Вы находитесь на странице: 1из 32

Como conclusión, afirmo que el psiquismo humano es el resultado de la interiorización de

signos sociales, mediante el aprendizaje social.

Las fuentes de la conducta humana están acumuladas en el patrimonio cultural de la sociedad,


que va heredando la experiencia histórica de la especie. Durante el desarrollo ontogenético,
gracias al proceso de actividad que realiza el niño, conjuntamente con el adulto, en interacción
con esas fuentes se va interiorizando la cultura , en forma de sistemas neuropsíquicos, sobre la
base fisiológica de la actividad nerviosa superior, que va permitiendo la construcción y el
desarrollo de los procesos psíquicos superiores.

LA PSIQUIS HUMANA
Introducción La psiquis humana es el orden mental basado en el funcionamiento del
intelecto, la emoción y la voluntad, que son los tres aspectos básicos de nuestra mente,
que también pertenecen a la psiquis. Para los filosofos griegos, la interpretación de
psiquis es lo mismo que espíritu. El corazón, es un impulso que existe en un estado
previo al del intelecto, a la emoción y a la voluntad. El corazón es, para darle una
definición, “el impulso emocional irrefrenable de buscar alegría a través del estimulo
que nos retribuyen los seres y los objetos con los cuales nos relacionamos”. Estos son
los tres aspectos de la psiquis humana, el corazón, la mente y el tercer aspecto basado
en estos dos son: conocimientos, pensamientos, sentimientos, emociones,
percepciones, sensaciones, discernimientos, etc. Esta es la esencia del ser humano, es
espiritual, metafísica, psicológica; o sea que es intangible, invisible, no se puede ver, ni
tocar, pero se expresa a través de los cinco sentidos físicos. El trabajo y la formación de
la sociedad humana aparecieron como resultado de los cambios graduales en la manera
de vivir de los monos altamente desarro¬llados de que procede el hombre. Los
antecesores del hombre tenían extremida¬des anteriores bien desarrolladas que
utilizaban para gatear, coger cosas, palpar objetos, etcétera. El desarrollo ulterior
condujo a que estas extremi¬dades se especializaran más en estos actos e intervinieran
menos en la marcha, que se hizo función exclusiva de las extremi¬dades posteriores, lo
que conllevó a la marcha en posición vertical. La Psiquis La psique, del griego ψυχή,
psyché, «alma», es un concepto procedente de la cosmovisión de la antigua Grecia, que
designaba la fuerza vital de un individuo, unida a su cuerpo en vida y desligada de éste
tras su muerte. El término se mantiene en varias escuelas de psicología, perdiendo en
general su valor metafísico: se convierte así en la designación de todos los procesos y
fenómenos que hacen la mente humana como una unidad. La psiquis no es sólo la
conciencia del individuo, como tampoco es una suma de su conciencia y su
inconciencia, o siquiera un trinomio entre estos y el superego. Esta diferenciación entre
"sectores" que parecen llevar a cabo tareas relativamente definidas fue adoptada y
estudiada por Freud, aunque él mismo reconoce que no se trata en verdad de entidades
claramente delimitadas, sino parte de un todo, la psiquis. En las concepciones antiguas,
la psiquis se definía a partir de la contrapo-sición entre lo físico y lo psíquico. En estas
consi¬deraciones, el concepto de lo físico era semejante al concepto de materia, y
muchas veces se reducía a una idea sobre la sustancia. Por supuesto que tratar de
esclarecer qué es la psiquis partiendo de premisas semejantes, no puede menos que
conducir a formulaciones erróneas. De acuerdo con el materialismo dialéctico, lo
material en general no se haya limitado a lo físico y, naturalmente, no todas las formas
de la realidad material se caracterizan por sus medidas físicas; por ejemplo, las
relaciones interpersonales en toda sociedad humana son materiales en un sentido
estricto materialista-dialéctico; estas relaciones existen en un determi¬nado tiempo y
espacio, sin embargo, la extensión y el tiempo de las relaciones interpersona¬les no se
miden con medidas físicas. Preguntar acerca del grosor de estas relaciones es tan
absurdo como preguntar lo mismo sobre los de¬seos, o sobre la alegría, o sobre los
conceptos y representa¬ciones. Cuando lo material se limita a lo físico, entonces todo lo
que no es físico se toma por no material y la evidencia de su exis¬tencia es analizada
como una comprobación concreta de que existe el ser ideal. Sin embargo, este es un
error demasiado vulgar. Lo ideal como tipo especial del ser no existe; sin embargo, esto
no quiere decir que no exista lo ideal. Cuando se habla de lo ideal se tiene en cuenta la
imagen de cualquier objeto, fenómeno o proceso. Lo ideal es precisamente la imagen
del objeto y no el objeto en sí. Esa imagen representa a un objeto solamente en sus
rasgos más esenciales. La superioridad psicológica del reflejo del objeto en su forma de
imagen, consis¬te en que en ésta se encuentra representado solamente aquello que es
importante para llevar a cabo una acción física o mental. A diferencia de lo material,
que existe independientemente de lo psíquico; la imagen existe sólo en la psiquis. Lo
ideal no es una clase de ser, sino que constituye un conjunto de rasgos del objeto que se
manifiestan al sujeto, es la forma de aparición del objeto ante el sujeto. En calidad de
hecho dado al sujeto, lo ideal no es más que el contenido del reflejo psíquico del mundo
objetivo. La psiquis es una derivación específica de la materia. Con esta fórmula se
afirma que lo psíquico es una propiedad y no una sustancia o ente aparte como lo
habían considerado todas las concepciones anteriores al materialismo dialéctico. Pero
además, lo psíquico es una propiedad, no de cualquier materia, sino de aquella que ha
alcanzado un cierto nivel de desarrollo. En consecuencia, aparece relativamente tarde
en la filogénesis, en un nivel superior de desarrollo del mundo. La psiquis surge
solamente en los cuerpos vivos, en los animales que realizan una vida activa, que se
mueven en un medio complejo y diferenciado. Ellos se ven obligados, constante y
activamente, a adaptar su conducta a los cambios continuos de este medio y esto exige
un aparato nuevo y auxiliar de la conducta: la actividad psíquica. En calidad de
propiedad que aparece solamente en los seres más organizados, lo psíquico no es una
propiedad general y primaria, sino derivada y secunda¬ria. Ello implica la existencia de
unos mecanismos que la originen y al mismo tiempo que muestren la utilidad
indudable que tiene para el organismo y justifiquen su aparición. Lo psíquico, además,
es una propiedad específica, particular. Esto signifi¬ca, en primer lugar, que lo psíquico
no puede deducirse a los procesos fisiológicos, aun cuando lo produzcan y constituyan
su base material. En segundo lugar, esto significa la distinción y diferenciación a lo
largo del proceso evolutivo del mundo material, de dos grandes niveles de desarrollo de
los organismos: los que carecen de psiquis y los que están dotados de activi¬dad
psíquica. La particularidad de lo psíquico consiste no solamente en que se diferencia
cualitativamente de su base material, sino que gracias al reflejo psíquico los organismos
que lo poseen, a diferencia de los organismos limitados solamente al estableci¬miento
de relaciones fisiológicas con el medio externo, desplie¬gan formas nuevas y
complementarias de relación con el mundo circundante, mucho más amplias, flexibles
y útiles para su existencia y desarrollo. Como quiera que lo psíquico tenga como base
un órgano material que es el cerebro, se suprime el supuesto abismo entre lo material y
lo ideal, puesto que lo ideal es función de lo material. El cerebro realiza lo psíquico
como reflejo del mundo objetivo; pero, ¿para qué son necesarios los reflejos psíquicos
del mundo objetivo? La respuesta es muy sencilla: el reflejo del mundo objetivo es
necesario para poder actuar en él, y para actuar de una manera acertada, es necesario
que este reflejo sea correcto. Todas las vivencias psíquicas, en el caso particular del
hombre, pasan a formar parte de su espiritualidad, de modo que en este tipo de reflejo
descubrimos una unidad indisoluble entre lo objetivo y lo subjetivo: el reflejo del
mundo real es objetivo por su contenido, puesto que refleja los objetos y fenómenos
exteriores que lo determinan; es objetivo también porque se sostiene en un proceso
nervioso real y se manifiesta en diferen¬tes actos externos y en la conducta del
individuo. Al mismo tiempo, el reflejo del mundo real es subjetivo porque siempre es
un sujeto determinado quien refleja la realidad, amén de que este reflejo se imbrica
inevitablemente con la experien¬cia individual. Esta forma peculiar de reflejo forma
parte de la respuesta general del organismo a los estímulos del entorno. Por ello
podemos inferir que la psiquis, al igual que todas las acciones del hombre, está
determinada causal¬mente por influencias exter¬nas. Debido a esto, ningún proceso
psíquico puede surgir por sí mismo sin que actúe sobre el cerebro una determinada
excitación; pero tampoco puede desplegarse si no está garantizada la funcio¬nalidad de
este órgano. Esta es una de las razones por las que el cerebro es considerado el
substrato material de la psiquis. Debido a que la psiquis propicia el reflejo fiel de la
realidad, ella se convierte en condición indispensable para que el hombre pueda
orientarse en su entorno y transformarlo en beneficio propio. Esta función avala la
importancia vital de la psiquis humana. La psiquis, que por su origen y funcionamiento
es una actividad de carácter reflejo, apoyada en la actividad nerviosa superior, es por su
contenido un reflejo de la realidad objetiva que, en el caso del hombre, se halla
condicio-nada por las particularidades de su vida y de su trabajo, así como por las
condiciones de vida de la sociedad a la que el hombre pertenece. La Naturaleza de la
Psiquis En el estudio de la causalidad de la psiquis, la psicología materialista-dialéctica
promueve la idea según la cual, el reflejo psíquico se originó en el proceso de desarrollo
de la materia. Toda entidad material, no importa cuál sea su nivel evolutivo, posee la
propiedad de reaccionar de cierta forma a los estímulos que la impactan. En las
formaciones orgánicas, la capacidad de reaccionar a consecuencia del contacto con los
estímulos, se muestra como condición imprescindible para la realización del proceso
fundamental de la vida: el metabolismo. Las leyes fisiológicas que presiden la
realización de estos procesos de excitabilidad diferencian esa clase de reacciones de las
simples reacciones físico-químicas que se observan en la naturaleza inorgánica. En la
excitabili¬dad se manifiesta la capacidad de reaccionar de un modo independiente y
activo, lo que sólo es posible con la aparición de la vida. Esta reacción autónoma puede
expresarse de formas muy diversas: cambios en la estructura químico-coloidal y en las
propiedades fisiológicas del protoplasma, insensibi¬lidad parcial o total ante los
estímulos exteriores, o extrema excitabilidad ante ellos, diversas reaccio¬nes del
organismo que van desde el simple movi¬miento del proto¬plasma hasta la compleja
conducta de los animales superiores. Pese a toda la diversidad de las reacciones de los
organismos ante los estímulos, la excitabilidad cumple una función de adaptación en
todos los niveles de desarrollo del mundo orgánico. Su propósito fundamental es
contri¬buir a un mejor intercambio de sustancias en un entorno homogéneo que, por
regla general, circunda uniformemente a los organismos. Bajo estas condicio¬nes, las
reacciones de adaptación se producen en respuesta a los estímulos exteriores que
tienen una significación biológica directa, significación consistente en que contribuyen
o dificul¬tan por sí mismos el metabolismo. La complicación de las condiciones de vida
y la existencia en el mundo circundante de objetos que por sí mismos no favorecen ni
dificultan la actividad vital del organismo, hicieron que la excitabilidad fuera
insuficien¬te como forma de reflejo biológico. Surgió la necesidad objetiva de distinguir
el estímulo importante del que no lo era, y de reaccionar ante estímulos indiferentes
pero que indicaban la presencia de otros de importancia vital. Aparece así una forma
superior de reflejo de la realidad diferen¬te a la excitabilidad: «el reflejo psíquico». La
aparición del reflejo psíquico ocurre en un contexto donde se da una constante relación
del organismo con sus condiciones de existencia. Tales vínculos están destinados a
equilibrar el organismo con el medio, y en ello radica su sentido biológico y su papel en
la actividad vital de los animales. Estos vínculos tienen un carácter específico,
condicionado por la índole de los estímulos que actúan sobre el organismo. Ellos tienen
lugar sobre la base de los reflejos incondicionados. Así, cuando se produce el reflejo
incondicio¬nado, un determinado estímulo entra en contacto con la correspondiente
porción sensoperceptiva del animal para transformarse al instante en un proceso vital
espe¬cial gracias al despliegue del proceso nervioso. Sin embargo, el reflejo psíquico no
es el reflejo incondiciona¬do. Lo psíquico es el reflejo de los estímulos que no tienen
una significación biológica directa. Por esta razón, es el reflejo condicionado el
mecanismo general de la aparición de todas las formas del reflejo psíquico. Esta
consideración es el único criterio científico que permite revelar la naturale¬za de lo
psíquico, y determinar en qué fase de desarrollo del mundo animal surge la forma
psíquica de reflejo de la realidad. El reflejo psíquico se origina a partir de las
condiciones de vida y del desarrollo de la actividad de adaptación del organismo a
determinadas situa-ciones de existencia. Toda adaptación tiende, al fin y al cabo, a
mejorar el intercambio del organismo con el medio, de modo que en el reflejo psíquico
está presente este propósito, aunque su contribución es muy especial. El significado de
la psiquis para la actividad vital del organismo radica en que es un reflejo de objetos y
fenómenos de la realidad que, sin asegurar directa¬mente el proceso metabólico,
orienta al organismo entre fenómenos vitales importantes, por lo que cumple una
función de señal. Por ello, en última instancia, su finalidad es la búsqueda de
información que permita, en cuales¬quiera condicio¬nes, el mantenimiento de la vida.
La psiquis no es una función homogénea. Tiene diferentes niveles de expre¬sión que
dependen de las condiciones del entorno, del género de vida del ser vivo y de su
complejidad estructural. La etapa inicial en el desarrollo del reflejo psíquico en los
animales es el análisis elemental, que es la capacidad de separar únicamente distintas
influencias que orientan al animal en el entorno. En esta etapa, los animales responden
a estímulos aislados que desempeñan el papel de señales y orientan su conduc¬ta. A
esta etapa del desarrollo de la actividad refleja se le denomina sensibilidad elemental o
etapa de las sensa¬ciones elementales. Una etapa nueva y superior en el desarrollo del
reflejo es la que aparece en los vertebrados, cuyo sistema nervioso permite no
solamente realizar el análisis de influencias aisladas consecuti¬vas y conectar actos
reflejos aislados en una cadena, sino formar conexiones en respuesta a los estímulos
complejos que actúan simultáneamente. Se desarrolla la capacidad de orientarse no
solamente con respecto a las cualidades aisladas del medio, sino también a sus
combinaciones. Mientras que la simple vibración de la red es suficiente para que la
araña se acerque al sitio de donde esta vibración parte, un pez carnívoro, por ejemplo,
se lanza hacia su caza sólo cuando puede orientarse por una combina¬ción
determinada de cualidades que actúan sobre él. Ahora, los animales responden no
solamente a los estímulos aislados, sino también a la influencia de determinados
conjuntos cualitativos que caracteri-zan uno u otro objeto. Estamos ante un nuevo
grado en el desarrollo del reflejo; esto es la percepción de los objetos. En los
representantes más altamente organizados del mundo animal, en los monos y sobre
todo en los monos antropoides, la actividad nerviosa superior adquiere un máximo de
complicación y perfeccionamiento. Por ejemplo, en condiciones de laboratorio, un
mono antropoide aprendió a utilizar «llaves de madera» para abrir un cajón,
escogiendo de un conjunto la que correspondía al orifico de la cerradura. Esta
complicada conducta se denomina pensamiento manual o concreto. Este
comportamiento demuestra que en el proceso de evolución biológica se encuentra aún
otro grado superior de reflejo de las relaciones entre los objetos reales, que se basa en la
posibilidad que tiene el cerebro del animal de formar conexiones temporales
complicadas y «asociaciones de asociaciones». La Psiquis Humana El estudio de la
evolución de las funciones cerebra¬les muestra que cuanto más complicada es la
estructura y la manera de vivir de los animales, más perfectamente reflejan éstos el
medio exterior. Sin embargo, incluso las formas más desarrolladas de reflejar, típicas
para los animales, se diferen-cian mucho de la forma superior humana de reflejo de la
realidad: la con-ciencia. Aunque la conciencia se ha preparado en el curso de la
evolu¬ción animal precedente y el cerebro del hombre se ha podido formar solamente
sobre la base y como desarrollo ulterior del cerebro de los animales superiores, la
apari¬ción de la conciencia supone el paso a una forma cualitativamente nueva de
reflejar la realidad objetiva. Para intentar entender las particularidades de esta nueva
forma de reflejar el entorno, es necesario estudiar los cambios en las condiciones y
forma de vida que condujeron a la humanización de los antecesores del hombre. Estos
cambios están relacionados con el paso de la vida de adaptación al medio natural a la
vida basada en el trabajo. El trabajo y la formación de la sociedad humana aparecieron
como resultado de los cambios graduales en la manera de vivir de los monos altamente
desarro¬llados de que procede el hombre. Los antecesores del hombre tenían
extremida¬des anteriores bien desarrolladas que utilizaban para gatear, coger cosas,
palpar objetos, etcétera. El desarrollo ulterior condujo a que estas extremi¬dades se
especializaran más en estos actos e intervinieran menos en la marcha, que se hizo
función exclusiva de las extremi¬dades posteriores, lo que conllevó a la marcha en
posición vertical. La mano, que había quedado libre de las funciones locomotoras y por
esto podía actuar con los objetos, adquirió mayor agilidad en sus movimientos. En
relación con esto se perfeccionó su estructu¬ra anatómica: cambiaron las relaciones de
longitud del brazo y el antebrazo, la articulación del brazo se hizo más movible,
apare¬ció la oposición del dedo grueso a los demás dedos de la misma mano, etcétera.
Esta evolución de la mano influyó sobre el desarrollo de todo el organismo. De la
misma manera influyó enormemente sobre el desarrollo del cerebro. La ejecución de
actos complicados, como es natural, motivó un desarrollo rápido de la corteza cerebral,
que efectuaría el análisis de las señales procedentes de los órganos motores y, en
primer lugar de la mano. De esta manera, en la práctica, la mano, que es el órgano de
acción con los objetos, se per¬fecciona al mismo tiempo como órgano de conocimiento
de las cualidades de los objetos. Esto tuvo mucha importancia para el desarrollo de
todas las funciones reflejas del cerebro. Consecuencia del trabajo y al mismo tiempo
condición importan¬tísima para su desarrollo progresivo, fueron los cambios en el tipo
de relaciones de los individuos. El trabajo, incluso en sus formas más simples, es
siempre una actividad conjunta de las personas. Por esto, al mismo tiempo que se
desarro¬llaba el trabajo, tenía lugar la agrupación de personas que lo realizaban.
Gracias a esto, la asociación natural en que vivían los antecesores del hombre empezó a
reorganizarse sobre otra base completamente nueva. Si antes la asociación en familia y
en rebaño se basaba en los instintos innatos y tenía por objeto procurarse los
alimentos, desarrollar la prole y defenderse de las fieras, después el trabajo fue la base
de las relaciones entre la gente. Se formó la sociedad humana basada en el trabajo. Esto
condujo a un cambio radical en las relaciones sociales entre la gente. La necesidad de
coordinar los esfuerzos de todos ellos a un fin común, de repartir distintas funciones y
de transmitir de unos a otros las experiencias adquiridas, creó la necesidad del
lengua¬je, de las relaciones por medio del idioma. El desenvolvimiento del lenguaje,
que apareció en el proceso del trabajo, es la condición directa y más próxima para el
desarrollo de la conciencia humana. El lenguaje aparece por primera vez, y únicamente,
en el hombre y en la sociedad humana. Los animales, aunque tienen comunicación
entre sí por medio de señales vocales, no tienen un verdadero lenguaje. Las relaciones
vocales de los animales son reflejos incondicionados e innatos a los excitantes externos
e internos, y tienen una significación adaptativa, pues al actuar sobre otros animales
condicionan la conducta necesaria e indispensable para conservar la vida de la especie.
Por ejemplo, un animal responde a una señal de peligro con una reacción vocal que
motiva en su prole una conducta defensiva e instintiva ──esconderse o volver hacia la
madre── gracias a la cual se libra del peligro de perecer. La reacción vocal del animal
siendo respuesta a uno u otro fenómeno, tiene funciones de señal, pero, sin embargo,
no designa el fenómeno, no transmite qué fenómeno determinado la ha motiva¬do. Por
esto, la conducta de otro animal que responde a esta señal vocal es respuesta inmediata
a ella, como excitante acústi¬co determinado, pero no respuesta adecuada a aquel
fenómeno que la había causado. Otra cosa completamente distinta es el lenguaje
humano. Viendo delante de sí o representándose en su mente uno u otro fenómeno, el
hombre lo nombra, lo denomina con palabras de su lenguaje, o sea con el mismo
conjunto de sonidos con que lo denominan también otras personas. Como resultado, en
el cerebro del hombre que percibe el lenguaje se forma una representación, un
concepto o un pensamiento sobre este fenómeno. La premisa natural para la aparición
del lenguaje fue la comunicación vocal instintiva, que estaba relativamente muy
desarrollada en los antecesores del hombre. Esto lo demuestra el hecho de que en los
monos contemporáneos se distinguen sonidos de distinto carácter que permiten una
cierta articulación de las reacciones vocales, gracias a los movimientos conjuntos de la
mandíbu¬la, los labios y la lengua. De esta manera, el lenguaje humano apareció sobre
una base fisiológica y anatómica suficien¬temente preparada por el proceso de
evolución biológica. Al mismo tiempo, el desarrollo del lenguaje articulado condujo a
un perfec-cionamiento progresivo de los órganos fonéticos. El desarrollo de la pronun-
ciación condujo a los cambios en la forma de la mandíbula inferior, al aumento de su
movilidad, a la ampliación de la cavidad bucal que permite movimientos más libres de
la lengua, y a los cambios de algunos músculos de la cara que condicionan una mayor
movilidad de los órganos del lenguaje. El desarrollo del lenguaje articulado llevó
consigo también el perfecciona-miento del oído. Bajo su influencia, el oído humano
adquirió una exactitud mayor para la diferenciación de los sonidos vocales. La
formación de numerosos movimientos de pronunciación, cada vez más flexibles, que
tienen entre sí pequeñas diferencias, y el análisis delicado de los sonidos verbales están
estrechamente unidos al desarrollo ulterior de la corteza cerebral, a la complicación de
su estructura y de sus funciones. Esto condujo al desarrollo de aquellas regiones de la
corteza en las que se efectúa el análisis de las señales auditivas del lenguaje. De esta
manera la apari¬ción del lenguaje articulado es el segundo factor principal que influyó
para que la corteza cerebral adqui¬riera las características específicamente humanas,
tanto anatómi¬cas como fisiológicas. La consecuencia de los cambios enunciados fue la
aparición de la conciencia. Su peculiaridad consiste en que la reflexión que ella implica,
se efectúa por medio del lenguaje, es decir, a través de las palabras, que forman el
segundo sistema de señales de la realidad. La diferencia entre las señales del primer
sistema y las del segundo está en que en el primero las cualidades mismas de los
objetos son las que actúan sobre los analizadores, mientras que en el segundo sistema
actúan de señales los reflejos de estas cualidades, en forma de sonidos verbales. Por
ejemplo, la denomi¬nación de un color que es cualidad propia de un objeto, sirve para
el hombre de señal de este color. Por esto la palabra es una señal de señales. Gracias al
lenguaje, que permite fijar y transmitir de una generación a otra las representaciones,
los conocimientos y los pensamientos elaborados en la práctica social de muchos siglos,
el reflejo del mundo en el cerebro del hombre se ha hecho ex¬traordinariamente rico.
Mientras que en los animales el reflejo de la realidad se limita únicamente a los
fenómenos que actúan directamente sobre ellos, el hombre no solamente ve, escucha y
toca lo que le rodea, sino que conoce por intermedio de otros hombres lo que estos
saben acerca de los fenómenos reales que actúan sobre ellos y de aquellos con los que él
no se ha encontrado nunca en el curso de su vida. En el hombre, el reflejo de la realidad
tiene una cualidad nueva. Gracias a que el reflejo adquiere forma verbal, el hombre no
solamente recibe impresio¬nes de los objetos y fenómenos que actúan sobre él, sino
que adquiere la posibilidad de denominar verbalmente los objetos y fenómenos,
dándose cuenta del contenido de sus impresiones. Esto significa que sus impresiones
──las imágenes, las repre¬sentaciones y los pensamientos── se hacen conscientes. De
esta manera, aunque el reflejo consciente, como todas las demás formas de reflejo,
aparece en el cerebro por la influencia de los objetos y fenómenos reflejados, es posible
únicamente bajo la condición de que los fenómenos que influyen se denominen de una
u otra manera por medio del lenguaje ──externo o interno. Aunque el reflejo
consciente es la forma principal y más desarrollada de reflejo de la realidad en el
hombre, no es la única que existe en él. Si cualquier estímulo del primer sistema de
señales no entra en relación en la corteza cerebral, con los estímulos del segundo
sistema de señales, entonces el fenómeno correspondiente no causa un reflejo
consciente, o sea no se hace hecho de conciencia. Por ejemplo, cuando una persona va
por la calle hablando con otra, en su cerebro no aparecen imágenes conscientes de la
gente con quien se cruza. Sin embargo, a pesar de que tal persona no se da cuenta de
estos fenómenos que actúan sobre ella, sus movimientos están regulados por estas
influencias, por ello no choca con otros peatones, o no se cae cuando baja de la acera al
pavimento. Esto significa que tales fenómenos se reflejan en su cerebro y motivan los
actos correspondientes de su conducta, pero el individuo no se da cuenta, no tiene
conciencia de estos fenómenos que refleja; su reflejo no tiene lugar en forma
consciente. Esto es un reflejo psíquico, pero no consciente. No por el hecho de ser
inconsciente, el reflejo psíquico deja de tener importancia. Quiero narrarle un hecho
que conmovió a la opinión pública mundial de la época y dio lugar a que se desatara la
fantasía y la polémica sobre el enigmático caso que algunos denominaron «la maldición
del faraón». Veamos los hechos: El joven faraón Tut Ank Amón, quien había muerto de
forma súbita y desconocida 1400 AC., permanecía momificado y sepultado en un sitio
secreto del Valle de los Reyes, en Egipto. Durante siglos se buscó infructuosamente su
tumba, hasta que en el año 1922, el arqueólogo inglés Howard Carter, en unión de su
amigo lord Carnavon y un equipo de auxiliares, hicieron el colosal hallazgo. Los
antiguos egipcios creían que las tumbas de sus soberanos eran inviolables y que
aquellos que osaran profanarlas, sufrirían la venganza del espíritu del rey. Eso decían
los viejos papiros y la idea, en pleno siglo XX, se albergaba en la mente de ciertos
sectores de la población egipcia. Los arqueólogos, luego de profundas excavaciones,
encontraron la segunda puerta del panteón en la que una inscripción rezaba: «A todos
aquellos que toquen la tumba de un faraón, arrebatará la muerte». La tumba fue
abierta. Ocurrió entonces que un árabe, el primero que había tocado la puerta sellada,
¡murió víctima de unas fiebres repentinas! Aquel hecho estremeció el ánimo de todos
los integran¬tes de la expedición, y hubo quienes comenzaron a relacionar el
fallecimiento con el anatema de la inscripción. Poco después, durante unos días de
receso en los que se hacían trámites con el gobierno egipcio, lord Carnarvon enfermó
repenti¬namente: "Estoy perdido sin remedio", confesó. Entró en estado de coma y al
día siguiente murió. Para no pocos, esta fue la demostración más convincente de que
sobre ellos pesaba un castigo sobrenatural, y en algunos casos devino una obsesión
aterradora. El millonario Gould, quien había examinado la tumba, murió; el príncipe
Alí Fahmy, quien había visitado la cámara mortuoria, se suicidó; también murió su
secre¬tario. Más tarde falleció sir Archibald Douglas Reid; también los arqueólogos
Benedite y Casanova, lord Westburg, y otros científi¬cos, periodistas y nativos, que de
alguna forma tuvieron relación con la tumba del faraón, hasta la cifra de diecisiete
personas. He aquí el efecto de un fenómeno que opera en el plano incons¬ciente, y que
se denomina sugestión. Las personas fallecidas en este singular hecho, creyeron
firmemente en la «maldición», creyeron también que no se salvarían, y perecieron
víctimas de su propio estado psíquico. Considerando que en el hombre se dan dos
formas de reflejo de la realidad, la consciente y la inconsciente, es necesario recalcar
que estas dos formas están relacionadas y unidas entre sí y pasan una a otra. Los
fenómenos que en un caso dado no determinan un reflejo consciente, en otras
condiciones pueden hacerlo. Es suficiente, por ejemplo, que el peatón antes mencio-
nado vea entre las personas a un conocido para que esta impresión inmediatamente se
haga consciente. De esta manera, el reflejo por el hombre de la realidad objeti¬va tiene
diferentes formas según las condiciones en que tiene lugar y a las que él responde. Por
esto, aunque no todos los fenómenos que actúan sobre el hombre se reflejan en su
cerebro en forma consciente, cualquier fenómeno que actúa sobre sus órganos de los
sentidos, en condiciones determinadas, puede motivar un reflejo consciente. Como
regla general, el reflejo consciente de uno u otro fenóme¬no aparece cuando el hombre
necesita aislarlo para resolver alguna tarea. Si un hombre que va por la calle busca
