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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN

Facultad de Psicología, Relaciones Industriales y Ciencias de la Comunicación

Escuela Profesional de Psicología

“MODELO DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA”

Trabajo Monográfico presentado por los alumnos


de 5° “A”:

FIGUEROA MAMANI, Noemi Ibeth

FLORES VELA, Sol Rosario

TICONA DUEÑAS, Rey Juan

VALDEZ LEIVA, Luis Raúl

Para el curso de Psicoterapia

Dr. José Galdo Jarufe

Arequipa- Perú

2018
Universidad Nacional de San Agustín 2018
PRESENTACIÓN

En el presente trabajo se explica que la orientación psicoanalítica constituye un amplio


espectro de conceptualizaciones y formas de abordaje sobre lo psíquico. No es una escuela
sino más bien una orientación metodológica (Gil, 1995; Lopera, Ramírez, Zuluaga, & Ortiz,
2010; Ramírez, 2011; Ramírez, et al., 2015), en la que confluyen diferentes propuestas que
tuvieron sus orígenes en el psicoanálisis freudiano. Freud diferenció claramente tres aspectos
en su descripción del psicoanálisis: el método de investigación de procesos anímicos
inconscientes, la terapia fundada en esa indagación y el conjunto de conocimientos que
derivan de ese camino (Freud, 1923/1998). Este último aspecto, denominado por Freud como
psicología de lo inconsciente o psicología de lo profundo (Freud, 1915/1998, p. 169), ha dado
lugar a la diversidad de enfoques psicoanalíticos en la explicación de los fenómenos
psíquicos. Unas corrientes conservan los fundamentos del psicoanálisis clásico; otras, a partir
de una reformulación radical, proponen una superación definitiva de la teoría freudiana; otras
más, ocupan un lugar intermedio y, aunque conservan algunas ideas fundamentales de Freud,
elaboran otros conceptos, desarrollan nuevas perspectivas de abordaje psicoterapéutico
(Mitchel & Black, 2004). En tanto estos enfoques proponen una explicación de lo psíquico,
son perspectivas psicológicas, lo que nos habla de una orientación psicoanalítica en la
psicología, al lado de las orientaciones conductuales, experimentales, cognitivas,
existenciales, humanistas, transpersonales (Ramírez, et al., 2015).

El psicoanálisis y la terapia psicoanalítica sirve para aquellas personas que sienten que caen
en forma recurrente bajo el peso de síntomas psíquicos lo que impide que puedan desarrollar
todo su potencial para ser felices individualmente, con sus amigos o su familia, así como
sentirse exitoso y pleno en trabajo o en las tareas habituales de la vida. La ansiedad, las
inhibiciones y la depresión generalmente son signos de conflictos internos. Esto puede
originar dificultades en las relaciones y si no son tratadas pueden tener un impacto
considerable tanto en la vida personal como profesional de las personas. Las raíces de dichos
problemas a menudo van más profundo de lo que la conciencia puede alcanzar, esta es la
causa por la cual es irresoluble sin psicoterapia. Es con la ayuda del analista que el paciente
puede alcanzar nuevos conocimientos sobre la parte inconsciente donde anida el conflicto.
Hablando con el psicoanalista en una atmósfera segura éste va llevando al paciente a hacerse

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consciente de aquellos conflictos presentes en la parte inconsciente de su psiquis (esto incluye
pensamientos y sentimientos, memorias y sueños). Dicho tratamiento otorga alivio al dolor
psíquico, promueve el desarrollo personal y mejora la autoconciencia, dicha mejora a su vez
fortalece la confianza de la persona en tratamiento para alcanzar las metas en la vida. Estos
efectos positivos que produce el psicoanálisis perduran por mucho tiempo aún luego de haber
terminado el tratamiento.

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ÍNDICE

I. HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS…………………………………………….6


A. Episodio de la cocaína……..………………………………………………...7
B. Base sexual de la neurosis………………..………………………..………...7
C. ¿Abuso sexual en la niñez o fantasía?.............................................................8
D. Vida sexual de Freud……………………..…………………………………10
E. Pináculo de éxito……………………….……………………….……….….11
II. ANTECEDENTES……………………………………………...……………...13
III. ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD…………………………………...15
A. El ello…………………………………………….……....…………………15
B. El yo……….…………………………………….………………………….16
C. El súper yo…………………………………………..………….…………..17
IV. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD………………………..…………18
A. Etapa Oral…………………………………………………………………..19
B. Etapa Anal………………………………………………………………….19
C. Etapa Fálica………………………………………………………………...20
D. Etapa de Latencia…………………………………………………………...21
E. Etapa Genital………………………………………………………………..22
V. MECANISMOS DE DEFENSA………………………………………………..22
A. Regresión……………………………………………………………………22
B. Negación…………………………………………………………………….23
C. Formación Reactiva…………………………………………………………23
D. Proyección…………………………………………………………………..23
E. Regresión……………………………………………………………………23
F. Racionalización……………………………………………………………...24
G. Desplazamiento……………………………………………………………...24
H. Sublimación………………………………………………………………….24
VI. METAS DEL TRATAMIENTO PSICOANALITICO………………………….25
VII. TÉCNICA DEL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO……………………….27
A. La asociación libre de ideas………………………………………………….27
 La atención libremente flotante………………………………………28

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B. Utilización de los sueños……………………………………………………...30
C. Atención a la conducta cotidiana……………………………………………...35
 Humor o Chiste………………………………………………………..35
 Las parapraxias………………………………………………………..40
D. La resistencia…………………………………………………………………..42
E. Manifestaciones clínicas de la resistencia……………………………………..44
F. La transferencia y contratransferencia…...…………………………………….50
¿Qué es la transferencia?....................................................................................52
¿Qué es la contratrnsferencia?............................................................................52
VIII. VARIANTES DEL PSICANÁLISIS…………………………………………..53
A. Terapias de orientación psicoanalítica………………………………………….52
B. Analistas del Ego……………………………………………………………….54
C. PSICOLOGÍA INDIVIDUAL DE ALFRED ADLER……………………………55
A. Sentimiento de Inferioridad y Afán de poder…………………………………..60
B. La terapia Adleriana en contraste con las técnicas psicoanalíticas……………..63
C. Metas de la terapia Adleriana, según Mosak y Dreikurs (1973)…………...…..65
D. Técnicas de la terapia Adleriana………………………………………………..65
E. Técnicas De Evaluación-Intervención Usadas En La Terapia Adleriana………65
F. Otros procedimientos Adlerianos………………………………………...…….69
G. OTRAS TERAPIAS PSICODINÁMICAS………………………………………..70
1. Los Sistemas no Freudianos………………………...…………………………70
2. Los Sistemas Neo-Freudianos con énfasis cultural……………………………72
3. Los intentos de acortar y acelerar el procesos analítico…………………….....72
4. Extensiones del análisis clásico en otras direcciones………………………….73
5. Modificaciones basadas en un nuevo énfasis en la psicología del ego………..73

CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………74

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………….……………………………...………75

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MODELO DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA

I. HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS


Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia (ahora Pribor, en la República
Checa); en 1990 la ciudad sustituyó el nombre de su plaza Stalin con el de Freud para
denominarla. Su padre era mercader de lana de relativo poco éxito. Cuando su negocio
fracasó en Moravia , la familia se mudó a Leipzig, Alemania y más tarde , cuando Freud
tenía cuatro años de edad, a Viena, Austria, donde Freud permaneció por cerca de 80
años.
Cuando Freud nació, su padre tenía 40 años y su madre (la tercera esposa del viejo) solo
20. Era un hombre estricto y autoritario hacia el que Freud recordaba haber sentido
hostilidad, odio y rabia en su niñez; escribió que ya a los dos años se sentía superior a su
padre. La madre era esbelta y atractiva y comportamiento hacia su primogénito era
protector y cariñoso. Freud sentía un apego sexual hacia ella, una situación que
estableció el escenario para desarrollar el concepto del complejo de Edipo. Como
veremos, buena parte de la teoría de Freud refleja las experiencias de su niñez, por lo
que puede considerarse de naturaleza autobiográfica.
La madre de Freud se sentía orgullosa del joven Sigmund y estaba convencida de que
sería un gran hombre. Entre las características permanentes de su personalidad, Freud
poseía enorme confianza en sí mismo, intensa ambición de triunfar y sueños de gloria y
fama. En un reflejo del impacto de la continua atención y apoyo de su madre, Freud
escribió: “un hombre que ha sido el favorito indiscutible de la madre mantiene de por
vida el sentimiento de ser conquistador, esa confianza en el triunfo que a menudo lleva
al verdadero éxito”. La familia de Freud tenía ocho hijos dos de los cuales, adultos que
tenían ya sus propios hijos eran medios hermanos de Freud. Sigmund los resentía y
expresaba ira y celos cuando nacían sus rivales en el afecto de su madre.
Desde temprana edad Freud mostró un alto nivel de inteligencia que sus padres ayudaron
a fortalecer. Por ejemplo, no se permitía a sus hermanos tocar el piano para que sus
estudios no se vieran perturbados por el ruido. Disponía de una habitación para él solo,
donde pasaba la mayor parte de su tiempo y donde incluso comía para no interrumpir

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sus tareas. Mientras el resto de la familia usaba velas su cuarto era el único que contaba
con una lámpara de aceite.
Freud ingresó a la secundaria un año antes de lo usual y era común que estuviera al frente
de la clase. Además de hablar con fluidez alemán y hebreo, en la escuela dominó el latín,
griego, francés e inglés y aprendió por sí mismo el italiano y el español. Desde los ocho
años disfruto de leer en inglés las sobras de Shakespeare.
Freud tuvo muchos intereses, entre ellos la historia militar, pero cuando llegó el
momento de elegir una carrera entre las pocas profesiones a las que tenían acceso los
judíos en Viena, eligió medicina. No era que deseara ser médico, sino que creía que los
estudios en medicina le permitirían hacer una carrera en la investigación científica,
donde podría encontrar la fama tan fervientemente deseada. Mientras completaba el
trabajo para obtener su grado en medicina en la universidad de Viena, Freud realizó una
investigación fisiológica referente a la médula espinal de los peces y los genitales de la
anguila, haciendo contribuciones respetables al campo.
A. Episodio de la cocaína
Mientras estaba en la escuela de la medicina, Freud comenzó a experimentar con la
cocaína. (En esa época no era una droga ilegal y no se sabía aún que podía tener un
efecto adictivo en algunos usuarios). La utilizo e insistió en que su prometida, sus
hermanas y amigos la probaran. Se tornó en un entusiasta promotor del fármaco, al
cual consideraba una droga milagrosa y una sustancia mágica que, además de curar
muchos males, sería el medio de asegurar el reconocimiento que anhelaba.
En 1884 publicó un artículo de los efectos beneficios de la cocaína. Más tarde se
consideró que este artículo había contribuido al uso epidémico de la cocaína, en
Europa y Estados Unidos, que se prolongó hasta la década de los veinte. Freud fue
duramente criticado por su participación en la plaga incontrolada de la cocaína. El
asunto le acarreó más descrédito que fama y durante el resto de su vida intentó
erradicar su antiguo apoyo a la droga, borrando de sus trabajos toda referencia a la
sustancia. Sin embargo, según las cartas publicadas mucho después de su muerte,
continuó usando cocaína hasta bien entrada la mediana edad (Freud, 1885).
B. Base sexual de la neurosis

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Un profesor desalentó a Freud de continuar con su búsqueda de la carrera que
deseaba en la investigación científica al hacerle ver que, en el sistema universitario
de esos días, podían pasar muchos años antes de que pudiera obtener una plaza de
profesor que le ofreciera la independencia económica. Como Freud carecía de
ingresos independientes, considero que no tenía más opción que entrar en la práctica
privada. Un impulso más hacia esta modalidad fue su compromiso con Martha
Bernays, que se prolongó durante cuatro años antes de que pudieran casarse. Freud
estableció su práctica como neurólogo clínico en 1881 y comenzó a explorar la
personalidad de quienes sufrían perturbaciones emocionales.
Durante varios meses estudió en parís con el psiquiatra jean Martín Charcot, pionero
en el uso de la hipnosis. Charcot lo alertó sobre la posible base de la neurosis. Freud
lo escuchó comentar que el problema de un paciente era de origen sexual. Charcot
decía: “en estos casos, siempre es una cuestión de los genitales; siempre, siempre,
siempre” (charcot citado en Freud 1914).
Cuando Freud regreso a Viena, se le recordó de nuevo el posible origen sexual de
los problemas emocionales. Un colega describió la ansiedad de una paciente, que en
opinión del terapeuta era resultado de la impotencia del marido, que en 18 años de
matrimonio jamás tuvo relaciones sexuales con su esposa. El colega de Freud
comentó: “conocemos muy bien la única receta para semejante dolencia, pero no
podemos ordenarla. Se sigue: penis normalis dosim repetatur” (citado en Freud
1914). Podemos suponer que, como resultado de esos incidentes y de sus propios
conflictos sexuales, Freud estaba ciertamente abierto a considerar una posible base
sexual de los conflictos emocionales.
C. ¿Abuso sexual en la niñez o fantasía?
Para 1896, luego de varios años de práctica clínica, Freud estaba convencido de que
los conflictos sexuales eran la causa principal de todas las neurosis. Afirmaba que
casi todas las mujeres que eran sus pacientes informaban haber sufrido en su niñez
experiencias sexuales traumáticas. Esos hechos se parecían a la seducción y el
seductor solía ser un familiar, por lo general era el padre. En la actualidad, llamamos
abuso infantil a esas experiencias que a menudo involucran violación o incesto.

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Freud creía que esos traumas sexuales tempranos ocasionaron conducta neurótica en
la adultez.
Aproximadamente un año después de la publicación de su teoría, Freud cambió de
opinión. Decidió que la mayoría de los casos de abuso sexual en la niñez
mencionados por sus pacientes en realidad no habían ocurrido. Le habían estado
contando fantasías, dijo Freud. Este fue un golpe demoledor, pues parecía que se
había socavado el fundamento de su teoría de la neurosis. Si los traumas sexuales
infantiles nunca habían sucedido, ¿Cómo podían ser las causas de la conducta
neurótica?
Al reflexionar, Freud concluyó que las fantasías que sus pacientes describen eran
muy reales para ellos; creían que estos acontecimientos sexuales espeluznantes en
verdad habían ocurrido. Y puesto que las fantasías giraban alrededor del sexo, este
siguió siendo la causa de las neurosis adultas.
En 1984, casi un siglo más tarde, un psicoanalista que se encargó por un breve
periodo del Archivo de Freud, acusó a éste de haber mentido y aseguró que sus
pacientes si fueron víctimas de abuso sexual en su niñez. Jeffrey Masson afirmó que
Freud dijo que esas experiencias eran fantasías para lograr que sus ideas resultan más
agradables y aceptables para el público. Por lo demás, ¿Quién podría creer que tantos
padres y tíos abusaron sexualmente de niñas pequeñas? En otras palabras, dijo
Masson Freud disimulo la verdad para hacer que su teoría de la neurosis fuera más
aceptable (Masson, 1984).
La acusación recibió enorme publicidad internacional, pero fue muy criticada por los
freudianos por considerar que Masson había ofrecido poca evidencia convincente.
Es importante advertir que Freud nunca afirmó que todos los casos de abuso sexual
en la niñez que informaron sus pacientes fueran fantasías, lo que negó fue que los
informes de sus pacientes fueran siempre verdaderos. De hecho, Freud escribió: “es
difícil creer que los actos pervertidos contra los niños fueran tan generales” (Freud,
1954).
No sabemos si Freud suprimió en forma deliberada la verdad, como afirmó Masson,
o si en realidad creía que sus pacientes describían fantasías. Bien pudo ser que “los

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pacientes de Freud que decían la verdad respecto a las experiencias infantiles eran
más de los que Freud estaba preparado para creer” (Crewsdon, 1988).
Cuando uno de sus discípulos llegó a una conclusión similar en la de los treinta,
Freud intentó impedir la publicación de sus ideas. También se ha dicho que Freud
cambió de posición respecto a la teoría de la seducción porque se dio cuenta que si
el abuso sexual era tan general, muchos padres (incluido quizá el suyo) podían
considerarse sospechosos de actos perversos contra sus hijos (krull, 1986).
D. Vida sexual de Freud
Resulta paradójico que Freud, quien insistía en la importancia del sexo en la vida
emocional, experimentara conflictos sexuales personales; su actitud hacia el sexo era
negativa. Escribió sobre los peligros del sexo, incluso para aquellos que no eran
neuróticos y exhortó a la gente a elevarse por encima de lo que llamaba necesidad
animal común por el sexo. El acto sexual era degradante, escribió, porque
contaminaba la mente y el cuerpo. Al parecer abandonó su propia vida sexual a la
edad de 41 años, cuando escribió a un amigo: “la excitación sexual no es ya de
utilidad para una persona como yo” (Freud, 1954). Había sufrido unos episodios de
impotencia durante su matrimonio y en ocasiones decidía abstenerse del sexo porque
le desagradan los condones y el coitus interruptus, que en esos días eran los métodos
normales de control natal.
Freud culpo a su Martha su esposa, por la terminación de su vida sexual y muchos
años tuvo sueños que incluían su resentimiento hacia ella por obligarlo a abandonar
el sexo. “estaba resentido porque ella se embarazaba con mucha facilidad, porque a
menudo se enfermaba durante sus embarazos y porque se negaba a participar de
algún tipo de actividad sexual más allá (de los actos pro creativos)” (Elms, 1994).
De esta forma, es posible que los episodios de impotencia en Freud se hayan
relacionado con su temor de que Martha se embarazara de nuevo.
Las frustraciones y los conflictos personales de Freud con relación al sexo afloraban
en forma de neurosis, al como suponía que las dificultades sexuales afectan a sus
pacientes. En sus cuarenta experimentó un grave episodio neurótico el cual, según
su descripción, incluía “extraños estados mentales ininteligibles para la conciencia-
pensamientos turbios y dudas veladas, apenas con un rayo de luz por aquí y por

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allá…todavía no sé qué me estaba sucediendo”(Freud,1954). Lo atormentaban
diversos síntomas físicos entre los cuales se incluían jaquecas migrañas, problemas
urinarios y colon espástico. Temía morir le preocupaba su corazón, y los viajes y los
espacios abiertos le provocan ansiedad.
Freud diagnosticó su estado como neurosis de ansiedad y neurastenia (una condición
neurótica caracterizada por debilidad, preocupación y problemas digestivos y
circulatorios) y atribuyó ambos trastornos a la acumulación de tensión sexual. En sus
trabajos propuso que en los hombres la neurastenia resultaba de la masturbación y la
neurosis de ansiedad era producto de prácticas sexuales anormales como el coitus
interruptus y la abstinencia. Al clasificar así sus síntomas, “su vida personal quedó
profundamente involucrada en su teoría particular, pues con la ayuda de esta trataba
de interpretar y resolver sus propios problemas…la teoría de Freud de la verdadera
neurosis es en consecuencia una teoría de sus propios síntomas neuróticos” (krull,
1986).
A pesar de los conflictos personales de Freud acerca del sexo (o quizá una causa de
ellos), le fascinaban las mujeres hermosas. Un amigo advirtió que “entre los
estudiantes (de Freud) había tantas mujeres atractivas que empezó a parecer más que
una cuestión de azar” (Roazen, 1993).
Durante tres años Freud emprendió su propio psicoanálisis mediante el estudio de
los sueños. Fue durante este periodo que realizó el trabajo más creativo en el
desarrollo de su teoría de la personalidad. Gracias a la exploración de los seños se
percató, por primera vez, de cuánta hostilidad sentía hacia su padre. Recordó sus
deseos sexuales por su madre y soñó con un deseo sexual hacia su hija mayor. De
esta manera formuló buena parte de su teoría alrededor de las experiencias de sus
sueños. Tal como observó con agudeza, “mi paciente más importante fue mi propia
persona” (Freud citado en Gay, 1988).
E. Pináculo de éxito
Tenemos entonces que Freud formuló su teoría, al menos al inicio, sobre una base
intuitiva derivada de sus experiencias y recuerdos. Construyó líneas más racionales
y empíricas en su trabajo con pacientes, al examinar sus experiencias y recuerdos de
la niñez mediante estudios de caso y análisis de sueños. Con este material formó una

