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Palermo Franco
RESUMEN
El presente trabajo realiza un recorrido del principio de especialidad en
materia penal juvenil, bajo un estudio de caso y situado en el ámbito de la
administración de justicia de la provincia de Mendoza. En esta indagación se llevó a
cabo una investigación mixta (documental y de campo), para lo cual se utilizaron
técnicas e instrumentos vinculados a estrategias cualitativas como cuantitativas.
En un trayecto que va de lo general a lo particular se indaga en los distintos
pliegues de la especialidad, con la finalidad de contrastar sus postulados con la
realidad político-institucional. De modo que se persigue observar en qué medida las
transformaciones jurídico-políticas experimentadas bajo el paradigma de protección
integral implicaron cambios sustanciales en la realidad institucional, en las
percepciones y representaciones de los operadores judiciales en contacto a diario con
jóvenes sometidos al proceso penal, es decir, reflejar la vigencia del principio más allá
del discurso jurídico-político institucional. Finalmente se propone la posibilidad de
mesurar una justicia especializada en datos estadísticos, numérica y porcentualmente,
de modo complementario a las recomendaciones realizadas por UNICEF.
ABSTRACT
The present work is a case study which covers the principle of specialization in
juvenile crime located in the administration of justice in the province of Mendoza,
Argentina. A mixed investigation (documentary and field) was carried out using
techniques and instruments linked to both quantitative and qualitative strategies.
Different folds of the specialty are investigated, going from general to specific
aspects, in order to contrast its postulates with the political-institutional reality. The
aim is to observe up to what extent the legal and political changes experienced under
the paradigm of integral protection implied substantial changes in the institutional
reality, the perceptions and representations of judicial operators in daily contact with
teenagers subject to the penal process, that is to say, to reflect the validity of the
principle beyond the institutional speech. Ultimately, the possibility of measuring a
specialized justice in statistical data, in both numerical and percentage terms, is
proposed as a complement to the recommendations made by UNICEF.
5
CDN; Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas
de Beijing); Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas no Privativas de Libertad (Reglas
de Tokio). Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (Directrices
de Riad), Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad (Reglas
de La Habana); Reglas Básicas de Acceso a la Justicia de las Personas Vulnerables (Reglas de Brasilia).
6
Si bien la CDN puede ser considerado el instrumento más trascendente, la especialidad ya había sido
incluida con anterioridad (Beloff 2017, 219).
disposiciones que se dirigen claramente en este sentido y sientan las bases dogmáticas y
políticas que definen sus límites, alcances y proyecciones.
Entiendo que algunas de ellas deben ser puntualizadas: Regla 2.3 establece que
la especialidad debe manifestarse en “leyes, normas y disposiciones”; la Regla 6.1 habla
de “necesidades especiales”, la Regla 6.3 refiere en cuanto a los jueces que serán
“especialmente preparados o capacitados”. Se añade la Regla 12.1 la “Especialización
policial” y la 22.2 indica la necesidad de “personal especializado y capacitado”.
En las Reglas de las Naciones Unidas para la protección de los menores privados
de libertad (Reglas de La Habana, 1990), también se hace referencia de alguna manera a
la especialidad en cuanto a la necesidad de “capacitación al personal” de custodia del
encierro de los jóvenes en la Regla 81.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el informe denominado
“Justicia Juvenil y Derechos Humanos en las Américas” del año 2011, hace referencia
al principio en estudio. Sin añadir nuevos elementos reitera lo afirmado en los
instrumentos internacionales citados en cuanto la existencia de órganos, procedimientos,
magistraturas, policías y tratamiento especializado (Comisión IDH 2011, 24)7.
El Comité de los Derechos del Niño también ha realizado recomendaciones en
este sentido. En la Observación General N° 10, sección V denominada “La organización
de la Justicia de Menores” (página 26), hace referencia al principio de especialidad y en
el párrafo 93 recomienda que los tribunales de menores se establezcan como “entidades
separadas”. Añade que deben establecerse servicios especializados (Párrafo 94)8.
Además de ello, se ha afirmado que la especialidad debe verse reflejada en los
criterios de fiscales y jueces penales a la hora de iniciar acciones penales como adoptar
decisiones judiciales respecto a los jóvenes que infringen leyes penales. Es decir, deben
aplicarse criterios los principios de imputabilidad y culpabilidad, en cuanto a quienes se
“acuse o declare culpable” respectivamente (Tiffer, 2017).
