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V.v. mensalis
Historia natural
de la vicuña
Jane C. Wheeler
CONOPA – Coordinadora de Investigación y Desarrollo de Fotos: B. Vilá
Camélidos Sudamericanos, Los Cerezos 106, Lima 3, Perú
jwheeler@conopa.org V.v. vicugna
Resumen Abstract
El presente capitulo proporciona una revisión de This chapter provides a revision of vicuña,
la historia natural de la vicuña, Vicugna vicugna Vicugna vicugna Molina, 1782, natural history.
Molina, 1782. Incluye información sobre el Among the topics covered are origin and
origen y la evolución, clasificación taxonómica y evolution, taxonomic classification and
nomenclature, subspecies, distribution and
nomenclatura, subespecies, distribución y
ecology, diet, social organization,
ecología, dieta, organización social, reproduction, mortality and genetic
reproducción, mortalidad y variabilidad variability, as well as an extensive
genética, además de una extensiva bibliography.
bibliografía.
INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS
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HISTORIA NATURAL DE LA VICUÑA - Jane C. Wheeler
palmente en variaciones de tamaño y colora- gitud total fueron de 96,33 cm en las hem-
ción del pelaje. Thomas (1917) fundamentó la bras y 110,73 cm en los machos, con pesos
creación de V.v. mensalis principalmente por promedios de 33,24 kg para las hembras y
el menor tamaño de longitud de los tres mo- 36,22 kg en los machos. Sin embargo, existen
lares y alzada a la cruz en relación a la vicuña discrepancias en relación a las medidas de
austral, V.v. vicugna, siendo las diferencias de longitud total, pues Hofmann et al. (1983)
45 vs. 57 mm y 70 vs. 90 cm respectivamente. publican cifras de 137 a 181 cm. en 19 adultos
La distribución de ambas subespecies nunca procedentes del mismo lugar y otros autores
ha sido bien definida, razón por la cual varios dan cifras de 144 a 175 cm (Gilmore 1950;
autores no aceptan y/o mencionan la existen- Pearson 1951). La longitud total reportado
cia de V.v. mensalis (Osgood 1943; Gilmore para vicuñas del extremo norte de Chile
1950; Dennler de la Tour 1954; Grimwood (n=68) es 137,8 cm. (Bonacic 1996). En rela-
1969; Koford 1957). Sin embargo, existen su- ción al peso vivo cabe anotar que algunos au-
ficientes diferencias de fenotipo entre las vi- tores informan pesos superiores (45-55 kg,
cuñas del norte y sur para justificar la existen- Gilmore 1950; 30 a 65 kg, Miller et al. 1973) a
cia de dos razas geográficas, si no los reportados por Paucar et al. (1984). Se
subespecies. La más estudiada y reconocida es desconocen estadísticas de V.v. vicugna pre-
la norteña, V.v. mensalis, con su “color vicu- vias a las presentadas en el Capítulo 8 de este
ña” y mechón pectoral. La coloración de su libro.
pelaje es marrón canela en la parte dorsal y
Estudios de ADN nuclear (microsatélites) y mi-
lateral del cuerpo, a lo largo del cuello, y la
tocondrial realizados en muestras de vicuñas
porción dorsal de la cabeza. El pecho, vientre,
procedentes de todo el rango de su distribu-
y sector interno de las patas, al igual que la
ción actual confirman la separación en dos su-
parte inferior de la cabeza son blancos. La
bespecies y demuestran una relación ances-
punta de la cola y el sector ventral de la mis-
tral entre V.v. mensalis y su forma doméstica,
ma son de color blanco. La longitud prome-
la alpaca, V. pacos (Kadwell et al. 2001; Palma
dio de vellón en animales adultos es de 3.28
et al. 2001; Wheeler et al. 2005 también Ma-
cm, y el largo del mechón pectoral alcanza 18
rín et al. en este libro). Sin embargo, en los es-
a 20 cm (Hofmann et al. 1983). El diámetro
tudios de Norambuena y Paredes (2003) utili-
promedio de la fibra del vellón es 12,52 ±
zando la determinación electroforética de 28
1,52 micras (Carpio y Solari 1982a), y el pro-
loci presuntivos para analizar 20 muestras de
medio de longitud de fibra de vellones de vi-
V.v. mensalis procedentes de la Primera re-
cuñas machos adultos es de 1,29 ± 0,49 pulga-
gión y 14 muestras de V.v. vicugna proceden-
das (Carpio y Santana 1982). La densidad
tes de la segunda región de Chile, no se en-
folicular promedio es 78,65 folículos por mm2
contraron evidencia de separación
(Carpio y Solari 1982b), y la frecuencia de pe-
subespecífica, posiblemente debido a que la
los gruesos en el vellón es 2% (Carpio y Sola-
técnica utilizada no sea adecuada para detec-
ri 1982a). La coloración de V.v. vicugna es más tarlo. Sarno et al. (2004) también encontra-
clara, clasificada en el sistema del comercio ron insuficiente diferenciación en el ADN de
internacional como LF “light fawn” vs. la de vicuñas bolivianas y chilenas para justificar su
“vicuña” para V.v. mensalis. La distribución separación en subespecies, pero esto proba-
del color blanco cubre un área mayor del blemnte se debe al pequeño número de
cuerpo, sube del vientre hasta la mitad de las muestras estudiadas.
costillas, cubriendo toda la ijada y el sector
anterior de las extremidades traseras. Ade-
más, no exhibe el mechón pectoral.
