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investigación posee una serie de características que ayudan al investigador a

regirse de manera eficaz en la misma. La investigación nos ayuda a mejorar el


estudio porque nos

1. EL VALOR DE LA CIENCIA

El desarrollo de la ciencia es un proceso muy complejo. Sus progresos son


realmente fascinantes, pero hay también otros aspectos, debido a sus efectos
sobre la marcha del mundo y la vida de las personas, que requieren reflexión
crítica. Esta reflexión está relacionada con el hecho de que hoy la ciencia es, de
hecho, un activo imprescindible de una sociedad moderna, una cuestión pública
de creciente importancia.

(HERRERA) nos expresa en el siguiente párrafo, la importancia que la ciencia


debe tener para nosotros: “Por primera vez en la historia, la humanidad posee el
conocimiento necesario para resolver todos los problemas conectados con las
bases materiales de la vida. En otras palabras, el conocimiento científico y
tecnológico a disposición de la humanidad, si se usa racionalmente, puede
asegurar que cada ser humano, ahora y en un futuro previsible, pueda tener un
nivel de vida, que no solo lo provea en sus necesidades básicas materiales, sino
que también le asegure la plena y activa incorporación a su cultura. La miseria y
privación de gran parte de la humanidad no son el resultado inevitable de un
incompleto control de nuestro medio físico, sino del uso irracional de los
instrumentos todavía la conciencia de toda humanidad es solo porque es una
verdad que puede poner en peligro el mantenimiento de un orden internacional
y social básicamente injusto”

mundial: 1.083. En 2012 Israel tenía la mayor densidad de investigadores del


mundo: 8.3337 investigadores por millón de habitantes, lo que supone más del
doble de la densidad de EE.UU. (3.984 en 2012) y del Reino Unido (4.108 en
2013). Esta densidad era también muy elevada en 2013 en la República de
Corea (6.553) y en Japón (5.195). Los cinco grandes (China, Unión Europea,
Japón, Federación Rusa y EE.UU.) todavía representan el 72% de la población
investigadora del mundo, pero la parte de China ha progresado
considerablemente desde 2009 en detrimento de Japón, la Federación Rusa y
EE.UU. La parte de la Unión Europea (7,1% de la población total) se ha
mantenido en un 22,2% en 2011, siendo del 22,5% en 2009. Europa en su
conjunto, región que alberga al 11,4% de la población mundial, acoge al 31% del
total de investigadores del mundo. Entre 2007 y 2013, la proporción de
investigadores progresó más rápidamente en las economías de ingresos
medianos altos (31,4% de la población mundial en 2013), pasando del 22,5% al
28%, en gran medida en detrimento de las economías de ingresos altos (18,3%
de la población mundial), cuyo porcentaje descendió del 69,5% al 64,4%.

Prácticamente desde el Renacimiento hasta mediado el siglo XX los cambios en


este sentido fueron comparativamente suaves, siempre dentro de una evolución
gradual que, en todo caso, aumentó la situación de privilegio de la ciencia,
gozando del respeto de una sociedad que la admiraba sin cuestionarla y de un
ritmo de crecimiento superior al de cualquier otro indicador del desarrollo. Por
ejemplo, puede estimarse que, desde finales del siglo XVII a nuestros días, la
población del Reino Unido ha aumentado en un orden de magnitud, su riqueza
en dos y su actividad científico-técnica en tres órdenes de magnitud. En el
panorama mundial, si los países más adelantados hubieran mantenido el ritmo
de aumento en la fracción no podía seguir indefinidamente, pero además han
entrado en juego otros factores de cambio profundo en la relación de la ciencia
con la sociedad.

A partir del Renacimiento empezó una época en la que la ciencia introdujo la


razón donde habían predominado la superstición y el autoritarismo; algo
radicalmente opuesto al fundamento de un modo de indagar sobre la naturaleza
del mundo que no acepta argumentos de autoridad ni ideas que no se puedan
comprobar por la evidencia de los hechos experimentales analizados con
argumentos de razón. (BERTOLTH), al que aludimos anteriormente, notó la
importancia

Al acabar la guerra el prestigio de la ciencia era enorme, pero pronto desde


distintos sectores de los ámbitos académicos y sociales se empezó a constatar
que las consecuencias de su uso no eran siempre buenas. A ello contribuyeron
también muchos científicos distinguidos, inicialmente preocupados, sobre todo,
por la estela de consternación que dejó en los círculos científicos y académicos
el desarrollo y uso de las bombas nucleares. Pero las preocupaciones de la gente
no se limitan al ámbito de la guerra y los armamentos.

