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93-1 | 2007
tome 93, n° 1
Edición electrónica
URL: http://journals.openedition.org/jsa/6383
DOI: 10.4000/jsa.6383
ISSN: 1957-7842
Editor
Société des américanistes
Edición impresa
Fecha de publicación: 1 diciembre 2007
Paginación: 49-72
ISSN: 0037-9174
Referencia electrónica
José Andrés Alonso de la Fuente, « Proto-maya y lingüística diacrónica. Una (breve y necesaria)
introducción », Journal de la société des américanistes [En línea], 93-1 | 2007, Publicado el 15 junio 2012,
consultado el 14 noviembre 2019. URL : http://journals.openedition.org/jsa/6383 ; DOI : 10.4000/jsa.
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Proto- 1\1aya11 and diacliro11ic li11g11istics. A (b rie/ and 11ecessmJ•) i11troductio11. The goal
of this papcr is to underline the importance o f the diachronie linguistics and the
possibilities which it offcrs from the interdisciplinary perspective. The eo-operation
with archaeology a nd history seems to be specially product ive and successful, as it will
be show here. ln additio n, the Mayan case is exccpt ional , in fac! unique a mong the
American native la nguages, because of its old writte n record s, as well as the richness of
documents during the Colonia l times. [Key words: diachronie linguistics, philology,
Mayan la nguages, interdisciplinary work.)
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I NTROUUCCIÔN
No son pocos los que, aun siendo especialistas (no lingüistas) en la materia,
consideran que las lenguas amerinclias son los restos culturales de un gra ndisimo
naufragio del que no se ha conservado pràcticamente nacla a nive) lingiiistico y
que por Io tanto el ùnico aspecto que merecc a lgùn tipo de atcnci6n es el
sincr6nico por encima del diacr6nico 3 . Esto contrasta sin duda a lg un a con la
labor llcvada a cabo por los otros especia listas (lingüistas) que decidieron y han
deciclido cledicarse a l estuclio de las lenguas ameri nclias. Es tan prolifica y abun-
dante la bibliografia sobre la lingüistica hist6rica entre las lenguas ame rindias
que Lyle Campbell (1997b, pp. 429-482), en un increiblemente ùtil mo nogràfico
sobre el tema dedica màs de 50 pàginas a citar los trabajos mas basicos y
elementales sobre la cuest i6 n 4 .
En este sentido, el caso de las lenguas mayas es muy especial. La bibliografia
rclativa a la diacronia de estas leng uas es inmensa, no todo Io que debiera, pero
cubrc las exigencias minimas que pueclen solicitarsc de una gra n familia lingüis-
tica. Esto ha sido posible no por caprichosos designios del azar, sino porque
detras de todos esos escritos existe un a base muy s61ida de la que muchos han
sabido tomar ventaja. En primer luga r, se dispone de una amplia documentaci6n
nativa y no nativa, adaptada a la o rt ografia castella na, que comienza en el siglo
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xv1y que continùa hasta nucstros <lias. Esto constituye sin duda una ventaja de la
que no disponc cl invcstigador de o tras familias lingüisticas amerindias. Todas y
cada una de las lcnguas mayas han sido ya objeto de descripciones gra maticalcs,
confccci6 n de diccionarios, a nto logias 5 , etc. A esto deben sum arse las inscrip-
cio ncsjcroglificasdel mayaclasico, queseremontanalmenos hastael siglo 111 d. C., y
que por el momento reflejan cuatro lenguas distintas: cho la no o riental clasico
(anccstro del cho lti y del ch'orti' modernos), cho lano occiden tal clasico (vincu-
lado al chol y cho ntal modernos), yucatcco clasico (con variedades dialectales
que probablemente estan indicando las formas a ntiguas del y ucalcco por un lado
y del itzaj y mo pan por el otro) y el tzeltalano clasico, cuyos rasgos pueden
idcntificarse con las va riedades contemporaneas del tzotzil-tzelta l 6 . Ademas se
dispone de Ios c6dices de Dresde 7 , Madrid y Paris, que contienen informaci6n
esencial a todos los niveles y cuya caracterizaci6n lingüistica esta todavia por
determina r, aunque parece seguro que cada uno refleja una variedad maya
distinta que oscila entre lenguas cholanas y las lenguas yucatecas 8 . La combina-
ci6n de estos dos hechos, sin parangon en el rcsto del continente a mericano,
posibilita tra za r una histo ria ciertamente dilatada de las leng uas mayas y por Io
ta nto, se ofrece la posibilidad de poner en practica el cjcrcicio de la lingüistica
hist6rica en las mejo res condiciones 9 . Siendo ésta la situaci6n, es inexcusable que
cl mayista no posea unas nociones siquiera elementales de lingüistica hist6rica.
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ellos. Mient ras que el k'iche', yucateco y cakchiquel son hablaclos por algo mas de
un mi116 n de personas cacla uno, al menos cinco son utilizadas po r men os de cinco
mil y se encucntran en serio pcligro de desapa recer: teco, uspa nteco, lacancl6 n,
mo tozintlcco y sobre toclo itzaj . Po r el momento, han desaparecido con seguridad
clos: chicomucelteco y cholti 14 .
La clasificaci6 n interna exacta sigue siendo motivo de debate y el siguiente
cuadro (véase también Figura l ) no hace otra cosa que recoger la version mas
aceptada 15 .
