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REFLEXIONES PREVIAS:
Hemos sido llamados a la existencia para conocer, amar y servir a Dios Nuestro Señor y de esta forma entrar en la
vida verdadera. [23]
Todas las otras cosas de este mundo han sido creadas para el ser humano, para que le ayuden a alcanzar la
verdadera VIDA para la cual ha sido creado. De donde se sigue que el ser humano debe servirse de ellas tanto en
cuanto le ayuden para su fin, y ha de apartarse de ellas en la medida en que le son obstáculo para ese fin. [23]
3. Libertad interior:
Por lo tanto, necesitamos volvernos interiormente libres (hacernos indiferentes por amor) con respecto a todas las
cosas, de manera que no deseemos, de nuestra parte, más salud que enfermedad, más riqueza que pobreza, más éxito
que fracaso (y así de todo lo demás) sino que deseemos y escojamos solamente lo que más (MAGIS) nos conduce a
esta verdadera VIDA a cual estamos llamados. [23]
San Ignacio nos propone algo que él experimentó, como tantos hombres y mujeres de Dios a lo largo de la historia:
que en el seguimiento de Jesús y en la vida cristiana vivida en profundidad sólo hay un camino: la confianza, la
entrega, el poner todo en las manos de Dios y dejarnos llevar. Elegir siempre aquello que más (MAGIS) nos conduce
al fin para el que hemos sido creadas/os, que será felicidad y sentido pleno para cada una/o, y nos acercará más a Dios
y a los demás. Es camino de vida y de entrega, como el de Jesús. Y en ese elegir (discernir) lo que más nos conduce al
fin para el cual hemos sido creadas/os encontramos la verdadera libertad y felicidad:
Se trata de ir adquiriendo, con la gracia de Dios, una actitud de desprendimiento interior, de no absolutizar nada, de
librarnos de nuestros intereses, para dejarnos conducir por la invitación del Padre.
La que se señala en la anotación 16: “Para que el Criador y Señor obre más ciertamente en la criatura, si por
ventura la tal ánima está afectada y inclinada a una cosa desordenadamente, muy conveniente es moverse, poniendo
todas sus fuerzas, para venir al contrario de lo que está mal afectada… instando en oraciones y otros ejercicios
espirituales, y pidiendo a Dios nuestro Señor el contrario, que ni quiere tal oficio o beneficio ni otra cosa alguna, si
su divina majestad, ordenando sus deseos, no le mudare su afección primera; de manera que la causa de desear una
cosa u otra sea solo servicio, honra y gloria de la su divina majestad”.
Tengo el peligro de que me desordene en el uso de “las cosas criadas” (asuntos de la vida): no las uso
“tanto…quanto…”, sino que las convierto en “dioses” que “quitan” el sitio a Dios. He ido reconociendo mi
desorden y lo he puesto ante el Señor para que me conquiste una vez más.
La libertad consiste en “hacernos indiferentes” a esas “otras cosas”, es decir, relativizarlas respecto a
nuestro fin; “sólo lo que sea servicio y alabanza de su divina bondad” [157] puede ser “preferente” a
cualquiera de ellas. No perder la paz por lo que no es mi fin, por lo que no es lo más importante.
Reconocer humildemente la necesidad de pedir ayuda para “ordenar nuestra vida”. “Hago el mal que no
quiero…” (Rom 7,15-19). Verme débil para poder encontrar su fuerza, “pues cuando me veo débil, entonces
soy fuerte” (2 Cor 12,9-10).
Ejemplos de pérdida de libertad: “salud que enfermedad” (autonomía frente a la dependencia), “riqueza que
pobreza” (reconocimiento o no, de mis cualidades), “honor que deshonor” (imagen), “vida larga que corta”
(rechazo de riesgos). Poner nombre a aquello que me quita la libertad.
La respuesta está en una pasión de amor (“lo que más”) que nos polarice; como un imán que nos arrastre con
más fuerza que las otras llamadas. Expresar el deseo y la petición (“deseando ser elegidas/os”). “El Señor nos
sueña mejores”; su sueño es un regalo a recibir.
La indiferencia ignaciana es poner toda la confianza en Dios. Disponernos a la entrega en cada ocasión y desear sólo
lo que Dios desee para nosotras/os en cada situación. El MAGIS ignaciano, que Santa Claudina entendió y vivió en
profundidad, es fiarse de Dios, hacer todo lo posible por colaborar con su Proyecto, pero en último término (ante la
impotencia y el desconcierto muchas veces) confiar y ponerlo TODO en sus manos. El Espíritu nos conducirá. “Dios
proveerá” diría Santa Claudina y las primeras religiosas de Jesús-María.
Esta actitud de desear lo que más (MAGIS) conduzca al fin nos deja pobres, dependientes hondamente de Dios,
desarmadas/os. Pero a la vez, "sueltas/os", confiadas/os, profundamente libres.
Considerar, con tu principio y fundamento delante, qué tipo de persona eres y qué tipo de persona quieres ser,
comparándote con algunos personajes bíblicos, iconos relacionados con la libertad.
Otros textos:
Nada más práctico…
No hay nada más práctico que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás.