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ACTO Y ACTUALIDAD.

( Dic. Ferrater Mora)


Estudiaremos estos conceptos en su acepción filosófica técnica,
prescindiendo de sus muchos significados comunes. Para el
sentido de "acto" como "acción" véase el artículo sobre este
último concepto.
Aristóteles introdujo en su filosofía los términos EVE' pgeia —
que se vierten usualmente por "acto" o "actualidad"— y Súvami?
— que se traduce comúnmente por "potencia" (Cfr. algunos loci
en bibliografía, infra). En el artículo sobre la noción de Potencia
(VÉASE) analizamos varios significados aristotélicos de este
concepto en relación con el de acto. Tendremos que reiterar aquí
algunos de ellos para mayor claridad. Los términos en cuestión
constituyen una parte fundamental del arsenal conceptual
aristotélico y se aplican a muy diversas partes de su filosofía, pero
aquí los estudiaremos desde el punto de vista de la "Física" y de la
metafísica — y, perdónesenos el anacronismo, desde el punto de
vista de la "ontología general". Empezaremos considerándolos
como un intento de explicación del movimiento en tanto que
devenir (VÉASE).
El movimiento como cambio en una realidad (llamado a veces
"movimiento cualitativo" para diferenciarlo del movimiento local,
y calificado asimismo —como haremos aquí con frecuencia— de
"cambio") necesita tres condiciones, las cuales parecen ser a la
vez "principios": la materia (VÉASE), la forma (VÉASE) y la
privación (VÉASE). Ahora bien, el cambio sería ininteligible si
no hubiese en el objeto que va a cambiar una potencia de cambiar.
Su cambio es, en rigor, el paso de un estado de potencia o
potencialidad a un estado de acto o actualidad. Este paso se lleva
a cabo por medio de una causa eficiente, la cual puede ser
"externa" (en el arte) o "interna" (en la misma naturaleza del
objeto considerado). El vocablo 'interno' no significa que el objeto
que cambia no necesite ningún impulso para cambiar; significa
que no podría cambiar si no se quitaran los obstáculos que le
impiden situarse en su "lugar natural", y también que no podría
cambiar si no tuviese en él disposición para el cambio. El cambio
puede ser entonces definido como sigue: es el llevar a cabo lo que
existe potencial- mente en cuanto existe potencialmente (Phys.,
IV 201 a). En este "llevar a cabo" el ser pasa de la potencia de ser
algo al acto de serlo; el cambio es paso de la potencia a la
actualidad. Se ha dicho a veces que la contra-posición entre
potencia y acto en Aristóteles es idéntica, o cuando menos muy
similar, a la contraposición entre materia y forma. No negamos
que haya una analogía entre ambos pares de conceptos. Pero en
modo alguno pueden equipararse. La forma es la esencia, o uno
de los aspectos de la esencia, de un ser; en cambio, el acto incluye
una cierta operación. Cuando esta operación culmina tenemos la
entelequia (véanse, sin embargo, en el artículo sobre este último
concepto sus varias significaciones).
No es fácil definir la noción aristotélica de "acto". Se puede decir
que el acto es la realidad del ser, de tal modo que, como indicó el
Estagirita el acto es (lógicamente; acaso formal- ontológicamente
) anterior a la potencia. Sólo a base de lo actual puede entenderse
lo potencial. Puede decirse asimismo que el acto determina
(ontológicamente) el ser, siendo de este modo a la vez su realidad
propia y su principio. Puede destacarse el aspecto formal o el
aspecto real del acto. Finalmente, puede decirse que el acto es "lo
que hace ser a lo que es". Ninguna de las definiciones resulta
suficiente. Aristóteles, que se da cuenta de esta dificultad, procede
con frecuencia a presentar la noción de acto (y la de potencia) por
medio de ejemplos. A éstos nos referiremos de inmediato como
base de nuestro comentario.
