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“Como clase, las mujeres jamás subyugamos a otro grupo; nunca emprendimos

guerras de conquista en nombre de la patria. Jamás participamos en una decisión

para anexionarnos el territorio de un país vecino, ni combatimos por mercados

extranjeros en costas remotas. Esos son los juegos de los hombres, no de

nosotras. No queremos ser ni opresoras ni oprimidas. La revolución de las mujeres

es la última de todas las revoluciones”. Susan Brownmiller, periodista y teórica

feminista estadounidense.

Hoy en Puebla las mujeres decimos: ¡Alto ya y para siempre a la violencia contra
nosotras!

¡Alto a los coscorrones a las viejas cabronas por parte del gobierno de Mario
Marín!

¡Alto a las desapariciones de 3 323 mujeres que nadie ve y a nadie le importan,


empezando por el gobierno del estado y su procurador inútil!

¡Alto a la simulación de los gobiernos federal, local y municipal, cuando dicen que
se certifican en un modelo de equidad de género que sólo oculta las inequidades,
que simula un cambio y que nos ofende!

¡Alto a la misoginia rampante en los medios de comunicación, a los estereotipos


de género a la violencia simbólica de la publicidad capitalista que nos somete y
nos hunde en roles fuera de la realidad!

¡Alto a la violencia sistemática de la Iglesia Católica y de los grupos conservadores


contra nuestros cuerpos y nuestras decisiones, contra nuestra inteligencia y
nuestra libertad!

¡No nos haremos a un lado, no caminaremos para atrás. Escúchenlo bien!


Este sexenio que termina ha sido una época oscura para las mujeres poblanas. El
Estado y los tres niveles de gobierno han permitido que nos desaparezcan, nos
golpeen, nos humillen, nos vendan, nos exploten, nos infecten, nos maten. En
todos y cada uno de los espacios públicos y privados.

Y la factura se las pasaremos muy pronto: porque estamos aquí. Estamos vivas y
estamos fuertes a pesar de la necrocracia que impera en México. Nosotras, las
mujeres de este país, las ciudadanas, estamos sacando a flote este desastre
patriarcal.

No queremos más discursos ni simulaciones: no aceptamos que el Instituto


Nacional de las Mujeres certifique a la Procuraduría General de Justicia del estado
en el modelo de equidad de género, cuando esa procuraduría encabezada por
Rodolfo Igor Archundia no ha movido un dedo por las más de tres mil
desaparecidas en el estado. No persigue a tratantes de mujeres, niñas y niños, no
mueve un dedo por no sobrevictimizar a las mujeres que han sido violadas,
persigue a niñas y jóvenes que han abortado y nos criminaliza a todas.

¿Con qué cara el Instituto Nacional de las Mujeres certifica a esta institución
misógina en su raíz?

¿O al ayuntamiento de Puebla, encabezado por una feminista de postín, de


discurso, de voz firme pero actos absurdos e incongruentes? Que un día trae a
mujeres distinguidas y al otro le da 20 mil pesos a un misógino, que hoy hace un
seminario sobre masculinidades y en cinco días trae al Borrego Nava —acusado
de misógino por muchas feministas reales en México— a mostrarles a los jóvenes
poblanos cómo ser machitos de verdad a través de su humor elemental, insultante
y cavernario. Esas son las acciones que Blanca Alcalá hace por las mujeres, sobre
todo las jóvenes, de Puebla.

Pero esa ha sido la tónica de todo el sexenio: los coscorrones a las viejas
cabronas. Lo dijo ese cínico, cultivador de la estulticia y ladrón que es Mario
Plutarco Marín Torres. No te perdonamos y no lo olvidaremos jamás. No solo por
Lydia Cacho, sino por cada una de nosotras que sufrimos tu sexenio de simulación
e impunidad.

¿Y el Instituto Poblano de las Mujeres?

Brilla por su ausencia, por su complicidad, por sus inacciones, por su simulación y
por su perfil bajísimo. América Soto, a costa de no perder su chambita, se ha
hecho a un lado, dejando a la institución encargada del tema en el ridículo y en la
ignominia a las mujeres.

Y no olvidaremos tampoco el pacto que el Partido Revolucionario Institucional, el


Partido Acción Nacional y la Iglesia Católica hicieron para aplastar aún más los
derechos reproductivos de las mujeres poblanas con su reforma al artículo 26 de
la Constitución Política del Estado.

Pacto que refrendan los demás partidos políticos: Convergencia, el de la


Revolución Democrática y el Partido Nueva Alianza al decir que este tema no está
en su agenda aliancista electorera. Por eso, nos siguen tratando como a
ciudadanas de quinta. Les decimos: las ciudadanas de Puebla somos más fuertes
que los partidos políticos y su violencia institucional y sistemática contra nosotras.
Porque ustedes se irán pero nosotras perduramos y vivimos en este estado que es
nuestro, no suyo.

Aunque nos quieran hacer invisibles, cuota de poder, cuota electoral, aquí
estamos: obsérvenos en cada una de estas luces, en cada uno de estos fuegos y
sepan, aquí estamos firmes, de pie, luchando mano a mano por cada uno de los
derechos que nos han negado.

Por ello también condenamos la inacción de la Comisión de Derechos Humanos


del estado de Puebla, porque sólo ha simulado actuar en todos estos casos que
denunciamos. Se ha aliado a los enemigos de los derechos humanos que
despachan en la PGR y en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; su
titular, Marcia Maritza Bullen Navarro, es el mejor ejemplo de lo que ya hace
tiempo nos decía Simone de Beauvoir: no se nace mujer, se llega a serlo. Y para
llegar a serlo hacen falta acciones congruentes no discursos cursis y vacíos.

Y la cereza del pastel: mientras la esposa del gobernador electo Rafael Moreno
Valle Rosas, Martha Erika Alonso, daba un discurso políticamente correcto sobre
la violencia contra las mujeres, los guaruras de su marido comandados por
Marcelo García Almaguer, golpeaban a dos mujeres periodistas justo ayer. Aún no
tienen el poder y ya también dan coscorrones a las periodistas.

¿Y Marcelo García Almaguer tendrá su cargo público o será castigado por ser el
autor intelectual de las agresiones? ¿Ustedes qué creen que pase? La repetición
de lo mismo. El mismo héroe de la película, pero disfrazado de demócrata.

70 por ciento de las mujeres mayores de 15 años en Puebla han sufrido violencia
en sus propias familias o por parte de sus parejas, en sus trabajos y escuelas.

53 por ciento de los embarazos adolescentes ocurren durante la primera relación


sexual en Puebla y 23 por ciento de mujeres jóvenes no utilizan ningún método
anticonceptivo.

La tasa de muertes maternas es de 76.60. Somos el cuarto peor estado en


atención materna.

Exigimos saber cuál es la política pública propuesta por el gobierno y el congreso


electos ante este panorama desolador.

Ante este escenario no queda más que la indignación y el llamado a organizarnos


y a no permitir nunca más un acto de violencia de ningún tipo en nuestra contra.
Llamamos a la solidaridad, al acompañamiento. A construir un estado y un país
diferente que se construya en la equidad, en la no violencia, en la democracia
participativa, en la justicia y en la igualdad.

A cien años de la revolución mexicana exigimos un cambio en el modelo, otra


revolución: no queremos el poder. Queremos otra forma de ejercerlo; no queremos
sangre, queremos vida digna;, no queremos venganza queremos justicia.
¡Si golpean a una nos golpean a todas!

¡Alto a la violencia contra las mujeres poblanas!

¡Alto a la impunidad!

¡Alto a la simulación!

¡Las queremos vivas!

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