entre los peatones a sus conocidos, entonces todas las personas que encuen¬tra en su
marcha serán motivo de reflejo consciente. En general, cuando el hombre se plantea la
tarea de darse cuenta de un fenómeno o de un grupo de fenómenos, estos se harán
conscientes. El psiquismo Para el psiquismo, normalmente, cuando está sana, la
psiquis dota de más oportunidades de adaptación al medio ambiente. Esta adaptación
es el proceso por el cual un organismo activamente, se adecua al ambiente y a los
cambios que operan en él. Todos los elementos jóvenes de todas las especies, incluida la
nuestra, comienzan la vida con un armamento que es necesario para que la adaptación
se realice y pueda continuar. Ya que este programa, con el que nacemos, desarrolla un
juego con el mundo exterior. El aprendizaje juega un rol importante en esta adaptación,
más importante en la medida de lo complejo que el organismo sea. En los humanos, el
aprendizaje del individuo, generalmente, está mediatizado por la educación imbuida.
Una aproximación en la comprensión del psiquismo lo considera como un sistema de
estructuras y procesos de naturaleza material construido sobre la base del
funcionamiento de las estructuras biológicas preexistentes, lo que implica que no se
puede localizar como una estructura anatómica, sino que su existencia es funcional.
Hasta no hace muchos años, se pensaba que el cerebro tenía zonas exclusivas de
funcionamiento hasta que por medio de imagenología se pudo determinar que cuando
se realiza una función, el cerebro actúa de manera semejante a una orquesta sinfónica
interactuando varias áreas entre sí. Además se pudo establecer que cuando un área
cerebral no especializada, es dañada, otra área puede realizar un reemplazo parcial de
sus funciones. La psique posee dos funciones básicas: Función Refleja • La psiquis
permite al organismo orientarse en el mundo sea por: o Reflejos cognitivos. 
sensaciones.  percepciones.  pensamiento. o Reflejos afectivos.  emociones. 
sentimientos. Función homeostática La psiquis es lo que permite al organismo asumir
una posición activa e independiente ante el medio, permitiéndole la supervivencia en
función del desarrollo que le permita su inteligencia. En todos los animales la función
homeostática de la conducta depende de condicionamientos biológicos (reflejos
condicionados e incondicionados), siendo el resultado una respuesta instintiva a la
realidad, mediatizada por su grado de conciencia. En el ser humano la función
homeostática se torna más compleja en tanto la autorregulación se transfiere a otras
funciones mentales tales como el consciente, permitiendo tomar conciencia de niveles
reguladores que en otras especies son instintivos. Al adquirir un carácter
eminentemente consciente, le permite no sólo adaptarse al medio sino también
transformarlo para su provecho. El órgano de la psique es: El Encéfalo El cerebro es
nuestro órgano más misterioso: de él parten todas las órdenes y las regulaciones del
organismo, de las más simples a las más complejas de las funciones psicológicas. El
cerebro procesa la información sensorial, controla y coordina el movimiento, el
comportamiento y las funciones corporales homeostáticas, como los latidos del
corazón, la presión sanguínea, el balance de fluidos y la temperatura corporal. El
cerebro es responsable de la cognición, las emociones, la creatividad, la memoria y el
aprendizaje. La capacidad de procesamiento y almacenamiento de un cerebro humano
estándar supera aun a los mejores ordenadores hoy en día. El funcionamiento de la
estructura física y de los neurotransmisores del cerebro todavía no son bien
comprendidos. El encéfalo humano es un órgano de control biológico y la psiquis una
estructura mental, que se construye por las estructuras biológicas existentes en el
encéfalo: hemisferio cerebral derecho, hemisferio cerebral izquierdo, lóbulo frontal,
lóbulo occipital, lóbulo parietal, lóbulo temporal, cerebelo, las neuronas de la corteza
cerebral y se modula por la química cerebral (endorfinas, neurotransmisores,
hormonas) bajo la influencia de la actividad, la comunicación social, el medio ambiente
y la sexualidad, entre otras. Respondiendo a situaciones de estrés, miedo, odio, alegría,
dominio, egoísmo, solidaridad, etc. El cerebro es una vía de asimilación e ideación de
diferentes patrones de conducta. Con lo que se logra la adaptación del individuo al
medio físico y social. La psiquis constituye, por tanto, un medio de entender e
interactuar con la realidad. La psique, al igual que el cerebro, está estructurada en
distintos grados de complejidad que se han construido por etapas, a través del
desarrollo ontogénico del hombre, cubriendo un amplio espectro, desde los centros
analizadores de las señales, (lóbulos temporales) provenientes de los órganos
sensoriales, hasta llegar a crearse las estructuras que posibilitan la existencia de
pensamientos, sentimientos, voliciones, etc., en los lóbulos frontales. Algunas
estructuras son muy afines a las estructuras biológicas y otras poseen una relación
mucho más alejada de ellas. El cerebro puede responder a demandas que se originan a
cualquier nivel de las estructuras psíquicas, pero en la misma medida que se asciende a
través de esos niveles, se manifiesta una mayor independencia con respecto a las
estructuras biológicas iníciales, lo que presupone la existencia de estructuras psíquicas
menores, subordinadas a otras de nivel superior, como eslabones mediadores entre
éstas y el todo. Se ha dicho que nuestros cerebros se han especializado de este modo,
porque el lenguaje y la lógica necesitan procesos de pensamiento más ordenados y
sofisticados que los que necesita, por ejemplo, la orientación espacial. Se trata
simplemente de que las dos mitades del cerebro son complementarias. Las diferencias
psíquicas entre los individuos son manifiestas, provienen de la casualidad, de la
conjunción de factores tan diversos como la herencia, la educación recibida o la
impronta sexual, entre otros. Por ejemplo, en la mayoría de los adultos, los centros del
habla están situados en el lado izquierdo. No obstante, alrededor de un 15% de los
zurdos y un 2% de los que usan preferentemente la mano derecha, tienen centros del
habla en ambas partes del cerebro. De todos modos, algunos zurdos desarrollan el
habla en el hemisferio izquierdo únicamente (ver artículo zurdo). Aun cuando el lado
derecho del cerebro controla principalmente el lado izquierdo del cuerpo, y el lado
izquierdo del cerebro controla, en gran parte, el lado derecho del cuerpo. El hecho de
ser ambidextro indica que las dos mitades del cerebro no han llegado a estar tan
completamente especializadas como lo están en los individuos diestros. La psiquis de la
mujer se dice que se preocupa por todo, en todo momento, necesitando muchos más
datos que aporten información de refuerzo, antes de adoptar una decisión, en contraste
a los varones que se supone actúan sin reflexionar en las consecuencias. Esto se achaca
a la fuerte estimulación hormonal del varón, que pesenta un 70% más de concentración
hormonal en sangre, que la mujer. En los niños de corta edad, cada lado del cerebro
posee, en potencia, la facultad del habla y del lenguaje. Una lesión en el lado izquierdo
en los primeros años de vida, da como resultado el desarrollo de la facultad del lenguaje
en el lado derecho del cerebro. El dominio del habla y probablemente también de otras
facultades, se establece firmemente hacia los diez años de edad y no puede modificarse
posteriormente. Estar dominado, reprimido, frustrado... flexibiliza la psiquis, la hace
más dócil. La falta de tal ejercicio, ya sea durante la niñez o en la etapa de adulto, es lo
que hace rígidas a las personas. Desarrollo del Psiquismo Los seres vivos surgen como
individuos biológicos, cuya transformación en nuevas especies es consecuencia de un
mayor desarrollo y una mayor flexibilidad en sus mecanismos de adaptación al medio,
que transmiten a su descendencia. Los mecanismos psíquicos de adaptación en los
animales son heredados biológicamente mediante selección natural por la progenie.
Las especies menos favorecidas para adaptarse, son aquellas cuyo aprendizaje no son
nuevas formas de conducta, sino que las respuestas se desencadenan ante estímulos, lo
que se denomina reflejo condicionado. El animal, por ejemplo, es una unidad biológica
que porta un potencial más o menos desarrollado de estructura psíquica,
condicionando su comportamiento biológico al grado en que es capaz de ejecutar
funciones propias del psiquismo, y al grado de la estructura social de su comunidad,
como por ejemplo en los lobos o los chimpancés y por tanto su determinación estará
orientada en mayor o menor grado, por leyes biológicas. Así el cerebro animal es un
órgano biológico, que puede o no, desarrollar funciones psíquicas. Estudiados por la
Neurobiología, los factores biológicos en su mayoría son debidos a la herencia. Así, la
maduración mental, sigue un ritmo establecido por los genes. Es muy importante la
influencia del medio ambiente, social y natural, que afectan al individuo. La selección
natural ha seleccionado el esquema genético humano como un resumen que le permite
adaptarse con cambios psíquicos. Por lo que su adaptación al medio por mecanismos
heredados biológicamente es pequeña, siendo por su conducta, la base de su
supervivencia. En escala de tiempo, cuesta menos crear o destruir enlaces sinápticos
que adaptar órganos al medio. Así, en el hombre, como los mecanismos heredados
biológicamente no le aseguran su supervivencia, debe aprender en una sociedad
humana, para lo cual debe desarrollar su psiquismo. El psiquismo humano está
íntimamente estructurado y conectado con la biología del cerebro, de la cual depende
para existir, pero no es una propiedad biológica, no puede reducirse a lo biológico,
porque es pasar por alto la transición de lo aprendido en las experiencias, estando ante
un nuevo tipo de estructuración. En los seres humanos, el psiquismo surge de lo
biológico con la mediación de la cultura social, otorgándole sentido factores como la
educación, y presión recibidas y las que sigue recibiendo el individuo por el medio
social y físico. El hombre posee un alto grado de necesidad de socializar, que influye en
su comportamiento, al grado que la mayoría, lo único que quiere es desempeñar su rol
de sujeto social. Para lograr integrarse en la sociedad, con las actividades necesarias, es
imprescindible una forma de orientarse, aceptar que es lo bueno y que es lo malo en la
sociedad en la que vive. En su etapa de aprendizaje se asirá a estereotipos, para resolver
sus necesidades biológicas y sociales, asumiendo determinados patrones y modelos de
conducta, que le sirven de pauta para satisfacer esas necesidades y orientarse en el
medio social. Normalmente, la persona no debe buscar nada fuera de esos patrones y
mucho menos crear otros nuevos, si no quiere ser rechazada. Así el individuo provisto
de esas reglas, normas y modelos de interacción social se convierte en una personalidad
social, sujeta a todas las actividades al nivel de civilización de su sociedad, que moldean
su personalidad. Para desarrollar su psiquismo es el individuo mismo, quien debe
bucear en su propia mente y trabajar en sí mismo para desarrollar sus propias
habilidades de pensamiento y personalidad. Una teoría es igual que un mapa, y los
mapas más útiles frecuentemente no son una representación realista del terreno. No
deben tomarse literalmente, muchas veces, como los mapas, su propósito es expresar
conceptos y términos del mundo de un modo simplificado. No hay porque objetar que
no sea la realidad, solo compare y saque sus propias conclusiones. En busca de la
felicidad, primero hay que escuchar, después es necesario entender, y por último hay
que aprender lo necesario y ordenar el resto para poder acceder a ello en cualquier
momento. No resulta posible optimizarse como ser humano, si no se van adquiriendo
cotas crecientes de armonía, con uno mismo y con el entorno. En general el miedo a
hacer el ridículo, o a equivocarnos, está relacionado con una autocrítica personal
negativa. Al percibir el mundo que nos rodea, lo vemos con una óptica limitada y
reducida, no pudiendo observar lo que los demás ven con claridad. Las normas sociales
nos entrenan para ver y pensar de una manera determinada, lo que nos da una visión
estrecha. La mayoría de personas procesan la información usando el análisis, que es el
método de resolver un problema descomponiéndolo en piezas y analizando estas una
por una. En contraste, una minoría, procesan la información usando síntesis, en donde
se resuelve un problema como un todo, intentando usar un método de relaciones para
resolver el problema. La llamada "simultaneidad visual". Hay muchas teorías sobre
cómo cada hemisferio cerebral afecta a cómo piensa una persona. Una divide a los
pensadores en dos campos: simultáneos visuales y secuenciales lineales. De acuerdo
con esta hipótesis, la mayoría de personas (que usan más su hemisferio izquierdo)
procesan la información de manera "secuencial lineal" en el que un esquema debe
completar su procesamiento antes de que se pueda comenzar con el siguiente. En
cambio, dice la hipótesis, los individuos cuyo hemisferio derecho es dominante, como
ocurre en los zurdos y supuestamente en los individuos creativos, entre otros, procesan
la información con "simultaneidad visual", modo en el que varios esquemas se procesan
simultáneamente. • Un ejemplo para entenderlo es imaginar que hay mil palomitas de
maíz, una de las cuales está coloreada de rosa. Un individuo "secuencial lineal" mirará
una por una las piezas hasta encontrar la coloreada de rosa, mientras que un individuo
"simultaneidad visual" extenderá todas, mirará visualmente al conjunto de palomitas y
verá que una es rosa. • O puede explicarse con la informática. Un procesador de
computadora sólo puede procesar una pieza de información por vez,
independientemente de cuántas tareas esté realizando. Pero un ordenador con varios
procesadores haciendo lo mismo a la misma velocidad es más rápido, lo que sería la
metáfora del caso del "simultaneo visual". Un efecto lateral de estos modos de procesar
la información es que los individuos de lateralidad cerebral izquierda necesitan
completar una tarea antes de empezar la siguiente. A los individuos de lateralidad
cerebral derecha, en contraste, les conforta cruzar varias tareas, para lo que tienen
mayor habilidad. Esto les hace aparecer a la mayoría, (lateral cerebral izquierda), como
si no terminasen nada. Alternativamente, los individuos de "simultaneidad visual"
tienen una excelente habilidad multitarea, lo que quizá esté en el origen de las
anécdotas que sugieren que son más creativos. Finalmente, estos modos de pensar no
son un "todo o nada". El estilo de procesamiento opera como un continuo donde
algunas personas son más "visualmente simultáneas" y otras son más "lineales
secuenciales", es decir emplean ambos métodos de síntesis y análisis en diverso grado.
Una característica esencial del ser humano es concienciarse de su lado emocional, ello
le dota de habilidades tales como la originalidad y la creatividad con que asume todas
las actividades que realiza después. Es a partir de ese momento, que el individuo (la
individualidad psicológica) puede participar en su realidad. Cuando la consciencia del
individuo no es estimulada por novedades que ir incorporando a su esquema, es