"El acto —escribió Aristóteles— es la existencia de un objeto,
pero no de! modo como lo hemos expresado por la potencia.
Decimos, por ejemplo, que Hermés está en potencia en la madera,
y la semilínea en la línea completa, porque de ella puede ser
extraída. Llamamos también sabio en potencia a quien ni siquiera
especula, con tal que posea la facultad de es-pecular; el estado
opuesto en cada uno de estos casos existe en acto" (Met., n 6,
1048 a 30-35). Como se ve, Aristóteles no proporciona una
definición de 'acto', sino una contraposición de la noción de acto
con la de potencia a la luz de ejemplos. Que éstos son
sobremanera importantes lo muestra el hecho de que en cada
ocasión en que Aristóteles se propone-
mostrar lo que el acto es, acumula los ejemplos. "El acto será,
pues, como el ser que construye es el ser que tiene la facultad de
construir; el ser desvelado, al que duerme; el que vela, al que
tiene los ojos cerrados pero posee la vista; lo que ha sido separado
de la materia, a la materia; lo que es elaborado, a lo que no lo es"
( ibidem, 1048 b 1-5). Los primeros términos de estas series son
actos; los segundos, potencias. Y si se pregunta por qué no se
proporciona una definición estricta de los términos 'acto' y
'potencia', Aristóteles contestará que "no hay que intentar
definirlo todo, pues hay que saber contentarse con comprender la
analogía."
Sin embargo, los ejemplos y las comparaciones no son todo lo
que cabe decir acerca del significado de la noción de acto. Ante
todo, hay que entender tales ejemplos y comparaciones en
relación con el problema a que antes nos hemos referido: el del
cambio. ¿Cómo concebir el ser como ser que cambia? Platón
había declarado que el cambio de un ser es la sombra del ser. Los
megáricos habían sostenido que sólo puede entenderse lo que es
actualmente: un objeto dado, x, afirmaban, es o bien P ( es decir,
posee tal o cual propiedad o se halla en tal o cual estado), o bien
no-P (es decir, no posee tal o cual propiedad o no se halla en tal o
cual estado). ¿Puede decirse que Juan es en potencia un gran
músico si no ha producido música alguna? Ahora bien, Aristóteles
rechazó la doctrina de Platón porque éste hacía del cambio una
especie de ilusión o apariencia del ser que no cambia, y la
doctrina de los megáricos porque no daban razón del cambio. Si,
pues, hay cambio, debe de haber algo que posee una propiedad o
se halla en un estado y puede poseer otra propiedad o pasar a otro
estado. Cuando tal ocurre, la "posterior" propiedad o el "último"
estado constituyen actos, o actualizaciones, de una previa
potencia.
Esta potencia no es cualquiera. Como Aristóteles señala (Phys.,
III 201 b 33 sigs.), un hombre no es potencialmente una vaca,
pero un niño es potencialmente un hombre, pues de lo contrario
seguiría siendo siempre un niño. El hombre es, así, la actualidad
del niño. Un objeto dado, x, que es negro, es potencialmente
blanco, porque puede llegar a ser blanco. Así, el paso de lo que es
en potencia a lo que es en acto requiere ciertas condiciones: estar
precisamente en potencia de algo y no de otra cosa. Puede decirse
que además de un x que es blanco y de un x que es negro hay
"algo" que no es ni blanco ni negro, sino que llega a ser blanco. Si
se admitiera solamente el ser (en tanto que ser actual), nada
podría convertirse en nada. El enunciado 'x llega a ser blanco'
carecería de sentido a menos de suponerse que el enunciado 'x
puede llegar a ser blanco' es verdadero.