Distribución y ecología
Las vicuñas no presentan dimorfismo sexual
significativo. En estudios realizados en 50 La distribución actual de la vicuña correspon-
hembras y 50 machos V.v. mensalis, de 1 /2 a
1
de a los ecosistemas puneños y altoandinos.
6 /2 años procedentes de Pampa Galeras, Perú,
1
Sin embargo, evidencias paleontológicas indi-
la alzada a la cruz promedio fue de 86,50 cm can que la vicuña se originó en los llanos de
para hembras y 90,43 cm para machos (Paucar la Argentina hace 2 millones de años (López
et al. 1984). Asimismo, los promedios de lon- Aranguren 1930; Cabrera 1932). Posterior-
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mente, se registra su presencia en los vertien- tros, un hábitat difícil y muy exigente. A
tes orientales de los Andes bolivianos según 4.000 msnm, tanto la presión barométrica co-
las evidencias procedentes de Tarija (Hoffstet- mo la presión parcial del oxígeno y del dióxi-
ter 1986) fechados entre 97 a 73 mil años do de carbono se reducen en aproximada-
(MacFadden et al. 1983). Solamente llegaron mente 40% con relación a los valores al nivel
a ocupar las altas punas de los Andes y las zo- del mar, y como el aire es menos denso dismi-
nas frías de la Patagonia durante los eventos nuye su capacidad de absorción y retención
climáticos asociados con el último glaciación del calor radiante. Por lo tanto la temperatu-
del Pleistoceno y el establecimiento del régi- ra ambiental está directamente relacionada
men climático actual del Holoceno, hace 14 a con la intensidad de la radiación solar y el re-
9 mil años (Wheeler 1995, Wheeler et al. sultado de ello es un clima que se caracteriza
1976, Hoffstetter 1986, Prieto y Canto 1997). por cambios drásticos de temperatura diurna.
Resultados del análisis del ADN mitocondrial La temperatura media anual a 4.000 msnm es
(aún ineditos y producto de las investigacio- de 8º C, pero la norma es una fluctuación dia-
nes del proyecto MACS), indican que la distri- ria de 17º, con heladas 300 noches al año
bución actual de Vicugna vicugna mensalis es (Troll 1968; Winterhalder y Thomas 1978). El
resultado de un expansión rapida, mientras promedio de precipitación anual disminuye
que Vicugna vicugna vicugna no paso por el de Norte a Sur y de Este a Oeste a lo largo y
mismo proceso. No se ha encontrado restos ancho de los Andes. Los totales varían de 0
de vicuñas en los depósitos paleontológicos hasta 1.000 mm según el lugar, y tres cuartas
(Hoffstetter 1986), ni en sitios arqueológicos partes de la precipitación normalmente caen
(Miller y Gill 1990) de Ecuador y Colombia. durante los meses de Octubre a Marzo. En las
tardes llueve, nieva y cae granizo, pero debi-
Estudios arqueozoológicos (Hesse 1982; do a la proximidad con el Ecuador la nieve no
Wheeler 1988; Prieto y Canto 1997) indican se acumula estacionalmente, excepto en las
que la distribución prehispánica de la vicuña más altas elevaciones, y hay un ligero aumen-
era mas amplia que la actual; que se extiende to en la temperatura nocturna debido al au-
desde 9º50’ en el Parque Nacional Huascarán, mento de nubosidad. En contraste, los meses
Perú, (Hofmann et al. 1983) hasta 27º30’ lati- secos, de Marzo a Octubre, se caracterizan
tud sur en las provincias de Atacama, Chile y por mayor variación de temperatura diurna y
San Juan, Argentina (Miller et al. 1973; mayor número de noches con heladas. El co-
Thornback y Jenkins 1982) y hacia el extremo mienzo y la intensidad de la temporada de
oriental de las punas de Bolivia y Perú. En to- lluvias en la puna varía de año en año y no es
da esta zona su distribución esta limitada a confiable ni predecible, y grandes sequías, a
elevaciones entre 3300 y 4300 msnm (Koford menudo relacionadas con las anomalías cli-
1957; Hofmann et al. 1983). Antiguamente máticas de El Niño, son frecuentes.
