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RESTAURANDO LA CONFIANZA EN TU MATRIMONIO.

La confianza en el matrimonio es el ingrediente más esencial y necesario para que dos


personas vivan juntas seguras y consagradas una a la otra. Así como la confianza es el
cimiento de tu relación con Dios, también debes tener confianza en la persona a la que
le consagraste tu vida en este mundo. Cuando se ha cometido un abuso de confianza en
el matrimonio, comienzas a dudar la dedicación de tu cónyuge y a dudar todas sus
promesas. Sin un cambio drástico en esta situación, la relación entera corre peligro.

Existen malas costumbres que pueden destruir la confianza en el matrimonio. Se


comete un abuso de confianza al ser descubierto en una mentira o en una serie de
engaños; al romper compromisos, al coquetear con otra persona o al caer en el
adulterio. Si se ha cometido alguna de estas ofensas en tu matrimonio, la confianza
entre tú y tu cónyuge está destrozada. Cuando los judíos fueron tras otros dioses,
nuestro Padre celestial describió una sensación de dolor y traición muy parecida. Dios
dijo, “Se acordarán de cómo sufrí por culpa de su corazón adúltero, y de cómo se
apartaron de mí y se fueron tras sus ídolos malolientes.” (Ezequiel 6:9) Obviamente
Dios conoce el dolor que se siente cuando una infidencia te rompe el corazón. Él
entiende lo que es ser traicionado y entiende tus dudas acerca del futuro de tu relación.

Si tu matrimonio ha de sobrevivir, deben restaurar la confianza, y establecer una


relación nueva. Pero puede que te preguntes, ¿es eso realmente posible?

¿Es posible restaurar la confianza perdida?

La respuesta a esa pregunta es, ¡Sí! Las Escrituras nos muestran varios ejemplos donde
se ha restaurado la relación y la confianza después de sufrir ofensas graves. Considera
la magnitud del rechazo frío y cruel de Pedro. Como discípulo y amigo, Pedro gozaba de
un trato íntimo con Jesús. Públicamente confesó su eterna fidelidad a Jesús. Sin
embargo, al presentársele la oportunidad de salvarse a sí mismo, Pedro negó conocer a
Cristo, no sólo una vez, sino tres veces. A pesar de que lo traicionó, Jesús
personalmente buscó a Pedro después de su resurrección para reconciliarse con él. ¡Qué
muestra de la misericordia y gracia de Dios hacia este réprobo amilanado! Después de
que Jesús se reconcilió con Pedro, lo reintegró por completo al trabajo ministerial.
Obviamente, sí es posible reconciliar y restaurar la confianza en una relación.
Les aconsejo que reflexionen sobre los muchos ejemplos de este tema que se
encuentran en las Escrituras. Otros ejemplos que ayudan a aclarar esto son:

(1) La manera como Dios restauró a su pueblo adúltero, Israel (Jeremías 30:17; Joel
2:25).

(2) La restauración de la relación entre Pablo y Juan Marcos, después de que este
mostró una falta de dedicación al trabajo (Hechos 15:36-41; 2Timoteo 4:11)

(3) La reconciliación llena de lágrimas entre Jacobo y Esaú después de años de


separación causada por el engaño de Jacobo (Génesis 27:41; Génesis 33:4)
(4) La reconciliación conmovedora entre el hijo pródigo y su padre (Lucas 15:15-32)

Sin embargo, no pienses que es fácil simplemente por que en el pasado algunas gentes
lograron restaurar su relación. Salomón declaró, “Más resiste el hermano ofendido que
una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de ciudadela.” (Proverbios 18:19.)
Por lo tanto, puedes estar seguro de que las dos personas en la relación tienen mucho
trabajo por delante. Para restaurar el compañerismo y la confianza, debes eliminar las
rejas que te separan de tu cónyuge.

¿Cómo comienzas a renovar la confianza?

1. Confesión sincera. El primer paso para restaurar la confianza es una confesión


sincera de parte del cónyuge que cometió el abuso de confianza. La verdad siempre es
el primer paso en toda reconciliación. Las Escrituras claramente declaran que todo aquel
que quiera permanecer en la casa de Dios y convivir con Él, debe “de corazón [decir] la
verdad. ” (Salmo 15:2) Después de que cayó en el adulterio con Betsabé, el rey David
también reconoció que un corazón sincero es el primer paso hacía la reconciliación con
Dios. David entendió lo que Dios realmente quería: “Yo sé que tú amas la verdad en lo
íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría.”

(Salmo 51:6)

Si deseas la sabiduría de Dios y Su ayuda para reconciliar tu matrimonio debes


comenzar con la verdad. Recuerda que lo único que el Espíritu Santo puede bendecir es
la verdad, porque Él es “el Espíritu de verdad” (Juan 14:17) La confesión se considera
genuina, sólo cuando la persona habla abiertamente de su pecado. Salomón
declara, “una respuesta sincera es como un beso en los labios.” (Proverbios 24:26) Sin
embargo, un engaño continuo es como darle una bofetada a tu cónyuge. Causa un dolor
profundo.

Si dices la verdad a medias, o si fabricas información para aparentar inocente, cuando


tu cónyuge se dé cuenta de que has mentido, será como si hubieses vuelto a cometer el
mismo pecado. Por lo tanto, debes ser sincero con Dios y con tu pareja. Esto no quiere
decir que debes revelar todos los detalles de tu pecado, especialmente si caíste en el
adulterio. Recuerda, no especifiques los detalles de tu acción perversa. Cuando Pablo se
refiere a esas acciones perversas, él claramente declara, “porque da vergüenza aun
mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto.” (Efesios 5:12) Recuerda que
todo lo que sabemos acerca del adulterio del rey David es que cayó en él.

2. Humildad. Tu actitud al confesar es igual de importante. Si tratas de justificar tus


acciones y le echas la culpa a tu cónyuge, de inmediato levantarás una barricada a la
reconciliación. Necesitas una buena dosis de humildad si esperas obtener el perdón de
tu cónyuge. Debes entender que tu arrogancia es una de las causas principales del
deterioro de tu relación. Comienza por admitir abiertamente la soberbia en tu corazón.
Debes reconocer que, “Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los
precede la humildad.” (Proverbios 18:12) Por lo tanto, ríndete ante Dios y ante tu
pareja.
Si no te rindes, no percibirás personalmente la gracia de Dios en tu vida —la cual es tu
única esperanza de reforma. Pedro dijo, “Revístanse todos de humildad en su trato
mutuo, porque ‘Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.’ ” (1
Pedro 5:5)

Pídele a Dios que te dé un corazón humilde. Dirígete a tu cónyuge reconociendo sólo tus
propias faltas. Si tu pareja también necesita confesar, Dios se lo revelará. Primero
confiesa humildemente y deja que Dios se encargue del resto.

3. Arrepentimiento total. Ya que se hizo una confesión sincera y sumisa, debes


cambiar el comportamiento que destruyó la confianza. Si has mentido, deja de hacerlo.
Si haz mantenido una relación inapropiada o si caíste en el adulterio, termina esa
relación de inmediato. Si no has cumplido con tus promesas, comienza a cumplirlas. Si
esperas algún día restaurar la confianza con tu cónyuge, es ahora cuando debes mostrar
un arrepentimiento completo y total. Si cometes alguna otra falta o si das la apariencia
de que la cometiste, tu pareja acertará al suponer que tu reconciliación no es sincera.
Por esa razón, Pablo insistió en que aquellos que sinceramente querían seguir a Cristo
se “arrepintieran y se convirtieran a Dios, y que demostraran su arrepentimiento con
sus buenas obras.” (Hechos 26:20) ¿Muestran tus obras tu arrepentimiento?

4. Restablece la relación. El abuso de confianza en un matrimonio indica una


debilidad fundamental en el matrimonio y en la relación con Cristo de uno de los
cónyuges, o talvez de los dos. Por lo tanto, después de resolver el asunto que causó el
abuso, debes restablecer y fomentar una relación más íntima en ambos, el campo
espiritual y el matrimonial.

Primero, les sugiero a ambos, marido y mujer, que hagan examen de conciencia y
consideren su propio andar con Cristo para identificar la deficiencia en su relación. Cada
vez que los discípulos fracasaban, Jesús siempre insistía en preguntarles el porqué. Él
les preguntó a los discípulos, “¿Por qué se asustan tanto? ¿Por qué les vienen
dudas? (Lucas 24:38) Jesús desafió a sus seguidores pidiéndoles que determinaran la
razón de su desobediencia. “¿Por qué me llaman ustedes ‘Señor, Señor’, y no hacen lo
que les digo?” (Lucas 6:46) Por lo tanto, debes esforzarte por entender el motivo de tus
dudas o el por qué de tu desobediencia a Dios, lo cual causó el abuso de confianza. Al
determinar la causa de tu fracaso descubrirás exactamente cómo puedes cambiar tu
rumbo y restaurar tu relación con Cristo.

