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DISFUNCIONES SEXUALES
1. INTRODUCCION
2. FACTORES ETIOLOGICOS DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES
2.1. Factores psicológicos y sociales
2.2. Factores físicos
3. EVALUACION DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES
3.1. Areas de evaluación
3.2. Técnicas y procedimientos
3.3. Evaluación médica
3.4. Formulación del problema
4. TRATAMIENTO DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES
4.1. Consideraciones previas
4.2. Programas generales de tratamiento
4.2.1. Programa de Masters y Johnson
4.2.2. Programa de Hawton
4.3. Otros procedimientos específicos
4.3.1. Disfunción orgásmica en la mujer.
4.3.2. Disfunción de la erección en el varón.
4.4. Proceso general de intervención.
5. PROGRAMA DE TRATAMIENTO
5.1. Aspectos prácticos del proceso
5.2. Desarrollo del programa
6. CONCLUSIONES Y PERSPECTIVA TERAPEUTICA
7. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
8. BIBLIOGRAFIA COMENTADA
9. PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACION
1. INTRODUCCION
A lo largo de las diferentes épocas históricas, y a través de las diversas
culturas, la humanidad ha pretendido mejorar las técnicas amorosas
persiguiendo el fin último de conseguir un mayor placer y satisfacción sexual.
De igual manera, desde la más remota antigüedad, ha causado enorme interés la
explicación del comportamiento sexual anómalo, así como los posibles remedios
que podían emplearse para su tratamiento. En antiguos tratados sobre
sexualidad, que datan del período Neo-Babilónico (S. VI a.C.), ya se discute
acerca de la influencia de las estrellas sobre la potencia sexual, y se
propone un tratamiento específico para la impotencia que implicaba a la
compañera sexual del varón, la cual debía frotar el pene con una mezcla de
aceite y limaduras de hierro, mientras recitaba un cántico ritual. Esta
ancestral terapia incluía ya dos de los agentes terapéuticos que se han
mostrado más eficaces en el tratamiento actual de la disfunción de la
erección: la estimulación del pene y una pareja sexual que participa
activamente en la terapia (Hogan, 1991).
Hoy como ayer, nuestra sociedad otorga una especial importancia a los
problemas de disfunción sexual. Los drásticos cambios sociales y culturales
ocurridos en los últimos años han incidido también en el campo del
comportamiento sexual, de manera que la sexualidad ha pasado de ser
considerada un tema tabú, restringido a la esfera de la intimidad personal, a
valorarse como un aspecto esencial en la salud y el bienestar de la persona.
Tales cambios se reflejan en el creciente reconocimiento social que posee una
vida sexual satisfactoria para el desarrollo y la calidad de vida personal; la
separación de la sexualidad y la reproducción; el reconocimiento de la
sexualidad femenina y la preocupación explícita por la satisfacción sexual de
la mujer; la progresiva liberalización de múltiples conductas sexuales; o la
avalancha de información, técnica y divulgativa, sobre la sexualidad; y todo
ello sin olvidar la importancia que posee actualmente la sexualidad como
objeto de consumo (cine, videos, revistas eróticas). En resumen, el disfrutar
de la sexualidad se considera actualmente como un importante objetivo vital a
conseguir.
Sin embargo, no es infrecuente que las personas encuentren dificultades
para conseguir lo que consideran una adecuada satisfacción en su vida sexual.
En este sentido, la escasa formación sexual y la abundancia de "modelos
sexuales" poco apropiados contribuyen a crear una importante confusión sobre
la calidad de la propia sexualidad, lo que unido a la "necesidad" de una vida
sexual "óptima", hace que aumenten los problemas, reales o subjetivos, y que
exista una mayor preocupación por estos. Todo ello se traduce en que
actualmente se acuda, cada vez con mayor frecuencia, en busca de solución, al
psicólogo clínico y otros profesionales especializados.
Las "disfunciones sexuales" pueden definirse como un conjunto de problemas
de índole diversa que impiden o dificultan a la persona disfrutar de forma
satisfactoria de la sexualidad (Labrador, 1987). Así, se consideran como
"disfunciones sexuales" a todos aquellos problemas fisiológicos, cognitivo-
afectivos o motores que dificultan a la persona el participar o disfrutar
satisfactoriamente de las actividades sexuales, tales como la atracción, el
cortejo, la interacción o el orgasmo.
El conocimiento básico acerca de la respuesta sexual humana, proviene del
trabajo fundamental de Masters y Johnson publicado en 1966, basado en la
observación en el laboratorio de más de 10.000 secuencias de actividad sexual
en 382 mujeres y 312 hombres. Esta investigación ha aportado la información
básica para el actual abordaje diagnóstico y terapéutico de estos trastornos.
Así, ante la estimulación sexual, externa o interna, el cuerpo humano muestra
dos respuestas fisiológicas básicas: la "vasocongestión" en distintas áreas
corporales, especialmente las genitales; y la "miotonía" o aumento de la
tensión muscular. Estas dos respuestas progresan hasta alcanzar su cota máxima
en los momentos previos al orgasmo, instante en el cual el organismo, de forma
refleja e involuntaria, libera la tensión acumulada, relajándose los músculos
y vaciándose los vasos sanguíneos en las zonas genitales y demás áreas
implicadas.
El "ciclo de la respuesta sexual humana" se desarrolla siguiendo cuatro
fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. En cada fase aparecen
distintos cambios fisiológicos y diferentes sensaciones asociadas. Las dos
primeras, preparatorias del organismo para el coito y el orgasmo, están
reguladas por la rama Parasimpática del Sistema Nervioso Autónomo (SNA),
mientras que la fase de orgasmo supone la descarga nerviosa de su rama
Simpática. La fase de resolución conduce al reequilibrio autonómico y al
retorno del organismo al estado de reposo. Una exposición detallada de estas
fases puede verse en Masters, Johnson y Kolodny (1987) o en Hawton (1988).
Las disfunciones sexuales pueden ser de muy distinto tipo y naturaleza.
Así, se han propuesto diferentes sistemas de clasificación (Masters y Johnson,
1970; Kaplan, 1974 y 1979; Sharpe, 1976; Schover y cols., 1982; Labrador,
1987; Carrobles y Sanz, 1991). Los más adecuados son los que asocian cada
disfunción a la fase de la respuesta sexual en que aparece. En la Tabla 1 se
presenta la clasificación del DSM-IV (APA, 1990), que sigue este criterio.
TABLA 1
Clasificación de las disfunciones sexuales según el DSM-IV (APA, 1990)
TABLA 2
Estimación de la incidencia de las disfunciones sexuales (%)
DISFUNCIONES SEXUALES POBLACION GENERAL POBLACION CLINICA
De todos los factores señalados se pueden destacar cuatro que suelen estar
presentes en la mayor parte de los casos de disfunción sexual:
* Una inadecuada educación sexual, con profusión de errores en los
conocimientios básicos y de "mitos" acerca del comportamiento sexual
humano.
* Presencia de ansiedad, en diversos grados, asociada a los diversos tipos
de conducta y etapas de la relación sexual.
* Falta de conductas adecuadas para lograr una interacción sexual
satisfactoria, especialmente la adopción por parte de la persona del "rol
de expectador".
* Problemas en las relaciones de pareja, fundamentalmente referidos a
fallos en la comunicación de la pareja, dentro y fuera de lo sexual.
2.2. Factores físicos
Entre los diferentes factores de tipo físico, biológico u orgánico, que
pueden dar lugar a las disfunciones sexuales, se incluyen los síntomas de
diversas enfermedades, las consecuencias de intervenciones quirúrgicas o los
efectos de determinados fármacos y drogas. La importancia de estos factores
proviene tanto de su capacidad para provocar de forma directa la disfunción,
como de sus efectos indirectos, que se refieren a las reacciones de la persona
o su pareja ante la presencia de la enfermedad y sus consecuencias. Así, por
ejemplo, la persona afectada puede reaccionar anticipando el fracaso o la
aparición de dolor, con una reducción en su autoestima o con depresión;
mientras que su pareja puede reaccionar con sentimentos de ansiedad, miedo a
las interacciones o culpabilidad. En la Tabla 3 se incluye un resumen sobre
los efectos de algunas enfermedades físicas sobre la respuesta sexual.
