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CONDICIONES DE PRODUCCIÓN.
Este trabajo arrastra un exceso. Pasaron más de diez años desde que terminé de cursar mi
última materia de la carrera. Siempre me preguntó por qué pasó tanto tiempo. Cuando terminé
comunicación me invadió una duda radical, que arriesgo ya tradicional entre la mayoría de los
estudiantes en mi situación: y ahora, ¿qué hago? Decidí tomarme un descanso académico que
rápidamente se transformó casi en un abandono de todo lo que tuviera que ver con la carrera y,
por ende, de la realización de la tesina.
Ya casi sin paciencia para escuchar argumentaciones en favor de la necesidad de hacerla, me
convencí para abandonar la etapa de lectura intensiva de un sin fin de bibliografía y comenzar
con la producción de la escritura. Aquí es donde comenzó para mí la etapa más complicada en
todo este proceso de formación de grado: ¿qué tema elijo? ¿Por dónde empiezo? ¿Es coherente
lo que escribo o es más bien un conjunto de párrafos sin sentido?
Y quizá el detonante haya sido un texto clásico, al que volví casualmente luego de asistir a una
consejería de tesina: La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica, de Walter
Benjamin (1936). Seguramente haya repasado fragmentos de este libro varias veces, de hecho
es uno de los textos clave de la cursada. Pero la lectura de un párrafo del prólogo de Alicia Entel
me reencontró con los temas que deseaba abordar en un trabajo de esta envergadura:
Para poder abordar las pregunta y responder a ellas, esta tesina cuenta con 7 capítulos que a
continuación se presentan.
En el primer capítulo, se realiza un breve recorrido por la historia de los medios de comunicación,
poniendo el foco en la fotografía, el cine y la TV. El objetivo de ello es contextualizar el reality
show y cómo es su relación con “lo real”.
El segundo capítulo aborda algunos conceptos, características, definiciones e historia del reality
show y sus posibilidades de hibridación. Además describimos las particularidades de la
telenovela en América Latina en tanto género.
El tercer capítulo aborda el estado del arte de esta tesina. Específicamente, se realizó una
búsqueda bibliográfica de investigaciones sobre el reality show y la telenovela.
El cuarto capítulo presenta la pregunta de investigación, el objetivo general y los objetivos
específicos, además de la hipótesis de esta tesina.
El quinto capítulo desarrolla la metodología de investigación utilizada y describe el corpus
construido para el análisis.
El sexto capítulo desarrolla el marco teórico, a partir del cual se realiza el análisis del corpus.
El séptimo capítulo presenta los resultados de esta tesina.
Finalmente, el octavo capítulo desarrolla las principales conclusiones de este trabajo y se
reflexiona acerca de las limitaciones y necesidad de futuras investigaciones, que permitan
ampliar los hallazgos de este trabajo.
CAPÍTULO 1.
NUEVAS FORMAS DE VER
¿Qué es una familia en la actualidad? ¿Qué significa? Por supuesto, hay niños, mis niños,
nuestros niños. Pero hasta la progenitura, el núcleo de la vida familiar, ha empezado a
desintegrarse con el divorcio (…) Abuelas y abuelos son incluidos y excluidos sin recursos
para participar en las decisiones de sus hijos e hijas. Desde el punto de vista de los nietos,
el significado de los abuelos debe determinarse por medio de decisiones y elecciones
individuales (Bauman, 2002, p.12).
Lo que se está produciendo hoy es, por así decirlo, una redistribución y reasignación de
los poderes de disolución de la modernidad (…) La situación actual emergió de la
disolución radical de aquellas amarras acusadas –justa o injustamente- de limitar la
libertad individual de elegir y de actuar (Bauman, 2002, p.11).
Las mentalidades, los pensamientos, los sentimientos, las visiones del mundo de los personas
han ido cambiando. Los grandes relatos que hace algo más de cinco décadas parecían verdades
indiscutibles, actualmente no permiten contarnos el mundo en el que vivimos. La vida de los
hombres y las mujeres de hoy no es la misma que la vida de sus padres, y ni que hablar la de
los abuelos. Estado, iglesia, matrimonio, ejército, escuela son instituciones que han entrado en
crisis y esa crisis ha comenzado a socavar las cotidianidades, las parejas, los trabajos, la
planificación familiar, las identificaciones, las formas de pensar y ver el mundo alrededor nuestro.
En lo que respecta a la comunicación, estos cambios culturales han generado modificaciones en
el ocio y el entretenimiento.
Como sostienen muchos autores, estamos viviendo un período de transición de un mundo hacia
otro. Las juventudes que reclamaban más libertad en el Mayo Francés encontraron, después de
casi cincuenta años, una libertad privatizada, en la que el individuo debe hacerse cargo de su
propio destino.
Por así decirlo, todo recae ahora sobre el individuo. Sólo a él le corresponde descubrir qué
es capaz de hacer, ampliar esa capacidad al máximo y elegir los fines a los cuales aplicar
esa capacidad –o sea, aquellos que le produzcan la mayor satisfacción-. Al individuo le
corresponde “domesticar lo inesperado para convertirlo en entretenimiento”. (Bauman,
2002, p.68).
Si los significados de lo que entendemos por “familia” y “hogar” han cambiado rotundamente, no
hay dudas que esos cambios tienen su correlato en la relación de las personas y los medios de
comunicación. Esto no sólo se observa en los contenidos -los significados que circulan, aquello
que puede ser dicho y aquello que queda afuera de lo decible-, sino también en las formas en
que nos relacionamos con los medios y las tecnologías. ¿Cuáles son estos cambios y cómo
repercuten en las vidas y las identidades de hombres y mujeres que consumen horas y horas de
productos televisivos todos los días?
La TV, que es el medio que más ha impregnado en el seno de las familias y los hogares en el
Siglo XX, también ha sufrido grandes cambios en sus contenidos, géneros y en las formas en
que transmite sus mensajes y, en el modo en que el televidente, los mira y resignifica. La
sociedad digital, y más específicamente la digitalización de los medios de comunicación, está
modificando todo el proceso de producción, distribución y consumo. Como señala un arqueólogo
español, Genis Roca, la aparición de una nueva tecnología disruptiva implica inevitablemente un
cambio en los procesos productivos y de transmisión del conocimiento. “El hecho digital ha
venido aquí para transformar muchas cosas, ha alterado el sistema productivo y el sistema de
transmisión del conocimiento. Es la primera vez que una tecnología altera estos dos sistemas al
mismo tiempo” (Genis 3:50, 2012). https://www.youtube.com/watch?v=kMXZbDT5vm0
“Sería necio negar que la democratización de los medios posibilitada por todos estos dispositivos es una
novedad histórica de dimensiones aún inconmensurables, que puede llegar a cambiar la cara del mundo,
y que probablemente ya lo esté haciendo.” (SIBILIA, pág. 307, 2008).
El acto social de sacar fotos, grabar un video y ver TV hoy es radicalmente distinto de como
solía ser hace tan solo 20 o 30 años. La tecnología digital permite que cualquier actor pueda
relacionarse con las imágenes como no solo como consumidor, sino también como productor y
generador de contenidos, sin necesidad de ser legitimado como un profesional. Además de
tener al alcance de la mano, la posibilidad de publicar casi cualquier imagen producida o
reproducida, sin necesidad de ser propietario de los medios. “Internet no es nada más que el
espacio, que ha permitido por costo, que cualquiera pueda generar y cualquiera pueda
publicar.” (GENIS, 10:15, 2012). Indudablemente, la forma de gestionar y relacionarnos con las
imágenes está cambiando. Y nosotros estamos dentro de este proceso.