embargo, la mayoría de la
doctrina critica este argumento señalando que
el mandato civil también puede ser
remunerado.

b)Mayoritaria: Será comercial o civil según la


naturaleza del acto o actos encargados. Es
decir, se atiende al objeto de la comisión. Si
éstos son civiles, lo será también la comisión, si
el acto encomendado es alguno de los que
enumera el art. 3, será un acto mercantil la
comisión.
El fundamento de este argumento se
encuentra en el texto del art. 233, al definir la
comisión como: “encarga la ejecución de uno o
más negocios lícitos de comercio” y en lo
dispuesto en el art. 235: al señalar que el
mandato es una comisión cuando versa sobre
una o más operaciones mercantiles.
¿Debemos determinar para quién será comercial
el acto? ¿Para el mandante o para el mandatario?
La doctrina señala que será para el mandante,
para quien encarga el negocio. Para el mandatario
será mercantil o civil según si el negocio es uno de
una serie de actos que realiza el comisionista dentro
de su giro o actividad comercial, pues aplicando la
teoría de lo accesorio, debe concluirse que es
mercantil.
En la calificación de la comisión respecto del
mandatario será muy importante su profesión, a partir
de este elemento se puede aplicar el principio o
teoría de lo accesorio.

¿QUÉ ES LA EMPRESA JURÍDICA?

Durante mucho tiempo se sostuvo que en


Derecho Comercial podía emplearse la noción
económica de Empresa y se la ha considerado como
organización de los factores de la producción (capital
y trabajo) con propósitos lucrativos. Otros la ven como
un organismo vivo y dinámico integrado por la
actividad del empresario, el trabajo de los auxiliares
de éste y de los bienes instrumentales necesarios
para conseguir el fin perseguido (conceptos vigentes
durante el 1er. tercio del siglo XX).
La doctrina actual de los autores de Derecho
Comercial analizando desde el ángulo la Empresa
como unidad económica orgánica separa los aspectos
subjetivos y objetivos, o sea, la actividad del sujeto
organizador y el conjunto de medios instrumentales
organizados por él para realizar esa actividad, y
centrando la idea de Empresa sobre el primer aspecto
y la del Establecimiento de Comercio sobre el
segundo aspecto.
La idea de empresa como actividad del
empresario parece consagrarse en el Código de
Comercio español, cuando en varios de sus preceptos
denomina Empresa al objeto o actividad a que se
dediquen las sociedades.
La empresa en sentido jurídico se caracteriza:

 La actividad debe ser económica,


rigurosamente distinguiendo la actividad
empresarial de las actividades artísticas o
intelectuales, que también pueden ser en algún
sentido económicas.
 La actividad debe ser organizada, o sea,
planificada y en que se aprecie coordinación y
utilización estable de medios materiales y trabajo
ajeno, que dé nacimiento a un organismo
económico y operante.
 La actividad debe ser profesional, o sea,
continuada, sistemática, durable y con propósito
de lucro permanente (que constituye un medio de
vida).
 El fin perseguido deberá ser la producción
de bienes o servicios, o el cam bio de los
mismos en el mercado y no el goce o consumo
directo por el productor o su familia (solo ejecuta
actividad empresarial quien produce o cambia
para satisfacer demanda de mercado).
Jurídicamente entonces, Empresa es el
ejercicio profesional de una actividad
económica organizada con la finalidad de actuar
en el mercado a la actividad del empresario.

La noción jurídica de empresa supone un sujeto


que organice y ejercite la actividad empresarial. Este
sujeto, el empresario, es la persona Natural o Jurídica
que, por si o por medio de delegados, ejercita y
desarrolla en nombre propio una actividad constitutiva
de empresa, adquiriendo el carácter de titular de las
obligaciones y derechos nacidos de esa actividad.

¿QUÉ ES UNA EMPRESA?

“Es una organización de capital y trabajo ajeno, que


actúa dentro de la circulación de la riqueza en la
intermediación de bienes y servicios entre el
fabricante o proveedor y el consumidor.”
Según la Real Academia Española la Empresa es una
entidad integrada por el factor TRABAJO y CAPITAL,
dedicada a
actividades industriales, mercantiles o de servicios,
con fines de lucro y con la consiguiente
responsabilidad en los
riesgos.

En suma es una organización de capital y trabajo


destinada a producir bienes y servicios.

ELEMENTOS DE LA EMPRESA.

Sus elementos surgen del artículo 166 inciso final del


Código de Comercio, que se refiere al empresario de
transporte.