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imagen coherente del desarrollo de la personalidad individual, usos procesos y sus
funciones.
Conforme su trabajo se hizo conocido gracias a la publicación de artículos y libros y
a la presentación de sus investigaciones en reuniones científicas, Freud atrajo un
grupo de discípulos que se reunían con él cada semana para aprender acerca de su
nuevo sistema. El tema de la primera reunión fue la psicología de la producción de
puros (habanos). Un escritor se refería al grupo como una mediocre “colección de
neuróticos marginales” (Gardner, 1993) la hija de Freud, Ana describía a los
primeros discípulos de manera más caritativa como: “los no inconvencionales, los
asépticos… excéntricos, los soñadores que conocían el sufrimiento neurótico a partir
de su propia experiencia”.
Entre los discípulos estaban Carl Jung y Alfred Adler que más tarde rompieron con
Freud para desarrollar sus propias teorías. Freud lo consideró traidores a su causa y
nunca los perdonó por cuestionar su método, el psicoanálisis. En una cena familiar
se quejó por la deslealtad de sus seguidores, a ello su tía le dijo: “el problema contigo,
Sigi, es que no entiendes a la gente” (citado en Hilgard, 1987).
En 1909 Freud recibió el reconocimiento formal de la comunidad psicológica
estadounidense; se le invitó a impartir una serie de conferencias en la universidad
Clark en Worcester, Massachusetts y s recibir un grado doctoral honorario, aunque
agradeció el honor Freud no estuvo a gusto en estados unidos, se quejaba de su
informalidad, su mala cocina y la escasez de baños.
El sistema analítico freudiano tuvo una cálida bienvenida. Dos años después de su
visita, sus seguidores estadounidenses fundaron la asociación psicoanalítica
Americana y la sociedad psicoanalítica de Nueva York, en el curso de los siguientes
años, se establecieron sociedades psicoanalíticas en Boston, Chicago y Washington,
DC, sus ideas popularizadas en libros y revistas resultaron muy atractivas para el
público estadounidense (Kruzweil, 1998).
Durante las décadas de los veinte y treinta Freud alcanzó el pináculo de su éxito,
pero al mismo tiempo empezó a declinar su salud. Desde 1923 hasta su muerte, 16
años más tarde, un cáncer de boca (fumaba 20 cigarrillos al día) lo hizo someterse a
33 intervenciones quirúrgicas en las que se retiró parte de su paladar y quijada

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superior, esto le hizo sufrir un dolor casi constante para el cual rehusó utilizar
medicamentos, también recibió tratamientos con radiaciones y rayos X y se sometió
a una vasectomía, pues algunos médicos pensaban que así podían detener la invasión
del cáncer.
En 1933 cuando los nazis llegaron al poder en Alemania, expresaron públicamente
sus sentimientos acerca de Freud quemando sus libros junto con los de otros
supuestos enemigos del estado, como el físico Albert Einstein y el escritor Ernest
Hemingway. “como estamos progresando: en la edad media me habrían quemado a
mí; ahora se contentan con quemar mis libros” (Freud citado en Jones, 1957).
En 1938 las nazis ocuparon Austria, sin embargo Freud se negó a abandonar Viena
a pesar de los ruegos de sus amigos. Su hogar fue invadido en varias ocasiones por
hordas de nazis. Freud sólo aceptó viajar a Londres después de que su hija Anna fue
arrestada. Cuatro de sus hermanas murieron en campos de concentración nazis.
La salud de Freud se deterioró de forma considerable, pero permaneció alerta y
continúo trabajando hasta el último día de su vida. A finales de septiembre de 1939,
le dijo a su médico, Max Schur, “ahora no queda sino tortura y nada más tiene
sentido” (Schur, 1972). El médico le había prometido que no lo dejaría sufrir
innecesariamente; en el curso de las siguientes 24 horas le administró tres
inyecciones de morfina, cada dosis mayor de lo necesario para sedarlo, terminando
así sus largos años de dolor.
II. ANTECEDENTES
El origen del psicoanálisis se remonta en tiempos de Charcot, en la Francia a finales del
siglo XVIII, ya que la hipnosis fue un caso necesario para su nacimiento. Comenzó con
las pacientes llamadas histéricas que presentaban diversos síntomas como cegueras o
parálisis sin explicación biológica alguna, provocando actitudes diversas dentro de la
medicina. La hipnosis fue uno de los recursos que se utilizaron para su tratamiento.
Freud se familiarizaría así con las investigaciones llevadas a cabo sobre la histeria las
cuales mostraban que mediante la hipnosis se podían inducir, suprimir e intercambiar
toda clase de síntomas presentes en los cuadros histéricos, sugiriendo una etiología
psicológica y no orgánica. Las histéricas que eran sometidas a tal experiencia no
conservaban en la conciencia lo sucedido, es decir, no recordaban, aunque la sugestión

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hipnótica seguía actuando una vez deshecho el trance hipnótico. Ya de vuelta a Viena y
en colaboración con su amigo y colega, el fisiólogo Joseph Breuer, aplicó el método
catártico descubierto por este, que más tarde modificaría paulatinamente hasta dar forma
al psicoanálisis.
En su artículo de 1914 Recordar, repetir, reelaborar, Freud expone brevemente la
historia de su método, desde su antecesor, la hipnosis. Al referirse a ésta, en particular
la «catarsis breueriana», menciona que la misma se enfocaba en la reproducción de los
procesos psíquicos de la situación en la que se adquirieron los síntomas neuróticos "para
que tuvieran su decurso a través de la actividad consciente". Se partía del supuesto de
que los síntomas remitían a esos procesos reprimidos. Junto a la rememoración, la
abreacción era otra de las metas a que se apuntaba mediante esta técnica para lo cual se
inducía al paciente a un estado hipnótico.
En un momento posterior, Freud decide abandonar la hipnosis, lo cual suele ser
explicado diciendo simplemente que no era una técnica con la que él estuviera
particularmente cómodo, así como que no es de por sí susceptible de ser aplicada en
todos los casos. Por otra parte, se le adjudica como falencia el que tras un período de
recuperación, luego de haber sido aplicada, los síntomas retornaban nuevamente,
imponiendo la tarea de repetir el tratamiento. Por otra parte, también se dice que este
método no permite acceder al trabajo analítico a las «resistencias» del paciente. En
cualquier caso, la técnica apuntaba, entonces, a "colegir desde las ocurrencias libres del
analizado aquello que él denegaba recordar. Se pretendía sortear la resistencia mediante
el trabajo interpretativo y la comunicación de sus resultados al enfermo".
En 1897, coincidiendo con la muerte de su padre, Freud, aplicó a su propia persona la
experiencia clínica acumulada y comenzó un estudio profundo de sus recuerdos, deseos
y emociones que le permitieron reconstruir su infancia. Este sistemático escrutinio de su
psiquismo, considerado acto fundador del psicoanálisis, es conocido como su
autoanálisis.
En el período aproximadamente comprendido entre 1895 y 1905 Freud, atravesó por un
intenso aislamiento profesional y personal provocado por la oposición y a menudo
indignación que sus teorías suscitaban. A pesar de ello, Freud se mostró particularmente
fructífero en estas circunstancias adversas publicando las que se consideran dos obras

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cardinales del psicoanálisis, La interpretación de los sueños y Tres ensayos sobre teoría
sexual.
En 1910 se fundó la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), pero no fue hasta
1919, tras el final de la Gran Guerra (1914-1918), cuando el movimiento psicoanalítico
internacional comenzó a extenderse social, geográfica y científicamente, convirtiéndose
en un referente no solo de la psiquiatría y la clínica, sino también de la cultura crítica.
A lo largo de su historia el psicoanálisis no ha dejado de evolucionar conforme nuevos
hechos eran descubiertos. También, debido a los diferentes puntos de vista e
interpretaciones de diversos autores, se ha ramificado en varias escuelas y técnicas de
intervención. Entre los colaboradores y sucesores más representativos de Freud, aparte
de los más arriba mencionados, se cuentan, Otto Rank, Wilhelm Reich, Paul Federn,
Hanns Sachs, Oskar Pfister, Max Eitingon, Abraham Brill, Sándor Ferenczi, Karl
Abraham,Ernest Jones, Marie Bonaparte, Lou Andreas-Salomé, Karen Horney, Anna
Freud, Melanie Klein, Donald Winnicott, Wilfred Bion, Jacques Lacan, Erich Fromm,
Erik Erikson y muchos otros que han refinado las teorías freudianas e introducido las
propias. Mención especial, por su importancia e impacto en el movimiento
psicoanalítico, merecen los autores Carl Gustav Jung y Alfred Adler. Ambos se
distanciaron del psicoanálisis, discrepando en especial de la tesis freudiana de la
etiología sexual de las neurosis, y propusieron ideas, conceptos y teorías alternativas.

III. ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD

El ello
Freud reviso más tarde esta idea de los tres niveles de personalidad e introdujo tres
estructuras básicas en la anatomía de la personalidad: el ello, el yo y el superyó. El
ello corresponde a la versión inicial que Freud tenia del inconsciente (aunque también
el yo y el superyó tienen aspectos inconscientes). El ello es el receptáculo de los
instintos y la libido (la energía psíquica manifestada por los instintos), es una
estructura poderosa de la personalidad porque proporciona toda la energía para los
otros dos componentes. Por los receptáculos de los instintos, el ello se relaciona de
manera vital y directa con la satisfacción de las necesidades corporales. Como

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mencionamos antes, cuando el cuerpo se encuentra en un estado de necesidad se
produce tensión y la persona actúa para reducirla mediante la reducción de la
necesidad. El ello opera de acuerdo con lo que Freud denomino principio del placer;
por su interés en la reducción de la tensión, funciona para incrementar el placer y
reducir el dolor. Se esfuerza por lograr la satisfacción inmediata de sus necesidades
y por ningún motivo tolera la demora o la posposición de la satisfacción.
Solo conoce la gratificación inmediata, nos lleva a desear lo que deseamos justo en
ese momento y sin considerar nada más que esos deseos. Se trata de una estructura
egoísta, ávida de placer, primitiva, amoral, insistente e impetuosa.
El ello no tiene conciencia de la realidad. Podemos compararlo con un recién nacido
que llora y agita los puños cuando no se satisfacen sus necesidades, pero que no sabe
cómo obtener esa satisfacción. Un bebe hambriento no puede encontrar alimento por
sí mismo. La única forma en que el ello puede tratar de satisfacer sus necesidades es
mediante la acción refleja y la satisfacción del deseo mediante una experiencia
alucinatoria o una fantasía, condición que Freud denomino procesos primarios del
pensamiento.

El yo
Casi todos los niños aprenden que (a menos que estén dispuestos a afrontar las
consecuencias) no pueden tomar la comida de otras personas, deben posponer el
placer que obtienen de aliviar las tensiones del ano hasta que lleguen a un baño y no
puedan dar rienda suelta a sus deseos sexuales y agresivos. Conforme el niño crece
se le enseña a relacionarse con el mundo exterior de manera racional e inteligente y a
desarrollar sus capacidades de las cuales se sirven a los adultos para satisfacer sus
necesidades. Freud las llamo procesos secundarios de pensamiento.
Estas características, que pueden sintetizarse como razón o racionalidad, están
contenidas en la segunda estructura freudiana de la personalidad, el yo, que es el
maestro racional de la personalidad. Su propósito no es impedir que el ello satisfaga
sus impulsos, sino ayudarlo a obtener la anhelada reducción de la tensión. Por estar
consciente de la realidad, el yo decide cuando y como pueden satisfacerse mejor los

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instintos. Determina los momentos, lugares y objetos apropiados y socialmente
aceptables para satisfacer los impulsos del ello.
El yo no impide la satisfacción del ello, sino que trata de posponerla, demorarla o
reencauzarla en términos de las exigencias de la realidad. Percibe y manipula el
ambiente de forma práctica y realista, y por ende, se dice que opera con el principio
de la realidad. (El principio de la realidad se opone al principio del placer, por el
cual opera el ello).es así como el yo ejerce control sobre los impulsos del ello. Freud
comparaba la relación del yo y el ello con la de un jinete sobre un caballo. El jinete
debe guiar, supervisar y restringir la fuerza bruta, natural del animal; de otra forma,
el caballo podría desbocarse y correr, tirando el jinete al suelo.
El yo sirve a dos amos – el ello y al realidad-por lo cual, de continuo debe mediar y
establecer compromisos entre sus exigencias conflictivas. Además el yo, nunca es
independiente del ello: responde a sus exigencias y del que deriva su poder y energía.
Es el yo, su parte racional, quien lo mantiene en un empleo que tal vez le disguste si
la alternativa es que no podrá proporcionarle comida y albergue a su familia. Es el yo
quien lo obliga a llevarse bien con personas que le desagradan, porque así le exige la
realidad para poder satisfacer de manera apropiada las demandas del ello. El yo debe
ejercer de manera constante su función de controlar y posponer. De no hacerlo los
impulsos del ello podrían llegar a dominar e imponerse al yo racional. Freud decía
que debemos protegernos de ser controlados por el ello y proponía varios mecanismos
inconscientes para defender al yo.
Hasta ahora tenemos una imagen de la personalidad como un campo de batalla en el
cual se intenta restringir al ello, al mismo tiempo que se le sirve, percibiendo y
manipulando la realidad de forma tal que permita aliviar las tensiones de los impulsos
del ello. Impulsadas por fuerzas biológicas instintivas, a las que continuamente trata
de guiar, la personalidad camina por una cuerda floja entre las exigencias del ello y
las de la realidad, las cuales requieren vigilancia constante.

El superyó
El ello y el yo representan la imagen completa que Freud tenia de la naturaleza
humana. Existe un tercer conjunto de fuerzas-poderoso y en buena medida

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inconsciente de órdenes y creencias- que adquirimos en la niñez: nuestras ideas del
bien y el mal. En el lenguaje cotidiano lo llamamos conciencia a esta moralidad
interna es a la que Freud denomino superyó. Por lo general adquirimos a la edad de
cinco o seis años la base de este lado moral de la personalidad, la cual consta en
principio de las reglas de conducta establecidas por nuestros padres. Mediante
premios, castigos y el ejemplo, los niños aprenden cuales son las conductas que sus
padres consideran buenas o malas. Aquellos comportamientos por los cuales reciben
castigo forman parte del superyó, la conciencia. La otra parte el yo ideal incluye los
comportamientos buenos por los cuales han sido alabados.
Es así como los niños aprenden un conjunto de reglas que obtienen la aceptación o
rechazo de sus padres. Con el tiempo, los niños interiorizan esas enseñanzas y llegan
a administrarse recompensas y castigos de forma que el control recibido por los
padres es reemplazado por el autocontrol. Llegamos a comportarnos, al menos en
parte, en conformidad con esas directrices morales ahora inconscientes en su mayor
parte. Como resultado de esta interiorización, experimentamos culpa o vergüenza
siempre que realizamos (o incluso cuando pensamos realizar) alguna acción opuesta
a este código moral.
En su papel de árbitro de la moralidad, el superyó es implacable, incluso cruel, en su
búsqueda de la perfección moral. En términos de intensidad, irracionalidad e
insistencia en la obediencia, no se distingue del ello. Su propósito no es la mera
proposición de las exigencias del ello, de búsqueda del placer, como lo hace el yo,
sino su completa inhibición, sobretodo de las que se vinculan con el sexo y la
agresión. El superyó no se esfuerza por obtener el placer, (como lo hace el ello) ni
por la obtención de metas realistas (como es el caso del yo), se esfuerza únicamente
por la perfección moral. El ello presiona para obtener satisfacción, el yo intenta
domarla y el superyó exige moralidad por encima de todo. Igual que el ello, el superyó
no transige en sus demandas. El yo se encuentra atrapado en el medio, presionado por
esas fuerzas insistentes y contradictorias. Por tanto tiene un tercer amo, el superyó.
Parafraseando a Freud, el pobre yo se encuentra en una situación difícil, presionado
por tres lados, amenazado por tres peligros: el ello, la realidad y el superyó. El

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resultado inevitable de esa fricción, cuando se somete al yo a tanta tensión, es el
desarrollo de la ansiedad.

IV. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD


Freud postula una serie de etapas psicosexuales del desarrollo de la personalidad:

A. Etapa Oral
Se prolonga desde el nacimiento hasta el segundo año de vida. Su nombre se debe a
que en este momento el órgano que proporciona placer es la boca. El niño obtiene
no solo el alimento a través de la cavidad oral, si no que esta también le permite
sentir placer al morder, succionar y mamar.
El objetivo de esta fase es incorporar (poner dentro de sí) el objeto elegido, en el caso
de mamar, el pezón de la madre. El niño dirige su libido a la madre, por lo cual Freud
afirmaba que aprendía a amarla. En esta fase el niño solo responde a las exigencias
del ello, que se ven suplidas por la madre, la diligencia de la madre en llenar estas
exigencias configurara su mundo, percibiéndolo como satisfactorio o frustrante.
Existen dos tipos de conductas en esta etapa, la Oral incorporativa (absorber) que se
basa en la estimulación placentera de la boca por comida y personas. Y la Oral Sádica
(Morder o escupir) que ocurre durante el doloroso surgimiento de los dientes.
Consecuencia de la ansiedad y frustración que le causa el nacimiento de la dentadura,
el niño ve a la madre con odio o amor a la vez.
Los adultos fijados en la etapa oral Incorporativa se interesan excesivamente en
comer, beber, fumar y besar. Los adultos fijados en la etapa oral sádica son hostiles,
agresivos y crueles. La etapa oral finaliza en el momento del destete, pero si alguna
libido no se ha resuelto se genera la fijación.
B. Etapa Anal
Inicia al terminar la etapa oral, entre el primer y segundo año de vida, y termina
alrededor de los 3 años. Los padres que en este momento representan la sociedad
p0ara el infante, suple las necesidades del niño obedeciendo a sus exigencias sin
esperar un ajuste en la respuesta. Alrededor de los 18 meses se le hace la evidencia
al niño del control de esfínteres. Para Freud esta etapa es importante en el desarrollo

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de la personalidad, ya que el niño experimenta placer en la defecación pero este
placer es postergado por la exigencia e interrupción de los padres, que buscan
postergar este momento.
Esta etapa se divide en dos subetapas, la primera fase anal durante la cual los niños
obtienen satisfacción en la perdida, daño y destrucción de los objetos. Se comportan
agresivamente con los padres por la frustración que le genera tener que controlar sus
esfínteres.
Durante la segunda fase anal los niños tienen interés en sus heces ya que la
defecación produce placer erótico, y a menudo presentan a su padre sus heces como
un valioso premio. Si este comportamiento es premiado por los padres, de adultos
serán generosos, por el contrario, si los padres castigan este comportamiento, el niño
aprenderá a retener las heces hasta generar placer de este modo y de adulto será
tacaño y mezquino.
A esta interacción narcisista y masoquista se le denomina carácter anal, quien se
caracteriza por el deseo de poseer objetos y la disposición ordenada de los mismos.
En este tipo de personas el erotismo anal llega a transformarse en la triada anal de
orden, tacañería y obstinación.
En las niñas el erotismo anal se transfiere en la envidia del pene, inconscientemente
los conceptos bebe, pene y heces tienen la misma representación e n los sueños.
La relación se da entre bebe y pene entendidos como los pequeños y las heces y el
bebé como elementos que salen del cuerpo.
C. Etapa Fálica
Entre los 3 y los 5 años de edad se inicia la tercera fase de desarrollo infantil, en la
cual los órganos genitales se convierten en la zona erógena más importante. En esta
etapa aparecen diferenciados loa géneros masculino y femenino dadas las diferencias
anatómicas de los dos sexos. En esta etapa los niños muestran marcado interés en
manipular sus propios genitales y los de otros niños y se obtiene placer de conductas
como la masturbación y las fantasías.
Durante esta etapa se presenta el complejo de Edipo en cada uno de los dos sexos.
Inicialmente trataremos del complejo de Edipo en los varones y luego en las niñas.

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Complejo de Edipo en varones: Antes de la fase fálica los niños desarrollan una
identificación con su padre, deseando ser como el posteriormente, el niño desarrolla
un deseo sexual hacia su madre, es decir, quiere poseer a su madre. El concepto
madre y el deseo no contradictorios para su incipiente YO, por lo que pueden
coexistir sin generar conflictos.
Luego, el niño, deja el deseo de ser como su padre, pero mantiene el deseo de poseer
sexualmente a su madre razón por la cual ve a su padre como un rival al que debe
destruir. El complejo de Edipo toma su nombre del mito griego escrito por Sófocles
en su obra Edipo Rey, en el cual Edipo sin saberlo mata a su padre y se casa con su
madre.
El niño al tener el deseo de eliminar al padre, también tiene el temor de que este tome
represalias y lo lastime extirpándole el órgano ofensor, es decir el pene del niño que
es fuente de placer y de deseo, este temor produce la denominada por Freud ansiedad
de castración.
Complejo de Edipo en las niñas: En lo que respecta al complejo de Edipo en las niñas
(llamado por algunos seguidores de Freud Complejo de Electra), Freud no
profundizo mucho. Explico que aunque el primer objeto de amor de la niña es la
madre ya que la provee de alimento, afecto y seguridad, en la etapa fálica el nuevo
objeto amoroso es el padre, ya que la niña observa que el padre tiene pene y ella
carece de él. El complejo de Edipo en las niñas nunca llega a resolverse de manera
definitiva.
La niña culpa a su madre de no proveerle de un pene ya que esto, según ella, la deja
en una situación de desventaja con respecto a los demás, por esta razón, la niña
envidia a su padre ya que posee el preciado órgano. A esta situación Freud la llamo
envidia del pene.
La envidia del pene es la contraposición de la ansiedad de castración, en la que el
niño teme perder su pene y la niña cree haber perdido el suyo. Freud describe un tipo
de personalidad particular a la que definió como personalidad fálica, entendiendo
que la resolución de los complejos determina las relaciones adultas, y las actitudes
hacia el sexo opuesto. Dentro de esta personalidad fálica los sujetos son narcisistas,
bastantes desenvueltos y seguros de sí mismos, buscan de atraer a diversas parejas,

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pero no pueden mantener una relación madura, y necesitan de permanente
reconocimiento.
D. Etapa de Latencia
Esta etapa inicia alrededor de los 5 años y termina en la pubertad, se caracteriza por
ser un periodo en la cual las 3 estructuras principales de la personalidad (YO, ELLO,
SUPER YO) están formadas y los impulsos sexuales se encuentran inactivos y
temporalmente sublimados por otras actividades
E. Etapa Genital
Esta es la última etapa del desarrollo psicosexual que empieza a partir de la pubertad
y continua en la adultez. En esta etapa el adolescente debe aprender a adaptarse al
medio social y a expresar sus deseos dentro de los límites socialmente aceptados.
En la expresión de su sexualidad el adolescente debe ceñirse a las normas y a las
sanciones, recurriendo a sustitutos, pero ya en la vida adulta podrá tener una relación
de compromiso con una pareja. La personalidad genital es equilibrada, satisfecha con
el amor y el trabajo. Para Freud lo más importante en el desarrollo del hombre sucede
en los primeros años de su vida pues determinara su personalidad de adulto.
V. MECANISMOS DE DEFENSA
Freud postulo varios mecanismos de defensa y advirtió que rara vez usamos solo uno;
por nosotros mismos. Asimismo, existen algunas superposiciones entre los mecanismos.
Aunque los mecanismos de defensa varían en cuanta especificidad, comparten dos
características:
1. Son negaciones o distorsiones de la realidad,-necesarios pero distorsiones al fin.
2. Operan a nivel inconsciente. Es decir nos percatamos de ellas, lo que significa que a
nivel inconsciente mantenemos imágenes irreales o distorsionadas de nuestro
entorno y de nosotros mismos.

Los Mecanismos de Defensa son:

A. Regresión
La represión consiste en suprimir algo de la conciencia en forma involuntaria. Es un
olvido de tipo inconsciente de la existencia de algo que nos ocasiona incomodidad o
dolor y es el mecanismo de defensa más fundamental y utilizado con mayor

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frecuencia. La represión puede operar sobre recuerdos de situaciones o personas, o
en nuestra percepción del presente (en forma de que no podemos ver un
acontecimiento evidentemente inquietante) e incluso sobre el funcionamiento
fisiológico del cuerpo. Por ejemplo, un hombre puede reprimir con tanta fuerza la
pulsión sexual que se convierte en impotente.
Una vez que opera la represión es difícil eliminarla. Toda vez que recurrimos a la
represión para protegernos del peligro, para suprimirlo, tenemos que saber que la
idea o recuerdo ya no implica peligro. Pero ¿cómo podemos saber que el peligro ya
no existe a menos que liberemos la represión? El concepto de represión es
fundamental para buena parte de la teoría freudiana de la personalidad y está
implícito en toda la conducta neurótica.
B. Negación
El mecanismo de defensa de la negación se relaciona con la represión y supone negar
la existencia de una amenaza externa o acontecimiento traumático que ha ocurrido.
Por ejemplo, una persona con una enfermedad terminal puede negarla inminencia
dela muerte. Los padres de un niño que ha muerto pueden seguir negando la pérdida
manteniendo sin cambios la habitación del niño.
C. Formación Reactiva
Una defensa contra un impulso que nos perturba consiste en expresar de manera
activa el impulso opuesto. A esto se le llama formación reactiva. Una persona
motivada por fuertes impulsos sexuales que la atemorizan puede reprimirlos y
reemplazarlos con conductas socialmente más aceptables. Por ejemplo, una persona
que se siente amenazada por sus deseos sexuales puede reprimirlos e iniciar una
cruzada feroz contra la pornografía. Otra persona a la que inquietan impulsos en
extremo agresivo, pueda tornarse abiertamente solicita y amistosa. Así la lujuria se
convierte en virtud y el odio en amor.
D. Proyección
Otra forma de defendernos de los impulsos que nos inquietan es atribuirlos a otra
persona. Este mecanismo de defensa se conoce como proyección. Vemos en los
demás, pero no en nosotros la lujuria, la agresión y otros impulsos que nos resultan
inaceptables. Un individuo puede de h echo afirmar: “yo no lo odio, es él quien me

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odia”. El impulso sigue manifiesto, pero de forma tal que resulta menos amenazante
para el individuo.
E. Regresión
En la regresión la persona se retira o regresa a un periodo de la vida anterior que fue
más placentero y libre de frustración y ansiedad. La regresión por lo general entraña
el retorno a una de las etapas psicosexuales del desarrollo infantil. El individuo
regresa a esta época más segura de su vida al manifestar comportamientos infantiles
y dependientes que exhibía en ese momento.
F. Racionalización
La racionalización es un mecanismo de defensa que consiste en reinterpretar nuestro
comportamiento, de forma tal que nos parezca más racional y aceptable. Excusamos
o justificamos un pensamiento o acción que nos inquieta persuadiéndonos que existe
una explicación racional para este. La persona que es despedida de un trabajo, puede
racionalizar diciendo que en cualquier forma el empleo no era tan bueno. El amante
que nos abandonó ahora parece tener muchos defectos. Resulta menos amenazante
culpar a algo o alguien más de nuestros fracasos que culparnos a nosotros.
G. Desplazamiento
Si no tiene acceso al objeto que satisface al impulso del ello, la persona puede desviar
el impulso a otro objeto. Esto se conoce como desplazamiento. Por ejemplo, los niños
que odian a sus padres o adultos que detestan a sus jefes, pero que temen expresar su
hostilidad por temor al castigo, pueden desplazar la agresión hacia otra persona. El
niño puede golpear a su hermano o hermana menor y al adulto puede gritarle al perro.
En esos ejemplos el objeto original del impulso agresivo fue reemplazado por un
objeto que no representa amenazas. Sin embargo, el objeto sustituto no reducirá la
tensión de manera tan satisfactoria como el objeto original. Si la persona realiza
varios desplazamientos, se acumula una reserva de tensión no descargada y se verá
motivada a encontrar nuevas formas de reducir la tensión.
H. Sublimación
Mientras que el desplazamiento requiere encontrar un sujeto sustituto para satisfacer
los impulsos del ello, la sublimación implica alterar estos impulsos. La energía
instintiva se canaliza a otras formas de expresión que la sociedad considera

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aceptables y admirables. La energía sexual, por ejemplo se desvía o sublima en la
creatividad artística. Freud creía que varias actividades humanas, en particular de
naturaleza artística, son manifestaciones de los impulsos del ello que han sido
reencauzados a salidas aceptables para la sociedad. Como en el caso del
desplazamiento (del cual la sublimación es una forma), la sublimación es un
compromiso. Como tal, no trae satisfacción total sino que lleva a la acumulación de
tensión no descargada.

Freud propuso que los mecanismos de defensa son negaciones o distorsiones


inconscientes de la realidad. En cierto sentido, nos mentimos a nosotros mismos cuando
nos valemos de estas defensas, pero no estamos conscientes de hacerlo; las defensas no
serían tan eficaces si supiéramos que nos estamos mintiendo. Si las defensas están
operando bien, mantienes fuera de nuestra consciencia el material que nos inquieta o
amenaza. En consecuencia, tal vez no conozcamos la verdad sobre nosotros mismos.
Quizá tenemos una visión distorsionada de nuestras necesidades, temores y deseos.

Nuestros procesos cognoscitivos racionales, como la resolución de problemas, la toma


de decisiones y el pensamiento lógico pueden, por ende, fundamentarse en una
autoimagen inexacta. Para Freud, nos motivan y controlan fuerzas internas y externas de
las cuales no tenemos consciencia y sobre las que podemos ejercer poco control racional.

Existen situaciones en las que emerge la verdad sobre nosotros mismos, cuando las
defensas se rompen y no logran protegernos. Esto ocurre en tiempos de estrés inusual o
cuando nos sometemos a psicoanálisis. Cuando las defensas fallan, nos aflige una
ansiedad abrumadora. Nos sentimos sombríos, despreciables y deprimidos. A menos que
las defensas se restablezcan o que nuevas formas tomen su lugar, es probable que
desarrollemos síntomas neuróticos o psicóticos. Por ende, las defensas son necesarias
para nuestra salud mental. No podríamos sobrevivir mucho sin ellas.

VI. METAS DEL TRATAMIENTO PSICOANALITICO


Las metas terapéuticas del psicoanálisis se postulan en términos de hacer consciente lo
inconsciente, ampliar el territorio del yo (en los territorios del ello y el superyó; en este
último caso, intentando el cambio de un superyó arcaico y cruel por uno maduro

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mediante la identificación del paciente con el superyó auxiliar y del psicoanalista) y
conseguir la distinción entre Yo y objeto.
En términos generales, la meta del tratamiento psicoanalítico clásico es ayudar al
paciente a pensar y conducirse en formas más adaptativas por medio de una mayor
comprensión de sí mismo. En teoría, cuando el paciente comprende las verdaderas
razones (con frecuencia inconscientes) por las cuales se siente o actúa en formas no
adecuadas y comprende que estas razones ya no son válidas, entonces no tendrá que
seguir conduciéndose de esta manera.
En el tratamiento psicoanalítico, el paciente ha de realizar estos descubrimientos por sí
mismo con la ayuda y guía del terapeuta. Idealmente, este proceso de irse comprendiendo
a sí mismo, incluye el reconocimiento intelectual de los deseos íntimos y de los
conflictos, una participación emocional en los descubrimientos acerca de uno mismo, y
la búsqueda sistemática del modo como los factores inconscientes han determinado la
conducta pasada y presente y han afectado las relaciones con los demás.
Por lo tanto, las metas principales de la terapia psicoanalítica son: (1) la captación
(Insight) intelectual y emocional de las causas fundamentales de la conducta del paciente
y de sus problemas y (2) el trabajar al fondo de o elaborar las implicaciones de esta
captación (Insight).
Uno de los mitos más populares acerca del psicoanálisis es que ocurre una percepción
repentina de la vida entera de un solo golpe acompañado por una descarga explosiva (o
“abreacción”) de toda la energía emocional acorralada del pasado, seguida por la
desaparición total y permanente de todos los problemas del paciente. Hay poco de verdad
en esta imagen. Aunque los pacientes de Freud a menudo experimentaban alivio después
de la descarga de ciertos recuerdos, él estuvo convencido que la desaparición de un
síntoma (por dramático que fuera) por lo general representaba sólo una parte de la
terapia, y que si no se proseguía a desenterrar más material inconsciente no tardaban en
aparecer nuevos síntomas.
En el año 1914 Freud explico que “volver consciente al inconsciente” es un proceso
gradual que ocurre a lo largo de muchas sesiones analíticas, algunas de mayor tono
emotivo que otras.

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Alcanzar las metas ambiciosas del psicoanálisis que a veces pretende nada menos que
una disección minuciosa de la personalidad del paciente y una lenta reconstrucción de
ella, necesariamente requiere mucho tiempo, mucho dinero y también una gran destreza
de parte del terapeuta para crear aquellas situaciones que facilitan y fortalecen el
progreso. Así entonces, la meta del psicoanálisis es la reconstrucción de la personalidad
del paciente.
VII. TÉCNICA DEL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO
La Terapia Psicoanalítica tiende a observar las experiencias de la primera infancia para
ver si estos acontecimientos han afectado a la vida del individuo, o potencialmente
contribuido a las preocupaciones actuales. Esta forma de terapia se considera una opción
a largo plazo y puede continuar durante semanas, meses o incluso años, dependiendo de
la profundidad de la preocupación de ser explorado.
A diferencia de varios otros tipos de terapia, la Terapia Psicoanalítica de S. Freud tiene
como objetivo hacer cambios profundos en la personalidad y el desarrollo emocional.
1. La asociación libre de ideas
La libre asociación significa que el paciente, con esfuerzo, debe expresar que tiene
en su mente, aquellos contenidos mentales casi siempre penosos a los que antes me
he referido y que no suelen ser expresados. De manera formal o canónica suele
decirse que el paciente debe dejar libre su pensamiento y no proceder a ninguna
selección o censura, pero cuando se lee cómo Freud la enuncia, uno no se puede
substraer a la impresión de que 1o substantivo se refiere a la libre expresión. Así 1o
explica Freud en Esquema de psicoanálisis (1940, p. 175): ct Lo comprometemos a
observar la regla fundamental del psicoanálisis, que en el futuro debe gobernar su
conducta hacia nosotros. No so1o debe comunicarnos 1o que diga adrede y de buen
grado, 1o que le traiga alivio, como en una confesión, sino también todo 1o otro que
se ofrezca a su observación de si, todo cuanto le acuda a la mente, aunque sea
desagradable decirlo, aunque le parezca sin importancia y hasta sin sentido)). Este
precepto es el Único que se le pide al paciente.
La asociación libre es una herramienta del psicoanálisis a la que dio forma su propio
padre, Sigmund Freud. Consiste en invitar al paciente a expresar todo aquello que
acuda a su mente durante la sesión, intentando que haya el mínimo número de filtros

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posibles o de juicios entre lo que piensa y lo que termina compartiendo con el
terapeuta.
La asociación libre tiene sus fundamentos teóricos -como toda técnica-, una forma
de aplicación y unos objetivos. Si bien es una regla fundamental del psicoanálisis, es
utilizada como técnica para la aplicación de ciertos test proyectivos, como es el test
de Rorschach y el test de percepción temática (TAT).
Sigmund Freud fue desarrollando este concepto entre los años 1892 y 1898. Fue
sustituyendo progresivamente el método de la hipnosis y de la catarsis -métodos que
utilizaba en sus inicios- por el de la asociación libre. Esta evolución fue motivada
por un fin muy concreto: evitar la sugestión del paciente.
A partir de una intervención con una de sus pacientes, la señora Emmy Von N. en
1892, Freud comienza a pre-configurar el método de la asociación libre. Esta
paciente, le solicitó expresamente a Freud que cesara de intervenir en el curso de sus
pensamientos y la dejara hablar libremente.
Posteriormente, en su obra ¨El método psicoanalítico¨ de 1904 explica las razones
por las cuales habría de abandonar la hipnosis. A partir de los trabajos con Breuer,
Freud se da cuenta que la hipnosis solo producía resultados parciales y transitorios.
Así, gracias a que el método de la asociación libre suprimía las resistencias del
paciente, el acceso al material inconsciente (recuerdos, afectos, representaciones) era
mucho más sencillo. Además, los efectos que se lograban con la asociación libre eran
permanentes, con la ventaja de que con esta técnica el paciente no estaba bajo los
efectos de la hipnosis*. De esta forma se sustituyó definitivamente el método
catártico e hipnótico por la asociación libre, convirtiéndola en regla fundamental y
medio privilegiado para el acceso e investigación del inconsciente.
Cuando toda persona habla, hace una selección de las palabras que quiere utilizar
para darle un sentido congruente al mensaje que pretende compartir. A pesar de este
proceso de selección, más o menos rápido, suelen aparecer fallos del lenguaje, como
los lapsus linguae, olvidos, repeticiones, etc., Estos “fallos”, en las conversaciones
ajenas al contexto terapéutico no suelen ser analizados; sin embargo, en un contexto
analítico tienen mucha importancia.
 La Atención libremente flotante

