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TEMA 3
LENGUAJE Y PENSAMIENTO.
0. Introducción.
1. Lenguaje, pensamiento y adquisición del lenguaje.
1.1. Pensamiento y lenguaje en Piaget.
1.1.1. La fuente de las operaciones mentales.
1.1.2. El estadio sensorio-motor
1.1.3. El estadio intuitivo
1.1.4. El estadio de operaciones concretas.
1.1.5. El estadio de operaciones formales
1.2. La psicología soviética.
1.2.1. Premisas de la psicología materialista
1.2.2. Vygotsky
1.2.3. Luria
1.3. Un intento de consenso. Bruner.
2. Pensamiento y lenguaje en la filosofía.
3. Pensamiento y lenguaje en la lingüística.
3.1. Chomsky.
3.2. La psicolingüística.
3.3. La lingüística cognitiva.
4. Conclusión
0. INTRODUCCIÓN
Para abordar las relaciones entre pensamiento y lenguaje debemos hacer referencia a las
diversas teorías sobre la adquisición del lenguaje en los primeros años del ser humano. En
este momento tiene lugar la construcción de la inteligencia y el desarrollo tanto lingüístico como
cognitivo. Vistas de forma retrospectiva, las teorías sobre esta etapa se diversifican en varías
perspectivas. Consideramos tres, como Richelle, en La adquisición del lenguaje,1978, a partir de
las cuales tratar el tema de la relación pensamiento y lenguaje.
La primera teoría es la defendida por Piaget: la preeminencia de lo cognítivo sobre lo
lingüístico. Las fuentes de las operaciones mentales estarían, según este autor, en las estructuras
cognitivas, previas a la adquisición del lenguaje.
La segunda teoría nos remite a los estudios de la psicología soviética de Vygotsky, Luria...,
que hace hincapié en la importancia del lenguaje, como elemento socializador, en el elemento
cognitivo.
Y la tercera intenta buscar los puntos de consenso entre ambas perspectivas y analiza el
desarrollo cognitivo y la adquisición del lenguaje de forma integral: Bruner.
objeto se aplica el esquema verbal (significante) de otro objeto conocido, semejante al nuevo o que
fue percibido en condiciones análogas a las que acompañan al objeto actual (asimilación). El
caso más elemental es el del bebé que llama "papá" a todos los hombres. Esta aplicación del
significante va siendo cada vez más restringida, porque, a tal uso no adecuado, le acompaña la
experiencia del fracaso sobre el plano de la comunicación interindividual. De esta forma actúa el
proceso de acomodación.
Con la adquisición del lenguaje el niño aprende palabras que indican partes o
aspectos perceptibles de la realidad. Entre los 4 y los 7 años (fase intuitiva) el niño va
llegando al concepto propiamente dicho, pero éste necesita de un doble proceso:
• Discriminar y/o abstraer las cualidades del significado, es decir
distinguir una cosa de otra; y aislar mentalmente o considerar por
separado las cualidades o cualidad de un objeto.
• Generalizar sus descubrimientos respecto de cualquier rasgo común, o
sea, saber apreciar el rasgo que unifica un determinado número de
objetos (ejemplo “redondez” de las pelotas).
Estas capacidades clasificadoras y categorizadoras están en la base de la adquisición de los
conceptos, los cuales, a lo largo de la vida, se ensanchan y profundizan. Cuanto más capaces somos
de clasificar o categorizar, los conceptos van teniendo más precisión.
condicionamiento de la acción. Bronckart relativizó el hecho de que esta concepción pueda ser
llamada interaccionista, y aporta la posibilidad de que sea más bien una forma moderna de
racionalismo.
En resumen, Piaget no considera al lenguaje como condición suficiente para la constitución
de las operaciones formales. El lenguaje puede servir al progreso del desarrollo cognitivo. En
el estadio más avanzado de éste, el instrumento lingüístico es necesario para la lógica de las
proposiciones, pero propiamente hablando no la engendra. Para Piaget no hay operación que
no tenga sus raíces en la acción del sujeto (Richelle, 1978).
Las estructuras lingüísticas emergen sólo si la inteligencia y otras precondiciones psicológicas
están ya listas. El lenguaje es importante en el desarrollo cognitivo, pero el desarrollo se da no a
través del lenguaje, sino a través de la acción y los resultados de esta acción.