-0
Fm. 1 - Mapa lingiiistico del area maya, segitn Wichmann y Rrown (2003) y redibujado por Georges
Clément.
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Alo nso de La Fuente PROTO -MAY A Y LINGÜtSTlCA DIACR6NICA
H uasteco 16
1. huastcco (tcenek) [I]
+
2. chicomucelteco (kabil) [2]
Yucateco-Maya central
Yucatcco
Yucateco-Lacand6n
3. yucateco [3]
4. lacand6u (4]
Mopan-Itza
5. mopàn (5]
6. itza (itza' o itzaj) [6]
Maya cent ral
C h'ola n-Tzelta l =Gran Tzeltal =Gran Tzotzil
C h'olan
Ch'ol-Chonta l
7. ch'ol (8)
8. chontal (yokot 'an) [7]
C horti-Cholti
9. ch'orti' (chorti) [9]
+
1O.
Tzelta l-tzotzil
cholti (1 O]
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JOURNAL DE LA socrÉTÉ DES AMÉR IC ANISTES Vo l. 93-1, 2007
Una gran parte de los términos que aparecen en el cuadro son de proccdencia
nahuatl, como bien indica e l sufijo derivativo -/tëka/ « ser h abita nte de », p. ej.
huasteco <w<Ïs- « guaje ( Crese11tia cujete) » + -/tëka/, chicomucelteco
</cikom(e)-/ « siete » + ocë/o- /6sël6-/ « ocelote » + /-tëka/, c honta l </eontal-/
« ex tranjero », acateco < /aka-/ « junco, cana » + /-tëka/, jacalteco < /fa?a l/
«caba na » + /-tëka/, motocintlec < /moto?-/ « ardilla » + -tzi11 diminutivo +
/-t'a?/« lugar donde es abundante » + /-tëka/, uspanteco </ocpa n-/ « re ta ma » +
/-tëka/, sacapulteco <saka « hierba » + -pol aumentativo + /-tëka/ o sipakapense
<sipak « aligator, a nimal sobrenatural » + <Ïpan « rîo ». El rcsto clerivan de la
lengua a la que denominan, p. ej. ch(')ol </C'ol/ « indio » 19, tojolabal <toli-ol
« recto, firme, correcto » + ab'al « lengua », q 'eqchi' <q'eq « negro » + /ci?/
« boca, lengua », k 'ic he' </k'ï(h)-/ « muchos » + /ce?/ « arbo l », mam es 111<Ï111
« abuelo, niet o », caqchikë l <antiguo caqchikël kaq « rojo » + /Ci?/ « boca,
lengua », chuj </cüx/ « bano d e vapor ', tzo tzil <sotz' « murcielago » + -il sufijo
nominal 20 •
A partir de evidencias no men os peregrinas se han pretendido empa re ntar a las
len gu as m ayas con el arauca no, yunga, chipaya-uru, el penutio, hoka n, Je nca,
tarascan, huave, mixe-zoque [M Z] o totonaca. Ninguno de estos inte ntos es acep-
tado por los lingiiistas, Io c ua l, sin embargo, no ha evitado que alguna filtraci6n
err6nea llegase a importantes t rabajos sobre mayistica. Sin ir mas lejos, Ruz
Lhuillier ( 1989, p. 13) escribia que « [t)odas estas lenguas [mayas], segù n Swadesh ,
formabanjunto con el le nca y el xinca, de H o nduras, E l Salvador y el sur de Guate-
ma la, el mixe de Oaxaca y el to tonaca de Veracruz, un mismo grupo que denornin6
" m acro m aya", el c ua l m ost raba conexio nes con otro g rupo lingüistico, el
" macroazteca " en que se e ncontraban las leng uas de la familia del na huatl. A su
vez, todas ellas quedaban comprendidas en el complejo tejido que constituyen las
le ng uas a merica nas, derivadas lejanamente de las le nguas asiâticas que hablaba n
los pobladores originales de contine nte americano ». Nada d e Io comen taclo en
este parrafo puede tomarse siquiera e n serio, ya que el trabajo de Morris (Mau-
ricio) Swadesh o Joseph H. G reenbe rg (1915-2001) en c ua nto a clasificaci6n de
lcnguas amerindias se refie re fue en su momento rechazado de piano 2 1.
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Alonso de La F ucntc PROTO-MAYA Y LTNGÜiSTICA üIAC RÔNIC A
1. Posesion nomina l, p. ej. pipit i-pë/11 ne tiikat « su-perro el hombre », es decir, «el
pcrro del hombre »;
2. Locativos formados a partir de raices nominales y pronombres posesivos tz'utujil
é-w-ï.\· « dctrùs de mi >>, donde é- « en, a », w- « mio, mi », ;:,· « cspa lda »;
3. Sistemas numera les vigcsimales;
4. O rden sintâctico VOS, VSO, SVO, es dccir, el verbo nunca debe aparccer en posici6n
final. Como consecueneia de cllo, no existen construcciones concordantes ent re verbo
y sujeto - objeto;
5. lnfinidad de calcos semant icos (expresiones prestadas palabra por palabra , como
por ejemplo inglés blue-blood ~ espa11ol sangre azul, o alemân St11r111geire/Jr ~ inglés
= =
assault rifle), p. ej. rodilla cabeza de la pierna, boa ciervo-serpiente,
huevo = piedra o hueso del pùjaro, etc.
