Вы находитесь на странице: 1из 24

UNIVERSIDAD TECNICA

DEL NORTE

NOMBRE: STEVEN ROJAS


FECHA: 9 DE DICIEMBRE DEL 2019
CURSO: SEGUNDO “A”

Corrupción política: El caso del Ecuador

Consideraciones generales sobre la corrupción


La corrupción viene definida como soborno, coima o peculado, es la acción y el efecto de
corromper; es sinónimo de abuso, desorden, cohecho, seducción, depravación, perversión y
desmoralización. Aplicando tales acepciones al campo social o político y para efectos
didácticos, decimos que corrupción es el acto a través del cual un funcionario público
violenta las normas del sistema legal imperante, para favorecer intereses particulares o de
grupo a cambio de un beneficio o recompensa para sí o para terceros. Corrupto es por lo
tanto el comportamiento desviado de aquel que ejerce un papel de esta naturaleza en la cosa
pública y corrupción es un modo particular de ejercer tal influencia o abuso ilegal.
Se obtienen beneficios mediante la utilización de la influencia otorgada por cargos públicos
o por la fortuna privada del particular que genera el enriquecimiento ilícito del funcionario.
La corrupción, como alguien dijo, es el matrimonio entre un corruptor y un corrupto y el
ánimo de lucro, que es propio de las actividades de la empresa privada y perfectamente
legítimo, no valida el uso de mecanismos truculentos para obtener réditos inmorales a costa
de la administración pública.
En el fondo la corrupción puede convertirse en un problema cultural, el marco formativo y
conductual predominante en nuestras sociedades, en unas más y en otras menos, es el
individualismo, el consumismo, la carencia de valores, el afán por el poder, la codicia, un
exitismo económico reflejado en un "tanto tienes tanto vales" y el débil compromiso con lo
público y con el bien común, llegando así a la asfixiante y frustrante situación actual.
Decía en alguna ocasión el Presidente paraguayo Wasmosy, que "nos hemos acostumbrado a
las soluciones fáciles y admiramos a los ventajistas, es decir, a los "vivos", a aquellos que
sacan provecho de cualquier situación favorable, por más inmoral que fuera. Los admiramos
en lugar de repudiarlos. Nuestra cultura aplaude al "pícaro", al que tilda de inteligente y
hasta sabio, en detrimento de aquellos que viven de sus méritos y su esfuerzo personal.
Tenemos ese atavismo luego de haber visto triunfar durante tanto tiempo a los acomodados,
a los obsecuentes y a los sinvergüenzas".
Y es que, ciertamente, la corrupción al trastocar los valores de la ciudadanía y la juventud
confunde lo que es correcto con lo incorrecto. Se crea la cultura de la tolerancia con el pícaro
triunfador y éste, en vez de ser un marginado, pasa a ser pieza clave de gremios y grupos de
tipo social, cultural, profesional y también políticos. La sociedad tolera la inmoralidad e,
inclusive, políticamente se dice que no importa que robe, con tal que el funcionario público
trabaje.
La corrupción en el Ecuador, lamentablemente se encuentra enraizada, difícilmente
encontramos estamento político que no haya sido contaminado. James Madison precursor
constitucionalista de Estados Unidos, expresó "el fin de toda constitución política, debería
ser, conseguir primeramente como gobernantes a los hombres que posean mayor sabiduría
para discernir y más virtud para procurar el bien público; y en segundo lugar, tomar las
precauciones más eficaces para mantener esa virtud mientras dure su misión oficial".
Cuando el poder público es corrompido, la sociedad pierde toda credibilidad sobre el
sistema. Pone en peligro el sistema democrático debido al nivel de desconfianza institucional
que provoca. Socava el compromiso social y público que el ciudadano debe poseer
destruyendo paulatinamente las bases en las que la sociedad se afirma. La corrupción es la
mayor amenaza a los gobiernos, la política, los negocios y la democracia y nuestro país, el
Ecuador, no ha escapado a este fenómeno.
La experiencia demuestra que la corrupción se acentúa en los regímenes totalitarios y no en
las democracias, la razón es sencilla, en regímenes de facto existe una ausencia total de
controles y las decisiones son verticales. En cambio la alternabilidad de autoridades políticas,
la libertad de opinión y de información, la separación de funciones y controles entre éstas,
constituyen un marco, al menos teórico, más eficaz para luchar contra la corrupción.
Parecería lo contrario ya que en nuestras actuales democracias la corrupción como flagelo y
como tema de debate es permanente, sin embargo, el politólogo Cayetano Llovert nos
explica y dice: "Ahora cuando ganamos espacios democráticos es cuando aparecen más
corruptos. No es que las dictaduras no hayan sido corruptas lo que pasa es que ahora se ve
con toda claridad a los pillos".
La realidad de nuestros países muestra la abismal diferencia entre lo que está consagrado en
la ley y la actividad política. En Argentina, por ejemplo, dice la periodista Josefina Vásquez
Motta, el presidente Carlos Menem criticó, en junio de 1993, a la prensa y planteó que no
debía ocuparse más del tema de la corrupción, pues siempre hubo, hay y habrá corrupción.
De otra parte, en Brasil son capaces de juzgar a Collor de Mello y, al mismo tiempo, darle
apoyo electoral al político Adhemar de Barros quien su campaña la hizo bajo el lema: roba
pero hace. Finalmente, los ecuatorianos somos capaces de deponer un gobierno
democráticamente elegido bajo el estandarte de la lucha contra la corrupción, y, sin embargo,
a 15 meses de tal hecho el gobierno sucesor es acusado de igual o más corrupción y el
partido político a cuyo afiliado y Presidente de la República se depuso anteriormente, por
corrupto, acaba de clasificar a un nuevo candidato a una segunda vuelta electoral en las
elecciones presidenciales.
Al igual que en los sistemas políticos, la economía cerrada, monopólica y de controles
centralizados estimula la corrupción sin que, por ello, el libre mercado sea la panacea o la
solución. En el sector privado el libre mercado y la competitividad previenen la corrupción,
sin embargo, deben existir leyes que generen controles reales que velen por la transparencia
y rectitud de la gestión privada. Cuando un Estado tiene una gran cantidad de empresas,