Finalmente, la exigencia de un sistema especializado se encuentra entre uno de
los 15 indicadores establecidos por UNICEF para la evaluación del sistema penal
juvenil. Denominado “Sistema especializado de justicia de menores” es considerado de
prioridad “fundamental” (UNICEF 2008, 8) y propuesto dentro de un catalogo mínimo
de indicadores para evaluación y, fundamentalmente, para poder “comparar” realidades.
Este indicador, de utilidad para evaluar la políticas públicas al igual que las
reglas y convenciones citadas, implica el “análisis de leyes y política, ministerios,
policía, lugares de privación de libertad, autoridades competentes” (ob. cit., 26 y 45). Se
realiza por una medición “no numérica” (Ob. Cit., 9) y utilizan un sistema de niveles
según parámetros de existencia o no en la legislación y/o política, se trate de débil,
mediana o muy bien amparado en la legislación o política (Ob. cit., 26).
***
De modo tal que el principio de especialidad posee diferentes pliegues: leyes,
normas, disposiciones, procedimientos, jueces, policías, autoridades, instituciones,
capacitación, criterios de imputabilidad y culpabilidad. El discurso normativo parece ir
en dos direcciones, por un lado, la superación del paradigma de la situación irregular, y
7
En coincidencia con las reglas de la Habana coloca el acento en la capacitación: “[…] importancia de
que los Estados fortalezcan o desarrollen los planes de capacitación en justicia juvenil especializada
dirigida tanto a jueces como así también a fiscales y defensores públicos” (Ob. cit., 26).
8
Tales como libertad vigilada, asesoramiento de supervisión, centros especializados, de atención y
tratamiento de menores delincuentes en régimen de internado.
por otro proclama la separación del sistema penal de adultos. En lo que aquí se intenta
poner de relieve la especialidad no sería mesurable en forma numérica.
II.I.-Legislación nacional
La incorporación de instrumentos internacionales contribuyó al anclaje del
modelo de concepción basado en el paradigma de protección integral, y se materializó
con la sanción de la ley 26.061 (B.O. 26/10/2005) de “Protección Integral de los
Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes”, una especie de reglamentación de la CDN.
Sin embargo ésta no es una ley que incida prácticamente en el régimen penal juvenil9.
Respecto a los jóvenes que han cometido infracciones a las normas penales la
legislación se mantiene intacta desde la última dictadura militar. Se encuentran vigentes
la ley 22.278 (B.O. 28/08/80), reformada por 22.803 (B.O. 09/05/83) denominada
“Régimen Penal de Menores”. La única mención al principio se encuentra en el art. 6
que indica que las penas privativas de la libertad deben ser cumplidas en institutos
especializados10.
E n líneas generales, el joven considerado autor participe de un ilícito penal se
encuentra ante un doble sometimiento. Por un lado, ligado estrictamente al proceso
penal y juzgamiento por la comisión de un delito (art. 1), y por otro está sometido a la
realización de un tratamiento, mínimo por un año, por disposición del juez (art. 4). Ello
da lugar a dos tipos de sentencias, una declarativa (sobre la autoría y participación en el
hecho) y otra integrativa (vinculada al cumplimiento del tratamiento).
Se complementa a lo dicho, que el Código Penal argentino tampoco ha sido
reformado teniendo en cuenta la justicia penal juvenil. Por lo tanto los delitos, sus
modalidades, modulaciones de penas (mínimos y máximos), alternativas a la pena, a la
prisión y demás, son aplicables de igual modo a jóvenes y adultos. En la etapa
ejecución penal, las condiciones son idénticas, y no goza de un régimen jurídico propio
al ámbito juvenil.
En este último sentido, nos encontramos con un vacío legislativo que debe ser
complementado con la ley nacional N° 24.660 (B.O. 08/07/1996) de “Ejecución de la
pena privativa de la libertad” aplicable a adultos, sea como condenados o procesados.
9
En lo que aquí interesa solamente establece el principio de interés superior del niño. La Ley está dirigida
a aquellas menores de 18 afectados por situaciones económicas, sociales y particularmente familiares.
