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Como se puede observar en las figuras anteriores, el comportamiento de los parámetros

físicoquímicos del agua es similar durante todos los períodos de muestreo, explicándose esto
por la existencia de la planta de tratamiento, que estandariza este componente para su
consumo. Durante los meses de marzo y abril, donde es mayor la incidencia de eventos
relacionados a inundaciones, se puede observar un comportamiento diferente en los
parámetros de conductividad, dureza total y turbidez.

Más específicamente, durante el mes de marzo se observan picos superiores de dureza total y
conductividad, mientras que en abril, a pesar de la regularización de los anteriores, la turbidez
es la que asoma con el pico más alto durante el año.

Los contenidos de sólidos disueltos totales y la conductividad están relacionados (Bureau


Veritas, 2008) y esto se evidencia en los perfiles antes mencionados, pues a un menor contenido
de sólidos disueltos se observa que la conductividad también disminuye.

El pH es el parámetro que menos cambios sufre durante todo el año, explicado porque es el
parámetro más sencillo de controlar por el proceso de potabilización de la planta. Sin embargo,
durante el mes de abril es donde se obtiene el valor más bajo de este parámetro. Dadas las
condiciones del agua que se está tratando, durante el mes de abril, luego de las inundaciones,
se puede observar que es el mes donde se obtienen los niveles más bajos en todos los
parámetros. Esto se debe a que la planta entró en mantenimiento luego del período de
inundaciones. El agua de consumo humano normalmente es ligeramente alcalina, por ello, la
regulación nacional establece un rango de 6.5 a 8.5. Esto se debe a que la adición de coagulante
tiende a bajar el pH, por lo que se adiciona cal para alcalinizar este pH (Andrés, 2016) y poderlo
llevar al valor que la normativa requiere. Asimismo, si el agua tiene un pH menor a 6, tiende a
ser corrosiva con los metales, causando que partículas de las tuberías se disuelvan en el agua,
contaminándola (Ramos, 2012).

La conductividad eléctrica del agua obtenida durante los doce meses es aceptable según la
normativa peruana, que establece un límite máximo permisible de 1500 uS/cm. La
conductividad y la dureza total representan el grado de mineralización (sales disueltas) que tiene
el agua (Reynolds, 2002), por lo que está íntimamente ligada al contenido de solidos disueltos,
la dureza y la turbidez.

Con respecto al color verdadero del agua, este parámetro ha sido ampliamente estudiado
incluso desde 1903. Roldan et.al. (2008) menciona que el agua pura absorbe todas las longitudes
de onda, dando la impresión de ser de color negro. Sin embargo, el agua de consumo humano
puede contener una variedad muy amplia de colores, desde el azul hasta el rojo, dependiendo
de las sustancias que estén disueltas en ella (Roldán et.al., 2008) o las derivadas de su
composición. Así, el agua tiene un color verdadero producido por sustancias en solución o
material en estado coloidal. Es en el mes de abril donde se presenta una variación de este
parámetro, obteniendo un pico de 1 unidad de color. La normativa peruana acepta hasta 15
unidades de color para el agua de consumo. Asimismo, el color también depende del pH
(Lozano-Rivas et.al., 2013) pues a un menor valor de pH se deberían obtener menores valores
de color, debido al cambio de la constante de disociación de los componentes que lo generan.
Si bien el color verdadero no está relacionado directamente con la contaminación del agua, es
un parámetro que puede ser objeto de crítica por parte del consumidor final.

La turbidez del agua obtenida de la planta presenta un pico extraordinario al finalizar diciembre,
ya que salta 2.7 NTU después de encontrarse normalmente bajo 1 NTU. Si bien la normativa
peruana permite que el agua tenga hasta 5 NTU, este salto sorpresivo se debería a la presencia
de un mayor contenido de sólidos disueltos y dureza total, como se evidencia en los perfiles y
resultados. La turbidez es el resultado de la presencia de materias diversas como limos, coloides
orgánicos, plancton y otros microorganismos (Marín, 2003). Normalmente, suelen asociarse los
valores altos de turbidez con la aparición de virus y bacterias. La turbidez alta puede observarse
a simple vista y es un indicador claro de contaminación acuífera. Su presencia en el agua tratada
es indicador de un proceso mal efectuado o una decantación sin el suficiente tiempo de
realización.

La relación de la dureza total y el contenido de sólidos disueltos totales queda evidenciado en el


perfil del período de diciembre, donde en el perfil puede apreciarse el ensanchamiento de dicha
región del perfil cuando ambos valores se disparan.

Los cambios más evidentes en los perfiles físicoquímicos se evidencian en diciembre, lo que
puede atribuirse a falta de limpieza y mantenimientos en la planta, debido a que el río tuvo un
comportamiento de caudal normal hasta enero del presente año.

Los mantenimientos en las plantas de tratamiento de agua de consumo humano son


normalmente dirigidos a la limpieza de la estructura y las rejillas en la captación, las cuales
pueden requerir cambios en algunos de sus componentes cuando ha sucedido algún evento de
importancia, un incidente grave o acumulación de suciedad (Araujo et.al., 1990)

El contenido de solidos disueltos totales es dependiente del proceso de floculación y


decantación (Varó y Segura, 2009) el cual consiste en dejar reposar el agua a tratar para que la
gravedad empuje las partículas hacia el fondo del recipiente donde se ha estado llevando a cabo
el proceso. Si la planta se ve sometida a un estrés suficientemente fuerte para que este proceso
no se lleve a cabo se obtienen aguas por encima del valor estándar que se obtiene normalmente.