Muchos empezaron a distinguir entre nivel material de vida y calidad de vida, de


cuyo deterioro ya es costumbre culpar a la ciencia, como si las opciones públicas
y privadas no tuvieran con ello ninguna relación. Es cierto que transferir a la
ciencia la aversión por las consecuencias indeseables de su mal uso es
irracional, más aún porque los científicos no tienen en ello ningún poder de
decisión, pero así es el clima de opinión pública que se ha ido generalizando
extensamente y eso es tan real como que llueva o haga sol. No podemos
neutralizarlo simplemente diciendo que es absurdo y nos disgusta. En un mundo
en el que, más bien, predomina el distanciamiento entre la ciencia y la gente es
necesario que los científicos hagamos un esfuerzo por establecer un nuevo
modelo de relación con la sociedad en la que convenzamos con razones válidas.

Hay que insistir en que la ciencia en si no es sabiduría, es sólo conocimiento.


Pero si como profesionales hemos contribuido a aumentarlo, también como
ciudadanos deberíamos esforzarnos por contribuir a su asimilación y buen uso.
Por otra parte, esto es algo que tampoco podemos hacer solos y en esto, una
vez más, constatamos la necesidad de un mayor entendimiento entre la ciencia
y la gente. Hace ya, más o menos, medio siglo Einstein decía: “La época actual
se caracteriza por una perfección en los medios y una confusión en los fines”.
¿Qué diría si viviese hoy? Probablemente reiteraría su mensaje, dramatizándolo
un poco más y nos diría que hoy tenemos un empacho de conocimientos y un
déficit atroz de sabiduría para asimilarlos.

1.1. La investigación científica en el Perú

El papel de la ciencia y la tecnología es el de contribuir al desarrollo sobre la


base de las capacidades humanas y financieras con que cuenta el país en esos
campos, los recursos naturales disponibles y su buen conocimiento, las ventajas
competitivas identificadas en el escenario mundial y la red de relaciones
institucionales dentro y fuera del país.
En el Perú, las actividades de I+D se realizan principalmente en las
universidades públicas y privadas y en los centros de investigación del Estado.
El sector privado tiene una escasa participación aunque un buen potencial en
este ámbito. Hasta los años sesenta, la I+D en el Perú tenía indicadores
competitivos entre los países de América Latina, especial, aunque no
exclusivamente, en los campos de la agricultura, la medicina, la biología y la
geofísica. En los últimos treinta años, la institucionalidad de la CTI se ha
deteriorado seriamente, tanto por políticas explícitas (especialmente en la
década de los 90) cuanto por políticas implícitas (desde la década de los 70) que
han desalentado el trabajo científico y han desagregado los grupos de
investigadores antes existentes en las universidades y en los institutos de
investigación.

El retroceso de la actividad científica representa la postergación de la


modernización social y económica y el estancamiento cultural. El CONCYTEC
tiene aún una limitada capacidad de convocatoria en los sectores de la política y
el empresariado debido a que, por la situación descrita, la producción científica
y tecnológica ha declinado seriamente en los últimos treinta años. El indicador
más explícito de las restricciones en que se desenvuelven las actividades de I+D
es que, desde 1990 hasta la actualidad (2003), el presupuesto anual (del Estado)
destinado a ellas es de unos 35 millones de dólares, habiendo sido de 100
millones de dólares hacia 1980). La nueva ley que el Consejo está proponiendo
al país para normar las funciones del sistema nacional de CTI, incluyendo al
CONCYTEC como su cabeza,

transparente y exitosa de ellos dependerá que se genere en el país un clima de


confianza sobre la pertinencia de continuarlos y ampliarlos en el futuro. La
responsabilidad de realizar en buena forma los programas nacionales indicados
recae principalmente en la comunidad de CTI.

¿Se cultivó la ciencia en el Perú prehispánico? La respuesta a esta pregunta es


difícil de formular por la ausencia del testimonio escrito; es posible que el estudio
de los quipus, mediante métodos actuales, contribuya a aclarar esta interrogante.
En cambio, el desarrollo de la tecnología agrícola, de construcción y de salud
fueron evidentes, como lo demuestran los monumentos existentes, los estudios
sobre trepa- 143 naciones craneanas y el uso de plantas medicinales.

La conquista destruyó los templos, ídolos y quipus; se abandonaron acueductos,


caminos y andenes, para centrar el esfuerzo en la minería con una inhumana
explotación del indígena que llevó a la muerte a millones y depredó los recursos
naturales, en particular los bosques de las laderas andinas, lo cual produjo
cambios ecológicos muy negativos que aún no han sido reparados.

En la colonia se prosiguió la explotación minera pero con técnicas primitivas y


escasa innovación; se adaptaron las especies europeas al nuevo habitad pero
no se tomó en cuenta el disturbio ecológico que ocasionaba el sobrepastoreo y
la introducción de las cabras, animales depredadores al extremo.