muchos reglamentos y una pesada carga de gastos e impuestos, se crea un ambiente propicio
para obtener ganancias de la corrupción gubernamental. La corrupción florece donde hay una
combinación de monopolio, más discrecionalidad oficial y menos transparencia, según la
periodista Vásquez Motta.
La corrupción posterga la atención de las necesidades básicas de los ciudadanos ya que
implica un costo económico sumamente alto generando pobreza y miseria. En el Ecuador, en
el año de 1997 se calculó que entre la famosa "mordida" o soborno y la evasión tributaria de
todo tipo, esto es, impuesto a la Renta, Consumos especiales, IVA y aduanas hay una fuga de
recursos para el país de aproximadamente mil quinientos millones de dólares. En el
presupuesto público ecuatoriano existieron para 1997 las denominadas erogaciones globales,
las mismas que contenían gastos imprevistos y también gastos reservados. Fue por su
indiscriminado, injustificado y arbitrario uso que el ex Ministro de Gobierno tuvo que fugar
del país a efectos de evadir su presión. Sumados estos gastos teníamos la espeluznante suma
de 1.2 billones de sucres.
El Secretario General de la OEA, César Gaviria, expresó que "la corrupción es una de las
más graves amenazas para la democracia, distorsiona los sistemas económicos y constituye
un factor de desintegración social". En Caracas, Venezuela, con fecha 29 de Marzo de 1996
se suscribe la CONVENCION INTERAMERICANA CONTRA LA CORRUPCION, cuyos
propósitos son promover y fortalecer el desarrollo, por cada uno de los países, de los
mecanismos necesarios para prevenir, detectar, sancionar y erradicar la corrupción en el
ejercicio de las funciones públicas.
De otra parte, en Santiago de Chile en Mayo de 1997, en el marco del Seminario organizado
por el Celam, Consejo Episcopal Latinoamericano, denominado "Probidad o Corrupción, un
Desafío Público y Privado", se suscribe la Declaración ética contra la corrupción, se
establecen las Bases para un proyecto de legislación sobre probidad pública y contra la
corrupción y, además, se elabora un muy bien concebido proyecto de ley.
Los Obispos Latinoamericanos expresan pensamientos muy certeros y profundos en tales
documentos, como decir, "No es suficiente para evitar o erradicar la corrupción con la
voluntad política de un gobernante austero en su gestión, que rechaza la frivolidad, el abuso
del poder, y que sufre con la indiferencia ante las aflicciones que afectan a los pobres. Es
necesario que todos sean honestos, en todos los actos de su vida pública o privada. El
testimonio personal de honradez, sacrificio, sencillez y solidaridad es el mejor antídoto
contra la corrupción. Como se ha escrito, no puede prosperar un gobierno honesto en una
sociedad corrupta".
Lo antes citado es absolutamente correcto, si la democracia es una forma de vida
necesitamos vivir honestamente para erradicar la corrupción del sistema, no hay regímenes
de gobierno inmunes a la corrupción lo que existen son hombres honestos, funcionarios
probos que moviendo los engranajes teóricos y formales que el sistema procura para
gobernar un país, pueden erradicar la inmoralidad pública.
La experiencia ecuatoriana denuncia problemas graves frente al fenómeno de la corrupción,
la impunidad permanente, la politización extrema, la tolerancia y la amoralidad ciudadana, el
atraso legislativo, la burocracia y también corrupción en los organismos de control y
juzgamiento, la desconfianza ciudadana en las instituciones del país, refleja un cuadro
dramático y demuestra lo complejo de la situación. Necesitamos un compromiso, un firme
compromiso público y privado, político y civil, de adultos y jóvenes, de hombres y mujeres
para forjar la nueva tierra que ansiamos.
II. Visión global de la corrupción en el Ecuador
Cuando la ley no es producto de las auténticas exigencias sociales, cuando ésta no mantiene
una relación coherente con la realidad de un pueblo, se producen desfases. Decía el Dr.
Ramiro Larrea Santos, Presidente de la Comisión Anticorrupción, que: "Si no se diseña una
doctrina constitucional vinculada a los auténticos intereses populares, se seguirán
produciendo legislaciones constitucionales, ya sea por la vía de una asamblea constituyente o
de las consultas populares, pero no se habrá cambiado el sistema en base a una doctrina clara
que privilegie a los indiscutibles valores de la justicia, la libertad, la dignidad y la paz".
La administración de justicia es un botín político, se la acosa y persigue para procurar
impunidad o para perseguir a rivales de turno. Su politización es real, la sumisión de los
jueces a los diputados genera un control absoluto de la clase política en la justicia y, cuando
no les obedecen simplemente ponen en marcha los engranajes del juicio político y los
destituyen. Adicionalmente, el que por contactos y relaciones accede a la Corte Suprema de
Justicia, coloca en las Cortes Superiores y en las Judicaturas inferiores a sus amigos,
compadres y coidearios ejerciendo sus influencias verticalmente, provocando cadenas de
mando corruptas y grupos cerrados de poder.
El problema, al menos en el Ecuador, va mas allá de freir un pez gordo para terminar con la
corrupción. En el Ecuador los peces gordos, políticos y económicos, desfilan y han desfilado
por los corrillos judiciales sin que exista ningún cambio. Es que la corrupción en nuestro país
dejó de ser coyuntural para ser estructural, su existencia no depende de un gobierno, de un
partido político o de una familia, afecta nuestro sistema político y económico, se ha
convertido, diciendo con esto todo, en un problema cultural y funcional.
Se han planteado en el Ecuador algunas reformas de todo tipo a efectos de luchar contra la
corrupción y remozar un marco jurídico y conceptual que ya no funciona. Por ejemplo, la
independencia de la Función Judicial se encuentra garantizada en la Constitución, mas su
inmensa politización generaba una tremenda inseguridad jurídica, es recién ahora que se está
provocando un proceso de real despolitización de la administración de justicia con la
aprobación y futura integración de un Consejo Nacional de la Judicatura, autónomo y
profesional que gobierne, administre y juzgue a la Función Judicial.
En lo que se refiere al marco legal específicamente:
