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Además del deber de defender a su cliente, el abogado tiene que actuar bajo una
rigurosa ética profesional y defendiendo también la verdad y las leyes. Ya que su
profesión manda el proteger la vida privada de las personas.
La deontología es la disciplina que se ocupa de los deberes de los profesionales. En el
caso de los abogados se trata de una multiplicidad de deberes como son aquellos
consigo mismo, con la sociedad, con la profesión, con los clientes, con los colegas, con
los jueces, con la entidad gremial.
La deontología es la rama de la filosofía que estudia los deberes y obligaciones éticas y
morales de los profesionales, en la profesión de la abogacía especifica la
determinación de cómo debe ser el derecho y como debe ser aplicado, ya sea consigo
mismo, con la sociedad, con los clientes y en si con las demás personas. El seguimiento
de estas normas es muy importante en esta carrera ya que se ejerce una profesión con
altos valores como, la justicia, la equidad, la lealtad, la verdad y la seguridad jurídica.
El Dr. José Campillo escribe: “El hombre es un ser libre; pero también es un ser
obligado” “El jurista debe tomar como norma suprema de su conducta, no solo la ley,
sino también la moral y la justicia.”, exponiendo el deber doble que tiene un abogado,
obligado a servir a los demás y contribuir a realizar la justicia y los demás valores del
derecho. Los abogados deben seguir reglas de carácter estrictamente moral y a su vez
otras que se relaciona con el honor, el decoro y la dignidad profesional.
El practicante de la abogacía sigue valores y que influyen en sus decisiones, como:
LA HONESTIDAD; un practicante de la jurisprudencia debe actuar bajo la verdad
siempre, siendo realista, objetivo con los pros y contras que conlleva cada caso. Con el
fin de tomar buenas decisiones para el cliente, el abogado habla con la verdad y no
crea falsas expectativas, para así poder cumplir a su cliente y las leyes escritas que este
debe seguir. El abogado debe seguir y buscar la verdad utilizando pruebas verídicas y
testimonios corrientes. No debe aconsejar actos fraudulentos, afirmar o negar con
falsedad, hacer citas inexactas o tendenciosas, Ni realizar acto alguno que estorbe la
administración de justicia.
SOLIDARIDAD; los abogados deben disponerse a las necesidades de sus clientes, no
siempre pensado en el valor o ganancia económica, si no, en el cumplimiento de la ley,
en la aceptación de la verdad y la defensa de la justicia. Un abogado no busca lo
material o el dinero, si no el cumplimiento de la verdad y el bien común para todas las
personas involucradas.
LEALTAD; el abogado tiene que ser leal a su cliente, leal con los jueces, leal con sus
colegas, leal con la contraparte y leal consigo mismo. Un jurista debe estar al margen
de todas las personas, de todos los establecimientos y requerimientos, sin dejar atrás
ninguno, ni darle importancia a uno más que a otro, un abogado debe ser firme y leal a
todo lo que su profesión dicta.
FIRMEZA; un jurista debe ser firme y conllevar con valor todo lo que dice asumiendo
los riesgos que lo mismo trae. Debe siempre enfrentar con los abusos de poder, las
amenazas y el soborno. El deber de un abogado no es fácil y siempre está obligado a
seguir la ley y las necesidades de sus clientes.