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Tipos sociales de abejas, sus particularidades, relaciones y funciones.

En el medio natural, no se ha encontrado nunca una reina extraña, extranjera, al interior de una colmena. Hay muchísima rivalidad
entre las reinas, a la vez que un respeto inmenso de las demás abejas hacia cualquier reina; ni las guerreras, ni las obreras, ninguna
abeja tiene derecho a matar a una reina, ni aunque sea de otro panal; sencillamente, cuando un hombre introduce una reina
extraña en un panal, la multitud rodea a la extraña, esperando su muerte por asfixia o por hambre, o bien esperan el ataque de la
reina autóctona. En efecto, hay veces en que la reina de la colmena desafía a la extraña, introducida artificialmente por mano del
hombre; en aquellos casos, se abre un pasillo para que las reinas luchen. Por lo general, es la reina extraña quien pierde la lucha,
debiendo huir antes que la rodeen. Incluso, cuando se retira una reina de su colmena y se introduce una extraña, tampoco es
aceptada, sino que también es rodeada y encerrada.
Existe una sumisión extrema a lo que la reina representa; es la
preferida de la colmena y el ser más importante. La devoción por la
reina es tal que las demás abejas ofrecen su vida por ella, entregando
sus reservas de alimento, por ejemplo, o desprendiéndose de su
aguijón que se suelta junto a sus entrañas cuando lo clavan en un
intruso. Pero la reverencia que le tienen es por su misión, no por su
“persona”. Se ha visto como sus súbditas han llegado a maltratarla
cuando ésta, nuevamente por la intervención del hombre, es impedida
de salir a su vuelo nupcial; la instigan a salir cada cierto tiempo, y a la
segunda o tercera vez empiezan a maltratarla por perezosa. “A la reina
se la trata como a una madre bajo tutela… le está reservada la miel
más pura, especialmente destilada y casi completamente asimilable;
tiene una escolta de satélites que vela por ella día y noche, que facilita
su trabajo, prepara las celdas, la cuida, la acaricia, la alimenta, la lava,
hasta absorbe sus excrementos.”
Si se saca a la reina de la colmena, la noticia se propaga en dos o
tres horas, y todo se desordena, van en su busca, ya no buscan miel. Aquello ocurre cuando no hay larvas de obreras de menos de
tres días, ni ninfas reales… pero si la reina vuelve, la recepción es extraordinaria, le ofrecen miel, la acarician con sus antenas y
retorna el canto íntimo de la presencia real, que es como un melódico murmullo general de bienestar. Hay que recalcar aquí que las
obreras evitan siempre volverle la espalda a la reina, andan a empujones y abren espacios para mantener siempre sus caras hacia
ella.
Si el pueblo perece en masa, casi siempre se salva la reina, porque la protegen; podemos hallarla fuerte aún debajo de los cadáveres;
sus súbditas facilitan su huida, la defienden y abrigan con su cuerpo, le reservan comida o sacrifican la de ellas.
Cuando en el panal hay cunas de obreras de menos de tres días, la tensión disminuye, pues cualquiera de ellas tiene el potencial
de ser una reina (alimentándola con jalea real), pero cuando la reina es virgen (como cuando la princesa queda sola en el panal
como nueva reina luego de la enjambrazón) hay una ansiedad tremenda y un cuidado extremo, pues de ella depende el futuro del
panal.
La reina casi no tiene cerebro con relación a la obrera, esto ocurre, supone, en beneficio de sus órganos reproductivos; las
obreras, en cambio, tienen sus órganos sexuales atrofiados, pero son más inteligentes, pudiendo cumplir diversas
funciones. Como dijimos, cualquier cuna o celda de obrera (larva) puede convertirse en celda real, y también puede ocurrir en el
sentido inverso, que una celda real sea convertida en celda de obrera; esto último ocurre generalmente cuando la cosecha de miel y
de polen ha sido pobre. No nacen nuevas princesas cuando ha habido escacez. De igual manera, si en las colinas abundan flores
