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Algunos beneficios que experimentamos al adorar

Por: Pastora Rossi Arguedas

Como hijos invitados a entrar al Salón del Trono divino, debemos entender y conocer algunos de
los pasos básicos que debemos practicar, para ser adoradores correctos en Su Presencia
Maravillosamente. Porque de esta manera, agradaremos al ser a quien adoramos no sólo como
Dios, sino que también como nuestro Padre amado y protector. Veamos algunos de los pasos
que nos reportan beneficios indescriptibles al adorar:

1. Al introducirnos por los pasillos de la adoración, somos constituidos en ministradores


efectivos. La palabra ministrar, extraída del idioma griego, nos enseña que su significado más
amplio es; “Asistir ante la presencia de Dios en actitud reverente, esperar por dirección y
recibir órdenes”. Lo que constituye la Ministración en un estar para esperar en la
presencia de Dios en tiempos de oración y adoración pacientemente, hasta recibir
respuesta. Personalmente puedo compartir acerca de la realidad de que, se puede estar
cocinando, lavando, planchando, cumpliendo ese rol de esposa, madre y ama de casa y sin
embargo, mantener el espíritu en una constante expectativa delante de Él.

2. Al estar en su Presencia adorando, experimentamos y se nos revelan, las características


de los atributos del gran Rey. Con lo cual, somos introducidos a su potencia divina con la
que Dios nos fortalece (Nehemías. 8:l0). La palabra POTENCIA, de acuerdo al griego, nos
habla de: “Capacidad para ejecutar una cosa o producir un efecto con una fuerza ajena a
la propia”, es decir, con la ayuda del Espíritu Santo.

3. Adorando aprendemos en lo práctico, el significado de la expresión: “DIGA EL DEBIL,


FUERTE SOY EN EL”. (Joel 3:l0). Porque experimentamos la capacidad de Dios, no la nuestra;
palpamos su poder, su autoridad, su señorío, su sublime majestad. (Isaías. 40:25-3l).

4. Cuando adoramos, somos invitados a tener ese sentido de apreciación, que nos
capacita para desarrollar comprensión real, del Ser que adoramos (nuestro espíritu debe
aprender a apreciar la hermosura, dulzura y realidad de Dios) a fin de que podamos
valorizar la Persona de aquel delante de quien estamos; visualizar y comprender quién es Él.
Esto involucra la Adoración en selección. Porque para adorar, tenemos que seleccionar las
palabras que debemos dirigirle a El, seleccionar tiempo, escoger las palabras con
delicadeza; NO OLVIDANDO QUE LA ADORACION INVOLUCRA UN PERIODO DE ROMANCE
CONSTANTE. Esa selección de palabras te va introduciendo a una dimensión de descubrimiento
de su naturaleza. El descubrimiento de su CARÁCTER, te guía a una renovación mental,
espiritual y emocional mientras lo adoras. Esa Adoración te amplía la visión que debes tener de
Él. Cuando descuidamos nuestra relación de intimidad con Él, regresamos a la esfera de las
dudas, el temor, la incredulidad, en cierta medida somos seducidos de nuevo por el reino de las
tinieblas; envueltos sutilmente en las nebulosas de las preocupaciones, lo que nos doblega y
debilita las fuerzas físicas y se apoderan del organismo las debilidades de las enfermedades
psicosomáticas (situaciones del alma, más que del cuerpo), las cuales cosas entran por la
mente (2 Corintios. l0:4). Cuando los pensamientos de las tinieblas comienzan a penetrar por
nuestra mente, se originan las preocupaciones, viene el estrés, el cual se genera por las
angustias del alma, que se siente estrecha ante las presiones de los pensamientos de la
mente, asediada por las situaciones conflictivas del tiempo actual. Por lo que fácilmente podemos
deducir que: “mente natural”, terreno de perturbación propiciado por y para las tinieblas.
Mientras que adorando, desarrollamos la capacidad de pensar con la mente de Cristo en
nosotros. Mente divina: Sinónimo de luz viniendo de su Palabra, siendo depositada en
nuestro espíritu en revelación fresca que reta, inspira, motiva y enseña a pesar las
motivaciones del alma.
5. Adorando, aprendemos a controlar las circunstancias a nuestro alrededor. En una
ocasión mientras oraba al Señor durante mi devocional privado, y en mi alma me
encontraba un poco entristecida porque en esos días había muchos ataques contra
nuestro ministerio, debido a que el enemigo estaba utilizando la falta de visión más clara en
algunos consiervos ministeriales, que trataban de obstaculizar nuestra labor en el servicio
al Señor, por no entender el lenguaje de restauración apostólica. Comencé a cantar en
lenguas celestiales y, en un momento de la adoración, el Espíritu Santo abrió mis ojos
espirituales y pude ver a un personaje muy grande y dentro de él en su pecho a una
niña bien recostada, y resguardada, al acercarme en el espíritu hacia la visión, pude ver que
esa niña era yo. De pronto, aparecieron unos puños que comenzaron a arremeter contra
el pecho de ese personaje, le golpeaban insistentemente, pero yo dentro de ese pecho
me sentía segura y muy confiada. Mientras veía esa visión, el Señor me habló
diciéndome: MI SIERVA MIENTRAS TE MANTENGAS DENTRO DE MI, LOS GOLPES DEL
ENEMIGO NO TE PODRAN HACER DAÑO. Ante esas palabras del Señor, aunque las
circunstancias no cambiaron, siguieron siendo las mismas sin embargo, mi actitud sí cambió
totalmente. Los ataques perdieron su desgaste sobre mi alma, sabía que el Señor estaba
conmigo como PODEROSO GIGANTE a pesar de las expresiones