En el siglo XVII visitaron Perú y los países vecinos numerosas expediciones


científicas que recolectaron plantas, animales y minerales pero no dejaron
discípulos. Las universidades coloniales tuvieron cursos de matemáticas, pero
descuidaron otras áreas básicas como la botánica, zoología y mineralogía, es
decir, repitiendo la situación de las universidades españolas, de las cuales eran
modestísimas réplicas. Los esporádicos aportes de Cosme Bueno, J. de Llano
Zapata, G. Moreno e Hipólito Unanue constituyen la excepción de la regla; en
cuanto a publicaciones el Mercurio Peruano es una revista que honra al país, y
por sus aportes en geografía, estadística y botánica, mereció ser traducida al
alemán por disposición de Humboldt. En la república las universidades creadas
en Arequipa y Trujillo siguieron el modelo colonial, con casi total prescindencia
del cultivo de las ciencias.

Después de la Independencia se puede distinguir varios períodos en lo referente


a la evolución y cultivo de la investigación científica. Así, en los primeros años
destaca nítidamente la figura de Rivera y Ustáriz, naturalista peruano educado
en Europa, quien llegó a publicar el Memorial de Ciencias Naturales entre 1827
y 1828, primera publicación dedicada sólo a la difusión de la ciencia y la
tecnología, la cual dejó de aparecer porque el Estado no cumplió con dar la
ayuda prometida. Transcurre luego un largo período en el cual el país es
sacudido por interminables guerras civiles y el cultivo de las ciencias es
esporádico y limitado a algunas personas. En 1850 llega al Perú Antonio
Raymondi, quien se suma al grupo de Cayetano Heredia y hacen de la Facultad
de Medicina la mejor del continente; pero eso dura corto tiempo y viene luego la
debacle económica de 1870, preludio de la trágica guerra del Pacífico, en la cual
perdimos no sólo territorio y vidas, sino también el equipo científico que se había
adquirido para la recién creada Facultad de Ciencias y aun los libros y
colecciones de revistas.

Después de la guerra, en la etapa que el maestro Basadre acertadamente


denominara de la Reconstrucción Nacional, se reabre la Escuela Nacional de
Ingenieros, y se inicia la publicación de la Revista de Ciencias de la Universidad
de San Marcos; varios profesores ejercen en ambos lugares, destacando entre
ellos José Sebastián Barranca y Federico Villarreal. Fue notable el esfuerzo
desplegado por los profesores y primeros graduados en el estudio del país.

Cincuenta años son tiempo suficiente para tener perspectiva y juzgar lo realizado
por los peruanos de entonces; quienes tuvieron rol activo en las universidades e
institutos existentes han desaparecido en mayoría o no tienen la influencia o la
posición de otra. ha continuado hasta la fecha, y se describe y analiza al final del
artículo.

El estudio de la investigación científica peruana en los años veinte se intentará


realizar en las páginas siguientes, en base al análisis de las revistas extranjeras
existentes, es decir, las fuentes de actualización de la información de la época,
y de la producción científica de entonces expresada en las revistas peruanas que
se han alcanzado a revisar. Esta labor de suyo, díficil por la amplitud de las
materias tratadas no pretende ser exhaustiva.

1.1.1. ¿QUE LEIAN LOS CIENTIFICOS PERUANOS EN LOS AÑOS 20?

Es difícil dar respuesta a esta pregunta, pero es necesario intentarlo, dado que
una adecuada información sobre al avance de las ciencias es indispensable para
realizar investigación original

En algunas universidades de Lima, existen las colecciones de revistas científicas


de la época, pero en precario estado de conservación y con difícil acceso; a
nuestro conocimiento, en el país, sólo hay un Catálogo Colectivo de revistas
científicas, el preparado por el Centro de Documentación e Información del
Colegio Médico del Perú, CENDIM hace algunos años; de su revisión se extraen
las deducciones siguientes:

a) Los profesores y alumnos de la Facultad de Medicina tenían información


adecuada a su alcance, evidenciada en 129 revistas médico-científicas
recibidas regularmente; igual ocurría en el Instituto de Higiene, cuya
biblioteca era entonces muy superior a la actual,
b) La distribución de tales revistas revela preponderante influencia francesa
en la medicina de la época, aunque ya se insinuaba la vigencia
norteamericana que sería mayorita ría después de la segunda guerra
mundial
c) Los médicos peruanos recibían información de los países vecinos,
aunque en menor proporción que la proveniente de los europeos y
norteamericanos.

1.1.2. ¿QUE ESCRIBIAN LOS CIENTIFICOS PERUANOS?

La tarea de establecer cuál era la actividad científica del país en la década del
20 puede intentarse a través de la revisión de las publicaciones de la época; ellas
no fueron muchas, y son contadas las bibliotecas que cuentan con colecciones,

En las páginas que siguen se hará una aproximación a algunas de las


publicaciones científicas del Perú, con las limitaciones determinadas por la
preparación del autor y la amplitud de los temas tratados.

No se han incluido algunas revistas como el Boletín de la Sociedad de Geología,


ni los Boletines del Cuerpo de Ingenieros de Minas, y del entonces Ministerio de
Fomento; tampoco se han revisado las publicaciones de las Escuelas Nacional
de Ingenieros y de Agricultura.

1.1.3. BOLETIN DE LA SOCIEDAD GEOGRAFICA DE LIMA

Iniciado en 1890 se publicó irregularmente en la década del 20 y contó con las


colaboraciones de sus miembros, así como de viajeros y misioneros que
describían sus exploraciones en la sierra y selva y su preocupación por encontrar
nuevas rutas para comunicarlas con la costa; entre ellos está A Mesones, con
un estudio sobre los pongas del Marañón.

Otros aportes en la investigación descriptiva de las regiones del país los dieron
los geólogos: José Bravo, Jo Portocarrero y C.I. Lisson; destacada el último que
en sus artículos sobre la cronología de los Andes, demuestra su versación en el
tema y replica con claridad a autores extranjeros que habían escrito al respecto.

En botánica colaboraron F. Herrera, con sus estudios en Cuzco y el alemán A


Weberbauer, quien describió los hallazgos de la expedición universitaria sueco-
peruana en el Perené.

P. Weiss publicó el informe de la comisión médico científica a Madre de Dios


realizada en 1924 por encargo de la Dirección de Salubridad; este detallado
informe señala el penoso viaje, las observaciones realizadas y la atención que
proporcionaron a los habitantes de Puerto Maldonado los médicos de esta
expedición: P. Weiss, E. Guzmán Barrón y N. Rojas. Es interesante apreciar que
ellos también examinaron a los animales domésticos, la flora y fauna y
posteriormente indicaron a las autoridades del lugar las medidas higiénicas
necesarias para mejorar el estado sanitario; concluye el artículo con datos
generales sobre la patología de la región.

Se aprecia a través del Boletín que la Sociedad Geográfica tenía una biblioteca
bien provista y un excelente bibliotecario: C. Arellano Ibañez, quien no sólo
publica el catálogo clasificado de las obras, sino que también explica y difunde
el sistema de clasificación bibliográfica decimal, en lo que de be constituir uno
de los primeros esfuerzos en Perú; él era también el editor del Boletín.

La Sociedad Geográfica recibía numerosas revistas de geografía y otros temas,


tanto de la región, como de los otros continentes; mucho de este valioso material
se perdió en el incendio de la Biblioteca Nacional en 1940.

1.1.4. LA ASOCIACION PERUNA PARA EL PROGRESO DE LA CIENCIA.

Este interesante movimiento se inició en Perú por iniciativa del Médico Julio C.
Tello, quien con el Ing José J. Bravo, el médico Ángel Maldonado y el veterinario
italiano Marino E. Tabusso invitaron a otras personas dedicadas a estudios
científicos a conformar la Asociación. En la directiva de la AP AC, estuvieron
además de los iniciadores, Carlos l. Lisson, Honorio Delgado y Cristóbal de
Losada y Puga.

Asociaciones similares existen en Inglaterra y EE.UU. desde el siglo anterior; en


América Latina, Perú fue de los primeros en conformarla, pero no hubo
continuidad en la gestión, y la revista que publicaron sólo llegó a dos números
cuyo contenido se analizará más adelante.

La APAC fue reconocida oficialmente por el gobierno de Leguía "prometiéndole


el apoyo del Estado"; se desconoce las causas que determinaron su
desaparición, es probable que la anunciada ayuda oficial no fuera otorgada.

Por contraste, las asociaciones similares fundadas en Argentina, Brasil,


Colombia y Venezuela han continuado sus actividades contribuyendo así al
desarrollo de las 29 ciencias en tales países.

De la revisión de los fascículos

Nacional de Ingenieros.

1.2. LA INVESTIGACION CIENTIFICA EN PROVINCIAS.

En la década del 20 fuera de Lima, sólo las Universidades de Arequipa y Cuzco


ofrecían estudios en ciencias (la U. de Trujillo los inició en los años 30 con la
química). La U. de Arequipa publicó en 1929 un volumen de su revista dedicado
al centenario de su fundación, en el cual Edmundo Escamel presentó sus
observaciones sobre el aracneismo en el Perú, con algunos experimentos muy
sencillos sobre el efecto de la picadura de arañas en cobayos.