Por otro lado, existen algunas sustancias, frecuentemente empleadas en el
tratamiento de muy diversas enfermedades, que pueden bloquear o disminuír la
respuesta sexual, bien en la fase de deseo, bien modificando los mecanismos
orgánicos implicados en las restantes fases de la respuesta sexual, como
pueden ser la lubricación, la erección, o el orgasmo. En este sentido, se
consideran seguidamente cuatro grupos de sustancias que pueden afectar
negativamente al funcionamiento sexual: sedantes, antiandrógenos,
anticolinérgicos o antiadrenérgicos, y psicotrópicos.
Los "sedantes" son sustancias que producen efectos de disminución del
interés y la respuesta sexual, mediante la depresión del sistema nervioso
central (SNC). En pequeñas dosis, pueden facilitar un incremento del deseo
sexual, dado que la depresión del SNC libera de ciertas inhibiciones. Entre
ellos están los barbitúricos, hipnóticos, opiáceos, alcohol, cannabis o
metadona.
En cuanto a los "antiandrógenos", estas sustancias contrarrestan el efecto
de estimulación que el andrógeno produce en el cerebro, reduciendo también la
respuesta sexual. Entre ellos se encuentran los estrógenos, de uso frecuente
tanto en mujeres después de la menopausia, como en el hombre para el
tratamiento del cáncer de próstata.
Por lo que se refiere a los "anticolinérgicos y antiadrenérgicos", son
medicamentos que producen un bloqueo de vasos sanguíneos y nervios que regulan
los órganos genitales. Muchas de estas sustancias (reserpina y metildopa) se
usan en el tratamiento de la hipertensión, por lo que no es infrecuente que
los hipertensos presenten problemas de erección, de interés sexual y
depresión.
TABLA 3
Efectos de las enfermedades físicas en la función sexual (Hawton, 1988)
SISTEMA CARDIOVASCULAR
Enfermedad oclusiva aortoilíaca .................................................. Disfunción de la erección
Arterioesclerosis........................................................................... Disfunción de la erección
Hipertensión arterial ..................................................................... Disfunción de la erección
Fracaso eyaculatorio
Infarto de miocardio ..................................................................... Disminución del interés sexual
SISTEMA ENDOCRINO
Insuficiencia suprarrenal (Addison).............................................. Alteración del interés sexual
Hiperfunción suprarrenal (Cushing) ............................................. Alteración del interés sexual
Disfunción de la erección
Diabetes mellitus.......................................................................... Disfunción de la erección
Fracaso eyaculatorio
Eyaculación retrógrada
Hipogonadismo ............................................................................ Pérdida de interés
Disfunción de la erección
Fracaso eyaculatorio
Hipopituitarismo ........................................................................... Pérdida de interés
Disfunción de la erección
Fracaso eyaculatorio
Hipotiroidismo .............................................................................. Alteración del interés
Hipertiroidismo ............................................................................. Hipersexualidad
Disfunción de la erección
SISTEMA GENITO-URINARIO
Enfermedad de Peyronie ............................................................. Disfunción de la erección
Erección dolorosa
Priapismo ..................................................................................... Disfunción de la erección
Prostatitis ..................................................................................... Eyaculación dolorosa
Erección dolorosa
Enfermedades venéreas .............................................................. ¿Eyaculación dolorosa?
SISTEMA MUSCULO-ESQUELETICO
Artritis ........................................................................................... Alteración en fase de caricias
SISTEMA NERVIOSO
Accidente cerebro-vascular.......................................................... Disminución del interés sexual
Lesiones lóbulo frontal ................................................................. Desinhibición
Lesiones de la médula espinal..................................................... Disfunción de la erección
Fracaso eyaculatorio
Esclerosis múltiple ....................................................................... Disfunción de la erección
TABLA 4
Instrumentos de autoinforme para la evaluación de disfunciones sexuales
Información sexual
• Inventario de conocimientos sexuales (McHugh, 1967)
• Cuestionario de información sexual (Carrobles, 1985)
• Cuestionario de evaluación de mitos sexuales (McCary, 1977)
Actitudes respecto al sexo
• Inventario de miedos sexuales, para hombres y mujeres (Annon, 1975a y 1975b)
• Inventario de placer sexual, para hombres y mujeres (Annon, 1975c y 1975d)
• Inventario de actitudes respecto al sexo (Eysenck, 1970)
Conducta sexual
• Perfil de respuesta sexual (Pion, 1975)
• Inventario de interacción sexual (LoPiccolo y Steger, 1974)
• Inventario de ajuste sexual (Stuart, Stuart, Maurice y Szasz, 1975)
• Inventario de arousal sexual (Hoon, Hoon y Wincze, 1976)
• Escala de experienica sexual (Frenken y Vevviz, 1981)
• Inventario de satisfacción sexual (Golombok y Rust, 1985)
Relaciones de pareja
• Escala de ajuste marital (Locke y Wallace, 1959)
• Cuestionario de intercambio de conductas en la pareja (Serrat, 1980)
• Inventario de satisfacción matrimonial (Snyder, 1981)
• Escala de ajuste diádico (Spanier, 1976)
3.2.3. Observación y Autoobservación
La observación directa de la interacción y la conducta sexual es un
procedimiento muy poco empleado en la evaluación clínica de las disfunciones
sexuales. Aunque el disponer de este tipo de información sería de gran valor
para la evaluación del caso, sin embargo, la mayoría de las personas muestran
una alta reactividad en su conducta sexual ante la presencia de un observador
externo. Además, la observación directa de conductas presenta la limitación
ética de no poder llevarse a cabo sin el conocimiento y aceptación previa de
las personas implicadas, y estas no suelen consentir el ser observados en la
faceta más íntima y personal de su comportamiento.
Con todo, algunos especialistas (Lobitz y Lobitz, 1978) han empleado la
técnica de "role playing", pidiendo a los pacientes que lleven a cabo
conductas simples de acercamiento para identificar si se han entendido
adecuadamente las instrucciones, o para constatar la presencia de inhibiciones
a la hora de su realización. También puede emplearse al otro miembro de la
pareja como observador participante de las conductas en ambiente natural, el
cual llevará a cabo un registro de los parámetros indicados por el clínico.
Por último, es muy útil en la clínica aplicar un procedimiento de
autoobservación y registro por parte del propio paciente. El uso de
autorregistros, que no debe referirse tan sólo a las conductas estrictamente
sexuales sino también a las de índole cognitiva y motora, puede ser de
especial utilidad para identificar con más precisión la frecuencia de las
conductas y sus determinantes, especialmente los cognitivos. Asimismo, ayudan
al propio paciente y al clínico a identificar paso a paso los progresos del
tratamiento. Sin embargo, debe observarse con especial precaución que el
procedimiento empleado no exija o facilite la adopción del "rol de espectador"
por parte del paciente. En la Tabla 5 se incluye un posible modelo de
autorregistro.
TABLA 5
Modelo de autorregistro para la evaluación de disfunciones sexuales
1. La educación sexual
En una mayoría de los casos, resulta imprescindible proporcionar una
adecuada información sexual a los pacientes, así como intentar modificar sus
percepciones y actitudes erróneas acerca de la sexualidad en general. Se trata
de aportar una información específica, corregir errores, modificar sus
actitudes, cambiar la orientación con la que se abordan las relaciones
sexuales o, incluso, modificar sus expectativas y objetivos, entre ellos el
"objetivo principal", que debe cambiar de "lograr un orgasmo", a "disfrutar de
la sexualidad en la interacción con una pareja, independientemente de los
logros o realizaciones concretas". En muchos casos puede ser necesaria una
información muy específica, que abarca el uso de métodos anticonceptivos o
cremas lubricantes; el alivio de sentimientos de culpa o vergüenza; señalar la
importancia de determinada forma de estimulación; el papel de determinados
fármacos y drogas; o establecer conocimentos básicos sobre anatomía y
fisiología sexual.
Este componente del tratamiento puede desarrollarse de diversas formas,
dependiendo de las características del paciente o la pareja. En algunos casos
basta con recomendar determinadas lecturas; en otros, es necesario además
proporcionar, al menos parte de esta información, de manera verbal,
frecuentemente en forma de preguntas y respuestas o, incluso emplear medios
audiovisuales, como grabaciones de videos o fotografías.
