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UNIDAD
Siempre que la Fortuna me asesta un gol- En la «permanencia» del romancero histórico 1. El humanismo
pe continúo impávido, recordando cuán a medieval no sabemos qué admirar más, si la 2. Petrarca y la lírica petrarquista
menudo, aun gravemente herido, he sido memoria colectiva, capaz de retener duran-
3. La poesía lírica cortesana
yo quien salió vencedor. Si mi enemigo te siglos y siglos los pormenores de un can-
repite el ataque, empiezo a dar algún tras- to referente a un «suceso» (real o imaginario) 4. La poesía tradicional:
piés; y, si a los dos asaltos sucede un terce- pretérito, o la capacidad recreadora de la el Romancero
ro y un cuarto, entonces me veo forzado, transmisión oral que, a la vez que recuerda 5. La prosa castellana
no a la fuga atropellada, sino a escapar un texto poético, le da nueva vida, omitien- en el siglo XV
paso a paso, en retirada, hacia la fortaleza do, añadiendo o modificando ciertos moti- 6. Evolución del teatro desde la
de la razón. vos de los que componen la narración. Edad Media hasta el siglo XV
Francesco PETRARCA Diego CATALÁN 7. La Celestina
Secreto mío. Alfaguara Siete siglos de romancero. Gredos
Comentarios de texto
• J. Manrique: Coplas a la muerte de su padre.
• Romance Abenámar, Abenámar.
• Romance La misa de amor.
• F. de Rojas: La Celestina.
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1. El Humanismo
1 Se denomina Humanismo al movimiento cultural, intelectual y político que concede una impor-
tancia capital a los textos de la antigüedad grecolatina y los considera indispensables para la for-
Los humanistas van a ser, en el mación íntegra de los individuos sobresalientes.
ambiente de los palacios rena-
centistas, los educadores del Se hace imprescindible entonces los studia humanitatis, es decir, el estudio de las Humanidades,
buen hacer intelectual y cortesa- que se traduce en un extremado interés por la cultura y las lenguas clásicas, sobre todo la latina,
no. El cortesano, de Baltasar de así como por todo aquello que se refiere al hombre, a su libertad y dignidad. Los poetas y prosis-
Castiglione, traducido del italiano
tas del clasicismo latino, Virgilio, Horacio, Lucano y Cicerón son tenidos como los grandes maes-
por Boscán, es precisamente uno
de los libros clave de la época. tros a los que hay que conocer e imitar. 1
Este movimiento, cuyas premisas venían anunciándose desde el siglo XIII, especialmente en Italia,
se generaliza en Europa durante el XV, y tendrá una importancia decisiva en la estética renacentis-
ta. El pensamiento humanista, en el que el interés por lo humano se convierte en pieza clave, se
sitúa en la base de la cultura del Renacimiento y posibilita la madurez de las literaturas naciona-
les. Dante Alighieri y Francesco Petrarca son los primeros humanistas, que, con Boccaccio, cons-
tituyen las «tres coronas» del siglo XIV italiano. 2
La lírica petrarquista, que recoge la tradición del amor cortés (amour courtois), inspirado por el
ideal caballeresco, se basa en una estética según la cual el poeta no expresa sus sentimientos direc-
tamente, sino transformados convencionalmente, mediante un proceso de elaboración y refina-
miento espiritual que distancia la verdad real de la verdad estética. No importan los sentimientos
verdaderos, cualesquiera que sean, como materia lírica, sino el reflejo arquetípico de la verdad
poética. Petrarca crea una retórica nueva, un
nuevo lenguaje para la lírica, elegante y exqui-
Francesco Petrarca 3
sito, que reconocemos en una serie de tópicos
Nacido en Arezzo (1304-1374) desempeñó misiones diplomáticas que le llevaron por distintas capi- (la dama blanca, rubia, bellísima), símbolos (el
tales europeas. Influido por la literatura clásica escribió en latín, entre otras obras, África, Carmen lazo o red en la mano de la dama, que hace del
Bucolicum, De vita solitaria y Secretum, y De viris illustribus. Pero su mayor fama la debe a su obra enamorado su prisionero) y metáforas (la pri-
en italiano: el Cancionero y los Triunfos, poema alegórico donde homenajea a Dante. El Cancionero,
mavera representa la juventud; el invierno, la
su obra más importante, recoge 366 rimas (sonetos y sextinas), de tema amoroso en su mayor par-
te, que le inspiró una mujer cuya verdadera identidad oculta bajo el nombre de Laura.
vejez; la llama o el fuego, el amor...) que van a
caracterizarlo.