Segundo, debes también evaluar tu relación matrimonial y determinar con precisión lo


que necesitas cambiar. Por ejemplo, si un cónyuge cayó en el adulterio, debes definir la
causa. En su sabiduría Salomón le preguntó a su propio hijo esta simple pregunta, “¿Por
qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la
mujer ajena? (Proverbios 5:20) Si lees todo el contexto de ese pasaje, Salomón instruye
que la mejor medida preventiva para no ser cautivo de una mujer impudente es el
mantener una relación íntima y cautivadora con tu propia esposa. ¿Existe el cariño entre
tú y tu cónyuge? ¿Mantienes una amistad entrañable? ¿Fomentas la afinidad espiritual,
la afinidad moral, la afinidad en la comunicación, y la afinidad sexual con tu pareja? Si
no tienes este tipo de afinidad en tu relación, debes determinar porqué careces de ello.
Al estrechar la unión entre ustedes, se restaurará la confianza en tu matrimonio.
Si el abuso de confianza fue una mentira o una serie de mentiras, debes entender la
causa. ¿Esas mentiras fueron el resultado de una debilidad en el carácter de la persona,
o existen otras circunstancias que contribuyeron al engaño? Por ejemplo, ¿existe una
falta de comunicación en el matrimonio? O —¿carece la libertad de expresar una
diferencia de opinión? ¿Estas mentiras fueron agravadas por una actitud dominante o
burlona, por un control excesivo, o por dureza de palabras? Para poder resolver los
problemas en el matrimonio deben tratar debidamente esos temas y cualquier otro
factor contribuyente.

5. Permanece en amor. Otra consecuencia del abuso de confianza es el temor de que


ese comportamiento se repetirá en el futuro. Para eliminar ese temor, los dos deben
optar por permanecer en amor. ¿Por qué? Al restablecer tu relación en amor, por
consecuencia, echa fuera el temor de tu corazón. El apóstol Juan declara el poder del
amor: “el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no
ha sido perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18) Por lo tanto, es esencial que le pidas a
Dios que te llene de Su amor y que te ayude a demostrarle ese amor a tu pareja de una
manera sincera y práctica. Al demostrar un amor puro hacía tu cónyuge le aseguras que
realmente has cambiado. Sólo el amor desecha el temor yaciente de otra traición.
Además, cuando el cónyuge ofendido opta por amar, le afirma al cónyuge ofensor de
que realmente se le ha perdonado.

Considera las siguientes demostraciones prácticas de amor:

(a) Expresa y demuestra un perdón genuino por todas las faltas, las del pasado y las
actuales. Dios te demostró Su amor con Su perdón. Jesús nos mostró Su corazón y Su
anhelo cuando oró desde la cruz, “Padre, perdónalos” (Lucas 23:34).

(b) Expresa y afirma con frecuencia el amor entre ustedes. Pablo le indicó a la iglesia en
Corinto que esa era su responsabilidad hacia aquel que había abusado de su confianza.
Él les ordenó: “es suficiente el castigo... deberían perdonarlo y consolarlo para que no
sea consumido por la excesiva tristeza. Por eso les ruego que reafirmen su amor hacia
él.” (2 Corintios 2:6-8).

(c) En sacrificio, cede esos asuntos en los que tú y tu cónyuge están en desacuerdo. Al
sacrificarte por tu cónyuge le muestras que realmente quieres una relación diferente.
Dios demostró Su amor “por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8) Por lo tanto, perdonen, reafirmen
su amor y comiencen a servirse el uno al otro con abnegación.

6. Tiempo. El sentido común nos dice que si se requiere tiempo para sanar una
herida, también se requiere tiempo para sanar un corazón quebrantado. Jesús dijo que

Él vino a sanar a los quebrantados de corazón. (Lucas 4:18 RV’60) Esa explicación te
garantiza que eso es exactamente lo que Él quiere hacer en tu vida—pero eso toma
tiempo. No te hagas ilusiones pensando que las cosas cambiarán de la noche a la
mañana. Las Escrituras nos dicen que todos somos “tardos de corazón para
creer” (Lucas 24:25) Es muy probable que a los dos cónyuges les cueste trabajo creer
que las cosas realmente cambiarán en su matrimonio. Sin embargo, los dos deben
ejercer su fe y esforzarse por preservar la relación. Recuerda que Jesús acostumbra a
cambiar vidas y a reconciliar a los distanciados. Lo hace todos los días de la semana a
aquellos cuyos corazones están dispuestos a obedecer. ¿Estás dispuesto a tener
paciencia y a darle a Dios tiempo para actuar? La palabra, “paciencia”, da por entendido
que se necesita suficiente tiempo. Si fuera posible rectificar todos los problemas al
instante, obviamente no habría necesidad de tener paciencia. Permite que la paciencia
“lleve a feliz término la obra” en tu matrimonio. (Santiago 1:4)

Aún más, al pasar el tiempo tendrás la oportunidad de observar a tu pareja. Veras si los
cambios son verdaderos o simplemente manifestaciones ilusorias. Para reiterar, el
arrepentimiento genuino siempre se demuestra con obras que ya sea, ratifican tu fe o te
muestran que está mal colocada. Las Escrituras explican que “tiempo después” las
acciones de Caín revelaron el fruto de su corazón. (Génesis 4:3) Con el tiempo se da a
conocer el árbol por su fruto. (Mateo 7:20) ¡No olvides esta valiosa verdad!