Hemos planteado que el traspaso de fronteras sea la ruta cierta hacia la impunidad,
fortaleciendo figuras democráticas y válidas como la extradición, así como evitar que el
Derecho de Asilo se convierta en inmoral protección de prófugos por delitos comunes y no
políticos. En este tema es un gran paso el dado al suscribir la Convención Interamericana
Contra la Corrupción promovida por la OEA.
Propusimos que se permita el juzgamiento en ausencia, con defensor de oficio, para los reos
de peculado, concusión, cohecho y enriquecimiento ilícito. Actualmente en nuestro país se
prohibe, como norma general, el juzgamiento en ausencia del sindicado quien puede esperar
la prescripción del juicio penal en calidad de prófugo. Tal juzgamiento no debe paralizarse
garantizando su derecho a la defensa con un defensor, sea de oficio o particular, así como
eliminar los plazos de prescripción de la pena en los delitos de concusión, cohecho,
enriquecimiento ilícito y peculado.
Pedimos también la protección legal a los denunciantes y testigos de casos de corrupción.
En el sector público:
Hemos propuesto hacer más transparentes y ágiles los procesos de contratación pública. Una
de las causas que genera corrupción en la administración pública es lo tortuoso de su marco
reglamentario, el exceso de un teórico control legal provoca la evasión de éste. Se deben
simplificar los trámites asegurando así la celeridad y la eficacia, sin descuidar su control. De
otra parte, las declaratorias de emergencia y la confidencialidad de la contratación pública
deben terminar porque genera corrupción.
Obligar expresamente a que los funcionarios públicos en general y/o de elección popular
declaren el origen de sus bienes al posesionarse y al dejar el cargo, debiendo presumirse
legalmente la comisión del delito de enriquecimiento ilícito si es que no lo hacen.
Supuestamente existe la obligación del funcionario público de declarar su patrimonio al
inscribir el nombramiento o designación, pero no hay sanción de ninguna clase si es que no
lo hace. Además, el hecho de declarar sus bienes no justifica su origen, debe obligárselo a
declarar cómo los adquirió así como a declarar su patrimonio al momento de asumir y/o
dejar el cargo. Ahora bien, como el delito de enriquecimiento ilícito es el acrecimiento
patrimonial injustificado de un funcionario público durante su ejercicio, el hecho de no
cumplir con la obligación de declarar sus bienes, debería generar la presunción de
enriquecimiento injustificado por cuanto no ha demostrado de ninguna manera su patrimonio
y su origen.
Erradicar el acceso al servicio público de personal sin calificación, los improvisados de todo
cambio de régimen que impiden la profesionalización del funcionario.
Depurar y fortalecer la autonomía de las entidades de control y juzgamiento del país,
evitando que sean los grupos de presión interesados o los corrompidos en general, aquellos
que directa o indirectamente puedan manipular a la entidad o a sus funcionarios en su
beneficio.
¿Cuáles son las autoridades de control del país, especialmente las Superintendencias de
Bancos, Compañías y Telecomunicaciones, así como la Contraloría General del Estado?. El
origen del nombramiento de sus titulares se encuentra politizado y, además, son
normalmente los grupos controlados por éstas aquellos que gestionan el nombramiento de
sus titulares. Mi experiencia personal con la Contraloría General de la Nación ha sido
desastrosa, y lo digo enfáticamente, a ciertos Delegados regionales se los acusa de recibir
sueldos de los caciques provinciales, los Auditores Internos de los organismos públicos
como Municipalidades, forman parte de los mismos sistemas de corrupción que se emplean.
Es un ente burocratizado cuyos exámenes especiales y urgentes en torno a supuestos abusos
de fondos públicos duran mínimo seis meses.
Hay que fortalecer estas entidades, pero despolitizándolas y depurándolas.
Precisar y sancionar el nepotismo en la administración pública en general. Las normas que
existen son aisladas y ligeras.
Eliminación de la Comisión de Presupuesto del Congreso Nacional, fuente de corrupción
legislativa cuyos tentáculos llegan a la Función Ejecutiva y a la empresa privada.
Transparencia del gasto electoral de los partidos políticos y candidatos en general, evitando
la infiltración de la corrupción en la política.
Algunos casos importantes de corrupción tratados por la Comisión Anticorrupción:
1. Irregularidades en el manejo de la cuenta 8110 de la Presidencia de la República
denominada "Inversiones y Aportaciones Especiales del Estado" (Caso Peñaranda).
Mediante una red de empresas ficticias creadas para realizar negocios fraudulentos que se
financiaban con el aporte y las transferencias de la cuenta 8110 de la Presidencia de la
República, se proveía a colegios, escuelas y Municipios del país, de equipos de computación,
bibliotecas y otros bienes. Las compañías fantasmas presentaban propuestas y con la
participación de diputados conseguían las partidas presupuestarias respectivas de la cuenta
presidencial antes mencionada.
Perfeccionado el negocio con el consabido sobreprecio y productos de mala calidad, el
cheque era emitido por la Presidencia y en vez de ingresar al patrimonio de las supuestas
compañías vendedoras, era endosado al dueño del negocio (Peñaranda) para que se
distribuya el dinero con los diputados involucrados y otras personas en porcentajes del 10%
al 30%. Por estas acciones y la intervención de la Comisión, el Congreso Nacional
descalificó a 17 diputados contra los que se expidieron órdenes de prisión preventiva, pero
sólo 3 se encuentran presos.
2. Contrataciones irregulares de personal en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad
Social (IESS).
Entre el 10 de Agosto de 1996 y el 6 de Febrero de 1997 fueron contratadas 696 personas en
cargos administrativos y técnicos con un costo aproximado de cuatrocientos cincuenta mil
dólares (US$ 450.000). El acceso a tales cargos dependía de una recomendación de cualquier
miembro de la familia Bucaram y, especialmente, del Abogado Santiago Bucaram Ortiz,
diputado y hermano del Presidente depuesto, Abdalá. En un solo día éste envió 122 carpetas
y una lista con los cargos que se debían crear o llenar.

