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APUNTES HISTÓRICOS TEMPLO DE BELEN

De acuerdo a diferentes investigadores la ciudad de Cusco (Azevedo 1982, Agurto 1987),


habría estado conformada por tres círculos concéntricos en torno al Qorikancha, el
primero, el centro nobiliario habitado por los orejones, que se encontraba divido en Hanan
y Hurin por el camino al Antisuyo; el segundo que habría correspondido a los arrabales
contiguos al centro o cinturón de aislamiento, formado por andenes y tierras de cultivo, sin
contar con construcciones sino a futuro y el tercero que tocaría a los barrios satélites, que
estarían ocupados por los nobles provincianos con sus servidores, conservando sus
propias costumbres.

Además es posible indicar que el Valle de Cusco, se encontraba dividido en forma natural
por los tres pequeños ríos que lo atravesaban, así el centro nobiliario estaba ubicado entre
los riachuelos Tullumayo y Saphy, mientras que el Chunchullmayo dividía la zona de
aislamiento con los barrios satélites.

Agurto (Ibid), considera que la Zona urbana de la ciudad tenía una extensión de 476 Has.,
estando conformada por el Núcleo básico (40 Has), el área de expansión (48Has) y el
cinturón del sector de aislamiento (105 Has); mientras que los barrios del sector periférico
se extendían a lo largo y ancho de 283 hectáreas, seguidos por una zona sub urbana con
540 Has. Y la zona rural dentro de un polígono de alrededor de 50 Km. De radio.
Calculando el mismo autor la población en 16,000 personas para el sector central, 56,000
para los barrios periféricos y 54,000 para la zona suburbana.
Información que se basa, en lo manifestado por los cronistas que llegaron a conocer
Cusco, señalando la manera en la que estaba conformada la ciudad de Cusco, en ese
sentido la edificación del templo de Belén habría sido designada en Cayaucachi, como
parte precisamente de uno de los denominados barrios satélites, ubicado al Oeste y lejos
del último barrio de la ciudad nobiliaria denominado Pumacchupan (cola de puma).
Garcilaso de la Vega (1609) refiere:

“ … Pasado el barrio de Rimacpampa esta otro, al mediodia de la ciudad, que se dice


Pumapchupan; quiere decir: cola de leon, porque aquel barrio fenece en punta, por dos
arroyos que al fin de el se juntan, haciendo punta de escuadra. Tambien le dieron este
nombre por decir que era aquel barrio lo ultimo de la ciudad: quisieron honrarle con llamarle
cola y cabo del leon. Sin esto, tenian leones en el, y otros animales fieros. Lejos de este
barrio, al poniente de el, habia un pueblo de mas de trescientos vecinos llamado Cayaucachi.
Estaba aquel pueblo mas de mil pasos de las ultimas casas de la ciudad; esto era el ano de
mil quinientos y sesenta; ahora, que es el ano de mil y seiscientos y dos, que escribo esto,
esta ya (segun me han dicho) dentro, en el Cuzco, cuya poblacion se ha estendido tanto que
lo ha abrazado en si por todas partes. u/o …” (1985: 2987)

Junto al barrio de Cayaucachi, siguiendo el curso de las agujas del reloj se encontraba
Chaquillchaca, cuya descripción se menciona a continuación, correspondiendo al camino
hacia Contisuyo:

“Al poniente de la ciudad, otros mil passos della, havia otro barrio llamado Chaquillchaca,
que tambien es nombre impertinente por compuesto, si ya no es proprio. Por alli sale el
camino real que va a Contisuyu; cerca de aquel camino estan dos caños de muy linda
agua, que va encañada por debaxo de tierra; no saben decir los indios por donde la
llevaron, por que es obra muy antigua, y tambien por que va fallando las tradiciones de
cosas tan particulares. Llaman Collquemacchauay a aquéllos caños: quiere decir
culebras de plata, por que el agua se asemeja en lo blanco a la plata y los caños a las
culebras en las bueltas que van dando por la tierra. También me han dicho que llega ya la
poblazón de la ciudad hasta Chaquillchaca” ( Ibid)
Más adelante el mismo cronista agrega que la ciudad de Cusco contenía la descripción de
todo el imperio, puesto que en ella se encontraban los barrios divididos en los cuatro suyos
que formaban el gran Tahuantinsuyo y los reducidos para el servicio de los Inkas, poblaban
los lugares que les correspondían de acuerdo a la ubicación del pueblo del que provenían,
del mismo modo los curacas hacían sus casas para cuando tuvieran que presentarse al
Inka:

“...Los cuaracas hacían sus casas para cuando vinieran a la corte y cabe las del uno
hazia otro las suyas, y luego otro y otro, guardando cada uno de ellos el sitio de su
provincia; que si estava a mano derecha de su vecino labrava sus casas a su mano
derecha, y si a la izquierda, a la izquierda, y si a las espaldas, a las espaldas, por tal orden
y concierto, que bien mirados aquellos barrios y las casas de tantas y tan diversas
naciones como en ellas vivian, se veían y comprendia todo el imperio junto, como en el
espejo o una pintura de cosmografía” (Ibid: 288).

Continúa la descripción mencionando, que de esta manera en aquel gran cerco de


barrios y casas vivían solamente los vasallos de todo el imperio y no los Inkas, ni los de
sangre real; porque éstos eran arrabales de la ciudad. Cieza de León (1553), señala al
respecto:

“...Y como esta ciudad estuviese llena de naciones extranjeras y tan peregrinas, pues
había indios de Chile, Pasto, Cañares, Chachapoyas, Guancas, Collas y de los mas linajes
que hay en las provincias ya dichas, cada linaje dellas estaba por si en el lugar y parte
que les era señalado por los gobernadores de la misma ciudad...” (1962: 243)

Por otra parte, esta ciudad Inka al ser capital de un territorio de la magnitud del
Tawantinsuyo, tuvo gran poder no sólo político, social, económico, sino también y
principalmente religioso, aspecto este último que es resaltado por varios cronistas;
considerada como una gran urbe sagrada, Cusco, fue objeto de múltiples expresiones de
admiración; Polo de Ondegardo (1571), señala:

"...aquella ciudad de Cuzco era casa y morada de dioses, e ansi no avia en toda ella
fuente ny paso ny pared que no dixesen que tenya mysterio como paresce en cada
manyfestacion de los adoratorios de aquella ciudad ." (Polo de Ondegardo 1972)

Raúl Porras Barrenechea en el prólogo de su obra, Antología de Cuzco (1961), recogiendo


las frases emitidas por los cronistas, señala que la impresión que reflejan dichos relatos, es
la de que Cusco, fue en "la época del Incario y en la América primitiva no sólo capital
de un imperio sino un inmenso santuario. Podría decirse que el Cuzco fue uno de
los grandes ídolos indígenas y como una Ciudad-Dios que ejerció una fascinación
misteriosa..."