7. Cuidado con el fariseísmo.

Finalmente, quiero advertirle al cónyuge ofendido: Cuidado con el fariseísmo. Si esa


actitud se arraiga en tu corazón, causará una avería a todos tus esfuerzos por
restablecer tu relación. Además, si tratas a tu pareja con desdén, con soberbia y con
una actitud acusadora, no solamente menoscabas tus esfuerzos por restaurar la
relación, pero también estropearás tu propia convivencia con Dios. ¿Recuerdas la
vanagloria del Fariseo quien oró y le agradeció al Señor por no ser como otros hombres?
Observa que el pasaje revela que este hombre no le oraba a Dios, mas bien se
hablaba “consigo mismo.” (Lucas 18:11) ¿Por qué? Porque Dios siempre resiste al
altanero y vanaglorioso. Nadie tiene motivo para enaltecerse o para actuar con
arrogancia por algo que hicimos o algo que no hicimos. Somos salvos por Su gracia y es
Su gracia la que nos sostiene. No olvides que todos somos pecadores. Nos parecemos el
uno al otro. No existe “tentación que no sea común al género.” (1 Corintios 10:12)
Pablo le advirtió a todos los creyentes: “si alguien piensa que está firme, tenga cuidado
de no caer.” (1 Corintios 10:12) Si crees que tú nunca caerías en el mismo pecado, ni
fallarías de la misma manera que tu cónyuge, te engañas a ti mismo.

La mejor manera de mantener la actitud adecuada es de auto-examinarte regularmente


y sacar de tu corazón la viga de soberbia (Mateo 7:5)

Una Advertencia.

Si después de que se descubre el abuso de confianza no observas las acciones y


actitudes mencionadas anteriormente (con la excepción del fariseísmo) sabrás entonces
que algo anda muy mal. Si tu pareja justifica sus acciones culpándote a ti por el fracaso,
o continua en su comportamiento inmoral, eso significa varias cosas:

(1) Muestra que tu cónyuge no siente compunción ni pesar por el pecado cometido (2
Corintios 7:9-10)

(2) Significa que tu pareja realmente no desea una reconciliación ni una mejora en su
relación con Dios ni contigo. Dios no perdona a las personas que dan excusas, ni a las
que eluden su responsabilidad. Él responde solamente a una confesión sumisa, humilde
y sincera que resulte en un arrepentimiento total, “quien encubre su pecado jamás
prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.” Dios mismo se niega a dispensar
misericordia cuando una persona encubre y justifica su pecado. Por lo tanto, no pienses
que careces de espiritualidad o cariño si tú haces lo mismo. Sí, tú tienes que perdonar a
tu cónyuge de todo corazón, pero la reconciliación de tu relación será imposible a menos
que sincera y humildemente se busque el perdón (Mateo 18:35; Lucas 17:1-3).

(3) Cuando una persona no se arrepiente y opta por justificar su pecado, es cuestión de
tiempo antes de que cometa otro abuso de confianza. Dios no te pide que seas tapete
para que otro te use y abuse de ti. Por lo tanto, haz tus decisiones conforme el fruto
total de la actitud, palabras y acciones de tu cónyuge. Si estos indicios contradicen las
Escrituras y el sentido común, no debes confiar en ninguna manifestación que se haya
hecho. Sin embargo, talvez pienses que la Biblia nos instruye a “creer todo” (1 Corintios
13:7) Este versículo debe entenderse en el contexto de la enseñanza total de la Biblia.
Por supuesto que debes creerlo todo, a menos que tengas pruebas que claramente
muestren lo contrario. Por ejemplo, si tienes pruebas de que tu pareja continua con la
misma conducta que causó el abuso de confianza, sería una tontería creerle sus
manifestaciones de fidelidad. Se escucha decir, “ El amor lo cree todo, pero el amor no
es tonto.” Aún Jesús se negará a creer simple manifestaciones en el último día. Él
basará Su juicio únicamente en la vida que la gente llevó. Jesús dijo, “No todo el que
me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la
voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos
muchos milagros?’ Entonces les diré claramente: ‘Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí,
hacedores de maldad!’’’ (Mateo 7:21-23) De esto puedes estar seguro (a), Jesús no es
ningún tonto. Observa que Cristo hizo ese comentario justo después de advertirles a sus
discípulos que examinaran el fruto de los profetas falsos. Además, Pablo estableció
claramente que aquellos que piden nuestra confianza deben ser “dignos de
confianza”. (1 Corintios 4:2)

Si dudas la sinceridad de tu cónyuge o si percibes una conducta dudosa y contradictoria,


pídele a tu pastor o a uno de los diáconos de tu iglesia que hable con tu pareja para
obtener una segunda opinión. Si están asistiendo a consultas matrimoniales con su
Pastor, es muy probable que él ya conozca la respuesta a esa pregunta. Finalmente,
pídele a Dios que te otorgue Su sabiduría divina (Santiago 1:5) Él conoce el corazón de
todo hombre. “Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto,
expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.” (Hebreos 4:13)

!Qué Dios te guié mientras intentas restablecer la confianza en tu relación!