- Empresario: Organizador, coordinador del capital (K)


y de sus dependientes, hacia un fin determinado.

- Capital.

Vivante: “Es un organismo económico que bajo su


riesgo recoge y pone en actuación sistemática los
elementos necesarios para obtener un producto
destinado al cambio.”

Para los economistas la empresa es el eje a cuyo


alrededor gira todo el mecanismo económico,
combinando todos los factores de la producción.
(recursos naturales, capital, trabajo).

El Código de Comercio Italiano (1942) define al


empresario como:

“Aquel que ejercita profesionalmente una actividad


económica organizada con el fin de producir o
intermediar bienes y servicios”.

El Artesano que trabaja por sí mismo no es


empresario; Sólo llegaría a serlo si contrata operarios
que trabajen como
dependientes, si dispone de capital con el cual
compraría sus herramientas y materias primas y
arrienda algún local.
Igual él sería empresario, aun cuando él mismo
trabajara.

El Empresario es fundamentalmente un organizador y


es intermediario entre la clientela y sus propios
operarios. Él
deberá planificar o coordinar su actividad económica
para lograr sus fines de producción e intermediación.

Luego, la EMPRESA es el ejercicio COORDINADO y


PLANIFICADO del comercio.

Una Sociedad y una Empresa se diferencian en que la


Empresa es una organización para producir bienes y
servicios, y esa organización requiere de un titular,
que podría ser una persona natural o jurídica.

Si es persona jurídica, normalmente lo va a ser la


sociedad (y no cualquier sociedad, sino una sociedad
mercantil).

El concepto de la Empresa es un concepto económico,


y de la sociedad es un concepto jurídico. La empresa
adquiere sentido jurídico a través de la persona que
es su titular y que es el empresario.

EMPRESA Y ESTABLECIMIENTOS DE COMERCIO


ANOTEMOS TRES DIFERENCIAS:

1. Establecimiento de Comercio: Universalidad de


hecho constituida por un conjunto de bienes.
Empresa: Organización de Trabajo y Capital.

2. Establecimiento de Comercio: Especie del género


empresa.
Empresa: Es el Género (puede tener diferentes
establecimientos)

3. Establecimiento de Comercio: Conjunto de bienes


organizados
Empresa: Actividad económica organizada.

¿QUÉ ACTOS DE COMERCIO EN FUNCIÓN DEL


ELEMENTO EMPRESA CONSIDERA EL CÓDIGO DE
COMERCIO?

Nº 5; empresa de fábrica y manufacturas (los demás


indicados allí, son establecimientos de comercio).

Nº 6; empresas de transporte por tierra, ríos, canales,


lagos (se excluye el transporte marítimo, el cual está
tratado en el Nº 15)

Nº 7; empresa de depósitos de mercaderías,


provisiones o suministros, las agencias de negocios y
los matillos.

Nº 8; empresa de espectáculos públicos (sin perjuicio


de las medidas de policía que corresponda toma a la
auto administración)

Nº 9; empresa de seguros terrestres a prima, incluso


aquellos que aseguran mercaderías transportadas por
canales o
ríos.

Nº 10; empresa constructoras de bienes inmuebles


por adherencia.

Nº 20; Las empresas de construcción de bienes


inmuebles por adherencia, como edificios, caminos,
puentes, desagües, instalaciones industriales y de
otros similares de la misma naturaleza. (Este numeral,
será tratado al final de este curso a propósito de los
bienes inmuebles).

Lo que el art. 3 Nºs. 5 a 9 califica de mercantil, es


la actividad que se desarrolla en los rubros que la
norma comprende por las entidades organizadas
como empresa, la actividad o el servicio prestado por
la empresa organizada constituye para ella un acto de
comercio.

ART. 3 Nº5: CODIGO DE COMERCIO. PRIMERA


PARTE.
"EMPRESAS DE FABRICAS Y MANUFACTURAS".

El diccionario señala "manufactura es una obra


hecha a mano o mecánicamente (fábrica, lugar donde
se fabrica algo -manufacturar- fabricar, hacer una
cosa mecánicamente".
Lo esencial para precisa la idea de fábrica o
manufactura e la transformación de la materia
mediante el trabajo humano o de maquinaria con
miras a obtener un producto perfectamente
determinado o individualizado.

Lo que la ley califica de comercial o de acto


de comercio no es la empresa sino la actividad
que ella despliega para llevar a cabo su
objetivo. En consecuencia, la actividad industrial o
manufacturera que económicamente forma parte del
sector secundario constituye, para el Derecho
Comercial, una actividad de índole mercantil.

El elemento básico para considerar las


actividades de fábricas y manufacturas como
comerciales es la transformación que ellas realizan de
la materia prima, sea que esta la adquiera el propio
empresario,, sea incluso que se proporcione por el
propio cliente. Sin embargo no toda transformación de
materia prima para la obtención de un producto
implica para quien la realiza, organizadamente bajo la
forma de empresa, un acto de comercio.

En ciertas situaciones, tratándose del sector primario


de la economía, industria extractiva, minera o
agrícola, la transformación de la materia prima puede
constituir una actividad civil. Así, por ejemplo el
agricultor que transforma su propia cosecha de trigo
en harina en un molino de su propiedad, no ejecuta un
acto de comercio. Lo propio ocurre con el minero que
logra refinar la materia prima en el mismo lugar que
la extrae. La jurisprudencia nacional ha sostenido que
la viticultura es una actividad de índole civil y sujeta a
las reglas del Derecho Común.

Una situación especial presentan las llamadas


“agroindustrias», Pensamos que para determinar su
carácter civil o comercial deberá determinarse
previamente que es lo principal y que es lo accesorio,
lo que auxilia o lo que complementa en cada caso de
que se trate. Puede ocurrir que lo principal sea la
industria que solo se encuentra radicada en un predio
rústico: en tal evento, debe calificarse de mercantil si
se encuentra organizada bajo la forma de empresa.

ART. 3 N° 5: CODIGO DE COMERCIO. SEGUNDA


PARTE: EMPRESAS DE ALMACENES, TIENDAS Y
BAZARES.

Estas empresas para cumplir su función


intermediaria se dedican a la compra y venta de
bienes muebles. Es u actividad la que la ley califica de
acto de comercio.
Parecería existir una redundancia entre lo previsto
por el art. 3 N° 1 del Código de Comercio que
precisamente se refiere a la compra o permuta de
cosas muebles con ánimo de venderías, arrendarlas o
permutarlas y el Nº 5 que alude a las empresas que
estamos analizando. 'No obstante, la repetición no
existe, ya que en el Nº 1 la ley se refiere a la compra y
venta desde el punto de vista individual en tanto que
en este número se refiere a la actividad de la empresa
en su conjunto.

ART. 3 Nº 5: CODIGO DE COMERCIO. TERCERA


PARTE: «'FONDAS, CAFES Y OTROS
ESTABLECIMIENTOS SEMEJANTES.

Siempre el criterio que sigue la ley en este


número es que la explotación de éstos rubros se
realice bajo la forma de empresa, es el el empresario
quien organiza los diferentes medios humanos y
materiales, para ponerlos a disposición del cliente, lo
que configura el acto de comercio.
La enumeración que realiza la ley de estas
empresas es simplemente enunciativa porque se
refiere "a otros establecimientos semejantes”, como
por ejemplo el giro de hoteles, restaurantes, drive in,
discotheques, café concerts, etc- El empresario
cumple en ella las mismas actividades señaladas
anteriormente.
De esta forma, para el empresario el acto que
ejecuta en la explotación de su empresa es un acto de
comercio. Para el cliente, el acto será civil o comercial
según la actividad principal que auxilie o
complemente accesoriamente. Lo mismo ocurre con
quienes contratan con las empresas de fábricas,
manufacturas, almacenes, tiendas y bazares.

ART. 3 N° 6: CODIGO DE COMERCIO: LAS


EMPRESAS DE TRANSPORTE POR TIERRA, RÍOS
0 CANALES NAVEGABLES.

Son actos de comercio, ya de parte de ambos


contratantes, ya de parte de uno de ellos ... Las
empresas de transporte por tierra, ríos o canales
navegables".
El número indicado omitió la mención de los lagos
navegables o navegación lacustre (ver epígrafe Título
V Libro 11 y art. 166).
Es totalmente ajeno a esta disposición el
transporte marítimo, que tiene reglas muy diferentes
y es transporte marítimo aquel que se realiza por mar
y por ríos cuando el puerto es terminal o cabeza de
comercio marítimo.
Ahora bien, la norma en estudio se refiere al
transporte hecho por empresa, ya que el transporte
en sí mismo es un acto civil, es por una parte
arrendamiento de servicios y por la otra, contrato de
depósitos. De ahí que el transporte individual (por
ejemplo el que efectúa un taxista) es un acto civil.
Pero, cuando es realizado por empresas toma el
carácter de acto de comercio.
El art. 166 del Código de Comercio define el
contrato de transporte. "El transporte es un contrato
en virtud del cual uno se obliga por cierto precio a
conducir de un lugar a otro, por tierra, canales, lagos
o ríos navegables, pasajeros o mercaderías ajenas y a
entregar éstas a la persona a quien vayan dirigidas”.
Los incisos 2,3,4,5, y 6 se refieren a las personas
que intervienen en el contrato.
El concepto o definición dado destaca que el
contrato de transporte es una combinación de
arrendamiento de servicios y de depósitos.
El inciso final del art. 166 da al transporte el
carácter de industria y además, como ya dijimos, es la
única disposición del Código de Comercio que
refiriéndose al empresario de transporte proporciona
elementos para elaborar el concepto jurídico de
empresa en el Derecho mercantil chileno.
Cuando el acto es ejecutado por la empresa en el
ejercicio de su actividad es siempre mercantil,
cualquiera sea el objetivo del transporte y la naturales
de la cosa transportada.
Ahora bien, el art. 171 del Código parece
encontrarse en contradicción con el art. 166 al decir
"las disposiciones del presente Título son obligatorias
a toda clase de porteadores, cualquiera sea la
denominación que se le aplique, incluso las personas
que se obligan ocasionalmente a conducir pasajeros o
mercaderías, es decir, que el transporte ejecutado
ocasionalmente por personas que no sea empresario
se sujeta a dicho Título y en consecuencia, sería
mercantil en circunstancias que por no ser empresa,
sería civil. Pero, la contradicción es aparente, pues,
aun cuando el acto se someta al Título V, sí es civil,
seguirá siéndolo (pero regido por el Código de
Comercio).
Y entonces ¿para qué distinguir si es civil o
mercantil si igual se aplica el Código de
Comercio?.
A la inversa de lo que ocurre con el
arrendamiento, que no tiene normas en el Código de
Comercio y se rige por lo mismo por el Código Civil,
aunque sea un acto de comercio, en este caso
estamos frente a un acto civil que por carecer de
reglamentación en el Código Civil, se sujeta a las
normas del Código de Comercio.
Pero, lo referente a calificación profesional,
prueban, etc. se rige por el Código Civil.
Ahora bien, el transporte es acto de comercio
para la empresa. Y para el cargador?. Aquí se aplica la
Teoría de lo Accesorio, o sea, que será mercantil
cuando accesoriamente contribuya a la ejecución de
un acto de comercio. Ejemplo, una persona que
compra y vende frutos del país y le encarga a un
porteador la conducción de una partida de trigo de un
fundo a sus bodegas; el cargador ejecuta un acto
mercantil. Por la inversa, será civil todo acto
independientemente de otro comercial o que acceda a
uno civil, por ejemplo una mudanza, el transporte del
trigo de un fundo al molino del mismo, etc.

Finalmente, el transporte aéreo no está


reglamentado en nuestra legislación.El D.F.L. 221
sobre navegación aérea de 1931 sólo reglamenta el
transporte aéreo formalmente, por lo que en general,
se le aplican las normas del transporte terrestre.

ART. 3 Nº 7: CODIGO DE COMERCIO.: "SON


ACTOS DE COMERCIO, YA DE PARTE DE AMBOS
CONTRATANTES, YA DE PARTE DE UNO DE
ELLOS, LAS EMPRESAS DE DEPÓSITOS DE
MERCADERÍAS, PROVISIONES O SUMINISTROS,
LAS AGENCIAS DE NEGOCIOS Y LOS
MARTILLOS".

Como hay actividades muy disímiles, veámoslas


separadamente:

- EMPRESAS DE DEPOSITO:
Recordemos que el depósito es un acto civil
reglamentado en ese Código en el art. 2211, por lo
que en sí, no tiene por qué ser acto de comercio. Es
un acto de comercio cuando lo ejecuta una empresa:
hay intermediación entre los servicios que ofrece la
empresa (bodega, servicios personales) y el público.
El art. 2214 CC nos señala que el contrato de
depósito admite una clasificación: depósito
propiamente dicho y el secuestro. El depósito
propiamente dicho corresponde al concepto dado; en
cuatro una de las partes entrega a otra una cosa
corporal mueble para que la restituya en especie a
voluntad del depositante. Cuando no es posible elegir
la persona del depositario este depósito pasa a tener
la calificación de necesario (Art. 2231 CC)-. El
secuestro es el depósito den una cosa que se
disputan dos o más personas en manos de otro que
se obliga restituirla a quien obtenga una decisión a su
favor.
Estas empresas tienen hoy mucha
importancia con los Almacenes Generales de
Depósito, regulados creados por la Ley 18.690,
almacenes que reciben depósitos por cuenta ajena y
contra estos depósitos se emiten dos títulos: a) un
certificado de depósito, título de crédito que
representan las mercaderías depositadas,
denominadas warrants, se emiten a la orden y se
transfieren por el endoso. b) vale en prenda: tiene
por objeto pignorar las mercaderías depositadas por
su endoso.
Lo dicho vale respecto del depositario.
Respecto del depositante, por tratarse de un acto
mixto o de doble carácter, hay que acudir para la
calificación legal del acto, a la Teoría de lo Accesorio y
determinar las operaciones que auxilie para clasificar
el depósito de civil o comercial.