1.2.2. VIGOTSKY
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L. S. Vigotsky (1998) fue uno de los primeros en expresar la idea de que el habla juega un
papel decisivo en la formación de los procesos mentales. Se sirvió de estudios sobre el desarrollo
del pensamiento y del habla, teorías, como las de Karl Bühler, W. Stein y J. Piaget, que revisa en
su libro.
Vigotsky otorga, al igual que Piaget, un papel destacado a la comunicación en el proceso
evolutivo de las estructuras cognitivas. Pero difiere de él en varios puntos y matiza otros. Un
apartado básico en esta disparidad de opiniones es el dedicado al lenguaje egocéntrico.
Para Piaget en el lenguaje egocéntrico la función conativa del lenguaje tiene un lugar muy
reducido. El predominio lo tienen las funciones expresiva y cognitiva, sobre todo la primera. El
lenguaje todavía no está socializado y el niño habla para sí mismo como si pensase en voz alta. La
palabra sirve para acompañar, reforzar o suplantar la acción, no para comunicarse con los
demás. En el caso de los monólogos colectivos, cada uno asocia a otro su acción o su
pensamiento momentáneo, pero sin preocuparse de ser escuchado o comprendido realmente.
No interviene nunca el punto de vista del interlocutor, éste es sólo un "excitante" (Richelle, 1978).
En esta fase el uso del lenguaje por parte del niño no es un uso social, sino que, más bien, lo
que hace, en opinión de Piaget, es reflejar su organización y desarrollo cognitivos. Poco a poco,
sin embargo, el lenguaje egocéntrico irá cediendo paso a la socialización. El niño se descentrará y
comenzará a tener en cuenta a los "otros'.
La hipótesis de Vygotsky es inversa a la de Piaget. Piensa que el lenguaje egocéntrico
proviene del lenguaje socializado. El origen es el intercambio con su ambiente, con el
lenguaje de sus padres, con el contexto socio-cultural. El niño practica sus interacciones con el
ambiente recurriendo a ese código externo. Progresivamente el lenguaje se convertirá en un
instrumento para comunicarse no sólo con el medio, sino también consigo mismo. El lenguaje se irá
interiorizando.
El lenguaje tendrá pues, según este autor, dos funciones principales: la
comunicación externa y la manipulación interna de los pensamientos.
Vigotsky intenta también clarificar las relaciones entre pensamiento y lenguaje. Desde el
punto de vista ontogénico, el lenguaje y el pensamiento tienen raíces distintas (aunque estamos
ante un problema difícil de clarificar). Por otra parte, en la filogenia del pensamiento y el lenguaje
son claramente discernibles una fase prelingüística en el desarrollo del pensamiento y una fase
preintelectual en el desarrollo del lenguaje.
Hasta los dos años pensamiento y lenguaje siguen caminos independientes. Los gritos y
balbuceos del bebé no tienen que ver con el pensamiento, sino que apuntan objetivos totalmente
sociales, como, por ejemplo, atraer la atención.
Pero alrededor de los dos años ambos convergen, aunque manteniéndose en
compartimentos distintos: el pensamiento se hace más verbal y el lenguaje se hace más racional. El
niño se interesa por las palabras, hace preguntas, se incrementa rápidamente el vocabulario...
De los tres a los siete años el niño interioriza progresivamente ente el lenguaje. Durante esta
etapa se establecerán dos planos lingüísticos: el lenguaje externo (fonético y sintáctico) y el
lenguaje interior, derivado del lenguaje egocéntrico, significativo y semántico. En estos años la
diferencia no será radical, pero a partir de determinada edad ambos planos, aunque partes de una
unidad, estarán perfectamente separados y tendrán funcionalidades distintas: el lenguaje interior
será un lenguaje para uno mismo y el lenguaje exterior un lenguaje para los otros. El lenguaje
egocéntrico será un fenómeno de transición entre el funcionamiento interpsíquico y el
intrapsíquico, en cuanto a función y estructura.