¿QUÉ APAGA EL AMOR EN TU MATRIMONIO?

Qué tal está tu amor por tu cónyuge? ¿Se encuentra bien? ¿Está floreciendo? ¿Aún
tienes aquella pasión que antes ardía en tu corazón? ¿O es que, poco a poco, se ha
enfriado? ¿Se apagó el amor?

En la Biblia se habla del amor en el matrimonio como un fuego. Así es como en Cantar
de Cantares, la sulamita describe el amor entre ella y su esposo. Dice, "Porque fuerte es
como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego,
fuerte llama." (Cantares 8: 6). El amor de la sulamita hacia Salomón era como llama de
fuego en su corazón . Ella comparó su amor con las dos fuerzas más potentes que
conocía: el poder de la muerte, y el poder del fuego. Ambas ilustraciones captan la
fuerza y la pasión del amor matrimonial.

Primero, consideremos el paralelo entre la fuerza del amor y la fuerza de la muerte. Son
semejantes porque la muerte es poderosa; consume todo. La muerte se lleva a todos,
tarde o temprano. La muerte nunca se da por vencida. Este mismo amor fue
demostrado por Cristo. Él te amó hasta la muerte. Por su amor tan apasionado, se
sacrificó en la Cruz. Su amor es tenaz. Él te persigue aún. En este momento, sus ojos
contemplan toda la tierra, buscando corazones entregados y dispuestos a obedecerle,
para mostrar su poder a favor de ellos (2 Crónicas 16:9). ¿Está dispuesto tu corazón?
Dios quiere darte de su amor fuerte y persistente para amar a tu cónyuge con un amor
totalmente entregado.

Consideremos ahora la otra ilustración del amor como llama de fuego ardiendo en el
alma. En la Biblia, la salvación se describe como "antorcha encendida" (Isaías 62:1). La
salvación es, primeramente, una relación de amor entre tú y Dios. El Gran Mandamiento
declara, "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda
tu mente" (Mateo 22:37). Tu corazón empieza a ser como una antorcha que arde con el
fuego del amor de Dios. Esto es aun más interesante al pensar que Dios te llama a ser
luz en el mundo. El amor de Cristo es la luz que el mundo está buscando. Su amor en
ti es lo que te hace resplandecer. Jesús llamó a Juan el Bautista "antorcha que ardía y
alumbraba" (Juan 5:35). ¿Por qué ? Porque Juan tenía un amor intenso y apasionado
por Dios.

Las dos ilustraciones muestran cómo el amor en tu matrimonio se apaga, pero la


ilustración del fuego es la más importante. Tú has estado junto a una fogata o alguna
llama de fuego, y sabes muy bien cómo es que se apaga el fuego. Sucede de dos
maneras:

Puedes apagar el fuego por no hacer nada. Si no vigilas el fuego, echándole más leña
cuando la necesite, ¿qué sucede? Poco a poco, se apaga el fuego. Así pasa también con
tu matrimonio. Por ser indiferente, por no mostrar cariño y atención en forma concreta,
seguramente apagarás el amor en tu matrimonio. Tu cónyuge verá tu falta de acción y
se formará la idea de que no te interesa.

Si quieres que se apague el amor en tu matrimonio, entonces no hagas nada. Dentro de


muy poco, se apagará solo. Muchas parejas simplemente no ponen la atención necesaria
para que su amor siga floreciendo. ¿De qué manera? Bueno, ¿reconoces el trabajo de tu
cónyuge? ¿Sus logros? ¿Le muestras gratitud cuando trata de agradarte? ¿Has dejado
de orar regularmente con, y por, tu cónyuge? ¿Cuándo fue la última vez que salieron
juntos? ¿Y cuándo fue la última vez que le diste un regalo, o hiciste algo especial por tu
cónyuge, sin que fuera su cumpleaños u otro día especial? Cada una de estas acciones
echa más leña al fuego de su amor. Pero si no estás cuidando estas áreas, el fuego poco
a poco se apagará.

Cada caso de olvidar una acción de amor representa flojera en tu matrimonio. Pero Dios
te anima a amar de otra manera: " Ámense los unos a los otros con amor fraternal...en
lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al
Señor" (Romanos 12:10-11).

"Ferviente en espíritu" significa lo mismo que "hirviendo": es un espíritu ardiente. Este


tipo de amor está tan ardiente que empieza a hervir con el deseo de servir a Dios: muy
distinto a la flojera o la falta de diligencia.

Si Dios nos exhorta a ser diligentes y no faltar en amor hacia nuestros hermanos,
¡cuánto más necesitas amar así a tu cónyuge! ¿Le estás mostrando la bondad y el afecto
que debieras? Si en verdad lo estás haciendo, el fuego del amor en tu matrimonio jamás
se apagará, sino que arderá cada vez más intensamente con cada día que pasa.

