Вы находитесь на странице: 1из 27

Oscar Villamizar: Venezuela es un gran cuadro informalista

Marisol Pradas S.

Oscar Villamizar sorprende por la armonía conceptual de su obra. Sus pinturas convierten el mundo material en
un hallazgo. Reconocemos sitios cotidianos, rescatados de la monotonía, comprimidos en un espacio que rinde
tributo al orden y al caos, distribuidos en una dimensión más apetitosa: son trazos que se integran en la medida
que los ojos los descubren.

Y si atrapa la obra de este artista, aún más lo hace este hombre de ideas sencillas, orientado en la limpieza, en la
pureza, en la precisión, el concepto claro frente a sus lienzos, que nacen del largo recorrido de sus venas.
Vibraciones ahora perceptibles en surcos delicados o gruesos. Figuras que van relatando nuevas posiciones.

Diluido y Sincrónico es el fundamento de su propuesta estética aunada a una filosofía práctica de vida, inmersa
en la disciplina del pintar.

Camina todos los días por la urbanización donde vive en la ciudad venezolana de Valencia (estado Carabobo), con
su perra belga, ordenando pensamientos, decisiones y disfrutando de las sensaciones que ofrecen el aire, el sol;
los olores que se desprenden de cualquier cosa viva, encontrando las razones para seguir en el universo vital del
que busca rodearse.
MPS: ¿Fragmentas lo íntimo del espacio?
OV: Parto del paisaje que ha estado conmigo desde que empecé a pintar, yo me siento como dice el Tao: “desde la eterna no
existencia contemplo en calma el misterioso origen del universo”. No dejo de asombrarme, observando la naturaleza, de sus
bondades, de su generosidad, de su esplendor. No sé si el ser humano puede llegar a ser protagonista de todo, en cierta manera va
aunado a ese gran escenario y yo volteo la mirada hacia él, en el entendido, que ya todos estamos inmersos, y pregunto por qué no
darnos cuenta de eso que nos abriga, nos cobija, nos oxigena, nos ilumina. Allí cuánto sucede es bueno, dentro de un entorno divino,
y eso es de lo que yo sigo todavía sorprendido.
“El arte es el vaso comunicante, la máquina del tiempo que desmenuza y conjuga cada hebra del
verbo amar, es el catalizador que fragua las ideas. Pintar es más que imagen, es la alquimia de los
fluidos, en el crisol de las altas temperaturas, produciendo metales preciosos surgidos de lo más
profundo de la naturaleza, de su propio origen.”

Oscar Villamizar
“Para mi pintar es un acontecimiento Poético, Teatral y Musical, con resultados Pictóricos.””

“Cuando pinto me complace lo trascendente, lo eterno me obliga a comunicarme, no sé con quién pero sé que
esas rayas subvierten el orden y dan testimonio de mi existencia.””

Oscar Villamizar
Oscar Villamizar: Venezuela es un gran cuadro informalista
Marisol Pradas S.

Oscar Villamizar sorprende por la armonía conceptual de su obra. Sus pinturas convierten el mundo material en
un hallazgo. Reconocemos sitios cotidianos, rescatados de la monotonía, comprimidos en un espacio que rinde
tributo al orden y al caos, distribuidos en una dimensión más apetitosa: son trazos que se integran en la medida
que los ojos los descubren.

Y si atrapa la obra de este artista, aún más lo hace este hombre de ideas sencillas, orientado en la limpieza, en la
pureza, en la precisión, el concepto claro frente a sus lienzos, que nacen del largo recorrido de sus venas.
Vibraciones ahora perceptibles en surcos delicados o gruesos. Figuras que van relatando nuevas posiciones.

Diluido y Sincrónico es el fundamento de su propuesta estética aunada a una filosofía práctica de vida, inmersa
en la disciplina del pintar.

Camina todos los días por la urbanización donde vive en la ciudad venezolana de Valencia (estado Carabobo), con
su perra belga, ordenando pensamientos, decisiones y disfrutando de las sensaciones que ofrecen el aire, el sol;
los olores que se desprenden de cualquier cosa viva, encontrando las razones para seguir en el universo vital del
que busca rodearse.
MPS: ¿Cómo ha sido tu andar en este oficio?

OV: Ya en mis primeros años de labores creativas, observaba con atención a los llamados maestros de la pintura y,
con sorpresa, no veía señales de transformación espiritual y debatía, en mi interior, sobre la misión del arte: si el
arte no me servía para ser mejor persona, iba a experimentar una enorme pérdida ante la vida.

La pintura, en consecuencia, era la puerta de entrada, una manera de mirar, una actitud frente a la realidad.

