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BREVE SEMBLANZA DEL CUERPO EN LA HISTORIA

Por Miriam Chávez Jaramillo


Oficina de Investigación Educativa (DGEF)
myrchajar@yahoo.com

La concepción de hombre en cada momento histórico, ha influido definitivamente


en la manera de programar y planear la educación. Ésta se ha proyectado como
la productora idónea del individuo para cada sociedad. La educación física,
como parte de esa educación, ha considerado el elemento de la corporeidad
muy de acuerdo a esa concepción de hombre, mirándolo, a grandes rasgos de la
manera siguiente:

En la Edad Antigua, época en donde los griegos buscaban una perfección de


tipo físico, mental y espiritual, el cuerpo fue el templo de veneración y como tal
debía ser perfecto ya que era el reflejo de la fortaleza, la vitalidad que su
sociedad debía tener, y por tanto se le dedicaba gran parte del tiempo a su
cuidado. Por su parte, las culturas prehispánicas concebían al cuerpo bajo una
visión que de lo teológico, mítico y cosmogónico tenían. Su educación severa
buscaba endurecer al cuerpo, acostumbrándolo a una vida de abstinencia total
en aras de lograr un engrandecimiento del espíritu y como una prueba de lo que
el hombre mismo podía ser mediante el dominio disciplinado de su cuerpo.1

En la Edad Media, con el planteamiento del dualismo cartesiano y en donde la


mente era considerada un elemento disgregado del cuerpo, se vislumbró al ser
humano como un ente fragmentado, influenciado por el dogmatismo religioso
imperante y por tanto el cuerpo fue destituido del lugar preferencial que tenía en
la Edad Antigua, reprimiéndolo con el fin de enaltecer el alma. El sentido de
honorabilidad manejado en su educación de tipo caballeresca, dejó al
descubierto un sentido más del “deber ser” que del “querer ser” y dentro de ese
deber ser, el cuerpo quedó anulado junto con todo el significado que esto
implicaba.

En la Edad Moderna, en una búsqueda de romper con el absolutismo, se entró


en conflicto con todo aquello que estaba establecido, dando lugar a un
renacimiento ideológico que repercutió en todos los ámbitos. En la época del
Renacimiento, la apreciación corporal comenzó a manifestarse por medio de una
preocupación creciente por la anatomía y el gesto, y en las producciones
artísticas, los cuerpos aparecían desnudos y con movimiento como sinónimo de
libertad; sin embargo, la racionalización tan predominante en la Edad Media,
provocó una confusión en el individuo entre el pensar y el sentir, inundando al
cuerpo de una inseguridad que aún en nuestros tiempos no ha logrado
superarse.

En la Edad Contemporánea, el cuerpo ha sido revestido, por una parte, de una


visión holística como resultado de la consideración del hombre como una unidad
influida y conformada por las circunstancias histórico-sociales, mientras que por
otro lado, el nivel de aspiración de dominio de la naturaleza (y el hombre como
parte de esa natura), ha llevado a la sociedad a buscar niveles muy altos de
movilidad, estableciendo el performance como una finalidad última y
desintegrando de ésta manera la unidad. Se pretende renovar la mentalidad
griega, pero adaptada a las circunstancias actuales: cambiando el sentido de
honorabilidad, juego limpio, valores por un sentido utilitario, competitivo y de
mercadotecnia.

Mientras que para los griegos, el cuidado que de lo corporal hacían, estaba
considerado como parte importante en el desarrollo del ser humano, en la
actualidad se llega a tal grado de exceso que en muchos casos rompe con esa
pretendida armonía y bienestar, no solo corporal sino existencial.

Se da una cierta toma de conciencia de lo que podría ser el cuerpo y de lo que


realmente es. Se ha tomado una decisión a partir de “conocerlo” de manera más
amplia. Es decir, se sabe de los beneficios o daños que pueda sufrir y tal vez
eso sea lo más grave del caso: se sabe del daño y sin embargo…se promueve.

Este entendimiento y conocimiento del cuerpo humano, les dio la pauta para
querer jugar y experimentar con él, apostando a poder manejar todos y cada uno
de los elementos del ser humano, considerándolo como un ente que se podía
segmentar, trabajar, prever, condicionar, manipular en función a un propósito
determinado. Se promovió una planificación del manejo del cuerpo que rebasó la
idea de lo natural.

Luego, en un intento por regresarle al individuo un poco de su libertad


arrebatada, se planteó el ejercicio físico de una manera más espontánea, en
donde el gusto por el movimiento fuera más importante que la finalidad misma.
Se buscó erradicar la orden para sustituirle por la estimulación, así el sujeto
sería el ejecutor y evaluador de sus propios movimientos. Sin embargo, la fuerte
influencia deportiva que inunda a la sociedad actualmente, dificulta la expresión
genuina del cuerpo, pues incluso muchos educadores físicos lo consideran solo
a partir del deporte.

Sin embargo, de alguna forma no somos más que víctimas de una visión
globalizada de competitividad impuesta de manera arbitraria y que tal vez solo
pueda ser erradicada a partir de concebir a nuestro cuerpo como “uno mismo” y
por tanto irrepetible e incomparable.

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