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Un segundo problema con las encuestas es el sub-reporte, que resulta de informantes que
tienden a responder el cuestionario con ingresos inferiores a los que realmente reciben,
debido a una diversidad de razones que incluyen ignorancia o conocimiento incompleto de
los ingresos de algunos miembros del hogar, la no identificación de determinadas fuentes de
ingreso (por ejemplo, si una señora que vende quesadillas se come algunas, ellas deberían
contar como parte de su ingreso), temor de beneficiarios de programas sociales a ser
excluidos de los beneficios de los mismos, suspicacia respecto de las consecuencias fiscales de
declarar su verdadero ingreso y miedo a ser víctimas de la delincuencia, entre otras posibles
causales.
Ilustración 1. Ingreso corriente total promedio por hogar. Pesos al trimestre (precios constantes de 2014).
Fuente: Cálculos propios con información del INEGI: Sistema de Cuentas Nacionales de México (SCNM) y Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los
Hogares (ENIGH).
Esta diferencia entre fuentes ha invitado a diversos esfuerzos de conciliación que buscan
recuperar la consistencia macroeconómica del ingreso promedio reportado por las cuentas
nacionales con el detalle microeconómico de la distribución captada por las encuestas. Por
ejemplo, como paso previo a la medición de la pobreza en América Latina y El Caribe, la
CEPAL ha usado por muchos años la metodología desarrollada por Altimir (1987) para
“ajustar” a Cuentas Nacionales los ingresos de los hogares provenientes de las encuestas
generadas por las autoridades estadísticas de los países de la región. Asimismo, la OCDE y el
Grupo de Expertos de Alto Nivel (sucesor de la Comisión Stiglitz-Sen-Fitoussi), el Instituto de
Compromiso por la Equidad (Commitment to Equality), y la Escuela de Economía de París,
entre otros, han estado trabajando para desarrollar “cuentas nacionales distributivas”. Para el
caso específico de México, ha habido un renovado interés en el tema en los últimos años, con
trabajos como los hechos por Campos, Chávez y Esquivel (2014), Bustos (2015), Jorda y Niño-
Zarazúa (2016), Bustos y Leyva (2016 y 2017), Del Castillo (2017), así como por Reyes, Teruel y
López (2017) y Cortés y Vargas (2017), entre otros.5
Similarmente, notamos que el ingreso promedio del 10% de los hogares ubicados en la parte
más alta de la distribución sería en realidad de más de 55 veces el del 10% de los hogares con
menores ingresos, cifra claramente superior a la de alrededor de 25 veces que sugieren los
datos de la ENIGH. Asimismo, el modelo nos dice que el 1% de los hogares con mayores
ingresos concentra entre 19% (2012) y 22% (2014) del ingreso corriente total de los hogares
del país. Similarmente, el 0.1% con más ingresos se quedaría con entre 6.5% (2012) y 8.6%
(2014) del ingreso corriente total y el 0.01% acapararía entre 2.0% (2012) y 3.2% (2014) del
total. Finalmente, el 1 millonésimo con más ingresos recibe entre 0.2% (2014) y 0.4% (2012)
del ingreso corriente total de los hogares, es decir, entre 2000 y 4000 veces más lo que le
correspondería dada su participación en el total de hogares. Es importante señalar que no
tiene sentido comparar estas cifras con las que sabemos subestimadas de otros países o
regiones.
Ilustración 2. Gini
Fuente: Cálculos propios con información del INEGI: Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) y Sistema de Cuentas Nacionales de
México (SCNM); y del Sistema de Administración Tributaria (SAT).
Pobreza
Un resultado importante del modelo es que sugiere que la brecha entre el ingreso captado
por la encuesta y el que deberían reportar los hogares ocurre a todo lo largo de la
distribución, de manera que existe incluso entre los hogares con menores ingresos, si bien es
cierto que la tasa de sub-reporte (y por ende su valor absoluto) es mayor a medida que se
consideran hogares con mayor ingreso, tal como se observa en la ilustración 3, en la que se
muestra, para cada decil de hogares, el ingreso reportado por la ENIGH 2014 y el reportado
por MPVR para ese año, así como la brecha correspondiente (todos en billones de pesos).
Ilustración 3. Ingreso corriente total trimestral por decil. 2014 a precios corrientes.
Fuente: Cálculos propios con información del INEGI: ENIGH y SCNM; y del SAT.
