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Doble contabilidad: Caso Olympus

Japón es un símbolo de eficiencia y sus grandes corporaciones, como


Sony o Toyota, suponen un ejemplo de laboriosidad profesional. Pero esta
imagen amenaza con derrumbarse por el monumental escándalo en que
se ha visto sumida la famosa multinacional Olympus. Fundada en 1919
como una empresa especializada en microscopios y termómetros, se trata
de una de las firmas punteras en la fabricación de lentes para equipamiento
médico y de laboratorio que ha dado salto al negocio de las cámaras
fotográficas digitales.

Echando por tierra el mito «Made in Japan», su junta directiva venía


ocultando desde hace cinco años que la compañía había perdido 117.700
millones de yenes (1.130 millones de euros). Aportado por los accionistas
y los grandes bancos de inversión nipones, el dinero había desaparecido
en ruinosas inversiones en los años 90. Para enmascarar las cuentas,
Olympus lo había achacado a carísimos informes encargados a
consultoras externas e infladas adquisiciones de tres firmas japonesas y
un fabricante británico de equipamiento médico.

Con gran sorpresa, así lo descubrió el año pasado el entonces presidente


de la compañía, el británico Michael Woodford. Tras estudiar los libros de
contabilidad y comprobar que los balances habían sido falsificados, alertó
a los máximos responsables de Olympus. Pero estos, que nunca habían
visto con buenos ojos su llegada al cargo por el sencillo hecho no de no
ser japonés, negaron cualquier irregularidad y lo despidieron en octubre en
lugar de investigar el caso.

Desde entonces, Woodford ha tirado de la manta para airear una


manipulación contable que la compañía se vio obligada a reconocer en
noviembre. Según la Fiscalía de Tokio, Olympus infló en 2006 sus activos
netos consolidados de 233.737 a 344.871 millones de yenes (de 2.252 a
3.324 millones de euros). En 2007, volvió a maquillar las cuentas para
declarar 367.876 millones de yenes (3.545 millones de euros) cuando su
valor real era de 254.246 millones de yenes (2.449 millones de euros).

Detenidos por falsear las cuentas


Por todas estas graves irregularidades, el jueves fueron detenidos el
expresidente de Olympus y presunto cerebro de la trama, Tsuyoshi
Kikukawa; su antiguo vicepresidente, Hisashi Mori; el exauditor Hideo
Yamada y uno de los anteriores ejecutivos financieros, Akio Nakagawa.
Junto a ellos, La Policía Metropolitana de Tokio arrestó a tres responsables
de un fondo de inversión por su implicación en el fraude. Acusados de
falsear las cuentas de la empresa, se enfrentan a diez años de presión y
multas de 10 millones de yenes (96.172 euros).

Según la agencia de noticias Kyodo, Kikukawa, Yamada y Mori han


reconocido a los agentes encargados del caso que ocultaron tan
multimillonarias pérdidas en connivencia con los contables. Por ese
motivo, Olympus ha demandado a su anterior presidente y a otros 18
ejecutivos implicados en la estafa, incluyendo a su actual responsable,
Shuichi Takayama.

Las acciones de Olympus se han hundido un 48%


«Nos tomamos la situación muy seriamente y continuaremos cooperando
con las autoridades para esclarecer los hechos», declaró a Dow Jones un
portavoz de la compañía, cuya imagen se ha visto gravemente dañada.
Desde que estalló el escándalo tras el despido de Woodford, las acciones
de Olympus se han hundido un 48%.

Tal y como informa la multinacional en su página web, la Bolsa de Tokio


retiró el 21 de enero la designación de «valor bajo supervisión» por el de
«valor en estado de alerta». De hecho, Olympus estuvo a punto de ser
expulsada del parqué porque tenía de plazo hasta mediados de diciembre
para presentar sus balances de cuentas corregidos de los últimos cinco
años fiscales.

Tras protagonizar un escándalo que ha manchado la imagen de las


corporaciones niponas, Olympus ha convocado para el 20 abril una junta
general de accionistas de emergencia para nombrar un nuevo equipo
gestor.

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