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Las diez Serranillas, de indudable inspiración cortés (en el género francés de la pastorela), pero desa-
rrolladas en metro corto, revelan la culminación de su arte, en el que confluyen la tradición popular y
la influencia trovadoresca de carácter culto, tanto la provenzal, como la galaico-portuguesa. Observa,
en el comienzo de esta serranilla, el encuentro entre el caballero y la pastora:
En un verde prado
de rosas y flores
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa, 5
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.
La escena, encantadora, con el verde de fondo y el aroma de las flores y de las rosas, nos ofrece una
pastora gentil, más refinada que rústica, más poética que serrana. La técnica, descriptiva y realista,
se ve influida narrativamente por la forma de presentar la acción en los romances.
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• La elegía o planto (llanto) había sido ya tratada por el Arcipreste de Hita (en el planto por Tro-
taconventos del Libro de buen amor) y el marqués de Santillana.
• La pregunta sin respuesta ubi sunt? (‘¿dónde están?’) es también un motivo recurrente en toda
Europa durante este siglo. Esta interrogación retórica, empleada como recurso estilístico median-
te el cual el poeta se pregunta qué ha sido de aquellos que han gozado de la vida en otro tiem-
po, resalta la escasa consistencia de la vida terrenal y nos conduce a un plano trascendente, al
colocar al hombre ante el instante decisivo de la muerte.
• De igual manera están presentes en las Coplas 7 Las Danzas de la Muerte
nuevos matices propios de un siglo de transi-
ción como es el XV: el tema de la Fortuna, que La morbosidad que suscita la muerte en los siglos finales de la
juega veleidosamente con los destinos huma- Edad Media (XIV y XV) se evidencia en las «Danzas macabras» o
nos, y el de la Fama, entendida como una vida «Danzas de la Muerte», representadas sobre todo en pintura,
(«vida de honor», «otra vida más larga de la que elevan a la categoría de personaje artístico la imagen
fama gloriosa»), situada entre la terrena (vida repulsiva y sañosa de la Muerte, con su implacable sentido
igualatorio de todos los estamentos sociales: el Papa, el rey, el
primera) y la eterna (vida tercera). Esa segun-
noble, el clérigo, el burgués, el campesino... Todos son trata-
da vida, la de la fama, es capaz de dignificar dos sin clemencia alguna cuando ella se presenta, cuando lle-
y hacer perdurable la vida terrena, si esta se ga su hora.
ha hecho merecedora, por sus acciones, de
ser recordada.
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El Romancero viejo, que copia y divulga por escrito los romances orales, muestra el interés
que estos habían despertado en los poetas del siglo XV. Posteriormente, poetas cultos del Siglo
de Oro se sumaron a esta tradición, atraídos Actividades
por el encanto de su musicalidad y por la vive-
za de sus historias. Los romances compuestos 1 Lee detenidamente este romance e investiga: ¿A qué rey se dirige el Cid? ¿Quién es el
por los poetas cultos de los siglos XVI y XVII hermano de este rey, que ha sido asesinado? ¿Quién lo mató y dónde? ¿Y por qué un
(Renacimiento y Barroco), entre los que sobre- súbdito, como es el Cid, tiene derecho a pedirle a su rey directamente que jure que no
salen Lope, Góngora y Quevedo, constituyen el ha tomado parte en la muerte de su hermano? Por ejemplo, puedes buscar información
Romancero nuevo o artístico. en http:// www.biografiasyvidas. com/ Escribe en un procesador de textos una pequeña
exposición con el resultado de tu investigación.
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Tanto el poema medieval, como la estrofa que de él procede, están formados por una serie inde-
terminada de versos octosílabos, con rima asonante en los pares, quedando sueltos los impares
(8-, 8a, 8-, 8a, 8-, 8a...).
Presentan elementos narrativos de carácter épico y novelesco, junto con elementos líricos y dramá-
ticos (que se manifiestan, sobre todo, en la tendencia al diálogo, en su interés centrado en los per-
sonajes, en el estilo directo, etc.). Su lenguaje dinámico, de gran tensión dramática y emotiva, el ritmo
del octosílabo, breve y sonoro, y otros recursos expresivos, como la sencillez sintáctica, el juego
de paralelismos y repeticiones, antítesis y enumeraciones, facilitan su memorización y perviven-
cia a lo largo de generaciones. Al presentar, en muchos casos, escenas recortadas de una historia
más larga, se crea un clima de suspense y misterio que lo envuelve completamente, dotándolo de
una gran condensación informativa o de una intensa carga emotiva.
