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democrática universal
clacso.org/los-chalecos-amarillos-espejo-frances-de-una-crisis-democratica-universal/
November 14,
2019
Esta crisis, para el autor de estas líneas, tiene factores conyunturales, que se nutrieron de
otros que son estructurales. Los primeros son indudablemente nacionales, franceses. Los
otros expresan con los trastos de una cultura autóctona la crisis universal de las
democracias en el mundo globalizado.
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LOS FACTORES CONYUNTURALES
Los hechos:
+ El factor iniciador fue el anuncio por el gobierno francés de un aumento del precio de la
nafta, para proteger el medio ambiente. Incremento de 3 céntimos de euro por litro para la
gasolina común y de 6 céntimos para el combustible diesel.[1] Esta decisión fue el factor
disparador. El rechazo al aumento de la gasolina, especialmente del diesel, fue compartido
por mucha gente, espontáneamente, sin necesidad de campaña movilizadora.
+ En poco tiempo Francia fue paralizada. Miles de “Chalecos amarillos” cortaron vías
importantes y rotondas en el interior del país. Se concentraron cada fin de semana en los
lugares más turisticos de París y en el centro de las grandes ciudades para expresar su
descontento y sus reivindicaciones. Al punto, después de un mes, de socavar la economia.
Las empresas no recibían insumos, se paralizó el comercio, los turistas empezaron a tomar
miedo y cancelar sus reservaciones.
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inédito, inventivo, incontrolable. (…) Desbordó las organizaciones sociales, sacudió los
comentaristas profesionales, asustó al gobierno”, escribió el periodista Edwy Plenel.[3]
Todo ello plantea cinco interrogantes que vamos a intentar enfrentar ofreciendo algunas
pistas de entendimiento.
1/ ¿Por qué la gasolina? Hubo otros impuestos creados por el gobierno del presidente
Macron desde su victoria electoral de junio de 2017. Y no pasó nada.
3/ ¿Por qué esta radicalización progresiva del movimiento contestatario? ¿Por qué este
número elevado de víctimas, mortales, como heridos graves, fenómeno totalmente insólito
en las protestas sociales en Francia?
4/ ¿Por qué no hubo diálogo con el gobierno? ¿Y cómo entender a diferencia de conflictos
sociales clásicos la rápida derrota gobernamental, el presidente anunciando en televisión
que entendía la protesta y que anulaba las medidas anunciadas?
5/ ¿Por qué esta ausencia en todo este conflicto de los cuerpos intermediarios,
partidos políticos, como sindicatos, ONG y parlamentarios?
1/ ¿Por qué el aumento de la gasolina impactó más que otras medidas fiscales del
gobierno Macron?
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Expresaron los “Chalecos amarillos” un sentimiento de injusticia fiscal[10]. Un sentimiento
frenado hasta la decisión de aumento de la nafta diesel por el diferencial de precio entre los
dos tipos de combustible. Se podía aguantar las medidas que afectaban a los estudiantes o
a los jubilados en la medida que no se tocaba la parte importante dedicada por los activos
de la Francia periférica, o del campo, al transporte automovilístico.
Los poderes públicos, centrales, como regionales y locales, favorecieron una reorganización
“liberal” de los territorios. Que promueve una planificación urbana articulada en ciudades
concentrando servicios públicos y empresas de servicio y, en periferias, condominios
abiertos de casas individuales, estructurados por centros comerciales gigantes cada 10/15
kilometros. La última ley de reorganización del territorio adoptada por el gobierno de
François Hollande refleja este planteamiento. El de un territorio “racionalizado” para
adaptarlo a la competencia entre territorios de la Unión europea.
Se aplica a los territorios periféricos un ratio de inversiones por habitantes igual a los de
sectores de alta densidad poblacional. Concepto admitido desde al menos 50 años por los
responsables del urbanismo, arquitectos, urbanistas, como responsables electos nacionales
y locales[13]. Lo que tiene como consecuencia la reagrupación de los servicios públicos -
escuelas, centros de salud, tribunales, teatros-, en puntos “centrales” cada 10/30
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kilómetros[14]. Lo que supone costos añadidos a los residentes de periferias que, por otra
parte, tienen, como todos los consumidores y ciudadanos, que adapatarse a la
externalización y a la numeralización creciente de los servicios públicos. Lo que supone
adquirir al menos una computadora, una impresora y un celular para realizar compras y
trámites administrativos[15].
