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Don
Antonio
Chacón
Antonio Chacón nació en Jerez de la Frontera el 16 de mayo del año
1869, falleció en Madrid en 1929. Investigaciones de José Blas Vega
indican que Chacón es de padres desconocidos, siendo adoptado
por Antonio Chacón Rodriguez y a su esposa María Garcia Sánchez,
vecinos de la calle Sol nº 60, que los reconocieron como hijo y le
dieron sus apellidos.

Desde joven ayudó a sus padres en los trabajos de la zapatería


aficionándose enseguida al cante. Dijo en una entrevista
periodística:

"Yo creo que canto desde antes de empezar a hablar claramente,


cuando, yo niño, Jerez era la meca del arte flamenco. Se aprendía a
cantar y bailar al mismo tiempo de ir a la escuela, y no se hablaba
más que de Silverio, Curro Dulce y El Loco Mateo...."

1886 resultó un año clave en la vida de Chacón (según narra Javier


Molina en sus Memorias). En el 26 de Julio de ese año, celebró su
triunfo en la corrida de toros del día anterior en la Plaza de Toros de
Jerez, el diestro Manuel Hermosilla, en la Tienda La Rondeña, con
una fiesta que duró toda la noche y en la que cantaron El Mellizo y
Joaquin La Serna, causando el joven cantaor la admiración de
todos. Era una época de grandes figuras del cante y había mucha
competencia entre ellos, al mismo tiempo que respeto por la
sabiduria de los demás. Chacón cantó en Tablaos y Teatro, Plaza de
Toros y Verbenas, codeándose con los mejores de la época, el
maestro Patiño, Enrique El Mellizo, su hermano Mangoli, Enrique
Ortega El Gordo, en Cádiz fue donde al no atreverse a cantar
Seguiriya, según dijo por no quedar mal delante de tantos maestros,
fue que cantó por Malagueñas, a partir de ese día se entabló una
competencia a ver quién hacía mejor ese cante con Enrique El
Mellizo, detalle que fue famoso y motivo de muchos contratos.

En el otoño de 1886, Silverio le contrata para actuar en su café


cantante sevillano, cobrando veinte pesetas de sueldo, algo que
ningún cantaor había cobrado en Sevilla, según Fernando el de
Triana, que dijo que ningún cantaor de la época prescindieron de
sus derechos de antigüedad y acordaban cantar por delante de
Chacón pare ser escuchados e indiscutiblemente aplaudidos, pues
al terminar Chacón la primera sesión quedaba el salón vacío, hasta
que no empezaba la segunda sesión. Ocho meses seguidos cantó
Chacón en el Café de Silverio. Después de cantar en Málaga, vuelve
a Sevilla para hacerlo en el Café del Burrero, durante sesenta días,
con tal éxito que Silverio tiene que cantar en su café pese a estar
retirado, para salvar a la clientela. Paseó su arte por toda España, y
sería muy largo mencionar todos los sitios en los cuales cantó con
todo éxito de público y de critica.

Por ejemplo, dijo Julián Pemartin:

"Su despierta y delicada sensibilidad absorbía y se sumergía en toda


la hondura y desgarramiento del cante antiguo, que en su poderosa
voz, sabiamente modulada, subió a cumbres hasta entonces no
conseguidas, al mismo tiempo que su rigor artístico lo limpiaba de
asperezas y oscuridades artificiosas, llevándole hasta los labios
sinceramente sedientos de aquel recóndito hontanar como un sorbo
de agua clara en la palma de la mano. Aquellas ventanas que dejó
entreabiertas Silverio, las abrió Chacón de par en par, evitando para
siempre que el cante, enfermo de narcisismo y sofocado por
hermetismos interesados, degenerara hacia lo esperpéntico sin otra
salida que la corrupción y la muerte. Pero no fue de menor
importancia el influjo de Chacón en la otra vertiente: la afluencia del
folklore andaluz al cante. Aquí Chacón hizo más que continuar y
consolidar. Aquí Chacón fue creador."

Dijo Manuel Siurot:

"El cante de don Antonio era como néctar generoso, catedral gótica.
Meca de todos los que han cerrado los ojos delante de una guitarra.
Ideal de todos los idealistas y cumbre de un arte inmortal."

Francisco J. Urci:

"Fue en el cante jondo maestro y árbitro, de máximo prestigio.


Chacón tenía propsapia de gran cantaor que amaba el arte por el
arte mismo. Fue maestro sin haber tenido antecesores y bien
mirado, tampoco dejó discipulos. Durante más de medio siglo,
ostentó el primer puesto entre los cantaores del auténtico cante
jondo o grande."

Antonio de la Villa escribió:

"En España hubo un definidor, el único: El Maestro don Antonio


Chacón. Ni Curro Dulce, ni Silverio, ni Mellizo, ni Juan Breva, que
fueron oficiantes y de peso, pudieron llegar a don Antonio. Ni ciencia
ni arte. Inspiración divina es el cante. Para don Antonio Chacón- y al
maestro sin esa reverencia del don - se ha pasado del período
romántico del cante grande y se ha caído en la industria del cante
que es el chico."

La figura de Chacón, un tanto pretérida en los últimos tiempos, ha


sido reivindicada por José Blas Vega en su libro Vida y Cante de
Don Antonio Chacón, que obtuvo el I Premio "Demófilo" convocado
por el Ayuntamiento de Córdoba.

Las grabaciones que se conservan de su cante son


desgraciadamente de la última época de su vida, cuando no estaba
en plenitud de sus facultades puesto que su salud era muy precaria.

Datos extraidos del Diccionario Flamenco


de Jose Blas Vega y Manuel Rios Ruiz
Cinterco - 1985.

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