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NOMBRES Y APELLIDOS:
- Damaris Nicolle Casas Pahuara.
DOCENTE:
- Luis Roble Alemán.
MATERIA:
- Introducción a la Medicina.
2019
INTRODUCCIÓN
Este libro recorre las vidas de muchos médicos y de sus pacientes, plantando
ante nuestros ojos la cruda realidad que muchas veces acompaña al desarrollo
de la razón humana. Crecemos a golpe de errores, de empecinamientos y de
caídas. Muchos de los cirujanos aquí retratados desconocían los principios
básicos de la ciencia fisiológica y actuaban dominados por mitos y creencias
erradas sobre el comportamiento del cuerpo, la asepsia y el dolor. Aún así se
dedicaron a salvar vidas, aunque para ello tuvieran que realizar acciones que
hoy consideramos bárbaras.
- DETERMINANTES DE LA SALUD:
Ya en casa; el doctor operó a la mujer, el cual fue un proceso muy difícil, pero al
final todo salió́ bien con ayuda de sus asistentes. La mujer vivió hasta los 70
años, por otro lado, el doctor murió tratado erróneamente por ignorancia,
McDowell compartió la suerte mortal. Murió de peritonitis en medio de la soledad
característica del precursor que, gracias al azar y también a su habilidad, se
había anticipado a su época demostrando con ello claramente la estrechez de
los límites dentro de los cuales se movía el pensamiento, el conocimiento y la
práctica de los cirujanos. En efecto: él fue un símbolo de aquella época
prehistórica de la cirugía y, a decir verdad, el más vigoroso e impresionante que
conozco. Jane Crawford, por su parte, personificó a los pacientes de aquel
tiempo, para los que el dolor, incluso el más terrible, era algo inevitable y toda
operación cuestión de vida o muerte.
- DETERMINANTES DE SALUD:
Estilo de vida: Se ve reflejado en los aldeanos, quienes llevan una vida muy
despreocupada, no dan importancia a la medicina, y al cuidado de su salud, ya
que pertenecían a una secta religiosa, creían fielmente que Dios los protegía y
cuidaba de todo mal.
Sistema sanitario: Las personas del pueblo desconocían las medidas básicas
de salud, limpieza e higiene personal. Asimismo, abundaban las sequías y
pequeños arroyos donde arrojaban basura, esto favorecía la proliferación de
moscas y zancudos, además convivían con todo tipo animales en mal estado.
WARREN
El doctor Félix operó a todos los enfermos de fístulas que pudo atrapar en París
con el objetivo de practicar en ellos un procedimiento adecuado para la siguiente
intervención. Mencionamos al doctor John Collins Warren, fue un modelo a
seguir, por eso con su trabajo consiguió dinero y fama. Era profesor de Anatomía
y Cirugía operatoria de la escuela de medicina de la Universidad de Harvard
Warren, hijo del doctor John Warren, principal iniciador del Massachusetts
General Hospital y sobrino del general Joseph Warren era un espíritu frío que
procedía siempre escuetamente con arreglo a un plan preconcebido hasta el
último detalle, si describimos a Warren, se puede decir que era un hombre
delgado, de talla media. Cando nuestro protagonista asiste a una operación con
Warren, estaba algo nervioso. Para su suerte ese día se presentaron cuatro
casos. El primer paciente tenía una luxación de la parte alta del muslo. Para esto
utilizaron una cuerda, el extremo de esta cuerda estaba sujeto a uno de los dos
pesados pilotes hincados en el suelo. También se ataron fuertes bandas de
cuero alrededor de la parte alta del muslo; estas bandas se unieron a una cuerda
que iba hasta el pilote de enfrente. Diez minutos después, el paciente comenzó
a gritar, para esto se utilizó un cigarro puro que lo introdujeron hasta la mitad en
el ano del enfermo con el fin de provocar el relajamiento de los músculos
contraídos por un espasmo, una vez que la nicotina había producido los efectos
deseados, podía retirarse el cigarro. Segundo caso, acostaron en la mesa de
operaciones a una cincuentona con un tumor en el pecho, cuando ella entro a la
sala de operaciones estaba toda amarilla y tenía dolores, para calmarlos le
administraron opio. Warren cogió el escalpelo y le hizo una incisión en el pecho
dio unos puntos de sutura para unir el tejido conjuntivo y aplicó esparadrapo a la
herida. Al poner encima de ésta un trozo de tela de hilo, el intenso espasmo del
cuerpo de la paciente se relajó y el exangüe rostro de la enferma cayó hacia un
lado con la ayuda, por último, le vendó la herida. En todo este procedimiento
intervino el doctor Hayward. En el Tercer caso, Warren y Hayward se frotaron
rápidamente las manos con un paño. Un «dresser» trajo agua nueva, enjuagó
las esponjas ensangrentadas, limpió los instrumentos con un trapo manchado y
colocó sobre la mesa un torniquete y una sierra de huesos para amputar el muslo
de un marinero a causa de una gangrena. El último paciente, un joven de aspecto
completamente sano, pero que penetró en la «arena» con la mirada inquieta y
agitada. Warren estaba frotándose la sangre de las manos y le indicó con breve
gesto la silla de operaciones que los enfermeros habían colocado de modo que
el respaldo daba frente a la puerta por donde había entrado el enfermo. Cuando
el joven, tras cierta vacilación, se hubo sentado, apareció tras él un enfermero
con un brasero portátil donde ardía carbón y en el cual se encontraban ya can-
dentes varios instrumentos de cauterio. El enfermero dejó el brasero de forma
que el infortunado joven no pudiera verlo. Una vez ya quitada la pierna, un
enfermero se lo llevo.