imprevistas, o los márgenes del río resplandecen de nueva cosecha, si la abeja reina es vieja o poco fecunda, si la población se
acumula y hay poco espacio, aparecerán las celdas reales. Si la cosecha falta o la colmena es agrandada, pueden ser destruidas las
celdas reales. Éstas últimas se conservarán mientras la joven nueva reina no llegue fecundada del baile nupcial.
Se ha hecho un experimento tratando de desprestigiar a las abejas aduciendo que son tontas; consiste en poner las abejas en una
botella con el boquete abierto, éstas se golpearán repetidamente sin encontrar la salida, mientras que las moscas saldrán muy pronto
de la botella. El autor del libro las defiende diciendo que es muy natural que no encuentren la salida por que las abejas se guían
principalmente por la intensidad luminosa, por lo acostumbradas que están a vivir en un panal, y que si se gira el boquete abierto
de la botella hacia la luz, las abejas saldrán fácilmente.
El color preferido por las abejas es el azul. Cuando el apicultor se acerca a la colmena con un escudo de humo, las abejas
permanecen sin atacarlo; se someten como si fuese una catástrofe natural (un incendio), pues en toda catástrofe inevitable,
invasión, incendio, saqueo tratan de beber lo máximo posible de la miel de su colmena para ir a instalarse a otra parte. Hay que
recalcar que las abejas poseen dos estómagos o reservorios, uno personal y otro denominado papo, que carga el néctar hacia la
colmena.
Aún es posible admirar toda la escala evolutiva de las abejas: desde las solitarias, pasando por las familiares (abejorros) hasta la
abeja evolucionada y social de colmena. La hembra del abejorro, obrera también, no ha renunciado a la sexualidad, mientras que
la obrera de colmena está destinada a perpetua castidad (por el bien de la colmena) cargando con unos órganos sexuales
atrofiados. La obrera de colmena necesita de multitud; aunque tenga abundante alimento, si no ve y está con sus compañeras, muere
de soledad.
Las abejas obreras de colmena viven trabajando en distintas funciones, según su edad y tipo; las nodrizas cuidan las larvas y las
ninfas; las damas de honor se ocupan de la reina y no la pierden de vista; las evaporadoras baten sus alas para refrescar la
colmena y evaporan el agua excesiva que pueda contener la miel; las arquitectas, albañiles, cereras y escultoras se encargan, en
cadena, de construir el panal o de agrandarlo; las recolectoras recogen el néctar que se destinará a la producción de miel, el polen
que será destinado a alimentar a las larvas y ninfas, el propóleo para consolidar el edificio, y el agua y la sal necesarias para la
juventud de la colmena; las químicas que con su dardo impregnan con ácido fórmico la miel, conservándola más tiempo; las
selladoras que cierran los alvéolos ya maduros; las barrenderas que limpian el panal de suciedad (sobretodo de la de los
zánganos), las necróforas sacan los cadáveres de los intrusos muertos; las amazonas velan día y noche por la seguridad del umbral
de la colmena, interrogan y reconocen, espantan vagabundos, rondadores y saqueadores, expulsan a los intrusos, atacan en masa si
es necesario, y atrincheran la entrada. Las abejas demuestran una hermandad muy fuerte dentro del panal, pero fuera de él son
indiferentes entre sí; puede haber una abeja en peligro frente a otra hermana sana que la última se comportará totalmente
indiferente.
Pero la distribución del trabajo no es tan estricta como parece a primera vista; un estudio más detallado demuestra que el trabajo
es planificado de manera asombrosa por las abejas, cuantificando de alguna manera los recursos melíferos de la zona y
distribuyendo los contingentes según la abundancia de miel y de polen en los alrededores, buscando siempre cosechar el mejor
alimento en el menor tiempo posible. Se ha visto también a abejas que por la mañana trabajaban en la recolección de miel,