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"Para adquirir –nos dice Vygotsky- el dominio del lenguaje externo, el niño arranca de una
palabra, luego conecta dos o tres, un poco más tarde pasa de frases simples a otras más
complicadas, y finalmente a un lenguaje coherente formado por una serie de oraciones; en
otras palabras, va de la fracción a un todo. En lo que respecta al significado, las primeras
palabras de un niño cumplen el papel de una oración completa. Desde el punto de vista
semántico los niños parten de la totalidad de un complejo significativo, y sólo más tarde
comienzan a dominar las diferentes unidades semánticas –los significados de las palabras- y
a dividir su pensamiento anterior indiferenciado en esas unidades. Los aspectos externos y
semánticos del lenguaje se desarrolla en direcciones opuestas, uno va de lo particular a lo
general, de la palabra a la frase, y el otro de lo general a lo particular, de la oración a la
palabra", Vygotsky, 1998.
Ésta sería resumida la evolución del desarrollo lingüístico del niño en esta etapa. Además,
entre los tres y siete años, en el lenguaje egocéntrico del niño va desapareciendo el
aspecto vocal. "La vocalización decreciente del lenguaje egocéntrico denota el desarrollo de una
abstracción del sonido, una nueva facultad del niño para pensar palabras en lugar de
pronunciarlas", Vygotsky.
Así pues, el pensamiento verbal del hombre, para Vygotsky, tendrá dos aspectos: e l
l e n g u a j e e x t e r i o r y e l i n t e r i o r . A s í , e x p l i c a l a s características del lenguaje
interiorizado. En primer lugar, dice que su sintaxis es peculiar comparado con el
externo. Parece desconectado e incompleto. Esto se debe a su tendencia a una FORMA
ABREVIADA. El lenguaje interior tiende a eliminar el sujeto y toda palabra relacionada con él. La
PREDICACIÓN es preeminente.
Este fenómeno se da también en el lenguaje externo. Vygotsky lo ejemplifica con
fragmentos de la Ana Karenina de Tolstoi, en la que los personajes se comprenden mutuamente
sin necesidad de ser demasiado explícitos en sus manifestaciones lingüísticas. En el
lenguaje interior, estas excepciones del lenguaje exterior son la regla. En el lenguaje interiorizado
podemos elidir y simplificar la sintaxis porque las referencias necesarias para expresarse
con exactitud no son necesarias como en el lenguaje externo. Nosotros sabemos sobre qué
estamos pensando, o sea, que siempre conocemos el tema y la situación.
En el proceso de interiorización del lenguaje egocéntrico la estructura del lenguaje se torna
gradualmente menos completa y coherente, al quedar gobernada por una sintaxis casi totalmente
predicativa. Mientras más diferenciada se vuelve la función del lenguaje egocéntrico, más agudas
son sus peculiaridades sintácticas: SIMPLICIDAD y PREDICACIÓN. Y, junto a esto, la VOCALIZACIÓN
DECRECIENTE.
Con los aspectos sintáctico y fonético reducidos al mínimo, el significado está más que nunca
en primer plano. Vygotsky toma la distinción de Paulham entre significado y sentido para explicar
que en el lenguaje interior hay una PREPONDERANCIA DEL SENTIDO sobre el significado. Para
Paulham el sentido es la suma de todos los sucesos psicológicos que la palabra provoca en nuestras
conciencias. Constituye un complejo dinámico y fluido que presenta varias zonas de estabilidad
diferente. El significado es una de estas zonas, la más estable y precisa. El sentido depende del
contexto, el significado no varía.
El sentido de la palabra cambia en las distintas mentes y situaciones y es casi ilimitado. El
sentido de una oración se relaciona con ellas en su totalidad y no con sus palabras individuales. "La
regla que rige el lenguaje interiorizado es el predominio del sentido sobre el significado, de la
oración sobre la palabra, y del contexto sobre la oración" (p. 159).
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Además en el lenguaje interiorizado una sola palabra está tan saturada de sentido, que se
requerirían muchas otras para explicarla en el lenguaje exterior. Nuestro pensamiento verbal suele
aglutinar en este nivel interno un gran número de significado asociados y de amplitud de sentido.
Este fenómeno lo explica Vygotsky refiriendo el título y el contenido de Almas muertas, de Gogol.
Con lo que, quizás ni directamente, emparenta la palabra del lenguaje interior con la pluralidad
significativa de la palabra poética. "El lenguaje interiorizado –apunta el psicólogo ruso- es en gran
parte un pensamiento de significados puros, es dinámico e inestable, fluctúa entre la palabra y el
pensamiento, los dos componentes más o menos delineados del pensamiento verbal".