Decimos que disminuiría hasta en esos máximos porque la estimación de las líneas de
bienestar de CONEVAL está construida a partir de criterios que toman en consideración el
ingreso de los hogares,8 por lo que esta reestimación del ingreso de la parte baja de la
distribución supondría un posible desplazamiento hacia arriba del valor de las líneas de
bienestar, aunque desproporcionadamente más pequeño que el incremento del ingreso,9 por
lo que podemos asegurar con un razonable grado de confianza que la incidencia de pobreza
monetaria sería menor hasta en un máximo de los puntos señalados.
Ilustración 5. Porcentaje de hogares con ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo.
Fuente: CONEVAL. Cálculos propios con información del INEGI: ENIGH y SCNM; y del SAT.
Conclusiones
Estos hallazgos tienen un gran potencial para una diversidad de propósitos que ciertamente
incluyen el calibrar mejor nuestra estrategia nacional de recaudación fiscal y dirigir mejor la
política social. Antes que ello, sin embargo, estas cifras muestran la importancia de fortalecer
la investigación que nos permita generar soluciones originales orientadas a minimizar en todo
lo posible las limitaciones de las encuestas, incorporando las mejores prácticas
internacionales y los desarrollos más pertinentes provenientes de la academia y los centros de
investigación. Al mismo tiempo, los resultados ofrecidos y las técnicas utilizadas muestran la
ventaja que ofrece la combinación de distintas fuentes en el marco de un modelo articulador
que permita lograr una visión más integral y más realista del fenómeno que se estudia.
Pensamos que el tema aún dista bastante de estar debidamente resuelto. En este sentido, es
claro que es importante seguir mejorando de manera ordenada, planeada y cuidadosa las
encuestas destinadas a medir la distribución del ingreso, pero es igualmente claro que la tarea
de medición no termina con las encuestas levantadas en los hogares. Ahí apenas empieza.
Bibliografía
Altimir, O. (1987). Income distribution statistics in Latin America and their reliability. Review of
Income and Wealth, 33(2), 111-155.
Bustos, A. (2015). Estimation of the distribution of income from survey data, adjusting for
compatibility with other sources. Statistical Journal of the IAOS, 31(4), 565–577.
Bustos, A., y Leyva, G. (2016). Hacia una estimación más realista de la distribución del ingreso
en México. Este País. Recuperada el 21 de agosto de 2017, desde http://bit.ly/2wXx7g9
_______ (2017). Towards a More Realistic Estimate of the Income Distribution in Mexico.
Latin American Policy, 8(1), 114-126.
Campos Vázquez, R. M., Chávez Jiménez, E. S., y Esquivel Hernández, G. (2014). Los Ingresos
Altos, la Tributación Óptima y la Recaudación Posible. Primer lugar, Premio Nacional de
Finanzas Públicas 2014. México: H. Congreso de la Unión.
Cortés, F., y Vargas, D. (2017). La evolución de la desigualdad en México: viejos y nuevos
resultados. Revista de Economía Mexicana. Anuario UNAM, 2(2). Obtenido de
http://bit.ly/2wC1Fle
Del Castillo, M. (2017). Income Inequality in Mexico, 2004–2014. Latin American Policy, 8(1),
93-113.
Jorda, V., y Niño-Zarazúa, M. (2016). Global Inequality: How Large Is The Effect Of Top Incomes?
2016/94. Helsinki: UNU-WIDER.
Reyes, M., Teruel, G., y López, M. (2017). Measuring True Income Inequality in Mexico. Latin
America Policy, 8(1), 127-148.
cuestionario.
2 Una discusión más detallada sobre el alcance de las Cuentas Nacionales como referente
3 No se descarta que las encuestas pudieran también sufrir de algún tipo de truncamiento en
la parte más baja de la distribución del ingreso, debido, por ejemplo, a que grupos de
población extremadamente pobres puedan quedar fuera del marco de viviendas del que se
selecciona la muestra, presumiblemente por no habitar en alguna vivienda, sino en la vía
pública, en cuevas u otro tipo de refugios difíciles de ubicar o de carácter no permanente.
Sin embargo, no tenemos conocimiento de que una situación de esta naturaleza esté
documentada para el caso de México.
4 La brecha registrada en México es la más alta entre los países miembros de la OCDE
5 Una visión panorámica del debate en torno a la nueva generación de investigaciones que
7 El SAT ha puesto estos registros a disposición del público en general a partir de agosto de
2017.
8 Aunque lo que toman en cuenta es más la posición relativa de los hogares que constituyen
del ingreso.
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