Pero aparte de la inacción o la indiferencia, existe además otra forma de apagar un


fuego. Lo que haces a propósito también apagará el fuego. Si echas agua en el fuego,
se apagará. ¿Qué haces a propósito que puede apagar el fuego en tu matrimonio? ¿Usas
palabras abusivas? ¿Criticas a tu cónyuge? ¿Haces burla de tu cónyuge? ¿Lastimas
físicamente a tu cónyuge? ¿Le has negado relaciones sexuales para castigar su falta de
atención hacia ti? ¿Actúas o hablas ásperamente? ¿Se te ha visto coqueteando con
alguna persona? ¿Has quebrantado tu promesa de fidelidad (adulterio)? Todas estas
acciones seguramente apagarán el fuego del amor.

El apóstol Pablo enseñó que el hacer mal a otros apaga (es decir, aleja y entristece) al
Espíritu Santo en nuestra vida. Nos exhorta, "Miren que ninguno pague a otro mal por
mal ...no apaguen al Espíritu... absténganse de toda especie de mal." Un mal que haces
a cualquiera persona, apaga al Espíritu Santo en tu vida porque esto es pecado: y causa
dolor al corazón de Dios. De la misma manera, esas acciones causan dolor a tu
cónyuge, y apagan el amor entre ustedes. Lee todo el contexto de 1 Tesalonicenses
5:15-22.

Empieza a cambiar hoy mismo. No esperes más. Tu matrimonio soportará la negligencia


y el abuso sólo hasta cierto punto. No puedes echar agua al fuego para siempre; llegará
el momento en que el fuego se apagará. Aviva el fuego; junta las brasas: toma la acción
que Dios manda.
Ya no debe ser un misterio cuando se apaga el amor en un matrimonio. Es cosa sencilla:
o es que (1) no lo mantienes vivo, o (2) continúas con las acciones (pecado) que
apagan el fuego. Y cuando estas faltas siguen sin corregirse en el matrimonio, causan
distanciamiento. Poco a poco, el amor muere..

Algunas parejas utilizan ambas formas de apagar el amor. No hacen nada para
mantener el fuego de su amor, y constantemente echan agua sobre lo poquito que
queda. ¡Tal matrimonio no puede durar! ¿Cómo puedes parar esta avalancha de
enfriamiento y alejamiento? ¡Sigue leyendo!

¿Qué aviva el amor entre ustedes?

Muchas veces me preguntan, "¿Aún hay esperanzas de poder avivar el amor que antes
teníamos?" Dudan que se pueda restaurar el fuego de su matrimonio. Piensan que
demasiadas cosas han pasado que no pueden ser cambiadas. Pero la verdad es que, si
estás haciendo estas preguntas, ¡ya estás en el camino hacia un cambio! Sí: hay algo
que tú puedes hacer. Sí existe esperanza. ¿Pero qué puedes hacer?

1. Vuelve a tu primer amor con Cristo. Jamás he visto un matrimonio en


dificultades en donde ambos individuos no tengan necesidad de una renovación
espiritual. Donde existen conflictos no solucionados, ahí existe el rencor. Donde existe el
rencor, no ha entrado el perdón. Si no ha entrado el perdón, hay un corazón duro. Con
actitudes como éstas, ¡claro que tu relación con Dios prácticamente no existe! No
puedes decir que amas a Dios, y al mismo tiempo odiar a tu cónyuge (1 Juan 4:20). La
dureza de tu corazón hacia tu cónyuge, mete un estorbo en tu relación con Dios, lo cual
destruye toda posibilidad de lograr un cambio definitivo. Jesús dijo, "separados de mí,
nada pueden hacer" (Juan 15:5). Si en verdad quieres avivar el amor con tu cónyuge,
necesitas volver a tu primer amor con Cristo (Apoc. 2:4-5). Dios es amor (1 Juan 4:7-
8). ¡El es la fuente del amor! No puedes dar lo que no tienes; necesitas que él te dé el
amor que falta en tu matrimonio. Primero, reconcíliate con él en cuanto a esos
resentimientos que tienes en tu corazón. Pide su perdón por la dureza de tu corazón y
por el rencor que has guardado contra tu cónyuge.

Andando en reconciliación con Dios, sentirás el poder de su amor obrando en ti.


Entonces tendrás el poder para poner en acción lo que Dios pide de ti. Acuérdate, "Dios
es el que en ti produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses
2:13). Necesitas estar en relación correcta con Dios para recibir el poder necesario para
una relación correcta con tu cónyuge. Los pasos que tienes que tomar no son fáciles. Es
más: son imposibles, si tienes un corazon resentido. Necesitas poder decir con
confianza, "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13). Si tu corazón
está bien con Dios, ¡él te fortalecerá para hacer todo lo que él te pide!