Obviamente, las referidas expresiones eran desprendidas por las admirables estructuras
de este gran Estado, máxime que, el espacio ocupado por éste, contaba además con un
sistema ritual conformado por varios santuarios o huacas, organizados a través de líneas
imaginarias que partían del Qorikancha, denominadas ceques, que estaban distribuidas
equitativamente entre los barrios, al cuidado de las panacas, contando 42 ceques y más
de 328 santuarios; el cronista Bernabé Cobo, que es el que describe con mayor precisión
este aspecto señala: "

Del templo del sol salían como de centro ciertas líneas, que los indios llaman, ceques y
hacíanse quatro partes conforme a los quatro caminos Reales que salían del Cuzco; y en
cada uno de aquellos ceques estaban por su orden las Guacas, y adoratorios que havía
en el Cuzco, y su comarca, como estaciones de lugares píos, cuya veneración era general
a todos...y cada ceque estaba a cargo de las parcialidades y familias de dicha ciudad..."
(Cobo 1956)

Brian S. Bauer (2000) refiere que el Contisuyo, que incluye en su territorio el espacio en el
que se encuentra el Templo en estudio, se encuentra al Sur y al sudoeste de la ciudad de
Cusco; señalando el cerro Anaguarque como punto divisorio entre Collasuyo y Contisuyo,
recorriendo el primer ceque por su cumbre. En cuanto a la división entre Contisuyo y
Chinchaysuyo, que marcaba la separación entre Hanan y Hurin Cusco, no tiene una
definición precisa, aparentemente estaría en algún lugar al Sur de Cusco, entre el
santuario de Pantanaya, que según la Relación de las Guacas de Cusco de Bernabé Cobo,
correspondería al cuarto y último santuario del décimo cuarto ceque del Contisuyo y la
cuesta de Picchu.

Época Virreinal

Luego de fundada la ciudad de Cusco por los españoles en 1534, procedieron a realizar el
reparto de solares, prefiriendo ocupar el centro nobiliario que contaba con construcciones
hermosas y sólidas, siendo desplazados hacia los barrios satélites todos los naturales,
cuyo adoctrinamiento en la religión católica fue implementado desde 1549 o 1550 a 1559
(Julien 1998: 89) por miembros de las órdenes religiosas delante de las puertas de los
monasterios.

Fue considerando el crecido número de la población indígena en la ciudad, que el 28 de


Abril de 1559, don Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete Virrey de Perú, emitió
una provisión, por la que disponía que el Corregidor de Cusco, Lic. Polo de Ondegardo,
edificara iglesias en esta ciudad, "en ciertos barrios, para la doctrina de los
naturales...", que sumaban aproximadamente 20,000, a fin de que éstos sepan dónde
acudir para ser evangelizados; señalando dicho mandato que el mencionado corregidor
vea los lugares más apropiados de los barrios en los que viven los indígenas, para que
levanten éstos mismos "una iglesia moderada", donde se reúnan a oír la doctrina cristiana
y se diga misa. Dichos templos se harían en los lugares y tamaño que pareciera a dicho
corregidor y con parecer del provisor de la iglesia.

En cumplimiento a dicha disposición, el Lic. Polo de Ondegardo y el provisor, instituyeron


cinco parroquias, cuatro de ellas en los arrabales de la ciudad: las parroquias de Santa
Ana, San Cristóbal, San Blas y Belén, en los asentamientos cercanos a la ciudad
denominados: Carmenca, Collcampata, Tococachi y Cayaucachi (Esquivel y Navia T. I
1980 197-198). Adquiriendo con la edificación de los indicados templos y la formación de
cabildos indígenas, la organización formal de una ciudad española, en esta etapa Juien,
señala que dos de las órdenes religiosas que tenían a su cargo el adoctrinamiento en
dichas parroquias realizaron un cambio, es así que la Orden de San Francisco tomó a la
ubicada en Carmenca y la de Belén que le correspondía fue asumida por los Mercedarios.

Al tomar posesión de las parroquias como en el caso de Belén el 25 de Julio de 1561,


fueron nombrados sus alcaldes, así el 26 de Febrero del 1560 fue elegido don Juan Usca
Mayta, siendo la fecha de nombramiento anterior a la de posesión, en Belén, al siguiente
año hubo otro nombramiento recayendo éste en don Felipe, los alcaldes se ocupaban de la
entrega de leña y alimentos a los frailes que les daban doctrina, en Belén un testigo, Juan
Nieto, refería que los mercedarios cobraban a las indias viejas además de los tributarios
(Julien 1998: 85)
Esta estructura constituida por cinco parroquias, fue reformada durante la visita efectuada
por el Virrey Francisco de Toledo que se desarrolló entre los años de 1570 y 1575, siendo
en 1572 creadas tres parroquias adicionales, dos en las cercanías de la ciudad la
parroquia del Hospital de los Naturales (San Pedro) y de Santiago, siendo reducidos
algunos asentamientos del valle de Cusco a las mismas y fuera de la ciudad: San
Jerónimo.

La visita general tuvo como propósito realizar una nueva tasación de tributarios y reducir
los grupos dispersos a núcleos urbanos al estilo español, para facilitar la evangelización,
después de la reducción y el nuevo reparto de tierras que acompañaba al traslado de la
población al pueblo nuevo, otro visitador informaría lo que se podía tasar para los tributos
(Ibid)

Además de las reducciones, los integrantes de las parroquias fueron encomendados a la


corona española, hallándose diferenciación entre ellos por su origen y su función, así cook
1975: 210; Julien 1998:86, al referirse a yanaconas e indios cusqueños de su majestad en
las parroquias de Cusco, señalan la existencia de los mismos que no pagaban tributo
desde que habían ingresado los españoles, por lo cual el virrey Francisco de Toledo, el 11
de agosto de 1572, incorporó a la corona española todos los indios cusqueños, yanaconas
e indios de dicha ciudad y parroquias de ella y de los valles de su jurisdicción que no
estaban encomendados, cualquiera fuera la función que cumplieran; en la parroquia de
Belén, se indicaba que existían 255 indios cusqueños, los cuales fueron tasados en 765
pesos de plata ensayada y marcada a razón de tres pesos cada uno, 170 yanaconas, que
daban 510 pesos de plata ensayada a razón de tres pesos cada uno. De cuyo ingreso se
aplicaba 400 pesos ensayados para el salario del sacerdote que los evangelizaba.

Por otra parte Catherine Julien, señala que en una carta efectuada por el virrey Toledo
sobre el resultado de su visita a Cusco en 1572, menciona la existencia de tres grupos
reducidos en las parroquias de Cusco, conformados por los yanaconas; los cañares y
Chachapoyas y los residentes de la ciudad, los dos últimos grupos considerados como
Cuscos. Situación que congregaba a todos los residentes de la ciudad pre hispánica,
incluso las panacas o descendientes de los reyes incaicos y otros ayllus de linaje no real;
no obstante dice la mencionada investigadora, no se ha encontrado documentación
alguna que particularice su distribución entre parroquias (Ibid)

Entre los siglos XVII y XVIII, la parroquia de Belén estaba conformada por los ayllus
Collana, Hurisaya, Wimpilla, Suti Uscamayuta y Kesco (Ibid)

Manifiesta John Rowe (1994), según un documento hallado en el Archivo Departamental


de Cusco, el templo y el pueblo de Belén, tuvieron que ser cambiados del espacio que
antes habrían ocupado, identificado a la fecha como Coripata, a una nueva ubicación, que
correspondería al barrio de Chaquilchaca, por un problema sobre la provisión de agua, con
Luis Henriquez de Monroy, aspecto que debió darse antes del terremoto de 1650, por
tratarse de un problema que requería urgente atención.

La separación física entre la ciudad y las parroquias de los arrabales en 1650 era evidente,
como se desprende del informe realizado por don Juan de la Serda y de la Coruña (Colec.
H.V.U 1970: 206), citado por Julien, de una visita que fue realizada luego del terremoto de
dicho año, indicando que en las parroquias de San Cristóbal y San Blas se incorporaron
más habitantes españoles que en las otras parroquias; según los visitadores, agrega, éstas
tenían más casas buenas y más residentes españoles que las demás, probablemente por
su cercanía a la ciudad, pues la otras se encontraban al otro lado del río Huatanay.
Refiriéndose sin duda a su separación por el río denominado Chunchullmayo.
Agrega que a las parroquias, incluyendo las de Belén y Santiago se les cayeron los
templos y muchas casas y las demás quedaron muy afectadas, habiéndose producido la
muerte de quince o veinte naturales entre hombres y mujeres, disponiendo que no se
lleven a cabo procesiones por las plazas ni calles de noche ni de día; derribándose las
esquinas y paredes que estaban peligrosas.

Aspecto que se hace evidente en la comunicación que realiza el cura del Hospital de
Naturales a su tío el obispo Manuel Mollinedo Angulo, en 1683, informándole que el
territorio de su Parroquia estaba parte dentro de la ciudad y lo "restante en los confines de
ella, pasando el río junto a la de Santiago donde está la población de los indios y a estado
desde la fundación de la ciudad" (Gutiérrez 1987)

Es conveniente indicar que como se señaló líneas antes, el terremoto de 1650. que
prácticamente destruyó la ciudad de Cusco, dejó en escombros el templo de Belén al igual
que el de Santiago, por haber sido la fuerza del movimiento dice Esquivel y Navia, en las
partes del poniente y mediodía.

En 1835, Blanco refería que Santiago y Belén como las demás parroquias se hallaban
desiertas de casas, sin particularidad alguna, aspecto que nos informa que la separación
entre la ciudad y los indicados barrios continuaba siendo evidente.

Los gráficos de George Squier de 1863, así como de Enrique E. Silgado y Mauro
Valderrama de 1900, nos demuestran que la comunicación de los barrios indicados con la
ciudad, era efectuada mediante sus respectivos puentes, notándose su separación y la
falta de población en ellos. Muchos investigadores que se refieren a la expansión urbana
manifiestan que aproximadamente a partir de 1920, cuando la ciudad empezó a sufrir
diversos cambios, como la instalación de energía eléctrica, la llegada del ferrocarril, de los
primeros vehículos motorizados y la preocupación por la salud e higiene; es que los barrios
de Belén Santiago y Almudena lograron articularse entre ellos y el crecimiento demográfico
permitió la ocupación paulatina de las áreas de cultivo con viviendas.

Después del terremoto de 1950, como en toda la ciudad de Cusco, se dieron mayores
transformaciones, una de ellas, la que concluyó uniendo la ciudad con estos barrios
aislados, fue la canalización del río y la habilitación de la Avenida del Ejército. Al respecto
Patricia Ruiz Bravo, en su Estudio Cusco, Ciudad y Mercado textualmente dice: "Hacia el
otro lado, la prolongación de la Avenida Sol, la Avenida del Ejército, Avenida Grau y la
canalización del Chunchullmayo, articularon definitivamente los barrios sub-urbanos de la
zona. Alli también se instalaron unidades vecinales como Santiago y Zarzuela” (Ruiz y
Monge1983: 55-56)