Aunque haya seres en potencia y seres en acto, ello no significa
que potencia y acto sean ellos mismos seres. Podemos, pues,
definirlos como principios de los seres — o "principios
complementarios" de los seres. Estos principios, sin embargo, no
existen separadamente —al modo de las Formas platónicas—,
sino que se hallan incorporados en las realidades (con la
excepción del Acto Puro o Primer Motor, y aun ello porque tal
Acto no consiste sólo en ser en acto, sino en "actualizar" mediante
atracción todo ser). Ahora bien, la teoría aristotélica del acto no
puede reducirse a esta definición, la cual es, en última instancia,
puramente nominal. El Estagirita se da perfectamente cuenta de
que el acto puede ser entendido de varias maneras. Por lo pronto,
de éstas dos: (1) el acto es "el movimiento relativamente a la
potencia"; (2) el acto es "la substancia formal relativamente a
alguna materia". En el primer caso, la noción de acto tiene
aplicación sobre todo en la física; en el segundo, tiene aplicación
en la metafísica. Por si la complicación fuera poca, resulta que la
noción de acto no se aplica del mismo modo a todos los "actos".
En ciertos casos no se puede enunciar de un ser su acción y el
hecho de haberla realizado — no se puede aprender y haber
aprendido, curar y haber curado. En otros, en cambio, se puede
enunciar simultáneamente el movimiento y el resultado — como
cuando se dice que se puede ver y haber visto, pensar y haber
pensado. "De estos diferentes procesos —escribe Aristóteles—
hay que llamar a unos movimientos y a los otros actos, pues todo
movimiento es imperfecto, como el adelgazamiento, el estudio, la
marcha, la construcción: son movimientos, y movimientos
imperfectos.
En efecto, no se puede al mismo tiempo marchar y haber
marchado, devenir y haber devenido, recibir un movimiento y
haberlo recibido; no es tampoco lo mismo mover y haber movido.
Pero es la misma cosa la que a la vez ve y ha visto, piensa y ha
pensado. A un proceso tal lo llamo acto y al otro movimiento"
(ibidem, 1048 b 25-35).
La cita anterior muestra que Aristóteles no se considera satisfecho
con contraponer simplemente el acto a la potencia y con examinar
la noción de acto desde el punto de vista de una explicación del
cambio dentro del marco de una "ontología de la física". Si
pueden encontrarse ejemplos de seres cuya realidad se aproxime a
una pura actualización de sí mismos, serán ellos los que
determinen el modo como propiamente tiene que entenderse el
"ser en acto". En su "Prólogo" a la Historia de la filosofía, de
Emile Bréhier (Dos Prólogos, 1944, págs. 193-203), Ortega y
Gasset ha puesto de relieve el carácter dinámico de estas
realidades que son propiamente en acto, y se ha referido a un
pasaje en De an. — al cual puede agregarse el mencionado
anteriormente. He aquí varias frases de dicho pasaje: ".. .el
moverse es una especie de acción, aunque imperfecta... Decimos
algo que sabe, o bien en el sentido con que lo decimos de un
hombre por el hecho de que pertenece al género de los seres que
tienen inteligencia y ciencia; o bien en el sentido con que decimos
que sabe algo el que posee la ciencia gramatical. Mas, no es la
misma la potencia de saber en ambos casos: en el primero, el
hombre sabe porque tal género de seres y tal materia tiene
potencia para saber; en el segundo, porque si no hay impedimento
externo puede el hombre, cuando quiere, actualizar su
conocimiento. Por último, decimos que uno sabe, cuando ya
actualmente contempla una verdad, de modo que propiamente y
en acto sabe que esto es A. Los dos primeros saben en potencia.
De ellos, el uno sabrá actualmente, cuando por la enseñanza
cambie de cualidad, y repetidamente pase de un hábito al
contrario; el otro, si del poseer la sensación o la gramática, pero
sin usarlas, pasa a la actuación de las mismas; lo cual supone un
cambio muy distinto del anterior; el que posee
el hábito de la ciencia pasa al acto de contemplarla; lo cual o no
es verdadera mutación (ya que consiste en un progreso del sujeto
y de su acto), o por lo menos es un género de mutación distinto de
la común; hay dos modos de alteración: uno que consiste en el
tránsito a las disposiciones privativas (a saber, la sustitución de
una cualidad por su contraria), la otra, en el tránsito a las
disposiciones positivas y a la perfección de la naturaleza (que es
progreso y perfección de la cualidad existente)" (II 5, 417 a 15
sigs.; trad. Antonio Ennis, S. I.).