En este sentido, puede resultar muy útil seleccionar y recomendar a los
pacientes la lectura de alguna de las siguientes obras, editadas en
castellano: "Guía de la sexualidad" (Labrador, 1994); "The joy of sex: Guía
ilustrada del amor" (Confort, 1981); "Para alcanzar el orgasmo" (Heiman y
LoPiccolo, 1989); y "La sexualidad humana" (Masters, Johnson y Kolodny, 1988).
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2. La focalización sensorial
La focalización sensorial constituye el eje central de la terapia sexual,
siendo aplicable a la práctica totalidad de los casos. Su objetivo es
conseguir que ambos miembros de la pareja identifiquen y tomen conciencia de
sus propias sensaciones corporales, tanto sensuales como genitales. Frente al
intento de "logros" o "realizaciones", aquí sólo se pretende que las personas
aprendan a desarrollar la propia sensibilidad en la relación con la pareja,
mediante episodios de exploración alternada del cuerpo de la pareja y caricias
mutuas. Este componente del tratamiento implica la prohibición de realizar el
coito, con el fin de que ningún miembro de la pareja se sienta obligado a
"cumplir" con las demandas sexuales del otro. Además los episodios de
exploración y caricias se restingen primeramente a zonas corporales no
genitales (focalización sensorial o sensual), para pasar en una segunda etapa
a permitir ya acariciar genitales y pechos de la mujer (focalización genital o
sexual). Es importante aquí que cada uno se concentre en identificar y
disfrutar de la estimulación que le proporciona su pareja y, a su vez,
aprender a proporcionarle una estimulación placentera. Este procedimiento no
sólo enseña a disfrutar del contacto mutuo, sino que también sirve para
reducir la ansiedad ante la interacción sexual, mejorando la intimidad y la
comunicación de la pareja.
Prácticamente en todos los casos se sigue el procedimiento desarrollado por
Master y Johnson (1970), por lo que este componente se expondrá de forma más
detallada al considerar su programa específico de terapia sexual.
4. El entrenamiento en comunicación
Los problemas de comunicación suelen acompañar frecuentemente a la
disfunción sexual, bien como una consecuencia más de ella, bien como una de
sus causas principales. Sea cual sea su origen, el objetivo ha de ser
conseguir que mejore la comunicación para que, en lugar de obstaculizar la
actividad sexual, colabore a solucionar los problemas. En consecuencia, debe
desarrollarse un programa para la mejora de la comunicación en la pareja que
permita aprender nuevas formas de informar y recibir información, expresar
emociones y sentimientos, o desarrollar las conductas de intimidad. En muchos
casos es imposible modificar las disfunciones sexuales hasta que no se ha
obtenido un cambio significativo en la forma de comunicación habitual de la
pareja.
4.2. Programas generales de tratamiento
Se consideran aquí dos programas terapéuticos que proponen un planteamiento
general amplio para el tratamiento de las disfunciones sexuales, como son el
programa de Masters y Johnson (1970) y el de Hawton (1985).
4.2.1. Programa de Masters y Johnson
El programa de tratamiento propuesto por Masters y Johnson (Masters y
Johnson, 1970; Masters, Johnson y Kolodny, 1987) constituye el modelo básico
de intervención aplicada a la pareja para modificar las disfunciones sexuales.
En líneas generales, es un programa diseñado para educar a los pacientes en un
funcionamiento sexual normal y demostrarles cómo sus trastornos sexuales
pueden depender de uno o varios de los siguientes factores: falta de
información sexual en general; falta de conocimientos sobre la respuesta
sexual propia o de la pareja; presencia de miedo o angustia asociados a la
interacción sexual; o excesiva preocupación por satisfacer a su pareja hasta
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el punto de comportarse practicamente como un "espectador" de la relación, sin
atender ni sentir los estímulos propios de la excitación sexual. La aplicación
de este programa supone asumir previamente una serie de consideraciones
básicas y otras específicas, que se exponen a continuación.
1. Consideraciones básicas
a) Se parte del supuesto de que la sexualidad es una función natural,
controlada en gran parte por respuestas reflejas, por lo que el
objetivo consistirá únicamente en permitir o facilitar que aparezcan
tales respuestas, impidiendo las condiciones que favorecen su
inhibición.
b) Debe recharzarse explícitamente el supuesto de que una persona presenta
una disfunción como resultado de algún trastorno psíquico subyacente.
Las personas o parejas con disfunciones sexuales pueden, y suelen ser,
por lo demás, perfectamente normales. De ahí que la terapia se dirija
exclusivamente a modificar la disfunción específica, y no aspectos como
la personalidad o supuestos complejos subyacentes.
c) La mayor parte de las disfunciones son conductas aprendidas por las
personas, bien debido a su educación previa, bien a sus propias
experiencias sexuales anteriores.
d) Hay una prohibición expresa de imputar "culpas" o hacer responsable del
trastorno sexual a uno u otro miembro de la pareja, lo que sólo
serviría para deteriorar aún más la relación.
e) Debe insistirse en que la sexualidad es un aspecto más, no el único, de
la relación de convivencia de la pareja.
2. Consideraciones específicas
a) Es necesario evaluar de forma individualizada a cada pareja que presente
disfunciones, no siendo suficiente clasificarlas dentro de una
determinada categoría, dado que pueden existir importantes diferencias
en sus conductas. Así, por ejemplo, un determinado caso de anorgasmia
puede incluír conductas y factores determinantes muy diferentes a otro.
Por idéntica razón, se ha de llevar a cabo una terapia específica para
cada pareja.
b) El tratamiento no va dirigido a una persona que presenta una disfunción,
sino a una relación en pareja, dado que es la interacción entre dos
personas la que es inadecuada, y no tanto el comportamiento de uno u
otro de los miembros.
c) Como derivación de lo anterior, el programa requiere que ambos miembros
de la pareja participen y se involucren activamente en la terapia.
d) Asimismo, la terapia debe realizarse por una pareja de terapeutas de
distinto sexo, con el fin de facilitar la expresión de contenidos
íntimos en cada miembro de la pareja de pacientes. En este sentido,
muchas personas prefieren ser atendidas por un clínico de su mismo
sexo.
e) Es necesario integrar en el tratamiento tanto los datos psicológicos y
sociales, como los estrictamente biológicos y físicos. Debe adoptarse
un enfoque bio-psico-social.
f) Se establece un enfoque terapéutico rápido e intensivo. Durante 15 días
se aplica el tratamiento en régimen interno, de forma que se produzca
un corte drástico del ritmo de vida habitual, y la pareja se dedique
únicamente a superar el problema, sin mayores obligaciones.
3. Programa general de intervención
El programa de tratamiento supone un cambio fundamental en la forma de vida
del sujeto, por lo debe llevarse a cabo en un período de tiempo en el que los
pacientes estén relativamente libres de ocupaciones o responsabilidades, y
puedan dedicarse de manera intensiva, en régimen residencial, a la solución de
sus problemas de interacción sexual. El programa se estructura en tres
bloques: a) evaluación y diagnóstico; b) focalización sensorial; y c)
programas específicos.
a) Evaluación y diagnóstico
Esta parte inicial, que abarca los tres primeros días, se centra en la
evaluación del problema. Se lleva a cabo una examen exhaustivo por medio de
entrevistas individuales, de forma cruzada, entre cada miembro de la pareja
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con el terapeuta de igual y distinto sexo, así como una exploración médica.
Hay que tener en cuenta que la evaluación no se centra sólo en los aspectos de
la vida sexual más directamente relacionados con su problema, sino que trata
establecer un marco más general, que abarca el sistema de vida o las creencias
y valores del cliente, en el que se encuadren los aspectos más específicos de
la vida sexual. Finalizada la etapa de evaluación, se concluye con una sesión
en común de ambas parejas (terapeutas y pacientes), donde se analizan y
discuten los resultados del diagnóstico y las directrices terapéuticas de cara
a la intervención.