De esta manera el terremoto de 1950, que causó grandes estragos en la ciudad, por su
violencia ante viviendas envejecidas por el tiempo y el descuido, significó el punto de
partida para impulsar su desarrollo y crecimiento poblacional, puesto que durante las
primeras décadas del siglo XX, la población solo alcanzaba a 20,000 aproximadamente y
según el censo de 1940, contaba con 40,675 habitantes (Ibid). Mientras que en 1950 la
población aumento a 216 Hb. Por Ha. (Azevedo 1982); en 1961 la cifra era de 79,875; en
1972 llegaba a 121,464 y en 1983 se calculaba en 181,604 (Ruiz y Monge y el año 2,000
Cusco con sus distritos, contaba con 304,152 (INEI)

Fueron las medidas económicas que adoptó el gobierno atendiendo las necesidades del
Pueblo cuya ciudad se hallaba destruida y no contaba con viviendas suficientes, que
consiguieran rápidamente dar dinamicidad y crecimiento a la población; creando
inmediatamente la Comisión Central para la Restauración de los Monumentos Histórico
artísticos de Cusco, con una asignación de 60 millones de soles a razón de cuatro millones
por año a partir de 1951. Asimismo fue creado un nuevo impuesto al tabaco, cuyo ingreso
se destinó a promover la edificación pública y privada, así como el desarrollo industrial del
departamento, más tarde la indicada entidad fue transformada a Corporación de
Reconstrucción y Fomento de Cusco en 1952, impulsando la construcción de viviendas, las
que en la ciudad se hallaban tugurizadas; situación con la que la ciudad creció en varias
direcciones, incrementándose asimismo con pobladores emigrantes cuya mano de obra
era necesaria para las construcciones, reconstrucciones y restauración de monumentos.

Es importante también desde luego el mejoramiento de la infraestructura en la ciudad


como es la construcción de la Universidad Nacional en 1955, los colegios Garcilaso de la
Vega y Clorinda Matto, el Hospital Regional en 1964 y el aeropuerto en 1967.

Los espacios utilizados como terrenos de cultivo, fueron cediendo paso desde 1920 al
crecimiento urbano. La expansión urbana entre 1950 y 1973 con fines residenciales
corresponde a un total de 572,3 has., de las cuales 182 conciernen al distrito de Santiago,
que para entonces ya estaba distritalizado, sumándose a su jurisdicción Belén y Almudena,
que fueran creados como parroquias independientes en el virreinato. De este modo señala
Ruiz y Monge que en 1961 la población de los distritos de Wanchaq y

Santiago representaba la cuarta parte de la población total de la ciudad. El año 2000, el


distrito de Cusco contaba con 100,294 habitantes, mientras que el de Wanchaq con 58,715
y Santiago con 75,636 habitantes; el crecimiento de la población en los distritos fuera de la
ciudad de Cusco, obedecen sin duda al uso de éste último espacio por parte de
empresarios que destinan su uso al turismo; ocasionando que sus antiguos habitantes se
ubiquen en los distritos antes referidos.

Uno de los aspectos más resaltantes que ocasionó que la población de la ciudad de Cusco
y especialmente de los barrios actualmente congregados en el distrito de Santiago, se
hallara constantemente disminuida fueron las epidemias, cuyas enfermedades fueron
trasladadas de otros lugares, siendo la pobreza y falta de higiene, los aspectos que
facilitaron su incubación y desarrollo. Diego Esquivel Navia (1747), Paulo Azevedo (1982).

TEMPLO DE NUESTRA SEÑORA DE BELEN

Con el proceso de reducciones, los nuevos espacios destinados a las poblaciones


establecidas en el lugar, además de llevar el nombre del mismo, se les otorgaba el de una
imagen religiosa, que también llevaría su templo, en el presente caso su denominación
correspondía a la de Los Reyes, cuya representación en piedra en bajo relieve se
encuentra en el segundo cuerpo de la portada principal del templo, con características
adecuadas a la usanza española, montan dichos personajes vestidos como españoles
sendos caballos, en lugar de camellos, al medio el nacimiento del niño Jesús acompañado
de sus padres María y José, apreciándose además a sus costados en la parte superior dos
estrellas, simbolizando la estrella de Belén que según la tradición cristiana guió a los reyes
magos.

La designación de la iglesia que desde su fundación fue de “Los Reyes Magos”,


conmemorando a los magos que visitaron el nacimiento de Jesús, corresponde a las
leyendas religiosas en las que se mencionan generalmente el número de tres
probablemente por los tres regalos que fueron entregados, los nombres y la indicación de
que se trataba de reyes, que según el transcurso del tiempo algunos escritos señalaron
diferentes lugares de origen; no obstante el único Evangelio que se refiere a los indicados
viajeros es el de San Mateo, Capítulo 2, versículos 1 a 12 en los que se hace referencia a
los magos, que viajan de Oriente a Belén, al poco tiempo de haber nacido Jesús, guiados
por una estrella luminosa, preguntando donde había nacido el rey de los judíos para
adorarlo y ofrecerle sus presentes; información en la que no se menciona que los viajeros
fueran reyes, ni su número, ni sus nombres, textualmente:

La Adoración de los Magos

1. Jesús nació en Belén de Judea cuando gobernaba el rey Herodes. Y he aquí, unos
magos vinieron del oriente a Jerusalén.
2. Preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque al ver su
estrella en el oriente, hemos venido para adorarle.
3. Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó, y toda Jerusalén con él.
4. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les
preguntó dónde había de nacer el Cristo.
5. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6. Y tú, Belén, en la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los gobernadores de
Judá. Porque de ti saldrá un guiador, que pastoreará a mi pueblo Israel.
7. Entonces Herodes, llamó en secreto a los magos e indagó de ellos diligentemente
el tiempo de la aparición de la estrella;
8. y enviándolos a Belén, dijo: vayan, y averigüen con diligencia acerca del niño; y
cuando lo hallen, háganmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
9. Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el
oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el
niño.
10. Al ver la estrella, se regocijaron con gran alegría.
11. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
12. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes,
regresaron a su tierra por otro camino.

Esquivel y Navia, refiere el envío de una imagen de la Virgen de Belén a Cusco, por parte
del rey Carlos V en 1558, que fuera colocada en dicho templo al siguiente año, luego de
erigidas las cinco parroquias, la relación de dicho acontecimiento dice el cronista, se halla
en un cuadro que está en la Catedral, mandado pintar por el Obispo Mollinedo y Angulo al
conocido artista Basilio Santa Cruz; indicándose además el cambio de denominación del
templo en estudio de Parroquia de los Reyes al de la indicada imagen.

