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La respuesta a esa pregunta es, ¡Sí! Las Escrituras nos muestran varios ejemplos donde
se ha restaurado la relación y la confianza después de sufrir ofensas graves. Considera
la magnitud del rechazo frío y cruel de Pedro. Como discípulo y amigo, Pedro gozaba de
un trato íntimo con Jesús. Públicamente confesó su eterna fidelidad a Jesús. Sin
embargo, al presentársele la oportunidad de salvarse a sí mismo, Pedro negó conocer a
Cristo, no sólo una vez, sino tres veces. A pesar de que lo traicionó, Jesús
personalmente buscó a Pedro después de su resurrección para reconciliarse con él. ¡Qué
muestra de la misericordia y gracia de Dios hacia este réprobo amilanado! Después de
que Jesús se reconcilió con Pedro, lo reintegró por completo al trabajo ministerial.
Obviamente, sí es posible reconciliar y restaurar la confianza en una relación.
Les aconsejo que reflexionen sobre los muchos ejemplos de este tema que se
encuentran en las Escrituras. Otros ejemplos que ayudan a aclarar esto son:
(1) La manera como Dios restauró a su pueblo adúltero, Israel (Jeremías 30:17; Joel
2:25).
(2) La restauración de la relación entre Pablo y Juan Marcos, después de que este
mostró una falta de dedicación al trabajo (Hechos 15:36-41; 2Timoteo 4:11)
Sin embargo, no pienses que es fácil simplemente por que en el pasado algunas gentes
lograron restaurar su relación. Salomón declaró, “Más resiste el hermano ofendido que
una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de ciudadela.” (Proverbios 18:19.)
Por lo tanto, puedes estar seguro de que las dos personas en la relación tienen mucho
trabajo por delante. Para restaurar el compañerismo y la confianza, debes eliminar las
rejas que te separan de tu cónyuge.
(Salmo 51:6)
Pídele a Dios que te dé un corazón humilde. Dirígete a tu cónyuge reconociendo sólo tus
propias faltas. Si tu pareja también necesita confesar, Dios se lo revelará. Primero
confiesa humildemente y deja que Dios se encargue del resto.
Primero, les sugiero a ambos, marido y mujer, que hagan examen de conciencia y
consideren su propio andar con Cristo para identificar la deficiencia en su relación. Cada
vez que los discípulos fracasaban, Jesús siempre insistía en preguntarles el porqué. Él
les preguntó a los discípulos, “¿Por qué se asustan tanto? ¿Por qué les vienen
dudas? (Lucas 24:38) Jesús desafió a sus seguidores pidiéndoles que determinaran la
razón de su desobediencia. “¿Por qué me llaman ustedes ‘Señor, Señor’, y no hacen lo
que les digo?” (Lucas 6:46) Por lo tanto, debes esforzarte por entender el motivo de tus
dudas o el por qué de tu desobediencia a Dios, lo cual causó el abuso de confianza. Al
determinar la causa de tu fracaso descubrirás exactamente cómo puedes cambiar tu
rumbo y restaurar tu relación con Cristo.
(a) Expresa y demuestra un perdón genuino por todas las faltas, las del pasado y las
actuales. Dios te demostró Su amor con Su perdón. Jesús nos mostró Su corazón y Su
anhelo cuando oró desde la cruz, “Padre, perdónalos” (Lucas 23:34).
(b) Expresa y afirma con frecuencia el amor entre ustedes. Pablo le indicó a la iglesia en
Corinto que esa era su responsabilidad hacia aquel que había abusado de su confianza.
Él les ordenó: “es suficiente el castigo... deberían perdonarlo y consolarlo para que no
sea consumido por la excesiva tristeza. Por eso les ruego que reafirmen su amor hacia
él.” (2 Corintios 2:6-8).
(c) En sacrificio, cede esos asuntos en los que tú y tu cónyuge están en desacuerdo. Al
sacrificarte por tu cónyuge le muestras que realmente quieres una relación diferente.
Dios demostró Su amor “por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8) Por lo tanto, perdonen, reafirmen
su amor y comiencen a servirse el uno al otro con abnegación.