- Determinantes de salud:
Gradiente social. Las personas que están en los estratos sociales más bajos,
por lo general tienen el doble riesgo de sufrir enfermedades graves, en el texto
se narra de personas en su mayoría ancianos de pocos recursos económicos.
Servicio de salud. Por la propia época de aquellos años, los aldeanos aún no
contaban con un servicio de salud comunitario. Por entonces cada quien se
curaba como podía y otros llegaban a contratar médico particular que venían
desde otros lugares donde venía a caballo. Felizmente en nuestra época hasta
la aldea más pequeña ya cuenta con un servicio de salud, aunque no tan
equipado, pero al menos cuenta con lo básico para atender a la población.
BROADWAYS
Este capítulo trata del suicidio de Horace Wells en Edimburgo lugar donde
Simpson descubrió la acción del cloroformo.
Esto tuvo un gran impacto en Jurgen Thorwald ya que el 20 de febrero de 1848
recibió una carta y se enteró que Horace Wells se había suicidado el 24 de
enero en un hotel de Nueva York. Dejó la carta que tenía en la mano, dos
meses después de la muerte de Wells, el 14 de marzo desembarcó en Nueva
York y su primera visita fue a la redacción de New York Evening Post donde
supuso encontrar información de su desgraciado fin. Interrogó a todos los
testigos que hubiera y leyó toda noticia periodística que envolvía la muerte de
Wells y sus indagaciones arrojó que la noche del 21 al 22 de enero de 1848 fue
el último acto de vida de Wells. La noche del 21 de enero fue detenido por los
agentes debido a que sostenía una botella que contenía ácido cítrico que había
salpicado a dos mujeres. Ya encerrado, en la noche abrió los ojos de par en
par y trató de recordar todo lo sucedido. Era el 22 de enero y lo identificaron
como Horace Wells. Era dentista, pero no lo ejercía, sino que instruía
gratuitamente a los médicos en el empleo del cloroformo, gas hilarante y éter
para la anestesia de las operaciones. Dijeron que era un hombre delicado,
bondadoso y de carácter dulce incapaz de ofender a nadie, pero el juez fue
crítico ya que decía que los más distinguidos tenían costumbres raras. Wells
practicaba extracciones indoloras de muelas con auxilio del gas hilarante y
recalcó. Un agente había traído sus escritos con título Historia del
descubrimiento y empleo del gas hilarante, éter y otros gases en las
operaciones quirúrgicas. El juez levantó la cabeza con asombro y mandó a
buscar al detenido.
El agente empujó al hombre que había sido detenido en Broadway como si se
tratara de un delincuente. Estaba sin lavar y con el olor fétido de la celda. El
juez había visto pasar a todo tipo de delincuente y era duro de corazón, pero
algo le sacudió en lo íntimo al mirar al preso a sus ojos azules sin brillo. ¿Qué
le motivó a usted a hacer lo que hizo ayer en Broadway?, pregunto el juez.
Wells se mostró desesperado y dijo que no sabía nada. No aceptaba ni negaba
ya que no lograba recordar a lo que le dijeron que había sido sorprendido
flagrante en el hecho.
Le hicieron una seria de preguntas como cuando y porque estaba en Nueva
York, él dijo que estaba desde el 3 de enero y buscaba un lugar donde enseñar
su anestesia y sus experiencias. Después de todo el juez quedó muy
desconcertado y pidió devolver a Wells a la celda.