cuando comienza a evaluar como lo aprendido somete a su organismo a desgaste,
comenzando a razonar que alternativas puede haber para mejorar lo ya establecido,
para estar en condiciones de poner en duda y someter a crítica esos patrones y llegar
por su propio esfuerzo a elaborar una concepción del mundo que será la que a partir de
entonces (o no), le guiará en la toma de sus decisiones, en lugar de los patrones que
antes poseía y que ahora puede abandonar o asumir. Ansiedad, angustia, miedo: son
estados que se caracterizan por aparecer como reacción ante un peligro. Son tan fuertes
a veces, las señales o impulsos generados, que se produce un bloqueo general con la
consiguiente sensación de aturdimiento. • El miedo es un recurso evolutivo para
proteger a los seres vivos de ciertos peligros. También ha sido utilizado como
instrumento del poder, de coacción y de educación. Cuando se trata de seres poco
evolucionados, puede ser útil y necesario. Sin embargo los humanos tenemos un alto
grado de responsabilidad personal y social, y un gran espíritu de solidaridad. Lo cual
convierte al miedo, en uno de los sentimientos más negativos que podemos
experimentar. Hay que luchar contra él fuertemente. Genera un círculo vicioso que
cada vez hace sentir más miedo. Inhibe los circuitos cerebrales, impidiendo un correcto
funcionamiento del cerebro. Como norma general, la mejor forma para superarlos,
consiste en potenciar la confianza y seguridad en uno mismo. Cuanto más dominio
tiene de si una persona, más fácil le es afrontar las situaciones difíciles, pues la
serenidad es garantía de eficacia. Hay que potenciar pues, el control sobre la mente y
afrontar las situaciones embarazosas, sin rehuirlas, como un reto que ayuda a sentirse
cada vez más seguro. Factores considerados en la psiquis: • Acordarse con precisión y a
propósito de toda cosa oportuna. • Saber razonar y dominarse. • Poder fijar, prolongar,
sostener, la propia atención sobre cualquier tema, sin distracción, sin dificultad ni
fatiga excesivas. • Pensar con claridad. • Desarrollar un juicio con método, penetración
y precisión. • Resistir a las sugestiones e influencias exteriores. • Vencer las propias
impresiones. • Ser dueños de las propias emociones, sensibilidad y sentimientos. •
Buscar y hallar la manera de proceder para obtener un resultado, realizar un proyecto o
resolver una dificultad. Esto es, tener iniciativa. • Mantenerse inaccesible a toda
costumbre perjudicial. • Proceder en todo con calma, confianza y circunspección. •
Continuar deseando, ejecutando aquello que se haya decidido, amoldándose a una regla
adoptada, a pesar de todos los obstáculos. • Expresar el propio pensamiento con
palabras claras, con firmeza, mesura y seguridad. • Contener los propios impulsos. •
Adaptarse rápidamente a una situación nueva y asimilarse en un mínimo de tiempo a la
ejecución de una tarea definida. • Sentir una confianza sostenida en sí mismo. • Ser por
completo dueño de si en presencia de otros. Mecanismos de defensa de la psique Los
modelos de comportamiento que componen la psiquis, son un compuesto de fuerzas.
Estas fuerzas son las características genéticas, las características instintivas que residen
en el inconsciente y los factores de desarrollo, que incluyen: adiestramiento,
circunstancias ambientales del individuo, y experiencia y formación. La mayor parte de
las personas mantienen un balance equilibrado entre estas fuerzas. Algunas veces es
muy tenue y se ajusta con las llamadas Técnicas de ajuste básico, Mecanismos
homeostaticos, Estrategias de afrontamiento o Mecanismos de defensa. Véase también
Prejuicio cognitivo. Los métodos más usados por las personas habitualmente para
vencer, evitar, circundar, escapar, o ignorar las frustraciones y amenazas incluyen los
siguientes: • Sublimación. Donde el impulso es canalizado a una nueva y más aceptable
salida. Ejemplo: el deseo de un niño de exhibirse puede sublimarse en una carrera
vocacional por el teatro. • Represión. Proceso mediante el cual el inconsciente nos hace
olvidar enérgicamente eventos o pensamientos que serían dolorosos si se les permitiese
acceder a nuestro pensamiento (consciente). Ejemplo: olvidarnos del cumpleaños de
ex-novias, fechas, etc. • Proyección. Es el mecanismo por el cual sentimientos o ideas
dolorosas, son proyectadas hacia otras personas o cosas cercanas pero que el individuo
siente ajenas y que no tienen nada que ver con él. Ejemplo: Una persona con impulsos
homosexuales inconscientes, siente que debe concienciarse de que la gente
normalmente cree y acusa a los otros de homosexuales. • Negación. Consiste en que el
individuo trata factores de la realidad obvios, como si no existieran. Ejemplo: Una
persona se da cuenta que los desagües no tragan, pero no acepta el hecho y sigue como
si no fuera a pasar nada. • Introyección (lo opuesto a proyección). Es la incorporación
por parte de una persona de rasgos que son característicos de otra. Ejemplo: Una
persona deprimida quizá incorpora las actitudes y las simpatías de otra persona y así. Si
esa otra persona tiene antipatía hacía alguien determinado, el deprimido sentirá
también antipatía hacia esa persona determinada. • Regresión. Es el retorno a un
funcionamiento mental de nivel más infantil. Ejemplo: Los niños pueden retraerse a un
nivel más infantil cuando nacen sus hermanos y mostrar un comportamiento inmaduro
como chuparse el pulgar o mojar la cama. • Undoing (deshaciendo, o perdición). Es un
mecanismo por el cual la persona ejecuta una acción que "deshace" o "neutraliza" algo
reprochable o controvertido que ocurrió anteriormente. Ejemplo: Una persona tiene a
su madre enferma. Piense lo que piense de ella. Piensa que su salud es tan buena como
la de cualquier otro. • Reacción de formación (o reacción formada). Sirve para prevenir
que un pensamiento doloroso o controvertido emerja. El pensamiento es substituido
inmediatamente por uno agradable. Ejemplo: Una persona que no puede reconocer
ante sí mismo, que otra persona le produce antipatía, nunca le muestra señales de
hostilidad y siempre le muestra una cara amable. • Aislamiento. Es la separación del
recuerdo y los sentimientos (afectos, odios). Ejemplo: Un gran amor es asesinado en un
incidente. Su pareja narra los detalles con una falta completa de emoción. •
Desplazamiento. Es la condición en la cual no solo el sentimiento conectado a una
persona o hecho en particular es separado. Además ese sentimiento se une a otra
persona o hecho. Ejemplo: El obrero de la fábrica tiene problemas con su supervisor
pero no puede desahogarlos en el tiempo. Entonces, al volver a casa y sin razón
aparente, discute con su mujer. • Racionalización. Es la sustitución de una razón
inaceptable por otra aceptable. Ejemplo: Un estudiante no afronta que no desea
estudiar para el examen. Así decide que uno debe relajarse para los exámenes, lo cual
justifica que se va al cine a ver una película cuando debería estar estudiando. Cuando
las técnicas de ajuste del comportamiento no bastan para equilibrar la realidad, y al
individuo (psiquis) le sobrepasa, el resultado es: • Estrés y respuestas neuróticas como
ansiedad y/o depresión, acompañadas frecuentemente por disfunciones biológicas. Por
ejemplo las del apetito o el sueño. • Estrés a las personas cercanas al individuo,
producido por el comportamiento voluble, errático o extraño del mismo. Por ejemplo
salidas de tono o conducta antisocial. Se pueden presentar trastornos de la
personalidad sin que el individuo presente ansiedad apenas o ninguna. • El resultado es
una combinación de las dos respuestas anteriores. De lo cual, las descompensaciones
producidas por su ambiente vital le crean estrés a él y a los que están a su alrededor.
Estas condiciones reciben el nombre de sicosis, "borderline psychoses" o "situación de
reacción aguda" dependiendo del estrés y la respuesta adaptativa. Curación y estudio de
la psique Bandera de la OMS La psiquiatría es la rama de la medicina que se especializa
en la prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de los trastornos
mentales. Frecuentemente confundida con la psicología (ver más abajo). Su objetivo es
el alivio del sufrimiento mental asociado con los trastornos de la salud mental. Según
diferentes modelos, su acción puede desarrollarse en un hospital (psiquiatría
hospitalaria), en la atención primaria (psiquiatría ambulatoria) o en la comunidad
(psiquiatría comunitaria). La psiquiatría suele adoptar un modelo médico para afrontar
los trastornos mentales, pero corrientemente considera tanto los factores biológicos
como psicológicos, socio/culturales y antropológicos. El tratamiento, por su parte,
adopta con frecuencia el uso de psicofármacos, pero también de psicoterapia de varios
tipos, que puede ser realizada por el mismo médico si es que tiene la formación
adecuada. La Psicología, es la ciencia que estudia la mente y la conducta o
comportamiento humano, con un amplio enfoque holístico.,6 la disciplina abarca todos
los aspectos de la experiencia humana, desde las funciones del cerebro hasta el
desarrollo de los niños, de como los seres humanos y los animales sienten, piensan y
aprenden para adaptarse al medio que les rodea. La psicología moderna se ha dedicado
a recoger hechos sobre la conducta y la experiencia, y a organizarlos sistemáticamente,
elaborando teorías para su comprensión. Estas teorías ayudan a conocer y explicar el
comportamiento de los seres humanos y en alguna ocasión incluso a predecir sus
acciones futuras, pudiendo intervenir sobre ellas. En el campo de la psicología, un
prejuicio cognitivo es una distorsión (distorsión cognitiva) en el modo en el que los
humanos, y redundando, la psique humana, percibimos la realidad. Alguno de estos
procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros están
siendo considerados como categorías generales de prejuicios. Ver artículo Lista de
prejuicios cognitivos. La mayor parte de los estudios psicológicos se realizan en seres
humanos. No obstante, es habitual el estudio del comportamiento de animales, tanto
como un tema de estudio en sí mismo (cognición animal, etología), como para
establecer medios de comparación entre especies (psicología comparativa), punto que a
menudo resulta controvertido. La psicología, además de ocuparse del ámbito clínico
puede hacerlo en otras áreas no ligadas al alivio del sufrimiento (deportiva,
organizacional, jurídica etc.). Es su formación médica lo que diferencia a un psiquiatra
de un psicólogo. El psiquiatra debe ser capaz de detectar condiciones médicas que
pueden estar afectando a veces de manera muy importante el funcionamiento psíquico
de un individuo, lo que implica la necesidad de practicar frecuentemente exámenes
físicos, o solicitar análisis de laboratorio o de imágenes, como cualquier otro médico.
Enfermedad mental La enfermedad mental es una alteración de los procesos cognitivos
y afectivos del desenvolvimiento considerado como normal con respecto al grupo social
de referencia del cual proviene el individuo. Esta alteración se manifiesta en trastornos
del razonamiento, del comportamiento, de la facultad de reconocer la realidad y de
adaptarse a las condiciones de la vida. Dependiendo del concepto de enfermedad que se
utilice, algunos autores consideran más adecuado utilizar en el campo de la salud
mental el término "trastorno mental" (que es el que utilizan los dos sistemas
clasificatorios de la psicopatología más importantes en la actualidad: la CIE-10 de la
Organización Mundial de la Salud y el DSM-IV-TR de la Asociación Psiquiátrica
Americana). Sobre todo en aquellos casos en los que la etiología biológica no está
claramente demostrada, como sucede en la mayoría de los trastornos mentales. El
concepto enfermedad mental aglutina un buen número de patologías de muy diversa
índole, por lo que es muy difícil de definir de una forma unitaria y hay que hablar de
cada enfermedad o trastorno de forma particular e incluso individualizada ya que cada
persona puede sufrirlas con síntomas algo diferentes. Demencia La Demencia es la
pérdida progresiva de las funciones cognitivas, debido a daños o desórdenes cerebrales
más allá de los atribuibles al envejecimiento normal. Puede afectar particularmente las
áreas de la memoria, la atención, y la resolución de problemas, aunque en los estudios
ulteriores puede notarse pérdida de orientación espacio-temporal o de identidad. La
demencia puede ser reversible o irreversible según el origen etiológico del desorden.
Trastorno de personalidad Los trastornos de personalidad son un conjunto de
perturbaciones o anormalidades que se dan en las dimensiones emocionales, afectivas,
motivacionales y de relación social de los individuos. A diferencia de la dimensión
cognitiva (percepciones, memoria, atención, inteligencia, creatividad, lenguaje), al
hablar de personalidad se les da preferencia a los procesos emotivos y tendenciales del
individuo, aunque los diferentes factores ejercen una influencia directa entre sí. Los
desajustes o trastornos son un producto de diferentes causas biológicas o
medioambientales y, aunque haya que hacer clasificaciones según ciertas categorías
comúnmente aceptadas, el diagnóstico debe hacerse de forma individual. Hay que tener
presente que la misma causa puede tener síndromes diferentes y un síndrome
determinado puede ser la manifestación de causas diversas, condicionada por la
constitución biológica y el medio familiar, escolar y social en el que el individuo se
encuentre. Los obstáculos que impiden que una personalidad se desarrolle eficazmente
se conocen con el nombre de frustración, y esta corresponde a las circunstancias que
determinan que una necesidad o motivo fracasen en ser satisfechos. El estado
emocional que acompaña a este hecho se denomina presión psicológica, tensión o
ansiedad. Conclusión El cerebro es nuestro órgano más misterioso: de él parten todas
las órdenes y las regulaciones del organismo, de las más simples a las más complejas de
las funciones psicológicas. El cerebro procesa la información sensorial, controla y
coordina el movimiento, el comportamiento y las funciones corporales homeostáticas,
como los latidos del corazón, la presión sanguínea, el balance de fluidos y la
temperatura corporal. La psique, al igual que el cerebro, está estructurada en distintos
grados de complejidad que se han construido por etapas, a través del desarrollo
ontogénico del hombre, cubriendo un amplio espectro, desde los centros analizadores
de las señales, (lóbulos temporales) provenientes de los órganos sensoriales, hasta
llegar a crearse las estructuras que posibilitan la existencia de pensamientos,
sentimientos, voliciones, etc., en los lóbulos frontales. El psiquismo humano está
íntimamente estructurado y conectado con la biología del cerebro, de la cual depende
para existir, pero no es una propiedad biológica, no puede reducirse a lo biológico,
porque es pasar por alto la transición de lo aprendido en las experiencias, estando ante
un nuevo tipo de estructuración. En los seres humanos, el psiquismo surge de lo
biológico con la mediación de la cultura social, otorgándole sentido factores como la
educación, y presión recibidas y las que sigue recibiendo el individuo por el medio
social y físico. Bibliografía • unificacionistas.wordpress.com/.../la-psiquis-humana/ •
es.wikipedia.org/wiki/Psique – • lapiedrafilosofal.bligoo.es/.../La-psiquis-humana-y-
su-relacion-con-la- intuicion-Parte-final.html -
Publicado por Unknown en 16:17
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con Twitte