MPS: ¿Después de todos estos años como creador sientes que ya has llegado a una realización “para no pasar por
la tierra en vano”?

OV: A estas alturas de mi vida creo que estoy llegando a una conclusión. He sido un admirador de la vejez. Toda
mi vida, la he considerado como la parte más fructífera del ser humano porque se concluyen un cúmulo de
experiencias y a la vez se tiene el sosiego para poder reflexionar.

MPS: ¿Sientes que estás en el lugar y en el tiempo correcto?

OV: Estoy plenamente convencido que estoy en el lugar y en el sitio indicado, que no podía irme a vivir una
experiencia distinta a la que estoy viviendo. Sí creo que hay que demoler la solidez de nuestros argumentos,
razonamientos y nuestras verdades. Creo más en las relaciones cuánticas de la vida y de las personas. Con estos
criterios, de traslúcidos y sincrónicos, me pulverizo, me diluyo, con estas verdades.

MPS: ¿Qué ha sido lo más difícil en este camino del arte?

OV: Me costó aceptar el perfeccionismo imperante a lo largo de toda mi producción y el no encontrar respuestas
en el momento deseado, sino años después, cuando fueron ratificadas ciertas propuestas realizadas.
MPS: ¿Te preocupa el tiempo y lo que toca ahora vivir?

OV: Es algo que me preocupa, por lo que en los próximos diez años voy a desplegar de una forma libre y
espontánea todo lo que se viene a mi mente, a mi sentir, a mi espíritu como parte de una respuesta sincrónica
con el mundo. Esto quiere decir, que no me voy a sentir ni relegado por la vejez o la carencia económica, sino que
me voy a permitir el lujo de hacer lo que me da la gana. Si de algo sirve, eso debe ser realizado en estos
momentos históricos de mi país, de mi vida. Sintonizarme con gente que no le tenga miedo a la aventura
creativa. He observado que se tiende a acobardarse uno con relación a esto. Por allí van mis inquietudes…

La parte que más me ha preocupado fue sentir que la pintura no servía para nada y pasé muchos años en ese
dilema. Esto me hizo entender que pintar es como la cocina, si se come todo los días, debemos aprender a
alimentarnos con creatividad. Llegar a esta síntesis, ha demolido, ha devastado, mis hijos, mi familia, mis
relaciones. Ha sido de mucha autodestrucción, en ciertos momentos, de mucho reciclaje de muchas situaciones.
En cierta forma, han sido siempre las mismas búsquedas. Buscar la alegría de vivir, de estar en el mundo, en esta
brevedad -que cuando uno comienza a disfrutar de sus dádivas, es tiempo de irse-, un poco cruel la cosa… Pero
yo no puedo transmitir ese mensaje en mi obra, ella debe ser un canto a la vida, el bien más preciado. Emular en
mi trabajo su espontaneidad.

MPS: Por ello has creado un lenguaje diferente y personal…

He buscado, curioseado, en la manera de hacerme de un alfabeto personal que conjugue verbos, con la imagen,
lo sugerente, lo caótico, lo armónico, en procura de una belleza pura y simple con los instrumentos de precisión
que da lo artesanal, lo melódico, lo musical. Es desear y sentir una entrega de cuerpo y alma, una pasión de dejar
el resto en la tela, el lienzo, el papel. Creer que se hace la obra definitiva, en cada incursión.
MPS: ¿qué es crear para ti?

Crear es un privilegio, un libre albedrio, darle vida a las visiones, con sus estadios. Muchas veces, no grato e
incluso doloroso. La pintura se me antoja, más bien como un decreto, un manifiesto, una fe de vida. Sentencia,
acta de defunción, epígrafe, una condena a muerte. Todo esto se diluye, desfragmenta y esparce en el espacio del
cuadro que pide a gritos vivir en paz, sin los perjuicios que le acarrea la imagen yuxtapuesta. Desea ser una obra
soberana libre de su hacedor, plena y total.

MPS: ¿Por qué traslúcido?

OV: Al paso del tiempo y la vejez no les tengo miedo, los he añorado toda mi vida y ya próximo cumplir sesenta
años, pináculo de toda la creación de cualquier artista, porque está comprobado que es cuando se dan frutos
particulares y genuinos, puedo decir que he apostado mucho a eso.

Sí, admito que estoy en el lugar y en el momento indicado, agradecido de saber que estoy viviendo toda esta
experiencia, en mi propio país, en mi propia vida y con las crisis propias de la creación, me he mantenido
indagando permanentemente; puedo decir que sí me siento coherente.

Traslúcido y sincrónico es la manera como toda la rigidez de una piedra se pulveriza. Al ponerle cualquier líquido
ya no va a pintar de una forma sólida, sino traslúcida. Esto es un poco lo que va pasando cuando uno deja de
pensar en las cosas absolutas.