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Si una gallina pierden, van de casa en casa conturbando toda la vecindad: «¿Do mi
gallina la rubia, la de la calza bermeja, o la de la cresta partida, cenicienta oscura, cuello de
pavo, con la calza morada, ponedora de huevos? ¿Quién me la hurtó? Hurtada sea su vida.
¿Quién menos me hizo de ella? Menos se le tornen los días de su vida. Mala landre1, dolor
de costado, rabia mortal comiese con ella; nunca otra coma; comida mala comiese, amén. ¡Ay, 11 | El Arcipreste de Talavera
gallina mía, tan rubia! Un huevo me dabas tú cada día; aojada te tenía el que te comió, ase-
Alfonso Martínez de Toledo nació
chándote estaba el traidor; deshecho le vea de su casa a quien te comió; comido le vea yo
en Toledo en 1398. Se hizo bachi-
de perros; véanlo mis ojos, y no se tarde. ¡Ay, gallina mía, gruesa como un ansarón2, morisca, de ller en Decretos en Salamanca.
los pies amarillos, crestibermeja, más había en ella que en dos otras que me quedaron!». Más tarde fue capellán de Reyes
Arcipreste DE TALAVERA Viejos, pasando al reino de Ara-
El Corbacho. Magisterio Español gón. En Valencia vivió más de
diez años. En su obra nos habla
1
landre: tumor pequeño en un ganglio linfático, en el cuello, axilas o ingles. de sucesos que presenció en Bar-
2
ansarón: ganso.
celona y Tortosa. De nuevo en
Como el Arcipreste de Hita, el de Talavera se complace y divierte escribiendo aquello de lo que, Castilla, es nombrado Arcipreste
teóricamente, quiere alejar al lector: las mujeres. El estilo del Arcipreste se inscribe en la prosa cul- de Talavera. Escribió El Corbacho
siendo capellán de Juan II de
ta latinista del siglo XV, pero la espontaneidad y frescura del lenguaje popular que incorpora en
Castilla, el Humanista, y fijó su
sus páginas le convierten en un precedente directo de La Celestina y El Lazarillo. En la pluma del residencia en Toledo, donde mu-
Arcipreste de Talavera el habla popular alcanza nivel artístico. La importancia de este escritor se rió, en 1470, siendo enterrado en
debe a la aportación que su obra significa en la evolución de la prosa castellana. su catedral.
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7. La Celestina
La Celestina, una de las joyas más apreciadas de nuestra literatura, ha alcanzado, junto con el Qui-
jote, un merecido renombre universal. La escribió Fernando de Rojas en los últimos años del siglo XV,
cuando en nuestro país apuntaba ya claramente, diferenciándose de la medieval, otra concepción
más moderna de la vida y del papel del hombre en ella. La Celestina, bisagra en el cruce de dos gran-
des etapas de nuestra cultura, recoge, a la vez, los ecos de un universo medieval que está tocando
a su fin y los primeros reflejos del mundo renacentista con el que se inicia la Edad Moderna.
Vi que no tenía su firma del autor, el qual, según algunos dizen, fue Juan de Mena, e
según otros, Rodrigo Cota; pero quienquier que fuese, es digno de recordable memoria por la
sotil invención, por la gran copia de sentencias entrexeridas, que so color de donayres tiene.
Gran filósofo era.
Fernando DE ROJAS
La Celestina. Cátedra
Hoy día se cree que Fernando de Rojas escribió el texto completo de La Celestina, excepto el pri-
mer acto y el principio del segundo, cuyo autor sigue siendo desconocido. La atribución a Juan
de Mena o Rodrigo Cota ha sido descartada.
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7.2. Género
Como hemos dicho anteriormente, La Celestina se incluye dentro del género de la comedia huma-
nística. En ella predominan los elementos teatrales sobre los narrativos: es íntegramente dialoga-
da y carece de un narrador, si exceptuamos el del argumento general y el de cada uno de los actos
que resumen la acción dramática. Toda la realidad que conocemos en la obra la crean los perso-
najes con sus palabras. Pero, por otra parte, la trama argumental y el tratamiento del espacio y del
tiempo (escenarios múltiples, vivencias subjetivas del paso del tiempo, etc.) la acercan a la estruc-
tura narrativa. Parece claro que la obra se concibió para ser leída ante un grupo reducido de per-
sonas, y no para ser representada en un teatro: es demasiado extensa, presenta un continuo cam-
bio de escenarios interiores y exteriores y, a menudo, los parlamentos de los personajes se alargan
excesivamente.
