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ESTHU(.

"TURA GENERAL DE NUESTRO


PENSAMIENTO SJSTEMATlCO

Antes de proceder a una t'xposll'lon detalbda de nuestras


concepciones teóricas, me parece útil describir algunas de las in-
terrelaciones existentes entre los div(>rsos sectores de nuestras for-
mulaciones h~ricas,
El primero dIO' esos sectores, d qu~ st' vincula dIO' mudo más
estrecho con los hechos observados y está más apoyado PI)t los
elementos de prueba, es la teoría de la psicoterapia y dd cam-
bio de la personalidad, que fu(' (,laborada (;on el propósito de.
ord('nar los ft'nómenos de la terapia dt' ;i(;ue-rdo ('!m nu~str¡¡s
expenendas,
Es¡¡ teoría t'Omprendía ciertas hipótt'sis relativas ;l l!l. O!l.tu-
mJcza dl' la person!l.lidad )' la dillámica de la conducta, Alg\.ln!l..~
de rilas SI:" rel"cionahan e.lplícitamente con la t~oría mi(:ntras
I]ue otras lo hacían de manerH implícita. La elabor!l.ción de unas
\' otnt.~ ('onnlljo a la (:onstrucción de una teoria de la pcrsonali .
dad. Tal tt'oría t<'nía por objeto poner a nuestra di.~posición un
mrdio qul" nos Il!"rmitiera l'omprcndcr, l\unque sólo fner:l dI:' ror-
ma provisional. !" organismo humano y la dinámica de su d , · .~u
ITtlllo, ('S dt'l"ir, t"ompn'ndl'r Illcjor t'I fenómeno rcprl'S!'ntIHJ" poI'
la [l!'rsnnu (1Iu' s!llidla Sl'rvi!'ios It'rupéutil'os.
I.¡ls I('nrí"s ti,· la t!'ravia y ti!· la pnsollalidild impllt;IIIl ('h,!
la .~ hiplÍtt'~is f(,lntiv,!s a los n'sultados de lit tcra plu, hlpóll·~I ~
l"oll("{:rnknÍ<'s 1I un individuo sndalnwntt" !l1ú.~ l,.'o rutl ' l('tlllll "
crcntivo. D unlllto lo:,: Mtilli fl.~ tU-l OS 11('1110.1 procurudo 1 ,~ hl " ltI lit

1"
i¡!lag"]' ,1,,1 "I'j,·ti,." rilwl el,· la tcrapj¡ ,: la pl'r~ I ' JW t ' r "¡¡11\'" ai
máximo. ,'s tI""ir 1;, pasonu hllm¡.¡na ,m fu nci(1nami,mto pl,·no.
El! ulm sentido, nuestra l"umpn'nsión clt, la rl"hH;ión tera·
peu tica nos ha llevado a ha<.·t·r d ertas formulat'iones res¡weto tic
LIs rduciones inlcrpcrsonilles, ya (Jue la n '];¡dón terap~\ltka ('s.
,-'n n. . dlidad,
. un caso cspecial de aquéllas. Es éste un enfcl(pw
nncv¡¡ y provisional que conside ramos sumamentt' pwmis!1rin.
Finalmente, llegamos a la c() ncl ll.~ ión de 4 Ut' si ntlt"stms
ideas sobre la terapia tenian alguna validez, podrían aplit.:arse
también a todos los campos de la experiencia y la conduelu hu-
mana q ue implicaran a) ]¡.lS rclacioncs int erpersonales, y bl ",1
objetivo () potcncialid,ld de desarrollo o de cambio de la perso-

11 . nOAIA O(
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t" (lrj,,~ pan 'ialm"nt!' t'I"horadas 1'0 rL·!aciún \.OlIn C¡Jnlp,¡s l al . ·~ '"',.
111" la .-id.! fall1i1i;,r. la .'dU t.~ IÓÓO, el !id(~ra7.go dI" gnlp" ~ b s
situal'ioIU'S dI: tensión ~. t.llnnicto grupal.
El "lIadro ql1l' :ltllet.·t'lle ayudará al 1loclor .a l:oOlprender las
relal"Íor1t'.~ exisknk,'; \:ntrc Jos diferl'ntcs aspt:dns dI-: m 1l'str,,~
teoria.~. El cuadro t:mpjt'za a ](-('r5" d t:~d t, t'! (;errtro. l .a tt·"ria
se l'iaooro t:n las cuatro dire¡;l"Íoot:s indicadas. El lector dcbe
recordar que el margen de error puede aumentar a medida ' lue
nos alejamos del centro. En general, se dispone de menos o::1e~
mcntos Ol' prueba en las zonas periférkas '1'11' en el centro. El
cuadro r.:stá numerado para permitir la id,·n¡ifi ..aóón di' la s di-
vt-'Tsas prnposi eiuncs que se expondrán tm 111S l);lr,i ~ raffls n-lado--
nados cun ,'sas diversas teorias. Al t:studiar I'SOS panigr;¡los el
lector pudra l'ocontrar en el diagrama el vínl·ul .. org)lIil'l) que
relaciona un st'"ctor J€'lerminado con los d"m'ls w¡-(nTt·.~ Jt la
estructura teÓ ritoa.
Antes de procedt'r a b e:'tpo.~ici6n Jt' l;1s tl·urias. quisil"ra so;:-
ñalar ,~:'tplíci tam<.:'lltt< qut' la tarea realizada es frutI) J . . un tr¡¡bajo
de equipo. Ent~(· los t'scritos de Vktor Haill1Y. Hichard HogalJ,
Stanley StaodaL John Butler y Thomas Cordan ht· sdt'ccionaclo
aquellos '!lIt' constituían un aportt' a 'Ias formulaciones t¡-óricas.
r-.·lm·J¡us otros illvt'stigadnres han contribuido de divt'rsas m,IO,-·
ms a la dahoradón di' mi pensamiento. D/;'seo mencionar I'n ,·s·
peciaJ la va lima intlu('lll'ia que ejercieron sobre las t.·urius {luo;:
expondre st'guidanwnlt" Oliver Bown, Desmond r:altwri~h t .
Arthur Comhs, Eugeut:" Ct'llclli n, A. H. Maslo\\', .1ulil ls St't'man,
John Shlien y DOllald Snygg. Pero deseu señalar lplt" los iUVt-sti·
gaclores mencionados no son n·.spunsables dI" mi t"xposición. ya
que sus propias experit-'ndas lo::, t'undujeron en muchos ca sos por
sendas teóricas d ift'n:n lt' ~ .

Definiciones de 10.\' ('fJ!l.\truct{).v

Durante la ela boración dt' n lJ t'~lr<ls tl:'"ria~ se dcsarrollarutl


rlivt'rsos coostructos sistemáticos, qm' >ldyui rieron gr.tclualmcntt'
. :.'"!.r:il"icü.dos más daros y delimitados. :\d t'n1<is, ciertos términos dt"
uso . ,rri~n¡e se han especia lizado gradua lmente t'n el contexto

21

, "
d(, nuc..,lr::t.~ teorías. En la p¡ escnte SI.'lTlOn he tralado de d"fjn ir
con el mayor rigor p05ible esos construclos y términos, de modo
que las deliniciones ayud:nán a comprender más c<l.t,almt'ntf' la
Icaria .
En esta secciÓn se t!nconlra rá en primer lugar una li.~ta nu-
merada de todos los COllslructos definidos, qUf! han sido agn¡·
pados en conjuntos afines. Hay once conjuntos. l'ada uno df' los
cuah:s está organizado e n torno de un concepto central. Si se
comprenden esos conceptos centraJes, no será d:!kil compren-
!lrr cada uno de los té rminos conexos, ya que cada unn dt' lo~
constructos de un grupo tiene ulla estrecha y significativa r f!Ja·
ción con los otros.
u:. lista es seguida de la definición de cada uno df' los «00$-
i
trudos. El orden de suces ión de las definiciones corresponde al
orde n numérico de la lista. Algun;ts de f'sas definiciones están
acompañadas de un conientario explicativo.
Con respecto a la definici ón del COIlCf'ptO del yo (self) una
larga digresión proporciona la ~ his toria clínica" de la ebborfH.;ión
de ese constructo. Se trata de ilustrar la forma t:ll 'que "Se ·t<laho.
raron la mayoría de lo.!': constructos de estf' sistcma teórico. es
decir q ue no so~ productos especulauvos sino el resultado de 'Jna
permanente interacción entre la experiencia terapéutica. la con-
ceptualiz.ación a bstracta y la investigación qne se vnlt, df' térmj·
nos defini dos operacionrume nte.
Es probable que f"st a sección. dedicada íntegramentt> ¡t pn· ·
st'ntar las definiciones, resu lte i ridll y aburrida . En tal cnso, qui-
zás el lector prefiera pasar inmediatamente a. la teoria de la te·
capia expuesta e n la sección sigu iente, donde cada termino defi·
nido figurará en bastardilla. Podrá entonces consultar la seco
dón relauva a fas definiciones cada vez que lo necesite yen·
contrar lisi el significado preciso d~ (;¡lda término.

A{!. rupuci6n de las d efinicilllLI::.t

Tl'nd¡'ncia actual iza nh' y c U Il ~ t mct()s l 'OIlt';'I;05

r. TI 'lIdellc iu nclllldiz anl¡


1 . T l'udelll; iu :l la nc lIlUIi/ IIt'lón d ill yo

"
I':,x p\'rit'lwi;l y l'llnstrtll'ln~ t'Ullt'xns

,1, L'lwri.'n\'i:t
4 . Expt'ril1ll'l1tl'"
.') St·ntimit·IIIII.·· J':xP", ¡"'W;'II!.- dt'l st'ntimi .. nto

C{)nstnll· h'.~ 'pI\' s,' wli,·rt·u a la rt'pn'stmtadón l'unscitmtt:


H"p n ·.~I·nl;1 l ' illr l . .~i m he 1Iiz:.tdón, l-oncit:nl'ia
,. Di.~p"nihiridad para la ("o ncit'nl.'ül.
11 . S¡ lnh"Ii"/~wjóll ('"m'da
~ PI'lTihir. pt'f(·\'l)("í.in
111 SlIhÓhir. .~.t l ~·"l)(·iófl
Yu y ('n".,trlll'tll.~ \'f11I\"XI/~

11 . F.:t)writ'nda d.·1 ~"


12. Yo, t'onCli'pto dt'1 yo o dI' si mismo, t'strudura dd yu
1:) 1-:1 yn ideal
Jnt'ongnit'ncia r t'lmstrul"ln~ ('OIlt'XOS
H .. Jm'qnglllenc:ia .t,n.trt' ~Ly.o .. y. la t'xpt'rlt'ncÍ<1
1,:; \'ulnt'rahilidad
lfl Angu.~tia

1" .-\1ll!"l"Iaza
j,,,! Inauaptad6n psit'ológÜ.'a
Rp.an·¡ún allk lu ;¡m"IlIlVl'

Il-I . Ddt'n.o;;.t. I'~[;tdo dI' d('lensa


10. Di~w r,.;¡¡)n y nt'gadó" dI" ar.:I:t'SO a la \"IlIld .. m·j¡t
:ll . H¡~idt'2 Pf"rC't'pti\".1 .
Congntt'nda .\ c,:unstrul'los c;nnt'xos
1:2. Estado dt' L'ongrut'nt'ia t'ntrt' t'l yo y la expt.:ril'ncht
2:3 . Apl>rlllril ;¡ la t'xpt"rit"nc:ia
14 AdHptad,in ¡hÍL'ológit'a. Funl'ionllmienlo óptimo

:\.. Ur",.:I'''M ' "r, ~"r" 1'''' t,; .. "dlin. ~ t;!f~,fc ..d"u. r., 1\" 1"v<'C'" ~I "H
,,,,,,,,.' "n.:;,,,i\,, ".' 11'" I..,;: .. ,,,,,,,r:d, I"m t:lI"it'n'l' ~'\)t1II"I'" dO' 1(lI1III11 I"nI OI )
,,,,,,, l" I\.·"~ "" "I "'''lru~ " \Vlit:ltu~ , Es ~I tlrOl,:t'~Q de wn tlmlu"ro. tln' l 1'I!II1I
"" ,,,,,,·,,to> " 1,,,,1, ·, ... '11 ,· 1 ~" ntL1" r~n<l"'~"h..'\) dlj l l"rU,'lduu I JI' 1
l ., ," llIn /. 'I'~' "I ''' ¡"'I ",,,1 11,. (;,.",Irlll /" ,\I , "nl"H , 111>' "'''1' 111 ¡ JI"'l' '"
N "' ,n \,, '~ . 1111 1 [ \ '¡~ I l' I

'1
2.5 . PI'r<:"pt'ión discrimin:ltiva (F.rlensionality)
2B. ~ Iadurar, madurez

Consideración positiva incondicional y corutructos conexos


27. Contacto
28. Considención positiva
29. Necesidad de consideración positiva
30. Consideración positiva incor~iicional
3 1. Complejo de consideración
32. Considención positiva .de sí mismo
3.3. Necesidad de consideración positiva de sí mismo
34: Consideración positiva incondicional de sí mismo

Valoraci6n condicional
35. Valoración condicional
CODStructos relacionados con In valor..tción ·
36. Centro de la valoración
37. Proceso de v'aloración organísmica
Constructos relacionados con la fuente del conocimiento
38. Marco de reft'rcncia interno
39. Empatía
40 . Marco de rcrl'rencia externo

~
1. Tendencia actualiwlltl'. Todo orgilnismo tit'nt: la tendencia
§"i~~.1 desarrollar totl:\S sus potencialidades para conwrvarlo o
mejorarlo. Abarca no sólo la tendencia a satisfacer lo que Mas-
low [45] denomina Mneeesidacles deficitaria...- d(~ aire, alirnt'nta-
(:i6n, agua, etc., sino también a re!lIiLlr al·tividud¡,:; más genera-
lizadas, como el desurrollo tendiente a la cli ft-renciación creciente
de los órganos y funciones, la expansión t"n funC'{ón del creci·
miento, la expansión de la eficacia medianil' ('1 uso de he rra-
mientas. la expansi6n y el mejorami("n~-"ura\lés . d ~ la rt'produc·
ciÓn . E.s el desarrollo en t"1 sentido de' la autonomia ' v t"n sOc'ntido
opuesto al de la hett"fonomía (o contro¡ ·eje¡:'ciclo-pó; fue-rzas ex-
temas). Podría usarse como sin6TÚmo de este término la fornlU-
lación de Angyal [2]: "La vida es un proCt'SO autónomo que tie-
ne lugar entrjl: ~el organismo y el medio ambiente. El proceso vi·
----.:::-- - ~ --
-~" -J,-' ''''
24 "'-.:. ,. ~.
':"'. ""
tal no liende meramente a preservar la vida, sino que trasciende
el momentáneo statu quo del organismo, expa ndiéndolo conti.
nuamente e imponiendo su detenninación autónoma sobre un
t'reciente ámbito de acontecimientos.
Es importante señalar que la - t'eñde;cia-a~t~;¡¡zan te "cs el
co~cepJq.. fund~1 que se postula 'en - este- sistema teórico y
- qüC-es el organismo en Sil totalidad, y sólo en su totalidad, el
que presenta esa tendencia. No hay en el sistema homúnculos
ni otras fuentes de energía o de acción. El yo, por ejemplo, es
un constructo importante de nuestra teoría, ~..11'? .p agf
nada. Es sólo una expresióu de la tendencia geuenal del orga-
nismo a comportarse f"1l formas tales !lue 10 mantenga n y mc-
joren. -
-Señalemos también que los conceptos de motivación deno-
minados reducción dI'! la necesidad, reducción de la ten.~ ión, re-
Cucción del impulso, están incluidos en el concepto de tenden-
cia act'ualizante, Este incluye también las motiV"dciones de cre-
cimiento que parecen ir más allá de estos terminos: la tenden-
cia a reducir las tensiones, la tendencia a ser crea tivo, la tenden-
cia a caminar en lugar de arrastrarse (que pennitirá cumplir las
misrn3.(l funciones),

2 . Tendencia a la actualü:aci6n del yo. Siguiendo el desarrollo


de la estructura ,del yo, esta tendencia general actualizante se
expresa también en la actualización de la .Qarte"~c la experien-
cia del organismo que está simbolizada ~~ el yo. Cuandó- hay
aéuerdo "éntre el y'o-y~ el" orgañíim'O:"'eTdeCir:-entre la experien-
cia del yo y la experiencia del organismo en su totalidad, la
tendencia actualizante opera de modo relativamente unificado,
Si el yo y la experiencia son incongruentes, entonces la ten-
de ncia actualizante dd organismo puede funcionar por vías
opuestas con el subsistema de esa motivación, es decir la ten-
dencia a actua.lizar el yo.
Se comprenderá mejor esta dt>finici6n cuando se definan al-
gunos ténninos: ~congruencia. etc, La introducimos aquí
porque es u"'ra~~o, secunº;t]ioj~"la !!lQ.tlv.áCiOit.-.SeTÍa sin d uda.
conveniente releerla después de que se hayan comprendido en-
halmente los demás tém¡inos.

25
~,,~
'V /'
.'), Experie7lcia. Este término se ma para englobar tocio lo qut~
suct.-de dentro del orgilnismo en c ualquier momento, y que está
potencialmente disponible para la conciencin. Incluye tanto los
hechos de los cuaJes el individuo no tiene conciencia. como los
fen6menos guc...h.an...accedido"a-Ia-. 0Jociencia. Podemos citar, por
~je~~lo>~.. a~pe_:tos psi~oI6g,ldel h:l~bre (aún .~a~~
lncllV1duo esté fan "absorbldo-por-el-tr.awJft';-ct-jtlego. "etc., qu.e
-ñO"enga-concienci:laeqliesJeñteham~e] ; tos erectos que pro-
_m alicenen:eroi'gaili'Siñó'Ia visi6n, los sonidos y los olores, aun
cuando ocupen el centro de la atención; la influentia de la m,'·
mona y de las huellas de llolS experiencias pasauas, en la m(-tiida
~m que actúan sobre la experiencia inmediata, 1'5 d~. en la mi"
dida en que restringen o amp-lii!Jl..!1 sig!:1ljc-ado-deJos- .divf!rsos..
t'stímulos; en pc){:as palabral, tudo lo que t'st;Í. presente 1m la
é,iiidenda iññi~ Señalem~o ornfiñre; que t!r(,:Oii'C";pl(~
C:le~¡¡ no incluye fenórrienos tales como las dt'scar-
gas de nemonas o los cambios de la lasa de la glucosa en la
sangre, debido a que estos hechos no están dir~amente dispu.
-' nibles para la conciencia. O sea que nuestra definición no es fi·
siológica sino psicológica .
.~omo_ sinónimos de "experiencia" podemos citar los térmi·
'. n ()$~ "t.'alllIX>! experienciaI" o "'campo fenoménico" (aunque ('ste
t'!ltirrio~ I¡Ú ; como lo emplean Snygg y Comhs. abarca 1l.Igo más
que lós fenómenos de la conciencia), No hace mucho hice uso
ti!.! térnlinos tales como "experiencias viscerales y sensoriales" y
"l'xperiencias orgánicas" para sugerir el sentido de totalidad que
tiene este: t.'Oo<.'t!pto.
Debemos señalar, por último, que el t'onC('¡Jto de experien -
cia se rdiere a los datos inmediatos de la conciencia. no a una
at'umulación de experiencias pasadas. Se t'fee 4~e taJ delimita -
¡'ión posibilita definiciones operacionales df' la experiencia, o de
11111/ t'xpe..';encia, es decir, de un segme nto dderminado del cam-
1"' ('xpl'rit'ncial
4. ¡':.qu'rim elltnf. Elilc I~rmjnl) liignifk1l simlJlemeDt'c recihir ('11

1' [ ulgl!lIi ~ IHO la r~' p\Tc tl s i61l Ul' [ o.~ hechos ,~cnsOrialcs 1) fisiológi -
" 'J~ '1 11<' I '~ h'lrl lJ1 lHhlt'i ntluSl' 1' 11 1111 /I)IIIHt,'nto d ctcmlim\c1u, .
1';1 t(\¡lIdllo qltl ' dl 'M IJ.(1U1 , '~ I (1 l"O1(" ' ~() IItlo l ll, \.!"I I) II'nr,~(J on 111
11 ' ~ 1" 11111111111. I t i I ' 1111'1111'" I 111' '~ I nl(I<''' d l1lhn !l;onr (1 11
\t/.v¡
manera ud~cuadu, en el plano dl' In conciencia, t'sos ht'(·h..s St' I1 -

SUriUI(lSn viscer.\J~s. Teniendo en cuenta que la simbuliv.u.:ión


tiene divr.rsos grados de exactitud. por lo general nos sr.-rvi lllos
de expresiones como "experimentar cada vez más cons,,:it,ntc-
meoll'-, para indicar que se está haciendo referencia a la (':dt'n-
sión de t'stf' proceso hacia una simbolización más completll r
exacta.

5. Sentimiento, Erperiencing- del sentimiento. Este ténnitm ~


H

usa mucho en textos sobre la tcoría de la terapia centrnda t'1l t'J


cliente y su teoría. Denota el significado personal de una t'xpe-
riencia de tinte emocional. Por lo tanto, incluye la emOC'ión, pt!rn
también el contenido cognoscitivo del signifk.'ado de esa emo-
ción dentro, y de' lenna j¡1.~eparable, de su contexto experiencia l
e inmediato.
Los ejemplos incluirían manifestaciones l.'Omo las siguitmtl:s:
w
~Estoy enojado conmigo mismo "Me avergül:ozo de mis dt":;etls
;

cuando estoy con ella"; "Por primera Vt'Z, y redén ahora, mI: do,"
cuenta de q ue me gpstas~, Este último es un ejemplu de otru
fenómeno relacionado con nuestra teoria y que ha loido dt'nomi·
nado "expen'encinl{ follll del sentimiento, en el pre-scnte· inme-
diato. El individuo es, entonces. congruente en su e.'<pt'rieucia.
su conciencia y su expresión (del st!o tilnit'nto).

, 6 , Repre,t entación, simboliUlció'n, t.:um;icncirJ, St' eonsidt'ra 4UC'


estos tres términos son sinónimos. Para usar la expresión dt' An-
gyal, la conciencia (con.l'cioll$T1ess o awarcne,t .f' es la simboliza·
ción de una parte de nuestra expent'ncia. O sea que st: oconcibe
la conciencia como la representa(:ión simbólica (no ne(;esariu-
mente en simbolos vrrbules) de una parte de nuestrJ. experit'ou-
cia. Esta tt;'prcsentacióll pucd{' tener diversos g rados de agudt:l·
UI e inte nsidad. {jUt' van desde una vaga conciencia de algo qlW
e:oste como fondu, hasta una da"" ('unc.:Ít'nl.'¡a de algu qut:" ocu-
pa el fO(;O de 1;.1 t"out:it:nda l,'orno figura .

' o J)i~1JO !lihj/jd(/(J ¡)lml 111 L'OIldem; ill , CUlIndo UOII c,' p..:rit:Tlc m
lWcth: simholi;,.urs(I lib"\.'lIIcuh:, sin negución d efCll.'l ivll "i d i:llUr.
~ló 1! . "U t f) lWt!S lI'l dll:t, (JII {1 ('st°(¡ tl[ ~ V()I1¡b l c pum 11, cvnclcllr.:in o
! .s . Si,,,'mli=ndón co",cta. No e, indi'pen"ble quc- 10' ,imbolo'
'1 " ' - 1·,,, •.~I¡luycn nuestra conciencia corresponrlan neces-.uiamen-
.t.
I
Lo- " b ¡'xpcriencia "re:ll" o :l la "realidad", Por ejf\mplo. el psi-

~u cuerpo que en la realidad parecen nn existir. Echo un vista-


.t "lO a mi alrededor y percibo un aeroplano a lo lejos; pe ro el ae-
roplano resulta ser un mosquito que vuela cerca df;! mi nariz.
~ Parece importante distinguir entre la conciencia que, en término...
de sentido común, es real o exacta, y aqueUa que no lo cs. Pl'rO
~-ómd podemos conceptuaJizar esta distinción cuando tratamos
V de peDS:lr, rigurosamente?
. .
La manera más adecuada de manejar esta situación tl'lnsis-
I¡-', ('n mi opinión, ep. colocarse en la situaci6n Uf" aquel l.{UI! n',
wnnt:c que toda peicepci6n (y yo agregaria, que todo I!stadu
consciente) es de naturaleza transaccional, que es una construc-
ción que surge de nuestra experiencia pasada y también una hi-
pótesis o prognosis para el futuro. Los dos ejemplos que hemos .¡"
dado son hipc?tesis que pueden verificarse. Si espanto un mos- I
quito y éste desaparece, aumentan las probabilidades de que
aquello de lo que yo tenía conciencia fuese un moSquito y no
un aeroplano. Si el psic6tico fuese capaz de controlar las ca-
mentes que se manifiestan en su cuerpo. para comprobar si tit:-
¡fen las mismaS" caracteósticas que otras corrientes eléctricas, es-
tarla verificando la hipótesis implicita en su toma de conciencia.
Pnr eso, cuando hablamos de una correcta simbolizaci6n de la
t""K·il-ncia. queremos decir que las hipótesis implícitas en la con-
cil·l)cia se verán corroboradas si se las verifica actuando sobre
t-llas.
Pero en este punto nos encontrJmos ya· más allá del límite
d(·. la simple conciencia y dt·ntrn del ;imhito de lo tlue- usualme-n-
!t: .~I· clasifica como percepción. -

.a- ~ 9 . PeTcibir, percepción. El signifk-~\do de este ténnino ha ~.1m­


biado tanto que se ha llegado a dar de él la siguiente definición:
. -Percepción es aquello que entra. en la conciencia cuando los es-
tímulos, principalmente la luz y los sonidos, influyen sobre el
organismo desde afuera" [40, p. 25OJ. Aunque esta formulación
parece. ser demasiado general, tiene en cuenta trabajos de Hebb,

28
Riesen y otros invest igadores, según los cuales la acción de los
enímuJos y el significado que se asigna a los estimuJos son par-
tes inseparables de una sola experiencia.
Para elaborar nuestra propia definición, podríamos d4!'cU que
una percepción es una hipótesis o prognosis que emerge en la
conciencia como reacción a la acciÓn de estimulos que' inciden
sobre el organismo. Cuarido percibimos que .. esto es un triángu-
10-, -aquello es un árbol-, "esta persona es mi madre", estamos
llaciendo la predicción de que los objetos a partir de los cuales
se reciben los estimulos presentarían -si los controlásemos por
otros mt'clios- propiedades que bemos llegado a considerar, en
función de n\llostra eKpCriencia pasada, como características de
los triángulos. los árboles o nuestra madre.
' . Podríamos decir entonces que percepción y concíenc:ia. son
sinónim os; percepció~ es f l término más restringido, que se usa
por lo ge neral cua ndo qUfremos destacar la importancia de Ins
estímulos en el proceso; y conciencia, el término más amplio. que
abarca las simbolizaciones y signilica~os que surgen tanto de es-
timulas puramente internos ( tales como 105 recuerdos. los cam-
bios viscerales. etcétera) como de estímulos externos.
Esta concepción pwamente psicológica de la percepción no
excluye la validez: de las concepciones fisiológicas. como aquella, .
por ejemplo, según la cual la percepción corresponde al efecto
de ciertas configuraciones de rayos luminosos sobre ciertas célu-
las nerviosas. Sin embargo, para nuestros propósitos. la definición
psicológica parece más adecuada y por lo tanto usaremos el
término de acuerdo con esta acepción.

10. Sl/hcibiT. subcepción. McCleary y ~6J form ularon


este concepto para denotar la discriminación.. sin tepresentación
~c..(e.l)t~ichos autores afirman que "aun cuando uo sujeto
sea incapaz de efectuar discriminaciones visuales conscientes, es
capaz de hacer discriminaciones de estímulos en niveles jnferio-
res al nivel requerido para la representación consciente". Parece-
ría así que el organismo pu~de: discriminar un estímulo y el
significado que tiene para él sin utilizar los ..cC!ntros nerviosos su-
periores q ue fu ncionan en fosésbldos conscie;ies.-Segúñ· ..~~;~:
tr.i"·rt:O'ría. es esta capacidad la que permite al indiv:id u~ distin-

29
guir el caráctn amenaz.auor de una. experiencia. sin representar-
se conscientemente esta amen:128.
11 . Experiencia dd !Jo. Este término fue introducido por Stan-
dal {BOl. quien lo definió como todo hecho o entidad del cam-
po fenoménico discriminado por el individuo y que se di5crimi·
na también como yo (5elf, me, 1) o como algo vinculado al yo.
E n general, las e:-:pcriencias del yo san la materia prima ron la
cual se forma el concepto del yo organizado.
1f. 12. °
Yo, concepto del yo de sí mismo, estructUTa del !JO. Estos
ténninos se refieren a la Cestalt conceptual coherente y organi-
zada Compuesta de percepciones de las caractensticas del yo. y
de las percepciones de las relaciones del yo con los otros y con
19S diversos aspectos de la ,-ida, junto con los valores a.signados
a estas percepciones. Se trata de una Gestalt que {:Stá disponi-
ble para la conciencia aunque no esté necesariamente en la
Fonciencia_ Es una Cestalt fluida y cainbiante, un proceso, pt'lro
en un momento dado se lrata de una entidad especifica que f'~~,
cuando menos, parcialmente definible en términos operacion:ll('s
por medio de un inventario de personalidad del tipo de la "téC'-
nica Q" o de otros instrumentos de medición. Se usa más el hh·
mino yo o concepto del yo cuando hablamos de la imagen qu('"
la persona tiene de sí misma; y el término estructura del yo cuan-
do observamos esta Cestalt desde un marco de reff'rf'ncia f'X·
temo.

~El yo ideal. El yo ideal (o ideal del yo) es el término \l~a­


\.:i¿ para definir el concepto del yo que el individuo desearia
poseer y al cual asigna un valor de la mayor importanCia. F.n
todos los demás aspectos, se define de la misma manera que
rl concepto del yo.

Digresión sobTe la elaboración de un constructo

Teniendo en cuenta que la abstrdcción 4Ul~ ut!lIumillalllos yu


(.wlf) es uno de los corutructos centrales dt' nu~str-...l t~'1lri;l . Sl"
ria conveniente abrix un paréntesis ea la serie de UlIt!stra5 dt'-

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _ ._ . _ ...... .,._ •••• _ . ~ _ •• L,


fini('innes con el propó...ito de descrihir el proceso de elaboración
de dkho coostructo e ilustrar, a la vez, sobre el de la mayoría
de lo!\' que figuran en nuestras teonas.
-< Comencé a trabajar con la firme convicción de que el yo
era un Irrmino vago. ambiguo y sin validez científica, que hilbía
desaparecido de la terminología de los psicólogos junto con la
clesap:;¡rición de los introspecciooistas. En consecuencia, tardé
bastante en darme cuenta de qUE'! el sujeto -cuando se le da
la oportunidad de expresar sus problemas y sus actitudes con sus
propias palabras, sin guías ni intérpretes- manifiesta una tenden-
cia a hablar en función de su propio yo. Coma prueba de esa
tendencia citaré algunas expresiones típicas dd discurso de 10$
clientes: "Siento que no soy yo mismo"; "Me pregunto quién soy
' yo realmente": "No quisiera q ue nadie CQnociese mi verdadero
yo": "Nunca tuve oportunidad de ser yo mismo"; "Pienso que
si raspara toda la fachada de cal, encontrarla debajo un yo bas-
tante sólido, algo así como un buen edificio de ladrillos". Basán-
dome en tales declaraciones, me pareaió {'vide.ote que el yo era
un elemento importante de la experiencia del cliente, y que en
cierto sentido su objetivo coasistía en 'Ilegar a ser su "verdade-
ro yo".
Raimy r54] elabor6 una cuidadosa de-finición del concepto
del yo que contribuyó en gran medida a desarrollar nuestras
propias ideas sobre la ~:lteria. En aquella época no disponíamos
de medios ni de instrumentos que nos permitieran definir ese
concepto en ténninos operat;ionales. Nu obsbiOte, comprendía-
mos que era posible medir las actitudes del sujeto hada el yo.
Raimy y otros miembros de nuestro equipo acometieron tareas
d~ inve*igación en t'Sf' sentido. catcgorizando todos Ips ténnino$
referentes ¡¡J yo qUf> ¡}p".lrcdan en. llls entrevistas grabadas. Las
categorías usadas tenían un grado satisfactorio de connabilidad,
lo cual las coove rtfa t"n instrumentos cienüfioos adecuados para
nuestro trabajo. Así lIe~am()s a dt'"Scubrir que las actitudes refe-
rentes al yo, tal como lo habíamos previsto. cambiaban notable·
mento f>n d curso dt' la ter~pia.
t Cuanto más detenidamente examinábamos el concepto dd
yo, mús claves nos propMcionaba la experiencia para indagar su
natur.J.leza. Por ejemplo. durante el proceso de C:l.mbio que pu-

31
'.r .
Esta ('.~ Hna manl'fa kgitiml\ di' h¡\('('r
I"it'lI!t' cnltll> ill\'1II1S{·iI'n!l'.
IIIIi1 ahstr:u'('ici .. il partir nI:' Ins f(·nómenu.~. lWW Ncemns q1ll' no
t'S úti l, porqm' na lugar a UIl {'()¡J('('ptll qUt' no rs su::;ceptihl¡. de

ir ( .~u ti dt""llk
.~I'J._ d('finido "llI'ml'Íolli d llll'lllt'. ~fl plwdt· lo g\ar.~t" hl ('on~nll'nda
at"t'H"¡¡ del nmtl-n idn tic" illi:~~t:j.t.:ll!t: dt· 1111 individllo
n llllO panl Ipl\' h. invt'$tigadún fI'SlIltl' pllsihlt·. Por tal l1loti\',,_
\ iill.~ p:\ft:'l't-' cnús \'lIi1Y¡'l\i" ntc' r.lt·finir d yo ("(HnO ulla Ct'sfalt dis-
.) l~'.f'!}l?I.~ .ya~'1 .~~~ .1·f~:'l.t·.i(,I\l"i;t. Esta (·lnl-z.(7pt·iilll-:ihri¡rt" ."'¡:;\lliinll" ¡;
-"-un importa!III' movinlit-I, III di' invt'stigadón.
'Sin embargo. trat¡UlII':' dI' !lO Pl'1"d('f d" vista (lUI' toda Ik-
tinic:ión no t'S rná:; 'lIW 1111,1 ¡d 1stwt"l'iún ~ qlll' los mismo:> ¡"!lÚ-
l1I('nos pu("c'1t-ll ,q'r ah~tr;lido,~ di' diIN('Il!l-S Illanl:'ras, lln 111;('111-
hru dI:' nu~':;lro gru p" ~¡- ,,('upa ill'lu,\]IIH'ntl- d,' ¡·h\b\lra.r. una de,
finición llUt' pqndrú I;nhlsi,~ I'n d car:ktn I',unoianh' dl'l yo ('limo
proceso, O,tros illwstigadnrrs creen qU(' II lla defi nició n múltiple.
st"ría mús udl't'uada, I'~ .d et'ir. \Ina definición 4m' tllvit'nt t'n
cu-e nta la existenc:i¡\ dt' \'a·r¡II.~ ro para los d iv('lsos contextos vita-
les, Esta Hnt'a dI! pl:'llSamil'l llt¡ I'sli, im plícita, ' por ejel1l-plo, en "la
investigación clt, Nun !1 :IJ1~, !501, ~m'litj'(lS esfuerzos tit'lldl~n,
pues, a lograr una ('oncl'ptl1alización IlIÚS a(il'cu,ldn d(,.' este s~'c­
tur dI:' nuestra pxpcrit'nci;¡ tl·r;¡p~\lti('", v la ¡t-('llit'a más aprophl-
da para elahorur ddilddOlil's o¡ll'na'i¡,n"ks dI' l<l.~ com'l:'ptos
formulados,
Aqu í t1mcJuyl' IHH'st .." ¡¡ari'otesis, E:;¡Wrallhl~ qut' haya n)l\-
tri huido ¡t d,¡r ,11 ll'l'!(lr 1111,1 id.',¡ d,' la ~t' JlI'~is dt, los ~'lt-IIWlltOS

tundalllt'otal¡,s di' 1lllcstra It'"r ia, t,d.'s ' ~)Ill(J 1,1 1'lIl1 t'qJ lo cid yu,
dt' t'11r1g:nwncia l' illl'on~r".'lwi;¡, dI' l'OIl(ltll'l .. cidt'llsiva. d t ' CIII1'
.~jderadón positiva iHl'll~dkilll1al'. 111- l'l'lllro dt, ];1 \',Ilnrac-ión, d,
l'¡'kra, ,'\11111111(' d th'SlIff.. lI" di ' "stos \;Olll't'p'<lS IlII hit' dt'l lodo '
TI'gu],¡r , l'lIl1lprt'udió .~ i¡ ' llll'n' las 1;t.~ I 'S si.t.:lIi.'I¡h's: IIhSI"ITilt'iólI·
diuÍl'a, ¡'¡,.Il'¡'pl tl¡¡liz<tl,itll. Jlrtlv¡sillllal , ~.Yt',~fi!t; ¡ l'"'lll illh' ja] i¡ara
\'l,ritk¡¡r al g\l"a,~ tll' b~ hil¡I'II I '.~is .'III" I I,j¡t( ]a .~, OhSI'I'V:ll'ión di-
uit'u ¡,,¡idou,d, ¡onlll ¡[,t!'iú ll I! ¡:'.~ ri~.II'II.~il .lt-l l'OIlI"'I'to ~' ;1,. sus
n,I,tdtlllt'S IUII\:j,'llill¡'.\, 11\,li"il'i'I!U'.~ "JlI'ral.'illllall"s '1IÚS r¡'/illildali,
iIIVI ..~li¡.!;adl"lt's IIlÚS ¡'¡!llt' luye llt" s,

Q IlIcolI;.!f/It'IIl:ia I.!lIt /'{ ' d !JI! !J /11 ¡,Xlif1ril'uóll, CI'IUlJ .~e \"'P"II-
"'-.)o ~ .' 11 \,j t'a~¡lulil IJIII' 11':It<l d.' lit tvnna d., 1;¡ IwrslllI,¡[idad, ,~ lIdt,
;j.1
l'xistir cit'rht c1i~(:r('panda .{·olrt' d yo ta l ('00\11 St' lo pt'rdbf' y
la ('xperit'nda n'ul clt-I urgnni.~mo. Por ¡'jt'mpln, t'1 intf¡yidllu Jl I.II~­
de cOllsidera r qm' P0!;t'l' las C'd rnc l ('rísti{.-¡¡S ti. h y e y 4 l1(" t'xpe-
riml'uta los sen timh'nlus x, Ij y %. Sin embargo. si pucliNiI H'alizl.l1'
Ulla silllhoJiz.,ad¡'¡ u .udt:l'uudn lit, .sIL l'xp('rit'n{"ia dt 's('llhriria que
pose!' ('11 I"eal idlld las carac tt'l' ¡~tiC:¡L.~ c. ¡/ y e. y "tI/" ¡'xpt'rinwnta
los S(,lIljlHkntu.~ j ', 1(', x. J)t'lllllllinalllns in{"l)nitflll'nda t ·.~t' ..slado.
de di.~cl"( ' l);tl1("ia cnln' \" ~!I ~. );t ('xpf'rj¡ ·nda. Cuando 1,1 indivi·
"duo s('" ('II('w 'nl rn t' n t ..~tad" di' in('ongrut"ncia ('st;). t"xplwstn ¡\
tensió n y ( 'UlIl(lliiólI ¡11(('finr. )"¡l qm' t'n algunos aspe(·tns la ('1111-
ducta dd indi viduo '~~f' ri¡.:¡' por la It'nclend¡\ ,lctualizlIlltt' y " 11
otros por I¡¡ It'mk nc: i.a n la Il(:tual izadón del yo, Oc ahí la ap,t,
rición de (,'culdllt'las ( li,~cordnl1tt',~ ., jm:umprt'llsiblt's, E] ' L'oJ}lptlr , '
, tumicnh, 11('urólk'o ('S \Ina ll1allif",~I¡¡dón de I'st' estndo d., inclln ' ',,,
~
grUCncia; J:l COtulud;¡ n\¡~a, ~,~ ('] ~¡J!ndo , .~e J ~_ ~~~dil ij
aCtU¡I !iz¡l nte. ('n {'lllltrapIJ~idón ¡t ¡as cunductas por ] a,~ (:uales
.. t'lliiillViduu intcuta l\dual ~ -y¡J."·üf,rii(¡-do-i¡i¡;:-t:J-¡¡;Uj'cj(:¡nl 8
110 · pu¡"d¡';~-i1.il1;pr'; li( I ¡;¿s t:-; l- si'-¡-ñiSilIO, ya 'lUl' ~e abstient' dI' ha- @
l't:f lo ([Ul' l'ous(:it'utCIllt'ott' -q uit'f!:''' h¡ll'"r, o sea, r,ou[jZ¡tr II n @
yo l[lW ya no t'S ('n (l~rUI:'\ltt' (1111 la ¡·x¡.l t'rit'twia,
@
~'(/!/II:raf,ilichltf, ES/t, It-nnilltl dvsig;ml ... 1 t, ,~t¡,d(J
dI' incon-
I!
~ll' itt ¡¡lit" plll'd,' ¡',-:istir 1'lItl'l' .. 1 ~'u y b t';qwrieu..::ia, St" ,'1\1 "
pito" l'ualldo SI: d(',~t'a dl'slac:n r d pc,r j ~ro de.- dC'.~(lQ~¡¡!liz:u::¡ón p,~í­ ~

- {Iu ic;l ;.J qUI' Ill1l"d(' Ilt'va r lal ¡,stad", Cmllldu ul individuo,s., 1'11"
l'ui'lltr:l vil I',~tad!l dI' illl'ol1~nl('lIl'ia si n It:u <, r l'OIlc:,i¡'\lci.l dt' 1"110 ,
t·S POkl1l.:iahl1l'UI¡" v u ll1('m l,JI' 11 111 angustia, la ¡\U l1'na>:a y /;1 d i"~
~
~
sorgall¡za<:Íóll, Si U1',1 ItUI'l'iI ¡'x lJt"ri('ltl: ia (llmc' ,'11 c,:vid ¡'nda 1,1 I li ,~" , e
("n "panóa l'''1I lal daridad 'I'u' d ¡JI(lh'¡c!II" 110 pllf'd¡, eI!'ja,. .1(,' @
[ll'n'ihirla l·IIIISl'iI'lIlt'UII'IIIi'. ,~.' st'ntir¡'t ¡¡Il ll 'uuzado y ,~ u l'unl"'ptt l
@
dd yo qUt'dlll-'¡ .rt ',~.. r!-:alli'l,;ldll po r I',~¡¡ ,'sPI'rit'llch\ '." lIntr:l\lkw;·iH
-- t' j'''I ,~iJll¡Jaj¡It:. @
@
_ ( ~A I¡.!,:'I/.~Iil/. Fl'tI"ltll'!lor'·I.t:i¡~IIII" tltt '" la ¡Wg:IAslia l',~ 1111 ¡'s!;ld ..
' Y i lll 'tll'llJd ilJ;,t1 " dI' /t'(lsir'11I l'II~:t !'ausa ''s ignorad;1 !ltlf ,,1 ill" e
¡ ¡jividwl qUI' la I'X!lt'rltlh'tllH, 1)¡,,~t1c 1111 !lIart·!! (k rt''''n' lld;, l~X' e
I 111 :L1lt.:lIsti¡l 1':; 1111 t',~ t¡¡dll ,'11 ,,1 ¡"mJ la ill¡'lll!-:rm'nt'ia 1'1I~n'
tt'fIlll,

.,1 ('nm't'pl u'dl'l yu ~' la ' '.~ lll'rit'lIl'b tUf,11 ,1,,1 illdh'it!ulI s .. '1('C.~rt'¡¡
e
I e
e
;, 1;, simnolizat'iú" Ja cond ,·nda. Cuando lit ('xpt'rit'nda dis·
"1\
(,'rHpa obvinmellle del (:tlO('epto dpl\'¡' . .~(' ~a(:t- cad¡l vez mlÍs di·
fi cil lltlil n!acdón defensi va B la UJlll'n:l7.a.~a. angustia es la Tf'a{"
d úo úd organisOlo a la "subcept"ión" de ese {'stad(. {h' il1<:on·
l;!rutmcia y a l peligro ·dtl la toma dp. .. ('ondcncia, todo lo cual
t'xigiria t;,ia mod¡(icn.ción en t:'l concepto del yo.

lío Am enam. Se dke q lW hay am en¡lza cuando ('1 indi viduo se-
, da clH:"nta O prevé ("snhcibe") qUe" una experif·.!l.d~sJncon ...........
~_.,

. grucnte con su_cstrucWGukLl?'. Puede conside-rársela como la


venión extem,l d(' aqu('lIo ({ue, d('sde un marco de referencia
interno, se conoce (:on el" nombre de ilngustia.

