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Germán Iván Martínez Gómez

La presencia
IGNORADA DE DiOS

El hombre sostiene una relación con Dios que puede


traicionar pero no interrumpir y que constituye el sentido
esencial de su vida.

Abraham]oshua Heschel.

Introducción

-ice Albert Camus que si hubiera que escribir la única historia


Isignificativa del pensamiento humano, habría que hacer la de
sus arrepentimientos sucesivosy la de sus impotencias. La historia
de la humanidad nos ha mostrado que en eila prevalecen, considerablemente,
una serie de absolutos que se mantienen sóloen proporción al tiempo que ha
costado instaurarlos. En este sentido, el presenteescritoes tan sólo un esfuer
zo por entender el decurso del pensar en los acontecimientos históricos, en el
entendidode que la historia del pensamiento poco tiene que ver con la historia
de los hechos, las épocas o los hombres. Es, más bien, la inmersión en un
tiempo distinto, donde flotan a la deriva el alma y ei espíritu, donde nav^
libremente un barco sin timón.

-La Colmena Agdijón


1a muerte de Dios se anuncia
No obstante, a razón no ya de concebir única
mente a Dios como presenciaomnipotentey om
La historia de ia humanidad parece cobrar sen nisciente en un plano puramente abstracto, sino
tido solamente a partir de la historia de Occi como ansia de querer mirarlo y saber sobre su
dente. Ésta podemos dividirla en tres grandes existencia, "elhombre se ha preocupado porcómo
etapas; premodernidad, modernidad y pos- crear un símbolo de la divinidad, un objeto visi
modernidad. Las dos primeras se enmarcan ble en el quese guarde como reliquia su presencia,
en la época que denominaremos monoteísta y en el que puedaser encontrado y donde se sienta
que abarca del siglo X a. C. hasta Anales del en todo momento su poder" (Radhakrishnan y
siglo XIX. Ahí entran el pensamiento mítico, las Raju, 1982:163). La aparición del arte da cuenta
civilizaciones antiguas, el cristianismo, el Re de esta necesidad. En la pintura y la escultura,
nacimiento, la Ilustración y el Romanticismo. principalmente, se reflejó este anhelo de mate
Laposmodemidad apareceen la época que nom rializar a la divinidad, dotarla de una naturaleza
braremospoliteísta y que parecesurgir en 1900, sensible. La edificación de los templos, la aea-
y se extiende hasta nuestros días. Hemos deci ción de imá^nes que entretejían la imaginadón
dido utilizar los términos monoteístay politeísta con la devodón dotaban de visibilidad a ese Ser
no sólo en el sentido estricto en que en esas Supremo, Inmortaly Perfecto. Yesto sucediódes
épocas prevaleció la creencia en la existencia de la antigüedad. La cultura griega, por ejemplo,
de uno y muchos dioses, respectivamente, sino humanizó a los dioses. "Los poetas ^itos, así
también bajo la perspectiva creerque existe o como Homero, representaban con toda libertada
no un punto comúna la naturaleza humana, algo los dioses como seres sometidos a los motivos y
quenas asang'ay vincula. OcomoGiannll^ttimo a las pasiones propias de los hombres" (Petrie,
prefiere: "la existencia de un centro alrededor 1978:26). Dela misma forma, en el Renacimien
del cual se reúnen y ordenan los acontecimien to, los artistas se esforzaronporsubrayar ia esen
tos" (Vbttimo, 1994:10). cia humana de la divinidad y por plasmarla en
En el presente trabajo hemos decidido optar símbolos que daban cuenta de su podery su pre
por la idea de Dios como ese centro ordenador sencia.

que marca la pauta no sólo de los comportamien Esta necesidad de hacer visible la divinidad
tos sino de la historia misma. Tendremos que llevó al cristianismo a anunciar la encamación
decir entonces -y no con mucho asombro- que de Dios en el propio hijo de éste. Así, mientras el
Dios ha sido en la historia de la humanidad el judaismoentendióa Dios comoel aeador de los
gran ausente. Sin embalo, la concepción de Dios Cielos y la Herra a partir de la nada, pero lejano
prevalece, aun a pesar de las distintas regiones y y distante del hombre, imposibilitado éste de ac
circunstancias, comola de una figura que se ha ceder a él; mientras para los judíos Dios había
lla sin estar: Dioses una huella enydd mundo, creado el mundo pero no estaba él mismo pre
una circunstanciaque da cuenta de una presencia senteen su creación, para el cristianismo la idea
elusiva (09". Amengual Coll, 1996). A Dios, dice de que estábamos tocados por "la nada" lo obli
Abbagnano, selehan atribuido lascualiñcaciones gó a pensar en un medio eflcaz de acercar a Dios
fundamentales decausay debien (09-. Abbagnano, con los hombres. Tuvo entonces una ^nialidad:
1994:326). Dios ha sido entendido como razón encamaraDios enJesucristo. El Dios, innombrable
ordenadora, como causa o naturaleza del mun incluso para el judaismo, ahora se vinculaba de
do, como fundamento necesario y creador Desde manera estrecha con el universo. Se unían así la
esta perspectiva. Dios es principio y origen co eternidad y lo mundano. Y aunque lo anterior
mún de las cosas del mundo. fuera para los romanos una estupidez y para ios