Por lo tanto, el habla interiorizada es una función autónoma del lenguaje, un plano diferente
del pensamiento verbal. La transición del lenguaje interior al lenguaje externo no es una simple
traducción, una simple vocalización. Es un proceso dinámico y complejo que envuelve la
transformación de la estructura predicativa e idiomática del lenguaje interior en un lenguaje
sintácticamente articulado e inteligible para los demás. Se percibe en esta idea los fundamentos de
una teoría lingüística basada en dos estructuras lingüísticas, la profunda y la superficial, y una serie
de transformaciones que determinan el paso de una a otra. Nos referimos, claro está, a la
gramática generativo-transformacional, que, curiosamente, a partir de presupuestos innatistas,
coincide con Vygotsky en determinados aspectos.
En definitiva, el desarrollo del pensamiento verbal sigue, habitualmente, el siguiente curso: "a
partir del motivo que engendra el pensamiento (la base afectivo-volitiva) a la estructuración del
pensamiento, primero en lenguaje interiorizado, luego en significado de palabras y finalmente en
palabras". El proceso de comprensión por parte del receptor será, obviamente, a la inversa, a partir
de la palabra fonéticamente enunciada deberá llegar a la, intencionalidad originaria, al subtexto
lingüístico.
1.2.3. LURIA
Luria desarrolla sus investigaciones en el marco de las investigaciones de Vygotsky y Pav1ov.
Estudia la función reguladora del lenguaje sobre la motricidad (Lenguaje y pensamiento). Su tesis es
resumida por Richelle: "...al principio, la regulación es puramente externa e iniciadora: la acción del
niño se subordina al lenguaje del adulto, que puede desempeñar un papel desencadenante (peor no
inhibidor del acto. Luego la regulación se convierte, permaneciendo externa, en inhibidora e
incitadora. Por fin se hace autónoma, y se subordina entonces la acción del lenguaje propio del niño,
eventualmente interiorizado" (Richelle, 1978).
El lenguaje adquiere una función regulativa y tiene el poder de coordinar, establecer y facilitar
otras formas de comportamiento. Aunque las primeras conductas verbales del niño son una especie
de comentario paralelo a la acción motora, sin determinarla ni guiarla (éste es el lenguaje
simpráxico de Luria). Hasta que, progresivamente la acción se subordina al lenguaje que la prepara.
Hacia el tercer año se instala la función inhibidora. El control verbal se desplaza del ambiente
al sujeto, que cada vez se muestra más capaz de regular sus conductas motoras mediante su propia
lengua, primero de forma incitadora y luego reguladora. El elemento verbal no desempeña un
papel incitante indiferenciado por su mera presencia, sino por su sentido. Será después de los cinco
años cuando la función reguladora fundada en el valor semántico del elemento verbal se instalará.
Luria saca estas conclusiones tras una serie de experimentos con niños de pocos años. En uno
de ellos consigue que unos niños mellizos con cierto retraso alcancen su nivel normal. En un primer
momento los separa y hace que uno de ellos practique con ejercicios lingüísticos. Es éste
justamente el que alcanza mayor desarrollo y el acceso al habla en menos tiempo.
Todo esto llevó a Luria a la conclusión de que el habla, que es el reflejo de la actividad
objetiva, influye directamente en la formación de la actividad compleja humana. Que el lenguaje (el
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segundo sistema de señales, según Pav1ov) introduce un nuevo principio de actividad nerviosa –la
abstracción- y con ello la generalización de las señales precedentes, elevando los procesos
mentales hasta un nuevo nivel.
En Teorías del lenguaje,1980, Brockart comenta que "el interés esencial de la teoría Vygotsky-
Luria, reside, a muestro entender, en la hipótesis de las dos transferencias sucesivas: el paso de la
regulación asumida por las características vocales de las emisiones infantiles, por una parte, y la
sustitución del control vocal por un control verbal (semántico) que se interioriza progresivamente,
por otro lado".
Brockart concreta las aportaciones de los estudiosos rusos en cuanto a la explicación de la
forma en que el niño aprehende el lenguaje en base a su funcionalidad y a la determinación del
medio social.