Según Ortega y Gasset, esto muestra que para Aristóteles hay
cierta forma de devenir que no consiste simplemente en pasar de
un estado (principio) a otro estado (fin), sino que es incesante
cambio "hacia sí mismo". El ejemplo más eminente de este
"progreso hacia lo mismo", e'io auto gap h 'EPÍSOO i?, es el
pensar, el cual tiene en sí mismo su término, pero no por ello cesa
de progresar. Ahora bien, "el cambio o movimiento que es
término o fin de sí mismo, que aun siendo marcha o tránsito y
paso, no marcha sino por marchar y no para llegar a otra cosa, ni
transita sino por transitar, ni pasa más que por su propio pasar, es
precisamente lo que Aristóteles llama acto —enérgeia—, que es
el ser en la plenitud de su sentido. Con lo cual vemos que
Aristóteles trasciende la idea estática del ser, ya que no el
movimiento sensu stricto, sino el ser mismo que parecía quieto se
revela como consistiendo en una acción y, por tanto, en un
movimiento sui generis" (Ortega y Gasset, op. cit., págs. 198-9).
Sea o no verdad que hay en Aristóteles esta idea del ser como ser
dinámico, en el cual, según ocurre con el pensar, "el paso de la
potencia inicial ... no implica destrucción de la potencia sino que
es, más bien, una conservación de lo que es en potencia por lo que
es en perfección (entelequia), de modo que potencia y acto se
asimilan" (op. cit., pág. 202), lo cierto es que la noción de acto en
el Estagirita no puede reducirse a una definición simple
acompañada de varios ejemplos. En todo caso, parece como si
Aristóteles tuviera interés en mostrar que hay entes que son
constitutivamente más "en acto" que otros. Además, tales entes
pueden ser¬
vir de modelos para cuanto se dice que es en acto. Puede decirse
acaso que el acto no designa la acción (en el sentido del cambio),
pero como designa la perfección de la acción, no hay
inconveniente en admitir que ésta puede ser perfecta en su
cambiar. Varios autores neoplatónicos y cristianos tendieron a
esta idea del acto como la perfección dinámica de una realidad.
Uno de los ejemplos de este ser en acto es la intimidad personal.
El acto puede entonces concebirse como una tensión pura, la cual
no es movimiento ni cambio, por¬que constituye la fuente
perdurable de todo movimiento y cambio. Y si se alega que tal no
puede ocurrir, porque el sentido primario de las descripciones
aristotélicas de 'acto' y 'actualidad' lo excluyen, se puede
responder con Plotino que debe distinguirse entre el sentido de
'acto' según se aplique a lo sensible o a lo inteligible. En lo
sensible, argüía Plotino, el ser en acto representa la unión de la
forma y del ser en potencia, de suerte que no puede haber aquí
equívoco alguno: el acto es la forma. En lo inteligible, en cambio,
la actualidad es propia de todos los seres de esta esfera, de modo
que, siendo el ser en acto el acto mismo, la forma no es un mero
acto: más bien es en acto. Las nociones de acto y actualidad
fueron elaboradas por los escolásticos con gran detalle,
principalmente a base de los conceptos aristotélicos. A este
respecto, cabe considerar tres aspectos. Primero, que, sin dejar de
ser aplicadas, como en Aristóteles, a los procesos naturales, no se
confinaron a éstos, sino que se usaron con particular empeño para
dilucidar el problema de la naturaleza de Dios como Acto Puro.
Segundo, que se intentó precisar su significado hasta donde fuera
posible. Tercero, que se establecieron distinciones entre varias
especies de actos. Nos referiremos principalmente a los dos
últimos aspectos y nos fundaremos principalmente en las
doctrinas al respecto de Santo Tomás de Aquino.
Para Santo Tomás y muchos escolásticos, la doctrina del acto (y
de la potencia) resulta de un tratamiento de la cuestión de la
división del ente. Aunque acto y potencia sean de algún modo
relativos, en tanto que lo que se dice ser en acto (en los seres
creados) lo es con respecto a la potencia, y lo que se dice ser en
potencia lo es con respecto al acto, hay que establecer una
distinción. Mientras la potencia se define por el acto, éste no
puede definirse por la potencia, ya que la potencia adquiere el ser
que tenga por medio del acto. Esto equivale a la doctrina
aristotélica de la preeminencia (lógica) del acto sobre la potencia.
Como escribe Santo Tomás, "potentia dicitur ab actu" (De pot., I,
1). El acto es, pues, algo "absoluto"; no puede definirse como tal
por ser una de las llamadas prima Simplicia. El acto no se
compone (lógicamente) de partes en potencia, pero tampoco se
resuelve en partes actuales. En este sentido, Aristóteles andaba
por el buen camino al "mostrar" (más que de-mostrar) la noción
de acto por medio de ejemplos. Sin embargo, que el acto sea
lógicamente anterior a la potencia, no significa que (en los seres
creados) sea realmente anterior a la potencia. Sólo el Acto Puro o
Dios es anterior, lógica y realmente, a todo.
Entre las divisiones de la noción de acto, propuestas por los
escolásticos, y principalmente por Santo Tomás, mencionamos las
siguientes:
1. El acto puede ser puro o absoluto, o no puro. En el acto puro
no hay ninguna potencia; el acto puro es la perfección concebida
o existente en sí y por sí. El acto puro es por ello "el acto último
no recibido" ( irreceptus), de modo que, como escribe San to
Tomás, "ultimus actus est ipsum esse". El acto impuro es el que
tiene alguna potencia o está mezclado con la potencia, siendo
perfección de una potencia, y siendo por ello un "acto recibido"
(receptus).
2. El acto no puro puede ser en titativo o formal. El acto
entitativo es el acto de ser (actus essendi) o el que hace existir a
una esencia. El acto formal es el que informa una potencia
constituyendo una forma substancial o una forma accidental. El
acto entitativo se llama también "acto último".
3. El acto formal substancial pue de ser subsistente (o existir
solo) o no subsistente (o no existir solo, es decir, existir
acompañado de materia ).
4. El acto subsistente puede ser completo o incompleto.
5. El acto no subsistente puede ser substancial o accidental.
6. El acto puede ser primero o se-
gundo. El acto primero no supone otra cosa, siendo la forma. El
acto segundo supone otra cosa, siendo la operación.
7. El acto primero puede ser pró ximo (al cual sigue
inmediatamente un acto segundo) o remoto (al cual no sigue
inmediatamente un acto segundo ).
8. El acto puede ser inmanente o exterior (llamado también
transitivo). El acto inmanente es el recibido en el propio sujeto
que lo produce (cual el acto intelectual). El acto exterior o
transitivo es el recibido en otro su jeto (cual el acto físico).
Según los escolásticos, todo ser mudable consta de potencia y de
acto, mientras el ser inmutable es sólo acto. Los escolásticos han
empleado asimismo muchas expresiones en las cuales se hace uso
de la noción de acto, tales como esse in actu, esse actu, ens
actúale, actualitas, habere actum.