Aguijón U Colmena -
judíos una blasfemia, pues consideraban incom toda Europa. El Renacimiento fue producto de
patibles las encamaciones físicas con ios miste un proceso gradual que reflejó la historia de la
rios supremos, para el cristianismo la encarna conquista del espíritu humano. Representó,
ción de Dios en Jesucristo representó la salva igualmente, la superación de la Edad Media.
ción. Dios estaba presente entre los hombres: era "Durante la Edad Media, el hombre había vivi
punto de comunión. Jesucristo, representaba en do con los ojos cubiertos por la cogulla de su
tanto la evidencia más notable no sólo de esa hábito. No había contemplado la belleza del
relación con lo mundano, sino que con su exis mundo, o la había entrevisto solamente para
tencia aseguraba también la de su Padre. renegar de ella y volverse a un lado, repasando
Hasta la Edad Media, gran parte de ia huma las cuentas de su rosario y rezando sus oracio
nidad estuvo bañada de la fe en Jesucristoy en la nes" (Herrera, 1972:19). Sin embargo, el Rena
salvación que él representa, como manifestación cimiento da cuenta de la capacidad de construir
del Creador y de su más profunda intimidad, y el destino a partir de la naturaleza humana. La
Dios fue el centro de toda reflexión. Era también aspiración de esta época de regresar a lo anti
la respuesta a las grandes interrogaciones. Dios guo dio como resultado que el hombre ocupara
constituía todo lo que el ser humano no podía nuevamente el foco de atención de todo pensa
ser: perfecto, inmortal, infinito, etemo. Dios era miento. El hombre recobraba entonces su im
la belleza absoluta, la absoluta verdad, el fin portancia mientras que ia idea de Dios había
último de la existencia humana, el camino y la comenzado a desplazarse para dejarle su lu
vida; garantizaba, de igual forma, algo que el gar. De esta manera, mientras "para la Edad
simple pensamiento filosófico no podía ofrecer: Media, la belleza era una celada, el placer un
la vida eterna. Durante la Edad Media la inteli pecado, el mundo un teatro efímero, el hombre
gencia se vio doblegada en muchos aspectos por un ser caído y condenado, la muerte lo único
la creencia, ia razón por la fe. No obstante, los cierto, el juicio inexorable, las penas del infier
ofrecimientos dei cristianismo fueron cuestiona no eternas y el cielo muy difícil de ganar. La
dos en el Renacimiento. El cristianismo, que se ignorancia era grata a Dios, como una prueba
había consolidado como un fenómeno político, e de fe y de humildad; la abstinencia y la mortifi
inclusive había conformado órdenes guerreras cación, las únicas reglas seguras devida" {jdem),
para esparcir y defender sus creencias, comenzó para el Renacimiento todas estas consideracio
a agonizar. Se entendió la encarnación como el nesno fueron másquesupuestos quehabía que
halago más peligroso del que hemos sido objeto echar por tierra.
(Cioran, 1999:124) y se apareció como el suelo Ahora, si se nos pregunta porqué Italia fue ia
propicio para que emergieran nuevos intereses. cuna delRenacimiento, tendremos que responder
Dios era sustituido, casi imperceptiblemente, por que sólo Italia poseía la madurez necesaria para
otras deidades. La física, la astronomía y el arte concretar la secularización de Occidente. Tenía,
comenzaron paulatinamente a prescindir de él. además, una lengua, un ambiente político propi
Iniciaba el Renacimiento y con éste, la moderni cio y un régimen de iibertad que aseguraba la
dad. prosperidad comercial. Pero como habíamos di
cho, el Renacimiento no es algoque puedeenten
El ideal de hombre mata a Dios dersecomo un salto brusco o como una ruptura
radical. Hemos mencionado que fue un proceso
El Renacimiento fue algo más que un movimien con el cual apareció la modernidad; y aunque
to literario, científico y artístico que apareció este concepto encierra también mucha ambigüe
en Florencia y posteriormente se extendió por dad, su discurso se presenta como negación,

64 •- La Colmena Aguiión
superación y diferencia dei pasado {Cfr. ras del Renacimiento, plasma también, en sus
Luhmann, 1977). Así, el término moderno, dice Cuadernos de Apuntes, la importancia del hom
Horst Kurnitzky, tiene su origen en el latín bre cuando reflexiona sobre ei vuelo natural y
"modo", que signiñca "recién", y se aplica in el mecánico. Dice: "El pájaro es un instrumento
distintamente a los diversos alcances logrados que funciona de acuerdo con una ley matemáti
por la economía, la ciencia y la técnica. Ámbi ca, instrumento que al hombre le es dado re
tos como las ciencias naturales y la misma filo producir con todossus movimientos perono con
sofía optaron por asumir también la palabra, ia misma ñierza [...] un instrumento tal fabri
aunque con distintas connotaciones. La filoso cado por mano de hombre nada le falta, salvo
fía, por ejemplo, entendió al pensamiento esco la vida del pájaro; y en caso necesario, dicha
lástico como moderno cuando renegó "dei rea vida puede sustituirse por la del hombre"
lismo conceptual platónico y [sostuvo] que los i¡bid.-.'59). El hombre era dador de nueva vida.
conceptos universales, las 'universalias' no eran Yaunque su constituciónesencial no era propia
reales como entidades metafísicas sino solamen de un ser creador, sí poseíala capacidad de pro
te los nombres de las cosas {nomina rerum)' ducir nuevas cosas a partir de las ya existentes.
(Kumitzl^, 1994:23). Sin embargo, por moder De esta forma, la imagen del hombre y la idea
nidad entendemos esta paulatina sustitución de de su constante perfeccionamiento sustituían
Dios por el hombre. El derrocamiento de la di paulatinamente a Dios.
vinidad por la inteligencia y capacidad huma En io que se refiere ai avancecientífico pasó
nas. A esta idea le agregamos una serie de as aigo semejante, como afirma Bertrand Russeil:
pectos importantes que la caracterizan: a) sam- Mientras se pensara que el sol y la luna, los
larizacíón, la cual implica el hecho de que ni ia planetas y las estrellas fijas giraban todos los
días en tomo a la Hena, era fácil suponerque
política ni ia técnica estén sujetas a ia religióny
estaban para nuestro beneficio, y que nosotros
ia moral, respectivamente, lo cual también su
éramos de especial interés para ei Creador: Beto
cede con ia economía y las ciencias; b) revolu cuando Copémicoy sus sucesores persuadie
cióny cambio, que obligan a la desemejanza ron ai mundo de que éramos nosotros ios que
con las sociedades tradicionaies, y c)raaoncdismo girábamos, mientras que ias estrellas no tenían
y progresismo, pues vendría a ser una nueva noticiade nuestra tierra; cuando después apa
época en la cual, mediante el pleno ejercicio de reció que nuestra tierraera pequeña,compara
da convarios de ios planetas,y que eiioseran
la razón, se garantizaría la realización huma
pequeños comparados con el sol; cuando ei
na.
cálculo y eiteiescopio revelaron la vastedaddel
Desde esta perspectiva, y a razón de negar sistema solar de nuestra galaxia, y, finalmente,
ia influencia de todo conocimiento que abreva dei universo de innumerablesgalaxias, iiegóa
ra de ia reiigión y de la Iglesia, la negación de ser más difícil creerque un rincón tan iejanoy
Dios constituía un hecho irrenunciable, aunque parroquial pudiera tener ia importancia que
correspondía ai hogardei hombresi éste en ver
quizás no del todo consciente. Esta negación de
dad tenía ia significación cósmica que ie asig
Dios es también progresiva e inevitable. Roger naba ia teología tradicional. (Russeii, 1965:20)
Bacon, quien habló por primera vez de "ciencia
Después de haber sido considerada ia Tierra
experimental" y consideró a las matemáticas
como la obra principal del Creador, después de
como el "alfabeto de la filosofía" (Moulton y
Schiffers, 1986:31), proclamó, desde principios ser ésta su creación de mayor importancia, era
dei sigio XIII, ia capacidad humana para crear difícil aceptar que "la pupila del ojo de Dios",
todas ias cosas con ayuda de la naturaleza. como la llamó Addington Symonds, se convir
tiera en un punto más del universo, desperdi-
Leonardo da Vinel, una de las principales figu