6. Tiempo. El sentido común nos dice que si se requiere tiempo para sanar una
herida, también se requiere tiempo para sanar un corazón quebrantado. Jesús dijo que
Él vino a sanar a los quebrantados de corazón. (Lucas 4:18 RV’60) Esa explicación te
garantiza que eso es exactamente lo que Él quiere hacer en tu vida—pero eso toma
tiempo. No te hagas ilusiones pensando que las cosas cambiarán de la noche a la
mañana. Las Escrituras nos dicen que todos somos “tardos de corazón para
creer” (Lucas 24:25) Es muy probable que a los dos cónyuges les cueste trabajo creer
que las cosas realmente cambiarán en su matrimonio. Sin embargo, los dos deben
ejercer su fe y esforzarse por preservar la relación. Recuerda que Jesús acostumbra a
cambiar vidas y a reconciliar a los distanciados. Lo hace todos los días de la semana a
aquellos cuyos corazones están dispuestos a obedecer. ¿Estás dispuesto a tener
paciencia y a darle a Dios tiempo para actuar? La palabra, “paciencia”, da por entendido
que se necesita suficiente tiempo. Si fuera posible rectificar todos los problemas al
instante, obviamente no habría necesidad de tener paciencia. Permite que la paciencia
“lleve a feliz término la obra” en tu matrimonio. (Santiago 1:4)
Aún más, al pasar el tiempo tendrás la oportunidad de observar a tu pareja. Veras si los
cambios son verdaderos o simplemente manifestaciones ilusorias. Para reiterar, el
arrepentimiento genuino siempre se demuestra con obras que ya sea, ratifican tu fe o te
muestran que está mal colocada. Las Escrituras explican que “tiempo después” las
acciones de Caín revelaron el fruto de su corazón. (Génesis 4:3) Con el tiempo se da a
conocer el árbol por su fruto. (Mateo 7:20) ¡No olvides esta valiosa verdad!
Una Advertencia.
(1) Muestra que tu cónyuge no siente compunción ni pesar por el pecado cometido (2
Corintios 7:9-10)
(2) Significa que tu pareja realmente no desea una reconciliación ni una mejora en su
relación con Dios ni contigo. Dios no perdona a las personas que dan excusas, ni a las
que eluden su responsabilidad. Él responde solamente a una confesión sumisa, humilde
y sincera que resulte en un arrepentimiento total, “quien encubre su pecado jamás
prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.” Dios mismo se niega a dispensar
misericordia cuando una persona encubre y justifica su pecado. Por lo tanto, no pienses
que careces de espiritualidad o cariño si tú haces lo mismo. Sí, tú tienes que perdonar a
tu cónyuge de todo corazón, pero la reconciliación de tu relación será imposible a menos
que sincera y humildemente se busque el perdón (Mateo 18:35; Lucas 17:1-3).
(3) Cuando una persona no se arrepiente y opta por justificar su pecado, es cuestión de
tiempo antes de que cometa otro abuso de confianza. Dios no te pide que seas tapete
para que otro te use y abuse de ti. Por lo tanto, haz tus decisiones conforme el fruto
total de la actitud, palabras y acciones de tu cónyuge. Si estos indicios contradicen las
Escrituras y el sentido común, no debes confiar en ninguna manifestación que se haya
hecho. Sin embargo, talvez pienses que la Biblia nos instruye a “creer todo” (1 Corintios
13:7) Este versículo debe entenderse en el contexto de la enseñanza total de la Biblia.
Por supuesto que debes creerlo todo, a menos que tengas pruebas que claramente
muestren lo contrario. Por ejemplo, si tienes pruebas de que tu pareja continua con la
misma conducta que causó el abuso de confianza, sería una tontería creerle sus
manifestaciones de fidelidad. Se escucha decir, “ El amor lo cree todo, pero el amor no
es tonto.” Aún Jesús se negará a creer simple manifestaciones en el último día. Él
basará Su juicio únicamente en la vida que la gente llevó. Jesús dijo, “No todo el que
me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la
voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos
muchos milagros?’ Entonces les diré claramente: ‘Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí,
hacedores de maldad!’’’ (Mateo 7:21-23) De esto puedes estar seguro (a), Jesús no es
ningún tonto. Observa que Cristo hizo ese comentario justo después de advertirles a sus
discípulos que examinaran el fruto de los profetas falsos. Además, Pablo estableció
claramente que aquellos que piden nuestra confianza deben ser “dignos de
confianza”. (1 Corintios 4:2)
Qué tal está tu amor por tu cónyuge? ¿Se encuentra bien? ¿Está floreciendo? ¿Aún
tienes aquella pasión que antes ardía en tu corazón? ¿O es que, poco a poco, se ha
enfriado? ¿Se apagó el amor?
En la Biblia se habla del amor en el matrimonio como un fuego. Así es como en Cantar
de Cantares, la sulamita describe el amor entre ella y su esposo. Dice, "Porque fuerte es
como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego,
fuerte llama." (Cantares 8: 6). El amor de la sulamita hacia Salomón era como llama de
fuego en su corazón . Ella comparó su amor con las dos fuerzas más potentes que
conocía: el poder de la muerte, y el poder del fuego. Ambas ilustraciones captan la
fuerza y la pasión del amor matrimonial.