10
La ley 22.278 ha sido cuestionada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Caso
Mendoza vs. Argentina. Se ha afirmado que: no posee garantías para decidir sobre una privación de
libertad, dota a los jueces de facultades extraordinariamente discrecionales, no establece límites
temporales de una privación de libertad, entre otras cuestiones. Se trata de un resabio legislativo del
paradigma de la situación irregular, fiel reflejo de aspectos represivos, punitivos y restrictivos. Argentina
es el único país de Latinoamérica que no ha adecuado su legislación nacional (Carranza & Maxera, 2005).
En nuestra provincia rige para determinados hechos cometidos antes del año 2012
puesto que aún vigente por adhesión 6.513. Sin embargo a partir de ese año rige la ley
8.465 y 8.971.
Por lo tanto, en la legislación nacional el principio padece innumerables fisuras
tales como: vigencia del paradigma de la situación irregular, inexistencia de legislación
específica en cuanto al código penal y ejecución de pena, alternativa, modalidades y
modulaciones del encierro. Predominio de una legislación que combina aspectos
punitivos y represivos propios de un “paternalismo tradicional” (Liebel, 2007).
II.II.-Legislación provincial
En Mendoza se han dictado tres leyes vinculadas al fuero en estudio: 6.354
(B.O. 28/12/1995), 7.076 (B.O. 18/12/2002) y 8.937 (B.O. 20/12/2016). La primera es
una norma de procedimiento, las restantes son normas que regulan la competencia de las
unidades judiciales. Si bien ninguna hace referencia al principio de especialidad de
manera expresa, Como por ejemplo si lo hace Costa Rica en su art. 12 de la “Ley de
Justicia Penal Juvenil”, igualmente es posible observar sus distintas manifestaciones.
La ley 6.354 denominada “Régimen Jurídico de Protección de la Minoridad”
hace referencia a la especialidad de los “órganos” como juzgados, defensorías, fiscalías
y tribunales penales de menores (art. 109/114)11. El Art. 110 indica que los jueces
“Deberán tener versación en derecho de minoridad”. En consonancia con lo advertido
en la legislación nacional, no se ha previsto un órgano especializado en ejecución penal.
En cuanto al “procedimiento”, si bien existen algunas particularidades, en los
art. 109 y 120 establece normas de reenvío que ordenan la aplicación supletoria del
Código Procesal Penal de adultos12. De modo que la no exhaustividad y exclusividad de
la legislación procesal penal juvenil abre la posibilidad a que diferentes institutos del
sistema de adultos sean aplicables a jóvenes sometidos al proceso penal.
Uno aspecto que no puede ser soslayado es la aplicación del “juicio abreviado”
(arts. 114 inc. c, 158 a 162, 6.354) a jóvenes sometidos al proceso penal. Su utilización
constituye un indicador de incremento de severidad del sistema penal, una tecnología de
poder que facilita el procesamiento y sometimiento exprés de jóvenes al proceso penal y
contribuye a la “pereza judicial” (Foucault 2002, Foucault 1993, 139-140)13.
Respecto a la “competencia e integración” de los tribunales el art. 115 ordena
que: “Cuando se encuentren imputados conjuntamente adultos y menores de dieciocho
(18) años, la justicia en lo penal ordinaria se pronunciara sobre la responsabilidad penal
y aplicaran las normas del régimen penal de menores vigente”. Se trata de un caso de
“absorción de competencia” de la justicia ordinaria y fue modificado posteriormente por
Ac. N° 27.843, ahora los tribunales ordinarios sólo pueden expedirse por el hecho penal
y no por el tratamiento de jóvenes.
Existen varias cuestiones a tratar sobre la vinculación a la especialidad pero
desvían el centro de la atención del presente trabajo, más enfocado en las prácticas y
11
Esta ley fue la primera en el país en adecuar el procedimiento penal juvenil a los parámetros de la CDN
(Art. 37 y 40) y al “giro paradigmático” establecido en los tratados.
12
Entre varios aspectos regidos por la normativa de adultos: plazos de la investigación, requisitos de
citación a juicio, normativa probatoria, intervención de la defensa, tipos y plazos de recursos, garantías
del proceso penal, etc.
13
Este dispositivo es un retroceso del sistema acusatorio toda vez que utiliza la confesión del acusado
como un instrumento en el marco de una economía política del castigo.
actuación de la justicia que en la legislación, por lo que sólo se hará referencia a alguna
de ellas. Las medidas de protección del art. 180 están basadas en un paternalismo
tradicional, confirma ello el art. 196 que establece la inapelabilidad de las medidas del
inc. a) al g) art. 180, imponiendo la “no discusión” y negando un “ámbito propio”
(Liebel 2007, 115).
