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INTELIGENCIA COMERCIAL
PROFESORA: ESTUDIANTE:
ROSAURA MAYRA INCA
CI: 27.150.097
En un mundo donde se creía que las bases de datos eran la herramienta principal
que proporcionada información acerca de cualquier departamento, surge lo que
ahora conocemos como Inteligencia Comercial, que son el conjunto de
herramientas que le dan sentido a toda esa información almacenada, de una
manera atractiva y dinámica.
Ahora a pesar de tener las mismas herramientas cada organización puede adaptar
el conocimiento, para desarrollar un modelo ante un problema en concreto, con el
cual, la empresa pretende dar una solución o, en otras palabras, tomar una
decisión. Teniendo en cuenta que, la toma de decisiones.
Inteligencia Comercial.
El éxito de un negociador consiste en saber ponerse en el lugar del otro, con esto
se refiere a entender las necesidades lo que el consumidor busca y que valor
agregado le gustaría encontrar, que características le gustaría que tuviera, porque
no preferiría al de la competencia, podría pagar su precio sin comprometer sus
otros gastos. De esta manera se deja saber a los consumidores que se está
vendiendo algo de lo cual se esta tan seguro que hasta ellos mismos lo
comprarían.
Luis Bassat menciona que la principal ley de inteligencia comercial es tratar a los
demás como quieres ser tratado. Todos los seres humanos tenemos valores unos
son más útiles que otros, para desarrollar la inteligencia comercial algunos son:
amabilidad, autenticidad, creatividad, criterio, decisión, deseo de aprender,
eficacia, ejemplaridad, empatía, entusiasmo, experiencia, memoria, organización,
proactividad y saber rectificar.
Picasso y Van Gogh están hoy en los mejores museos del mundo. Sin embargo,
en toda su vida Van Gogh únicamente consiguió vender un cuadro. Picasso, en
cambio, vendió toda su producción, que fue mucha, se hizo inmensamente rico y
nadie osó jamás decir que su pintura fuera comercial. Lo que era comercial era su
inteligencia. Este es uno de los muchos ejemplos que Luis Bassat utiliza para
explicar qué es la inteligencia comercial, para qué es necesaria y cómo podemos
desarrollarla si no hemos tenido la suerte de nacer con ella.
Una idea no es una idea hasta que somos capaces de venderla, de convencer a
alguien de que esa idea vale, que merece la pena apostar por ella. Hay
muchísimas personas inteligentes, pero con nula inteligencia comercial, que han
ido de fracaso en fracaso y, lo que es peor, sin saber por qué; que han acabado
por cerrarse en sí mismas, pasando por esta vida como unas incomprendidas. La
inteligencia consiste no solo en el conocimiento, sino también en la destreza de
aplicar los conocimientos en la práctica. La inteligencia comercial, que es
fundamental prácticamente para todas las profesiones.
El producto y la marca.
Cuando tratamos de crear una marca nueva, una de las cosas más importantes
que tendremos que hacer es buscarle un buen nombre. Un nombre que sea breve,
sencillo, fácil de leer y de pronunciar en cualquier idioma, agradable al oído,
vistoso, que nos evoque el mundo del producto, original, moderno, que aporte
distinción, fácil de memorizar, que se pueda registrar y, por supuesto, acorde con
las características del sector del negocio y del producto en sí. ¡Casi nada! Pero la
inteligencia comercial no solo se pone a prueba a la hora de bautizar una marca,
sino también a la hora de rebautizarla.
La comunicación.
Delle Krause, director creativo de Ogilvy Frankfurt, explica el proceso de cambio
de la comunicación publicitaria de la siguiente manera: "El proceso de
comunicación está patas arriba. Antes el mensaje de marca se introducía en el
cerebro de forma unidimensional, básicamente a través de medios masivos. La
tarea de la industria de la comunicación era idear historias coherentes con un
único objetivo: el receptor tenía que aprender algo sobre la marca o el producto.
Se celebraba a lo grande cuando la investigación de mercado demostraba que el
receptor había comprendido el mensaje. En definitiva, el consumidor ya no es un
receptor pasivo de nuestros mensajes. Ahora es él quien decide lo que quiere ver
y dónde quiere verlo. Y, cada vez más, quiere verlo a través de los medios
digitales. Por tanto, ya no se trata de captar su atención para que nos escuche,
sino de conseguir ser lo suficientemente interesantes como para que piense, o
mejor aún, sienta que vale la pena interactuar con nosotros.
Hoy en día, para que la publicidad sea realmente eficaz ha de gustar, ha de ser
publicidad que el consumidor quiera ver, que incluso sea él quien la busque,
porque le hace sonreír, le emociona, le hace sentirse mejor persona y le deja la
misma sensación que se tiene después de haber visto una buena película o de
haber leído un buen libro. Para una pequeña empresa, dedicar más tiempo y más
recursos a la creatividad publicitaria que a su propia difusión suele ser, en la
mayoría de los casos, la estrategia más inteligente. Eso quiere decir utilizar
medios alternativos, no necesariamente la televisión en hora punta, y quiere decir
también cambiar de medio frecuentemente sin dar tiempo a los grandes
competidores a que arrasen en esos medios. La inteligencia de las empresas no
se mide por su tamaño sino por su valentía, por su determinación y por su
capacidad de decidir acertada y rápidamente.
Beneficios que aportan el enfoque y contenido del libro a jóvenes,
empresarios y sociedad en general.
Este es el fin último por el cual el negocio funciona: ganar más dinero. Mediante la
inteligencia de negocios esta meta puede verse cumplida en un tiempo reducido y
sin derrochar energía en acciones innecesarias. Detalles como, por ejemplo,
renovar la cartelera del local para hacer visibles sectores que los clientes no tienen
en cuenta en su recorrido habitual, pueden dar beneficios pecuniarios y es gracias
a la inteligencia de negocios que esto puede conocerse.
Dicen los expertos que las metas, en cualquier ámbito, deben ser específicas,
mensurables y realistas. Sólo así habrá esperanza de verlas cumplidas. La
inteligencia comercial ayuda a los responsables de las tiendas a establecer metas
realistas. Con los datos que se tienen del local y al compararlos también con datos
actuales e históricos de tiendas de la misma categoría y/o región geográfica,
pueden establecerse metas y proyecciones posibles de alcanzar.
6. Funciona en la práctica
Hasta aquí, sólo algunos de los beneficios que otorga incorporar herramientas de
inteligencia comercial en una tienda. Esto, lejos de ser una cuestión meramente
teórica, es algo de lo que puede beneficiarse en el corto, mediano y largo plazo,
cualquier persona que las ponga en funcionamiento en su negocio.