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DOCENTE:
Dr. CANDELARIO FERNÁNDEZ AGRAZ
COLOMBIA – MEDELLÍN
DICIEMBRE 17 DE 2018
INTRODUCCIÓN
El propósito del presente trabajo es describir y analizar la forma como las políticas
gubernamentales abordan el desafío de la equidad en la Educación Superior y las
direcciones que caracterizan contemporáneamente su evolución, especialmente en
el ámbito de los esquemas de apoyo estudiantil.
Tal como establece la UNESCO (2005), la opción de cada persona a tener acceso
a la educación terciaria en las sociedades democráticas se basa en el
reconocimiento de la diversidad en los derechos humanos. En esa perspectiva, la
Educación Superior ha de ser concebida como un bien público social, un derecho
humano y universal y un deber del Estado (UNESCO/IESALC, 2008). Todavía más,
tanto en la declaración de la Conferencia Regional de la Educación Superior en
América Latina y el Caribe (UNESCO/IESALC, 2008) como en la Conferencia
Mundial (UNESCO, 2009) se establecen, en términos prospectivos, los retos y las
oportunidades que se plantean en la Educación Superior de la región, a la luz de la
integración regional y de los cambios en el contexto global. El objetivo es configurar
un escenario que permita articular, en forma creativa y sustentable, políticas que
refuercen el compromiso social de la Educación Superior, su calidad y pertinencia,
y la autonomía de las instituciones. Esas políticas deben apuntar al horizonte de
una Educación Superior para todos y todas, teniendo como meta el logro de una
mayor cobertura social con calidad, equidad y compromiso con nuestros pueblos.
Para Cortés (2011) la desigualdad frena el desarrollo económico porque los actores
carentes de conocimiento y capacidad de inversión toman decisiones equivocadas
que solo rinden beneficios parciales. Sin embargo, el desarrollo económico no
puede centrarse en buscar ganancias monetarias porque la economía es solo un
instrumento para el desarrollo humano. El propósito de una política regional y
nacional equitativa e inclusiva, debe crear la posibilidad de que la gente tenga una
vida plena, desarrollando su potencial y dignidad, para que pueda tomar decisiones
y construir su futuro (Nussbaum, 2011).
Para ilustrar lo anterior, el informe elaborado por Poggi 1 ofrece datos que señalan
avances muy evidentes en las tasas de escolarización del grupo de 15 a 17 años
entre 2000 y 2010 en la mayor parte de los países latinoamericanos; primero en
Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y México, y en años más recientes, en Bolivia,
Ecuador, Perú y Venezuela. Además, las cifras también muestran un aumento de
cinco puntos porcentuales en los jóvenes entre 18 y 24 años que asisten a la
1
Margarita Poggi, directora del Instituto Internacional de Planeación de la Educación (IIPE-UNESCO), ofrece
un panorama de las tendencias generales de la educación a nivel regional, en: “La educación en América
Latina: logros y desafíos pendientes”, publicación que permite contar con un marco comparativo de los
sistemas educativos de la región.
educación superior. En esta situación se destacan Costa Rica, Chile, Ecuador,
Paraguay, Perú y Venezuela, en los que se observan aumentos de 10 puntos o más
en este nivel durante el período antes mencionado. La diferencia entre este grupo
de países es notable, ya que en el 2010 algunos de ellos presentaban niveles de
asistencia mayores al 30% como en Argentina, Bolivia, Costa Rica, Chile, Ecuador
y Perú, en tanto que otros registraban tasas menores al 20% como en el caso de
Brasil, el Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. México, por su parte alcanzó
el 30% en el 2012.
Ante este contexto, las preguntas que es necesario responder son, entonces: ¿si la
ampliación de la oferta educativa y del presupuesto correspondiente está
beneficiando con igualdad a los distintos grupos sociales? ¿Cuáles son los factores
que impactan la distribución de los recursos educativos, principalmente en el nivel
superior? ¿En qué medida dichas diferencias en la distribución de los recursos
educativos se relacionan con las asimetrías entre las posiciones de los individuos o
grupos en el contexto de los países de América Latina?
Pero este criterio no puede considerarse como el único para determinar sí los
sistemas educativos se están democratizando. Hay otra serie de indicadores que
permiten, por un lado, analizar los avances y los logros de la situación educativa de
la región y señalar el camino sobre el cual las políticas educativas deben transitar
con mayor intensidad; por otro, hacer una evaluación de la justicia de un sistema
educativo, es decir, un análisis de las desigualdades y brechas en las tasas de
acceso de los estudiantes según factores como como el nivel socio-económico de
las familias de las que provienen los alumnos, el área de residencia (urbano o rural),
el género, o la pertenencia a pueblos originarios o afrodescendientes.
CONCLUSIONES
Para reducir la desigualdad educativa se deben contrarrestar los procesos de
exclusión, discriminación y desigualdad que se producen no sólo en la región
latinoamericana, sino también dentro del sistema educativo colombiano. Aumentar
la cobertura sobre todo en las zonas rurales y departamentos más aislados, mejorar
la calidad de la educación a través de la capacitación constante a los docentes,
mejorar la focalización de los programas educativos para que estos alcancen a los
más pobres y en especial que exista una eficiente planificación, seguimiento y
evaluación de los planes y programas de los diferentes sistemas educativos, siendo
parte de los aspectos a tomar en cuenta para reducir la desigualdad educativa en
AL-C.
Se deben maximizar los esfuerzos para que todos los grupos y estratos sociales
tengan igualdad de oportunidades educativas que permitan, o al menos propicien,
la reducción de las brechas sociales y que actualmente se acentúan más en los
países más pobres de la región.
Alianza Mundial para la Educación. (2014). 250 millones de razones para invertir en
educación: el caso de la inversión. GPE/Midastouch.
Unesco (1990). Declaración mundial sobre educación para todos y marco de acción
para satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje. París, Francia: Unesco.