 EMPRESAS DE PROVISIONES 0
SUMINISTROS.
En esta parte del Nº 7 del art. 3 existiría un
aparente error; ya que algunos autores sostienen que
se tratan de contratos distintos: el de
aprovisionamiento y el de suministros.
Según Gabriel Palma Rogers:,estamos en
presencia de dos clases de contratos:
a) "El contrato de aprovisionamiento
tiene por objeto proveer de cosas muebles a una
persona natural o jurídica durante un tiempo
determinado para la satisfacción de una necesidad,
mediante un precio fijado de antemano que habrá de
regir durante todo el tiempo del contrato". En algunos
casos estas cosas se arriendan, en otros se venden.
Por ejemplo una empresa se obliga a proveer los
alimentos al internado de un colegio el año 1993 a un
precio determinado.
Para que el acto sea de comercio debe
tratarse de una empresa, si el que lo celebra es por
ejemplo un agricultor, no tendría este carácter.
Se plantea que habría aquí una repetición del
Nº 1, comprar para vender, pero ello no es tal, pues
en Nº 1 del art. 3 se refiere a la compraventa como
acto individual y aquí nos referimos a una empresa
que ejecuta un conjunto de actos y por otra parte, los
actos a que se refiere el N° 1 empiezan con la compra
y terminan con la venta y en este caso el empresario
vende lo que todavía no ha comprado, o sea, celebra
el contrato con el tercero y luego compra lo que
necesita para cumplirlo. Lo que se califica aquí de
acto de comercio es el contrato de aprovisionamiento
y no la compra.
Para el empresario habría siempre acto
mercantil en lo que se refiere con su empresa; para la
otra parte rige también la teoría de lo accesorio. Así
por ejemplo, si se celebra el contrato de
aprovisionamiento con un liceo, es un contrato civil
por acceder a tina actividad civil, si se celebra con
Compañía chilena de Tabacos o Falabella, será
comercial por acceder a una actividad comercial.

b) Las Empresas de suministros tienen


por objeto prestar servicios mediante una
remuneración determinada, servicios que por lo
general interesan a toda la colectividad y
ordinariamente están organizadas como servicios
públicos o, por lo menos, bajo control del Estado,
ejemplo, empresas de agua potable, luz eléctrica,
teléfonos, gas, etc.
Las empresas de pompas fúnebres, son bajo
este respecto, empresas de suministros.
Para calificar el acto de civil o comercial
frente a la parte que contrata con la empresa
debemos recurrir a la teoría de lo accesorio.
 Para JULIO OLAVARRÍA: esto no presenta mayor
problema, ya que se trata efectivamente de
contratos distintos, pero que en ambas apuntan a la
misma actividad: proveer de cosas muebles a otro
por un tiempo limitado, por un precio que se
mantiene fijo mientras dure el contrato. El
aprovisionamiento tendrá lugar cuando se
entreguen esas cosas en propiedad y se consuman,
y estaremos en presencia de un contrato de
suministros cuando dichas cosas se entregan para
su uso y goce, es decir, se las arriende.
 Para GONZALO BAEZA OVALLE: este autor nos
dice que analizar estos contratos desde ese punto
de vista es equívoco: sostiene que efectivamente
estamos en presencia de dos clases de contratos
distintos, y la diferencia entre uno y otro radica en
dos aspectos: la forma en que se verifica la
entrega de la cosa, y las características
propias de las cosas que son objeto de
prestación de entregar. EN LOS CONTRATOS
DE SUMINISTRO: la cosa objeto de la prestación
de entregar que asume ala empresa se trata
efectivamente de una cosa mueble, y que consiste
en un “fluido”, que debe encontrarse a disposición
permanente del usuario. En los ejemplos dados de
empresas de suministros caseros, a excepción de
las pompas fúnebres, la prestación es continua, y
en ella va involucrado por una parte un contrato de
arrendamiento de instalaciones que son de
propiedad de empresa que presta el suministro (y
que dice relaciones con la s inversiones) siendo
estas instalaciones imprescindibles para hacer
llegar la cosa objeto de la obligación de entregar al
usuario. El pago del precio por este contrato podrá
ser independiente o podrá encontrarse incluido en
un precio total. Ahora en cuanto a la cosa que la
empresa se obliga a entregar, a su respecto, las
partes no celebran un contrato de arrendamiento,
sino que un contrato de compraventa, ambos
contratos figuran en un solo cuerpo contractual. EN
LOS CONTRATOS DE APROVISIONAMIENTO: no
se trata de objetos que tienen forma de fluidos y
pueden o no ser entregadas o en dominio al cliente.

