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Proyecto: PATIO SONORO

Fundamentación:

El patio es un lugar muy especial para los niños. Allí experimentan la autonomía
de jugar libremente y decidir qué hacer. Socializan y comparten juegos con sus pares. Se
relacionan con la naturaleza.

La propuesta de generar un patio sonoro entonces, tiene como finalidad que ellos
se acerquen por curiosidad y por decisión propia a generar sus propios sonidos. Que
puedan explorar libremente y que el mismo espacio invite a escuchar la producción del
compañero y a su vez como estos sonidos se mezclan con los sonidos de la naturaleza y el
entorno.

Al llevarlo a cabo en conjunto con ellos, se les da la posibilidad de dejar su marca


en el jardín, que se sientan responsables de expandir las posibilidades del patio, de que se
generen preguntas y sientan su autonomía.

Objetivos:

 Construcción paulatina, con materiales traídos por las familias. Previamente se


explorara los materiales en la sala.
 Que exploren los diferentes modos de acción y los diferentes sonidos que
producen.
 Que exploren los diferentes materiales y que identifiquen las cualidades
particulares.
 Que disfruten la exploración y la escucha.

Contenido:

 Gesto como creador de sonidos.


 Diferenciación de los materiales y los posibles sonidos que puede producir.
 Reconocimiento y puesta en práctica de diferentes modos de acción.
 Escucha de la producción propia y de los compañeros.
 Evocación de sonoridades conocidas.

Inicio:
Se les pedirá a los padres que a lo largo del ciclo lectivo vayan trayendo distintos
materiales que puedan servir para este patio sonoro. Se los explorará en la clase, viendo
cuales son los modos de acción de ese material, si les agrada para incluirlo, y como
podemos decorarlo.

Luego llegando el día de la primavera se irán montando los distintos objetos e


instrumentos que se hayan llegado a armar. Se invitará a los niños a probarlos y
explorarlos.

Algunos ejemplos:

Montaña de percusión: diferentes tachos con diferentes parches, colocados de menor a


mayor tamaño.

Llamadores de árboles: tubos de diferentes tamaños y bolitas que se entrechoquen con el


viento.

Sombrero llamador: aro con tubitos de metal para que los niños puedan girar y ponerse
en “adentro” y sentir el sonido rodeándolo.

Entrechoques: bidones y botellas de distintos tamaños, rellenos con distintos materiales,


colgados con elásticos para que puedan hacerlos saltar.

Pesas para hacer girar: bidones grandes unidos o ruedas de auto bien cerradas, rellenos
con distintos materiales que al rodar suenen.

Embudos para escucharnos: tubos para cableado unidos a un embudo, harán que las
voces se amplifiquen y se escuchen diferentes.

Cortinas de tapitas: como llamadores pero con otra sonoridad.

Tubos rellenos: tubos de electricidad rellenos, con los extremos cerrados. Para que hagan
moverse al sonido.

Palos de lluvia colgantes: con elásticos para que puedan hacerlo ir de un lado al otro.

Cortinas de llaves: como llamadores, con otra sonoridad.

Cortina de cascabeles: como llamadores, con otra sonoridad.

Cortina de objetos metálicos traídos por la familia: para ganar otra sonoridad.

Cortina de objetos de madera traídos por la familia: para ganar otra sonoridad.
Montaña de palitos: palos de madera de distintos tamaños, para que escuchen los
distintos sonidos que producen.

Chancletófono: tubos de pvc de distintos tamaños, dispuestos para que los percutan con
ojotas o tablas, y escuchen las sonoridades que generan.

Ralladores: objetos acanalados que emulen la sonoridad de un güiro.

Pisos sonoros: rectángulos delimitados con diferentes materiales: piedras, papeles tipo
celofán y bolsas, botellas de pvc, ramitas, cascaras de maní, u otros materiales.

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