Durante esta primera fase también se habrán desarrollado los diversos
aspectos educativos y formativos necesarios, de acuerdo con las
características de los clientes. Asímismo, se indica a la pareja que no lleven
a cabo ninguna relación sexual que no haya sido autorizada por los terapeutas,
en especial, que no intenten realizar el coito hasta que se les indique. El
objetivo de esta prohibición es romper con la ansiedad que podía estar
provocando la presión de rendimiento, el "tener que cumplir", o el intentar
realizar actividades sexuales que les resultan desagradables o para las que
aún no están preparados.
b) Focalización sensorial
Los objetivos fundamentales de esta fase se centran en conseguir: a) el
conocimiento y localización precisa de las zonas corporales del compañero,
cuya estimulación le resulta más agradable, así como la forma de llevarala a
cabo; y b) el aumento en la comunicación de la pareja, para que puedan
expresarse más fácilmente aspectos tales como ternura, afecto o deseo.
Se indica a la pareja que escojan dos momentos del día en los que, estando
tranquilos y relajados, sin agobios ni prisas, evitando toda tensión y
preocupación, se dediquen a acariciarse.
Se les instruye que en esos momentos, estando sólos y habiéndose desnudado
completamente, se dediquen por turno, uno cada vez, a "recorrer, palpar y
acariciar" al otro, utilizando para ello los conocimientos que han adquirido
sobre anatomía y fisiología de la respuesta sexual, y atendiendo a las
preferencias específicas que ha señalado su pareja en la fase anterior. El
objetivo aquí no es excitar o excitarse sexualmente, sino reconocer el cuerpo
de la otra persona y establecer sensaciones táctiles agradables para el que
las realiza y para su pareja. Por ello se les indica explícitamente que no
deben tocar las zonas genitales y los pechos de la mujer. Es una focalización
sensorial o sensual, pero no genital o sexual. Si estos ejercicios se realizan
adecuadamente, al cabo de un par de días se progresa a la segunda fase de la
focalización sensorial, en la que las caricias ya también abarcan a las zonas
genitales y pechos de la mujer, aunque se señala a la pareja que no deben
centrarse exclusivamente en esas zonas. Al igual que en la fase anterior, el
objetivo no es aquí el conseguir una respuesta sexual determinada, sino
reconocer e identificar el cuerpo del compañero y las formas de estimulación
más agradables para ambos miembros de la pareja, así como favorecer la
comunicación e intimidad. Es posible, no obstante, que en muchos casos esta
segunda fase favorezca la aparición espontánea de algunas respuestas sexuales,
que no habían aparecido hasta entonces, como la erección o la lubricación
vaginal.
c) Programas específicos
Una vez alcanzados los objetivos de la focalización sensorial puede
pasarse a la aplicación de estrategias y técnicas más específicas para el
tratamiento de cada disfunción sexual, las cuales se presentan a continuación.
Eyaculación precoz
Tras las sesiones de focalización sensorial, la mujer deberá estimular
manualmente el pene hasta que el hombre, descansando sobre su espalda y con la
pelvis entre las piernas de la mujer, consigua una erección completa. La
estimulación debe continuar hasta que el hombre informe de la mínima sensación
premonitoria de eyaculación. En este momento la mujer aplica la denominada
"técnica de compresión", consistente en ejercer una presión moderada sobre el
pene. Para ello, el pulgar de la mujer se apoya en el frenillo, localizado en
la cara inferior (ventral) del pene circunciso, y los dedos índice y medio se
colocan en la cara superior (dorsal) del mismo, en una posición inmediatamente
adyacente uno al otro a cada lado del surco balanoprepucial. Se presiona
moderadamente durante 3 ó 4 segundos mediante la compresión conjunta del
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pulgar y los dedos índice y medio. La respuesta en el hombre a la aplicación
de esta técnica será la pérdida inmediata de la urgencia de eyacular. También
disminuirá su erección entre un 10 y un 30%. La mujer permitirá un intervalo
de 15 a 30 segundos después de liberar la presión ejercida en el surco
balanoprepucial, para luego volver a estimular activamente el pene (Masters y
Johnson, 1970).
Alternando períodos de descanso y presión es fácil conseguir que transcurra
un lapso de tiempo superior a los 20 minutos, durante el cual el hombre puede
mantener su erección sin eyacular. Posteriormente la mujer, colocada en
posición superior, introducirá el pene en erección en su vagina. Cuando el
hombre perciba un alto grado de excitación que amenace con escapar a su
control y producir la eyaculación, lo indicará a la mujer, que retirará el
pene y volverá a aplicar la técnica de compresión. Progresivamente, a medida
que el hombre vaya adquiriendo un mayor control sobre su eyaculación, la mujer
comenzará a moverse cuando se introduzca el pene en la vagina, hasta llegar a
la penetración con movimiento por parte de ambos. De esta forma el hombre
conseguirá aumentar el tiempo entre la erección y la eyaculación, primero
extravaginalmente y después durante la penetración, de manera que pueda
obtener lapsos temporales suficientes que permitan a su pareja conseguir el
orgasmo. Masters y Johnson señalan que no es difícil conseguir períodos de
hasta 15 ó 20 minutos de erección sin eyaculación durante el coito.
En este mismo sentido, Masters y cols. (1987) proponen una técnica
alternativa para el tratamiento de la eyaculación precoz. La técnica del
"apretón basilar" consiste en comprimir fuertemente la base del pene en
sentido frontal, pinzando con los dedos en la parte anterior y posterior de la
base del pene, no lateralmente, durante unos 4 segundos. Este "apretón
basilar", produce efectos similares sobre la eyaculación a los de la técnica
de compresión, y puede ser llevado a cabo tanto por la mujer como por el
propio hombre, con la ventaja adicional de que no es necesario retirar el pene
de la vagina. Masters y cols (1987) aconsejan está técnica como complemento de
la técnica de compresión, pudiendo utilizarse en momentos más avanzados del
tratamiento, cuando el hombre ya posee un cierto control sobre su eyaculación
y se están practicando ya las relaciones intravaginales.
Impotencia
Con una alta probabilidad, en la fase final de la focalización sensorial ya
habrán comenzado a aparecer erecciones. Ahora se deberá instruír a la pareja
para que no se fomenten las erecciones ni se traten de alterar centrando en
ellas la atención. Se continuará con la estimulación sensorial, señalando el
hombre a la mujer el tipo de estimulación que le resulta más agradable. Poste-
riormente, se pasará a llevar a cabo la estimulación de forma conjunta y no
por turnos. La falta de exigencias y ansiedad consecuente, junto con una
estimulación adecuada, facilitarán la aparición progresiva de erecciones cada
vez más completas y estables.
A continuación se encaminarán los ejercicios, sin que el hombre deje de
centrarse en las propias sensaciones, hacia el coito. Se recomienda en estos
primeros momentos utilizar la postura de la mujer en posición superior y el
hombre debajo acostado sobre su espalda, animando a ambos miembros de la
pareja a continuar con la estimulación aprendida. En concreto en este caso se
indica a la mujer que estimule el pene del hombre frotándolo contra sus
órganos genitales de manera que, si aparece erección, pueda iniciar una ligera
introducción. Sin embargo, en esta fase aun no está permitido el coito, dado
que el objetivo es el desarrollo de la capacidad sensorial y de excitación.
Suele incluírse aquí una técnica dirigida a facilitar la respuesta de
erección refleja. Se trata de eliminar el miedo del varón a perder la
erección, especialmente el que puede aparecer cuando disminuye la erección
dentro de la interacción sexual. Se indica a la pareja que se estimule
mutuamente hasta que el hombre consiga la erección. En ese momento debe
abandonarse la estimulación, lo que conllevará la pérdida de la erección. Tras
ésta se vuelve a iniciar la estimulación, repitiendo este ejercicio varias
veces seguidas. El objetivo es que el hombre constate cómo, bajo la
condiciones adecuadas, la erección puede perderse y recuperarse sucesivamente
dentro de un mismo encuentro sexual. Es especialmente importante cuidar que el
hombre no trate de precipitar la relación intentando llegar enseguida al
coito, para que no se vuelva a establecer la sensación de estar apremiado, que
tan negativos efectos causa.
Una vez que se ha obtenido un grado adecuado de erección y que el hombre se
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siente confiado en su estabilidad, se puede proceder al desarrollo del coito.
Lo más adecuado es que la mujer, colocada en posición superior, ayude a la
introdución del pene en su vagina. Esto disminuye la tensión del hombre y el
que se distraiga con la búsqueda más o menos eficaz de la entrada vaginal. En
los primeros intentos, tras la introducción, se descansará permitiendo la
pérdida de erección. Posteriormente se continuará con los pasos graduados que
implican el inicio de los movimientos pélvicos por parte de la mujer tras la
penentración, para concluir con movimientos por parte de ambos miembros de la
pareja.