Psiquismo Fetal
Enviado por Chiappello María Beatriz

 Introducción
 Psiquismo fetal
 Comentarios finales

 Referencias bibliográficas

INTRODUCCIÓN
Como docente integrante de la Cátedra de Psicología Evolutiva de las carreras que ofrece el
Dpto. de Ciencias de la educación, hace tiempo venía preguntándome ¿ qué sucede en la
vida intrauterina con lo psíquico? ¿hay psiquismo antes del nacimiento?. La psicología
evolutiva ¿no debe partir desde la concepción, planteando la existencia del psiquismo
embrionario–fetal?
Es así que motivada por el interés de aproximarme al conocimiento del Psiquismo fetal,
comencé a investigar la bibliografía psicoanalítica referente al mismo, encontrando que era
un tema poco investigado en profundidad y que salvo excepciones, los autores sitúan el
inicio de lo psíquico a partir del nacimiento.
Rescato dentro de la literatura psicoanalítica a nivel internacional, los desarrollos acerca de
la vida intrauterina realizados por Ferenczi; Fodor, R; Bion, W; actuales estudiosos de Bion
como Biancheri, E; Bronsteim, D; estadounidenses como Michael, Paul; Osterwell Ph D,
Erna; franceses como Soulé, Michel; This, Bernard; Bouchart, Anne.
Dentro de la escuela psicoanalítica argentina podría señalar como más relevantes, los
escritos de Rascovsky, A.; Pichon Riviére, E.; Chiozza, Luis.
Frente a la brevedad del presente trabajo, me limitaré a la investigación bibliográfica que
realicé sobre los autores argentinos citados, aunque Quiroga Ana; Fontana A. y quizás otros
también estudiaron esta temática.

PSIQUISMO FETAL
Según A. RASCOVSKY, para introducirse al estudio del psiquismo fetal se debe, primero,
aceptar y elaborar el trauma de nacimiento con su angustia concomitante. La dificultad
para superar la enorme angustia producida por el trauma de nacimiento, es la razón más
explicativa para comprender la resistencia y la amnesia frente al conocimiento de la
existencia de un psiquismo prenatal, que es una fase del desarrollo donde se dan las
primeras relaciones de objeto entre el yo y las protofantasías heredadas que coexisten en el
Ello.
Rascovsky admite la existencia de un yo y un Ello durante la vida fetal y afirma que entre
ambas instancias psíquicas se establece una intensa relación ya que hay una completa
permeabilidad entre ambas, y es esa permeabilidad la que permite el desarrollo del yo fetal.
Éste realiza una labor muy compleja que es la de construir su cuerpo reproduciendo las
representaciones existentes en el Ello (protofantasías heredadas filogenéticamente) y su
función esencial es la de establecer las primeras relaciones con las protofantasías
heredadas. Para poder llevar a cabo la tarea de crecer, el feto utiliza
los modelos correspondientes almacenados en el Ello y está totalmente dedicado a
reproducir en el Yo la herencia filogenética depositada en él.
La resistencia a aceptar la existencia de este psiquismo es tal, que se ha llegado a la
negación de las representaciones heredadas endopsíquicas, que son las que constituyen los
objetos propios del yo fetal y que están situadas en el Ello, éste "constituye el
primitivo ambiente del yo donde se desenvuelve la herencia". (Freud, 1923).
Para la comprensión del psiquismo fetal, se debe admitir –entonces– la existencia de
objetos internos prenatales heredados. El yo fetal está íntimamente conectado con esos
objetos arcaicos y atribuye a ellos las realizaciones que se producen en el transcurso de su
desarrollo evolutivo intrauterino. Durante el período embrionario–fetal hay inexistencia de
objetos externos reales, lo que permite que el yo fetal establezca relaciones con sus objetos
internos heredados, porque todo contacto con la realidad externa es llevado a cabo por la
madre mediante el suministro incondicional del cordón umbilical. El proceso de
integración del yo comenzaría en este período fetal a través de las identificaciones
primarias.
Es en lo post–natal (estadio oral–digestivo, según el autor), cuando el yo establece
definitivamente relaciones con los objetos externos. Cuando se interrumpe el suministro
continuo de alimento, oxígeno, etc. recibido a través del cordón umbilical, la frustración
provocada por dicha interrupción incrementa los instintos de muerte, siendo –además–
el motor que fuerza y obliga al yo a salir en búsqueda de esos suministros, en el mundo
externo. Éstos antes eran función de la madre, ya que ella respira, come, termorregula para
el feto permitiéndole así una intensa relación con los objetos innatos ideales.
Además, sostiene este autor que, para vencer la resistencia a aceptar la existencia de un yo
fetal, hay que actuar sobre la represión primaria que se establece en el nacimiento por lo
traumático de esa situación, generando un gran monto de ansiedad. Éste es el momento en
que dicha ansiedad alcanza la mayor intensidad desarrollada en el curso de la vida. Esta
represión primaria implica la represión de la visión interior primitiva de los objetos
internos heredados (objetos prenatales), que constituyen réplicas de objetos externos
arcaicos registrados filogenéticamente.
Sintetizando el yo prenatal:
Es esencialmente un órgano perceptor. Debe poseer un instrumento perceptor visual para
captar las representaciones internas.
Es permeable a los contenidos del Ello porque no se ha establecido aún la represión
primaria, y ese libre flujo entre Ello y yo es comparable al del suministro físico existente a
través del cordón umbilical. Así reproduce las imágenes del Ello y se convierte en su doble
(duplicación de los aspectos parciales del Ello).
Se desarrolla a expensas de su primitivo ambiente que es el Ello. Hasta que se organice se
siente en unidad con él y corresponde a una condición ideal, se constituye en un yo ideal; lo
que explicaría que en las fantasías de "retorno al útero", el sujeto busca adquirir
nuevamente ese "estado ideal de su yo".
Encuentra en el Ello sus patrones de identificación, o sea, su ideal del yo.
Está integrado por los objetos internos bidimensionales ideales.
Ese yo fetal, afirma Rascovsky, mantiene una unidad, coherencia e integridad hasta el
nacimiento; donde se desestructura con el impacto del trauma del nacimiento, que provoca
la disociación del yo. Una parte va en búsqueda de la realidad exterior y la otra, se integra al
ideal del yo con los aspectos sádicos, frustrantes y censores del Superyó.
Con la disociación que experimenta el yo para adaptarse a la realidad exterior (momento en
que el ideal del yo adquiere características sádicas del Superyó), se interrumpe la libre
conexión y la unidad con las fantasías inconscientes (Ello), donde predominan sentimientos
de omnipotencia e idealización.
ENRIQUE PICHON RIVIÈRE afirma la existencia de fijaciones prenatales en
la esquizofrenia y agrega a las dos primeras series complementarias de Freud, otra
relacionada con las experiencias en la vida intrauterina. Plantea que en la etiología de una
esquizofrenia intervienen los mismos factores que en las neurosis: esta causación –
considerada desde un punto de vista evolutivo– comprende las series complementarias
descritas por Freud y la agregada por él, relacionada con las experiencias que el feto sufre
como consecuencia de las vivencias de la madre.
La primera serie complementaria de Freud da como resultado lo que se llama componente
constitucional, ésta influida por la herencia, en un sentido genotípico, y también por lo
vivido durante el embarazo y en el momento del parto (congénito) a través de las
experiencias emocionales de la madre. Estos factores junto con las experiencias infantiles –
segunda serie complementaria– configura lo que en psicoanálisis se ha planteado como
disposición a la neurosis y que se expresa en determinadas fijaciones de la libido,
estancamiento desde el cual se desencadena la enfermedad. La tercera serie estaría
condicionada por dichos factores disposicionales y la actual situación desencadenante (que
pueden ser factores internos o externos, por ejemplo, frustraciones).
Esa situación de estancamiento si se produce, por ejemplo, en el plano genital desencadena
la regresión a etapas previas del desarrollo de la libido, desde donde las enfermedades se
configuran. Esa regresión reactiva toda la vida sexual infantil y éste es el material latente
que se encuentra en todos los síntomas neuróticos y psicóticos.
El autor señala que en la génesis de las neurosis y psicosis nos encontramos con una
policausalidad y que en ese proceso dinámico y configuracional interviene en primer
término el factor constitucional, en el cual distingue:
a) elementos hereditarios, lo genotípico; y
b) lo fenotípico, aquellos elementos resultantes del contexto social que se manifiestan en un
código biológico.
Es decir que para P. Riviére, el feto sufre la influencia del medio social, aún cuando se cree
que no es así por el resguardo que brinda lo intrauterino, y lo recibe a través de las
modificaciones del medio materno que impactan y pueden alterar el desarrollo prenatal.
Señala como perturbadoras la relación de los padres, presencia o ausencia del
padre, conflictos del grupo familiar, vicisitudes de orden económico, etc. Todo esto causa
un monto de ansiedad en la madre que se traducen, en el feto, en alteraciones metabólicas,
sanguíneas, etc. "Así lo fenotípico y lo genotípico se articulan en la vida intrauterina para la
estructuración del factor constitucional". (Pichon Rivière, 1980).
Además el autor introduce una nueva noción acerca de cómo el niño concibe e integra su
esquema corporal posnatal. Esas integraciones se hacen alrededor de un eje pre–natal ya
estructurado que se denomina protoesquema corporal, concepto con el que explica que el
ser en gestación va adquiriendo una muy primitiva organización de sus sensaciones, ya que
hay registro de movimientos internos, viscerales (interoceptivos), musculares
(propioceptivos), táctiles (la piel está sometida permanentemente a estímulos por el
contacto con el líquido amniótico y las paredes uterinas). Este protoesquema corporal sería
el nivel de organización alcanzado antes del nacimiento y debemos, también, preguntarnos
sobre el nivel de organización yoica alcanzado. Este ser prenatal, tiene como único
instrumento de registro a su propio cuerpo y su organización yoica tiene en este período un
predominio corporal lo que nos permite afirmar que en el ser humano "lo corporal, implica
psiquismo"
Postula, además, que todas las enfermedades parten de una situación básica
de estructura melancólica, a la que denomina protodepresión y que surge de la sensación de
pérdida que el niño vivencia al abandonar el útero materno.
LUIS CHIOZZA: este autor realizó un planteo particular acerca del psiquismo fetal, al
postular una etapa de desarrollo prenatal, en donde el psiquismo adquiere las cualidades de
lo libido emanada del funcionamiento hepático durante el período fetal ya que "añade" a la
concepción freudiana del aparato psíquico una etapa previa a la oral, prenatal con su
correspondiente punto de fijación : el hepático. Según este planteo durante la vida fetal, el
nuevo ser, evoluciona acorde a un plano que le es transmitido por el código genético y para
llevarlo a cabo, debe rellenar dicho plano con las substancias que le llegan de la Madre, y es
el hígado el encargado de convertir esas substancias ajenas en propias (materializarlas),
tarea que va a cumplir a lo largo de toda la vida; pero es en lo prenatal donde éste órgano
adquiere primacía, por el volumen que alcanza en el feto en las primeras épocas de
gestación.
Describe impulsos libidinosos y fantasías específicas de "lo hepático" que afirma la
existencia del hígado como zona erógena pre–oral, alrededor de la cuál se organiza el
psiquismo–prenatal. Por esto y siguiendo la línea de pensamiento de Freud, es que podría
hablarse de regresión y fijación hepática, también de fantasías hepáticas (como se habla de
fantasías orales y anales) que estarían vinculadas psíquicamente a la función propia del
hígado de poder materializar ese plano recibido.
Todo lleva a suponer que en un determinado nivel de desarrollo, el psiquismo adquiere un
predominio de fantasías que pueden ser simbolizadas por el funcionamiento hepático.
Hablar de primacía hepática equivale a hablar, de acuerdo con el concepto de Freud, de
organización de la libido alrededor del funcionamiento de dicho órgano.
Sostiene que, así como Freud diferencia una etapa oral primaria vinculada a la succión y
una secundaria relacionada a la dentición, existiría una etapa evolutiva previa a la
mencionada que se centra en la primacía hepática, nivel en que cabría diferenciar dos fases:
primaria, asociado a la función hepato–glandular; secundaria, correspondiente a lo
hepato–biliar.
El primer período regido por el primado de la zona erógena hepatoglandular (vinculado a la
asimilación de lo ajeno), se caracteriza por el proceso de identificación, mediante el cual el
yo se configura a imagen del Ello. Ayudan a definir al yo fetal, representaciones propias de
la fisiología: el feto no tiene respiración pulmonar ni se alimenta por boca, ya que esto lo
hace a través de la placenta, a través del cordón umbilical. Siguiendo los postulados de
Chiozza se conciben los procesos propios del yo fetal centrados en torno a la función
hepática, y encontramos en él todas las capacidades genéticas y sus posibles desarrollos.
Los contenidos de este yo, por ser inconscientes, sólo podemos conocerlos por sus
manifestaciones indirectas, por ejemplo, el letargo, las psicosis y las enfermedades llamadas
somáticas.
En este proceso es posible imaginar en el yo embrionario–fetal dos polos: Uno es receptor
de estímulos y a través de él se introyecta el modelo a copiar. Como lo visual se adecua para
representar el proceso de copiado de modelos y los estímulos introyectados son ideales, a
este polo del yo fetal, Chiozza lo llama visual–ideal, porque en la medida en que éste no
puede materializar el cúmulo de estímulos recibidos del Ello, hace que éste polo devenga en
una primera forma del Superyó "portador de los ideales". El otro es el polo por el que se
incorpora el alimento, la sustancia material necesaria para darle cuerpo al modelo visual.
Como el hígado es el que recepta los suministros maternos, cabe llamar a este polo
hepático–material y representa al yo en su tarea de alcanzar los ideales.
Las fantasías propias de este período están asociadas al modo de funcionamiento hepático
glandular y es, en esta etapa, donde la relación biológica madre–feto–en el decir de
Chiozza– nos presta representaciones para describir fantasías de suministro constante, de
absorción permanente como sucede en el intercambio intrauterino.
El período evolutivo centrado en torno a la primacía hepatobiliar (encargado de;
desmenuzamiento de lo ingerido a fin de facilitar su digestión), es posterior. Se ponen en
acción impulsos agresivos–destructivos, necesarios para la destrucción o degradación de los
estímulos para que puedan ser asimilados. Considerando estos procesos como una fuente
erógena específica, fue posible establecer que el afecto envidia (a la que vulgarmente se le
asigna cualidades de amarga y venenosa) está estrechamente vinculado con esta zona
hepática–biliar. Según sea el grado de efectividad de los impulsos agresivos hepatobiliares,
se puede diferenciar este afecto envidia (considerada como una fantasía hepática), como:
Una acción adecuada y eficaz del yo para destruir los estímulos y así poder incorporarlos;
Una defensa para poder destruir aquellos estímulos que son inmanejables para el yo; o
Coartada en su fin, lo que estaría implicando un estancamiento de la "libido biliar" que
llamaremos fijación y lo que daría lugar a una variada patología (por ejemplo, hepatitis,
cálculos vesiculares, etc.).
Así el aparato psíquico, como lo concibe Chiozza esta estructurado en torno a una única
función : materializar ideas. Tópicamente hablando, estas ideas son en principio ajenas al
yo, es decir, son no yo y deben hacerlas propias a través de la identificación, lo que implica
hacer un "duelo", primario en este caso, el cuál es inevitable ante toda identificación, ya que
hay aspectos del ideal que no pueden materializarse, como hay aspectos del yo que se
pierden al producirse la materialización (identificación). Tanto los estímulos perturbadores
del mundo externo, como las formas ideales contenidas en el Ello son tramitadas del mismo
modo : como exigencias ideales.
Sostiene el autor que las tres maneras de materializar los contenidos del Ello son :
crecimiento corporal, procreación y sublimación, alcanzando primacía cada uno de ellos en
los diferentes momentos evolutivos.
Resumiendo: el autor sostiene que perturbaciones producidas en el estadio de desarrollo
correspondiente al período intrauterino, cuya zona erógena es el hígado, determinan una
fijación hepática. Frente a una frustración actual, que se experimenta por la incapacidad del
yo para concretar los proyectosideales, se pone en marcha la regresión a un punto de
fijación hepático, reactivándolo; ya que la función del hígado se arroga la representación
simbólica de la capacidad de materializar lo que constituye la primera condición necesaria
para desarrollar una alteración de esta zona. Estos trastornos patológicos son consecuencia
de fijaciones a los niveles yoicos prenatales. La frustración del deseo, el no poder
materializar los proyectos, es sentido por el sujeto como angustiante y frente a esto surgen
defensas del yo (a la vez síntomas), como el aburrimiento, asco, fastidio, náuseas y otros
más complejos.