A todas las acusaciones se sumó dos mujeres manifestando que habían sido
atacadas y quemadas con ácido el 18 de enero y otra el 22 de enero. Llamaron
a Wells y le preguntaron sobre el 18 de enero y respondió que estaba
instruyendo aun joven dentista después inhaló cloroformo y se durmió, al
despertarse tomó cloroformo y así salió a las calles de la cuidad. La verdad era
que no recordaba si había atacado. Esperó hasta la noche y no fue en vano ya
que empezó a decir a describir a un hombre joven de quién no sabía su
nombre que conoció la noche del 18 de enero que bebió cloroformo y salió a
las calles. Al ver que había bebido le llevó a su casa y vio los frascos de su
laboratorio y los que contenían ácido también. Le había dicho que su novia le
había arrojado ácido en su mejor traje y que se quería vengar de la misma
forma, ante esta actitud Wells pidió que le devolviera el ácido. Desde aquel
momento no sabe nada de él. ¿y qué ocurrió el 21 de enero. Wells sacudió la
cabeza y dijo que era el día de su cumpleaños y se encontraba solo y tomó
más cloroformos y se durmió al despertar vio la botella de ácido, pero ya no
recordaba nada más. El juez dijo que a lo mejor iba a recordar luego. En eso
Wells habló con una voz bronca casi inaudible y pidió al juez dejarlo ir a su
caso acompañado agente a traer sus cosas para realizar su aseo personal a lo
que el juez asistió.
El 24 de enero de 1848 el vigilante abrió la celda de Wells, no pudo reprimir un
breve grito de espanto, salió corriendo, este estaba acostumbrado a encontrar
presos muertos en la hediondez de la celda, pero esa mañana de enero las
palabras se negaban a salir de su boca para comunicar la novedad. Wells
estaba tendido en la cama con una pierna extendida y la otra colgando, tenía el
dorso apoyando en la pared de la cabecera del camastro y un pañuelo que
envolvía su cabeza, le colgaba ante la nariz y el segundo otro pañuelo hecho
una pelota empapado de cloroformo, tenía una navaja con lo que se había
hecho un corte profundo en el muslo izquierdo y todo estaba bañado de
sangre. Ha muerto – murmuró el guardián, se ha suicidado.
No entendían como consiguió el cloroformo, pero despejaron toda duda al leer
sus cartas en el que decía que lo había conseguido al haber sido permitido ir a
su casa. Las otras eran para Elisabeth Wells, Hartford, Connecticut. Unas de
las frases decían: “siento que me encamino a grandes pasos hacia la ruina
mental. No puedo vivir sin conservar el juicio. De lo contrario no haría esto. Por
esto creo que Dios perdonará mi acción. No puedo añadir más. Adiós. H”.
Se refugió en la muerte, huyendo de la incomprensión que había caído sobre él
y lo justifica al decir que había perdido el juicio o estar en el umbral de la
locura. Sabía mucho sobre el cloroformo, el éter, etc. pero no sabía los males
que se ocultaban en estos que inhibían el dolor. Sin saberlo se había vuelto
maníaco y vivido en estado de embriaguez que destruyen la memoria. Wells en
estado de embriaguez narcótica había rociado a dos mujeres, pero no logra
recordar ya que sus recuerdos fueron destruidos por el consumo del
cloroformo. En la celda mientras se narcotizaba esperaba la inconsciencia y se
practicó la mortal herida indolora, fue la primera muerte deliberada por auto
narcosis.
DETERMINANTES DE LA SALUD:
Estilo de vida: Horace Wells tenía una vida ordenada en el aspecto de
conocer y querer saber más sobre la correcta y eficaz anestesia sin embargo
no tenía cuidado de su propio cuerpo al inhalar y consumir el cloroformo que le
llevó a hacer locuras en cuanto a derramar ácido sobre mujeres.
Gradiente social: Si bien Horace Wells es descrito como una persona sencilla,
delicada e incapaz de hacer daño a alguien la circunstancia en el que estaba
viviendo hizo que actuara de una manera que no estaba correcta. Era su
cumpleaños el día en que no contaba con ningún acompañante, es decir era
una persona poco social.
Estrés: Wells era una persona que vivía con una frustración sobre sus
constantes estudios del cloroformo, el hecho de no llegar a una conclusión
sobre sus investigaciones no le hacía sentir bien y eso se reflejaban en el
manejo negativo de su personalidad, constante tensión, depresión, etc.
Apoyo social: Este era una persona un tanto aislada de la sociedad. Se
encontraba en Nueva York sin su familia, que es pieza fundamental para tener
una motivación y apoyo en todo sentido, sin embargo, los había dejado en
Hartford. Su ideal de transmitir sus conocimientos sobre el cloroformo ha sido
más fuerte que el amor a su familia e interés de hacer amistades en Nueva
York.