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La torre Eiffel, construida por el ingeniero Gustave Eiffel, tiene 330 metros de
alto y fue inaugurada en 1889.
Aquí, se suma otro rema: la construyó el ingeniero francés Gustave Eiffel.
La estructura semántica (es decir, de sentido) que tenemos hasta el momento se puede
graficar así:
Añadimos información:
La torre Eiffel, construida por el ingeniero Gustave Eiffel, tiene 330 metros de
alto y fue inaugurada en 1889, año del centenario de la Revolución Francesa.
Aquí, un rema (1889) se convierte en tema (información conocida) sobre el que se informa
algo nuevo (rema): en 1889 se cumplieron 100 años de la Revolución Francesa.
Algunos autores prefieren los conceptos de tópico y comento en vez de tema y rema
respectivamente.
Muchas veces el tema coincide con el sujeto de la oración y el o los remas con las partes del
predicado pero no siempre es así. En español y en la mayoría de los idiomas, la estructura
típica de una oración es Sujeto-Verbo-Objeto (SVO): “Juan visitó a su tía”. Pero si
quisiéramos destacar que Juan visitó a su tía y no, por ejemplo, a su primo, podemos
colocar esa información al comienzo. Existen procedimientos sintácticos que nos
permiten frontalizar (es decir, colocar al principio de la oración) información nueva: “A su
tía, visitó Juan”. En este caso el tema (Juan) está al final mientras el rema (visitó a su tía)
se ha movido al comienzo.
Mac Carthy y Carter destacan la importancia de analizar la progresión temática para
establecer la coherencia de un texto, ya sea que estemos leyendo o corrigiendo un texto
propio. Señalan, por ejemplo, que si marcamos en un texto los temas de la progresión
temática podremos saber de qué se trata un texto. Veamos un fragmento de esta entrada:
Con solo echarle un vistazo, sabremos que ese párrafo habla sobre el texto, el sentido, el
desarrollo de las ideas, etcétera. Marquemos ahora temas y remas en ese fragmento: