Вы находитесь на странице: 1из 10

Exposición sobre el Apagón Cultural:

Estudiante: Ágata Marinovic

Es sabido que el Régimen Dictatorial vivido en Chile desde aquel 11 de septiembre trajo consigo una
serie de procesos y cambios en todo sentido producto de la represión, temor e ignorancia que consumió
a la población chilena de ese entonces y que perduró hasta el fin de la Dictadura. Dentro de los
procesos mencionados y siendo aun mas especifico, en el ámbito sociocultural se da el conocido
“Apagón Cultural” llamado de esta manera por la rígida censura que experimentó cualquier forma de
expresión y opinión de aquel momento donde el régimen con una “cultura” anticomunista, con el
neoliberalismo como política económica combinada con un modelo claramente autoritario se
encargaba de eliminar todo aquello que no iba con la línea. El principal organismo encargado de esta
tarea es la denominada Dirección Nacional de Comunicación Social (DINACOS) fundada en 1974. Si
bien el Apagón fue un hecho y esto se refleja en el actuar de la DINACOS es innegable la existencia de
luces que de alguna u otra forma logaron contrarrestar la oscura sombra de la represión.

El apagón cultural existió, esto es innegable, la censura, represión y control social van de la mano con
las políticas culturales, donde el conformismo y la resignación fueron los protagonistas dentro de
aquella “cultura autoritaria” que ahogaba a la población. Aquel apagón se vio reflejado de manera
clara en la manipulación de medios de difusión, comunicación y educación que iban en abierto
beneficio del régimen, apoyando todo hecho y situación favorable y que siguiera la línea del gobierno.
Al mismo tiempo, se controlaba y cesuraba toda expresión cultural que fuera en contraria al régimen:
libros, publicaciones escritas, información, música, entre otros, lo que tuvo como consecuencia una
gran cantidad de artistas chilenos exiliados, torturados y asesinados durante la Dictadura.

A modo de censura y control, fueron usadas distintas estrategias de manipulación, como el lenguaje,
con palabras simples y fáciles de entender como violencia, angustia, traición, mentira, inseguridad,
anti-chileno, corrupción, terrorismo, extremismo, todas ellas y algunas más fueron atribuidas al
marxismo, buscando de este modo obtener el rechazo inmediato de las masas hacia la izquierda
chilena.
Los medios masivos de comunicación cumplen un rol fundamental, desde la televisión en la cual se
transmiten programas vacíos, superficiales, de bajo nivel cultural y que por supuesto emiten
información conveniente para el régimen; hasta el diario El Mercurio conocido históricamente por su
apoyo a partidos de derecha y conservadores, este periódico a mediados de 1977, reconoció la
existencia de un apagón cultural y lo asocia a el caos que vivió el país por muchos años, sumado al
estilo de vida moderna que debido al ritmo que este conlleva no permite tener tiempo para la lectura y
la culturalización, y el encarecimiento de la educación y la cultural, cabe destacar que para ese
entonces, el libro chileno era uno de los más caros del mundo.

Además, se allanaron importantes productoras culturales, como el Museo de Bellas Artes, las oficinas
de Chilefilms, y la editorial Quimantú, una industria estatal creada por la Unidad Popular y símbolo de
la política cultural del gobierno de Salvador Allende, en esta se expresaba su política de arte para todos;
fue en este lugar donde se destruyeron y quemaron miles de libros, situación que fue transmitida por
televisión. También fueron allanadas universidades como la Facultad de Artes de la Universidad de
chile, puesto que se consideraba un “foco de marxismo”.
Esudiante: Foad Cáceres

Durante la Dictadura, personas, comunidades e instituciones fueron víctimas de constantes


transgresiones y violaciones a sus derechos, incluso, a aquellos más fundamentales. Si bien, no es posible hablar
de Derechos Humanos respecto de instituciones, propiamente tales, estas sufrían las repercusiones derivadas de
aquellas privaciones que acaecían en las personas habitantes de nuestro país, durante aquel período. Una clara
consecuencia de lo anterior, vienen a ser los miles de casos de exilios ocurridos en dichos años, los cuales,
afectaron en gran medida a sectores ligados a las artes y cultura en nuestro país. Dado que, por medio de una
serie de normas y circunstancias de violencia, por parte del gobierno de facto, se privó a las personas de un
derecho tan fundamental y esencial, como lo es la libertad de expresión. Lo anterior, se refleja claramente en el
siguiente pasaje del historiados Raymond Williams:

“el concepto de cultura ha sufrido profundas transformaciones en los últimos dos siglos,
siendo el cambio más palpable la revolución antropológica que planteó que cultura ya no era
un “estado o hábito de la mente” ni las “realizaciones elevadas del intelecto humano”, sino
que se refiere a “todo un modo de vida” (Williams, 2001).

El autor plantea que, de ahora en más (vale decir, desde el golpe militar en adelante), la cultura no volvió
a entenderse desligada de la política, sino, como parte de la misma. Visión que en nada favoreció a nuestro país,
ya que, durante este lapso de tiempo, las voluntades políticas no estaban esmeradas en cultivar y fortalecer a las
artes y la cultura, sino que, muy por el contrario, fueron empleadas en la formación de un nuevo Estado por
medio del sometimiento de la población. Un ejemplo claro de lo anterior, dice relación con la creación de
instituciones como “Dinacos”, la cual no ha quedado exenta de críticas por su gestión, sobre todo, en cuanto a
las autorizaciones para la publicación de escritos, ya sea, libros, revistas, periódicos, etcétera. Un testimonio de
la realidad señalada, anteriormente, la encontramos en las palabras del periodista Roberto Silva (1983): “Hay
muchas solicitudes que cumplieron cuatro, hasta cinco años esperando. Otras fueron despachadas en el día”
(p.2).
Estudiante Anaiz Rojas

Pese a tener un discurso nacionalista, el régimen orientó sus políticas culturales en


dirección a las ideas del libre mercado, teniendo como propósito eliminar todo rastro de
ideas afines con los movimientos marxistas e izquierdistas divergentes al régimen
vigente, aproximando la cultura y las artes nacionales a los valores neoliberales que el
régimen quería implantar en el país mediante campañas tanto mediáticas como de
propaganda, orientando todos los recursos fiscales a este fin, descartando así el
desarrollo de movimientos culturales emergentes que no estuvieran controlados por el
Estado, apoderándose a su vez de los valores ideológicos de la población.

"Según los principios de la Doctrina de Seguridad Nacional, la lucha contra la subversión era un
enfrentamiento “total” que abarcaba no solamente el aspecto bélico, sino que incluía las ideas políticas, el
sistema económico y principalmente los aspectos valóricos y sicológicos de la población." (p.111)

Frente al inminente clima de represión cultural que se vivía en Chile, numerosos grupos
de artistas y literatos comenzaron a buscar formas alternativas de expresar sus ideas
antiautoritarias dentro del país, al margen del ambiente represivo que proponía el
régimen. A continuación, se presentarán ejemplos de esto:
Estudiante: Martina Avendaño (Yeguas del Apocalipsis)

Uno de las agrupaciones contrarias al fenómeno del apagón cultural fueron las yeguas del Apocalipsis,
un colectivo artístico chileno fundado por Pedro Lemebel y Francisco Casas en 1987. Este colectivo
activó una serie de intervenciones y posicionamientos artístico-políticos que, en el ámbito de las artes
visuales, se desarrollaron respecto a las prácticas y discursos de la “Escena de Avanzada”,
solidarizando con las agrupaciones de derechos humanos, las agitaciones civiles y los movimientos de
resistencia en contra de la dictadura militar a través de una gramática provocadora e intimidante que
utiliza la parodia y el humor disolvente, con acciones planificadas que apelan a una retórica sacrificial,
constituyendo un precedente para las relaciones entre arte, política y sexualidad desde Latinoamérica
(yeguasdelapocalipsis, 2015).

Francisco Casas y Pedro Lemebel fueron actores e interlocutores que establecieron diálogos y alianzas
con agrupaciones en el colectivo lesbo-feminista Ayuquelén y el MOVILH (Movimiento de Liberación
Homosexual), discordando frente a las fórmulas orgánicas de la “militancia homosexual” y
promoviendo un cruce entre políticas de izquierda y de deseo, entre la denuncia de la violencia
dictatorial y la crisis del VIH-sida (yeguasdelapocalipsis, 2015).
La imagen mostrada anteriormente corresponde a “Lo que el SIDA se llevó”, una exposición de 30
fotografías mostradas en noviembre de 1989 en el evento “Intervenciones Plásticas en el Paisaje
Urbano”. Estas fotos representaron un homenaje a distintas figuras de la cultura como Marilyn Monroe,
Buster Keaton y las hermanas de la obra.

Las poses de Lemebel y Casas fueron supervisadas por la bailarina Magaly Rivano […] Las yeguas
del apocalipsis experimentaron con prendas del mercado persa y de amigas travestis (algunas de
ellas víctimas del VIH-sida), prendas cuyo corte estético recordaba el glamour de las divas
hollywoodenses del goldenage (yeguasdelapocalipsis, 2015).
Estudiante: Vicente Otárola

Existieron luces, faros en un Chile que se volvía oscuro, y a continuación se muestran algunas obras de
grupos que a pesar de la “mano dura” sacaron su arte a ojos de la escena pública. Las Yeguas del
Apocalipsis, un colectivo conformado por Pedro Lemebel y Francisco Casas, que intervino durante la
dictadura militar con manifestaciones o luces que existían en esos tiempos. El objetivo, a través del
arte criticar la coyuntura política y los modelos artísticos establecidos, una luz en la sombra, una luz
que se ocultó y escapó de la represión.

1989/ La conquista de América

Consistió en un pie de cueca de parte de Pedro Lemebel y Francisco Casas, a pies descalzos, con
pantalones negros y torso desnudo, sobre un mapa de América del Sur, que fue cubierto por vidrios
rotos de botella de coca-cola. El objetivo de esta intervención era: trazar un paralelo entre el proceso
de la “Conquista” y el soporte del imperialismo norteamericano que brindó a los gobiernos militares en
Latinoamérica y a su vez denunciar las matanzas ejecutadas por estas dictaduras. Citando a la “cueca
sola” un acto simbólico de apropiación de las madres de este baile, las madres de detenidos
desaparecidos por la ausencia de familiares varones.

Analizando y desglosando esta intervención se desarrolla el tema del apagón cultural no de manera
concreta sino en un subtexto de la obra. La figura de la cueca, no es solo una “cueca sola”, declarada
como baile nacional en 1979 argumentada como la de mayor difusión y de más profunda significación
histórica. Ésta es la ilustración del patriotismo y el nacionalismo con un baile declarado nacional por
Augusto Pinochet y que hoy por hoy se relega a bailarlo en una época del año, un ejemplo de
exaltación de los valores patrios que demuestra una cara dictatorial, la imposición cultural, se nos hace
difícil criticar la cueca pero es consecuencia de la transformación vivida en el apagón, y no debemos
criticarla sino cuestionarnos cómo es que un baile derivado de áfrica es baile nacional y no uno que
lleva años siendo danzado en esta tierra como la danza mapuche. Se puede interpretar a su vez una
referencia al capitalismo norteamericano con los vidrios de Coca-Cola una ilustración de la pérdida de
la producción original de la cultura y el inicio de una era de producción en masa con carencia de
contenido.
Estudiante Belén Vergara (Yeguas del Apocalipsis)

Las yeguas del Apocalipsis

Refundación de la Universidad de Chile (1988)

Su entrada en el recinto Universidad de Chile montando desnudos un caballo. El objetivo de esta


Performance consistía en denuncian la violencia del poder, generando una resistencia a la cultura
impartida por la dictadura, se intentaba refundar el vínculo entre el Arte y la política. Un reclamo a la
apertura de la participación política.

No tenemos que olvidar que la dictadura geneó una “demonización” a los postulados de los partidos de
izquierda, se le considero que “(…) el comunismo es producto de la “maldad y de la debilidad de la
naturaleza humana”, y asociarlo a actividades reprobadas moralmente como “drogas, soborno,
chantajes, pederastia, ninfomanía, lesbianismo”, robos, abusos de poder, entre otros.” (Donoso, 2013,
p.111). Con esta expresión artística las Yeguas del Apocalipsis a su vez buscaba destruir la ética que la
dictadura infundía en la sociedad, defendiendo la orientación sexual sin miedo y la exhibición. La
performance apelaba irónicamente a la moralidad que presentaba el pueblo chileno para conseguir el
impacto necesario, alterándola. Con esto la “Refundación de la Universidad de Chile (1988)” se
representa por lo sexual, lo político y lo artísticos, teniendo como objetivo lograr la necesidad de los
chilenos a alcanzar la libre expresión, incrementando el sentimiento colectivo de hermandad y
revolución, pues los artistas buscaban demostrar su apoyo al pueblo chileno.
Estudiante: Macarena Panes (Escena de Avanzada)

Las tres imágenes anteriores componen la obra llamada


“A Chile” de Elías Adasme, publicada entre los años 1979
y 1980. Recordemos que durante estos años Chile pasaba
por una dictadura, en la que toda palabra se habría
censurado. Entendiendo el arte -performance, imágenes,
entre otros similares- como único medio de comunicación
que no era tan evidente ante la censura, debido a su
subjetividad e interpretación diferente de persona a
persona.