trabajando por la tarde en la ventilación de las celdas (si es que las flores no son muy abundantes aquel día). O también a abejas que
en los dos días anteriores habían estado recolectando néctar cambiarse a la recolección de polen, probablemente para descansar su
lengua y su papo. Cuando las abejas recolectan polen, lo hacen recogiéndolo de una sola especie, para distribuir y almacenar
debidamente el polen recogido, en el panal.
Dentro de la colmena hay muros formados por millones de celdas, conteniendo víveres para alimentar al enjambre por varias
semanas. Las reservas de abril (del hemisferio norte), miel límpida y perfumada conformada por unas veinte mil celdas, están
selladas y no serán abiertas más que en caso de extrema necesidad. La miel de Mayo, expuesta al aire, está permanentemente
ventilada por las evaporadoras. En el centro del panal, está el dominio de los alvéolos reservados a la reina y las nodrizas que se
ocupan de 10000 moradas donde descansan los huevos, 15 o 16 mil cámaras ocupadas por las larvas y 40 mil casas ocupadas por
ninfas blancas. En el lugar “santo” de la colmena, en habitaciones (proporcionalmente muy vastas), aguardan las
futuras princesas, envueltas en una especie de “sudario, inmóviles y pálidas, como alimentadas en las tinieblas, esperando la hora
de su reinado”.
“Cada colmena tiene su moral particular”!; basta que una obrera se percate, observando a otra, que en vez de viajar trabajosamente
hasta las flores y recoger apenas unas gotas de miel de algunas flores, que es posible invadir otras colmenas mal guardadas o
débiles, para que su colmena de origen degenere y se vuelva bélica, trabajando menos y obteniendo más. El mismo apicultor puede
inducirlas a ello, “al pillaje, la conquista y la ociosidad”.
Las abejas se comunican por baile y por sonidos, sonidos que el apicultor experimentado es capaz de discernir, que van de la
felicidad profunda a la amenaza, a la cólera o a la angustia; tienen la “oda” a la reina, los “estribillos” de la abundancia, los
“salmos” del dolor; producen largos y misteriosos gritos de guerra, preámbulos del vuelo nupcial, cuando ocurren los combates
y matanzas entre las princesas. “Saben entenderse con una rapidez a veces prodigiosa, y cuando por ejemplo, el gran ladrón de
miel, la enorme esfinge Atropos, una mariposa siniestra que lleva una calavera dibujada en la espalda, penetra en la colmena
murmurando un encantamiento irresistible que le es propio, la noticia pasa de una abeja a otra y todo el pueblo se conmueve”, como
hipnotizado e impotente.
Otra prueba evidente de comunicación ha sido realizada por el autor del libro. En una casa de campo con las ventanas abiertas dejó
un frasco de miel expuesto. Pronto llegaría una abeja a quien el experimentador dejaría saciarse de miel; la abeja fue marcada en el
dorso mientras comía. Antes de irse, la abeja revoloteó en torno a la ventana con su faz hacia la casa, memorizando el lugar. A los
cinco minutos la abeja marcada volvió con dos compañeras; el experimentador aprisionó a sus compañeras dejando a la abeja
marcada nuevamente en libertad; ésta volvería con otras dos compañeras. Lo curioso es que el experimentador afirma que dicho
fenómeno se repite en cuatro de diez abejas visitantes, es decir, no siempre vuelven acompañadas. El mismo experimento puede ser
utilizado para detectar aproximadamente el lugar de un panal; se expone miel en distintos puntos de una colina por ejemplo, y se
observa la dirección hacia la cual vuelven las abejas, porque como dijimos, las abejas guardan lo consumido en el papo y no en su
estómago personal.
A la abeja le bastan dos o tres flores como alimento para el día, y sin embargo visitan 200 o 300 flores por hora (cuando existe
un campo florido) para acumular su tesoro, que por un lado les permite fundar una nueva generación y por otro, les permite
guardar reservas para el invierno.

