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U N I V E R S I D A D A U T Ó N O MA D E Y U C A T Á N

FACULTAD DE CIENCIAS ANTRO PO LÓ G ICAS

LA ARQUEOLOGÍA DEL CULTIVO DE CACAO EN


YUCATÁN: UN ANÁLISIS PALINOLÓGICO EN EL TS’ATS
XKAKHUIL

TESIS

PARA OPTAR AL TÍTULO DE

ARQUEÓLOGA

PRESENTA:
CLAUDIA ELENA LEÓN ROMERO

MÉRIDA, YUCATÁN, MÉXICO


2016
O ya niccua cacahuatl, ic nonpaqui Aya.
Noyol ahuiya, noyol huellamati.
Ohuaya, ohuaya

Yo bebo cacao, con él me alegro.


Mi corazón se satisface, mi corazón es feliz.

Poesía Náhuatl
(Duran-Forest 1967:181)
AGRADECIMIENTOS

Después de mi caminar en esta aventura llamada arqueología, quiero agradecer a Dios

por permitirme llegar a la meta. A mis padres, Alfredo y Luz por su apoyo incondicional y

enseñarme a no darme por vencida. También agradezco la ayuda de mis hermanas Ana

Luisa, Ana Laura, Luce y mi hermanito Alfredo.

Este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda de muchas personas, y a las

cuales les debo una (o muchas). Un reconocimiento muy especial al Dr. Andrea Cucina,

que entró, al igual que yo, sin saber mucho de la paleobotánica, pero que siempre estuvo

dispuesto a ayudarme y asesorarme de la mejor manera posible. Le agradezco el apoyo

económico que me ofreció por parte del proyecto CONACYT (154750) “Dinámicas

poblacionales y afinidades biológicas en Mesoamérica a partir de la morfología dental. Del

Periodo Preclásico hasta la época moderna”, ya que fue importante para la culminación de

mi investigación, pero sobre todo gracias por la confianza que depositó en mí.

Al Mtro. Mario Zimmermann, le estoy en deuda por su enorme paciencia conmigo

en el proceso de aprendizaje del mundo microscópico, por su ayuda, consejos y

sugerencias a mi trabajo, muchas gracias.

Quiero expresar mi agradecimiento a la Dra. Lili Fernández, por sus comentarios

finales al documento, pero también por sus enseñanzas y apoyo a lo largo de la carrera.

Asimismo, al Dr. Héctor Hernández por su interés en mi trabajo y la facilitación de

bibliografía clave para esta tesis. De igual forma, quiero dar las gracias a todos mis

profesores de la licenciatura que de alguna manera influenciaron mi perspectiva

arqueológica, Dra. Socorro Jiménez, Dra. Alejandra Espinosa, Dra. Vera Tiesler, Dr.

Rafael Cobos y Dr. Cristopher Götz ϯ.

Un especial agradecimiento al Biólogo Roger Medina por su ayuda en la toma de

la muestra, así como a los arqueólogos Raúl López, Joaquín Venegas y Alejandro García,
pero sobre todo por su amistad y palabras de aliento en los momentos difíciles que pasé

durante el desarrollo de esta tesis.

También, quiero dar las gracias a todos mis compañeros y amigos de generación

por los buenos momentos que pasamos, especialmente a Edgar Leal, Elizabeth Ojeda,

Jorge Pacho, Pepe Zarate y Daniel Vela.

Aprovecho este momento para agradecer a la Dra. Corina Solís y todo el equipo

del Laboratorio de Espectrometría de Masas con Aceleradores (LEMA) de la UNAM, el Sr.

Sergio Martínez, Fis. Arcadio Huerta y Dra. María Rodríguez Ceja, quienes participaron en

la preparación de las muestras y la operación del acelerador.

Asimismo extiendo un agradecimiento a la Dra. Guadalupe Sánchez de la

ERNO-UNAM por permitirme conocer la arqueología sonorense, por brindarme mis

primeras oportunidades de trabajo en campo y enseñarme más sobre la paleobotánica.

Y por último, pero no menos importante, a ti, mi Anuar, por tu compañía, amor y

apoyo en todo momento, porque al final de cuentas, en el camino seguimos.

A todos y cada uno, y algún otro que se me escape, ¡muchas gracias!.


ÍNDICE GENERAL

Pág.
AGRADECIMIENTOS

INTRODUCCIÓN …………………………………………………………………………… 1

CAPÍTULO I ………………………………………………………………………………… 8
1.1 ORÍGENES DEL THEOBROMA CACAO …………………………………………… 8
1.2 CULTIVO PRESENTE Y PASADO ………………………………………………….. 11
1.3 USOS DEL CACAO …………………………………………………………………… 20
1.3.1 Uso alimenticio ……………………………….………….…………………....... 20
1.3.2 Uso medicinal ……………………………………………….………………….. 25
1.3.3 Uso ritual ………………………………………………….…………................. 26
1.3.4 Uso económico….....……………………………………….……………………. 28

CAPÍTULO II ……………………………………………………………………………….. 32
2.1 ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE ……………………………………………………… 32
2.1.1 Las dimensiones de estudio ..…………………………………………...…….. 34
2.2 EL CACAO EN EL PAISAJE …………………………………………………….…… 35
2.2.1 Dimensión cognitiva: El cacao en la cosmovisión mesoamericana ………. 35
2.2.2 Dimensión ideológica: El cacao transformándose en un bien de prestigio.. 38
2.2.3 Dimensión formal: Representaciones iconográficas del cacao ................... 44
2.2.4 Dimensión relacional: El cacao como alimento de los dioses ……………… 51
2.2.5 Dimensión histórica: Modificaciones en el cultivo de cacao …..................... 56
2.3 EL CASO DE CHICHÉN ITZÁ ………………………………………………………... 57

CAPÍTULO III …………………………………………………………………………..…… 65


3.1 PALEOETNOBOTÁNICA Y SU APLICACIÓN ……………………………………... 65
3.2 PALINOLOGÍA …………………………………………………………………………. 66
3.2.1 Polen ……………………………………………………………………...…....... 68
3.3 EL ÁREA DE ESTUDIO: TS’ATS XKAKHUIL ………………………………………. 70
3.4 METODOLOGÍA APLICADA …………………………………………………………. 75
3.4.1 Análisis palinológico ……………………………………………………..…..…. 75
3.4.2 Análisis radiocarbónico …………………………………………………..…..… 81

CAPÍTULO IV ………………………………………………………………………………. 85
4.1 RESULTADOS PALINOLÓGICOS …………………………………………………... 85
4.1.1 Theobroma cacao ……………………………………………………………..... 92
4.2 RESULTADOS RADIOCARBÓNICOS ……………………………………………… 95
4.3 ESTUDIOS COMPARATIVOS DE LA REGIÓN ……………………………………. 97
4.3.1 Reserva de la Biosfera Ría Lagartos ….……………………………………… 98
4.3.2 Punta Laguna ……………………………..…………………………………….. 99
4.3.3 Lago Chichancanab …………………….….…………………………………… 100
4.3.4 Lago Cobá ……………………………….………………………………………. 101

CAPÍTULO V ……………………………………………………….………………….…… 103


5.1 DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS ……………………………………………….. 103
5.2 EL CACAO EN EL PAISAJE DE YUCATÁN DURANTE LOS SIGLOS XIV-XVII.. 104

COMENTARIOS FINALES ……………………………………………………………….. 120

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS …………………………………………………….. 122

APÉNDICE 1. MORFOLOGÍA POLÍNICA DE THEOBROMA CACAO …………..… 136


APÉNDICE 2. LISTA DE TAXONES IDENTIFICADOS EN EL TS’ATS
XKAKHUIL …………………………………………………………………
137
APÉNDICE 3. MICROFOTOGRAFÍAS DE PALINOMORFOS IDENTIFICADOS
EN EL TS’ATS XKAKHUIL ……..………………………………………..
139
ÍNDICE DE FIGURAS

Pág.

Figura 1. Cacao criollo y cacao forastero ………………………………………………. 10


Figura 2. Flores de Theobroma cacao brotando directamente del tronco ………….. 12
Figura 3. Perfil esquemático de un cacaotal k’ekchi’ ………………………………….. 16
Figura 4. Glifo maya del cacao Kakaw(a) ………………………………………………. 21
Figura 5. Mujeres preparando bebidas de cacao con espuma ………………………. 22
Figura 6. Un H’men de la comunidad de Sihó, Yucatán, preparando cacao para
la ceremonia de petición de permiso para excavar ....…….……………….. 23
Figura 7. Guerrero con armadura de cacao ……………………………………………. 25
Figura 8. Mural del Templo de las Pinturas en Bonampak, México …………………. 29
Figura 9. Vasijas con restos de theobromina del Formativo Temprano y
Formativo Medio de Puerto Escondido, Honduras ……………………..…. 40
Figura 10. Vasijas caché del Clásico Tardío, Copán, Honduras …………………….. 42
Figura 11. Muerte y renacimiento del Dios Maíz en árbol de cacao ………………… 45
Figura 12. Dios del Maíz invertido con una mazorca de cacao en sus manos …….. 46
Figura 13. Dios Maíz representado como árbol de cacao ……………………………. 47
Figura 14. Cosmograma del Códice Fejervary-Meyer. En aumento el rumbo Sur … 49
Figura 15. Tapa de incensario de cerámica del sitio Toniná, Chiapas (600-900
d.C.) ………………………………………………………………………….… 50
Figura 16. Chac e Ixchel intercambiando cacao ………………………………………. 52
Figura 17. Chac, Itzamná y el Dios de la Muerte brotando de su cuerpo
mazorcas de cacao ………………………………………………………….. 53
Figura 18. Cerámica de Guatemala de la Diosa del Cacao ………………….……... 54
Figura 19. Árbol de cacao brotando del cuerpo del dios Maíz ……………………….. 55
Figura 20. Fachada de la Casa de los Falos …………………………………………... 59
Figura 21. Fachada de La Casa de los Caracoles …………………………………….. 60
Figura 22. Tapa de bóveda del Templo de los Búhos ………………………………… 61
Figura 23. Galería de los Monos ………………………………………………………… 62
Figura 24. Representaciones de cacao en el Osario …………………………………. 63
Figura 25. Estructura de un grano de polen ……………………………………………. 69
Figura 26. Ubicación del ts’ats Xkakhuil, Municipio de Yaxcaba, Yucatán ………… 72
Figura 27. Croquis del ts’ats Xkakhuil …………………………………………………. 73
Figura 28. Ts’ats Xkakhuil y su vegetación …………………………………………….. 75
Figura 29. Preparación de las submuestras …………………………………………… 77
Figura 30. Flores de Theobroma cacao ………………………………………………… 78
Figura 31. Partes del nucleador …………………………………………………………. 79
Figura 32. Semillas de Thevetia y Bucida encontradas en el ts’ats …………………. 79
Figura 33. Toma de submuestras para el análisis microscópico y posterior
resguardo …………………………………………..……………………….... 81
Figura 34. Proceso de formación y desintegración del 14C …………………………... 82
Figura 35. Separación de material para fechamiento …………………………........... 83
Figura 36. Gráfica de las familias con mayor representación ………………………... 87
Figura 37. Diagrama polínico del ts’ats Xkakhuil …………………………................. 88
Figura 38. Zonas detectadas a lo largo del núcleo …………………………............... 89
Figura 39. Diagrama de especies arbóreas y herbáceas …………………………...... 91
Figura 40. Palinoformo Tipo Theobroma cacao (400X) ………………………………. 93
Figura 41. Proporción de cacao en rangos de 4 muestras …………………………… 94
Figura 42. Proyección cronológica para el ts’ast Xkakhuil …………………………… 97
Figura 43. Contextos fechados en Mayapán …………………………………………... 108
Figura 44. Mapa con sitios arqueológicos y posibles rutas comerciales durante
el Posclásico ……………………...…………………………......................... 110
Figura 45. Incensario efigie tipo Chen Mul modelado representando al Dios
Maíz ..………………...…………………………...……………….................. 111
Figura 46. Motivos de cacao de incensarios efigie de Mayapán …………………….. 112
Figura 47. Óleo novohispano del siglo XVII que muestra una familia bebiendo
chocolate …………………………...…………………………...................... 116
Figura 48. Total de tercios anuales ingresados a la ciudad de México en
relación a los entrados al Virreinato …………………………..................... 117
Figura 49. Coco chocolatero del siglo XVIII ………………………….......................... 118

ÍNDICE DE TABLAS

Pág.

Tabla 1. Condiciones climáticas del interior del ts’ats …………………………............. 74


Tabla 2. Conteo de polen por muestra del núcleo Xkakhuil 20-02-14 ……………….. 85
Tabla 3. Total de polen Tipo Theobroma cacao por muestra …………………………. 92
Tabla 4. Relación de muestras enviadas …………………………................................ 95
Tabla 5. Resultados radiocarbónicos …………………………...................................... 96
Tabla 6. Resultados comparativos de diferentes sitios de la Península ……………... 98
Tabla 7. Cerámica recuperada de la Rejollada Mamey en Chichén Itzá …………….. 106
INTRODUCCIÓN

Desde la antigüedad, los seres humanos han sabido aprovechar los recursos naturales de

su entorno para satisfacer sus necesidades físicas y espirituales. En Mesoamérica, los

habitantes desarrollaron una observación precisa y extendida de aspectos ambientales

como el clima, el paisaje y los ciclos de vida de la flora y fauna, produciendo una visión

estructurada de la naturaleza y del hombre en el cosmos (Broda 2013).

De acuerdo a Bye y Linares (1999:4), los distintos fines que tuvieron las plantas en

las sociedades precolombinas como proveedoras de alimento, material constructivo,

ornamentación, fuente medicinal o elemento esencial de rituales, se pueden observar a

través del diverso material arqueológico, histórico y etnológico existente.

El hombre aprendió los cuidados necesarios que cada planta requería, así como la

función específica para la que podía ser utilizada. Incluso, el hombre no se conformó con

los frutos que la naturaleza le daba, inventó herramientas que le facilitaron el acceso y

aumentaron la producción de éstos (Torres 1985:53), contribuyendo a través de los años

al crecimiento y organización de sociedades más complejas. Además, algunas de las

plantas se consideraban tan valiosas que se convirtieron en el eje central de su

cosmogonía; así formaron parte de los mitos de creación y se sacralizaron: el maíz, la

ceiba y el cacao (Vela 2012:42).

El cacao (Theobroma cacao) tuvo un papel transcendental en la vida de los

pueblos prehispánicos de América llegando a ser parte de su sistema religioso,

económico y social (McNeil 2006a). A pesar de que aún se discute el origen y modo de

dispersión de esta planta por el continente (Ogata et al. 2006; Young 1994), es innegable

que las sociedades pretéritas supieron aprovechar este recurso e integrarlo en sus

1
prácticas rituales, restringiendo su uso, en la mayoría de los casos, a personajes de alto

estatus puesto que denotaba riqueza, poder y autoridad. Esto se ve evidenciado en la

amplia referencia iconográfica y epigráfica de vasijas, incensarios, murales y esculturas

alrededor de todo Mesoamérica, que hacen alusión a este fruto y elementos relacionados

a él (McNeil 2006a).

Desde mediados del siglo pasado, ha habido un gran interés por comprender más

sobre el vínculo del hombre con el cacao. Los primeros acercamientos fueron hechos por

biólogos, sobre todo investigaciones de índole filogenético, realizando en la actualidad

estudios específicos de ADN a las diversas especies del género Theobroma (Cuatrecasas

1964; Motamayor et al. 2002).

Por otro lado, trabajos arqueológicos que incluyen estudios iconográficos y epigráficos

sobre la representación del cacao han sido realizados (Martin 2006; Nájera 2011; Stuart

1988, 2006). También, el análisis de fuentes etnohistóricas e investigaciones etnográficas

actuales ha dado grandes aportaciones sobre los usos y sistemas de cultivo de esta

planta (Caso y Aliphat 2012; Gómez-pompa et al. 1990; Pérez 1988). Así mismo,

exploraciones químicas en piezas cerámicas, han determinado una antigüedad de uso de

las semillas de cacao de casi 4000 años (Gallareta 2012; Hurst 2006; Powis et al. 2002,

2011).

Aproximaciones paleobotánicas también se han desarrollado. En los sitios de Cuello y

Cerros, en Belice, se han recolectado tanto semillas carbonizadas como restos de madera

de cacao, fechados para el período Preclásico Tardío (400 a.C.-250 d.C.) (Crane 1986;

Hammond y Miksicek 1981). Igualmente, en Copán, Honduras, y Joya de Cerén en El

Salvador se han recuperado macrorrestos de esta especie, pero del período Clásico

Tardío (McNeil et al. 2006; Sheets y Woodward 2002). En cambio, trabajos

microbotánicos sobre cacao han sido muy pocos, debido a la creencia de que su polen es

muy frágil e imposible de detectar (Morley y Brainerd 1983). Empero, análisis polínicos es

2
una excelente herramienta para la detección de actividades culturales como la agricultura

y localización de huertos (Pearsall 2010).

Es importante reconocer que por las características morfológicas y ambientales

necesarias para el crecimiento del cacaotal, en época prehispánica los principales

productores se concentraban en lugares como el sur de México y Centroamérica (Vela

2012:20-26). Sin embargo, los antiguos mayas, en la búsqueda de mantener un estatus

elevado encontraron espacios adecuados para el cultivo de esta planta en sitios donde

normalmente no podría desarrollarse, como la Península de Yucatán.

Los registros arqueológicos de esta zona sugieren que el uso del cacao en

ceremonias se remonta al período Formativo (Gallareta 2012), prolongando esta

costumbre hasta la actualidad. También, existen algunas piezas cerámicas que reflejan la

importancia del cacao en los grupos de élite de diversos sitios, empero, la mayor muestra

artefactual relacionada a esta planta se encuentra en el sitio arqueológico de Chichén

Itzá, en los relieves del grupo arquitectónico conocido como “La serie inicial”. Autores

proponen que estas representaciones iconográficas son una recreación simbólica del

espacio perfecto para el cultivo de cacao (Nájera 2011; Schmidt 2007).

Fuentes escritas de los primeros colonizadores en Yucatán, describen cómo la

nobleza indígena de aquel tiempo tenía a su disposición huertos de cacao en diversas

hondonadas llamadas rejolladas o ts’ats (Ciudad Real 1976; Landa 1938; Sánchez de

Aguilar 1937). Al parecer la práctica continúa hasta nuestros días, ya que registros

etnográficos reportan la presencia y un cultivo intencional de este árbol en los ambientes

antes mencionados, los cuales se convierten en lugares óptimos por su alto nivel de

humedad y constante presencia de agua (Gómez-Pompa et al. 1990; Pérez 1988).

Excavaciones realizadas en rejolladas cercanas a Chichén Itzá, que incluyeron

análisis microbotánicos, demostraron la presencia de pólenes tipo cacao, aparentemente

3
relacionado con la época de ocupación de esta ciudad maya (Kepecs y Boucher 1996).

Sin embargo, más estudios de esta índole no se han reportado.

Si bien es cierto que el árbol del cacao no es endémico de la península yucateca,

existen evidencias para considerar que esta planta se estuvo cultivando en algunas

rejolladas y ts’ats. Así mismo, la ocasional representación iconográfica en la zona se

puede tomar como una demostración más del cultivo de cacao, del cual poco se sabe

sobre su origen, cultivo y domesticación, y sobre el cual podemos agregar, es ambiguo

aún cómo se extendió dicha labranza en Yucatán. Con base en lo mencionado, se plantea

la siguiente pregunta de investigación científica: ¿Cuándo aparece el cultivo de cacao en

el norte de Yucatán y en qué contexto social, económico y ambiental se desarrolla esta

actividad?

Algunos factores como la aparición dentro de espacios rituales de iconografía

relacionada al cacao en Chichén Itzá podrían ser elementos indicativos del comienzo de

este cultivo en la zona, como se propone para otros sitios (McNeil et al. 2006). Con base

en lo anterior, y a manera de hipótesis se propone lo siguiente:

• El inicio del cultivo del cacao en el norte de Yucatán se dio durante el Período

Clásico Terminal (800-1050 d.C.), momento en el cual se desarrolla en la región

una de las máximas ciudades mayas. Se observa una civilización estratificada

socialmente, con arquitectura y arte monumental que se encargó de reflejar la

importancia del cacao en su cosmovisión, por lo que tener huertos de este cultivo

a su servicio sirvió para manifestar la riqueza de sus soberanos y el control

económico y político que poseían.

Por lo tanto, el presente trabajo tiene por objetivos principales:

4
• Determinar el momento cronológico en el cual el cacao empieza a ser cultivado en

el norte de Yucatán e identificar el escenario socio-cultural y ambiental que

propició el comienzo de esta práctica.

• Comprobar que los espacios conocidos como rejolladas o ts’ats fueron lugares

idóneos para el cultivo de cacao desde tiempos prehispánicos y de esta manera

entender un poco más sobre el desarrollo histórico de la relación hombre-cacao en

la región.

Para lograr los objetivos y poder contrastar la hipótesis planteada, se propone un análisis

de polen de un núcleo de sedimento de un ts’ats cercano a Chichén Itzá. Como se

mencionó líneas arriba, el cacao es una especie alóctona, por lo que su aparición en el

registro polínico puede ser indicativo de manipulación humana, revelando quizá la

existencia y temporalidad de un antiguo huerto.

La metodología elegida permitirá el cumplimiento del siguiente objetivo secundario:

• Elaborar un catálogo de referencia polínico sobre la zona estudiada, que ayudará

en futuras investigaciones a comprender las condiciones ambientales bajo las

cuales la flora de una rejollada o ts’ats se desarrolla.

La estructura del presente documento está organizada en cinco capítulos principales, los

cuales se describen a continuación. El primer capítulo tiene como finalidad dar a conocer

el contexto biológico y socio-cultural del cacao, sentando las bases que permitirán

entender el papel que desempeñó este fruto dentro de las culturas precolombinas. Un

primer apartado trata sobre el origen de la especie Theobroma cacao y las teorías sobre

cómo llegó a territorio mesoamericano. Después, sigue una sección sobre las

características de este árbol y los cuidados que se deben tener para su cultivo, haciendo

notar algunos sistemas prehispánicos y actuales de esta práctica. Posteriormente, se

5
presenta una recopilación de diversas fuentes que muestran los diversos usos que tuvo

esta planta, principalmente sus semillas.

En el segundo capítulo se revisan los fundamentos teóricos que sustentan la presente

investigación. Dos posturas encaran la forma de ver el paisaje, una de ellas –la corriente

procesual- que lo ve todo como una cuestión económica, y por el otro lado, la corriente

posprocesual, que defiende el paisaje como una construcción simbólica. Sin polarizar en

alguno de los dos aportes, se explica cómo el paisaje del cacao está inmerso tanto en

dimensiones ideológicas como materiales. En un último apartado se ejemplifica esta

propuesta con el caso de Chichén Itzá y su relación con el cacao.

El tercer capítulo corresponde a las contribuciones que la paleoetnobotánica, en

particular la palinología, aportan a un estudio que busca comprender la historia de una

especie botánica. También, se abordan algunos conceptos teóricos y descripciones del

sitio de estudio que servirán para comprender la metodología llevada a cabo, la cual se

explica en otro apartado de forma detallada, es decir, sobre lo realizado durante la

extracción de la muestra del ts’ats Xkakhuil, su preparación y los diversos análisis

aplicados.

En el cuarto capítulo se presentan los resultados cuantitativos alcanzados en el

análisis polínico y los fechamientos del núcleo de sedimento. En un primer apartado se

encuentran los datos de la revisión microscópica de las muestras preparadas. Después,

se provee la información obtenida de las dataciones y finalmente hay un apartado sobre

resultados de algunos sitios con trabajos similares al que aquí se presenta y servirán de

contrastación en el último capítulo.

Finalmente, el quinto capítulo trata sobre la interpretación y discusión de los

resultados obtenidos con base en los criterios establecidos en el capítulo II y en función

de los objetivos aquí establecidos. Para concluir, se ha realizado un apartado con una

serie de comentarios finales en cuanto a la producción cacaotera prehispánica de la

6
Península de Yucatán, así como una reflexión sobre el trabajo transdisciplinario y las

dificultades que esto conlleva.

7
CAPÍTULO I

1.1 ORÍGENES DEL THEOBROMA CACAO

El árbol del cacao (Theobroma cacao) es una de las 22 especies descritas del género

Theobroma, el cual pertenece a la familia de las Malvaceas (antes Sterculiaceas), ubicada

principalmente en Sudamérica y partes de Centroamérica (Ogata 2007:2). Este árbol es

nativo de la cuenca del Amazonas, aunque aún se discute el lugar exacto de origen y su

forma de dispersión por el continente, creando así diversas hipótesis y formas de

clasificación de sus variedades (Gómez-Pompa et. al 1990; McNeil 2006a; Motamayor et

al. 2002; Ogata et al. 2006; Young 1994).

Desde hace varias décadas algunos investigadores han estudiado las posibles

rutas de migración de esta planta, así como los medios de distribución. Uno de los

trabajos más amplios que se han hecho respecto al origen del T. cacao fue el realizado

por el botánico español José Cuatrecasas en 1964, quien sostiene que esta especie

posee una antigüedad de 10,000 a 15,000 años; es decir, cuando el humano apareció en

territorio americano. Este autor sugiere que en la cuenca del Amazonas dos especies

nativas de la zona ya extintas, como el T. pentagona y T. leiocarpa, fueron manipuladas,

no por sus semillas, sino por el sabor de su pulpa, produciendo finalmente el T. cacao

(Cuatrecasas 1964; Young 1994:3).

El autor se basó en la gran diversidad morfológica observada en poblaciones de

México, Centroamérica y Sudamérica, para proponer que la dispersión de esta planta

sería por medio de agentes biológicos, movilizando la especie desde su centro de origen

hacia el norte, atravesando barreras naturales como el istmo de Panamá. Esto daría como

resultado evoluciones independientes y la formación de dos subespecies: el criollo (T.