En ambas clases de contrato existe


intermediación. Lo que se comercializa es la empresa
que se dedica a la prestación de servicios de
aprovisionamiento y/o suministros, pero no los
contratos mismos. Se mercantiliza la actividad en
cuanto es desarrolla por una organización en los
términos ya vistos.-

c) Agencias de Negocios. Término que el


Código no define. No corresponde en especial, a
ninguna forma de mandato. Los agentes de negocios
prestan servicios a varias personas a la vez, servicios
tales como corredurías, contrataciones de préstamos,
de avisos, colocaciones de créditos, administración de
bienes, etc. Es el corredor de comercio privado que
realiza una variedad de actos.
Esta disposición viene del Código de Comercio
francés; allí había numerosas personas que se
titulaban agentes de comercio y ejecutaban actos de
distinta naturaleza y se pensó que si no se incluía la
actividad de estas personas en la enumeración de los
actos de comercio, podrían burlas la ley.
El agente de negocios realiza actos de comercio
no por su profesión, sino por la naturaleza del acto
que ejecuta; indudablemente une elemento de prueba
será su profesión.
Ejemplo, empresas de empleo; agencias de
avisos, informaciones comerciales; y lo que existe en
Francia: agencias matrimoniales.
La verdad es que tal explicación que también
reproduce en forma práctica literal Ricardo Sandoval,
la consideramos absolutamente insuficiente para
explicar un concepto y un contrato tan importante
como lo ,es el agente mercantil en estos tiempos.
En los tiempos modernos, la masificación del
comercio ha obligado al empresario a tener que
contactarse personalmente con los usuarios o
clientes, lo cual dio paso a la creación de “auxiliares
de comercio” como el viajero que, como su nombre lo
expresa, se desplazaba lugares, y al “agente
comercial”, . figura mixta que resulta de la fusión
entre la comisión, mediación y corretaje.
En el Artículo 1248 del Código de
Comercio Boliviano: "Por el contrato de agencio o
representación de negocios, asume en forma
independiente y estable, el encargo de promover o
explotar negocios en determinado ramo y dentro de
una zona prefijada del país, como intermediario de
otro empresario nacional o extranjero, con libertad
para dedicarse a cualquier otra actividad comercial.
En Italia, Vivante señaló que agentes de
comercio eran ejercían de modo autónomo y se
dedicaban de manera a la búsqueda de negocios por
cuenta de uno o más comerciantes. Pero esa visión es
parcial siendo mucho más completa la de ese
contrato, resultando, tal como lo manifiesta el autor
principales elementos de este tipo de contrato son:
 PROMOCIÓN Y MEDIACIÓN: el encargo del
agente implica una labor de mediación,
respecto del giro del agenciado o del principal.
Se obliga a realizar las actividades necesarias
para el logro del objetivo que conforman su
giro, lo cual se traduce en una labor de
promoción del negocio. En este sentido, el
agente asume obligaciones con el principal y
con su clientela, en el lugar en que desempeña
sus funciones, que no necesariamente importan
una gestión en nombre del agenciado, sino que
debe encargarse de realizar una labor en
defensa y promoción del negocio. Ejemplo:
responde por garantías, información de
productos, publicitar marcas, etc.
 ACTUACIÓN POR CUENTA DEL
AGENCIADO: en nuestro país, la agencia no
constituye una especie de mandato, por lo cual
no es correcto sostener que el agencie cual a
nombre del principal, ya que no está obligado a
rendir cuenta de su desempeño ni cobra
resultas por su gestión. El agente explota su
negocio. Asume como suyo el giro del
agenciado o principal, y también asume los
riesgos.,
 ESTABILIDAD: característica que deriva del
carácter de la relación. No se celebra un
contrato de agencia para llevar a efecto una o
más negocios determinados, sino que para la
explotación de un giro por cuenta ajena, para
satisfacer las necesidades del comerciante de
llegar a más mercados. No obsta a que
permanentemente debe estar llevando a cabo
el cometido, ya que puede pactar que se
realice bajo determinada s condiciones o
épocas.
 INDEPENDENCIA: no existe entre el agente y
el principal una relación de subordinación o
dependencia que pudiera dar entender una
relación laboral de por medio, Incluso puede
que realice el encargo en forma no exclusiva,
de manera que se encargue de la promoción de
uno o más negocios inclusos de la misma
especie.