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La atención libremente flotante es el correspondiente necesario de 1o que se
exige al analizado: la libre asociación. La actitud mental que reclama la atención
libremente flotante requiere fijarse en la totalidad de lo expresado, prohíbe elegir
o seleccionar determinado contenido porque tal proceder supone escoger de
acuerdo con las concepciones, teorías o ideología que de manera insoslayable
habitan siempre en nuestra cabeza. Si el psicoanalista elige, según dice Freud
(1912, p.112): acorre el riesgo de no hallar más de lo que ya sabe. Se& mi
propuesta, la atención libremente flotante significa y condensa los principios de
neutralidad, abstinencia y empatía requeridos para ejercer el trabajo
psicoanalítico. De esta particular actitud mental del analítico se desprende o
debería desprenderse de manera natural, para ser fiel al método, una forma nada
convencional del habla del terapeuta, lo que desde Freud se conoce como
interpretación. Tal como lo desarrollé en 1994 el analítico no se comporta como
se hace en la relación humana ordinaria, o como sucede en otras formas de
psicoterapia, en las que es útil y conveniente proceder de manera sapiente y
directiva. La sugestión y la psicagogia* pueden ser necesarias y eficientes * en
otras formas de psicoterapia pero deben ser expresamente excluidas en la relación
psicoanalítica porque atentan~ contra sus bases metódicas. Para nosotros lo más
sustantivo de la interpretación psicoanalítica reside en la sucesiva y paciente
vinculación de los contenidos mentales expresados por el paciente, cuidando
muy especialmente que ninguna teoría dirija o condicione el habla psicoanalítica.
Solo hay que hablar acerca de lo que hay en la mente del paciente y sea expresado
por éste. Para proceder con coherencia acerca de lo antedicho me parece que la
única forma de definir la interpretación psicoanalítica consiste en decir que debe
procederse de manera vinculativa, quiere decirse que el analítico solo puede
vincular lo expresado por el paciente (Armengol, 1994, p. 151-53). La
interpretación psicoanalítica, tal como la entiendo, debe relacionar 10s diversos
contenidos mentales expresados por el paciente, muy fundamentalmente la
situación mental actual con el pasado, sobre todo del pasado infantil. El terapeuta
debe guardar memoria acerca de lo que el paciente ya ha expresado y
relacionarlo, vincularlo si le parece prudente. Por el contrario, mientras trabaja,

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el terapeuta analítico no debe guardar memoria, no debe tener presentes ni las
teorías, de 1os demás, ni las propias. El paciente tiende a olvidar, separar,
disociar. Esta es la función de la defensa, que altera a veces gravemente la
capacidad sintética del yo. El terapeuta debe rehacer que la defensa ha deshecho.
Se trata de construir o reconstruir como también decía Freud. El paciente expresa
fragmentos, piezas, retoños o indicios de su vida mental actual o pasada; el
terapeuta analítico 1os recibe, 1os contiene y procura vincularlos, integrarlos del
modo más conveniente se& las reglas del arte.
2. Utilización de los sueños
Los sueños han sido durante la historia de la humanidad, objeto de curiosidad y duda,
ya que para los hombres de todas las culturas y civilizaciones, ha resultado
enigmático el conocer su significado y su relación con el mundo de la vigilia. Los
pueblos de la antigüedad ya se interesaban por su origen e interpretación. En la
historia judeocristiana fue utilizada la interpretación del sueño de José como
predicción del futuro y también fue vista como alianza entre Dios y los hombres. En
la mitología los sueños tienen relación con el mundo de los seres sobrehumanos, en
las que brindan revelaciones divinas o demoniacas, así como la posibilidad de
anunciar el porvenir. En la antigua Grecia, Aristóteles le otorgó la función
diagnóstica y pronostica, así como la elaboración de la primera clasificación de los
sueños, de acuerdo con sus fuentes: provenientes de Dios, de los demonios o de la
actividad del alma. Con los pensadores jónicos comenzó la búsqueda de principios y
herramientas conceptuales para explicar el significado de los sueños, teniendo en la
sociedad mesopotámica una interpretación de los sueños más apegada al
razonamiento, así como una codificación de situaciones objetivas (Becker, 1973).
Para la sociedad islámica de la Edad Media, la espiritualidad del hombre está basada
en una teoría profética, en tanto que, a nivel popular se vinculaban los conflictos
arquetípicos ancestrales por medio de las leyendas, que se expresan a través del
sueño. En la región de Siberia son los sueños, al igual que las enfermedades y los
éxtasis, medios para justificar el poder mágico-religioso del chamán. En las
civilizaciones medievales se desarrolla una teoría del conocimiento más realista, y
se considera a los sueños como hechos objetivos que comunican al hombre con lo

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sobrenatural. Paralelamente, en el mundo náhuatl y maya, el sueño es concebido
como una de las formas de dualidad cuerpo-espíritu, sin embargo no pierde su
esencia profética y el objetivo de conocer la causa de las enfermedades. En la época
contemporánea, la creencia divina de los sueños comienza a decaer a principios del
siglo XIX; con la inclinación del pensamiento científico, se le otorga a los sueños un
significado fisiológico, y se les considera como un proceso somático que se
manifiesta en el aparato psíquico. A fines del mismo siglo, comienza a reconocerse
la naturaleza psicológica de los mismos y con ello surgen más interrogantes acerca
de la relación de los sueños, como la vigilia, sus contenidos, sus mecanismos, sus
fuentes de origen, etc., por lo que los especialistas del área de la medicina y
psicología, principalmente, emiten sus criterios respecto de su participación dentro
de la actividad psíquica o como producto de las percepciones durante la vigilia. Sin
embargo, la mayoría de las explicaciones de los sueños contenidas en la literatura
científica de esta época, expresan una falta de aceptación de la participación psíquica
en la génesis de los sueños, así como la influencia del olvido en los sueños, como
Strumpell, citado por Freud (1900), quien explica el olvido en los sueños por el hecho
que el fenómeno onírico toma de la vida diurna sólo detalles aislados que carecen de
conexiones psíquicas, que permiten recordarlos en la vida despierta. Para Lemonie,
citado por Freud (1900), la incoherencia de las imágenes oníricas es el único carácter
esencial del sueño. Maury, citado por Freud (1900), sostiene que el contenido de los
sueños está determinado siempre por la personalidad individual, la edad, el sexo, la
cultura, los modos de la vida y acontecimientos de la vida anterior, este autor otorga
mayor importancia a la estructura psicológica y personalidad individual del soñante.
Jung (1964), discípulo de Freud, postula que el sueño surge de una parte del alma
que no conocemos, y se ocupa de la preparación del día siguiente y sus
acontecimientos. El sueño consiste en una serie de imágenes aparentemente
contradictorias y absurdas, pero contiene un material que, traducido, posee un
sentido claro. Señala que no es posible interpretar un sueño, sin conocer la historia
del soñador. Reconoce sueños y temas oníricos típicos de simbolismo sexual, aunque
existen otros en los que se expresan situaciones conflictivas. Simbolismo: Para Freud
es innegable que el sueño expresa a veces el deseo reprimido por medio de un

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simbolismo. En este sentido se diría que el rey y la reina representan bastante
claramente en el sueño a los padres del soñante. El simbolismo tendría la mayor parte
de las veces una significación sexual: un objeto alargado representaría
corrientemente al miembro masculino, y el hecho de subir una escalera, al coito.
Existen símbolos oníricos, pero se debe conocer en el soñante su personalidad, su
biografía, el síntoma, así como sus principales conflictos. Menciona que no existen
símbolos universales, y que cualquier símbolo requiere de un empleo cuidadoso, y
si no se identifican, será reproducido a través de sueños posteriores.
Es Freud quien establece un método científico para la interpretación de los sueños,
plasmando sus conocimientos acerca de los procesos oníricos en su obra La
interpretación de los sueños (1900), en donde plantea la existencia del inconsciente
como determinante de la conducta, de los pensamientos y afectos del individuo, que
posee una actividad ininterrumpida y en el periodo de reposo se manifiesta a través
de los sueños.
Interpretación de los sueños Interpretar un sueño significa traducirlo o retraducirlo.
Debido a que el sueño posee un significado psíquico, existe un procedimiento
científico para su interpretación desarrollado por Freud en 1900. Dicha hipótesis
surge a consecuencia del tratamiento con sus pacientes que comenzaron a relatar sus
sueños, bajo la premisa analítica de comunicar sus ocurrencias y asociaciones
alrededor de los mismos. Freud concluye que un sueño puede insertarse en el
encadenamiento psíquico y que ha de perseguirse retrocediendo en el recuerdo, a
partir de una idea patológica. Decide así tratar al sueño como un síntoma y aplicarse
el método de interpretación elaborado para los síntomas. Para lo anterior, es
necesario que el paciente sea preparado, se le pide que intensifique su atención para
sus percepciones psíquicas, lo cual se facilita al adoptar una posición de reposo, y
cerrando los ojos. Se le pide que evite la crítica de los pensamientos que le afloran,
de tal manera que fomente la introspección. El resultado es que al eliminar la crítica,
salen a la luz una multitud de ocurrencias que de otro modo habrían permanecido
inaprehensibles. El objetivo es que las representaciones involuntarias se conviertan
en voluntarias. La autoobservación que realiza el paciente debe enfocarse a
fragmentos singulares del contenido del sueño. Al presentar el sueño en fragmentos,

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el paciente ofrecerá para cada parte una serie de ocurrencias. Interpretación:
Deducción, por medio de la investigación analítica, del sentido latente existente en
las manifestaciones verbales y de comportamiento de un sujeto. La interpretación
saca a la luz las modalidades del conflicto defensivo y apunta, en último término, al
deseo que se formula en toda producción del inconsciente. En la cura se hace la
comunicación al sujeto, con miras a hacerle accesible este sentido latente, según las
reglas impuestas por la dirección y la evolución de la cura. Garma (1963) apoya la
técnica de Freud, la cual refiere que el sueño debe dividirse en sus diferentes
componentes, de esta manera se va disponiendo en forma gradual de una serie de
asociaciones que van relacionándose entre sí, hasta dejar entrever los deseos que
originaron el sueño. En este sentido, los sueños poseen la capacidad de evocar
asociaciones que traen a la conciencia una experiencia olvidada y la emoción
correspondiente, lo que constituye un medio útil en el tratamiento analítico para
revelar la etapa de desarrollo y tipo de fijación a los que está ligada la psiquis,
manifestándose así la intemporalidad del inconsciente (Freeman, 1976).
En el transcurrir del tratamiento psicoanalítico, cuando el analizado relata un sueño,
lo habitual es relacionarlo con lo que expone antes y después, para buscar las
conexiones latentes en todo el material psíquico de la sesión. Esta situación revela el
aspecto individual de los sueños, por lo que, para interpretar en forma correcta un
sueño, es indispensable alcanzar un conocimiento específico del paciente, ya que por
típicos que sean los mecanismos oníricos, el simbolismo inconsciente y los deseos
primitivos, el sueño es la clave para una orientación psíquica individual, pues la vida
onírica encierra en sí misma la evidencia no sólo de las pulsiones pulsionales y de
los mecanismos mediante los cuales es posible controlar o neutralizar tales pulsiones,
sino también de experiencias reales y vivencias del ser humano. Profundizando en la
técnica de interpretación, se observa que la repetición de frases es un recurso con el
que se otorga énfasis, y en el sueño este método consiste en repetir algún elemento
onírico, por lo que es importante tomar en cuenta dicha repetición. También se ha
encontrado que las palabras tienen una historia tanto individual como racial, que en
el sueño adquieren un segundo significado y expresan ideas abstractas, pero en el
inconsciente no pierden el significado concreto de cuando fueron escuchadas en el

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pasado, y utilizadas por primera vez. Gutheil (1966) propone un método denominado
“interpretación analítica activa”, como alternativa al procedimiento de Freud para la
interpretación de los sueños. Señala que Freud aplicaba respecto a las asociaciones
del paciente:
a. el abordaje cronológico, induciendo al paciente a asociar libremente con los
elementos consecutivos individuales de sus sueños;
b. la interpretación del sueño con base en un elemento en particular;
c. renunciar inicialmente al análisis del contenido onírico manifiesto, preguntando
al sujeto sobre los recuerdos del día anterior que se pudieran relacionar con el
sueño relatado, o
d. una vez que el paciente se ha familiarizado con la técnica de la interpretación,
se le permite el tipo de asociación que elija.
Al respecto, plantea una serie de normas para la interpretación de los sueños: la
primera es la interpretación de los contenidos oníricos manifiestos, que significa
reducir su contenido a pocas palabras, lo cual permite interpretar prescindiendo de
las asociaciones del paciente y orientarse a una serie de preguntas que deben
formularse con el fin de definir el trasfondo del sueño. La segunda norma es la
sucesión o coexistencia de elementos “cerca” y “lejos”, “hoy” y “mañana”. La
deformación de la lógica de la construcción onírica provoca que dos pensamientos
que inicialmente tenían una conexión causal, aparezcan en el sueño de manera que
uno siga al otro independientemente (sucesión), esto representa una coincidencia en
el tiempo y posee una conexión causal interna. La tercera norma es la reducción de
afectos en una sola emoción básica. La cuarta regla se refiere a las tendencias
analógicas y catagógicas. De acuerdo con Jung, citado por Gutheil (1966), las
tendencias analógicas o constructivas representan el deseo de lo ideal, incluyendo la
religión y la moral del paciente. Además considera que el conocimiento de los
componentes analógicos de la vida interior es necesario para poder realizar un
análisis adecuado, sin embargo plantea que este conocimiento representa sólo una
frase. Para conocer el grado de tensión mental de un individuo, es necesario conocer
las ideas catagógicas o destructivas. Otro aspecto importante corresponde a los
motivos oníricos repetidos. Los sueños estereotipados representan importantes

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problemas, ya que la repetición es la manifestación del deseo inconsciente del
paciente por resolver el problema, y refleja la carencia de medios para alcanzar el
objetivo. El autor plantea que es necesario analizar las series oníricas, y distinguir
las ideas centrales, ya que frecuentemente los sueños anteriores suministran datos
que permiten la interpretación de sueños precedentes, permitiendo abordar el
problema central de la neurosis.
El método de interpretación de los sueños —mediante el cual Freud hace que el
paciente divida en fragmentos el sueño y luego añada sus asociaciones a cada
fragmento hasta que las motivaciones inconscientes afloren a la conducta, y se les
pueda dar una síntesis adecuada, de acuerdo con los contenidos inconscientes que
cumplen la satisfacción del deseo, o el esclarecimiento del conflicto que de acuerdo
con la historia del paciente se plantea— fue empleado en uno de los sueños más
estudiados por Freud y otros autores (“La Inyección de Irma” en estudios sobre la
histeria, La interpretación de los sueños, 1900). Sin embargo, se plantearon otros
métodos: Cuando las asociaciones del paciente parten del elemento emocional más
relevante, se refiere a que el afecto que sobresale en el contenido manifiesto es el
que cobra prioridad para el analizado. También se puede interpretar un sueño si se
toma como punto de partida el elemento simbólico más destacado. Si la memoria y
la percepción poseen leyes, y si los sueños son percepciones deformadas
desplazadas, condensadas y simbolizadas, la percepción es a la vida despierta lo que
la alucinación es al sueño, y no obstante que la alucinación onírica no siga las leyes
de la lógica, puede afirmarse que para realizar una interpretación adecuada, además
de tomar en cuenta lo anteriormente mencionado, se deben aplicar todas las leyes y
conocimientos de la psicología general, en especial de la memoria, la percepción, el
aprendizaje, y sobre todo las nuevas aportaciones y significados del lenguaje.
3. Atención a la conducta cotidiana
El chiste y las Parapraxias
A. Humor o chiste
En el texto de El chiste y su relación con el inconsciente (1905/ 1981b), Freud
hace evidentes las aplicaciones que la disciplina científica puede tener para
explicar los acontecimientos que ocurren en la vida cotidiana. El fenómeno social

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del chiste exige la presencia de una tercera persona capaz de gozar el ahorro
psíquico a causa de la contracatexia yoica liberada que queda disponible para
descargarse en la risa (Brenner, 1983). La brevedad es uno de los factores
determinantes en la efectividad del chiste, de manera tal que puede considerársele
la base del mismo, esto se debe a que ejemplifica lo que resulta del proceso de
condensación. Este mecanismo, también utilizado en la elaboración del sueño,
consiste en una abreviación que crea formaciones sustitutivas de idéntico
carácter. La condensación, como el desplazamiento, la representación del todo
por la parte o viceversa, la equivalencia de los antagonistas y el simbolismo son
todos los procesos de los que se vale el quehacer onírico en su elaboración y que
caracterizan al pensamiento de proceso primario (Brenner, 1983). El chiste,
como los sueños, recurre a esta clase de pensamiento para su formación e
implican una regresión temporaria y parcial del Yo. El valor que tienen estas
regresiones radica en el hecho de que se opera una especie de retomo a formas
infantiles de placer, y las pulsiones que de otra forma hubieran sido dominadas
o prohibidas (pulsiones hostiles, sexuales o ambas) quedan liberadas para ser
descargadas de forma placentera mediante la risa. Esto se debe a que la técnica
del chiste proporciona un medio para expresar algo de una forma ingeniosa capaz
de sortear el poder coercitivo del Superyó. La técnica del chiste El carácter
gracioso del chiste se puede deber a dos cosas:
a. Es el pensamiento explicado en la frase el que lleva carácter chistoso, pero
existen pensamientos que por sí solos no tienen ese carácter.
b. El chiste depende de la expresión verbal que el pensamiento halla en la frase.

Precisamente de la expresión verbal se deriva la técnica del chiste, la cual tiene


que hallarse en íntima relación con la esencia del mismo dado que todo su
carácter y el efecto que produce desaparece en cuanto se lleva a cabo su
sustitución. Es decir, se sustituye la frase chistosa por lo que realmente quiere
decir ese chiste.

a. La formación verbal mixta se realiza en el momento en que se juntan dos


palabras para la construcción de otra nueva.

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b. La modificación cambia algunas palabras y las une con el fin de formar un
nuevo significado. El chiste nace de una fuerza comprensiva, o sea la técnica
del mismo, con una condensación o formación de sustitutivo. Es decir que al
realizar una condensación mediante la modificación o la formación verbal
mixta se realiza una formación sustitutiva, y si queremos podemos describir
la formación de palabra mixta también con modificaciones de palabra
fundamental por el segundo elemento.

Por tanto el chiste depende sólo de la expresión verbal resultante del proceso de
condensación. La mayor analogía de la técnica del chiste se da con la elaboración
de los sueños, pues en ambas se producen abreviaciones y formaciones mixtas.
Todos conocemos en nuestros propios sueños las formaciones mixtas de personas
y hasta de objetos que en ellos aparecen.