8
cacao ssp. cacao) que se presenta desde el norte de Sudamérica hasta el sureste de

México, y el forastero (T. cacao ssp. sphaerocarpum) que se extiende por Sudamérica y

Centroamérica (Ogata et al. 2006:71).

Cuatrecasas también estudió algunos ejemplares procedentes de la Selva

Lacandona en Chiapas, donde argumenta que esas plantas silvestres son posibles

ancestros del cacao domesticado. Sus hipótesis han sido apoyadas por otros autores, por

ejemplo, el estudio realizado por Gómez-Pompa et al. (1990) en poblaciones de cacao

localizado en Yucatán, el cual concluye que los individuos identificados corresponden a

plantas de T. cacao forma lacandonica.

Por otro lado, existen autores que se oponen a la idea de una difusión natural.

Cheesman y Schultes (en Ogata et al. 2006:73-74) concluyen que el cacao llegó hasta

Mesoamérica por medio del ser humano, y que su origen viene de la alta Amazonía cerca

de la frontera ecuatoriano-colombiana. Estos dos autores postulan que la forma de

distribución del cacao fue a través de las personas, ya que el cacao por sí solo no podría

haber atravesado las barreras climáticas frías y áridas que se encuentran al salir del

Amazonas. Por lo tanto, esta planta fue transportada por humanos hasta Panamá

pasando el istmo que funge como barrera ecológica; una vez ahí se trasladaría de manera

natural al contar ya con las condiciones climáticas necesarias, es decir una mayor

humedad.

Un último trabajo que apoya estas ideas, contradiciendo el trabajo de Cuatrecasas,

es la investigación realizada por Motamayor et al. (2002), quienes, de acuerdo a análisis

genéticos en diversas poblaciones de árboles de cacao, encontraron muy poca diversidad

entre individuos criollos “antiguos” y forasteros, argumentando que ambas tienen un

mismo origen, y no puede hablarse de subespecies distintas. Además sustentan sus

resultados con la ausencia de polen de períodos arcaicos que pudieran indicar la

antigüedad de esta planta en la zona. Sin embargo, el reciente hallazgo reportado por

9
Rivera (2013), quien encuentra evidencia de pólenes con afinidad a Theobroma cacao en

la cueva Santa Marta en Chiapas, fechados para el Holoceno Temprano, podría rebatir la

hipótesis de Motamayor y colegas.

Como puede notarse, aún es incierto el origen y clasificación que debe darse al

cacao. No obstante, para efectos de este trabajo se hablará de la especie T. cacao con

sus dos subespecies: el criollo y el forastero. Estas formas tienen características

morfológicas muy específicas; como se observa en la Figura 1, las mazorcas del cacao

criollo son alargadas con surcos pronunciados, semillas blancas y una pulpa más agria.

En cambio, los frutos del denominado forastero son más redondeados, con surcos

escasos o lisos y semillas aplanadas y de color purpura, aunque su pulpa es más dulce

(Ogata 2007:2).

Figura 1. Cacao criollo y cacao forastero


(Tomado de http://www.cacaomexico.org)

Cabe aclarar que éstas no son las únicas subespecies utilizadas para adquirir las

semillas. Existe otra subespecie llamada cacao trinitario, la cual es una hibridación entre

las dos anteriores y se produjo en Trinidad, posterior a la llegada de los españoles.

Actualmente, este espécimen es el de mayor cultivo a nivel mundial, por su vigor,

precocidad, eficiente productividad y resistencia a plagas (Marcano 2007:12).

10
Existen otras especies de Theobroma que también son aprovechadas por el

hombre, una de ellas es conocida como pataxte o balamté (Theobroma bicolor), que es

aprovechada desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad; en Oaxaca aún se utiliza

para la elaboración de una bebida llamada “popo” y en Perú las semillas se tuestan y se

comen como botana. En otras partes de América del Sur el Theobroma grandiflorum se

emplea para elaborar bebidas; mientras que indígenas del Amazonas en Brasil, Colombia

y Venezuela, utilizan Theobroma subincanum, junto con especies del género Virola

(Myristicaceae), para preparar un potente alucinógeno en forma de polvo. En Bolivia se ha

encontrado Theobroma speciosum en huertos familiares de indígenas Chacobó (Ogata

2007:2).

1.2 CULTIVO PRESENTE Y PASADO

Hoy en día, la producción de cacao asciende los 3.6 millones de toneladas abarcando un

área de 5 millones de hectáreas, y proviene principalmente de países como Costa de

Marfil, Nigeria, Camerún, Brasil y Ecuador, quienes aportan el 90% de la producción

mundial (Marcano 2007:17). En cada país varía la subespecie de cacao cultivado.

En general, el árbol del cacao tiene una altura aproximada entre 5 y 7 metros, sus

frutos denominados mazorcas o vainas son de un tamaño considerable generando

alrededor de 40 semillas cada una y, tanto las mazorcas como sus flores brotan

directamente del tronco (Vela 2012:14) (Figura 2).

Algunas de estas características fueron descritas por Fray Bernardino de Sahagún

en su Historia General de las Cosas de la Nueva España:

El árbol donde se hace el cacao se llaman cacaoguauitl; tiene las hojas


anchas y es acopado, y es mediano; el fruto que hace es como mazorca de
maíz, o poco mayores, y tienen de dentro los granos de cacao; de fuera es
morado y de dentro encarnado o bermejo (Sahagún 2006:643).

11
Figura 2. Flores de Theobroma cacao brotando directamente del tronco
(Fotografía de la autora)

El cultivo del Theobroma cacao necesita cuidados especiales para un buen desarrollo y

por lo tanto un eficiente crecimiento. El cacaotal se debe establecer en una zona que se

adecue a sus necesidades; requiere un clima húmedo, suelos con suficiente nutrición

mineral, baja radiación solar, vientos moderados y protección contra plagas y

enfermedades.

De acuerdo al Manual del cultivo del cacao (Paredes 2004) existen factores

climáticos y edafoclimáticos que intervienen para que el cacao despliegue todo su

potencial. Uno de los elementos naturales que intervienen en su desarrollo, es la

precipitación, es decir, la lluvia. La cantidad de agua óptima para el cacao es de 1,600 a

2,500 mm distribuidos durante todo el año; precipitaciones que excedan los 2,600 mm

pueden afectar la producción del cultivo (Paredes 2004:9).

Otro aspecto a considerar para la fructificación del cacaotal es la temperatura. Ésta

debe oscilar entre una mínima de 23°C y una máxima de 32°C, en donde la temperatura

óptima sería de 25°C. Una variación extrema en estos valores puede afectar la floración

12
así como disminuir la absorción de agua y nutrientes por medio de las raíces del árbol

(Paredes 2004:10-11).

Tanto el nivel de pH como el tipo de suelo deben ser adecuados para que la planta

llegue a su máximo desarrollo. El pH se debe encontrar en un rango de 6.0 a 6.5, aunque

se puede adaptar a niveles extremos, tanto ácidos como alcalinos, con resultados

deficientes. Actualmente, gracias a la aplicación de correctivos, este problema se logra

solucionar. El subsuelo debe tener buena profundidad y ser de fácil penetración para la

raíz pivote, ya que esto determina la cantidad de agua que podrá ser almacenada y

puesta a disposición de los árboles, especialmente en épocas de sequía; se recomienda

que la profundidad del suelo alcance hasta 1.5 metros. Por lo tanto, los mejores suelos

para la siembra del cacao son los aluviales 1 y los francos 2 con subsuelos permeables; en

cambio suelos arenosos o con texturas arcillosas no permiten la retención de humedad

requerida por la planta (Paredes 2004:11-12).

El viento y la sombra son dos factores que deben considerarse en conjunto, puesto

que para un buen crecimiento de la planta la velocidad del viento debe ser entre 1 a 2

m/s, pues velocidades mayores a los 4m/s y sin sombra pueden causar defoliaciones

fuertes. Del mismo modo, el nivel de luminosidad es importante para procesos como la

fotosíntesis. Sin embargo, cuando la planta está en plena exposición solar los niveles de

este proceso disminuyen. Se recomienda que en plantaciones jóvenes se siembren

árboles a sus alrededores para protegerlos del viento y a la vez les proporcionen sombra.

La intensidad lumínica que puede recibir la planta de cacao varía. Si está en etapa de

establecimiento necesita de una mayor protección, los árboles protectores cumplen en

esta fase una labor importante. Cuando ya está establecida, el recibir una intensidad de

1 Los suelos aluviales son suelos con perfil poco desarrollado formados de materiales transportados por

corrientes de agua (es.wikipedia.org. Fecha de consulta 20/11/2015).


2 Los suelos francos se encuentran en proporción uniforme de arena, limo y arcilla; tienen gran cantidad de

materia orgánica lo que los hace ideales para cultivo (es.wikipedia.org. Fecha de consulta 20/11/2015).

13
luminosidad mayor al 50% aumenta los rendimientos de la planta, ya que si recibe menos

del 50% disminuiría (Paredes 2004:11).

Finalmente, hay que mencionar la forma de propagación del cacao. Esto puede ser

de manera sexual (semilla botánica) o de manera asexual (estacas, injertos y acodos)

(Paredes 2004:13). Con esto se redondea un complicado sistema de cultivo para el

cacao, que en la actualidad se puede transportar a diversos lugares del mundo.

Es importante subrayar que las características ambientales de la península difieren

mucho de lo óptimo para el buen cultivo del cacao, haciéndola una región naturalmente

inadecuada. Desde el punto de vista edáfico, Yucatán se distingue por la predominancia

de suelos someros y pedregosos, aunque su textura es franca muestran, por lo general,

un abundante contenido de fragmentos de roca. La entidad presenta un clima cálido

subhúmedo con una temperatura media de 26°C, pero llegando a máximas de 45° C

durante los meses de verano; además como efecto directo de su posición latitudinal, la

región se ve sometida a una intensa radiación solar durante todo el año. Por último, el

régimen pluvial en el estado muestra un acentuado contraste en su distribución anual, el

cual se manifiesta en una clara diferenciación entre la época de lluvias regulares que va

de mayo a octubre, los nortes o época de lluvias escasas de noviembre a febrero y la

época de seca durante marzo y abril (INEGI 2002).

Las características fisiológicas del cacao descritas anteriormente, se conocían

desde tiempos prehispánicos. Esto se puede constatar en uno de los escritos que el fraile

Torquemada dejó, y que indica la manera en que pobladores mesoamericanos cultivaban

esta planta:

El cacao es una fruta de un árbol mediano, que el más alto no pasa de cinco
varas, el cual lo plantan de su mismo fruto, en almácigos, y de allí lo
trasponen como la oliva; (digo en el concierto por hileras, y calles muy
concertadas) junto de él ponen una vara de otro árbol muy jugoso, que llaman
cacahuanantli, que quiere decir: madre del cacao; y es así porque luego que
se hinca la estaca cobra vida, y se arraiga, y comienza a echar hoja, y a

14
recibir la planta del cacao debajo de su sombra con la cual le ampara de la
fuerza del sol (Torquemada, 1975, Vol.II:620).

Por otro lado, en el contexto del área maya, datos arqueológicos demuestran un interés

en el desarrollo óptimo del cultivo del cacao; así lo describe Kaplan (2008) quien presenta

sus resultados de excavación del sitio Chocolá, en el sur de Guatemala, donde menciona

haber identificado una extensa red de sistemas hidráulicos, como una especie de canales

útiles para el riego de cacaotales. Él hace su hipótesis argumentando que este sistema

pudo ser usado desde el período Formativo, quizá desde el quinto o cuarto siglo a.C. Para

proponer esto se basa en evidencia etnohistórica la cual consta que de esta zona se

obtenían grandes cantidades de cacao, que las condiciones climáticas y de suelos eran

las óptimas para el cultivo y que hasta hace 15 años existía un fuerte crecimiento del fruto

en esta área (Kaplan 2008:410).

En cuanto a casos etnográficos, Aliphat Fernández y Caso Barrera han estudiado

desde hace varios años las zonas cacaoteras de Chiapas, Guatemala y Belice. En el área

de la Chontalpa y Lacandón se han identificado huertos familiares para el cultivo del

cacao asociados a árboles maderables, frutales, condimentos y con cultivos como maíz,

frijol, calabaza, yuca, cítricos y pastos; incluso los lacandones cosechan cacao silvestre

en la selva. También, los Mopan de Belice siembran cacao en sus huertos familiares en

asociación con árboles frutales, jícaros, café, papaya, varios tipos de palmas y cultivos

como yuca, calabaza, plátanos, caña de azúcar, piñas, varios tipos de chile, condimentos,

plantas medicinales y plantas de ornato (Aliphat 2009:267). Dentro de sus últimas

investigaciones en la zona de la Alta Verapaz, los autores han recorrido varios poblados

donde se ha podido corroborar la presencia de cacao criollo y otras formas silvestres del

T. cacao, creando con ello un entendimiento sobre la supervivencia de la triada

agrosistémica antigua que incluyó cacao, vainilla y achiote (Aliphat 2009; Caso y Aliphat

2012).

15
La técnica identificada de este sistema de cultivo consiste en plantar árboles de

sombra que, además de proteger de la erosión provocada por la precipitación,

proporcionan nutrientes a la planta de cacao. La orquídea de la vainilla se enreda sobre el

cacao, pues necesita materia orgánica y la presencia de hongos para poder crecer y

producir sus frutos. Esta planta además ayuda a la polinización natural del sistema

atrayendo insectos que puedan polinizar las tres especies. Alrededor del huerto se

siembran los achiotes debido a su mayor exigencia de la luz solar. Estos arbustos también

sirven como marcadores del límite a los cacaotales y proporcionan defensa al sistema por

medio de químicos y el control de insectos. De esta manera, todos los árboles suministran

materia orgánica a este sistema agroforestal manteniendo en balance la fertilidad del

suelo (Figura 3). Es importante decir que estos huertos encontrados en la región Alta

Verapaz y el Peten eran principalmente familiares (Aliphat 2009:269-270).

Figura 3. Perfil esquemático de un cacaotal k ’ek chi’ (1) “cacao de monte” Theobroma cacao forma
lacandonica (2) “cacao criollo” Theobroma cacao ssp cacao; (3) ”pataxte” Theobroma bicolor; (4)
“Vainilla de monte” Vanilla cribbiana; (5) “achiote” Bixa Orellana; (6) “jícaro” Crescentia cujete; (7)
“cedro” Cerela odorata; (8) “árboles madre de cacao” Gliricidia sepium; (9) “naranjo” Citrus
sinensis.
(Tomado de Caso y Aliphat 2012:294)

16
La historia sobre cómo se dio este sistema de cultivo y su continuidad en el tiempo tiene

sustento tanto en fuentes etnohistóricas como etnográficas que estos autores han

recopilado. En su trabajo más reciente, Caso y Aliphat (2012) explican que la tradición

agrosistémica de cacao, vainilla y achiote se inició con los lacandones y choles de

Chiapas.

A la llegada de los españoles estos grupos debieron defenderse del ataque, por lo

que crearon vínculos con los k’ekchi’es quienes, teniendo contacto con los españoles, les

podían proporcionar productos para su defensa y subsistencia; así los k’ekchi’es tenían

armas, plumas de quetzal, copal, sal y algodón que intercambiaban por el cacao que

producían los lacandones y choles. Éstos siguieron con la siembra del cacao hasta el día

en que fueron vencidos y separados por los españoles, suponiendo que este cultivo

asociado también había desaparecido. Sin embargo, las investigaciones han demostrado

que el sistema de cultivo de cacao relacionado con la vainilla y el achiote no fue

eliminado, encontrándose como ya se mencionó estos huertos familiares de grupos

K’ekchi’es en la zona de la Alta Verapaz (Caso y Aliphat 2012).

Por otro lado, en el norte de Yucatán también se han realizado trabajos

etnográficos y arqueológicos referentes al cultivo de cacao en espacios conocidos como

rejolladas o ts’ats, los cuales son áreas con un microclima que sí favorece el desarrollo de

esta planta (Gómez-Pompa et al. 1990; González de la Mata 2006; Kepecs y Boucher

1996; Munro et al. 2014; Pérez 1988). Estos puntos son depresiones en la planicie

causadas por la descomposición de las capas calcáreas del subsuelo, llegando a

profundidades de hasta 27 metros y que en su interior, como consecuencia de la

inclinación de sus paredes y el transporte de material, de forma natural provocan la

acumulación de capas de tierra de hasta 4 metros, favorables para el cultivo de diversas

plantas (González de la Mata 2006:306). Estas dolinas o depresiones son llamadas

17
rejolladas o k’op, en lengua maya, si no alcanzan el nivel freático; en cambio aquellas que

en su interior cuentan con espejos de agua se les denomina ts’ats (Gallareta 2007:36).

La investigación realizada por Pérez (1988) es una recopilación de fuentes

históricas sobre los usos del cacao, añadiendo también narraciones sobre la utilización de

las rejolladas para la siembra de cacaotales. Por mucho tiempo se cuestionó la veracidad

de los datos etnohistóricos debido al clima cálido y suelos poco profundos de la región,

características que dificultarían la producción de este fruto. Sin embargo, los resultados

de su trabajo de campo demuestran el hallazgo de dos rejolladas que en ese momento

contaban con árboles de cacao dando frutos, corroborando así las crónicas españolas

(Pérez 1988: 55-56).

Por su parte, Gómez-Pompa y colegas (1990) emprenden una investigación con

implicaciones históricas, botánicas y ecológicas puesto que el encuentro de tres

rejolladas, al sur de Valladolid, comprueba que los cenotes o joyas que fueron utilizadas

por los Cupules en tiempos antiguos eran espacios donde sembraban cacao (Sánchez de

Aguilar 1937:148). Además, los especímenes identificados pertenecen a una forma poco

estudiada es decir, a Theobroma cacao L. subespecie cacao forma lacandonica

Cuatrecasas, aportando con esto a la discusión del origen de esta planta, ya que sólo

había sido identificada en la Selva Lacandona (Gómez-Pompa et al. 1990:254).

El trabajo realizado por Kepecs y Boucher a mediados de la década de 1990, en

rejolladas con arquitectura en su interior, demostraron la presencia de granos de polen de

cacao (Theobroma cacao), algodón (Gossypium) y maíz (Zea mays); además se

encontraron artefactos exclusivos de la élite que permitieron a las autoras concluir que

estos espacios eran utilizados como sistemas agrícolas y espacios rituales desde tiempos

prehispánicos, probablemente de la época de los Itzaes (Kepecs y Boucher 1996).

Más recientemente, González de la Mata (2006) realizó excavaciones en tres

rejolladas muy cercanas a Chichén Itzá; del material cultural recuperado se deduce que

18
estas zonas fueron utilizadas durante el Clásico Tardío y Terminal para actividades tanto

agrícolas como rituales, probablemente por clases dirigentes que controlaban el comercio

(González de la Mata 2006:313). Es importante recalcar que una de las rejolladas

estudiadas, que se localiza a 2 km de la estructura de El Castillo y a 100 metros de otra

gran plataforma, registró en su interior plantaciones actuales de cacao. Además, en

excavación se encontraron asociados sahumadores y tambores, lo que termina de cotejar

los datos históricos que hablan de hondonadas donde los niveles de humedad y sombra

eran los adecuados para este tipo de árboles y que los dueños de estos lugares

realizaban festejos dedicados a los dioses Ek Chuah, Chac y Hobonil referenciados a

divinidades del comercio y del cacao (Anónimo 1938:176; Landa 1938:99).

Con este tipo de investigaciones se empieza a clarificar la manera en que este

árbol era aprovechado y la importancia que tenía en la cosmovisión mesoamericana.

Incluso grupos como los mexicas quienes, a pesar de las condiciones adversas de su

ambiente para esta planta, dominaron otras regiones en las que la siembra tenía una

producción en abundancia. Pueblos de Chiapas, Tabasco, Veracruz, Guerrero y hasta

Guatemala eran sometidos y obligados a pagar tributo en forma de granos de cacao

(Durand-Forest 1967:175-177). Se nota entonces el esfuerzo que se hacía por

conseguirlo, ya fuera trayéndolo de distancias lejanas por medio de tributo o acciones

comerciales o cultivándolo en los pequeños huertos familiares.

19
1.3 USOS DEL CACAO

1.3.1 USO ALIMENTICIO

La función más conocida del cacao y posiblemente la más antigua es aquella que lo

refiere como alimento, principalmente en forma de bebida, aunque últimos hallazgos

demuestran que se utilizó también como aderezo en algún tipo de alimento sólido

(Gallareta 2012; McNeil et al. 2006). Este tipo de descubrimientos es posible debido a que

desde fines del siglo XX se han ido perfeccionado las técnicas de análisis de residuos

químicos en piezas cerámicas, permitiendo identificar aquellas que contienen restos de

“teobromina”, sustancia indicadora del cacao (Hall et. al 1990; Henderson et. al 2007;

Hurst 2006; Powis 2009; Powis et. al 2002). Estos estudios han permitido dar una

antigüedad de uso al cacao, correspondiente al período Formativo, aproximadamente

desde el 1900 a.C. en el área del Soconusco (Powis 2009).

Aunado a esto, las evidencias iconográficas y epigráficas del Período Clásico

apuntan hacia una práctica que efectivamente muestra una bebida espumosa elaborada

con cacao. Con el desciframiento del glifo de cacao por Lounsbury en la década de 1970,

y posteriores epigrafistas, se ha avanzado bastante en el conocimiento en cuanto al uso

que tenían las semillas (Stuart 2006:185). En la Figura 4 se observa el glifo de cacao, el

cual es relativamente sencillo: la silaba ka representada por un pescado con dos puntos

significando su repetición, combinado con la sílaba wa produciendo el sonido kakaw(a)

(Stuart 2006:186). Específicamente, el glifo de cacao en vasijas fue combinado con una

variedad de signos, produciendo secuencias que describen la función de la pieza, el

nombre del dueño y lo que se consumía en esa vasija “su vaso para beber (tipo de

bebida) … de (nombre del dueño)…” (Stuart 2006:192). Este tipo de etiquetas tuvieron su

auge alrededor del 250 d.C. en el área del Petén (Stuart 2006:189). El autor explica la

20
variedad de bebidas que contenían cacao ya que su “receta” fue plasmada en la

decoración de las piezas cerámicas maya principalmente del Período Clásico.

Figura 4. Glifo maya del cacao Kak aw(a)


(Tomado de Stuart 2006:194)

Un ejemplo es el caso de las vasijas de la Tumba 19 de Río Azul donde en una de ellas

pudo ser reconocido dos veces el glifo del cacao, indicando dos tipos de bebidas

diferentes que se llegaron a consumir (Stuart 1988:156). También en Ek’ Balam se pudo

identificar en un vaso de cerámica la leyenda “vaso para beber cacao” entre las ofrendas

que se le depositaron a Ukit Kan Le’k Tok, principal gobernante del sitio (Lacadena

2003:75-77).

Del período del contacto se cuenta con los documentos históricos escritos por

frailes y exploradores españoles, así como diversos códices que muestran las formas en

que se utilizaban las semillas de cacao. Por ejemplo, se sabe que con estas semillas se

elaboraba una bebida fría, puesto que Fray Diego de Landa menciona que en el área

maya los granos de cacao eran molidos y mezclados con granos de maíz para obtener

una bebida espumosa y refrescante que se utilizaba en las fiestas (Landa 1938:37). Otro

testimonio es del conquistador Bernal Díaz del Castillo, quien cuenta lo que vio en

Tenochtitlan, donde los hombres tomaban una bebida espumosa en jarros grandes,

bebida hecha con buen cacao pues decían que era para tener acceso con mujeres (Díaz

del Castillo 1970:167).

El Códice Florentino (en Stuart 2006:184) describe la gama de combinaciones que

se hacían para consumir el chocolate: con mazorcas de cacao verde, chocolate con miel,

21
con flores, con vainilla, chocolate blanco, negro o rojo y muchas más preparaciones que

los antiguos gobernantes mexicas disfrutaban. Así mismo, el Códice Tudela evidencia

algo sobre la técnica de preparación de la bebida de chocolate, mostrando una mujer

vertiendo el líquido de una vasija a otra para generar la espuma; sin embargo este

sistema es incluso más antiguo ya que una vasija maya del Clásico Tardío muestra una

imagen similar (Dreiss y Greenhill 2008) (Figura 5).

(a) (b)
Figura 5. Mujeres preparando bebidas de cacao con espuma:
a) Códice Tudela del siglo XVI; b) Vasija de Guatemala del período Clásico
(Tomado de Dreiss y Greenhill 2008:109)

Hasta el momento se ha señalado evidencia del uso del cacao en vasijas, vasos o

cuencos, es decir recipientes para contener líquidos, sin embargo es importante

mencionar el reciente hallazgo del arqueólogo Tomás Gallareta (2012) cuyos análisis

químicos a platos localizados en un sitio del Preclásico en el norte de Yucatán dieron

igualmente positivo en theobromina, lo cual podría indicar que desde épocas tempranas

también se utilizó una especie de salsa para esparcir a los alimentos, posiblemente algún

condimento parecido al mole. Este hecho tendría sustento si se lee lo contado por Fray

Bernardino de Sahagún, quien describe que tenían por costumbre comer haciendo

tamales y moliendo cacao y molli, nombre que daban a sus guisados (Sahagún

22
2006:347). Así mismo, el texto de Fray Toribio de Benavente Motolinía, menciona que en

ocasiones comían el fruto cuando aún estaba verde y las semillas las consumían secas

(Motolinía 1969:153).

Con el paso del tiempo y la intervención española, las formas de preparar y

consumir productos elaborados a partir del cacao, así como los utensilios para procesarlo,

fueron cambiando hasta llegar a la industrialización actual. No obstante, hoy día aún es

posible observar localidades donde sus habitantes siguen preparando y consumiendo

estas bebidas de la forma más tradicional y para eventos especiales. Se registró, por

parte de la autora, una ceremonia ritual en la comunidad de Sihó, Yucatán, en la cual una

bebida hecha a base de cacao fue parte de la ofrenda (Figura 6).

Figura 6. Un H’men de la comunidad de Sihó, Yucatán, preparando cacao para la ceremonia de


petición de permiso para excavar.
(Fotografía de la autora)

Uno de los brebajes más conocidos y de elaboración sencilla consiste en mezclar la masa

de maíz nixtamalizado y agua para formar el atole, a esta mezcla se le agrega azúcar y

cacao tostado y molido, se hierve y agita un poco; también se le pueden añadir especias

como canela. Esta bebida es conocida entre los mayas yucatecos como tan uk’ul y se

23
prepara para ocasiones especiales como el hanal pixan 3 o el chac chac 4. Asimismo, los

chontales de Tabasco llaman a esta misma preparación Posol y los zapotecos de Oaxaca

le llaman champurrado y chocolateatole (Green 2010:328). Estas bebidas pueden

tomarse calientes o frías, y tanto el tan uk’ul, el posol y el champurrado no generan

espuma. Sin embargo, el chocolateatole es un producto espumoso, el cual es

delicadamente elaborado con el pataxte (Theobroma bicolor) (Green 2010: 331-333).

Por otro lado, en la costa del Océano Pacifico, en Guatemala, se elabora “refresco

de pocha” el cual es producto de las semillas y la pulpa, mezclado con agua y azúcar.

Otra bebida con un proceso de elaboración parecido al anterior, pero que añadiendo un

grado de fermentación, es conocida como “guaro” (McNeil 2006b:345-346). Una lista de

los distintos tipos de bebidas elaboradas con T. cacao y T. bicolor en diversos sitios de

México, Guatemala, Honduras es presentado por McNeil (2006b:347-348); por ejemplo

atole de cacao, atole de puzunque, batido, chilate, panecita, saká, entre otras.

Las semillas de cacao molido también pueden utilizarse en la preparación de

tamales y mole. Los tamales pueden ser dulces o negros, los primeros tienen cacao

mezclado dentro de la masa de maíz y los negros contienen mole de cacao y pollo dentro

de la masa (McNeil 2006b:354).

3 En maya: Hanal (Comida) y Pixán (Alma que da la vida al cuerpo), ‘Comida de las almas’ es el nombre en

lengua maya de la comida tradicional que se ofrece a los muertos cuya conmemoración se realiza en la
península de Yucatán, el día 2 de noviembre (es.wikipedia.org. Fecha de consulta 20/11/2015).

4 Es un rito ancestral que tiene como objetivo invocar o provocar la lluvia en los períodos de sequía. La
ceremonia debe ser oficiada por un H´Men (chamán o sacerdote maya). Se realiza bajo un frondoso árbol en
el monte o la milpa donde se prepara un altar para colocar varias ofrendas. (reporteroshoy.mx. Fecha de
consulta 20/11/2015)

24
1.3.2 USO MEDICINAL

Las semillas, hojas y raíces del árbol de cacao, como se mencionó líneas arriba,

contienen sustancias alcaloides como la theobromina, además de cafeína, que hacen

reaccionar al cuerpo de una manera alterada. Algunos autores sugieren que los efectos

del cacao pudieron ser utilizados en actividades bélicas (Dreiss y Greenhill 2008), es decir

que los guerreros eran preparados para el combate con bebidas de cacao o con las

mismas semillas, proponiendo que este estimulante podía ser efectivo durante una

batalla. Así lo demuestra la Figura 7, una estatuilla de Isla Jaina, del período Clásico

Tardío, donde se observa un guerrero con toda su armadura y de cuyo cuerpo brotan

mazorcas de cacao (Dreiss y Greenhill 2008:144).

Lo anterior es confirmado por Sahagún al relatar que a un grupo de guerreros

antes de ir a la lucha los preparaban con “armas, escudos; les daban a beber cacao, a

cada uno un tazón de cacao” (Sahagún 2006:775).

Figura 7. Guerrero con armadura de cacao


(Tomado de Dreiss y Greenhill 2008:145)

25
Por otro lado, sus propiedades medicinales han sido estudiadas y actualmente se

conoce que el cacao tiene efectos diuréticos, vasodilatadores y antitumorales, además se

puede aplicar para curar quemaduras, disentería, sarampión y mordeduras de serpiente

(Vela 2012:25). Sin embargo, desde antes las comunidades prehispánicas sabían de

estas cualidades y las utilizaban para sanar distintas enfermedades. Fray Bernardino de

Sahagún hace un extenso reporte sobre estas aplicaciones, poniendo al descubierto

cómo utilizaban el cacao de manera medicinal. Recurrían a las almendras del cacao

preparado en bebida para curar enfermedades estomacales, mientras que para los que

escupían sangre realizaban una mezcla de cacao con una hierba llamada uey patli y

pepitas de calabaza (Sahagún 2006: 658). También para malestares en los ojos era muy

utilizada la resina ulli que se podía beber con cacao y es muy beneficiosa para las

dolencias corporales (Sahagún 2006:641).

Conjuntamente, Fernández de Oviedo declara que este fruto sirve para las

mordeduras de víbora, ya que si una persona había bebido cacao en ayunas, esto era

suficiente para aguantar el veneno y no morir a causa de la picadura de la víbora o

culebra venenosa (Fernández de Oviedo 1851:321).

1.3.3 USO RITUAL

Las semillas de cacao eran utilizadas para preparar bebidas y platillos que se servían sólo

en eventos especiales. Por una parte, el dato arqueológico demuestra la relación del

cacao con el juego de pelota, evidente en una estela del Clásico Tardío en Guatemala,

donde muestra un jugador ofreciendo una mazorca de este árbol al Dios del Sol, después

de haber sacrificado a su contrincante. Del mismo período pero del sitio de Tajín, en la

Costa del Golfo, se observa un panel en el cual se representa un jugador que, subiendo

26
una plataforma en la cual hay un árbol de cacao, carga un bastón. Éste se ha interpretado

como una de las herramientas que se utilizan en la cosecha de este fruto (Dreiss y

Greenhill 2008:48-50).

Por otro lado, los españoles en su convivencia con los indígenas aprendieron poco

a poco de las tradiciones y rituales que seguían a lo largo del año, así como los festejos y

ceremonias especiales que ofrecían. Para el centro de México, Fray Bernardino de

Sahagún narra algunos pasajes muy interesantes, en donde pone de manifiesto cómo era

usado el cacao en los casamientos: “no había vino, sólo se bebía cacauapinolli, que era el

maíz cocido con cacao molido y los primeros en tomar eran los maestros de los

prometidos y después los invitados” (Sahagún 2006:348). Asimismo, en la festividad

denominada Panquetzaliztli organizada por los mercaderes, en el decimosexto mes, se

realizaban actividades como comer carne humana y de perillos y posteriormente se

proveía de cacao para brindar a sus invitados (Sahagún 2006:489).

En tierras mayas, el fraile Diego de Landa describe lo que pasaba en Yucatán en

una de las ceremonias que los naturales realizaban en el mes Muan, donde los dueños de

los cacahuatales ofrecían una fiesta a los dioses Ek Chuah, Chac y Hobonil, en la cual

sacrificaban un perro y lo pintaban con el color del cacao, ofrecían otros animales como

iguanas y aves, y le daban a cada uno de sus dioses una mazorca de cacao (Landa

1938:99).

Otros relatos del centro de México dejaron plasmado que las bebidas producidas

con semillas de cacao no podían ser adquiridas por cualquier habitante. El cacao era

producto de los señores valientes, nobles y generosos; era un bien escaso, costaba

mucho y era tan restringido que si alguien del pueblo lo bebía sin autorización le costaba

la vida (Sahagún 2006:405). Asimismo, este autor menciona que los padres daban

consejos a sus hijos al entrar al Calmecac, diciéndoles lo importante que era su trabajo de

27
moler y fabricar cacaotl para ofrenda y que ellos mismos no podían beberlo (Sahagún

2006:387).

También se cuenta con lo dicho por García de Palacio quien anota que en la

región de Guatemala el cacao era tan apreciado que no cualquiera lo bebía, sino

solamente los caciques, grandes señores o valientes soldados. Lo que reafirma la idea de

que el cacao era consumido sólo por personas importantes o en momentos especiales

(García de Palacio 1983:74).

1.3.4 USO ECONÓMICO

A través de la historia, las diversas civilizaciones del mundo han utilizado ciertos objetos

como unidades de cambio, entre ellos vacas, conchas, pieles, sal y semillas; a todos

estos elementos que sirven para poder intercambiar sus productos se le ha llamado

“moneda primitiva”, “moneda de transición” o “moneda-objeto” (Aranda 2005:1439). En

territorio mesoamericano fueron varios los productos que fungieron para esta labor, entre

ellos las mantas de algodón, tubos que contenían oro en polvo o en granos, pequeñas

piezas de cobre en forma de T y la jadeíta, pero principalmente el cacao (Duran-Forest

1967:178).

Primeramente, el cacao se utilizó como producto de tributo desde el Período

Clásico por los grupos mayas. Esto se observa en uno de los murales del Templo de las

Pinturas en Bonampak, México, en el cual están representados reyes, músicos y

guerreros participando en una festividad, y debajo del trono se encuentra un tributo de 5

paquetes de cacao con 40,000 semillas cada uno (Dreiss y Greenhill 2008:94) (Figura 8).

De la época del Imperio Azteca, se cuenta con el Códice Mendoza (en Dreiss y Greenhill

2008:99-100) que muestra la lista de tributos que recibían de los pueblos dominados;

28
entre ellos la zona del Soconusco en Chiapas aparece con un pago de 400 cargas de

cacao, equivalente a 24,000 granos (Motolinía 1969:153).

Figura 8. Mural del Templo de las Pinturas en Bonampak, México


(Tomado de Dreiss y Greenhill 2008:94)

Con el posterior desarrollo mercantil, este objeto fue adquiriendo cualidades de unidad o

medio de trueque con el que se podían obtener otras mercancías esenciales para la

subsistencia y, por tanto, el cacao fue tratado como moneda (Cardós de Méndez 1978).

Las características físicas que un objeto debe tener para ser considerado moneda son:

buena conservación, durabilidad, homogeneidad, divisibilidad y tener débil volumen y

peso. Así el cacao se podía conservar por largo tiempo en bolsas de hilo y por su tamaño

era fácilmente divisible y flexible al intercambio (Peniche 1981:6).

El mayor registro del uso monetario del cacao se ve representado en los diversos

documentos que los conquistadores y frailes españoles escribieron durante los siglos XVI

y XVII en su asombro por el descubrimiento de las sociedades mesoamericanas. En ellas

se menciona que estas semillas eran una especie de moneda que se utilizaba para

diversas transacciones, eran como dinero que servía para intercambiar mercancías que

los pobladores no tenían en sus casas (Torquemada 1975, Vol.2: 579). Un dato

interesante que se menciona en los textos del centro del país es sobre la habilidad que

tenían algunos comerciantes mexicas para falsificar los granos del cacao y así obtener
29
mayor ganancia. Bernardino de Sahagún describe detalladamente las técnicas de las

cuales se valían los comerciantes para engañar a los que compraban: rellenaban las

cáscaras de las semillas con masa negra o cera negra, las ponían en agua para que

parecieran más gordas, otras veces las tostaban para darles buen aspecto (Sahagún

2006:549).

En la zona maya también hubo evidencia que a la llegada de los españoles se

usaba el cacao como moneda, lo cual fue descrito por Fray Diego de Landa:

El oficio en que más inclinados estaban es mercadería, llevando sal, ropa y


esclavos a la tierra de Ulúa y Tabasco, trocándolo todo por cacao y cuentas
de piedra que era su moneda (Landa 1938:40).

Aranda (2005:1443) expone la situación de la Nueva España durante 1542 cuando se

decretó la acuñación de la moneda de cobre y los pobladores locales no la aceptaron, por

lo que los españoles tuvieron que utilizar el sistema tributario indígena y adecuarlo poco a

poco hasta que fue asimilado por los naturales. La autora hace un análisis sobre diversos

documentos coloniales, mostrando cómo el valor del cacao fue regulado por la Corona

Española de acuerdo a equivalencias que se impusieron durante el siglo XVI; por ejemplo,

en 1555 un real equivalía a 40 semillas de cacao, pero años después subiría a 100

semillas; un conejo valía lo mismo que 10 semillas de cacao y un esclavo a 100 mazorcas

de este fruto.

Sin embargo, estas medidas para unificar el tránsito comercial no fueron del todo

contundentes, aún durante la época colonial y en tiempos posteriores se seguía utilizando

el cacao como moneda, sobre todo en el área maya. El explorador J. Stephens registró en

su viaje a Yucatán durante la primera mitad del siglo XIX que los granos de cacao eran

utilizados en actividades comerciales, puesto que en la región había solamente monedas

de medio real, insuficientes para sus intercambios. Lo que faltaba se suplía con granos de

cacao, así éstos circulaban entre los indios como moneda corriente (Stephens 1984,

30
Vol.1:185). Aún más reciente es el reporte de Blom y La Farge quienes en el año de 1924

registraron el uso de la moneda-cacao en el área de Chiapas, en donde hacen mención a

que su intérprete les informó que en el valle de Ocosingo había indígenas que seguían

utilizando semillas de cacao como tipo de cambio en sus negociaciones (Blom y La Farge

1986:304).

Con lo anterior es posible ver que desde tiempos prehispánicos, e incluso hasta el

siglo pasado, el cacao tuvo una preponderancia económica respecto a otros productos,

quizá por la estrecha relación del fruto con lo sagrado, su visión del origen del mundo y,

sobre todo, por ser considerado el alimento de sus dioses, satisfaciendo así necesidades

financieras (Aranda 2005:1441; Dreiss y Grenhill 2008:4).

31
CAPÍTULO II

2.1 ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE

El estudio de la relación del hombre con la naturaleza ha sido analizado desde hace

varios siglos por ecólogos, geólogos, antropólogos, etc. Sin embargo, fue a partir del siglo

XX que estas temáticas adquirieron relevancia en el campo de la arqueología. Uno de los

primeros enfoques que se desarrollaron fue el de “Ecología Cultural” propuesto por Julian

Steward en la década de 1950. Este autor planteaba que se debía dejar de lado la

sobrevaloración de los artefactos y su análisis cuantitativo, y pasar al estudio de las

sociedades pretéritas y su adaptación con el medio, la composición de los paisajes

vegetales y faunísticos, la geomorfología y todo tipo de construcciones públicas, ya que

estas interacciones generaban los grandes cambios socioculturales (Orejas 1991). Bajo

estas premisas se realizaron investigaciones como la de G. Willey en el valle de Virú en

Perú, las cuales integraban la información de las excavaciones y recolección de superficie

con estudios paleoambientales y geológicos, que le permitieron formular teorías sobre los

patrones de asentamiento, los cuales, según el autor, eran elementos claves para la

reconstrucción de los sistemas ecológicos, culturales y sociales (Anschuetz et al. 2001).

A la par de estas teorías aparece la visión “Neoevolucionista”, encabezada por

Leslie White quien proponía que dentro de la cultura se pueden identificar tres

componentes: los tecnológicos, los sociales y los ideológicos. Su percepción del cambio

cultural era totalmente materialista y determinista (Trigger 1992; White 1949). Más tarde,

en la década de 1960 Lewis Binford, estudiante de White, propuso un cambio en el

paradigma arqueológico surgiendo así la “Nueva Arqueología” la cual planteaba la

existencia de fuertes regularidades en el comportamiento humano, siendo necesario

32
explicar, más que las diferencias, las similitudes culturales (Trigger 1992). En el artículo

Archaeology as anthropolgy de Binford (1962) se manifiesta que la cultura es un medio

extrasomático por el cual las personas se adaptan, de modo que todos los cambios en los

ámbitos tecnológicos, sociales o ideológicos corresponden a respuestas adaptativas de

las alteraciones ocurridas en el medio ambiente.

En este sentido, la Nueva Arqueología convierte al espacio en un objeto de estudio

por medio del cual se analizan de manera histórica y funcional los escenarios de acción

donde se han operado las actividades de subsistencia de una determinada cultura. Su

orientación principal va sobre los componentes ecológicos y económicos en la búsqueda

del entendimiento del uso del espacio como estrategia y práctica adaptativa (Ashmore

2004; Sánchez 2010).

Posteriormente, durante los años ochenta se produce una oleada de críticas hacia

estas posturas, surgiendo como contraste la “Arqueología Posprocesual”. Ésta tiene como

principal objeción el interés cientificista de buscar leyes generales sobre el

comportamiento humano. Ante esto, el arqueólogo británico Ian Hodder plantea que la

cultura material tiene un rol activo en la sociedad y queda condicionada por los marcos

simbólicos que cada sujeto le otorga, lo cual varía en cada individuo y en cada sociedad

(Hodder 1988). Además, la Arqueología Posprocesual se basa en una interpretación

hermenéutica que rechaza la oposición entre lo material e ideal y el papel pasivo del

individuo en la sociedad (Johnson 2000).

El paisaje dentro de la visión posprocesualista se convierte, entonces, en una

entidad que existe por las percepciones, experiencias y contextualización de la gente; es

un entorno construido social e históricamente donde el simbolismo, lo inmaterial y lo

imaginado es la parte esencial de la cultura. Estos paisajes simbólicos y mentales que

viven por la relación entre habitantes y espacio, se encuentran en constante

33
reconstrucción pues se expresan de distintas formas y sentidos, cargando de

subjetivismos esta dimensión del paisaje (Knapp y Ashmore 1999; Sánchez 2010).

2.1.1 LAS DIMENSIONES DE ESTUDIO

La definición de paisaje que se utilice para interpretar los datos arqueológicos dependerá,

como se vio en el apartado anterior, de la postura teórica que se elija, dándole mayor

importancia al aspecto económico o simbólico según sea el caso. Sin embargo, en los

últimos años se han propuesto enfoques más neutrales que involucran tanto influencias

del medio ambiente como de lo ideológico en la conformación de un paisaje construido

(Ashmore 2004; Criado 1993; Knap y Ashmore 1999; Whittlesey 2009).

De acuerdo a Criado (1993:11), existen tres maneras para entender el paisaje: 1.

De forma empirista, donde el paisaje aparece como una realidad ya dada; 2. De forma

sociológica, que interpreta al paisaje como el resultado de la relación entre medio y

procesos sociales; 3. De forma socio-cultural, que lo entiende como la objetificación de las

prácticas sociales materiales e imaginarias. En concordancia al último criterio, Whittlesey

(2009) afirma que las personas no se adaptan pasivamente a sus ambientes físicos y

culturales, sino que a través de la interacción bidireccional de sus pensamientos,

percepciones y comportamientos con la naturaleza se crean los paisajes culturales, los

cuales pueden ser analizados desde las siguientes dimensiones:

• Dimensión cognitiva: describe la forma en que las personas perciben el ambiente,

y cómo esto determina la forma de interactuar y responder ante él.

• Dimensión ideológica: reúne la manera en que las personas asignan significado a

la interacción con su ambiente, el paisaje se vuelve una representación gráfica,

verbal o escrita provista de significados manifestados en la dimensión formal.

34
• Dimensión formal: representa las modificaciones tangibles que las personas crean

durante la interacción con el ambiente.

• Dimensión relacional: investiga sobre la organización y los lazos entre seres

humanos y ambiente, tanto a escala simbólica, como social y conductual, los

cuales pueden o no dejar rastros físicos.

• Dimensión histórica: estudia la relación del hombre con el medio, a través de las

capas históricas dejadas en el registro arqueológico.

Sobre estos principios se desarrolla la presente investigación, es decir una perspectiva

que visualice el ámbito tanto imaginativo como material del cacao en las civilizaciones

mesoamericanas, específicamente de las Tierras Bajas Mayas del Norte. A continuación,

se expresan una serie de datos que muestran el papel tan distinguido que jugó esta planta

en el paisaje visto a través de las dimensiones antes descritas.

2.2 EL CACAO EN EL PAISAJE

2.2.1 DIMENSIÓN COGNITIVA: EL CACAO DENTRO DE LA

COSMOVISIÓN MESOAMERICANA

Al hablar sobre la cosmovisión de una sociedad nos referimos a la mirada estructurada

que poseen sus miembros en relación al medio ambiente en el que viven y su papel en el

cosmos, combinándolas de manera coherente con nociones sobre las fuerzas anímicas

del hombre y su cuerpo como imagen del universo (Broda 2001:16). De acuerdo a López

Austin (2012:2-4), la cosmovisión mesoamericana, precisamente, se caracteriza por su

coherencia entre los elementos y la imagen ordenada del cosmos; por ejemplo la simetría

35
y los números como base organizativa, la creencia del universo compuesto por dos

tiempo-espacio diferentes, y los dioses, fuerzas y criaturas que tienen una doble esencia

interna, la cual se presenta en pares opuestos.

Dentro de la cosmovisión, la mitología juega un papel importante, pues al ser un

hecho social, hace partícipe a sus integrantes dándoles un sentido de identidad colectiva.

Difícil sería tomar una definición de mito y su implicación social, pero de acuerdo a Eliade

(2000:16), el mito es una historia sobre un suceso ocurrido al inicio de los tiempos, que

muestra cómo gracias a las hazañas de seres sobrenaturales (dioses o héroes

civilizadores), una realidad ha venido a la existencia. Esta realidad puede representar una

totalidad o solamente un fragmento, por ejemplo el origen de una isla, una especie

vegetal, un comportamiento humano, una institución, etc. Estas historias son reveladas a

los hombres y transmitidas oralmente a través de sus generaciones, por tanto los mitos no

tienen autor, sino que son de la colectividad (Taipe 2004:5).

Ahora bien, entre la colección de mitos mesoamericanos no se conoce uno que

cuente específicamente el origen del árbol del cacao, sin embargo esta planta ocupa un

lugar especial en sus relatos, puesto que las diversas fuentes de origen prehispánico y

colonial la encasillan en el ámbito de lo divino. Para el área maya contamos con el Popol

Vuh -libro de los mayas quiche de Guatemala- el cual refiere los orígenes del mundo y la

creación del ser humano por los dioses. La historia narra que hubo, primeramente, dos

intentos por crear al hombre (a base de barro y madera), pero éstos fracasaron. Después,

Los Creadores se vuelven a reunir para planear la forma final que tendrían los humanos y

mandan traer del Monte de la Subsistencia los alimentos que habrían de componer sus

cuerpos y almas. Los mensajeros llevan a los dioses a un lugar llamado Paxil donde había

gran variedad de plantas y “de esta manera se llenaron de alegría porque habían

descubierto una hermosa tierra llena de deleites, abundantes en mazorcas amarillas y

36
mazorcas blancas, y abundante también su pataxte y cacao y en innumerables zapotes,

anonas, jocotes, nances, matasanos y miel” (Popol Vuh 2000:85).

El pasaje es un poco ambiguo, pero autores como Dreiss y Greenhill (2008:18)

consideran que efectivamente el cacao se encontraba entre los ingredientes que utilizaron

para darle vida al hombre. Incluso González de la Vara (1992:22) piensa que tres de las

nueve bebidas que se prepararon para introducir al cuerpo del hombre para darle fuerza,

músculo y vigor estaban hechas a base de maíz y cacao, puesto que es una de las

formas más tradicionales de consumir el cacao.

Por otro lado, en el centro de México los conquistadores y frailes españoles

recolectaron datos sobre el origen de esta planta, mostrando que el árbol del cacao fue

brindado por Quetzalcóatl. Este ser mítico tenía todas las riquezas en los jardines de Tula,

entre ellos abundancia de árboles de cacao. Sin embargo, cuando fue engañado por

Tezcatlipoca y abandonó la ciudad, convirtió los cacaotales en árboles de mezquite

(Sahagún 2006:288). Otra versión cuenta que Quetzalcóatl regaló esta planta a los

hombres como recompensa al amor y la fidelidad de su esposa, quien prefirió sacrificar su

vida antes de revelar el lugar en el que estaba escondido el tesoro de la ciudad. Al morir

la princesa, su sangre fertilizó la tierra para dar vida al árbol del cacao, nombrado en

náhuatl cacahuaquahitl. El sabor amargo del fruto es una característica que los ancestros

relacionaban con el sufrimiento que había padecido la princesa (Duran-Forest 1967;

González de la Vara 1992).

37
2.2.2 DIMENSIÓN IDEOLÓGICA: EL CACAO TRANSFORMÁNDOSE EN

UN BIEN DE PRESTIGIO

A lo largo de la historia, se observan los cambios que los primeros grupos de agricultores

incipientes atravesaron para llegar al sedentarismo y desarrollar organizaciones políticas

más complejas. En estos procesos, según Manzanilla (1988:299), algunas materias

primas que se utilizaban para elaborar bienes de uso cotidiano se convierten en bienes de

prestigio. Varios autores apoyan la idea de que estos bienes suntuarios son utilizados

para reforzar los estándares sociales que ciertos personajes de la comunidad han

adquirido (Earle 1991:5).

Una de las técnicas para fortalecer la autoridad ante su comunidad y sobre otras

consiste en el ofrecimiento de festines organizados por los líderes, en los cuales

exquisitos alimentos y bebidas fermentadas no faltaban; para las primeras aldeas

mesoamericanas se propone que las bebidas preparadas a base de cacao fueron las que

se utilizaron y ayudaron a la formación de los primeros grupos elitarios (Clark y Blake

1994; Henderson et al. 2007; Joyce y Henderson 2010).