18 . .Inadaptación p,ticolr)q,ica. H ay illadaptadón psicológic<l


cuando el organismo S(" niega a (·onde.ntizar. {I distorsiona en la
conciencia, cie-rtas (·,'{p.-ri('nda,~ importantes -qu~, en c:onseeuen·
c ia. no s~ simbolizan ('()rrf"('t~úm'nt(' ni ~(-' organizan en la estruc-
tur.l dd yo- er~ando así una incongru~nc'ia ~ntre el yo y la ex-
p(·ri(mda.
El concept o hllldallwntal ue inconglU(!!lcia se ndararú con-
,~ id('rahkm ent{' si r('t·OI)('t·t'nlfl.~ '1'1 (' lI!gtlOOS (t (- Jos terminos que
('starnos ddiniendo no son m á,~ qut' un nli~mn fenómeno conside-
rado dt',~dt' ptlOtos df' vista dift'rentt's. Cuando lln individuo se
"Ul'(¡¡'otra l'n 1111 estndo d(' inl:ongwent"ia ['ntn' el ~'O y la e.'tpe-
dl'lIda, y In 1'l1tn('al1ln~ desde 11n punto di' vista ('xterno, deci-
mos 'tU" " ,~ \'lll!wrahl(, I ,~i no th'!lt' ('om"iencin de la discre pan-
d a l " 'J I!\' ,·,~t:'t i\'!l¡'lllIZado (,~i til'nl' (¡¡'rta {'( mcit'ncb dI' ella ).
COllsidl'ntda d¡'sdl' 1-1 p untn dI' dsta social. la in{'ongntt!uda SI'-
(·.,ovi{'rh- {'ll illndapta{'ióll ¡Jsit'o[ógi("1, Si (·1 individuo se eontcm-
pla 11 ,~¡ m ¡,~III'I. p' I(:'(I,· ¡"'I1 ,~ idt ' r<l r.~.' uc!;¡ptadll (,~i no 'tilme c::onden-
da <It, la dis("rq.laneia! q angustiado l ,~i la ~suhl'ih('" os('utamt'nt(')
., anlcnu:won (1 d¡·sorg':mi7.adll l,~i .~( ' ha v i ,~ t(! I/bligado Il tomar
t'ondt'nl'ia d~· la d i ,~t'n'p¡1I1l·illJ.

~
_.~~ /JI)f'lM"fI, J·:.\'llldn di' dc}r:nwl, I.;t tl!'!l·ll.~a t' S I;~ n·1!t·t·i(l\I l'om-
~ p,,~· t;~.,, \(·ntnl del or.!::aniSl1l11 a la alll.:n;l ~,a: la d"/('!lsa li r:nl' t'nlllo
~~ o:h ll'flVO mantl'nl:'r la ¡'slrllel u r a hahitll,d d.,1 ~II, E.~o Sf' bgm
llH'di:lllk la di.~tonión lWrt"'ptllal dt· la ,'xpni¡'lll'ia, :1 rtn d!:<.. ..re.~
r1ul'i!' d 1·~t :Ldo dI' in¡'on~~ nH'Il(,¡;l , 'ntr. · la "xpvrit'!l('i¡¡ y hl,es:
'.

truc:turn del yo; o bien Je impedir el ¡tC(;CSU tll: UIla. l'xlw r ic:lI-
da a la conciencia, negomlo así toda nmcnaza al yo. El t'stadu
intemo que lleva al individuo a adoptnr conductos comu las \lU"
lIc¡lbamos de de,scribir recibe el nombre de de.fensa.
~ Distorsión, negación del acceso a la conciencia. Es fá cil -uh-
Vrvar que toclo material que sea significativamente jncongruen-
.. te. con el com:epto del ~:o no puede ser directa y librem.~~te_ ad-
- mitido t::n la conciencia. Para explicar este hecho, elabora~os el
concepto de negación o distorsión del acceso a la concien(:ja.
Cuando se percibe oscuramente (quizá sea mejor cleciI se "sub-
cibe") que una experie-nda es incongnlente con la estructura\I~1
yo,' el orgrtnismo reacciona produciendo una distorsión del sig-
nificado de la experiencia (para que sea congruente con el yO)
o negando la e~stencia de tnl experiencia, a fin de . preservar
de tOda amenaza la e~tru('tura del yo. Quizás uno de los ejem-
¡
plos más vívidos de esta situación se produzca en aquellos mo- I
.... mentas de la terapia en qUE'! la respuesta del te rapeuta, correcta-
me.nte oída y comprendida, ocasionaría In toma de conciencia
clara e innegable de la grave incongruencia ~::?stente entre algún
elemento de su experiencia y la idca que. tj~'ne de su yo, En ese
I
caso, el diente puede responder : MOigo lo que usHH:I me dice, . .
y sé que debería comprrnderlo. pero no t(>ngo In menor idea de
lo que quiere decir". En l'sle ('¡¡SO, la r('lación es demasiado bU.t:- .
na para que el diente pue.da distorsionar el significado recu-
rriendo :1 IIna nlciona]i7.;H:ión; pero el signiHcndo es demnsincJo
_ nmenaz:ldor para que pllt'dit St'r comprendidu. El org'ln ismo 411'-
la entonces por negar l{l!C la comunicación tiene cierto signi-
ficado. Debemo~ sC'ñalar que una negación de la exp~!riencia tan
;lbsoJuta es OltJ<:ho ¡m'11M frt·t·uente qu~ el fen6m~no de la di.~­
tor~ión. POI" ~jt'mplo, si la l'Slrm'turn dt'] yo de un estudianttl in-
. duve el dl:'llll'nto "~\I ~O\. lllUl ' {"J.pa7.··, la experiencin etc recibir
UIU~ culit"it-.H:;ÓIl t:X('l"l'llh~ pue~le distC!fsionarse. f;\.cilmentl! u fin
de que St'a t,,,,~nll'nt(' t.·un su yo. En tal caso, se percibirÁ 111
cxpericnc:ia {'UIl t"lJOnutac:iones ta les como : "Ese profesor es UII

- lonto"; "Fu~ {'ul'slioll de suerte" , c tl'etera .


.21. l!i~¡d c:::; J)('f(:ept;¡;r/ { /lIt/!lI.tillllrtlity). Si In persono pf'rcib~ u
se impresiom\ en form ll rigiún. tiene la h:ndt:ndn n consldcmf lu

3"/
cxperi~'IIl ,i a t'1J h:nuinos ahsulutos e inL~ltIdidollult,s" H gt'uJrali-
z¡tr cl(l,t:sivanw.ntt". a dt'iar,~ t' d u minar por npilliullt's. cn"¡"m:ias ~'
tt'or i a ,~, a no pod,"r ¡tndar sus l"I'u cdO Il l'S ,'11 \"1 I"~pltl'io y CIl t'J
til'/lIPO, .1 '"llIIl"l1ndi.: Ins h("t"!ms y lus "i\tjcill.~ d,~ vNlu r, a ("oufiar
lIu"ts Pll las ah.~l'nH:t" i o ll'"s qu¡" Vil la )"I'nlidlld" E:.tt" ¡"om't'plu" tlue
en inglés SI: d l'numina i ll / t'u-Yi m w/ity " IPrm illu tomado lit, la ~e­
mantica, ahtlfl"a una ~¡1tlla mús a mpl hl d t' curnport¡llllil'ntus qUI"
la que gt>nera lnwnt., "~I' t ""tl"~itkra t"tJ mo t"unslituy,'utt' d~"1 com"l'pto
dt' rigidt,z""

Para cOlwJuir, diremos '1ut' Illda s las dt>finicioncs de l grupo


<:tUl;" I1l"aO¡lnlUsdt· l"nsidt't'ur sv L"t'Jildonall con reu('('jow's dd IIf1'a-
nismo frt'ntt' a Ja "apwnu'l.a, El COllct'plO dt, defensa es '"/ más
gt'tlt'raJ": la distorsilln ~ la ne;.(al'Íón son Ilw('¡Luismos d,' dcft'ILsa:
"l'1 t"\lOt"eptu Út' rigicl~¿; pl"rn"pt i va dl'signa las t'ar:tcl<.>rístie.l:> dl,l
l'lJmp0l1amil'nto JI'I individuo QUl; 11IndOtt¡\ de manl'nI tldt'u-

~
'

~'Q.
¡va.

22, El est(/do de ("(1/I:!rtll?lIt"Íll ('ufrC' el yo y ltl O:-X:.


i'rJ/l;!f/lellcia
-ril!lI(":i!l" El conc' "J!{u di' ('UlIL!.nL,"(wi.1 I")<i Ull l'OtlCI:¡)to tt'i""ku
(
~ tal t'lnhor-... do ¡t partir • la I'S l' "¡¡'lIda I('rupéutit'a" EJl
Je l c urso dt-" la t('rapia" l' individuo ('U('stion:¡ ¡, ("t)l\cl"plu q ue.
1 ti('l~(: ~~: , ~1:l._"~f:!"~" ~riL ta di' ",'sta hl l'('l'r tina " l'(ln"l{ nL t' n ~i a ¡>"I"ltLV
, ¡\que! y su t"Xpl'tl¡"Ilt'IU" ''s ' <lITlr" prO\.'ura r, ",1I17.<l 1" tina Simboliza-
( ción udt'l"uada" Dt' /'sll" modu" 1111 indi viduu pUl'dt'" dt'scubrir qlle
] si simboH:zar'l l"orred a ml'u t¡' ¡¡I~L II L¡¡,~ dI' Sll.~ c.\ (w l"Í t'n<"ias, dd)t'-
da conft!Sar. por t'jt'llIplu, {Ju,' udia a su pulir\' " 4l1t' lien/: fut'r-
__ tl:$ clt:st:os hum os exual(~s" Va ret)rga nizandn ¡¡si d l"ULlI,:o:ptn que
ti l\ltt' de sí mismo para E'ng lobar t!sas c a racter ísticas que antt'-
rlunnenttl HII ('ra n compati hll'S ('011 ¡ ' ~t' ('Ulll'C pto " J

Cuando hlS l"xI>t:'nem"iLls rt-lativi l)<i al yu S,lII at!t1."UlHlallll'lIh"


Silubolizadas 1" ilLtegr.Ldas al yo" se- pmUll t"I' U~J t,:.tadl> 1,lt" l"IlU"
Krutmda entft~ t'l yll ~. la .... xpcrit'nda y 1'1 "tu Lll"iuilumit'n lll J¡;j ¡JI.
d ividuo t!S iutt:~nd " úlltimo" .t"OlllO St' \'erá l" JI la sCl'l"iulJ deu¡·
l~.¡cJa a este aspectu J (, Iluestm teoría"

2:1" AJ)ertum 11 [11 e:r]1erir:u ci/J" C:ua ndu d iudi viduiI LLU SI" :iicutt:
"all1t'1nazuulJ 1"""11 ningún s¡olJli c!lI" t,ntom"t!s 1")<it¡"L .. bit "rtl> II su e.xp¡;·
ri¡'lwia" La actitud dlO estar abierto u la experiencia t'onstituyt!

:m
••
d polo 0PU{'sto ¡l" la lL(:tihld dC" {lercnsa_ E l término pUt"(le apli-
f
carse a un sector d(!tNmim~do o a la totalidad de la f'xperiencia_
Esto significa <¡Uf' cualquier estímulo, sea odgin'Hlo dentro dd
organismo o en d exterior, es transmitido lihremenle a Inwés
del sjstema nervioso sin qlle ningún mecanismo d(" of:ff'llsa lo
,
t

distorsione o interrumpa r sin que deha iotrrvf'-nir ,,1 mt>eanis-


oo
mo de "suocep(,·j(:m .Es clt>cir que si se trata d<> f"stímulns' t!X-

te rnos -configuraciones lI(: formas, dt' colores o de sonidos ({1I1'


afectan los nervios semorialcs- o de estimulos inte rnos -vt'sti-
gios de la memoria, sensaciones de miedu. placer o disgusln-
son tota lmente asequibles a la conciencill del individuo. En una
persona - J¡ipotéticil- tolalmente abit"rta a su experiencia, su 1':;-
,
i
tructura del yo s",ría una simholización en la conciencia total-
,
mente cOllgruenlt: con su experiencia_ Ta l persona, por {·unsi·
gui."t., nO experimentaría sentimientos de a~:llenaza. ,
'.
psicológica. Decimos qUe hay adaptacion p.~il·lI­ ,
óptima cuando la estructuriCdel yo es tal qut:\permitu la ,
integración simbólica de la totalidad de la expt'ocndc\. El ('un-
,
cepto de adaptación psicológica o funcionamiento' óptiñlO t'Cjui-
val" al concepto de c0ngruencia pCiÍecta entre el yo y ht t'xpe-
rit:ncia y al concepto de apertura perrecta a la cOTlei~nc:;;\. En d
,
plilno práctico. toda mejoría de la adaptación psiculogica rt'prl'-
senta un progr\!so hacia el logro dt'l óptimo idl'al. I

);1lir,::¡:;P,;.;';',~c:e;~/)ciól' clisGrimillaliV<l (E:cte nsiolllllity) . Se ha tomado t's-


!;l i de la sem~ntica general. Si la persona reacciona o per-
cibe de forma discrimillativa, tie nde a cotlsiderar la cxpecicJlci<t
,
I

en términos delimitados y diferenciados, a tomar conciencia d(- t


la dhll€'nsión espadotempomI de los hechos, a dl'jarse guiar pur
1 SIIS ohSt'rvaeiones, nI) por J..lS upiniolll's tl ( omías. JI valor.H lulO
objetos de su per(,'l}~iÓll con critl-rios uniltiples. a tl'nt'r e n ('Ilt'Il-
ta qUl." t'xish:1I distintos nivdl's de a".~tr;u·dón. iI t·.vuluar sus dl'-
du(;ciollcS r ahstraC'ciollt:s l'ulliwlll:lIldolas (,'\111 la ft'alidu.d.

26. Madl/rt/,,_ M(/du/'ez. El individuu n· ...(·b lIIadllwz ell su {;ulIl.hw-


t1l l'!lalldo pt'rcibt- de manera r~d¡sta \"_ dis.uiminativ;.t, ·' l'IllIlIdu .,
un l'st;í ¡¡ Ja defensiva, cuando al'j'1,lI¡¡ la 1't· '~J!(J nsl.lh i lidaJ de lit:r
t1iFc rentl' .uc los olros y. por l'n<.!I.·, la d(' su propia {,onc1uda,
.~


" .. ' !-
Cll<lncJo t'\'llltÍa la experie ncia e n (\lución JI;' ll}s c1érntllllr).~ de
prucba que percibe por medio de SU 5 propios sentiüos, cuando
modifica su evaluación de Ulla experiencia solamente e n prt'.~cn­
da de nuevo~ elementos de prueba, cuando acepta a lo~ otros
como seres individuales, diferentes de él mismo, cuando st' va·
lora a sí mismo y varara a los demás, (Si su conducta titlnc las
caracterlsticas que acabamos de enumerar. adquirirá automáti-
camente todas las demás conductas Que generalmente se consi-
deran constituyentes de la madurez psicológica,)
r Los cuatro últimos conceptos forma n un conjunto que pro·
viene del concepto de congruencia. La congruencia se refiere a
un estado del organismo. La apertura a la experiencia es la ma-· ...
nera en que un individuo interiormente congruelltel:onsigo mis; .
mo enfrenta las nuevaS experiencias. La adaptación psicológica
es la co ~ruencia COllSiderada desde uñpú·~to de vista social, es
decir, externo. La percepción discriminativa se relaciona con las
conductas específicas de un individuo congruente. La madurez
es el concepto concerniente a laS" características de la personali-
dad y a la conducta de ·una persona que es, en líneas gene ra·
les, congruente.
Los conceptos siguientt's fUt""TrIn desarrollados y formularlos
por Standal [80]. y recmpla7..aron a un grupo de couceptos me·
nos adecuados y rigurosos: E l concepto esencial de este g!Upo es
In consideración positiva. pero como todos los fenómenos relati-
vos a este concepto presuponen un tontexto de relaciones. co-
m,:nzaremos por la definición tll.· con t<lclo psicológico, o relación
míIÚmfl.

27, Con/ricIo. Cua ndo dm po:r.~nllas t"'slán I;""n presem:ia una dl'"
otra ':1 t11da una afecta el C".lIlIp.. ,·xp.: ricm:iaJ ele la Olnl en for-
ma pert:ihida o sublimiDal. clt.'C"iIllIlS qlll' t:sa.~ p<'"rsonas t:Stán en
contacto.
Este CllIlccptll r:'dbio pri lHo:nl1llt"ntl' t·l lll>lIlhrc c..l e "relación" ·
después .~e !:ompwho que ese término conducía a muchos errores'.
ya qll(' . tiende a sugt'nr una rel¡¡ciÓn de UIl¡]. profundidad JI de
un~, l·:lI ldad I']U(' C<lr:ll"t (~rizan una relación terapéutica. El ténni-
n,? _q~l(, SI' lISa achJ¡llmt:nte indica qUl'" se trata de una relación
estril'laTllt:llte minim.... Cuando se quiere ind icar algo más que

40
un simple contacto entre uos personas, las caractcrhtlt.'aS adidu-
n:Lle~ que supera.n esas condiciones mínimas son elaboradas ex-
presamente, ta! como se consigna a continuación.

28. Consideración positivo. C uando percibo que una persona tic-


ne una experiencia respecto de su yo y cuando esa percep<;ión
modifica positivamcnte mi campo experiencial, decimos que ex-
perimento una consideración-positiva hacia esa persona. En ge-
neral, la consideración positiva engloba sentimientos y actitudes
de afecto, cariño, respeto, simpatía, aceptación. Percibirse a sí
mismo como receptor de consideración positiva es sentir que uno
modifica pOJ:itivamente eL.camPo experiencia! de otro.

29. Necesidad de considernci6n positit'll. Según Standal. la nece-


sidad de consideración positiva es una necesidad secundaria) o
adquirida, que comúnmente se desalT9lla e n la primera inf~cia.
Algunos autores consideran que en los niños tal necesidad (amor,
.afecto, etcétera) es innata o instintiva. Standal probablemente
pisa un terreno más finne cuando entiende que se trata de una
necesidad adquirida. Al darl e el nombre de consideraciÓn posi-
tiva, ha logrado extraer, partiendo de conceptos más gemmJes
utilizados anteriormente. la variable psicológica esencial.

~ 30. Consideración potititw jncondicional. Esta expresión repre-


senta uno ae los conceptos cbves de nuestra leona y pUf'dt:l
definirse asÍ; si todas las experiencias de otra persona relativas
n sí misma son percibidas por mí como igualmente dignas. de
consideración posi.tiva, es decir, si no hay ninguna que yo con-
sidere menos digna de consideración positiva, decimos entonces
que experimento una consideración\ positiva incondicional hacia
~sa persona. Percibirsc a uno mismo como objeto de la conside-
ración positiva incondicional de otra persona es darse cuenta
::- de que esa persona coosidera todas las experic:ncias relatiV'.l.$ al
concepto que uno tiene de sí mismo como igualmente dignas de
consideración positiva.

~ Expresado en ténninos más simples. sentir consideración po-


sitiva incondicional hacia otra persona significa "valorar" a esa
persoua (para emplear el término de Dt:wey, recientemente

41

:" " .. .';'


usado por Butler tOn e~ie .~C'ntido). Eso signifk<l valorar a la
persona como tal e independil:ntenlente de los distintos valores
que pueden aplicane a sus conouctas espedfiC"olS. lTn p-adre
"vaJora a stt.!ujo, aunque no valor~ todas sus conductas de la
N

misma manera. Un ténnino quc se utiliz.1 con frf'cuencia pa;a


expresar la actitud de con~ideración 'positivn incondicional t"S el
térm ino "aceptación" que, sin embargo. Ii<'ne connotadoncs más
equivocas que el término sugerido por $tanebl. Dí' una manco.
ra generul, no ohsh\nte, aceptación y valoración .~Oll t'on~i(hOr;¡­
dos sinónimos de con.~ideración positiva incondicional.
Este concepto ha sido desarrollado a partir de I:\!'i c:q">l:ril"n-
das de la terapia. Resulta evidente, en efecto.. que lino tk 111."
~lementos importantes de la relación ·es que el terapeuta ~V:l_­
Jore" la totalidad de la persona del cliente. E.~ indudable que ,,1
. hecho de que el terapeuta sienta y manifiéste uoa considt'rac:ión
positiva incondicional t-olnto hacia las experiencias de IRS. qllc 1 1 . 0

cliente st! sit"nte horrorizado o aver~onzadoo como hacia aque-


llas de las que se siente ·orgulloso o satisfecho, parece efectivo
para d ClUnbio de actitud que se produce en el cliente. Cra~
dualmcntco. el diente Ile){a a adoptar esa misma actitud de con~
sidemción rt.·~"pccto de todos los elementos de su experiencia. Esa
actitud de lIccptación incondicional Jo ayudará a ser lIna person.i
más completa y congnlelltt-, l:apa7. de funcionar cnr-.12 y ade-
(:uadamt"nte.
:H. Compie;o de comideración. Este concepto, f'lahorado por
St.unual. se refil!re a una configuración de experiencia.; relativas
al yo - junto (1m !iUS iDterrelaciones- que para el ~ujeto implica~
lIna adihln di: considemciOIl positiv:.t de lIna pt"(!i,lOa hacia él. .
1':.;tl""' t11nt."t·plu dtOsla\:..I lol C:Wlc-lt'r cstrm·luraJ Y" din:i.mku dI '
las t"JCp<!ril'nd'ls Ifut! implit.-an una c'lOsi(It·¡ación l)t,sitiva 11 ocga-
ttv.J. dI! partl' dI: otro. I'u( ejemplo, si un padn: 11Ial1iril-:¡ta tIlia
al"tih!d dI.' t.tlllsÜJ'°r.tciÓn positiva hacia unu t"tllllltlt"la t.°!ipt"('ifi(~ l
ni' un niñu, ti,'nd<; ;t furta.I"n·r l., estnldura lula l dt.° la l"on.~itll:­
radólI p<.1.~itiva dt) qUI' d ni!l" hahía .sidll IIhjl'ttl a n!t'rillfmenlt:
de partl~ di' su padn·. I)t: igual mocll/. la lIlanif"!ilal"1,·m ti,o nna
at·tit\ld negativa de parte tito! p:tdrl~ tiendl ~ ¡¡ dt:hil¡tar h estruc·
tura total ele la comidcr,l(iún pO!iitiva_
•.
32. Consitleracián poritico de sí mismo. Este término se utiliza
para designar un sentimiento de consideración positiva que el
•• ,


t
individuo experimenta res¡x:cto de una experiencia, o una serie
de experiencias; relativas ni yo, independientemente de la con-
~ideraci6n positiva experimentada por otras personas respecto de
ellas. Aunque la experiencia de consideración positiva de parte
de otros dt'b", pwcedt'f a la experiencia de consideración positi.
va de sí mismo, esa al't"it'ud conduce a una actitud positiva re$-
pe(·to de sí mismo qut: no depende directamente de las actitu-
des de los otros. El individuo. en efecto, se convit::rte en su prn·
pia persona-criterio (signilicallt social other).

33. Necesidlld dl> considemcion positiva de sí mismo. La necl'lii-


dad de consideración 'positiva de sí mismo es una necesidad se-
cundaria o ;Ildquirida que se rel.aciana con la necesidad de ['U II -
sicleración positiva de parte de nITOs.
34, Consideración incondicional de sí mismo. Cuando el sujeto se
percibe a si mismo de modo tal qúe. todas las experiencias rda-
tivas a su yo le parecen dignas de c;onsiderdción positiva, exv",-
rimenta una consideraci'ón in<.."OndicionaI de sí mismo,

~
. V Dlornción condicional, La I:'"structlu-.¡ del yu ~'stácaC"clt.1"Cri-
zada por una vnloradón condidunal cuando ~l individuo hu.~ca
o evita ciertas experiencias del yo, por la unica rJ.zón de lI.uc
las considera más o menos digUi¡S dl' etlnsidt'raL"ion positil/¡i:
Este concepto fllndamt' n!al f!JI' elahontdo por Standa} para
reemplazar l'I dt' ~val()r intri'Yf'dilllu·, cuncepto Illt.'nos rigumsu
que fue utilizado en las primel'"J.s funrmlo¡l"luues. SE' dict' QUt' hily
valnracióll t"Ondidonal (;lIando 1" l'nn...¡dN"J.ci6n p~jtiva dtt otra
persona si.l!;nifit'at¡\':.I "S ~·ondil·icma l . I·.~ dt'Cir, ~'uando d jmlivi-
duo sil'ot¡, !.1m·' en d¡'rfos ilSP"l"!us ,'S valorado y Que t'n utros ..
nH lu f'S, Tal actitud ¡'s ~riJdUitr.lIl·lItt· il.similada a su pnll,io
l'umplto¡u d,· ~,msidl'r¡¡dlín di' si IlIisllliI, v d individuu vlllunt
~ II t'x¡:wril'm'ia pusitiVo¡ n l1o:giltivil.JOente l'1I función dI:"" t'SilS ni'
loral·illJl(~ t·om!icjoll.dl·s tOUl; I(.I;. ... diO ntms. )' nu purl.jul' ,'sa I'X-
pc'ri{,l1l'i;¡ In l"llricIUt"LI':t n UII lo t'lIr¡qut"L~'l1 reaIJOt'ntt',
'Int¡'ntart'mos fmllllllur t~stl' I~HI~·t'[ltn dl'sde un punto de vis-
ta al!;!o ¡jifl'rcult-. Cuand" l'] imlividun hl\ sido obido dt' U1I1\
<,omicl{'nlc;ión positiva incondicional, entonces una .nueva cxpe- .
rit'nt'ia t'S valurada, o no, segUn su eIicacia para mantener o en-
riqUt."Cf:r t:l organismo. Pero si un valor es "introyectado" en fun-
cion 00 los vaJores de otra persona, esa valoración condicional
es aplicada a una experiencia sin tener en cuenta en qué me-
dida mantiene o enriquece el ~rganismo. La valof!lción condicio-
nal es un caso específico importante de simbolización inadecua-
·- da: el individuo vaJora positiva o negativamente una experien-
cia como si se confonnara al criterio ele la tendencia actua1 i~
mute, pero no a la t"xperiencia misma. U na. c.xpcriencia puede
ser percibida (:omo organísmicamente satisfactoria, cuando en.
realida"d no Jo es. En consecuencia. la valoración condmonaL
i¡npi~!<.al individuo funcionar libremente y con un máximo de
eficacia porque perturba el proceso de valoración.
, .
36. Centro de I)(lloraciÓII. Este conoopto concierne a la .fuente
de los criterios aplicados por el sujeto en la valoración de su
experiencia. Cuando esa fuente es intema , inherente a la expe-
riencia misma, el centro de la valoración se encuentra en el'.
sujeto, Cuando el centro de valoración en encuentra en otras
personas, el sujeto aplil~d. la escala de Valores de esas personas,
I
que se convi{'rtlon en 1·1 ('riterio de valoración del sujeto. ~- ¡
37. Prace.m de cnlof(fción orgtmíSfm Este concepto se refiere
a ue 1'ro<."(·so t'n conhnU;l I~VO U('IOO, ,'n ( !I cual los valores mm-
ca son fijos () Tlgldos. Por el coñtrario, las expcnencias se sim-
oolizan ndc(,.'U:\d:i'mcute y S(' valoran de manera constante y re-
novada t'O fum'ión de' las satisfacci ones orgil ¡úsmicamente ·expe:
r iendadas;' el mgan,isTOu t'n<:Ul'ntra 'saUslul..'Ción en aquellos es-
tímulos 1) C'omportullIil"ntos que lo mantiC""m'o y 10 l'nriquecen \
'! qul' mantien('n y \·nriq tll"t."t'n ;tI yo. tanto en d presente como
t'n d luturo. La h-nm:m'j;! ;",fl nliZlIntc sirVe ;.lS{ de criterio en
c'l proceso de valuradon org:tnísll1it.'U. El ej('mplfJ más simple
d(' este proceso es el njñu que alternativamente v·. dora el juego
y d reposo; que reclama 1,1 alinwntCl cu<\ ndo tiene hambre y
que cuando está satisfecho .~ien tc aversión por é1; que es ca-
paz de discriminar cuál ('s la dieta qUE" a la larga favor('ce su
desa rrollo.
1
,

tlt· ex-
·18. Marco de referenc ifl i/l/ eTllo. Aban'a tu<lll d t':trUp"
perk ndas -pt~r(;epd(Jnt's, !H'n.~adom·.~. signifit-adont1s. rt'CUl~ r .
dos- asequibles a l¡l cuncil'nda elt'l indh'idu\J en un morl!\~nt{)
dado.
E l marco de rderencia interno es d Hlllndu suhjdi vu tld
individuo. Sólo él conoetl eSt< Inundt, plt~ I IlLll"·Ilh' . .\:ingún otm
puede llegar a conocerlo comll no se-.. . por mtltlio de I1l1a inferen·
cia empática, sin yue nun~ tal cnIlOcinijento lIegm ' a st"r (:ompleto.

39,~EI estado d(~ empatia. 11 d(· ('o1l1pn,nsiÚn ~1l1p\Í.ti­


ca. consiste en, percibir correctamentl' el muren dc referencia
internó de otro con Jos significados y com pl1llcllks e1l1ocionales
que .contiene, como ,~i uno fuera la otm lwrsllua. pt'ro sin pt'r-
der nunca esa condición de "como si"'; La t'lTIpatía implka . por
ejemplo, sentir el dolor o el píacer de otro como él 10 sklltt~ y
j
percibir sus causas corno él Ins percib~. pero sin pt'rdcr nunCll
de vista q ue' se trata del dolor o del placer d('l otro. Si esta cuno
dición de "como si" está aust'ntc. nos t!ncontmmUli ante t1n
l
,

caso de identificación,

40. Marco de referellcia ~:dC!r"o. Percibir a partir de un Illurt·o dt!


referencia in terno purnmente, objetivo liin empatizar cun la p er-
sona o el objeto obst'rvndo. es percibir desde \m m>l.n:o d" refe-
, reucia externo. El pensamit'nto ele los c,~per i rn el1tad ores per tene-
cientes a la esCtlela ele psil't1logía denominada dI'] "organismo va-
cío~ es un daro {'j('mplo d!'l marco de referenda l'x!l'mo. Los teó-
ricos dC' esta escuela dicen que un aninllll es ('stimulado cua ndo
es expuesto a ciertas (·tmdicio n{':~ que. dl'lith-'el marco de referen-
cia. subietivo ch·l (·xperimerltudor. cumtihl}'('n UIl estímulo . E] t.'x pe-
rhnenlador no pnWllm cnkndt'r. t-mpúticam{'llll'. si ('S(' es tImulo
constiluy(' rl'¡¡lrnentc un estílllulo ell d '('¡lmpU experiencial del
animal. Por t'so. 'cl expt'rimenh\dor dice qu(" ('1 ¡UJiIlH\] tiene una'
reacción cuando. en el campo suujt'ti vtJ del e."<pl'rim<,ntador. se
produce un fenómt'no que l'S un,a n,'a<'1.'ión.
Por lo general consideramos todos los "o bjt·tus- (piedras. ,ír-
boles o obslracciones) d esde un mart'} de reforencia externo. ya
que suponemos que no tienen "experiencia" ulgunu con 111 quu po·
damos empati'wr. La otra ca ra de la moneda t·s que todo 1L4U~· ·


_ _ 00 __ . ,

no que percibinlOs desd~ un marco de reJerencia externo (sea ,

llna cosa inanimada, un animal o una pt"rsona} se (:onvierte para


nasouos en un "objeto", porque no procurolmus comprenderlo por
!ll"dio de una inferencia empática.
Las formas d~ conocimiento qut" a(:ahamno~ de <."(,n.~idera~
merecen un comentario más amplio. En la medida t!n que se trodoa
d~l conocimientn dE' sen's humanos. podemos decir qur t'stas
formas se dan como un (·onUnuo. Se extienden desde la absoluta o
"o

subjetividad de una persona, dentro de su propio marco dro refe-


rencia interno, hasta la cumpleta subjetividad de una persuna,
respecto de IItra (mll:rco de referencia extr;mo) o EntrE' uno y otro. oL
marco de referencia se encuen.tra la inferem-ia empática. en la con- \
sideración del campo s~bjetivo de otro o ' o

Cada una de esta'ó formas de conO<.-imieoto es t'sencialmt'ntt<


una formulación de hipótesis_ La diferencia reside en la forma
en que se verifican las hipótesis, Si experimento, en mi propio
marco de r~ferenc:ia interno, amor u odio, goct" u displacer, inh'-' o

iés o aburrimiento; 'confianza o faIta ele- <.-onfianza, la única form~ o

tlO que puedo verificar estru hipótesis de t"xperiencia consiste en un


centranne aun más en mi eXperiencia. ¿Lo, amo re-dlmente? ¿Estoy
disfrutándolo realmente?"" ¿Creo realmente- ('n esto? son preguntas
que sólo pueden tener respuestas si las verifico con mi propio ur- ~_
ganismo. (Si para saber si rt"almente la amo, se lIt'va a cabo esta I
YeriHc-.tción a partir de Jos otros, estoy observándome a mí mismo \
como un objeto, me ve::> qesde u;-~arco 'de- referencia t"xtcrnoo)
Aunqm'. t'n última im;t¡lncia. cada individuo viw ~n '! piII ,
.'iU propif) l'onocirniento suhj('tivo, socialOlentt' estt" t.'OnocilT)iento (
,
. no t"s considerado mnodmientoo y mucho menos, ('Onocimiento
t:ientífko,
El conocimiento qUt> tif'ne- alguna "Cf'rtt>Z41·. ro un sentido so-
cial. implica el uso dI' ¡nft'n'ocias empáticaso comu medio de veri-
\
ficació n. pero el sentid" di' t'~ empatía t'S dift'rente. Cuando
0\
utiliumos la experit>IK-ia de la (,(lmprensión t"mpátíca como furn-
te dr {O ' lIlocimientu, ('(lOtmlamus I1IU'slras intert"ndils t'mpátk~d.~ ('1111
,,1 sujt'to, veritiC"J.ndo 1) r('lulandn hlS ¡nFt're ndas (' hjpñtc,~is implí.
citas t'n tal empaliao Esta t's tlnu forma de ('fmndmit'ntu 'lile noS
ha rt:'~°t11t3du muy 1ecunda en la tt"rn.pi¡l . l'tiJj2.¡lndo ¡ti márimo o

la inferencia empática. el <.'Onocimiento que unlcnelnus del mundo

-w
... suhjetivo del cliente nos lleva \l cumprencl{'r las haSItS dt~ su t:ou·
ducta y el proceso de (:arnhio de la pt'rsomllidad.
Cuando tratamos de conOC'f.r a una persona n un nhjt'tu des-
de el marco de referencia externo, vt'rific-dmns nuestras hipótesis
implícitas con otms personas, pero no clln (,1 sujt·tn que nos cun-
derne. De este modo, un conductista riguroso cree que S es un
estímulo para su animal experimental y 1\ nll;l rt'spuesta. porque

.
I sus colegas, e jnclu~o el hombre de la callt" están dt' acuerdo con
él y consideran a S y .R de la misma. forma. Sus inft'fcndus em-
páticas son construidas considerando el mar<:u de refert"nc:ia intt'r-
t no de sus colegas má.~ hien que el man'o di' rt'fert'ncia intt'rno
I. del animal.
Hacer den<:ia implica lumar un murco -dl;' feh-renda e;dt'rno )
l. en el cual podamo.~ verific:ar nUt'strus hipótesb. fundamen,tulnlen-
'te "a través de in(er~ncias cmpátiC"clli ac~rc.\ d el IllilH:O dt' refeTen-
"cia mtemo"de nuestros (.oolegas. Ellas rt"J.lizan la misma o~radóll
que hemos realizado nosotrOli ( sea re'.llmente u por medio de un,l
reprelientaci6n simbólica). y si perciben .los mismOS hec:hos ~.
significados, consideramos t.:on,firnlitd,¡s nut'stm:; "hipótesis.
La raZÓn de elaborJ.r as! IUli dÍlilin!as form¡¡s "rle eonoC'im¡(;'ntu i
reside en el hecho de que crt:emus IjUl' tud;u /·11".'0 tieOl' 1l "~u II ti· ,
lidad y que la confusión liurge cuando no StO w ("nn claridad t'l tipo
,
de conocimiento "que se t"lilá l'xperinwntamln espt'dfkamente" Pur
eso, en la teoría de la h:ral)i¡¡ que I!xpmWl1l1lS a ("Hntinllación pue- ,
den encontrarse atg UIl<lli t'xperi<' ncias eOllerdas d,· It'rapí<l. especi-
,
fi cadas como estados expcriencialeli subjetivos )' otrns. como UII
conocimiento emp¡'l tico del cJi¡;nll'; pero hI v¡-rHi("aeión eil:ntííiea ,
de las hipótesi:; de la teoría snlo pll t:dl' feati"li¡rst' d esdt" un mar·
eo de rcf"rencia externu,
,

,
,
,
rl
72 G. M . I\INGF:1'

lo '111 nos da una descripción más detallada y más profun-


da. En cuanto a las aproximaciones de este fenómeno en la
vida cotidiana, pueden encontrarse en todos los medios y en
todas las escalas de la educación, aunque por todas partes
son más bien raras. r.odos P-22~rn.Q$.•._q.yz..á •. T.cconoc.er: ,entr.e
las personas qU~_I}9.~ r.o.~~.ª-l1_ a l g!:!!l.g~ . ~~ .~~ lO~ tipos. Si Jes.. p't.
samosrévjsiª, .~~..damos...c.u.e.otL.de.que se tra4 .g~~eralmente
deTndivid~os qt,J.~ ,gQzan nde .un grado poco, común ~.I:!...§eg!ldd.a.d.
y de aüt~~om.~a il!ter.i9r~s. Esto .no. signi,Q(:a _que...e&1érLi nmuru-
za'dos 'c ,;ñt~a la angustia. Pen~. conociendo.. sus...necesidadcs-y_
o. _son-capaces
'ªI;l'~ Ümit~s.• de _.reconocer . su ..angustiª__<!Jo,s.. pri-
meros signos Y. a .partir .. de .ahí•.de. tomar. las .disp;o.siciDnes..ne::..
cesar:as a fin .de . conser.var, . su ··equi.librio .interior.
Sin embargo, cualquiera que sea el conocimiento que un
indiViduo tiene de sí mismo y e l modo por el que lo adquiere,
nos parece que necesariamente es incompleto y provisional.
P ues el número, la naturaleza y la interacción de··los -factores
que constituyen .la , psicodinámica. y', las condiciones _ro.e roas
q~.e ·. lñfiuy.en~en...Ja_exP!"esióh "l?arecen .jncalcula bles .. E n taies
condiciones, un conocimiento. total y _ ~rmanenle de la perso:;-
nali.dad_ ~s imposible. Pretender: alcanzax:-Io. es ..ereer...en su po.-
sibilidad, lo 'que es una ilusión atractiva, pero no deja de ser
una: '.il.~si6 n._ ., .... - - -----., ., .. . .
- -------------------
}
CAPITULO IV

LA ATMóSFERA
\
¿TÉCNICAS O ACTlTUDES?

