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UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO

FACULTAD DE HISTORIA

Curso: Historia de México VII

Profesor: Dr. José Napoleón Guzmán Ávila

El Varón de Cuatro Ciénegas


Acercamiento a la vida de Venustiano Carranza

Estudiante: Ismael Torres Cuevas

7° Semestre, Sección: 02

Fecha: 19-12-19
Introducción

Venustiano Carranza, conocido por algún tiempo como el Varón de Cuatro


Ciénegas, es recordado por haber sido uno de los artífices de la Carta Magna de
1917 que, con reformas, actualmente nos rige. No obstante, su vida estuvo llena de
matices y aspectos muy interesantes, en sus diversas etapas: agricultor, político
porfirista, revolucionario maderista, gobernador, constitucionalista y presidente de
la república.

En el presente trabajo, se expondrán algunas características que fueron


forjando su personalidad y carácter, las cuales le fueron transmitidas por su familia
y la vida diaria de su región, desde su infancia hasta el momento de ocupar el cargo
de presidente municipal. Estas cualidades heredadas, le garantizarán varios logros
que lo llevarán a perfilarse, después de la caída de Madero, como el más idóneo
para la presidencia del país. Sin embargo, su administración al frente del Ejecutivo
se verá opacada por diversos problemas que deberán enfrentar y errores por
cometer, llevándolo finalmente a su trágico derrumbe.

El Varón de Cuatro Ciénegas


Acercamiento a la vida de Venustiano Carranza

Venustiano Carranza es uno de los personajes más relevantes de la historia


del México moderno por su participación protagónica en el movimiento de la
Revolución Mexicana y por haber formado parte de los constituyentes que le dieron
forma a la Constitución de 1917, la que con reformas, actualmente nos rige.

Fue un 29 de diciembre de 1859 cuando nació Venustiano Carranza Garza


en la villa de Cuatro Ciénegas, Coahuila. Inició su formación académica en su
pueblo. Después pasó al Ateneo Fuente de Saltillo y a la Escuela Nacional
Preparatoria, donde curaba la carrera de medicina y que debió abandonar por

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enfermedad ocular, regresando a su tierra y dedicándose a la agricultura y la
ganadería. No obstante, fue buen autodidacta y un amante de la lectura, con interés
en la historia de México y en los clásicos. De esta manera, para cuando se
desempeñaba como senador, tenía una amplia cultura.

Su familia tenía una extensa red de relaciones y gozaba de gran prestigio,


teniendo una relevante influencia política y social en la región central de Coahuila.
Su padre, Jesús Carranza Neira fue un coronel republicano que fungió en varias
ocasiones como presidente municipal del mismo poblado —así como Jefe Político
del Distrito de Monclova—. Por lo que, a la muerte de este, Venustiano le sucedió
en el cargo en 1887, iniciando así su vida política. Antes de eso, había sido juez
municipal. Posteriormente fue diputado local (1897), senador suplente (1901) y
senador propietario (1903). Aunque Porfirio Díaz no le tenía plena confianza, fue
designado gobernador interino de Coahuila en 1908. Durante su primer periodo
frente al ejecutivo estatal “logró la independencia real entre los tres poderes de
gobierno, la mejora de servicios, cárceles, hospitales, escuelas y otras instituciones”
(Moguel, 2014, p. 136).

En este sentido, cuando llegó a la gubernatura de su estado natal, contaba


ya con cierto prestigio y con el apoyo del general Bernardo Reyes. Sin embargo,
cuando el Reyismo se desmoronó, Carranza también fue arrastrado, pues la prensa
adicta los científicos lo acusó de preparar una sublevación armada, cuando
Venustiano se encontraba en plena campaña preelectoral. Díaz tampoco le brindó
su apoyo, por lo cual el varón cieneguense se convirtió en candidato de oposición.
De esta manera fue como tuvo su acercamiento con Francisco I. Madero, otro
coahuilense que ya había comenzado su lucha para democratizar la vida política
regional. De cualquier forma, la maquinaria de la dictadura liquidó las aspiraciones
políticas de Carranza —hasta ese momento— con un evidente fraude electoral,
siendo designado como gobernador de Coahuila el candidato oficial Jesús de Valle.

Su breve periodo como presidente municipal es una de las primeras muestras


de su apego a la ley y a lo correcto, así como a mantener su prestigio personal,
pues a los ciento treinta días de haber ejercido el cargo, renunció al tener un

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desencuentro con el gobernador del estado cuando este solicitó a los munícipes un
informe asegurando que la situación del estado era buena. En 1893, junto a sus
hermanos, impidió la reelección del gobernador José María Garza Galán, mediante
una rebelión armada, desafiando de esta manera al poder del centro. “Su cuarto e
histórico desacuerdo con el poder central, el desconocimiento de Huerta, lo
conduciría en 1913 a las páginas de la historia” (Villarreal, 2014, p. 130).

Al estallar la revolución en 1910 se trasladó a San Antonio, se adhirió a la


causa maderista uniéndose a la Junta Revolucionaria Mexicana, en Texas. Con el
triunfo de la Revolución Maderista, estuvo por corto tiempo en el Ministerio de
Guerra y luego la Junta lo nombró gobernador provisional de Coahuila y jefe de las
fuerzas revolucionarias de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Pero, a los dos
meses publicó un manifiesto en el que renunciaba a la gubernatura y anunciaba su
postulación como candidato a la misma.