Para el segundo milenio antes de nuestra era, de manera general, se

establecieron las primeras aldeas conformadas por unas cuantas casas de miembros

emparentados; su subsistencia estaba basada en la agricultura, poseían una organización

tribal igualitaria y realizaban intercambio con otras aldeas (García-Bárcena 2002). Autores

como Earle, proponen que dentro de la tribu existían “banqueros tribales” que se

encargaban de guardar y redistribuir los bienes de manera igualitaria; sin embargo, en un

momento dado esta repartición se vuelve desigual y el banquero tribal se convierte en el

jefe reservando una mayor cantidad de bienes para sí mismo. Esta acción generó una

diferenciación entre los habitantes, que posteriormente llevaría a la formación de unidades

más complejas denominadas cacicazgos, es decir entidades políticas que se organizan

38
centralmente a partir de una población regional de miles de personas y presentan una

jerarquía social y económica, aunque no precisamente una estratificación de clases

sociales (Earle 1991).

El Soconusco, zona de máxima producción cacaotera por excelencia, fue también

la región donde se desarrollaron los primeros cacicazgos mesoamericanos. Los grupos

mokaya se establecieron como cacicazgos sencillos para el Formativo Temprano; eran

pueblos centrales con aldeas satélites pero siempre dirigidos por un líder del pueblo

central (Clark y Pye 2006:9). Un ejemplo de este período es el sitio Paso de la Amada,

que para el año 1650 a.C. presenta evidencia de variedad en la arquitectura doméstica y

pública, producción especializada y consumo de bienes suntuosos, así como intercambio

de larga distancia con jefes de otras regiones, como el Golfo de México (Clark y Pye

2006). El trabajo realizado por Powis y colegas (2011) en sitios mokayas y olmecas indica

que existía un sistema de preparación y consumo de cacao muy elaborado, pues piezas

cerámicas del sitio Paso de la Amada y El Manatí, dieron positivo en el componente de

theobromina. Por un lado, la cerámica Barra de los mokayas fechada para el 1900-1700

a.C. y Locona para el 1700-1500 a.C., considerada un bien de prestigio local, tiene trazas

de este compuesto. Por otra parte, en el Golfo de México, el sitio El Manatí tiene un

registro de uso de cacao en la cerámica Ojochi fechada para 1350-1250 a.C. (Powis et al.

2011).

Alrededor del 1500 a.C. en Puerto Escondido, Honduras, se estableció un grupo

de personas sin una clara estratificación social. Era una villa de agricultores que vivían

dentro de grupos domésticos y se relacionaban o negociaban con otros grupos en

ceremonias importantes de la vida de los habitantes (Joyce y Henderson 2010). La

cerámica del Formativo Temprano de este sitio incluye formas como tecomates, tazones

pequeños, y jarras con la vertedera en el centro. Para el Formativo Medio aparecen las

39
famosas chocolateras que son jarras redondeadas con la vertedera por un lado. Los

análisis de espectrometría de gases han determinado la presencia de theobromina en

ambos períodos, siendo la cerámica más antigua del 1100 a.C. (Joyce y Henderson

2010).

El cambio en la forma cerámica que contenía cacao da a entender que las

primeras bebidas consumidas en Puerto Escondido, eran producidas a base de la

fermentación de la pulpa dulce que rodea las semillas, dando como resultado una bebida

fermentada. Por otra parte, las chocolateras, por el tipo de vertedera son ideales para

preparar bebidas refrescantes y espumosas hechas a partir de las semillas (Figura 9). La

hipótesis de los autores es que durante el proceso de formación de los cacicazgos los

dirigentes anfitriones, no aristócratas, realizaban festividades para distinguirse

socialmente, ofreciendo a sus invitados bebidas de cacao fermentado; esto les ayudó en

la creación de obligaciones sociales que eventualmente serían la base del poder y el

surgimiento de las élites, reafirmando esta autoridad con las excepcionales jarras en las

que se preparaba una bebida espumosa (Henderson et al. 2007; Joyce y Henderson

2010).

Figura 9. Vasijas con restos de theobromina del Formativo Temprano y Formativo Medio de
Puerto Escondido, Honduras
(Tomado de Joyce y Henderson 2010:163 y 166)

40
Una mayor evidencia de distinción social en los sitios se nota a partir del 600 a.C.,

existiendo jerarquías y aumento en el intercambio de bienes entre líderes de las diversas

comunidades. Del sitio de Colhá, Belice, se recuperaron algunos artefactos de un entierro

de élite; uno de éstos es una vasija cerámica, de las llamadas chocolateras, la cual fue

analizada y dio positivo en theobromina, lo que indica que para 600-400 a.C. el cacao se

ofrendaba a personas del más alto estatus (Powis et. al 2002). En otro sitio del Formativo

Tardío llamado Paso del Macho, en la zona Puuc del norte de la península yucateca, se

realizaron análisis a restos cerámicos recuperados en contextos muy cercanos al juego de

pelota. Los resultados dieron positivo en theobromina, reforzando la idea de que las

bebidas y comidas preparadas a base de cacao estaban relacionadas con elementos

rituales, incluso en zonas alejadas de los principales núcleos cacaoteros, al menos desde

el 500 a.C. (Gallareta 2012).

Estas costumbres continuaron por Mesoamérica a lo largo de los siglos, por

ejemplo, en Copán, Honduras. En este sitio se encontraron varios enterramientos del

Clásico Temprano; el más importante es la Tumba Margarita, fechada entre el 430-600

d.C. en el cual se localizaron, entre otros, macrorestos de cacao en un vaso pintado con

tapa y varias vasijas con restos faunísticos que dieron positivo en theobromina (McNeil

2010). Posteriormente, durante el Clásico Tardío se hicieron comunes las ofrendas de

incensarios modelados con mazorcas de cacao y rostros humanos (Figura 10). Algunos

investigadores afirman que en este período la resurrección de una muerte honrosa estaba

relacionada con el cacao, y los fallecidos eran representados en vasijas caché

engalanados con mazorcas de cacao (McNeil et al. 2006:250).

41
Figura 10. Vasijas caché del Clásico Tardío, Copán, Honduras.
(Tomado de McNeil 2010:309)

Un ejemplo más se observa en el sitio de Joya de Cerén en El Salvador. Se trata de una

aldea conformada por diversos grupos domésticos especializados, edificios comunales y

espacios para eventos rituales, que quedó abandonada por la erupción de un volcán en el

año 600 d.C. (Sheets 2013). Al ser cubiertos por la ceniza, los materiales arqueológicos,

incluso los orgánicos, quedaron bien preservados permitiendo observar dinámicas

organizacionales en un contexto no elitario, pero sí estratificado socialmente. A pesar de

que no es un centro ceremonial, los habitantes contaban con recursos muy diversificados

de alimentación, así como tipos de cerámica con abundante decoración. El registro

paleoetnobotánico indica que su dieta estaba basada en muchos tipos de frijoles y

maíces, también abundancia en chiles y calabazas complementados por una variedad de

fuentes de vitaminas y proteínas animales. Raíces de yuca, frutos de coyol y cacao,

también estaban disponibles (Lentz et al. 1996).

El patrón de asentamiento, junto con los materiales asociados, revela una división

en grupos domésticos de acuerdo a la actividad económica que realizaban. Por ejemplo,

la Estructura 4 ha sido definida como un espacio doméstico utilizado como almacén y

área de cultivo para cacao. Se recuperaron 27 vasijas de una de las habitaciones, cuatro

de ellas contenían restos de mazorcas y semillas de cacao. Además, al sur del edificio se

42
identificó un jardín con un pequeño árbol de Theobroma cacao, reconocido ya que sus

inflorescencias brotaban del tronco (Sheets 2013). No hay rastro de cacao en ningún otro

edificio, sin embargo este edificio tuvo diversas funciones en el tiempo, por lo que bien

podría haber fungido como un almacén comunal o una propiedad privada. Los

investigadores que por años han trabajado en el sitio proponen que los habitantes de esta

villa no elitaria, pero tampoco de bajas condiciones socioeconómicas, podrían haber

utilizado la cosecha del cacao tanto para ceremonias locales como para intercambio

(Sheets y Woodward 2002:189).

Finalmente, hay que mencionar los hallazgos del sitio Pueblo Bonito, en Nuevo

México, al suroeste de Estados Unidos. Ahí se encontró una ofrenda de más de 100

vasijas y jarras grandes fechadas para el período del 1000 al 1125 d.C. Estas piezas

cerámicas demostraron tener contenidos de theobromina, lo que indica la importancia del

cacao en eventos rituales o de fiesta en tiempos prehispánicos (Crown et al. 2009).

Similares estudios se hicieron en más restos cerámicos de este y otros sitios de la región,

los cuales dieron positivo en theobromina y cafeína. Según Crown y colegas, este último

compuesto proviene de una planta llamada acebo de yaupon (Ilex vomitoria), originaria

del sureste de Estado Unidos con la cual se prepara una bebida negra y sobre la cual

existen registros de su uso desde tiempos previos a la conquista (Crown et al. 2015). Los

investigadores concluyen que debió existir una extensa red comercial que transportó el

cacao desde su lugar de origen hasta el vecino país, para preparar bebidas rituales con

otros ingredientes, también foráneos, indicando con esto una cohesión social entre

regiones.

Con base en los registros mencionados, podría plantearse que en un principio el

cacao era considerado un bien común, accesible para toda la gente. Sin embargo, al irse

conformando los cacicazgos y posteriormente las ciudades mesoamericanas, los grupos

43
sociales más importantes se apropiaron de ciertos recursos que consideraban especiales,

entre ellos el cacao, el cual con el tiempo se convirtió en un bien ceremonial. Esta

propuesta es permisible a variaciones temporales y/o regionales, como el caso de Joya de

Cerén, una aldea del período Clásico ubicado en una zona cacaotera natural, en la cual

se han identificado estructuras de almacenaje de cacao, mismo que era utilizado para

ceremonias comunales.

Por lo tanto, una explicación sobre el origen de la exclusividad del cacao es aún

incierta, pues por desgracia las investigaciones en sitios tan antiguos son muy pocas y

menos en espacios no elitarios. No obstante, una pista sobre la diversificación de

consumidores de cacao, podría darla el trabajo de Matos (2014), quien registró un granulo

de almidón de cacao en un metate proveniente de una estructura no palaciega. En esta

unidad habitacional también se recuperaron unas orejeras de jade, producto considerado

de prestigio, por lo que el autor propone que estos bienes pudieron ser entregados a los

residentes por grupos de mayor estatus, ya sea por sus lazos sociales o los servicios que

pudieran ofrecerles a cambio (Matos 2014:135).

Aunque sin duda el cacao y sus productos tuvieron una trascendencia en el mundo

de la nobleza mesoamericana, no se descarta un uso más generalizado.

2.2.3 DIMENSIÓN FORMAL: REPRESENTACIONES ICONOGRÁFICAS

DEL CACAO

Árboles, semillas y mazorcas de cacao, así como animales relacionados a su ciclo de vida

fueron plasmados en piedra, barro y papel a partir del período Clásico, una vez que este

había adquirido relevancia social (Dreiss y Greenhill 2008:118). Muchas de estas

evidencias han servido para conocer más sobre los usos y funciones que tuvo el cacao.

44
Sin embargo, otras representaciones ejemplifican la ideología que gira en torno a él y

muestran el valor que tuvo dentro de la cosmovisión mesoamericana.

Es importante mencionar que el cacao está fuertemente relacionado con el maíz,

planta sagrada por excelencia en el mundo prehispánico, observándose escenas donde

mazorcas de cacao brotan del cuerpo del Dios del Maíz maya (Martin 2006; Nájera 2011).

Un ejemplo de esto se observa en una vasija del período Clásico Temprano que

muestra la muerte y transformación del Dios del Maíz en la Montaña de la Subsistencia

(Figura 11).

Figura 11. Muerte y renacimiento del Dios Maíz en árbol de cacao


Primera escena (arriba) y segunda escena (abajo)
(Tomado de Martin 2006:157)

45
La primera escena presenta el cuerpo ataviado y envuelto en una mortaja sobre

una plataforma, y de fondo símbolos que aluden a la Montaña de la Subsistencia. La

segunda escena muestra los restos del mismo individuo pero ya esqueletizados, y sobre

él renaciendo tres árboles antropomorfos. Los cuerpos presentan una posición

descendente donde las manos simulan las raíces y su torso y piernas son los troncos de

las plantas. El árbol central lleva el nombre del Dios del Maíz y de su cuerpo brotan

algunas mazorcas de cacao. La especie de la izquierda ha sido identificada como un árbol

de guanábana y el de la derecha es una clase de enredadera; éstos se creen son sus

padres (Martin 2006:156-160). Este pasaje de muerte y renacimiento ha sido interpretado

como un viaje del Dios del Maíz en unión o formación con los grandes cuerpos celestiales

(Martin 2006:159).

Esta forma invertida en la que se presentan algunos personajes fue muy común,

desde tiempos muy tempranos, y así lo muestra una tapadera de incensario del sitio Rio

Bec, que representa un cuerpo humano con vainas de cacao brotando de él.

Posteriormente, durante el período Posclásico es posible identificar esta imagen en un

incensario de Tulum, Quintana Roo que muestra al Dios del Maíz en forma descendente

ofreciendo en sus manos una vaina de cacao (Martin 2006:167-168) (Figura 12).

Figura 12. Dios del Maíz invertido con una mazorca de cacao en sus manos
(Tomado de Martin 2006:167)

46
De procedencia desconocida, se encuentra un cuenco con grabado inciso

mostrando al Dios del Maíz, con su cabeza alargada y brotando mazorcas de cacao de

sus extremidades (Figura 13). En el primer grabado el sujeto se encuentra sentado y

señalando una vasija que se presume contenía cacao, después se observa al mismo

individuo flotando y apuntando hacia un libro tipo códice (Martín 2006:155). Los glifos que

se distinguen hablan de un Dios Árbol Maíz y de una persona joven volando, esto ha

llevado a pensar que, si bien no es un dios joven del cacao, al menos representa un

aspecto dual de la deidad maíz-cacao (Dreiss y Greenhill 2008:12). Además la forma de

esta pieza recuerda a una jícara, recipiente típico que se utilizaba para beber cacao.

Figura 13. Dios Maíz representado como árbol de cacao


(Tomado de Martin 2006:155)

Otro fragmento del Popol Vuh cuenta como los gemelos Hun Hunahpu y Vucub Hunahpu

mueren en el Xibalbá, lugar de la oscuridad o inframundo maya. La cabeza de uno de

esos gemelos (conocido como el Dios del Maíz) renace en un árbol de jícaras. Por medio

de esta planta, la hija de un señor del inframundo es preñada y, por lo tanto, condenada a

muerte. No obstante logra subir a la superficie y dar a luz a un par de gemelos, llamados

Hunahpú e Ixbalanqué, quienes luego derrotan a los señores de Xibalbá y resucitan a sus

padres como deidades. Este pasaje quedó plasmado en una vasija del Clásico Tardío,

observándose a los gemelos héroes y en medio un árbol de cacao del cual también brota

la cabeza del Dios Maíz (Martin 2006:164; Dreiss y Greenhil 2008:28), lo que ha llevado a

47
Martin a proponer que el primer alimento que brotó del cuerpo del Dios del Maíz, dador

todas las plantas, fue el cacao.

Finalmente, para complementar la idea de la relación maíz-cacao, hay que

mencionar los relieves del sarcófago de K’ininch Janaab Pakal, gobernante de Palenque,

México. En la parte superior se observa como el joven gobernante se encuentra

suspendido entre el mundo celeste, el terrestre y el inframundo como parte del recorrido

que su entidad anímica debe efectuar tras abandonar el cuerpo físico para renacer como

Dios del Maíz y ascender hasta el plano divino (Martínez del Campo 2010:25). En los

costados, diez árboles frutales emergen fusionados con el retrato humano de los

antepasados de este dirigente. El de su madre Ix Sak K’uk’ aparece dos veces y en

ambas el cacao está asociado a ella, observando cómo las mazorcas brotan de su cuerpo

(Martin 2006:161). Dado que la línea de sucesión de Pakal proviene por el lado materno,

la imagen muestra que el ancestro del Dios del Maíz está referenciado al árbol de cacao.

La razón por la cual estas dos plantas están íntimamente ligadas tiene que ver con

el ambiente que representan. Mientras el maíz se relaciona con la luz del día, lo seco, lo

masculino y el plano terrestre, el cacao depende de la oscuridad, la humedad, lo femenino

y el inframundo, teniendo así una dualidad de opuestos que, como ya se mencionó, es

una característica importante en la cosmovisión mesoamericana (Kufer y Heinrich 2006;

Nájera 2011).

En otro aspecto, la idea del eje cósmico dividido en cuatro planos y un axis mundi

como punto central es otra de las características de la cosmovisión mesoamericana. Los

elementos que se observan en estas proyecciones son los cuatro dioses que quedaron

sosteniendo el cielo y fueron representados con nombres, figuras humanas y grandes

árboles (López Austin y Millones 2008; López Austin 2012). En el área maya, de acuerdo

al Popol Vuh, la planta del cacao es considerada uno de los cuatro árboles cósmicos

48
situados en los rumbos del universo, siempre en estrecha relación con el maíz, planta

sagrada de todo Mesoamérica (Vela 2012:12).

Para las culturas del centro de México el códice náhuatl Fejervary-Mayer muestra

en su primera página un cosmograma (Figura 14). En él se observan cuatro cuadros o

rumbos del universo y cada uno es representado por un punto cardinal, un color, un árbol,

un ave, una pareja de dioses y un signo especial (Camacho 2012:21).

Figura 14. Cosmograma del Códice Fejervary-Meyer. En aumento el rumbo Sur


(Modificado de Camacho 2012:21)

Puesto que para los antiguos mesoamericanos el rumbo más importante era el oriente,

éste se localiza en la parte superior, por lo tanto el lado izquierdo corresponde al norte, el

inferior al poniente y el cuadro derecho equivale al sur, espacio en el cual se centra esta

explicación. Este cuadro (el sur) se encuentra pintado con los colores azul y verde, ambos

significan humedad, fertilidad y frío; en la base se observa un símbolo representando las

fauces del Monstruo de la Tierra del cual surge un árbol que ha sido identificado por

varios autores como un árbol de cacao y sobre el cual posa un ave, posiblemente un loro

o un papagayo. A los costados de esta planta se localizan dos individuos que se

reconocen como el Dios Cineteotl, o Dios del Maíz, y el Dios Mictlantecuhtli, Dios de la

49
Muerte (Camacho 2012:21-52). Esta descripción refleja la asociación del árbol del cacao

con un medio húmedo y oscuro, y sobretodo relacionado al inframundo, características

que refieren al ambiente óptimo para el crecimiento del árbol. Asimismo, la presencia del

Dios del Maíz azteca en el mismo espacio reafirma la relación de estas dos plantas como

pares opuestos.

Otras manifestaciones que existen y que podrían indicar la importancia de esta

planta son diversas figurillas de cerámica de monos sosteniendo las semillas o mazorcas

de tan preciado árbol en sitios que van desde el sur de Veracruz, la costa de Oaxaca

hasta el valle de Honduras, incluso hasta Perú, lo que podría demostrar que en esta

región también se aprovechó este recurso y se domesticó (Figura 15). Sin embargo, la

falta de otra evidencia, como histórica y botánica, no apoyan esta idea (Ogata et al. 2006).

Autores como Nájera (2011) afirman que la relación entre el simio y las semillas se debe a

que el animalito es considerado el principal distribuidor del cacao, ya que facilita la

reproducción de la planta de manera natural, aunque también representa un peligro para

la cosecha pues llega a comerse los frutos.

Figura 15. Tapa de incensario de cerámica del sitio Toniná, Chiapas (600-900 d.C.)
(Tomado de Nájera 2011:159)

50
En general, el mono dentro de la cosmovisión maya simboliza actividades como la

danza, la música, la glotonería y la vida fácil, actitudes particulares de grupos sociales a

los cuales el consumo del cacao estaba limitado, es decir la élite; también el hábitat en el

cual se desarrolla este pequeño animal lo destina a un ambiente húmedo y nocturno,

similar a los espacios donde se cultiva el cacao (Nájera 2011:155). Para ejemplificar,

existe una vasija del período Clásico, procedente de Guatemala, donde se puede ver al

centro un árbol de cacao y un mono dirigiendo la escena; asimismo hay dos hombres, uno

sacrificando a un venado y el otro ofreciendo unas mazorcas de cacao que salen de su

pie. Estos personajes se han interpretado nuevamente como los míticos Gemelos héroes

del Popol Vuh (Dreiss y Greenhill 2008:20).

2.2.4 DIMENSIÓN RELACIONAL: EL CACAO COMO ALIMENTO DE LOS

DIOSES

La mayoría de la información arqueológica obtenida hasta hoy día ha demostrado que las

bebidas y comidas a base de cacao eran exclusivas para miembros de la élite, guerreros

y algunos comerciantes. Esta limitación se basaba en la creencia de que era un producto

otorgado por los dioses, prohibiendo su consumo a ciertos grupos sociales. Estas ideas

de los pueblos prehispánicos llevaron al botánico Carlos Linneo, en el siglo XVIII, a

denominar al árbol de cacao con el nombre científico de Theobroma cacao, cuyo

significado en griego es “alimento de los dioses” (Andalón 2010:18).

Ixchel, Diosa de la Luna y la Fertilidad, se liga íntimamente a la planta de cacao,

debido a la naturaleza de crecimiento del cacao relacionada con un espacio frío y

sombrío, y al ser una planta cuyas flores abren por la noche. Por lo tanto, no es de

extrañar la escena del Códice Madrid (Figura 16), en la que se observa una vasija grande

51
con dos glifos de cacao entre esta deidad y Chac, Dios de la Lluvia, cargando cada quien

en sus manos un recipiente con chocolate líquido (Códice Madrid, página 52). Esto

representa un trato entre las dos deidades, puesto que ambos elementos simbolizan

aspectos necesarios para la buena cosecha del cacao (Dreiss y Greenhill 2008:35). En

otra de las páginas de este mismo códice podemos observar cuatro dioses, entre ellos

Itzamná (dos veces), Ixil Kab’ y Ahaw Nik, que están perforando sus orejas con un cuchillo

de obsidiana y esparciendo la sangre sobre algunas mazorcas de cacao que están en el

suelo como ritual hacia la fertilidad de esta planta (Códice Madrid, página 95; Dreiss y

Greenhill 2008:38).

Figura 16. Chac e Ixchel intercambiando cacao


(Tomado de www.famsi.org)

Por otro lado, en el Códice Dresde es posible identificar también algunas deidades en

relación con el cacao. Por ejemplo, en una escena se observa al dios Chac sentado,

sosteniendo un plato con las sagradas semillas y junto a él se encuentra el Dios de la

Guerra con una ofrenda de mazorcas de cacao. En otra escena se puede ver igualmente

a Chac con semillas y mazorcas, pero ahora junto al Dios de la Muerte quien también

lleva mazorcas de cacao (Códice Dresde, páginas 10 y 13). También el Dios Creador

Itzamná se observa en la página 7 del códice Dresde, donde sostiene con sus manos el

52
glifo del cacao, aludiendo que el chocolate es una de las substancias sagradas que él

proporciona al mundo (Dreiss y Greenhill 2008:35). La página 15 del códice, que se

muestra en la Figura 17, se trata de dioses invertidos a los cuales les brotan mazorcas de

cacao de sus brazos y piernas, estos individuos son: Itzamna, el Dios de la Muerte y

Chac. Los glifos que los acompañan indican que estos seres pueden señalar los días

buenos y malos de plantación (Martin 2006:168).

Figura 17. Chac, Itzamná y el Dios de la Muerte brotando de su cuerpo mazorcas de cacao
(Tomado de wwww.famsi.org)

A pesar de que no se ha identificado una deidad del cacao como tal, en la parte occidental

de Guatemala se han encontrado diversas figuras femeninas de cuyos cuerpos brotan

vainas o semillas de cacao, simulando la forma en que éstas crecen directamente del

tronco del árbol y por sus atributos han sido interpretadas como diosas del cacao

aludiendo la abundancia o fertilidad del fruto (Dreiss y Greenhill 2008:12) (Figura 18).

Apoyando esta idea podemos mencionar el fragmento del Popol Vuh, donde se

relata que la madre de los gemelos héroes Hunahpú e Ixbalanqué, en su desesperación

para poder recoger la carga de maíz que le habían pedido, invoca a tres diosas: “Ixtoh,

Ixcanil, e Ixcacau”. La primera deidad ha sido interpretada como Diosa de la Lluvia, la

53
segunda como Diosa del Maíz Amarillo y la última como la Diosa del Cacao (Popol Vuh

2000:55).

Figura 18. Cerámica de Guatemala de la Diosa del Cacao


(Tomado de www.digitalnatura.org)

En cambio, otros investigadores han propuesto que los dioses del comercio son lo más

cercano al cacao, ya que sin estos individuos el fruto no se hubiera logrado expandir por

todo el territorio. La existencia de algunas evidencias gráficas podrían fundamentar esta

hipótesis.

Primeramente, del período Clásico Tardío se encuentra una vasija con el Dios L o

K’awil que, sentado en su trono, se representa platicando con otras figuras, haciendo

gestos y señalando un árbol cargado de cacao. Lo interesante es que este árbol renace

del cuerpo del Dios Maíz (Hun-Hunahpu) que como ya vimos tienen una estrecha relación

(Figura 19). Esta escena corresponde nuevamente, al pasaje del Popol Vuh, cuando el

Dios L y otros señores presencian la muerte de los gemelos que después reencarnarían

como Dios Árbol Maíz, aquí representado por un cacaotal; entonces los dioses del

inframundo son los poseedores del árbol. Esto explicaría porqué posteriormente el Dios L

estuvo asociado a la riqueza de esta planta (Martin 2006:169). Esta misma deidad se

relaciona con los comerciantes; dado que el cacao fue utilizado como medio de

54
intercambio, es lógico pensar que fue asociada al fruto. Así lo demuestra uno de los

murales de Cacaxtla donde el dios L observa detenidamente un árbol de cacao y a su

espalda tiene un gran bulto de mercancías (Dreiss y Greenhill 2008:88).