Por otra parte, se publicó inicialmente como comedia, y solo más tarde, ante la opinión de muchos
lectores que destacaban su final trágico, Rojas la calificó de tragicomedia.
Otros han litigado sobre el nombre, diziendo que no se avía de llamar comedia, pues
acabava en tristeza, sino que se llamase tragedia. El primer autor quiso darle denominación
del principio, que fue plazer, y llamola comedia. Yo, viendo estas discordias, entre estos estre-
mos partí agora por medio la porfía, y llamela tragicomedia.
Fernando DE ROJAS
La Celestina. Cátedra
La Celestina parece haber sido concebida como una obra cómica con un desenlace trágico. Ele-
mentos cómicos se pueden advertir, por ejemplo, en los cinco actos añadidos, conocidos como
«Tratado de Centurio», nombre del soldado fanfarrón que recuerda al protagonista de Miles glorio-
sus, de Plauto. El propio Calisto roza a veces la parodia de la novela sentimental. Aunque las fuen-
tes de las que parte son múltiples y complejas, parecen dominantes Petrarca, la comedia huma-
nística y la novela sentimental del siglo XV, especialmente, la Cárcel de amor.
7.3. Estructura
Por su estructura externa, la obra está dividida en veintiún actos, de los cuales el primero, el de
autor desconocido, es notablemente más extenso que los siguientes. Con frecuencia, suceden
varias escenas en cada acto, lo que advertimos por el cambio de personajes o escenarios.
En su estructura interna se distinguen dos partes: la que forman los doce primeros actos, que se
centran en los amores de Calisto y Melibea y en la intervención de Celestina, hasta concluir con la
muerte de la vieja y de los criados; y la formada por los ocho restantes, que giran en torno al afán
de venganza de Elicia y Areúsa, que desencadena la muerte de los amantes. 13
Argumento de La Celestina 13
Persiguiendo un halcón, Calisto conoce a Melibea y se ajusticiados. Elicia y Areúsa, prostitutas y amigas de
enamora inmediatamente de ella. Con la ayuda de su criado Celestina, deciden vengarse de los dos amantes y, por medio
Sempronio, toma como mediadora a una vieja alcahueta, de Centurio, consiguen provocar una pelea callejera mientras
llamada Celestina, para que le ayude a conseguir a la joven. Calisto y Melibea mantienen una de sus citas nocturnas.
Con ella colaboran Sempronio y Pármeno, los criados de Ante el jaleo de voces, Calisto baja apresuradamente del
Calisto, que también quieren sacar beneficio material de los jardín de Melibea por una escala, pero se cae y muere
amores de su señor. Con astutas maniobras, Celestina al instante. Acto seguido, ella decide suicidarse,
consigue que Melibea se entregue a Calisto, y este, lanzándose al vacío desde la torre de su casa, después de
agradecido, le regala una cadena de oro. Pármeno y haber descubierto a su padre la verdad de sus secretos
Sempronio reclaman su parte del botín, y, como Celestina se amores. La obra se cierra con el llanto de Pleberio por su hija
resiste, la matan. A continuación, son prendidos y muerta.
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7.4. Personajes
En la obra se observan claramente dos grandes grupos de personajes con intereses distintos: el de
los señores y el de los criados:
• El mundo de los señores está constituido por nobles, estableciendo el autor una gran distancia
entre la nobleza y fortuna de Melibea y «el estado mediano» de Calisto, quien, probablemente
por ello, no intenta pedírsela a sus padres. Parece que los personajes de este grupo viven movi-
dos por sentimientos idealistas y principios más rectos en relación con el amor, la honra y la dig-
nidad que el grupo de los criados.
• En cambio, el mundo de los criados, representado por Celestina, Sempronio, Pármeno y las pros-
titutas Elicia y Areúsa, muestran sentimientos materialistas y mezquinos: no sienten amor ni res-
peto hacia sus amos; Celestina acusa a los ricos de no preocuparse más que de sí mismos, y Eli-
cia y Areúsa manifiestan crudamente su rencor hacia Melibea y la clase adinerada.
Pero, en realidad, tanto los señores como los criados se muestran egoístas e insolidarios; todos se
caracterizan por un fuerte individualismo, pues cada uno vela, sobre todo, por sus intereses par-
ticulares. En esta actitud es donde se revela claramente una mentalidad renacentista.