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JOURNAL D E LA SOCIÉTÉ DES AMÉR IC ANISTES Vol. 93-1 , 2007
Es importante conocer estos datos, puesto que de este modo se evitan conclu-
sio nes erroneas acerca de posibles relaciones genéticas o de préstamos en dircc-
ciones erroneas. Recientes estudios han confirmado que cl ambito lingüistico de
esta regi6n coïncide plenamente con el cultural (Campbell et al. 1986; Kirchhoff
1943), algo no muy frecuente. Los aspect os tanto lingüisticos como culturales - al
menos los conocidos a través de evidencias materia lcs - debieron fo rmarse
durante el periodo mesoamericano preclasico (ca. 1.500 a .C. al 100 d. C.), con
posibles influencias olmecas. La existencia de estas areas permite identificar con
suma facilidad elcmentos extern os, Io cua l es de vita l importa ncia a la hora de
corroborar por ejemplo migracio nes o invasio nes, es decir, cuestio nes que se
alejan de Io meramente lingüistico, pcro a las cuales puede llega rse de forma
indirecta a través de esta disciplina .
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Alonso de La F uente PROTO -MAYA y LI NGÜ JSTICA DIAC R6NICA
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JOURNAL OE LA SOCIÉTÉ DES AMÉRICANISTES Vol. 93- 1, 2007
manifiesto que las culturas preclasicas fueron fundadas por diferentes grupos
étnicos no-mayas: Izapa es ling üisticamente MZ, al igual que Chalchuapa,
Kaminaljuyù y Abaj Takalik, ya que la opci6n maya es cuanto menas dudosa 28 .
*/p tY c è k q 7 li
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Alonso de La Fucntc PROTO-~IA YA Y LI NGÜJSTICA L>IACRÔNICA
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CoNCLUS16N
Con Io aqui expuesto se espcra haber demostrado que la ling üistica historica
no debe ser ignora dao infrava lorada. El est udio comparativo de cualquier tipo de
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Alonso de La Fuente PROTO-~IA YA Y LI NG ÜiSTICA ))JA CRÔNICA
lenguas es un proceso clave del que pueden extracrse todo tipo de conclusiones
ùtiles 110 solo para la propia lingüistica, sino para otra va riedad inmcnsa de
especialidades cientificas que desde luego no pueden pcrmitirse el lujo de pres-
cindir de los datos aportados por éste. Ademàs, resulta a todas luces obvio que en
una disciplina de estas caractcristicas el avance solo pucde llegar de la mano de
trabajos pluridisciplinares, dondc la suma de conclusiones obtenidas desde dis-
tintos puntos de vista confi rmarâ n, o rechazarà n, la vcrosimilitud de cua lquicr
propuesta . Por Io ta nto, cuanto mas completa sea la fonnacion del investigado r,
mejores serân los resultados a obtener y esto pasa sin duda a lguna por cl
desarrollo de un programa de estudios lingüisticos centrado en el aprendizajc y
a na lisis de lenguas nativas americanas, que de ningùn modo se conocen fragmen-
ta ria o parcialmente, tal y como afi nna el topico. *
• Manuscrit reçu en j anvier 2006, accepté pour publicat ion en décembre 2006.
NOTAS
Me g ustnria exprcsar mi màs sinccro agrad ccimicnto a los docto rcs Valcntina Vapnarsky, Jean-Michel
l Ioppan, Alfonso Lacadena, Soren \Vichmann y Miguel Figueroa-Saavedra, que ha n revisado y
corrcgido pacicntemente las \'Crsioncs prcliminares de este cscrito. Asimismo, las indicacioncs aporta-
das por dos lcctorcs an6nimos de la rcvista han rcsultado ser de un inmcnso valor. Huelga decir que
cualquier error queda bajo mi e ntera y absoluta rcsponsabilidad .
1. Evitcnse las formas incorrcctas ••111aycce11se, ••111aya11ce o ••111aye11se, a l ser maya sustantivo y
adjetivo a l mismo ticmpo.
2. La situaci6n empcora si se tiene en cuenta la act itud académica entre los siglos xvt y XVIII, do nde
el aprcndizaje de cua lquier lengua nativa, en especial las mcsoamcricanas, estaba a l akance de
cualquier interesado, dada la existencia incluso de càtcdras que ofrecian estos scn•icios. Stunese a esto
cl intcrés que los soberanos cspaiiolcs, asi como las entidadcs cclcsi;\sticas, mostraban a nte tal riqueza
lingüistica, la cua l veian como un ,•chiculo de expansion politica, ccon6mica y re ligiosa, mas que como
un obstùculo para llcvar a cabo sus intenciones en cl continente a mericano. U n ejcm plo de toda esta
p reocupaci6n es el decreto promulgado en 1570 por el rey Felipe Il ( 1556-1 598), que convcrtia al
11{1huatl en lengua oficial de las lndias. Un trata miento magnifico sobre la consideraci6n que las lcnguas
nativas americanas recibian por parte de la Corona cspaùola y de la lglesia puedc verse en Zimme r-
mann ( 1997) y Heath ( 1972, pp. 49-67).