Figura 19. Árbol de cacao brotando del cuerpo del Dios Maíz
(Tomada de Dreiss y Greenhill 2008:27)

Para el período Posclásico, en el área maya se ha distinguido a Ek Chuah tanto como

Dios de la Guerra como de los mercaderes ambulantes, evidenciando la dualidad de

malévolo y benéfico. Se representa a esta deidad con un labio inferior grueso y colgante

casi siempre pintado de negro, lo que le da una esencia guerrera; aparece con una lanza

en la mano, a veces combatiendo y otras vencido por otro dios de la guerra. El mismo

personaje también aparece junto a Ixchel, armado de jabalinas y lanzas, tomando parte

en la destrucción del mundo por el agua. Como un dios favorable aparece con un fardo de

mercancías sobre la espalda, semejante a un mercader ambulante (Pérez 2007:63). Por

lo tanto Ek Chuah era también el patrono del cacao, y Fray Diego de Landa lo confirma al

asentar que quienes poseían plantaciones de este fruto solían celebrar una ceremonia en

su honor en el mes de Muán (Landa 1938:99).

55
2.2.5 DIMENSIÓN HISTÓRICA: MODIFICACIONES EN EL CULTIVO DE

CACAO

El ambiente que vemos hoy día es el producto de antiguos cambios climáticos, ecológicos

y geológicos que dieron como resultado un tipo de distribución de recursos y propiedades

que el hombre ha logrado aprovechar, incluso aquellos espacios que parecen inhóspitos,

demostrando que su relación con el entorno se desarrolla en forma dinámica y dialéctica.

El árbol de cacao, como ya se mencionó, es originario de Sudamérica pero

adaptado a las partes más húmedas de Mesoamérica de manera natural desde hace

15,000 años, y con un registro de uso y domesticación 5 de casi 4,000 años. No se

descarta un uso anterior, pero los datos obtenidos hasta el momento no permiten ir más

allá en el tiempo. Empero lo que sí han permitido es entender cómo el cacao se convirtió

en un producto sobrevaluado y cómo esto motivó a las sociedades antiguas a modificar el

paisaje para incrementar su producción.

Primeramente, hay que entender que un bien escaso, como el cacao, es aquel que

no está a libre disposición, ya sea por la accesibilidad de los recursos necesarios para

producirlos, de la productividad de esos recursos y de los deseos o necesidades de

obtenerlos (LeClair 1974:132); es de esta manera que un bien escaso aumenta de valor.

Cardós de Méndez (1978:5) explica que la posesión de bienes escasos o foráneos

obtenidos por acumulación es un fenómeno que surge a partir del excedente de productos

domésticos que se genera dentro de una sociedad y es capaz de sostener a toda la

población, incluidos aquellos grupos “no productivos” como los sacerdotes, militares y

dirigentes, permitiéndose consolidar un sistema económico centralizado, la manufactura

especializada y el comercio exterior.

5 Domesticación como el proceso por el cual una población vegetal pierde, adquiere o desarrolla ciertos

caracteres morfológicos, fisiológicos y/o de comportamiento, los cuales son heredables y, además, son el
resultado de una interacción prolongada y de una selección artificial por parte del ser humano. Su finalidad es
obtener determinados beneficios de dichas modificaciones (es.wikipedia.org. fecha de consulta 20/11/2015)

56
En el área maya, los grupos de poder decidieron aumentar la producción de los

cacaotales por su alto valor simbólico. Durante el período Formativo en el sur de

Guatemala, una ciudad que pudo haber sido clave en el desarrollo social de la región,

como Chocolá, presenta una gran red de sistemas hidráulicos, lo que ha sido interpretado

como una acción deliberada para el aumento de las plantaciones de cacao (Kaplan y

Ugarte 2006; Kaplan 2008). Más adelante, en el período Clásico, en Copán, Honduras, se

presentó un aumento en las representaciones iconográficas del cacao, de acuerdo a

McNeil et al. (2006), esa acción corresponde al interés de los gobernantes por

incrementar la producción del fruto.

Finalmente, en las Tierras Bajas del Norte, específicamente la parte oriental de la

Península de Yucatán, se ha propuesto que las depresiones naturales como las

rejolladas, funcionaron como microambientes óptimos para cultivos que normalmente no

se producirían a nivel de la superficie. Estudios de diversa índole han aportado al

entendimiento de este sistema agrícola, con evidencia arqueológica, paleobotánica y

química que apoyan el hecho de que estas hondonadas fueron utilizadas desde tiempos

prehispánicos hasta la actualidad, cultivando entre otras cosas Theobroma cacao

(Gómez-Pompa et al. 1990; Kepecs y Boucher 1996; Munro et al. 2014). Es decir, se dio

un uso intencional de estos espacios para poder adquirir un bien escaso como el cacao.

2.3 EL CASO DE CHICHÉN ITZÁ

Al norte de la península yucateca se encuentran los restos de lo que una vez fue la gran

ciudad de Chichén Itzá. Rodeada de cenotes y rejolladas, supo solucionar los problemas

de agua y alimentación que una gran población implica y se impuso como un gran centro

controlador de redes comerciales:

57
Así, sabemos que en la época de su florecimiento, Chichén Itzá era una
ciudad de casi mil hectáreas de extensión, de una organización social
distintiva y, como parece, experimentando con diferentes sistemas de
gobierno, con su comercio y sistema tributario eficaz y con un ejército
poderoso. Todo esto se puede fechar, como lo estamos estableciendo por los
estudios de cerámica y otros rasgos de la vida material, entre la última parte
del Clásico Tardío, alrededor de 700-750 DC, hasta ya entrado el Posclásico,
en los primeros siglos del segundo milenio (Schmidt 2010:805).

No es la intención discutir aquí la historia de este sitio, sino más bien mostrar cómo en

este lugar se conjuntan las dimensiones ya explicadas en relación al cacao y esta

sociedad. Primero, la existencia de un posible mito del cacao concerniente a los mitos del

maíz plasmado en los relieves de un conjunto de edificios, refuerza la idea de que el

cacao es el alimento de los dioses, y son éstos quienes lo otorgan a los humanos (Nájera

2011). También, al ser Chichén Itzá una ciudad económicamente activa utilizó las

monedas-cacao para su intercambio dándole un valor muy alto por su escasez (Peniche

1981); y finalmente, por la dificultad de siembra en la zona fue un producto restringido, ya

que los espacios que se reportan para cultivarlo, así como el producto mismo, fueron

exclusivos de grupos elitarios (Gómez-Pompa et al 1990).

La zona iconográfica a la cual se hace referencia es el “Grupo de la Serie Inicial”.

Este conjunto se encuentra a 800 metros del Edificio de las Monjas (Osorio 2004) y se

cree que fue un espacio destinado para la residencia de un poderoso grupo de

comerciantes o cultivadores de cacao (Nájera 2012:165). Los edificios que son de interés

cuentan con una rica iconografía relacionada a la planta del cacao y se localizan al sur-

suroeste del área, junto a una rejollada. Respecto a la ocupación de estas construcciones,

se ha encontrado una piedra con fecha calendárica interpretada para el 870 d.C. (Schmidt

2006:1073); además los materiales recuperados en excavación apoyan el dato, pues se

tiene una abundante presencia del complejo cerámico Sotuta (850-1150 d.C.), siendo este

período el auge de Chichén Itzá, aunque se sabe que también hubo ocupaciones previas,

58
alrededor del 650 d.C. con el complejo Yabnal-Motul y ocupaciones posteriores con

cerámica de los períodos Hocaba y Tases (1150-1300 d.C. y 1300-1450 d.C.) (Osorio

2004).

Para empezar, la Casa de los Falos muestra dos ancianos pawahtunes

perforándose el miembro viril y dejando caer las gotas de sangre en vasijas; en el suelo

se observan algunas mazorcas de cacao, por lo que el ritual podría estar vinculado con la

fertilidad de esta planta (Figura 20). En otro de los relieves de la fachada, se puede

observar cómo un ser mítico muy ataviado con aspecto de jaguar-serpiente extiende sus

brazos, y mazorcas de cacao caen del cielo; a los lados hay seres antropomorfos que

danzan, nuevamente relacionado con los mitos de fertilidad (Schmidt 2007:183; Nájera

2011:148).

Figura 20. Fachada de la Casa de los Falos


(Tomado de Schmidt 2007:184)

La Casa de los Caracoles tiene un relieve en la fachada que muestra un individuo con

máscara de ave, plumas en los brazos y un tocado llamativo, de su falo crece una gran

planta y de sus tallos brotan las vainas de cacao entre hojas, flores y aves (Figura 21).

Para Nájera (2011:149-151) este espacio podría representar la Montaña de la

59
Subsistencia de donde proviene esta planta. Sin embargo, otra interpretación sugiere que

el símbolo inferior de donde renace el sujeto es una jícama de monte kup, indicando que

este espacio pudo haber sido el edificio administrativo del linaje Kupul (Schmidt

2007:187).

Figura 21. Fachada de La Casa de los Caracoles


(Tomado de Schmidt 2007:192)

En la Casa de los Búhos hay una tapa de bóveda en la que se encuentra el Dios K’awil (o

Dios del Cacao, como ya se ha discutido), dentro del inframundo donde también se

observa que crecen mazorcas de cacao (Figura 22). Este dios surge de las fauces de una

serpiente y tiene una serie de glifos que lo acompañan, estos han sido traducidos como:

ala’ay ju’n ajaw laju’n-? uxlaju’n-? no[h?] u’ K’ahk’ tuun u yi-il?_ winik
ajaw mamil b’a[ah] K’awiil kaka[w]
aquí, en el día 1 Ajaw, 10__ 13__ , ¿la Gran Luna?, la Piedra de Fuego, los
Antepa-sados/Abuelos del Hombre Gobernante vieron la imagen del dios
K’awiil del Cacao (o del cacao del dios K’awiil) (Nájera 2011:152).

60
Figura 22. Tapa de bóveda del Templo de los Búhos
(Tomado de Nájera 2011:153)

En la entrada del edificio se encuentran unas pilastras cuadrangulares las cuales

muestran en tres de sus caras búhos y nudos, símbolos de linaje y gobierno. El lado

frontal se trata de un árbol cargado de cacao, debajo sobresale una escultura de un dios

con los brazos cruzados, aludiendo que el árbol y él son uno mismo (Schmidt 2007:191).

La Galería de los Monos es un edificio bastante largo, de más de 25 metros,

construido al oeste de la plaza. La Figura 23 muestra la moldura con los relieves

presentes: en el friso superior está labrado un individuo sentado en una banda celestial,

éste detiene dos tallos grandes y frondosos que rematan con cabezas serpentinas. En la

61
franja inferior, hombres con cabeza de ave y enormes collares al cuello intentan sacrificar

a los monos perforando su vientre. Los simios están desnudos, pero con un adorno

sencillo con forma de caracol marino amarrado al cuello y orejeras. El hecho de que

muestren algún tipo de decoración reitera su inclusión en un mundo cultural. Los

animalitos se encuentran defecando o dejando caer lo que podrían ser semillas ingeridas

con anterioridad (Nájera 2011:162).

Figura 23. Galería de los Monos


(Tomado de Schmidt 2007:192)

Finalmente, el Osario, aunque fuera de esta zona, está fuertemente relacionado con los

edificios antes descritos. De acuerdo a Schmidt (2007) tiene piedras que fueron movidas

de su sitio original, por ejemplo la piedra con el relieve de un saurio invertido, cuyo cuerpo

se convierte en un árbol de cacao, proviene del Grupo de la Serie Inicial. También la

fachada superior muestra un personaje muy ataviado, con máscara de ave, los brazos

extendidos y con plumas sobre los cuales van cayendo mazorcas de cacao. Se observan

varios de estos frutos cayendo entre dos aves barbadas, con nariz bifurcada y grandes

garras; los personajes llevan largas plumas, orejeras y diademas (Schmidt 2007:174).

Esta imagen ha sido interpretada como Mut Itzamnaaj, el gran Dios Creador. Sin

embargo, la forma de la nariz recuerda a K’awil y, por ello lo que se observa quizás sea

Itzamnaaj K’awiil (Nájera 2011:145) (Figura 24).

62
Figura 24. Representaciones de cacao en el Osario
(Tomado de Schimdt 2007:174 -175)

Nájera menciona que por las condiciones ambientales de la península sería poco

probable ver imágenes de cacaotales de forma natural, por lo que los antiguos pobladores

debieron construir su ciudad intentando recrear simbólicamente en sus edificios un lugar

próspero, de ricos suelos y lleno de bienes como el cacao, transformándolo así en un

emblema de “fuerzas preciosas de agua y del crecimiento de las plantas, muestra de

poder y riqueza” (Nájera 2011:145).

El mito sobre el origen del cacao, según la interpretación de Nájera, se cuenta por

episodios a través de todos estos edificios. En el principio de los tiempos, en un cielo

nocturno una deidad donadora de todos los alimentos deja caer las mazorcas alborotando

otros seres con aspecto de ave y celebrando la llegada del fruto por medio de danza y

música (Casa de los Falos). En ese ambiente oscuro pero de exuberancia, La Casa de los

Caracoles, tan colorida y llena de motivos florísticos, representa la Montaña de la

Subsistencia, lugar donde abundaban y se almacenaban todos los alimentos; ahí mismo

se observa que los grandes árboles de cacao simbolizan los pilares que sostienen el

mundo (Casa de los Búhos). K’awiil, desde el inframundo, obtiene el preciado fruto de uno

de estos árboles llevándolo a la superficie como un don para los hombres. Después , las

mazorcas son robadas de un árbol cuyo tronco forma la cabeza de un saurio (El Osario).

63
Finalmente, en la Galería de los Monos se observa que un simio fue quien robo el fruto,

para comerlo y después desecharlo provocando que las semillas fueran conocidas por los

Pawahtunes, mismos que realizan un acto de sacrificio y danzan por la fecundidad de las

semillas (Nájera 2011:166-167).

No hay que olvidar que esto es sólo una posible recreación mítica, pero el hecho

de que se haya dedicado todo un conjunto arquitectónico a mostrar las ideas que los

habitantes tenían acerca del cacao, habla de la importancia que tuvo para estos grupos

humanos. Además, la presencia de rejolladas y ts’ats en el sitio y sus cercanías, en

algunos casos aún con ejemplares de árboles de Theobroma cacao, parecen indicar que

el cultivo estuvo relacionado al poderío de esta gran urbe maya. En síntesis, aquí se

refleja la perspectiva económica y política del paisaje que impulsa e impacta en las

acciones humanas, y la perspectiva socio-simbólica del paisaje como una entidad que

existe en virtud de las percepciones, experiencias y contextualización de la gente (Knapp

y Ashmore 1999).

64
CAPÍTULO III

3.1 PALEOETNOBOTÁNICA Y SU APLICACIÓN

El hombre se desarrolla alrededor de la naturaleza aprovechando y trasformando de

distintas formas los recursos que en ella encuentra, con la finalidad de satisfacer sus

necesidades físicas y espirituales. Como se discutió en el capítulo anterior, la relación

humanos-medio ambiente es un campo de estudio muy amplio para la arqueología del

paisaje, ya que ofrece un gran potencial de información para el entendimiento del

desarrollo cultural.

Debido a la variedad de datos que se pueden recuperar en el registro

arqueológico, los investigadores se han especializado en disciplinas cada vez más

específicas o, mejor aún, han ido trabajando interdisciplinariamente. Para el caso que

compete a esta investigación se hace uso de las ciencias biológicas, particularmente la

botánica, pero sin perder de vista la patente social. La paleoetnobotánica o

arqueobotánica tiene sus orígenes en la ecología cultural, no obstante hoy en día se

considera esta subdisciplina como pilar fundamental de la arqueología del paisaje y no

como medio para una simple reconstrucción ambiental, sino para esclarecer el proceso de

la construcción social del paisaje (Orejas et al. 2002).

Giovannetti et al. (2008) discuten acerca de la confusión que las clasificaciones y

terminologías pueden generar al unir dos disciplinas. Cada una de ellas se definirá en

función de las actividades que realiza; así tenemos que la arquoebotánica se refiere al

trabajo exclusivo de la recuperación, análisis e interpretación de los restos botánicos del

contexto arqueológico (Giovannetti et al. 2008:18) y la paleoetnobotánica como una

subdisciplina de la etnobiología que se encarga de la interpretación de la relación del

65
hombre con las plantas. Sin embargo, una definición más completa la ofrece Pearsall

(2010:2) quien explica que la paleoetnobotánica se refiere al estudio de las relaciones de

la sociedad con las plantas a través del registro arqueológico, ya sea a través de restos

micro o macro botánicos, escritos históricos, iconografía, etc.

Ahora bien, dentro de los estudios paleoetnobotánicos se presenta una serie de

análisis de materiales que pueden generar diversos conocimientos, incrementando aún

más la especialización. Por un lado, se cuenta con el caso de análisis de restos

macrobotánicos como semillas, frutos y madera, y por el otro lado, los análisis

microbotánicos de elementos como el polen, fitolitos y almidones; cada uno con el

potencial de responder a diferentes preguntas de investigación.

Para la búsqueda del origen y evolución de una especie vegetal o de una

comunidad florística, el estudio de polen, conocido como palinología, provee una

panorámica muy exacta (Moore et al. 1991). Es importante que el investigador nunca

pierda de vista que su intención es la búsqueda del entendimiento del hombre con las

plantas , en este caso visto a través del registro polínico. Es decir, la intención de su

pregunta es lo que lo mantiene como un científico social el cual no hace más que ampliar

sus técnicas de trabajo. Tal como lo mencionan Giovannetti et al. (2008:27): “es momento

de reconocer, tanto desde el campo netamente arqueológico como desde el biológico,

espacios que no responden estrictamente a uno o a otro y que requerirían de

profesionales preparados en varias disciplinas pisando el límite entre una y otra.”

3.2 PALINOLOGÍA

La palinología se encarga de estudiar la morfología y el comportamiento de los granos de

polen y esporas producidos por las plantas. Sin embargo, como toda disciplina tuvo un

66
largo desarrollo para llegar a establecerse entre la comunidad científica y ser utilizada en

la arqueología como lo es hoy en día, siendo todavía un campo multidisciplinar en

progreso (Giovannetti et al. 2008).

Aunque ya se conocía la existencia y funciones del polen, fue durante el siglo XVII

con la invención del microscopio que se pudo observar por primera vez la morfología de

los granos. No obstante, fue hasta el siglo XIX que estos estudios adquirieron importancia

creándose las primeras descripciones de varios de ellos; también durante esta época se

observaron los primeros granos de polen fosilizados en turberas y depósitos pre-

cuaternarios (Martin-Consuegra 1996). Posteriormente, un nuevo método de análisis

polínico para explicar cambios climáticos y de vegetación fue desarrollado por Lennart

Von Post en 1916. Él sentó las bases de los análisis polínicos modernos que fueron

seguidos por varios estudiantes (Renfrew y Bahn 1993:218). Finalmente, es en la década

de 1940 cuando la palinología es aplicada a los estudios arqueológicos de manera formal

y a partir de ahí surgieron un sinnúmero de estudios referentes a la evolución vegetal, el

impacto antropogénico, cuestiones climáticas, y en general, como técnica para estudiar la

morfología de paisajes antiguos detectando elementos que han cambiado con el paso del

tiempo (Martin-Consuegra 1996; Orejas 1991).

La fiabilidad que se le otorga a este tipo de estudios es debido a las características

intrínsecas que poseen los granos de polen y esporas, como su alta preservación a través

del tiempo, presentar morfologías identificables a nivel de género, grupo y especie y que

son producidos y dispersados en grandes cantidades permitiendo obtener datos

cuantitativos que reflejan las comunidades vegetales y el mosaico paisajístico que existió

(Riera y Palet 2005). Por lo anterior, las aplicaciones de la palinología, de acuerdo a

Pearsall (2010), se resumen en:

• Reconstrucciones climáticas y de vegetación.

67
• Estudios estratigráficos.

• Análisis de impacto de la población humana en el medio ambiente.

• Detección de actividades culturales como los comienzos de la agricultura, patrones

dietéticos, ritos funerarios, localización de jardines o huertos, entre otros.

Es este último punto donde encajan los propósitos de esta investigación, puesto que la

producción de cacao en la región fue una acción intencionada por los antiguos

pobladores. Sin embargo, de forma indirecta los datos obtenidos ayudan a comprender

todos los fenómenos que ya se han mencionado.

3.2.1 POLEN

La palabra “polen” refiere a pequeñas células de forma y tamaño variables que se

desarrollan en los llamados sacos polínicos localizados en las anteras de las flores. Cada

grano de polen consta de tres niveles (Figura 25):

1. La célula viva: es el centro del grano y contiene el gameto masculino y su

propósito es fertilizar el óvulo o célula reproductiva femenina.

2. La intina: es una capa que rodea la célula viva, la cual está formada de celulosa y

proteínas.

3. La exina: es la capa exterior compuesta de una sustancia química muy resistente

llamada esporopolenina.

La célula viva y la intina nunca perduran en el polen fosilizado; en cambio la exina es

resistente a la oxidación, destrucción mecánica y degradación por agentes biológicos

(Pearsall 2010:251).

68
Figura 25. Estructura de un grano de polen
(Tomado de Pearsall 2010:255)

Para poder distinguir el polen de una especie de otra es necesario observar sus

características físicas, las cuales varían entre sí. Se debe tomar en cuenta la forma,

textura de la superficie, elementos ornamentales, número y forma de aberturas, grosor de

las paredes, etc. Es importante señalar que al disolverse la intina y con la posterior

deposición de sedimentos el grano de polen tiende a un aplanamiento, por lo que los

granos de polen fósiles se pueden observar en su vista polar o ecuatorial y no

tridimensional como normalmente son (Jacomet y Kreuz 1999). Debido a este proceso

tafonómico, cuando se realiza un análisis de polen fósil es necesario que las unidades

identificadas sean llamadas taxón, ya que no siempre puede clasificarse en la especie de

procedencia; en algunos casos la precisión llega sólo a nivel de género, familia, o incluso

a un grupo de familias (Martin-Consuegra 1996:25).

El traslado del polen desde el órgano donde se ha formado hasta la parte

femenina de la flor se conoce como polinización y puede efectuarse de 4 formas distintas

según las características de cada especie (Pearsall 2010:258-260):

69
1. Anemófilas: son las que producen mayor cantidad de polen y lo dispersan por

medio del viento pudiendo recorrer grandes distancias.

2. Zoófila: éstas son polinizadas a través de un animal y aunque su producción es

alta, el rango de distribución es mucho menor en comparación con la anterior.

Dentro de esta categoría se encuentra la especie de Theobroma cacao.

3. Hidrófila: este tipo de plantas produce polen de estructura frágil el cual se

distribuye mediante corrientes de agua por lo que no perdura en el registro

estratigráfico.

4. Autogamia: este tipo de plantas se fertiliza a si misma, ya que el polen no sale de

la flor en la que se desarrolló, pues ahí mismo tiene los órganos femeninos. Por lo

tanto, este tipo de plantas son las que menos polen producen y éste pocas veces

se puede observar en el registro estratigráfico.

La producción y dispersión es uno de los factores a considerar al momento de analizar los

datos, además de la resistencia a la degradación y la correcta identificación de los granos,

ya que puede influir en la ausencia o sobrerrepresentación de un taxón en la muestra fósil

(Leyden 2002). Aunado a esto, el tamaño, tipo de suelo, condiciones pluviales y niveles

de oxidación del sitio de muestreo pueden afectar al conteo de taxones y su interpretación

final (Escarraga et. al 2014).

3.3 EL ÁREA DE ESTUDIO: TS’ATS XKAKHUIL

La Península de Yucatán, que abarca los estados mexicanos de Campeche, Quintana

Roo y Yucatán, y la parte norte de los países de Belice y Guatemala, es vista como una

provincia biótica que se distingue por tener uniformidad en sus elementos florísticos y

faunísticos, así como su geomorfología y patrones climáticos. Sin embargo, debido a las

70
diferencias pluviales y calidad de suelos dentro de esta provincia biótica se pueden

distinguir cinco tipos de vegetaciones, siendo las más representativas del estado de

Yucatán la selva baja caducifolia y la selva mediana subcaducifolia (Carnevali 2003).

La selva baja caducifolia se caracteriza por tener una precipitación anual entre 500

y 600 mm y árboles entre los 6 y 8 m. En cambio, la selva mediana subcaducifolia

presenta una precipitación entre los 1000 y 1200 mm anuales y su vegetación varía entre

los 13 y 18 m (Carnevali 2003). Ahora bien, el suelo kárstico presente en la provincia

biótica de la Península de Yucatán ha permitido la formación de diferentes depresiones

que permiten acercarse al manto freático formándose cenotes, rejolladas y ts’ats. Una

rejollada es una dolina que no alcanza el manto freático, pero que en muchas de ellas se

pueden realizar pozos que permiten el acceso al agua y tener constante humedad. En

cambio, un ts’ats sí tiene contacto con el manto acuífero por lo que está parcialmente

inundado y contiene porciones de tierra cultivable siempre húmeda y pantanosa (Gallareta

2007; Munro y Manaham 2010). Estos espacios, por sus condiciones, presentan otro tipo

de vegetación conocida como selva alta perennifolia la cual tiene árboles entre los 25 y 30

metros de altura, numerosas lianas, palmas y helechos (Carnevali 2003).