3. Banco del Estado (BEDE)


Anticipo de beneficios sociales para los que no tenían derecho por ser de reciente
vinculación y préstamos extraordinarios que superaban su capacidad de pago, con el objeto
de beneficiar personas cercas al régimen del momento.
Pago de salarios a personal contratado pero que no asistieron jamás a ejercer función alguna.
Pago de comisiones prohibidas por la Ley a determinadas Casas de Valores por intermediar
financieramente en las inversiones del Banco.
4. Aduanas paralelas
Se instituyó una verdadera organización delictiva conformada por empleados públicos de las
aduanas del Ecuador, por personas particulares de confianza y encargadas de la seguridad
personal del Presidente Bucaram, así como de altos miembros del Servicio de Vigilancia
Aduanera, con el objeto de lucrar con el ingreso de mercaderías al país.
Se detectaron ilícitos de concusión, cohecho, extorsión, tráfico de influencias,
enriquecimiento ilícito, causando graves perjuicios tributarios al Estado.
5. Irregularidades en la contratación de obras civiles en el trasvase de aguas La
Esperanza-Poza Honda.
En el proceso de licitación y adjudicación de la obra, en su fase precontractual se descalifica
irregularmente a seis empresas de nueve participantes. Posteriormente se desecha el crédito
japonés para tal obra y se adquiere otro mucho más caro. Este proceso cuenta con la absoluta
bendición de la Procuraduría General del Estado y de la contraloría General del Estado por
los intereses políticos y económicos envueltos.
6. Comisión de Tránsito del Guayas.
Abuso de poder político, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito en una red de
corrupción de la mencionada entidad en la que estaba comprometido un hermano del
Ministro de Gobierno del actual régimen y también diputado de la República.
7. Entrega irregular de frecuencias de radio y televisión.
La Comisión comprobó y denunció la concesión irregular de frecuencias de radio y
televisión a testaferros que escondían algunos representantes del poder político ecuatoriano,
pagando favores y permitiendo su enriquecimiento. Los procesos de reversión están en
marcha.
8. Piponazgo en el Congreso Nacional.
En el Ecuador se califica de "pipones" al personal contratado en determinada institución,
pero que no califica para el cargo o no asiste a su trabajo y sin embargo cobra su
remuneración. Se detectó que en el Congreso Nacional en una de las administraciones del
actual Presidente de la República egresaron treinta y dos mil millones de sucres
($32.000.000.000) para pagar un grupo de asesores que no reunían los requisitos para tal
función y que superaban en el 100% el personal normal del Congreso. Para dicho efecto se
crearon Comisiones Ocasionales que supuestamente justifiquen la contratación.
Es una pequeña muestra de los casos de corrupción política más trascendentes e importantes
tratados por la Comisión Anticorrupción en quince meses de labores, a pesar de sus
limitaciones. Sin embargo, la corrupción corroe las bases mismas del Estado. En el Ecuador
las tres Funciones del Estado, Ejecutiva, legislativa y judicial se encuentran contaminadas,
así como los gobiernos seccionales y también los organismos de control.
En lo que se refiere a las finanzas públicas, es la recaudación de los tributos en general uno
de los sectores más afectados. El problema de las Aduanas es crónico, con un contrabando
organizado desde las propias esferas encargadas del control, complementado eficazmente
con protección política y parcelamiento en cuotas de poder y enriquecimiento, así como con
la participación de personas naturales y jurídicas del sector privado, han provocado su
militarización. El efecto es mortal para el Estado al dejar de percibir significativas cantidades
de dinero que se pueden emplear en su desarrollo.
La contratación pública inmoral y deficiente es otra actividad del Estado que tiene graves
deficiencias. El soborno forma parte de los presupuestos de las empresas proveedoras de
bienes y servicios como medio de lograr la concesión de un contrato, sin que exista
discrimen en el comentario entre empresas nacionales o extranjeras.
En lo que se refiere a las entidades de control como la Contraloría General del Estado, las
Superintendencias de Bancos, Compañías y Telecomunicaciones, que deben vigilar a
entidades y funcionarios en sus diarias actividades, son también parte del botín político y,
por ende, sujetas a los dictados corruptos del coyuntural poder político. A tal punto que estas
entidades han servido para combatir y perseguir enemigos políticos, así como para absolver a
sus controladores.
En lo atinente a la administración de justicia, es la impunidad de quienes han violado la ley y
se han apropiado de recursos públicos provocada por jueces de mayor o menor nivel una de
las causas más importantes de la corrupción. El sistema de designación de jueces tiene un
evidente ingrediente de compromiso político, que no será erradicado completamente en tanto
no se integre el Consejo Nacional de la Judicatura.
La corrupción se ha organizado alrededor de políticos inescrupulosos que han alcanzado
determinada cuota de poder público. Es un círculo vicioso que se inicia con el
financiamiento millonario de campañas políticas cuyo principal objetivo es captar el poder,
una vez obtenido éste se empieza a parcelar y repartir con importantes cuotas en las tres
Funciones del Estado y sus organismos de control. En este festín el pueblo ecuatoriano no
importa y, sin embargo, es la víctima del mismo.
También la empresa privada tiene su parte, un gran sector de ésta es la principal beneficiaria
de la corrupción y, por ende, la alienta y estimula. Igual el sindicalismo público que a través
del mecanismo íntimidante de la paralización de labores, sus dirigentes obtienen jugosas
ganancias o contratos colectivos cuyas prestaciones esquilman aún más el fisco ecuatoriano.
La ciudadanía en general no participa de la vida política en forma activa, ejerce el derecho al
voto como una forma de obtener una certificación que lo habilite para conseguir empleo,
pero el tema, no les interesa. En tales condiciones el círculo vicioso sigue rodando ya que se
eligen mandatarios incapaces y políticos inescrupulosos.
A nuestro criterio, las principales causas de la corrupción en el Ecuador son:
 Deterioro de valores éticos y morales
 Bajo índice de cultura política y educación en general
 Escasa participación ciudadana en la vida pública ecuatoriana que sirva de control
 Centralización administrativa y engorrosas tramitaciones
 Poca transparencia en la información
 Baja calificación ética y técnica en la dirigencia política
 Una impunidad recurrente en una administración de justicia cuestionada y falta de
credibilidad, que alienta la corrupción.
 Ejercicio de controles institucionales sin independencia, con escaso profesionalismo y
totalmente politizado.
III.Comisión de control cívico contra la corrupción. Corrupción política, democracia e
iniciativas emprendidas
Es común escuchar del ciudadano común que la culpa la tiene el sistema, que la corrupción
es consustancial a éste y que el empleado público que no roba peca de tonto. Inclusive, en
algún momento el ex Primer Ministro Italiano Bettino Craxi, a propósito de los graves casos
de corrupción detectados en Italia, pretendió soslayar la importancia de estos y diluir las
responsabilidades de corrupción política en toda la sociedad. Manifestó que la "Tangente",
aquel modo de obtener beneficios de los actos de corrupción era práctica común de todos
quienes realizan actividad política o ejercen función pública, tratando de minar moralmente
la imposición de sanciones, ya que si la culpa la tiene el sistema no debemos responsabilizar
a los ciudadanos.
La delincuencia, en general, y la corrupción política, en particular, ha existido, existe y
existirá en toda sociedad. En tanto el ser humano siga siendo tal, apto para renunciar a
obligaciones y responsabilidades éticas a cambio de un rápido exitismo económico, el tema
se encontrará vigente. Sin embargo, uno de los problemas actuales radica en la globalización
de la corrupción y, obviamente, su desborde, tanto por la carencia de recursos de todo tipo de
los diversos Estados para frenarla, como por la debilidad interna y estructural que las
democracias, de todo tipo, están demostrando para reprimirla.
La actividad política ha sido siempre un juego de poder que se encuentra legitimado en
función de los medios utilizados y la finalidad prevista. En las democracias representativas
elegimos a nuestros mandatarios para que en nuestro nombre y representación procuren el
bien común de la sociedad toda. Sin embargo, la relación entre gobierno y ciudadanía, que se
supone debe ser ejercida por nuestros representantes, se ha distorsionado completamente,
prácticamente no existe. La actividad política se ha convertido en una empresa carente de
filosofía y de principios morales que exclusivamente busca el poder político, a toda costa y
sin escrúpulo alguno, para satisfacer los intereses de todo tipo de los que han financiado a la
empresa.
En tal medida nuestras sociedades se encuentran girando en un círculo vicioso, en el cual
jugosos capitales sin certificado de nacimiento engordan las chequeras de los partidos
políticos y, estos a su vez, promocionan a los nuevos representantes del ciudadano común,
los mismos que están prestos a devolver el favor a cambio de jugosas comisiones. A todo
esto, los mecanismos, filtros y controles que la democracia mantiene para prevenir, descubrir
o sancionar la corrupción se encuentran envilecidos y bajo la tutela de los mismos a quienes
tiene que descabezar.
El problema es tan serio que los Estados de Derecho tal y como han sido concebidos se
encuentran corriendo gravísimos riesgos en su permanencia. La brecha entre dirigentes
políticos y dirigidos se agranda cada vez más, provocando una inmensa desconfianza en las
instituciones que soportan el régimen democrático. Mientras las carencias de nuestra gente se
agravan, mientras sus miserias persisten, estos observan la forma impúdica en que los
ingresos del Estado son malversados o distraídos ilícitamente. ¿Hasta cuándo tolerarán
pacífica y estoicamente esta situación?, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que en el
Ecuador la impudicia y la desvergüenza de un gobierno corrompido fue tan grande que,
inclusive, movilizó al resto de la clase política para derrocarlo. Seguramente se asustaron de
una reacción popular que no iba a discriminar a estos de aquéllos y prefirieron manipularla,
conducirla, como finalmente lo hicieron.
En democracia la opinión pública juega un papel importantísimo para luchar contra la
corrupción, gran parte de ésta se forma a través de los medios de comunicación social, de la
prensa de un país. Es necesario que una vez descubierto el caso de corrupción, la reacción
social de frustración, de resentimiento, de indignación, sea acogida por la prensa y se
provoque el necesario escándalo, exigiendo información, juzgamiento y sanción. Es una
forma de luchar contra la corrupción ya que la estigmatización social juega un papel
preponderante, especialmente si comentamos la corrupción en la política.
A pesar de los múltiples criterios con los que se pretende explicar la insurgencia social y
cívica del 5 de Febrero de 1997 en contra del pasado gobierno ecuatoriano presidido por
Abdalá Bucaram, es evidente que la corrupción imperante fue el principal detonante. Sin
embargo y en honor a la verdad histórica, el dudoso mérito que tal régimen tuvo fue el de
exhibir con impudicia y en toda su dimensión un vicio que paulatinamente venía minando las
bases mismas del Estado, esto es, la corrupción. El desarrollo de las organizaciones sociales,
su paulatina organización, la madurez de la prensa y las voces orientadoras de la Iglesia
provocaron que el pueblo ecuatoriano siga a los políticos coyunturalmente en oposición al
gobierno, y exijan su inmediata cesación.
Este es el antecedente inmediato para que el nuevo Presidente expida el Decreto Ejecutivo
107/A del 4 de marzo de 1997 y constituya, en acuerdo con el Presidente del H. Congreso
Nacional, la Comisión Anticorrupción. Este cuerpo colegiado con inmenso poder moral, sin
recursos efectivos legales, con la oposición de casi todo el poder político ecuatoriano,
paulatinamente fue obteniendo el respaldo ciudadano ante las acciones emprendidas contra la
corrupción.
Lo dicho provoca que con fecha 31 de julio de 1997 se expida un nuevo Decreto Ejecutivo,
el 506, incorporando atribuciones y especificando otras para la Comisión. Finalmente, esta
Comisión preparó un proyecto de Ley Anticorrupción que reposa en el H. Congreso
Nacional para su debido tratamiento y, en la Asamblea Nacional Constituyente que acaba. de
finalizar sus actividades, se provocó una reforma constitucional que institucionaliza a la
Comisión de Control Cívico de la Corrupción como órgano de control constitucional. Se le
otorga facultades para investigar casos de corrupción y remitir sus pronunciamientos e
informes al Ministerio Público, Contraloría, Fiscalía y a la Función Judicial.
Posteriormente, el Ecuador entró en un proceso de reformas constitucionales dentro del cual
se han establecido varias normas y procedimientos que, estimamos, fortalecerán el régimen
democrático en la lucha contra la corrupción. Han sido previstas por la Asamblea Nacional
Constituyente y se espera que entren en vigencia a partir del 10 de Agosto de 1998.
Estas son:
1. "Es deber del Estado garantizar la vigencia del sistema democrático y la administración
pública libre de corrupción" (Art. 3, 6);
2. "El Estado garantizará el derecho a acceder fuentes de información: a buscar, recibir,
conocer y difundir información en forma veraz, plural, oportuna y sin censura previa, de los
acontecimientos de interés general y de los valores de la comunidad, especialmente por parte
de periodistas y comunicadores sociales… No existirá reserva respecto de informaciones que
reposen en los archivos públicos, excepto de los documentos para los que tal reserva sea
exigida por razones de defensa nacional y por otras causas expresamente establecidas en la
ley." (Art. 81);
3. "Todos los ciudadanos tendrán los siguientes deberes y responsabilidades, sin perjuicio de
otros previstos en esta Constitución y la Ley".
 Administrar honradamente el patrimonio público;
 Asumir las funciones públicas como un servicio a la colectividad y rendir cuentas a la
sociedad y a la autoridad, conforme a la ley;
 Denunciar y combatir los actos de corrupción" (Art. 97);
4. "Los ciudadanos tendrán derecho a resolver la revocatoria del mandato otorgado a los
alcaldes, prefectos y diputados de su elección, por actos de corrupción…" (Art. 109);
5. "…Los dignatarios elegidos por votación popular, los delegados o representantes a los
cuerpos colegiados de las instituciones del Estado y los funcionarios y servidores públicos en
general, estarán sujetos a las sanciones establecidas por comisión de delitos de peculado,
cohecho, concusión y enriquecimiento ilícito. La acción para perseguirlos y las penas
correspondientes serán imprescriptibles y, en estos casos, los juicios se iniciarán y
continuarán aún en ausencia de los acusados…" (Art. 121);
6. "Los funcionarios de libre nombramiento y remoción, los designados para período fijo, los
que manejan recursos o bienes públicos y los ciudadanos elegidos por votación popular,
deberán presentar al inicio de su gestión, una declaración patrimonial juramentada que
incluya activos y pasivos y la autorización para que de ser necesario, se levante el sigilo de
sus cuentas bancarias. De no hacerlo no podrán posesionarse de sus cargos…"