COMENTARIOS FINALES
Por el interés en estudiar el Psiquismo fetal y su influencia en la evolución de
la persona surgió este trabajo. Llamó mi atención como este tema parece haber sufrido un
proceso de olvido dentro de la literatura psicoanalítica.
Salvo excepciones, un buen porcentaje de autores psicoanalíticos consideran el inicio de lo
psíquico a partir del nacimiento, negando la existencia de un psiquismo embrionario–fetal.,
impidiendo ver que, desde el momento de la concepción, este nuevo ser tiene psiquismo. Ya
Freud sostenía que las células tienen psiquismo.
Actualmente las opiniones son cada vez más coincidentes en afirmar la presencia de lo
psíquico en el estado prenatal, desde las diferentes investigaciones en el terreno de la
genética, la biología, donde demuestran que el feto tiene todos sus sentidos funcionando
mucho antes del nacimiento, como desde el psicoanálisis, en que investigadores como los
citados aquí, han contribuido al conocimiento de la vida fetal, analizándola como un estadio
inicial del desarrollo del ser humano.
Las controversias, en este momento, se dan en torno a la amplitud y extensión de este
criterio y la tendencia a acercarse a lo que Gesell llamó "el punto cero de la Ontogénesis".
La influencia de la experiencia intrauterina es de fundamental importancia para el
desarrollo mental y emocional del individuo.
Los primeros autores citados, se fueron aproximando a concebir la presencia de vida
psíquica prenatal, pero es Chiozza, a mi entender, quien realiza un desarrollo más profundo
e integrador del tema. Formula una "nueva hipótesis sobre el psiquismo fetal", aportando
con su teoría una visión realmente integradora del hombre como ser bio–psico–social, pues
le otorga significado a lo biológico, ampliando la mirada psicoanalítica.
Es de destacar sus aportes, en cuanto es una nueva epistemología ya que supera el dualismo
psique–soma al considerar el cuerpo como símbolo, con un lenguaje propio que hay que
descifrar, y al sostener que la experiencia intrauterina no es el "paraíso" como sostiene
Rascovsky. Por largo tiempo se pensó que el feto permanecía en el vientre materno en un
estado de felicidad, pero esta percepción de que el feto es pasivo y que el útero es un lugar
silencioso y aislado, ya no puede sostenerse.
El surgimiento de nuevas técnicas de investigación, permitieron observar que mucho antes
de nacer, el feto puede oír, tragar, responder a la presión y tacto, reaccionar ante estímulos
dolorosos, etc. Además el cordón umbilical, la placenta y el líquido amniótico, son
compañeros estables del feto y depende de ellos ; alteraciones de algunos de ellos, producen
cambios en la experiencia intrauterina, ya que puede que exista una placenta defectiva que
no haya brindado una función protectiva y estable, o si el cordón umbilical se enreda
alrededor del cuello del feto, podemos suponer que éste sufrirá angustia, ya que habría
cambios en el nivel de oxigenación.
Chiozza al considerar la existencia de un psiquismo fetal, sostiene que existen fijaciones
prenatales, originadas en situaciones traumáticas embrionario–fetales. Del mismo modo
que, encontramos fijaciones orales, anales, etc... en las etapas de evolución de la libido
propuestas por Freud, hay fijaciones en cada eslabón del desarrollo fetal configurando esto,
disposiciones inconscientes a las que el yo recurrirá frente a ciertas situaciones
desencadenantes, lo que permite plantear la constitución del aparato psíquico desde el
momento mismo de la concepción.
La existencia de un psiquismo fetal, implica pensar en la organización de lo libido y la
estructuración del psiquismo en una etapa anterior a la post–natal, etapa evolutiva donde
se realiza la actividad organogenética, donde se producen situaciones traumáticas que
originan puntos de fijación a los que se regresaría en toda enfermedad somática.
Este autor propone una mirada diferente de los trastornos corporales : la psíquica (o de los
significados) interpretando el lenguaje implícito, y descubriendo el conflicto inconsciente
oculto en ellos.
El hombre lleva oculto en su cuerpo una historia, que encierra dramas, que a veces puede
enfrentarlos, pero cuando no puede soportarlos, los desaloja de
la conciencia reprimiéndolos. Pero lo reprimido suele retornar y elige para expresarse
diferentes maneras. Chiozza sostiene que hay tres maneras de enfermar : neurótica,
psicótica y orgánica e investigando esta última dice que a través de trastornos corporales se
expresan conflictos inconscientes que no se han tramitado por otras vías y son la
manifestación actual de una conflictiva latente.
Cuando una persona habla de su cuerpo o de sus alteraciones, habla de representaciones y
que al igual que los sueños, dibujos y el juego, hay que interpretarlos como símbolos que
tienen un sentido, ya que el cuerpo tiene un lenguaje que posee un significado y por lo tanto
es psicológico.
Chiozza con su teoría nos ayuda a comprender el significado de las enfermedades orgánicas
en todos los momentos evolutivos y a preguntarnos ¿por qué enfermamos ? ¿por qué aquí y
ahora ? ¿qué drama permanece oculto ?.
"Es mucho más razonable suponer que el feto, o incluso el embrión, tienen una mente que
quizás algún día sea descripta como altamente inteligente". (Bateson, G. 1979).

Nota
*Publicado originalmente en Revista Contextos (www.unrc.edu.ar)

Referencias bibliográficas
 Abuchaen, J. 1981 Vicisitudes del Psiquismo Temprano. Edit. de Belgrano. Buenos
Aires.
 Chiozza, Luis 1989 Psicoanálisis de los trastornos hepáticos. Edic. del C.I.M.P. Buenos
Aires.
 Chiozza, Luis 1978 Ideas para una concepción psicoanalítica del cáncer. El contenido
latente del horror al incesto y su relación con el cáncer. Ed. Paidós. Buenos Aires.
 Chiozza, Luis. 1996 CD Rom. Obras Completas. Buenos Aires.
 Encuentro Rioplatense 1992 Psicoanálisis de los trastornos orgánicos.
Montevideo. Uruguay.
 Grus, Ricardo y Otros 1992 Acerca del psiquismo fetal. Centro de Consulta Médica
Weizsaecker. Buenos Aires.
 Pichon Riviére, Enrique 1980 La psiquiatría, una nueva problemática. Edic. Nueva
Visión. Buenos Aires.
 Pichon Riviére, Enrique 1950 Esquema Corporal. Edit. Galerna. Buenos Aires.
 Rascovsky, Arnaldo y Cols. 1977 El psiquismo fetal. Ed. Paidós. Buenos Aires.

Chiappello María Beatriz

La estructuración psíquica en la
infancia temprana: Acerca de la
plasticidad psíquica.
Artículo | Neuropsiquiatria | 06/02/2014
 Autor(es): M. Alejandra Cosentino.

RESUMEN

Introducción
El trabajo terapéutico con niños tiene la particularidad de enfrentarnos con un
sujeto que está haciéndose, con un psiquismo que se va complejizando, con un
cuerpo que crece y un ser que cambia. El interjuego entre los requerimientos
subjetivos que acompañan al desarrollo, por una lado, y la conformación del
aparato psíquico por otro lado; se traduce a partir de logros, fracasos, conquistas,
renuncias, dificultades, y hasta detenciones en este movimiento sin pausa que es
crecer, que es la vida. Como punto de partida tenemos al hombre como una
unidad bio-psico-socio-cognitiva, “ en la que su funcionamiento neurobiótico, su
estructura psíquica y su organización sociocognitiva se mueven dialécticamente,
conformándolo y dándole un sentido y una significación” [ ]

El proceso de estructuración psíquica o constitución psíquica es un trabajo de


construcción a través del cual el ser humano se convierte en sujeto singular, único
e irrepetible con un aparato psíquico propio que lo determina en su ser.

Es condición “ sine qua non” de este proceso la relación al otro, otro materno y
paterno cuyas funciones serán de vital importancia para la transformación del
recién nacido o cachorro humano en un sujeto psíquico. Asimismo, es necesario
no sólo un sistema nervioso que responda a los estímulos que vengan del medio
sino también una función materna que sostenga un vínculo, y que permita que el
niño se desarrolle.

Ya Bruner sostenía, apoyado indudablemente en los invaluables aportes de la


teoría Vigotskyana sobre el desarrollo mental que “ la principal herramienta que
tiene el bebé para lograr sus fines es otro ser humano familiar” [ ]

En la obra de referencia el autor plantea que la interacción social podría ser una
función de la inmadurez que caracteriza a la especie humana en tanto desamparo
y desvalimiento durante los primeros años de vida lo que lo lleva a postular
algunas “ facultades originales” del niño. Entre estas facultades se encuentra
aquella que describe gran parte de la actividad del niño durante el primer año y
medio de vida como extraordinariamente social y comunicativa.
Desembocamos nuevamente en la importancia del vínculo del niño con el otro, con
la madre.