3. Ca mpbell (1990a, p. 87) comenta a l respecto que« [m)any non-specialist are surprised to find
out that a number of Amcrican lnùian languages have abundant written aile.s ta tions earlicr than those
for sevcra l Europcan languages ».
4. Una interesa ntc c instructiva lectura 11 posteriori de esta obra puede scr la re1•isi6n que de el la
hacc Aikhcnvald (2002), mâs la respuesta a ésta por e l propio Campbell (2003).
5. Campbell et al. ( 1978) es un fantâstico catâ logo q ue recogc 2.513 rcferencias bibliogrâ fi cas,
publicadas y no publicadas, hasta 1976. Por su parte, Campbell y Ka ufman (1985) ofreccn el mejor
resumcn sobre lingiiistica maya q ue se ha publicado hasta la fccha.
6. Para un resumen de la c11esti611, véasc \Vichmann (2006a). En cualquicr caso, son de consulta
obligada los trabajos que iniciaron el reconocimicnto lingiiistico de las inscripcioncs mayas, inter alia
Brickcr ( 1986), Campbell ( 1984), Macl eod ( 1984; 1986) y Schclc ( 1982).
7. Existen scrias dudas en cuanto a la autcnticidad del c6dice Grolier, por cso no se enumera junto
a los clùsicos de Dresde, Madrid y Paris. Sobre el carâctcr rcciente del c6dice Grolier, véase entre otros
Ba ndez (2002).
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8. Algunos lrabajos de referencia obligada siguen defendiendo la posici6 n yucaleca, scgim la cual
lodo c6dice maya esta compueslo en lengua yucaleca clasica (p. cj. Ca mp bell y Kaufman 1985, p. 194;
Campbell 1997b, p. 165; 1990a, p. 18), Io cual queda lejos de scr cicno una vcz se a naliza en
profundidad el malerial original (Lacadena 1997). En cuanto a la supucsla falscdad del mas rccicnle-
mente descubierlo de los c6dices, el llamado Grolier, cspccialislas como Michael D. Coe o Christophe
Helmke (comunicaci6n persona!) reiteran que se trata de un docmncnto vcrdadero y genuino, y que las
posic iones en contra e.stan mal fundadas o no se ajustan a la mctod ologia que exige unjuieio como ése.
9. A modo de curiosidad, la primera gramatica de una lcngua curopea que no sea ni el griego ni el
latin es la espaiiola ( 1492), a la que sigucn las del Jeto n ( 1531), finés (1543), alemàn ( 1573) o inglés
( 1586). la primera gramatica de una lcngua maya es la del cakchiquel ( 1550), seguida del k' iche' ( 1550),
q'ekchi ( 1554) o huasteco ( 1560) (Campbell 1990b, p. 124).
10. Aunquc Venlris fu cra liccnciado en arquilectura, nunca lleg6 a ejercer como tal, y sus preocu-
pacioncs jamas giraron en torno a esta d isciplina. De hecho, hubo un momento en su vida en el que
todo pasaba por el analisis de textos micénicos. Pese al desciframiento de la escritura lineal A, su vida
se convirti6 en un asunto monotemà lico para el que ni siquiera su es posa o hijos cran mcreccd orcs de
liempo a lguno. Ventris falleccria en un accidente a utomovilislico en la nochc del 5 de scpticmbrc de
1956. Georges Dumézil (1898-1986) comenlaria con todo el acierlo del mundo que« de rant les siècle~;
son œ111•re est jàite ».
11. En cspecial f'ran kle ( l 984a y b ), aunque sus propuestas no son mejorcs. En c.slc caso la aulora
se aproxima a la comparaci6n entre cl tronco maya y las lenguas llircicas mediante el anàlisis de
elemenlos morfol6gicos. Sin embargo, ninguna de las comparacioncs aporladas por Frankie cumple
los rcquisitos minimos que la lingiiislica hisl6rica exige para su aceptaci6n, p. ej. el uso de afijos
monosilàbicos, como los dcrivalivos verbales con una sola vocal utilizados por la autora en su articulo
de l 984b, no pueden considerarse vàlidos porque muchas lcnguas del muudo prcsentan sufijos
similarcs, sino idénlicos.
12. Dell Hymes (ver especialmcnte Hymcs 1965), fil61ogo y lingiiista, a ulor de trabajos sobre c6mo
combinar y potenciar la inlerrelaci6n de diferentes disciplinas, e n sujuvcntud llcg6 a accptar aigu na de
estas hip6 tcsis, en concrelo la qucchua-altaica (Bo uda 1960), llegando a afirmar que« ( c //early titis
attempt (. .. / co11jir111s the genea/ogica/ re/atio11sliip of Q11ec/111a ll'itlt A/taie, /e11i11g one recognize tliat still
anotlier a11cie11t A111ericm1K11/t11r-sprac/1e ste111sfro111 Asia » (Hymes 1961 , p. 362).
13. l\faycrs (1966) ofrccc una pcrspcctiva gcneral de la variedad lingüislica guatemalleca a lravés
del a na lisis de sus diversas lenguas, sobre todo mayas. Sin embargo, las dcscripciones son un lanto
pobrcs y gcncrales: no hay lrala mienlo fonol6gico y al final de cada secci6n se incluye una lista de
palabras y expresioncs del tipo « hola »,«gracias »,« lqué tal estùs? »y un lexlo trascrito y traducido.
La consulta a McQuown ( 1967) y Edmonson (1984) es indispensable.