este territorio se extendió hasta el extremo
sur del continente, donde restos de vicuña
han sido encontrados en dos sitios arqueoló-
gicos de lA Región Magallanes, Chile, con fe- Dieta
cha de 13.500 años antes del presente (Prieto
y Canto 1997). En 1782, la población más aus- En contraste con los hábitos de pastorear y
tral registrada por Molina era en la Sierra de ramonear del guanaco, la vicuña es casi exclu-
Coquimbo ubicado a 30º sur. Recientemente sivamente pastoreador (ver capítulo 5 de este
algunas vicuñas importadas del Perú, Chile y libro). En Perú, el territorio alimenticio prefe-
Bolivia han sido “reintroducidas” a las alturas rido por la vicuña se caracterizada por asocia-
de Cotopaxi, Ecuador. Sin embargo, hasta el ciones dominados por gramíneas perennes
momento no existen evidencias paleontológi- Calamagrostis y Festuca. Los animales pre-
cas (Hoffstetter 1986) ni arqueozoológicas fieren gramíneas cortas y herbáceas, y algu-
(Miller y Gill 1990) que esta especie haya ha- nas plantas (almohadillas y arroseteadas), se-
bitado esta zona antes. leccionando las partes mas suculentas
(Koford 1957; Ménard 1982). Raramente co-
Actualmente la distribución de la vicuña está men los pastos toscos amacollados, y sola-
limitada a elevaciones mayores de 3300 me- mente ramonean la tola (Lepidophyllum)
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HISTORIA NATURAL DE LA VICUÑA - Jane C. Wheeler
cuando hay extrema necesidad (Koford 1957; gunas poblaciones son más sedentarias y no
Ménard 1982). Según los estudios realizados realizan estos movimientos (Vilá 2000). Fran-
por Franklin en Pampa Galeras (1978), la com- klin (1982, 1983) reportó que los territorios de
posición botánica de los territorios preferidos alimentación en Pampa Galeras ubicados en
por la vicuña (determinado en base de tiem- las zonas de mejores recursos cubrían, en pro-
po de pastoreo en cuatro asociaciones botá- medio, 18,4 ha. Los territorios de grupos fami-
nicas) está compuesta de 34,4 a 46,5% de liares que habitan terrenos menos deseables,
Gramineae de los géneros Calamagrostis, Fes- frecuentemente desprovistos de fuentes de
tuca, Muhlenbergia, Poa, Dissanthelium y Sti- agua, eran más extensos. Los límites territoria-
pa en orden de frecuencia. Las otras familias les están demarcados por estercoleros que sir-
botánicas presentes incluyen 2,3 a 12,9% ven para la orientación de los miembros del
Compositae (Werneria pignaea), 9,1 a 12,3% grupo familiar, y además como puntos desde
Cyperaceace (Eleocharis, Cyperaceae spp.), el cual el macho dominante amenaza a vicu-
7,2 a 14,6% Rosaceae (Alchemilla pinnata), 0 ñas extrañas y que mediante defecación “ri-
a 4,9% Leguminoseae (Trifolium amabile, 0 a tual” refuerza los límites de su territorio
6,2% Caryophyllaceae (Caryophyllaceae spp.), (Franklin 1982). Un estudio con bosteaderos
0 a 4,5% Malvaceae (Nototriche, Malvastrum) numerados y vicuñas identificadas individual-
0 a 3,7% Juncaceae (Isoetes), y 3,1 a 12,8% de mente de la subespecie V.V.vicugna mostró un
especies no identificadas. uso exclusivo de los bosteaderos internos de
los territorios y solapamiento de uso en los de
Las vicuñas no tienen la misma capacidad del
la periferia (Vilá 1994) La integridad del terri-
guanaco de subsistir en base al líquido vege-
torio se mantiene durante la vida reproducti-
tal, no solamente escogen plantas suculentas
va del macho dominante; sin embargo, los lí-
sino que también tienen que beber agua dia-
mites son más flexibles en los grupos ubicados
riamente. Además, tienen el hábito de bañar-
en zonas de recursos marginales. Durante la
se en los riachuelos, sumergiéndose hasta la
extrema crisis poblacional observado en Pam-
quijada (Koford 1957). Según el estudio de pa Galeras a partir de 1979, muchos machos
Jurgens y colaboradores (1988), la vicuña, por dominantes abandonaron sus territorios, do-
sus características sanguíneas y de su sistema blando el número de hembras por grupo fa-
cardiovascular, es el animal mejor adaptado a miliar y reduciendo de 13 a 8.9 la densidad de
las grandes alturas en comparación a los otros grupos familiares territoriales por km. (Fran-
camélidos sudamericanos. klin 1982).
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laron unas de otras, sufriendo una drástica re- MACS se han podido incorporar nuevas po-
ducción demográfica en generaciones recien- blaciones de vicuñas peruanas y argentinas
tes. Entre las vicuñas peruanas se determinó en el estudio (ver capítulo 7 de este libro), y
la existencia de cuatro grupos demográfica-
aunque todavía los resultados están en análi-
mente y genéticamente distintos: Junín no-
sis, se ha podido reafirmar la existencia de
roeste, Junín sur, Andes centrales y Puno, y
dado sus diferencias se recomienda que estos estos cuatro grupos en el Perú y determinar la
deben formar unidades de manejo separados existencia de un quinto grupo en el sur que
en el futuro. En el transcurso del proyecto corresponde a V. v. vicugna.
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