Estos dos tipos de representación están estrechamente ligados con la interrelación con el
medio ambiente. Es el medio social el que aporta el sistema simbólico, tributario de la cultura (esto
coincide con las ideas de la psicología rusa). "No se registra -escribe Bruner- un impulso interno
para el desarrollo sin un correspondiente impulso externo. Dada la naturaleza del hombre como
especie, su desarrollo está enlazado tanto con los amplificadores (familia y cultura) externos de las
facultades humanas como con dichas facultades" (1966).
Aparece entonces la representación simbólica, la última en el desarrollo y la más adaptable y
flexible. Las imágenes se convierten en símbolos y son integradas en combinaciones sucesivas,
siendo posibles tanto las transformaciones como las combinaciones. La imagen está ligada a
aquello que representa, mientras que el símbolo (el signo), caso de la palabra tiene una conexión
puramente arbitraria con lo simbolizado. El niño, a través de la representación simbólica puede
ahora ordenar su mundo, a partir de dos rasgos característicos de esta forma de representación: la
categorización y la jerarquización.
Bruner entiende el desarrollo cognitivo como el desarrollo de dos formas de competencia:
-La habilidad para representar las regularidades iterativas del medio ambiente;
-La habilidad para superar lo momentáneo, desarrollando modos de enlazar el pasado con el
presente y el futuro, a lo cual contribuye el lenguaje, que, mediante la utilización del símbolo,
libera al individuo del aquí y el ahora, del contexto presente.
La íntima relación existente entre el origen del hombre y el origen del lenguaje hizo que
desde la época clásica los filósofos indagasen sobre el origen del lenguaje y su relación con el
pensamiento. En la Grecia presocrática se sientan ya las dos posturas esenciales al respecto: el
lenguaje tiene un origen divino (Heráclito), el lenguaje tiene un origen convencional (Demócrito).
Estas dos posturas perduran hasta la llegada del Renacimiento, época en la que los estudios sobre
el origen del lenguaje se abordan desde una perspectiva filosófica y lingüística. Así Sánchez de la
Brozas acepta la intervención divina exclusivamente en la formación de la primera lengua natural,
pero no en las restantes lenguas, que tendrían un origen convencional.
A partir del siglo XVIII (Locke, Condillac, Leibniz) se insistió en el carácter convencional del
origen del lenguaje.
Desde esta perspectiva, la preocupación por el lenguaje se inserta en una preocupación
general por el hombre.
Es en el siglo XIX cuando surge la filosofía del lenguaje como una rama específica. Y desde
esta perspectiva, el lenguaje se estudia desde concepciones diversas:
a) Como algo conocido y, por lo tanto, los esfuerzos se concentran en ver las relaciones con el
pensamiento, al que consideran prioritario (filosofía alemana).
b) Se centran en el lenguaje en sí mismo en tanto causa de la mala interpretación de la
Filosofía (filosofía analítica). La actividad propia de la filosofía es aclarar el lenguaje, es
decir, esclarecer los conceptos, ya que los problemas filosóficos se originan en la confusión
lingüística. Esta línea se sigue durante el siglo XX en Reino Unido y EEUU.
c) Se centran en el uso que del lenguaje hacen los filósofos (Escuela de Oxford). Durante los
años sesenta del siglo pasado, Austin y Searle, elaboran la teoría de los actos de habla,
explicada en el tema dos del temario de las oposiciones. Aquí me limitaré a exponer las
funciones del lenguaje que determinó Austin teniendo en cuenta el factor contextual del
proceso de la comunicación: acto locutivo (lo que simplemente se dice), acto ilocutivo (lo
que se hace cuando se dice), acto perlocutivo (lo que se consigue por medio de decir).
3.1. CHOMSKY
Chomsky, posteriormente, señalará que la rapidez en la adquisición del lenguaje confirma
que tiene una base genética, innata. Según la gramática generativa el lenguaje está antes que el
pensamiento, existe un mecanismo idiomático innato, que hace suponer que el pensamiento se
desarrolla como consecuencia del desarrollo de dicho mecanismo. Por lo tanto, si se considera que
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el lenguaje es un estado interior del cerebro del hablante, independiente de otros elementos
adquiridos del entorno social, entonces es fácil suponer que primero está el lenguaje y después el
pensamiento. Se postula la necesidad de un enfoque deductivo, en el que la lingüística como
ciencia del lenguaje se vuelve cognitiva, de ella se trata más adelante.