14. Ver www.cthnologuc.com.
t
15. Ver Campbell (1997b, p. 163). El signo significa « lcngua muerla ».Para las eslimaciones de
hablantes véase Wichmann (2006b). En Moreno Cabrera (2003, pp. 808-8 13) pucdcn cnco nlrarsc las
denominacioncs de estas lcnguas caslellanizadas, aunque su ulilidad es nula, puesto que ningùn
reperlorio bibliografico las reflcja. Esto crca en cl invcsligador una confusion innecesaria, p. ej. celdal
por tzcltal. Po r o tro lado, o lvida mencionar al molozintleco y tuzanlcco, grave dcspistc lcnicndo en
cuenla que se utiliza la misma fucntc bibliogrâfica q ue en la presenle nota. Ademas, el autor afirma que
el chicomucelleco tiene menos de 1.000 hablantes (ibid., p. 8 12), cuando se !rata de una lcngua muer ta
dc.sdc hacc al men os una década (tampoco informa de la desaparici6n del cholli). Moreno Cabrera ha
decidido quizas scguir la informaci6n rccogida en la p{1gina web de Ethonologue (véase no ta anlerior)
en la decisi6n de considerar el chicomucelleco como una lcngua viva (pcsc al calificativo « cxtinct »que
le merccc csa pagina y a la bibliografia especializada, que la considera le ngua muerla), pero a la hora
de recolec lar lenguas por dcbajo de los diez mil hablanlcs se deja unas cuantas, p. ej. ilzaj, siacapense
o mopân (ver la pa rte« l Mayisla fil 61ogo o fil6logo nrnyista? »).
16. Robertson y H ouston (2003) presentan evidencias lingüislicas y arqueol6gicas que supuesla-
mente Io vincularian a las lcnguas cholanas-tzcltal, es dccir, a la rama maya occidental. Sin embargo, en
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Alo nso de La Fuente PROTO-MA Y A Y LINGÜiSTICA OIACR6NICA
Io que respecta a las pruebas lingüisticas, éstas son cscasas y de c ntidad no muy rele1•ante {difusiôn de
una isoglosa, e1·o luciôn parcial del sistema pronominal c innovaciôn en la marca verbal de aspecto
impcrfcctivo). El albanés, le ngua <le reconocida autonomia dcntro del tronco indoeuropco, compa rte
hasta scis rasgos fono lôgicos y morfolôgicos con cl grupo cslavo y cuatro con el indo-iranio, todos de
mayor peso que los aducidos para la relaciôn huastcco-tzcltalano (confusion de los timbres vocâlicos
indocuropcos •at•o y de las oclusivas sonoras y sonoras aspiradas, nominativo plural tematico • -oi
frcntc a •-os, dcsinc ncias de vo7. med ia del tipo • -OJ11ai, •-etai sin rastro del formante •-r, e tc.), y hasta
el momcnto ningùn lingiiista ha propuesto movilizar al a lbanés c incluirlo junto a las lcnguas eslavas o
en el i\mbito asiatico (Lcdcsma 1996, pp. 38-39). Sea como fuere, Io q ue sf parccc cicrto es que cl
huasteco se encucntra mucho mas ccrca no a la rama tzeltalana q ue a la yucatcca, a lgo q ue, en opinion
de los a uto res, pucdc corroborarsc mcdiante los datos a rq ueolôgicos. Scrù ncccsario un cstudio
d iacrônico en profu ndidad de todas las fucntes d isponibles el que d icte scntcncia en cuanto a la
disposici6n taxonômica del huastcco, que cada vez esta mas lejos de ser una lengua aislada dentro del
conjun to maya.
17. Kaufman ( 1976, pp. 102- 103) opina que ambas lcnguas son en reali<la<l los <lialectos superior
(motozintleco o mocho) e inferior (tuzanteco) de una varicdad denominada « eotoque » /qato?k'/, q ue
habria <lesapareeido. O tros autorcs prcfi crcn considerar el tuzanteco como d ia lecto del motozintlcco.
Pucsto que hay fundadas razones para consi<lerar (y aceptar) ambas posibilidadcs, aqui se opta ra por
la primera, en tanto q ue una introducciôn dcbc ofrcccr cl cuadro completo de las lenguas mayas, siendo
la relaciôn motozintlcco-tuzantcco un punto a l q ue tarde o temprano ha de llegarsc, asi que cuanto
a ntes sca, mejor.
18. La clasifkaciôn exacta del tojolabal ha sido a mplia mente discuti<la, sobre todo por John
S. Robertson ( 1977), que considera q ue esta lengua pertenece al grupo tzcltalano. Campbell y Kaufma n
(1985, p. 190) opinan que la s semejanzas con ese grupo se de ben a l intcnso contacto cultural y al hecho
consecuente de que multitud de tojolabalcs son bilingiies con cl tzeltal.
19. Este etnônimo se identifica por etimologia popular con /fol/« milpa », donde no hay presencia
de glo tal. Por su parte, Campbell ( 1997b, p. 403 11° 29) opina q ue deriva de /c'ol/ « in<lio », término
emp leado entre las lcnguas cholancs, sin que especifique concretamente c uùl es la lcngua originaria del
término. Como uno de los lectores a nônimos de la re1•ista indica, en q'cq chi la palabra cfl 'o!il•ii11q
significa « salvaje », por Io ta nto, podria pcnsarsc q ue cstos denominaron asi a los grupos vecinos q ue
consideraban salvajcs, y que dcspués gcneralizaron el térmi no, cxactamentc igual q ue en cl caso de la
palabra nahuatl cf10111al/i en relaci6n con los chontales.