Rejolladas y ts’ats abundan en la zona oriente del estado y han llamado la

atención de investigadores, pues al ser zonas mayormente húmedas generan condiciones

poco usuales para cultivos como los de cacao, mango, coco, zapote, entre otros (Gómez-

Pompa et al. 1990; González de la Mata 2006; Kepecs y Boucher 1996; Munroe y

Manaham 2010; Zimmermann 2013). Aunado a esto, fuentes coloniales confirman el uso

de estos lugares para actividades agrícolas, así como para eventos rituales incluso,

actualmente, es posible encontrar ejemplares de T. cacao en algunas rejolladas (Munro et

al. 2014).

71
Para la presente investigación se decidió trabajar en el ts’ats Xkakhuil, el cual se

localiza en el municipio de Yaxcaba al centro-este del estado de Yucatán (Figura 26).

Zimmermann (2013:78) reportó que este lugar, hasta hace dos generaciones, era utilizado

como espacio de cultivo para árboles frutales y de cacao. Entrevistas realizadas por la

autora con los pobladores de la zona, revelaron que efectivamente ese espacio contenía

árboles de cacao, los cuales eran cuidados por los ahora ancianos del pueblo. Sin

embargo, al verse imposibilitados de continuar con esa actividad y sin nadie que la

continuara, los árboles murieron. La cosecha que se obtenía era para el consumo local, el

cual era procesado por las mujeres del mismo lugar.

Figura 26. Ubicación del ts’ats Xkakhuil, Municipio de Yaxcaba, Yucatán

Otra de las razones por las que se eligió trabajar en Xkakhuil es debido a la cercanía con

las zonas arqueológicas de Chichen Itzá y Yaxuná, que se encuentran a 16 y 3 km

respectivamente. Como ya se ha mencionado en capítulos anteriores, el sitio de Chichén

72
Itzá presenta una fuerte presencia de iconografía relacionada al cacao, lo que podría

indicar un dominio de espacios cultivables cercanos. Además, en los reconocimientos del

área se observaron algunos vestigios arqueológicos a menos de 1 km de distancia del

ts’ats.

Para acceder al sitio de estudio es necesario tomar la carretera libre Mérida-

Valladolid; después en la localidad de Pisté tomar la desviación hacia Yaxuná; una vez

que se ha pasado la comisaría de Popolá avanzar 3 km, donde una brecha no muy clara

de 500 metros lleva al ts’ats. Esta depresión tiene un diámetro de 25 metros y entre 20-22

metros de profundidad (Zimmermann 2013); el descenso es complicado teniendo que

utilizar incluso algunas sogas para bajar el equipo y uno mismo (Figura 27).

Ts’ats Xkakhuil
Croquis Perfil Este
Dibujó: Joaquín Venegas y
Claudia León

Figura 27. Croquis del ts’ats Xkakhuil

73
El nivel de agua varía de acuerdo a la época de año teniendo una mayor extensión

-hasta tres cuartas partes- en la época de lluvia, y alcanzando una profundidad máxima

de 8 metros. Las paredes altas y la parte del techo que aún se conserva hacen que el

interior del ts’ats esté parcialmente en sombra durante el día. El nivel de humedad que se

registró dentro del ts’ats fue siempre arriba del 50% y la temperatura oscilaba entre 25-35°

C, siempre menor que en el exterior. La velocidad de viento fue casi nula, de entre 0 a 2

m/s y los suelos presentaron un nivel de pH 7. Las mediciones de las condiciones

climáticas se realizaron con el equipo Kestrel 4300 (Tabla 1) en diferentes meses del año

sin obtener variaciones notorias, a excepción del nivel de humedad relativo. La baja

registrada corresponde a los meses considerados de sequía (www.clima.inifap.gob.mx).

En síntesis, el ambiente del interior del ts’ats puede considerarse estable.

Humedad Índice de Velocidad del pH del


Fecha Temperatura
relativa calor viento suelo
Febrero 89% 26.5° C 32° C 0 km/hr 7
Mayo 56% 33° C 39° C 0 km/hr 7
Septiembre 100% 27°C 33° C 2 km/hr 7

Tabla 1. Condiciones climáticas del interior del ts’ats

Entre la vegetación que se observa dentro del lugar hay especies como el ramón

(Brosimum alicastrum), zapote (Manilkara zapota), pimienta gorda (Pimenta dioica),

ciricote (Cordia dodecandra), entre otras (Figura 28). También, fue posible registrar a los

alrededores algunas milpas.

74
Figura 28. Ts’ats Xkakhuil y su vegetación
(Fotografía de la autora)

3.4 METODOLOGÍA APLICADA

3.4.1 ANÁLISIS PALINOLÓGICO

La toma de muestras para realizar un análisis palinológico dependerá del sedimento del

sitio y del tipo de información que se está buscando (Moore et al. 1991). De cualquier

manera es importante realizar un muestreo preliminar para determinar la concentración y

conservación del polen en el lugar (Bryant y Hall 1993:284). Por ello, se tomó una muestra

de sedimento superficial de Xkakhuil para realizar un análisis inicial y conocer el potencial

del sitio, puesto que estudios previos sobre polen de cacao manifiestan que éste tiene

poca presencia en el registro polínico (Kepecs y Boucher 1996). La longitud de este

núcleo fue de 25 cm.

75
Una vez en el Taller de Análisis Químicos y Microscópicos de la Facultad de

Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (FCA-UADY), se

tomaron fotografías con escala de la muestra y se dividió el material a intervalos de 1 cm;

el sedimento se depositó en bolsas de plástico con su etiqueta y número de muestra

correspondiente.

El siguiente paso fue la preparación de las submuestras obtenidas. Comúnmente,

el procedimiento que se utiliza en los laboratorios para la preparación de las muestras a

analizar consiste en un lavado con sustancias químicas para separar el material botánico

de la matriz, conocido como “extracción” (Moore et al. 1991). Sin embargo, el estudio

previo realizado por Zimmermann (2013) en esta región, evidenció que al emplear este

procedimiento la cantidad de granos de polen resultaba baja; él autor argumenta que esos

efectos pueden deberse a la pérdida de material entre los lavados químicos.

Por lo tanto, para el presente trabajo se decidió hacer la preparación de las

muestras “en fresco”, lo cual implica mayor presencia de material orgánico, pero también

inorgánico que puede impedir una buena visibilidad. Esta técnica consiste en tomar con

un palillo de madera una pequeña cantidad del sedimento y frotarlo en el portaobjetos con

una gota de alcohol; después agregar 1 gr de glicerogelatina y posteriormente una gota

de fucsina ácida al 0.05%. El portaobjetos es colocado en la placa de calentamiento a

50°C para que el medio de montaje se derrita y finalmente se coloca el cubreobjetos y se

sella con esmalte de uñas (Figura 29).

76
Figura 29. Preparación de las submuestras
(Fotografías de la autora)

Como ya se mencionó, por la estructura morfológica perfecta y única que tiene cada

especie es posible realizar una identificación y ubicar el taxón dentro de la jerarquía

botánica a nivel de familia, género y en algunos casos de especie. El proceso puede ser

largo y minucioso pues primeramente hay que identificar las características del ejemplar

que se está observando y con ayuda de colecciones, catálogos y claves sinópticas

ubicarlo dentro de un grupo. Para la identificación taxonómica de las muestras de

Xkakhuil se utilizó un microscopio óptico Motic® BA 310 y varios catálogos de referencia

incluyendo el de Palacios et al. (1991) sobre la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, en

Quintana Roo, el de Roubik y Moreno (1991) sobre la Isla de Barro Colorado en Panamá

y el de Sánchez-Dzib (2006) sobre la flora de la cuenca del Rio Candelaria en Campeche.

Sin embargo, ha de notarse que no hay estudios referenciando a la zona de Yucatán, o

aún más específico a la vegetación de cenotes y rejolladas. Por lo tanto, se tomaron

77
algunas muestras de hojas, flores y semillas de especies del ts’ats para su preparación en

fresco y elaboración de una colección de referencia.

Este mismo procedimiento se realizó con flores de Theobroma cacao que se

obtuvieron de cacaotales del estado de Tabasco, de la Plantación Tikul en Yucatán, y del

ts’ats Coopion en Cobá, Quintana Roo, con la finalidad de reconocer las características

morfológicas del grano de polen estudiado y anexarlo a la colección de referencia (Figura

30).

Figura 30. Flores de Theobroma cacao


(Fotografía de la autora)

De acuerdo con los parámetros de identificación previamente establecidos (Apéndice 1),

los resultados del análisis preliminar mostraron la presencia de palinoformos catalogados

como Tipo Theobroma cacao, aunque los conteos de la muestra en general estuvieron

por debajo de la media requerida. Sin embargo, la presencia de estos taxones en los

niveles más bajos, justificaron la toma de un núcleo de mayor longitud.

La muestra de la columna de sedimento se realizó con un nucleador de pistón,

ensamblado por el Dr. Jason Curtis del Departamento de Geología de la Universidad de

Florida (Figura 31). Este aparato cuenta con tres partes principales:

Un juego de tubos metálicos que permite bajar y subir el nucleador hasta el


fondo del cuerpo de agua y de regreso, así como aplicar fuerza para

78
sumergirlo en el sedimento lodoso; un cilindro acrílico más ancho que se
conecta a través de un adaptador a los tubos metálicos y que capta el
sedimento por extraer; y, por último, un cable metálico que se hunde a un lado
de los tubos metálicos, traspasa el adaptador para permanecer al interior del
cilindro acrílico y en cuyo fin se fija el pistón que se halla en la parte inferior
del mismo al iniciar el procedimiento (Zimmermann 2013:106).

Figura 31. Partes del nucleador


(Tomado de Zimmermann 2013:106)

Una vez en el interior del ts’ats se preparó una balsa con todo el equipo necesario y se

procedió a entrar al cuerpo de agua. Primeramente, se estabilizó la balsa con cuerdas

sujetadas de las paredes del ts’ats, esto para obtener mayor rigidez al momento de hacer

presión con el tubo. Para la extracción de la columna se realizaron varios intentos y sobre

diversas áreas, ya que el sedimento no estaba lo suficientemente compactado o la

longitud resultaba muy corta debido al choque con una capa de roca. Es de interés

resaltar que en la parte inferior de estos “núcleos fallidos” algunos presentaron

laminaciones de color más claro; además se recolectaron semillas de Thevetia y Bucida

busera, especies que no se encuentran en el interior del ts’ats en este momento (Figura

32).

Figura 32. Semillas de Thevetia y Bucida encontradas en el ts’ats


(Fotografías de la autora)

79
Finalmente, se obtuvo un núcleo de 44 cm de largo esto después de dejar pasar

los primeros 30 cm del sedimento por considerarse inestable y de poca antigüedad, es

decir la muestra lograda representa de 30 a 74 cm de profundidad. En la parte inferior del

núcleo, también se observó una laminación de coloración clara; estas diferencias en el

sedimento pueden deberse a varios factores como cambios abruptos en el medio o

sucesos de larga duración, como una sequía (Hodell et al. 2005).

En el laboratorio se realizaron los registros, fotografías y descripciones pertinentes

del núcleo. La columna presentó buena compactación, sedimento de tipo limo-arenoso,

color café oscuro y sin elementos botánicos visibles. A lo largo del núcleo se observaron

pequeñas líneas de color más claro y una capa bien definida en los últimos 5 cm, la cual

era de tipo arenosa.

El núcleo se cortó de manera longitudinal para obtener dos mitades, de una de

ellas se tomaron las muestras y posteriormente se envolvieron en plástico y se

almacenaron en un congelador. Debido a la aparente baja tasa de sedimentación

presente se decidió trabajar con una resolución de medio centímetro, es decir tomar una

muestra cada 0.5 cm, obteniendo finalmente 81 muestras para analizar.

El procedimiento para la preparación de las submuestras elegidas corresponde al

que se explicó líneas arriba, elaborando muestras en fresco y aplicando el mismo equipo

técnico. La diferencia aquí fue que el sedimento permaneció en el tubo acrílico donde se

tomaron las muestras tal como se observa en la Figura 33.

El análisis en microscopio, en contraste con el muestreo preliminar, tuvo un conteo

de granos de polen que cumple con los estándares palinológicos establecidos. De

acuerdo con varios autores, el conteo puede variar entre 100 y 500 granos por muestra,

dependiendo del tipo de espacio muestreado, pero es de común acuerdo que 200 granos

es estadísticamente válido (Moore et. al 1991; Bryant y Hall 1993; Pearsall 2010). Sin

80
embargo, como el presente estudio está encaminado hacia la búsqueda de una especie

en concreto, se realizó la revisión de toda la lámina aunque ya se hubiera llegado al

conteo de 200, primero en aumento de 400X y después, donde fuera necesario, en 1000X

con aceite de inmersión. Para asegurar una revisión completa del material, la lámina se

inspeccionó siguiendo líneas imaginarias tanto verticales como horizontales. Los taxones

identificados fueron registrados en un cuaderno y posteriormente tabulados para su

análisis en software Microsoft Excel y Software Tilia. Se tomaron fotografías de los

pólenes con una cámara digital marca Samsung modelo DV150F

Figura 33. Toma de submuestras para el análisis microscópico y posterior resguardo


(Fotografías de la autora)

3.4.2 ANÁLISIS RADIOCARBÓNICOS

Los primeros estudios formales de arqueología durante los siglos XIX y principios del XX

establecieron cronologías relativas basadas en la estratigrafía de las excavaciones, en

seriaciones y tipologías de los artefactos y en ciertos elementos climáticos. Así se

determinó, por ejemplo, que los instrumentos de piedra eran anteriores a los de cobre y

los de hierro eran aún más recientes, empero no había una fecha absoluta para estos

períodos históricos (Renfrew y Bhan 1993:107). Fue durante la Segunda Guerra Mundial,

81
que el químico Willard Libby estuvo estudiando la radiación cósmica, es decir las

partículas subatómicas que llegan a la tierra. Cuando los neutrones entran a la atmósfera

se combinan con los átomos de Nitrógeno produciendo un isótopo inestable de Carbono

(14C) o radiocarbono. En 1949, este científico pudo determinar el ritmo de desintegración

radioactiva de este elemento calculando su vida media en 5,568 años, después corregido

en 5,730 años (Renfrew y Bahn 1993:128). Este descubrimiento permitió resolver los

problemas de datación de los contextos arqueológicos, ya que puede otorgar una fecha

calendárica exacta y por ello se convirtió en una de las herramientas más útiles para los

arqueólogos de los últimos 60 años (Morales 2005:2).

La Figura 34 muestra el proceso sobre el cual se fundamenta la técnica de


14
fechamiento por C. El isotopo es absorbido por plantas en la fotosíntesis y

posteriormente por animales durante la cadena alimenticia. Al morir estos organismos el


14
proceso se detiene y el C empieza a decaer, la medición de la cantidad restante

equivale a la fecha en que ese organismo murió.

Neutrones de Nitrógeno -14

Carbono -14

Dióxido de carbono

Figura 34. Proceso de formación y desintegración del 14C

(Tomado de Renfrew y Bahn 1993:129)

82
Con los avances tecnológicos y la implementación de nuevas técnicas como la

espectrometría de masas con aceleradores (AMS por sus siglas en inglés) las dataciones

se han ido perfeccionando permitiendo fechar con mayor exactitud pequeñas cantidades

de elementos orgánicos como madera, hueso, semillas y carbón (Renfrew y Bahn

1993:135).

Por tanto, para el propósito de esta investigación y obtener la secuencia

cronológica del núcleo de Xkakhuil, se seleccionaron tres muestras de material orgánico


14
para realizar los análisis de C. Los puntos de extracción corresponden a las muestras

008-009 (36 cm), 031-032 (48 cm) y 075-076 (70 cm). Éstos se eligieron en base a la

conservación que presentaba el sedimento, además de que representan una distribución

equitativa a lo largo de la columna. Para obtener el material se midió con una cinta y se

señalaron los lugares elegidos; con una navaja se cortó una rebanada de sedimento de

un centímetro de grosor y se colocó en papel aluminio, posteriormente con unas pinzas de

acero inoxidable se extrajo el material carbonizado, en su mayoría se trató de hojas y

tallos. Las muestras se transfirieron a otro papel aluminio, mismo que se cerró y guardó

en bolsas de plástico herméticas y debidamente etiquetadas (Figura 35).

Figura 35. Separación de material para fechamiento


(Fotografías de la autora)

83
El material se envió al Laboratorio de Espectrometría de Masas con

Aceleradores (LEMA) del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de

México (UNAM). De acuerdo al informe entregado por Rodríguez y Solís (2015), la

metodología que utilizaron es la descrita a continuación.

Para la preparación de las muestras se separó la tierra y partículas menores de

las partes más grandes como hojas y tallos, para después limpiarlas con agua ultrapura y

un tratamiento de HCL-NaOH-HCL (Ácido Clorhídrico-Hidróxido de Sodio-Ácido

Clorhídrico). Posteriormente, para transformar el contenido orgánico en CO2 y luego en

grafito puro se utilizó un Equipo de Grafitización Automatizado AGEIII marca Ion Plus. El

grafito obtenido de cada muestra fue analizado mediante espectrometría de masas con

aceleradores con el equipo Tandetrón de High Voltage Europe Engineering (HVEE), con

un acelerador de 1 MV de energía, y con el cual se obtuvieron los valores de 14C, 13C y


12
C.

A partir de esos resultados, se calculó la Edad Radiocarbono 6 la cual fue

corregida por fraccionamiento por δ13C a partir del cociente de 13C/12C en la muestra. De
14
acuerdo a las variaciones del contenido de C en la atmósfera se corrigió la edad

radiocarbono, utilizando el programa OxCal v4.2.4, el cual maneja la curva de calibración

InCal13. Finalmente, se obtuvo la Edad Calibrada 7 y se calcularon los intervalos más

probables de la edad de las muestras, para los niveles de confianza del 1 α (68%) y del 2

α (95%).

6 Edad radiocarbono o Convencional es dada en años antes del presente (a.P.) es decir antes de 1950.
7 Edad calibrada es dada en años antes de Cristo (a.C.) o después de Cristo (d.C.)

84
CAPÍTULO IV

4.1 RESULTADOS PALINOLÓGICOS

Los datos obtenidos en el conteo polínico son el resultado del análisis de 80 láminas bajo

el microscopio. Primeramente, se presenta el panorama de la vegetación general para

después presentar los datos específicos sobre el taxón identificado como Tipo Theobroma

cacao.

Como se mencionó en el capítulo anterior, los conteos de polen por muestra

estaban previstos llegar a un mínimo de 200 granos; esto se logró en el 77.5% de los

casos (62 muestras); el 18.75% (15 muestras) estuvo entre 100-199 granos y sólo el

3.75% (3 muestras) estuvo por debajo de 100 granos. El conteo total fue de 15,151

granos de polen, comparados con de 16,200 que se estimaban. En la Tabla 2 se observa

la cantidad total por muestra, resaltando aquellas que quedaron por debajo de 200.

Muestra Total Muestra Total Muestra Total Muestra Total Muestra Total
001 212 018 144 036 201 053 216 070 200
002 201 019 181 037 210 054 216 071 209
003 201 021 180 038 205 055 219 072 210
004 200 022 104 039 204 056 200 073 208
005 200 023 101 040 200 057 204 074 207
006 200 024 103 041 137 058 208 075 207
007 200 025 184 042 210 059 203 076 206
008 200 026 80 043 206 060 204 077 116
009 200 027 119 044 201 061 213 078 206
010 202 028 66 045 210 062 214 079 209
011 201 029 104 046 216 063 212 080 189
012 205 030 85 047 212 064 212 081 205
013 201 031 121 048 215 065 200
014 206 032 204 049 217 066 204
015 200 033 201 050 213 067 218
016 167 034 202 051 212 068 201
017 170 035 214 052 203 069 204

Tabla 2. Conteo de polen por muestra del núcleo Xk ak huil 20-02-14

85
A pesar de que el promedio general de granos por muestra fue de 189, es evidente

que la baja concentración de polen se presentó en el segmento que va de la muestra 016

a la 031, lo cual podría indicar un cambio en el ambiente y la vegetación circundante, lo

cual se discutirá en el capítulo siguiente. Por otro lado, el caso de las muestras 041, 077 y

080, al tratarse de puntos aislados, el bajo conteo tiene que ver con el método de

preparación en sí, pues en ocasiones el exceso de sedimento o la formación de burbujas

de aire imposibilitan la visibilidad e identificación de los taxones.

Considerando únicamente las muestras que sí llegaron a 200 granos, el promedio

es de 206. Esto indica que la preservación de material polínico en el ts’ats es alta,

comparada con otros estudios donde fue necesario preparar varias láminas para alcanzar

el conteo mínimo (Leyden et al. 1998; Zimmermann 2013). Incluso, por el método de

revisión que se utilizó, fue posible observar muestras que superaban los 500 granos,

aunque como ya se mencionó la cuantificación sólo llegaba a 200.

En total, se identificaron 41 taxones, de los cuales 8 se pudieron clasificar a nivel

familia, 19 a nivel género, 10 a nivel especie y 4 tipos no pudieron ser identificados, (la

representación fue bastante alta por lo que se decidió mantenerlos en el conteo,

esperando que en un futuro la colección de referencia pueda ampliarse y sea posible

clasificarlos). El listado completo de los taxones identificados, así como las

microfotografías tomadas se encuentra en los Apéndices 2 y 3.

La vegetación que se refleja en el registro corresponde al tipo de selva baja y

mediana característica de la región. No obstante, se presentan taxones de selva alta, los

cuales corresponden al interior del ts’ats. La figura 36 muestra una gráfica con las familias

más representativas, siendo las de mayor presencia Burseraceae, Leguminosae

(Fabaceae), Moraceae, Myrtaceae y Ulmaceae. Dentro de la categoría “otros” se

encuentran las familias que tuvieron menos de 200 granos cuantificados (Agavaceae,

86
Bombaceae, Combretaceae, Caricaceae, Cheno-ams, Cruciferae, Curcubitaceae,

Euphorbiaceae, Gramineae, Lentibuloriaceae, Lorantaceae, Pinaceae, Rhamnaceae,

Rubiaceae) y la categoría “otros NID” se refiere a los tipos no identificados (Tipo 9,

Tipo18, Tipo 19 y Tipo 22).

4000
3600
3200
2800
2400
2000
1600
1200
800
400
0

Figura 36. Gráfica de las familias con mayor representación.

La Figura 37 es un diagrama polínico elaborado con el Softaware Tilia, programa

específico para palinología y sedimentología, proporcionado por Ryan Szymanski de la

Universidad Estatal de Washington. Aquí se muestra la dispersión por taxón de manera

detallada. El eje “Y” representa la profundidad en centímetros, señalando también las

fechas radiocarbónicas. El eje “X” corresponde a la proporción presente para cada taxón.

Del lado derecho se observa un resultado de conglomerados que agrupan la relación

resultante entre la profundidad y las frecuencias polínicas, reflejando tres zonas en las

cuales la vegetación del sitio cambia sustancialmente.

87
295 A.P.

88
576 A.P.

Figura 37. Diagrama polínico del ts’ats Xkakhuil


 Zona 1 (56-74 cm): Predominan plantas de disturbio como Hyptis y Compositae.

En menor medida especies arbóreas como Celtis, Bursera y Piscidia.

 Zona 2 (41-56 cm): Predominan especies arbóreas como Myrtaceas, Bursera,

Pisicidia y Brosimum.

 Zona 3 (30-41 cm): Básicamente dominado por Celtis.

Sin embargo, la zonificación anterior no enfoca específicamente la presencia del polen

Tipo Theobroma cacao ya que su incidencia no es muy alta en el conteo total, por lo que

se decidió agregar otros factores como la presencia del taxón en cuestión, los puntos de

extracción tomados para los fechamientos y el tipo de sedimento presente para identificar

cuatro zonas relevantes en la extensión del núcleo (Figura 38).

Cantidad de granos de polen por muestra

Figura 38. Zonas detectadas a lo largo del núcleo

89
 Zona I: corresponde a lo más profundo del núcleo y se trata de una capa de 5 cm

de sedimento más claro que el resto. Esta laminación puede deberse a un cambio

abrupto en el medio ambiente o un evento de duración prolongada. Abundan

especies como Celtis, Brosimum, Bursera, Hyptis, Heliocarpus y Leguminosas en

general. Por el contrario, plantas indicadoras de disturbio como Compositae se

encuentran en baja cantidad. La presencia de T. cacao es definida por un solo

grano.

 Zona II: El sedimento es de color café oscuro, la cantidad y variedad de taxones es

amplia y el espesor es de 20 cm. Hay un aumento en la familia de las Compositae

y Mirtáceas, continúan los indicadores de vegetación selvática como Brosimum,

Bursera, y Leguminosas; aparecen las primeras plantas carnívoras. Cacao está

presente al inicio de la sección y en proporciones estables a lo largo de ésta.

 Zona III: Es un segmento de tan sólo 9 cm que se caracteriza porque los conteos

generales de polen están por debajo de 200, en algunas casos debajo de 100.

Taxones como Hyptis y Compositae prácticamente desaparecen. Prevalecen la

familia de las Moraceaes y Mirtáceas y géneros como Piscidia. Contrariamente,

para el T. Cacao aquí es donde se revelan las más altas concentraciones.

 Zona IV: Los conteos regresan a 200 granos, pero se encuentran muy dispersos,

la variedad de taxones disminuye; prácticamente predomina Celtis, hay una baja

en Bursera, Mirtáceas y Leguminosas. El grosor de esta capa es de 10 cm. El

taxón de T. cacao disminuye considerablemente, pero aún se encuentra presente

en las muestras.

Otra clasificación que ayuda a entender el cambio vegetativo presente en el contexto de

estudio es un análisis de la relación entre especies herbáceas versus especies arbóreas.