En caso de “privación de la libertad” el art. 191 debe ser dispuesta conforme
criterios de brevedad, excepcionalidad y último recurso (art. 191), y deben ser
conducidos a establecimientos “especializado” (art. 129). En la provincia funcionan dos
establecimientos. Uno es “Comisaría del Menor” creada por Decreto provincial N°
2173/87 y otro la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil (DRPJ), para aquellos
jóvenes condenados o privados de libertad por tiempos más prolongados14.
Posteriormente fue sancionada la ley 7.076 “Ampliación de la competencia
material y territorial de los tribunales penales menores”. Trata sobre la intervención de
jueces del tribunal penal de menores en los recursos de apelaciones y subrogancia15 de
jueces del sistema penal ordinario, afectando de modo directo su especialidad. Sin
embargo esta ley no fue aplicada por la justicia provincial hasta el año 2012.
Finalmente se encuentra la ley 8.937 que no es una ley exclusiva y especifica del
fuero penal juvenil, toda vez que el objetivo principal fue implementar el sistema
acusatorio en todo el territorio de la provincia. A pesar del uso de cierta retórica como
“resguardar y garantizar la especialidad del fuero”, los cambios se dirigen en opuesta
dirección. En algunos casos sustituyó directamente los órganos específicos creados por
ley 6.354 y en otros amplió su competencia, desdibujando los propósitos de la ley.
***
De modo que nos encontramos con legislación, procedimiento y órganos que
zigzaguean con contradicciones para conformar un ámbito propio y exclusivo Penal
Juvenil. Se advirtieron las diferencias existentes en el orden nacional (ley 22.278) y
provincial (ley 6.354), en el que coexisten en un mismo escenario ambos paradigmas. Si
bien ha habido avances importantes en la provincia, primera en adecuar su legislación,
se observa que las últimas leyes dictadas tienden a desdibujar el principio en estudio.
14
Se trata de uno de los aspectos más problemáticos debido a la inexistencia de reglas y criterios
definidos y claros sobre cuándo, porqué delito, cuánto tiempo privar de la libertad (ej. prisión
preventiva). Cabe destacar que en cuanto al discurso legal aparecen como espacios “especializados”, sin
embargo estas dos instituciones han sido cuestionadas por su hacinamiento y maltrato a los jóvenes, igual
o peor al de los adultos, pero su desarrollo excede los propósitos del presente trabajo.
15
Reemplazo de un juez por otro ante una licencia, vacancia, recusación o cualquier otro motivo.
dictadas por el máximo tribunal provincial (SCJM)16. En este caso, se recolectaron
aquellas vinculadas al principio, siendo analizadas desde dos ángulos complementarios:
como “Faz normativa” e “ingeniería institucional-judicial” (Beloff et alt. 2017, 217).
En primer lugar es necesario poner de relieve que la localización de las mismas
no fue nada sencillo, entre varias razones, su no publicidad implicó la revisión de
archivos como libros, biblioratos. A continuación se mencionan aquellas relacionadas a
la temática:
Creación de órganos (fiscalía, defensorías, juzgados y tribunales): Ac. N°
15.510Bis, 15.695, 15.721,16.363, 16.773 y 16.260.
Justicia Restaurativa (Mediación de Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal): Ac.
N° 18.410 (29/04/2004), 19.880Bis (21/11/2006) y 21.612bis (24/11/2008).
Integración e intervención de jueces en procesos penales ordinarios: Ac. N°
24.185 (18/04/2012) y 24.258 (23/05/2012).
Capacitación del personal: Ac. N° 25.436 (10/12/2013)17.
Monitoreo centros de privación de libertad: la Ac. N° 26.208 (21/11/2014)18.
Integración de tribunales penales de menores con jueces especializados: Ac. N°
26.979 (19/11/2015)19.
Integración colegiada de los tribunales ordinarios y con al menos un juez penal
de menores en la intervención de recursos de apelación por hechos delictivos cometidos
por jóvenes y adultos: Ac. N° 27.843 (01/02/2017).