20. Ver Campbell (1997b, p. 403 n° 25-45). Estasctimologias tien en incluso su aplicaci6n hist6rica,
ya que por cjcmplo cnjakalteko < /fa?kal/ «cabana» se observa como cl cspaliol tomô esta palabra
dcspués del siglo xvm, periodo <lurantc el cual tuvo lugar la cvoluciô n fonética castellana /SI > lx/,
escrita<j>. Esto demucstra q ue la codificaci6n de la lengua jacalteca por parte de los misioncros
cspaùolcs fuc bastantc mas tardia q ue la de o tras lenguas de la regi6n, cuyas info rmaciones llegaron
d urante el siglo xv1 y donde por supuesto d icho cambio fonético todavia no habia acontecido. En
cfecto, las primeras dcscripcioncs del jacalteco no han aparecido hasta bien entrado cl siglo xx
(McQuown 1967, p. 5).
21. La obra 111{1s célebre sobre la clasificaci6n de las lcnguas a merindias es sin du<la Greenberg
(1987). aunquc no mcnos Io es la contundcnte y definitiva revisiôn <le Campbell ( 1988b).
22. Aunque en fechas recientes se ha preferido adoptar una postura a lgo menos conservadora,
poniendo en <l u<la las bases teôricas del ténnino, Io cierto es que por el momento cl conccpto
<le Spmcflb1111d pcrmitc abordar el estudio de estas agrupaciones lingüisticas dcsdc una pcrspcctiva
clara y objetiva, en el sent ido de que, con indiferencia de Jas vicisitudcs histôricas, a veces sencillas,
otras sumamente complejas, que envuclvcn a cada u na de ellas, es posible no caer en la tcntaci6n de
postular agrupaciones genéticas indebidas o/y profun<l izar en c ucstiones de contacto lingiiistico.
Yasugi ( 1995) y Sto lz (2002) ofrecen magnificos cstudios sobre este polémico asunto, concentrandose
ambos en el à rea mesoamericana. Por otro lad o, resulta metodolôgica y pedagôgicamentc apropiada
la lcctu ra de Tuile ( 1999), donde se demuestra cômo la aplicaci6u del término Spmchb1111d sobre el
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JOURNAL DE LA SOCIÉTÉ DES MIÉRICAN ISTES Vol. 93- 1, 2007
:\rea cauc:isica no se sustenta en datos filo l6gicos, siendo necesario cl rechazo del mismo para esa
zona.
23. Aunque suelcn citarse otras muchas m11s, las cinco que se apuntan aqui cst:in presentcs en Iodas
las lenguas del àrea mesoamericana, mient ras q ue el rcsto no (Campbell 1997b, pp. 345-346).
24. Algunos cambios fonéticos, citados hasta la sacicclacl incluso en mammies generalcs de lingiiis-
tica hist6rica, son Pl'vl */ri > y en huastcco, yucatcco, ch'olano-tzeltal y q'anjob'al-chuj (excepta
motozintlcco, cloncle PM •tri > l"), PM •!JJf > li en q 'eqchi' y x en k'iche'-mam, PM */al > i en
ch'o l-chontal, mopan e itzaj (en contcxtos muy detcrminados) y el La11trerschicb1111g o mutaci6n
conson:intica del grnpo mam scglin la cual PM *Ir/> t , *ltl >«,*lé!> Çy •ISJ > t).
25. Quizas sca necesario tracr mas a menudo a colaci6n la historia de las« laringalcs », glorioso
episodio de la lingiiistica indoeuropea, y gracias a las cuales el método comparat ivo dio cl espa ldarazo
clefini tivo para comprobar hasta que punto se trataba de una aplicaci6n cicnt ilica y sobre todo, cfcctim.
Ferdinand de Saussure ( 1857-1913), fundador de la lingiiistica moderna , postul6 la cxistencia de dos
« cocfi cientcs so11{111ticos », cscritos r.I y Q, Iras obsen•ar divcrsos lèn6menos fo néticos vinculados a
las vocales de varias lenguas indoeuropeas: Puesto que rcsultaba imposibledemostrar materialmente la
cxistencia de clichas fo ncmas, ya que ninguna lcngua los habia conservado, la comunidad cicntifica de
1879, aiio en cl que esta propuesta cs formulada por primera vcz, ignora al joven Saussure. No scria
hasta 1915, dos a11os después del falleci micnto del exccpcional lingiiista suizo, cuando un arque61ogo
chcco, profcsor en Vien a, de nombre Bedrich Hrozn}· ( 1879- 1952) traducia los primeras textos en hitita,
lengua que para sorpresa de muchas conscrvaba gralicamente los fonemas postulados por Saussure, de
tal modo que su • 1,k11ti «contra, frente a, ante» (actual notaci6n *lr1 a111-I) > griego ~.,.(, latin a111e,
osco m11, sànscritoti111i, apar.:cia en hitita como 111111/i. lnvest igaciones postcriores confirnrnron la tcoria
de Saussure y el scmit ista danés Herman Molle~ (1850-1923) bautizaria estos nuevos foncmas indocu-
ropeos con cl nombre de « laringalcs », ya que en protoscmitico dichos sonidos causan los mismos
efectos que los hom6ni mos en indocuropeo, con la d iferencia de que en éste iiltimo todavia esta por
concreta r las caractcristicas fonol6gicas de los mismos. Véase a modo introd uctorio Villar ( 1996,
pp. 200-205) y mas en profundiclad Winter ( 1960).