El sueño llega a crear también formaciones mixtas de palabras que luego


podemos descomponer en el análisis. Otras veces y con mayor frecuencia el
proceso de condensación crea imágenes mixtas que salvo una modificación o
agregación procedente de distinta fuente, coincide por completo con una persona
o con un objeto determinado. Son, por tanto, tales modificaciones idénticas a las
de los chistes. No podemos poner ya en duda que en ambos casos tenemos ante
nosotros el mismo proceso psíquico, reconocible por su idéntico resultado.

a. El múltiple empleo de la misma palabra, íntegra primero y divida en sílabas


después, ha sido el primer caso por nosotros hallado en donde no aparece la
condensación. Existen gran variedad de chistes, los cuales pueden dar a una
misma palabra un diferente significado.
b. Es tan sólo la variación del orden de las frases la que da el carácter chistoso.
c. En otros chistes se realizan sólo pequeñas modificaciones.
d. Existen palabras a las que se les puede despojar de su significado primitivo.
De dos diferentes derivados de la misma raíz puede haberse desarrollado uno
hasta formar una palabra llena de significación, y el otro no constituir más
que un prefijo, y conservar ambas, sin embargo, idéntico sonido. La identidad

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de sonido entre una palabra plenamente significativa y una sílaba vacía de
sentido puede ser también causal.
e. Penetrando más en la diversidad de palabras y en el múltiple empleo de la
misma palabra surge el doble sentido o juego de palabras.
f. Los casos de doble sentido de un nombre propio y su significado objetivo.
Ej.: pistola, conecta, chaqueta, papaya.
g. El doble sentido de la significación metafórica de una palabra, el cual es una
generosa fuente de la técnica del chiste.
h. El doble sentido propiamente dicho, o juego de palabras, que es por decirlo
así el caso ideal del múltiple empleo; la palabra no sufre aquí la menor
violencia, no es dividida por sílabas ni sometida a modificación alguna.
Tampoco necesita abandonar la esfera a la que pertenece (por ejemplo la de
los nombres propios) e incluirse en otra diferente. Tal y como es y cómo se
haya dentro de la frase debe, merced a determinadas circunstancias, expresar
dos diferentes sentidos. Ejemplo: Un médico que acaba de reconocer a una
señora dice al marido de la enferma: “no me gusta nada”, “hace mucho
tiempo que a mí tampoco”, se apresura a contestar el marido.
i. El juego de palabras no es más que una condensación sin formación de
sustitutivo. De este modo la condensación permanece como la categoría
superior.
j. Ahorro. Una tendencia compresora o mejor dicho economizante domina
todas estas técnicas. Es desde luego posible que toda técnica del chiste
muestre la tendencia al ahorro en la expresión verbal, mas esta relación no es
susceptible de ser invertida. No toda economía de la expresión verbal es
chistosa. Tiene por tanto que ser una clase especial de abreviación y de ahorro
la que traiga consigo el carácter chistoso.
k. Desplazamiento. Es la desviación del proceso mental del acento psíquico
sobre un tema distinto del indicado. El desplazamiento es independiente de
la expresión verbal, ya que depende del proceso mental. Es también
independiente del doble sentido, aunque aparentemente todo doble sentido
implique un desplazamiento. La diferencia estriba en que en el doble sentido

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el chiste no contiene más que una palabra susceptible de una múltiple
interpretación, que permite al oyente hallar el paso de un pensamiento a otro,
paso que —siempre un tanto forzadamente— puede hacerse equivaler a un
desplazamiento. Mas el chiste por desplazamiento contiene el chiste mismo
y un proceso mental en el que aquél se ha llevado a cabo. El desplazamiento
hace referencia a la elaboración y no a la percepción del chiste.
l. Error intelectual. En el error intelectual se establece una relación inexistente
entre dos sucesos. El valor de la representación imaginativa es considerado
superior al de la realidad.
m. La técnica del desatino consiste en la introducción de algo simple o
desatinado, cuyo sentido es la revelación de otro desatino o simpleza. Aunque
en ocasiones no es necesario aclarar o revelar otro desatino. El sofisma
muestra una apariencia lógica que pretende encubrir un error intelectual. Se
trata un razonamiento de manera aislada cuando debe ser tratado en conjunto.
n. Ver aisladamente factores.
o. Sofisma automático.
p. Unificación. La unificación es el fundamento esencial de aquellos chistes que
demuestran lo que denominamos un “ingenio rápido”. Tal rapidez consiste
en la inmediata sucesión de agresión y defensa, es decir, una inesperada
unidad entre ataque y contraataque
q. Representación antinómica.
r. Alusión. Es una técnica del chiste en lo que no se puede expresar
directamente lo que se quiere decir, por lo que se expresa de manera indirecta.
s. Doble sentido con alusión. Cuando hay dos significaciones que encuentran
su expresión en la misma palabra y se halla la primera como la más usual y
corriente, en un primer término tiene que acudir antes que ninguna a nuestra
imaginación, mientras que la segunda, como más lejana, queda retrasada. A
esta técnica se le da el nombre de doble sentido con alusión.
t. Similicadencia de dos frases. Ejemplo: la gimnasia con la magnesia.
u. Omisión. Otra frase de la alusión es la omisión, comparable a la condensación
sin formación de sustitutivo. Realmente se omite algo en toda alusión, pues

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se omiten las rutas mentales que hasta ella conducen. La diferencia consiste
en que lo más patente sea la solución de continuidad o el sustitutivo que en
la expresión verbal de la alusión oculta a aquélla parcialmente. De este modo
llegaríamos a través de una serie de ejemplos desde la simple omisión hasta
la alusión propiamente dicha.
v. Alusión sin sustituto.
B. Las parapraxias
Freud (1901/1981) aborda el tema de las parapraxias y a través de ellas pudo
extender los descubrimientos que había hecho en relación con las neurosis
relacionándolas con la vida mental cotidiana. Procuró desmentir la creencia
popular que veía en los errores, los olvidos, los accidentes, é incluso en los sueños
y el chiste, a simples fenómenos elementales reducidos a sí mismos que no eran
producidos sino por la negligencia, la casualidad, la distracción o el azar.
Descubre que el olvido, las equivocaciones orales, los errores en la escritura y la
lectura, y los actos fallidos son todos errores que surgen como consecuencia de
deseos inconscientes. Parapraxias: Son sucesos de la vida normal que tienen
bases causales específicas. Así los olvidos, las equivocaciones orales, los
accidentes, los errores en la lectura y la escritura, son todos errores que surgen
por deseos inconscientes que están inicialmente ocultos a la conciencia y se
revelan involuntariamente. Siempre, ante el surgimiento de lo que genéricamente
se conoce como parapraxia, descubre que este fenómeno está determinado por
una incapacidad temporaria del Yo para dominar una intención inconsciente. La
parapraxia se produce a pesar del Yo, en momentos en que éste está
imposibilitado para integrar el propósito inconsciente con las otras tendencias
psíquicas en acción de ese momento en la mente. Como en los casos del proceso
de elaboración de los sueños y del chiste, en las parapraxias el pensamiento de
proceso primario desempeña un papel esencial (Brenner, 1983). Por tanto, la
forma que adquiere una parapraxia queda determinada por los mecanismos
característicos que le son propios a este tipo de pensamiento (condensación,
desplazamiento, simbolismo, etcétera).

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Si bien las motivaciones para una parapraxia pueden estar inicialmente ocultas
para la conciencia, lo cierto es que ésta puede resultar de la interferencia de un
componente externo o interno con el propósito consciente. Según se trate de
influencias exteriores a una palabra, frase o contexto, o de elementos
perturbadores internos que provocan el lapsus linguae, en todos los casos es la
simultaneidad del estímulo lo que determinará a las equivocaciones orales y el
origen del estímulo les dará su cualidad diferenciadora. El proceso se determina
en ambos casos por un factor positivo (la corriente no inhibida de las asociaciones
que favorece la equivocación) y uno negativo (el relajamiento de la atención
inhibitoria que igualmente la facilita). Aquí, como en el resto de las parapraxias
y de acuerdo con lo que sucede durante las sesiones del tratamiento
psicoanalítico, existe un contenido psíquico que aunque se esfuerza en ocultarse,
se revela involuntariamente. Es cierto que en las equivocaciones orales el
elemento perturbador puede estar constituido por la similicadencia con palabras
obscenas o por la alusión a un sentido de este género. Se responde a un deseo de
evocar a lo prohibido, y allí también las influencias psíquicas remotas de que
había expresión alterada se convierten en la expresión de lo que no quería uno
decir. Por tanto las equivocaciones del discurso revelan el conflicto interior. Para
continuar con lo anterior se puede decir que se mantiene una estrecha relación
con lo que a errores en la lectura se refiere, en un gran número de casos, la
predisposición del lector es la que transforma el texto a sus ojos de manera tal
que éste termina por leer algo que se relaciona con los pensamientos que ocupan
su mente en ese momento. Los determinantes para el resultado de dichas
equivocaciones pueden ser tales como la profesión o la situación actual del lector.
Aquí, como también en los casos de los lapsus linguae y los lapsus calami
(errores en la escritura), la atención del sujeto se encuentra perturbada por un
pensamiento inconsciente. El pensamiento o el deseo completo no quedan
completamente reprimidos y entonces se filtran los indicios de un material que
debía mantenerse en la esfera inconsciente del sujeto.

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Lapsus: Término latino utilizado en retórica para designar una falta cometida por
inadvertencia, sea hablando (lapus linguae) o escribiendo (lapsus calami), que
consiste en remplazar por otra palabra la que uno quería decir.
En cuanto al olvido se refiere, éste se encuentra generalmente motivado por la
necesidad de evitar la generación de angustia, culpa o ambas (Brenner, 1983),
que han quedado asociadas con el propósito, el nombre, la palabra, la impresión,
la experiencia o el conocimiento olvidados. El olvido, por tanto, suele basarse en
un motivo de displacer, tanto como el motivo fundamental del chiste es la
consecución del placer. Esto implica entonces que las contracatexias movilizadas
para ocultar algo a la conciencia pueden ser tanto de origen del Ello como de
procedencia Superyoica. En esta última se ubican las parapraxias resultantes de
una defensa (fallida) contra pulsiones hostiles o sexuales del Ello o de una
prohibición del Superyó orientada contra ellos. En el caso de las parapraxias con
origen en el Ello, el resultado puede ser que una o varias pulsiones alcancen en
forma independiente algún grado de actividad motora para lograr al menos
parcialmente su finalidad.
Contracatexia: Energía psíquica que se opone a la descarga pulsional. Proceso
económico postulado por Freud como soporte de numerosas actividades
defensivas del Yo. Consiste en la catexis por el Yo de representaciones, actitudes,
etc., susceptibles de obstaculizar el acceso de las representaciones y deseos
inconscientes a la conciencia y a la motilidad. El término puede designar también
el resultado, más o menos permanente, de tal proceso.
Las condiciones que antaño eran consideradas explicativas de cualquier índole
de parapraxia —la fatiga, la falta de atención, el apresuramiento, la excitación,
la salud deteriorada, o la disposición para olvidar—, ahora sabemos que son en
realidad meros elementos coadyuvantes en el proceso de la producción de las
mismas. Estos factores accionarios bien pueden facilitar la interferencia de los
procesos inconscientes en el intento consciente específico, no obstante, tienen un
carácter secundario en la génesis de una parapraxia. Esto porque son en realidad
las fuerzas psíquicas inconscientes que en mayor o menor medida resisten la
integración y que alcanzan cierto grado de influencia directa sobre el

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pensamiento o la conducta en una parapraxia las que, según expone Brenner
(1983), nacen a veces del Ello, otras del Yo, algunas del Superyó, e incluso de
dos o de todas las instancias. La parapraxia delata o traiciona los conflictos
íntimos del sujeto.

La Resistencia

La conceptualización más temprana de este término proviene de las publicaciones


prepsicoanalíticas de Freud (1891/1981), en donde es considerada como cualquier
manifestación del paciente en oposición a los intentos del analista de influir en él.
Esto ocurre en relación con las técnicas de la hipnosis y la presión (poner la mano en
la frente del paciente). Al abandonar los procedimientos hipnóticos, entre 1892 y
1895, Freud introdujo el método de la asociación libre, y, en ese contexto, definió la
resistencia como la forma en que el paciente no respeta la regla fundamental. En tal
caso, la resistencia es un obstáculo para el esclarecimiento de los síntomas y para el
avance del tratamiento. Más tarde (1904) comparó la resistencia con la censura en
los sueños. Le atribuyó una función de distorsión de las pulsiones y los recuerdos
inconscientes que los hacía aparecer disfrazados al presentarse en la asociación libre
del paciente. En 1920 subrayó el aspecto defensivo de la resistencia, y afirmó que
proviene de los mismos estratos y sistemas superiores de la vida psíquica que en otro
tiempo produjeron la represión.

En la literatura psicoanalítica posterior, el término resistencia ha conservado los


mismos significados. Sandler (1986) la define como aquellos elementos y fuerzas
que en el paciente se oponen al proceso terapéutico. Menninger (1974) define la
resistencia como la tendencia de fuerzas que están dentro del paciente y que se
oponen al proceso de cambiar para mejorar. En esta definición se pone énfasis en lo
que denominan reacción paradójica, que es un aspecto de la resistencia que alude al
hecho de que el paciente, al oponer resistencia al análisis, parece sufrir al mismo
tiempo el anhelo de aliviarse y la compulsión de defenderse de todo cambio en su
adaptación a la vida, por incómodo que esto pueda resultarle en muchos aspectos.
Consciente o inconscientemente, el paciente entorpece el proceso del que tantos
beneficios esperan. La definición que reúne la mayor parte de los elementos que se

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han descrito hasta aquí, es la propuesta por Greenson (1999). Para él la resistencia
consiste en: todas las fuerzas que dentro del paciente se oponen a los procedimientos
y procesos de análisis —es decir, que estorban la libre asociación del paciente—,
obstaculizan los intentos del paciente de recordar y de lograr asimilar el insight, que
operan contra el Yo razonable del paciente y su deseo de cambiar. Para este mismo
autor, la resistencia tiene también una función defensiva, pues se opone a los
procedimientos analíticos y defiende el statu quo del paciente. La resistencia
defensiva puede afectar todos los aspectos de la vida mental, ya que éstos tienen la
posibilidad de ser usados en forma defensiva. El estudio comprensivo de la
resistencia, según Glover (1974), implica verla desde diferentes ángulos. Primero,
en el aspecto clínico, relativo al modo en que la resistencia aparece directamente en
el análisis (punto de vista descriptivo). Asimismo, se le puede considerar en relación
con la función mental general de defensa (punto de vista funcional). Este último
punto de vista es desarrolla do ampliamente por el mismo autor. Por razones de
carácter práctico, preferimos no considerar aquí este aspecto de la resistencia.

Manifestaciones clínicas de la resistencia

Cualquier comportamiento puede desempeñar una función de resistencia. La


resistencia puede adoptar las siguientes formas, descritas por Greenson (1990). El
silencio del paciente. Ésta es la forma más clara y frecuente y puede significar que
el paciente no está dispuesto consciente o inconscientemente a comunicar al analista
sus pensamientos o sentimientos. Greenson (1990) hace un interesante análisis del
silencio como problema de la técnica psicoanalítica. Clasifica y sistematiza el
silencio desde diferentes puntos de vista y muestra cómo a partir de diferentes
criterios se han desarrollado diversas aplicaciones técnicas. Luego, formula así la
multiplicidad de los aspectos del silencio:

 El silencio puede estar cargado de miedo o libre de conflictos, puede ser signo
de regresión o autonomía del Yo. Puede partir del Ello, del Yo, del Superyó, o
de las reacciones recí procas entre los sistemas Ello- Yo y Ello-Superyó. Desde
el punto de vista topográfico el proceso del habla puede considerarse bloqueado
en cualquier plano del sistema, consciente o inconsciente. El silencio puede ir

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acompañado de frustración o de satisfacción. El silencio es una parte conjunta de
la matriz y de comunicación que se produce en el análisis. Existe un interés
creciente tanto en el papel que desempeña en la transferencia y la
contratransferencia, como en su importancia para la técnica. Se trata de
comprender el silencio a partir de la situación conjunta del análisis, averiguar lo
que significa para cada paciente y buscar con él los caminos para ayudarlo. Así,
el silencio, al superar su valor negativo original, deja de ser un mero factor de
trastorno.
 El paciente no desea hablar. En este caso, el paciente no se encuentra literalmente
callado, pero no quiere hablar o no tiene nada qué decir.
 Los afectos que indican resistencia. En esta situación está presente la
comunicación verbal, pero el afecto está ausente; el terapeuta tiene la sensación
de que el paciente no se interesa o no se ve afectado por lo que dice. La emoción
y la ideación no concuerdan.
 La postura del paciente. Con frecuencia la postura del paciente (rigidez,
movimiento excesivo, discrepancia entre postura y contenido verbal, manos
apretadas, brazos fuertemente cruzados, bostezo, esquivez, parloteo y otras)
puede ser signo de resistencia.
 La fijación en el tiempo. Lo normal es que el paciente se refiera al pasado y al
presente. La resistencia se presenta cuando puede hablar sólo de uno sin tocar al
otro.
 La mención de acontecimientos externos o de escasa importancia. Hablar de
acontecimientos externos o de escasa importancia durante un periodo bastante
largo es también una manifestación de resistencia.
 La evitación de temas. Si hay un tema importante que no se mencione alguna vez
durante la sesión analítica, es señal de resistencia.
 La rigidez. Esta resistencia se muestra en ciertas rutinas que se ejecutan siempre,
sin variación; por ejemplo, empezar siempre la sesión de un modo estereotipado,
preparar la sesión analítica con material interesante, tratar de ser siempre un buen
paciente, evitar los silencios, llegar constantemente retrasado o puntual.