Calisto es descrito como un joven «de noble linaje, de claro ingenio, de gentil disposición», pero «de
stado mediano», por debajo del estado de Melibea, a la que se describe «de alta y serenissima san-
gre, sublimada en próspero estado, una sola heredera a su padre Pleberio, y de su madre Alisa muy
amada». Aunque parece un amante cortesano, cuando se ve envuelto en su pasión amorosa solo es
capaz de dirigir su conciencia hacia el objeto de su deseo. Traspasa todas las barreras sociales y
morales porque, en el momento de la efervescencia amorosa, nada le importa, salvo Melibea, a la Matrimonio judío.
que considera su dios, pero no le preocupa salvar su honra, contrayendo matrimonio «por palabras
de presente». Solo cuando ha satisfecho en parte su deseo, recobra el sentido de la realidad y lamen-
ta la muerte de sus criados (especialmente, la deshonra que ello puede acarrearle). Su pasión no se
mantiene en el plano idealizado del «amor cortés», sino que es eminentemente carnal.
Melibea es uno de los personajes más interesantes, por la evolución psicológica que sigue a lo lar-
go de la obra: se muestra esquiva y desdeñosa en los momentos iniciales; quizá más por coque-
tería calculada o convención, que por haberse sentido realmente ofendida ante los atrevimientos
de Calisto y Celestina. Nunca resulta ingenua: pronto desnuda sus sentimientos y se entrega fre-
néticamente a la pasión que la domina tras la intervención de la vieja. Pero aquí hay que decir que
Melibea es víctima de los hechizos de la alcahueta. En el siglo XV todo el mundo aceptaba la rea-
lidad de la magia. Sin los hechizos no puede explicarse por qué arde Melibea en el fuego de la
pasión, de la que hasta entonces se había defendido, y pide remedio a la vieja, dispuesta ya al
sacrificio de su honra y fama. Tal es el amor que los lleva a la muerte. Ante sus padres, Alisa y Ple-
berio, sabe disimular hábilmente lo que esconde su corazón, de modo que estos siguen creyen-
do que guardan en su casa a una inocente virgen. Cifra en su amante el sentido de su existencia.
Cuando aquel muere, sabe que su única salida es el suicidio. Esta respuesta ante la desgracia, lejos
de ser cristiana, nos acerca al mundo clásico.
Celestina es el personaje más complejo: mueve los hilos de la trama gracias a su profundo cono-
cimiento del ser humano. Es una vieja alcahueta que ronda los setenta años y que ha acumulado
la experiencia suficiente para salir airosa de las situaciones más comprometidas. Se defiende con
extraordinaria astucia y se erige en maestra del arte de halagar y manipular a cuantos la rodean.
Con estas armas, va enredando a los personajes hasta llevarlos al punto donde ella pueda obtener
mayor beneficio. Confía también en sus artes de hechicería —lo que refleja el interés medieval por
las artes mágicas—, e invoca a Plutón (el demonio) para garantizarse el éxito de su empresa. Pero
Celestina, en este caso, calcula mal los riesgos y su desmedida codicia le impide negociar bien con
Sempronio y Pármeno, lo que acarrea la tragedia. Un famoso precedente literario del personaje
de Celestina es Trotacoventos, del Libro de buen amor.
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Pero también es frecuente en la obra la frase espontánea del habla coloquial, a veces, vulgar e,
incluso, atrevida, especialmente en el ámbito de los criados. Constantemente, la sabiduría popu-
lar respalda las declaraciones de los personajes, sobre todo las de Celestina, manifestándose en
un derroche de lenguaje proverbial, en forma de frases hechas y refranes (que también son usa-
14 dos por los señores). Es de reseñar la extraordinaria habilidad lingüística de la vieja hechicera, la
energía de su lenguaje. Es importante destacar que los personajes varían el nivel estilístico de su
En el siguiente fragmento, Sem-
discurso en función del interlocutor a quien se dirigen.
pronio expresa su desconfianza
hacia las mujeres. Nos sorpren-
de que un criado pueda elaborar 7.6. Intención de La Celestina
un discurso tan culto:
Lee los yestoriales, estudia Fernando de Rojas asegura en el subtítulo que escribió esa obra para advertir al lector de los terri-
los filósofos, mira los poetas. bles efectos de la pasión y prevenir a los locos enamorados de los enredos y maquinaciones de
Llenos están los libros de sus viles las viejas alcahuetas y de los malos sirvientes. De su declaración podríamos deducir que la obra
y malos enxemplos, y de las tiene un fin moral: Calisto y Melibea sirven como ejemplo de lo que no se debe hacer. Los aman-
caýdas que levaron los que en tes, los criados y la vieja Celestina viven de espaldas a la moral cristiana y a las convenciones socia-
algo, como tú, las reputaron. Oye a
les, y sus acciones desencadenan el consiguiente castigo merecido. Desde esta perspectiva, la obra
Salomón do dize que las mujeres y
el vino hazen a los hombres se inscribiría en el marco ideológico de la Edad Media, que condena al hombre que se desvía del
renegar. Conséjate con Séneca y camino trazado por las leyes divinas.
verás en qué las tiene. Escucha a
Aristóteles, mira a Bernardo. Síguese la Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea, compuesta en reprehensión de los
Gentiles, judíos, christianos y locos enamorados, que, vencidos en su desordenado apetito, a sus amigas llaman y dicen ser su
moros, todos en esta concordia dios. Asimismo hecha en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos y lisonjeros sirvientes.
están.
Fernando DE ROJAS Pero la complejidad de la obra parece ir más allá: el interés que ha suscitado esta tragicomedia no
La Celestina. Cátedra parece justificarse solo por la ejemplaridad de su historia. Desde nuestra mentalidad, más dispuesta a
explorar en el alma humana, podemos advertir que la fuerza de La Celestina reside, ante todo, en la
Actividades
crudeza con que Rojas nos presenta a unos personajes prisioneros de sus pasiones: el amor, para Calis-
to y Melibea; el dinero, para Celestina y los criados. Los valores tradicionales del mundo anterior están
2 Compara el registro culto cambiando y Rojas muestra cómo esto afecta a sus protagonistas. Son, en definitiva, personajes dise-
de Sempronio, en La Celes- ñados con los patrones del mundo moderno, que ya se adivinaba al comenzar el siglo XVI.
tina, con el popular utilizado
por el Arcipreste de Talave- En cualquier caso, las obras superiores, como esta, nunca ofrecen una lectura simple, sino que
ra, en su Corbacho, y anali- despiertan el interés por la multiplicidad de sus mensajes y por la capacidad de actualizarlos y
za comparativamente los acercarlos hasta nuestras inquietudes de hoy. En el caso de La Celestina, las numerosas interpre-
recursos que cada uno ha taciones que han venido sucediéndose han oscilado desde admitir como único propósito de la
empleado para persuadir y obra el didáctico, hasta suponerle a Fernando de Rojas la intención de querer expresar el sentido
convencer. trágico de la existencia humana.
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[XXXV] [XXXVI]
No se os haga tan amarga El vivir que es perdurable
la batalla temerosa no se gana con estados
que esperáis, mundanales1, 15
pues otra vida más larga ni con vida delectable
de la fama glorïosa 5 donde moran2 los pecados
acá dejáis. infernales;
Aunque esta vida de honor mas los buenos religiosos
tampoco no es eternal gánanlo con oraciones 20
ni verdadera; y con lloros;
mas, con todo, es muy mejor 10 los caballeros famosos,
que la otra temporal, con trabajos y aflicciones
perecedera. contra moros.
[XXXVII]
Y pues vos, claro varón, 25
tanta sangre derramasteis
de paganos,
esperad el galardón3
que en este mundo ganasteis
por las manos; 30
y con esta confianza
y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esa otra vida tercera 35
ganaréis.
Jorge MANRIQUE
en Panorama de la poesía española en castellano, edición
1
mundanales: mundanos; 2 moran: viven; 3 galardón: premio. de Bartolomé MOSTAZA RODRÍGUEZ. Ediciones Rioduero.
Actividades
1 Haz un resumen del contenido de cada una de estas tres coplas. 5 En estas estrofas se alude al tema de las tres vidas. ¿Cuáles son?
Escribe los versos en los que el poeta se está refiriendo a cada una de
2 Mide la primera de las tres coplas y clasifica la estrofa. ellas.
3 Indica a qué parte de la obra corresponden estas coplas. Explica de 6 Según se dice en las coplas XXXVI y XXXVII, ¿con qué acciones glorio-
qué trata cada una de las partes de la obra completa. sas se gana la vida eterna el estamento de los caballeros? Reflexiona
sobre este hecho con respecto a los valores morales de hoy.