26. N6tese que no Iodas las formas citadas significan Io mismo, como en el caso de las anlcriores.
La for ma tzcltal significa « cantar », mientras q ue yucatcco « cantar, aclamar, prcgonar para la venta»
y huasteco « comprar », apuntan a q ue efectivamente el significado original en protomaya cra « ven-
der », tal y como se ha conservado en k'iche'. las variaciones scmanticas que han tenido lugar cst{tn
vinculadas a circunstancias sociales: la venta en las socicdades mayas, como en otras tantisimas, se
rcalizaba en mcrcados dondc los intcrcsados gritaban y « cantaban » las cualidadcs y ofertas de su
mercancia. England (1996) ofrcce decenas de ejemplos con desarrollos sem:inticos particulares mayas,
sicndo esta obra adem:is una magnifka introducci6n gcncral a estas lcnguas.
27. Algunos cambios fonét icos casi comunes a todas las lcnguas mayas, p. ej. P;v1*!ri> y o PM •tql
> k , tiencn también lugar en el huasteco, aunque de forma indepcndiente. Para una opinion cont raria,
\'Cr Robertson y Houston (2003, pp. 725-726).
28. Ver Campbell (1978; l 988a). Resulta especialmente esclarecedor Campbell y Kaufman (J 976),
clonde se dcmuestra con contu ndcncia que los olmecas hablaron lcnguas vinculadas al tronco MZ, al
mcnos en parle. Apartc de razoncs crono16gicas y geogrâficas (el protoM Z y sus primeras fa ses
evolutivas coincidcn plenamentc con la dataci6n y localizaci6n arqueol6gicas asignada a los olmccas),
cxisten divcrsas consideraciones lingiiisticas como los préstamos, muchas de cllos términos tipicos del
{1rca cultural mcsoamericana, cuya prcsencia en grupos lingiiisticos externos era hasla ahora d il1cil-
mente explicable. Uno de los màs intercsantes es cacao (ibid., p. 84): documentada en nùhuatl, la
palabra en cucsti6n no puccle ser protouto-aztcca puesto que la i111 ica lcngua que la posee es cl propio
nahuatl, por otro la do en las lcnguas mayas existe chol kaka11• y tzotzil kokoll', pero tal y como ocurriese
con la forma nàhuatl, ésta no pucde ser maya, ya que viola la cstructura silàbica ca n6nica y casi
obligatoria de estas lenguas (ver la parte « fircvc descripci6n del PM»). Campbell y Kaufman ( ibid.)
concluycn que su origen es, en efecto, protoMZ */kakaw/, cfr. totonaca kakall', jicaquc k''m•', paya
kaku, lrnavc kakall', lcnca kall', tarascan kalièkua. Una critica constructiva de la labor rcalizada por
66
Alonso de La Fuente PROTO-MAYA Y LI NGÜJSTICA DIACRÔNICA
Kaufman y Campbell es Dakin y Wichmann (2000), que abogan por el origen uto -azteca del término
en cuestion.
29. Porcuestioncs articulatorias, se prefiere la trascripcion •/t'"/ a la de Campbell •/t>'/. Adcmâs, en
un caso idéntico el propio Campbell opta por */k'"'/, en vcz de •/k"'/. A no ser que se espccifiquc Io
contrario, la opinion de Campel! y/o Kaufman es la rccogida en estas lineas.
30. Donde C = cualquier consonante, V= cualquier vocal, S =/si, !SI, lx/.
31. «The reconstruction of sound segments and syllable nuclci fo r a protolanguage is secondary to
the establishment of sound corrcspondcnccs across ils daughtcr languagcs » (Wichmann y Brown
2004, p. 161 ). Sobre esta importantisima cuestion metodol6gica, véase Lakarra y Gorrochategui
(200 1), con bibliografia adicional.
32. La diferencia entre los « cocficientes sonânticos »de Saussure (ver nota 24) y el tercer rasgo
propucsto por \Vichmann y Brown es que los primcros quedaron refrendados (y ampliados) gracias al
descubrimicnto de una nueva lengua , el hitita , quedemostraba material y, por Io tanto, fi lologicamente,
su existcncia, mientrns q ue esta « nue1•a » cualidad vocâ lica PM no parece q ue vaya a ser rcfrendada
por ninguna lengua a(m no descubierta. Esto, por supucsto, no descarta que pr6ximas i111·cstigaciones
arrojen algo rnàs de luz sobre cl asunto, bien sea a tra1·és de modificacionesen la propia hipotesis, o bien
con la inclusion de nuevos anùlisis matcrialcs (Soren Wichmann, com11nicaci611 persona!).
33. Esta ausencia no pucdc debcrsc a cuestiones ortogràficns, pucsto que como es bien sabido, la
tradicion de otras muchas lenguas, por ejemplo del nâhuat l, ya habia previsto la codificacion del
fonema /kw/.