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 El lenguaje de la evitación. La resistencia puede manifestarse también en forma
de frases hechas, términos técnicos, palabras inútiles, o lugares comunes.
 El retraso, la inasistencia y el olvido de pago. Estas manifestaciones de la
resistencia, por lo general, son indicadoras de la renuencia del paciente a acudir
al análisis o a pagar por él.
 La ausencia de sueños. Esta resistencia puede adoptar diversas formas que van
desde recordar haber soñado, pero olvidado lo soñado, hasta el olvido completo
de haber soñado. Esta resistencia puede consistir también en el abuso excesivo
de los sueños durante una sesión.
 El aburrimiento. Esta resistencia se relaciona, po r lo general, con la defensa
contra las propias fantasías inconscientes agresivas.
 El secreto. Con el silencio el paciente rehusó decir algo.
 El acting out (exoactuación). Esta forma de resistencia es muy importante, sobre
todo en pacientes adolescentes. Consiste en referir con acciones y no con palabras
los propios recuerdos y afectos. Aunado al deseo de no comunicar oralmente sus
ideas y pulsiones, el paciente se permite actos irracionales en su comportamiento
diario. Este comportamiento parece ser una manera de apoyar la propia
incapacidad para hablar durante el tratamiento. Tal actitud sirve para aliviar la
ansiedad y deja poca energía disponible para los procesos ideativos durante la
sesión.
 La alegría frecuente en la consulta. Esta resistencia muestra por lo común alguna
forma de depresión.
 La falta de cambio en la conducta del paciente. El que no cambie la conducta del
paciente es también una manifestación de resistencia.
 Las resistencias silentes. Estas resistencias no se pueden descubrir en una o varias
sesiones, sino sólo cuando el analista está a cierta distancia del análisis. Se trata
de sutiles resistencias de carácter que resultan difíciles de reconocer.
 La supresión y la represión. Cualquier material que perturbe al paciente
emocionalmente será suprimido o reprimido por él mientras cobra la fuerza
suficiente que le permita manejar la ansiedad que le produce su verbalización. El
material puede parecer, e incluso ser insignificante e inocuo, pero debe

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recordarse que con frecuencia no son los sucesos o las ideas las que resultan
perturbadoras, sino más bien las emociones relacionadas con ellas.
 La intensificación de síntomas. Uno de los síntomas más tempranos de la
resistencia a la curación es un refuerzo de aquellos medios neuróticos que
previamente han mantenido al individuo libre de ansiedad. En consecuencia, algo
que se puede prever es una exacerbación aguda de los síntomas neuróticos. Una
explicación oportuna al paciente acerca de que puede llegar a empeorar antes de
mejorar, ayuda a que no se interrumpa el tratamiento.
 La autodevaluación. Un tipo insidioso de resistencia es la autodevaluación. En
ella, el paciente se niega a aceptar que haya algo valioso en él, o que tenga algún
tipo de oportunidad (cualquiera que ésta sea) de ser independiente. Responde a
todas las interpretaciones con frases de desesperanza. Esta actitud puede deberse
al deseo de ser cuidado como un niño desvalido, o bien, a una intención de
adelantarse a las críticas mediante el autocastigo. A veces se debe al miedo de
que, al ser reconocido como una persona capaz, puedan exigirle esfuerzos activos
e independientes.
 Fuga forzada hacia la salud. Ésta es otra forma de resistencia en la que el paciente
trata de convencer al terapeuta y a sí mismo de que ya está bien y de que ya no
necesita el tratamiento. Cualquier afirmación acerca de que él no está te niendo
una adaptación adecuada es resistida en forma vigorosa. Incluso, el paciente
puede conducir sus asuntos con una apariencia de normalidad y mostrándose
tranquilo, confiado y seguro. El terapeuta puede darse cuenta, sin embargo, del
terrible esfuerzo que el paciente realiza para sostener esta ilusión de salud. Tal
forma de resistencia está normalmente asociada con la necesidad del paciente de
mantener un control rígido sobre todo lo que dice.
 Inhibiciones intelectuales. La necesidad de evitar al terapeuta puede causar una
incapacidad de pensar, hablar o sentir. El paciente insistirá en que no hay en su
mente absolutamente nada y dará muestras de una esterilidad singular en sus
asociaciones y en su capacidad de pensar de manera constructiva respecto de sus
problemas. El paciente cancela citas, llega tarde, olvida mencionar aspectos
importantes de lo que ha hecho en ese día, bloquea el recuerdo de sus sueños y

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fantasías, muestra poca atención o distracción, manifiesta incapacidad de
concentrarse y recordar lo que ocurrió anteriormente, se hunde en el silencio
durante la entrevista, o muestra una dispersión mental que persiste tanto dentro
como fuera del tratamiento.
 El insight como resistencia. El paciente hace relatos detallados de lo bien que se
entiende a sí mismo, utiliza la terminología más aceptada y describe la dinámica
y los mecanismos de su desorden con un lenguaje literario. En apariencia ha
conseguido un completo insight de sus problemas, de sus repeticiones
compulsivas y de sus relaciones distorsionadas, así como de las consecuencias e
influencias destructivas de su neurosis. Sin embargo, en las experiencias de la
vida diaria persisten sus comportamientos neuróticos de ajuste, y manifiesta los
mismos síntomas con que llegó al tratamiento. Por consiguiente, el insight del
paciente es un ardid intelectual que emplea para confundir al psicoterapeuta y a
sí mismo. Los objetivos de esta resistencia son tener una pantalla para ocultar la
propia indulgencia hacia los comportamientos neuróticos acostumbrados; el
deseo de escapar a la crítica y a la detección, y la fantasía de los pacientes muy
dependientes de la terapia, los cuales consideran que ésta hará todo por ellos.
 La disociación de la hora de tratamiento del resto de la vida. En ocasiones la
resistencia toma la forma de esta disociación entre el tratamiento y la vida
cotidiana. El paciente, en el trato con el terapeuta, sigue criterios totalmente
diferentes de los que utiliza con la gente en general. La resistencia consiste en no
querer ver cómo se relaciona con la vida diaria el material que se revela en el
tratamiento.
 El desprecio de la normalidad. Otra forma insidiosa de resistencia es el miedo o
desprecio de la normalidad. Se asocia al rechazo de la responsabilidad o de la
obligación de hacer un esfuerzo propio. El sustituir antiguas pautas de
comportamiento por otras nuevas suele hacer pensar al paciente que abandona
algo valioso que nunca podrá recuperar, o que estará expuesto a peligros de los
cuales no podrá defenderse.
 La renuencia a abandonar las experiencias placenteras de la hora del tratamiento.
Esta resistencia con frecuencia pasa desapercibida. Consiste en que el paciente

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puede derivar de la sesión terapéutica un bienestar tal que otras gratificaciones le
resulten dudosas, al grado de que pueda rechazar el abandono de su neurosis en
aras de su deseo de continuar consultando a su psicoterapeuta. Esto ocurre con
frecuencia con individuos muy dependientes que hacen creer al terapeuta que
están desvalidos e inhabilitados para hacer las cosas, forzándolo a dar consejos y
admoniciones que son absorbidas como si se tratara de revelaciones divinas.
 Las resistencias de transferencia. Tal vez las resistencias más comunes y más
perturbadoras son las que se producen en respuesta a la relación con el terapeuta
o que toman la forma de transferencia. El contacto con el terapeuta es perturbador
cuando moviliza actitudes, pulsiones y sentimientos que amenazan a las fuerzas
represivas. En un intento por escapar a la ansiedad asociada a estas
perturbaciones, el paciente mostrará sus defensas caracterológicas ordinarias
para retirar y controlar al psicoterapeuta, para confundirlo, o para volverse
invencible.

Una de las manifestaciones más tempranas de esta lucha es la intensificación de los


síntomas, la cual parece estar al servicio de una necesidad desesperada de restaurar
el equilibrio psíquico. Luego se personaliza esta lucha, cuando el paciente descubre
que el terapeuta es el origen de la tensión. La resistencia se puede ejercer contra el
material inconsciente original o contra las representaciones proyectadas y animadas
en la transferencia. Otra forma de relación que puede desarrollarse se basa en un
miedo intenso al terapeuta como si se tratara de alguien que puede causar daño o
esclavizar al paciente. El tratamiento no progresará mientras se manifieste con
intensidad esta resistencia. El paciente, en ocasiones, se siente víctima de un trato
injusto, y considera que el terapeuta está tratando de aprovecharse de él. La
resistencia podrá mostrarse en forma de hostilidad, y aun desembocar en intentos de
desapego o de desprecio por los valores del terapeuta. El deseo de controlar la
situación se exterioriza de muchas maneras. El paciente puede asediar al terapeuta
con regalos y favores, o puede desarrollar un apego sentimental que asume una forma
sexual. La terapia se vuelve una especie de seducción en la que el paciente
experimenta intensos sentimientos eróticos. Uno de los objetivos es colocar al
terapeuta en una posición en la que no espíe tan de cerca los secretos más profundos

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del paciente. Con frecuencia esta actitud tiene componentes hostiles. Se pretende
devaluar al terapeuta, esclavizarlo, probar sus convicciones o fusionarse con él, y, de
cualquier manera, romper con el tratamiento. Muchos pacientes acuden al
tratamiento en búsqueda de las gratificaciones que no han podido conseguir por sí
mismos. En tales casos el resentimiento y la resistencia se desatan cuando no reciben
del terapeuta el tipo específico de ayuda que están esperando. La resistencia se ejerce
frecuentemente contra la idea de que es posible vivir normalmente sin reparar un
daño imaginario de los órganos genitales. En la mujer, la resistencia consiste en
seguir viviendo sin la posibilidad de procurarse un pene (órgano al que se considera
como el puente para la actividad y la autorrealización). En el hombre, la adopción de
un rol pasivo es frecuentemente interpretada como equivalente a la castración, y la
resistencia puede consistir en la adopción de cualquier rol que no implique una
postura agresiva. Incluso, el aceptar ayuda de un terapeuta puede significar pasividad
para el paciente varón. La psicoterapia puede producir otras reacciones resistenciales
en pacientes con estructuras yoicas inmaduras.

La transferencia y la contratransferencia

La transferencia y la contratransferencia son conceptos que nacieron en el interior de


la práctica psicoanalítica. Sólo se podía hablar de transferencia y contratransferencia
dentro del marco psicoanalítico. Sin embargo, actualmente la transferencia y la
contratransferencia (esta última sólo condicionadamente) son fenómenos normales
en las relaciones humanas comunes y corrientes. Al considerarlas así las despojamos
de su sentido psicoanalítico específico, pero no de su sentido esencial como proceso
interpersonal humano. Para afirmar que son procesos generales normales en toda
relación interpersonal nos apoyamos en los siguientes hechos:

a. Desde el punto de vista filogenético, el niño es expulsado del vientre materno


antes de lo que debiera ser. Esto se debe a la capacidad limitada del organismo
femenino para la dilatación de las vías del parto, así como al aumento del
volumen craneal del niño y su evolución cerebral. El recién nacido es un sujeto
prematuro desde el punto de vista fisiológico Lo anterior significa que, para su

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supervivencia, debe permanecer provisionalmente bajo la total y permanente
dependencia de la madre.
b. El recién nacido, al ser prematuro fisiológicamente, no posee ninguna
especialización organísmica, como otros seres vivientes. La prematuridad y la
falta de especialización organísmica hacen que la supervivencia del recién nacido
tenga que depender de un ser familiar más desarrollado, cuyo modelo original es
la madre. Ésta es su primera experiencia interhumana, la cual llega a ser
fundamental en las futuras relaciones de objeto. Se puede caracterizar el
funcionamiento normal de la transferencia como sigue (Kemper, 1972):
 Con cada repetición de la transferencia se da un paso más en el dominio del
mundo. Esto contribuye al proceso vital del aprendizaje.
 La repetición transferencial se convierte en una compulsión inconsciente a la
realización. Sirve a la economía psíquica, porque:
- Ahorra energía. La repetición automática de lo habitual requiere menos
gasto de energía que si se planea cada caso en particular.
- Permite, mediante la dosificación fraccionada, la elaboración de tensiones
traumáticas en forma análoga a la neurosis traumática.
- El sujeto está permanentemente motivado a llevar sus necesidades no
satisfechas en el pasado y sus infructuosos intentos de controlarlas hacia
nuevos objetos y situaciones que se le presentan como apropiados, con la
esperanza de llegar en esta ocasión a una solución satisfactoria de esas
necesidades. Desde el momento del nacimiento, el niño ya es objeto de su
madre, en sentido psicológico, y cuando llega a establecer relaciones de
objeto parcial o total, la madre y quienes lo rodean serán para él objetos
en los cuales se podrá proyectar, identificar, introyectar y desplazar. La
relación humana se convierte en una situación transferencial-
contratransferencial que exige: Objeto parcial: Tipo de objetos a los que
apuntan las pulsiones parciales, sin que esto implique que se tome como
objeto de amor a una persona en su conjunto. Se trata principalmente de
partes del cuerpo, reales o fantasmáticas (pecho, heces, pene) y de sus

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equivalentes simbólicos. Incluso una persona puede identificarse o ser
identificada con un objeto parcial.
Un sujeto. Éste transfiere experiencias anteriores a un objeto, según sus
características constitucionales, sus experiencias anteriores, imaginarias o
reales, su estado de ánimo actual y su motivación hacia el mundo o su
alejamiento de él.
Un objeto. Personas o cosas del ambiente exterior que tienen importancia
emocional en la vida psíquica. De tal modo, la expresión relaciones de
objeto se refiere a la actitud y comportamiento del sujeto hacia esos
objetos y viceversa.

Así, toda relación humana cotidiana está compuesta normalmente por la


transferencia y la contratransferencia entre el sujeto y el objeto, formándose una
unidad funcional, dado que lo introyectado, identificado e internalizado de los
primeros objetos necesita de ellos en un principio, precisamente, para
internalizarlos, proyectarlos y desplazarlos sobre otro objeto. El proceso se
convierte en una nueva unidad funcional instalada en el pasado, en la cual el
objeto y el sujeto intercambian sus papeles, en una alternancia recurrente y
permanente.

¿Qué es la transferencia?

La transferencia es considerada como un tipo especial de interacción con el


psicoterapeuta; es un modo característico de relación de objeto (objeto significa una
persona o cosa psíquicamente significativa) y se diferencia de otras relaciones, en
que los sentimientos que se tienen hacia el analista no le corresponden y casi siempre
se refieren a una figura del pasado. La transferencia viene a ser una repetición, una
reedición de una relación interpersonal antigua. Es un fenómeno inconsciente que
implica un error cronológico y un desplazamiento (González Núñez, 1992). Se está
sintiendo, aquí y ahora, con el psicoterapeuta, lo que se sintió, en el ayer y entonces,
hacia otra persona significativa del pasado. La transferencia se produce en la
situación analítica y fuera de ella.

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¿Qué es la contratransferencia?

La contratransferencia es considerada como un tipo especial de interacción con el


analizado; es un modo característico de relación de objeto (objeto significa una
persona o cosa psíquicamente significativa) y se diferencia de otras relaciones en
que los sentimientos que se tienen hacia el paciente no le corresponden, casi siempre
se refieren a una figura del pasado. La contratransferencia viene a ser una repetición,
una reedición de una relación interpersonal antigua. Es un fenómeno inconsciente
que implica un error cronológico y un desplazamiento (González Núñez, 1992). Se
está sintiendo, aquí y ahora, con el analizado, lo que se sintió, en el ayer y entonces,
hacia otra persona significativa del pasado.

VIII. VARIANTES DEL PSICANÁLISIS


A. Terapias de orientación psicoanalítica
El psicoanálisis ha tenido muchos seguidores desde sus inicios hasta el día de hoy,
sin embargo hubo algunos que no estaban totalmente de acuerdo con lo que
psicoanálisis sustenta. Por ello, muchos terapeutas con orientación psicoanalítica
emplean esta de manera diferente a como Freud lo hubiera hecho. Por ejemplo
Alexander y French (1946), cuestionaban la idea de que la terapia debería de ser
intensa, de una larga duración y que sea muy similar a todos los casos. Y también
buscaron de incluir el psicoanálisis a dos grupos: los jóvenes y los gravemente
enfermos. Incluso Alexander planteaba el hecho de que un tratamiento eficaz podría
durar un año y medio con 65 sesiones en los casos más graves y en los que no, el
tiempo es menor. Tal como lo declaraba “No es necesario, ni posible, durante el
curso de un tratamiento rememorar cada sentimiento que se ha reprimido. Los
resultados terapéuticos pueden lograrse sin que el paciente rememore todos los
detalles importantes de sus vida pasada…” (Alexander y French, 1946, citado en
Gutiérrez, A., 1995). Así como no todos los pacientes requieren una atención tan
extensiva más bien muchos pueden aprovechar una terapia más breve, más como una
terapia de apoyo que toda una reconstrucción y descubrimiento de la persona.
Este autor también resalta mucho a la generación de Experiencias Emocionales
Correctivas dentro de la terapia y no da importancia solo al insigth, es decir, la

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transferencia no solo se analiza sino que puede ser manipulada, la contratransferencia
no solo es una reacción espontánea que debe comprender el analista gracias a su
propio análisis sino que puede ser comprendido como una herramienta de terapia. En
la terapia del psicoanálisis tradicional el paciente no deberá tomar decisiones
existenciales mientras que en esta sí.
Técnicas no ortodoxas:
- El paciente debe estar sentado frente al terapeuta y no en el diván.
- Una conversación normal puede sustituir a una asociación libre.
- Se podrán emplear drogas a hipnosis para inducir a la autoexploración.
- Se centra en sus problemas actuales y en sus soluciones.
- Los conflictos de la niñez son tratados primordialmente para demostrar que
no hay necesidad de que persistan.
- Se puede consultar u ofrecer tratar a la familia del paciente como parte del
esfuerzo global de ayudar a la paciente, para que resulte un grupo de terapia
familiar.
- Se puede recurrir a comunicaciones no verbales incluyendo juego para niños,
creación artística u otras actividades de ocio como una fuente más del
material psicoanalítico.
B. Analistas del Ego
Como ya se mencionó anteriormente, los psicoterapeutas con orientación
psicoanalítica aceptan la mayoría de los postulados Freudianos, pero cuestionan su
procedimientos. Así como este grupo que se hace llamar los analistas del ego, se
alejan aún más de la verdad freudiana. Sustentando que la preocupación freudiana
con los instintos agresivos y sexuales, como base de toda la conducta es demasiado
limitado. Según Wolberg (1967) establecen:
- La conducta está determinada por fuerzas distintas a los instintos, aquí se
incluyen aquellas respuestas comprendidas en el concepto del ego.
- El ego tiene su propia autonomía, separada tanto del instinto como de la
realidad.
- El ego propicia impulsos de dominio del medio ambiente y aprendizaje
adaptativos que son diferentes de los instintos sexuales y de agresión.