Los “Chalecos amarillos” entonces se mobilizaron también contra lo que viven como una
insolidaridad nacional. Los territorios ricos, las grandes ciudades, captan cada vez más la
riqueza del país. Ellos viven fuera de estas ciudades por nacimiento o por necesidad
social[16]. Tuvieron que dejar las ciudades centros porque tuvieron un accidente de vida
(enfermedad, divorcio, desocupación) o le nacieron hijos. Y no tienen cómo enfrentar el
precio de la vivienda, sea para comprar o alquilar. Se fueron entonces más alla de los
arrabales o de los suburbios periurbanos, territorios de viviendas -colmenas, poblados de
trabajadores migrantes-, para vivir en el campo o entre suburbios y campo. Lugares en
donde pueden tener casa y jardín. Pero que necesitan auto para ir de compras, al trabajo,
llevar los niños al colegio o ir eventualmente a un hospital o a un tribunal. Tocar el precio de
la nafta en este contexto implicaba añadir a la relegación social un sobrecosto fiscal
territorializado.
3/4/ ¿Por qué este movimiento no tuvo y no tiene estructura organizativa? ¿Por qué
hubo violencias en un nivel insólito en movimientos sociales en Francia? ¿Por qué no
hubo diálogo ni negociación?
Lo que permite entender cómo muy rápidamente elementos exteriores, grupos extremistas
de derecha o de izquierda, a veces delincuentes, estuvieron presentes en las
manifestaciones y armaron disturbios y violencias. Lo que permite entender también la
ausencia estructural de diálogo, a falta de contraparte “Chalecos amarillos” al actor
gubernamental.
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Expresión de un hartazgo fiscal, emocional, sustentado por la tecnología numérica, con una
traducción callejera masiva, este movimiento no tiene nada que ver con las mobilizaciones
populares canalizadas por partidos y sindicatos como las que en mayo y junio de 1936
acompañaron el Frente Popular francés. O tampoco con las del Mayo francés de 1968
encendidas por grupos ultraizquierdistas estudiantiles y canalizadas por los grandes
sindicatos.
Se parecen más a las “emociones” colectivas de los últimos años que en distintos países
pusieron en evidencia una espontaneidad contestaria masiva y popular, cuya mobilización
fue dinamizada por las redes sociales. En España se juntaron miles de ciudadanos rasos,
mobilizados por SMS, para negar el 13 de marzo de 2004 la tesis de la autoría de ETA en el
atentado del 11 de marzo en Madrid, tesis defendida por el gobierno Aznar[17]. En 2005
ardieron los suburbios franceses durante semanas revelando a partir de un suceso policial
dramático el malestar y el malvivir de las periferias urbanas. Unos años más tarde,
surgieron sin aviso previo movimientos populares similares en España (los indignados, en
2011), en Tunez (2010), en Egipto y en Libia (las primaveras árabes en 2011), en Turquia y
en Brasil, (en 2013)[18].
La respuesta, después de los anuncios fiscales y de la supensión del impuesto ecológico, fue
judicial y policial. Especialmente a partir de las manifestaciones del 1ro de diciembre en los
Campos Elíseos y del intento de destrucción de la simbología nacional del “Arco de Triunfo”.
Hubo, del 17 de noviembre de 2018 al 29 de junio de 2019, 2.948 personas bajo custodia
policial. El Alto Comisariado de la ONU por los derechos humanos alertó a las autoridades
francesas el 6 de marzo de 2019 por su “uso excesivo de la fuerza policial”.
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Mas tuvieron que notar cómo un movimiento sin organización, surgido de repente, sin
negociar nada, consiguió en un mes ganar el pulso abierto con un gobierno que tiene un
presidente bien electo en 2017, apoyado por una mayoría parlamentaria fuerte[19], y la
benevolencia de los medios. Ganaron paradójicamente porque no tenían ninguna forma de
representación o de delegación. Y cuando empezaron a manifestar en los barrios más
turísticos, y de las élites urbanas, el poder no tenía otra salida que la represión o la
capitulación[20].
Los manifestantes notaron entonces que por obtener lo que querían no necesitaban
delegar su representación en partidos, sindicatos o asociaciones. Aparecieron en las
manifestaciones, siguiendo la misma vía de las redes sociales, la reivindicación de lo que
llaman RIC (o Referendum de iniciativa ciudadana)[21]. Dicho de otra manera, una forma de
gobierno que no necesitaría diputados, senadores, presidente, como tampoco sindicatos u
ONGs.
Lo que refleja una tendencia a la abstencion que va creciendo de una consulta a otra. Con
77,7% y 74,5%, la participación bajó 1,7% en la primera vuelta de la presidencial de 2017, y
5,8% en la segunda. La participación fue más floja en las parlamentarias de 2017, con una
abstención de 51,3% en la primera vuelta y 57,36% en la segunda. Abstención también en
las afiliaciones partidarias o sindicales que son muy bajas. “Les classes populaires ont entamé
un long processus de désaffiliation politique et culturelle ”, resume el geógrafo Christophe
Guilluy. Quien concluye : “De la banlieue à la France périphérique, c’est l’ensemble des milieux
populaires qui s’affranchit d’un système de représentation politique, syndical et médiatique”[22]
(Las clases populares han empezado un proceso largo de desafiliación política y cultural. De
los arrabales a la Francia periférica, el conjunto de las categorías populares se están
liberando del sistema de representación política, sindical y mediática).
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Socavando algo más una democracia representativa en crisis, el presidente Macron
confirmó las dudas democráticas de los que las tenían, la “secesión de las elites”[24], el
divorcio entre los electores modestos y sus representantes. Y ayudó, sin percibirlo, el
trabajo de los topos de las instituciones democráticas[25].
Por lo tanto, los actores del sistema democrático de la oposición, como del gobierno, cargos
electos, representantes sindicales y sociales, fueron espectadores de un movimiento social
mayor. No lo percibieron, no supieron entenderlo, no le ofrecieron salidas institucionales.
Intentaron sí acercarle, mandarle mensajes de comprensión, en el caso de la oposición se
sumaron a las críticas del gobierno y del presidente, en una perspectiva de captación
electoral a unos meses de las próximas europeas. Surgieron hipótesis, encuestas, midiendo
las incidencias del movimiento sobre el resultado de estas elecciones. Y también rumores
relativos a la incidencia de la presentación de una eventual lista “Chalecos amarillos”
autónoma en esta consulta. Intentaron todos incluir algunos “Chalecos” en las listas, o
“ayudar” a algunos “Chalecos” a presentarse[26].
+ Surgió como fractura social territorializada que necesitaría análisis y diagnósticos más
amplios. La respuesta a esta crisis no puede ser respetuosa del sistema, limitándose a
centrar la vida política a un concurso de belleza, un espectáculo, alimentado por encuestas.
Funcionando entonces como política de mercado, o un campeonato de balonpie. Con reglas
intocables, combinadas con un cambio de equipo y de capitán cada 4 o 5 años. Detrás de
esta crisis tenemos una fractura social profunda, globalizada, que supondría otra reflexión.
Solo se trató aquí de mencionar la ausencia de análisis de la contradicción creciente entre
democracia y economía globalizada, democracia social y democracia respetuosa del medio
ambiente.
+ Desaparición de alternativas políticas. Francia hasta 1991, hasta el fin de la Guerra Fría,
tenía un sistema político que ofrecía alternativas reales a los electores. Dentro de un marco
democrático compartido, la derecha era más o menos liberal, y la izquierda también más o
menos socialista. Existía un espacio para construir una democracia abierta a los defensores
de la igualdad. Por miedo al la Unión Soviética, los sectores económicos y financieros,
franceses como europeos y norteamericanos, acceptaban compromisos sociales. A cambio
de una integración europea y atlántica liderada por los Estados Unidos. El fin de la URSS
cambió el contexto, no solo internacional, sino de los compromisos sociales.
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La gobernancia construida sobre las ruinas del sistema anterior, de ideologías de izquierda
y derecha, partidos de izquierda y derecha, es personalista. Promueve el contacto directo de
un pueblo con su líder. Es el modelo del macronismo en Francia. Que ofreció a la gente un
falso debate, llamado “Consulta nacional”, con fronteras fijadas por el Jefe de Estado, con
preguntas prohibidas (la supresión del impuesto sobre los más ricos por ejemplo). Más
problemático aparece la capatación de este modelo por la nueva contestación surgida como
disidencia de la izquierda y que defiende la construcción de un populismo encarnado por un
“jefe”, auto-proclamado defensor del “pueblo” oprimido por las élites.
+ Se empezó a ideologizar este momento, como fin de la historia. Pero, ¿para quién?
Acaso habría que debatir las teorías, especialmente en la izquierda, que privilegian atacar la
secesión de las élites, promoviendo “un populismo de izquierda”. Habría también que
interrogarse sobre este momento que vio converger liberales de izquierda y de derecha.
Apartando socialmente y culturalmente la antigua clase media media y media baja.
+ A su manera los “Chalecos amarillos”, como los Indignados españoles y los manifestantes
brasileños, tunesinos o turcos, expresaron el hartazgo de mayorías que rechazan las
lógicas económicas, financieras y políticas de unas sociedades cada vez más sordas a las
reinvindicaciones de los más necesitados o de clases medias en dificultades. La dimisión
intelectual, moral y política de “élites” partidarias que pretenden reducir su papel a un
cambio de caras sin proponer alternativas democráticas reales, conduce a situaciones de
colapso. Que son generadoras de dudas, sobre el futuro, sobre la opción de una salida en
positivo del divorcio creciente entre mundo financiero y económico global y democracia.
Este hartazgo revela, según Monique Chemilly-Gendreau, un nuevo reparto de las fronteras
sociales. “No hay hoy en día países ricos de un lado y pobres del otro; las fronteras (sociales)
reales cruzan/dividen ciudades, barrios, edificios de un mismo país. Es una consecuencia del
capitalismo mondializado [31]“.