34. Aunque la obra de Robertson (1992) es criticablc en varios aspectos, sobre todo en Io que
concicrnc a algunas decisiones de caracter metodologicos, p. ej. la seguridad con la que dcsacredita la
posibilidad de identifica r como rctcnciones protoch'olanas algunas marcas gramaticales que bien
podrian adscribirsc a una filiaci6n dialectal de las inscripeiones orientales (Mora-Marin 2005) o la
condici6n del ch'olt'i como descendientc del ch'orti' (en contra \Vichmann 2002), siguc sicnclo no solo
una dcl icia de lectura, sino tocla una propuesta de anùlisis que debe ser lcctura obligatoria para toclo
aquél que esté intcrcsado en esta enrevesada cucsti6n.
35. Una lcngua ergativa seiiala, p. cj. mcdiante desinencias, el origcn de la acci6n verbal en
enunciados con verbos transitivos e intransitivos. Este comportamicnto se o pone a Io que ocurrc en
lenguas acusativas, como p. ej. el latin, donde se sc11ala cl objeto al que va dirigida la acci6n verbal, no
cl origcn de ésta. Grosso modo, la naturalcza crgativa prefiere distinguir a quién o qué realiza la acci6n,
mientras que las lenguas acusativas se concentran en la clircccion, cl resultado o el objeto hacia cl que
la acci6n va dirigida. En las lenguas acusativas, como las incloeuropeas, el sujcto no experimenta
ningim tipo de caracterizaci6n, sinoque es el objeto el elemento caractcrizado. Véase Dixon (1994)
como introd uccion indispensable al concepto de crgatividad. En el caso de las lenguas mayas, clichas
dcsinencias cstan rcpresentadas por los indices personales. En yucateco cxistcn d os inventarios,
denominados tradicionalmente A y D, uno para el sistema acusativo y otro para el ergativo. Los
componentes del primer inventa rio sin·en ademas como marcas de posesion nominal.
36. La antipasiva es considerada una voz, como la activa o la pasiva, que dispone, como las
aludidas, de autonomia morfol6gica. Asi, los verbos transitivos distinguen en yucateco cuatro voccs:
act iva, pasiva, media y antipasiva, p. ej. b'o11 (activa), b'o?on (pasiva), b'oo11 (media) y b'bon (antipa-
siva) de una raiz con significado « pintar » (Rcifler Bricker 1978).
37. Donde V= verbo, 0 = objeto, S = sujeto.
38. Campbell y Norman (1978) opinan que cl ordcn sintàctico VSO tenia lugar cuando S y 0 eran
idénticos en animicidad, cuando se introducia una oracion subordinada, o cuando el 0 hacia referencia
a una in formacion ya suministrada, cecliendo importancia al S, que se situaba por tanto mas cerca del
vcrbo.
39. Michael D. Coe (1992) prcsenta las vicisitudes ciel dcsciframicnto de esta compleja escritura.
Sin embargo, se escapa a la comprensi6n del lector avczado por qué Coe califica de« inadecuada »a la
Union Soviética de los aiios 1950, cuanclo la gra n figura del desciframiento de losjeroglificos mayas fu e
el etnografo ucraniano Juri Valcntinovic Knorozov (1922-1999), que consigui6 los documentos
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JOURNA L DE LA SOCl b'TÉ DES AMÉRICANISTES Vol. 93- 1, 2007
necesarios para su cstudio: el famoso compenclio de 1933 que incluia los c6dices de Dresde, Madrid y
Paris, tras salva rlos de la quema en la Bibliotcca Naciona l de Berlin, a donde habia llegado como
artillero del regimicnto 58 durante la Segunda G uerra Mundial. Al mismo tiempo, otros colegas suyos
se abrian paso con cscrituras no mcnos misteriosas, como ocurriese con Vitalij Viktoroviè Sevoro~kin
con cl cario, que no solo conseguiria leer, sino que incluso dcmostraria la relaci6n de esa lengua con las
indœuropeas anatolias (Sidwell 1995, p. 68; Coe 1991). El dcsciframiento completo de esta lengua seria
realizaclo por Adicgo ( 1993). Sea como fucrc, \Vichmann (2006a} ofrcce una maguilka panoramica del
estado actual de la epigrafia maya e n combinaci6n con la pritctica de la lingüistica hist6rica. De gra n
importancia en ese trabajo son los actualcs avances cxpcrimentados en el campo de la gramatica maya
j croglifica, gracias a los cualcs la traducci6n segura de muchas inscripcioncs es ya una realidad
palma ria. Una aproximaci6n fis ica a los jcroglilicos mayas con valor gramatical puede cncontra rse e n
Stuart (2005, pp. 42-78).
40. Ya en 1979 Lylc Campbell ( 1984) afirmaba que la lengua de las inscripciones clasicas debia scr
ch'o lano, yucateco o tzcltal. Pese a cstos primcros moment os dubitativos, Io reducido del {1111bito
taxon6mico al que se rcducian las posibilidadcs hacia practicamente imposible errar en la identilica-
ci6n de la lengua. Esc mismo aiio y en esa misma conferencia , Kaufman y Norma n ( 1984) presentaron
las principales caractcristicas de la lengua que usaron los portadores de la civilizaci6n clasica maya,
aqucllos que posteriormcnte la codilicarian.
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