La organización de las abejas


Las abejas de la miel viven en comunidad, a esta comunidad se le llama colonia, estando compuesta por los siguientes
individuos: reina, obreras y zánganos, y bajo algunas condiciones especiales pueden aparecer las llamadas "abejas
ponedoras".

Las abejas de la miel viven en comunidad, a esta comunidad se le llama colonia, estando compuesta por los siguientes individuos:
reina, obreras y zánganos, y bajo algunas condiciones especiales pueden aparecer las llamadas "abejas ponedoras". Estas aparecen,
con ánimo de salvar la colonia, al quedarse esta huérfana y no poder construir las abejas realeras para dar nueva reina. Son abejas
normales pero que en cierta medida se les desarrolla el aparato reproductor teniendo la facultad de poner óvulos, pero como estas
abejas no han sido fecundadas, todos los individuos que nacen darán lugar a zánganos, por lo que la colmena ira decayendo según
vayan muriendo las abejas nodrizas y pecoreadoras, y por lo tanto la colmena tiene los días contados.

La reina
La reina es el alma de la colmena existiendo, en condiciones de normalidad, solamente una en cada colonia, siendo la encargada de
poner los huevos y de mantener, con su presencia, el "espíritu" de la colonia de abejas. Las reinas, en países con agricultura
desarrollada, se pueden comprar ya fecundadas en centros de selección y criaderos de reinas, en los cuales han sido seleccionadas,
controladas y criadas en las mejores condiciones. Mientras no se pueda disponer de ellas lo que se debe hacer es producir las propias
reinas apoyándose en las mejores colonias de la explotación. Últimamente en España ya están apareciendo algunos apicultores que
están produciendo reinas fecundadas.

Las obreras
Las obreras son las encargadas de hacer el resto de los trabajos tanto interiores como exteriores de la colmena como ya veremos mas
adelante. Para darnos una idea de que las colmenas están más o menos vigorosas podemos dar las siguientes cifras: Una colonia con
menos de 15.000 abejas se la puede considerar como débil.

Una colonia con menos de 15.000 abejas se la puede considerar como débil.
• Cuando la colonia tiene de 15.000 a 30.000 abejas lo podemos conceptuar como medianamente vigorosa.
• Cuando tiene de 30.000 a 50.000 abejas se las puede decir que son colonias normales.
• Cuando tienen de 50.000 abejas en adelante son colonias muy vigorosas.

Para tener una idea más clara de lo dicho anteriormente, podemos decir que 1 Kg. de abejas obreras esta compuesta
aproximadamente de 10.000 individuos.

Los zánganos
Los zánganos desempeñan una misión primordial que es el de fecundar a las reinas si bien parecen aportar equilibrio y estabilidad a
la colonia de la que forman parte. El número de zánganos que puede haber en una colmena es muy variable y puede oscilar
grandemente, pudiéndose decir que hay de 200 a 800 o mas. Al iniciar la reina la puesta a la salida del invierno prácticamente la
colonia no produce zánganos por ser todavía innecesarios, pero según va avanzando la estación ésta se va potenciando como
consecuencia de la entrada masiva del néctar, la colonia empieza a criar zánganos, para cuando llegue el momento de la
enjambrazón haya zánganos más que suficientes, para poder fecundar a las reinas vírgenes que salgan a los vuelos de fecundación.
Cuando la primavera va pasando y nos vamos metiendo en el verano, las flores se van agostando y la entrada de néctar a la colmena
desciende, las abejas se encargan de eliminar a gran cantidad de zánganos, bajando su población, llamándose a este fenómeno "la
matanza de zánganos".

Funciones de las abejas obreras


Una vez que hemos descrito la misión de la reina y del zángano en las colmenas, vamos a ver la función que desarrollan las abejas
obreras. Lo normal es que una abeja obrera, en la época más activa, dure de 4 a 5 semanas, y esto nos hace pensar en el ritmo de
puesta que tiene que mantener la reina en la colmena para que siempre haya nuevas crías que continúen la vida, aportando con su
trabajo los alimentos y cuidados necesarios. El apicultor conocedor de esto, debe procurar en todo momento las condiciones óptimas
para que las colmenas se desarrollen normalmente y den buenos rendimientos. Según el investigador Karl Von Friesch, las
funciones que desarrollan las obreras a lo largo de su vida y según su edad las podemos dividir en tres etapas.

Primera etapa (1 a 10 días)

Limpieza de panales y celdillas Nada más nacer las abejas, emplean las primeras horas en limpiarse, se endurece la quitina que la
recubre todo su cuerpo y se orienta en los panales, busca alimento. Orientadas en los panales se dedican a la limpieza de las
celdillas, dejándolas en perfectas condiciones para que la reina realice la puesta.