6. Adorando, aprendemos a escuchar la voz del Padre, la del Hijo o la del Espíritu Santo
cuando la revelación divina viene envuelta en su Palabra, directamente para nuestro
espíritu. Revelación en la palabra que al ser asimilada con el oído espiritual desata la fe en el
poder de Dios. TODO ESO CUANDO ENTRAMOS A SU SECRETO. «Porque ¿Quién estuvo
en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra:
(Jeremías .23:18-22).

7. Adorando, aprendemos a caminar en su senda de autoridad legal; si consideramos la


palabra griega POTESTAD, descubrimos que unas 68 veces es identificada como AUTORIDAD,
y que la palabra autoridad está compuesta por el prefijo EX, que significa, FUERA DE, el cual
unido al verbo OUSIA, con su significado, ESTAR, comprendemos por qué Él tiene la potestad
por derecho conquistado, de estar en el mundo por medio de la iglesia, que es su cuerpo, a
través de la maravillosa persona del Espíritu Santo. Mientras Él permanece fuera del mundo en
lo físico (puesto que Él se mantiene sentado a la diestra de su Padre en el cielo), sin
embargo, mantiene Su Presencia en el mundo por medio de la iglesia, cuyos miembros somos,
no sólo hijos, sino que también sacerdotes ministrantes en adoración continua. Conscientes de
cómo, manteniéndonos en adoración, aprendemos a vencer y cambiar nuestras circunstancias de
alrededor, por esa razón de peso, debemos adorar, hasta lograr cambiar nuestro modo de
pensar y ver las cosas a nuestro alrededor con la óptica de Dios, y solo lo lograremos
manteniéndonos en una relación de intimidad constante con Él; sabiendo que tenemos poder
divino dentro de nosotros siempre que sepamos con quién sintonizamos nuestro espíritu al
adorar. ¿Por qué no tomamos la decisión de constituirnos en adoradores vivientes desde
ahora, y hasta su venida, o nuestra partida a su Presencia Santa? ¿Por qué (como dice mi
esposo) no nos volvemos adoradores efectivos por medio de actitudes que lo exalten a Él en
cada acción que efectuemos? ¡Definitvamente estaremos recibiendo de los beneficios de ser
adoradores conscientes delante de Él!.

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