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Obligaciones y responsabilidades del propietario canino y felino

Quienes conviven desde hace tiempo con un animal de compañía saben


muy bien las alegrías que un perro o un gato nos aportan. Tenerlos es un
derecho pero, al mismo tiempo, implica una serie de obligaciones, que no
está mal recordar de vez en cuando y que pueden resumirse en cinco
palabras: garantizar su bienestar y salud.
¿Qué dice la ley en materia de protección animal? Imposible dar una
respuesta concreta homogénea, puesto que al no existir una normativa
marco, aplicable a todo el Estado español, cada comunidad autónoma
especifica una serie de obligaciones y responsabilidades distintas y, a
veces dispares, dentro de su ámbito territorial. Además, algunos
municipios tienen sus propias ordenanzas municipales sobre protección
animal.

Gracias a la reforma por Ley Orgánica 1/2015, Art 337 del Código Penal,
aprobada el 30 de marzo y puesta en vigor el 1 de julio, se obliga al
propietario de los animales de compañía a velar por su bienestar y se
prohíbe el maltrato y el abandono de los mismos, estableciendo un
umbral elevado en la política criminal en el terreno que nos ocupa.

Aún estamos lejos de legislaciones como las de Italia o Francia, donde los
animales se consideran seres con dignidad propia, capaces de sufrir física
y emocionalmente. Lo que sí está claro, a nivel general, es que los
propietarios de los animales domésticos son responsables de los daños
que ocasionen a terceros. Esta obligación se extiende incluso en los casos
de pérdida o fuga del animal.

Obligaciones y consejos si tienes un perro:


Toma buena nota de lo que debes hacer, si tienes algún can, por
imperativo legal y porque, en definitiva, es lo que se merecen.

1. Identificarlo debidamente con el microchip y censarlo en el


ayuntamiento o registro indicado, según sea la comunidad
autónoma donde resida. Te ampliamos la información en nuestro
post: “¿Qué es el chip para perros y gatos?”
2. Cuidarlo y ofrecerle toda la atención sanitaria que requiera
cuando enferme.
3. Vacunarlo contra la rabia.
4. Desparasitarlo al menos una vez al año.
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5. Llevarlo atado en la vía pública, excepto en lugares específicos,


creados para ellos, como zonas de recreo canino.
Siempre evitaremos que nuestros perros molesten a otras
personas o animales.
6. Recoger sus excrementos y depositarlos, envueltos en bolsitas de
plástico, en las papeleras o contenedores dispuestos para ello.
7. Los perros potencialmente peligrosos
(PPP) tienen limitaciones para circular por determinados
lugares públicos y deben ir con un bozal y una correa no extensible
que mida menos de 2 metros.
8. Las obligaciones legales de los dueños de los PPP incluyen: disponer
de una licencia para la tenencia de este tipo de animales;
la inscripción en el correspondiente Registro Municipal de
Animales Potencialmente Peligrosos y un seguro de
responsabilidad civil para cubrir los daños que puedan causar. En
nuestro artículo: “Todo lo que debes saber sobre los perros
potencialmente peligrosos”, encontrarás más detalles sobre los PPP.
9. Aunque no sea obligatorio, sí es aconsejable contratar un seguro de
responsabilidad civil, incluso para los perros inofensivos, de cara a
evitar imprevistos. Te recomendamos que consultes tu seguro del
hogar, ya que con frecuencia se nos pasa por alto y en muchos casos
cubre también la responsabilidad civil por la tenencia de animales.
10.El abandono y maltrato de un animal es ilegal y está penalizado;
ante la presencia de alguno de estos delitos, debemos denunciarlo
al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil
(SEPRONA), teléfono gratuito, 062.

Responsabilidad y ética:
Éticamente, nuestra responsabilidad debe ir más allá de las
normativas, porque estamos hablando de una relación larga, de un
promedio de 10-15 años, con un ser vivo, con quien debemos
comprometernos mientras esté a nuestro lado. Recordaremos y
llevaremos a la práctica en todo momento, lo siguiente:
1. Lo primero que debemos pensar a la hora de adoptar un animal de
compañía es en el compromiso de procurarles bienestar y salud;
si nos vemos incapaces de atender sus necesidades físicas y
emocionales, lo mejor es desterrar la idea de la acogida.
2. Tenemos que alimentarlos adecuadamente, según sus características
físicas, y proporcionarles el cobijo necesario para que no pasen frío ni
calor.
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3. Llevarlos al veterinario cuando lo necesiten, para ser atendidos en


sus vacunas, enfermedades o accidentes; facilitarles la medicación
que prescriba el médico, adaptada a su edad y patología.
4. Por supuesto, también tienen derecho a ver cubiertas sus necesidades
emocionales, por lo que no debemos escatimarles ni una pizca de
nuestro cariño y compañía.

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