Hasta aquí no hemos tratado más que de los "factores in-


ternos de la reforma persona1. La :Rrior'idad
~ "_.... .. así concedida a
las fu erzas de crecimiento y de !ecupt?racióp se explica, evi-
dentemente, por el carácter específico de la terapia rogeriana
centrada en las posibilidades internas del sujeto. En cuanto
anügar secundario que, por este hecho, le corresponde al pa-
pel del profesional, refleja a su vez la estructura de la cola-
boración t~péJ.Jjj~ª_ ,tal corno aquí la concebimos. Esteoraen
de presentación tiende a recordarnos una vez más que ~~
el profesional el que opera el cambio terapéutico. La con.c;:ep::. .
cjA.{l-=rr~Jª_t.e:.r:RPi~icomQY~en~~!f.Oo"[~Yla- :óperaciÓn ·en cier7
lo .modo ortopédica. ef~c.tuada por erieraj'Yeu.ta;- no-:es-Sola-:..
rnen!Jilá1sa::shi.~iüe_se-:,,()p;óñe:..a:r~:-a~Üi..iiC1on .:Oe-las .íuerza$
~dere.ñC.ru.izami~ñi.Q,. AelJñ."dlYiQiÜ):··- -·--- --- --- .- ...-
Concentrándonos así en el cliente: no subestim.a!TIC?~l _ sin
embargo, la imporliinéia de su compañero en el diálogo repa-
rador que es la psicoterapia por medio de entrevistas. Porque
si es verdad que- fa" sa lud y el equilibrio personales son esen-
.,
'.
G. M . KI NGET

cialmenle " se lf~made " , es igualmente ci erto que no se madu-


nin en el vacío. No hay qtie tomar al pie de la letra expresio·

I
nes taies como "curación espontánea" o "auto·recuper ación" o
incluso "crecimiento natural". Estas nociones significan sim·
1plemente que las condiciones de tal es fenómenos no son ca·
1;\ nocidas o no han sido puestas en juego de un modo delibera·
~ do o sistemático.
La noción de :;ronm~j6n" ~~"gJ o ba, g~.!l er_alJl]..!!nt~_ cosas
muy di.f erentes, u na~.. .I?.l~ nifi estas .9R~.qtql.J,: Al.gupª!L9...t.
ellas son más o menos exteriores, claramente definibles y , . po~
este . ~ismo, fá~!IE~~ñt~ _~~oñ~l!J1e~-qrras-íieñCñ ··Ul'f ·cafátter:
'!lás g~~.t<!1__ IDª~ 9~{uso e intangible y:_ t~m~íén, p.or...eso_mis-
rnci;Con:en.J:.l riesgo ae- siJenciarse o ignorars;;'--·- ···_·· " -"
. La ' distinción básada en el ca;á~termañniesto o impHcito
de las condiciones, se encuentra igu<11mente en psicoterapia.
P or ·una parte, l-ª.J.erapia..exi ~_conj!l.ni(Lde.....d i sposiciones
Y.k..<!f:~dades que ~_ erestan a 1 ~.b.§.ervªci~.2.. l a ~~ba ·
ción, y qué ~puede ~~9uirirse ,,.,am pli~mellte.. por mecITO.:de.Ja
~!l-ª.~. Esta categoría de condicjones se índlca general-
mente con el nombre d~'T~ás~ L;a3aI.:acter:ística .e sencial.de
1!~~a"t.~ cnica psicoterapé1iiJca3:,ªsidC-.cn~Que. S il uso es. esencial-
J \
mente ind~Een~.J!!;. .l<Lp..er.rumeliQacJ Q~.l ~quc.la emple.a. Dj ~ r
cho de otro modo, no requiere ningún compromi~~ .~U!Q!lal
Bor .Ear~ e del profesional. -,---- ..' - v._~ __

Por O'i:raparte, ·l as- funciones deL terapeuta. ponen. en ju.e-


gO_.C:~~':~P~_.~<l:c_~o.res_ mor!l,.l es y' . h ul1la,.1J.J~l?_~qrr~~pon.den... a..la
~ocl 6n de ;actituct;. Esta~e--aefiñe,. !®l.!t~ñte.J....<;:Qrnó . unª,
l:n~~.~~jJL~B!lª-,=i!.~.t~ ~.<:: p~.:...cibiL y . a .reaccionar. .en un .séñfíao.
délern;ú!lil,~2},.P.9L~i.~..r~E!0, . en .el sentido_<l~~J}CfóIi:fanci1f"1). de
!!.~~.t ~I~r.~l!.C;;~. c!fl re~:?("-elacFJJJ.Ga~ deJa-:Coñfíañ~~_g~_
la,. desco,nfia. nzaL_~tt;:..I5e aqui se sigue que 1~tl1ud...se-enr.aíza
en la personalidad, pudiendQ definirse é&ta.....CQWQ-&f.Q!!I!illto
de actitudes .9.!L!l.D. sujetQd~!l..Q. Contrariamente a las técnicas,
l~_s ~c.titudes no se p'~e.ge~ adoe4t.L.a.vollill~c;! y seg:ú~Jas..n~.- .
cesidades cfe'irñOmen too .
:--"'"
S\
LA A TMOSFF.RA 75

En p~ié~t~r~·pi3) al igual que en otros terrenos, las con-


diciones externa""!;;", ·técnicas. lueron las primeras que llamaron
la atención mientras que los aspectos ·humanos de la interac-
ción revelaron su importancia de un modo mucho más lento.
La historia de la psicoterapia, por breve que sea, revela muy
claramente este orden de sucesión, Al principio. la atención
de los al1to}:~s_§.e ~.oncent.raba cqn l.!na intensidad cási mOrbo-
sa-eñías técnicas -a veces bastante .rensacionales:-o-eexplo-
ráclón e 'ini;;Pretación. Actualmente el ip!~~~s se orienta,.,sada
~.§...hacia_ljJ.s_fR.c1.Q[e.s.. menos mecánicoª,~~,Q§_J~_~pectacu ­
.lates:-y1ñenos "sabios" d~.!ª, ln[~racclón tera~uta :~.1.ient~. Al
se
menos, es·· loqtíe·- observa en la literatura profesional re-
ciente,
En la €ác@ por otra parte, ljJlocióll.J;I!:t.w..ndici6n se
reduce t.oda.YJa..m.ucho a la de técnica. Pa~~ lQ . misIU.Q con los..
~jftai.de3o~m.ici6I6·L; at~nción. cQ.nsagrada.-a~~ ·
!.o~~~:;:~2.[ue _sie_~.o. míniUE.:.. La!:i asignatur::as e~ es~e :.
campo, se anuncian generalmente con Utulos reveladores, ta-
Jes como "Métodos y técnicas ...· "Laboratorios (e incluso j uten:
si Bas!) terapéuticos". En vano buscaremos en los catálogos
académicos algún título prometiéndonos, por ejemplo, un exa-
men de los principios filosóficos que fundamentan los diferen-
les enfoques terapéuticos, o de los problemas sociales y mora-
les planteados por la aplicación, a una escala c.ada vez más
amplia, de esle nuevo tipo de tratamiento.
le más el

es
En efecto, el terapeUla·· no_sólo
.. . . . .. . ,. que .también q.e be ~§~!f!;"l.q:,
ser terapéuticamente fecunda, esla actitud debe anclarse I
pr~~~.~nte ~~~~. S¡·sl!0: d~ ~~.~ . t~ª~~Cia~'2'~dts l\
G. M. KINGET

~:I profesiQlJ.~Lco.lllQ.. per.sona. Sólo cuando ;¡;epresen,ta una ex-


presión de su personalidad, o más precisamente de su concep-
ción del h ombre y de las relaciones humanas, podrá a ct üar
de un" modo diréCto; fácil y relativamente constante, de un
modo profunda-mente autóñoriio, eri fin.
t L,!. ~onsideración .positiva incondicionalJ ..en. ta_nto. q~e . ~:
presión .de. un sentimi~nto i\luténtico, .vivido, repfes~p~..un--f~.:
nómeno indudablemente nuevo e n ~l..ter!:.~I'!.Q. g~. L~~ .relaciones
hu.m.ana~. Reconozc.amos que, en . el estadQ puro, se encue~tra.
más .bien r:aramente, incluso ..en muc;P9s..c!~ 10s_t~I'il pe.y.~s. ql;!~ .
se glorfan de ello. .Y no es que se trate de un ideal , inaccesi-
ble por defirlici6n. Más bien f:a~ ªc~it.u_ó...o~up.!i u~ pu.e~to aval1-.
2iado en J!J._ :fn~pte deJa .evplución.. psicQSociaI. Corno podremos
darnos cuenta 'en las páginas siguientes, ~s una noció.fl excep- .
cionalrp.ente fecunda en relación con .un mejoramiento. de . Ia ~
reiaci6ILi!!l&r~rso:r;l.~J, t~r<!.p~v.tic-ª..!! . 91r"ª.
La descripCión de tales actitudes y un primer esbozo de su
puesta en práctica (esbozo que será completado en el tomo 'II)
es el objeto del capítulo presente y de los dos siguientes. En
este capítulo, tratamos de lo que se l1ama genera lmen te atm6s-
f~ · terapéutica. es decir, de. las carac~erísticas generales, d,:>-
RÚnantes, de la situación. El eapítulo V trata de ciertas con-
diciones que se requieren en el que quiere hacerse intérprete de
los principios de este enfoque, o sea del terape'Uta. El capltu-
lo VI, en fin. trata de las características de la relación que se
establece cuando estos principios se ponen en práctica .
. Hay que añadir que esta división corresponde a l~s nece-
sidades de la exposición y no a la realidad de las condiciones,
la!;! cuales forman un todo indivisible. En las páginas que si·
guen nos esforzaremos por no Dp.rder d~ vista la unidad exis-
tencial de talp" ~':'~·.;;;ciones. A causa de ello, la presentación '
tendrá una especie de trazado en espiral. Nuestra exposición,
de uno a otro de los tres planos anunciados, pasará por los
mismos ejes de pensamiento en diferentes momentos. De este
LA A'l'MOSF'ERA

modo, esperamos llegar a evocar un cuadro, gradualmente más


"
exlenrudo y más detallado, de las-condiciones susceptibles de
despertar y actualizar las fuerzas latentes de crecimiento.

n. CARACTERfSTJCAS ESENCIALES DE LA ATMÓSFERA

r
l'
En toda .situac.iill:!.. vivida, ~rciQ.i.Ql.Q_s _ ..9j.er.I.&L...cualidades.
!if~<::tJ~_~:gI_ora~s, d~fícile.s_.d.e_de!>.cJjbir. sin recurrir _al..Y.Qgl,~.
bul~io p.~. 1'L~rf~i.6n_se.I)s i.b~e. . ¿No decimos de nuestras
relaciones con las demás, que son estrechas, calurosas, frías,
" cargadas, tensas? Del mismo modo, usamos palabras tales
como "atmósfera", "cUma", "calor", etc., para designar una
combinación de elementos que existen y son impalp9.b1es,
pero también penetrantes y relativamente permanentes, que
caracterizan la calidad humana de la situaci6n terapéutica.
- Notemos que tales nociones son más generales que vagas.
Es decir, que aunque se refieren a realidades menos observa-
bles que aprehensibles, no escapan a un esfuerzo de descrip-
ción. Rechazar su uso, bajo el pretexto de que tienen un re-
gusto de poesía -{) de mística- es renunciar a la tentativa
de describir la terapia como una realidad humana -compren·
dida de modo imperfecto, probablemente- pero que actúa,
sin embargo. Por otra parte, los trabajos de investigaci6n en
curso, han podido establecer ya una "cabeza de puente" sobre
ese terreno que se había considerado como inasequible.
La il!l.P9D:ª-l!.cia del...!ªcJ.Q'" ."atmósfera" Qu.ed.a. ~L'H'0 ' ~br.e.
~odo al p'ri!!9P'!Q,.de..J.4-rg]ªci6n~, ~\!ªl.J..dQ... gl.slkn.~!!~~§.~S!l. p~ ..
1;ln.a_ ~_l'}gl,!§~ja, a vecesjiguda.-;:9l1~.j~,.ll,egIt.:J}Ü~~!.§.~rul>1.e. La
'" teñsWrr-que feJIevaaDJJ.s~~r. esta J{}rmi;!, de af?i!!tencia, la in-
i:I~~.ii~ciq~~··sie~ie-;;;·~uanto a Ip que é~ta e.;igir::~ _ de. .él, ~.~.
· a~o.! .J!~<.?pjº pu~to :!. Jlor ~d~ .. pieL por . haber •.necesitado . tal ,
.recurso -por no citar la naturaleza de su prqblema- pro~
~¡Oca~~_~l ul'!~ ~speé:ie -de ·. estªdo de alarma .. :EIL~'§'~~· estado
es capaz, muchas veces, de aprehender los elementos s;j'tiies··
_.~,, _ •• _ _ _. _ ~ •• 'u • _ _ :... ,;: • • =-- .
:;.' _~:": :::,:,
_~-::,::::- __ _ ~~
'8 G. JI . ¡"/.,,'GI-;1'

del comercio inte!personaJ con una _ Mnpica<;j¿La.s~)TnbLOSa,


au.~~9.!:!.Lsu angll~j~.-'ft .Hw~s..J?:l:I1J!.:I7P._,~~K~_tff~:Já:.liPnot'-
tand a. .,... ....
:-:'=Mfs funci ones de supervisora de terapeutas en formaci ón
- funciones que me ponen en relación, ti. veces, con los clien-
tes de dichos terapeulas- me han dado ocasión de compro-
bar, más de un a vez, que estos sujetos habían observado o
adi vi nado de ent rada ciertas características intrínsecas, aun-
que poco manifiestas, de la personalidad de su terapeuta. Por
ejemplo, el cliente parece especialmente apto para descubrir
en su terapeuta la presencia de prejuici os raciales, de senti-
mientos de .i nse~~~i~!l9. .~ .<l~jnJ.el·.ioi:Tcrad::.dj:!J=a:~g9· -l!.w.~ar
o -ifé"aominar, etc.
' . ~~~ ..~m.fiargo, l~ percepc:!2r!: que tiene el cliente de senti-.
mientas de ese -tIp<? esA!!IJ§~ Es deci r que_el Ji¡¿jeto. gen~~I-
11].e:p!g.,Y-!Li.nca pa~ 9~H.~lr,._ ~~.l.es ...~. ~!!~.i~~~-ªJlec h os cJa~a.:
' . observa
mente . . bJ .. ...es, palabras
.. ':..":":u...olras formas de...,.'"la.. conducta..del
. .~ _.;::- .:....;-:-.-:-. ,..~ =-=.:.._~__ ..
ter<;l~uta. Como se siente incapaz oe Ju sti fic~ .fs?~ J m.m.esjo­
nes, renjjnda..~ge)leraímenté"'·i·oJsculTr1as:-c; ·jncJuso a repre-
se-~~~~el~~ ~!.~~af1~~~nt~~·I.ín po;t~·:· puéS; <WLg}J.e·ra-EiJ!ta:~~J~f­
~ una vigil a.ncia ernp'á ti ~~ l ' . ~~~.i.c?da ,. a..fl!l .º~_.d.e tectar-.l<?~ sig-
nos e:.':.e!1 tyaJ es 'de esl.e posibie éscúÜo ¿rnas_reJaaones" ' . . _-.
Por otra'parte, la diSCÜsióñJf~ .e.!S.l5S..l1ñpresíQóes::primet:as
plJ.ede abreviar el camino hacia la dinámica o problemática
d~.l. c~¡.en.te. Er; '~ fecio, eslas impre·SiOl1ts·~· eXplicáiJ~eñ-parte,
por una ' sensibilidad cercana a la vulnerabilidad y que, muy
frecuentemente, está unida a la problemática personal del
cliente. Por el contrario, si .......estos s ignos ---dudas. palabras
evasivas, pausas frecu entes-. ~.9~_!g.!!9r:.ªfJ9..§.J?9~,~~~ ..!~I!P~.uta,
el pr.oc.es.Q..iiel1.de -ª..fD-Camillarse hacia un fracaso,
Ya se trate del despacho del terape uta o de cualquier otra
si tu ación interpersona l; un..i!.Jtm6srera . ser terapé~.- ( ..
~ más que si está i ada d ·d [gr. ~~ -:1l
..".

I Para la definición de este término, ver Jl~gs. 117 y 216·217.


I., A ATM()SFJi;UA

estas condiciones, ~e puede, quiz;i, analiza r, explorar. infor·


mar, enseñar, condiciomlr, influir y cambiar, por lo tanto, al
indíviduo: Pérl'J 'esto!> procetlimienlOS··a·ctiv1:iiC.:..:....o ·mejor.., lran·
siUvos.-.=-'ño ~rfan capa'c·e ; de 'p~oduci~ el tipo de cambio que
corresponde a la noción de ~ cfE!cimléñio: Pues'· i;ir
cam¡;¡~· re·
prese-nta "Un · PI'"Q.~~!f9..º~. naturaleza, en cierto modo, qrgánica,
_.
partir del
a , .. -
.... inlerior
.,. .....y 'engl~b~n-do
.. al ,individuo
'.. . en.. s u totali·
~ _~-

c!~fl.: Por9..!:~ .la fiT."!~!!~~d . de la terapia ~s la puesta en mqvi:


