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Pasión por Venezuela

Perkins Rocha

@PerkinsRocha

perkrocha@gmail.com
Una "Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario" es la primera
acepción que el DRAE le da a la palabra "miedo"; y a su vez, escoge "Pasión dañosa" para calificar
el significado de la palabra "enfermedad". Siendo así, debo terminar por aceptar, dada mi
experiencia por estas calles, que el venezolano a fuerza de contundentes acontecimientos, por
demás sobrecogedores, paulatinamente se está transformando en un ser apasionadamente
perturbado por su existencia. Tal pasión puede ser el preámbulo de acciones colectivas dirigidas a
objetivos muy disimiles: huidas en masa o estallidos generales. No queda otra. Por un lado, la cada
vez menor capa social llamada "media", integrada por personas con ambiciones sociales de
crecimiento, independientemente de su real poder económico, se encuentra tentada con fuerte
intensidad hacia la huida. Pero, por su parte, la avasalladora capa social, cada vez mayor, integrada
por los pobres y excluidos económicamente, no se percatan de la magnitud del desastre, no
toman conciencia del aumento progresivo que de sus esfuerzos para sobrevivir ha provocado el
actual gobierno, en una selva humana y de concreto que diariamente los alinea, haciéndolos
perder hasta la básica noción de humanidad que debiera habitar en ellos.

Esta situación que nos circunda, es motivo suficiente para que un sector interesado en
perpetuarse en el poder, mantenga las circunstancias actuales, subyugando la iniciativa y critica
individual contra ellos, mediante el sostenimiento de un modelo institucional cónsono con una
formalidad bolivarianamente legitimada -por acción y omisión- pero apartada materialmente de
una justicia constitucional. Ellos aparentan estar casados con un modelo democrático, cuando en
realidad manipulan la mente con el uso de los medios y su publicidad.

Gustavo Le Bon a principios del siglo XX, afirmaba que ‘’La masa es siempre intelectualmente
inferior al hombre aislado. Pero, desde el punto de vista de los sentimientos y de los actos que ellos
provocan, puede, según las circunstancias, ser mejor o peor. Todo depende del modo en que sea
sugestionada". Somos todos víctimas de esa sugestión, pero especialmente quienes lo ignoran.

La minoría porcentual que estamos conscientes del arrebato que a nuestra idiosincrasia social
venezolana le está infligiendo este proceso, tenemos una doble obligación social y existencial:
denunciarlo y combatirlo. Claro, siempre será una salida huir. Si tomamos esa opción,
probablemente desaparecerá para quien lo haga el miedo a morir, pero será el inicio de una
pasión dañosa de desarraigo, el exilio de la vida. Yo, prefiero vivir exiliado en mi país y provocar el
cambio.

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