En cambio, la U del Cuzco evidenció una mayor actividad de investigación


científica y publicó regularmente su revista (nacida por iniciativa de su rector, el
norte americano Alberto Giesecke de cuya revisión se deduce lo siguiente:

En el año 19 20 se matricularon veinte alumnos en la Facultad de Ciencias


Naturales y se dictaron diecisiete cursos de ciencias, pero ninguno de
matemáticas; un médico desempeñaba las cátedras de Botánica y Zootecnia;
ese año se graduaron dos doctores en ciencias naturales.
La biblioteca recibía algunas revistas americanas como Anatomical Record,
Physical Record, Zoological Anatomy y Record of Morphology.

En el año siguiente Fortunato Herrera publicó en la revista "Variedades de las


principales plantas alimenticias indígenas cultivadas en el Departamento" y allí
describe el maíz, olluco, añu, quinua, oca, papa, camote y propone una
clasificación; sin embargo, el artículo tiene escaso comentario y ninguna
referencia bibliográfica, corresponde a la investigación de tipo descriptiva.

En el año 1924, F. Ponce de León publica su discurso de orden en la clausura


del año académico, el cual trató sobre "Fisiografía y antropogeografía de la
región del Cuzco" citando nueve trabajos precios, publicados en inglés, acerca
del tema.

En los años siguientes continúa publicando Herrera sus observaciones sobre la


flora del Cuzco, con las características y limitaciones antes descritas.

1.2.1. LA EXPEDICION ANGLO-AMERICANA EN CERRO DE PASCO EN


1921 - 1922.

El 23 de diciembre de 1922, arribaron a la ciudad de Cerro de Paseo ocho


distinguidos profesores de las Universidades de Cambridge, Harvard, Edimburgo
y el Instituto Rockefeller, dirigidos por Joseph Barcroft, fisiólogo inglés de
renombre; esta expedición permaneció durante tres semanas en Cerro (4,300
m.s.n.m.) y realizó diversos estudios fisiológicos sobre los efectos de la altura,
tanto en ellos mismos cuanto en los pobladores del lugar.

Sus observaciones se publicaron ese mismo año en la prestigiada revista "The


Philosphical Transactions of the Royal Society of London" y posteriormente en
el libro "Lessons from high altitude" y entre otras cosas afirmaban lo siguiente:

a) Que los científicos anglosajones tuvieron un menor rendimiento


intelectual en Cerro de Paseo; en particular hubo dificultad en mantener
la concentración.

b) Que los nativos de la altura no pueden realizar por encima de los 14,000
pies, el trabajo físico que a nivel del maro
e) Que el hombre aclimatado a la altura no existe; los habitantes son
personas de capacidad física y mental restringidas.

Es evidente que las tres semanas transcurridas en Cerro de Paseo no fueron, ni


son suficientes, para "aclimatar" a los recién llegados; ·por otro lado, que el
desconocimiento del idioma nativo, constituyó una barrera para la adecuada
evaluación de los lugareños, sobre todo en los aspectos mentales. Sin embargo,
el prestigio personal de los miembros de la expedición angloamericana era muy
grande, y sus conceptos fueron aceptados por varios años, hasta su refutación
por los investigadores médicos peruanos.

1.2.2. LA COMISION DE LA FACULTAD DE MEDICINA A LA OROYA

La publicación de los resultados de la expedición de (BERTOLTH) y


colaboradores a Cerro de Paseo, llegó con

la comunidad de días imborrables, de labor intensiva, para la que no


bastaron ni el transcurrir veloz, ansioso de las horas, ni el darse
mentalmente sin restricción alguna, ni el mantener muy alto el espíritu de
todos, en este primer tanteo de colectiva investigación en el Perú Para
que la labor futura responda a las necesidades del problema hay que
llegar a la organización de un instituto para el estudio de la Fisiología y
patología del Hombre de los Andes",

Las valiosas observaciones de la Comisión Peruana se publicaron en un


volumen de 300 páginas de los Anales de la Facultad de Medicina en el cual se
refutan algunas de las afirmaciones de los anglosajones; pero más importante
aún, ellas marcaron el inicio de una continua actividad de investigación de la
biología andina que se ha mantenido hasta la fecha, y ha dado aportes auténticos
al conocimiento universal.

Importante rol en la organización y realización de esta expedición tuvo Alberto


Hurtado, joven médico peruano, que graduado en la Universidad de Harvard,
había retorna do al país poco antes, provisto de bagaje de conocimientos
científicos excepcional para el país en esa época,

La altura y sus posibilidades de investigación biomédica impresionaron de tal


manera a Hurtado, que eligió trabajar en La Oroya para proseguir las
observaciones, y así lo hizo por algunos años; fruto de tales estudios son sus
trabajos publicados no sólo en revistas peruanas, sino también en excelentes
publicaciones extranjeras, Posteriormente, continuó investigando la biología de
altura, y tiene numerosos discípulos que continúan la tarea.