[1] TICPE es la sigla administrativa de este impuesto (=Taxe intérieure de consommation sur
les produits énergétiques).
[2] Nueve personas murieron aplastadas por autos en las barreras levantadas por los
manifestantes. Una anciana falleció en su casa alcanzada por un bote de gas lacrimógeno.
[3] Edwy Plenel, « La victoire des vaincus », Paris, La Découverte, 2019.
[4] Ver al respecto, Jérôme Fourquet, Sylvain Manternach, « Les « Gilets jaunes » : révélateur
fluorescent des fractures françaises », Paris, FJJ, 28 novembre 2018
[5] Con el aumento de 1,7% solo para ellos de un impuesto llamado CSG (Contribución social
generalizada).
[6] Por primera vez las pensiones no fueron revalorizadas para compensar la inflación;
aumentaron de 0,3% con una inflación de 1,7%.
[7] La APL (Ayuda personalizada a la vivienda).
[8] El ISF, Impuesto sobre la fortuna, y la progresividad de la fiscalidad pagada por el capital.
[9] Vía un Crédito de impuesto para la competitividad y el empleo (CICE).
[10] La tasa máxima de imposición pasó de 1995 a 2017 de 59,1% a 50,2%/Alternatives
économiques, Christian Chevagneux, p29.
[11] Op citado nota 4, p45.
[12] Preconizado por una comisión de expertos en 2014. Ver Jean Pisani-Ferry, « Quelle
France dans dix ans », Paris Fayard, 2014./y « Les territoires des nouvelles régions », Paris,
10/12
FNAU, 2016.
[13] Ver Stéphane Lecler, Refonder la politique d’urbanisme de notre pays, Le Monde, 3 de
enero de 2019, p18.
[14] Para una crítica de la reforma regional, ver, Philippe Dubourg, « La réforme
territoriale », Orthez, Ed. Gascogne, 2015.
[15] Ver Serge Halimi « Quand tout remonte à la surface », Le Monde Diplomatique, enero
de 2019.
[16] El precio de la vivienda ha aumentado en Francia de 63% desde 2000. Pero de 87% en la
Región de París, de 145% en París, y 153% en Lyon. Alternatives économiques, enero de
2019, p12.
[17] Ver David de Ugarte, « 11M, Redes para ganar una guerra », Barcelona, Icaria Mas
Madera, 2004.
[18] Ver Jean Jacques Kourliandsky, “Espagne, Brésil : les indignations évanescentes”, in
« Mondialisation et contestation », Paris, RIS, N°93, primavera de 2014.
[19] 303 diputados de 577.
[20] Ver Jean-Emmanuel Rey, « Gilets jaunes » : comment trouver un délégué ?, Paris, Le
Monde, 20 décembre 2018.
[21] Ver Marc Bassets, Los « Chalecos amarillos » abren el debate de los referendos, Madrid, El
País, 18 de diciembre de 2018, p4.
[22] In Christophe Guilluy, « Le crépuscule de la France d’en haut », Paris, Flammarion/Champs
actuel, 2017, pp 182/183 y del mismo autor, « No Society », París, Flammarion, 2018.
[23] Ver Alexandre Poussart, Une Assemblée nationale très CSP+, Le Monde, 19 de junio de
2017/y Maxime Ferrer, Trains de vie des députés, Le Monde, 24 octobre 2017.
[24] Referencia al libro de Christopher Lasch.
[25] Ver François Cornut-Gentille, « A abaisser continuellement les institutions, le président
se trouve face à la démocratie des ronds-points. Bon courage » (Al debilitar
permanentemente las instituciones el presidente tiene que enfrentarse a la democrcia de las
rotondas. ¡Suerte!) in Le Monde, 20 de diciembre de 2018, p7.
[26] Ver Alexandre Lemarié, Pour siphonner LFI et RN, LRM rêve d’une liste « gilets jaunes », Le
Monde, 18 de diciembre de 2018 (LFI= La France insoumise/RN= Rassemblement
nationa:/LRM= La République en marche).
[27] « .. este movimiento (..) es el perfecto ejemplo del proceso de desafección y desapego
de las clases populares », Christophe Guilluy, Los chalecos amarillos, efecto de la
globalizacion, Madrid, El País, 18 de diciembre de 2018, p15.
[28] Monique Chemilly-Gendreau, « Régression de la démocratie et déchaînement de la
violence », Paris, textuel, 2019.
[29] Ver el análisis de la campaña presidencial francesa de 2007, in Christian Salmon,
«Storytelling, La máquina de fabricar historias y formatear mentes», Península, Barcelona,
2008.
[30] Ver Mark Lilla, «El regreso liberal, más allá de la política de la identidad», Debate, 2018.
[31] Op. Cité p 98/99.
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