4 En cada una de las coplas: ¿qué personaje está hablando? ¿A quién
habla? ¿Qué le dice? ¿Con qué tono habla? ¿Qué cualidades se le han 7 Con lo que sabes de don Rodrigo Manrique, escribe en coplas manri-
atribuido a este personaje en otras partes de la obra? queñas un elogio de su figura.
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Actividades
1 Averigua el significado de villanía, labrados, doblas, arras y dote. 8 En el verso 11 («yo te la diré, señor»), ¿qué es lo que debemos sobrenten-
2 Señala el tema general que trata el romance y distingue el motivo con- der? ¿Qué argumento utiliza Abenámar para probar que él no miente?
creto en el que se centra. 9 La descripción que hace Abenámar de los edificios más sobresalien-
3 Los romances combinan admirablemente las formas de la narrativa, tes de Granada ante el rey nos habla de los sentimientos que la ciu-
de la lírica y de la dramatización. En este predomina la forma dramá- dad inspira a ambos personajes. ¿Cómo los definirías? ¿Qué recursos
tica, pues se construye sobre la alternancia de voces que dialogan. de estilo se utilizan en dicha descripción?
Identifica en el poema cada una de estas voces. ¿Cómo se introducen 10 El empleo de algunas formas verbales resulta extraño. Sobre este pro-
las intervenciones de cada uno de los personajes? cedimiento lingüístico, frecuente en los romances, no se ha dado una
4 ¿Qué verso (que se repite) nos está indicando que estamos ante una explicación definitiva. En este caso concreto, se podría pensar que se
composición pensada para su transmisión oral? ¿De qué fuente lite- ofrecen, simultáneamente, el presente del personaje que habla y el
raria toma el juglar este recurso? pasado del narrador. Señala ejemplos en los que la sucesión de for-
5 Atendiendo a sus núcleos temáticos, distingue una posible estructura mas verbales no parezca coherente.
interna en la composición. 11 ¿Cuál es la reacción del rey después de escuchar a Abenámar? Al
6 El poema comienza con el llamamiento a Abenámar. ¿A qué actitud poé- hablar con la ciudad, ¿cómo se la representa?
tica corresponde el recurso retórico de apelación al tú ?
12 ¿Qué respuesta obtiene el rey de la ciudad de Granada? ¿Es espera-
7 ¿Qué actitud mantiene el rey cristiano con respecto a Abenámar? ¿Qué ble esta contestación dentro del marco histórico en que suceden los
argumento utiliza para persuadir al moro de que debe decirle la verdad? hechos?
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Actividades
1 ¿Qué significado tienen en el texto las palabras: saya, mantellín, tor- 6 ¿Predomina en él la narración, la descripción o la dramatización?
nasol, cabezón y garzos ?
7 ¿Cuál es el punto de vista del poeta? ¿Qué le interesa destacar?
2 Las palabras dulzor, arrebol y alcohol forman parte de los «afeites» de
la dama. ¿Cómo diríamos hoy?
8 ¿Qué procedimientos lingüísticos llaman más la atención? Relacióna-
los con los recursos estilísticos habituales en los romances.
3 Selecciona las palabras relacionadas con la «iglesia» y explica su sig-
nificado.
9 Observa este romance lírico-novelesco y el romance morisco anterior
y compara el punto de vista de cada juglar: ¿cómo se presentan, en el
4 Comenta este romance atendiendo a estos aspectos: tema y estruc- primero, Abenámar, el rey don Juan y la ciudad de Granada; y, en el
tura interna. segundo, la dama de La misa de amor? ¿Cuál de los dos juglares usa
un lenguaje más personal y emotivo? Explícalo.
5 ¿Podrías encontrar semejanzas entre el tema de este romance y otras
composiciones de la poesía cortesana? 10 Escribe en estrofa romance un poema que tenga como protagonista
a uno de tus héroes.
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CALISTO.—Tú, Pármeno, ¿qué te parece de lo que oy por gravedad de obediencia, o por señorío de estado o
ha passado? Mi pena es grande, Melibea alta, esquividad de género, como entre esta mi señora y mí, es
Celestina sabia y buena maestra de estos negocios. necessario intercesor o medianero, que suba de mano en
No podemos errar. Tú me la has aprovado con toda tu ene- mano mi mensaje hasta los oýdos de aquella a quien yo
mistad. Yo te creo; que tanta es la fuerça de la verdad, que segunda vez hablar tengo por impossible; y pues que assí
las lenguas de los enemigos trae a su mandar. Assí que, pues es, dime si lo hecho apruevas. [...]
ella es tal, más quiero dar a esta cient monedas que a otra PÁRMENO.—Digo, señor, que nunca yerro vino desacompaña-
cinco. do, y que un inconveniente es causa y puerta de muchos.