La Colmena- -• 65
gado, perdido, y que el hombre, formado "a su pecto radonal hasta sus límites, al tiempo que
imagen y semejanza", ocupara un sitio tan re se pretende, como afirma Horst Kumitzl^, qui
moto y mísero que no hacía sino remarcar su tarle la angustia a los hombres y liberar al
insignifícancia. Todo esto provocó una idea que mundo de la magia. Lo anterior era posible
de algún modo comenzaba a ^neralizarse: "No gradas a que "el mundo" -ya no los mundos
era posible seguir adorando a Dios" (Herrera platónicos- era objeto de manipuladón, cálcu
1972:21). Sin embargo, "la insignifícancia del lo y control y, por tanto, de conocimiento. El
hombreen comparacióncon la grandeza de Dios mundo le era útil al hombrey éste no tenía que
subraya la paradoja de la preocupadón divina hacer otra cosa sino explotarlo para su prove
por el hombre" (Radhakrishnan y Raju, cho. La denda y la técnica, diría Francis Bacon,
1982:149). Es dedr, la pequeñez humana, yux eran la mejor vía para tal propósito.
tapuesta a la grandeza divina, es el comienzo La razón ocupó en el siglo XVIII el espado
de una profunda e íntima preocupadón que ha que en la premodernidad ocupó Dios y en la
cen inseparables al hombre y a Dios. modernidad el hombre. Haiold j. Laski plasmó
tnEllibaulismo europeo que el toS&AooJepense,
La razón sustituye al hombre done, Je suis, de Descartes, hacía al hombre y
no a Diosel amo del universo (Laski, 1961:85).
Durante el Renacimiento, la razón comienza a Más aún, era la capacidad de razonai; la con-
despertar de su letargo. La superación de la cienda, la que daba cuenta de esta sed de do
Edad Media hacía ver la inteligenda como una minio.
fuerza de mayores alcances que la creencia. La
razón se opuso con rigora la fe y se convirtió, La razón se aniquila a sí misma
paulatinamente, en la nueva deidad. La razón
va a ser el supuesto sobre el que reposarán las Como hemos podidopercatamos, la idea de Dios
más diversas aspiraciones de progreso y pros comienza a sucumbir antes que el propio
peridad que se manifestarán, de manera ma Nletzsche pregonara su muerte. Sin embaigo,
gistral, en el siglo XVIII. No obstante. Descar Nietzsche es quien ve mejor el desfallecimiento
tes fue uno de los filósofos que más pudo es de este sentido colectivo de la humanidad. En
parcir la idea de que la razón era lo más demo 19CX) entramos a la época que hemos denomi
cráticamente repartido, pues sostenía que el nadopo/Mmz. "El politeísmo corresponde me
"buen sentido, sentido común o razón, es igual jor a la diversidad de nuestras tendencias y de
por naturaleza en todos los hombres" (Descar nuestros impulsos, a los que ofrece la posibili
tes, 1992:9). Había, de esta forma, la idea de dad de ejercerse, de manifestarse, [...] según su
algo común a los individuos. Yá no era Dios, ni naturaleza, hacia el Dios que en ese momento
ia naturaleza propiamente humana, sino uno le conviene" (Cloran, 1999:118). Esta época, de
de los atributos que lo diferendaban del resto distintas tendencias y deidades, es conocida, en
de los animales y le daban singular suprema otros términos, como posmodernidad. Y es
cía: la razón. Nietzsche quien, al anunciar la muerte de Dios,
Con la Ilustración la razón entra en un esta anuncia la muerte no sólo de los dioses de las
do de madurez. Es en esta época cuando, según distintas religiones, sino la muerte del hombre
Kant, se efectúa "la liberación del hombre de su y de la razón, enarbolados en el Renacimiento
culpable incapaddad" (Kant, 1997:25). Incapa y el Sig^o de las Luces, respectivamente.
cidad de servirse de su propia condénela. Es la En su obra Asi habló Zarathustm, afirma:
Ilustración ei periodo en el que se exalta el as "antaño, los crímenes contra Dios eran ios máxi-