,~~!...n.t-º ~e ~l pro.ceso, y no una cie~~a. }?o.~iJl~afiQl) ci.rCUJlIi'
~~ita , efectuada desde el exterior y susceptible. de limitarse. aL
síntoma del ,~.o_n~icto ..

~~~.~~~.~~DA~
_ Si el rogeriano coloca l se uridad en el rimer lano cuan-
do habla de las condiciones. es oc ue re resenta la base de
~C?d,,!-reorgan!;.. ~_,_ '_ ..~P' Recordemos' que el c..onflict0.E.~'
nffi~2., ~QDsj§..l~ ..~J.L-º.l}.<i..QRl i t~¡;ª~i~t:l , p.r~g~~!!iy·-ª _ºI!_~?c'PW!l..r!fias
jn~p_o~ n.tes ~E};feri~~I!!..l2:. Esta obliteración resulta de la
percepción, realista o no, de condiciones de amenaza, Hay ame·
naza, cuando se ataca la tendencia al mantenimiento y a la re·
valoraci6n del yo más allá de la capacidad de resistencia del
sujeto. Cuando esta QPU,leración se convierte en llabj tual o ·sis·
temática, origina ~n e;i~eciiároiinto_fa..t.B.LdeLcanl¡;a...·¿fe.J.a=iier.­
ciEciQp.. j>or ..~so._~Lc~cL:9cl.. .[\;ur6tL~~ ~~omparaqLe_é!Ldel
~o: unp._eslLeruenna-de...la. ~cep.ción, el .otro__d.~.Ja_"ris.t.a~
anto uno com.Q...Qito.::SOñJñCápaces.::.~~.i~.kql1~$.::)?,!aram~1)~e...
Ja§...~J.lwj~§...~. !.~..s._~mgJQ.tP)~_p.a~e.,~~.J?:?!.....t1J9~~~.~~!:.!~l:tos..
x..
a §.!Wia~w_e.§:B-~:E~n..~~E:.'l0t~.?~: a~~. ~~~_~s.iy:~,~en~~~_.
En el caso del neurótico, tales S1nsaoores se ' viven como
derrotas --es decir, q~ . ª-g~s.
fl.!.~!.za por. ~gE~r:~!:_ . ., estas experiencias
reprimidas se añaden a masa experiencias lñtCrCep1.lltt::ts
en··Ía· con·c·íe·ñC1á .-7\sí""el mal se va haClend'o'ün'¡¡ bot., de nieve y
-'.--._,
80 G. M. KJNGE'J'

puede_condu¡:.Ü·._ª-L . ~lQql,l%LCºV.lj:¡J~to. es Qe!:::jr~ ~l.. ~~.rl:'~ba~


~~n!p. ·Efiicológico.
. ¿Cómo "remediar este defecto de la per cepción que es el
conflicto neurótico?
Sencillament e invirlJendo las condicIOnes que estan en el
origen del mal. ~ exp~riencia de ame~~~.~ ex.~~iv.a . deJ!.e_ .seLC
su~stituicié!: 119L..l,!l.. "ru~r~lJciél . de seg,!ri~a~ , p:.f.~ps!g.~l. E~.!:!._
~_xiste ~.wmg.Q.$.l.. ~l,ÜEtlg.;§.~.§~.e.!!~~Rfig0:-9_~.J9dp'_a.!m.~~.~~ ~
~lA'a. l~;: ~~,.!I.8~..ILqMti!..~e,Eª~e..?~ ~U~!W.9. Y~.{!!!!l}~ JlJ!..!!~e.:...
si~,~JfA~ ...r~ruQr~~i.ºR..p!.~~!_g2!-l~"...d.,e.J.uLmru:l-R..J'.f:alli!ta..
1~~~sf..!~6n_Q..~ar~.!- para A.bu~fu~!~.!!ljentQ; Reco-
nozcamos, de entrada, que el remedio propuesto no se presta
a una administración directa como una receta puesto que las
J condiciones de que hablamqs aquí no consisten tanto en he-

chos observables como en la manera en qu e el sujeto siente


esos hechos."De esto se sigue que 1!9. h~y .m.edio de crear una
situació~ garanti~c!~"&Lo....am.enazas.. Sin.. ~mb~go,' atiiiqüe 'ñó
pOclarn."os ·· garañÜ7-:ar ·1'l..:ldb, p~emos afirmar"qu e hay m~dios
.¡............ .i:::iLa.Olecer una "a.\mósfera
- '. '
en--.,
la qüe
-
la . percepción
. ....
de"ame-
-.~ . _ .......-"':"'""""'I

naza. es poco probable que se produzca, o que, si se da el caso,


puede corregi~a.E~t.imá!.Ú?J!l~nte _ti.iO.r""~Jfé"(llsCUsT~·
"-Añtesae- Pasar al examen de 'esta cuestión, eHminemos una
fuc.. ~.: ;:!= equívocos, estableciendo ]a distinción entre seqy.ri-
dad externa lJ-Ho.utidad_Jn.1e.uw.
~'--ª -~~~~Q.~~~, ~le;Da se basa .~!l ..el secret9...P.I9fesional•...e1l
decir,' en fa discreción del te¡;apel!.ta ...P..cotege . al.¡;h~'d.tJt:J;!W~13
!asc¡:fticas,.1os._re-2~~heS o l-ª!i..T.epr.esalias.de. ter.cJ!raS~
~a~- Y le ofceceL.EQLJwQ......u_n~__s.~ini.li~a.d--a;QideD §oci.í!!...y....
eventua l menj.~, JegaJ .. Pero no se trata de eso aquí. La discre..
C¡"~r!:is_:~!:~.!.~ig.~!:l{:~._t9!J. ..elemental =.de.J.ij . ética profesi.Qnat..Y.
de
lWa~.
. civismo ·
que. no .vamos
.. - . a. ...
detenemos ahora en disCutir
. ...este
' ..

J Los Que se Interesen por las dlsposlclones disciplinarias re lativas al


secreto profesional en los Estados UnId05. pueden consultar el código tU·
co e5tablecldo por la Amtric4n PSllchologícal Anociation (3) .

.Sc\>JI21:D'li' !?<~=$.U¡ze.\O %o¡:~~o_\


L.A A TMO SF E RA 81

.. ~ r.;...s~~ur.iliadjntern~, Q~~ .O.!!'ª' P!;~.r~e •. e~<}1It,~!i.tªPO..R§í9~~.~0


-j. pf.Q:p,1c1SLa. la lranquil~dad e"l~~Q.QaJ, y_<Lla..r.eorgaoizaci(¡u...Q.$
las actitudes. Esta seguridad no se redu~ simplemente a una
'C~ñfia~Ulén el terapeuta. Au~~~t~ confianza hag'a 'falt~'
ta;;;b'ié-;';:"no ·b~st.a- pa"rá" ~stablecer el bie~~star i~te~¡or de que
aqul se ·trata. La c:ap~cJ.ad d,el c1ie~te.P2!!!..superar la di6cult.a.d
y .1a verg~el)~ ql!e_ s!~~.t~ll.!.E~n_u~~..-ª!:!.l:L seJ),tjmillli!:9s ~~te
otro, no es más que .una.. manifestación particular .del s~nti·
~~nJ9 de. !~~racióI].. Er~~.~~~Q · p.~~~e~t~..I!.~~¿-jd!d.- P.~r9~.': .~l
testigo al que. más t e mp no es el terapeuta, sino su pro.I!!Q )'?
~ ~ ..$gu~idad in~~!,~.,!!.º. an.!!~_~?~~~.~t"e ~~ ~n.~sti~ que el)
cI..i.en$.-S1ente..al-confr.onlarse...J...9..9ue nace. mas [nen, es-dm' la
~ fuerza ne:..ces.aria ..pat:a.;¡fronlarla en- üncombalEnñaerto, péro
/ pro;;t;dor. . . - :. - ..... ..... - - . . .
- Veamos cómo se establece esta'seguridad:
Puesto que la•.sejn!ti!1e9_J.~llil. e~_ !-!p_ senlirniet;~<? ~~~!:l:
\. ~~ p.o, es fá~l . definirla . y, .~odavla . menos,.descrlbir_. como .
se .
estaQlece, Comencemos por un esbozo de motivos que se
oponen ª,, ~~tE~.~UIUenlq. Una vez que los hay~mos~ el'iñri­
t nado, podremos abordar la cuestión de una manera más po~
j.
sitiva.

1. Actitudes .tutelar.es._
Los medios empleados ordinariamente para cre;ar _un sen-
timÚmto de seguridad ' es' ~ar-fonfianza; reconfortar.. o_animaj
al ~ujeto de mqdQ. dite.cJ.p" Q;pHC,i.l"p: ·Ef re curso 'a '~stos proce-
di~i,~n~9s- fáciles, rudimentarios, e~, quizá. ,justifica.ple cuando
se ·. trata de .n.iñ'?'~'p'~~~!>_º ..ge..Jl,a.ult.Q§ .con capacidad muy
~...d~_ ~'!,~If-h~". ~~de .e stos casos, el úso" de tales
procedimientos representa una f~~ma'ae paternalismo que
obstaculiza el crecimiento y la maduracíóri 'oeil>uJelo: 'ES de-
ci~, que su empleo ·se- opone' ctÚec-tamente'a' !os 'fihes 'ele la te-
rapia, tal como aqui la concebimos.
. ' Bajo una forma más ó menos disfrazada y, probablemente,

3~6d€-"Dbj) -:t,~f(l"!\ .:::. ÚtMO ~1S.""-",,


l\alt",\,o,,1''''. \
==-
S2 G. M. KING t.'l'

con las mejores intenciones, esta técnica se aplica corriente~


mente e~ psicoterapia. En efecto, muchos profesionales pa-
recen ignorar todo de la existencia o de la posibilidad de alIas
medios para que su cliente se sienta a gusto y su angustia se
atenúe. Sus procedimientos toman g~nerah:p~nte l~ forma de
afirmacione.s -en apariencia fundadas, pero en realidad gra-
tuitas--que tienden a reducir el problema o a mitigar la incomo-
didad o }¡i" v~riü,enzá' d:eÍ 'Corno"eJemplo
cJienle~ de estas afifma-
dones, citemos: "Todo el mundo hace" (o siente, o sufre) tal
~ ..~:u~l .C;.Q?-ª.J:t~ ta que :e.i:cHe_ñ~~ ..§~. gy.eja o se acusa, "eso'-n~
.
tiene nada de grav~" (o de malo o de'extraórdfnado); ':cll-
mese; t9ma usted la vida demasiado en serio"; "créame, ésas
/ cosa~~~"~~isten , m'¡fs 'que-é-Íi' -su-~riñag¡~aciÓn"; "todo eso es
completamente normal" y otros tópicos que, al venir de la
boca del especialista, adquieren un tinte profesio'na1.
A:hora bien, por_~t.ry_.~lH!.~tas_llUlLP,~'ill~~ en el Condo,
estas afirmaciones son de o~___~.~lqqiillfQ •...!}!J""p"sj..f.clQg!.cp.
Cierl.ameñfé;- eq5robléma 'expuesto por el cliente no suele ser
más que una várIaCiÓn 'sobr e uñ~i-eñii"'xñiiY..:cÓr.rienTe: -pel'ó·10
--_
qu'~ fmp(üTá~par:a.ra~Úi.~pjª ~y'~ p;g._~.. ,......,-
e~ cliente ... -' .fr~~~en-
no _.-es- la
~-

cia cl~ .inci.9..,g!l~ia -la trivialidad, si se quiere- del terna. Es


.. .....
~

,
la naturaleza de la variación. Dicho de otro modo, lo que ¡m:
po~ia '~es'-ei " ~"o-do ~~~bI;n~~ y. ~~~.~.qU! ..~] ~~l.~~l}~~~·H~~e· ·ºe
sentir el tema.
El profesional que se adhiere a esos procedimientos "anes-
tésicos", tiene cuidado, sin embargo, de introducir también
el ángulo psicológico, es decir, subjetivo. E n ef~cto, su "ab-
solución" se acompaña generalmente de algunas explicacio-
nes que tienden a demostrar que la causa del problema es la
actitud del cliente, su modo de reaccionar ante algunos acon-
tecimientos de su existencia.
De declaraciones de este tipo, res.ulta un cambio de óptica
que no puede menos de desorientar a"l cl iente. Pero, al mismo
tiempo, tales declaraciones tienden a ligarlo al terapeuta --ese
ser que "todo lo sabe" en problemas humanos y que, evidente-

Lo '§.\'J.)-\V"Q~ c¿s ~\ flotIQ ~VQ.Jeh\lO


1
~ ei C.\ttJ,lY
n~tl~ ll~ :''l.J.A'''L €.\ +01.4
LA ATIoWSFERA

;mente, "comprende todo" y "perdona todo", Así los fines y


los intereses de las dos partes se encuentran reconciliados y la
continuación de. la terapia está asegurada,
Es innegable que el problem~ ~~l cliente es una cuestión. de
actitudés.-· -¿Odemos afirmar sin miedo a equivocarnos que,
en. . . ef·le;;~no 'emocional, todo es una cuestión de actitudes:
felicióaO y desgracia, paz y ~oniiic·to:·placer· y· pena:· püeden re-
ducirse a estados de espIritu. Incluso salud y enfermedad (al
menos en lo que se refiere a sus aspectos psíquicos más im-
portantes), Decir que los confticto~ ..c:~~c:iC:)I:~~.l~~ :~~_n.J>.~~1:'.lemas
de percepción- es~'Y.~s.iªr !l!l tóp~cq. no un comentar.~q . .Eror~­
sionafsoore- üñ' caso particular.
-' - Pero"lo q~é n~ ' es tan ·ciérto en esta afirmación es 10 si-
guiente: al trasladar el problema del nivel "real" u "objetivo"
en que,. ~~-cliente Úende. .~ _srt:"l:IarlQ,.~J..~ivel per~l?!~~b­
jéifv.Q:.ep . qu~~·.Qe_ .hecQQ._§~_ si~B.<!,..~t Prof~S¡ol)"aL~~.Jmp!í­
~.~Plgrr~~ ..9.!!~J!!..~u.!-d..R~~r~~.~ .~.~.~:.._q.u_~,J.~p'i9:!: _&.c1ierite ¿"er
feliz debe ser, necesariamente cambiada. Y esto no es sólo
~q\l~'e-! !~T~~~-:ijí~g1~~t;&Jmplí~.~~e~!~·, '~~n_o ·q€e?
neralmente es 10 que se propo.ne llevar a cabo. Pero nay que
leriét 'e'ñ cu-éñta
... .- ..... . .... ijú' " e..
, ·en- necesariamente
.·s.únatüialeia
' .. . y"en. ~su 1uncioh:*la
- ,_ _
.. ...~

actltud·problema
"
no es
• • " --,,,,,- , , .
-, . ",- ~_. ,_ •
un fenómeno ·. nega·
r:
UVó: .Puede representar un tactor tóxico 'para el" p~lqulsmo.
Peró pueaetaÍnbiéñ' representa{'un ' á'ñtidOtK 'Asi, '-éliñalViauo
que Sé sié"iÜ.e desgracra:dcr 'porq"üe'ooconsigue satisfacer cier-
tas ambiciones perfectamente irracionales y el que se ator-
menta por no poder dominar sus pulsiones infantiles, sufren
con actitudes muy diferentes. Mientras una es estéril y obsta-
culiza la madurez emocional, la otra podría ser el estimulante
mismo de tal maduración. ElilIÜnar la actitud negativa, en el
segundo caso, es atacar la fuente misma del camino hacia la
madurez. El tratamiento podría dar la paz al individuo pero
a costa de su progreso,
Volviendo a la afirmación de que "todo el mundo" siente
\ (o hace o sufre) talo cual cosa y que éSb-¡;nó' es ·ña·d a ·grav'e"
~ (~\(:¡:CXJO IJO-\-"IE-"-'!!- 0..\ ~!:ciL ""'" ~f'i:rcL:>
.\)~ u '" I-\o~lo 1\~l>OO ll-+oc<e !':l l{vlllh~ '~ ES u.:>
s.,$. iJl.... 1j¡\l.t"CO. G. M . X /NGé',/,

(o malo o extraordinario), digamos que refleja esencialmente


los valores del terapeuta o los de s u cultura o cÍ~-sü m'edfo.
Además, (iesde' un
'p u~to de "vis't~" terapéutico, '~on fra scs' ~a­
cías y fuera de lugar. Pues el individ uo, en tanto que ser ca-
paz de pensar y de escogei"':':por-müj mal qu e lo haga- no
tiene por qué ser una réplica de un mQdel.o .!Jamado ."todo el
mundo",' El es, por definición,- ~'n s~r único, portador de id~n -
, 'o __ ., • .... o •• _ , _ ' . - _ _

haaa ,y de responsabilidad . Por eso se trata de sus va lores, de


)' süñ1a~oo- de ¡:eCereñeia, 'no de normas estadísÜcasw:y," lod"a'vía
/ ' menos, de'lás"¿é-'ot'ro "individuo 'cuya auÚ;ridad como' )"~-~~- y
consejero en
...- --'_._-,. , .... materias'
'i _._.
i1tamente
. .. , _----
' num -iiñ"as'es, ._ _-_.
'- desde'-luego,
..., . .. -....... __ ..
discutiblé.
_. 'Por otra. parte, ¿quién nos dirá si el individuo toma las
cosas demasiado "en serio"? El peso o valor que da a sus ex·
"j- periencias es función de su estructura psíquica actual. Querer
cambiar el sentido y la importancia de ciertos elementos antes
de que la estructura haya tenido ocasión de desa rrollar un
modus vivendi menos rfgido y más "abie.rto", es añadir el
de¡:¡eq!.lilibrio a la U::iuoiólI.
Ciertamente, 'e l campo de la percepción, es decir, el mundo
s ubjetivo del cliente, es, generalmente, muy rfgido, estrecho y
extraño. Pero no olvidemos que, por extraño y deformado que
esté, ese mundo representa la realidad para él, la justificación
de su problema, de su dolor y de su frustración_ Decirle o ha-
~ ~'- cerle:"'~.~~~e~~~ __ 92.~, ~!::.~~.:~~!~~~.d" .!!9. ~~ ,:[f:al~.,eq~aJJl.e :!!.e-
-(/ ~~a ,:~i. s~~.~.~!~ .q!'l _sj! . pr9bl~!l1~,~.~~ ~u dC:>!?:J'!..!~~.r_~ t~~~~ .. ?e
s u capac lda~ de juzgar. Es :~ q~.:lltarlt:: ..~ ~.~.~eJ.o.. p~I,: . (! q!!Qe_E~.~",
con- los eleCios"c'ó ñsigu fentes, no n ecesariamente es pecL.acula-
res pero sí deletéreos.
Para que la personalidad se equilibre de un modo "asép-
tico" y duradero, hay que partir de la realidad s ubjetiva . Por-
que si el individuo no cons igue fun cionar adecuadamen te so-
bre la base de los datos de su experiencia propia, vivida, ¿c6mo
podr~a hacerlo sobre la base de una traducción de tales datos
a términos "norma les", quizá, p ero ajenos a lo que s iente ?

/)t\~~WbSF
1\ "'~-r:CO ".
I.A A'I'&IOSJ-'ERA

Pues es a esto a 10 que se reduce la interpretación o la correc-


ción de la experien~.i_aJ)(?.r ~l especialista. El individuo que re-
cibe una inlerl?retación, es dec.i.r, l}1)a v~rsi9!l r~visada y corre-
g¡da de sli " ieáÜd~d-, 'ño'adq~i'~re, p~r ello, la manera de p~rd­
bir del que se la da. Continua sin tiendo en función de su pro-
pia sen sibilidad, de sus convicciones, de sus necesidades, en
una palabra, de su yo. Se encuen tra ante la doble tarea de sus-
tituir una versión ajena a la r ealidat;l que él siente y de ar-
ticular su conducta sobre esla versión impuesta. Por 10 tanto,
sería por lo menos temerario espe'rar <iüe"una-persona confusa
y llen a de conflictos pueda salir con éxito de una prueba de
tal categoría.
Aclaremos esto con un ejemplo. Tomemos el caso de u na
madre que se queja de su "hijo-problema" diciendo que éste
trata, por todos los medios imagi nables, de fa stidiarla, humi-
llarla, contrariar sus planes, añadiendo que su hijo ha ce todo
esto de un modo deliberado, mientras ella, por su parte, hace
todo lo posible porque su hijo sea feliz. Supongamos que la des-
cripción de la conducta del niño sea, en trneas generales, exac-
ta. Supongamos incluso que otras· fuentes de información, por
ejemplo los informes del colegio, confirman lo dicho por la
madre. V, en fin, supongamos que, confrontando el contexto,
nos demos cuenta de que la conducta del niño una defensa es
natural de un organismo, sano y vigoroso, orientado haci a una
cierta autonomía de expresión. La oposición del niño parece
dirigirse, en particular, contra 10 que la madre llama "sus
esfuerzos ~onstantes para h<lcerlo feliz". Sin embargo, a me-
dida que el relato avanza, queda claro que estos esfuerzos son
una especie de tiranía cariñosa pero no por eso menos real
por parte de una persona cuyo punto de vista es rígidamente
adulto y que, por eso mismo, es in capaz de representarse las
necesidades de un niño.

Generalmente, este tipo d e problemas se suele encontrar en los


sectores de la poblacl6n que ~U~II rápidamente en la escala socia l.

. . ..... .
: '."',,",==.~ ; :;-::.::::.:":" -';;-.:.;:: ::"-==--
S6 ro . .\1. Jl/ .\ ·Gé'

Los p<.adres Quieren Que su hijo -por sus !Ju('nlls maneras, por el re-
finamiento de sus gustos y el nivel de sus notas escolares y sus éxi·
tos sociales, etc.- les sirva de re!erenda. Pero el niño, romo es un
ser Imperfecto e incompleto, es incapaz de hacer el papel de peque-
ño embajador. Por eso, como todo organismo sano, se esfuerza por
mantener su estatulo con los privilegios que le parecen unidos a él.

. En casos de este tipo todo terapeuta entrevé fácilmente la


dinámica familiar que está en la base de tal problema. Como
esta dinámica es elemental, la mayor parte de los profesionales
creen que es completamente natural explicarla a la madre.
Pero incluso en la hipótesis, más bien optimista, de que la
madre no rehúse esta explicación sino que se esfuerce, por el
contrario, por ponerla en práctica, tal explicación tiene poca
probabilidad· de dar fruto. Porque no se trata de una situación
objetiva, puramente externa , que la cliente pueda cambiar se~
gún las exigencias de la psicología y del "sentido común". Se
trata de la s ustancia misma de su persona lid CId y del sistema
de sus necesidades.
Evidentemente, si la cliente es capaz de adoptar, auténti·
camente, no sólo lag.coñél!-Lslones del tera·peuta···s"íno ~ iá·mbrén
er ·j:iúntó ~(ie··~i~t;d;- é~te, ·10li resultados serán má~ ~;\tivos.
ESta alternativa PreSupo~~: sin eml?~g9... _'LUELe.!!..~.~::t.. ~~ier
se ha prOduaao -üri -Ciñ:iD1o·sign1fica~i.!.Q,".Sin .embargq.'y_<!..Ee-
sar de los efectos inmediatos·,- beneiki.osos,_ este . cambio_ no
repre~~~ necesariamenleuñ~~n6f!1eno de crecimiento. Pro-
oablémente, puede' oo~~~~·n der a u~a acÜt:üd' más· ~b¡~rta y ,
m5SJIexiOle-·¡,e spéclo ·de las ilecesidades de los deiiiá's' y en ,este
ca·so,· del hijo. Pero-·este cambio puede también representar la
manif-;;si;~i·6n ¡i~ ~na tenden~ja prof~nda a la depende~~ia \
r espec·to'·'dei 't eraPeuta: · dePendencia que inclina al sujeto·· a
"~er po-r íos ojos;' de éste y a r enunciar al uso de su propio
juicio.
-ne eyal9,uier ~o~~J?!.o.~_a.~lEd;¡9 _d~.que una explicac.i6n
"ya_~hecpa" y .qu,,: y~~ne . de otro, pueda ,d ar lugar a un punto
de vista auténti camente nuevo, es pequeña. Teniendo en cuen-

-"
LA A7'MOsn:RA .'i7

ta que las raíces de esta nueva ópti ca no provienen de la ex-


periencia vivida de la cliente, las directivas que surgen re-
sultan demasiado superficiales para poder oponerse eficazmen-
te a las pulsiones que acompañan a las percepciones.
Además, las interpretaciones de este tipo --que tienden a
demostrar la existencia de móviles egocéntricos bajo la ta-
padera del amor materno-representan una fuerte amenaza
de la imagen del yo que se hace, más que probablemente, una
persona conformista como esta cliente. La disminución del
yo q\le resulta de aquí, corre el riesgo, por eso mismo, de in-
troducir un elemento sutilmente negativo en su comporta-
miento "positivo" r~specto del niño e incluso del terapeuta.
Por.... otra parte, si se le deJ1ln
_ - - -~ - _._~._ - _ . ._---_
formular sus
-.".'.- _--- - -
.. ...propias concIu-
siones, la cliente :&!o quedará expuesta a ese subprqd\].cto no-
civó·"1teunar.Duena" · '"felaci6n:
-_ . - ~ --- ~ _. , '
~" 'ra-0eJ?endencia, Además ' es
." y_. , . ' ," - ' , - .- - . , ..
.".~
muy proba"ble que su nuevo comportamiento tenga un cartic-
ter más natural y por eso mismo más eficaz porque es más
convincente respecto de los demás y, emocionalmente, menos
~voso para ella misma , En efecto, si sus esfuerzos para re-
solver su problema Üen~n ocasión de d,~sarrollarse en el sen-
tido que le es ' propio (cir. vol II) se dirigirán pronto -asf
como los estudios en la materia lo han demostrado (cfr. ca-
pítulo XII}- hacia el examen de sus necesidades, de la ma-
nera con que tiende a satisfacer éstas y de la manera cómo sus
necesidades afectan a los que la rodean. Poco a poco la nece-
sidad de ciertas modificaciones de actitude~ y . de comporta- _
miento va quedando clara, En el cuadro así reorganizado . y
autocorregido, el 'comportamiento del niño 'aparece, necesaria-
mente, bajo una luz muy diferente. Una explicación muy pa-
recida a la indicada más arriba (ambición socia l, rigidez) emer-
ge gradualmente en ei espiritu de la cliente. Esta explicación
puede tener una apariencia más vaga, menos articulada que la
que da el especialista. Pero si es menos articulada, es también
menos superficial. La explicación que nace de los esfuerzos
del interesado y que se enraíza en su pensamiento y en sus
,
'j

G. M , IlINGl::1'

sentimientos, es verdaderamente suya. Forma parte de la


"fibra" de s u personalidad. En consecuencia, las reglas de
condu ela que se desprenden de sus propias conclusiones no
son --o lo son menos- opuestas a las pulsiones provocadas
por sus percepciones, Estas dos fuentes de su conducta tien-
den hacia 1.;1 compatibilidad y el esfuerzo de la conducta que
ella · se propone adoptar.
En fin, la experiencia de solución autónoma de un proble-
ma particular hace las veces de trampolIn para tentativas de
solución de otros problemas. Asi, la terapia aparece como un
aprendizaje -primero en el plano verbal y restringido de la
entrevista, después en el plano práctico de la vida real- de
actitudes y costumbres propicias a la sol ución de problemas
(pToblem-solving habits). Ahora bien, estas costumbres y el
proceso de' su adquisición representan un paso importante ha·
cia la madurez.

2. ,~andq!dizagw al nivel de ,la. .'mediJI-.!


T.lJ!tar:~ <:':~,. ~~,~~les.er_l<L~~gu~]da9-. J22.r....~~,E~~lución"
l~3: _c:.~~sigo_ Qtrc?s r!e~g9.s todavía. Uno de ellos puede desig-
narse por la expresión: estandardización al nivel de la media.
Reconozcamos que l~ m;;y~'"parte de los clienteSexperi-
~ mentan un alivio muy real ante la noticia de que son "fQ.tT!.<?
todo el rn!l,~g~", que no son más extraños, más débiles, más
,cuipable~, 1::11 una pCiiélbl'a, p.::ores que nadie. Pero el efecto de
esta técnica "de paños calientes" ¿es tan beneficioso corno
agradable? ¿Es favorable al crecimiento y a la maduración?
¿Es como para lanzar al individuo hacia el camino de su ac-
tualización?
Se E.Q.Qriar.esponder_ que d~sd~sLP!l.!!!:.o de vista del cliente,
e!,.~~cho de verse clasificado al nivel de la-media représáiita
un estímulo positivo de ' la "eSl11nIl--de sí mismo, puesto que
evT~e!lléroeñr.e, ~-¡ sUjéto se clasTfiécib<i' inúy po.r' debªjo , d~'-(ai
--
nivel. Y como la estima_d&-sí..,mismQ es
.-- uJ)a
condi~i6n del cre-
------
LA ATMOS Jo'jW .. 8!1

cimiento per~0!1al, lodo aumen to uc tal condición ravorece el


éreCimierú q.
Este razonamiento es correcto hasta cier to punto. Desgra·
ciadamente el tipo de "promoción" a l nivel de la m edia, que
resulta de declaraciones como éstas, de las que hablamos, im-
plica una especie de ratificación de dicho nivel. Dicho de otro
modo, tiende a proponer el nivel de la media como l,m nivel
adecuado, como la norma. Esta conclusión no se da necesaría-
mente. Pero prácticamente parece obligado creer que un gran
número de clien tes se dejarán guiar por esta implicación tan
atrayente.
Evidentemente, rn~~h<>.s terap.eutas .dirán q 1:.l,!L~~1? ~-1 .. P~~­
cis:~mente Jo Q.I:!~ -h ~J;~~~. qu.~ hacer:- por lo~ indi viduos con con-
flictos': la a'd aptación a lasociedad en la que tienen 'que"vivir,
.~ deci~:era~ue~do e'nt;~ sus valores y los de la' m'ayofÍci 'de
los miemhros·-cfiesta ·soc·i edad. Pero otros terapeuláslom-aran
urí.ii"""iiosiclón directamente ~o~traria. Objetarán que eso sería
condenar ,ª1 in.di :vid.u,o R-_ Q!l._ njY,elTe la mediocridad y dificult~r
sus'"tendencias a la evolución.. . - '-
-'-'EStá c'~~~ti'¿~ toca los graves problemas de orden social que
se plantean en relación con la psicoterapia, problemas de los
que pocos miembros de esta profesión parecen darse cuenta
o inquietarse.

3.
"' -
Invitación a la dependencia.
.
•. ~ , .

Después de la priV1era impresiÓn de '~bsolución" y alivio,


impresión probablemente estimulante, el cliente nOPuede es-
capar a una conclusión estremecedora, ya que está metido
en un proceso de examen de sí mismo. Durante meses, a ve-
ces años, ha vivido en la certeza angustio~de· qüeclertos· as-
Pec~os· 4~ .. ªij ~;~Qn~ii'(iad--er~.~~~~~E~Sl.. lEl~rl~~~~~ ~~IDª!º~"
~" ·"anor.males".. Pero de pronto, aprende "de forma segura"

-- _
que se ha equivocado é6mplefamenLe. ¿No Heñe'q\ú~ concluir
..... _. ,.-

iii
,",- -
de lodo esto que lo que le pasa es que no puede confia r en su
propio ) u)clqJ
Ci.~r to!,? .t l!!.rapeul.a~ dirán que eso es un elemento - aun que
provisional quizá- de la finaUdad a realizar. Lo que importa ,
dirán, es destruir la fa lsa confianza que el cliente tiene en s í
m i,s mo antes de establece r una nueva, más sana y ".lcjor
fundada.
- 'Esta
con cepción nos parece contener un .doble error. Pri ~
mero el hecho de que el individuo se equivocjüe;""iñCfuso Ire-
cuen te~ente. inclus~- -de modo sedü:"ñ~ ~~jimii~lL_q \l.(L~~_ . c.a­
pacJf.!ad 9'e juicio no sea , fundamentalmen te, djEn~ .d e con-
fianza. El hec}lo-dé qu~ se h aya mostrado caº,ªz de re~onocer
~ü · ~ecesidad de asiste I,lcia psíquica unido al h~~i~'~ d'e 'haber
dado los diferentes pasos que le han conducido a s u presencia
actual en el despacho del ter apeu ta, con stituyen pruebas tangi-
bles de una ca pacidad a preciable de juicio au tón omo. Una de
las razones por l~s que se equivoca con frecuencia r eside, mas
que"'prohable'méñte, en la immficieti"é iá" "de ' 'la ' 'c¿iiifi'a nza que
t~e_l?e sn s.í lD.ism.o. La .. f~nQrm§óñ~p'~~r~aí' = au'nque
implícita- de su falla de juicio, no es precisamente de natu-
raleza pa ra susti tuir tal confian~~.· Ai" cóTitr"arlo, -e~ta- confirina­
c¡"ón le' hará ~ás ~~.p.f::D.di.eñú~: re!?p~~lQ_d~_ t~x~e_ras 'person~~: en
parlícular áe los "especialistas". La glorifi caci6n de 'tafest.a-do
de dependencia' por el nombre de "tran sferencia" no cambia
na da el carácter perjudi cial de la cosa.
En cu anto a la necesidad de destru ir antes de reconstruir,
no es ' más que una ana logía . Sería atrevido dejarse inspirar
demasiado por e llo. P orqu e ~0I))í;\ co nfi?nz~ .e n s[ misn:o_ ~sa
c,?m9 .con..Iª. ~.onfianza en los dem¡í s.: !lna vez h erida es muy
·qjfí cil . r~~~~~l ec.er la : · .. . . . . - .., .., - ' .._ -
La equivocación fundamental de rezonamientos de esta
clase, proviene del hech o de que éstos son sacados del mundo
de los objet os-entidades compuestas de partes di stintas. Pero
en el terreno experiencia1 no hay partes independientes. Todo
se fu siona, todo es modificac i6n recíproca. AsI, el conflicto ps í-
'1

quieo, contrari<lmente a nuestro modo <.le pensar ---0 - al menos


de hablar- no atañe a un aspecto determinado del funciona-
miento: timidez, irritabilidad, impulsividad, desórdenes se-
xuales, depresiones, tendencias al suicidio, etc. Es cierto que
los síntomas tienen un C<lrácter específico -necesariamente,
puesto que se traducen por medio de la conducta. Pero el de-
sorden se extiende a todo el ser, a su modo de percibir, al
sistema de sus necesidades, en una palabra, a su personalidad.
"Destruir antes de reconstruir" se convierte aquí en "matar
antes de hacer nacer".
De t.odo esto se desp~ende. que ciertos procedimientos que
"tienden a establecer la seguridad inlerna pueden, en realidad.
liegar a 9~P2rªI,jl 'sujeio de "}'a ' misma aptitud para la' segui'i-
d~idypara la confianza ~!l sí mismo. El hecho 'de"qu~" estos­
procedTrrllentOs'ali~i';n Ía angustia, no los justifica, Porque no
hay proporción entre el bien que representa la confianza en la
capacidad personal de juicio y el que deriva de una disminu-
ci6n de la angustia. El primero es considerablemente más va-
lioso que el segundo. Además, no olvidemos que la angustia
es un ór gano de protección tanto como una causa de tormento.
Al esforzarnos por bajar su nivel, es importante que no la ex-
tirpemos. Y esto es lo que los métodos "activos" intervencio-
nistas corren el riesgo de hacer,
Las terribles implicaciones de este modo de, Qar seguridad
no dejan de tener repercusión e~ el sentido de la~-;:~onsa'5i­
lidaa déi-élfen(e:Tomó ést.e se siente incapaz qe ju+gá'r;.'t iende
aabdicar "ante todo eSCü'e rzo ' de pensamiento y de acción que
no "co'nálizca a la saúsfácdón de sus necesidades Jnmediª·tas.
Peí-~' ~o~o é~ta~-e-stá-;¡-(i;ie'rrri~~d~s"á~pÚ~~en'te por lo~ ~~to­
matismos biológicos y las presiones sociales, no hacen inter -
venir más que un mar~en pequeño de elección generalment~
sin significado. Dicho de otro modo, el individuo vive, cada vez
menos, como unsei"cap'a z' de- juzgar' y "de 'elegir y, capaz, por
eso mismo "':"'sino' de "f orjar su destino según su propio gu sto-
de "dai'" ,3" su "~~"i~, ~~!1_s@...!tn_ estil.o_.º!.1:"'pQ.~g personal.
(; ..11 . IiIS(;f.T

Hecordemos que la s~guridad intern¡¡" cond ición primor-


d ial del progreso terapéu tico C9.n-?\s~~ en UI"}il dismÜ1UCl9.!1 del
n)vel _c.le la. ?1)'[1!~~iª, Por el hecho de tra tarse de angus ti~, de
un estado difuso, y no de miedo ---que es una reacción a una
situación o a un objeto bien definido- esta disminu ción no
puede producirse por un esfuerzo de la voluntad. A..l me~os.
no ' pCld ría res ultar -de maner'a' direct~. ~ . al1gustia no es una
emoción espec í~t<l:.;. es un . ,;!~tadD gen!?r.a:u~.as.Iº q~·p~ñ~tiª ·el
organ ismo' tota'l en sus aspenQS . ¡an~'p' ,,5ªjoló.&j~or=> -tensión
muscular, circula ción, secreción endocri na- ~omo expe.ri.we.n-
tale.s:..... Los efectos psicosomáticos, que combina n el malesta r
psicológico con la disfun ción fisio lógica, demuestran claramen-
te el carácter difuso del dominio de la angustia. (Recurriendo
a una analogía sencil la, podemos decir que los efectos del mie-
do pueden compararse a un a espina en el pie; los de la an-
gustia a una infección. La espina puede ser extirpada, pero
la infección requiere un cierto saneamiento general.)
Como la angustia, la seguridad de que aquí se trata es un
estado generali zado o difuso que escapa a la influencia direc-
ta. Se des~rrolJa de modo imper ceptible. en cierto modo por
contagio. P_9L.tt .t¡~~hfUj~~ ~:lf..t.~l"!.d,c:~se a todo el organismo, en

--
su~ . aspectos a~:cti.Y0s t.<mto como CQgnrtivo.~jf p~~ªf51eci r
que esta' segur idad -representa
. _ .- -~- - ,_._- ... .una respuesta a la persona del
- _...
terapeula más qu,e un~ n~a cci.~n . .a la q.~:HfjiJY1JI_:(te. ~~~~-e:-En
.
efecto, com.o ~ l. terapeuta r ogeri ano no es "~ctiyC? '.',. ~º ~! . §~n.­
tido de que no torna la iniciativa, no.. interroga, y no juzga ,
no provOCa casi reacciones en el sentido de act ividades ct"esen-
cadelfada-S··cresae-rú-erá:-·· . _. .... . .• - .. - '. .
Puesto que el terapeuta es el objeto del capítulo siguiente,
nos limitaremos aquí a destacar entre sus funciones las que
tienden a en gendrar en el cliente la seguridad y el sentido de
la competencia personal. Ante todo, e~ .~~::~F.§}!:!l};..Jjen~~_.~ ..co-
municar a la persona que solicita su asistJ;.ncia [ue ella misma
tiene recu.TsoS , que es
éap~~ d.~~~.e.~q~p;¡;r .;¡ ~~ige;. ~¿-sus' (ti-
fi cultades e incluso es. capaz. de re~ol1?f?r... .é~~.a..LP..Qr _t"l!§. PI ORiQs
medios . .Así .. ~l ~er.¡:¡JH~ uta .. afirma . tambi!!J1 su_ fe ~~. 9..u_~~~~li.!:n­
t';--sés ervirá efe.G \i.Yj)m~Me de sus recursos ..
---Sjlbra-ye~~"~ que, en todo esto, se trata de comunicación,
no de información. Dicho de otro modo, ef "terapeuta expresa
tOdbesro~o¡: ·Stl manera de ac! uar, no por . pa!~.bras ·.~ ·i fraSe.~.
fñrormar al ·cliente de lo que le está permitido de lo que se y
espera de él, en una palabra, de las "reglas del juego", es di-
ficullar más que facilitar la marcha de sus progresos. Cono-
cimientos de este tipo no harían más que obstaculizarle, dis-
traerle e incluso apartarle de la terapia. El pr ofesional que
se da cuenta de lo que es el fenómeno de crecimiento descon-
fía de tales medios verbales por demasiados fáciles. Decir
una.. persona
aJ-
.__ ..•.. - con
. . _ .. conflictos
..... ... , ... que
_. . ella es....ca'paz de resolver
-.. ..." .... .... ..." . " ..los
.
problemas con los que se ha debatido durante un tIempo, a
vec~s .l"!ll.IY Jar~o, no s~rviría ~ás que "¡;a~a · co·~ .í~~dll:l~;: -para
desammarla o mc1uso para ofender.la. ..
.. Pero algunos · dirán: ¿cómo el cliente puede tener una no-
ción clara y útil de lo que es .su t area si el terapeuta no le
informá a este respecto?
No perdamos de vista que, p~ra ser terapéutica, la tarea
.~el cliente tiene que representar una actividad libre. Debe ser
. una loma de conciencia autónoma - verbal o no verbal- de
aspectos no confesados del yo, "ignorados" a consecuencia de
una falta de libertad experiencial. Ahora bien, si e l terapeuta
le da verdaderamente la ocasión, el cliente realizará esta ta-
r~a · de modo continuo (aunque con una medida variable de
éxito) y esto aunque él lo quiera o no, e incluso aunque guar-
de silencio. Pues silencio no significa ausencia de comporta-
miento. El silencio es frecuentemente un comportamiento muy
revelador, aunque inarticulado. El valor particular de fenó-
menos no verbales, tales como las pausas, lo que ·repr esentan
es -no una descripción o una interpretación de la experien-
cia con todas las ocasiones de error que van unidas a esos
modos de toma de conciencia- , sino una inmersión directa
y auténtica, aunque ambigua, en e l flujo de la experiencia.
91 (; . M. KING/:.·7'

1. Aperlura u la experiencia.

La segu r idad propia men le le rap ~u_lit;a$lu;l~.u.rlQ[QE:p.$9m­


pletamente
•• _ '. '
dist into del elec'to'
. _ . . " . . ' ___ ._ . _ .
oc est;s
" .
maniobras
" .. ' _
de alivio .
__ __ . .----..1
Para -'empezar, su objeto es mucho mas amplio. E sta segu ri-
d ad no se Umita al material con carga emocion al -deficiencias
persona les, acciones y omisiones reprobadas. Probablemente,
tal material ocu pa el primer plano de la conciencia del su-
jeto y nos da cuent", de su malestar. pª .~ . §~r:. .fec un.d~, la s~"
guridad debe extenderse a su experiencia t otal , es decir, a toda
la experlericia·.pO:tfi:flciaiinente· d-ispo~jbie -~~' ~;da pas~ del p~o"
ceso. Por otra partc, est~' pote~ciar puede- actualizarse gracias,
y yrnca me.nte, a till segu¡'fcr~·~1~_~·L!L""ft~t Periñj~e~~: l,os
elemen tos 'de experien cias reprimidas "o si mplemente no teni-
d~~_~n ~~eñta~ ei emerger a(ca~l~~ d.e .la conci~ñ~Ja "y de 'c~ m"
biar su configuración. M~e un sentimiento es un modo de
iündon~'irñiéii{o qu~ li~n.1)i.~~ .-~ I_ }l}s!.iYlQ_l:!9.. ~~níronlar los- seg-
~"to¡;-peñOSos-de su experiencia, pero tambié'ñ,- y~soí>rE;- tOdo,
q~ f fe j)ermlié- ·es.tar· ableiio ~p);Q~~KP.~rj~l]~ci~t.~~~l!.~I.q!iíera: :~Í!~ e
sea .
. -Otro mo.do de Evocar la naturaleza de este sentimiento
consistt: en cle,;;;:rj b!r:v cc:r.o !!!!.<!~~!!leg!.Q Q~ 9p.tj}n~ . s!~~,..v.i­
gilancia y de desca nso mental o como un equilibrio . Pilr~icu~
larm-erite ' producti ~o entré" ia '-tell~;¡"ón y"la ;elajaci6n psfquica.
E.ñ. "{!!!~~~~~~?~~·~·0!!1~~~T~~i~i.o_~~~ EaPl\_z .Q.~ adojtar rt:sp~cto
de S I mIsmo una actitud en cierto modo objetiva , es decir,
despojada de es!.? i ry.t~psid,aa~.q f.f .~-lji\J.cló·n 9 q,e pas i6n que 6bs:'
taculi za una loma de conciencia lú cida y realista.
Desde el punte de vista d~ la conducta, ' la seguridad tera-
péptica se revela por eL m9.do .e.spontfineo, n...Q. _s~J~~Hy.o. _c.o n
que el cliente proc~de en la ex ploración de su exper iencia .
Dicho de ~lro modo, se muestra dispu esto y capaz de laI"izarse'
a cua lquier pi sta sin ter.er que asegurarse previamente de que
no tiene peligros. ~sta apertura a la experiencia es importan-
-.._- ....la operacióñ(Iél ñVNllafto-qUe-es~ éñ-ci·e;:i~-modo.
te_...para . la
LA ATMOSFERA 93

psicoterapia - al menos, la que tiende a una cierta reorgani ~


zacióñ" dé ~ia personalidad, no necesariamente~ 'ii .que trata de
poner remedio a · cualquier ~ificulta"~ " pasajera~. "En efecto,
unaConcenlración práctica mente exclusiva sobre los aspectos
negativos de la experiencia puede representar una forma sin~
guIar de defensa, una manera de evitar el nudo del problema.
Por ejemplo, una categoría de problemas muy extendidos se
refiere a las relaciones del individuo con sus superiores. Se
ve con frecu encia que el origen de este tipo de problemas re-
side ~no en una especie de conflicto lejano con el padre, conio
suele ser la interpretación standard-, sino en una concepción
demasiado idealista de la autoridad, de la justicia y de los de~
beres del más fuerte. (Notemos que tal actitud, lejos de pro-
ceder de un conflicto, puede enrai1..arse en una relación excep-
cionalmente buená con el padre.) Una exploración del yo guia-
da únicamente por hipótesis negativas -haciendo intervenir
sentimientos de hostilidad, de envidia, de inferioridad- corre
el riesgo de fa lsear las conclusiones. La validez de las con~
clusiones depende, pues, en gran parte, de la actitud de aban-
dono y de apertura que el cliente aporta a la exp loración de
su experiencia.

5. ¿.c~_mo establecer la seguridad interna?


Digamos de entrada que una respuesta completa a tal
cueslión no está contenida ni en esta sección ni en ninguna
otra sección determinada de esta obra. Pues la ::;eguri~~.in­
terna no es el producto de una técnica circunscrita. Res ulta
de la piúista en pra:clica pór "el '"~~iape,\!t~." d~"cier""tas " acÚt·uctes,
~~ un ¿ferto "esp[r!:t~: "Ahora" bien, ·para comp~~·~cie~· ü;"" ci~rto
~sprri tu ¿no hay que participar de él en cierto modo ? Por eso,
sólo a medida que el lector penetre en el pensamiento que
está en la base de esta terapia ~y se deje penetrar por él- se
dará cuenta de la manera cómo se establéce este sentimiento de
tranquilida d mental y emocional.
(;, M . KIXGt:'J
" En cuanlo él la In.lncra concreta que el terapeuta tiene de
llevar a cabo esta comunicación no verbal de las "reglas del
juego", no podría ser plenamente descrita en este primer vo-
lumen. Sin embargo, esperamos que esta manera se transpa-
rente suficientemente a lo largo de los capítulos que tratan de
las condiciones y que está suficientemente ilustrada en el vo-
lumen II para que el lector pueda hacerse una idea, incom-
pleta. probablemente, pero sin embargo útil.

6. Estimular la c~!! ·dda. d de autodeterminación.

.
Lo que importa, sC?~r~ to~i.o é!ot "p'ri!:lE:i.ei,2... e::~ .P9~r ~'LPrác­
tic.,,~los ,r.esortes. de la actividad ~ u~ón9m'!2..I~:!..fH.~!l~ ..es>r.muy
debilita'dos qL1e estén tales resortes en ese momento preciso.
Si p'u~de ser ll.ev2~2 J_hi.ti~r~r_ YQ!J!!IJ.á"i:!" próp.ia- dé cosas
qüe él mismo escoja y que desarrolle en la medida en que lo
désee =-=-y ·Üñlcaméilié ~J}" ~la - iñ.eará~:=-- eICIíeñteeñeon!!:ará
en ello una satisfacci6n~!:!!l tipo ..E~!"ll~~!2~~l~_~il para
su restablecimiento. ~,.~~E>!~~e~3_~ac~~:,.~~ncia(p}ira
el ~ue~J.unciomun.ie.ufJWt. si se prefiere, para la salud mental.
Evidentem,e nte, ,:le cualquier tipo de satisfacción. No la sa-
tisfacción que el neurótico experimenta, por ejemplo, en so-
meterse a los demás o en que los demás se sometan a él, que
es lo que trata de practicar incluso en su relación con el te-
rapeuta. La satisfacción sana, terapéutica, es la que se sigue
de toda actividad oue lW..a....co.nsign..llllLmedida adecuada de
eI!~ión,--':I~jj~~i.1¡jjó~ _y__rJ,e. pJ)mproro-.i~o~ p~!.sonal-:--
El ~valor terru;léutico...d6--1~cci.5n así obtenida
reside en el hecho de que es inherente a la!iCliuldmt.-eomo-no
proviene defu-eñ{es externas -riocorreerrreSg"o-de originar la
dependencia o la costumbre. Este tipo de satisfacción protege
al individuo con't ra los conflictos y fru straciones que resultan
del conflicto psíquico conocido con el nombre de "heterono-
mía experiencial" y que se refiere a una conducta o ritmo es-
trictamente complementaria {que consiste en h"blar poco
I.A A 7'AJOSrEH A

cuando el clie nte ha bla mucho y viceversa) 3 o idént ico (p ro~


"
fundizar o rozar ligera mente cuando el cliente profundiza o
roza ligeram ente su dinámica). Se trata de un comportamien~
lo menos mecánico y más perceptivo. P ara d ar una compren-
sión adecuada h abría que citar una variedad de ejemplos
acompañados de comentarios detallados, lo que iria más allá
de los límites de esta obra. P r ecisemos, sin embargo, algunas
indicaciones que el lector podrá comprobar en el material re~
producido literalmente en el volumen II.
Ir~_a l paso del cliente significa hacer comprender a éste
- por la fl exibilidad de 'l a cOrilJ1añfa-'qlJEf'Sé"ré or¡'ece:=~qué' Sea
cual fuere el carácter de su relato lento o rápido, concent~ado
~ -s~pe~fici"aT·t·~ ·ca¡:icter será r~I?eláffi1"~.. <:.9n~~iferre·-eT de-
recho de cambiar de ritmo sin razón aparente y sin que tenga
9~~_ jHgl~~se:--E~pe-rmTH¡le'-=siii ' fiácer-explfeitC?"e-ste'p"Etr-
misa- illt~r:r~mp}x ..~! r elato; hacer pausas, incluso largas;
cambiar de tema s in Ilaber--si\cadc) Tiis-coné"iúsiones ~qüe pare~
cen iinjxmerse. ts ":"d.entro·
abst"eñérse de·· los-Tírñile-s~aeriñan­
té-ñ1iñ.ieñto- áe la estructurá=:- d'e llamar la atención del clien-
te sobre las va!iaciones, J_~gunas; -repet."fClones y otras· sfñgu-
laridades que m arcan su relato .y q ue,...!ill..&!!ªlñuíeroTracir-
cüns:~_~.~i.a.l ..!e. _yalgIían comentarios o críticas_ e~~ed~~ d.e
actitudes de esta clase, el ter apeuta comunica al cliente sin
iñstroirle, queradireccí6ñ -d·era:~!!W-ª_1.~ªj~nffe sus'-üÜ¡ños;
q~n'nrjM[IDít1i: ·SOf\-SuSloeas: sus eleaciones¡ sus .decisiOnes,
queel tera peütii'"ñó 'e's' (lUe' un
más 'ay"ti"darii-e ·-ü~ -~yu-dante
cómpefeñte; "'d esae ruego~~ ' <i!!ili~'ile~l}~ ~~E.~.!..~nas prerro-
ga q ,-:a~ J?.i~!!... determinadas, pero nada m ás que un ayudante .
. .. -Esbozada-deeslemoOc¡ rudimentario, la adaptación a1 paso
del cliente puede parecer algo muy senciiIo. -Eñ- reaHaáa~- es
--~----- -.--- -- --- ~---- -- -- -- --~ -

J Como ya el lector supondrói, la actividad verbal de l terapeuta r oge-


rlano el generalmente reducida. Note mos a este respecto que, según un
trabajo de investigación, la marcha del progreso y el valor de los resu l-
tados terapéuticos eat11n en proPorción inversa a la actividad verbal del
profesional.
7
f., ,1/, 1\I,W;f."r

difícil poncrliJ en pr:ícUc,a ue una forma convincente y con ti-


nua:-"E'sta dificultad es especialmente fuerte para el indi viduo
de formación académi ca, inteligente, activo e independiente.
en una palabra, con tendencia a coger las riendas de toda em-
presa a la que se asocia íntimamente,
Sin embargo. no es tanlo el aspecto en apariencia pasivo
lo Que hace este papel poco atrayente. El obstáculo princi pa l
' es la dinámica personal del terapeuta. E n efecto, el.p"B;~L.~,e l
profesional cenlrado sobre el cliente reviste. al menos exte-
ri~-rmeñté,-uñ car"ácté~--de-;uboi·diñ3c¡,ó; j';;clu~'o 'él;; süm'¡~iÓn.
En ' r,e~¡¡dad, p or el1iec1~~, CJe que~~.~t,~ -pap~l . ~!it(~~'opta.9.9 ra-
cional y libremente no tiene nada de sumisión. P ero en la si-
tuaci6n concreta el terapeutá no sé suele dar 'cu enta, de modo
suficiente, de este hecho y, por ello, no consigue fácilmente
vencer :las resistencias que, como representante de una profe-
sión liberal, siente hacia un papel apare ntemente subordin a-
do. En fin, el hecho de qu e se trate de "subordinarse" a una
persona que, sin ser n ecesariamente inferior a él, fun ciona,
sin embargo, a un nivel inferior, al menos de modo temporal,
no facilita)as cosas.
No h ay que añadir que el aspecto en cierto modo "abs ten-
cionista" que pqrece desprenderse de esta parte del papel del
terapeuta no basta para hacer nacer la iniciativa del cliente.
Hace falta además que la actividad verbal y no verbal comu-
nique de modo positivo, aunque indirectamente, el espíritu
que anima los esfuerzos del terapeuta.

7. -Facilitar la emergencia
..._- ------
de los recursos. ... - " . , , ~

La .al']gu stia del cH.e nte pl,lel;i~ s~r. , ?~~iguª_. Y- , p.l]5!pe !~go­
bi~r!~, 9~_ ~~] _~o.?~ _,q .u~ . ~e~ .i,!l~_~~ ..Q_~u'.!:..s.o_ng¡:;~.LP~,ª.!!:lrr92!e­
ra...9.e_..s.eguti~ª-(t _ ln_C;,lHso. ~u~,n~ Q , .es~ ~~~~~so en ella. ~, c~u_sa
de ello, la crea ción de las condiciones de la verdadera segu-
ridad, sp.ntida por el clien te, 'es uno dé ' I,~; ~ spE;ctos más
difí-
ciles de la tarea dei ~~'I~aJ;~~..!:a. Aqulesciónde pode;;;-os"có~-

.•
I
LA A7MOSFt'RA

probar hasta qu é punto es mucho más importante 10 que el


terapeuta es, que lo que el terapeuta hace.
Por el hecho de ser la angustia fundamentalmente una
fuerza de protección la n~o com~ de destruccióJ?!. p1.l.e de actuar
comuuñ-armaatr~d-¿¡ble filo y, por esto mismo, ejercer un"efec-
to -paraiizañte:"EI diente tlEme miedo de cambiar: pero tam-
bién tiene miedo de seguir como está. El siguiente pasaje, sa-
ca-do de notas post-terapéuticas de un diente de Rogers, nos
ofrece un ejemplo muy claro de este conflicto:

"Me acuerdo de una fuerte tensión emocional en la segunda charo


la, cuando, por primera vez, mencioné mi homosexualidad. Recuer,
do que me sentía atrai.do hacia regiones de experiencia donde yo no
deseaba ir, que no había explorad.o antes, y donde, sin embargo, me
era necesario penetrar... Ya antes de comenzar mi terapia tenia mie·
do de tener que tocar este tema y mIedo tamb.lén de no atreverme a
tocarlo ... " (87, pág. 72).

En este ejemplo no se trata de material inconsciente. Lo


que asusta al cliente es el caracter social 'Y moralmente re-
probado de los hechos que tienE;!: que contar. Sin embargo, no
es el material tabú lo que parece causar la angustia más fuer-
te. Es el material dinámico, ese conjunto de experiencias in-
conscientes y semiconscientes, presentidas pero no claramente
representadas. Es, en particular, todo lo que constituye una
amenaza a la imagen que el sujeto tiene de sí mismo. A un
cierto nivel de conocimiento, sabe que esta imagen es una
mezcla de verdad y de . mentira. Pero una tendencia profunda
al mantenimiento y a la revalorización del yo (tendencia fun-
damentalmente positiva) lo pone en guardia contra toda acción
susceptible de comprometer esta imagen. Esta es la razón por
la que ciertos clientes se agotan en estratagemas inconscien-
tes para evitar o aplazar esta confrontación tan temida.
Los clientes' que se prestan a ]a investigación y cuyos ca-
sos están íntegramente .grabados en cinta, demuestran de un
modo algunas veces estremecedor, que la angustia unida a
'"""'01
(..
:
fJo~o ~'" G. M. XIN¡; E T

elqbm-Wrft:i oS onscientes, reconocidas como prohibidas, es ge-


\,' eral me ~ enos fuerte que la que lleva consigo el material
, . ran número de estos clientes pertenecen a los me-
"fu :.t émicos en los que las investigaciones tienen lugar. El
pseud6nirno empleado para la identificación del caso no les
ofrece más que una protección limitada. Además, como ge-
o neralmente no son ajenas a los procedimientos de la investi-
gación, estas personas se dan cuenta perfecta de las "fugas"
_, susceptibles de producirse en el curso de la transcripción y del
.; ~~á!isis de las entrevistas. A pesar de todo esto, se dejan Ue-
°"var frecuentemente por revelaciones que podrían originar
(.; ~oIestas consecuencias sociales e incluso legales.
_~", El caso del Sr. Lin (120), cuya primera entrevista -con
.·'Jl.9gers como terapeuta- fue íntegramente filmada y grabada
,:.~n .;discos, nos da un ejemplo de la franqueza casi temerar ia
','.".d~ la que el cliente puede dar prueba cuando se tra ta de ma-
", ."~~rial consciente. Por otra parte, este mismo cliente evita ma-
,nifiestamente tocar los aspectos dinámicos de su caso, Des-
«<
~i)tiés de haber indicarlo 1.. fI't!!..!r!!.!c~ de sü problema, se pasa
;" <
..,prácticamente el resto de la hora en un ' atolladero •.
7,.,,:· A .este respecto, Suele resultar interesante oír los comen-
« arios de los espectadores -terapeutas de afiliación ruversa-
.ª' tos que se presenta este tipo de películas en congresos, cla-
'ses, semanp!': r'lP. estudio y ocasiones similares, Gran número
de estos espectadores critican al terapeuta porqu'e "deja es-
capar' lil."s 'ocasiones de desvelar la dinámica' dei client~" ',
--- . "- - . ...
.. Eata fluctuación clara en la 'importancla del material producido
por este cliente. debe, quizá, explicarse el\ gran medida por e l carácter
pl1bllco de la conversaclfm. Sin embargo, esta fluctuación es tipica de Jo
que se produce f recuentemente en situaciones ordinarias, no filmadas.
~ Para hacer justicia a 1011 au tores de estas criticas conviene añadir
que "perdonan" generalmente estos "errores de técnica" temendo en
cuenta que se trata de \lna entrevista filmada sobre un proble ma con
implicaciones 50Ciales y legales muy delicadas, y que es la primera en·
trevlsta del caso. Es POsible, incluso, que tales factores hayan ejercido
una inll.uencla un pOC{) Inhibldora en el comportamiento del terapeuta.
Si n embargo, la pelicuJa ei muy representativa de su tipo de interacción
terapéutica.


I.A ATMOSf"EUA JOI

En efecto estas ocasiones no faltaban durante Jos cincuenta


mimltº~ . _d-;¡ ~j.á'!~8~~'·S.i.n~~~Il!l?arg~:~paT.á 'Rogej:s; ' ~~p~~~'~e~~'s
ocasiones, significaría no desvelar:, sino -violar la dinámica del
clie'nÚ. Para él, fa t"éra"p'ja" no ~epresenta, ante todo, sacar a la
l~.~ele~ento~.~reales o 'súpuestos- de la ~x.periencia· incon~~
ciente del cliente. ~s una emergenE!g ..d~ lM. 1"e~rfi.9S del cl.ien.~
, , .~ -- ---
te,' . ..n.o. una
. .. -
interoe1l:«:z6n ort o.p'édi~a .por par(e dd t f: rap~u,ta.

8..... Evitar
~., ..
la --inversión
~ "' ''' .... de ..
las fuerzas de crecimiento
.. .. _.. . .
E..!..E!:~~di ~iento q~.º~§~!!..la-L..,~~u1~J;:ir~ J!Lint.~rJ?!~~~iQI} eje
la dinámica, puede parecer fru ctífero a primera vista, puesto
que origina, ge~e~alme¡:l.le;:.~.lJ · .~pi.p.ió.:fi.ºt~bhi.. cln- f~_conducta.
Pero el ca-moí¿iasr"provocado no suele ser constructiV'O~EI
ataqüe ', dtÜ ei~~riQr' p.·ti~de'8Jt~r!ii· ·ge~.dlY~r:s.iiJnane.tas.. I Les-:
tructnra diná.mica. A..!lt~_.1.ado, ~"n.ur:rJ~ romper.-li!a .oJ;lfmsas. A
este respecto, ciertos terapeutas dirán,. una vez más, que ése
es uno de los fines de la terapia. En cierto se~tido -un senti-
do peligrosamente superficial- esta afirmación es correcta.
Las defensas constituyen una barrera entre el sujeto y su ex-
periencia mientras que el espíritu abierto y el crecimiento
que de él se sigue, pueden preci~amente definirse como una
aprehensión más plena y más eficaz de la experiencia. Se tra~
la, pues, de eliminar unas y fovorecer otras. Sin embargo, al
nivel de sus raíces, las tendencias defensivas y las tendencias
al crecimiento se entrellJez~,a~. de tal ñiod<? que. al arrancar
unas," se "corre"eÍ riesgo de destruir la.s., Q~i-a~". No 'es sei-icilia~
merite' un" ruego de palabras decir que un se~ desprovisto de
sus defensas es un . ~~r .. §#1}. ªeter:sl!. Eñ-ca~;; ' de" am'eñ~~' de
crÍS"¡'s o de ·Cé;n·Hkto sedo, el recurso a las barreras puede ser,
tempora lmente, el único medio de protección contra el derrum~
bamienlo. Importa, pues, salvaguardar la posibilidad de r ecu-
rrir a su empleo. De l o. Q..ue el terapeuta debe esforzarse por .. ' .
. l.i,~.e!a!. al cliente, no es de s~'s'-4~1e..ñ"'i.ái.· sinq7!.~· ."ft{ ~n.g_"I!:$)iª.
Es!.~ . , ~~. ~ .n .Zl uis~j_~ci ó ~l, de. la que algunos profesionales no pa -
recen darse cuen ta,
. El IndíviCJuo ~yas defensas se rompen qu eda o extrema-
damente- vulnerable o insensibiliiadQ y, por este'iriolívo, 'éstá
eXpUeSioa -u'ñaespec¡~"(fe" inversión de las fuerzas de creci-
miento. Este indi vid uo evolucionaL-no he.cia la autodetermlña-
~í6n sino hacia algo qués~l;p~ece de r;:;odo extraño y que,
si n embargo, no es más que la Ca ricatura. La pseudoautonomía
que muest.r<!. gener:ah:n.ent~ .después de un ttaHiiiiienlO' tal ... no
es, de he~~~, .1!l,~s qu ~ !1n~ tn 9c¡!, p ~n9~n(:.i~, .é!.~.Qi.t!ari,a d.e las con-
veñcfOñes de s u cultura o de la gente que le rodea : E's"le' refo
de lás c'o nvenciones "en bíoq'üé" 'Ocasjona fré~uent~mente rup-
turas d,e lazos valiosos que se entremezclan en las raíces mi s-
mas dé la existencia del s ujeto. Es un no conformismo q ue
pronto se 'erige en sistema. Y lo peor de todo esto es que con
mucha frecu encia el sujeto ll ega a considerar esta marcha re-
trógrada como un progreso, una conquista o, incluso j como
una obra creadora! (Notemos, sin embargo, qu e una con due-
la análoga a ésta, puede manifestarse temporalmente en el
curso de la terapia más "aséptica". E n ta l caso, se trata más
'bien de una cri,sis, generalmente bastante benigna y pasajera.
Dicho de otro modo, se trata de un tanteo por parte de las
fuerzas de crecimiento más que de u na inversión .)
_Otro efect~_9..~~~~~~~ r_~~~~~~~~ ..~I~!l:,a..9u.~, ..~p.!!te. _tR(tQ de
un_~t¿9.!-!~,P.J rJ!!=:~o~ Q..e Ja;; d~len~as , es l,lna ~spe:cie_de fQt:ma..ción
r:~~I?I?,i.Q.naJ ..~n vez de tratar de racionaliza,r. ,sus g..efe~t~~y.s
deficiencias ::.....:cclrilc:iáñe ·a· una rñcl"inac:l"Ón muy natural- el
'clíeñ1:e 'Hende a concentrarse en estos aspectos negativos ya
acentu.arI9~<._Se expone con !!.l}ª-Jranq.\,lcz<L.descoiíceT.tanle•..casi
cr.~'~I:_~~.l~_. ~I.J~I."~p.e";¡;jq~~ pued~. que,d<!r c(;myeIJcido de que
se trata de progresos reales cQnseg1,lido~ gracias iLiu ' ~stucia
prllf.e-s1o-naC Pe~¿ ~i --é~irácte~. en cierto modo espectacular, de
este cambio Cieaciíiuo nos'll~~~;~~;;'=y" ni~ch~s 'observa-
cion es -tléñ:.iiñ a c~'nfir'ma-~l~ qú; ~9~ motivos de tal cambio
no son de né'lturale7.a positi va . El clien te nuaréce estar' ani-
- ----.---
loA A1'MUSf'ERA 103

mado por una necesidad auténtica de liberarse de las dificulta-


des-"~ü"e'"se op'o nen "~ &tLd"esª~~.9!lP. 'Parece más 'b¡"enJ_Jratar de
i~érse~lJg,i~.¡;~ut~.,. de probarle .que...s.e,1I;lz:e.v!:"q..-ID9~ÚarSe
como e~~ _~~ q~é . s~ le obligue a ello, en un? p?ol~!?ra, a. pro-
bade que para él no supuso ningún fracaso cuando el terapeü-
taTeSorpreñaro"ún-drá"en -fl;~a'nte "delito 'de racTonaliZác"Ióri.
EstEdipo-ire" cond"uc-tá-pue'de ser considerado corno una ' fafIúa,
probablemente, rara de defensa por sacrificio -a la manera
del "potlach" de ciertas tribus de América del Norte que que-
man sus posesiones para deslumbrar a sus vecinos por la can-
tidad de pérdidas que pueden permitirse.
Es~ta táctica de des~g~~1:-~t. . _e:~.... p:rpp.:io y. .<? .~.1l9.. s~_ explica
~!.~I!lJ?F~.j~9.L .w9j:ff2I~~$!:e~},!9s o vindicativos. Pu_ec;l~~ _r~pre­
sentar una es~cie de mendicidad ·afectiva. La persona neuró-
·Ucasúei"Etsaber'·éié"tecüij.'"muy bieft ias 'ocasiones de explotación
afectiva de los demás. Por eso, r~<:Q!lºcj!.. p.r..qntQ 1.(Lq~~...21 tera-
peut~J~ _8.y"!?!ª,-º!r. Y ~?"n:.<?_,~~J'So~~~i~mal m~dio .tiend~ :'L~~ti­
m,~~ ..!.c?~ ,{).r.?.8!.e.!~~.. ?J~..§!!.~ ..cliE;!.l}.~~§~ seRlJ!1)a~ ~l!ti.da~ . de ~ate­
rial tab~"'p'r9duci&2....E~!..~~~. ....:...y. puesto que él se cOIlSlaera
como agente ' principal de tales progresos- la producción de
este .n;t~J;'laUe.. Jll'.Q.c.wa.!1Dª- ~i;l1i§.f-ªG.qQ.l1 "muj parÜcü]ar: 'Esta
s~tiS¡a~!;jQn.... t1.ª~l,l;~~JJU~I).te ..!l.í?: ,,ª~j~_ ~e ~oP.~~Jca~s-if;ae·modo
volu ntario o involuntario. verbal o no verbal, y da al clieilte el
sentimiento de ser ap'~et:iag9......9J,lt!ridº.$." inc1us~ adriurado:Y
como es UñSef#cón"Co~flictos, el cllente prefiere: naturálIDe:nté,
este tipo de satisfacción -precaria, pero ' inmediata- a la sa·
tisCacción que se sigu.e del sentimiento de autonomía, del que
ignora todo. Por eso no deja de estimular su fuente. En casos
parecidos, la relación terapéutica se reduce a una especie de
estimulación emociona l recíproca.
Más de una vez he tenido la impresión muy clara -en
la presentación de casos ilustrados por pasajes grabados- de
que el cliente, consciente o no, deCormaba su problema para
hacerlo más "jnteresante". La imagen que daba de sí mismo
era, quizá, verdadera en el fondo, pero parecía falsa por el

/04 (L 111, K IN G":T

énfasis, la inlensidad y el carácter unilateralmen te morboso de


la presentación. La realidad no ti ene generalmente esta h o-
m ogen eidad. En lodo hombre, malo o bueno, la motivación y
las intenciones están generalmente más o menos mezcladas.
~!~.. ero'bar:-gQ, ~ cuanpq el.. <;1ieJ)t~ . ~peTjm~D t~.. .!l.~!!. . !:~~~s~da~
neurótica de afecto, es capaz de llegar a ex tremos tales como
1.~. :"~~~~.~.l}~~!?n:' .d.e E.ti"Y.9.._'pa~a ofrecer~l..terijpe!JI<!. )0 ~pa­
rece gu starle y agradecer.
.. "EI peligro de esla espeCie de desplazamiento del centro de
gr avedad de la terapia, del cliente al profesiona l, está ilustra-
do de un modo sorprendente en el famoso caso descrito --o
más bien confesado---- por Lindner (61). Bajo el Ululo The Jet-
propelle4 Cauch, Lindner nos cuenta el caso de un cliente que.
durante meses -es decir, durante unos cientos de entrevis-
tas- había elaborado su problema df! un modo absolutamente
fantá sti co porque se daba cu enta de que su relato apasionaba
al terapeuta y le costaba p rivarle de ello. Lindner reconocía,
por otra parte. con todos los detalles, que él tenía una n e~esi ­
dad irresistible dE' ,evadi rse hacia un mundo ineal que pudiera
oÍrecerle un derivativo al aburrim iento y a las fru straciones
personales y profesionales a las que estaba s ujeto.
Algo parecido a esto se adivina en las relaciones de algu-
nos clientes con ciertos terapeutas de intereses muy "especia-
li~(i.:..;" ) .::::-~ tQ!'!;>jpn~ia :.. int.erpretar demasiado.

- B.
~- _-"
.....
El ca m ino r ecorri do por el pensa miento psicoterapéutico
desde s us orígenes hasta h oy, se manifiesta, de modo impresio-
_ nante. en el cambio prácticamente completo que se obser va en
la concepciónde la actitud afectiva que el terapeu ta debe adop-
tar respecto de su cliente. .
En los primeros tiempos de la terapia, el pa pel asignado al
profesional era el de una " 12!~':~~~E~~ '~, ~~~~~ la~~~u -
L.A ATMOSF'/i.'RA J05

jeto ~p'~QY.~~t ':lX~ al ~i s mo li empo que proyectaría s us pro-


blemas, Los a utores contemporáneos, sin embargo, están prác-
ti-eafne'ñte- de acuerdo en s u insistencia sobre la necesidad de
relaciones con un carácter ca luroso y recíproco,- É n- ia-'práCti -
ca -actual, contemporáñea, s~'p~ede decir qüe la noción de una
rela ción distante, obj etiva y unilateral ha cedido su s itio por
completo a una relación auténticamente personal que se acer-
ca cada vez más a la relación tal como aquí la concebimos. E l
papel del pensamiento de Rogers en este cambio, n o podría
determinarse con precisión, pero nos inclinamos a creer que
ha sido considerable.
La descripción de la calidad afectiva que impregna la si-
tuación terapéutica "client-centered" es difícil de hacer. Las
pa!abras violentan fá cilmente aspectos afectivos tan d elicados,
E l t érmino "calor" no me parece por otra parte enteramente
satisfactorio. Tiende a s ugerir cier ta intensidad, cordi alidad o
ardor, incluso un chi rto sentimentalismo que está en el polo
opuesto de las r elaciones verdaderamente terapéuticas. Señale-
mos que la "polaridad afectiva " que caracteriza la atmósfera
terapéutica óptima, no se manifiesta exteriormente. No se trata
de amistad, ni de amabilidad, ni de benevolencia (al menos
en el sentido corriente, un poco paterna lista de esta palabra)
sino de una cualidad hecha de bondad, de responsabilidad y
de interés desinteresadq. Estacua lidad esfá implícita en la
condu cta del terapeuta y toma muy pocas formas explfcitas,
susceptibles de dificultar la relación y, por eso mismo, de po-
ner trabas a los I,>rogresos del cliente.

Para que la actitud afe,c tiva del .terapeuta ,tenga efectos p o-


sitivos,' d ebe lograr un- cierto eqü, iíbrio. Si es tan com~dida
que hace ' pe¡;-sar' que el tera a -;;0· tiene confianza en sus
propios sentimientos, no podrfa llegar á activar las fuerzas d e
crecimiento y de actua li zación de s í mismo del cliente.
JOO f: . .11 . KI ,v(;J·;1'

Por otra p arte, s i el ca lor es demasiado intenso, compro-


mete a la vez el proceso y el r esultado terapéutico. En primer
lugar, tal gyado de calor es dificil de m¡llllener de un modo
constante durante lodo el proceso. Del mismo modo que una
melodía entonada a partir de una nota demasiado alta no
puede mantenerse sin que sea forzada y falseada en muchos
pasajes. Y. según el rogeriano, la Calta de sinceridad es más
perjudicial para el éxito de los esfuerzos del profesional que
cualq uier olra imperfección del método.
Una cierta varj~pijiQ.pd ~J).. Ja afectividad es, p'robablcrnente,
ineVitable Y....ru!~~JQr ºtr.~ p~rt~:je.ñeiüt.iITda,d~ 'Lo -g-üe im-
porta es la nola de base. Para que las variaciones sean bie;he-
chOTas 4eben'11acers;- en el sentido de un crecimiento. Si el
lona afectivo está establecido al máximo desde el principio,
toda variaCión debe hacerse necesariamente en el sentido de
una disminución. Si el c1ienté percibe el cambio; éste tiene
que ejercer un efecto desfavorable sobre la relación. Porqúe el
cliente tiene una tendencia natural a interpretar toda djsmi~
nución del tono afectivo del tera peuta como un desinterés o
un signo de desaprobadón por parle de éste.
Además, un , calor demasiado intenso puede inducir al
cliente a error, en cuanto a la naturaleza de los sentimientos
en juego. Recordemos, una vez más, qu.~ la persona ~ue re~
~UI:.r:~. ~ .~'!..J!!?t$.tf!P.cia,.ps.icplpgi.ca se encu~ntr.-a' geñ·érái~eOt~~~n
un estado de privación emocional que la hace vulnerable a
-
tOdo"iésiiiñonlo-
. . . in teréS .. o~de· calor. -"
..... _.. ,. ..-... de Si el' t.~rapeu'ta· crea-~na
.
atmósfera afectiva demasiado fuerte , aIipl.~ptar.r. eit 'su' cHen-
te :ia .J~.I!..~.~.~~. 9~~u.,:, e_s 'queridl:? d~l r:todQ. poco J.e~lisi~ ..c.o~o él
desea ser querido. Esta resulta ur:.a prueba demasiado dura
para' ncr-perjualcar a un ser precariamente organizado, y es
una ,de las razones subsidiarias por las que el rogeriano se
opone a toda incitación sistemática del apego intenso llamado
"transferencia" '. Considera esta prueba emocional como inú-
• Para una aclaración dE'l punto de v Ista rogE'rlano resPE'cto dE' las
cuestiones de la Transrerencla y del DiagnóstIco, 4. Un caso extremo.
LA A TjtOSFF.lr A 10,

til, aza rosa y, a pesar de las buenas intenciones, incompatible


con el respeto debido a la persona,
Por otra parte, si el cliente siempre es vulnerable, el te-
rapeuta Jo es también un poco, Si su madurez emocional iguala
su competencia profesional, tendrá generalmente una com-
prensión adecuada de la dinámica de !'>u conducta, Pero la
comprensión no garantiza el control. No es difícil entrever
que una relación interpersonal tan íntima como ésta puede
modificar insidiosamente e incluso invertir su curso,
De sana que es lo que se proponía ser, · esta relación pue-
de volverse manifies tamente morbosa. Sentimientos no confe-
sados y poco desinteresados pueden deslizarse en ella y prose-
guir un curso neurótico bajo la tapadera de "transferencia" y
"contra-transferencia", Por eso el terapeuta realista reconoce
francamente la posibilidad de complicaciones afectivas y no
se deja engañar por la idea de que está emocionalmente in-
munizado.
Incluso en ausencia de compHcaciones de este tipo, un cli-
ma afectivo demasiado intenso puede incitar al cliente a- "-riio-
délarse'Ciéma'siaoo estreéñlúñem.esegun el terápeutá·,· 1faj;·t~­
les 'cbridiCi6ries:··lá:S !eyeslne"vitaoles -ci"elaideñTífica'ción y de
la imitación social pueden dificultar la actualización del ~lien ­
te segúJ.!.,sp_ ípc.l~l)j\~~r:t P.tQQ~~~ ·'C onscÍentemEmte y, sobre todo,
hiconsCjertemen~e, el client~ tiende a modelarse de acuerdo
con la PE1f:-S0na que col ma tan maravillosamente s us 'necesida-
des a{e~ti~~s. Así, baj~ la apariencia del progreso, corre el ries-
go de ale arse una vez más de su propia línea de maduración.
La c ación de un clima afectivo verdaderamente terapéu-
~~;_ p-~~i;~.~~?. deJ~~~9~.. í!!~. d!!!::?osaeI-p1Ipel~ del
profesional. No es fácil saber dónde se encuenfra;-erréa:da caso
particular, el equilibifo···entre · la-:J,iitim.i.tlad~.terapéutica 'yo J¡;l
di~ta;~"9-.~~C~;··N~ olvidemos que en materia de sen-
timientos y otras experiencias no se trata de datos objetivos
sino de fenómenos
....-_._- ..
subjetivos.

¡
". G. M . J.:JNG E T

-- ¿Hasta qué punto el calor facilita la tarea del cliente y a


partir de qué punto ' pone trabas a su libertad emocional?
Es una cuestión que el terapeuta debe plantearse a pro-
pósito de cada cliente y que debe esforzarse por r esolver, te-
niendo en cuenta su propia personalidad y la ambigüedad y
ambivalencia que caracterizan gener almente el campo afec-
tivo. Así, el cliente, al mismo tiempo que desea ser querido, se
siente amenazado por las manifestaciones afectivas. Podemos
juzgar por el testimonio siguiente, sacado de las notas post-
terapéuticas de una cliente:

"Un dia se puso usted a reir conmigo de un modo completamen-


te natural,:y aunque eso me gustó, me pareció Que en su risa habfa
una nota ligeramente personal Que me Inquietó un poco. No es Que
yo lo lryterpretara C!l~:) una burla o como un insulto, si no Que me
evocaba algo de la intimidad Que existe entre amigSls cuando se dJ·
vierten juntos hablando de ¡as t onterías dI! cada uno" '(87, pág, 105),

'Hay que conocer al terapeuta al que esta cliente se refiere


para darse-cuenta de la susceptibilidad que aquí se manifiesta.
Este terapeuta es , geJiera!rr!e!lte r econocido como un hombre
de aspecto más bien re ~er vado, de disposición muy igual y por
encima de toda sospecha de famili aridad indebida_ Por otra
parle, las notas de la cliente d emuestran que ella habla deseado
relaciones más estrechas con el terapeuta:

"Sin embargo, yo habla soñado con tener relaciones más estre-


chas cOn usted, y justo en el momento en que me, doy cuenta de Que
vagamente hay algo de eso, me quedo domJnada por el miedo. ¿No
es absurdo?
Una cosa es imaginarse esta poSibilidad y otra verla realIzada"
Ilbld).

El lector puede tener ahora la impresión de que la creación


..----~ - .

_~~ _~ n clima afec~~~~ !a.vora~J~, ~~iJle. .~~r~~.~!!'.?.!..talen~de..

.,.'.
J~ A A T M OSFERA

~~2!it?r:i~~. Pero no es ésle el caso. P~.r~ce que es~ .~~ima ~~~me


más probabilidad_e.~. ~~. r e ~li ~ r~e ..CJ.JpfJd9 ~e..deri.va natural-
mente'de- Ia actitud de di sponibi!i9.ad afectiva y mental del \
(erapeuta y sin esfuerzos particulares. ---.J

Eviden temente, en este t erreno no hay medio de estar se-


guro del efecto producido. Como criterio, el terapeu t a n.9 tiene
más que los datos de s u percepción imp.ediata, a cada momen-
tlt d~ l proc.esQ~ Sin embargo, si se siente emociona lmente a
gusto, si es capaz de emprender sin miedo un intercambio
afectivo profundo y al mismo ti empo "aséptico", es muy pro-
bable que esté en el buen camino.

2. _Papel del " calQJ".

Primeramente, este pape l consist.e en r.:elC!r.zª,f el sen ti-


mientg .(le..seg.uridad..ql1e..s.e..de.~pJ.~!l.~e . ~_e I~ . ~c.:Pt~d ·d~· ·~o· jüz­
gar, condj.Q9n e§et:l.!:La.L~~_ ~ta.terapi~. Pero más alÜ ·de este
papel evidente, p~ece que el calor ac~úa a. m-ª'J)..~Z:é.L9~ .!l:!"! .r.~.c­
lor vltalizant!";!_ g1.l~ 1.C?? ~~ rape~~as no han. "CJ ¡H:~q~!ÍJLde.J!l--ºdo
t~: ' pero q ue comp~u eban de modo clínico y que comien-...
zañ' ':á: deteclar en los resultados de la investigación . Rogers,
aven turándose a formular lo que, según él, es el facto r cru-
cial del cambio constr uctivo que se opera en el cliente, se ex-
presa como sigue en el comentario con el que acaba una de
sus pelfculas: " ... PaJ..:~ce ser que lo que ex perimenta el ind i-
viduo en t erapia es la. e~~i e,!cra:-de-S"e·t··'alt11i¡jo.-A"lfia-doño oe
unmodo ·-posestvo~- ¡¡;o de un modo q~e fe permita ser ).!ria
persona distinta , con ideas y sentimientos - _. propios
.... y una ma-
ner~. de ser que le es ~.c.I1}~)vamente personal" (21).
Que yo sepa, estas palabras son la~ ·primeras q ue formu-
lan el fenómeno terapéutico en términos esencia lmente afec-
tivos. Prov iniendo del que es el pionero d e la investigación
científica en psicoterapia , no podría n ser con fundidas con una
expresión de sen timen ta li smo. Al contrar io, en ello podemos
/JO

ver la dimensión profundame nte humanitaria de la pe rspecti-


va nueva que Rogers ha abierto a la terapia. El en foque de
este innovador se basa, pues, no sólo en el derecho del indi-
viduo a la autodeterminación , sino también en su necesidad
vital de ser amado en tanto que ser único, libre y creador .
CAPITULO V

L__E_L_T_~ A P E U TA l

La prác~?_ de 1,!y.§i...<l9~~}a, como la de toda profesión


que hace inter venir un factor humano importante, requiere
dos clases de competencia : \ una formación' especial y c i~rtos
atribulos personales.) La primera es considerada, generalmen-
te, como primordial, 10 que se comprende fácil mente. Por muy
atrayente que sea la personalidad del cirujano, del dentista o
del sastre, no atraerá la clientela más que si dicha personali-
dad iguala su competencia profesional. Sin embargo, existe
una profesión en la que parece que las cosas ocurren de otro
modo, es la psicoterapia, Cuanto más aumenta la experiencia
en este terrenQ, más nos damQs...cuenta_.ck..q:wt.liL12~t2.Q.tl a li dad
deJ ,~~rª.p.e_u ta es .m"ás"·imp-;;r.tant-c-quc su. forma~.lQJ)... l2!"~~s~aL
Aunque los terapeutas evolucionan cada vez más en este
sentido, no lo mencionan apenas. En realidad, la cosa parece
más bien intimidarles. En nueslra era científica, la confesión
de la subordinación de la formación teórica y técnica a las
cualidades persona les tiende a colocar a una profesión bajo
u n ángulo poco favorable, Y el terapeuta contemporáneo se
preocupa mucho por consolidar el estatuto y el prestigio un
poco especiales de su profesión. Por eso, evita las declaracio-
HZ G. M. IifNGE'J'

nes que tenderían a hacer aparecer su trabajo como un arte,


es decir, como algo esencialmente -subjetivo o intuitivo.
La idea de la primada de las cualidades personales es re-
conocida 'por 'los roge-rlanos más, prooaDleménté; que·por cual.
quier otra escuela de terapeutas. A este respecto, apenas se
muestran reticentes. Esta mayor libertad de expresión se ex-
plica, quizá, por el hecho de que su escuela está reconocida.
sobre todo, p~!..il}~rQgy.ciªQ ]a)I1Y.~§~~~!9!!.!!.~. ~!..~e­
n~~..~a..p~~,Qt~r~: . Este fundamento <;ientifico 1, por provi-
sional e incompI.eto que sea, les ofrece, sin embargo, una pro-
tección. contra el reproche de "d.iletantismo" que se dirige a
veces al trabajo del terapeuta de cualquier escuela.
El desplazamiento del acento en la valoración de las ca-
lificaciones pel terapeuta no implica en absoluto un descenso
del interés por su formación, Si la hipótesis de la primacía de
las cualidades personaies se confirmara un día de modo ob-
jetivo, de ello no se seguiría una disminución en el in terés por
la formación, sino u na reorientaci6n y, probablemente, una
unificación de los programas, Eh vez de cargar al futuró pro-
fesional con un bagaje cada vez más vasto de conocimientos
es.pecializados --que, a veces, se refieren muy poco al campo
de las relaciones interpersonales terapéuticas- podrfamos de-
dicarnos mucho más a desarrollar las dimensiones afectivas y
morales de su potencial humano. A este respecto, es intere-
sante notar que, al menos en el medio rogeriano, la forma-
ción evoluciona en este sentido, englobando una . variedad de
actividades que tienden a desarrollar la responsabilidad y la
creatividad personales y sociales. ..
A propósito de calificaciones personales, una cuestión que
se plantea frecuentemente, tanto en relación con la psicotera-

1 'Esta afirmación no debe ser Interpretada como significando que eil


trabajo de los rogerlanos es clentUico en el sentido de "seguro·" o "p~ I
G
ciso", o ·'de eficacia garantizada", Se refiere simplemente al hecho de que
las proposiciones teóricas Que sostienen la práctica de esta terapia son)
constantemente comprobadas y modificadas por trabajos experimentales.
El.. TERAI'EUTA 1 J,'/

pia en general como con el enfoque rageriano, es la siguiente:


¿El ejercicio de esta clase de trabajo requiere un cierto tipo
de personalidad o cualidades personales "superiores"?
No se puede responder más que con opiniones. Respecto a
la cuestión de los tipos de personalidad, lejos de poder dar una
respuesta válida, no disponemos siquiera de una definición
adecuada de la noción de tipo. La observación corriente mues-
tra que entre los terapeutas hay una enorme variedad de per~
sonalidades tanto entre los que son reconocidos como exce-
lentes, como entre los que parecen tener menos éx.ito. Puede
ser que, en un futuro, la investigación - mucho más rigurosa
que la que se lleva a cabo en el estado actual de las técnicas
de investigación- revele la existencia de factores de persona-
lidad comunes en los represe~tantes de un enfoque determina~
do; Mientras tanto, es sensato suponer que, ante la gran va-
riedad de eJÚoques, una cierta selección se opera automática~
mente entre los candidatos al ejercicio de cada uno de ellos.
Parece lógico admitir que la personalidad del que, por ejem~
pIo, asume la tarea casi sobrehumana de "explicar al cliente
cómo es él mismo", difiere sensiblemente de la personalidad
del profesional que se considera cama un simple intermedia~
rio, es decir, un catalizador. i Pero de ahí a concluir que las
diversas terapias se practican por "tipos" diferentes, hay una
gran diferencia!
En cuanto a saber si el ejercicio de la psicoterapia exige
cualidades "superiores:', esta cuestión plantea claramente un
problema de valores. Es decir, que se plantea en un plano muy
subjetivo. A este respecto, aclaremos que la insistencia de los
rogerianos sobre la importancia de la personalidad no implica
ninguna exigencia de superioridad. Probablemente el actuar
con cualidades verdaderamente superiores no podrá dejar de
tener efectos favorables. se ejerzan éstas donde se ejerzan. Sin
embargo, en un plano práctico, hay mUy pocas cualidades que
puedan pretender ser universalment~ superiores, es decir, pri~
mordjales en todas las situaciones. Así, la firmeza, la fIexibili-

.-U-I (; .\1 . /iJ .\'(; 1-:7'

eJ ad, l:l moeJ er<lción, 1.;) originalidad, una \'oluntad a toda pru e-

tba, una vi sión ampliCl, el olvid o de sí mismo, representan cua-


lidades muy dignas de respeto. P ero su superi oridad no va le
más que en ciertas situa cion es e n qu e se requiere su puesta en
pr áctica, Por eso decjmos que la noción de "superior" no tie-
ne utilidad en el COn texto presente .
Por otra parte, s i el término "superi or " se t oma en el sen-
tido de "ext raordina rj o ", de "impres io nante", de "magnético" ,
etcétera, la r espuesta e n cuanto a la utilidad de atributos de
este género parece más bien negativa. Por ejemplo, las cuali·
dades absolutamen te extra ordinarias que ciertos biógrafos y
amigos de terapeutas de renombre tienden a atribuir a eslos
últimos' parecen con s tituir una dific u ltad más que una venta-
ja. El terapeu ta de talla , tan claramente imponente, corre el
riesgo de ejercer un efecto aplastante sobre el clien te, típica-
mente obsesionado por senti mi e ntos de in ferioridad , reales o
nparentes. Tal conl r Clste de formato humano puede llegar a
enge ndrar una transferencia de una naturaleza casi metafís i ~
ca de la Que e l cliente puede· ll egar a no 1iberarse jamás.
A propósito ~0~~~~~..!_ alln.s~.e _~~~ri ano e"2~ ha-
cer mención de ella, ta mpoco la niega en tanto que manifes-
láCIóñ",;glliía'7'"'¡ñTáñfn;-aedepe,'ld éñ cia-:· be·~Todos"mOdoS. la
~ff~~E.~~~~~li~~'y'-~~-=]lj-éi-fr1.ª.r~.1? ~e~ _~Jl _~.I1Í~~
verdaderamen
.
te ,--
centr-ado
-....
".~-- ..
en
, -..-'_ cliWe.
el .....
~ - Desde luego, práctica-
ñferfte',··tOocf c liente s uCre de tendencias profundas a la depen-
dencia. Ese es precisamente uno de los elementos fundamen-
tales de su problema_ Pero tales tendencias no se desarroll an
e n el sentido ·de transferencia, sino bajo la influencia de una
cierta actitud y un cierto tratamiento por parte del t erapeuta
Si e l t erapeuta adopta u n papel de a utoridad o una actitud de
superioridad , e l clien te reaccionará , de modo natural, por una
actitud de sumisión y de dependencia. Dicho de otro modo, si
uno se pone a hacer de "padre", el otro se pondrá a hacer de
._---_._..
"hijo". Por e l contra 7: io, si el terapeuta se presenta como un
_ ~ - ---~ _ ...
EL T¡,;IlAPEU'I'A 1I .~

ig~ª1Jl...~li~_,? ~~ ,..~e..~ ~_::~ ..r:.!.H.~-p-o~d.~~ como jg.~al, si no inme-


diatamente, al menos de moao gradual.
. '--P-re Císemos"q'u"é 'iá' ac'tll~'d " ñe(;sta de superioridad no toma
necesari amente forma s groseramente manifiestas, pretenciosas
o condescendien tes. Pued e proceder de una conducta extrema-
dam~nte sencilla, cuando ésta se da en una situación que se
presta a la percepción de relaciones de superioridad-inferiori-
dad, como es el caso en la terapia. Así, al concederse la prerro,
gativa de plantear cualquier cuestión, de juzgar el valor racio-
nal, moral o práctico de las cosas que le confía el cliente, inclu-
so de guardar un silencio largo y observador, el terapeuta pue-
de producir una impresión de superioridad indudable. Según
el r ogeriano tal impresión es directamente contraria a la ac-
tivación de las fuerza s de crecimiento. En la m edida en que el
terapeuta .a firma su s uperioridad, el cliente experimenta su
inferioridad, o Jo que él entiende por tal.
Si la prácti ca de la tera..r1? rogeriana no presupone ni per-
sonañdlltl'-e~niI 'ñltaíen-tos SUperIOreS, reqüÍere, "siñ ' em-bar-
gcr; -"Cierfos ' atributós s ih los -' ~uale's no pódría"' p'r etéñcTer"'"s ér
"cllent-centered". Estos 'atributos soñ ;- ía ' capaéidaéf"empática,
la-autenlici¡iád:- ~ña" c-¡;ñ~p-;;¡6; p-~siÚv~ y lib~rai(fénwm­
Ore. ·AQ~J~]s. h acen faita' d~_~~?iiQªc:J~§ de' las' q~e; probáb1e~
mente, ningún terapeuta, cualquiera que sea su afiliación teó-
rica, podría prescindir: ~stas_~q!l_ ~grado elevado de ma-
cf!l.T..e~, .~~9cional
, - ... -. '
y de -_
.. ,comprensión _-_ ..
- .... ... ..de si... -mismo.
' ~-

I. LA CAPACIDAD EMPÁTICA
" ' . , '. ' .
El término "empatía" ha s ido creado por la psicología cll-
nica para indicar' la capacidad par<i "su'm ergírse'''ei-i-errñündo
subjetivo de ~os (t~rn~~ y J?ªr-ª , pa,[ti~i.J,lar .e~ s~ .e;'p'~~¡;~ciáeñla I
".medida en
qu e la comunicación verbal y no verbal lo permi -
.fa. En- térnlino"s -Ína'i; 'señCiHó5Ces'"ia-éapacid~-ci de 'ponerse-ver-
-...',-- ---

~.....
.

-: )
~ ......
Jl6 /;. M . HINGF:T

daderamenle e n el lugar de otro, de ver el mundo como él


lo ~. '
Si esta capacidad es útil a t odo terapeuta, es indispem;a-
ble para el rogeriano. Recordemos que el papel de éste con-
siste en captar y'en
reflejar la SÜl.'(L.i jit:;.pgi.óñ:-keT§07).Cir deIas
paiábras'oefClíe-ñte; -mucho"iPls -que
en responder ~ .;~ c~nÚ~
nidO int·~iec(V:4i. Para len~f .gjio.en eSI:aJª,r~~I_~s-rireciso' q:úe
éf profesjo!!.í!l ..~epa hac'er.abstracción de. s us propios:.)&,lm:!is,
sentimientos y necesidades y se abstenga de .ap!i,=?..! los crite-
rios realistas, objetivos y racionales que le gulan fu;;ad'é' 'su
interacción con sus clientes. . ..-~ ~--"
Esta s~nsibilidad alterocéntrica que es la empatía, parece
estar determinada por convicciones, )lecesidades e intereses,
profundam~nte anclados en la organización personal. Sin duda,
prácticamente, como cu~~q1;1i~T_cu~~da'?, ~~<!_~~.~~!:~~ _d.e
desarrollo. Sin embargo, su adq1:l1sÍción parec~ exig~!..'y'l}~r-
13 modificación de toda la pers·on.alidaq.. P_~es el comportamien-
to. emp4t~co no se puede adoptar a vOlunt<i(Cs'egún las necesi-
dades del .IJ;Iomen~o. Todos nosotros somos capaces de -a-cÚ~ar
t~mporáimente de un modo tolerante, generoso, 'coriipreiislvo,
c~aucio Úl situación lo pide o nue~~o.s ~.ll:~er~~e~ i.q"~J&.~:-·Pero
no~a IO)!!J~~ .c·~!l.· J~..eñipatr~. NO. P01l~m~.mosgª-I1l:~s más
empáticos de lo que somos, del mi ~ mo mod.C!. g\!e_ n~ =~c!-:!!'lOS
m~?trarnos más intelig~ntes. Así como un aparato de radio no
capta la onda corta más que si está construido de cierto modo,
un in'dividuo no es capa;'. de empatía si interiormente no está
organizado de un cierto modo, Para acrecentar su poder de
empatía tiene que reorgapizar, en cierta medida, el sistema de
sus necesidades, intereses y valores.
Prácticamente, toda situación social nos da la ocasión de
~b.servar quién está dOlé¡d~ de esta sensi~ilidad ' ~~á~"i.;¡üLé!!
llQ..JQ_ ~~.~~, El que no se da cuenta de que ciertas palabras
agradan o causan pena, el que no reconoce las
'''ñécesidades
d~ 'los demás, la dirección de sus intereses ó la naturaieZ"a de
sus preocupaciones, tiene pocas disposiciones naturales para
¡;/~ rt:IlAJ'¡.:UTA 11 i

tener éxito en la práctica de una terapia centrada en el cliente.


Por el céH1tra¡-j"o; ' el -jndi viduo que es recepÚvo a l~s reacciones
del otro, que percibe los -to~~-s 'posítfvOso-negáliv'¿Ys ·in~·éren­
t~s · a ¡as- ·reIaciones··qü'e tiene con las personas· de su alrededor,
que . recanoce ~'el --antagonismo ·· profundo· que · püetle- ··~tilUi.rse
bajo un desacuerdo en apariencia fortuito, el que es capaz de
reconocer al niño que no es feliz en una clase, el que recono-
ce los matices sutiles que revelan la calidad de las relaciones
entre padres e hijos, o entre esposos, esta persona tiene lo ne-
cesario para embarcarse en unas relaciones interpersonales
profundamente significativas y, por lo tanto, terapéuticas.

n. _.__ .•..._._- ._._-_._ -


EMPATfA ; SIMPATÍA E rNTlJICI6N EN EL DIAGNÓSTICO
~-_._-

Estas tres nociones se emplean con demasiada frecuencia y


erróneamente de modo indistinto.
La direrencia entre e~atía y simpaUa es importante pero
difícil de describir. Estos ;e~tfmIeñ"ios' se parecen en cuanto
que r~.Rr~~~_~~~z:~l~~~'!~ _u~a r~sonancia de ~S).s }!e.1}1!~~l":.l~os , º"~
10,$0 demá.[. Sin embargo, como la simpatía se refiere esencial·
m!.~~!~~_~.~~~§,--~~- cam29~~_ ~~M-;t~aüi!Q§jl~~i~~ae
la empalia, puesto que ésta, en cambio¡ {"l?'. refiere a la apre-
h¡msión de aspectos tanto cognoscitivos co~o-emocioñaresae
la. ~xperierida ' de los demás_ Ademá-s, en e"I ·Caso·'d e- ia·§!fup'~~~a,
la pa~lr¿i_p~~To~-·ifeCstire(6· e n I~s emociones de _l.o~ d_emás, ·se
haéé" 'en términos de la experiencia del sujeto mismo. Porejem~
pIó, 'Uña-persona puede compartir ia Pena de otra porque las
~anifestacrones ·de -tal· -pena-ev·6can-cu~,19-mér , acpnte-C;iJñieillo
triste· de·su· -propia Vida. -·En el e'asó ··d-e· la empatía, el indivi·
duo se esfú'e rza por· p¡úticipar en la experIen·chi ·déíotrO,·sin
liñiífarse·a-roSaspectOsSi~pl~n-;~i1t~ '~ffi'oCionáies_ Además se
e~üefta-·porapreneñOeresta-exp·eiiéiéia ·a ,J?artir ~.~l !:mnto
de vista de la person'!..g1!~LJª§...e?Cperimenta, no a partir del
ángulo-süb}éiív6-.---. -
/18 G. M. KINCI-;T

Sería incorr~cto decir que la empalia es objetiva mientras


que la simpalia es subj etiva. Las dos representan (ormas sub-
jetivas de canocintiento. Pero, en el caso de laJLr~H~alí~~ tra-
ta de la sYbjg!!yidad del otro, en este caso del cliente. El te-
rapeuta partic;!pa-:pues, del modo- más' intimO' po sible en la "ex-
pedencia del cliim
~ee~bgjen~~.
'té':-ciUñque
' ...... " _. '--."sig:i 'sJe'-ndo
- ,"- "emoClonalrrieiife ln-
_______ Jo • • _ _ • • _ • •

En cuanto a la empalia y a la .!E.!:.1;I!':.!?2L~~_ ~~~!l2§1icar


son prácticamente opuestas una y otra. Esta última correspon-
-._-----
de a una c~acidad de descubri~,..E_e anali~r_y....Q~ºriñular Tirs
t~n_denciª-!:¡.1 ! ~_~_ I)~c~.s.i.9ades j.n~D.&~i.eJ1tes .de.. lo...s. .J!~.m!§.: No
e~ u n~ ' pa~~!cip~~jó!1..~n..l.? .~.~p.e"ri_r:~cJ~..cH0!l~ciente_ p.e1 C?t.r.Q,_§.Wo
una observación y u!",a .ip~~!.pr.etacjóp ..~ Ja§... maJ!~!$§:~~.s.~ones
de · esta
~~ _...._.....experiencia.
~" ........
-._~ .~~
Mientras que la empatia " ··.H· __ .... tiende
_ .. ....a_.'.evitar
_- --'
toda valoraclOn , la función diagnóstica tien de di"rectamente a
una vaforadón de la persona obs~r~áda: - En fi~~ l~··~pacrdaa
dé dúignósUco es una f';~~·ión· ese ncié:llmente intelectual que se
adqu iere por medio de una formación profesional especiali-
zada, como la del psicólogo clínico, mientras que la empatía
se enraíza más bien en la personalidad del que la practica.

111. ..........._...-. ._._-


-AUTENTICIDAD o ACUERDO ... -. - .'-
-..............-INTERNO
Estas nociones se refieren aL.Mt¡g!9...º~L~t<;i.fL~~!! . ~?C.is~e
enl¿~Eperienc~y su r~.l?~~:>~...r:t~t.é!:c~?n e.11: l.a .~~~ci.l7n~.a .d~l
individuo "normal", es decir, que funcion a adecuadamente. A
p~¡me-~~"vi s·ia. ·estas nociones pa'recen sinónimas de sinceridad.
A!...E.rincipio, Rogers se servíá·~i~-~;;Ú!-;m.rño~qü-eesTabamüy
cer ca de la noción d..e.....a1l.k.e:WJ.i!.d (genuineness). Pero al tra-
ducir su experiencia en conceptos teóricos, se dio cuenta de
que este término no convenía a las necesidades más rigurosas
de la teoría. En efecto, la ..§inceridad consiste en habl<!;r o. en
actuar de acuerdo con la representación consciente, es decir.
con ·fa 'experilmcia- taf"coñto aparece en la EOñcíéncTa, -ne:;"rlece-
. ._ .. _. ------- ._-----""..... ...... ._,_....-
EL TERAPE UTA
'"
sariamente tal como se experimenta. Por ejemplo, el individuu
que se"cree"~!~ pr~jui cjo~: sQciaíes'puede, con toda sincerldad,
descrif;irse como quien no tiene preju icios de esta clase. Sus
pala'bra-s 'est'án de acuerdo con sus sentimientos tal cO",:o él los
pt:~!~eJ. aq!}q~e no necesariam~nte tal co~o ~ e?CprJ!~a!! en ~~ ­
conducta. En este sentido particular, todo terapeuta es pro·
bable;;nte sincero. Sin embargo, el acuer do de que se trata
aquí, presupone que no hay error en la percepción de la ex-
periencia, o sea que s u represent ación es auténtica.
De esta defin ición se sigue que la ~Rrehensión auténtica de
sr . corresp'0f!d~ .!!l.l,l'y' ª.I.11plia_m~t;I_t~ ,étJ.<LCom,pr~iÚ>i9D-:Q¿j!~ , ""i.al
com~" ;;'osOtros la concebimos_ Esta comprensión depende di-
rec_~~.el!te JJ~t ~liyel, R.~.1fLª!1K!.l,~~. Por Totanto.r~'iij~.9. !Vi~os
sujeto esté el individuo a la angustia, mejor se comprende (o
más cap~es·'pa·ra·oorñpreñderserrieJofJ:·t"ü~añio 'irl-e]or se'com-
prende, }!lji.§..~a_m~IJ..Q. .eEt#~ alcanzar el acuerdo interno de
que aquí tratamos_ . , _.- .._.. _- --._ -- -- ,-_.__ .--- --.
De lo precedente se desprende igualmente que la au tenti-
cidad, co~_~. J.ª--mu~.aUa,..1Ul-AAed.@....A..d&P!i\F!?~.~~ . Y2~utrtad-:-Es.
las nociones no se refieren a..sÜnw...~li formas de conduCt.:.i-;--sino
a Tao. personali.~31..5!...m!§..qt~.l~l COJDO. se. exm:..e1>-ªJm .1,aacción.
-par~~~u...Jlyqda ..sea eficaz , \i!1 terapeut.fl . I}Q pu~d~JJ?,ues,
c~nt~se_con-actuar:
:!!....m.!!..E- experimentara sentimientos calurosos hacia el cliente;
como sise pusiera en el punto de vista de éste;
como si se abstuviera de juzgar;
como si aceptara al' cliente tal como es;
como si deseara que el cliente tome la dirección de la entre-
vista etc .
.~.e...l?r~f?_o. .9.YJ~, de .. bI!1ª manera _g~J!~+ªL e.?{p.~t~nte los
~ntjIEi.~[l~~ . g!-!!:: manifi~sta_ ' _ .... -.
¿Pero es que el terapeuta es siempre capaz de experimen-
tar los sentimientos deseados hacia cada uno de sus clientes?
Sucede, -en efecto, aunque raramen te, q ue por una razón
u otra , se sienta incapaz o de desarrolla r o de mantener una
120 G. ;\1 . KIN(;J.:'I'

actitud de consideraci ón positiva incondicional hacia un clien-


te dado. En este caso, tiene que tratar de remediarlo, como se
explica en el cap. IX: A. 3, págs. 219-224 y en el cap. Xl , A Y
B, págs. 264, 267. Pues la a1:1~E;:J}cia de la autenticidad conduce a
una deterioración de la relación, lo 'que la hace no sólo ine-
ficaz, siñ-o·-per ji.;dicial. 'Con el fi~ de establecer esta autentici- '
daéf ~l"'t~~"p~ede tratar de aclarar ~LE.r9.blema direc-
tamente con el cliente. Si el estado de éste no lo permite, pue-
detÜ.~é-utir · I~· cos~ . C?~ pp_c~I~K~2._~~_,! <<;~.ªlql1¡er. Qt.r~ persona
caj>az,. c;l~. p~~p'~e~~~r.. e~~~. ~!pq._~e....9.i~.cu1t<.td: , Si este procedi-
miento resultara ineficaz, el terapeuta debe arreglárselas, con
todas las . precauciones necesarias, para enviar al._..cliente a-,-un
'. - ' _.- -
colega.
_.-6t~a cuestión se refiere a la necesidad de este acuerdo in -
ternQ. De hecho ¿l'!!l.Y_ !:!n~ -.4if~.r~ng~~ ., 9bservabl~. ~n tre..la. , ex-
presiÓn de sentimientos auntént icamente positivos y el simu-
ficro, be'ñ'év'oio'-y-ace~taao, d~ tale~ s~~tirriientos? Si
--" _." - --' . .. ......
~.... . "' .1' •. -
'el
tera-
__ .-... '•....
~._ .

.t!.el1J<} .~ue réJ. u-ñbuen actor ¿no bastaría.


En primer lugar, la <\!lJ.~.nt~~_4HQ. Jadiita ~éI puesta en prác'-
líca por el terapeuta de una exigencia muy útil que es lª c~ns­
~~ncia de la conducta. Si el terapeuta no se comporta de modo
au lé~ti~;;Ji pªfLdi!jcil •. si . no- it:nposible: =mantenerla -¡-_t.rªyés
~deTas vicisitudes d.~, un ..P!"2<;es2... ~l!e, a ve.ces, es bastante I~rgo.
En 'cuant-¡ra la diferencia psicológica entre la expresión" de
sen~imientos auténticos y su imitaci6n, sucede-probablemente
que esta diferencia no es percibida por el sujeto y puede ser in-
cluso imperceptible para un ojo experimentado. Sin embargo,
la experiencia nos muestra que, genera lm~nte, se reconoce. Es
verdad que no se puede describir siempre en" términOs 'objeti-
vos, pues los elementos diferenciales suelen percibirse a un
nivel subconsciente, como las experiencias sobre la percepción
subliminal (59) tienden a prpbarJo. Pero el hecho de que el
cliente sea incapaz de justificar la impresión de artificialidad
que le da el terapeuta, no impide que esta impresión altere la
relación entre los interlocutores.
121

Es una consideración que h asta el momento presente ca-


rece de base empírica, pero pa rece si n embargo basta nte ve-
rosímil. Se puede creer que la unidad in ter na ..<;a r~5~!~rJ~lica
de la conducta auté~t¡c~ ·¡mpiica.üna"
(uer~a el s,e ~xPfesa cop
u"na facilidad o con una convicción gue falta a la conducta que
no tiene esta ·iJnlcÍ<iJ . ·· fLos 'd~t'~~ ' su'mini strados por el
test
ps"¡'cogaiv'ánlco,'" por'-éjemplo, apoyan ~asta n te esta hipótesis.)
De todos modos, los adeptos de la terapia relacional están
convencidos de que la unidad interna q ue resul ta de la auten·
ticidad ti en e un papel, no todavía complet amente compren-
dido, pero, a pesa r de todo, decisivo en las r elacion es inter -
personales.
Una explicación más completa y más sistemá tica de ' esta
cuestión, es decir, una explicación en tér m inos teóricos, es
dada por Ca rl Rogers en la segunda. pa rte de esta obra.

IV. C O NCEPCIÓ
~ , -- N
- "--'
~- - _ .. _ _
POS IT I VA y.. LlBE
... RA.L DEL
~ •.... HOM BRE Y DE
-'~ ~

L AS RELAC IONES H U MAN A S

Estas n ociones corresponden a tendencias que h acen po-


sible, fácil y eficaz la puesta en práctica de los principios ex-
puestos en el capít ulo II. Una vez más, ~~ata aqp.f ..d e modos
de pensar...Y.....d~ .L~a.ccjpn.ar: .q\.le se .enraí~an e¡}lª,-.P~.t§ºiiatíaad
y' qlieti~nd en a expresarse en u n es tilo de vida . Dicho d~"otro
modo, el en t usiasmo I)oi:unas'"51r=icepéi"irrié-s"lll5erales y huma-
n istas o la adh esión nomina l a unos ideales de ese ti po n o es
s uficiente.
Como la nat ura leza de est as concepciones h a sido s uficien-
temente descrita más arriba , n o parece necesa rio extendern os
más en este tema. Nos falta, sin embargo, responder a una
cuestión pract ica q ue se plant ea con frecuencia en este con-
texto : los indi viduos adu ltos especia list as actu ales o tera-
peutas fu t uros- a los q ue se di rigen estas teorías ¿son capa-
ces de adq uirir actitu des que, para muchos de ell os, son di·
m (;. Al. 1\ ¡N(;¡·;1'

rectamente opuestas a un os sentimientos y convicciones fir-


memente enraizadas? Por ejemplo, un individuo de orienta-
ción esenciaJmente autoritaria ¿tiene probabilidades de llegar
a alcanzar actitudes esencialmente igualiLadas?
,En principio, parece que la respuesta tiene que ser afirma-
tiva. La personalidad normal -entendida en un sentido limi-
tado, puramente funcional, como compromiso en un proceso de
. crecimiento-- es un sistema de necesidades y de vaJores movi-
do por tendencias que tratan de mantener este sistema y por
otras que . tratan de superarlo. ~os que entre nosotros están
más o· menos "abiertos" a su experiencia,seeñCü'irifrañJ,iléví-
la'blemei-¡f.e comprometidos" en ' un '¡;roc~so de . mociÚi~a ~ión
consÜmte: Por ejemplo~ 'una -ocasi¿; fortu'ita n<;;POñeeñCon-
laCtO"COn una- 'cosa.
~~,a.ter{ár ,Q morai,
qüe- ifama")a-,,ªten- nos,
ciori 'por cj'ertó~"'aspectos susc~ptib,~~s. ~.~ ~~valori~r nuestro
yo, Inmedia-tarñ'~ñie; 'el ' Pensamiento y el esfuerw ' ;e -di;igen
posesióno-ra--reaifiaCíon -aetaTcosa:"se
hacia - ii' có-ñV-férieen
un-o valor ' P~~~ no~o~~o~., o ~.~~ , y~;~ q~i.5e h,~~~!?nyiú~~IJo~-ei;_-u~
vaTor, tfe"ri"é el poder de llamar nuestra atención. Así, nos da-
mos -éueñta: -éaoa-vez-iilás.~'ae~ rós - dfversos' 'a spectos"fiajo los
que se manifiesta: El' result~_do ~s 'qué' a:prendemos a conocerla
mejor y a · ama¡:la " ~ejor. (Este 'mejór 'coñoCimiento puede,
evia-entémeoie-; tond'ucíi 'iambién a un repudio del objeto que
perseguimos, Pero, de todos modos, una actitud afectiva, po-
sitiva o negativa, se enraíza en el sistema de necesidades.) Es
dec!l\s.':le se establece un proceso ~, ide.!!!-.!!!.c:-~g!~n t.lQ._q~~~n
pri!!c~pLo~,~~i-~_~~~!~~ ~ l~ , per,so~~!,~c;!~_'!.,,~~__~~~.Iy~_ I?~_~e E:te-
graD_~ Cuando este proceso está alimentado por un esfuerzo
conscien te, es probable que la asimilación de valores nuevos
se haga de un modo mucho más rápido_
Sin embargo• .JlQ vayamos a creer que eli,..f~~lLreq.rgª~!zar
!J n sistema de actitudes y de valores que se ha desarrollado a
lo largo de mu'ch~s años:'
eo· 'siiñf:liosis. por decirlo así, con el
organismo mismo. Tal "conversión " exige un esfuerzo seste·
.n~<:I.o de introspeccióu"y- d-e-réflexlÓñCTfÚca y UevaCónsigo-ñu-
,'o " _ _ • _ _, _ , _ _ . _, , , _ " _ _ _ _ • __ . . . _ . , .. , • •
EI~ TERAPEUTA 123

merosos ensayos Y errores. Bajo condiciones excepcionalmen-


te 'iavo~'abi~s, tales como el contacto estrecho y relativamente
prolongado con personas que han traducido estos principios a
su estilo de vida, esta transformación pueoe hacerse sin que
haya apenas esfuerzos conscientes. Sin embargo, aun en esas
condiciones, los progresos pueden ser lentos. Desear no es "lo
mismo que poseer, aun . cuando en el terreno de las actitudes
el deseo es el principio de la posesión. Por suerte, la satisfac-
ción que se experimenta cuando se persigue de modo ardiente
una cosa, reconocida como un valor, estimula el esfuerzo y
favorece el éxito. Por eso, s~ .p-,~~de ._~E.~~_r~ el terapeuta au-
ténticamente comprometido en el esfuerzo de la puesta en
prácÜca- de "ciertas actltu"des, logra tanto éxito e~ el' ejérci-cio
di:! su pro(ei~~~. c~in.?.!!:9.t!e ha._ª.~.ill!H~ÚiºA"l~~~f.a.:surtiaes.' "
Una definicl6ncompleta de esta noción, admitiendo que
fuera posible, exigiría prob~blemente un volumen.

V. MADUREZ EMOCIONAL

La madurez emocional completa, por el hecho de que im-


plica el equilibrio emotivo-racional, parece muy cerca de la
perfección humana. Ahora bien, una noción ideal como la per-
fección tiene poca relación con la finalidad, esencialmente
práctica, que perseguimos aquí. Lo que va a continuación es,
pues, una definición fragmentaria, limitada a las exigencias de
,- la interacción terapéutica.
i ~ Los aspectos de la wadurez emocional que parecen particu-
. larmente importantes Qara el ejerCiCío'-del ~p'el del terapeuta
, son los siguientes: el primero--residéeri" fá capacidad de .E.ªI.ti~
o cipar en la tarea . del _c~m~.iC? .~e q~ra pers?"n~. _sin_~f:..~~~r la ten-
. 1.<lc).?h:l~1r.:e_ n'iodelar dicho cambip según la i~gen de sí mismo.
Esta tencieñcú¡- 'es: evidentemente, muy "fuerte.' En"·'efecto.
cualqu iera que goce de un cierto grado de satisfacción y de
éxito tiene tendencia a pasar su receta al que está desprovist o

' ...
..
" ~----.= ..
G. M. HJ.\'(;f;7·

de todo ello. Esto se da, sobre t odo, cuando se le consulta ex-


presamente en cuanto a la manera de realizar esos valores.
La intención básica de ese deseo de transmitir los métodos
que han resultado eñcaces en relación con uno mismo es, pro-
bablemente, digna de alabanza. Esta es la fórmula de ayuda a
la que se recurre, de modo natural, cuando se trata de realizar
cualquier otro bien, es decir, cualquier bien objetivo. Pues
incluso las personas de formación psicológica que deberían
estar penetradas, y no simplemente informadas, de la subje-
tividad de la experiencia, actúan muchas veces como si fe-
licidad, paz interior, satisfacción personal, fueran fenómenos
objetivos que pudieran realizarse según fórmulas determi-
nadas. .
En tÚminos más positivos, esta primera . cualidad puede
describirse domo la s.~p:<M:idad y.la vQj:untad aut~a de ser-
vÜ:__~º .P.~. ID.l.~fl, ~e juez o de modelo sino simplemente ~o­
nadar y de amplificador d e los esfuerzqs·· qUe·· efCTÍE~hté hace
por c~únbiar. Es también la capacidad de prestarse,· comó" i;er-
sonaJ a· las necesidades del individuo con '" confllctos, cón'ipro-
plétido en la ·I]~~ªgii.~.da_di-ilmlsmq. . .. ....... .
. .ti; cuanto a la segunda cualidad, es más específicamen te
. afectiva aunque también esté penetrada de razón y presupon-
.~~ ga- un compromiso de la personalidad eñtera. Es la capacidad
J para portarse de modo "aséptico" en el establecimiento·y·-mañ-
. tenimferito de lazos afeétivos estrechos pero subordinados a un
fin .g,ªJº~.¡;;!1gerª" .·'pe un modo má~ pr~ciso, e~ ia ~ap~ciéiad· de
exp-erimentar Y" de comunicar sentimientos '"iütéñiicame;;"te
calürosos, slñ que éstos se tratísfot'inen ' suóteptiCíamente en
una trampa --para·.üna ·-de··· his ·-dos· personas··eñ - fuego--ó-'para
las dos. - - ---~ -- --,- ---.-.. ___o • • • • • • • • • •• - • •• •• • • - - _ . - ._. _ _ ••

-~
Tal capacidad presupone, según parece, que las ne.cesida-
d~_!I!!.l.~ar:?ental.e:s ~el . t~!"~pe~~ est~l)," .Q.rE.¿H.ijz~ga,s iJr~~~.aº¡.
de.. ?ertas fuentes de sati~acfi.9.!l qlJ!"! gJ~rU,1.!LSJ:;nYd.Q....Y.JULy'a­
I.~~~ -S~~~~i~t{úicia, J~cfUY.~!!.d..9 .ª!:!. .~!~_h..~JI? .~~<?!~~.i_~~~l: .Que la
naturaleza de estas fuentes, sea concreta o abstracta, ordinaria
1-:1.. 'rJ-:RAI'EU'I'A

o extraordinaria, importa poco, LC? que importa es que las nc-


cesidades que él siente como fundamentales, tengan salidas
atlecuadas, (Notemos que se -trata de necesidades subjetiva-
rñiúit"e" f~~damentales, no necesariamente de las que son ca-
talogadas como fundamentales, excepto, eyidentemente, las
que aseguran la supervivencia,) Cuando se satisfacen estas
nec~s_i_~~~e..?_ ,~j,~~~_e~ un efec,t~ ~'egu~,ado!-, ~s~:re_J~ , ~~~~_q!1lía
psíquica, de tal rnqdo que I,:!s, ~ª~t~(~c;:c.io~~~ y . ~a,~ ,molestias de
la "vida 'cotidiana tienden a ordenarse favorablen;ente em la
estructura total.
El terapeuta así anclado encontrará C]ue la creación y el
mantenimiento de una relación sana se dan generalmente
sin esfuerzo excesivo, aunque exigen siempre un esfu erzo real
y, a veces, considerable,~ su es~ra mism....& la situación " )
terapéutica está llena de difi((ultades. Pone en presencia a dos '
personas de la s ~~!.J!~~s.Y._P.º-Y.~.<J!.t,~E..?~~~~-ída ¡¡-Ve-
ces' extr~iñá7 ~áe satisfacción emocional, manifestanaoeÍlc"a'1n- "
bTcL~a~?~~~ ':l§~sa1~~<?!ria~~i.~~~1~~e~-átfetras
h a encontrado nung. La actitud incondicionalmeme "acoge-
(J"orade'"üOaaSudiza ~bFe--a-'eGti;I.'a-de..l.a,"w.i 'En
"laIes condiciones, una polarización ' agy!!a...de los sentimientos
séop-era casi inevitablemente. Esto;; un en.;ct;namiento com-
pie-la mente nalú"iál y que no exige ninguna explicación com-
plicada por medio de factores psicogenéticos lejanos como la ' ;
que da el psicoanálisis. (En algunos casos, tales e~p1icaciones !
pueden, evidentemente, ser perfectamente válidas y tener
una utilidad muy r~a l para las necesi dad~$ teóricas.) Por
parte del terapeuta, se puede establecer ' también una poiari-
z~ñ SirfiITaf:--r.'a'n'aturaleia-cl'elO"S"·"Sefít fmieh tos en" cuestión
no~errterrrenre; la misma-qtle-la-de-les:-dereHente;-pues-
to qúe er lerapeúta;cOiñOacabamos 'ae~pre!'-upaner; " na se
e~~!lk~ _en._1!l.Leitadó de frusft~-g-~.!U!~tu:t.f:'''·-'' ''''· ··~~ ~ -
Desgraciadamente, en el lerreno de los sentimientos como
en cualquier olro plano, la actitud de abandono por u na de las
partes incita a la loma de posesión por la otra. Fácilmente, el
J ;! /j

cliente llega ' ;'! no ver s u f;a ]v3 ci ón má s que en la persona del
terapeuta y tiende a ponerse en s us manos sin reserva, oCre·
ciéndole. no solamente el conten ido más profundo de su pen·
samiento, sino también el abandono más crucial de sus pre-
rrogativas de juicio, ~e..J?!J~sI~_" f!~,~lr , sj.n " exagera.ción qu~, en
ciertos casos, el c;.1i~nte. , illlpJpr.a ... p'rác:;tiGa m ~n .te, al. ter!lPe:1:Jta
que-torile- éñ sus manos su persona lidad y s,u" destjno y que
les '"cfefór'ma'''a~'sú' 'g~'s¡:o:" AJ~"'ara"'bi-é'';'" tod~ ho~br~: 'e~cepto-el
q;; 1iii'Tiegiict'o "a u~ ' ;lto grado de madurez y de integridad,
será sensible a este homenaje verdaderamente supremo y se
dejará meter por la ilusión de que está en condiciones de acep-
tar tal "mandato", Reconozcamos que, sa lvo en casos excep-
cionalmen te raros, esta "gerencia" del pensamiento y de la va·
Juntad del cliente se hace sin cálculo por parte del profesio-
nal. No hay duda de que, al aceptar este homenaje, el tera-
peuta medib está animado de intenciones fundamentalmente
generosas. Sin embargo, el simple hecho de aceptarlo, es prue-
ba de falta de madurez emociona l y competen cia profesiona l.
La "generosidad" que no va acompañada de madurez es muy
poco susceptible de engendrar resultados satisfactorios, Esto
al' menos, cuando se ejerce en campos tan extremada mente de-
licados y complejos como el de los senti mi en t os.
f ' Cuand9.....§.e-fPl1~id.~[S!. _.eJ.. pap.e.\-deL..te.~pgú:ta.•.a....,p¡lr.tJ.~.. de
/ pur1"tOS'(fe vista cruciales como éstos, se da u n o cuenta hasta
¡ q ~e' e~,~y~', I ~: .~~§§~. Fs'[á sub?rÓT~~~ra;' ~~~ ~~ill~!~t'i.~~~~[ór-
~~~l~_.P.!!.!~~~D~,I ~,aa: ~~l,~~c..'?~s afectív~~.!.9!2...4.~c­
( ren_~!..'?-l1 pc;~da caso"",E ,s ...de~!t.,que._ ~l e.ntI:~ff;:EruW.1.º-,tr.\á~- S:.Q!11-
pTet~,.no, ,podría cqujp.a~ ?.1 . tJ~Japgy.ta , ,de. la!?, . ~.écn~9H>. , ne~~~?-
ríai p5:l!".,~...!~~.~~ .l!.?-. !Q9p.<! _~_,y~.!l~-.<;u!JPR. y....:~-i~~~~<22.~..~~
l!lfi,~ ~ !~pºr,tante en el, equipQ.~f2.P!~!:!~9.. ~2..4?,~..§!!. ~c.i~.I)f.j~ ,.J?i
~ctP-.de".apli.car-la-.. Es s u ,_~~H~gr.id~ d,.pE:~~,QI)Q.l..
Además de la estabilidad que resulta de la satisfacción de
las necesidades fundamentales, la madurez emocional supone
la seguridad interna, (Damos por sentado que la seguridad
exter na, económica, del terapeuta está asegurada. Si no lo es

,
m
tuviera, representaría una fu ente de escollos serios.) La se-
guridad interna ..e~J'!..IL~~ ~.~l ..t~r.~p~~~ª_ .Y~.~Ja? Y}f.!!}~~.~~l> oc)
prOceSocn~_il!·p~r$pecJh'i!. prRpia y guardar ecuanimidad ante
l asüsCí'laé¡ones inevitables de las acÜtude-s- deT ' clieiiie:- Xsl
equipado, no se'deJará 'ni
desviar iritianq'uilizáf poY éri:lesarro-
lIo inesperado y angustioso que no es raro en este tipo de tra-
bajo. Sucede, en efecto, que el proceso resulte t an dificil para
el terapeuta como para el cliente , aunque, evidentemente, de
un modo difere nte. El camino que conduce al cambio de
una persona con conflj~tos, ' es sinuóso .y difícil' i el qú'e lo
comparte está expuesto a una extensa gama de pruebas emo-
cio·naJes. El cliente puede manifestar una con"duela que- pa-
i€í~á~'p-;~sagia r un derrumbamiento; puede amenazar con el
abandono de los elementos vitales ' de su existencia, su fami lia,
sü s itu aclOn, sü sesrUciTOs ;- p¡;ede-'hacer~ 'a1üslóñaYsuicjdiO', a
lavioTeñcía~" o' dirigir su hostilidad ' hacia el 'terapeuta:" .
··· ·El"lé'ta.-peula debe, iguo.lmente: poder' afr ontar io§yerf9..Qos
estériles, cuando su 'acción no tiene efectos visibles, cuando
éi cÚeñte paS;él y repasa so.Q¡;e l o~ mismos temas, aparentemen-
te insignifican't es, se obstina en guarC1ar' ü"ña- actitud depen"
diente o impide el" desarrol1.o normal del pro"ce;o~"'Por-~"'ótra
pa'ü é; 'el terapeuta debe ser capaz de conservar el equilibrio
ante la adulaci6J:.l-Qe que es, a veces, objeto. Sin un grado ele-
vad!, de seguridad interior, el prl?fesion.aJ. nQ.es. capáz de:áfron-
Lar tal variedao de situaciones ca rgadas de emoción , a l mismo
tiempo qüe 'mantener s u -eficacia terapéutica~y -- sü" D1enestar .
personal. . -.' - . . .
.. . 'Tod-o esto presupotle que el terapeuta haya escogido su
profesión y la ejerza porque la encuentra útil, eminentemente
digna de esfuerzo y en armonía con una concepción elevada
del hombre y de las relaciones humanas. Si se agarra a esta
profesión porque le da ocasión de parecer importante, fuerte ,
sabio y. en una palabra, superior, es poco probable que pueda
actuar con la "asepsia" que ésta exige.
Sin embargo, esto no quiere decir que sea necesario o de-
us u. .'oJ . "JNGJ,.'T