Inhibición de la eyaculación
Como técnicas específicas Masters y cols. (1987) señalan, tras la fase de
focalización sensorial, la importancia de intentar conseguir que el hombre
progrese en una secuencia de eyaculación escalonada que implica los siguientes
pasos: a) eyaculación a solas mediante masturbación; b) eyaculación mediante
masturbación en presencia de la pareja; c) eyaculación mediante estimulación
manual por parte de la pareja; y d) estimulación vigorosa del pene por parte
de la pareja hasta llegar al punto de inevitabilidad eyaculatoria y, en ese
momento, insertar el pene para que se produzca la eyaculación intravaginal.
Con las primeras eyaculaciones intravaginales suelen desaparecer los
temores que provocaban la inhibición eyaculatoria y, en consecuencia, la
disfunción. Si falla este procedimiento de eyaculación escalonada puede
intentarse que el hombre, mediante estimulación manual por la pareja, eyacule
sobre la vagina la mujer. Con frecuencia, tras este primer logro, suele
facilitarse la eyaculación intravaginal.
Vaginismo
El tratamiento implica inicialmente la explicación del vaginismo como una
respuesta refleja e involuntaria, así como el entrenamiento en alguna técnica
que ayude a la mujer a relajar los músculos que rodean su vagina. Una de las
técnicas más útiles para lograrlo es hacer que la mujer tense esos músculos
intensamente, dejando luego que se relajen espontáneamente. Una vez aprendida
esta habilidad, el terapeuta podrá comenzar a introducir dilatadores vaginales
de plástico, de grosor progresivo, comenzando por el más pequeño, hasta que se
consiga la introducción completa del último dilatador, de dimensiones
similares a las del pene en erección. Posteriormente se enseña a la mujer a
llevar a cabo esta tarea por sí misma, ayudándose con cremas lubricantes,
varias veces al día, manteniendo el dilatador en la vagina durante 10 o 15
minutos cada vez. Cuando la mujer ha conseguido extinguir su respuesta refleja
de contracción, suele ser ya más fácil implantar gradualmente el proceso desde
la estimulación sensorial hasta el coito. En los primeros intentos de coito
conviene emplear la postura de la mujer en posición superior, y que sea ella
la que introduzca el pene de su pareja en la vagina.
Anorgasmia
En estos casos, las técnicas indicadas son diferentes, según que la mujer
no haya tenido nunca la experiencia de orgasmo o que consiga tenerlos por
estimulación alternativa al coito. Asimismo, los factores determinantes de la
disfunción deberán tenerse muy presentes a la hora de seleccionar los
procedimientos a emplear. Algunas de los aspectos principales a considerar en
el tratamiento de esta disfunción son:
* Animar a la mujer a que observe su cuerpo desnudo, en especial explorando
y estimulando de forma distendida sus órganos genitales.
* Enseñar a la mujer cómo afrontar la ansiedad y cómo modificar la adopción
del "rol de expectador", reduciendo las presiones de la pareja para
llevar a cabo el coito.
* Facilitar la comunicación sexual, de forma que la mujer indique a su
pareja los tipos y formas de estimulación que le resultas más agradables.
* Reducir las inhibiciones que limitan la capacidad de excitación o
bloquean el orgasmo. Puede ser útil establecer una especie de "permiso"
para tener y disfrutar los sentimientos sexuales y superar los miedos
asociados a éstos, especialmente el miedo a perder el control durante el
orgasmo.
Estos procedimientos facilitan la obtención de la excitación sexual en la
mujer, debiendo procederse a continuación a orientar progresivamente la
interacción sexual hacia el coito. Inicialmente la mujer intentará lograr el
orgasmo mediante la estimulación manual del clítoris por parte de su pareja.
19
Posteriormente se tratará de conseguir el orgasmo durante el coito, empleando
la técnica del "apuntalamiento", consistente en la estimulación del clítoris
manualmente durante el coito, acompañándose de intensos movimientos de empuje,
lo que favorece la consecución del objetivo final.
Hasta aquí, se ha expuesto el programa de Masters y Johnson (1970), que se
ha convertido en la pauta de referencia para el abordaje terapéutico de las
disfunciones sexuales, tanto por su aportación de nuevos conceptos y técnicas,
como por la eficacia de su aplicación. En la Tabla 6 se presentan los
resultados obtenidos por los autores en el tratamiento de distintos tipos de
disfunción sexual. Sin embargo, el programa de Masters y Johnson presenta
algunas limitaciones importantes que es necesario considerar. Así, el programa
no abarca todas las posibles disfunciones sexuales; exige el tratamiento con
una pareja; supone un alto coste económico; y exige la ruptura con el ritmo de
vida y actividad habitual del sujeto, lo que puede dificultar la
generalización del éxito obtenido al ambiente natural de los pacientes.
TABLA 6
Resultados del programa de intervención de Masters y Johnson
(Masters y cols, 1987; pag. 580)
5. PROGRAMA DE TRATAMIENTO
El programa de tratamiento que se presenta en las siguientes páginas está
basado fundamentalmente en las directrices proporcionadas por Masters, Johnson
y Kolodny (1987) y Hawton (1988); así como en nuestra propia experiencia
clínica personal. Se trata de un programa de intervención típico, estructurado
en fases, que puede aplicarse en régimen ambulatorio a los problemas de
disfunción sexual más frecuentes en la clínica, estando indicado especialmente
para pacientes heterosexuales que disponen de una pareja sexual estable,
aunque se ofrecen también diversas pautas de tratamiento individualizado, al
menos en algunas fases del tratamiento.
5.1. Aspectos prácticos del proceso
Este programa no implica necesariamente la intervención de una pareja de
clínicos, aunque ello puede ser muy útil, al menos en algunas etapas del
mismo. Se recomienda una atención clínica a los pacientes de una sesión por
semana, de manera que dispongan de un tiempo suficiente para ejecutar los
diversos ejercicios indicados, a realizar en la intimidad. La duración de la
sesión clínica oscilará entre 60 y 30 minutos, en función de la fase del
tratamiento y de los avances obtenidos.
El clínico deberá seguir las siguientes indicaciones generales para su
implantación:
* Proporcionar instrucciones claras y comprobar que se han comprendido
adecuadamente.
* Discusión con la pareja acerca de las reacciones y dificultades que
pueden presentarse.
* Evaluar en cada sesión las tareas realizadas anteriormente, así como los
avances obtenidos.
* Analizar detalladamente los fallos y errores cometidos por la pareja
durante la tarea.
* No aplicar la siguiente la fase si no se ha superado la anterior.
* No permitir a la pareja la realización de "tareas prohibidas".
* Debe efectuarse una predicción acerca del resultado probable de cada
tarea indicada.
* Efectuar períodicamente sesiones dedicadas sólo a la evaluación de los
avances anteriores.
Asimismo, antes de su aplicación, el clínico deberá presentar a la pareja
el programa de tratamiento, de forma resumida, indicando las tareas a realizar
en las distintas fases, el grado de participación de cada miembro de la
pareja, los requisitos y condiciones de realización, el tiempo aproximado de
duración del mismo, y una apreciación de los resultados que razonablemente
puedan conseguirse. En este sentido, es importante que el clínico exponga a la
pareja los siguientes aspectos específicos:
* El programa se adaptará a sus necesidades y a su ritmo de progreso: no
debe existir "presión de rendimiento" de los pacientes hacia el clínico,
ni viceversa.
* La pareja debe iniciar el programa con la idea de "partir de cero", o
comenzar de nuevo.
* El programa puede suponer una reestructuración importante de sus
actividades cotidianas individuales: deben dedicar tiempo a solucionar su
problema.
* Deben esperarse fallos, errores y retrocesos, como ocurre en cualquier
otro proceso de extinción de conductas y aprendizaje de otras nuevas.
* La pareja debe abandonar el papel de "pacientes" pasivos: su papel será
activo, ellos deberán aprender nuevas conductas, lo cual suele requerir
mayor esfuerzo y motivación que la mera ingestión períodica de una
23
píldora. Idealmente, se pretende lograr en los pacientes una "adherencia"
al tratamiento, y no sólo el simple "cumplimiento" de indicaciones.
* Debe aclararse, desde un principio, que los pacientes no tendrán que
realizar ninguna actividad sexual en presencia del clínico, ni de
terceras personas.
* En todo caso, el clínico deberá estar expresamente atento a salvaguardar
la confidencialidad de la información recibida en consulta, garantizando
el secreto profesional más absoluto.
El programa parte de la base de que se habrá realizado anteriormente una
exhaustiva evaluación de pretratamiento acerca del caso, y sus resultados
deberán poner de manifiesto, de forma clara y precisa, los siguientes
aspectos, como requisitos básicos para la aplicación del programa:
* El problema no obedece a una causa orgánica específica no tratada
previamente; o bien, una etiología orgánica colabora, al menos en parte,
al mantenimiento de la disfunción, pero cabe un márgen de actuación para
implantar una terapia sexual.
* No existen problemas psicopatológicos graves que condicionen la
disfunción sexual actual; en su caso, deberá implantarse previamente un
tratamiento específico de esa causa básica.
* Aunque existan problemas concomitantes en la relación de pareja, estos
deberán reducirse a dificultades de comunicación dentro del ámbito
sexual; o bien, siendo más amplios, deberán considerarse como una
consecuencia de la disfunción, pero no podrán valorarse como causa básica
de la misma; en su caso, podrá estar más indicada una "terapia de pareja"
previa.
* Elaboración de una hipótesis que incluya los factores de mantenimiento
actual de la disfunción y, si ello es posible, los probables factores de
aparición y desarrollo de la misma.
* La pareja se encuentra suficientemente motivada y dispone de los recursos
personales y ambientales necesarios para llevar a cabo el tratamiento.
Durante la aplicación del tratamiento deberá llevarse a cabo una evaluación
continuada del caso, en forma de entrevista con la pareja y de autorregistros
acerca de los avances o dificultades encontrados en la realización de las
tareas. Así, el patrón típico a emplear en cada sesión clínica con la pareja
se estructura en dos etapas: a) análisis y evaluación de la tarea realizada
durante la semana anterior; y b) indicación de variaciones o modificaciones en
la tarea, si han existido dificultades para realizarla o, en su caso, si la
pareja ha progresado adecuadamente, proporcionar instrucciones específicas
para poner en práctica la siguiente fase del tratamiento. Asimismo, si la
pareja obtiene progresivamente avances satisfactorios y estables, puede
espaciarse el tiempo entre sesiones a dos semanas, aunque esto sólo es
recomendable en las últimas etapas del tratamiento.
La última sesión clínica con la pareja servirá para dar por finalizado el
tratamiento. Esta sesión deberá cumplir dos objetivos fundamentales:
* valorar la efectividad final del tratamiento aplicado
* proporcionar instrucciones de afrontamiento ante posibles reapariciones
del problema
La valoración de los resultados finales del tratamiento deberá incluír: a)
una estimación acerca del cambio en el problema concreto inicialmente
presentado, b) el grado de satisfacción de la pareja con su relación sexual
actual, y c) el grado de ajuste general en su relación. Para ello pueden
emplearse escalas simples de valoración cuantitativa, similares a la propuesta
por Hawton (1988):
(1) El problema motivo de consulta se ha solucionado completamente.
(2) El problema está prácticamente resuelto, aunque persisten dificultades
leves.
(3) Se ha producido alguna mejoría, pero el problema continua prácticamente
sin resolver.
(4) No se ha apreciado ningún cambio en el problema.
(5) Se ha producido un empeoramiento en el problema que motivó la consulta.
Una valoración más precisa de los efectos del tratamiento requiere la
comparación de la información aportada por cuestionarios aplicados antes y
después del mismo. A este respecto es muy recomendable emplear el "Inventario
de Interacción Sexual" (LoPiccolo y Steiger, 1974), que aporta una información
muy específica, en forma de perfil gráfico, acerca de los comportamientos
sexuales y la satisfacción, individual y conjunta, de la pareja. De igual
forma, para valorar la relación general de pareja, puede emplearse, entre
24
otros, el "Cuestionario Marital de Maudsley".
Por lo que se refiere a la instrucción en conductas de afrontamiento, se
trata de indicar a los pacientes cómo, durante las siguientes semanas o meses,
pueden reaparecer episodios problemáticos aislados, a consecuencia de algún
suceso interno o situacional, los cuales, en general, pueden solventarse sin
mayor problema, poniendo en práctica las técnicas y habilidades ya aprendidas.
Sin embargo, como medida preventiva, suele aconsejarse a los pacientes que, si
bien de forma no tan estricta, sigan incluyendo las técnicas aprendidas en sus
relaciones sexuales posteriores, sobre todo, en lo referido a las etapas de
estimulación sensual y genital, intentando integrarlas de forma natural en su
patrón habitual de interacción. En particular se les debe advertir que no
intenten el coito sin haber logrado previamente una adecuada excitación mutua.
Con todo, si persisten los problemas, deberán interrumpir su actividad y
acudir de nuevo a consulta clínica.
Asimismo, en la última sesión de tratamiento, debe indicarse a los
pacientes la conveniencia de realizar en el futuro una o dos sesiones clínicas
de "seguimiento", aunque no aparezcan problemas posteriores, para valorar la
permanencia, estabilidad y generalización de los resultados. Se suelen
aconsejar dos visitas de seguimiento, a los 3 y 6 meses, a partir de la
finalización del tratamiento.
5.2. Desarrollo del programa
El tratamiento propuesto se estructura alrededor de un programa básico que
incluye las siguientes fases: Educación, Focalización Sensual, Focalización
Genital, Penetración y Coito. Sobre este programa básico se aplicarán otros
programas y técnicas específicas para el tratamiento de diversas disfunciones.
En las Tablas 9-18 se presentan cada una de las fases del programa básico y
los diferentes programas específicos, incluyendo los objetivos; contenidos;
tareas, condiciones y material; las dificultades más frecuentes que pueden
presentarse; las técnicas para la evaluación de los progresos; y algunas
breves indicaciones acerca de la actuación y decisión clínica.
OBJETIVOS
* Mejorar el conocimiento de la pareja acerca de la sexualidad, proporcionando
información y aclarando los posibles mitos y errores educativos de ambos.
* Disminuír la ansiedad y elevar la autoconfianza en ambos miembros de la pareja.
* Identificar desconocimientos y equívocos específicos que puedan afectar a los
problemas concretos de la pareja y que no hayan aparecido durante la fase de
evaluación.
CONTENIDO
* Descripción comparativa de la anatomía sexual del hombre y la mujer.
* Anatomía corporal. * Zonas erógenas.
* Genitales externos. * Sensibilidad genital.
* Genitales internos. * Funcionalidad genital.
* Descripción fisiológica comparativa de la respuesta sexual del hombre y la mujer.
25
MATERIAL
* Material gráfico: dibujos, láminas, fotografias, diapositivas, diagramas.
* Imagen completa de hombre y mujer desnudos.
* Imágenes de genitales externos en ambos sexos.
* Diagrama sencillo de genitales internos en ambos sexos.
* Gráficos de etapas de la respuesta sexual.
* Dibujos de cambios en genitales externos e internos durante la respuesta sexual.
* Material de lectura: libros y documentos adecuados a la pareja y su trastorno.
TAREA
* Seleccionar e indicar a la pareja la lectura previa de libros o documentos
adecuados.
* Exposición de los contenidos de esta fase, de forma clara y sencilla, utilizando un
lenguaje adecuado al nivel cultural de la pareja, y empleando el material gráfico
necesario.
* Aclarar las dudas y preguntas que surjan durante la sesión educativa.
DIFICULTADES
* La pareja puede alegar que ya posee los conocimientos previos necesarios en
materia de comportamiento sexual, y que desea pasar a una fase de tratamiento
más avanzada.
EVALUACION
* Al término de la sesión educativa el clínico puede plantear cuestiones a cada
miembro de pareja acerca del comportamiento sexual propio y del otro, con el fín
de valorar la adecuada comprensión de la información proporcionada durante la
misma.
ACTUACION CLINICA
* Insistir en que esta fase inicial es necesaria para la aplicación del tratamiento
posterior.
* Adecuar los términos y contenidos al nivel de conocimientos de la pareja.
* Confrontar los contenidos expuestos en la sesión con el problema actual de la
pareja.