Mediante la gráfica mostrada en la Figura 39, se puede observar el tipo de vegetación

90
predominante a lo largo del núcleo; en este caso el tipo selvático es el que tiene mayor

presencia. Sin embargo, la representación de hierbas despliega varios cambios

significativos, siendo así que en las Zonas I y II se encuentra alrededor del 30%, bajando

su proporción en las zonas subsiguientes, llegando hasta menos del 10% en la parte

superior. Esta tendencia es interesante si la comparamos con la disminución de polen

mostrado en el diagrama anterior, pues en conjunto pueden indicar que se han dado

cambios en el ambiente, tornándose más seco o alterado por acción humana, sobre todo

en las Zonas II y III.

IV

III

II

I
I

Figura 39. Diagrama de especies arbóreas y herbáceas.

91
Es necesario aclarar que aquellos taxones que fueron identificados a nivel familia y

presentan variedad en sus especies (por ej. Malpighiaceae) no pudieron clasificarse en

ninguna de estas categorías por lo que fueron excluidos del conteo.

4.1.1 THEOBROMA CACAO

Taxones identificados como Tipo Theobroma cacao se encontraron a lo largo del núcleo y

con presencia estable. El total fue de 121 especímenes, representando el 0.80% del total

de granos de polen cuantificados (Tabla 3).

Tipo Tipo Tipo Tipo


Muestra Theobroma Muestra Theobroma Muestra Theobroma Muestra Theobroma
cacao cacao cacao cacao
001 0 022 3 042 3 062 2
002 1 023 4 043 1 063 3
003 0 024 1 044 3 064 5
004 0 025 4 045 1 065 3
005 1 026 1 046 3 066 0
006 0 027 0 047 1 067 1
007 0 028 1 048 1 068 0
008 0 029 0 049 4 069 1
009 0 030 1 050 1 070 2
010 2 031 0 051 1 071 1
011 0 032 4 052 3 072 0
012 0 033 0 053 3 073 3
013 1 034 3 054 3 074 3
014 0 035 3 055 3 075 0
015 0 036 1 056 3 076 0
016 1 037 2 057 4 077 0
017 1 038 4 058 0 078 0
018 2 039 0 059 1 079 0
019 4 040 3 060 2 080 0
021 1 041 1 061 5 081 1

Tabla 3. Total de polen Tipo Theobroma cacao por muestra

Debido a que el polen de Theobroma cacao ha sido encontrado en pocos estudios, pues

se considera muy frágil y con un método de polinización de baja dispersión (Kepecs y

92
Boucher 1996; Wiseman 1985; Young 1994), los resultados aquí mostrados no sólo

confirman la presencia de esta especie en el ambiente sino que son un precedente para

futuras investigaciones, alejando la idea de que el cacao no puede ser identificado (Figura

40).

16µ

Figura 40. Palinoformo Tipo Theobroma cacao (400X)


(Fotografía de la autora)

La preservación de este taxón en el ts’ats Xkakhuil puede deberse a que la lluvia polínica

de las especies del interior es mayor, pues al ser una antigua huerta en un espacio

semicerrado difiere de los espacios abiertos como lagunas o aguadas que pueden captar

especímenes de regiones más lejanas; tanto es así que en las muestras de Xkakhuil no

se encontraron especímenes de Zea maíz u otros cultivos, a pesar de que en la

actualidad hay milpas a los alrededores y probablemente en tiempos prehispánicos

también fue así. Por lo tanto, sus características geomorfológicas permitieron mantener

una lluvia de polen muy local y sin mucho disturbio.

De acuerdo a la zonificación ya establecida, la distribución del taxón Tipo

Theobroma cacao y sus proporciones fue la siguiente: Dentro de la Zona I, en la muestra

081, que corresponde a lo más profundo del núcleo, se encontró sólo un grano el cual

corresponde al 0.5% del total de esa muestra. Al inicio de la Zona II vuelve a aparecer y

se mantiene constante en un rango del 0.5 a 2%. La Zona III es donde se presenta la

mayor proporción de especímenes Tipo Theobroma cacao, pues a pesar de que es la

93
sección donde los conteos generales de polen descienden es también donde el cacao

aumenta llegando hasta el 4% en algunas muestras. Finalmente, en la Zona IV el taxón

casi desaparece, presentándose en muy pocas muestras y bajos porcentajes, del 0.5 al

1%.

Lo anterior concuerda con la idea de Bryant y Weir (1986) quienes proponen que

para especies cultivadas la proporción puede alcanzar hasta el 2%. Siguiendo esta

referencia, los datos aquí obtenidos, están e incluso sobrepasan los estándares

requeridos. Como ya se explicó, se asume que esto ocurre por el tipo de contexto muy

específico en el cual se trabajó.

IV

III

II

Figura 41. Proporción de cacao en rangos de 4 muestras

94
Para tener una visión más amplia de lo explicado anteriormente, es decir la presencia

de Theobroma cacao a lo largo de la secuencia estratigráfica, la figura 41 muestra una

gráfica de intervalos de 4 muestras, con las proporciones del taxón estudiado en relación

al polen total. Las secciones de 43.5-45 cm, pertenecientes a la Zona III son las que

muestran niveles más altos, así como los rangos 60-61.5 cm y 64-65.5 cm de la Zona II.

4.2 RESULTADOS RADIOCARBÓNICOS

Los resultados de los análisis radiocarbónicos fueron proporcionados por el Laboratorio

de Espectrometría de Masas con Aceleradores (LEMA) del Instituto de Física de la

Universidad Nacional Autónoma de México. La Tabla 4 presenta la relación de muestras

que fueron enviadas y sus características principales.

Clave del Clave Masa total Número de Profundidad


Material
Laboratorio personal (mg) muestra real

LEMA 455 RX-1 Vegetal 175 008-009 36 cm

LEMA 456 RX-2 Vegetal 57 031-032 48 cm

LEMA 457 RX-3 Vegetal 43 075-076 70 cm

Tabla 4. Relación de muestras enviadas

Dado que el núcleo de sedimento se dividió en muestras de medio centímetro, el material


14
para análisis de C equivale a dos muestras (1 cm). La profundidad estipulada es

agregando los 30 cm de sedimento que se dejaron pasar en la toma del núcleo, lo cual es

importante considerar al momento de calcular las tasas de sedimentación. La Tabla 5

presenta los resultados proporcionados en el informe del LEMA (Rodríguez y Solís 2015).

95
Edad calibrada
Clave del Clave Edad 14C Nivel de confianza
δ13C
Laboratorio personal a.p. ± 1α
1α (68%) 2α (95%)

LEMA
RX-1 -17 295±30 1522 d.C.-1649 d.C. 1491 d.C.-1659 d.C.
455.1.1
LEMA
RX-2 -14 34±30 1707-d.C.-1914 d.C. 1695 d.C. –1919 d.C.
456.1.1
LEMA
RX-3 -9 576±30 1318 d.C.- 1409 d.C. 1301 d.C. -1420 d.C.
457.1.1

Tabla 5. Resultados radiocarbónicos.

La muestra RX-2 presenta una regresión en las fechas en relación a las otras dos, esto

puede deberse a posibles contaminaciones en su resguardo o propias de la muestra, ya

que contenía más sedimento que material orgánico y dificultó su tratamiento en el LEMA.

Aunado a esto, las edades calibradas despliegan un rango bastante amplio, por lo tanto

se decidió descartar la muestra antes mencionada y utilizar solamente la edad

radiocarbono de las muestras RX-1 y RX-3 para la interpretación.

Pese a que para determinar tasas de sedimentación es necesario contar con un

mayor número de fechas absolutas y realizar varios estudios, de isótopos por ejemplo,

con los datos obtenidos en este trabajo se presenta un modelo de sedimentación para el

sitio de estudio. Asumiendo que la superficie representa la deposición actual se realiza

una simple división entre la longitud del núcleo de sedimento (mm) y el tiempo trascurrido

(años) proporcionado por los fechamientos de radiocarbono; en este caso en la muestra

RX-1 se tienen 360 mm de sedimento en 295 años y en la muestra RX-3 son 740 mm en

576 años, resultando entonces 1.1 mm/año. En base a lo anterior se hizo una proyección

cronológica para toda la extensión de la columna estratigráfica, quedando en un rango

aproximado que va del 1344 al 1705 d.C. (Figura 42).

96
IV

1655 d.C.

III

II

1374 d.C.

Figura 42. Proyección cronológica para el ts’ast Xkakhuil

4.3 ESTUDIOS COMPARATIVOS DE LA REGIÓN

En la península yucateca son varios los trabajos que se han realizado sobre isótopos

estables, sedimentación y palinología. Sin embargo, el objetivo principal de éstos ha sido

realizar reconstrucciones ambientales para entender cuestiones de cambio climático y

poder relacionarlo con la historia cultural de la región, empero la información que han

producido sirve de parámetro para comparar los datos obtenidos en el ts’ats Xkakhuil

conforme a los propósitos aquí planteados. A continuación, se describen los resultados de

diversos proyectos que han analizado núcleos de sedimento provenientes de diferentes

97
cuerpos de agua de las Tierras Bajas Mayas y una tabla comparativa que resume la

información más importante (Tabla 6).

EDAD TASA DE
SITIO PROFUNDIDADES
RADIOCARBONO SEDIMENTACIÓN

Ría Lagartos 48 cm 840 a.p 0.52 mm/año

Punta Laguna 51 cm 630 a.p.


1 mm/año
(PL-25-V-00) 89 cm 860 a.p.

Lago Chichancanab 65 cm 1140 a.p. 0.5 mm/año

No proporcionada por
Lago Coba 75 cm 510 a.p.
el autor
36 cm 295 a.p.
Ts’ats Xkakhuil 1.1 mm/año
70 cm 576 a.p.

Tabla 6. Resultados comparativos de diferentes sitios de la península.

4.3.1 RESERVA DE LA BIOSFERA RÍA LAGARTOS

Fue un trabajo realizado por Aragón-Moreno et al. (2012) al norte del estado de Yucatán.

El objetivo fue entender la historia ambiental de la península en los últimos 3,800 años,

mediante análisis de polen e isótopos estables en un núcleo de sedimento de 1.9 metros

de longitud.

Los resultados mostraron 4 etapas de acuerdo a los cambios de vegetación y a los

períodos culturales del área maya. Con los fechamientos de 14C realizaron una proyección

cronológica determinando una relación que va de los 32-55 cm equivalente al Posclásico;

de 55 a 68 cm al Clásico Terminal, de 68-90 cm Clásico Tardío y Temprano y de 90 a 190

cm al Preclásico. En cuanto al tipo de vegetación se encontró bastante similitud con la

registrada en el ts’ats Xkakhuil, sobretodo en las especies diagnóstico de selva tropical.

La conclusión de esta investigación es el registro de una vida cíclica de humedad y

sequía. Por ejemplo, para el 930 d.C. decrecen los taxones selváticos como Brosimum y

Ficus y para el 1000 d.C. se presenta un alto porcentaje en la familia de las Compositae,

98
evidenciando con esto un momento de sequía, el más fuerte registrado en el lugar y

relacionado con la caída de la cultura maya del período Clásico. Para el 1200 d.C.

incrementan los porcentajes de Moraceae sugiriendo un ambiente más húmedo, también

especies representantes de mangle se ven en aumento, y elementos de disturbio

decrecen como consecuencia de la reducción de actividades humanas.

4.3.2 PUNTA LAGUNA

Se localiza a 20 km del sitio arqueológico de Cobá en el estado de Quintana Roo, y

representa un contexto muy importante para entender el cambio climático que se ha

presentado en la península. La laguna se compone de 3 cuencas; en 1993 el equipo de

Hodell y colegas (2007), tomaron un núcleo de 6.3 metros de la cuenca central, y en 2000

se extrajo otro de 2.2 metros de la cuenca este; en conjunto estas columnas equivalen a

un lapso de 3,500 años aproximadamente, pero con tasas de sedimentación diferentes.

Se hicieron análisis de sedimentación, de isótopos estables de oxígeno y carbono

además de mediciones de concentración de carbonatos de calcio y colorimetría. Con esta

información generaron un modelo de variación litológica e isotópica que explica que

durante temporada de humedad los niveles del manto freático se mantienen altos por la

alta captación de precipitación, escorrentía y aguas subterráneas, ocasionando que los

niveles de δO18 y δC13 sean relativamente bajos. Contrario a lo que ocurre cuando el

ambiente atraviesa por épocas de sequía (Hodell et al. 2007).

Con esta propuesta pudieron identificar eventos de cambio climático los cuales

corresponden a cada uno de los períodos culturales del área maya, es decir al final del

Preclásico (150 d.C.), en el llamado Hiato maya, (500-600 d.C.), y en el colapso del

Clásico Terminal (700-900 d.C.). Pese a que en esta investigación no se realizaron

99
análisis polínicos para poder comparar la vegetación, los fechamientos radiocarbónicos y

tasas de sedimentación resultaron muy similares a las obtenidas en el ts’ats Xkakhuil. Uno

de los núcleos de Punta Laguna indicó fechas del 1376 d.C. a los 51 cm de profundidad y

del 1201 d.C. a los 89 cm; con esto establecieron una tasa de sedimentación que permitió

proyectar las fechas para confirmar que esos eventos de cambio recaen en los períodos

culturales ya mencionados.

4.3.3 LAGO CHICHANCANAB

En el centro norte de la península, dentro del territorio de Quintana Roo, se encuentra el

lago de Chichancanab, que ha sido un sitio bastante estudiado por la información que

revela sobre la variedad climática de la región (Hodell et al. 2005). En 1993 se extrajo un

núcleo de 4.9 metros, equivalente a un registro de 9,000 años y una tasa de

sedimentación de 0.5 mm por año. Esta muestra evidenció una prolongada sequía

durante el período Clásico Terminal (800-1000 d.C.) el cual es marcado por una capa de

yeso de 6 cm de espesor (coloración clara) y se encuentra a 65 cm por debajo de la

superficie, además de un aumento en los valores de δO18 que confirman este evento. Un

fechamiento radiocarbónico en este segmento dio como resultado 780-990 d.C.

Un segundo núcleo fue tomado en el año 2000, la longitud fue de 1.9 metros

equivalente a 2,600 años y 0.8 mm de sedimento por año. Igual que la columna anterior

se observaron varios intervalos de deposición de yeso, algunos de estos segmentos se

fecharon y dieron como resultado 750-875 d.C. (81 cm) y 1000-1075 d.C. (87cm). Las

aparentes diferencias en las tasas de sedimentación fueron causadas al momento de

tomar el núcleo, debido a que por la presión que se ejerce, las capas de yeso son

100
empujadas hacia abajo entre las capas de materia orgánica, por ello en 2004 se tomaron

más núcleos que permitieron correlacionar todas las columnas y sus fechamientos.

Los intervalos fechados corresponden al llamado colapso maya o transición del

Clásico Tardío al Clásico Terminal el cual es un período de 300 años (750-1050 d.C.) que

comenzó en las tierras bajas del sur y culminó con la caída de Chichén Itzá en el norte.

Sin embargo este período de sequía no es un suceso continuo, pues se observan

momentos de relativa humedad, los cuales serían del 770 al 870 d.C. y del 920-1100 d.C.

Cada fase de sequía es representada por múltiples bandas de yeso con intercalaciones

de sedimentos ricos en materia orgánica que indican condiciones de humedad alterna.

4.3.4 LAGO COBA

El registro palinológico y geoquímico del lago Cobá fue obtenido de un núcleo de 8.8

metros de longitud equivalente a poco más de 8,000 años. Este cuerpo de agua se ubica

en las inmediaciones del sitio arqueológico del mismo nombre en el estado de Quintana

Roo. El equipo de investigadores encabezados por Leyden y colegas (1998) realizaron un

estudio sobre la historia ecológica del sitio la cual concuerda con la historia cultural local,

así como con eventos regionales de mayor importancia.

El análisis de polen permitió la identificación de 5 zonas de acuerdo a la

vegetación predominante, pero siempre teniendo como marcador la aparición del maíz y

modificación del ambiente por este cultivo. La Zona 4 (Clásico Tardío) refleja una

disminución de elementos de perturbación y un aumento en arbustos y vegetación

secundaria como Celtis, Trema y Bursera. Esto no significó una baja en el cultivo de maíz,

sino que la expansión del centro político ocasionó que las milpas fueran removidas a sitios

más lejanos. En tiempos del Clásico Terminal Zea maiz es ausente y Cheno-ams

101
descienden notoriamente, mientras que especies como Trema, Brosimum, Celtis y

Bursera aumentan. Así una regeneración de la selva se evidencia en la zona 5

(Posclásico) aunque la persistencia de maíz indica que la intrusión humana nunca cesó

por completo dentro de la cuenca.

Dataciones radiocarbónicas se hicieron sobre el sedimento así como directamente

de ostrácodos y madera. El resultado más superficial fue a los 75 cm dando como

resultado 1440 d.C. y el más profundo a 870 cm fue de 6420 a.C. Análisis químicos y de

diatomeas en el sedimento se realizaron, apoyando los resultados de polen y

radiocarbono.

102
CAPÍTULO V

5.1 DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

Los resultados palinológicos y de sedimentación que se obtuvieron del núcleo del ts’ats

Xkakhuil, vinculados con los fechamientos radiocarbónicos, permiten el acercamiento a

diversas interpretaciones, pero especialmente al entendimiento sobre lo que sucedió con

el cultivo prehispánico de cacao en Yucatán. Asimismo, la conjunción de esos datos

facilita la posibilidad de discutir el contexto cronológico y cultural que propició esta

práctica.

Primeramente, hay que destacar la aparición de este taxón en el registro. Si bien

es cierto, no es abundante, su preservación es buena, por lo que no se debe descartar su

estudio en futuras investigaciones. Como se explicó en los capítulos pasados, el árbol de

cacao es una planta de tipo zoófila; es decir, polinizada por animales. Lo anterior ocasiona

que la dispersión del polen no sea muy alta, pudiendo no aparecer o estar sub-

representada en el registro. Una situación así no significa que haya un mal manejo del

ambiente, deforestación o nula actividad agrícola (Ford 2008); incluso en análisis de

suelos de plantaciones actuales de cacao en Belice no se encontraron pólenes, esto

debido a que la evidencia del cultivo intensivo se oculta por plantas anemófilas que

producen cantidades mayores de polen y se dispersan masivamente (Wiseman 1985), por

ello es significativo cuando aparecen taxones de plantas cultivadas.

En general, los depósitos de sedimento acumulados en cuerpos de agua

presentan ventajas en su análisis, pues al ser medios anaeróbicos son ideales para

conservar el material orgánico y no presentan problemas de interpretación en cuanto a

procesos deposicionales, es decir que son muy estables (Leyden 2002). En este sentido,

103
el contexto presente en Xkakhuil resultó apropiado para estudios palinológicos, pues

como se ha mencionado, tanto la preservación como la cantidad de taxones fueron muy

altas.

Por otra parte, cuando se habló sobre las fechas radiocarbónicas se aclaró que la

segunda muestra resultó contaminada, por lo que no fue posible tomarla en cuenta. Sin

embargo, las dos restantes concordaron entre sí y dieron un marco temporal aproximado

del 1344 al 1705 d.C. equivalente a los períodos Posclásico y Colonial. Por lo tanto, como

se había propuesto al inicio de esta investigación, el cultivo de cacao fue una práctica

prehispánica que continuó realizándose hasta la actualidad, como se evidenció en la

información etnográfica recabada. A continuación, se hace un análisis del contexto

cultural y ecológico presente para el período que abarca la extensión del núcleo, siempre

en consonancia con el cultivo y uso del cacao.

5.2 EL CACAO EN EL PAISAJE DE YUCATÁN DURANTE LOS SIGLOS XIV-XVIII

El siglo XI y XII son considerados como un intervalo de transición entre los tipos

cerámicos Cehpech, Sotuta y Hocaba del Clásico Terminal con la cerámica Tases y el

estilo arquitectónico de Mayapán y Costa Oriental, característicos del Posclásico

(Andrews et al. 2000). Aunado a esto, los registros paleoclimáticos demuestran

fluctuaciones en el ambiente, como la gran sequía del Clásico Terminal que, de acuerdo a

Gill (2008), provocó la caída de Chichén Itzá en el siglo X. Posterior a este evento, se

presentó un período de humedad en la península; esta información fue corroborada en los

sedimentos de Punta Laguna y Lago Chichancanab, observándose al inicio del Posclásico

condiciones más favorables. Hodell y colegas reportan este cambio para el 1050 d.C. en

Punta Laguna y en Chichancanab para el 1100 d.C. (Hodell et al. 2005 y 2007).

104
Asimismo, en Cobá se registra una fase de mayor reforestación durante el siglo

XIII; es decir, durante el Posclásico, indicando también la reducción de actividades

humanas en el sitio (Leyden et al. 1998).

En Xkakhuil, los datos polínicos de la Zona I, que corresponde aproximadamente

del 1344 al 1374 d.C., indican abundancia de vegetación selvática pero con elementos de

disturbio que muestran la presencia de acción antrópica. En cuanto al polen de

Theobroma cacao, los resultados arrojaron sólo un grano en lo más profundo (74 cm)

equivalente al 1344 d.C., después no se vuelve a presentar hasta el 1374 d.C. (70 cm), y

de ahí en forma continua por el resto del núcleo. Por el método de revisión exhaustivo que

se utilizó, se cree que estas variaciones podrían estar relacionadas con la cantidad de

árboles presentes; es decir, la intensidad del cultivo.

Sin embargo, no hay estudios que propongan un análisis de esta magnitud, puesto

que es difícil determinar el total de la cosecha a través del polen. Empero, las

fluctuaciones observadas a lo largo del núcleo y el contexto específico de esta antigua

huerta podrían apoyar la idea de una variación en la producción de cacao. Ante esta

situación, se propone que la cantidad de polen es proporcional a la producción de ese

momento, aclarando que esto no se puede generalizar para todos los taxones o paisajes

estudiados.

Por otro lado, problemas de recolección del material no previstos, ocasionados por

la morfología del sitio, resultaron en un sesgo de información sobre el origen de esta

actividad agrícola. No hay en la zona evidencia que demuestre si se trató de un derrumbe,

una modificación humana o procesos naturales que produjeron que la muestra del núcleo

se limitara a 80 cm de profundidad, y como consecuencia la historia ambiental de este

espacio se vea coartada.

105
El hecho de haberse encontrado un grano de polen de cacao en lo más profundo

del núcleo y viendo las tendencias a lo largo de toda la secuencia, se propone que el

cultivo de cacao es más antiguo. A pesar de que no se pueda asegurar que esta actividad

esté relacionada con la presencia y dominio de los Itzaes en la región, esto se puede

inferir a partir de otros microambientes localizados en la península. Un ejemplo es la

rejollada Mamey que se encuentra dentro de Chichén Itzá y hace 10 años se reportó con

presencia de cacaotales; la excavación de un pozo de sondeo en el lugar dio como

resultado fragmentos de huesos de animal trabajados, una pesa de red, dos punzones

para desgranar maíz, fragmentos de caracol, sílex y obsidiana en pequeñas cantidades

(González de la Mata 2006:313). Aunado a esto, la cerámica demostró una ocupación

desde el Clásico Tardío hasta el Posclásico como se observa en la Tabla 7, comprobando

que las hondonadas fueron utilizadas tanto para funciones agrícolas como rituales, desde

la fundación de la ciudad y hasta después de su desalojo.

PERÍODO COMPLEJO CERÁMICO PORCENTAJE


CULTURAL
Clásico Tardío Yabnal-Motul (600-800/830 d.C.) 66.21%
Cehpech (800/830-920-950 d.C.) 0.55%
Clásico Terminal
Sotuta 920/950-1150/1200 d.C.) 23.17%
Posclásico Hocaba (1150/1200-1350 d.C.) 10.07%

Tabla 7. Cerámica recuperada de la Rejollada Mamey en Chichén Itzá


(Tomado de González de la Mata 2006:314)

Otra muestra del uso de estos espacios se identificó en la rejollada del sitio arqueológico

de Emal, el cual se encuentra en las inmediaciones de la Reserva de la Biosfera de Ría

Lagartos. Se realizaron pozos de sondeo, así como análisis del sedimento de los perfiles,

dando como resultado 6 granos de polen de Theobroma cacao a 88 cm de profundidad

(Kepecs y Boucher 1996). A pesar de que no hay una fecha absoluta para este hallazgo,

la cerámica recolectada en la rejollada indica una ocupación del período Clásico Terminal

al Posclásico. Además las autoras afirman que los habitantes de Emal pertenecían al

106
grupo de los Itzaes, por lo tanto se confirma el uso de estos lugares para el cultivo de

cacao así como de eventos rituales relacionados a él.

Por lo anterior, se propone que el contexto de Xkakhuil, con su cronología a partir

del siglo XIV, representa la expansión del dominio del cultivo de cacao por parte de la

élite, actividad que había comenzado centurias atrás en la región.

Fue durante este período, siglo XIV, que incrementó su poderío la última gran

ciudad de las Tierras Bajas Mayas, a saber Mayapán. Las fuentes coloniales escritas a

partir de informantes indígenas, cuentan la historia de la fundación de esta ciudad. Por

ejemplo, en la Relación de las cosas de Yucatán de Fray Diego de Landa puede leerse

una oportuna explicación sobre el tema:

Que es opinión entre los indios que con los Yzaes que poblaron Chichenizá,
reinó un gran señor llamado Cuculcán, y que muestra ser esto verdad el
edificio principal que se llama Cuculcán; y que dicen que entró por la parte
de poniente y que difieren en si entró antes o después de los Yzaes o con
ellos, [...] Que este Cuculcán tornó a poblar otra ciudad tratando con los
señores naturales de la tierra que él y ellos viniesen y que allí viniesen todas
las cosas y negocios; [...] y que allí cercaron de una muy ancha pared de
piedra seca como medio cuarto de legua dejando sólo dos puertas angostas
y la pared no muy alta, y en el medio de esta cerca hicieron sus templos; y
que el mayor, que es como el de Chichenizá, llamaron Cuculcán; y que
hicieron otro redondo y con cuatro puertas, [...] y que dentro de este cercado
hicieron casas para los señores, entre los cuales solamente repartieron la
tierra dando pueblos a cada uno conforme a la antigüedad de su linaje y ser
de su persona. Y que Cuculcán puso nombre a la ciudad, no el suyo, como
hicieron los Ahizaes en Chichenizá, que quiere decir pozo de los aizaes,
más llamóla Mayapán que quiere decir el pendón de la Maya, porque a la
lengua de la tierra llaman maya; y los indios llaman Ychpa (a la ciudad), que
quiere decir dentro de las cercas. Que este Cuculcán vivió con los señores
algunos años en aquella ciudad y que dejándolos en mucha paz y amistad
se tornó por el mismo camino a México, [...] (Landa 1938:14).