En la filosofía del Renacimiento y en muchos sistemas modernos
se han usado asimismo las nociones de acto y actualidad, pero con
frecuencia con distinto vocabulario. La noción de Absoluto
elaborada por los idealistas postkantianos puede definirse en gran
parte a base de la idea del acto puro, sobre todo cuando se
interpreta a éste en sentido "dinámico", es decir, capaz de
"desplegarse" en la Naturaleza y en el Espíritu. También en la
filosofía de Spinoza desempeña un papel importante la noción de
acto. Se ha discutido con frecuencia dentro del pensamiento
moderno si la realidad ha de ser concebida primariamente como
actualidad (al modo de los megáricos, y en parte de Spinoza y
Bergson) o si la idea de potencialidad es asimismo importante,
cuando no preeminente. Puede decirse que ha habido una cierta
tendencia a dar el primado al ser actual frente al ser potencial. Sin
embargo, en la mayor parte de los sistemas filosóficos modernos
la noción de acto ha sido sub- sumida en otras nociones no
necesariamente relacionadas con las cuestiones suscitadas dentro
de la filosofía aristotélica y escolástica, por lo que es difícil
estudiar tales sistemas desde el ángulo de las nociones tratadas en
el presente artículo.
Nos limitaremos aquí a mencionar a algunos autores del siglo
presente en los cuales los términos 'acto' y 'actual' desempeñan un
papel capital:
Gentile, Whitehead, Husserl y Lave- lle son particularmente
destacados a este respecto.
Gentile ha llamado a su filosofía "actualismo" (VÉASE). Esta
filosofía se deriva en parte de la noción idealista de acto como un
absoluto "poner" la realidad. Gentile llama atto puro al
pensamiento en tanto que no puede objetivarse, sino que
constituye el fundamento de toda objetividad "engendrada". La
"actualidad del yo" por la cual "no es nunca posible que el Yo se
conciba como objeto de sí mismo" (Teoría dello Spirito, I, 6),
hace que el acto puro se oponga de continuo al hecho. El hecho es
lo que se da; el acto es lo que se hace. Por eso el acto no debe
entenderse como realidad abstracta, sino como reali¬dad
eminentemente concreta. El acto es el Espíritu, el cual es "el
sujeto que no es pensado como tal, sino actuado como tal" (op.
cit., II, 3). Gen- tile afirma de este modo la identidad del verum y
del fieri, hasta el punto de que, alterando una fórmula tradicional,
puede decirse que verum et fieri convertuntur. El Espíritu como
acto puro es puramente dinámico (y es, además, "histórico-
concreto" ). Gentile sostiene que la noción tradicional de acto no
permite comprender lo histórico, puesto que tiene la tendencia a
reducir el espíritu-acto al espíritu-substancia.
La oposición al acto como entidad estática es propia asimismo de
la filosofía de Whitehead. Las "entidades actuales o entidades
ocasionales son las "cosas" finales reales de que está hecho el
"mundo", incluyendo Dios. Las entidades actuales son "gotas de
experiencia, complejas e interdependientes" (Process and Reality,
II s. 1). Para Whitehead, la noción de entidad actual es
equiparable a la idea cartesiana de substancia y al concepto
lockiano de potencia (power); por eso afirma que la "actualidad"
significa la última penetración en lo concreto, abstraído de cuanto
sea mera no entidad (loc. cit.).
En la primera fase de la fenomenología de Husserl este autor usó
el término 'acto' (Akt), pero no le dio un sentido metafísico, sino
"neutral". Hus- serl manifiesta que los actos no son "actividades
psíquicas", sino "vivencias intencionales". De ellas hay que
excluir toda idea de actividad. El acto (Akt) no es la acción (Tat),
pero tampoco el actus en sentido clásico. Según Husserl, "la
referencia intencional, entendida de un modo puramente
descriptivo, como peculiaridad íntima de ciertas vivencias, es la
nota esencial de los fenómenos psíquicos
0 actos".