Ahora: una palabra para ti si no has recibido en tu vida, en forma individual, a Cristo
como tu Salvador. Entonces este asunto es vital para ti. Tal vez no te des cuenta, pero
esto constituye el problema central de tu matrimonio. Sin Cristo, nadie puede ser el
esposo o la esposa que Dios quiere que sea. El amor que necesitas para resolver cada
uno de los demás problemas matrimoniales, es el amor de Dios: y sólo él te lo da. Si
tratas de amar a tu cónyuge con tu propio amor y en tu propia fuerza, siempre resultará
insuficiente. Los problemas actuales de tu matrimonio ilustran esta verdad. Si ahora ves
que este es el problema central, tienes que cambiar. Humíllate ahora mismo ante Dios,
y háblale. Pídele su perdón, y pídele que venga a tu corazón. Pídele que tome control de
tu vida y de tu matrimonio, que te llene con su Espíritu, haciéndote así el hombre o la
mujer que él quiere que seas.

2. Ahora, ve a tu cónyuge, y comienza ahora a llevar a cabo la reconciliación en


las áreas de conflicto que hasta ahora les estorban. ¿Con quién empiezas?
¡Contigo! Jesús dijo, "saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para
sacar la paja del ojo de tu hermano" (Mateo 7:5). Él dice que esto debe ser la prioridad
de todos los que buscan reconciliación con otra persona.

Si ya quieres poner las cosas en orden, haz lo siguiente: toma un papel y apunta tus
faltas en tu matrimonio. Tienes que ser transparente contigo y con Dios. ¿Qué has
hecho que ha ofendido a tu cónyuge? ¿En qué aspectos no has obedecido la palabra de
Dios? ¿Hay algo que no has hecho, que muchas veces se te ha pedido hacer?

Ya que hayas identificado tus faltas, ve y pide perdón de tu cónyuge por esas faltas. No
empieces señalando las faltas de tu cónyuge; confiesa lo tuyo (Santiago 5:16). Esto
normalmente ablanda el corazón del otro, ayudando a estimular una respuesta parecida
en tu cónyuge, para que identifique también sus faltas. Si esto no sucede, anímale
amablemente a considerar sus propias faltas, examinándose como lo has hecho tú.
Debes aclarar que quieres cambiar el rumbo del matrimonio, y que solamente
solucionando estas áreas de conflicto podrán ver el amor florecer nuevamente.

En el proceso de reconciliación, puede haber necesidad de orientación de su pastor. Es


porque, en muchos casos, una tercera persona puede ver la situación con más claridad
y, por lo mismo, ofrecer mejor consejo para ustedes particularmente.

3. Comienza a estimular a tu cónyuge al amor, por medio de acciones definidas


para bien. El apóstol Pablo exhortó, "considerémonos unos a otros para estimularnos al
amor y a las buenas obras" (Hebreos 10:24). Es más facil que nos estimulemos unos a
otros al enojo y a las malas obras; para estimular a tu cónyuge al amor requiere el
poder de Dios. Se necesita el amor de Dios reinando en tu corazón para poder sujetar
tus motivos egoístas. Normalmente, el amor nos estimula a amar: empezamos a
responder al amor, con amor. Si alguna vez alguien te ha hecho algo bello sin que tú lo
esperaras, cómo te sentiste? ¿No te hizo querer hacer algo bello por esa persona en
respuesta por su bondad?

El amor estimula a otros a amar, y soluciona el problema de la falta de acción. La


palabra "estimular" significa "animar, avivar". Cada acción de amar es como si echaras
combustible al fuego. Entre más acciones definidas de amor haya, más arde el fuego del
amor. Naturalmente, ustedes dos se sentirán atraídos por el calor de ese amor, y
naturalmente se acercará el uno al otro más y más.

4. Deja las acciones malas que has estado haciendo. Si quieres que se avive el
fuego del amor, tienes que dejar de echarle agua a las llamas. ¡Esto demostrará a tu
cónyuge que hablas en serio! Es indiscutible que, donde existe un verdadero
arrepentimiento en el corazón, siempre se demuestra en cambios definitivos en el
rumbo de tu vida. Si estás haciendo cualquiera cosa contraria a la palabra de Dios,
tienes que abandonar esa cosa. Tienes que cambiar tu egoísmo en sentido opuesto.
Pablo dijo que debemos hacer "obras dignas de arrepentimiento" (Hechos 26:20).

Esto significa dejar el abuso de tu cónyuge, ya sea físico o verbal. Pídele a Dios la fuerza
para controlar esa ira explosiva. Comienza a tener relaciones sexuales con regularidad.
Si existe una relación adúltera, abandónala hoy. ¡Eso es lo que significa el verdadero
arrepentimiento!

5. Procura hacer mantenimiento preventivo diariamente. A veces las parejas


empiezan a resolver sus conflictos, pero uno o el otro vuelve a las costumbres de antes.
Esto apaga el amor entre ellos, y comienza otra vez el proceso de enfriamiento. Tienes
que guardar contra esto con todo tu corazón.