MPS: ¿Fragmentas lo íntimo del espacio?

OV: Parto del paisaje que ha estado conmigo desde que empecé a pintar, yo me siento como dice el Tao: “desde
la eterna no existencia contemplo en calma el misterioso origen del universo”. No dejo de asombrarme,
observando la naturaleza, de sus bondades, de su generosidad, de su esplendor. No sé si el ser humano puede
llegar a ser protagonista de todo, en cierta manera va aunado a ese gran escenario y yo volteo la mirada hacia él,
en el entendido, que ya todos estamos inmersos, y pregunto por qué no darnos cuenta de eso que nos abriga, nos
cobija, nos oxigena, nos ilumina. Allí cuánto sucede es bueno, dentro de un entorno divino, y eso es de lo que yo
sigo todavía sorprendido.

MPS: Serenamente encuentras respuestas…

OV: Agregando también que yo quemé las velas de la prisa y la indecisión, en cierta manera, quemé las velas para
no retornar al estereotipado, el concebido dentro de lo que son los parámetros de una sociedad. He buscado mi
camino en el arte y como tal le estoy pidiendo y le estoy sacando al arte las respuestas que he buscado. Me ha
parecido que la vida más que cantidad es calidad. Realmente es una obra nada más la que se me pide tal vez por
hacer, por ahora, pero digamos no entro dentro del atropello de mí mismo haciendo una actividad productiva que
me atropelle la reflexión. La meditación siempre ha sido fundamental para todo lo que realizo.

Coincido con José Coronel en que lanzarse desde un avión sin paracaídas como lo es el arte abstracto, el arte
informalista que no obedece a criterios de consumo, no deja de ser una manera de no tenerle miedo al devenir.
Una forma de también volver a sentir esa pasión, ese intercambio de energía, las ganas de vivir, las ganas de
pintar, las ganas de expresarnos.

MPS: No puedo dejar de preguntar: ¿cómo está el arte en Venezuela hoy día?

OV: No necesito salir a ver cómo está el arte, digamos ver cómo está el movimiento de galerías, cómo están mis
colegas, mis compañeros, para darme cuenta de una situación que es muy triste, por una parte, porque hay una
toda una generación de personas que iban embaladas haciendo todo un proceso creativo y les pasó como a los
profesores universitarios: después que pasan toda una vida estudiando, que ya logran la plenitud de toda su
información que pueden sentarse a desarrollar sus teorías y pueden asesorar; terminan jubilándolos porque hay
que desocupar el cubículo. Hay mucha merma de recurso humano, mucha pérdida de talento, vamos a ver si
puedo llamar menoscabo a algo que está ahí, pero que no está pasando a la generación futura, que no está siendo
capitalizado, que no está siendo compilado de una forma culturalmente idónea.

MPS: Pérdidas, en todo caso…

OV: Si entendemos cultura como un sembrar, un cuidar y un cosechar, no estamos cosechando de lo que hemos
sembrado, de una manera siniestra diría yo, se quiere acabar con toda esta generación y acabar desde todo punto
de vista, que es como decir que no existen, decir que nunca existieron y tapar el sol con un dedo.

Hablo mucho con mi amigo Octavio Ruso, profesor universitario ya jubilado y él me sirve un poco como para
darme cuenta qué le pasaría a un maestro después de toda una vida, al que no le están dando la atención debida.
Considero que voy a hacer todo lo posible por no ser material de desecho.

Nací en el momento en el que todavía los críticos de arte no eran bien vistos y, hoy por hoy, no solamente están
vigentes sino que se honran y se necesitan de una manera urgente dentro de nuestra cultura.

Hablar de Venezuela es hablar de una tierra de oportunidades: si hubo segunda mundial, si hubo guerra civil
española si hubo todas esas conflagraciones que dieron el carácter y personalidad a un país, esta situación tiene y
reviste ese tipo de importancia. Entonces estar aquí, en este campo de batalla, es también una forma de vivir esa
tragedia, pero también darle una respuesta. Yo me apego mucho al Sistema de Orquestas Infantil y Juvenil de
Venezuela como una respuesta de revolución cultural y que ha sobrevivido todos los gobiernos, incluso esta
dictadura. Eso me parece importantísimo, que si no tenemos premios nobeles de literatura, tenemos la música
como nuestro premio nobel.

MPS: La política del menosprecio…

OV: Se hacen censos de cualquier cosa, ahora se hace censo para la comida, una cosa altamente costosa, muy
burocrática y bueno de desgaste realmente, pero el censo, el inventario de creadores, de gente que está haciendo
cultura; arte, de cualquier índole, no ha aparecido. En estos tiempos, desde luego es fuerte decirlo, pero es que
no quieren saber sino de un replanteamiento, así como cuando se le echa fuego al cañaveral, supuestamente,
preparando la tierra para una nueva cosecha. El desgaste es tremendo.