Al término de sus funciones presentarán también una declaración patrimonial juramentada,
que incluya igualmente activos y pasivos. La Contraloría General del Estado examinará las
dos declaraciones e investigará los casos en que se presuma enriquecimiento ilícito. La falta
de presentación de la declaración al término de las funciones hará presumir enriquecimiento
ilícito…" (Art. 122);
7. "…Tanto el ingreso como el ascenso dentro del servicio civil y carrera administrativa, se
harán mediante concurso de méritos y oposición… En ningún caso la afiliación política de
un ciudadano influirá para su ingreso, ascenso o separación de una función pública." (Art.
124);
8. "Se prohibe el nepotismo en la forma que determine la ley. La violación de este principio
estará sancionada penalmente." (Art. 125);
9. "…El Presidente y Vicepresidente de la República sólo podrán ser enjuiciados
políticamente por la comisión de delitos contra la seguridad del Estado o por delitos de
concusión, cohecho, peculado y enriquecimiento ilícito…" (Art. 130, 9);
10. "…Por ningún caso se concederá el indulto en caso de delitos cometidos contra la
administración pública…" (Art. 130, 15);
11."…Estará prohibido a los diputados ofrecer, tramitar, recibir o administrar recursos del
Presupuesto del Estado, salvo los destinados al funcionamiento administrativo del Congreso
Nacional. Igualmente les estará prohibido gestionar nombramientos de cargos públicos…"
(Art. 135);
12. "Los diputados que incurran en violaciones al Código de Etica serán sancionados con el
voto de la mayoría de los integrantes del Congreso. La sanción podrá ocasionar la pérdida de
la calidad de diputado." (Art. 136);
13. "La Comisión de Control Cívico de la Corrupción es una persona jurídica de derecho
público, con sede en la ciudad de Quito, con autonomía e independencia económica, política
y administrativa, que en representación de la ciudadanía receptará denuncias sobre hechos
presuntamente ilícitos en las instituciones del Estado, para investigarlos y promover su
prevención, juzgamiento y sanción…" (Art. 220);
14. "Sólo una vez que la Comisión haya finalizado sus investigaciones y encontrado indicios
de responsabilidad, pondrá sus conclusiones en conocimiento del Ministerio Público y de la
Contraloría General del Estado. No interferirá en las atribuciones de la Función Judicial,
pero ésta deberá tramitar sus pedidos. Podrá requerir de cualquier organismo o funcionario
de las instituciones del Estado la información que considere necesaria para llevar adelante
sus investigaciones. Los funcionarios que se nieguen a suministrarla serán sancionados de
conformidad con la ley. Las personas que colaboren con tal Comisión para esclarecer los
hechos, gozarán de protección legal.
La Ley determinará… las instituciones de la sociedad civil que harán las designaciones."
(Art. 221);
15. "…Sólo para fines de la defensa nacional se destinará fondos de uso reservado." (Art.
259);
Estas son varias normas constitucionales que por iniciativa de la ciudadanía, de la Comisión
Anticorrupción y a base de recientes experiencias, se encuentran ya en el texto codificado de
la Constitución Política del Ecuador que se aprobó por parte de la Asamblea el 5 de junio del
presente año y que entrará en vigencia, seguramente, con la posesión del nuevo Presidente,
seguramente.
Deseo agradecer al Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD),
el haberme invitado a participar, en representación de mi país, El Salvador, a este cónclave
iberoamericano, que cuenta además con el auspicio de la Agencia Española de Cooperación
Internacional (AECI), y que se celebra en esta acogedora República de Bolivia que, como
siempre, abre sus brazos para recibirnos fraternalmente.
El enfoque que brindaré sobre la temática de la corrupción política se ha estructurado en
cuatro partes. En un primer momento, se hará referencia al significado de la corrupción
política; en un segundo instante, se abordará la visión realista del tema; en tercer lugar, se
ofrecerá un planteamiento de las soluciones, y finalmente un llamado a la conciencia de los
pueblos iberoamericanos.
1. El significado de la corrupción política
Hablar de corrupción política implica hacer referencia a las prácticas que riñen con la ética y
el bien común, las que son hábitos que percibe la sociedad civil entre los responsables de la
toma de decisiones, ministros, directores, presidentes de instituciones autónomas diputados,
alcaldes, jueces, secretarios, magistrados, cuadros de partidos que utilizan el ejercicio del
poder en beneficio personal o particular.
Desde esta perspectiva, la corrupción política es un obstáculo que amenaza la seguridad
democrática de las naciones, la que atenta contra la paz iberoamericana.
Con esa visión se han pretendido justificar todas las acciones tomadas en función de
preservar intereses sectarios, no importando que para lograr beneficios particulares se
pisotearan aquellas condiciones que harían posible la vivencia democrática. Una de las
principales desde luego, fue el valor justicia, cuya aplicación sesgada y desigual permitió
muchos atropellos que incluso, degeneraron en cruentos conflictos internos en las naciones,
cuyos espacios democráticos se cerraron.
Iberoamérica se caracterizó en las décadas precedentes, por ser depositaria de la influencia
bipolar de las grandes potencias, la cual brindó el espacio político adecuado para que al
frente de los gobiernos el estamento militar dirigiera los destinos de nuestras naciones.
En función de una doctrina de seguridad nacional, pero sobre todo pretendiendo contener el
avance de las ideas anárquicas, la corrupción encontró puertas abiertas en las diferentes
administraciones públicas, enfrascadas en atender los problemas de seguridad interna. Ello
generó una cultura antidemocrática en la que se conocía de antemano quienes serían los
gobernantes, debido a los procesos de fraude electoral e imposición política, y una vez que
estos salían del ejercicio activo del poder político, lo hacían en condiciones substancialmente
mejoradas como producto del enriquecimiento ilícito en el que participaban y promovían.
Esta tendencia se observó a lo largo de todo el continente y no ha sido sino hasta muy
recientemente, que se ha tomado conciencia en los pueblos de que situaciones semejantes no
pueden, ni deben ser permitidas.
En esa línea de pensamiento, es ejemplarizante el caso de algunos países latinoamericanos,
en donde sus gobernantes han tenido que dejar el poder debido a los evidentes signos de
corrupción en el que estaban inmersos.
2. Visión realista de la corrupción política
La corrupción política debe ser abordada desde una óptica de realismo, a partir de las
siguientes variables de incidencia:
1) Históricamente, la cultura política predominante en el continente ha concebido a los
gobiernos como patrimonio de su exclusivo dominio.
2) El sistema político no ha sido lo suficientemente fuerte y cohesionador para impulsar una
democratización a fondo en nuestros países.
3) El sistema de partidos políticos ha sido deficiente, en términos de que desde su interior se
ha impedido la democratización interna de los mismos.
4) Los gobiernos han llegado al poder con una dosis reñida de legitimidad.
Cada vez es más pronunciado el abstencionismo y el ausentismo en las contiendas
electorales.
5) Las promesas del discurso electoral no ha tenido correspondencia con las acciones en el
plano del ejercicio práctico.
6) Ha existido ausencia de un proyecto transideológico. Es decir, que trascienda las
ideologías en función de los grandes intereses de la nación.
7) Los partidos políticos sufren de desprestigio y ello abona al crecimiento de la apatía
electoral.
Con esas variables de incidencia, es lógico que en nuestras naciones esté abonado el campo