- La Colmena
mos crímenes, la blasfemia contra Dios era la [...]en los días postreroso hasta elfin ád mun
máxima blasfemia. Pero Dios ha muerto, y con do, sobrevendrán tiempos peligrosos.
él han muerto esas blasfemias y han desapare Levantaránse hombresamadores opercutes de
sí mismos, codiciosos, altaneros, soberbios, blas
cidoesos delitos" (Nietzsche. 1992:27).Alanun
femos, desobedientes a sus padres, ingratos,
ciar la muerte de Dios, Nietzsche anuncia si facinerosos, desnaturalizados, implacables, ca
multáneamente la dispersión, el desparramo. lumniadores, disolutos, fieros, inhumanos, trai
Y es que proferir este desfallecimiento de Dios, dores. protervos, hinchados y más amadores
dice Foucault, es anunciar también el fin de su de deleites que de Dios. (IIATimoteo 3,1-4)
asesino (Foucault, 1985:373). Con la muerte de La muerte de Dios, sostiene Femando Savater,
Dios, que no es otra cosa sino la muerte de la "es el final de la ilusión de que la trama del
idea de una divinidad, muere también el hom universo, el argumento incesante de la vida y
bre, la razón y todo anhelo de comunión entre de la muerte, nos tiene por protagonistas: la
los seres humanos. Sobresalen entonces la di muerte de Dios es [también] el másterrible aten
sipación y la nostalgia. Florece el nihilismo tado contra nuestro narcisismo metqftsico"
como forma de vida, comoexperiencia más que (Vattimo et al, 1994:123). En esta época, figu
como teoría. El nihilismo nos sugiere ser indi rará entonces un "nuevo hedonismo". Brotarán
ferentes, ahorramos posturas. Noobstante, esta de ella, según las palabras de Bartra, hombres
indiferencia es, para él, una actitud, un talante, salvajes sumergidos en formas de pensamien
un modo de vivic Albert Camus nos muestra en to determinadas por la inteligencia artificial y
El extranjero esta condición espiritual en por hábitos hedónicos basados en formas sin
Meursault, protagonista de la novela, quien se téticas de felicidad. Dando lugar, simultánea
muestra ajeno, extraño de sí mismo e indife mente, a la aparición de un mundo salvaje e
rente ante acontecimientos como la muerte de incierto, arbitrario y elusivo, como la más deli
su madre o el asesinato que él comete. Ante el rante de las ficciones (Bartra, 1989:36-37).
juez de instrucción que le interrogaba, Meursault La posmodernidad expresa como su anhelo
relata su crimen y subraya su no creencia en más notorio la desaparición de la historia, a la
Dios. El juez de instrucción, indignado, afirma cual, de por sí, considera trivial y tediosa. Se
que eso es imposible, pues todos los hombres prefiere mirar al frente, siempre al futuro, a la
creen en Dios, aun aquellos que le vuelven la proyección del tiempo que nos dé elementos
espalda (Camus, 1990:80). Meursault para reconstmir el pasado y hacerlo digerible.
ejempliñca el decaimiento de esta época, la pér Se busca, así, consolidar el proyecto que la
dida de valores del mundo contemporáneo. Su modernidad dejó inconcluso, para lo cual re
actitud da cuenta de un alma endurecida que no quiere de un "aquí y ahora", con que cuestiona
le halla sentido a la vida. toda forma moral y social establecida, y la que
Lo anterior es explicable poique la muerte de branta para edificar sobre sus restos el palacio
Dios "paraNietzsche, nocabeentenderlaúnicamente donde reina la duda, la zozobra permanente y,
en un sentido cristiano, Dioses, como el supeiyó desde luego, donde florece un aterrador escep
ñeudiano, la instancia en la queel hombre ha pro ticismo.

yectado sus ideales, sus principios y reglas, sus La posmodernidad, entendida como el de
ol^etivos y sus valores, a ñn de oto^r coheientía curso de ciertos procesosculturales de la socie
y fin a la totalidad" (Nietzsche, 1992:11). Al rom dad contemporánea, es, en palabras de Ij^otard,
persela ideade un puntocomúna los sereshuma "la manifestación de la crisis en ia que se en
nos se fractura todo cirrüento posible. Aparece en cuentran los grandes relatos de Occidente; es
tonces lo que San F^iblo anticipa a Timoteo: decir, ias grandes expiicaciones racionales de

La Colmena- -« 67
la realidad, como el mar:dsmo, el psicoanáli lo otro sin que vaya él de por medio. Está ma
sis, el humanismo, la dencia aristotélica, etc." niatado a contemplar el todo a partir de sí mis
(Zavala, 1990:21). Relatos a los que podemos mo. Ahí radica su infelicidad. Por eso, dice Lau
sumar el del cristianismo, pues como Nietzsche ro Zavaia, lo que está en crisis en la posmoder
dijera: "Ni la moral ni la reli^ón tienen contac nldad es la noción de representación de la reali
to, en el cristianismo, con punto alguno de la dad. Bajo esta óptica, la zozobra que prevalece
realidad" (Nietzsche, 1999:44). Y esto a razón en esta época no es propia de la fllosofla, tam
de haber instituido, según sus términos, un biénla comparten la física cuántica con elPrin
mundo de ñcclónque encuentra en Dios, el alma cipiodelncertíáumbre y las ciencias sodales con
y el espíritu, a las causas-, y en el pecado, la elParadigma del ObservadorImplicaá) (Zavala,
redención y la gracia, los ^íos. El cristianis 1999:19), los cuales hacen notar que la preci
mo construyó, según Nietzsche, un mundo re sión es incierta y nunca del todo prededble.
flejo; un mundo que desvalora, falsea y niega De esta forma, la razón parece conformarse
la realidad. La negadón de la realidad conlle a lo largo y ancho de la historia de la humani
va a la decadenda. Porque la realidad verdade dad tan "sólo [como] un esfuerzo. [Y] cualquier
ra, dice Nietzsche, se halla en lo natural. Y esta esfuerzo por violar las fronteras que fija esta
época nuestra,quese descontenta conella, opone definición no hace más que confirmarla" (Blan
a lo natural lo artifidal. Para Nietzsche, la idea co, 1998:41). La razón es un empeño que, como
de Dios es precisamente el anticoncepto de lo tal, persigue afanosamente representar la rea
natural y se instaura como una necesidad del lidad, que se asemeja a un pez resbaladizo y
pueblo para poder seguir creyendo en sí mis presto. Así, el hombre no puede conformarse
mo. con rechazar la razón por su Impotencia de
La crisis de la razón radica, entonces, preci mostrarle fidedignamente la realidad, porque
samente, en que ni ella misma puede dar cuen este mismo rechazo sólo puede surgir a partir
ta de su fundamento. Por ello, dice Steven de ciertas razones. Sin embargo, sí es cierto que
Connor, "el prefijo 'post' en el término 'pos- el ser humano está impedido de alcanzar el es
modernidad' connota a la vez una invocadón, tado de animalidad que con tanto afán se en
una admiración, una sospecha y un rechazo a cargó de menospreciar durante siglos, pero aún
la modernidad" (Zavala, 1999:77). Pero es tam se encuentra muy lejos de encamar ese otro Dios
bién, como señala Gianni ^^ttimo, la descon que Nietzsche anunciara como el Superhombre.
fianza de este mundo que ha dejado de creer en Noshallamos entonces sobre la cuerda que des
el poder absoluto de la razón. cribía el autor de El Anticristo. En ella, todo
movimiento o inacción puede ser fatal: "Un pe
La presencia ignorada de Dios ante el ligroso ir más aliá, un peiígroso detenerse, un
SUSPENSO Y LA ORFANDAD DEL MUNDO peiigroso volver atrás, un vacilar peligroso y
CONTEMPORÁNEO un peligroso estar de pie" (Nietzsche, 1992:29).
Este puente que separa a la bestia del Super
El dilema de la Modernidad consistió precisa hombre es, al mismo tiempo, el ejemplo que
mente en que el hombre no podía mirar nada mejor expresa el sentimiento hacia lo divino.
sin mirarse a sí mismo a un tiempo. La única Nos hallamos pendientes de un hilo que supo
libertad que le quedó entonces al individuo fue nemos tiene existencia y que, sin embargo, da
saberse esdavo de su propia naturaleza, supe cuenta del sentido de nuestra empresa comoun
ditado al suspiro de la racionalidad. El hom sentimiento de lo absurdo: fincamos nuestra
bre, a pesar de su esfuerzo, no puede pensar en condición actual en el arrepentimiento y la Im-