Cuidado de la cría

Las abejas nodrizas alimentan a las crías con jalea real, ya que en esta etapa es cuando tienen más desarrolladas las glándulas
hipofaringeas que son las encargadas de producir este alimento junto con las mandibulares, papilla de un color blanco lechoso que
depositan las abejas en el fondo de las celdillas. Existen diferencias cualitativas y cuantitativas en la jalea real que es suministrada a
la reina a las abejas y a los zánganos. En este mismo periodo alimentan a las larvas en sus tres últimos días antes de ser operculadas
con una mezcla que realizan con el polen y la miel. El cuidado de la cría exige gran trabajo, ya que para criar una sola larva, la
celdilla en que ésta se halla recibe un número importante de visitas realizadas por las abejas que las alimentan, durante los seis días
que las larvas se encuentran abiertas, una vez cerradas ya no son alimentadas realizándose la metamorfosis hasta el nacimiento de
los diferentes individuos de la colonia.

Segunda etapa ( 10 a 21 días )

Las abejas obreras son las únicas que pueden segregar cera, para ello poseen ocho glándulas cereras situadas en la parte interna de
las esternitas o placas ventrales de los segmentos del abdomen. En este periodo se atrofian las glándulas productoras de jalea real.

Abejas constructoras o cereras

Durante las tareas de construcción, las abejas cereras, permanecen enganchadas por las patas unas con otras formando largas
cadenas, a las que se denominan "cadenas de cera". La secreción se produce cuando la temperatura alcanzada por las abejas en el
interior de la colmena es de 35º o 36º. La cera fluida durante su secreción se moldea sobre los llamados espejos de la cera. La parte
dura del anillo superior la prensa y la aplasta en forma de escamas que se solidifican y sobresalen entre los segmentos. Con ayuda de
una de sus patas posteriores, la cual tiene en el extremo una especie de garfio o uña arrancan la escama y la lleva a las mandíbulas
donde la abeja la moldea. Estas escamas de cera son las que emplean para la construcción de panales o bien para opercular las
celdillas repletas de miel ya madura. Cada escama pesa aproximadamente 0.0008 grs (1.250. 000 escamas por kg de cera). Por otra
parte algunos autores estiman que para producir la secreción de 1 kg de cera necesitan consumir aproximadamente las abejas de 7 a
12 kg. de miel. Estas consideraciones tenemos que tenerlas en cuenta para dar su valor real a los cuadros, sobre todo de las alzas, de
cera estirada.

Abejas receptoras

En este periodo se encuentran también las abejas receptoras que son las encargadas de recibir el néctar de las pecoreadoras que
llegan a la colmena, que contiene de un alto grado de humedad. El néctar que trae la pecoreadora en el buche, lo regurgita pasándolo
a otra abeja receptora, haciendo esta operación varias veces entre estas abejas; durante este proceso el néctar va perdiendo humedad
y la abeja que lo recibe segrega enzimas que van desdoblando los azúcares y transformándolos en miel. Después de estas
operaciones las abejas lo almacenan en las celdillas, pero todavía esta miel contiene un exceso de humedad, que la tiene que perder,
por medio de unas corrientes de aire que producen las abejas ventiladoras, a esta operación se le llama proceso de maduración, y
cuando la humedad es suficientemente baja para que no fermente, las abejas operculan la celdilla. En este mismo periodo otras
abejas se encargan de apisonar el polen que traen las abejas pecoreadoras en sus cestillas del polen, que las desprenden con ayuda de
una de sus patas posteriores depositándolas en las celdillas, entonces las abejas receptoras se encargan de apisonarlo, con ayuda de
la cabeza, para expulsar el aire.
Abejas de vigilancia o guardianas

Se encuentran también el segundo etapa de 10 a 21 días; la misión de estas abejas es hacer guardia en la piquera, patrullando un área
en particular de la tabla de vuelo, examinando e identificando a todas las abejas que entran en la colmena. Estos "exámenes" duran
entre uno y tres segundos poniéndose en contacto con ellas a través de las antenas, reconociéndolas por el olor característico de su
colmena, dejándolas pasar sin mayores problemas; por el contrario cuando son abejas que proceden de otra colonia, salvo si viene
"cargadas" con alimento, entablan lucha con las invasoras hasta expulsarlas, llegándolas a matar si siguen insistiendo en entrar. En
la tercera etapa de los 21 días hasta la muerte En este periodo se atrofian las glándulas cereras, y las abejas se convierten en abejas
que realizan su trabajo en el exterior.