Ésta última establece un nuevo sistema de turnos mensuales que reduce la
intervención en las apelaciones de las causas ordinarias al Tribunal Penal de Menores de
la 2°C. Modifica y reduce a la mitad acordada N° 24.185, aspectos que serán abordados
con posterioridad en los puntos III.III y III.IV.
Es posible observar, en líneas generales, la adecuación político-discursiva a los
lineamientos internacionales de conformidad con el principio de especialidad. A tal
efecto se crearon órganos, cursos de capacitación, incidencias en el proceso en cuanto
16
La SCJM posee la facultad de dictar acordadas, siendo una de las atribuciones y deberes que emanan de
sus poderes de superintendencia (Constitución Provincial art. 144 inc. 1 y Ley Orgánica de Tribunales art.
13 inc. 3). Se trata de resoluciones del Tribunal Superior de carácter administrativo, es decir, no
jurisdiccionales puesto que no son dictadas en el marco de un proceso judicial. Las acordadas son normas
jurídicas que gobiernan la institución decidiendo el rumbo o dirección sobre la administración de justicia
en todos sus aspectos. La finalidad principal de las mismas es procurar un mejor funcionamiento, régimen
y actuación de la administración de justicia.
17
En cumplimiento de la resolución de la Corte IDH “Caso Mendoza vs. Argentina”. No obstante ello ya
eran realizadas numerosas capacitaciones anuales realizadas el Centro de Capacitación e Investigaciones
Judiciales "Dr. Manuel A. Sáez" preparatorios de los Congresos Latinoamericano de Niñez, Adolescencia
y Familia.
18
No se advierten particularidades específicas respecto a jóvenes, el objetivo es “estandarizar” o
“uniformar” la actuación de los órganos de la justicia. Tampoco se han dado a conocer informes o
resultados de tales monitoreos lo que pone en duda su efectiva aplicabilidad.
19
Se adecúa al principio de especialidad estableciendo el orden de integración en caso de vacancia,
recusación, inhibición de jueces que integran Tribunales penales de Menores, en caso muy excepcional
permite la integración con jueces ordinarios. Modifica Ac. N° 17.282 y art. 115 de la ley 6.354. Además
de ello en caso de hechos delictivos cometidos por jóvenes y adultos, los tribunales ordinarios deberán ser
integrados por jueces penales de menores y deben ser colegiados. Las medidas de protección (o tutelares)
deben ser tomadas por juez o tribunal penal de menores. Añade que las sentencias integrativas, donde se
decide la aplicación o no de pena según resultado de tratamiento, son de competencia exclusiva de los
tribunales específicos. Ordena la improcedencia del procedimiento de flagrancia cuando estuviere
involucrado un joven menor de 18 años.
prohíbe la aplicación de flagrancia, competencia e integración de tribunales mediante
jueces especializados a fin de garantizar la aplicación de criterios de imputabilidad y
culpabilidad, entre otros.
Ahora bien, más allá de la adecuación “formal” institucional a los lineamientos
internacionales de conformidad al principio de especialidad, del registro de campo pudo
relevarse y revelarse algunas contradicciones-tensiones en la conformación del “ámbito
propio”. Se constató la distancia existente entre el discurso institucional y las prácticas
institucionales, especialmente en la pretendida superación del paradigma de la situación
irregular y la separación de la justicia ordinaria.
En las vistas realizadas a las unidades judiciales del fuero penal juvenil se
constató en el discurso de los distintos operadores judiciales (auxiliares, secretarios,
jueces) expresiones tales como: “yo los veo como si fueran hijos míos”, o la referencia
“los peques” (aludiendo a “los pequeños”), y reflejo de autoritarismo como “a mí nadie
me va a venir a decir lo que tengo que hacer, porque yo soy soberana en mi juzgado”
(Registro de campo).
Se percibe de lo expuesto, por un lado el paternalismo vinculado a un modelo
tutelar, y por otro cierto infantilismo en el trato combinado de adultocentrismo y
paternalismo tradicional (Liebel 2007). Es decir, pareciera ser, que cuando los jóvenes
deben ser juzgados como responsables en hechos penales son considerados adultos,
cuando se decide sobre el rumbo de sus vidas el rol es más bien paternalista y por
último cuando se los debe escuchar son infantiles.
20
Ver https://www.csjn.gov.ar/bgd/
Poder Judicial de Mendoza, con el objeto de analizar las variables y categorías incluidas
y contrastar la información allí contenida y evaluar las particulares del fuero21.
