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16 de septiembre de 2019
Este escrito tiene como fin hacer un análisis de la presencia de la religión en el tercer
capítulo, El cura, de la novela Manuela de Eugenio Díaz y en el cuento San Antoñito de
Tomás Carrasquilla. Para dicho análisis se retomarán aspectos como la política, el
poder, lo rural, lo urbano, lo femenino, lo masculino, entre otros.
Así pues, la conversación de ambos personajes empezó a girar en torno a esa idea de
nación la cual, ligada a nociones como civilización y progreso estaba caracterizada por:
una idealización y exaltación de los Estados Unidos (y este país como un punto de
comparación en asuntos como el diseño de las posadas), un adoctrinamiento del pueblo
y una fuerte presencia de la imprenta.
Ya para hablar de San Antoñito, cabe señalar que la religión está presente desde el
mismo título de la obra; sin embargo, al estar ese título en diminutivo da una idea de
que habrá cierta ridiculización de este personaje y, en efecto, ello sucede hacia el final
de la narración.
En este cuento hay una fuerte crítica al fanatismo religioso encarnado por Aguedita y las
señoras Pino, mujeres que, tras haber descubierto en el joven Damián Rada al santo
ideal, hacen todo lo posible para llevar a cabo su cometido: que él pueda llegar a ser
sacerdote. Incluso Aguedita (quien es la primera en conocerlo en el texto) hace todo lo
posible por enviarlo a la ciudad, pues en el campo él no hubiera podido desplegar todo
su potencial.
Lo que más encantaba a las señoras era aquella parejura de genio; aquella
sonrisa, mueca celeste, que ni aún en el sueño despintaba Damiancito;
aquella cosa allá, indefinible, de ángel raquítico y enfermizo, que hasta a
esos dientes podridos y desparejos daba un destello de algo ebúrneo,
nacarino; aquel filtrarse la luz del alma por los ojos, por los poros de ese
muchacho tan feo al par que tan hermoso. (Carrasquilla, 1992, p.151).
En cuanto al propio Damián, se puede destacar que a pesar de que todo el tiempo cede a
las exigencias de sus protectoras, es gracias a sus supuestos modales y a su supuesta
castidad, que logra ubicarse en un lugar de poder desde el cual saca provecho de todos
los beneficios que le traían estas mujeres y termina decepcionándolas.
Como se puede observar, en ambas obras la religión tiene una gran influencia y se
instaura del lado del poder: por un lado, en Manuela, ella es un punto de partida para
instaurar leyes (y con ellas formas de la ética y de la moral) en una sociedad y, por otro
lado, en San Antoñito, ella llega a ser fetichizada, lo cual trae fatales consecuencias.
Bibliografía