para la entrada y permanencia de la corrupción que, desde el plano político, incide hacia los
demás campos del poder.
La corrupción, genéricamente considerada consiste en un acuerdo inmoral entre un corruptor
y un corrupto, que beneficia a ambos en sus propósitos particulares, por encima de la ley en
el plano político, la corrupción consiste en el uso y abuso del poder público para el logro de
beneficios particulares o sectoriales, que no se identifican ni comulgan con el bien común.
La clase política sufre, en menor o mayor dimensión las consecuencias de la corrupción,
sobre todo a partir de la falta de confianza de la gente hacia los partidos, que sólo se explica
a partir de una serena percepción desde la sociedad civil, a cuya base se encuentra presente el
certero juicio de que los políticos han usufructuado el poder, han beneficiado indebidamente
a sus allegados y a sus familias, generando una cultura errónea de justificar sus acciones a
partir de la impunidad de que se han rodeado.
La legislación imperante en algunos países latinoamericanos, designa a los partidos como los
únicos instrumentos para accesar al poder político, pero si tales instrumentos están viciados,
en poco o nada, podrán contribuir a que se fortalezca la democracia de nuestras naciones.
El aparecimiento de los llamados candidatos "out-siders", quizá refleje nítidamente la
ausencia del liderazgo político continental.
En efecto, cada vez es más frecuente que sean artistas, cantantes, o empresarios que siempre
estuvieron alejados de la política partidista, los que promuevan sus aspiraciones de gobernar
los países, incidir en los parlamentos o ejercer la hegemonía política a nivel de los gobiernos
locales.
Agrava lo anterior, la puesta en ofrecimiento de plataformas políticas que contienen
prácticamente soluciones para todos los problemas del país, pero que llegado el momento de
operativizarlas dejan mucho que desear, precisamente porque las mismas han sido
estructuradas desde un plano teórico-conceptual que termina haciendo una función
descriptiva de los problemas, sin tocar a fondo la médula de los mismos, consistente en la
injusticia social.
Hablar de corrupción política sin hacer referencia a estos hechos equivaldría a señalar la
rama perdiendo de vista el bosque circundante.
3. Planteamiento de soluciones
En términos de soluciones y aportes para combatir la corrupción política, señalaremos los
esfuerzos que deben orientarse con realismo y sentido ético:
 La adopción de un sistema democrático es un camino irreversible y un hecho inminente
del cual ninguna fuerza política ni social debe sustraerse. Hacerlo es ir contra la historia.
 El fortalecimiento de la sociedad civil es un paso necesario para robustecer el sistema
democrático. El señalamiento a tiempo es determinante para que todos los gobiernos
operen de manera transparente, rindiendo cuentas de sus actos en todos los niveles
jerárquicos y brindando al pueblo la información sin restricciones; en consecuencia, de
los gobiernos se requiere tolerancia; de la sociedad civil se exige participación y una
actitud constructiva y propositiva.
 Los partidos políticos deben democratizarse, abrir sus puertas al nuevo talento humano,
con lo que se renovará el liderazgo perdido.
 La corrupción política es un hecho que está a la vista de todos, por tanto somos todos los
obligados a participar en su combate. Naturalmente los gobiernos, elegidos para
representar al pueblo y velar por el desarrollo de las naciones, son los primeramente
obligados a adoptar la normatividad ética, para que la conducta de sus funcionarios sea
transparente, efectiva y legitimada por la opinión pública.
 Los gobernantes deben dar muestras de voluntad para castigar, ejemplarmente, a los
funcionarios involucrados en actos de corrupción.
 Debe existir plena conciencia que la corrupción política es generadora de las condiciones
idóneas para que proliferen otros tipos de corrupción, por lo que la misma se configura
como un elemento distorsionador de las democracias incipientes de nuestro continente.
 Finalmente, debemos señalar que el flagelo de la corrupción se constituye en un factor
que inhibe el desarrollo de los pueblos y erosiona los valores éticos y morales de las
sociedades. Por tanto, es urgente tratar este problema en el orden práctico en cada uno de
nuestros países.
El flagelo de la corrupción política no debe ser visto como algo etéreo, amorfo o ficticio, al
contrario, estamos íntimamente convencidos de que es un fenómeno presente, actuante,
envolvente y progresivo que, desde las cúpulas, inhibe el desarrollo de los pueblos, debilita
la institucionalidad democrática, crea la desconfianza de la gente hacia la clase dirigente,
erosiona la formación de valores ciudadanos y brinda la oportunidad para que otro tipo de
corrupción, especialmente en el ámbito administrativo y económico, se expandan y
consoliden.
4. Llamado a la conciencia
Es plausible el esfuerzo que promueven los organismos financieros internacionales, en
procura de que los fondos económicos destinados a nuestras naciones sean manejados con
efectividad y transparencia; igualmente es satisfactorio ver el esfuerzo de todos los países en
aras de generar conciencia a través de foros y conferencias; por ello estamos seguros que
todos los aquí presentes regresaremos a nuestros países con la conciencia y voluntad
inclaudicables para combatir en forma efectiva y pragmática, la corrupción en todas sus
manifestaciones, especialmente la política generadora de una nefasta cultura de atraso y
subdesarrollo.
Estamos seguros que los grandes problemas de la corrupción tienen su base en la ausencia de
la ética, por lo que se hace necesaria una campaña permanente e internacional para llegar a
una toma de conciencia, por parte de todos los ciudadanos de cualquier nación del mundo,
sobre la necesidad de la ética para la sobrevivencia de la democracia.
La tendencia globalizadora nos permite buscar soluciones en conjunto, porque todos los
pueblos están empeñados en quitar los obstáculos de los costos de la corrupción, que
impiden el desarrollo de los mismos.
Se han celebrado muchas reuniones, congresos, seminarios y toda clase de eventos para
buscar medidas preventivas contra la corrupción, entre ellas podemos citar las más
sobresalientes:
1. Profundizar y desarrollar la vivencia de la democracia.
2. Fomentar la cultura democrática.
3. Fortalecer el estado de derecho.
4) Decretar leyes específicas de combate contra la corrupción tipificando en el campo penal,
los delitos propios de esta y establecer un código de ética para la función pública.
5) Programas educativos para fomentar la mística del servicio público.
Este llamado a la conciencia iberoamericana es para insistir, en el fortalecimiento de la
educación de los pueblos, ya que es la única vía que contribuye a revitalizar los valores
morales, cívicos y espirituales de la persona, como una necesidad imperativa para lograr las
aspiraciones de un mundo mejor, más humano en donde se imponga la cultura de la
transparencia y la honestidad.
Como ocurre con la mayoría de los países mal llamados tercermundistas, Ecuador, casi no
existía para el mundo también mal llamado, desarrollado. Máximo servía para que se lo
relacione como un país; la famosa línea del Ecuador que divide la superficie del planeta entre
los hemisferios norte y sur con una raya imaginaria.
Ese escenario, cambió sustancialmente hace diez años, cuándo no sólo la línea ecuatorial, o
las islas Galápagos, aquellas que dieron la pauta para el desarrollo de la teoría del Origen de
las Especies de Charles Darwin, servirían para hablar del Ecuador, sino que esta vez un
hecho político, económico y social llamado “Revolución Ciudadana”, pondría a este pequeño
gran país de Sudamérica, con más de 16 millones de pobladores, en la lupa del interés
mundial.