Así como mantienes un buen fuego mediante vigilancia y atención, también así tienes
que ser diligente, mostrando afecto y consideración. Es un trabajo de todos los días.
Pero el amor es así: ¡se esfuerza! Pablo lo llamó "el trabajo de amor" (1 Tes.1:3).

Si amas a tu cónyuge, vas a invertir tiempo y esfuerzo para profundizar su relación.


Dios te ama mucho, y él ha estado obrando mucho tiempo para que tú llegues a él. Lo
que sufrió Jesús en la Cruz fue un trabajo de amor. Su trabajo de amor es también de
todos los días: diariamente te colma de beneficios (Salmo 68:19). Y esto es
exactamente lo que él quiere que hagas con tu cónyuge. ¡Echa cada día más
combustible al fuego de tu amor! Cada día resuelvan los conflictos de ese día.
¡Demuestra hoy tu amor!
CONSEJOS PARA RECUPERAR LA CONFIANZA EN TU PAREJA

Causa común de ruptura de la pareja es consecuencia de una falta de confianza en el


otro. Pero ¿es posible recuperar la confianza perdida? Ello puede depender de la
voluntad de ambas partes de trabajar por el bien de la relación. No se debe producir
dolor en el proceso pero, una vez que tu pareja vuelva a funcionar, tu relación puede
ser más fuerte.

Cosas que puedes hacer para recuperar la confianza perdida

1.- No le pidas a tu pareja que confíe en ti. Especialmente si le heriste


profundamente causando su desconfianza. Debe existir congruencia entre tus palabras y
acciones.

2.- No mientas. Sólo servirá para acabar rompiendo la relación. Lo mejor que puedes
hacer es hablar sinceramente, aunque a tu pareja no le guste pero, a veces, es
necesario hacerlo para reconstruir la confianza.

3.- No tengas secretos. Cuando estás en una relación no puedes esconder cosas
porque ello mata la confianza y , por tanto, la relación.

4.- Tu pareja tiene que sentirse segura contigo. Muéstrate cómo eres . Esto
produce seguridad para conocer tus reacciones y evitar crear falsas expectativas.

5.- Si no sabes algo, pregúntale. Y, especialmente, si no sabes cómo manejar la


situación. Nunca des por hecho que sabes cómo se siente tu pareja. Al contrario,
escúchale cuidadosamente y pregúntale, si es necesario.

6.- Dale tiempo. Si la situación es fruto de la infidelidad o una comunicación muy


deteriorada podría ser buena una pequeña separación para superar la crisis y aliviar el
dolor producido.

7.- No te dejes llevar por la rabia. Es lógico que te sientas mal ante la realidad y que
surjan emociones negativas como la rabia o la tristeza pero éste es el motivo por el
cual debes distanciarte, ir al fondo del problema y valorar la gravedad de las
consecuencias.

8.- No esperes demasiado de tu pareja. Todos nosotros tenemos un montón de


defectos y virtudes, un carácter marcado por nuestras experiencias vitales así como una
educación. Por todo ello, no intentes cambiar al otro y mantén unas expectativas
adecuadas.

9.- Tu pareja comete errores, admítelo. Muchos pueden ser perdonados, si se pone
voluntad por su parte. Piensa también en los motivos que llevaron a la situación en la
que estáis. Piensa si no cometes errores. Todos somos humanos. Si pensamos que
nosotros “nunca lo haríamos”, deberíamos tener en cuenta que la vida tiene una forma
muy ingeniosa de demostrarnos que estábamos equivocados.

10.- Termina la relación con la tercera persona de forma clara y abierta, si ésta
es la causa de la desconfianza. Dicha persona es una parte muy importante de
vuestro problema de pareja. Además, piensa que engañar es totalmente una elección y
eres tú quién debe asumir su error respondiendo a todas las preguntas de tu pareja.
Piensa que para esa persona engañada es extremadamente difícil saber que, en algún
lugar, hay algún otro hombre o mujer que sabe de su relación al menos tanto como
ellos mismos.

11.- Quédate al lado de tu pareja. Porque necesita solucionar las cosas contigo así
que tienes que estar disponible sentimentalmente. Y la presencia física puede ayudar
mucho ya que contrarrestará los sentimientos de que no la valoras, de que la haces
sentir el número uno, que le das atención, y le haces sentir seguro, de que no le vas a
volver a engañar.

12.- Sé paciente. La persona engañada estará realmente herida y, por tanto, si sales
corriendo tras él, lo único que vas a conseguir es que las cosas empeoren. Por ello,
paciencia… es la única forma de recuperar la confianza.

13.- Comprensión. Debes empatizar con tu pareja para hacer frente a la situación.

14.- Sé constante. Intenta hacer todo lo posible por rectificar la situación, sin
vacilaciones y de una forma constante. Y pensando que tienes que empezar desde cero
para recuperar la confianza perdida.

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