Primero, consideremos el paralelo entre la fuerza del amor y la fuerza de la muerte. Son
semejantes porque la muerte es poderosa; consume todo. La muerte se lleva a todos,
tarde o temprano. La muerte nunca se da por vencida. Este mismo amor fue
demostrado por Cristo. Él te amó hasta la muerte. Por su amor tan apasionado, se
sacrificó en la Cruz. Su amor es tenaz. Él te persigue aún. En este momento, sus ojos
contemplan toda la tierra, buscando corazones entregados y dispuestos a obedecerle,
para mostrar su poder a favor de ellos (2 Crónicas 16:9). ¿Está dispuesto tu corazón?
Dios quiere darte de su amor fuerte y persistente para amar a tu cónyuge con un amor
totalmente entregado.
Consideremos ahora la otra ilustración del amor como llama de fuego ardiendo en el
alma. En la Biblia, la salvación se describe como "antorcha encendida" (Isaías 62:1). La
salvación es, primeramente, una relación de amor entre tú y Dios. El Gran Mandamiento
declara, "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda
tu mente" (Mateo 22:37). Tu corazón empieza a ser como una antorcha que arde con el
fuego del amor de Dios. Esto es aun más interesante al pensar que Dios te llama a ser
luz en el mundo. El amor de Cristo es la luz que el mundo está buscando. Su amor en
ti es lo que te hace resplandecer. Jesús llamó a Juan el Bautista "antorcha que ardía y
alumbraba" (Juan 5:35). ¿Por qué ? Porque Juan tenía un amor intenso y apasionado
por Dios.
Puedes apagar el fuego por no hacer nada. Si no vigilas el fuego, echándole más leña
cuando la necesite, ¿qué sucede? Poco a poco, se apaga el fuego. Así pasa también con
tu matrimonio. Por ser indiferente, por no mostrar cariño y atención en forma concreta,
seguramente apagarás el amor en tu matrimonio. Tu cónyuge verá tu falta de acción y
se formará la idea de que no te interesa.
Cada caso de olvidar una acción de amor representa flojera en tu matrimonio. Pero Dios
te anima a amar de otra manera: " Ámense los unos a los otros con amor fraternal...en
lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al
Señor" (Romanos 12:10-11).
Si Dios nos exhorta a ser diligentes y no faltar en amor hacia nuestros hermanos,
¡cuánto más necesitas amar así a tu cónyuge! ¿Le estás mostrando la bondad y el afecto
que debieras? Si en verdad lo estás haciendo, el fuego del amor en tu matrimonio jamás
se apagará, sino que arderá cada vez más intensamente con cada día que pasa.
El apóstol Pablo enseñó que el hacer mal a otros apaga (es decir, aleja y entristece) al
Espíritu Santo en nuestra vida. Nos exhorta, "Miren que ninguno pague a otro mal por
mal ...no apaguen al Espíritu... absténganse de toda especie de mal." Un mal que haces
a cualquiera persona, apaga al Espíritu Santo en tu vida porque esto es pecado: y causa
dolor al corazón de Dios. De la misma manera, esas acciones causan dolor a tu
cónyuge, y apagan el amor entre ustedes. Lee todo el contexto de 1 Tesalonicenses
5:15-22.
Algunas parejas utilizan ambas formas de apagar el amor. No hacen nada para
mantener el fuego de su amor, y constantemente echan agua sobre lo poquito que
queda. ¡Tal matrimonio no puede durar! ¿Cómo puedes parar esta avalancha de
enfriamiento y alejamiento? ¡Sigue leyendo!
Muchas veces me preguntan, "¿Aún hay esperanzas de poder avivar el amor que antes
teníamos?" Dudan que se pueda restaurar el fuego de su matrimonio. Piensan que
demasiadas cosas han pasado que no pueden ser cambiadas. Pero la verdad es que, si
estás haciendo estas preguntas, ¡ya estás en el camino hacia un cambio! Sí: hay algo
que tú puedes hacer. Sí existe esperanza. ¿Pero qué puedes hacer?
Ahora: una palabra para ti si no has recibido en tu vida, en forma individual, a Cristo
como tu Salvador. Entonces este asunto es vital para ti. Tal vez no te des cuenta, pero
esto constituye el problema central de tu matrimonio. Sin Cristo, nadie puede ser el
esposo o la esposa que Dios quiere que sea. El amor que necesitas para resolver cada
uno de los demás problemas matrimoniales, es el amor de Dios: y sólo él te lo da. Si
tratas de amar a tu cónyuge con tu propio amor y en tu propia fuerza, siempre resultará
insuficiente. Los problemas actuales de tu matrimonio ilustran esta verdad. Si ahora ves
que este es el problema central, tienes que cambiar. Humíllate ahora mismo ante Dios,
y háblale. Pídele su perdón, y pídele que venga a tu corazón. Pídele que tome control de
tu vida y de tu matrimonio, que te llene con su Espíritu, haciéndote así el hombre o la
mujer que él quiere que seas.