No podemos olvidar los valiosos aportes a una teoría de la constitución psíquica


que elaboró R. Spitz[ ] acerca del primer año de vida del niño, quien clínicamente
demostró cómo el crecimiento y el desarrollo tanto somático como psicológico de
la personalidad del infante dependen esencialmente del intercambio emocional
entre las madres y sus criaturas llegando a considerar las consecuencias
psicopatológicas que ocasionan las perturbaciones en esos intercambios.

La mayoría de los enfoques sobre los primeros tiempos de la vida del infante
acentúan la díada madre-niño, sin embargo, considero como ineludible y
fundamental el aporte de la función paterna al proceso de estructuración subjetiva
en tanto organiza y regula dicho proceso. Toda existencia humana implica
necesariamente que el hombre está inmerso en un universo simbólico que lo
condiciona. Este orden simbólico se basa en el lenguaje y las relaciones socio-
familiares. Lo simbólico organiza relaciones, el lenguaje. “ La función paterna
asegura la transmisión del conocimiento y la estructuración psíquica en un
interjuego dialéctico.” [ ]

El presente trabajo tratará de aportar a través de una experiencia clínica cómo la


estructuración psíquica en la primera infancia se apoya necesariamente en el
desarrollo de las funciones neurobióticas, en la organización de procesos mentales
y en las relaciones sociales de modo interdependiente e integral.

Para ello se presentará una síntesis del proceso de psicodiagnóstico de un niño de


5 años y 8 meses con diagnóstico de Trastorno severo del desarrollo y se
postulará que la variación del cociente de desarrollo -obtenido a través de la
administración del Cuestionario de Maduración Neuropsicológica Infantil[ ]- ha sido
el efecto de un tratamiento terapéutico basado en intervenciones estructurantes
que permitieron relanzar el proceso de constitución psíquica. La síntesis del
proceso de psicodiagnóstico en este niño fue hecha sobre la base de la
conceptualización de un psiquismo infantil que se está construyendo y cuyo
enfoque permitió acotar un cuadro posible para explicar y comprender el
padecimiento de este niño y direccionar un tratamiento apoyado en intervenciones
estructurantes[ ] .

Relación entre plasticidad neuronal y plasticidad psíquica


Para comprender el proceso de estructuración psíquica es necesario desarrollar
tanto la noción de intervenciones estructurantes como la de plasticidad psíquica,
con la pretensión de que quede demostrado todo lo solidarias que son las
nociones de plasticidad neuronal y plasticidad psíquica. Ambas capacidades se
despliegan al mismo tiempo a partir de un organizador principal que funciona como
bisagra: la estructuración psíquica.

Se parte de la integración bio-psico-socio-cognitiva del ser humano y de la premisa


de que el niño es un ser en pleno proceso de estructuración. Del mismo modo que
la plasticidad neuronal deteterminaría la singularidad de cada sistema nervioso
humano, se propone la noción de plasticidad psíquica, como aquella característica
inherente a los procesos de constitución subjetiva que implica organización,
reorganización y cambios destacando la importancia de las intervenciones
tempranas. El término plasticidad cerebral o neuronal expresa la capacidad
adaptativa del sistema nervioso para minimizar los efectos de las lesiones a través
de modificar su propia organización estructural y funcional.[ ]

Siguiendo esta definición postulo la plasticidad psíquica como la capacidad


adaptativa del aparato psíquico para minimizar los efectos de las dificultades
tempranas de la constitución subjetiva a través de modificar su propia
organización. En el marco del proceso de estructuración subjetiva el término
“ daño psíquico” se referiría a todas aquellas dificultades, alteraciones o
desviaciones a la que quede expuesto dicho proceso provocando una detención en
el desarrollo y la consecuente perturbación en el despliegue de la personalidad del
infante.

En este sentido, podemos hallar en la bibliografía referida al tema de la plasticidad


neuronal el término trauma (al sistema nervioso central) tan querido al campo
psicológico. Inclusive la Organización Mundial de la Salud (1982) en su definición
del término neuroplasticidad alude a la capacidad de regeneración celular del
sistema nervioso después de estar sujeto a influencias patológicas ambientales o
del desarrollo, incluyendo traumatismos y enfermedades permitiendo así una
respuesta adaptativa a la demanda funcional.

Aunque la mayoría de los fenómenos de plasticidad han sido estudiados ante una
lesión o daño del sistema nervioso, ésta también se refiere a la capacidad de
maduración y estructuración que posee el sistema nervioso central en su
desarrollo normal.

Del mismo modo que se admite la posibilidad de que existan varios tipos de
plasticidad neuronal teniendo en cuenta factores fundamentales como la edad de
los pacientes, la patología y los sistemas afectados podríamos considerar que la
plasticidad psíquica variaría en función de la edad cronológica y el tipo de
estructuración psicológica (neurosis – psicosis, por ejemplo) Si bien no puede
realizarse una correspondencia tan especializada como la que tiene lugar desde la
neurología, podríamos hablar de:

Queda por desarrollar en un trabajo posterior las modalidades y características


específicas que toma la plasticidad en cada etapa.

Por ejemplo, en el adulto definido como un sujeto con aparato psíquico, recursos e
historia ya constituidos; la plasticidad psíquica podría referirse a la modificación u
reorganización de su posición subjetiva a partir de la resignificación de su historia
(establecimiento de nuevas huellas mnémicas, retranscripción de los recorridos
mnésicos ya existentes, llenado de lagunas mnésicas biográficas, etc).

Por otra parte, también quedaría por situar que el grado de incidencia de la
plasticidad psíquica depende de muchos factores, aunque a manera de simple
enumeración se podrían listar:

- Edad

- Tipo de vínculo con el otro

- Presencia o ausencia de signos de alerta psíquico

- Limitaciones de orden biótico (genéticas, metabólicas, endocrinas,


enfermedades, etc.)

R. Spitz ya había postulado un concepto similar al de plasticidad psíquica en su


libro El primer año de vida. Allí, podemos ver que el capítulo VI se titula “ La
plasticidad de la psique infantil” donde plantea su concepción acerca de que el
primer año de vida es el período más plástico del desarrollo humano y considera
que la maduración inicial del bebé es una de las causas de la plasticidad de la
psique infantil.

Términos como etapas, consecuencias específicas y fases o períodos críticos


aparecen regularmente en los abordajes de la temática de la plasticidad. Para
Spitz el desequilibrio entre el desarrollo, y la maduración es favorecido
grandemente por la plasticidad de la psique infantil. Recordemos que para el autor
la noción de desarrollo se refiere al resultado de los intercambios entre el
organismo, de una parte, y el medio interno y externo, de la otra; y la noción de
maduración implica el despliegue de las funciones de la especie, innatas en las
etapas posteriores de la vida.

Ahora, es de suma importancia señalar cuál es el organizador fundamental de


proceso de subjetivación en torno al cual tienen lugar los fenómenos de
plasticidad, entre otros. Para ello revisemos algunas acepciones del término
organizador.

Para las Ciencias Sociales el concepto alude a un aspecto, hecho o conjunto de


hechos que operan como un polo de atracción y provocan la ordenación de
relaciones y acciones dentro de una pauta en la que adquieren sentido.

( ) La embriología, habla del organizador como de un coordinador para un eje


determinado del desarrollo, es como un centro que irradia su influencia y, en ese
sentido, establece un antes y un después de la aparición del organizador.

Las investigaciones de Spitz lo llevaron a postular la existencia de períodos críticos


durante los cuales se integran corrientes de desarrollo y procesos de maduración
reestructurando el sistema psíquico en un nivel de complejidad superior.

Un “ organizador” de la psique es el resultado del proceso de integración. Según


este autor, el establecimiento de un organizador en el nivel apropiado indica la
posibilidad de proseguir el desarrollo en la dirección del organizador siguiente.
Quisiera ahora postular que el organizador fundamental del proceso de
subjetivación es el otro, se encarna en el otro semejante, regularmente la madre, el
padre o cualquier otro ser humano que se avenga a una relación particularmente
significativa para el infante. “ El sujeto humano deseante se constituye en torno a
un centro que es el otro en tanto le brinda su unidad.” [ ]

Ya el célebre médico vienés Sigmund Freud había postulado que la mediación del
otro (Nebenmensch)[ ] es indispensable para asegurar una identidad de
percepción o renovar la experiencia de satisfacción; porque este otro le atribuye al
grito proferido por el bebé un efecto estructurante al convertirlo en demanda, es
decir, pasa a tener significado por ejemplo: mi bebé tiene hambre, tiene sueño,
está cansado me pide dormir.

Y si bien cuando de aprendizaje se trata lo biótico es el punto de partida (Risueño


A. 1995) y sin él es imposible comenzar a hablar de algún tipo de comportamiento;
el desarrollo, la maduración y el aprendizaje inclusive; solo se dan en la medida
que hay otro que lo instale y lo habilite (al niño) en este mundo, y que le permita
dicho desarrollo [ ].

La importancia de la intervención temprana


Dado que los procesos psicológicos se hallan directamente implicados en la
construcción del conocimiento (aprendizaje) se postula la ineludible importancia de
la evaluación psicodiagnóstica de niños que presenten signos de alerta o
trastornos severos en la primera infancia advirtiendo que tanto la falta de detección
de estas dificultades como la implementación de abordajes que no conciban la
importancia de la constitución del aparato psíquico en la infancia podrían conducir
a falsas orientaciones o indicaciones.

Sabemos que las teorías que el investigador sostiene determinan su forma del ver
el mundo, la realidad se observa desde allí y queda recortado aquello que en algún
sentido ya fue representado en la mente del científico. Del mismo modo el marco
teórico del profesional psicólogo determina aquello que se observará, siendo esta
mirada clínica de alta significación en el proceso de psicodiagnóstico.

Podríamos dividir la tarea de diagnosticar en dos polos diferentes: un polo estaría


representado por los diagnósticos descriptivos que parten de la presentación
fenomenológica, lo que aparece, lo que se ve, captan lo que se da en la superficie;
toman todos estos datos, y buscan transformarlos en signos y obtener alguna
correlación con descripciones de cuadros gnosográficos haciendo una
equivalencia entre lo observado y lo válidamente caracterizado dentro de la
psicopatología. No hallaríamos aquí una apreciación dinámica de los síntomas, no
habría una consideración histórica y/o biográfica, y por sobre todo se concluiría
con un diagnóstico que obra como respuesta, cierre, resultado. El otro polo estaría
animado por una postura que privilegia, además de lo observable, lo manifiesto y
todos los datos posibles, una apreciación dinámica y profunda del padecimiento
del niño buscando delinear la estructura que subyace a dicha presentación. Un
enfoque así sostendría que la motivación fundamental hay que buscarla en el
entrecruzamiento de diferentes discursos (de los padres, del niño o niña, de la
escuela, de la genealogía, de otros especialistas que hayan observado al niño),
sumado a una apreciación clínica abierta que considere la diversidad y
transitoriedad de los cuadros psicopatológicos en la infancia.
Es en este sentido que un diagnóstico hecho basándose en una u otra orientación
tendrá consecuencias realmente diferentes en lo que se refiere al tratamiento
psicoterapéutico.

Presentación del caso


A continuación expondré sucintamente el psicodiagnóstico de un niño de cinco
años ocho meses, en adelante L, diagnóstico que fue elaborado teniendo en
cuenta un enfoque estructural y una concepción del psiquismo infantil en vías de
constitución.

Los padres de L consultan por una serie de comportamientos de su hijo que les
preocupa: en el área de la conducta social-grupal, donde comentan problemas de
exclusividad en el comportamiento de Ezequiel, conductas para llamar la atención,
reacciones de baja tolerancia a la frustración (tipo berrinche), en el área personal:
no acata las consignas, se autoagrede, ideas o preocupaciones obsesivas (por
ejemplo: la lluvia, el viento, los árboles). Existían, además, trastornos del sueño del
tipo sueño interrumpido y ritualización del acto de dormir y maniobras trabajosas
referidas a la alimentación. En la entrevista los padres aportan información referida
al examinado en otras especialidades, a saber: pediatría, psicopedagogía,
fonoaudiología, neurología y genética médica.

En líneas generales el enfoque diagnóstico de las distintas especialidades puede


resumirse en un cuadro de retraso madurativo con las siguientes características:
microcefalia, trastornos del lenguaje, dificultades en la motricidad fina,
comportamiento regresivo y aniñado y dificultades de interacción El examinado se
presenta callado, poco expresivo, retraído. Su lenguaje articulado es difícil de
entender tanto por las dificultades fonológicas como por el uso de palabras cuya
significación sólo él sabe. Su actitud dentro del consultorio fue ambivalente y
desorganizada. Su atención es captada primeramente por objetos inanimados
(artefactos de gas, agujeros del caño de gas etc.). Comenta juegos solitarios que
realiza “ sin sentido” aparente o con un sentido motivado solo por él y para él.

Las fuerzas climáticas (viento y lluvia, a veces granizo) constituyen el polo


significativo de sus juegos y de su vida diaria. El despliegue dramático del juego
gira siempre en torno a la presencia de la lluvia y el viento. La ambivalencia y
labilidad afectiva se hizo notoria en la actividad lúdica. Por otro lado, desde el área
del pensamiento se observa que el examinado tiene sus ideas pero no las puede
comunicar, bien porque no encuentra la palabra adecuada o porque pierde el hilo
principal de lo que estaba pensando.

<u>-Hora de Juego Diagnóstica:</u> A través de la hora de juego diagnóstica se


observó un funcionamiento yoico deficitario y estereotipado. En el despliegue
lúdico siempre hay un guión: “ ayúdenme” . El peligro o amenaza son las fuerzas
de la naturaleza (lluvia, viento, granizo) y nada hay para detener el desastre que
causan.

Probablemente su propia organización anímica esté en peligro ya sea porque no


puede organizarse o porque puede perder su precario equilibrio. Impresiona con
dificultades para animar y humanizar los personajes. Cuando habla aparecen
pausas y a veces se queda perplejo pensando. Se observan también
comportamientos motores de tipo autista, desánimo y desinterés (antes de entrar
al consultorio), pasividad y falta de iniciativa.
<u>-Test de la familia:</u> El análisis del Test de la familia señala distorsión en la
dinámica familiar. Las figuras maternas se duplican (tal vez alguien más además
de la madre cumpla la función materna). Su autorretrato es extremadamente pobre
(sólo una pequeña cabeza con un palito o hilo como cuerpo y sin extremidades).
La falta de unificación corporal (imagen corporal y por ende yoica) de sí mismo se
traspasa también a la falta de unidad familiar, pues incluye dentro de su familia a
un médico, la tía, y la nona (éstas últimas dos no graficadas sino verbalizadas).