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- La sexualidad de la mujer es igual y no diferente a la del hombre.
- la topografía clásica, el instinto, el ego y el super ego, no explica la estructura
psíquica.
- la terapia va más allá de la exploración y resolución de experiencias de relación
que contiene potencial de crecimiento positivo que tenderá a poner a la
personalidad del paciente al corriente con su situación actual.
- La actividad y la flexibilidad son esenciales para la terapia.
- Se justifica más el optimismo que el pesimismo en cuanto al potencial humano
para la creatividad y el amor.
Todos estos postulados llevaron a los analistas del yo, a explorar la complejidad de
la conducta que desarrolla cada ser humano y con la cual dirige su propia actividad
y se relaciona constructivamente con su medio.
IX. PSICOLOGÍA INDIVIDUAL DE ALFRED ADLER
Alfred Adler nació en Viena en 1870 como hijo de un comerciante judío. Estudió
medicina y se especializó en oftalmología y luego en neurología. Influenciado por ideas
marxistas y socialistas publicó un pequeño libro (hoy desaparecido) donde critica las
condiciones infrahumanas en las que vivían los trabajadores de los telares y de las
sastrerías, proponiendo medidas socio-higiénicas para su mejoría. Adler entraría en
contacto con las ideas de Sigmund Freud en los tiempos en los que aún eran ridiculizadas
por la sociedad médica. Sigmund no tardo en invitarlo a pertenecer a su círculo en el
cual habían reuniones semanales en la Berggasse, donde se discutían las ideas
psicoanalíticas, y aunque la participación de Adler era activa incluso llegando a ser
presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional en 1910 y a pesar del mutuo
respeto parece que existía desde el principio una cierta rivalidad entre ambos médicos
Adler es visto como una figura histórica de la psicología siendo este tomado no como un
aprendiz de Freud si no como un colega, como un igual. Es recordado por el famoso
“complejo de inferioridad” y el “afán de poder”, aunque reducir la teoría Adleriana solo
a estos dos conceptos es tan errado como reducir el psicoanálisis a la pulsión sexual.
Interpretar la teoría de Adler como una en la que se toma al impulso de poder o
dominación es un error principalmente porque Adler se interesaba más en cómo es que

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lo externo generaba estos sentimientos y no como es que las pulsiones internas daban
este sentimiento.
Alfred dio final a su relación con el psicoanálisis freudiano en 1911 con la publicación
de su artículo crítico de la teoría sexual freudiana; aunque en sus primeras publicaciones
se evidenciaba la influencia del pensamiento freudiano.
Con el paso del tiempo para Alfred la posible existencia de un problema orgánico
estructural o funcional dejo de ser tomado como un desencadenante principal, sólo es un
factor adicional posible que puede influir en el desarrollo de un trastorno psicológico, ya
que “Nunca puede constituir una causa determinante”
Adler intento elaborar una teoría de las pulsiones al estilo de Freud y postula una pulsión
innata de agresión, idea de la cual se distancia más tarde, luego de ello crea como una
corrección de esta pulsión de agresión, el sentimiento de comunidad: la condición social
del ser humano y la existencia de objetivos en la vida psíquica (teoría de la finalidad o
principio teleológico). Contrariamente a la noción freudiana de la libido, que se dirige
hacia la propia persona y es auto-erótica o narcisista, la necesidad de afecto en el niño
se dirige a las otras personas, ya que su satisfacción depende de ellas. La necesidad
afectiva del niño se convierte entonces en la clave de la educación y de la cultura: el
impulso del niño se debe satisfacer con provecho para la integración del niño en la
sociedad humana.
Luego en un artículo posterior surge el concepto de protesta masculina como fuerza
dinámica más importante del ser humano. Este concepto fue rechazado por Freud, que
consideraba la libido la fuerza de impulso más importante. En esta publicación, Adler
parte de la observación de que en muchas personas afectadas de neurosis prevalecen
rasgos físicos y psíquicos del sexo opuesto. Adler considera estos rasgos físicos
(solamente físicos) una forma de minusvalía orgánica, como por ejemplo genitales
subdesarrollados, que pueden dar lugar a un sentimiento de inferioridad.
Aquellos niños que presentan alguna debilidad orgánica o problemas de funcionamiento
físico pueden llegar a sentirse inferiores respecto a personas que no tienen estos
problemas. Esta condición les conferiría un papel que los podría hacer parecer poco
masculinos, en una sociedad que identifica la fuerza, la agresión, e incluso la salud con
lo masculino y, la debilidad la pasividad con lo femenino. Con esto, Alfred quiere

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expresar que la mujer, para poder compensar sus sentimientos de inferioridad, utiliza en
mayor grado “recursos blandos y recurre más al afán de notoriedad” como por ejemplo
el ser admirada por su belleza física por sobre sus actos; pero un niño varón también
puede recurrir a estas formas si se encuentra muy desanimado, mostrando actos como
llorar o mostrándose cobarde. . Esta tendencia “afeminada” es despreciada, y el
individuo llega a desarrollar una protesta masculina como sobrecompensación del
sentimiento de inferioridad.
Los rasgos “femeninos” se cubren mediante deseos y afanes “masculinos” hipertróficos.
Como estos afanes son sobrecompensaciones exageradas y el objetivo es inalcanzable,
el individuo -que ya por sus problemas orgánicos puede ser más “débil” que otros- no
llega a la satisfacción de estos deseos, y nunca se puede sentir realmente masculino, por
lo tanto, siempre está condenado al fracaso.
La expresión de protesta masculina se volvió demasiado poco acertada ya que indujo a
demasiados errores por eso es que hoy en día esta expresión quedó limitada aspectos
concretos de la teoría, la mujer protesta con medios inadecuados, trastornos psicológicos,
contra de su papel en la sociedad esto haciéndolo en vez de medios cómo serían una
lucha democrática por la igualdad.
Alfred eligió utilizar ya que en esa época los prejuicios de superioridad masculina
encajaban bastante con ella.
Adler que siempre estuvo a favor de la revaloración de la mujer en la sociedad consideró
que la infravaloración que sufría el género femenino constituye una posible Fuente
adicional de sentimientos de inferioridad para ella con esto Adler tomó una posición más
social y más feminista mostrándose así nuevamente en contraposición a Freud ya que
éste hablaba de las tendencias biológicas invariables para sólo eran metáforas una
discriminación social del género femenino en aquella época.
Y con todo esto Alfred llamó a la preferencia exagerada del varón en la sociedad cómo
la "gangrena de nuestra cultura" trabajando así sobre estos pensamientos servo que El
desprecio hacia la mujer es una forma de afán de superioridad el varón que teme perder
su posición privilegiada aunque también es este desprecio el que le hace sufrir de una
forma emocional al varón. Ya para estos momentos Adler se alejó de los conceptos de
minusvalía o discapacidad orgánica como causa de la neurosis por una visión de

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inferioridad menos determinista qué depende de la actitud que adopta el sujeto hacia su
condición física.
Adler adoptó el nombre de psicología individual para poder desligarse de la noción
freudiana de las instancias psíquicas qué parecen dividir al individuo en partes
irreconocibles y para destacar que él, Adler, concibe el individuo como una unidad no
divisible (individuo).
Lamentablemente está expresión induce al error ya que para Adler la psicología no es
sólo del individuo sino que es una relación entre individuos una psicología social para
los discípulos americanos de Adler prefirieron la denominación de psicología adleriana.
Ya para el año de 1911 con su conferencia crítica de la teoría sexual freudiana de la vida
psíquica Adler se desligó totalmente del psicoanálisis de Freud ya que para Alfred la
sexualidad Es solamente una parte del estilo de vida del individuo considerando que las
fases de desarrollo sexual postuladas por Freud sólo eran meros artefactos de una
determinada educación y no de un desarrollo autónomo natural. Hablar también explica
otros conceptos del desarrollo psicosexual como lo es el caso de la "envidia del pene" ya
que para Adler esto no sería una envidia del Órgano sexual del niño sino un deseo de
tener los mismos privilegios que tienen las personas que lo poseen.
Para la psicología de Adler en contraposición con la de Freud la base de la neurosis está
en el sentimiento de inferioridad que está sobre compensado por el afán de superioridad
o con su forma más blanda el afán de notoriedad estos sentimientos de inferioridad
podrían ir junto con una minusvalía de órgano pero no es una condición necesaria y
suficiente.
Alfred opina que una persona con disposición neurótica posee una hipersensibilidad a
percibir de migraciones reales o imaginarias en unión con una hiperreactividad hacia
estas, ahora, a partir de ésta supuesta inferioridad nace una distorsión de la vida
emocional ya que el neurótico no es capaz de relacionarse con los demás de manera
natural, espontánea por lo que intenta constantemente compensar este sentimiento de
inferioridad. Esto podría resultar en deformidades de carácter según Adler como por
ejemplo la avaricia el rencor la malicia o la crueldad siendo estás deformidades métodos
para escaparse del sentimiento insoportable de ser inferior o menospreciado, aquí es
donde nace el sentimiento de superioridad ya que para poder escapar del sentimiento

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insoportable del ser inferior o menos Preciado el individuo empieza a despreciar y
desvalorizar a los demás siendo está una manera de rescatar su autoestima. Con esto
podemos observar la idea de ayer hacia la neurosis ya que para él esta no es una lucha
interna del individuo contra sus pulsiones sino que es el afán del dominio de una persona
que en el fondo se siente inferior para leer la neurosis como cualquier otro problema
psicológico cómo podrían ser la adaptación la delincuencia los problemas de pareja la
depresión la ansiedad en realidad es en primer lugar un dispositivo de seguridad un
seguro contra el miedo insoportable de ser inferior en resumen lo que hace Alfred Adler
explicar a la neurosis no como algo intrapsíquico sino como una reacción compensatoria
en relación a las otras personas.
ya para el año en 1912 se observó una presentación completa de la psicología individual
y para estos momentos ya se ve el cambio del modelo freudiano a una visión totalmente
adleriana en la cual las pulsiones y las relaciones dinámicas dentro del organismo se ven
desaparecidas por completo para poder tener una visión social del individuo entendiendo
al ser humano no de una manera aislada sino como un conjunto de relaciones teniendo
en cuenta la posición psicológica en la que se encuentra respecto a ellos por ejemplo:
Entre ellos, por debajo de ellos, o por encima de ellos.
Respecto a los problemas físicos para Adler estos podrían ser una contribución al
sentimiento de inferioridad pero no tiene porqué ser así necesariamente ya que la
neurosis es generada a través de una inferioridad percibida y no real.
En la actualidad en países de habla inglesa la psicología adleriana se resume como un
sentimiento de comunidad el individuo solo se pueden contemplar en el conjunto de una
unidad mayor, la sociedad y la comunidad humana tomando a este individuo solamente
como "persona" cuando tiene relaciones en la comunidad y con los demás.
De esta manera la conducta humana no es vista como algo intrapsíquico viéndose
producida dentro de la persona sino como un aspecto de la vida de esta persona respecto
a otra, una conducta que se produce entre personas. En la concepción adleriana, la
comunidad constituye el marco ético para la valoración de un acto humano. La
comunidad establece normas y exigencias que sirven de referencia para el individuo,
pero a la par es el conjunto de los individuos que forman y revisan constantemente este
marco normativo. Si a una persona se le llama buena o mala, sana o enferma, no se puede

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determinar desde un punto de vista absoluto, sino siempre desde el marco social. En
tanto que el individuo forma parte de esta comunidad, se enfrenta a tres “tareas de la
vida” como representantes de las exigencias de la comunidad y que tiene que resolver
satisfactoriamente: trabajo, amor y vida en comunidad. El Sentimiento de Comunidad es
una fuerza innata latente en el ser humano que se tiene que despertar y desarrollar en la
infancia mediante la interacción del niño o de la niña con sus padres. Cuantas más
posibilidades tienen los niños de hacer experiencias positivas, más probabilidades tienen
de desarrollar un alto grado de Sentimiento de Comunidad. Este sentimiento, empero,
no sólo implica el sentirse uno aceptado y perteneciente, sino también implica contribuir
activamente a la comunidad: la superación de los propios problemas de la vida nunca
puede pasar por encima del bienestar de los demás. En este sentido, el Sentimiento de
Comunidad es un concepto profundamente humanista con implicaciones éticas.
A. Sentimiento de Inferioridad y Afán de poder
Según Adler, el niño nace con un potencial intrínsecamente bueno. En vez de sentirse
aceptado, apreciado y querido, el niño puede llegar a tener la convicción de que vale
menos que las demás personas. Los factores que inducen esta manera de pensar
pueden ser de índole orgánico o de índole psicológico, debidos a una inadecuada
educación por parte de los padres.
Adler destacó tres tipos de educación inadecuada:
Educación demasiado autoritaria: el niño no llega a sentirse apreciado y aceptado.
La educación demasiado consentidora: el niño no aprende el respeto por los demás.
Educación sobreprotectora: el niño se cría “entre algodones”.
Las tres formas pueden llevar a lo que se conoce como “sentimiento de inferioridad”.
En todos estos casos, el niño no aprende a valerse por sí mismo, no aprende cómo se
superan los obstáculos naturales de la vida y no aprende cómo luchar para obtener lo
que se quiere. Parece que, mientras en la época de Adler prevalecía la educación
demasiado autoritaria, hoy en día nos enfrentamos con padres desorientados que
optan por un estilo educativo demasiado laissez-faire.
Tanto los niños consentidos como los reprimidos se sienten inferiores. Y como el
sentimiento de inferioridad es un sentimiento doloroso y difícil de tolerar, los
humanos tienden no sólo a compensarlo, sino incluso a sobre compensarlo: el que se

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siente excluido, quiere incluirse aún a costa de excluir a los demás; el que se siente
humillado quiere vengarse, y el que en toda su infancia ha visto satisfechos todos sus
caprichos, de adulto necesita esclavos a su lado para mantener su sentido de
importancia y poder. Y nace el afán de superioridad, o afán de poder. De modo que
el afán de poder, tan asociado con el nombre de Adler, no es algo natural en una
persona psicológicamente estable; es la expresión patológica de un individuo que en
el fondo se siente inferior, excluido, minusválido.
El afán de poder
“Afán de poder” expresión acuñada por Adler, lejos de considerar el afán de poder
como algo natural en el ser humano, sería la fuente de todo sufrimiento psicológico
y una manifestación psicológica de una persona que, en el fondo, está luchando
contra profundos sentimientos de inferioridad.
Como el sentimiento de inferioridad es un sentimiento doloroso y difícil de tolerar,
los humanos tienden no solo a compensarlo, sino incluso a sobre compensarlo. El
que se siente excluido quiere incluirse, incluso a costa de excluir a los demás. El que
se siente humillado quiere vengarse, y el que en toda su infancia ha visto satisfechos
todos sus caprichos, de adulto necesita esclavos a su lado para mantener su sentido
de importancia y poder.
Así es como nace el afán de poder o de superioridad. El afán de poder no es algo
natural en una persona psicológicamente estable. Es la expresión patológica de un
individuo que en el fondo se siente inferior, excluido, minusválido.
La enfermedad psicológica como medio para escapar del sentimiento de inferioridad
Para Adler, la neurosis o enfermedad psicológica es una manera de dejar atrás el
sentimiento de inferioridad. Una opción que es más consciente que inconsciente, al
contrario de lo que opinaría Freud. Además, sería la consecuencia lógica de de una
modo de vida equivocado, completo por opiniones y metas erróneas en las que
primaría el interés por el poder antes que el interés social. De ahí que el neurótico
sea un enfermo social: una persona que intenta eludir sus obligaciones con la
comunidad.
En este sentido, las personas con neurosis se muestran más obstinadas en sus
costumbres si presienten que al abandonarlas entran en una zona de peligro. De

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manera que es más fácil que deformen la percepción que tienen de la realidad que
amolden sus esquemas de pensamiento a los nuevos descubrimientos. Así, el
individuo no está afectado por la neurosis, sino que sería neurótico en la medida en
la que él maneja la neurosis y le da la razón perfecta para no responder a sus
obligaciones sociales.
Este afán de superioridad puede tener dos manifestaciones: la búsqueda de poder y
superioridad directa (dominar sobre los demás), o el afán de significación (búsqueda
de prestigio o querer aparentar) que implica la persecución de un estatus de
importancia. El sufrimiento psicológico, causado por la patología (los síntomas
depresivos, fóbicos, de ansiedad, etc.) son “los costes de guerra” que el neurótico
paga para evitar su confrontación con el problema real. Se puede considerar la
neurosis como un intento astuto de dominar a los demás mediante la artimaña de la
debilidad.
Colocaremos un breve ejemplo:
Una mujer de 55 años lleva muchos años padeciendo una grave agorafobia (miedo
a los lugares amplios) que le impide salir de su casa sin estar acompañada. A pesar
de sufrir intensamente por estos miedos y de ver reducida significativamente su
calidad de vida -para cualquier actividad fuera de la casa, depende de la buena
voluntad de los demás- la sintomatología ha demostrado ser resistente a la
psicoterapia. Su infancia fue dominada por los prejuicios de la era franquista, en la
cual ella sufría el rechazo de la gente del pueblo por ser hija de “rojos”. Al analizar
el entorno de esta mujer podemos ver, que ella vive en un matrimonio infeliz con un
marido que no le hace caso. Podemos conceptuar la función del síntoma de la
siguiente manera: a través de sus manifestaciones agorafóbicas, ella consigue una
cierta ayuda por parte de su marido y de mucha gente del pueblo. Su marido se ve
obligado a acompañarla a hacer recados. Y mientras éste está en el trabajo, también
podemos observar a nuestra paciente cogida del brazo de alguna vecina
bienintencionada que le ayuda a cruzar las calles hacia la plaza del mercado,
charlando alegremente con ella. La función del síntoma es la de conseguir atención
y un cierto dominio sobre las personas que le rodean (marido, hijo, vecinos). Ella es
demasiado “desanimada” para buscar otras soluciones y nunca ha aprendido a

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conseguir el aprecio por métodos más constructivos. Su agorafobia es un medio para
obtener poder, por muy retorcido que sea. Por supuesto, la paciente no es consciente
de estos mecanismos, ni de que está pagando un precio muy alto (su falta de libertad
de movimiento, sus ataques de ansiedad) para conseguir este objetivo.
Adler afirma que, en el fondo, todos los seres humanos aspiran a un ideal utópico de
última perfección.9 Esta ficción directriz es el motor principal del hombre que le
guía para salir de su condición biológica inferior respecto a los demás seres.
Adler considera que la naturaleza humana aspira a superar los obstáculos, alcanzar
los fines propuestos, sentirse completo, fuerte y válido; y cada niño pequeño tiene
que pasar por este proceso nuevamente. Este proceso adaptativo y autoactualizador
del ser humano es posible por el afán de superación (no confundir con afán de
superioridad, que es, como hemos visto, la sobrecompensación neurótica de un
sentimiento de inferioridad subjetivo) como expresión del Sentimiento de
Comunidad que se tiene que fomentar en la infancia. Por esto, Adler siempre ha
destacado la necesidad de mejorar las condiciones educativas. Sus últimas obras, por
tanto, son de carácter divulgativo, escritas en un lenguaje y vocabulario más
populares; en ellas, Adler diserta no tanto de aspectos psicopatológicos sino sobre
cuestiones psicológicas más cotidianas y la convivencia humana en general, como el
matrimonio, la educación de los niños, o la infravaloración de la mujer en la
sociedad. Además llegó a fundar en la ciudad de Viena cerca de treinta centros de
educación infantil para niños difíciles que posteriormente, con la llegada del
nazismo, fueron cerrados.
B. La terapia Adleriana en contraste con las técnicas psicoanalíticas
- Relación Terapeuta paciente
No se emplea el diván. La meta es crear una relación de cooperación entre iguales
en un medio ambiente de trabajo. Por lo tanto, el paciente y el terapeuta
normalmente se colocan de cara a cara en sillas semejantes. Los sentimientos y
las reacciones comunicadas al terapeuta (transferencia) no se toman como un
reflejo de conflictos inconscientes de la niñez, sino que son interpretados como
la manera habitual del paciente de responder a las personas parecidas al terapeuta.
- Manejo de Resistencia

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Igual que con la transferencia, se ve a la resistencia como un ejemplo de la
manera habitual en que el paciente se conduce, en este caso la manera de evitar
un material desagradable.
Además, la resistencia puede demostrar que el paciente y el terapeuta tienen
metas diferentes. La meta del terapeuta es la de investigar las pautas de vida y
sus conceptos erróneos, pero debido a que conservar estos conceptos proporciona
cierto sentimiento de seguridad, el paciente puede emplear costumbres o
actitudes inadecuadas para proteger la sobrevivencia de sus errores. Cuando la
meta del paciente es conservar el status que de esta manera, la apariencia será de
resistencia (es decir, “no comprendo de qué hablas. . .” “Estoy demasiado
alterado para hablar ahora de esto”). El terapeuta puede manejar tal resistencia
no sólo interpretando su significado sino también señalando la discrepancia entre
las metas de ambos (paciente y terapeuta). Esto puede dar lugar a una buena
relación entre el paciente y el terapeuta.
- Investigación de los estilos de vida
Además de tomar en cuenta los sueños, la resistencia, las características de la
transferencia, la conducta no-verbal, se estudia el estilo de vida del paciente en
forma sistemática. En este caso, el enfoque se centra en la familia del paciente y
su posición dentro de ella, los recuerdos más tempranos que se puedan evocar
(que se piensa reflejan el estilo de vida), las ideas erróneas básicas y los aciertos,
y los aspectos positivos y cualidades del paciente.
- Utilización de la interpretación
La interpretación se emplea para fomentar la Insigth sobre el significado de los
sueños relacionado con el estilo de vida del paciente, sus problemas, relaciones
interpersonales y otras conductas. Mientras que Freud usaba la interpretación
para lograr el Insight en las causas pasadas de los problemas actuales, Adler la
empleaba para lograr un mayor Insight de la naturaleza y los fines del estilo actual
de vida.
Adler no la emplea como bisturí sino más bien como espejo donde el paciente
puede ver su estilo de confrontar la vida. Cuando esto se logra y el paciente ve lo
que realmente hace, resulta mucho más difícil sostener las ideas y conductas

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erróneas. En contraste con el criterio freudiano, los adlerianos se cuidan poco de
cómo expresan sus interpretaciones y de su oportunidad (“timing”) ya que no
consideran que el paciente es una persona demasiado delicada.
- Consejo y estimulación
Aunque Freud admitía que a los pacientes había que estimularlos a realizar
aquello que temían en el pasado, en general, el psicoanalista riguroso conserva
una postura objetiva y distante. Los terapeutas de orientación psicoanalítica
alteraron esta restricción en cierta medida, pero Adler la eliminó por completo.
Hay un compromiso abierto a la hora de aconsejar y animar a su paciente.
Mientras el paciente no se vuelva dependiente del consejo y estímulo del
terapeuta, se considera que esto es una parte esencial del proceso para convertir
la comprensión del paciente en acción.
C. Metas de la terapia Adleriana, según Mosak y Dreikurs (1973)
- Establecer y sostener una buena relación terapeuta (alianza terapéutica)
- Descubrir el estilo de vida del paciente incluyendo sus metas para ver cómo
afecta su vida diaria.
- Ofrecer interpretaciones que llevan al paciente a una comprensión de su estilo de
vida y de sus alcances.
- Reorientar al paciente en sus actividades para que estas se constituyan en un
apoyo para adoptar pautas más satisfactorias y para que su instinto puede ser
llevado a la práctica en forma constructiva.
D. Técnicas de la terapia Adleriana
- Relación del paciente con el terapeuta, no diván sillas
- Manejo de la resistencia, igual que con la transferencia.
- Los sueños, ensayo previo de cómo el paciente podría manejar sus problemas en
el futuro y como indicio del progreso en la terapia.
- Investigación de estilos de vida, el enfoque se centra en la familia del paciente y
su posición dentro de ella. Hay que resumir la constelación familiar, de recuerdos
tempranos, errores básicos y aciertos.