"Fatigados en las faenas de una caza, los pescadores del pueblo de San Miguel, llamado
vulgarmente Pitipiti, fundado en los extramuros del presidio del Callao, vieron una caja
que dominaba las ondas, llegaron a reconocer el prodigio, y hallando en él un sobrescrito
que decía: IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE BELEN PARA LA CIUDAD DEL CUZCO, lo
publicaron en el presidio y corrió la fama en Lima, conmoviéronse a la voz de milagro los
señores virrey y arzobispo, y viniendo a examinar con la Real audiencia la maravilla,
determinaron remitir aquel tesoro a esta ciudad; y en ella se echaron suertes por
disposición del señor obispo para saber cuál templo debía elegirse para depósito de esta
Señora. Cúpole la suerte a la parroquia de los Reyes, que desde entonces para
testimonio de su felicidad mudó su renombre; llamándose la parroquia de Nuestra señora
de Belén. en unas grandes secas que padeció esta ciudad invocó la piedad de esta
Señora; y sacándola en procesión, no bien dio vista a las esferas cuando fecundo el cielo,
se desató en abundante lluvia, que ofreció más saludable respiración a los humanos
pechos, etc." (Esquivel y Navia 1749, 1980 Tomo I: 200)
El lienzo al que se hace referencia líneas arriba como se indica fue pintado por Basilio
Santa Cruz, durante el período del obispo Manuel de Mollinedo y Angulo (1673 – 1699),
que aparece junto a la virgen, para fijar un acontecimiento que según dice la tradición
cristiana tuvo lugar en 1558, llegándose a cambiar por tal motivo el nombre del templo en
estudio al de Nuestra Señora de Belén; no obstante en el informe que a la mencionada
autoridad religiosa hace llegar el párroco de dicha doctrina en 1690, señala claramente y
cada vez que lo requiere “Nuestra Señora de los Reyes de Belén“, aspecto que sin duda
perduró, teniendo como evidencia la representación de los reyes magos visitando el
nacimiento de Jesús en Belén, en la portada del templo reconstruido luego del terremoto
de 1650.

En la misma pintura al lado izquierdo se observan otras escenas que expresan un milagro
que sucedió a Selenque, un rico personaje cusqueño habituado a la vida mundana, que
salvó a la imagen de la Virgen de Belén de caer durante una procesión que discurría por el
puente del mismo nombre; motivo por el que según la tradición, dicha Virgen imploró a su
hijo que evitará que fuera al infierno, puesto que su muerte se acercaba, revelación que
permitió a Selenque corregir su vida hasta su fallecimiento.

El Obispo Mollinedo y Angulo como se señala líneas arriba, habría instituido como patrona
del templo en estudio y de la ciudad de Cusco a la Virgen de Belén en 1678 (Covarrubias
1959: 152) y desde entonces señala Vargas Ugarte (1956: 160 – 163) no ha cesado de
otorgar a manos llenas sus favores y ha sido y continúa siendo el refugio de los
pecadores, el remedio de los enfermos y el consuelo de los afligidos. En diversas
ocasiones la han tomado como Patrona contra las prolongadas sequías de los campos y
es memorable el socorro que prestó a la ciudad el año 1726, cuando una peste de
tabardillo la afligía, se sacaron las imágenes del Señor de los Temblores, de la Linda y de
Nuestra Sra. de Belén, se les dedicó una novena de penitencia y luego fueron conducidas
a los templos de Santa Catalina y San Agustín, terminando estos actos el día 12 de Julio,
en que cesó el contagio.

Continuando la información de Vargas Ugarte, es posible indicar, que en 1644, el cabildo


eclesiástico de Cusco, obedeciendo la Cédula Real que ordenaba se celebrase a la Virgen
María. como Patrona de las Armas españolas, el domingo de Cuasimodo, en la imagen de
más devoción, escogió para este fin a la Virgen de Guadalupe, pero el 27 de Marzo del
siguiente año, los alcaldes y regidores de la ciudad reclamaron por que la Virgen de Belén
fuera la designada, por ser la más antigua y de mayor devoción, aspecto que fue
aprobado, revocando su primera determinación a favor de Nuestra Sra. de Belén en 1645.

La imagen de la Virgen de Belén es de talla y de vestir, tiene al niño en sus brazos y su


rostro es muy hermoso y apacible; en las fiestas la visten con destreza, le adornan el
cuello y manos con gargantillas de perlas y anillos caros, es sacada en procesión en andas
muy ricas de plata, su culto no ha disminuido a pesar del paso del tiempo, repartiendo el
afecto de su pueblo con el Señor de los temblores. La diócesis, por especial concesión del
Papa Pío VI, en enero de 1755, tiene oficio y misa propios de esta advocación.

En 1933, el Obispo de Cusco, Pedro Pascual Farfán, promovido como arzobispo de Lima,
solicitó a la Santa Sede la gracia de la coronación: habiendo sido accedido su pedido se
fijó el 8 de Diciembre para tal acto. Para cuyo fin fue previamente trasladada de su templo
al de San Francisco y al siguiente día se le condujo en procesión a la catedral, donde se
entonaron solemnes vísperas. El 8 después de la Misa Ponfical oficiada por el Arzobispo
electo rodeado de su cabildo y entonando las preces litúrgicas un coro de 500 voces, fue
ceñida la corona de oro en las sienes de dicha imagen. Fue el prefecto que en
representación del Presidente de la República, General Benavides, apadrinó la ceremonia,
en medio del alegre repicar de las campanas, del tronar de los cañones y de las
aclamaciones de la multitud.

Actualmente el templo en estudio cuenta con dos imágenes que representan a la Virgen de
Belén, pero no se determina cuál de ellas es la que formó parte de la tradición religiosa, de
haber sido enviada desde España, motivando además el cambio de denominación,
tampoco se precisa cuál de ellas fue la proclamada como patrona de armas, ni cuál de
ellas coronada por disposición de la misma Santa Sede.