seable que el terapeuta sea indiferente a los sentimientos po*


sitivos que el cliente tiene hacia él. Pero para que pueda cali,
ficarse de emocionalmente maduro, es preciso que la satisfac-
ción que experimenta al sentirse importante en la economía
presente del cliente, esté subordinada al deseo de perder esta
importancia a medida que el cliente descubre la satisfacci ón
de ser y de sentirse autónomo. Pues si el proceso es fecundo, el
cliente llega a considerar los lazos que le unen al terapeuta
como significativos, probablemente, pero claramente secunda-
rios.

VI. COMPRENSIÓN DE sí MISMO


, . ..... _._--~-

Se ha convertido en un tópico decir que .l.<HL~~§g!l:<lª- yen


e,l..Plundo a través del prisma d~ s.u. pers.9A.aJidªq:. Esta afir-
maciÓn vale iguaimente paí-á ·105 terapeutas. Estos caen fá-
cilmente ' im éi error· de creer que un dipion;a en psic910gía
-o ciencia conexa- confiere automáticamente a su dueño
un.a. comprensión profunda de sí mismo. Los que han adquiri-
do un mejor conocimiento de sí mismos, por vía terapéutica
. u otra, es interesante que echen la vista atrás y comprueben
10 pobre que era la comprensión que tenían antes de si mis-
mos, a pesar de su impresión de conocerse bien.
Si es verdad que "el ~tensi1io principal del teq~peu.!ª .e.s su
perSonalidad" (117), e~· ·IÓgico que ei" conocimi~nto de este
utensilio, por parte del que io utiliza, sea de importancia pri-
mordial. . ,Qué se· podría r.sperar· de un attesaÍl"o que no co-
ñocieraIas posibilidades y los peligros de los instrumentos
que emplea? Esta pregunta toma sus verdaderas proporcio-
nes cuando se considera que el utensilio del ~ue bablamos se
~~i!i~a sobre un material humano-:lae-xpéri~n~ia · del cliente,
y, .e n· potencia, su porvenir y ·su destiño. Este· tipo de ·material
-de ·experiencia individual- es una fuente de problemas no
sólo porque es infinitamente complejo, sino porque es am-
b'L TEUAI'F:UTA. 129

biguo y, necesariamente, incompleto. La ~periencja cotidia-


na enseña -y la psicología experimental lo--connrma-1iotm-
da~é\ré;:;" ....qtfe-·ta 'perce~jón- oe todo material de carácter
complejo, ambiguo e inco-mpieta, se"" hace -ampliamEmte E!n
füñcí6Ti "de -Ta" personaHifei'cf-ael-'que 'io "ilercibe. 'Éste"' "es 'Por
~tra parle"'eT"¡;j-j'jicipfo -~ismo "de -los' 't est ·proyeclivos. Un ma-
terial dado -manchas de tinta, esbozos de dibujo, imágenes
casi sin forma- se presentan al sujeto, pidiéndole que él 10
organice de un modo adecuado. Al hacer esto, 'el sujeto pro-
yecta en este material plástico ciertas tendencias caracteris-
ticas de su organización interna. En otras palabras, sus res-
puestas llevan el sello de su personalidad. -_. . -
Por sú-~iialül'"a1~za ñiiSiñá, las' comunicaciones del cliente
conducen a ciertos errores de E,ercepci6n, Si el terapeuta jg~
nora Ias--(eñaenCTáss["stemáticas -=-=-íuente' "d i'érrores sTsl€rf1á-
tic'os'::',:::'(iesü"'per~epc!~~~~"~~'~ ~~~~apaz, de ,~f~,<:~uar l!ls"~o~!..~S,io­
nes' necesanas:- ñicho de otro modo, si no tiene ' conciencia
üe ' las' actitudes y de las necesidades domiñañieo? ~q-t.i;·d~ter~
minan sus' "iñelit'fCcióñes 'Y ""aversfónes; s"U'S prej'uicios, sus te-
mores y sus deséo~';'es 'incapaz' de 'nacerse 1)1)a' repreSentación
rea1ísta " áe~1as-c'6sas qüe -re-éiJeñli:¡ ei cliente, En la penumbra
p'sico16gica en la que opera::, come"terá muchos errores a ex-
pensas del cliente,
Una comprensi6n profunda de sí mismo, evidentemente,
no es tat'1imp:eraf¡v'á '-,iiá~~:~:r:~~~_~~_'.~~p'á!!~o . !og~ria,no
cOITio para'e1'que"a."sume las funciones de valoración, expló-
raciQI?-, ~J.Q~ª,l!t~_~~ct9n.'y'•.,g~JdU_ta,·_pfr~.c.Ci..60~ a.«;1" ,clitntE!. Por
el hecho de que el ~~~~i~~~ ~ ,esr,t.:J~r_~,g~,,:.~~.~!!.aL~~!usiva.
mente en el marco de referencia del cliente, los riesgos de
error son, evidentemente, considerabiemente mel,o;es que si
act,ü ara 'a partir' de s'u propio marco de referenCia. Dicho 'de
otro moo."o-:Tosríesgos'OeerrDC soii'más eleva-dos si el proceso
se apoya sobre'to'do e~·faciore8'comi:;ias jiercePciones y las teo-
i:f~~ ~, ~~jr~[es(Cinar-J5e-igual mOdo. 'son ' m,~?or~~~~i~"~l ,l!r~c~so
se ~~.:>~ ~n la experiencia viva ~ i,n~e~i~!a derinleresado,
.,
130 r.. Jf. KJNGh'T

A pesar de que un enfoque empático reduce considerable-


mente los peligros de "contagio" interpersonal, la compren-
sión de s í mismo, sigue siendo un atributo irnporLante del te-
rapeuta. En efecto, la adhesión intelectual, incluso más entu-
siasta, a los principios de un método dado, no garantiza la
puesta en práctica de tales principios cuando el individuo se
encuentra ante la realidad concreta. Como acabamos de ver,
la adopción del marco de referencia de otra persona no es una
cuestión de convicción o de determinación. No es el resultado
de una competición; es el resultado de un proceso de creci-
miento sociopsicológico, como el tipo de terapia que se esfuer-
za por servir. En fin, nos podemos preguntar si la puesta en
práctica :integral y constante de principios de interacción hu-
mana tan nuevos -al menos en su aplicación si no en su ins-
piración- 'e stá al alcance de muchos. Por mi parte, yo creo
que es dar pruebas d e una excesiva seguridad o de in"g enuidad
considerarse un representante puro del enfoque rogeriano.
No cabe duda que para muchos de sus adeptos, esta fórmula
de interacción es más l,Io ideal que algo adquirido. De todos
modos, es muy probable que la búsqueda sincera de tal ideal
~aste para producir efectos muy apreciables.
¿~uál es el tipo de con,?c:i!Jti~n~.Q de sí mismo qug pebe
tener -el "buen terápe"uta? .. ' "
" La respué5ÚI iéÓricá que se da al terapeuta rogeriano está
descrita en el epílogo de esta obra: el funcioriami'!llt.Q._§p~imo
de la personalidad. Anticipando un poco su contenido, dire-
mos que·nc··'se·
-t~ata en absoluto de una imagen intelectual
del yo, sino más bien de algo vita l o existencial. Es un cono-
cimiento del yo tal como actúa e n cada mom.~pt9:- ~pjª~_sn~a.
ción inmediata. Según fas palabniii 'de Frogé~s: 'Es u.na apero
t~ra cririsúmi~ a la experiencia. '. .." .. .
"Esta' comprensi6n de sí mismo está, pues, en el polo opues-
to del conocimiento genético-histórico que resulta del examen
del yo, en función de ciertas teorías psicológicas. Tal aventura
intelectual puede tener sus méritos, Pero para las necesida-
EL TI:;UAJ'EU7 'A J .11

des de la acción interpersonal concreta e inmediata, su valor


parece dudoso. La comprensión que resulta de un examen re-
trospectivo de esta clase es demasiado hipotética, demasiado
teórica, demasIado llena de palabras y nociones "sabi~s" para
tener utilidad práctica en la discusión de las situaciones hu -
manas muy humildes casi siempre, de qu~ se compone el re-
lato del cliente. En vez de facilitar la inmersión en el mundo
subjetivo del otro, tal conocimiento tiende a poner una pan-
talla intelect~al entre la experiencia inmediata y la aprehen-
sión de ésta. Ahora bien, el entrenamiento para llegar a una
aprehensión correcta de la experiencia inmediata es precisa-
mente la operación crucial de la psicoterapia,

..
~:
.;J . -
~I",~
136 G. JI . KJNG¡'; 'I'
,.
rresponden a enfoques realmente existentes. Pero r epresen-
tan los puntos extremos de una continuidad que tiene nume-
rosos escalones.
¿Cuáles son las consecuencias de este estado heterogéneo,
por no decir confuso, respecto de nuestro tema: la relación?
Si la noción de psicoterapia se concibe de un modo lan di-
verso, es inevitable que la noción de relación participe de esta
diversidad puesto que la significación de la parte es función
del conjunto a~ que pertenece. No está claro a qué se refiere
la unanimidad. real o supuesta, de los terapeutas respecto de
la importancia de la relación .
.Tratemos de aclarar la cuestión y, al mismo tiempo, de
familiarizarnos con una noción de importancia ca pital para
la. terapia rogeriana.
,

. @ .. ESTRUCTURA y CUALIDADES DE LA RELACIÓN


:P;;;ICQ:I'~~APtU.TICA .

Por diferentes que parezcan, toda reIa ~i6n interpersonal


comparte- c.;ertas propiedades con cualq~ ~trarefaci6ñiii.:"
terpersonal. Manifiesta ciertas características fundamentales
que -Corman la estructura -o armaZón y Cfe;iBS~cüalidad~; '·~ec.
- -1"" . .. . - .... .
tivas cuya 'variedad da a 'la r~iac{6ñ' 'su tonalidadTiidi-;jdual' y,
Cf'IIl frecuencia, su valor humano.
~ ~" .

I _La ~.i.;clüra · define la-


"relación en términos de su objeto,
d~ 'su finalidadY'de los papeles' qu"e juegan las partes encu-es-
t.}§~ ~eél punto de vista -dei oPj~I?..X ]~:.!ª.,!l;~.an~~~ hs
relaciones pueden variar hasta el infinito. Desde el punto de
virrta-aelóst?a.p.~les, las ' clasífi¿a-remos'en
una serie de cale-
garias que pueden- describirse como: jer~~qY~~-?:l, ~Z':!§l:l~V~,
au~orjtaria, profesional, vari::tble', estabie, intermitente, etc.
La es'trüctul'a de la relación es fundamentaJmériie iñ'd epén-
dienté'de' las cualidadel? afectivas que la acompañan:, A~í, las
relaciones entre padres e hijos, patronos' y empieados, pr.o{e:-
LA. R/;;I.A.c.:ION JJ7

sores y alumnos pueden estar acompañadas de sentimientos


pÓSi[ívOso~·ñegaUvos-si~. q~.e. J~..~s~rl:l~iura de la relaciÓn que~
de áfectad;:l. . ..Por otra ' parte, exis ten reié\~loll~ como las que
se dan ,=!:t!.~_ ~migos, cuy~ .~!?.Q~.C;!I!l!~!!~ .Y._c.?E:tinuación de~
penden por completo de la na~ur~..!ez.a y de l a~ cualidades arec~
tivas. SI 'estas cualidades no son sentidas como positivas, la
'r'é í;clón deja de existir o pi~rd~" ~~- sigñ'ific~do~ fa que, en ' el
~~ll:do: ·es. io ~rsmo p~r. muy" adec~'~'da ·.que sea •. por ºtra pa~te,
su estructurE.:.
La relación entre terapeuta y cliente pertenece a esta úl~
tima cat.egQ.ría. 'Es, pues, 'uñ"tipó ' <f"e ' relación' cuy'o signi)icacio
y efectos están determinad1?s p<?r cier~\I~F4a.fi~.~" o verda~
deramente terapéuticas o simplemente sentidas como ' agrada~
bIes y estimulantes: " . '" -~ '-"- . ......~ .. .. _.. ,.
PoClría creers~, que bastaría examinar únicamente las cua-
lidad es de la relación. Sin embargo, lo que complica la cues~
lión es que la ?~~~ra~E!z~ , ~~ . !~.~S.1}~.~~ª ~~~~. ~ _~~!lt!~!:?~O~ que
lleva consigo una relación deterrn,inada, . ~tá. .Eeneralmente
afectada (y á.lgi.inás veces ileterrnlnáCla) por la estructura.
Ilustraremos esto, Por' una campa'raCión ;entre dos relaciones
de tipo estructural muy diferente, una netamente jerárquica
y otra fundamentalmente igualitaria.
Pensemos, por una parte, en la relación que existe entre
un bienhechor y su protegido. Los sentimientos que el prote·
gido tiene respecto de su bienhechor son, generalmente (o al
menos temporalmente) positivos: sentimientos de afecto, de
gratitud y de abnegación •. pudiendo ll egar hasta la identifica-
ción, la dependencia y la sumisión tolales. Sin embargo. por
la naturaleza de la estructura en la que se inscriben, estos
sentimientos son susceptibles de ir acompañados de matices
negativos -angustia. envidia, rebeldía- y susceptibles de al~
lerarse o incluso de invertirse sustituyendo por el odio y el
resentimiento el amor y la dependencia. Además, la expresión
de estos elementos negativos es susceptible de "desplazarse";
es decir, de dirigirse a otras personas que no son su objeto
J JI!

propio, e n este caso el bienhechor. Los Jvatares que suelen


acompnflar a los senUmien tos que lleva n consigo una relación
de estructura jerárquica, se suelen comprobar con mucha
frecuencia, cualqui era que sea la naturaleza de la asistencia,
material, psicológica o política y cualquiera que sea el plano,
indi vidu al, famili a r o internacional, en el qUE" se . dé esa asis~
ten cia.
Veamos ahora la relación que existe entre colegas o compa ~
i1eros de trabajo (trabajo que va mos a suponer que no es de
orden competitivo). En iguald ad de circunstancias, los sen ti-
mientos que acompañan a una relación de tal tipo estru ctural
tenderán a ser favorables, moderados y estables: sentimientos
de libertad, de respeto mutuo, de solidaridad, de satisfacción
tranquila e igual. Tal relación, lejos de llevar consigo dificul-
ta des sociales tan~u para las partes en cuestión como para los
demás, tiende, más bj~n, a facilitar las relaciones que esas
partes sostienen con otras personas.
El efecto de la estruclu ra sobre los sentimientos y, conse-
cuentemente, sobre las cualidades de una relación puede ser
considera ble e incluso sistemático en el sentido de que ciertas
estructuras tienden a suscitar ciertos sentimientos.
Como el análisis de la noción de estructura es de un inle-
rés más bien teórico, en esta exposiCión nos limitaremos a la

-
descripción de las cualidad~ de la relación psicoterapéutica.

No es difícil enlrever que, al nivel del lenguaje, una cua-


Iida·d determinada puede atribuirse a relaciones q~: 4\nto· ..
desde el punto de v·isLa -de su esti-uclu·¡,a,·co·mo- de¡"de los senti-
inientos realmente experimentados, :son extremadamel)te di·
rerentes. Por· ejempio, ·lOO 'sentimientos ·que ·existen en una re _J

lación de dependencia total, como la Que une al niño pequeño


con su madre. pueden indicarse con los nombres de apego y
confianza. Por otra parte, estos mismos nombres pueden apli-
carse a los sentimientos que caracterizan la relación de inde-
pendencia fundamental que existe entre amigos que han al-
1.1;

canzado una ll10 durez menta l y emocional. En el ca so del niño,


el cariño y la confianza se basan en el amor, la ayuda y la
protección que recibe de su madre y en Jo que él percibe como
la omnipotencia y omnisciencia de ésta. En el caso de los am i·
gos, estos sentimientos se basan o en un conocimiento reci-
proco experimentado, o en unos gustos y valores parecidos, o
en cualquier otra forma de compatibilidad intelectual y afec·
tiva. Vemos, pues, que ciertos sentimientos pueden indicarse
con los mismos nombres cuando, en realidad, tienen muy poco
en común. La identidad de las cualidades puede ser simple·
mente nQminal, no real o experimentada.
De cualq uier modo, la unanimidad real o su puesta de los
terapeutas res pecto de la relación no parece muy sustancial.
Probablemente, toda relación experimentada como buena
debe tener ciertos elementos en común con cualquier otra rc-
lación· sentida también como buena. Al menos, u na de las par-
tés comprometidas encuentra en ella cierta satisfacción, cierto
consuefo omierés, o Cü¡lrqü1ér·otro seritimiento agracTaDlc··o
provecñosó:·"'Síii ··éfflbargü,"láles· "geiiUtnientos "no serIan sufi-
cientes _para ~~.v,,·,
producir ..efectos
_... .,. .• ·,· ·-
terapéuticos.
.. . " ... " "
·' "Sll~~r~ " asl.. la terapia como actividad pro.fesional no ten·
dríá razón de se¡:':' Én· 'efecto, el comerciante"lúcido, el polltico,
er aCtOi:"-ioaós~tienden a provocar sentimientos de ese tipo en
el consumidor, el elector o el espectador. Además, y seria la
razón más fu erte, tal definición vaga y casi sentimental im-
plicaría que cualquier relación experimentada como agradable
o interesante sería terapéutica. Y la experiencia contradice
esto, ya "que taYes sentimÍentos pueden encontrarse en las re-
laciones perniciosas" tanto como en las relachmes beneficiosas,
No basta decir que la relación entre el terapeuta y el cHen
te tiene que ser buena. Se trata de especificar las cualidadcn
de una buena relación. Y no simplemente dándoles un no~
breo Esto lo han hecho desde siempre Jos terapeutas. En In
literatura psicoterapéutica contemporánea, los términos de
moda son: ~o2~~ancia, calor, segu rid~d, comprensión, aceptn
H() G. M . KINGET

C JO~ .
y gsgelO. Por otra parte, se emplean tanto, que estas .
palabras han llegado a perder su fuerza, su capacidad de des-
pertar la atención y de in citar la curiosidad. Han llegado a re·
presentar los tópicos del lenguaje profesional. Sin embargo,
hay que creer que, juntos, son capaces de evocar tanto en la
mente del terapeuta como en la del cliente, una noción global
de un sentimiento positivo aunque, en apariencia, más bien
nebuloso.
Si la relación es tan impbrtante merece ser mejor definida.
El resto de este capítulo presenta una tentativa de describir
los atributos esenciales de una relación terapéutica tal como
el rogeriano la con cibe. Aunque estos atribulos tengan un ca-
.
r ácter sensiblemente diferente de los que se encuentran
ralmente' bajo los mismos nombres, vamos a abstenernos de
. gene·
introducir una serie de términos nuevos. Es decir, que la p.e·
sentación que sigue utilizará los vocablos: respeto, tolerancia,
comprensIón '.1 al.:epliJl,;1úli. (Pues to que las nociones de segu·
ridad y calor ya han sido presentadas.)
Antes de pasar a la descripción de estos atribu tos y' a fin
de prevenir t.oda confusión entre la noción específicamente
terapéutica de una buena relación y otras nociones parecidas,
aclaremos las diferencias siguientes. El tipo d~ relación de que
aquí se trata no puede confundirse con el tipo de relación que
~xj ste p.ntre padres e hi.ios', 'é'O" 'SUs"1a2rós "<iJecifvos··profüñdos
y duraderos, su abnegación ilimitada y s u compromiso total.
Tamppco es el tipo de relación que existe ~~re amigos. En
efecto, aunque es igualitaria, excluye la reciprocidad qué' exis·
te o puede existir entre amigos. No es tampoco la .relación de
m~ª~.c9 y enfer.~o con, por una parte, la responsabilidad com·
pleta del examen y tratamiento y, por otra, una confianza muy
próxima al abandono y a la sumisión. Podríamos hacer una
gran lista. No es tampoco la relación que existe entre com-
pañeros de tr abajo; tal colaboración presupone ge;¡e~aimeñte
un objeto exterior a la personalidad de los sujetos. En la si·
tuación terap~utica, el cliente es, al m ismo tiempo, objeto y
1.A JlELACJON

agent!::. En fin, no es la relación de t ransferencia característica


a.rí~ terapia psicoanalítica, en la que el sujeto debe percibir
a l terapeuta, al menos durante las primeras fases del proceso,
'Como u na fi gu ra importante de su pasado, como uno de sus
padres o cualquier otro r epresentan te de la autoridad .