d) Martilleros. El Art. 1 de la Ley 18.116 publicada


en Diario Oficial, los define como "personas naturales
o jurídicas inscritas en un registro en conformidad a
esta ley, para vender públicamente al mejor postor
toda clase de bienes corporales muebles”.
Son una institución típica del Derecho Comercial y
por lo tanto, los actos de los martilleros son de
comercio porque hay intermediación entre el dueño
de las cosas que se rematan y el público, realiza su
intermediación a cambio de una “comisión de
martillo” y para realizar esta actividad requiere de una
organización comercial dotada de recursos humanos y
materiales, incluso generalmente realizará tal
actividad a través de una empresa creada para ese
propósito. Así califica como mercantil, al igual que en
los casos anteriores la empresa, el servicio profesional
que es desempeñado por un comerciante (el
martillero) , y por la aplicación de la Tª de lo
Accesorio) y los actos y contratos que realice en el
giro de su actividad realice, por aplicación de la teoría
de lo accesorio son comerciales.
Pero, si bien los actos que el martillero realiza son
comerciales, esta norma no puede aplicarse al que
encarga el remate de una cosa, pues para calificar el
acto a su respecto debemos recurrir a la Teoría de lo
Accesorio; el acto podrá ser comercial (como ocurría
si un comerciante no pudiendo vender las
mercaderías de su establecimiento las entrega a un
martillero para que las venda) o civil (como cuando
una dueña de casa entrega a un martillero un juego
de living con el propósito de que lo remate).
El Código de Comercio declara mercantil los actos
de los martilleros sin atender a la naturaleza de la
cosa que se vende y sin considerar que clase de acto
es para la persona que entrega las cosas; considera el
acto desde el punto de vista del martillero y para él es
un acto de comercio.

ART. 3 NO 8: CODIGO DE COMERCIO: "LAS


EMPRESAS DE ESPECTÁCULOS PÚBLICOS, SIN
PERJUICIO DE LAS MEDIDAS DE POLICÍA QUE
CORRESPONDA TOMAR A LA AUTORIDAD
ADMINISTRATIVA. QUEDAN COMPRENDIDAS EN
ÉSTE NÚMERO TODAS LAS EMPRESAS QUE
TIENEN POR OBJETO ENTRETENER AL PÚBLICO
BAJO CUALQUIER PUNTO DE VISTA, ARTE,
CULTURA, ETC.

Se vuelve a la mercantilidad sobre la base de la


Empresa. Es necesario que exista la empresa a cuya
cabeza está el respectivo empresario, que desempeñe
la función mediatoria entre los artistas que, organizan
un espectáculo público retribuido que solo ejecutan un
acto meramente civil como que obran en ejercicio de
sus profesiones. Si el artista de una compañía es a la
vez empresario de ella, sus actos en cuanto a artista
son civiles; pero en cuanto a empresario son
comerciales."
La frase final “........sin perjuicio de las
medidas de policía que corresponda tomar a la
autoridad administrativa” carece hoy de interés.
Lo tuvo a la dictación del Código, pues a los Juzgados
de Comercio podría corresponderles conocer los
conflictos producidos en locales de espectáculos
públicos o a las autoridades administrativas. Hoy
dicho asunto corresponde a los Juzgados de Policía
Local.
En cuanto al término “espectáculo público” se
aplica en su sentido natural y obvio, y así se
mercantiliza la empresas que tengan como giro la
realización de espectáculos públicos. , es decir se
mercantiliza la “organización”, no los artistas, que
podrá tener una relación laboral u otra con la
empresa.