Toda la información relacionada al nombre del templo en estudio, está enmarcada en la


tradición religiosa, teniendo sin embargo de acuerdo a la evidencia física de la presencia
de la representación de los magos visitando el nacimiento del niño en Belén, en la portada
del templo; que su denominación está relacionada a tal acontecimiento por lo que se puede
asumir que, considerando que todo recinto religioso cuenta con una advocación de la
virgen María, por ser considerada como la madre de Jesús y protectora de todo ser
humano, por tanto de vital importancia en la evangelización, fue designada la Virgen de
Belén por estar presente en el acontecimiento materia del nombre de la parroquia de
Cayau Cachi. Por lo que en 1690, era señalado como Nuestra Señora de los Reyes de
Belén.

 Proceso de Construcción y Mantenimiento - Resumen Cronológico

- La iglesia en estudio desde la fecha de su fundación en 1559, llevaba el nombre de


“Los Reyes Magos”, posteriormente tomó la denominación de Nuestra Señora de
los Reyes de Belén, para luego ser llamada indistintamente Templo de Nuestra
Señora de Belén, Templo de la Virgen de Belén, de Los Reyes, como de Nuestra
Señora de los Reyes de Belén, siendo este último calificativo el más utilizado hasta
los primeros años del siglo XX.

- El lienzo que se encuentra ubicado en la Catedral de Cusco, donde se retrata el


hallazgo de una escultura de la Virgen de Belén, en el mar, enviado posteriormente
al templo de Los Reyes, cambiándole el nombre al de dicha imagen; así como el
muy mentado relato sobre el cambio de conducta de Selenque, fue pintado por
Basilio Santa Cruz, durante el período del obispo Manuel de Mollinedo y Angulo
(1673 – 1699), que aparece junto a la virgen, para fijar un acontecimiento que
según dice la tradición cristiana tuvo lugar en 1558; por tanto fue instituida como
patrona del templo en estudio y de la ciudad de Cusco en 1678. Asimismo, años
antes en 1645, la referida imagen fue declarada como Patrona de las Armas
españolas, por Cédula Real. El 08 de Diciembre de 1933, a solicitud del Obispo
Pedro Pascual Farfán a la Santa Sede, fue coronada en medio de una ceremonia
apoteósica. Actualmente el templo en estudio cuenta con dos imágenes, sin saber
distinguir cuál de ellas fue la que enviaron de España; no obstante ninguna de las
dos parece cumplir con las características de dicho tiempo, aspecto que tiene sin
cuidado a la feligresía que toma como protagonista a una de ellas que es colocada
en el retablo de altar mayor y recibe todas las ceremonias, mientras que la otra
imagen acompaña en el retablo advocado a San José y recibe la denominación de
“la usurpadora”.

- En 1559 por provisión del Marqués de Cañete, Virrey de Perú fueron instituidas
cinco parroquias: la de Santa Ana en el barrio de Carmenca; la de San Cristóbal en
la ermita de Collcampata; la de San Blas obispo y mártir en el barrio de Tococachi a
la parte oriental; la de Cachipampa con título de San Sebastián o de los Mártires y
la del título de los Reyes en el barrio de Cayocachi; La edificación de sus
templos fue realizada hasta 1561, el templo en estudio no fue la excepción. La
referida edificación debió ser de adobe, reforzada por gruesos contrafuertes, muro
testero ochavado, nave alargada, separada del presbiterio por un gran arco triunfal,
coro alto de madera sobre canes y en forma de U, artesonado; Del mismo modo, la
integridad de sus muros decorados con pintura mural, que incluiría el retablo del
altar mayor, contando además con torre exenta.

- El terremoto de 1650 que prácticamente arrasó la ciudad de Cusco y con mucha


incidencia a la parroquia de Belén, afectando además a las provincias del
departamento, la parroquia de Belén fue una de las más afectadas, quedó muy
destruida al igual que su templo que la encontraron toda caída, paredes y
campanario, siendo su reconstrucción muy costosa

- En 1673 se hizo cargo del Obispado, Manuel de Mollinedo y Angulo, En memorial


dirigido al rey en 1678, refería que en el templo de Belén, habiéndose reunido 8,000
pesos de limosnas en dicha parroquia, se mandó fabricar una custodia de plata
sobredorada y esmaltada y que al templo adornaban pinturas con grandes marcos,
dotándosele además de un palio de plata y ornamentos sagrados.

- En 1690, aparentemente el templo se hallaba en buenas condiciones; sin embargo


el párroco Martín de Irure, señalaba en su informe al Obispo Manuel de Mollinedo y
Angulo, que estaba en proceso de construir uno nuevo en lugar de otro, puesto que
el antiguo que había apreciado el mismo, era “tan corta y obscura”, sin mencionar
ningún dato sobre el deterioro en el que debió haber estado luego del gran sismo
de 1650. Sin duda la construcción que emprendió se trataba de la estructura que
hasta la fecha perdura, por señalar que construía otra nueva con cimientos de cal y
canto, con la medida de 70 varas de largo por 12 de ancho, dos puertas en la
sacristía, un púlpito, muchas alhajas de plata, que adornaban el altar mayor. El
retablo y marcos de los lienzos de la misma fábrica del púlpito; la custodia de plata
dorada y esmaltada, agregando que finalmente se hallaba dicho templo con todo el
adorno necesario. Obras que contaron con el apoyo decidido del mecenas de
Cusco, el referido Obispo.

- En 1696, el Obispo Mollinedo y Angulo, remarcaba las obras realizadas como una
corona para la Virgen tasada en 2,000 pesos; una custodia de plata, tasada en
7,000 pesos y un púlpito de cedro labrado de columnas salomónicas y varias
labores, en el que trabajaron continuamente 12 a 14 oficiales, por tres años,
resultándoles imposible calcular su alto costo económico..

- El 29 de Diciembre de 1722, la construcción del templo estaba concluida, sumando


el costo aproximado de 210,363 pesos con 9 reales, existiendo sin embargo en las
gradas de una de las torres la inscripción de que el retablo de altar mayor y las
torres fueron concluidas en 1715.