En el caso de los parámetros físicoquímicos analizados, el parámetro que muestra mayor


movimiento al ser escalado, es el de fluoruros. Si bien las cantidades son mucho menores a lo
que marca como límite el decreto supremo D.S. 91-2013, se observa un continuo movimiento
del valor de este parámetro. Si bien la presencia del fluor dentro del agua de consumo se
considera como necesaria para el normal uso de la misma (WHO, 1993), una elevada
concentración, que lleve a un consumo de 14 mg/ día, puede llevar al consumidor a padecer de
fragilidad esquelética y conlleva un mayor riesgo de fracturas óseas (Ryczel, 2006).

La necesidad de fluorar el agua nace del hecho que este mineral tiene presencia en todos los
tejidos vitales, lo que evidencia su alta participación en el metabolismo de los seres vivos, y el
reforzamiento de estructuras óseas (Illera e Illera, 2000), además de la evidencia de que
poblaciones donde el agua se encuentra fluorada poseen una menor presencia de caries en su
población infantil.

Durante los meses de enero, marzo y abril, la cantidad de fluoruros disminuye


considerablemente. El fluor es conocido por su capacidad secuestrante del calcio y del magnesio
(Illera, 2000), por lo que es entendible que a una mayor dureza total en el agua, la cantidad de
fluoruros en el agua disminuye, ya que parte del contenido reacciona con el calcio y el magnesio
y se precipita en el proceso de decantación. Asimismo, en estos meses, donde se observa la
presencia más fuerte del niño costero, la dureza cálcica se eleva por el aumento de los sólidos
en el agua.

Los cloruros tienen presencia en el agua de manera natural, ya que son parte del cloruro de
sodio que es arrastrado por los ríos en su camino normal (Pérez-López, 2016). Sin embargo, la
presencia del cloro en el agua potable obedece también al proceso de cloración (Fondo Perú-
Alemania, 2017). Este proceso se basa en utilizar compuestos clorados (Hipocloritos
mayormente) para asegurar la desinfección de las aguas que se están utilizando (Negroni, 2009).
La presencia de iones cloruro en el agua es debida a ambos factores, tanto la presencia de sales
en el agua, como la presencia causada por los hipocloritos.

La presencia de los iones cloruro en el Mes de Marzo es la menor, por lo que en este mes
también se pudo determinar la presencia de contaminantes microbiológicos del agua, pudiendo
ser debido a la alta carga orgánica y contaminación debido al aumento y desborde del cauce del
río.

Una elevada concentración de nitratos en el agua de consumo humano es considerada como


perjudicial para la salud humana, especialmente en bebés menores de un año, ya que interfiere
con el transporte del oxígeno en la sangre, pudiendo ocasionar asfixia y el síndrome del bebé
azul (Greer et.al., 2005). Los nitratos son comúnmente utilizados en la agricultura y ganadería
por lo que su presencia en aguas naturales y de consumo humano es debido a la influencia de
actividades antropogénicas.

Al ser las aguas naturales las más utilizadas para su tratamiento y conversión en aguas para uso
y consumo humano, es posible inferir que los nitratos se arrastrasen de los campos de cultivo y
otros hacia las plantas de tratamiento. El ión nitrato es estable, altamente soluble en agua y con
muy bajo potencial para adsorción y co-precipitación, además de ser un nutriente que puede
provocar un crecimiento explosivo de algas por encima de los 10 mg/l (Ramalho, 1996).

En los resultados se puede observar una media de 2 mg/l de nitratos en el agua obtenida, sin
embargo, existe un pico de 10 mg/l en el mes de noviembre. A pesar de ello, los resultados
siguen siendo aceptables según la legislación nacional. Según la OMS, las aguas de consumo
humano pueden poseer de manera natural hasta 10 mg/l de nitratos, ya que concentraciones
más altas indican contaminación por industrias, explotaciones ganaderas o uso indiscriminado
de fertilizantes nitrogenados. En el caso presente, podemos observar que en los meses más
crítico del evento del niño costero (Marzo y Abril) el contenido de nitratos se observó en
cantidades normales, por lo que no representa un estrés en el desarrollo de las actividades de
la planta de tratamiento. En general, cuando los nitratos presentes en el agua de consumo son
menores a 10 mg/l, las verduras (regadas y fertilizadas) se convierten en las principales fuentes
de nitratos en el consumo humano. Pero cuando el nivel de nitratos es superior a los 50 mg/l,
es el agua de consumo la que se convierte en la fuente principal de este anión, sobre todo en
aquellos lactantes con lactancia artificial (Díaz y Kaye, 2014).

Los sulfatos son muy abundantes en la naturaleza, y su presencia en aguas naturales y en agua
de consumo humano se debe al transporte de esta a través del lecho rocoso de los ríos (Mauri
et.al., 2010), además de tener causas antropogénicas, ya que se encuentra en muchos de los
desechos que los seres humanos generan. Se puede observar un incremento notable de sulfatos
durante el mes de abril, luego de los eventos del Niño Costero, pues como se mencionó
previamente, estos contaminantes se encuentran presentes tanto en el lecho rocoso arrastrado
como en el desecho de materiales usados por el hombre, además de estar relacionado con el
contenido de sulfatos en el agua de lluvia, los cuales se correlacionan con las emisiones de
dióxido de azufre (principalmente de motores diésel) (Keller et.al., 1986).
Bibliografía:

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Disponible en:
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