Louis Lavelle intenta, desde un punto de vista metafísico,
acentuar la actividad operante del acto sin reducirlo por ello a una
mera actuación de un ser. Lavelle elude tanto una interpretación
neutral del acto como una ontología dinamicista. El acto es para
Lavelle la realidad misma del ser. Por lo tanto, es algo distinto del
"objeto". El acto no es un ser actuante, a menos que se entienda
tal ser como un actuar. La noción de acto sólo puede ser entendida
par-tiendo de un análisis del yo. Este es el objeto de la metafísica,
la cual "se apoya en una experiencia privilegiada que es la del
acto que me hace ser" (De l'Acte, I art. 2). El acto no aparece
nunca como un objeto, porque es el horizonte dentro del cual se
da toda objetividad. Puede alegarse que en la teoría de Lavelle
hay mucho de "actualismo" en el sentido de Gentile. Sin embargo,
el acto no es para Lavelle la actividad pura o el actuar como tal;
es una realidad infinitamente concreta, una eficacia pura cuya
esencia interna es el crearse incesantemente a sí misma (op. cit., I
art. 5). El acto es la pura libertad y voluntad de ser, pero el acto
no elimina la racionalidad, sino que crea el ámbito racional y
permite que en el reino del yo el hacer coincida con el ser (op.
cit., VII art. 9.).
Otros pasajes de Aristóteles en los cuales se dilucida la noción de
acto son: Phys., I 2, 186 a sigs; I 8, 191 b sigs.; III 2, 201 b 10; De
an., II 1, 412 a 10; II 1 412 a 23; II 5, 417 a 9; II 5, 417 a 22-3; III
2, 426 a 1-26; De gen. an., II 734 a 30; Met., B 6, 1003 a 4; ü 7,
1049 b 4 - 8, 1051 a 3; A 2, 1069 b 15 sigs.; A 6, 1072 a 3-8; Eth.
Nic., I 13, 1103 a 27. — Entre otros pasajes en Plotino: Enn., I iv
14; I v 5; I vii, 1, 2; III
1 13; III ix 8; IV viii 5; V iii 5; V iv 9. — Para Santo Tomás,
además del citado De pot. (I, 1): 1 sent. 42, 1, 1 ad 1; S. theol, I q.
LXXVI 1 c; q. CV 1 c.; 9 met. 7 b y 8. La frase: "actus purus non
habens aliquid de potentialitate, en S. theol., I q. III
2 c. — Para acto y potencia en varios autores: A. Smets, Act
en Potentie in de Metaphysica van Aristóteles,
1952. — E. Berti, Genesi e sviluppo della dottrina della potenza e
dell' atto in Aristotele, 1958 [de "Studia Patavina". Quaderni di
Storia della Filosofía, 7], — Josef Stallmach, Dy- namis und
Energeia, 1959 (Monogra- phien zur philosophischen Forschung,
ed G. Schischkoff, 21). — J. Christen- sen, "Actus Purus. An
Essay on the Function and Place of the Concept of Pure Act in
Aristotelian Metaphysics and on Ints Interrelation with Some
other Key Concepts", Classica et Me- diaevalia, XIX (1958), 7-
40. — José R. San Miguel, "Los términos 'acto' y 'potencia en la
filosofía neoplató- nica y agustiniana", Augustinus, IV (1959),
203-37. — C. Giacon, Atto e Potenza, 1947. — La noción de acto
en sentido aristotélico-tomista es presentada en todos los
manuales neo- escolásticos tomistas. Además, véase: A. Farges,
Théorie fondamentale de l'acte et de la puissance, du moteur et du
mobile, 1893. — L. Fuetscher, S. J., Akt und Potenz, eine
kritisch- sysiematische Auseinandersetzung mit dem neuren
Thomismus, 1933 (trad. esp.: Acto y potencia. Debate crítico-
sistemático con el neotomismo, 1949). — Véase asimismo la
bibliografía del artículo POTENCIA. — No hemos hablado en
este artículo de la "filosofía del acto" de G. H. Mead (VÉA¬SE),
expuesta en The Philosophy of the Act (1938), porque el término
'acto' tiene en este autor un sentido muy distinto de cualquiera de
los analizados, y expresa más bien la acción en sentido
pragmático-perspec-tivista.

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