- Los trabajos de acabado, continuaron durante los siguientes años, así en 1734 fue
registrada la compra de 500 cargas de yeso para el blanqueo del templo, así mismo
la compra de 8,500 ladrillos para cargar las bóvedas; en el mismo tiempo fueron
mandadas a fabricar las puertas de las torres de cedro. En 1742, igualmente se
realizaron los acabados de las torres.

- La implementación del templo con lienzos, retablos y otros ornamentos se dieron


como en muchos templos paulatinamente, de acuerdo a los fondos económicos, así
en 1719, Manuel Reinoso, habría mandado pintar un lienzo que representa la
Adoración de los Magos, el que fue colocado en un marco dorado. En 1722, Manuel
Torres, pintó un lienzo que representa a Cristo cargando la Cruz (Jesús Nazareno)

- En 1745 el templo en estudio de estilo barroco, estaba totalmente concluido y en


buenas condiciones.

- En 1767 se realizó reparación de las bóvedas, con ochenta cargas de cal, en la que
trabajaron 4 peones por dos semanas. Al siguiente año fue adquirida una campana.
En 1773 se mandó blanquear el templo, para cuyo efecto se utilizaron 80 cargas de
yeso.

- En el mes de Mayo de 1773 (AAC 1743 - 1869), el Dr. Don Marcos de Tapia, cura
rector de la Parroquia de los Reyes de Nuestra Señora de Belén, llevó a cabo un
inventario de dicho templo, incluyendo los bienes que incrementó a sus expensas y
de los devotos, señalando las características del templo, de cal y piedra de
bóvedas, así como el retablo de madera tallada y dorada, señalando las puertas de
la sacristía al lado de la epístola y del almacén al lado del evangelio, todo el cuerpo
del templo adornado por uno y otro lado con 12 marcos hermosos y otros tantos
lienzos de la vida de la Virgen de Belén, los marcos dorados con sus coronaciones,
muy bien hechos. Después del almacén, el púlpito bien tallado de madera. A
continuación se mencionan los retablos: Después del púlpito, el del Señor de Santo
Cristo, tallado sin dorar, continúa el del Señor de la Columna, retablo dorado,
ambos retablos mandados hacer por el cura Marcos de Tapia.; el retablo de Jesús
María, asumido por los devotos; continúa el Bautisterio; frente al bautisterio un
almacén de andas; el altar de la Santísima Trinidad, mandado fabricar por Marcos
de Tapia; continúa el de Nuestra Sra. de los Dolores de madera tallada y dorada, la
imagen pintada en la pared; frente al púlpito un señor en el paso de Ecce Homo en
un trono dorado y tallado, mandado hacer por el mismo religioso encima un lienzo
de Santo Cristo. Continúa, la descripción de la Sacristía, el Coro y las torres.

- Se resalta la labor realizada por el párroco Marcos de Tapia, quien luego de la


construcción del templo por parte del religioso Martín de Irure, le correspondió
continuar con la implementación de retablos y lienzos fue considerado además
como fundador del Beaterio de Nuestra Sra. de Belén, a cuyas integrantes donó sus
bienes para que permanecieran teniendo el templo a su cuidado, así como
encargadas del coro en todas las misas que se celebraran.

- En Octubre de 1837, los bienes de la Virgen como su vestuario y alhajas, fueron


entregadas al Monasterio de Santa Clara, para su cuidado y administración, motivo
por el que la Virgen de Belén antes de cumplir con sus celebraciones es llevada a
dicho monasterio.

- En 1796, fue realizado un nuevo inventario por Mariano de Vasconzuelos y


Almanza, Cura Rector del templo en estudio, permitiendo mediante su descripción
tener un panorama general de todo el templo, con detalles que no se mencionaron
en documentos anteriores, como la distribución de los lienzos tanto en las ventanas
como en el presbiterio, en la nave y en el coro, señalando además el balcón y
comulgatorio en el presbiterio en el muro de la epístola utilizado por las beatas en el
coro y como comulgatorio, agrega los arcos con diez balconcillos dorados.
Menciona además el piso enlozado. En el cementerio una cruz grande de piedra,
cercado de pirquería de piedra y el lado de la del asiento de adobes.
- Entre los años de 1800 y 1807, fueron realizadas diferentes labores de refacción en
el templo en estudio, como cargar las bóvedas del templo, se adquirieron 12
espejos que se puso en el cuerpo del templo. El depósito de madera forrado con
plata. Blanqueo del templo; así como el enladrillado de la Sacristía.

- En 1810, Rafael Cereceda, realizó el reconocimiento de la bóvedas y demás


reparos ruinosos, advirtiendo que era de rigurosa necesidad el nuevo embarro, con
una buena mezcla de cal por toda la superficie de “concas” de las bóvedas y de
más canales que descienden las lluvias procediendo de la antigua mezcla ordinaria
con que operaron, haciendo un estimado de 1,500 pesos.

- En 1815, se cayó una ventana de la nave encima del retablo de la Santísima


Trinidad, causando una gran avería, requiriendo pronta reparación. Igualmente fue
realizada la composición de la puerta del templo que estaba bastante desecha.
Asimismo se cayó un balconcillo, indispensable repararlo.

- En 1816, con la humedad de las goteras, se vino abajo toda la marquería de la


Sacristía, pese a haber sido reparado dicho ambiente del mal estado en el que se
encontraba. Un año después, continuaron las reparaciones, iniciando a cargar las
bóvedas que estaban todas llenas de goteras; para cuyo efecto se compraron 110
cargas de cal.

- En 1837 en presencia del Visitador General el Dr. Dn. Miguel de Orozco, se


menciona el deterioro de algunos bienes al referir que el cuerpo del templo se
encuentra vestido de marquería dorada aunque con algunas lesiones según el
transcurso del tiempo. El piso de loza de piedra por los contornos algunas faltas.
El cuerpo del templo, vestido de 12 espejos con lunas grandes, con marcos
dorados y encima otros que no son sino siete.