Tal como se observa en la Tabla N° 1 la principal consecuencia es la discrepancia
en la información que cada unidad judicial produce y envía a la Oficina de Estadísticas.
Así, puede advertirse sin mayor esfuerzo que la cantidad de variables contenidas en los
FRD prácticamente en ningún caso resultó coincidente, lo que imposibilita realizar
cualquier tipo de comparación, estudio o análisis.
Tabla N° 1:
Variables informadas por cada unidad judicial
Mendoza, 2018.
Unidad Judicial Cantidad de variables
1 JPM 25
2 JPM 17
3 JPM 42
JPM de Gral. Alvear 24
JPM de San Rafael 41
JPM de San Martín 43
JPM de Tunuyán 33
TPM 1°C 19
TPM 2°C 43
Fuente: Elaboración propia a partir de la observación de los
FRD obrantes en la Oficina de Estadísticas del Poder Judicial.
Más allá de las diferencias cuantitativas se constataron “ausencias significativas”
en relación a lo particular del fuero en estudio, y que justamente contribuye a conformar un
ámbito propio y especial. Sea que se trate de información originada en el proceso tutelar
como penal, en la etapa de conocimiento y decisión como en la etapa de ejecución del
proceso penal22.
En esta línea, se destaca que las variables dadas por defecto, generadas en forma
automática por el Sistema Informático IURIX, no se adecúan a la actividad específica
de los JPM23. Están destinadas a medir estándares de desempeño, eficiencia y
productividad (Guemureman, 2012), a evaluar cuánto produce la “fábrica judicial”,
responden al desarrollo de modelos de gestión judicial estandarizados vinculados a
lógica empresarial (Garland, 2005).
Ahora bien, respecto del principio de especialidad entendido como separación y
autonomía del proceso ordinario o de adulto, la unidad judicial en la se observaron más
variables ajenas a su competencia juvenil fue el TPM 2°C. Se mencionan algunas
respetando la literalidad de su denominación: Causas con apelaciones (mayores); Juicio
a mayores de edad p/incompetencia Cámara del Crimen condenados/absueltos;
Suspensión juicio a prueba p/ incompetencia Cámara del Crimen mayores.
21
Como antesala de lo que se observará seguidamente corresponde indicar que no fue localizada ninguna
normativa ni decisión técnico-político administrativa dirigida a la producción de información fehaciente-
fiable y transparente. Ello sin duda ha formado un estado de indefinición del rumbo de político y
especialmente desordenes en las prácticas institucionales.
22
Ausencias tales como: cantidad de jóvenes privados de libertad, bajo medidas “Alternativas”, alternativas
al juicio penal (suspensión del Juicio a prueba), distinción de sentencias declarativas e integrativas, aplicación
de penas, tipo y graduación, entre otras cuestiones.
23
Las variables que surgen del Sistema informático Iurix son las siguientes: 1).-Expedientes nuevos
ingresados, 2).-Inspección, encuesta y controles, 3).-Oficios, 4).-Cedulas, 5).-Fiscalías, 6).-Defensorías,
7).-Decretos, 8).-Audiencias y Actas, 9).-Resoluciones, 10).-Autos Resueltos, 11).-Sentencias resueltas.
En segundo lugar, también fue analizado un documento trascendente en la
administración de justicia, como es el “Clasificador de estadístico de delitos”. Es un
reporte-informe generado mediante sistema informático que posibilita la identificación de
casos, según delitos y tipos de procesos al momento del primer registro-ingreso. Se trata de
un conjunto de procesos para identificar un caso, por ejemplo en lo que aquí interesa sea
tutelar o penal, y por qué tipo delito ingresa.
En la Tabla N° 2 que sigue a continuación se detallan las diferencias advertidas en
el clasificador y que responden a la: cantidad, clasificación y especialidad del fuero. En
cuanto a la cantidad de delitos/tipos de procesos informadas por unidad judicial, al igual
que las variables de los FRD, no se observaron coincidencias.
Tabla N° 2:
Cantidad de delitos/tipos de procesos informados según Unidad Judicial
Mendoza, 2018.