Lo anterior indica que los descendientes de Chichén Itzá fundaron Mayapán y,

arqueológicamente, la caída de Chichén Itzá coincide con las primeras construcciones de

mampostería y ofrendas encontradas en Mayapán, las cuales pueden situarse entre el

1020 y 1170 d.C. No obstante, los materiales arqueológicos y fechamientos asociados

107
sitúan su apogeo entre el 1200 y el 1400 d.C. (Peraza et al. 2006). En la Figura 43 se

observa la localización de algunos contextos fechados por radiocarbono: fuera del centro

monumental, el Entierro 03-04 corresponde al Clásico Tardío/Terminal (600-780 d.C.) y el

Entierro 03-06 al período Posclásico (1290-1440 d.C.); dentro del terreno delimitado por la

muralla está el Entierro 03-08, el cual abarca varios individuos y un contexto de ofrendas

hechas para el abandono de la Estructura Y-45, los cuales tienen fechas del 1250-1400

d.C. y 1270-1400 d.C. respectivamente.

Figura 43. Contextos fechados en Mayapán


(Tomado de Peraza et al. 2006:160)

Diversos autores (en Milbrath y Peraza 2003) proponen que Mayapán fue fundada

alrededor del 1100 d.C. o incluso en fechas anteriores, basados en la presencia de

cerámica Hocaba, y una modesta cantidad de piezas Cehpech y Sotuta proveniente de

depósitos sellados, indicando así contacto directo con Chichén Itzá durante el tiempo que

Mayapán fue fundada.

El trabajo de mapeo y excavaciones arqueológicas en la urbe maya han revelado

que tuvo una extensión de casi 4 km 2, con más de 3,500 estructuras que albergaron una

108
población entre 12,000 y 15,000 habitantes durante su apogeo (Cobos 2002). El sistema

económico de Mayapán demuestra atributos uniformes que ponen en evidencia un

comercio disperso a lo largo de toda la costa de la península, extendiéndose hasta

Honduras (Masson 2002). La ciudad contaba con una red comercial que incluía rutas

terrestres y marítimas por el Mar Caribe, obteniendo una gran variedad de productos

como cerámica proveniente del área del Golfo y conchas del Pacifico, además de

obsidiana de Guatemala y pedernal de Belice (Tejeda 2012). Asimismo, su decoración

arquitectónica y estilística demuestra una conexión de larga distancia con Oaxaca y el

centro de México, lo que se conoce como la tradición Mixteca-Puebla (Milbrath y Peraza

2003).

El mapa de la Figura 44 muestra los principales productos de intercambio y las

rutas de comercio que existieron a finales de la era prehispánica. Como se observa, el

cacao se encuentra mayormente en las áreas de Honduras, Belice, Guatemala, Tabasco

y en menor medida en el norte de la península yucateca.

109
Figura 44. Mapa con sitios arqueológicos y posibles rutas comerciales durante el Posclásico
(Tomado de González de la Mata y Andrews 1999)

En las Tierras Bajas Mayas del Norte la triada de mercaderes, sacerdotes y señores

formaron una institución que transformó el poder centralizado del Clásico Terminal en el

muultepal o gobierno compartido, el cual estaba bajo el mando de los linajes más

poderosos de la península como los Cocom, Chel, Xiú, Dzeh, Canul, Cochuah, Luit, Cupul

y Pech (Tejeda 2012). Este cambio se hizo evidente en Mayapán a través del arte y la

arquitectura, los cuales no reflejan identidades individuales o gobernantes dominantes

(Masson et al. 2006). Además, después del 1300 d.C. esta urbe se convirtió en el centro

de la religión posclásica extendiendo su culto de incensarios efigie a Quintana Roo, Belice

y el Petén (Milbrath y Peraza 2003) (Figura 45).

110
Figura 45. Incensario efigie tipo Chen Mul modelado representando al Dios Maíz
(Tomado de Milbrath y Peraza 2003:8)

Cabe agregar que en este período, los linajes, o casas, como sugiere Gillespie (2000),

todavía permanecían como grupos de poder, además de que controlaban el acceso a la

deshabitada ciudad de Chichén Itzá y al mismo Cenote Sagrado para realizar eventos

rituales (Milbrath y Peraza 2003). Por lo tanto, estos personajes podrían haber poseído el

dominio de ts’ats y rejolladas para producir su propio cacao, puesto que seguía siendo un

símbolo sagrado que denotaba autoridad y riqueza.

De acuerdo al Franciscano Diego López de Cogolludo, Mayapán recibía cacao,

mantas de algodón, resinas y sal como tributo, los cuales llegaban por medio de las rutas

marinas (López de Cogolludo 1957). Sin embargo, no se descarta una producción local de

cacao pero en menor cantidad, pues como lo plasmó Antonio de Ciudad Real en la

segunda mitad del S.XVI:

“Es el árbol de cacao muy delicado, de suerte no le ha de dar el sol a lo menos de


lleno, ni le ha de faltar agua para que dure mucho y lleve muchos frutos, aunque
en Yucatán se da sin agua, en hoyas y lugares húmedos y umbríos, pero esto es
poco y de poco fruto” (Ciudad Real 1976:182).

111
La importancia del cacao en la sociedad del Posclásico quedó plasmada en los

códices que fueron elaborados durante este período y que, como se expuso en el

Capítulo 2, evidencian la dimensión ideológica y relacional de este fruto en el paisaje, ya

que muestran diversos dioses intercambiando mazorcas y tomando bebidas elaboradas a

base de las semillas de cacao. Masson y colegas (2006) aportan información de esto a

través de los incensarios encontrados en Mayapán, ya que algunos de éstos tienen

atributos de mazorcas de cacao (Figura 46). Además, en uno de los cuartos de

almacenamiento de una casa se encontraron varias vasijas exóticas con efigies de cacao,

lo cual también es interpretado como una relación de sus ocupantes con actividades

mercantiles (Masson et al. 2006:198).

Figura 46. Motivos de cacao de incensarios efigie de Mayapán


(Tomado de Milbrath 2007).

Los datos de la Zona II del ts’ats Xkakhuil muestran varios puntos altos del taxón tipo T.

cacao, los cuales se complementan con una elevada cantidad de vegetación de disturbio.

Además, tanto el aumento de cacao como de hierbas son anteriores a la sequía

registrada para el año 1454 (Gill 2008), la cual está relacionada con la caída de Mayapán.

Es decir, el aumento de cacao está ligado a momentos de humedad estable y al poderío

de esta urbe. En la segunda mitad del siglo XV se vivió un episodio de calamidad

ecológica y conflictos militares entre los diversos grupos de poder. Posteriormente, se

tuvo un lapso de estabilidad ambiental y de reorganización política, de tal manera que

después de la caída de Mayapán los grupos se distribuyeron por la península formando

112
18 provincias, las cuales eran: Calkiní, Ekbalam, Calotmul, Hocabá, Can Pech, Maní,

Chancenote, Motul, Chauac-há, Popolá, Chetumal, Sací, Chichén Itzá, Sotuta, Cozumel,

Tihosuco, Dzidzantún y Belma (Quezada 2001).

A finales del período Posclásico se presentó la ocupación más extensa de la costa

este de la península yucateca. Muchos de los rasgos característicos de Mayapán, sobre

todo la cerámica, el estilo arquitectónico y las técnicas artísticas se encontraban

presentes en sitios como Tulum, Ichpaatun, El Rey y El Meco. Entre 1350 y 1550 d.C. fue

la época de apogeo de Cozumel, así la isla jugó un liderazgo como entidad comercial y

San Gervasio fue el centro de gobierno y lugar de peregrinación para el culto a Ix Chel

(Milbrath y Peraza 2003). Los sitios costeros jugaron un rol central en la exportación e

importación de bienes comunes y suntuarios, como se ha explicado líneas arriba.

Además, por las extensas relaciones comerciales el uso de la moneda-cacao estaba en

pleno auge en Mesoamérica, y zonas mayas como el Soconusco se vieron forzadas a

entregar como tributo grandes cantidades de cacao al imperio Azteca (Vela 2012).

Cuando los españoles llegaron a Mesoamérica se hallaron con cosas nuevas. Una

que llamó mucho la atención fue el cacao. En 1502 Cristóbal Colón se encontró con una

embarcación en el golfo de Honduras, la cual llevaba granos de cacao. La crónica que

demuestra el valor que aún tenía este producto narra lo siguiente: “Todo indica que

sentían gran aprecio por esos granos, pues cuando se les transbordó a nuestro barco

junto con sus mercaderías noté que al caer algunos todos se inclinaban a recogerlos,

como si se tratara de un ojo que hubieran perdido” (en Vela 2012:56).

Es importante ubicar la conquista del territorio yucateco, la cual tardó más de 175

años, dividiéndose en dos etapas. La primera fue entre 1527 y 1547, tiempo que tardaron

los españoles para establecerse en el noroeste de la península (equivalente a los 50 cm

de profundidad de la muestra de Xkakhuil). Después llegó la segunda etapa, a finales del

113
siglo XVI, cuando empezaron a conquistar el territorio del área Puuc y el Petén

guatemalteco, pero fue hasta finales del siglo XVII y principios del XVIII que terminaron

con la encomienda conquistando (Quezada 2001).

Entre 1535 y 1541 se tiene registrada una sequía que no llegó sola; fue

acompañada por diversas fatalidades ocasionadas por los españoles (Gill 2008). En

Xkakhuil, concuerda con proporciones un poco menores pero estables de T. cacao,

combinado en su mayoría con vegetación selvática y presencia de elementos de disturbio.

De acuerdo a Aragón-Moreno (2012), la disminución de plantas disturbio está relacionada

con una baja actividad humana y en consecuencia una elevación en la vegetación tipo

selva. Por lo tanto, en el contexto de estudio este patrón podría deberse a un desinterés

momentáneo del cultivo o desuso del espacio debido al reacomodo y la llegada reciente

de los europeos en la región.

Las siguientes sequías que fueron registradas en los documentos españoles

fueron en el año de 1564 d.C. y 1575 d.C. (Gill 2008). Los datos de Xkakhuil muestran

que la cantidad y variedad de taxones desciende; sin embargo, los porcentajes de T.

cacao son elevados, aun cuando no coinciden con el alto porcentaje de las hierbas, lo

cual puede deberse al mismo cambio ambiental descrito.

Es conveniente señalar que de acuerdo con la tasa de sedimentación propuesta, el

punto más alto de cacao en todo el núcleo se estaría fechando para el 1594 d.C.; es decir,

después de las sequías registradas y cuando la colonia española estaba bien establecida.

Los datos anteriores permiten cuestionar quién estuvo a cargo del cultivo local de cacao y

cuáles fueron los motivos. ¿Era interés de los españoles conseguir este producto?

¿Continuó la antigua nobleza maya manipulando la siembra de este árbol?

114
En primer lugar, se puede descartar un crecimiento del árbol por sí sólo. Como se

explicó en el Capítulo 1, éste requiere de muchos cuidados. Reforzando esto, en las

entrevistas que se realizaron a la gente del poblado de Popolá, los ex-dueños de Xkakhuil

explicaron que por no cuidar los cacaotales, murieron poco a poco. En conclusión, alguien

siguió cultivando cacao en el período posterior a la sequía y durante la Colonia.

Por su parte, las fuentes etnohistóricas del siglo XVI y XVII señalan que las

rejolladas que tenían cacao eran de los Cupules (Sánchez de Aguilar 1937). Los Cupules

eran uno de los linajes que estaban dentro del muultepal de Mayapán durante el

Posclásico; por lo tanto, mantener el cultivo de esta planta era una forma de seguir

legitimando la autoridad o casta prominente que alguna vez tuvieron.

A la llegada de los españoles el cacao se convirtió en uno de los artículos más

importantes de su lista de consumo; es por esto que en 1580 hubo una transformación en

la producción, pues era necesario un aumento en la cantidad de semillas, ya que una

parte era para exportar al Viejo Mundo y otra para tributar al Virreinato. Para esta época

se registra la salida de un billón de granos del puerto Acajautla e Izacalco en El Salvador,

las cuales eran las zonas de mayor producción de ese tiempo, junto con Tabasco,

Soconusco y Guatemala (Quiroz 2014; Sampeck 2014). Pero fue durante el siglo XVII que

hubo una caída en la producción de cacao. La baja demografía ocasionada por las

epidemias y abusos por parte de los españoles, la distribución de mano de obra indígena

en otras actividades primarias, como la minería, ocasionaron que nuevos centros

cacaoteros se erigieran, como Ecuador y Venezuela, provocando una expansión del

mercado que concluyó con la importación de las semillas desde estos lugares (Sampeck

2014).

Sin embargo, el cambio más significativo que sufrió el cacao fue en relación a su

uso y formas de preparación. Las restricciones que había durante la época prehispánica

115
fueron perdiendo importancia. Ahora indígenas, mestizos y españoles podían beber cacao

en forma desmedida y libre, al mismo tiempo que en Europa la semilla comenzaba a tener

valor y ser usada en eventos de la élite (Vela 2012) (Figura 47). Todo esto significó una

mayor demanda. Por lo tanto, se asume que un cultivo local en rejolladas y ts’ats, como

se observa durante la Zona III de Xkakhuil, pudo ayudar al abastecimiento de la región.

Figura 47. Óleo novohispano del siglo XVII que muestra una familia bebiendo chocolate.
(Tomado de Vela 2012:78).

Durante el siglo XVII hay una sequía registrada que va desde el 1648 al 1654 d.C. y otra

en el 1669 d.C. (Gill 2008). Por su parte, Aragón-Moreno apunta que en Ría Lagartos

alrededor del 270 y 70 a.P. el tipo de vegetación presente sugiere un clima más seco. Sin

embargo, es complicado dar una interpretación paleoecológica de este período, pues ha

sido poco estudiado (Aragón-Moreno 2012). En los resultados obtenidos en la Zona IV de

Xkakhuil, que corresponde al período mencionado, destacan cantidades estables de

polen. Continúa sobresaliendo la vegetación selvática, casi desapareciendo las plantas de

disturbio. Esto podría indicar un descanso o baja actividad en el ts’ats, permitiendo que la

116
flora silvestre se recuperara. Una situación así se presentó en el petén campechano; los

registros polínicos revelan que en el área existieron variaciones en la vegetación durante

los últimos 300 años, de sequía y explotación del medio (por la excesiva extracción de

madera y modificaciones del curso del agua) a condiciones de humedad y reforestación

del mangle y selva a finales del siglo XVIII (Gutiérrez-Ayala et al. 2012).

En cuanto a los especímenes de T. cacao, los porcentajes son menores, lo cual

apoyaría la idea de un descenso en la intensidad del cultivo. Debido a esto puede

especularse que el bajo porcentaje de cacao quizás sea consecuencia de un desinterés

por su cultivo o bien porque se importaba totalmente de otras regiones. A partir del año

1639, toda persona que ingresaba a la capital de la Nueva España debía declarar la

cantidad y procedencia del cacao con el que contaba, y en caso de no hacerlo se hacía

acreedor a una multa (Quiroz 2014). La Figura 48 muestra el registro de la cantidad de

cacao que entró a la Ciudad de México durante el siglo XVIII.

Imagen 48. Total de tercios anuales ingresados a la ciudad de México en relación a los entrados al
Virreinato
(Tomado de Quiroz 2014:43)

Ya para el siglo XVIII el cacao era reconocido en todo el mundo con la palabra

chocolate, proveniente del vocablo náhuatl chocolatl, que significa agua agría. En la

117
Nueva España las jícaras, cuencos y vasos policromos usados en tiempos prehispánicos

fueron sustituidos por jarros conocidos como mancerinas y cocos chocolateros (Vela

2012) (Figura 49). La costumbre sagrada de beber cacao había perdido relevancia,

pudiendo consumirlo cualquier clase social en cualquier momento del día, es decir no

debían esperar a que hubiera una actividad ritual. En cambio, en Europa fue de consumo

social entre religiosos y la aristocracia (Quiroz 2014). De esta manera, el chocolate se

convirtió en una necesidad de la burguesía española y en el Nuevo Mundo en un bien

común (Sampeck 2014).

Figura 49. Coco chocolatero del siglo XVIII


(Tomado de Vela 2012:80)

En síntesis, las dimensiones del paisaje en el cual se encontraba inmerso el cacao

sufrieron severos cambios. Por ejemplo, la dimensión ideológica que reflejaba el valor

suntuario de este bien y tenía como propósito fortalecer estándares sociales en tiempos

precolombinos, perdió sus restricciones durante la Colonia. Las representaciones

formales con motivos de cacao en los incensarios efigies, figuras, vajillas y códices que

muestran la relación de los diversos dioses con este fruto y sus rituales cambiaron por

otro tipo de utensilios y costumbres de uso. Y por último, la dimensión histórica que

expresa las transformaciones que hubo a lo largo de este período en su cultivo e incluso

en su nombre.

118
Finalmente, de acuerdo a los resultados presentados se tiene la certeza de que el

cultivo de cacao estuvo presente en Xkakhuil desde 1374 d.C., época que coincide con el

apogeo de Mayapán, y que sumado a investigaciones anteriores, se puede decir que el

cultivo empezó durante el período Clásico y prosiguió hasta finales del siglo XX; esto a

reserva de futuros proyectos que involucren el muestreo de más rejolladas y núcleos de

mayor profundidad.

En otras palabras, los descendientes de aquellos señores que se encargaron de

plasmar el contexto climático ideal del cacao en el grupo de la Serie Inicial de Chichén

Itzá - comerciantes poderosos y dueños de las rejolladas y ts’ats - fueron los fundadores

de Mayapán que continuaron con la tradición del cultivo de cacao. Sin embargo, con la

llegada de los españoles el paisaje cambió y la ideología respecto a este producto

también, llegando a perder poco a poco su restricción hasta llegar al día de hoy en donde

es un alimento de uso diario.

119
COMENTARIOS FINALES

Con un registro de casi 4 mil años de uso, consumo y preparación, no hay duda

que el cacao es un producto de gran importancia, el cual se ha transformado de acuerdo a

los cambios en el paisaje simbólico y ambiental, tanto de la zona que hemos explorado

como a nivel mundial. Basándose en la información aquí presentada, tenemos claras

evidencias de que las semillas de cacao jugaron un papel transcendental en la vida de los

antiguos pobladores mesoamericanos en sus actividades rituales, comerciales y políticas.

El cacao entonces tiene una historia destacada que lo posiciona primeramente

como un recurso que formaba parte de un sector social privilegiado y que lo buscó para

su consumo. En las Tierras Bajas Mayas del Norte, encontramos evidencia de su valor

gracias al hecho de que este fruto se cultivó en condiciones especiales, como las

rejolladas y ts’ats de Yucatán, confirmando que estos espacios son los lugares idóneos

para esta actividad desde tiempos prehispánicos y que pese a su dificultad de producción,

su uso era tal que se debía realizar dicha labranza para satisfacer la demanda de tan

preciado fruto.

Chichén Itzá plasmó una vasta iconografía reflejando el ambiente ideal del cultivo

del cacao y, la ocupación de rejolladas y ts’ats durante el apogeo de esta urbe confirman

que fueron utilizadas para esta actividad enfatizando así su poderío en la región.

Posteriormente, Mayapán controló las rutas comerciales de la península, así como el

cultivo local de cacao; los grupos de élite de esta ciudad continuaron con el uso de estas

huertas tal como se observó en Xkakhuil, el sitio de estudio de esta investigación.

La planta del cacao además trascendió el choque cultural que se dio a la llegada

de los españoles a México, de tal forma que se continuó utilizando como producto de

120
consumo y de tributo durante la Colonia, además de su uso como moneda de cambio en

los mercados hasta principios del siglo XX. Pero como sabemos, después el cacao pasó a

ser un bien expuesto al mundo entero como un producto de uso común. Los sistemas de

cultivo también se fueron transformando con el tiempo para poder cubrir la demanda que

se requería por el uso de cacao.

Finalmente, hay que mencionar que esta investigación representó un trabajo

multidisciplinario muy necesario, difícil en ocasiones, pero que pretendía por la variedad

de medios de estudio el aportar mucha más información sobre el cacao, su preparación y

consumo, pero en mayor medida aportar un acercamiento diverso por medio de un trabajo

que incluyó análisis de información arqueológica, etnohistórica y paleobotánica acerca del

cultivo de cacao en Yucatán. Según los resultados obtenidos, indican que se trata de una

actividad que comenzó en el período Posclásico, pero como se propuso al inicio de este

estudio, esta labor pudo haber empezado siglos antes. Este tipo de acercamiento

multidisciplinario entonces es distinguido porque es uno que poco se había llevado a cabo

anteriormente en la región. Sin embargo, futuras investigaciones que abarquen esta visión

incluyente permitirán entender aún más el tema.

121
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135
APÉNDICE 1

MORFOLOGÍA POLÍNICA DE THEOBROMA CACAO

Abertura: Tricolporado; Angulaperturado.


Exina: Subtectada; microreticulada.
ASP: Mónada; isopolar.
Forma: De esferoidal a subprolato.
Tamaño: 16.95µ (12-20µ)
Ejemplar: a) Ts’ats Coopion; b) Plantación Tikul.

(a)

(b)

136
APÉNDICE 2

LISTA DE TAXONES IDENTIFICADOS EN EL TS’ATS XKAKHUIL

NOMBRE NOMBRE TIPO DE


FAMILIA
CIENTÍFICO COMÚN VEGETACIÓN
Agavaceae Agave Babki Selva baja caducifolia
Asteraceae Vegetación de disturbio
Bombacaceae Ceiba aesculfolia Pochote Selva baja caducifolia
Selva Mediana
Brassicaceae Lepidium virginicum Kabal puut
Subperennifolia
Burseraceae Bursera simaruba Chakah Selva baja caducifolia
Planta arbórea
Caricaceae Carica Papaya
cultivada
Cheno-ams Vegetación de disturbio
Combretaceae Conocarpus erecta Mangle prieto Manglar
Jacquemontia nodiflora Tabentum Vegetación de disturbio
Convolvulaceae
Merremia Vegetación de disturbio
Planta herbácea
Cucurbitaceae Cucurbita Calabaza
cultivada
Selva Mediana
Euphorbiaceae Cnidoscolus Chaya
Subperennifolia
Acacia Vegetación de disturbio
Selva Baja
Caesalpinia
Subcaducifolia
Selva Baja
Erythrina Chacmolche
Subcaducifolia
Fabaceae Selva Mediana
Lonchocarpus
Subcaducifolia,
Selva Mediana
Piscidia piscipula Jabín
Subperennifolia
Otros (Tipo 2)

Labiatae Hyptis pectinata Báculo de la vieja Vegetación de disturbio

Lentibulariaceae Utricularia Carnívora


Selva Mediana
Loranthaceae Psittacanthus
Subcaducifolia
Malpighiaceae Vegetación de disturbio
Abutilon permolle Sak miisbil Vegetación de disturbio
Malvaceae Selva Mediana
Hampea
Subperennifolia
Theobroma cacao Cacao Selva Alta Perennifolia

137
NOMBRE NOMBRE TIPO DE
FAMILIA
CIENTÍFICO COMÚN VEGETACIÓN
Brosimum alicastrum Ramón Selva Alta Perennifolia
Cecropia peltata Guarumbo Vegetación de disturbio
Moraceae
Selva Mediana
Ficus
Subperennifolia
Selva Mediana
Myrtaceae
Subperennifolia
Poaceae Vegetación de disturbio
Selva Mediana
Rhamnaceae Colubrina
subcaducifolia
Selva Mediana
Antirhea
Rubiaceae Subperennifolia
Borreria Vegetación de disturbio
Selva Mediana
Tiliaceae Heliocarpus
Subperennifolia
Selva Mediana
Ulmaceae Celtis iguanea Uña de gato
Subperennifolia
Selva Mediana
Verbenaceae Vitex gaumeri Ya’axnik
Subcaducifolia

138
APÉNDICE 3

MICROFOTOGRAFÍAS DE PALINOMORFOS IDENTIFICADOS EN EL


TS’ATS XKAKHUIL

Agavaceae Bombacaceae Burseraceae


Agave Ceiba aesculfolia Bursera simaruba
75µ 60µ 23µ

Combretaceae Convolvulaceae
Conocarpus erecta Merremia
13µ 50µ

Convolvulaceae Euphorbiaceae
Jaquemontia nodiflora Cnidoscolus
55µ 50µ

139
Fabaceae Fabaceae
Acacia Caesalpinia
25µ 40µ

Fabaceae Fabaceae Fabaceae


Erythrina Lonchocarpus Piscidia piscipula
30µ 37x27 µ 22µ

Fabaceae Labiatae Lentibulariaceae


Tipo 2 Hyptis pectinata Utricularia
20µ 25x35µ 50µ

Loranthaceae Malpighiaceae Malvaceae


Psittacanthus 25µ Abutilon
25µ 50µ

140
Malvaceae Moraceae Rubiaceae
Hampea Brosimum alicastrum Borreria
56µ 15µ 23µ

Tiliaceae Ulmaceae
Heliocarpus Celtis iguanea
20x30µ 15µ

Verbenaceae
Tipo 9
Vitex gaumeri
25µ
24µ

Tipo 18
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