En esta fase del programa comienza la indicación de las tareas a realizar por la
pareja en la intimidad, orientadas fundamentalmente a la reducción de la ansiedad
asociada a la ejecución sexual. Se trata de un procedimiento de desensibilización "in
vivo" en el que se expone gradualmente a la pareja a situaciones de sensualidad y
excitación progresivamente crecientes, aportando técnicas de afrontamiento positivo,
de forma que se favorezca la extinción de la ansiedad, propiciando así la aparición
de sensaciones sexuales placenteras.
OBJETIVOS
* Disminuír la "presión de rendimiento". * Mejorar el conocimiento del otro.
* Aumento de las sensaciones corporales. * Aumento de la proximidad y
autoconfianza.
* Favorecer la iniciativa de contacto sexual. * Mejora de comunicación
Verbal/No Verbal.
* MAYOR PLACER SENSUAL * NO EXCITACION GENITAL
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DIFICULTADES
* La tarea induce una falta de espontaneidad en la relación.
* Falta de tiempo, o de motivación, para realizar la tarea en casa.
* No se respeta la prohibición de realizar el coito.
* Falta de iniciativa por parte de uno o ambos miembros de la pareja.
* La tarea provoca ansiedad, aburrimiento, o falta de concentración.
* La tarea provoca una excesiva excitación en uno o ambos miembros de la
pareja.
EVALUACION
* Entrevista conjunta con ambos miembros de la pareja.
* Autorregistro, individual y conjunto de ambos miembros de la pareja, incluyendo:
* Fecha, Hora, Tiempo Total (min.) * Situación * Actividad
realizada
* Grado Placer (0-10) * Grado Excitación (0-10) * Observaciones.
En esta fase del programa continúa la indicación de las tareas a realizar por la
pareja en la intimidad, orientadas a la reducción de la ansiedad asociada a la
ejecución sexual; incluyendo ahora tareas de estimulación orientadas a obtener
excitación sexual.
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OBJETIVOS
* Iguales que en la fase anterior. * MAYOR PLACER SENSUAL
* AUMENTO EXCITACION GENITAL * NO SE PRETENDE ORGASMO
DIFICULTADES
* Aparición de ansiedad, molestias o dolor.
* Temores y rechazo específico a tocar genitales, a olores, a secreciones.
* Los ejercicios provocan excesiva excitación.
* No se respeta la prohibición de realizar el coito.
EVALUACION
* Entrevista conjunta con ambos.
* Autorregistro, individual o conjunto de ambos miembros de la pareja, incluyendo:
* Fecha, Hora, Tiempo Total (min.) * Situación * Actividad
realizada
* Grado Placer (0-10) * Grado Excitación (0-10) * Observaciones.
OBJETIVOS
* Disminuír la ansiedad provocada por el acercamiento e inserción del pene en la
vagina.
* Mantener el nivel de excitación logrado en las anteriores fases de tratamiento.
DIFICULTADES
* En función del tipo de trastorno, los varones pueden indicar tanto una inmediata
pérdida de la erección, como una sensación perentoria de eyaculación, o ambos
fenómenos a la vez.
* La respuesta más frecuente en las mujeres afectadas de vaginismo suele ser la
permanencia de un cierto grado de contracción en sus músculos perivaginales,
mientras que las aquejadas de anorgasmia pueden informar de disminución o
pérdida de la excitación previa.
EVALUACION
* Entrevista conjunta con ambos.
* Autorregistro, individual y conjunto de ambos miembros de la pareja, incluyendo:
* Fecha, Hora, Tiempo Total (min.) * Situación * Actividad
realizada
* Grado Placer (0-10) * Grado Excitación (0-10) * Observaciones.
OBJETIVOS
* Aumentar el nivel de excitación logrado en las anteriores fases de tratamiento.
* Obtener una excitación propia de la fase de meseta, indicativa de orgasmo
inminente.
* Lograr el orgasmo placentero para la pareja mediante el coito.
DIFICULTADES
* Pueden aparecer reacciones específicas en algunos trastornos, tales como una
leve pérdida del control eyaculatorio en la eyaculación precoz, o un aumento de la
contracción perivaginal en los casos de vaginismo.
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EVALUACION
* Entrevista conjunta con ambos.
* Autorregistro, individual y conjunto de ambos miembros de la pareja, incluyendo:
* Fecha, Hora, Tiempo Total (min.) * Situación * Actividad
realizada
* Grado Placer (0-10) * Grado Excitación (0-10) * Observaciones.
OBJETIVO
* Lograr el control del hombre sobre su reflejo eyaculatorio, mediante el aprendizaje
en la discriminación de las sensaciones previas al momento de inevitabilidad
eyaculatoria, de manera que pueda interrumpir y reiniciar la estimulación sin llegar
a eyacular. Los sucesivos ensayos de esta secuencia darán lugar a un
alargamiento progresivo del tiempo de estimulación sin eyaculación, favoreciendo
la inhibición del reflejo y, en último extremo, proporcionado al hombre un auto-
control voluntario sobre su respuesta eyaculatoria.
eyaculación.
* Especial atención de la mujer, centrada en la tarea y en la señal del hombre.
MATERIAL:
* En casos graves, puede ser útil emplear un preservativo en las primeras sesiones
de estimulación, aunque éste deberá retirarse lo antes posible, de forma
progresiva, con el fin de generalizar la estimulación a la situación natural.
* En algunos casos, especialmente graves, podrá emplearse, conjuntamente con el
tratamiento sexual, una medicación específica que sirva al retardo del reflejo.
Progresivamente, el fármaco deberá retirarse con el objetivo último de generalizar
sus efectos externos a un control interno, más voluntario por parte del sujeto.
DIFICULTADES
* Reacciones de aburrimiento ante los ejercicios.
* Frustración sexual por parte de la mujer.
EVALUACION
* Entrevista conjunta con ambos.
* Autorregistro, individual y conjunto de ambos miembros de la pareja, incluyendo:
* Fecha, Hora, Tiempo Total (min.) * Situación * Actividad
realizada
* Grado Placer (0-10) * Grado Excitación (0-10) * Observaciones.
OBJETIVOS
* El objetivo último a lograr es una reducción en el "hipercontrol" ejercido por el
hombre sobre su respuesta eyaculatoria, mediante técnicas de faciliten el desvío
de su atención hacia otros estímulos que no sean únicamente su sensación
genital, de forma que se favorezca la eyaculación intravaginal placentera para el
hombre y su pareja.
TAREAS ESPECIFICAS:
Programa individual de entrenamiento en masturbación, que debe incluír:
* Concentración en las sensaciones placenteras de la masturbación.
* Emplear fantasías eróticas, libros o revistas sexualmente excitantes.
* Aplicación de una loción lubricante en el pene, para aumentar la excitación.
* Utilización opcional de vibradores (aunque no son aceptados por muchos
pacientes).
Programa conjunto con la pareja, que debe incluír la siguiente secuencia:
* Masturbación del hombre en presencia de la mujer.
* Estimulación de pene por parte de la mujer, progresivamente más vigorosa, hasta
alcanzar la eyaculación, pudiendo emplearse para ello una loción lubricante.
* Obtener la eyaculación progresivamente más cerca de la entrada vaginal.
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DIFICULTADES
* Frecuentemente, el hombre no consiente la participación de su pareja en el
tratamiento, al menos hasta que se condidera suficientemente confiado para
obtener el éxito.
* Algunos hombres tampoco toleran la realización de los ejercicios de masturbación
a solas.
EVALUACION
* Entrevista conjunta con ambos.
* Autorregistro, individual y conjunto de ambos miembros de la pareja, incluyendo:
* Fecha, Hora, Tiempo Total (min.) * Situación * Actividad
realizada
* Grado Placer (0-10) * Grado Excitación (0-10) * Observaciones.
El tratamiento de este trastorno sigue las directrices del programa básico, tratando
de extinguir aquellas conductas que inhiben el reflejo espontáneo de erección en el
varón.
OBJETIVOS
* Obtener erección espontánea, suficiente y estable, para la realización placentera
del coito.
DIFICULTADES
* Fundamentalmente, la persistente atención del varón al tamaño de su pene.
EVALUACION
* Entrevista con ambos y registro del grado de erección, a realizar por la mujer.
OBJETIVOS
* Lograr un conocimiento del propio cuerpo y de las formas de estimulación más
excitantes.