Tribunal Cantidad de delitos/procesos
1 JPM (1°C) 219
2 JPM (1°C) 118
3 JPM (1°C) 240
Gral. Alvear (2°C) 39
San Rafael24 (2°C) ---
San Martín (3°C) 123
Tunuyán (3°C) 73
TPM 1°C ---
TPM 2°C ---
Fuente: Elaboración propia a partir de observación de los
Clasificadores Estadísticos de delitos.
En cuanto a la clasificación no se advierte criterio de agrupamiento que responda a
las particularidades del fuero, simplemente se ordenan alfabéticamente. La única
organización es “Por delito” pero incluso no por bien protegido o según se trate de
culposos o dolosos, con armas o sin armas. Sumado a ello, clasificación de delitos no es
uniforme en todas las unidades judiciales, a modo de ej. subdividen el robo en tres
subtipos penales y otros cuatro o cinco subtipos.
Finalmente los tipos de procesos incluidos en el sistema informático y reporte
estadístico no responden a la especialidad del fuero. Tal es así, que se advirtieron procesos
y materias vinculados al fuero civil de familia o a los antiguos juzgados de menores25. De
modo que actualmente no es posible diferenciar la cantidad de causas que ingresan sea por
Medidas de Tutelares, por Comisaría del Menor, Fiscalía Penal de Menores o del sistema
de adultos por hechos cometidos por jóvenes y adultos.
24
Esta unidad judicial no remite clasificador estadístico de delitos, al igual que TPM 1° y 2°C.
25
A modo de ejemplo: art. 53 (ley 6.354) inc. A, B, C y D; Adopción; Adopción Plena; Alimentos;
Alimentos Provisorios; Autorización Matrimonio; Autorización para Viajar; Beneficio de Litigar sin gastos;
Cobro de Pensión, Cobro de Seguros, Curatela; Desalojo, División Condominio, etc..
A continuación se analizará la “historia que subyace” (UNECE 2009,1) a las cifras
construidas, en primer lugar abordando la temática del ingreso de casos por recursos de
apelación y posteriormente sobre subrogancia, ambas vinculadas al proceso ordinario.
Del gráfico que sigue a continuación se advierte claramente dos momentos
significativos que responden a las decisiones adoptadas por el máximo tribunal de la
justicia mendocina. Uno en el año 2012 y otro en el 2017.
Gráfico N° 1: Ingreso de causas en la provincia y por cada Tribunal Penal de Menores
(2010-2017)
Provincia TPM 1°C TPM 2°C
700 612 644
605 611
600
470 495
500 429
26
Esto sucede en el interior de la provincia, particularmente en los departamentos como San Rafael y
General Alvear (2°C), San Martín (3°C), Tunuyán (4°), donde hay un solo juez de menores. Según
registro de campo la intervención de un juez penal de menores en los procesos de adultos, sea para la
resolución de recurso como para la integración en debate de juicio oral o para resolver sobre un recupero
de libertad se realiza mediante “llamado telefónico” o simples comunicaciones como un “pedido de
firma”.
campo). Había transcurrido la mitad del año desde el último debate con jóvenes
involucrados.
Las percepciones y opiniones de los operadores judiciales complementan los
datos estadísticos y registros administrativos: “Estamos preocupados por el recupero de
libertad de los adultos” (Registro de Campo). La preocupación responde no sólo a la
cantidad casos ingresado sino a los tiempos de resolución que los recursos por recupero
de libertad demandan, ya que deben ser resueltos en un plazo de 5 días máximo.
Del grafico que sigue a continuación puede observarse con mayor claridad aún
la competencia “mixta” (ordinaria y penal juvenil) del TPM 2°C, y así también se
refleja las variaciones experimentadas que responden al impacto de las Ac. N° 24.185
(2012) y Ac. N° 27.843 (2017).
250
200 153
137
125
150
100 61
36 31 33 24
28 23 22
50
24
20
0
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
27
Los delitos correccionales son aquellos cuya máximo de pena no supera los 3 años. Los delitos de
violencia de género forman parte de esta materia y son prioridad de resolución debido a las demandas
sociales, políticas y mediáticas.
28
El art. 114: Corresponde al Juez en lo Penal de Menores: a)…b)…c)…el juzgamiento, en única
instancia, de los delitos imputados a menores que a la fecha en que se promueve la acción no tengan más
de dieciocho (18) años, cuando la ley establezca para la infracción una pena que no exceda los diez (10)
años de prisión y se optare por el juicio abreviado.