Adasme, con su cuerpo entrega un mensaje, uno del tipo revolucionario e invita a una reflexión. Lo que
hace es expresar la situación en la que se encontraba Chile en esos momentos, de tal manera que utiliza
un mapa de chile y a él mismo de tres maneras distintas. En el primer panel podemos ver al artista con
un mapa de Chile proyectado en él, pero no de frente, sino que por la espalda. Esto, a interpretación
personal, significa la tortura y maltrato que se le imparte a los chilenos durante la época. De la imagen
se desprende el obligado acato a las reglas que impone la dictadura, lo que es plasmado en la postura
del cuerpo, lo erguido que está, como si alguien le ordenase hacerla. Además de ello se captura un
cuerpo al desnudo y de espaldas, técnicamente indefenso. Ahora bien, en todos los paneles el mapa de
Chile juega un rol importante en el mensaje que se quiere entregar, aludiendo sobre el cómo nosotros,
las personas que habitamos Chile somos el país propiamente tal, “somos chile” es una parte importante
del mensaje y al parecer Chile está “patas arriba” a lo que era antes, durante el gobierno de la UP. Y es
por ello que el artista toma la foto de cabeza junto a un mapa de Chile bajo la estación de metro
“Salvador”, con el fin de hacer énfasis a la gran diferencia entre la dictadura y los tiempos de Allende.
Esta diferencia puede apreciarse en aspectos como la censura vs culturización, erradicación de partidos
de izquierda vs mayor participación popular como también en la manera que llegaron ambos personajes
al poder, Allende mediante votaciones, es decir, una democracia vs el golpe de estado provocado por
Pinochet para tomar La Moneda por la fuerza.
La próxima imagen fue llamada “bandera vaciada”, y su creador es también Carlos Gallardo.

Al observarla hay dos aspectos fundamentales que resaltan,


me refiero a la ausencia de los colores blanco, azul y rojo
que conforman la bandera nacional y también la silueta del
hombre. Ambos elementos hacen énfasis a la ausencia de
cultura en la sociedad chilena de la época.

Me explico, los tres colores presentes en la bandera de


Chile son elementos nacionales, símbolos, patrióticos, y al quitarlos de la bandera se puede entender
como si nuestra nacionalidad, patriotismo o la propia “chilenidad”, ese concepto tan subjetivo que nos
hace chilenos, se estuviese perdiendo con el tiempo, como si nuestra cultura chilena se aboliera, se
eliminase. Lo mismo ocurre con la silueta poco definida de aquel hombre, nos indica que la identidad
chilena se está perdiendo, resultando tan solo en los restos de algo que ya no es.
Estudiante: Constanza Flores (CADA)

Debido a estas inhibiciones de las manifestaciones artísticas (de las que han hablado mis compañeros),
surgió el reconocido grupo Colectivo Acciones de Arte (CADA) el año 1979, compuesto por el
sociólogo Fernando Balcells, la escritora Diamela Eltit, el poeta Raúl Zurita, y los artistas visuales
Lotty Rosenfeld y Juan Castillo. Se considera que este grupo es la representación más nítida de las
contradicciones manifestadas dentro del ámbito artístico chileno, siendo considerado un grupo clave si
se habla respecto a las manifestaciones artísticas realizadas en espacios públicos que iban en contra del
gobierno. La intervención artística que sin duda simbolizó y le dio una gran importancia a nivel cultural
al grupo previamente descrito fue la colocación de un lienzo de color blanco en la entrada del Museo de
Bellas Artes en el año 1979, tachando así la misma tal y como se puede identificar y apreciar en la
imagen adjunta. Esta intervención fue realizada con el fin de representar la censura realizada por el
gobierno durante la dictadura que impedía la expresión del arte chileno y, además, censurar a su vez la
institución que representaba el arte pasado del país. Aunque, siempre fue destacando la importancia de
las calles como un ente que según sus características era quien debía recibir verdaderamente la atención
y apreciación de las personas por como el tránsito a través de las misma, siendo sin duda alguna algo
cotidiano en la vida de todo habitante andante.
Estudiante : Casandra Vergara (CADA)

La obra presentada con anterioridad es una de las creaciones más conocidas por el Colectivo de
Acciones de Arte, fue creada en el año 1979 y presentada en las calles a todo el público, titulada: “Para
no morir de hambre en el Arte”. En esta obra se puede ver como los artistas quieren conectar el arte con
el ciudadano. Se intervinieron las calles para que así el civil pudiera contemplar la obra en un medio
reconocido por ellos mismos, entendiendo la obra como algo familiar, y, de esta manera, poder
participar en este colectivo de artes de una manera optativa. En si la obra, “Para no morir de hambre en
el Arte”, trata de una manera más explícita la hambruna y las carencias básicas de la población a través
de la caja de leche, que a la vez representa los proyectos impuestos por el expresidente, Salvador
Allende, que intento eliminar aquellas carencias, pero sus proyectos fueron interrumpidos
abruptamente por el golpe militar del General Augusto Pinochet. La obra intentaba familiarizarse con la
población de Chile para que estos entendieran las injusticias que se vivía con la dictadura, y de esta
forma incentivarlos a participar en la revolución del Arte.

Вам также может понравиться