<u>-Diagnóstico y sugerencias terapéuticas:</u> Tendiendo en cuenta la edad


cronológica, la historia de vida del examinado, la anamnesis y la etapa de la vida
emocional que está transitando aprecio atinado situar la evaluación psicológica
desde el punto de vista de una desorganización de la personalidad, con un
funcionamiento subjetivo precario y alteraciones de la interacción social, anomalías
de la comunicación y la presencia de comportamientos, intereses y actividades
estereotipados. Según el DSM IV estaríamos frente a un Trastorno Generalizado
del desarrollo no especificado.
A fin de aprovechar el carácter evolutivo de la constitución infantil se apostó a que
una repuesta positiva al tratamiento psicoterapéutico favorezca la constitución
psíquico-anímica del examinado en el sentido de una organización basada en lo
neurobiótico, lo psíquico y lo sociocognitivo.

Hasta aquí he reseñado una breve síntesis del proceso de psicodiagnóstico


aplicado al niño. Habitualmente frente a trastornos severos en la estructuración
subjetiva trato de armar las coordenadas de la posición subjetiva de ese niño, esto
es determinar qué lugar ocupa ese niño en el otro parental, familiar y genealógico.
Citando a B. Janin: (...) “ podemos hablar de una transmisión que se da a través
de las generaciones, que hace que lo no tramitado de lo antepasados retorne
desde el niño” [ ].

El paciente es concebido y nace en medio del duelo por el abuelo paterno, a tal
punto que los padres de L comentan mientras se quejan, que deberían haberlo
tenido antes. L es el primer nieto de la familia que es ofrecido a un abuelo muerto
porque no nació antes. Además, este niño cargará con la falta de realización de la
maternidad en la tía paterna, ese doble de mamá que, además, se posesiona
como tal dirigiendo a estos padres retrasados en cuanto a satisfacer el deseo de
ese padre muerto.

Recordemos la importancia primordial de la madre quien hablándole, es decir, a


través del lenguaje permite en el hijo la relación con él mismo y con el mundo, la
creación de sentido humano, el narcisismo fundamental y las imágenes corporales,
entre otras operaciones fundantes del sujeto humano.

Las primeras entrevistas mostraban un niño apagado, vacío, que esperaba sin
esperar, pues parecía fuera del tiempo.

Durante las entrevistas y a partir del juego que L desplegaba, mi apreciación


diagnóstica oscilaba entre un cuadro de autismo o de funcionamiento autista a una
psicosis.

Sin embargo, habitualmente no cierro diagnósticos etiquetando a pequeños que se


juegan un destino escolar, psiquiátrico o neurológico y prefiero apostar siempre a
la plasticidad psíquica, noción que extrapolo del concepto de plasticidad neuronal
al campo de la psicología.

Si bien L presentaba algunos indicadores de alerta psíquico desde el primer año


de vida, a saber:

- escasa a nula interacción con los padres

- conexión extravagante y estereotipada con el mundo circundante (solo a través


de los fenómenos climáticos y los árboles)

- desánimo, tristeza

- contracto tipo “ robot”

- ausencia de juegos dramáticos

- lenguaje confuso

- actos estereotipados;

la ausencia de otros indicadores, su escolaridad y las posibilidades de trabajar


terapéuticamente con estos padres, hicieron que evaluara el diagnóstico desde el
punto de vista de una desorganización general de la personalidad y que apueste a
una dirección del tratamiento que motorice la estructuración. “ Ser el disparador de
un armado: de la represión primaria de la diferenciación intersistémica, del registro
y la expresión de afectos, de la ligazón como freno a la pura descarga pulsional,
estableciendo redes de pensamiento, de la puesta en juego de filtros para el
exceso pulsional (de sí mismo y de los otros)” .[ ]

Detallaré a continuación algunos movimientos estructurantes que posibilitaron la


constitución del sujeto psíquico, y el remolque necesario interdependiente entre la
organización subjetiva y lo neurobiótico.
<u>-La organización subjetiva:</u> EL primer tiempo del tratamiento insistía la
misma frase, el mismo juego, y la pobreza de palabras. “ Auxilio, ayúdenme; estoy
atorado, ayúdenme” , decía L mientras tomaba cualquier juguete y los hacía
funcionar como humanos. Frente a esta repetición de lo mismo se fueron
incluyendo diferencias, variaciones, a través de preguntas (¿quién está en peligro,
por qué, cómo lo podemos ayudar?, aportando comentarios calmantes (“ No te
preocupes, allá vamos a salvarte” ), proponiendo una secuencia posible (armamos
una pileta, un caminito que une al amenazado con su posibilidad de rescate). L
empezó a animarse, en su doble aspecto; proponía ideas propias y el alma (ánima)
había vuelto a su cuerpo.

Al principio cada vez que algo se organizaba venía la tormenta y los truenos y todo
lo desorganizaba. Los padres ya agotados y desorientados, se preguntaba y me
preguntaban (como a todos los especialistas anteriores) cómo podía ser que su
hijo se pasara horas, años, interesado sólo por el viento, la lluvia y el movimiento
que esto ocasionaba en lo árboles mientras L involuntariamente juntaba sus dedos
en pinza, para medir y coincidir con el movimiento de los árboles.

Si bien el agente materno, como señala S. Bleichmar, en su libro En los orígenes


del sujeto psíquico abre las vías de la humanización produciendo de la cría
humana un ser cultural y no un ser natural constituido; L se coordinaba con el
movimiento de las plantas y de las nubes, del viento y de la lluvia (la naturaleza).
La varita mágica (del sentido humano) si bien tal vez lo había tocado, no había
surtido efecto; Tres tipos de intervenciones estructurantes se agregaron a aquel
incipiente despunte para mostrarnos que el motor de la estructuración subjetiva se
puso en marcha .

A través del tratamiento, a la tormenta le siguió el sol y la sombra que proyectan


los objetos. El símbolo estaba naciendo, no somos transparentes ni sólo somos
objetos que son movidos por fuerzas extrañas o superiores a uno, somos seres
que tenemos consistencia y bordes, preanuncio de un cuerpo que puede
unificarse. Es una intervención que estructura a partir del caos, sosteniendo el
juego o creándolo a partir de la estereotipia de la lluvia. Un segundo tipo de
intervención fue el de la discriminación adentro-afuera, introducción de lo espacial.

Con frecuencia L decía en cualquier momento del juego una frase así “ sucio
arriba” , frase que se fue trabajando como “ sucio afuera” , “ lindo adentro” .
Empezar a ordenar alguna ligazón entre lo displacentero o rechazado afuera y lo
agradable adentro operó en el sentido de un lanzamiento del desarrollo libidinal, de
la diferenciación intersistémica del aparato psíquico.

La tercera intervención la constituye aquella que apunto al armado de una


envoltura hecha de palabras, de tonos de voz y ritmos; posibilitando ligazones. L
solía con mucha frecuencia emitir sonidos raros, que irrumpían en cualquier
momento el juego pero que tenían un valor ligado a la hostilidad y una función
disgregativa.

Se decidió tomar estas interrupciones como algo a descifrar entonces el ruido se


transforma en algo, en algo del cuerpo a través de la modalidad interrogativa,
preguntando por quién fue el que hizo ese eructo, o quién tenía esa tos.
Paulatinamente pero en muy poco tiempo todo el abanico de ruidos sin sentido que
emanaban de una boca que no era la suya fueron desapareciendo.
<u>-Lo neurobiótico:</u> El niño presentaba desde el punto de vista de la
maduración neuropsicológica un déficit que imprimía una desorganización yoica
manifestándose en un cuadro polimorfo que potenciaba la inmadurez debido a la
detención en la organización subjetiva. Luego de un año de tratamiento se
efectuaron los principales retests hallándose indicadores de respuesta terapéutica
positiva, organización yoica, remisión de la polimorfidad del cuadro y progreso en
la maduración neuropsicológica de algunas áreas.

Se administró la evaluación neuropsicológica CUMANIN. Esta prueba permite


conocer el grado de desarrollo madurativo alcanzado por un niño en forma global y
en cada una de las áreas exploradas. Los resultados obtenidos por el examinado
se muestran en dos tablas por separado.

En la Tabla 1 hallarán los resultados correspondientes a la administración del re-


test del CUMANIN un año después de la primera administración correspondiente a
la batería de la evaluación psicodiagnóstica que podrán observar en la Tabla 2.
En la administración del Test en el año 2003 el examinado obtuvo un resultado que
lo ubicaba con un desarrollo global similar a la media de los niños entre 3 años y
medio y 4años, luego de un año de tratamiento el paciente obtiene un resultado
que lo ubica con un desarrollo global similar a la media de los niños entre 5 años y
medio y 6 resultado que se obtiene a partir del re-test. (Ver siguiente cuadro)
La repuesta positiva al tratamiento psicoterapéutico favoreció a partir de la
maduración neurobiótica la constitución psíquico-anímica del examinado
posibilitando el desarrollo mental (socio-cognitivo).

Dado los logros alcanzados, actualmente se acordó una interrupción transitoria del
tratamiento para una reorientación de los puntos remanentes ligados a las áreas
que aún permanecen con poca variación y que requieren un tratamiento específico
neuropsicológico.

Desde el punto de vista socio-cognitivo el paciente completó el pre-escolar


correspondiente al Nivel Inicial, cursó un primer año de Escuela General Básica
(EGB) en escuela normal y promovió a 2° año. Además, hubo remisión casi total
de las características desorganizadas de funcionamiento yoico (ruidos guturales,
estereotipia lúdica, verbal y de gestos motores, etc.).

Sin embargo, se concluye en orientar a una exploración neuropsicológica más


profunda al tener en cuenta la variación poco significativa del desempeño del
paciente en las escalas que constituyen el desarrollo no verbal (Psicomotricidad,
Estructuración espacial, Visopercepción, Memoria icónica y Ritmo). La mayoría de
estas escalas se relacionan con las áreas asociativas de la corteza parieto-
témporo-occipital y la de ritmo en particular agrega el lóbulo temporal derecho.

Conclusiones
Esta comunicación ha intentado presentar la importancia de la estructuración
psíquica en la infancia y para ello ha ofrecido algunos ejemplos de intervenciones
tempranas que condujeron a pensar y confirmar que la estructuración psíquica en
la infancia es una proceso que se va construyendo y complejizando y que como
toda construcción requiere basamentos o cimientos sobre los cuales edificarse.
Estos son: el desarrollo de las funciones neurobióticas, la organización de
procesos mentales y las relaciones sociales. Todos ellos actúan de modo
interdependiente apoyados en un organizador nodal: la función del otro.

El desarrollo y funcionamiento normal de psiquismo requiere de la concurrencia de


todos ellos. Las desviaciones, alteraciones y dificultades en este nivel primordial
pueden traducirse en trastornos y cuadros o perturbaciones severas de la infancia;
y probablemente estén destinados a dejar su impronta en la estructura y
funcionamiento psíquico posterior.

Por ello, se acentuó la importancia de la prevención. La falta de detección de estas


dificultades o bien la implementación de abordajes que no conciban la importancia
de la constitución del aparato psíquico en la infancia nos alertan para evitar, por
ejemplo: cambios de tipo de escolaridad, medicación psiquiátrica o neurológica,
estudios médicos masivos o invasivos, redoblamiento del cuadro, etc.

“ Es frecuente que un niño que viene precedido por un diagnóstico de patología


grave, como psicosis, debilidad mental, trastorno profundo del desarrollo, etc.
tenga una excelente evolución, a partir de la puesta en cuestionamiento del
diagnóstico. Retomo aquí las sabias palabras de Pierre Marie “ sólo se diagnostica
lo que se sabe” . Aún así, este trabajo es una aproximación, incompleta en
muchos aspectos. Posteriores investigación modificarán, y ampliarán las ideas
centrales aquí expuestas.
Sin embargo, la consideración de efectuar un diagnóstico basándose en la
estructura y no solamente lo meramente fenoménico, la convicción de que el
psiquismo infantil se estructura a partir de un trabajo de construcción, la apuesta a
un trabajo sostenido en intervenciones que motoricen la estructuración cuando
ésta se halla seriamente comprometida y el aprovechamiento de la plasticidad
psíquica basada en la neuronal nos conduce a la idea de que la trialidad
conformada por lo biológico, los psíquico y lo social es un punto de partida posible
en el abordaje terapéutico de niños cuya psiquismo se está formando.

Referencias bibliográficas
1 Risueño, A.E. Neuropsicopatología, Buenos Aires. Palas Atenea Ediciones. 1998

2 Bruner, J.S. El habla del niño, Buenos. Aires. Paidos Editorial. 1983.3°
reimpresión, 1995.pp. 27- 29

3 Spitz, R. El primer año de vida. México. Fondo de Cultura Económica Ed. 1986,
10° Reimpresión

4 El aprendizaje como proceso biopsicoaxiosociocognitivo. Revista AACIP, 1:1,


Agosto 2000

5 Portellano Perez, J A, Mateos Mateos R., Martinez Arias R, Tapia Pavón A,


Granados García-Tenorio M° J. Cuestionario de maduración neuropsicológica
infantil (CUMANIN) España. TEA Ediciones, 2000.

6 Janin, B. Revista Actualidad Psicológica. Noviembre 2001.

7 Aguilar Rebolledo, F. Plasticidad Cerebral, parte 1. Rev. Med IMSS; 41 (1):55-64

8 Fernández, L. M. Instituciones Educativas. Buenos Aires. Paidos Editorial. 1994

9 Lacan, J. Seminario III Las psicosis. Buenos Aires. Paidos Editorial, 1988

10 Freud, S. Obras Completas. Vol. III. p. 909. Trad. López Ballesteros. Madrid.
Ed.Biblioteca Nueva, 1968.

11 Risueño A. ob.cit. p.119

12 Janín, B. op.cit. p. 2

13 Janín, B. op.cit. p. 4

Вам также может понравиться