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Más grave aún es la situación puesto que de las apelaciones no es posible diferenciar según el registro
informático realiza, cuántas pertenecen a la Fiscalía y cuántas a la Defensa Pública.
Legislativo y acordadas del Poder Judicial provincial, y finalmente se observan
distancias significativas entre la política institucional judicial diseñada (acordadas) y las
prácticas institucionales.
En primer lugar las tensiones legislativas debido a las direcciones políticas
francamente opuestas. Por un lado, entre el letargo la política criminal a nivel nacional,
que no ha producido una reforma penal juvenil en más de 30 años desde el retorno a la
democracia; y por otro, Mendoza que avanzó en un régimen especial en el año ´98,
siendo la primera en el país que adecuó su legislación a la CDN, es decir, la co-
existencia de dos paradigmas en el ámbito legislativo.
En segundo lugar, del análisis de la legislación provincial y acordadas dictadas
por la SCJM, se observan diferentes direcciones que tensionan el principio en estudio.
Por un lado las leyes 7.076 y 8.937 que avanza en oposición a la especialidad borrando
el ámbito propio y competencia exclusiva penal juvenil; y por otro, en el ámbito del
poder judicial hay una marcada tendencia a adecuar y mantener su vigencia cuestión
que se refleja en las Acordadas N° 26.979 y 27.843.
En tercer lugar, tal como se afirmó, más allá de los discursos legislativos y
político-institucionales, el presente trabajo tuvo como objetivo principal reflejar de
modo empírico los niveles de adecuación del principio en la administración de justicia.
Según acordadas, formularios de recolección de datos, voces de los operadores es
posible poner en duda debido a la ausencia de información especializada y construcción
de indicadores empíricos que dé cuenta de las particularidades del fuero.
Al margen de las divergencias y convergencias políticas indicadas en los
apartados que anteceden, existe un punto en el que comulgan todos los frentes políticos
institucionales (ejecutivo, legislativo y judicial) nacionales y provinciales. Esto es el
vacío político legislativo e institucional que existe en relación al derecho penitenciario y
ejecución penal juvenil desde las leyes, pasando por institutos procesales, monitoreos y
construcción de datos estadísticos especializados, etc..
En otro orden de ideas, la propuesta de UNICEF de medir la especialidad
haciendo mención a la legislación y políticas dispuestas por los Estados, sugiriendo que
no se trata de un indicador numérico, aparece como insuficiente e impreciso de
conformidad con lo aquí desarrollado. Tal como se reflejó en los gráficos n° 1, 2 y 3 no
sólo es posible sino que es necesario realizar mediciones numéricas e indagar más allá
de la existencia de una legislación.
Este es uno de los aportes que ha pretendido realizar este artículo, la mesura
cuantitativa-numérica de la especialidad, así también cualitativa y documental mediante
indicadores empíricos, registros administrativos, percepciones, representaciones y
discursos de los operadores jurídicos. A partir del análisis de los datos estadísticos y su
constatación en el terreno se logra observar los movimientos, tendencias de las
decisiones adoptadas.
Cabe destacar algunas de las decisiones de la SCJM tales como integración de
los tribunales penales de Menores con jueces especializados (Ac. N° 26.979),
prácticamente no haber aplicado en diez años la ley 7.076, manteniendo una acotada
vigencia en la actualidad, dictado de cursos de capacitación, entre algunos aspectos. Sin
embargo, mediación penal juvenil y monitoreo de privados de libertad no ocupan un rol
medular y quedaron en la retórica discursiva institucional.
La desnaturalización del principio de especialidad es una amenaza constante. Al
tratarse de un fuero en el cual la cantidad de causas ingresadas representa porcentajes
notablemente inferiores al resto, son espacios que suelen ser invadidos por la
“corporación administrativa” con sus lógicas productivas del mercado y mayores
demandas de eficiencia y eficacia que ponen en jaque la calidad de un tratamiento
especializado, sin pretender convertir a éste en la panacea del sistema penal juvenil.
En Mendoza el tránsito hacia una justicia especializada ha tenido sus cambios y
persistencias que colocan al fuero dentro de una esquizofrenia punitiva atravesada por
tensiones políticas de una justicia y política criminal que, por un lado, no termina de
superar la lógica tutelar basada en el paradigma de la situación irregular y por otro no
logra desprenderse del sistema penal de adultos conformando su ámbito propio.
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