Abejas pecoreadoras

Son abejas que se encuentran en la tercera y última etapa, habiendo terminado todas las faenas en el interior de la colmena, estas
abejas se convierten en pecoreadoras o sea trabajos como son la recolección de néctar, polen, agua y propóleos. El primer día que
salen de la colmena estas abejas dan unos vuelos de orientación alrededor de la colmena para situar la posición de la misma cuando
regresan de la pecorea. La vida en esta tercera etapa es relativamente corta sobre todo en los meses de primavera y verano, siendo
solamente de 25 o 30 días, debido a la gran actividad y trabajo que están realizando. Por el contrario las que nacen al final del
verano tienen una vida más larga, debido al poco desgaste que tienen, al salir muy poco de la colmena, estas suelen durar hasta los
primeros vuelos que hacen al iniciarse la actividad pasado el invierno. Para darnos una idea del trabajo tan agotador que realiza una
pecoreadora acopiadora de néctar en plena actividad, esta tiene que visitar de 700 a 1500 flores para llenar su buche de néctar,
realizando esta actividad una serie de veces al día, acarreando en cada viaje en su buche unos 30 mg. de néctar. Las abejas
pecoreadoras, aportarán el polen necesario para ir alimentando las larvas, en ocasiones algunas colmenas almacenan mayor cantidad
de polen del que pueden necesitar, quedando como reservas en los panales. Los propóleos los irán trayendo según las necesidades de
la colmena, empleándolos para ir tapando grietas, ventilaciones innecesarias, pegar los cuadros en el interior de la colmena, para que
estos queden bien sujetos, también emplean para recubrir o embalsamar algún que otro individuo que pueda introducirse en la
colmena, y una vez que lo matan, no pudiendo sacarlo por su excesivo peso lo recubren completamente con una ligera capa de
propóleos, para evitar su descomposición y no producirse olores en el interior de la colmena. También se produce un aporte de agua
que es realizado por abejas pecoreadoras que es demandado en cantidad diferente, atendiendo a la estación meteorológica y al estado
fisiológico de las abejas. Este aporte de agua compensa las pérdidas ocasionadas y tiene distintas utilidades: aporte de un alimento
acuoso, mantenimiento del grado de humedad en la zona de cría, mantenimiento del equilibrio humedad - temperatura en el interior
de la colmena, etc.

La reina es más grande en tamaño que el zángano y doble en tamaño que las obreras. Un apicultor puede localizar fácilmente a la
reina: Aparte de su diferente tamaño, forma y color, las otras abejas obreras a menudo rodean a la reina a una pequeña distancia,
mostrando respeto y permitiéndole el espacio adecuado para caminar sin problemas. También pueden alimentarla en la boca con
jalea real durante la cría (principalmente en la primavera). Durante el resto del año, ofrecen polen y mezcla de miel a la reina. Una
reina promedio vive de 3 a 5 años, pero puede poner huevos a buen ritmo (200.000 huevos por año) durante los primeros 2 a 3 años
de vida. Es muy importante tener una reina joven y próspera en nuestra colmena (preferiblemente de hasta 2 años de edad). Una
reina puede poner huevos fértiles o no fértiles. Los huevos no fértiles se convierten en zánganos, mientras que los huevos fértiles se
convierten en obreras o nuevas reinas.

 La plaga de abejas más común es el acaro Varroa destructor.


 Los neonicotinoides son una familia de insecticidas que actúan en el sistema nervioso central de los insectos y, con
menor toxicidad, en vertebrados (aves y mamíferos).
 La clotianidina es un insecticida de la familia de los Neonicotinoides desarrollado por Takeda Chemical Industries y
Bayer

 Insecticidas agrícolas ej. Para ma íz se tiñe con mesurol contra los cuernos y se aplica maxím contra los hongos

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