Si ya quieres poner las cosas en orden, haz lo siguiente: toma un papel y apunta tus
faltas en tu matrimonio. Tienes que ser transparente contigo y con Dios. ¿Qué has
hecho que ha ofendido a tu cónyuge? ¿En qué aspectos no has obedecido la palabra de
Dios? ¿Hay algo que no has hecho, que muchas veces se te ha pedido hacer?
Ya que hayas identificado tus faltas, ve y pide perdón de tu cónyuge por esas faltas. No
empieces señalando las faltas de tu cónyuge; confiesa lo tuyo (Santiago 5:16). Esto
normalmente ablanda el corazón del otro, ayudando a estimular una respuesta parecida
en tu cónyuge, para que identifique también sus faltas. Si esto no sucede, anímale
amablemente a considerar sus propias faltas, examinándose como lo has hecho tú.
Debes aclarar que quieres cambiar el rumbo del matrimonio, y que solamente
solucionando estas áreas de conflicto podrán ver el amor florecer nuevamente.
4. Deja las acciones malas que has estado haciendo. Si quieres que se avive el
fuego del amor, tienes que dejar de echarle agua a las llamas. ¡Esto demostrará a tu
cónyuge que hablas en serio! Es indiscutible que, donde existe un verdadero
arrepentimiento en el corazón, siempre se demuestra en cambios definitivos en el
rumbo de tu vida. Si estás haciendo cualquiera cosa contraria a la palabra de Dios,
tienes que abandonar esa cosa. Tienes que cambiar tu egoísmo en sentido opuesto.
Pablo dijo que debemos hacer "obras dignas de arrepentimiento" (Hechos 26:20).
Esto significa dejar el abuso de tu cónyuge, ya sea físico o verbal. Pídele a Dios la fuerza
para controlar esa ira explosiva. Comienza a tener relaciones sexuales con regularidad.
Si existe una relación adúltera, abandónala hoy. ¡Eso es lo que significa el verdadero
arrepentimiento!
Así como mantienes un buen fuego mediante vigilancia y atención, también así tienes
que ser diligente, mostrando afecto y consideración. Es un trabajo de todos los días.
Pero el amor es así: ¡se esfuerza! Pablo lo llamó "el trabajo de amor" (1 Tes.1:3).
2.- No mientas. Sólo servirá para acabar rompiendo la relación. Lo mejor que puedes
hacer es hablar sinceramente, aunque a tu pareja no le guste pero, a veces, es
necesario hacerlo para reconstruir la confianza.
3.- No tengas secretos. Cuando estás en una relación no puedes esconder cosas
porque ello mata la confianza y , por tanto, la relación.
4.- Tu pareja tiene que sentirse segura contigo. Muéstrate cómo eres . Esto
produce seguridad para conocer tus reacciones y evitar crear falsas expectativas.
7.- No te dejes llevar por la rabia. Es lógico que te sientas mal ante la realidad y que
surjan emociones negativas como la rabia o la tristeza pero éste es el motivo por el
cual debes distanciarte, ir al fondo del problema y valorar la gravedad de las
consecuencias.
9.- Tu pareja comete errores, admítelo. Muchos pueden ser perdonados, si se pone
voluntad por su parte. Piensa también en los motivos que llevaron a la situación en la
que estáis. Piensa si no cometes errores. Todos somos humanos. Si pensamos que
nosotros “nunca lo haríamos”, deberíamos tener en cuenta que la vida tiene una forma
muy ingeniosa de demostrarnos que estábamos equivocados.
10.- Termina la relación con la tercera persona de forma clara y abierta, si ésta
es la causa de la desconfianza. Dicha persona es una parte muy importante de
vuestro problema de pareja. Además, piensa que engañar es totalmente una elección y
eres tú quién debe asumir su error respondiendo a todas las preguntas de tu pareja.
Piensa que para esa persona engañada es extremadamente difícil saber que, en algún
lugar, hay algún otro hombre o mujer que sabe de su relación al menos tanto como
ellos mismos.
11.- Quédate al lado de tu pareja. Porque necesita solucionar las cosas contigo así
que tienes que estar disponible sentimentalmente. Y la presencia física puede ayudar
mucho ya que contrarrestará los sentimientos de que no la valoras, de que la haces
sentir el número uno, que le das atención, y le haces sentir seguro, de que no le vas a
volver a engañar.
12.- Sé paciente. La persona engañada estará realmente herida y, por tanto, si sales
corriendo tras él, lo único que vas a conseguir es que las cosas empeoren. Por ello,
paciencia… es la única forma de recuperar la confianza.
13.- Comprensión. Debes empatizar con tu pareja para hacer frente a la situación.
14.- Sé constante. Intenta hacer todo lo posible por rectificar la situación, sin
vacilaciones y de una forma constante. Y pensando que tienes que empezar desde cero
para recuperar la confianza perdida.