-Tú ves que eso no obedece a un criterio de cultivo o en nuestro caso, a un criterio de cultura, mucho menos. En
todo caso hay una mala concepción de lo que es la cultura como que si los artistas están en contra de la sociedad
cuando es todo lo contrario: somos los grandes catalizadores de todo el sentir, de toda la manera de vivir; la
idiosincrasia de una nación. No sé si voy a verlo pero yo voy a hacer mi parte. No niego que tal vez en un
momento dado, digamos, me coloque en un escenario más distante a esta realidad, pero por ahora estoy en el
caldero del fuego aquí, en el crisol de todas las situaciones, tratando de no informarme mucho para poder vivirlo
y sentirlo de una manera desprejuiciada. No quiero tomar partido en esa situación porque quiero defender el
paseo de mi perra diariamente y mi condición de ciudadano en este contexto, en esta nación, y mi oficio de
artista.

MPS: Tocar, pintar, reflexionar, abrazar, extrañar, ¿crecer siempre?


OV: Sentir esa fuerza humana que todos tenemos y que nos da ese aliento de seguir y continuar, me da la visión
de decir que Venezuela es un gran cuadro informalista, nada racional, nada lógico, nada ordenado, muy lejos del
constructivismo y del cinetismo, de todas estas cosas que fueron escenarios idealistas. Hoy por hoy vivimos en
esta situación donde tenemos que hurgar en la basura y sacar ahí un reciclaje de todo lo que en cierta manera nos
está dejando esta gente.

El arte es el vaso comunicante, la máquina del tiempo que desmenuza y conjuga cada hebra del verbo amar, es
el catalizador que fragua las ideas. Pintar es más que imagen, es la alquimia de los fluidos, en el crisol de las altas
temperaturas, produciendo metales preciosos surgidos de lo más profundo de la naturaleza, de su propio origen.
OSCAR VILLAMIZAR
Nació en Caracas, en 1958

Estudios:

 Dibujo, pintura y diseño gráfico


Escuela de Artes Plásticas Rafael Monasterios. Maracay, estado Aragua
 Constructivismo con el maestro Uruguayo Hugo Sartore
 Investigación y proyecto con el maestro Octavio Russo
 Instituto Superior de Arte Armando Reverón con el maestro Manuel Espinoza

Exposiciones Individuales:

 2004 “Viaje a Troya” Galería Chroma Valencia-Venezuela


 1999 “Vertebrados” Centro Cultural Eladio Alemán Sucre-El Carabobeño -Valencia
 1999 “Vertebrados” Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro – Brasil
 1998 “Vertebrados” Galería Municipal de Girardot Maracay estado Aragua
 1996 “Vertebrados” Centro de Bellas Artes de Maracaibo Estado Zulia
 1994 “Único Testimonio” Galería Muci Caracas-Venezuela
 1992 “Síntesis del Espacio” Galería Lozano Lozada Valencia-Venezuela

Salones:
 Salón Arturo Michelena Ateneo de Valencia (1987, 1988, 1991)
 l Salón de los festivales Cabriales Gobernación del estado Carabobo (1991)
 Salón Aragua del Museo (MACMA) “Mario Abreu” (1988,1992,1995)
 V Bienal Nacional de Dibujo, Museo Alejandro Otero (1990)

Ferias de Arte:

 Festival de Artistas 98 Ven-Arte /Venezuela (1998)


 Miami Internacional Art 95 /USA (1995)
 FIAC Feria Iberoamericana del Arte de Caracas/Venezuela (1994)
 FIART Feria internacional de Arte Bogotá (1991)

Distinciones:

 Premio Edmundo Monsanto del XLV Salón Arturo Michelena (1987)


 l Premio en Pintura del Xll Salón Aragua Museo MACMA (1988)
 l Premio Salón festivales Cabriales Valencia - Carabobo (1991)

Condecoraciones:

 Botón de la Ciudad de Valencia – Alcaldía de la Ciudad de Valencia (1992)


 Orden Arturo Michelena en su única Clase - Alcaldía de la Ciudad de Valencia (2000)

Representado en:

 MACMA Museo de Arte Contemporáneo de Maracay “Mario Abreu”


 MAZUL Museo de Arte Contemporáneo del Zulia
 CBAM Centro de Bellas Artes de Maracaibo
 UC Universidad de Carabobo
 Embajada de Venezuela en Brasil
 Capitolio de la Gobernación del Estado Carabobo

Вам также может понравиться