(MONGE, 1929) por su parte publica en 1929 "Les erythremies de l'altitude" en


París en el cual, en base a los resultados obtenidos por la Comisión a La Oroya
y a observaciones personales, concluye que la aclimatación determina profundas
modificaciones fisiológicas que dan al hombre de la altura características
individuales.

El profesor (MONGE, 1929) dirigió el Instituto de Biología Andina por muchos


años, y siempre alentó los estudios en este campo. Se había iniciado así, el
estudio continuo y perseverante de la biología de la altura, y la
internacionalmente reconocida Escuela Peruana de Medicina de Altura.

El centro de investigaciones anhelado por Monge se creó en la Universidad de


San Marcos, y es el Instituto de Biología Andina, verdadero semillero de
investigadores; del binomio inicial Monge-Hurtado, a la fecha se estiman en
cincuenta el total de profesores que trabajan en investigación de biología de la
altura en los tres institutos universitarios que a la fecha existen, en San Marcos
y en la Universidad Cayetano Heredia.

Este relativamente extenso comentario al inicio de la investigación sobre biología


andina en Perú, lo determina la observación de que es singular y conveniente.
Así, ello ha permitido a través de los laboratorios y bibliotecas de sus institutos
la profundización de los estudios, y realización de investigación original, la
mayoría de la cual ha sido descriptiva; ha hecho posible también el trato diario
entre profesores y graduados, con frecuencia alrededor del trabajo de tesis, y en
no pocos casos, ha sido ésta la oportunidad para el despertar de vocaciones
hacia la investigación, en un país en que ella es la excepción. Son varios
centenares de tesis de medicina las realizadas sobre algún tema relacionado con
la altura en los últimos cincuenta años.

El desafío de la altura como determinante de investigación biomédica en el Perú,


ha sido objeto de algunos estudios; tiene similitud, en opinión nuestra, con lo
ocurrido en Brasil alrededor de las enfermedades tropicales. Así, se señala el
inicio de su estudio alrededor del año 1900 por el médico Oswaldo Cruz y su
continuación a través de sus discípulos, en las décadas siguientes en el Instituto
que lleva su nombre; ello determinó una sofisticación de los estudios y desarrollo
de técnicas de laboratorio que fueron luego aplicadas a otros campos

En los últimos años se ha propuesto estimular el desarrollo "endógeno" de la


investigación científica en un país en desarrollo, a partir del estudio de áreas-
problema específicas del país; el autor sin embargo, no menciona la situación de
la biología de altura que fue un reto al cual respondieron los escasos hombres
de ciencia del Perú y puede ser adecuado ejemplo de su postulado

En el extranjero se ha apreciado esto; así, reciente reunión de la UNESCO en


Montevideo para reflexionar sobre la enseñanza de la biología a nivel
universitario recomendó "identificar grupos de trabajos y temas de biología ¿e
interés nacional, tal como ha ocurrido con la biología de altura en Perú, como
una forma efectiva de promover su desarrollo y la preparación de personal"

Es esta una prolongación feliz de actividad de investigación científica iniciada en


el país en los años veinte, que ha persistido gracias al valor y carisma de sus
iniciadores y la perseverancia y seriedad de sus discípulos, pese la indiferencia
estatal.

2. EL ROL DEL ESTADO EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Hasta la década de 1980, el Estado intervino fuertemente en la economía y era


propietario de grandes empresas de servicio y de producción en el país. Para
soportar las necesidades de I+D de dichas empresas, se crearon institutos
asociados fuera del ámbito universitario. Las mismas empresas del Estado
consideraron como una de sus funciones invertir y promover en investigación
científica. En la década de 1990 se cambió el modelo económico y el Estado
consideró que debería intervenir menos en la economía. Esto marcó el inicio de
la privatización de las empresas. Sin embargo, el Estado no obligó a los nuevos
dueños a invertir en investigación científica, como sí ocurrió, por ejemplo, en
Brasil (el Estado obligó a Telefónica a seguir apoyando a la institución oficial
dedicada a las investigaciones en telecomunicaciones). En este nuevo modelo,
la empresa privada no está obligada a invertir en investigación científica y casi
todo el conocimiento se trae del exterior. Debido a esta política y a la disminución
de aranceles, un gran sector de la industria nacional entró en crisis. Por ejemplo,
los productos importados eran muy baratos a pesar de su mala calidad.

