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En fecha 30 de abril del 2014, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,

anula el artículo23.18 y todo el capítulo IV (artículos del 95 al 102) de la Ley Orgánica de


la Jurisdicción Contencioso Administrativa, además del artículo 26.18 de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia. Los referidos artículos se refieren al Recurso Especial
de Juricidad, indicando que la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia podrá, a solicitud de parte, revisar las sentencias definitivas dictadas en segunda
instancia que trasgredan el ordenamiento jurídico; además que el recurso de juridicidad
podrá intentarse contra las decisiones judiciales de segunda instancia que se pronuncien
sobre destitución de jueces o juezas. A estos efectos, los artículos 335 y 336 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establecen que la revisión de
sentencias es una competencia exclusiva de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia; por ello según el criterio apoyado por la Sala Constitucional, el tratar de
asimilar el recurso de juridicidad previsto en la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa a una solicitud de revisión, por parte de la Sala Político
Administrativa, violaría las competencias que constitucionalmente le han sido atribuidas a
la Sala Constitucional. Según los Abogados representantes de la Asamblea Nacional, la
intención del legislador no fue instaurar una tercera instancia sino un medio de
impugnación porque el petitorio es precisamente la anulación de una sentencia de
segunda instancia, de esta manera, el Recurso Especial de Juridicidad constituye un
recurso extraordinario y supremo, circunscrito a resolver cuestiones de derecho, sin juzgar
en los términos en que se hizo en la primera o segunda instancia. También señalan que
mediante el Recurso Especial de Juridicidad se conocen cuestiones de derecho, no
cuestiones de hecho, se ataca la sentencia de segunda instancia por razones jurídicas, no
por razones fácticas. Por su parte la representación de la Procuraduría General de la
Republica manifiesta que, al consagrar la Constitución en su artículo 259, que el juez
contencioso administrativo podrá disponer lo necesario para el restablecimiento de las
situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por la actividad administrativa, otorga una serie
de potestades discrecionales que le permiten, dentro de los límites establecidos, realizar
lo conducente para garantizar la realización de la justicia de forma efectiva y material.
Interesante las posiciones de la Asamblea Nacional y la Procuraduría General de la
Republica, bien fundamentadas y soportadas jurídicamente, pero la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia falló en contra de esa posición, fallo que comparto,
porque aplicando el recurso especial de juricidad caeríamos en procesos judiciales
interminables que afectaría en definitiva es a la partes en conflicto; y las sentencias se
harían inejecutables. Además, en la presente decisión se aprecia la separación de
poderes existentes en la Republica; por un lado la Asamblea Nacional y la Procuraduría
General de la Republica, en contra de cuya posición falló la Sala constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, pudiendo observar que cada poder defiende legítimamente
su posición y con argumentos para mí validos.

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