1. . _._
..-_.. .. .
Comprensión

La.• ¡;O.!1d.icipn .p'r~l? ?rdi a l del di..álogo tera.péuti co como la


de cualquier otro diálogo es, probablemente, que l?s dos partes
se comprendan . Esta condición es tan fundamental que n os
preguntamos si puede variar sensiblemente de una forma de
ter apia a otra. Sin embargo, precisamente .a l nivel d~ Ja com-
prensión e~ donde se e n cuentra una de las diferencias más
marcadas entre el enfoque ~ºge.rjªl}p y cualquier otro enfoque.
" -Predsem'os, -par<i"'empezar, que el término " cQ.TI1J2.z.:~nsión"
está tomado aquí en su sentido esencialmente c~nosc iÜ vo,
refiriéndose a la aprehensión del sentido de las' péÚabras U
otr os medios de expres íÓn empleados por el cliente. ~~. lite-
fa tl.lra . 2.~!.s.o~_~!?'p'~..!!~ic;a emplea, fre~uente m e n te, el térmi no
"·compre.'!sió!1" para ¡ndi c~J:: ".\.!!?,a . a~.t.itu d esen cialmen te afec·
tiva, simpá ti ca y acogedora , relacionada con l ~ q~~.. ~quí se
d~fine bajo "i.a ngc::~t?P .9.~ · .c~'(9r. ..
L o esencial de lo que hay que explicar a propósito de la
comprensión tal como la concebimos aqui, ha sido ya:' intlicádo
e n la noción de "empatía". Sin embargo, como esta forma de
comprensión es ~ás bien rara, resultará útil detenernos en
ella un poco más para subrayar el carácter que le es propio.
Pa ra esto, comparémosla con las for mas de comprensión más
corrientes y veamos, al mismo tiempo, la parte que el r oger ian'o
da a 'c ada 'una de'ellas 'en su i nteraccion con e l cliénté. .
-Si revisarnos las diferentes formas de~sQmE.I_e...nsi.QJ}, para
empezar, reconocemos dos categorías que, aunque conjugán -
dose continuamente, se di sti ngu en , sin embar go, por una ca-
racterística 'mar cada : su carácter ver bal o no ver};lal_.
(;. M. KI.WJJ;:T

. .:::\ , LA COM PRENSiÓN NO VERDAL O F1SIOGNÓMJCA .-Esta represen-


ta una forma inm ediata y, en cierto sentido, primitiva de la
comprensiÓn .. Consiste en capta r algo de la experiencia de los
demás, a partir de un conjunto de indicios físicos, a veces su-
tites:exjYresiónes' áel"roStro;"de -la' voz,- de 'los gestos, "de la
postura del cuerpo, Estas mani festaciones revelan , a 'veces,
mejor que las palabras -y; 'a- veces; ' en--co~tra de éstas, ciertos
esladosinrerjore-~, sobre todo afectivos, Por global e in arÜcu-
lada que se'a, esia- forma de comunicación representa un medio
poderoso al servicio de la rel~ción. Los mecanismos psicoló-
gicos que hace intervenir no se conocen todavia muy bien,
pero Son objeto de un interés cada vez mayor por parte de los
investigadores. Este modo bilatera l de comprensión actúa so-
bre' todo donde la relación es estrecha y positiva. Por eso,
con~ptyye
r,-: "" r
¡.lna valiosa, ayuda de la terapia en cuantc-que7a-
•• , . .....
cllita las formas de comunicación más articuladas, que son
l~~' v~r}ale.&.~

':B TIPC?S VE COMPRE~SJ6N VERBA,-:.-Sln representarse la com-


. prensión como algo con departamentos, pueden distinguirse
en eIJa diferentes clases que merecen ser alineadas y exami-
nadas b revemente. En primer lugar, existen las formas gene-
rales intelectuales' de la comprep.s~ón. Uña dé ellas es supér-
licial y .puramente verbal ; otra es 16gicao' propíamimte- inte-
lec-tua).' Después existen las formas especializadas o psicol6-
tiic<a<..
i.·~La más conocída es la compren'si6n' psicodinámica o de
. -..... ,.... . ,.....
diagnóstico; la otra, la que nos mteresa de modo más particu-
lar', es la form a empáticé!'
/. . ,
'.J/'''¡ ' Comprensión puramente veTbal.-Este tipo puede carac-
teriza'rse"por el hecho de que apenas va más allá del nivel de
las palab(éls. Su contenido es generalmente claro pero está
desprovisto de va lor explicativo o justificativo. Esta c'o mpren-
sión resulta de datos descriptivos cuyo prototi po es la afir-
maCión. Por eso, suele ser engañosa. La afirmaciÓn puede ' te-

o_o·-===-
. , __ o_.....___ .o_o__--
o-===~ =---
~
LA RELACJON 143

ner un aire de justificación al servirse de términos técnicos,


de detalles profusos o de una precisión matemática, producien -
do con eUo una ilusión de comprensión. La entrevista tera-
péutica puede llevar consigo una gran part~- de comun1c"a ción
puramente verbal que proviene de cualquiera de las dos par-
tes. El terapeuta puede exhibirla bajo forma de afirmaciones
diagnósÚcas 'i mpresionantes que, incluso en los ckculos' pro-
fesionales, pueden estar prácticamente de_s provistas de signi-
ficado. Por su parle, el diente puede engañar a su interlocutor
metiéndose en gescripcio'nes que parezcan cargadas de signi-
ficación pero que, en realidad, son simplemente "_~iY-ª~ : _9
~J).sac~onaL~: es decir, muy interesantes para ofr-pero que no
conducen a gran cosa.
Para hacer más concreta la diferencia entre los diversos
tipos de comprensión, tornemos un ejemplo y traduzcamos
su contenido al nivel de estos tipos. Al nivel puramente verbal
q descriptivo, el caso podría enunciarse como sigue:

. x, el estudiante de aspecto serio y que llegaba generalmente taro


de a clase, acaba de dejar sus estudios.

Un dato como éste puede o simplemente lI~mar l~ é!ten-


ción o dejar el ánimo en un estado de suspensión o de tensión,
según el interés que
se sit~ri.ta por X. El carácter superfiéiaf"e
incompleto del tipo de comprensión que resulta no satisface
,.. m~~,~t;~l~:~~:Jte I~s n~~~f?~!i?d~~. Q.~ l.a inteligencia.

C0111:P!~~ón l..ó.uica.:-Esta forma s~ distingue de la ante-


rior en que lleva. consigo ciertas relaciones de causalidad o, aJ
menos, de "secuencia .lógica. Traducida a este nivel, nuestra
comprensión del "caso de 'X, podría presentarse como sigue: .

X se ha visto obligado a abandonar sus estudios por orden del mé·


dico a causa de un surmenaue. Además de sus estudios universita ·
rlos, tenia dos empleos, el de contable en una firma industrial y el
de profesor de Clases nocturnas. Está casado y es padre de dos niños.

,
r,
144 G. 1.1. KINGE7'

A este nivel. la _~c.?mprensi6n engloba elementos qu~ nos


exp1ican el dato, ya sea en
'iéi-ñunos de circunstancias y aeon·
tecimientos observables (como parece que es el caso de X) y~
sea en términos de fuerzas que violentan interiormente (como
en el caso dé qu'e X hubIera abandonado sus estudios a causa
de un cambio en sus intereses. de un sentimiento de fracaso
o por cualquier otra causa psicodinámlca).
Esta forma de comprensión ~~ capaz de aliviar la tensión
provocada eventualmente por la simple afirmación. (Precise-
mos que nos referimos aqui a la tensión intelectual, no necesa-
riamente a la tensión emocional; esta última puede aumentarse
o disminuirse por una comprensión más profunda del caso
como, !k'r ejp.mplo, en el ca50 de que X hubiera intentado
suicidarse.) Sa.tisface las necesidades racionales del individuo,
s u necesidad de conocer el porqué y el cómo de las cosas por
las que se interesa. Por' eso, ejerce un !itractivo poderoso so~
bre la mente del hombre, sobre todo del hombre cultivado.
Además, la comprensión lógica cPJ1sttt.uye la ba."se '(jet" control
intelectual y, a partir de aquí; ia base de numerosas formas (fe'
podér. Es lo que explica, probáblemente, la avidez con la que
el hombre la persigue.
Veamos, ahora, las formas de la comprensión psjcol~~ica.
i
., . Comprensión dinámica.-Esta variedad corresponde a una
comprensión del psiquismo. en términos de móviles.j)ro(undos,
impulsos, timdencias y necesidades inconscientes y serruin~
conscientes, Como estas fuerzas no son inmediatamen1.é." acce~
sibles al sui.~tl?" sl:1_..<:?!llP!,e.~.~!ó.J) .es g.~l .dC?iñ"{~~~· ~d~.i ~$~c!?i{s~
tao Este deduce la naturaleza y la interacción. de tales fuerzas'
·¡ partir. de"üñ e'onjunto d~ datos q\i e' ~i's~j~to" ~umini~lr~ - es­
o
pOniá'ñeamente' por 'medio de las ' dife~;~tes' técnica~' de in,
vestigaCiÓn del inconsciente.
.. Aun'qúe"esta 'compre';¡~ión es de naturaleza esencialmente
int_c:~e.c.':.~?I.!..!!.qJ:s_~~~.!1.!1b.~..r.s?_e;irictamente lógica~ En cierto
sentido, es . in~talógica, puesto que ' ~":~ ampliamente por me~.
J .J['j

dio de analogías, .símboIDs, . pq.r:9-.d~ja.s .e il}.t1!~.~ig!1!!~ .. _Dada la


variedad -o la arbitrariedad- de su metodología, sus conclu-
siones son mucho más ricas o más "profundas" · (como dicen
los adeptos) que las conclusiones obtenidas por vía puramen-
te lógica a partir de datos comprobables.
En términos dinámicos, el caso de nuestro estudiante po-
d ría describirse así:

El psicóanállsis (o los test proyecU\"os) re .... elan Que X es presa de


un conflicto entre impulsos agresivos, particulannente Cuertes, e in-
hibiciones igualmente Cuertes: Que está dominado por un super·yo
primitivo, rígido y exigente Que le da un sentimIento de inferiorIdad
y. que lo mantiene en un estado de angustia constante: que su yo fun·
dona de un modo extraordinariamente defensivo y que sus funcio·
!les realistas (su aprehensión de la realidad externa e interna) son
groseramente deficientes; que su organización emocional es precaria,
esquizoide y carece de madurez.

Las conclusiones de la comprensión dinámica, por cohe-


rentes que sean, n~.p'I}.~_<.i.~~..$~e~i.~~ _~~ft!!dez inher~~te a
las conclusiones !Qgici!s. Las conC;:~~~~ºJ)~f?. ES.i.c<?9-.i9~mica s no
derivan· directamente de los datos, sino que son s impleme·nte
compatibles con ellos,ói-gáñiZ"ados ésios ··según los- priflcipios
dé una u otra tMfía·.· ·ConClusiones· muy -éIice·r·entes ~ IDcluso
contra~fa~' pod;f¿iñ:-Púes, desprei1d;r~e· ·de .i.o~· ~~~q~ dat~~- ~r­
gani:fádós Según otras teorías. En un~ palabra, las conciüsfo-
nes ·dinámicas no-Uenen~má"s que una presunci6n de validez.
E§ta es la razón por la que se las l1ama generalmente ¡nter-
pretaciómes.
---~ -:---. "T. ,~

, ~ . Comprensi6n empátic - Esta forma, como la forma diná-


mica, se refiere a la economía interna, sobre todo emocional
d~l.!,J}4~yi.~.l;l~:· i~· ·~~ii"fereñcia ese~~i-~i · que las separa -que las
opone de hecho- seeñcüeñtra· -eñ "-~l ··m~~co de ···re·f erencia, a
partir del cual se practic·a .cada. una. La comprerisióíi empáti-
ca, .lejos de 'nterpretar los . ~.a.t?s su..ministrados por el suJeto,
10
Uf) G • .\J. IIING¡,;T

se es ru erza _qr . ~prehe.nder o at luce value) tal como el su·


J ~ . ?__ ?S aprehen __ .._esen ta
ara ilustrar la diferencia entre estas dos formas de corn-
prensjón , formulemos el caso de X en términos cmpáticos:

X explica su existencia sobrecnrga da y su estado de salud por


uh conjunto de responsabilidades y de obligaciones. Según él, su em-
pleo de contable representa una obllgaclón de un miembro de la Ca-
mUia, de edad avanzada e incapaz de encontrar un hombre honrado
y competente a la vez, para sustituirlo. Sus clases nocturnas las con-
sidera como un deber hacia la comunidad que sufre de una falta,
como se sabe, de buenos profesores de matemáticas. En cuanto a
sus estudios, representan una concesión a su mujer Que desea verlo
obtener un dipToma uni versitario para que asi Jo acepten mejor en
la {amili~ de ella. X no menciona ni la necesidad ni el deseo de ga-
nar dinero. Tampoco expresa la m4s mfnima necesidad de éxito o
prestigio. Evidentemente se considera conlO un hombre de mucha
conciencia, generoso, abnegado, inteligente. En una palabra, como
un adulto dotado y responsable.

La disparidad entre la versión dinámica y la verSlOn em·


pática dej· ~aw ·salta a la vislá. En Ulla, X aparec~ cQmo una
personalidad infantil, ansiosa, ambiciosa, compulsiva, posesi·
yay, mas bien; meeBocre. En la otra, aparece como una per·
sona}id~d ..fE.~~~, altruista, i"Ca-si- heroicaf Apresurémonos a
añadir 'q ue, algunas veces, la validez de la versión dinámica
de un caso determinado es con frecuencia más elevada. que la
de la versión empática, al menos tal como esta última se re-
vela' al principio del proceso, cuando el cliente, dominado por
la angustia, funciona del modo defensivo que ya se le ha he·
cho habitual. Sin embargo, la superioridad de . la compren-
sión e mpátic;a no se refiere al prano de la verdad. ¡¡obJetiva",
sino al plano de la terapia. Y de cimc;:t~ que es terapéll;~camen·
te superior a la comprensión' dinámica o de diagnóstico por·
que permite al ~Ilehté· aprehender·s€! a- sI -iñismo· tal ·Como ·es
o
desea ser (o se ve obligaao a ser) en ese moménto da:aó, · p~r.
que· le· permite modificar eSa ·i ~agen de sí II?i.~~,o...~e~~:fn los
--_.. -_ .._- .. - -

,
..
147

cambios que se van operando en él durante la terapia (am-


plia ción del "Campo 'de"la "percepcion; -modIficaciÓn de sus ac-
titudes hacia sí mismo, funcionamiento más abierto, etc.). En
fin, la cQf!lprensión empátiea es superior porque da ocasión
al cliente de"rea'l izar un aprendizaj"e que deberá seguir dura~­
te toda su vida: la comprobación de sus percepciones y, si
hace falta, su corrección.
Desgraciadamente, la cC?IPp.teUsión ~ti.ca...es...Jllll.:L.dl!.í ­
eH de practicar, sobre ~Q._al pÁim;ipio, pues exige adoptar el
marco d~ referencTa ª"~-.o.tra persona, coSa
~ poi:o ·rt:1tUl'~t1: LájijP:'
ct:rlta-d'éspartlcu larmente fuerte para: el
íñdiViduo de' "formación
académica, sobre todo para el profesional de la psi¿ote;~pi;. sea
cual fuere la escuela de que procede, pues su formación está
centrada casi exclusivamente en 1~.J!--I.n_~ión., ~~-~·icUmQSi.¡~, es
decir, en el uso de la comprensión dinámica. Por eso es raro que
sea capaz -iY sobre todo que )c) des'e e"f- de despojarse de
su~ conocimientos y técnicas profesionales, de si.i'"ihcliñacTón
a ejercer su juicio crítico .. en una palabra, de renunciar a la
satisfacción de sus necesidades inÚ~lectuales de orden lqg:ico ,y
de explicación. . , - --- ,
Comprender de manera empática equivale, en cierto n;todo,
a prestar su inteligencia, con sus exigencias racionales y. rea ~
listas, a la introspección confusa, a los meandros y maniobras
más o menos defensivas del individuo turbado. Por eso .el n0-
vato en esta terapia no puede impedir completamente E::l. p'~r;
ciblr los tonos dinámicos que contiene, para él, el relatc?,. ~t;!.I
cliente. Mientras no domine completamente el nuevo modo
de funcionamiento, se ve obligado a combatir activamente la
intrusión de estos elementos ajenos a la ' empá'tra.-':- ._~-
. En ' r~sumen, lo que debería ser un ml)do' de interacciQn
natural y fácil para el-te~ape.?~_a debidamente formado~ ~~qe-
cir, la inmersión en el mundo subjeÜvo dirtoS" demás, se SIen-
te, al principio, com9 un sacrificio ijüe eXige ün esfuerzo rrUlY
g:'~~.cte. Por suerte, la ~tisfacci6n que 'ac()mpaña al apren¿H-
zaje de este modo de escuchar y de responder compensa am- .
148 G . •\1 . K JI.' C; J:: 'J '

pliamente Jos esfuerzos hechos. El profesional de esta forma


de comprensión descubre muy pronto que la adqui sición de
esa capacidad alterocéntrica de interacción representa un en-
riquecimiento personal cuyos esfuerzos favorables se com-
prueban, incluso, al nivel de su vida diaria.

VALOR TERAPÉUTICO DE LOS DIFERENTES T IPOS DE COMPREN-


S¡ÓN .YE.B!MJ...-Indiquemos, para empezar, que lodos estos ti-
pos se encuentran, generalmente, en cualquier forma de tera-
pia, excepto en el tipo psicodinámico qu e el rogeriano se es-
fuerza por excluir en la medida en que su forma ción anterior '
se lo permite.
La cu~sti6n del valor terapéutico de cada uno de es los mo-
dos de comprensión no puede, evidentemente, estar determi-
nado de una manera absoluta. Toda valoración presupone un
cierto punto de vista. Naturalmente, el ángulo bajo el que
abordaremos aquí la cuestión, será el rogeriano.
La comprensión puramente verbal tiene evidentemente u n
paPi!f. irilpo¡'lañ{e~·-como·-coñdfcl6n· · ri~cesaria para las fQrmas
mÁs articuladas de la comprensión. En cuantO a la forma in-
t.eleétua"!" F!""~;:;...~~;'i~ -d~2h;;: es decir; la comprensión en tér-
mit:~!!~ _~_l.1~~y'.!:!f~c~os, ~o pa¡'ec~~ !ies~~ri~.para.. que ~ pro-
c:íuZcan efectos terapéuticos. (Esta afirmación indignará, pro-·
6abIeñiénte; a ··á1~ños· feCiores, como indignó a muchos d e los
que, después, adoptaron la orientación rogeriana.) De hecho,
esta forma lógica de la comprensión interviene en una medi-
da variable, y generalmente considerable, en todos los casos
tratados según los principios de esta terapia. Pero importa
que nos demos cuenta de que los efectos de esta comprensión
no representan en ella una finalidad, sino sencillamente, un
producto indirecto, positivo y fecundo. De tod~s modos. por
útil que sea, este tipo de comprensión no es indispensable al
éxi~ de una empresa que tiende esencia lment e al crecimiento
y al restablecimiento psíquicos. (Señalemos, a este propósito,
los casos -probablemente más bien extraordinarios~ de Jos
LA Ia.LACIO ....

niños y adolescentes ele que habla v" Axline (9) )' en los quí'
la palabra no tuvo prácti camente ningún papel.)
Formulemos esto en otros términos: U1)a comprensión in·
telectual, en térmi nos de causas y de otras relaciones lógicas
o hÍstóricas (efe arúirñ"nesis), no es"eifríctáÍnent"e necesaria para
el progreso de l~ ter~pi a. Est~ " v~ie tantl?""pa"rá"ei c\i~"J~le como
para e l " terape!l!~l.. al,.ll)que sobre todo para es~ último""E I te-
r"a peuta puede hacerse una idea del caso que lleve consigo
lagunas y contradicciones considerables, sin que quede afec-
tado el valor de su asistencia.
E l argumento de que una comprensión completa y eohe·
rente pone"al" terapeuta en" disposición de guiar mejo"r al clien-
te "en sus esfuerzos de exploración y reorganización "no tiene,
evidentemente, sentido den"l"r~ del marco "del pensamierÜd ro-
geriano. El papel del cli ente se concibe aquí, precisamente,
con'fó "la adquisición de medios autónomos para examinar-
';se y establecer las comparaciones experiencia les que se impo-
nen para poder comprender y resolver s us problemas. Según
el rogeriano, el grado de cambio en el modo de percepción es
un índice más significativo de progreso terapéutico que la am-
pliación de la toma de conciencia "(es decir, el gradó de cam-
bio que ha habido en la imagen que el cliente se hace de sí
mismo).
Si los cambios relativos a la imagen del yo son realistas,
dicho de otro modo, si corresponden al yo real, auténticamente
experimentado y manifestado por el sujeto, la correlación entre
estos dos índices será, evidentemente, elevada. De todos mo-
dos, la nueva imagen del yo que surge de la terapia , raramen-
te es )Jn producto acabado. Generalmente es una imagen pro-
v isional que continúa modificándose -precisándose, amplián-
dose, call).biándose en algunos puntos- mucho des pués de ha -
ber terminado la terapia.
En"cuanto a la comprensión intelectual completa y delalla*
da del caso, por parte del terqpeuta, Hobbs expresa su "valor"
con un humor desgraciadamente intraducible: "if niakés the

""~., - _. . "
_._---~._.-"~.~.~'"' .,.=
G. M. KINGE1"

therapist fe el good, but jt doesn' t make the client ieel beHer".


La afirmación de que la comprensión intelectual , incluso
al nivel de la simple coherencia, no es necesaria siempre para
el éxito terapéutico parece probablemente absurda a primera
vista. Sin embargo, esta afimación se apoya en la observación
de' varios casos, algunos de los cuales fueron grabados en cin-
ta. En uno de esos casos el cliente, persona con muchos
conflictos, tenía num erosos moméritQs;Ae lñcoherencia. En
esos momentos, la labor del 'ter~p~~t~ -;;;tener ' el r elato
del cliente y favqr"ecer la maduración que lleva consigo-- era ,
sin duda alguna, difíci l. Sin embargo, se observa que, cuando
el terapeuta consiguió "ponerse en el lugar" del cliente, tra-
tando ~e representa.~.~~ J~._~o·r¡t~ ~ i ón.. Y_Ja·· oS.f.l}!id_,!º.·_~~n_. _qtie
éste se deb~Üa ' el 'veces, el cliente tenía tendencia a volver a
la ' coheren~ia.·· ~n 'es{os' cáSOs;importa;Sóbre todo: -qüeelie-
iaE~~t~..::_ ab_sl~~~i~ ..~~e.:~tr.~~~~fñ~-r.~~r. p'l :oces~ -~~b)é~iv'o en el
que eT cliente está inmerso. De ahí que convenga evitar co-
mentarios y pr~guntªs ' "tales como: -"-¿-Qué' 'quiere usted de-
cir?", "rJO entiendo", "~'o "veo' tOlnó·... :·/,.. ¡.. ¿-o 6ñde está eso que
ve usted?", "~alta algo a su relato", y. 01ia~;"Jlamadas. ~ l~ :'réa-
Hdad ".
Si el terapeuta se absti ene de interrupciones e intervencio-
nes de ese tipo, el cliente tenderá a volver a su coherencia. En
resumen, la entrevista y el pr ogreso del caso en su conjunto,
no parecen quedar afectados n egativamente por la falta even-
tual tie comunicación intelectual entre terapeuta y cliente. Lo
. q~~j!PP9l"~q. _.es .qu.e. se_..mª-!1.t~ng¡l J~ . comunicación empática ,
~!)~e9}ata.... . - . .. .... . '"
En {;uanto a una cierta comprensión dinámica, ésta se sue-
le infil trar de hecho, en toda -enfrevista lerapéuuaC Siií em-
bargo, el profesional de orientación rogeriana no la pi:aet.lC:á
nunca de modo deliberad'o, 'exceptó 'en
'Tos casasen 'c:lue; 'si 'tra-
baja en una clínica de ofieI'iCacfóñ- pl"uralisüi '(es decir, ño es-
trictamente rogeriana), está encargado de '103. admisión de nue-
v~s clientes. En estos ' 1i10mentb!;"; sU!fftind6hes de selecciona-
'"
dar clínico le obligan a utilizar activamente todas las posibili-
dades de que dispone, incluyendo su capaci dad de d iagnóstico,
En los demás casos estima que la práctica del en foque psi-
codjnámico es, teór icamente al menos, perniciosa para el clien-
te. Aclaremos que esto no quiere decir que sea perjudicial en
cada caso particular. El terapeuta partidario del enfoque psi-
codinámico puede, sin embargo, ejercer un efecto bienhechor.
Por medio de sus cualidades personales, puede neutralizar o
corregir los efectos de un enfoque en el que el cliente es ob-
jeto de juicios, de análisis y de interpretaciones por parte de
otro. Es aquf, quizá, en las cualidades personales del terapeu-
ta, donde hay 'que buscar la explicación de que lodos los en-
laques puedan, realmente, tener una cierta eficacia.

2: ToleTanci~)
...... ,: ...
- ~""

Seilalemos, para empezar, que la pa labra "tolerancia" 1 no


traduce muy bien la idea de "permissiviness" 'de -qüe aquí se
trata. En su uso corriente, la noción de tolerancia lIeva consi-
go cierto tono de indulgencia o incluso de condescendénchi,
que coriEuerda ··mal con· el respeto"éiüé, para nosotros, Ímplica
la noción. Sin embargo, el término evoca bastantes elementos
de la idea en cuestión para ser adoptado con preferencia a un
vocablo nuevo o extranjero.
De un modo genera l, común a t odas las terapias, la tole-
rancia se refiere a la libertad excepcional concedida al cli~te.
Libertad que. no está-.li~t~~-.~~~ . .Cl.1.l:~ .:p'o: ..l.~~ ~xigencias de
la estructura d~ ¡ti ~itqª~ió_n_.. R~c ordemos qu~ , la libertad es-
tructurada se refiere a toda la libertad compatible con lbs fines
de la terapia (tal como la conciben" ia."s 'i:I1TeréñrcsesclJetas) y
con el . respeto a la _~n~~gr:t~ª-q . fí~ic:~..Y ._I!l_Q!? I_ .~~l terapeuta. En
este aspecto;Tcis"térapeutas se muestran poco susceptibles. Se

I (N. dt la T.) La palabra francesa empleada en el texto es ··tolé·


rance".
152 G . .11. KI.,' OF:'j'

dan cuenta de que la persona lurbada puede mostrarse hostil.


agresiva, o de cualquier otra manera injusta o dificiL El clien-
te puede lanzarse a ataques, incluso violentos, mientras
se mantenga en u~ nivel v~rQ.al y se abstenga de calum-
niás públicas' serias. En , cuanto a la integridad física del
terapcúta, gener~lrriente no ~o~re peligro en. el contacto' con
adultos que pueden ser tratados por medios puramente ver-
bales. (No pasa lo mismo con .los niños, en terapia de juego.
Estés son muy' capaces -si es que no se trata de una incli-
nación- de tomar al terapeuta como blanco de la expresión
directa de sus represiones, fea les o no.) Del mismo modo.
el client,e puede expresar se!!:ti~_e.!1_lo~ •. inc!uso ".f uera de lu-
gar",. de
- , -~ . .
amor y deseo,
'~ --. . Pero son raros los terapeutas que acep-
tarían la demostración física de sentimientos de este tipo l.
Se dirá que, en nuestra era democr ática, la tolerancia es
un gesto que se impone. Por eso el terapeuta advertido, teóri-
co o· práctico, no dejará de presentarse como tolerante. Sin
embargo, a veces no se entiende muy bien cómo una ' tole-
rancia tan comp:leta puede concordar con los princípios teó-
ricos, fu ndamentalmente autoritarios, aplicados por la mayo-
ría de los terapeutas.
Sea lo que fuere. la importancia concedida a la tolerancia
no nació de influencias socia les o "poHticas" como las que im-
pera!} en el panorama contemporáneo. La necesidad de unas
condiciones de libertad excepcional fue reconocida desde los
orígenes de la terapia -período, sin embargo, poco inclinado
a la tolerancia-:y fue ratificada por medio de numerosas ob-
servaciones a m edida que el campo terapéutico se extendió
y se diferenció.
Pero tolerancia excepcional no quiere decir toler:aJ?cia in-
c<:ndi~i.~n~ll. ··Y a'ciüt se trata de esta ¿Ítima. ¿Cuál es, pues, Ya

2 Para tener un ejemplo de un caso de este Upo, ver "La Transre


rcncla y el Diagnóstico .., vol. !l, cap. VI, p<igs. 259·264.
;
diferencia entre la n oción tra dicional y la noción rogeriana de
la tolerancia?
La noción tradicional, que tiene sus oríge'les en Freud
y que~ sigue siendo la noción más exlend ida de toleranci a, se

I refiere, esencialmen te, al material tabú: expe ri eneias socia l y


moralmente reprobadas, como ciertas manifestaciones de se~
xualidad, de agresividad e infantilismo así como todo Jo que el
indÍv'¡aüo " ¡riá-üeñe -por qué" experimentar o desear ni 't rata r
d e -elfo '" e'ñ"'süs' conia clos soc"iale's ' ordinariós. 'Co'n- su_o ~ñ"~iis­
J ta,-pc¡¡: ''fú ~Qñt;~r[i. .·p'~~!j~·. T~n~~r~¿ ~ - la' J:ii~~-'compl'eta 'ex'pre~
sióñ de este tipo de cosas, sin incu rrir en la "menorcfesapr-o-
bacióñ'.·
t" ''1.; toleranci~.. ,.gel rogeriano, en cambio, no ~ .I.imi~a .!l}. ~.a ­
teria l tabú. Es incondicional , en el sentido de que se extiende
a todo lp que el client e cr~e oportuno contar, ya se trate de
confidencias profundas o de cosas aparentemente triviales, in-
c1usq de ~anj obras manifiesta men te defens ivas:
¿Cuál es la lógica de tal actitud?
Recordemos que la condición indispensable del progreso
terapéutico es la reducción de la al")guslia, puesto que la an-
gustia conduce a una actitud de defen sa que es enemiga del
creci miento. Para qu.e el nivel de la angustia pueda d escender,
es necesario que e l s ujeto se s ienta protegido de toda exigen ~
cia, amenaza o cualq ui er otra presión. Esta libertad debe, por
tanto, incluir el derecho de recurri r a maniobras d e protección
temporales tanto conscientes como inconscientes. Si el cliente
se porta de modo d efensivo en una s ituación que, evidenle-
mente, no lleva consigo n inguna amenaza, es signo de que
s u angustia es muy aguda o está muy enraizada. Por lo tanto,
la tolera ncia se impon e más que nunca. S:_~~lli.lJU~I.. C1i~ot~ Aes-
cl!l?re que clJ,a lqy i.exa .que . sea .s u actitud · -reHcencia, ·locuaci-
d aa,' aesi~u.a:(~~E) ~ j$gre!,iiones- .e l tetap.e u ta no m.ues~r~_ . nin-
gtiy,: signo de impaciencia o insatisfacción, exper imenta lo que
Se' llama una '¡;expe-rléndá - en;ocio!Í"al correctiva" : Descubr:e,__ _
... '-.. ' -- .. ~.. _. " "."-
G. M . líI.W,'¡': T
,
co n frecuenc ia por primera \'(!Z, (joe puede moslr,lrse :lllsioso,
désconfiado, hostil o tramposo si ll que el terapeuta manifieste

, eJ-ruerrorae~eo ' de: echárselo en car a o de desáim.ar16_~· ~u ando


siei11é que puede mostrarse incómodo, el cliente empieza a
sentirse"cófif6d-ó: Al darse' cue"n ta de que el" iéra peúta~ ·iio "·pl en.
I~
sá -en atafúia:' tiende a olvidar sus defensas e inclu so a re~
.~ nunciar a ellas volu ntariamente. Así, poco a poco, va d escu~
,1 briéndose, en el doble sentido de la palabra.
1~ Cuando la reducción de la angustia se lleva a cabo de esta
manera, la eliminación de la s defe nsas representa un paso
1ft
importante hacia la integración de la experiencia. Lejos de ser
lO •
, una operación mecánica , practicada bajo presiones exter iores,
representa un crecimiento orgánico, interno, que sustituye a
", la angustip. y que libera fuerzas de expresión, de expansión y
".1
111
de sana afirmación de sí mismo .
Por el contrario, si el terapeuta indi ca, de u n modo u otro,
!
:;1 que las p~Jabras d,?l cfi€ill"é 's"oñ. s-úperfic'iaies' o-'(i~f~~;ivas,' re~
i vela o recuerda con elio' que' sü - tdleraiié1'á tiene 'un límite y
•, que a éste se llega fáci lmen te. De modo dir ecto o indirecto
ind~__ 9..u_~ _el cliente -debe. hablar> a e ·.cps":!i( ;.'p~~'tin,e~tes~: y
"~.i.g~ificativ~§:. Sin embargo, lo que el terapeuta estima per-
linent:e-"y sign ifi ca-tivo es, precisamente, lo que el cliente no
" se atreve a aborda r: las regiones de sus jmpulsos y experien-
cias "prohibidas" o "extrañas", A ca usa de ello, se encuentra
en una posición difícil entre las exigencias de su yo y las de
s u terapeuta. Si se muestra tal como es, corre el riesgo de per-
der la estima de su ter apeuta y si rec urre a maniobras pro-
tectoras pierde su aprobación. Al menos, es así como la per~
sana turbada tiende a percíoir la situación .
La tolerancia, tal corno se practica generalmente en el ma r-
,. co de' otras terapias, es pues, no solalmiilte ffmitaoii: sino muy
espeCíficamente c~~~Úciona1. Ci~rtame'ñte-er's-ü}em- goza de
un~ libertad' e~cepcionaJ, pero debe empleari<i pa-ra- exp[orar
y describir regiones de experiencia muy deter~ninaqas. ·Di·
LA IlELA CION

cho de otro modo , y por p3rad ój ico que parezca , el cliente


está prácticamente "opligado a hablar libremente" de c(!sas
de las que no se atreve o h~ó ' quiere hablar, al menos todavía.
--P.robablemente, la thayor parte 'oe los terapeutas no exigen
tratar de lo que el cliente se esfuerza por esquivar. !:-a expre-
sión, demasiado explícita, de exigencias de este tipo' podría
provocar una crisis o el cliente podría sencillamente abando-
na r la terapia. Sin embargo, el profesional experimeñtado
puede guiar - el proceso con facilid'ad. sin tener "que emplear
siqu"fera"j;aTaoras.La"S n úi-riTfes ta·Cfones 'po¡'--mediCi dé adema-
nes, de expi:esT6ñes de la cara, de gestos, bastan para seña'l ar al
cliente que sus' estrategjas-son t.ransparentes o que no lle\!a. la
rurec.<;ión requ.!!.IJ2a. La mayor parte de los manuales aconse-
jan, por otra parte, este sistema de señales fisiognómicas positi-
vas y negativas para cana.1izar el relato del cliente. Estas ex i-
gencias, por mitigadas que sean en sus (armas, no son por ello
menos coercitivas. Pues, a su vez, el cliente --que está vigilan
te y con razón- también ve a través de la "paciencia" de su
analista. Mientras sigue esta guetra fría durante un número
variable de entrevistas, el cliente pasa por un tormento que,
a la larga, se vuelve intolerable. Al fin se rin de pero es más
por agotamiento que por decisión.
No se ne ce~ i ta insistir mucho sobre el hecho de que ta!es
procedimientos ño son los ideales para que·-ia-conna-ñia ....Sus-
tituya a la 'an'sledaa y ' el Ciecimfen"lo ' aT condicioña ñiiento.
Ciertamente, ~l terapeuta ha conseguido~..,..,.,....seiún.JiLe~esión
favorita- romper las resistencias del cUe:_IJ.J.e. Pero ¿no po-
dría haber "roto, al mismo. tiempo, lQ~ restos de'-su tendiúicia
a la autonomía? El uso que_hacía:. el_ c1ient_~. Qe su cap~Ci~.~.?
de 'autonomía era, ' probablemente, pobre y contrario a sus
intereses reales. Per? el ~.~~~ _y .la ?y.ud,~ _4~L~~2..E~':'_~, f1"~?~~·ían
conSistir, -precisamente, en poner al sujeto en situación de
utilizar mejor esta capá-Ciclad, no en desh'á~~~la-~ cúa'ndo ño'-se
ejerce del modo debido. " '---" -_._.
G. M . h"ING E 7'
~
:~. Rcspctjl
....... '~~s '-~arece que es lícito afirmar que la noción de respeto,
tal como el rogeriano la concibe, es una dimensión verdadera·
mente nueva en el terreno de las relaciones humanas. Este
r~speto es incondicional. El cliente es respetado, no a caü'sa
/ de algún méri to, dignidad o competencia particular qüe pue-
d'a haber adq uirido durante su existencia a causa de alguna
cualidad precisa -sinceridad, valor, cooperación , inteligencia ,
flexibilidad- de que pudiera dar prueba durante las entre-
vistas. El respeto del terapeuta es gratuito. E l cliente no tie-
ne que hacer nada para merecerlo. Esta actitud se ie da , de
er:?"~a;' pór '¡as razon-e~' q~~ vamos a ver. ' .-

RESPETO CqNVENCJONAL y RESPETO TEnAPtuTICO.-No cabe


duda de que todos los terapeutas, de todas las escuelas; res-
p'e tan a sus clientes. És decir, que se portan con éstos ~on 'toda
la -eottes[a, la s con.sideraciones y la dignidad del hombre edu·
ca'd6:eñ" erp.jprc.iI:'~':' de !:iUS actividades profesionales, Además,
y en la medida en que sus funciones se lo permiten, se preo-
cupan por evitar toda contrariedad , toda pena y toda prueba
a personas cuya sensibilidad está a flor de piel, como suele
ser el caso del cliente.
Es evidente, sin embargo, que ta l conducta , por loable que
sea, benefici::::. ~-:!::!": :'vdo al que la practica. En eCecto, _c~.a) ­
quier otra conduela contraria ría directamente sus intereses y
su reputáción. Por ello, 'es 'difícil ver qué tiene tal actitud de es·
pecíficamente terapéutico: ' Esta forma de respeto se entuen-
ira, por otra parte, en to'do individuo eh el ejercicio de su vid~
proCesional, ya sea dentista, ci ruj ano, enfermero, abogado,
empleado 'o comerciante. Pero ¿qué es lo que le ha valido a
esta noción la importancia de que goza en el pensamientó o,
al menos, en 'Ias afirmaciones de los terapeutas?
Evidentemente, estamos ante un problema de terminolo-
gía. Por ello, y para evitar las confusiones debidas a los di ·
J. A U¡.;LACJUN 1~7