La industria nacional, por ser obsoleta en sus procedimientos de producción, no


podía competir con la industria extranjera. Esto debido a que la industria nacional
no concentró sus esfuerzos en la investigación e innovación. Como
consecuencia de esta realidad, el Instituto de Investigación Tecnológica,
Industrial y de Normas Técnicas (Itintec) fue desactivado y los institutos de
investigación sectoriales minimizaron sus actividades relacionadas con ciencia,
tecnología e innovación (CTI). En estas circunstancias, el Estado tuvo que
reconocer la gravedad de la situación de la ciencia y tecnología en el país y le
encargó al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec), en marzo de
2003, elaborar un diagnóstico integral, a partir del cual se generaría el Plan
Nacional de Emergencia en Apoyo de la Ciencia, Tecnología e Innovación. Entre
las consideraciones de este diagnóstico, se menciona que el Perú invierte
apenas 0,08% de su PBI, mientras que el promedio latinoamericano es de 0,7%.
También que las universidades estatales enfrentan restricciones fiscales que las
han llevado a desarrollar diversas

El retroceso de la actividad científica representa la postergación de la


modernización social y económica y el estancamiento cultural. El Concytec tiene
aún una limitada capacidad de convocatoria en los sectores de la política y el
empresariado debido a que, por la situación descrita, la producción científica y
tecnológica ha declinado seriamente en los últimos treinta años.
Paradójicamente, por ejemplo, la Universidad Peruana Cayetano Heredia
(UPCH), dedicada a investigaciones sobre enfermedades de altura y
enfermedades tropicales, y el Instituto Geofísico del Perú (IGP), dedicado a
investigaciones sobre la ionósfera, son las instituciones peruanas con mayor
número de publicaciones científicas y tecnológicas. Según sus directivos, este
éxito se debe, en gran parte, al financiamiento que reciben de las instituciones
internacionales que costean las investigaciones que se encuentran en sus rubros
de interés.

Esto demuestra que la producción científica de los peruanos es buena cuando


se cuentan con los recursos necesarios. En el país ya se han definido las
grandes líneas de desarrollo científico y tecnológico prioritarias, las cuales
llevaron a la creación de institutos sectoriales de investigación. Entre estos están
el Instituto Nacional de Salud (INS), el Instituto Nacional de Investigación y
Extensión Agraria (Iniea), el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico
(Ingemmet), el Instituto Geofísico del Perú (IGP), el Instituto de Recursos
Naturales (Inrena), el Instituto del Mar del Perú (Imarpe), el Instituto Tecnológico
Pesquero del Perú (ITP), el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología
(Senamhi). Para las tecnologías modernas, se tiene el Instituto Peruano de
Energía Nuclear (IPEN), el Instituto Nacional de Investigación y Capacitación en
Telecomunicaciones (Inictel) y la Comisión de Investigación y Desarrollo
Aeroespacial (Conida).

Estas instituciones permanecen como organismos públicos descentralizados de


sus respectivos sectores, lo que no permite una real integración de esfuerzos en
temas multidisciplinarios. Además, persiste la problemática de su potencial
humano, caracterizada por el bajo número de investigadores y la falta de
renovación de cuadros. Esto último debido a que, cada año, la Ley de
Presupuesto prohíbe el nombramiento de personal en el Estado sin exceptuar a
los científicos, como sí lo hace para militares, policías, diplomáticos, jueces, entre
otros. Del mismo modo que el Concytec, los institutos sectoriales reciben
presupuesto del Estado, pero dicho presupuesto no es suficiente para cubrir
todas las necesidades de las actividades relacionadas con la investigación
científica. Las universidades, según ley, poseen autonomía académica y
administrativa. Estas universidades se agrupan en la Asamblea Nacional de
Rectores (ANR). La vinculación del Estado con las universidades es escasa. En
algunas oportunidades, el Estado se asesora con las universidades en áreas
específicas.

En la época del Itintec, el sector privado daba fondos para la investigación (2%
de las ganancias fiscales). El sector privado también podía usar estos fondos
para realizar investigación propia, previa aprobación del Itintec. También existía
el mecanismo que permitía a las empresas deducir un porcentaje de sus
impuestos cuando estas realizan donaciones a entidades educativas. Tales
mecanismos ya han desaparecido. Para regular la actividad privada en ciertos
sectores de la economía, se crearon los órganos reguladores (Osiptel,
Osinergmin, Ositram, Sunass), sin embargo, en dichas entidades no está dentro
de sus funciones el promover la investigación científica.

3. EL ROL DE LAS UNIVERSIDADES EN LA INVESTIGACIÓN


CIENTÍFICA

El Perú cuenta con 140 universidades (64 públicas y 76 privadas). Estas


universidades tienen por naturaleza dos objetivos fundamentales, distintivos y
complementarios: producir ciencia y tecnología a través de la investigación
científica, y, sobre esa base, formar profesionales.