ART. 3 Nº9: CODIGO DE COMERCIO."Las


Empresas de Seguros terrestres a prima,
incluso aquellas que aseguran mercaderías
transportadas por canales o ríos.
Este número se refiere al seguro terrestre, ya que
el marítimo se rige por otras reglas.
El art. 512 del Código de Comercio define el
seguro como “... un contrato bilateral, condicional y
aleatorio por el cual una persona natural o jurídica
toma sobre sí por un determinado tiempo, todos o
algunos de los riesgos de pérdida o deterioro que
corren ciertos objetos pertenecientes a otra persona,
obligándose, mediante una retribución convenida, a
indemnizarle la pérdida o cualquier otro. daño
estimable que sufran los objetos asegurados".
Según lo dispone el art. 4 del DFL 251 de 1931,
en Chile sólo pueden asegurar y reasegurar riesgos a
base de primas, sociedades anónimas nacionales de
seguros y reaseguros.
El seguro es un contrato de indemnización
que tiene por objeto compensar la ocurrencia
de ciertos riesgos; accidente, incendios, etc., y
que no puede significar ganancia al asegurado,
pues es eminentemente indemnizatorio.
El seguro en sí, no es un acto de comercio.
El Nº 9 se refiere a la empresa de seguro y el
seguro contratado por una empresa es un acto
de comercio; la empresa hace posible la existencia
del seguro, pues sólo ella puede asumir una
multiplicidad de riesgos y contratar una multiplicidad
de seguros (diferenciación de los riesgos). Este Nº 9
señala que son actos de comercio los ejecutados por
empresas de seguros "a prima".
Existen varias clases de seguros terrestres, según
el criterio que se toma en cuenta para agruparlos:
Así, desde el punto de vista de la organización:
a) Seguros mutuos: Es aquel en que se organizan
las personas expuestas a los mismos riesgos, con el
propósito de subvenir, entre todas ellas a satisfacer la
indemnización de los daños o pérdidas ocurridos a
alguno de los miembros de la asociación. Según el Art.
561 CCom, hay aquí dos corrientes: Sociedad y
Seguro. A ellos se refiere impropiamente el Art. 5 del
D.F.L. 251. Actualmente las cooperativas seguros son
seguros mutuos respecto de sus propios socios.
b) Seguros comerciales: Son aquellos en que una
empresa independiente de los asegurados, asume el
riesgo a que están expuestas las personas o bienes, a
cambio de una retribución llamada prima.
 Así, desde el punto de vista del precio podemos
encontrar:
 seguros a Cuota: Son aquellos antiguamente
mutuales, en los que la indemnización se reunía
a base de cuotas variables que aportaban sus
miembros, cuyo monto dependía del monto de
la indemnización a pagar por la cantidad (art. 5
D.F.L. 251 de 1931).
 seguros a Prima: Son aquellos en que el
asegurado paga una prima o precio fijo por la
transferencia del riesgo, precio determinado
por tablas matemáticas.
Actualmente, por disposiciones del D.F.L. 251
tanto los seguros mutuales como los comerciales
deben ser en base a primas o precio fijo.
Respecto del asegurado, puede existir un acto
mixto o de doble carácter, si el seguro es accesorio a
una actividad principal no comercial.

ART. 3 Nº20: SON ACTOS DE COMERCIO, YA DE


PARTE DE AMBOS CONTRATANTES, YA DE PARTE
DE UNO DE ELLOS: LAS EMPRESAS
CONSTRUCTORAS DE INMUEBLES POR
ADHERENCIA.

Disposición agregada al Código de Comercio por


el D.L. 1953 de 15 de octubre de 1977, art. 14:
"Empresas de construcción de bienes inmuebles
por adherencia, como edificios, caminos,
puentes, canales, desagues, instalaciones
industriales y de otros similares de la misma
naturaleza"-.

Es decir, que para que la actividad económica de


construcción de inmuebles quede comprendida dentro
de los actos que la ley considera mercantiles, es
necesario que se ejerza bajo la organización de
empresa, o sea, mediante un conjunto de medios
materiales y humanos, que una persona reúne y
coordina con el propósito de intervenir en el mercado
de bienes o servicios, ya que de lo contrario, la
construcción es civil.
La intención del legislador del D.L. 1953 de 1977,
no fue extender el ámbito de la mercantilidad o
materia comercial a los actos que en general se
celebran sobre inmuebles, que siguen siendo civiles,
pues el Derecho Comercial siempre ha regido las
actividades relativas al intercambio de mercaderías,
que esencialmente son bienes muebles. El propósito
del legislador de 1977 fue el de fundamentalmente
facilitar a éstas empresas la aplicación de los
procedimientos concursales o de quiebra, como
comerciantes.
Lo comercializado no es el inmueble construido,
sino que la organización formada para prestar el
servicio que culminará en la obra que accederá al
inmueble. Lo comercializado no es un acto o contrato,
sino que un giro, considerado por el legislador como
mercantil, y por ello resulta también mercantilizada la
asociación humana organizada para realizar ese giro,
en otras palabras la empresa.

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