* Obtener el orgasmo a solas mediante masturbación.
* Obtener el orgasmo durante la interacción con el hombre, con o sin estimulación de
ayuda.
TAREAS ESPECIFICAS
Tareas individuales, sólo para la mujer:
* Auto-exploración genital, mediante espejo, con identificación de sus zonas
anatómicas.
* Ejercicios de Kegel, orientados a obtener un mayor control sobre los músculos
vaginales, dado que su control parece mejorar el potencial orgásmico.
* Ejercicios de autoestimulación sobre zonas más excitantes (clítoris e intrito vaginal).
* Potenciar durante los ejercicios, la estimulación cognitiva más excitante, empleando
literatura erótica y las fantasías sexuales más agradables para la mujer.
* Potenciar la respuesta física, mediante el uso de vibradores.
Tareas conjuntas, con su pareja, a realizar durante el programa básico:
* En la fase de Focalización Genital, cuando sea el hombre el que desempeñe el
papel activo, la mujer deberá indicarle la mejor forma de estimularla, guiando con
su mano el lugar, frecuencia e intensidad de la estimulación que le resulta más
excitante. Puede utilizarse el vibrador, si la mujer lo acepta. Inicialmente el objetivo
es lograr excitación intensa, propia de la fase de meseta, y después desencadenar
el orgasmo por la estimulación del hombre.
* En la fase de penetración, el objetivo es que no disminuya la excitación lograda en
la fase anterior, para lo que debe emplearse una penetración progresiva
acompañada de estimulación de clítoris por parte del hombre, el cual puede iniciar
también movimientos pélvicos lentos. En esta fase no se pretende todavía obtener
el orgasmo intravaginal, aunque éste puede permitirse mediante masturbación
externa, como en la fase anterior.
* En la fase de coito, se recomienda iniciar la tarea con posturas laterales, para pasar
posteriormente a la posición de la mujer sobre el hombre y, finalmente, la del
hombre encima de ella. Muchas mujeres no logran en esta fase el orgasmo por la
mera estimulación de los movimientos coitales, por lo que debe mantenerse la
estimulación del clítoris.
DIFICULTADES
* Molestias, irritabilidad o baja autoestima por parte de la mujer.
* Sentimientos de incapacidad por parte del varón, por no excitar suficientemente a la
mujer.
EVALUACION
* Entrevista con la paciente o en pareja, y registro del grado de excitación y placer.
OBJETIVOS
* Eliminar temores e ideas irracionales de la mujer acerca de los propios genitales,
especialmente la idea de que la vagina es demasiado pequeña para albergar el
pene, así como la idea de que la penetración produce molestia o dolor.
* Lograr el auto-control de la mujer sobre su musculatura perivaginal.
* Extinguir la contracción refleja de los músculos perivaginales ante la inserción del
pene.
TAREAS ESPECIFICAS
Tarea individual, sólo para la mujer, según la siguiente secuencia:
* Auto-exploración genital, mediante espejo, con identificación de sus zonas
anatómicas.
* Ejercicios de Kegel, orientados a obtener un mayor control sobre los músculos
vaginales.
* Introducción suave y parcial del dedo meñique en el introito vaginal.
* Progresiva introducción completa de uno o dos dedos en la vagina, explorando
circularmente el canal vaginal.
* Una vez superados los pasos anteriores, opcionalmente, la mujer puede proceder a
la introducción vaginal de dilatadores en material plástico, de diámetro
progresivamente creciente, con el fín de extinguir la respuesta refleja de
contracción.
Tarea conjunta, con su pareja, según la siguiente secuencia:
* En la fase de Focalización Genital, cuando sea el hombre el encargado de
proporcionar la estimulación, deberá realizar los mismos ejercicios que la mujer ha
realizado a solas en la etapa anterior y, guiado por ella, deberá acariciar sus
genitales externos; introducir suavemente su dedo en la vagina; explorarla;
introducir dos dedos y moverlos suavemente; para llegar a obtener, mediante este
acercamiento progresivo, una respuesta normalizada de dilatación vaginal; todo ello
siempre que la mujer siga manteniendo un grado suficiente de excitación. En esta
fase, el hombre puede proceder también a la introducción vaginal de los dilatadores
mencionados anteriormente, aunque esto no suele ser necesario.
* En la fase de penetración, se recomienda la postura de la mujer sobre el hombre,
dado que así ella puede controlar más activamente la introducción del pene en su
vagina. Puede utilizarse aquí una loción lubricante que facilite la penetración, así
como la ejecución de los ejercicios de Kegel para favorecer la introducción del
pene. En todo caso, será ella quién deba dirigir la ejecución de estas tareas.
* En la fase de coito, la mujer iniciará lentamente los movimientos. Progresivamente,
estos deberán hacerse más rápidos y vigorosos hasta obtener una
desensibilización completa a la penetración, que desemboque en la obtención del
orgasmo.
36
DIFICULTADES
* Es posible que la mujer no logre realizar a solas los ejercicios indicados.
* La mujer puede ser capaz de dilatar su vagina a solas, pero no en presencia del
hombre.
EVALUACION
* Entrevista con la paciente o en pareja, y registro del grado de dilatación obtenido.
Annon, J.S. (1975a) The sexual Fear Inventory-Female form, Honolulú: Enabling
Systems, Inc.
Annon, J.S. (1975b) The sexual Fear Inventory-Male form, Honolulú: Enabling
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8. BIBLIOGRAFIA COMENTADA
Carrobles, J.A. y Sanz, A. (1991) Terapia Sexual. Madrid: Fundación
Universidad-Empresa.
En este libro, después de revisar las distintas definiciones y criterios
de los problemas sexuales, así como su clasificación y evaluación, los autores
se centran en los aspectos prácticos de la terapia sexual, considerando las
habilidades básicas del terapeuta, los factores que pueden influír en el
resultado final, o las distintas alternativas de tratamiento. En esta obra es
de resaltar la aportación de diferentes casos clínicos, ilustrativos de otras
tantas disfunciones sexuales masculinas y femeninas, referidos a los problemas
de deseo, excitación y orgasmo. Asimismo, se presenta el abordaje terapéutico
de las variaciones y desviaciones sexuales.
Hawton, K. (1985) Sex Therapy. Nueva York: Oxford University Press (Barcelona:
Doyma, 1988)
La obra de Hawton constituye un manual breve, pero muy completo, que
proporciona la información básica necesaria para aplicar una intervención
terapéutica en el campo de la disfunción sexual. En su primera parte, se
presenta una revisión sobre la anatomía y las respuestas sexuales típicas, así
como la naturaleza de los distintos problemas sexuales y su etiología, con una
especial referencia a las posibles causas físicas y orgánicas. La segunda
parte, se orienta de forma práctica, exponiendo, paso a paso, el programa de
tratamiento del autor, con indicaciones precisas, tanto acerca de la
evaluación, como de las fases y ejercicios de tratamiento a realizar por la
pareja. Son especialmente interesantes los apartados dedicados a la fase
educativa de los pacientes, a los criterios de finalización del tratamiento, a
las formas de actuación cuando existen problemas de relación general, y a las
formas de superación de las dificultades que se presentan más habitualmente en
la clínica. Se trata de una obra de inexcusable referencia, cuyo estudio se
recomienda a todo clínico que desee introducirse en este campo.
Labrador,F.J. (Dir.) (1994) Guía de la Sexualidad. Madrid: Espasa-Calpe.
Es una obra de alta divulgación, en la que se recogen, a lo largo de 79
capítulos, los diversos aspectos implicados en la sexualidad humana. Se
abordan desde los aspectos biológicos, a la respuesta sexual, la atracción y
búsqueda de pareja, los comportamientos sexuales, la identidad sexual,
enfermedades de transmisión sexual, parafilias, disfunciones sexuales y su
tratamiento, eduación sexual y aspectos sociológicos de la sexualidad. Cada
capítulo está escrito por un especialista español en el tema, todos ellos
profesores universitarios. La obra puede servir como ayuda para la parte de
educación sexual de los pacientes, y como referencia para el abordaje de
distintos aspectos de la sexualidad por el profesional. Son de destacar en
esta obra, además de lo amplio y preciso de los contenidos abordados, la
sencillez del lenguaje utilizado y los dibujos y cuadros ilustrativos que
incluye.