La importancia de las universidades en el proceso de desarrollo económico y


social del Perú se fundamenta en el logro de ambos objetivos señalados en el
párrafo anterior. Es inconcebible el desarrollo del país sin la participación activa
y efectiva de la universidad, es decir, sin ciencia, sin tecnología y sin un nuevo
tipo de profesionales. Esta estrecha vinculación universidad-desarrollo adquiere
mayor importancia aún en el actual contexto mundial globalizado, competitivo y
de sociedades del conocimiento. La universidad actual, concebida como la
catapulta del desarrollo económico y social y cuya misión principal, además de
la formación de profesionales, es la producción de la ciencia y tecnología vía la
investigación científica, tiene un rol protagónico que cumplir en la gran y
necesaria tarea nacional de la difusión de la investigación científica. Asimismo,
todo esfuerzo nacional de divulgación de la investigación científica tiene que
partir necesariamente de las canteras de la universidad, siempre y cuando esta
tenga la plena capacidad de construir ciencia, tecnología e innovación en los
niveles y calidad que los tiempos actuales demandan. Caso contrario,
simplemente tendrá que jugar el papel de difusor de ciencias y tecnologías
provenientes de otros países en los que las universidades sí generan ciencia y
tecnología. Sin embargo, la mayoría de las universidades del Perú no están en
los niveles de productividad ni calidad que la modernidad exige, debido
principalmente a su orientación de formación de una gran cantidad de
profesionales y generación de rentabilidad económica. Por ello, existen grandes
niveles de desempleo profesional en el país. Lo antes mencionado impide
emprender con éxito la gran y necesaria tarea de la profesionalización de la
investigación científica y la construcción y desarrollo de la cultura científica
nacional. Toda esta realidad evidencia serios problemas en la universidad
peruana, en relación con el tema de la profesionalización de la investigación
científica y de la masificación de la cultura científica. Usando un poco de lógica,
podríamos afirmar lo siguiente: si las universidades, tanto públicas y privadas del
Perú, no investigan por regla general y, por consiguiente, no producen ciencia y
tecnología, no tendrán la capacidad de formar profesionales altamente
competitivos. Sin embargo, es absolutamente necesario insistir en la idea
principal de que el desarrollo sostenible del Perú exige de sus universidades
contribuciones

. Por esta razón, los estudiantes que salen del país para hacer maestrías y
doctorados casi no retornan al Perú. La gran mayoría de docentes universitarios
no están preparados para afrontar tareas de investigación científica. Muchos
docentes ingresan a la vida universitaria, debido a la falta de oportunidades en
el medio laboral. Los sueldos en las universidades privadas son mayores que los
sueldos en las universidades estatales. En la mayoría de las universidades
privadas, a pesar de contar con los recursos necesarios, se hace muy poca
investigación porque no es un tema prioritario para ellos. En las universidades
estatales el presupuesto asignado para investigación es muy pequeño y la
mayoría de los proyectos concluidos no son de buen nivel. Asimismo, el
equipamiento en los laboratorios en la gran mayoría de universidades estatales
es obsoleto. En el Perú existen muy pocas redes de investigación científica, lo
cual trae como consecuencia que el conocimiento no se administre ni se
comparta de la mejor manera.

En relación con el rol del Estado en el apoyo para hacer investigación


científica en el Perú.

No existe una política clara de ciencia y tecnología en el Perú. El Estado está


poco vinculado a las universidades debido a que estas poseen autonomía
académica y administrativa. No se cuenta con mecanismos que motiven a las
empresas privadas a promover actividades de investigación científica o, por
ejemplo, deducir un porcentaje de sus impuestos cuando estas realizan
donaciones a entidades educativas. El presupuesto asignado al Concytec y a los
institutos sectoriales de investigación no es suficiente para iniciar el gran cambio
científico en el país y desarrollar la cultura de investigación científica deseada.

En relación con el rol de la universidad en el apoyo para hacer


investigación científica en el Perú

En el Perú, la universidad no es concebida como una institución de gran nivel


académico, productora de ciencia, tecnología e innovación. Es considerada
como formadora de profesionales. Por tal razón, la gran mayoría de
universidades del Perú no produce ciencia y tecnología en los niveles de calidad
que los tiempos actuales demandan. Por otro lado, lo poco investigado y
producido en algunas facultades no está debidamente divulgado ni siquiera en
sus propios ámbitos, porque no existen mecanismos de difusión, como las
revistas científicas, sean impresas o virtuales, que difundan los productos de las
investigaciones. Si los resultados de las investigaciones no se publican o no se
divulgan para conocimiento, análisis, validación o refutación en el ámbito de la
comunidad científica, es como si no se hubieran realizado. En tal caso, como es
lo que ocurre en el Perú, los esfuerzos y los escasos recursos resultan siendo
malgastados.

6. RECOMENDACIONES

Incrementar y mejorar las inversiones en I+D

Tenemos que aumentar el nivel de inversión en I+D en relación con el PBI. Para
ello, se deben reunir una serie de condiciones, como hacer más eficiente el gasto
público, crear un marco más favorable para las empresas o incentivos para que
las empresas inviertan en I+D y contar con un mayor número de investigadores

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