3.2. LA PSICOLINGÜÍSTICA
Corriente que se desarrolla primero dentro de la lingüística hasta que se constituye como
disciplina o ciencia que estudia las relaciones entre el comportamiento verbal y los procesos
psicológicos que subyacen a él. Autores como Guillaume en Europa y Osgood y Sebeok en América
realizan estudios que llamaron la atención sobre el hecho de que el uso ordinario de una lengua
involucra la creación de representaciones mentales que implican una relación del habla, como
fenómeno físico-acústico, con el pensamiento (nivel neuronal), como fenómeno físico-químico. Su
meta ha sido comprender el carácter de aquellas representaciones, la naturaleza de las operaciones
que hacen posible el procesamiento de la información que las crea y los mecanismos por medio de
los cuales los niños alcanzan, con asombrosa facilidad, la capacidad de los adultos para interactuar
comunicativamente.
Así la psicolingüística contemporánea se nos presenta como un campo interdisciplinario que
combina los aportes de dos disciplinas: la lingüística y la psicología cognitiva experimental.
Comienza a desarrollarse hacia los años sesenta.
Osgood y Sebeok trataban de realizar el análisis taxonómico de las lenguas y la observación y
clasificación de sus aspectos primarios, lo que recuerda la concepción de lenguaje que manejaban
los psicólogos, es decir, la de que el habla es otro tipo de conducta motora. Y, como una conducta
más de las operaciones mentales, el habla puede ser explicada como una cadena asociada de
conductas menores: el habla es el producto de unidades conductuales de sonidos combinados por
hábitos y un sistema de recompensa que origina a su vez oraciones, etc. En consecuencia, la
adquisición de una lengua es un proceso formador de hábitos lingüísticos vía recompensa, según la
naturaleza de la relación de un estímulo y de una respuesta (Bloomfield). En esta primera fase,
interesa de la teoría matemática de la comunicación de Shannon, como objeto de estudio, los
procesos de codificación (producción) y descodificación (comprensión) en diferentes situaciones,
empleándose para ello el modelo probabilístico que se había utilizado en esta teoría y que permite
describir la jerarquía de respuestas y, a partir de aquí, poder entender la relación que existe entre
lenguaje y pensamiento.
Más tarde, en los años sesenta y setenta, las aportaciones de Chomsky llevaron a considerar
que el lenguaje debe entenderse como un sistema de reglas y principios que funcionan a nivel
cognitivo, describibles y generadoras de oraciones en forma hablada. Sin embargo, los objetos de
análisis deberían ser aquellas características del sistema gramatical. Así, el lenguaje no es una
conducta, ni tampoco puede adquirirse por principios del condicionamiento. Las representaciones
que se adquieren son mentales. Los niños aprenden su lengua sólo porque biológicamente la
facultad se encuentra en la especie humana. La facultad del lenguaje participa en cada aspecto de
la vida humana del pensamiento y la interacción. Así se postula la necesidad de un enfoque
deductivo, en el que la lingüística como ciencia del lenguaje se vuelve cognitiva.
Esta visión se vio enriquecida con los trabajos de la psicología cognitiva (Piaget), y de la que
hemos hablado anteriormente, la cual explicaba el aprendizaje verbal como un proceso mental o
cognitivo que dependía sobre todo del aprendiz y no tanto de la situación o contexto socio-cultural.
En esta época se acentúan los intereses investigadores en el ámbito de la adquisición del
lenguaje, florecen los estudios del lenguaje infantil para descubrir qué es lo que los niños deben
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4. CONCLUSIÓN
Una vez vistas las diversas disciplinas (psicología, lingüística...) y teorías que abordan la
relación entre el lenguaje y el pensamiento se puede concluir que existe una interrelación entre
ambos si bien los datos que poseemos no son concluyentes ya que las disciplinas (psicolingüística,
lingüística cognitiva...) que los investigan y estudian están desarrollándose y ello impide llegar a
soluciones definitivas. Si bien cabe resaltar que el considerar la preeminencia del lenguaje sobre el
pensamiento o viceversa y, finalmente, aceptar que existe una interrelación entre ellos, ha sido
posible gracias al interés por los estudios sobre la adquisición de lenguas y por diferentes aspectos
de la cognición.
BIBLIOGRAFÍA