- El templo de 60 varas de largo y 11 de ancho (La vara mide 83.5905 cm.), la


arquería o bóveda con 13 ventanas con la del coro y altar mayor con lesiones,
habían estado vestidas de celosías, “más ahora son de bastidores por los sumos
vientos, por que la iglesia está situada en tanta altura y despoblado”

- El altar mayor con su escala de piedra y su balaustre de madera barnizada con


goznes corrientes. En el presbiterio dos, una que hace puerta al Sagrario y Camarín
de Ntra. Sra. con puerta de dos golpes y dorada con chapa, cerrojo y llave corriente
en el interior otra puerta de chaclán. En el almacén donde se guardaban los trastes
del templo, una puerta, que hacía entrada a un sitio corto que servía de panteón
para angelorio y también por ahí mismo en la bajada de la Virgen. La sacristía, de
bóveda de dos naves, sin goteras, cuatro ventanas y dos puertas la que
corresponde al templo y otra que conducía al beaterio de dos golpes. Una pila de
agua de manos con su tasa de berenguela compañera de otra que entonces estaba
en el bautisterio suelta, para reemplazo de las averías que aún con estos elementos
acontecen.

- Finalmente se señala que la casa cural se hallaba en ruina y no había manera de


reponerla.

- Entre los años de 1841 y 1844, se refaccionó el templo, con el revoque o recaleo
de las bóvedas, construcción del camarín y blanqueo del interior. Asimismo, durante
dicho período fue intervenida la casa cural.

- En 1869, los lienzos ubicados en el cuerpo del templo, rotos y sus marcos
quebrados. La casa cural pese a haberse refaccionado, con un pedazo de pared
que se cayó a la calle en trecho largo hasta los cimientos, la puerta que daba al
patio de ese canchón quebrado en varias partes; todo el inmueble en mal estado.
En 1870, continuaron los trabajos de reparación en las torres.

- En 1877, debido a su inexistencia, se mandó hacer la pila bautismal en la parroquia


de San Jerónimo con Andrés Sinchi Roca y Esteban Agueyupa, indios del lugar, del
ayllu Andamachay.

- En 1893, se hizo la refacción de las bóvedas del templo en estudio, a cargo de los
maestros Mariano Aréstegui y Mariano Condori, más siete peones, durante los
meses de Octubre y Noviembre, habiéndose comprado cal en dos oportunidades 9
quintales el 03 de Noviembre y 14, el 10 del mismo mes, con seis planos para
bruñir las bóveda

- Con fecha 15 de octubre de 1894, se procedió a la refacción del Bautismerio, con


blanqueo y enladrillado, para cuyo efecto se compraron 800 ladrillos y ocho cargas
de yeso; la obra se llevó a cargo del Maestro Mariano Aréstegui, con cuatro peones.

- Un inventario de Agosto de 1912, realizado por el cura rector de las parroquias de


Belén y Santiago, refiere que los templos se encuentran en mal estado, al
mencionar los lienzos que cubren las paredes en Belén refiere que algunos se
encuentran muy malogrados tanto los marcos como los cuadros; mientras que el
templo de Santiago parecía haberse desplomado, motivo por el que algunas
escultura y lienzos ocupaban los retablos del templo de Belén

- No ha sido posible hallar datos en los archivos del Arzobispado de Cusco, ni de los
templos de Santiago y Belén, sobre las reparaciones que fueron objeto por el mal
estado en el que se hallaban; no obstante sin dura éstas se dieron, una muestra de
ello es la inscripción existente en el piso de cerámica del ambiente de la Sacristía
que indica 16 de Julio de 1918; así como en el piso de losetas de piedra en el
ingreso al templo antes de la mampara que entrega a la nave, la fecha de 1936.

- Debido a los daños producidos por el terremoto de 1950, la CRIF llevó a cabo
trabajos de protección, así en febrero de 1951 se desmontaron los restos de las
torres, que amenazaban ruina. Se recuperó, en buen estado, aproximadamente el
70% de la piedra de talla ornamental. Los tambores y pináculos de las cúpulas de
las torres se volvieron a montar sobre el suelo. Las puertas y los arcos agrietados
de las naves se reforzaron con puntales y andamiajes. Las grietas de los arcos y de
las bóvedas se rellenaron de cemento reforzado con grapas de metal. Los ladrillos
del extradós de las bóvedas volvieron a montarse sobre una capa de cemento
fresco. Los locales que servían de residencia a las monjas, lo mismo que las
dependencias del convento, se restauraron, al igual que las torres en 1952, como
consta en una placa existente en una de las torres,

- Posteriormente fueron realizados otros trabajos a fin de mantener en buenas


condiciones el templo en estudio, así en 1970, fue cambiado el piso de la nave del
templo con madera.

- Hasta el año 1973, funcionó junto al templo en estudio un colegio particular


denominado Virgen de Belén, local que continuó siendo usado por el Centro
Educativo Fe y Alegría, que posteriormente fue demolido y construido uno nuevo,
en la década de los ochenta, estructura que se aprecia actualmente.
- Entre los años de 1986 y 1987, el Plan COPESCO, llevó a cabo trabajos de
Emergencia, tendientes a estabilizar el monumento, luego del terremoto del 05 de
Abril de 1986.

- La misma Institución entre los años de 1993 y 1996, efectuó la restauración integral
del templo de Belén, desde la cubierta hasta los pisos, los mismos que recibieron el
tratamiento correspondiente a su estado de conservación, resaltándose la
demolición de los ambientes contemporáneos que se hallaban adheridos al
monumento en estudio, así como la restitución de un contrafuerte y la instalación de
un tubo de desagüe atravesando la nave del templo y un sumidero al costado de la
misma, para facilitar la limpieza del espacio cubierto con losa. La información en
relación a los trabajos efectuados es bastante detallada e importante para
comprender el actual estado de conservación de dicho edifico religioso.

- El año 2005, el instituto Nacional de Cultura Cusco, como obra de emergencia,


intervino la cobertura de dicho templo a fin de reparar los canales de evacuación de
aguas pluviales que se encontraban cubiertos de vegetación, por falta de
mantenimiento, ocasionando goteras a la altura de la nave. Además de solucionar
las goteras que estaban dañando la capilla del sector de la epístola, por efecto del
desnivel existente con el colegio Fe y Alegría.

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