- La Colmena Aguqón
potencia. Arrepentimiento por haber desperdi tu ante lo Improbable" (Cioran, 1999:7). Pero
ciado la vida al querer vivirla racionalmente; es también, como atinadamente comprendiera
impotencia porque sospechamos que es dema Nietzsche, una reacuñación intempestiva de lo
siado tarde para desandar el camino. De esta que en otro tiempo fue sentido como bueno, el
forma, así como el realismo conceptual plató atavismo de un ideal más antiguo.
nico fue rechazado en su momento en pos del La posmodernidad no sólo es una etapa sino
nominalismo, ahora se cuestiona que la reali una condición, tal y como apuntó Lyotard, pues
dad sea una y pueda realmente ser expresada evoca un estado de ánimo donde prevalece el
con palabras. Y si bien Platón nos enseñó que desencanto y el ensueño. Y en un espíritu que
no podemos pensar sin ellas, debemos recono ensueña, dirá Kierkeggard, se hace presente de
cer que las palabras sólo son alusiones de aque forma ineludible la angustia (Kierkegaard,
llo que quiere hacerse oír. Las palabras no son 1995:42). La angustia es producto de la con
la realidad: intentan representarla. Y en este ciencia que antecede a toda empresa o todo de
intento frustrado echan mano de todo subterfu safío que se sabe perdido de antemano. Y es
gio. Inventan el Destino como fatalidad, como que, según Heidegger, "la angustia hace paten
maldición, asemejándose así a la irremediable te la nada". De esta forma, el pensamiento filo
condición de cargar nuestra libertad y respon sófico actual se sumerge en un laberinto verti
sabilidad, angustiados de por vida, tal y como ginoso. Todo aquel que quiera entrar en él no
lo planteó Sartre. sólo puede amedrentarse sino ser presa fácil
El Destino, dice Cioran, es la "palabra selec del desconcierto. Si de algo ha estado segura la
ta en la terminología de los vencidos [quienes] filosofía es, precisamente, de que nada tiene
ávidos de una nomenclatura para lo irremedia seguro. La filosofía es el estado intermedio en
ble, buscamos un alivio en la invención verbal, tre la sabiduría y la ignorancia; por tanto, es
en las claridades suspendidas encima de nues un estado de vacilación inacabable. Lo peor de
tros desastres. [En este sentido] las palabras todo radica en tener conocimiento de que aun
son caritativas: su frágil realidad nos engaña y que sepamos, siempre habrá la posibilidad de
nos consuela" (Cioran, 1999:16). Este engaño cuestionar nuestro saber al considerarlo erró
necesario y este consuelo nos hace soportable neo; por ello, la filosofía nunca podrá desenfa
vivir. Porque toda representación, todo signo, darse de la sospecha.
implica necesariamente una ansia de aprehen En esta condición radica el sentimiento de
sión; es decir, el intento humano en busca de la impotencia y vacío de nuestra época: en saber
unidad. Comprender la realidad es, a final de que nada tenemos por sentado; en tener pre
cuentas, unificar, entender el mundo, hallarle sente que todo Dios puede morir o ser asesina
un sentido. Por eso dirá Camus que para un do y en que no hay trabajo más duro e infruc
hombre comprender el mundo es reducirlo a lo tuoso que el de cargar esta roca de incertidum-
humano, marcarlo con su sello. Sin embargo, bre que nos aplasta irremediablemente. Así, el
la posmodernidad nos repite una y otra vez que filosofar se asemeja a la condena de Sísifo y,en
más allá de la modernidad no hay nada y que, este entendido, no hay castigo más pavoroso
como expresa José Blanco Regueira, "todo ra que el trabajo vano y desesperanzado. Habita
cionalista es, en el mejor de los casos, un cre mos un mundo en el que después de habernos
yente o, en el peor, un fanático". En este senti concebido como copartícipesde Diosen su obra
do, "la historia no es más que un desfile de creadora, despuésde haberentronizado al hom
falsos Absolutos, una sucesión de templos ele bre en el palacio del universo, después de ha
vados a pretextos, un envilecimiento del espíri ber colocado a la razón en un pedestal de oro.