Tanto por una campaña mediática de constante desprestigio, o por sus inocultables logros en
diversos ámbitos, Ecuador y su reciente revolución, fue y es parte constante de una polémica
superficial, que coloca a su conductor, el presidente Rafael Correa, que este 24 de mayo deja
el poder luego de 10 años de gobierno, lo que se conoce como la Década Ganada, en el
medio de una tormenta de versiones, que como la línea ecuatorial, dividen al planeta en
opiniones sobre este proceso, las que como un péndulo, se trasladan entre el bien y el mal.

Sin embargo, no se puede analizar el presente del Ecuador sin mirar detenidamente su
pasado inmediato y el contexto en el que se da esta época de transformaciones
fundamentales, que es lo que justamente no hacen, las corporaciones de medios de
comunicación tanto dentro como fuera de este país, y que con ello, evitan recordar el estado
de la nación a finales del 2006, cuando este país, padecía una profunda crisis institucional,
provocada por la llamada partidocracia empresarial, que al ritmo de los dictados de
organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), habían provocado la peor
debacle financiera de su historia.

Todo empezó, más o menos, en la década de los 90 con la instauración de fuertes políticas
neoliberales, las que ocurrieron en medio de una escalada bélica conocida como la Guerra de
Cenepa (1995), entre Perú y Ecuador provocada a causa del conflicto limítrofe secular entre
ambas naciones. Es así que el gobierno de Sixto Durán Ballén (1992-1996), adopta una serie
de medidas económicas de ajuste, conceptualizadas en el Consenso de Washington; reformas
a las estructuras del Estado, privatización de empresas públicas, liberalización del comercio
y la banca, ampliación de las garantías jurídicas para la inversión extranjera y flexibilización
laboral.
Durán sería el último presidente antes de Correa, que terminaría el tiempo de mandato para
el cual fue elegido. Luego de su presidencia, vendrían los 10 años más críticos de la historia
ecuatoriana reciente, en los que este país tuvo nada menos que ocho presidentes, incluyendo
a Rosalía Arteaga que gobernó tan sólo tres días.

Este período de la historia que puso al Ecuador en una profunda crisis, que incluyó la
dolarización de su economía, la caída del Producto Interno Bruto (PIB) en más de tres
puntos, (de 7.9 a 3.5%, según la Cepal), el quiebre de 17 bancos, lo que era el 70 % de las
instituciones financieras, provocó que miles de ciudadanos perdieran los ahorros de toda la
vida, lo que significó que el Estado desembolse casi 6 mil millones de dólares, muchos de
los cuáles fueron a parar a cuentas privadas de miembros de la clase política dirigente lo que
fomentó, para finales del 2005, la ruptura definitiva entre la clase política de esa época y la
sociedad.

Esta crisis financiera, una de las mayores que se han visto en esta parte del hemisferio, causó
una inflación que llegó al 60 % y un desempleo de 14.7 % lo que abrió tantas heridas en la
sociedad, que cerca de 2 millones de ecuatorianos emigraron a otros países, separándose
familias enteras y signándose su destino para siempre, provocando un drama humano,
cuando cientos de miles de padres y madres dejaron a sus hijos, incluso pequeños, para no
verlos 10 ó 12 años después, perdiéndose así la infancia y adolescencia de sus hijos los que
terminaron criándose con abuelos, tíos o vecinos.

Es así que en el país, aparecieron fenómenos antes nunca vistos, como el suicidio infantil
(niños de 11 ó 13 años quitándose la vida) u otros, como fue el caso del cantón Chuchi, en la
provincia del Chimborazo, que tras una encuesta, revelaba que el 60 por ciento de sus niños,
se criaban sin sus padres, consolidándose así una destrucción es la estructura de la sociedad.

Todo este escenario de catástrofe especialmente para los más humildes, dio paso a análisis
surgidos desde el centro mismo de la nación, y que calificaban al Ecuador como un país
espiritualmente triste y socialmente castigado por una élite política empresarial, “indolente,
acomodaticia, prejuiciosa e incluso parasitaria”, que colocó a la nación en la categoría de los
“sueños imposibles o del escepticismo irremediable”.
Es justamente todo este marco histórico, lo que permite comprender la velocidad y la
intensidad del ascenso al poder de un prácticamente desconocido Rafael Correa, economista,
catedrático y líder de Alianza País, cuando el 26 de noviembre de 2006 ganó la presidencia,
en segunda ronda, con el 56.6 % de los votos, al derechista Álvaro Noboa inaugurando con
ello, lo que hoy se conoce como el “correismo”.

En su campaña electoral, el político socialista ofreció un rol más decisivo del Estado,
rechazó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, ofreció la generación de
empleo a través de obras públicas, propuso el incremento del monto de subsidios a los más
necesitados, la emisión de créditos para la producción y vivienda con tasas preferenciales y a
largo plazo, todo ello acompañado de la ejecución de una Asamblea Constituyente, la misma
que el 28 de febrero del 2008, tras un referendo, aprobó la nueva Carta Magna, lo que dio
paso a la política del “Buen Vivir”, traduciéndose ello, en la salida de la pobreza de más de
un millón de ecuatorianos, reduciendo además la brecha entre campo y ciudad, al achicar la
pobreza en el área rural, en 30 puntos porcentuales.

En temas educativos, la Década Ganada, aumentó para Ecuador en casi un millón, el número
de estudiantes matriculados en el sistema público, mientras que entre 2007 y 2015, la
matrícula de la población más pobre se incrementó seis puntos porcentuales, pasando del
89.0 a 95.4 %. La educación superior, mereció atención especial ya que es el país que más
invierte en la región, con el 2% de su PIB. Es así, que en el período de 2007 - 2015, se
otorgaron becas a 14.276 estudiantes, a diferencia de los 237 estudiantes que lograron una
beca desde el año 1995 al 2006.

Durante la Revolución Ciudadana, el PIB ecuatoriano, creció en promedio de 3,9 por ciento
entre 2007 y 2015, comparado con el 2,9 por ciento de Latinoamérica de acuerdo a la Cepal.
Eso ha permitido que el Gobierno haya destinado el 9.0 % de su PIB para inversión pública.
Otro logro, son las cifras de desempleo. El gobierno del Correa ostenta la tasa más baja de
Sudamérica con 4.3 % al 2015, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos,
mientras que el salario básico, que antes de la Revolución Ciudadana era de 160 dólares,
ahora es de 366, lo que desde Quito, aseguran que cubre al cien por ciento las necesidades de
canasta básica.
En salud, el Estado invirtió en los últimos años más 13 mil 500 millones, según indican las
cifras del ministerio del área. El país cuenta con 21 hospitales nuevos y 20 mil nuevos
profesionales médicos se han sumado al sistema público. Así mismo, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha destacado la reducción de la desnutrición, que bajó del 1,1
por ciento en el 2007, al 0,4 por ciento en el 2014.
Pero más allá de la frialdad de las cifras, que no dejan de reflejar una realidad existente, el
crecimiento del Ecuador también se lo puede comprobar “in situ”, por ejemplo con el
crecimiento del turismo que tiene más de un millón y medio de visitantes extranjeros al año,
lo que es sinónimo de estabilidad política y económica, lo que también se apoya en el éxito
del programa de la reforma policial, considerada un modelo en Latinoamérica como también
lo es, la nueva estructura caminera y la inversión récord ejecutada entre 2007 y 2014, de
8.137 millones de dólares, en proyectos de transporte de diferentes modalidades, cifra 5,4
veces mayor a la ejecutada entre el 2000 a 2006.
Sin duda, al igual que otras economías de Sudamérica como podría ser también la boliviana,
el caso ecuatoriano ha alcanzado niveles históricos para sectores determinantes del progreso,
lo que coloca a esta nación, en un país que ya tiene las condiciones para salir del
subdesarrollo. Talvez por eso es que hoy el presidente Rafael Correa deja el cargo, con más
del 60 % de apoyo ciudadano, según el último sondeo de Opinión Pública Ecuador (OPE), lo
que no significa que la Revolución Ciudadana haya estado exenta de cometer errores, aunque
ellos difícilmente podrán siquiera ser comparables a la construcción de alternativas al
neoliberalismo que ha dado a toda la región, en la Década Ganada.

Вам также может понравиться