U
cerentes sentidos que tiene el término, nos será util distinguir,
por una parte, la. fQrmO! e)e.mel)tal, . .~.ívica , del re spe~ o J, por
otra, la forma psicoterapéulÍca que es la ql.! ~ . no.~L.iJltere~.
se
N'o hay ni que deci~ 'que la-'p;:imera impone en el contacto
con el cliente más que con cualquier olra persona. En cuanto
a la segunda, s u-significación y sus expresiones varían , según
el con cepto que el profesional tenga del fenómeno terapéutico.
Dicho de otro modo, según la estructura de la relación.
Veamos lo que sign ifica el término en la ~r:§,pectiva roge-
riana. Aquí el re~ p e to se funda, en última in stancia, eñ- el
hecho de que el cJ\ ~ntekS un :.:r úniEP..:J Nos preguntaremos,
quizá, por qué ese hecho es digno de un respeto profundo y
a priori. De hecho, todos los se l-es vivos son únicos. Los neu-
róticos, las personas extrañas y los ma l adaptados son particu-
larmente únicos. Pero ¿es que esto les hace dignos de un res-
peto particular?
Precisemos un poco más el objeto de este respeto_ .No se
trata
.- . aquí de -la. noción de "reverencia ante -- ' -la vida".
~..,...-~-. - -_ . . -., -- Aunque
esta noción sea" d igTifi'-cl'e- afaba nza, nos parece un poco meta-
física. Y aquí ~ratamos de algo esencialmente práctico, es de-
cir, del respeto poc- la -esfi'üctúrá uníc-á; 'en" cierto' modo con-
éreta, dé la experieñcia acumu l~da y de! mod9 exp eriencia}'
.pr.op.tp~ del clienle-:--:E'!sta estructura nace de la conjugación ,
de lo genético, constúliClonal y- únko -con uri ' é'órijüñtoaeo "ín-
fluenci as dél iríediO~- igü a lmente úiiico_ -- - -- _.- - .. ~ .._ ~-- -
Veamos ahora qué es lo que justifi ca el respeto conced ido
a esta estr uctura única . E~!:.e__z:~~~,~?~_ ~~ j us~~~d?QZ: ..E~ _ p~r­
te, por el hecho de que J ~ eSlructura existe en un ser cap?~.~e
elección, G~z , no de hacer su destino a capricho, pero sí
éieiñflüirlo de-uri modo-apreciable, Por otra p'a rte,"ésla- acH-
t~4~~i. ·iu~tifica también porque ~.iebe servir de base a la inul-
titud de eleccfon'es .:....en. apa riencia mod estas, pero no par eso
~~~os decisivas - <]ue_ constituye el p roceso de rectificación al
'l1'e el ~1~ ~pt~);~Jla. )a n ~a do_
No ignoramos que ufinnacion es de este t ipo, con tenden-
(. , JI. /l lN¡;},T

cia a e vocar I;¡s nociones de la dignidad y de la integrid¡¡d de


la persona, tienen u n lona un poco declamatorio que corre
el riesgo de ofender la sensibii ida d positivista del hombre mo-
derno, ¿Por qué se r epiten ta les afirmaciones en un contexto
que trata de hacer entrever cieft6s aspeCtos de la ' prac(jca- de
esta -tera"pia? '
La razóri~ es que el pensamiento rogeriano pone estas afir-
macIones en relación con cuestiones emih'ehtemente pr ácti-
cas. La: l>rácUca aeesT~nt:f':rpj'(rs"é' -tfrtic u la-'de Tli1"'m6doTáñes-
trecho en los principios y valores que la sostienen, que es
prácticamente imposible realizar aquélla si n hacer inter veni r
a éstos. Así, si el terapeuta se da cuen ta, de un modo activo,
de que su cliente es portador de" una experiéncia úniéa,· que
suele extenderse a u n númer o considérabie de años, tendrá
tendencia "a parse ~u enta : igua llnente, ~e" 9"ue 't"a) ~p~ij¡~ñ~ia
v'u elve al , cUente más competente que nadie para - .
una línea de conducta compatible con sus necesidades, sus
" .
determinar
..~ "
"

deseos , valo res y capacidades_ - _. " "


y lo que hace que esta capacidad del cliente -capaci-
dad de valoración, dé elécció~, de decisiÓñ,- en 'üna palabra,
de actualización- sea eminente mente ~g l) ;:L(!.e r espe.to para
el rogeciano:"es el' }lecho'"'de qu e, en la s ituación terapéutica,
tal capaddad deja de" ser una abstracclÓn : -uñ-,i " poten"dah-
éJadoun-a'sfrases--:-srn-ñiáR~Y p·or ia -simPf~--r~"zÓn rle"" que"" el
cliente se encuentra metido, de un modo deliberado, en el
p;o~eso de "mej(;r-¡á- j -saneañ-jiento-deryo: se- re'vcliJ, -acÜ"vamen·
te, . COrrlO u n ser"que "es-¿óge, vel:dader a úlente, suiierar"'s u' esta-
do aClu aL Esta capacid"a d efectiva de eieccióñ"se"" re'~ela inclu-
so el"! el clieñfe" que"no lnr "e-l€!githr"pótsf fuismó'" el ~~ú-a;' en
ter apia -q ue se" encuentra " en-ella "á "causa de Ciertos aconté-
ci"miE;ñios o por intervención de otras personas- ~rQ"_q"u"e,
por su coop~~i ón y " s.u COlIlPI.Q1lll.!:!P , peJ:spº~~ _~ n _ ~_u m~I1~o,
miñlffeSta--este m ismo deseo de superarse.
-'-Ci.úilqüIera--qüe -tome coñCiéñéia "dé .. ta- operación efectiva,
LA n¡'; LM;JON 15'
inmediata, de e!:>ta tendencia a la autonomia y a la revalora~
ción del yo por parte del cliente, no podría dejar de sentir el
tipo de respeto al que aquí nos referimos. Y, conociendo el
carácter lábil Y fácilm ente influenciable de estas tendencias,
difícilmente estaría tentado de interven ir en su despliegue na-
tural.

4: Acepta~iC5n~
..... /
La combinación de las actitudes de tolerancia, respeto y
compreñSi6~ enipilica· se fusiona, 'de ~ modo·''rlat.uraÍ, enuña
actitú·J de· acogida que, 'en el lenguaje de los ·teni.peutas, se
irid¡~~--gener:¿il menfe' con el nombre de aceptación. Como el
lodo de que forma parte, esia actitud· se concibe aquí como
incondicional.
_.• A causa ·(le su carácter incondicional, esta noción suele sus-
citar· reservas, e incluso protestas, por parte de los que co-
mi enzan a practicar está terapia .. Es una reacción que se com~
prende fácilmente. En el lenguaje corriente, el término "acep~
ladón" tiene el sentido de aprobación. Ahora bien, todo el
que esté familiarizado con la clase de material que se pro-
duce en terapia, objetará que la aprobación incondicional no
está muy indicada.
Pero no se trata aquí de aprobación. Tal actitud sería in-
c,om:~~~ii)ie con- iOs -i;r.i~~ipios de ~s~~ enfOqur.. Cualqüféraque
se<!- !!y.. objeto, ,positiyo o negativo, !~ ,.~pr~~ación es una forma
~,~. ju:~~!.q .. y .. º .e ,:,alo{a_~~9p.)Ps, por lo tanto, una actividad que
procede del marco de· referencia del que la pone en práctica.
Y, puesto que esta terapia presupone que el profesional se
despoje de su marco de referencia personal, no puede hablar-
se ni de aprobación ni de desaprobación. Además, si el tera-
peuta aprobara, eón fr ecuencia actuaría de un modo contrario
al cliente quien manifiesta una actitud generalmente negativa
respecto de sí mismo, al menos en los comienzos del proceso.
l¡jU

¿QUÉ ES EXACTAMENTE LO QUE SE ACEPTA?- EI objeto de


esta actitud incondicional no es una abstracción tal como "el
cliente como ser humano", "el ser potencial", " la personalidad
en que puede convertirse o que podría haber sido", ~s el clien-
te en su totalidad, tal como existe, hic et nunc,
¿Qué quiere decir esto?
E§~o, sigl.l:ifi~, que el terapeuta no sólo considera el mate-
ria l positivo y negativo -el activo y el pasivo:..:: qüe-el'clien-
te tr~o t~~bién' la con'figuración particular que pre.señia
el"'maierial en el mome~to de la e'ntrevista, En este' mo"m enlo
pieclso,e-sta corlfiguración está de't erminada por... ~L"c[Q,jJ:É0l~­
~~~e~ ~~_cir, pOJ:,eJJ1~1W de. cª-mbi¡p', ,Oe. S~~;!r¿:!"!~E:~ _~u<:'
. Esta oliienlación positiva del cliente es, indudablemente, pre-
dóminantc¡ en la economía del cliente en el momento de la en-
trevista, puesto ,que es la razón misma de su presencia' en el
despachd del teráp'?uta.
En otras palabras, el material producido durante las en-
trevistas puede repre~entar ' un pasivo fuerte. Pero el hecho
de c;:ontatlo en un contexto terapéutico, cambia lá ~iinú"itác16n.
Este n:edib mOdifica; en un sentidd "POSitivO. la balan-za"psié'O .
. lógica del que hace el relato. Lo que es aceptado es, pues, la
totalidéJ.c;i
.'. del dad,o ,existencial, ' la persona como sistema
, , ~
""díná-
' ,. .. . .
mico de actitudes y necesidades, en su orientación actual.

~PUEDE SER AUTÉNTICA LA. ACEPTACiÓN INCONDICJONAL?-Fá-


cilmente se ve la relación entre la aceptación incondicional
del cliente y la disminución .del nivel ,dt:: su. ang~s~fa'»or ' eÜo,
los profesionales de todas las orientaciones reconocen los mé-
ritos de tal método. Lo que se niegan genera~~~"l1t~..~ .~g,!!l;i,!Jr
es que pueda representar la expresion de una actitud verdade-
ramente sentida por el t erapeuta, es decir, que sea auténtica.
Dado gue la historia confidencial dI": J;> "~d<.:. e::. ~:¡;',:{¿J~~~"'cliéntes
contiene' ~.i~~~"ñtos· "¡,ricompati¡;ies ·c(;n ' lo~ ~~lo;e~ d~l-terapeuta
-y, por otra parte, incompatibles también "con-¡os'{,i"ea'les de
161

esos clientes rnismos- aquél no podría sentir una aceptación


¡ncOñ-dfcloTla 1 sin." v iolentaf· süs serilirtiiérltós.
Esta objeción se basa ti en' una falsa concepción de la no.
ción de aceptación o en un equívoco referente a su objeto.
Como acabamos de aclarar estos dos puntos fundamentales,
bastarán ahora algunas observaciones suplementarias de or-
den práctico.
Dada la naturaleza verdaderamente sin precedentes (al
menos en el terreno práctico) de los principios puestos en prác-
lica en esta terapia, el que no conoce más que los procedi-
mientos de interacción tradicionales, suele ser un poco escép-
tico. P~a ~9..~~_~~.. !.~~_1:l_cha<!~ ,. ~ablado o actuado nunca
a partir de_ 9J:!:.9 _.mar.c.o._de r eferencia que no se~ .e l propio, la
aGtÜ~~:Iri~ºnQ.i.9!Q[I.J.tmgm.~ ..QQ~my.~, .Y. a . !~. yez a~t.~~~Ca. é"S
algo .difícil de .concepit...
Por el contrario, el que ha adquirido la capacidad de aban-
donarloscrfferIos' l 'reaITstas"y ',róbjétivos" que "aPlica en· sus
asuñfos -y··corttactos- "dIar{os·· y,'ha" cipiéndídó a··sumeigirse en
erxñTiñao·süfi}eUvode 'ÍOs "de~is: descu'bn~ qüe- li-¡iceptación
incbndíclona·l··~~~;i·oi~~ta··i;;' si·nceridád." Cuando loS: elementos
nega-civos:-~·condenable;;;,-·d~(cl·re~le· se perciben según la óp-
tica: de éste, es·deCír,· ·eil-el túiCaderi.amiento de circunstancias
tál como fueron' percibiCiás y 'v ividas por el cliente, esta con-
ducta se .vuelve perf~larnente c.oherente, casi necesaria. Por
ello, taI!lQi~I). , ~e...Y.udy<! ..p.s.icplpgica,tn~p.le (aunque quizá ' no
morai~ente>.. a~.epJq.ble. Lo que, vis.to. desde el exte·rior,· iúú:·e-
ce extrélri"o; d.~ollq·uctL~9 o perverso, llega a ser visto únicamen-
te como la amarga defensa de un ser amenázado por encima
desucapacTaaQ de resiste-ncia.- E~· s~ l"uc·h~· porlO- que -pOdIía
llamárse ·su s~~.~yj.v;;¡~i~· eni"'aci~nal -iucha· positiva, por lo
i~nt<>--=- 'el individuo-;;-fti-;t~··acc¡oñis"cuya naturaleza no pue-
de reconocer en ei" 'rnomento 'y qúé, eh ' onas circunstancias,
se resjsti~'í~ ' hasla a pensar. .... .. ... . " .. .
Precisemos un poco. 'fomemos el caso de una mujer y ma-
u
161 r;. M. K!/I.'c;F;r

d,c , nb<lndonada por su marid o, en circunstancias particular-


mente pe nosas y con una hija de unos diez años.
Como se siente sola, humill ada e impotente, teme los con-
tactos exteriores, al mismo tiempo que experimenta una n e-
cesidad muy fuerte de expresar su s se ntimientos tanto de afec-
ta: como de amargura. En estas condiciones -y con un grado
de lucid ez y responsabilidad qu e in dkaría una gran presun-
ción por parte de quien tralara de determinarlo-- se apli ca
a asegurarse en su hija una fuente constante y segura de sa-
tisfacción emocional. Con este fin, orienta sus esfuerzos y sus
intereses exclusivamente haci a la niña, al mismo tiempo que
va condicionando a ésta para que la actitud sea recíproca. Ade-
más, aprovecha cualquier ocasión para hablar de "la falsedad ,
. crueldad' y malicia" de todos Jos hombres y redobla los es-
fuerzos a medida que la niña va creciendo. Cuando ésta se
hace mayor y manifiesta a1gún tímido deseo de jndependen-
cia o de inter és por los ch icos, la madre le opone su teoría
sobre los hombres y le hace reproches de ingratitud. De este
modo, priva a su hija de todos los privilegios de su edad, obli-
gándola a pasar su juventud, o su vida, en un mundo neuróti-
co del que sólo .algún acontecimiento imprevisible -y, a ve-
ces, deplorable- puede sustraerla.
Vista desde el exterior, esta tiranía afectiva y exigente, que
puede causar perjuicios quizá irreparables, incita a la rebelión
y no a la aceptación. Pero vi sta en el contexto de la desesperan-
za y privación emocional extrema que fuer on la causa de ella,
tal éonducta aparece como la lucha patética de una persona
que carecia, en aquella época, de la madurez emocional necesa-
ria para Sllperar una prueba afectiva de primera categoría.

¿Tiene peligrus la aceptaci6n incondicional?


. " ,..
Incluso después de haber comprendido el objeto de esta
actitud, tal como se da en el espíritu del terapeuta, el novicio
en es te enfoqu e sigue dudand o. Piensa que el cliente inter-
I.A. /lEJ.. AC/ON J63

prctará, casi inevitablemente, una conduela tan poco corrien-


te como una expresión de acuerdo muy próxima a la aproba -
ción. y estima que tal confusión no sólo sería engañar al clien-
te, sino que podría ahogar sus sentimientos de culpa y arre-
pentimiento, mecanismos muy importantes para la educación
y madurez emocionales.
Si el cliente se equivoca de modo prolongado sobre el sigo
nificado de la conducta de su terapeuta, los resultados serán
los mismos que en cualquier otro caso de error. No se conse-
guir:á 10 que se pensaba conseguir. P~so eS~!!l..?),_ importan-
te que el terapeuta se abstenga de juzgar, de un mOOO-autéñ-
tÍco' y constante, tantoen-ioscasos"eri'qlie-'10 'que ctl~nta el
cliente concuerda con "sus 'propios \;.ailji-es·· éomo. en los. casos
en 'que se opone. Si el 'terapeuta adquiere y practica esta ac-
titud de un 'modo constante, no parece que tenga que inquie-
tarse por equívocos. Los datos sobre esta terapia, acumulados
por observación e investigación durante más de veinte años,
indican que cuando el individuo está en condiciones de liber-
tad y seguridad excepcionales =--y, por ello mismo, de res-
ponsabilidad excepcional- las ~uerzas positivas de su conduc-
ta tienen tendencia a triunfar sobre las fuerzas negativas. En
estas condiciones, lejos de aparecer como fundamentalmente
asocial o amoral, el individuo se muestra profundamente de·
seoso de vivir en armonía c(;m su prójimo, de respetarlo y ser
respetado.
Para terminar, citemos un texto de Rogers. En forma con·
dicional, este texto expresa lo esencial de lo que se ha des-
crito en estos capítulos a propósito de las condiciones;
.. ---- Si
me muestro capaz de crear una reladón que se caracte-
riza, por mI parte,
por una autenticidad transparente;
por una acogida calurosa y por sentimientos positivos
respecto de lo que hace que su personalidad sea diferente de
la mla;
,--
". (; . M. KINGET"

,, p or una capacidad de ver el


mundo y el yo del cliente tal
\ como los ve él mismo.
En ese caso, la persona con quien yo sostengo tal relación
se vuelve apta para ver" y comprender por sí misma 105 aspec·
tos que, hasta entonces, habia negado a su conciencia;
ev,oluciona, cada vez más, hacia el tipo de persona que de·
sea ser;
funciona . con una facilidad y una confianza cada vez ma-
yores;
se actualiza como persona, es decir, como ser único que
piensa y actúa de un modo que le es personalmente caracte-
rístico;
se vuelve, capaz de abordar los problemas de la vida de un
modo adecuado y con menos gasto emocional.

Yo creo que este texto es válido no sólo en lo que se re-


fie,r e a mis relaciones con el cliente sino también si lo aplico
a las relaciones con mis alumnos y colegas, con mi familj~ y
m..is ~.hijos. Tengo la impresión de que se trata de una hipó-
tesis gen.eral que presenta enormes posibilidades en relación
con el desarrollo de .la creatividad, de la adaptación y de la
autonomía en los individuos (87).
1
¡:¡ .r,. . • A O
~~6


PSICOTERAPIA Y RELACIONES HUMANAS
'.: ..

[.;1C~a~p~.IV;,;,;,:'L~A~A~T~M;:,Ó~S;gFE=RA~_ _ _ _ _ _ _~~_~_1
Existen dos tipos de condiciones que desempeñan un papel en la relación de ayuda:

Técnicas: conjunto de disposiciones y de actividades que se prestan a la observación y a


la grabación. Pueden adquirirse por medio de la enseñanza. Su uso es indep~ndiente de
la personalidad del profesional que las emplea. No requieren ningún compromiso
personal por parte del profesional. Ej: técnica del reflejo.

Actitudes: tendencia constante a percibir y a reaccionar en un sentido determinado. No


se pueden adoptar a voluntad y s.egún las necesidades del momento. Están enraizadas en
la personalidad. Ej: tolerancia o intolerancia.

El profesional rogeriano enfatiza en las actitudes antes que en las técnicas. La actitud
principal que rige a todas las demás €lS la de Consideración Positiva IncondicionaL

!ATMÓSFERA]

Atmósfera: características generales. dominantes de una situación. Para ser efectiva debe
componerse de: SEGURIDAD y CALOR. Sin ellos, se puede quizás analizar, explorar,
informar, enseñar, condicionar, influir y cambiar al individuo pero estos procedimientos
activos no serian capaces de producir el tipo de ' cambio que corresponde a la noción de


crecimiento. Tal cambio es un proceso de naturaleza orgánica a partir del interior y
englobando al individuo en su totalidad.
,

SEGURIDAD: representa la base de toda reorganización psíquica.

~xterna: secreto profesionaL _ .

' - - - - l•• ]!n!!l!J:tenrnma: estado psíquico propicio a la !!"~9Jlilidad e~ocional. ;;>tI CwSC ~D oJ
t \c.
y a la reorganización de las actitudes. Permite vencer
la dificultad para expresar y asumir los propios
sentimientos ante sí mismo y el consultor. No se trata
sólo,de la conftanza en el profesional. No anula del
todo la angustia pero sí aporta la fuerza necesaria para
afrontarla.
1\@S~0gStll ,~ Ach-lQO vel ((J!Vsu/·loe.
.A
Dt~ll~"\\!..!J . e\~~<l\~Í\o.l\1: 4~",1S
, R€C0\'t..~CS '?üu> J)tS,ol>~(¿ Sus. ífu\~"":1fCI:tOI:\Ú'J'1 (JO ~i
~ 1'> I'(~.s:;;: \,,, j)É':~tJDeQ..s",
- - -- ---_._.- _.-~ - - - ._--
• --.

1. Actitudes Tutelares

Dar confIanza, reConfortar, animar a la persona de un modo directo, explícito:


"A todo el mundo le ocurre", "Eso es normal". Son afirmaciones que tienden a reducir el
problema o la incomodidad y vergüenza del cliente. AfIrmaciones de orden estadístico, no
psicológico. Representan una forma de patemalismo que obstaculiza el crecimiento y la
maduración de la persona. Consiste en una "absolución" que refleja los valores y marco de
referencia del consultor, no los del cliente. El cliente recibe una versión corregida de su
realidad pero no adquiere por eso la manera de percibir de 'quien se la ofrece. Se trata de
una versión impuesta (en lugar de una conclusión a la cual arriba el cliente por sus propios
medios) que conlleva la posible dependencia del consultor en el papel del que 'lodo 10
sabe, todo lo comprende y todo lo perdona".

2. Estandarización al nivel de la media

Dar seguridad por la vía de la "absolución": «La mayoría de la gente se sentiría así", tiende
a proponer el nivel de la media como 10 adecuado o la norma. Esto dificulta las
posibilidades de crecimiento de la persona, se opone a su tendencia natural a la
actualización.

3. Invitación a la dependencia

Las maniobras de alivio podrian llevar al cliente a desconfiar en su propio juicio y con ello
a la dependencia del consultor.
Estos procedimientos en vez de dar confianza la quitan y quitan también responsabilidad en
tanto la persona se siente incapaz de juzgar, de ese modo abandona todo esfuerzo de
pensamiento o acción que no sea para la satisfacción de necesidades inmediatas. Renuncia a
la toma de decisiones.

4. Apertura a la experiencia

Es consecuencia de la seguridad. La seguridad debe extenderse a toda experiencia


potencialmente disponible en cada paso del proceso. Es lo que permite que los elementos
de experiencias reprimidas afloren a la ·consciencia y puedan cambiar su configuración,
también pennite al cliente confrontar los segmentos penosos de su experiencia y estar
abierta a ella. La apertUra a la experiencia a lo largo de la relación de ayuda posibilita la
exploración de aspectos no reconocidos o no tenidos en cuenta.

'(~ ¡Cómo establecer la seguridad interna? f,,(!.\¡


V
La seguridad interna consiste en una disminución del nivel de la angustia, esta diminución 10 ~1
no puede producirse a volUntad.
La seguridad interna es un estado generalizado (al igual que la angustia) que se extiende a '" ? (,<,
todo el organismo tanto en sus aspectos afectivos como cognitivos. Representa una
respuesta a la persona del consultor más que una reacción a la actividad de éste. (El
profesional rogeriano no es activo, no interroga, no juzga, DO interpreta, no toma la
iniciativa) .

'.,-'.;:-
El consultor deberá comunicar, a partir de su actitud, que el cliente tiene recursos, que es
capaz de reconocer el origen de sus dificultades y resolverlas por sus propios medios. Se
trata de comunicación, no de información. El consultor no expresa su fe en los recursos del
cliente con palabras sino con su modo de proceder.

6: Estimular la Be -vidad de autodetermio8 i o


Es importante poner en práctica la actividad autónoma del cliente, por muy debilitada que
s~ encuentre.
S. trata de ir al paso del cliente: sea cnal sea el canlcter de su relato (lento, rápido,
superficial. etc.), ese carácter será respetado. El consultor se abstendrá de llamar la atención
del cliente sobre las repeticiones, lagunas, variaciones en su relato. Por medio de su actitud
de aceptación positiva incondicional le demuestra al cliente que él mismo lleva la dirección
de la charla. El cliente encontrará en esto una satisfacción útil para su restablecimiento. La
importancia de esta satisfacción es que es inherente a la actividad, una actividad que
implica elección, decisión y compromiso personal.
El profesional centrado sobre el cliente cumple un rol de colaborador.

Z) Facilitar la emergencia de los recursos


Consiste en la emergencia de los recursos del cliente a partir de la creación de una
atmósfera de seguridad y calor. uno de los aspectos más dificiles de la tarea del consultor.
No se trata de una intervención ortopédica por parte del profesional que en determinado
momento saca a la luz. los elementos de la experiencia inconsciente del cliente. Esto para
Rogers significarla violar la dinámica del cliente.

. vitar la inversión de las fuerzas de crecimiento

~terpretaci6n dinámica .puede generar un cambio notable en conducta del cliente pero ~Pe¡, t~
tal cambio no suele ser constructivo dado que puede alterar la estructura dinámica, romper ~.l{i @!fÜqle.
las defensas.
Las tendencias defensivas y las tendencias de crecimiento se encuentran entremezcladas; al
arrancar unas se pueden arrancar otras. El consultor intentará liberar al cliente de su
angustia y no de sus defensas. En el último caso la persona queda expuesta a una especie de
inversión de las fuerzas de crecimiento: evoluciona hacia la pseudoautoDomía o bien hacia
una formación reaccional que puede deberse a motivos agresivos o a la mendicidad
afectiva.

IELCALORj

"Optimum. non maximum" de "calor"

La actitud afectiva deberá ser equilibrada para que produzca efectos positivos. Una cierta
variabilidad en la afectividad es inevitable y puede tener utilidad, lo que importa es la nota
de base.

,
El cliente, en general, se encuentra en un estado de privación emocional que lo vuelve
vulnerable a los testimonios de calor o de interés. Si la abnósfera afectiva es demasiado
fuerte, podría alimentar la ilusión en el cliente de que es querido como él desea ser querido.
Esto puede incitarle a modelarse según el consultor.
Un clima afectivo favorable tiene más probabilidades de crearse cuando se deriva
naturalmente de la actitud de disponibilidad afectiva y mental del consultor y sin esfuerzos
particulares (aceptación positiva incondicional). .
Se trata de crear un clima entre intimidad y distancia, para ello el profesional se sirve de los
datos de su percepción inmediata a cada momentb del proceso.

Papel del "calor"

Consiste en reforzar el sentimiento de seguridad, que se desprende de la actitud de no


Juzgar.
Según Rogers lo que experimentaría el individuo es la experiencia de ser amado. no de un
modo posesivo sino de un modo que le permita ser una persona distinta. con ideas y
sentimientos propios y una. manera de ser que le es.exclusivamente personal.

- - -_._---_ ... _ - - -
ICap. V. EL TERAPEUTA

El Consultor psicológico deberá contar con formación especial y atributos personales.

NFO UE CENTRADO EN LA PERSON

Atributos
1
Cualidades
Capacidad Empática Madurez Emocional
Autenticidad Comprensión de sI mismo
Concepción Positiva y Liberal del Hombre
,..~ sziO~ ~f>QJ. ,'8.
Capacidad Empática ~ ~""rn. '~A lSóO\l:t-~:t==""") ~o <e\ ~el25ü¡t rs'l .:
Ac.tQ~Q::t"'f~'
Es la capacidad para sumergirse en el mundo subjetivo del cliente y para participar en ~ ~ 'b'J. 11
su exp"eriencia en la medida que la comunicación verbal y no-verba110 permite. Ponerse
en el lugar del cliente, ver el mundo como él 10 ve. Captar a cada instante lo que el
cliente experimenta en su mundo interior sin que la identidad del consultor se disuelva
en ese proceso empático. Consiste en percibir el cuadro de referencia interno de otra
persona con los componentes y las significaciones que con él se relacionan, como si
fuera la otra persona, pero sin perder jamás la condición de "como si". Si esta última se
pierde, entonces se trata de identificación.
Representa una resonancia de los sentimientos del cliente.
Es la aprehensión de aspectos cognoscitivos y emocionales de la experiencia del cliente
desde el punto de vista de éste, no desde el ángulo subjetivo del consultor. El consultor
participa en la experiencia del cliente íntimamente pero sigue siendo emocionalmente
independiente.
Es suceptible de desarrollo, pero su adquisición parece exigir una modificación de toda
la personalidad.
No se puede adoptar a voluntad según las necesidades del momento.
No implica juicio ni valoración.

Simpatía: consiste en la resonancia con los sentimientos de los demás. Su campo es más 1;:0 0 tE" "
reducido, se refiere esencialmente a las emociones. La participación del sujeto en las l"",<>e- D" (
emociones de los demás, se hace en términos de la experiencia del sujeto mismo. '¡- 'i, ~,,¡\= <o

Intuición para diagnosticar: capacidad para descubrir, analizar y formular las tendencias A~I'\I¡
y necesidades inconscientes de los demás. No es una participación en la experiencia
th~
SoPo<lU.. lo Q,'
1"<'>1 ~ •

consciente del otro sino una observación y una interpretación de las manifestaciones de esta
experiencia. Tiende a una valoración de la persona observada.

Autencidad o Acuerdo Interno (Congruencia)

Es el estado de acuerdo que existe n la e enencia su rese iQn en la LCÑW()~<J'


conciencia. Al prin<.:tplO ogers utilizó el término "genuineness"" muy cercano a la
noción de sinceridad que luego fue abandonado. Sinceridad: hablar o actuar de acuerdo 'í-~ee.
con la representación consciente, de acuerdo con la experiencia tal como aparece en la G,' s,fd:¡:H
conciencia, no necesariamente tal como se la experimenta. é",~'t.Q tl\Jc;
Es el estado en el cual el consultor es él mismo, cuando las relaciones con el cliente son
auténticas, sin mascaras. cuando expresa abiertamente los sentimientos y actitudes que .fJ-l~'~ 'te, (),
le invaden en ese momento. ~?~(tt",. <l
Cuanto más logre el consultor escuchar y aceptar sin temores lo que pasa en él mismo. Q¡;,N-"N ¡oc<
la complej idad de sus propios sentimientos, más alto será su grado de congruencia.
Cuanto más verdadero y congruente sea el consultor en sus relaciones, más
posibilidades habrá de que el cambio de personalidad se produzca en el cliente.
En un sentido amplio, se trata del acuerdo entre la experiencia, la conciencia y la
comunicación. .
La autenticidad corresponde a la comprensión de sí mismo. Ésta depende del nivel de la
angustia: cuanto menor sea este niveL mejor se comprenderá el sujeto; cuanto más se
comprenda a sí mismo, estará en mejores condiciones de lograr el acuerdo interno.
No se puede adoptar a voluntad, no se refiere a . formas de conducta sino a la
personalidad misma.
Su ausencia conduce al deterioro de la relación, la vuelve ineficaz y perjudicial.
La simulación de la autenticidad no se mantiene con el tiempo y además es reconocida
por el otro.
Cuando no hay congruencia entre la experiencia y la conciencia, se habla de actitud . ¡.\A~ ~ t1.f!
defensiva o de rechazo de conciencia. Cuando no hay congruencia entre la conciencia y
la comunicación, se habla de duplicidad o engaño. I\t"~<L \0
~\o.'.) <¡,~
Concepción positiva y liberal del hombre v de las relaciones humanas

Modos de pensar y actuar enraizados en la personalidad y que tienden a expresarse en


" , . '1
un estilo de vida. No basta con el entusiasmo o la adhesión a unas concepciones
liberales y humanistas. ft
fr'I.-Kp:¡\'
Quienes no los poseen pueden adquirirlo a partir de una reorganización del sistema de
actitudes y valores. Esto exige un esfuerzo sostenido de introspección y de reflexión
-r0\"\ .bE\ 01
crítica que requiere de numerosos ensayos y errores. .-n~~VJ:~
Es el fundamento de la aceptación positiva incondicional (cuando el consultor ~~IU l\~\ ~od
experimenta una actitud calurosa, positiva y receptiva hacia lo que está en el cliente. -
Implica la aceptación del sentimiento que está presente en ese momento en el cliente:
miedo, confusión, cólera, amor, orgullo, dolor, valor, etc. Esto significa que el consultor
se preocupa por el cliente pero no de manera posesiva, sino que le aprecia en su
totalidad de manera no condicionada. Se trata de un sentimiento positivo que se
exterioriza sin reservas y sin juicios).
, .. ••• • ••••
Madurez emocional

Capacidad de participar en la tarea del cambio de otra persona: es la capacidad del tl1~S\"'Q'/,~
consultor de prestarse como persona a las necesidades del individuo con conflictos,
comprometido en la búsqueda de sí mismo. El consultor no sirve al cliente de guía, juez ?I>n<l (\... i
o modelo a seguir sino de resonador y amplificador de los esfuerzos que realiza por f:f¡Q:, ~Ol
cambiar. ,,"="-~l f.
~ <il"-\ <llo-ti!
Capacidad para portarse de un modo aséptico: es la capacidad del consultor de
&,~!:d<
experimentar y de comunicar sentimientos auténticamente calurosos sin que éstos se
transformen en una trampa para el cliente o bien para ambos. Esta capacidad requiere: ~<w"o
que las necesidades fundamentales del consultor tengan salidas adecuadas, integridad e\~~(
personal y seguridad interna. -te. :rae (bl'ol!
-T<>N=,\ S.:t
Comprensión de si mismo c..o...QOC~C

Es un conocimiento del Yo tal como actúa en cada momento de la situación inmediata. ((:''''.s:" ~ ¡
Es una apertura constante a la experiencia. . SiI. \'-\:>.SI>'.(
Es una cualidad importante para el consultor pero no lo es tanto para el rogeriano como
para el que asume funciones de valoración. exploración e interpretación por cuanto ~\ 6tA If\ ,
actúa desde un marco de referencia propio, se apoya en las propias percepciones y kI.~\tt, ~ "
teorías. El rogeriano actúa desde el marco de referencia del cliente. se apoya en la
experiencia inmediata de éste.
~~aJ
1-\:t>J,,~~ t

.,
Cap. VI LA RELACIÓN
Punto 11 Estructnra y cualidades de la relación nsicoteranéutica

Toda relación interpersonal posee características fundamentales que forman la estroctura y


ciertas cualidades afectivas cuya variedad da a la relación su tono individual y su valor
humano.

Estructura

La estructura define la relación en ténninos de su objeto, de su finalidad y de los


papeles que juegan las partes. Desde el punto de Vista del objeto y de la finalidad, las
relaciones pueden ser infinitamente variadas. Desde el punto de vista de los papeles, se
pueden clasificar como: jerárquicas, igualitarias, variables, estables, comerciales,
asistenciales, laborales, etc.
La estructura es independiente de las cualidades afectivas, ej : la relación padres-hijos
puede estar acompafiada de sentimientos positivos o negativos.
Otras relaciones, ej : amistad, dependen de la naturaleza y de las cualidades afectivas. La
relación de ayuda pertenece a esta clase.
La naturaleza de las cualidades de una relación está generalmente afectada y a veces
determinada por la estructura en tanto ciertas estructuras tienden a suscitar ciertos
sentimientos.

Eidad~
Una cualidad puede atribuirse a relaciones que. en términos de estructura y de sentimientos
realmente experimentados, pueden ser totalmente diferentes. Ej: apego y COnItanZa en la
relación madre-hijo y en la relación entre amigos.
Cualidades de la relación de ayuda: seguridad. calor. comprensión. tolerancia. respeto.
aceptación. Estas cualidades deben ser experimentadas, sentidas por el cliente a partir de la
actitud del consultor, el cual juega el papel de colaborador para el cambio mientras que el
cliente es a la vez objeto y 'agente de ese cambio.

ICQMPRENSIÓÑI

Es la condición primordial del diálogo. Aquí se encuentra una de las diferencias más
marcadas entre el enfoque rogeriano y otros.enfoques.

Comprensión: aprehensión de las palabras u otros medios de expresión del cliente.

Comprensión no-veroal o fisiogDÓntica: fonna inmediata, primitiva de la comprensión. ~1N'i. \.o F~

t
Consiste en captar algo de la experiencia de los demás partiendo de indicios físicos:
(posturas corporales, gestos, tonos de voz, etc.) que pueden revelar estados afectivos. ~&0G.S
Constituye una valiosa ayuda en tanto facilita la comunicación verbal.

,
• ••
~
erbal:
ICJol!m!!PP!r~e!!ns~i!iló!!n.l!v~er[!b!l!alj;: ,,--oeo mprensión inteIec

ógica

psicodjnámica
Comprensión psicológi~
........ empática

[Comprensión verba!: se produce a nivel de las palabras. Su contenido es generalmente claro


pero sin valor explicativo o justificativo. Resulta de datos descriptivos, el prototipo es la
afirmación. Puede ser engañosa. Su carácter supemcial e incompleto no satisface las
necesidades de la inteligencia. Valor: condición necesaria para las formas más articuladas
de comprensión.

Comprensión lógica: conlleva ciertas relaciones de causalidad o de secuencia lógica. ¡'I' 0'(5UC .\¡¡;~,
Incluye elementos que explican el dato en términos de acoDtecimientos obseIV8bles o ,,,JetlO ..: ".
fuerzas interiores. Puede aliviar la tensión provocada por la simple afirmación. Satisface las
necesidades racionales del individuo de conocer cómo y por qué. Constituye la base del
control intelectual y de abi a diversas formas de poder. Yl!!oL si bien desempefla un papel
útil no es estrictamente necesaria para que se produzcan efectos en la relación de ayuda
(crecimiento). .

Comprensión psicodinámica (dinámica Q de diagnóstico); comprensión del psiquismo en


términos de móviles profundos. impulsos. tendencias y necesidades inconscientes y
semÜDconscientes. Dado que éstas no son inmediatamente accesibles al sujeto, su
comprensión es del dominio del especialista quien deduce la naturaleza y la interacción de
tales fuerzas a partir de datos que el sujeto aporta espontáneamente o a partir de técnicas de
exploración del inconsciente.
Es de naturaleza intelectual, aunque no es estrictamente lógica. En un sentido es
metalógica, pues opera por medio de analogías, simbolos, paradojas e intuiciones. Debido a
la variedad de su metodología, sus conclusiones son más ricas o profundas que las
obtenidas por la vía lógica a partir de datos comprobables. Sin embargo no poseen la
validez de las conclusiones lógicas: no se derivan directamente de los datos sino que son
compatibles con ellos. organizados según los principios de una teoría determinada. Esta es
la razón por la que se las llama interpretaciones. Valor: el profesional rogeriano no la
practica de modo deliberado excepto cuando se trata de un psicoterapeuta que trabaja en
una clinica pluralista en la admisión de nuevos clientes en donde deberá utilizar todas las
posibilidades de que dispone, incluyendo su capacidad de diagnóstico.

Comprensión empátjca: al igual que la forma dinámica, se refier~ a la economla interna,


sobre todo emocional del sujeto. Sin embargo, la comprensi6n empática, se esfuerza por
aprehender los datos que aporta el cliente tal como éste los aprehende o los esenta no
mita de interpretar os. ara ogers la superioridad de es c ase de comprensión, no se
refiere al plano de la verdad objetiva sino al plano de la relación consultor-cliente. Yl!!oL

"1 f1-i\~Q I'l t CmK..~il~~f~ ,~ Q.~", \~!l~ -h\ toftO ~\ I.D ~ l~-¡:>(I..~I-)!) ~

_ ... ,-;',;:-;¡;- ----


,'~';;; 4~:"1 .

permite al cliente aprehenderse a sí mismo tal como es o como desea ser en ese momento
dado, le pennite modificar esa imagen de sí mismo según los cambios que se van operando
en él y posibilita un aprendizaje que deberá seguir durante toda su vida: la comprobación de
sus percepciones y si fuera necesario su corrección.

En general se refiere a la libertad exg~o~t.9oncedida al cliente que está limitada por


las exigencias de la estructura de la -o~~ libertad estructurada se refiere a toda la
libertad compatible con los fmes de la ~zr& na: 'a y con el respeto a la integridad
física y moral del consultor. ~~
Noción tradicional de tolerancia: tiene sus orígenes en Freud. se refiere esencialmente
al material tabú: experiencias reprobadas desde lo social o lo moral, manifestaciones de
sexualidad, agresividad, infantilismo y todo lo que el sujeto "no tiene por qué"
experimentar, desear ni tratar de ello en sus contactos cotidianos. El paciente puede
expresar todo esto al psicoanalista sin ser desaprobado .

Tolerancia del rogeriano: no se limita al material tabú. Es incondicional, se extiende a
todo lo que el cliente cree oportuno contar ya sean confidencias profundas. cosas
triviales en apariencia o maniobras defensivas. Cuando el consultor no muestra signos
de impaciencia o insatisfacción ante las diversas actitudes del cliente, éste experimenta
una "experiencia emocional correctiva"; descubre por primera vez que puede mostrarse
ansioso, hostil, tramposo, etc., sin que el consejero manifieste el deseo de echárselo en
cara o de desarmarlo. Cuando el cliente siente que puede mostrarse incómodo, empieza
a sentirse cómodo.
La tolerancia que se practica en el marco de muchas terapias, es limitada y condicional. ~Mc.:~oe
El sujeto está "obligado a hablar libremente" de cosas que no se atreve o no quiere. El .b ~ ts;A.!. U,
profesional experimentado puede guiar el proceso incluso sin tener que usar palabras.
Estos procedimientos no son los ideales para lograr que la confianza sustituya a la ~ '1:S"""
po.> •
«t~i
ansiedad y el crecimiento al condicionamiento.

iRESPETd

Es incondicional y gratuito. Se funda en el hecho de que el cliente es un ser único, Se ~(:'t40 "l '
trata del respeto por la estructura única, de la experiencia acumulada y del modo
experiencial propios del cliente. Esta estrucrura conjuga lo genético, constitucional y .s.v ,fICPb'2l:C:i
único con influencias del medio, igualmente único. Este respeto se justifica por el hecho ('!Jl ~ 1050 "
de que esta estructura existe en un ser capaz de elección y porque debe servir de base a t! "'' 'C:'' l:€
multiples elecciones. ; 1'<="-
J \0.\.0'"00 ~ ,
El pensamiento rogeriano pone estas afinnaciones en relaciÓn con cuestiones prácticas: ~()
el consultor se da cuenta de que el cliente es portador de una experiencia única que lo
vuelve más competente que nadie para determinar una línea· de conducta compatible
con sus necesidades, deseos, valores y capacidades. Lo que hace que esta capacidad de


actualización del cliente sea digna de respeto es el hecho de que, en la relación de
ayuda, tal capacidad deja de ser una abstracción o una potencialidad, refleja la
existencia de un ser que desea superarse.

Es una actitud de acogida que. en loba a las actitudes e e ro r nsión m ática \:lIlto<1." t a
tolerancia re eto s mcondici naI. Se acepta al cliente en su totalidad, tal como
~ "'\~ u"'8<J'
existe. El consultor acep el mat 1 ue el cliente trae y la configuración particular IIlly,. 'D"- \0
que presenta ese material en el momento de la entrevista.
Lo que es aceptado es la totalidad del dado existencial. la persona como sistema
¡,l", •
.!Io Coo
dinámico de actitudes y necesidades. en su orientación actual.

No se trata de aprobación, ésta es una forma de juicio y valoración, desde el marco de


, referencia del que la pone en práctica.

,,
:"".
'1

¡
(; . ,\/, KINGET
'"
por una capacidad de ver el mundo y el yo del cliente tal
como los ve él mismo.
En ese caso, la persona con quien yo sostengo tal relación
se vuelve apta para ver' y comprender por sí misma los aspec-
tos que, hasta entonces, había negado a su conciencia;
evoluciona, cada vez más, hacia el tipo de persona que de-
sea ser;
funciona · con una facilidad y una confianza cada vez ma-
yores; SEGUNDA. PA.RTE.
se actualiza como persona, es decir, como ser único que
piensa y actúa de un modo que le es personalmente caracte- TEORÍA E INVESTIGACIÓN
rístico;
POR
se vuelve capaz de abordar los problemas de la vida de un
modo adecuado y con menos gasto emocional. CARL ROGERS
I
,
Yo creo que este texto es válido no sólo en lo que se re·
i
1
fi~re a mis relaciones con el cUente sino también si lo aplico
I
a las r elaciones con mis alumnos y colegas, con mi famili~ y ¡.
m!s ~. hijos. Tengo la impresión de que se trata de una hipó·
tesis gen.eral que presenta enormes posibilidades en r elación
con el desarrollo deJa cr eatividad, de la adaptación y de la
I
,
autonomía en los individuos (87).

,.

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