Acuqón La Colmena -
luminoso y resplandeciente, nos hallamos aho creencia de que la ciencia poco o nada tiene que
ra suspensos y desazonados, condenados a un ver con Dios y con lo que de él se diga. Hawking,
existir que no tiene de qué agarrarse. Empero, por ejemplo, expresa que si descubriéramos una
junto a este conocimiento de la desdicha, que es teoría completa, comprensible para todos y no
en sí mismo dichoso tan sólo por tener como sólo para unos cuantos científicos; una teoría
posibilidad la pertinencia de lo dicho, el ser que explicara porqué existe el universo y por
humano deambula soportando en su conciencia qué existimos nosotros en él, "conoceríamos el
esta "ilusión del indulto", como la llama Viktor pensamiento de Dios" (Hawking, 1988:224).
E. Frankl (1998). La ilusión dei indulto es esta Esto refleja que aun la ciencia lleva implícita
ficción del perdón y de la gracia ante el presen una religiosidad no manifiesta, que encuentra
timiento de la muerte. La muerte de Dios, del en Dios ia explicación fundamental de la reali
hombre y de la razón instrumental -razón cal dad.
culadora e intempestiva- es, io hemos dicho, el En verdad, apunta Viktor E. Frankl, "Dios
anuncio de un estado de ánimo de suspenso y no es una «imagen del padre», sino el padre de
orfandad. Dios ha muerto y la idea del hombre una imagen de Dios. Para nosotros no es el padre
como amo y señor del universo, también. Aho el prototipo de una imagen de toda divinidad,
ra, el individuo sabe de su esclavitud resigna sino más bien exactamente lo contrario: Dios
da y silenciosa en la cárcel de la razón. Ha des es el prototipo de toda «paternidad»" (Frankl,
pertado de su sueño y se ha desencantado al 1999:63-64). Sin embargo, como afirma Iñaki
encontrarse sin gracia. Inclusive ha podido en Urdanibia, en ia actualidad "todo nos hace pen
contrar en el discurso posmodemo un artificio, sar que nos encontramos realmente en una so
un vacuo juego de paiabras que evidencia em ciedad sin padre, en la que cada cual ha de ser
brutecimiento e incompetencia pero que, en rea- su propio padre, constituirse en autoridad; es
iidad, no tiene mucho que ofrecer. tamos llegando al momento en que cada indi
Desde esta óptica, el filósofo de la actuali viduo se ve obligado a inventar conductas"
dad, "aterrado de la nada que allí descubre, (Vattimo, 1994:68). Esta orfandad origina la
vuelve sobre sus pasos e intenta agarrarse a la diseminación actual, porque en la idea de Dios
primera certidumbre que pasa" (Cloran, reposa también el ideal de ia humanidad. Dios
1999:20). Surge entonces una serie de atavis es protección y alivio, esperanza y socorro; pero,
mos, de retrocesos que invocan una divinidad paradójicamente, representa también castigo y
o que la inventan, y que expresan y hacen evi dolor, desesperanza y pérdida. Por eso cuando
dente esta "religiosidad inconsciente", que hom Nietzsche criticaba la idea de Dios, io hacía no
bres como Jung y Viktor E. Franki se han dedi sólo en pos de lo que representa ese concepto
cado a estudiar. El segundo de ellos, por ejem como antítesis de lo natural, sino en contra de
plo, sostiene que existe una religiosidad laten su progresiva reducción a uno solo. "¡Casi dos
te aun en las personas declaradamente milenios y ni un solo Dios nuevo!", decía
irreligiosas (Frankl, 1999:79). Esta religiosidad Nietzsche. "¡Ese deplorable Dios dei monótono-
se funda, según su visión, en un sentido tras teísmo cristiano!, ¡ese híbrido producto deca
cendental que pretende comprender a Dios o dente, hecho de cero, concepto y contradicción,
penetrar en sus designios. Dos ejemplos cerca [es éi] en el que tienen su sanción todos los
nos son Albert Einstein y Stephen W. Hawking. instintos de ia décadence, todas las cobardías y
Ambos considerados comodos de los más gran cansancios del alma!..." (Nietzsche, 1999:49).
des físicos teóricos y artífices del avance cientí Ei monótono-teísmo religioso, como lo lla
fico mundial. Ellos han echado por tierra la ma Nietzsche, va ha ser sustituido por el poli-