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- Utilización de la interpretación, para lograr el insiht de la naturaleza y los fines
de estilo actual de vida, no la empleaba como un bisturí sino como un espejo
donde el paciente puede ver su estilo de confrontar la vida.
- Consejo y Estimulación, esencial para convertir la comprensión del paciente en
acción, mientras que no se vuelva dependiente.
E. Técnicas De Evaluación-Intervención Usadas En La Terapia Adleriana
1. Establecimiento de la relación
a. Empatia: Centrarse en la manera de experimentar emocionalmente y desde la
lógica privada del paciente (creencias y metas) su propia experiencia. El
terapeuta devuelve sus impresiones en formas de impresiones (P.e "Parece que
usted siente y piensa que..")
b. Clarificar la experiencia: El terapeuta pide ejemplos de las experiencias que
relata el paciente y contrasta sus hipótesis con el paciente.(P.e: "¿A que se
refiere cuando dice que se siente mal ante...?".."¿Me puede poner un ejemplo
reciente?")
c. Confrontar las resistencias: El terapeuta hace observaciones sobre la actitud y
conducta del paciente que parecen sabotear la colaboración en el tratamiento.
Estas observaciones se hacen también a manera de hipótesis (P.e. "Tengo la
impresión de que cuando vamos a hablar de sus relaciones de pareja usted saca
rápidamente otro tema")
d. Estimulación: Reúne la aceptación del cliente por el terapeuta, la empatía, el
apoyo en la corrección del estilo de vida erróneo, el alentar los progresos y
potencial de cambio del paciente, reconocer sus recursos y el reforzar la
colaboración
e. Manejo del silencio: Se evalúa si el silencio responde a un momento de
reflexión productiva o es un indicador de un apaño creativo disfuncional. En
el segundo caso el terapeuta aventura hipótesis tentativas de la finalidad de
esas conductas (p.e : "¿Podrías ser que intentas mostrar tu control de..?")
f. Encuadre de la terapia y acuerdo de expectativas: El terapeuta explica al
paciente que la psicoterapia consiste en analizar el estilo de funcionamiento
del paciente en distintos aspectos de su vida e introducir los cambios, que con

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su colaboración, se consideren adecuados. Es importante acordar con el
paciente unos objetivos basados en la evaluación y el cambio de si-mismo,
más que pretender cambiar a otros u obtener unos beneficios indirectos. A
pesar del acuerdo inicial, el terapeuta tendrá que recordar, y confrontar, a
veces en distintos puntos de la terapia ese objetivo, ya que el paciente se
desviará consciente e inconscientemente del mismo, con su estilo de vida y
las diversas formas de buscar seguridad derivadas del mismo.

2. Evaluación y Análisis
a. Interpretación: En la terapia adleriana la interpretación se hace reuniendo
diversas fuentes de datos (sueños, primeros recuerdos, entrevista, test,
observación, sondeo, etc.) y supone una exposición hipotética del terapeuta
sobre el estilo de vida del paciente y sus consecuencias. Siempre se presenta
de manera tentativa y se observa las reacciones del paciente
b. Sondeo de sentimientos y emociones: Supone preguntar al paciente sobre los
sentimientos y pensamientos relacionados con situaciones importantes donde
experimenta malestar intenso o bienestar. Puede conllevar métodos de autor
registro o preguntas encadenadas para detectar actitudes de fondo,
relacionadas con esos sentimientos y pensamientos (p.e la llamada flecha
descendente o método de pelar la cebolla de la terapia cognitiva)
c. Método de entrevista del estilo de vida: Consiste en un cuestionario al modo
de la historia clínica que recoge los puntos más importantes de la vida del
paciente y sus problemas. Recoge puntos como el motivo de consulta y su
historia, la atmosfera familiar en la infancia, las tareas de vida, primeros
recuerdos y sueños, etc. Toda la información se pone en relación con el estilo
de vida del paciente.
d. Tests: Se utilizan test específicos para evaluar el estilo de vida, aunque se
pueden usar otros test de tipo proyectivo, psicométrico o conductual para
reunir datos sobre el estilo de vida o sus consecuencias.

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e. Observación: Se observa sobretodo el comportamiento no verbal de paciente,
sus gesticulaciones, entonación, la congruencia con sus informes verbales y la
dirección de sus movimientos.
3. Promoción Del Insight
a. Interpretación (más avanzada): En la misma línea que se apuntó
anteriormente relacionándola con diversos incidentes de la vida del paciente,
la relación terapéutica y las tareas de vida.
b. Uso y señalización del reflejo de reconocimiento: Unida a la interpretación,
el terapeuta observa no solo la negación o afirmación de sus interpretaciones
tentativas, sino también las manifestaciones somáticas del paciente en tales
reacciones (p.e carraspeo, sonrojarse, sonrisa, etc.) de modo que utiliza estos
indicadores como indicadores a sus interpretaciones.
c. Confrontación de discrepancias: Usada también para promocionar el insight.
Consiste en hacerle observaciones al paciente sobre sus discrepancias o
contradicciones entre sus conductas y creencias, sentimientos y formas de
relacionarse y los insights que el cliente dice tener y lo que hace realmente.
También se formulan como hipótesis tentativas.
d. Dialogo socrático: Proviene de la terapia racional emotiva de Ellis y
básicamente consiste en averiguar las creencias absolutistas del paciente y
debatirlas mediante preguntas que contrasten su lógica, evidencias y
consecuencias improductivas.
4. Reorientación
a. Resolución de problemas: Se enseña al paciente a concretar sus problemas,
generar un abanico de posibles soluciones, escoger una, ponerla en práctica,
comprobar los resultados y revisar todo el proceso si no fue adecuada.
b. Técnicas paradójicas: Consiste en la prescripción del síntoma, del apaño
creativo siguiendo la lógica privada del estilo de vida de modo que el paciente
haga conscientemente lo que ya hace inconscientemente, pero ahora con
"mala conciencia", de modo que perciba su lógica privada y la altere. Los
adlerianos usan muchos métodos paradójicos como : (1) Aguar la fiesta o
escupir en la sopa (consiste en redimensionar la conducta confiriéndole un

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nuevo significado molesto para el paciente), (2)Refutación por imitación (el
terapeuta imita la conducta patológica del paciente, p.e si un niño habla muy
bajo el terapeuta hablará aún más bajo), (3)Humor e hipérbole (p.e usar el
humor para poner en evidencia la lógica privada del paciente), (4)
Psicoterapia múltiple (Un terapeuta y un coterapeuta representan la lógica
común por un lado, y por otra la privada del paciente, y le sugieren cursos de
acción paralelos desde ambas lógicas. La lógica privada hace referencia al
estilo patológico de vida.
c. Asignación de tareas conductuales: A menudo los inshigts u sus alternativas
conllevan implicaciones para manejar áreas de la vida o producir cambios
relacionales. Esto suele llevar a que se diseñen tareas para ponerla en práctica
entre las sesiones. En las sesiones el terapeuta puede mostrar en vivo como
el paciente puede cambiar sus emociones (p.e técnica de apretar el botón,
donde se imaginan distintas secuencias con sus cogniciones, emociones y
conductas para que el paciente observe como dependiendo de su perspectiva
se llega a distintas implicaciones) y se ensayan conductas alternativas
mediante dramatización y juegos de papeles.
d. Técnicas de activación emocional: Suelen usarse de manera previa al cambio
conductual o cuando este parece bloqueado. Para que los cambios tengan
lugar tanto a nivel cognitivo como conductual, a menudo se necesita que el
paciente esté en contacto con sus emociones y experiencias internas. En
consulta se usan las dramatizaciones de escenas cargadas emocionalmente
relacionadas con las tareas de vida, la lógica privada y sus alternativas. Estas
técnicas son muy útiles tanto con niños como con adultos.
e. Modelado, instrucciones y apoyo audiovisual (p.e bibliografía) para paciente,
grupos de padres, profesores, etc.:
f. Los terapeutas adlerianos trabajan a menudo con parejas, familias y grupos
usando material bibliográfico y audiovisual de carácter educativo de modo
que los miembros del grupo tengan un material de referencia para aprender;
pero también alientan la expresión y apertura de las experiencias personales
con las dificultades de modo que se le busquen soluciones prácticas. Las

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soluciones pueden ser ensayadas en el grupo, familia o pareja, que puede
generar un abanico de ellas y ponerse de acuerdo con las que parecen más
útiles.
F. Otros procedimientos Adlerianos
- Otros procedimientos Adlerianas
- Modelamiento: el terapueta ejempifica ciertos valores y actitudes que el paciente
pudiera querer imitar.
- Asignación de tareas: esto se tiene que lograr en el paciente, a que hagan cosas
nuevas que contribuyan a los procesos terapéuticos.
- Creación de imágenes: Al paciente se le da una imagen que resuma su vida
personal, para que después pueda utilizar en su vida cotidiana, ejemplo es super-
man, el rey mendigo, etc.
- Técnica de apretar el botón: la aparición de emociones negativas en base a un
recuerdo pasado, y el cambio en base a oprima el botón, para pasar a una emoción
positiva, ayuda a demostrar el control que puede el paciente ejercer sobre sus
emociones.

X. OTRAS TERAPIAS PSICODINÁMICAS


Estas terapias están basados en las diferencias teóricas o ideológicas del análisis clásico
Freudiano. Así como:
1. Los Sistemas no Freudianos.
a. La psicología analítica de Carl Jung: fue un neurólogo, psicólogo y filósofo
suizo, fue alumno de Freud, y se separó de él en 1912, puesto que manejaban
conceptos diferentes es por ello que el se empeña en comprender la complejidad
de la personalidad humana y de ofrecer criterios de clasificación que ayuden a
entenderla. Parte de considerar que los individuos nacen con una actitud
psicológica introvertida o extravertida, dependiendo de si su interés natural es por
su mundo interior o por la realidad social que los rodea. Así mismo, que el ser
humano puede orientarse en el mundo a través de cuatro funciones básicas: el
sentimiento, el pensamiento, la intuición y la sensación. No obstante, en su teoría,

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las personas no utilizan estas funciones por igual, sino que desarrollan más una de
éstas y dejan otra parcialmente desarrollada, mientras que las otras dos permanecen
en un plano indiferenciado e inconsciente (Sharp, 1994, citado por Alonso, 2004).
Para Jung la función dominante era la intuición mientras que para Freud era la
sensación.
Al igual que Freud, Jung hizo mucho hincapié en el poder y el efecto del
inconsciente sobre la conducta humana del hombre, pero él dividió el estado de
inconsciencia en un inconsciente personal y colectivo, el primero trata de todas las
experiencias que hombre tiene a lo largo de su vida y se vuelve en un inconsciente
personal, y el colectivo trata de las experiencias que se acumulan a través de
nuestros antepasados como representaciones arquetípicas.
El arquetipo en sí es definido por Jung como “factores y motivos que ordenan los
elementos psíquicos en ciertas imágenes... pero de tal forma que sólo se pueden
reconocer por los efectos que producen» (Sharp, 1994, citado por Alonso, 2004)
mientras que las representaciones arquetípicas son las variaciones personales que
remiten a esas formas básicas que son los arquetipos en sí.
En cuanto al aspecto terapéutico, Jung afirmaba que no existía ninguna terapéutica
que fuera válida para todos los individuos, por lo cual procuraba prescindir de toda
teoría aprendida sobre las neurosis al entrar en contacto con un paciente, para dejar
que fuera la experiencia la que dictara el camino terapéutico a seguir. Distingue
cuatro fases por las que pasa un paciente en un tratamiento analítico: confesión,
explicación, educación y transformación. En la etapa de confesión se trata, como
se hace en tantas prácticas sanatorias, que el individuo tome conciencia y
reconozca ante el terapeuta todo lo escondido y reprimido que le causa culpa y que
lo lleva a alejarse del resto de la sociedad. Esta etapa lleva implícita la aceptación
de la sombra que es el aspecto oscuro de nuestra personalidad. En la etapa de la
explicación se ayuda al paciente a hacer consciente la transferencia con el
terapeuta, o sea la dependencia en la que cae éste, al revivir la reprimida relación
familiar infantil con los padres. A diferencia de la anterior etapa, en ésta se trata
de llevar a la conciencia fantasías que nunca antes han estado allí, mediante
diferentes técnicas, en especial la interpretación de sueños. En esta labor, el

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terapeuta ofrece explicaciones del material, utilizando el método interpretativo.
Luego, se presenta la etapa de la educación, en la que hay una especie de
entrenamiento indirecto para que el paciente pueda continuar con su trabajo
terapéutico de manera independiente.
b. La terapia de la Voluntad de Otto Rank: se centró en torno al desarrollo
humano y el proceso terapéutico, las cuales giran alrededor de la voluntad, con lo
que se alejó de la matriz freudiana y se acercó al modelo humanístico-
fenomenológico, suponiendo también un esfuerzo pionero por la abreviación de la
cura (Balbuena, 2001)
2. Los Sistemas Neo-Freudianos con énfasis cultural
a. El sistema Holístico de Karen Horney: Su característica central fue el rechazo
de la teoría pulsional y sus múltiples derivados en favor de la determinación socio-
cultural en el desarrollo humano normal y patológico, así como en aspectos
nucleares de la identidad femenina (Vallejo, 2010). Entonces planteaba una
interpretación cultural de la neurosis, se opuso abiertamente a la orientación
biologicista de Freud. Horney propuso un nuevo sistema, destaca la importancia
que tiene para el psicoanálisis la situación presente del paciente, otorgando mucha
atención exploración de la situación general de su vida. Tenía fe en la naturaleza
de la humanidad, pensando que en su evolución se acercaría cada vez a mejores
metas y fines. El hombre con sus cualidades positivas podrá resolver su
neuroticidad. La conducta central de su teoría era era la neurótica, creyó que la
resolución de esta produciría una sociedad mejor y más sana. Además, plantea que
cada individuo a partir de su self real desea lograr el máximo desarrollo y que esto
es un sentimiento universal.
b. La escuela de relaciones Interpersonales de Harry Stack Sullivan: Sostiene
que, con un sustrato biológico el hombre es el producto de la interacción con otros
seres humanos y que la personalidad surge de las fuerzas personales y sociales
que actúan sobre el individuo desde el movimiento mismo de su nacimiento.
También plantea que el ser humano se inquieta por dos cosas por su afán de
satisfacción, necesidades biológicas, y el anhelo de seguridad, procesos culturales.

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c. La escuela Cultural de Erich From: Estudió psicología, sociología y
psicoanálisis en Europa. Demostró como en lo social, económico y en lo político
la organización de Alemania, estuvo relacionada con el fortalecimiento del
carácter autoritario. Destaca la importancia el desarrollo de la personalidad en la
personalidad, y sostiene que la estructura del carácter será determinado por la
influencia de los padres, fundamentando que la familia es la agencia psíquica de
la sociedad.
3. Los intentos de acortar y acelerar el procesos analítico
a. La terapia analítica de Stekel.
b. Los experimentos de Ferenczi con técnicas activas
c. La escuela de Chicago de análisis breve.

4. Extensiones del análisis clásico en otras direcciones.


a. El enfoque de objeto relación de Guntrip, Winncott, Fairbairn y la escuela
Británica.
b. Las ocho etapas del hombre de Erickson en su versión del desarrollo de la
personalidad de Freud
c. Análisis del carácter de Wilhem Reich
d. Kohut y su terapi de desórdenes narcisistas.

5. Modificaciones basadas en un nuevo énfasis en la psicología del ego


a. Federn y su psicología del ego y la terapia de los linderos del ego.
b. Woman-Terapia psicoanalítica interaccional.

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CONCLUSIÓNES

PRIMERO: La teoría Freudiana se basó en su mayoría en las experiencias vividas de


Sigmund Freud, que a lo largo de su vida fue pasando, a una experiencia vivida Freud
lo analizaba tratando de encontrar una solución y una explicación.

SEGUNDO: Para hablar de técnica psicoanalítica es imprescindible abordar al fundador del


psicoanálisis y en su obra se encuentran diferentes descripciones de la técnica de
acuerdo al momento lógico de la misma, que permiten pensar acentos diferentes en
su clínica. Estos momentos se evidencian desde los albores del psicoanálisis hasta el
final de la obra de su fundador con sus últimos escritos en 1937 y 1938.

TERCERO: No puede hablarse de una sola técnica unívoca para el psicoanálisis, pues se
encuentra en la literatura de los psicoanalistas posteriores a Freud, diferentes
interpretaciones de la técnica freudiana que no permiten el encuentro con un
constructo teórico único con respecto al tema y este hecho permite entender por qué
se han planteado clínicas diferentes bajo el nombre del psicoanálisis.

CUARTO: A pesar de las diferencias encontradas en las concepciones de la técnica en Freud


a través de algunos momentos lógicos de su obra, se perciben elementos que aparecen
como constantes a través de los mismos. En todos los momentos descritos, se
evidencia cómo, la técnica psicoanalítica propuesta por el fundador del psicoanálisis,
busca el encuentro con la verdad del inconsciente, una verdad que permanece velada
y oculta para el sujeto y que es la responsable de su sufrimiento.

QUINTO: Adler, opta esta psicología para desmarcarse de la noción freudiana de las
instancias psíquicas que parecen dividir al individuo en partes irreconciliables, y para
destacar que él, Adler, concibe el individuo como una unidad no divisible (individuo),
pero más tarde esto se considera un error puesto que la Psicología Adleriana no es
una psicología del individuo, sino más bien la psicología de la relación entre
individuos, una Psicología social

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