PÁRMENO.—(¿Ya las lloras? ¡Duelos tenemos! En casa se avrán CALISTO.—El dicho yo le apruevo; el propósito no entiendo.
de ayunar estas franquezas). PÁRMENO.—Señor, porque perderse el otro día el neblí fue cau-
CALISTO.—Pues pido tu parecer, seyme agradable, Pármeno; no sa de tu entrada en la huerta de Melibea a le buscar; la
abaxes la cabeça al responder. [..] ¿Qué dixiste, enojoso? entrada, causa de la veer y hablar; la habla engendró amor;
PÁRMENO.—Digo, señor, que yrían mejor empleadas tus fran- el amor parió tu pena; la pena causará perder tu cuerpo y el
quezas en presentes y servicios a Melibea, que no dar dine- alma y hazienda; y lo que más dello siento es venir a
ros a aquella que yo me conozco; y, lo que peor es, hazer- manos de aquella trotaconventos, después de tres vezes
te su cativo. emplumada.
CALISTO.—¿Cómo, loco, su cativo?
PÁRMENO.—Porque a quien dizes el secreto, das tu libertad.
CALISTO.—¡Algo dize el necio! Pero quiero que sepas que Fernando DE ROJAS
quando hay mucha distancia de el que ruega al rogado, o La Celestina. Cátedra
Actividades
1 Lee el texto con atención y explica cuál es su tema. 7 ¿Qué le preocupa a Pármeno cuando piensa que «En casa se habrán
de ayunar estas franquezas»? ¿Qué puede indicar con respecto
2 Comenta las grafías distintas de las actuales y compáralas con las de
al patrimonio de Calisto? Ponlo en relación con el estamento social al
otros textos de este mismo siglo. ¿Observas algún caso que se repi-
que pertenece cada uno.
te? Coméntalo.
8 La apelación a la sabiduría popular es una constante de La Celestina.
3 El diálogo se inicia con una pregunta de Calisto a su criado: «¿Qué te pare- Explica qué quiere decir Pármeno cuando afirma «a quien dices el secre-
ce de lo que hoy ha pasado?». Más adelante, añade: «Pues pido tu pare- to, das tu libertad»; y, más adelante, «nunca yerro vino desacompaña-
cer,seme agradable»; y después:«dime si lo hecho apruebas». Ante estas do». ¿Aparecen dichos similares en las intervenciones de Calisto?
preguntas de su señor, ¿qué función está cumpliendo Pármeno, además
de la de criado? ¿Qué relación se refleja entre los dos personajes? 9 Calisto admite que algo de razón tiene su criado. ¿Con qué expresión?
Sin embargo, necesita justificar la presencia de un mediador porque,
4 Calisto no solo espera oír la opinión de Pármeno; además está de- según dice, en su caso hay muchos obstáculos para llegar hasta Meli-
seando que esta sea favorable. Explica cuáles son las distintas postu- bea. ¿En qué se basa esa distancia? En suma, el diálogo anterior refleja
ras que mantienen ambos personajes frente a la intervención de la un pulso dialéctico entre amo y criado. Pero, ¿crees que si Calisto estu-
vieja Celestina. Justifícalas con palabras del texto. viera tan convencido de que actúa correctamente necesitaría la aproba-
5 ¿Qué quiere decir Calisto con «Tú me la has aprobado con toda tu ene- ción de otros? ¿Qué aspecto de su personalidad se está reflejando aquí?
mistad»? 10 En un momento determinado, las palabras de Pármeno parecen pre-
monitorias del desenlace de la historia. Casi se pueden tomar como
6 Pármeno habla para sí ante su interlocutor, pero sin dirigirse a él.¿Recuer-
una síntesis de lo que va a suceder. ¿Qué palabras son esas?
das el nombre de este recurso dramático y cómo se indica tipográfica-
mente? Esa convención le permite a Rojas presentarnos a un personaje 11 Está claro que Celestina no goza del beneplácito de Pármeno. Explica
que no dice todo lo que piensa. ¿Qué finalidad cumple este recurso en la a qué se refiere él cuando dice, para nombrarla: «aquella trotaconven-
obra dramática? ¿Qué nos indica sobre la personalidad de Pármeno? tos, después de tres veces emplumada».
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