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teísmo. Entonces la divinidad, dice Michel en formasde viday de conducta.Aun en un tiem
Maffesoli, "ya no es una unidad tipificada y pocomo el nuestro,que niegacostumbres y cues
unificada, sino que tiende a disolverse en el con tiona comportamientos, se siente ia presencia
junto colectivo para convertirse en el «divino ignorada de Dios.La presencia ignorada de Dios,
social»" (¿oc. dt., p. 104). La monotonía de un título de una obra de Viktor E. Frankl, aparecida
solo Dios -sea éste producto de alguna religión, en Alemania en 1974, tiene, a pesar de sus in
sea el hombre mismo o alguno de sus atribu tenciones, una dobleconnotación:no sólo refleja
tos, como la razón- se sustituye por la plurali una religiosidad inconsciente en nuestra natura
dad y la diversidad. En la posmodernidad se leza, sino también y sobre todo, un rechazo a la
instituyen los tiempos de la conveniencia. La divinidad que sirve paradójicamente para afir
religiosidad inconsciente se enmarca en una marla. Ignorar a Dios es propiciar, mediante la
multiplicidad latente de dioses. Hay en nuestra elusión, la forma más sutil de seguir creyendo
época un poiiteísmo subyacente que se origina en él. En este sentido, la muerte de Dios, del
en nuestros impulsos y apetencias, y que se tra hombre y de ia razón, señala la posibilidad, como
duce en formas de vida, cultos y modas que hemos visto, de instaurar una nueva deidad o
pierden al ser humano en la multitud. Sustituir muchas de ellas, porque el politeísmo responde
a un soio Dios por muchos de ellos ha traído a un reclamo de nuestro tiempo: amoldamos al
como consecuencia el desconcierto y el mundo tal cual es, rindiendo culto al cuerpo, a
sinsentido. Prevalece en nuestro tiempo un im la imagen, al placer. Posiblemente, el conocimien
pulso natural al suicidioque da cuenta precisa to científico y tecnológico serán la panacea de
mentede que nuestra condición comoseres,due los próximos siglos; no obstante, durará sólo el
le. Este dolor es fruto del conocimiento de la tiempo que proporcionalmente tardó en ocupar
muerte, pero más aún, de la pérdida de sentido ese lugar. Perdurará hasta que otra deidad ven
de ia vida. Quizás ahora sea necesario echar la ga a derribarlo; hasta que otro modelo o para
vista atrás e impulsar el ejerciciofilosófico como digma -utilizando los términos de Thomas S.
desenseñanza. Interrogar lo dicho, desaprender Kuhn- llegue y lo derroque. Sin embargo, la re
lo aprendido, comprender el pasado para cono lación que entabla el hombre con Dios, que va
cer el presente. Tal vez así nos daremos cuenta de ia admiración al rechazo, de el miedo a la
que si bien saber de nuestra finitud y hacer de blasfemia, de la necesidad a la fatalidad, nos
ella una constante en nuestro pensamiento es subraya una y otra vez que ella misma, afirma
lo que nos desasemeja del resto de los anima da o traicionada, vislumbra un aspecto trascen
les. nuestra mortalidad no es una condena, tal dente de nuestra naturaleza, algo que está más
y como comprendieron los estoicos. La muerte allá de nosotros mismos, que es nosotros mis
no es una fataiidad, pero ei presentimiento de mos; algo que se experimenta como lamento,
ella es lo que nos aniquila. Lo que nos mata es oración o invocación silenciosamente resignada:
nuestra "enajenación de la muerte" (Blanco, es una relación que es posible negar, pero impo
1998:48). En esta época se hace patente más sible interrumpir. LC
que nunca la conciencia del desfallecimiento; y
este saber que habremos de morir es io que no
cesa de matarnos. Bibliografía
Como hemos podido percibir, la idea de Dios
ha variado conforme a las épocas y en virtud de Abbagnano, Nicola (1994). Diccionario dejilosqfia, México,
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Aguijón La Colmena - -♦ 71
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