Además, también expresaba “algunas de sus preocupaciones


fundamentales: apego a la legalidad, nacionalismo, municipio libre, reforma fiscal,
impulso a la educación y protección a los trabajadores” (Villarreal, 2014, p. 131).
Como gobernador maderista realizó diversos avances significativos, como reformas
y acciones en favor de los obreros y la libertad de los municipios, disposiciones en
pro de la salud, la educación, las comunicaciones, la justicia social, las finanzas
públicas, entre otras. Fueron diversos logros, con todo y la lucha contra las
irrupciones de orozquistas y magonistas, así como las diferencias entre Carranza y
Madero respecto a la organización de las tropas estatales de Coahuila.

Otro de los logros de Carranza durante su administración, fue el haber


ganado el reconocimiento, apoyo y lealtad de los militares, aun siendo un civil. Esto
fue posible porque les dio un lugar privilegiado y presencia política. En este sentido,
“Carranza simbolizó, a través de su investidura, la figura del gobernante sostenido
por un compromiso de respaldo y deber de los militares que le prestaban sus
servicios” (Moguel, 2014, p. 139).

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Después del asesinato de Madero en 1913, Victoriano Huerta asumió el
poder ejecutivo. Carranza logró que la legislatura del Estado de Coahuila
desconociera a Huerta, además le otorgó facultades extraordinarias en los ramos
de Hacienda y Guerra. Asimismo, el cieneguense desconoció al usurpador
proclamando el Plan de Guadalupe. En este, se establecía que Carranza era el
primer Jefe del Ejército Constitucionalista, y se pretendía la obediencia a la
Constitución y la restauración del orden alterado tras la muerte de
Madero. Francisco Villa, Álvaro Obregón y Pablo González apoyaron a Carranza
mientras que en el sur. Huerta fue derrotado, dejando el poder, en 1914. Ante lo
cual, Carranza fue designado como Encargado del Ejecutivo. Una de sus primeras
tareas fue la de conciliar a los diversos grupos que estaban en guerra.

De acuerdo con Josefina Moguel, para ese momento del llamado a la


reconstrucción de la Patria, la figura de Carranza ya era la de un hombre de leyes
con experiencia política en lo regional y comprometido con el respeto por la
aplicación de los preceptos legales y constitucionales.

Con tal objetivo convocó la Convención de Aguascalientes la cual no dio


buenos resultados pues los bandos no se pudieron poner de acuerdo ante los
diferentes objetivos de lucha. Carranza sintiéndose derrotado se fue a Veracruz
desde donde siguió ejerciendo como encargado del ejecutivo e hizo diversos
decretos, por ejemplo, la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, las adiciones al Plan
de Guadalupe, la Ley del Municipio Libre, la Ley sobre divorcio y diversas reformas
laborales, de administración de justicia, fiscales y de explotación petrolera y minera.
Las victorias de Álvaro Obregón —el jefe de operaciones del gabinete de
Carranza— sobre Francisco Villa, permitieron el regreso de Carranza a la Ciudad
de México.

Tal como lo afirma Javier Villarreal Lozano, Venustiano Carranza fue un


verdadero político en toda la extensión de la palabra. Lo describe como reflexivo y
previsor, lo que le daba la capacidad de anticiparse a los hechos; calculador y con
una gran sensibilidad. Mantenía la calma en medio de las tempestades y cuando
tomaba una decisión actuaba de inmediato, firme y sin vacilaciones. Una mesura

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que heredó de su padre y sus vecinos, quienes la desarrollaron a partir de su lucha
contra los indios comanches.

También fue evidente su patriotismo, que según el autor, lo recibió de su


padre. Esto se puede notar en varios sucesos: el título con que se identificó
Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista al igual que el que se le
dio a Iturbide como Primer Jefe del Ejército Imperial de las Tres Garantías; la
instalación provisional de su gobierno en Veracruz al igual que lo hizo Benito Juárez;
la realización del Congreso Constituyente en Querétaro, donde fue aniquilado el
Segundo Imperio; la promulgación de la Constitución el 5 de febrero al igual que la
de 1857.

Después de que los carrancistas resultaron victoriosos en la revolución,


Carranza trabajó en la consolidación de su triunfo y la expansión de su influencia
por todo el territorio mexicano, así como de las directrices —una nueva
constitución— que regirían el futuro del país y que permitirían su ascenso a la
presidencia. No obstante, cuando se llegó el momento de las elecciones en marzo
de 1917 —las primeras elecciones directas en la historia del país—, Carranza,
además de no tener opositores ni contendientes tan fortalecidos como él, contaba
con una gran fama. Estas son las principales razones por las que el Primer Jefe
pudo llegar sin rival a la contienda como el más idóneo y triunfar fácilmente en los
comicios.

Villarreal menciona que, incluso, ni Villa ni Zapata eran capaces de ocupar la


silla presidencial. Sólo había un hombre capaz de ocuparla y ese era Carranza, el
cual poseía “los tamaños, la experiencia y, sobre todo, un proyecto político claro y
estructurado” (Villarreal, 2014, p. 124).

A grandes rasgos, como presidente, Carranza buscó pacificar y reconstruir al


país en todos los sentidos, reactivar la economía y regularizar el reparto agrario. Al
final de su periodo presidencial se esperaba que Obregón le sucediera, pero
Carranza, en su intento por pasar de un presidente militar a uno civil, apoyó a
Ignacio Bonillas. Esto causó gran descontento y decidió trasladar el gobierno

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nuevamente a Veracruz pero fue asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla, por las
fuerzas del general Rodolfo Herrero Hernández en 1920.

Moguel señala que Carranza representó el equilibrio político de la Revolución


armada. Pues durante todo el tiempo que Carranza se hizo cargo del Ejecutivo del
país, emitió diversos proyectos de leyes y decretos, instituyó la legalidad y el
reconocimiento de su jefatura haciendo uso de la fuerza militar, además de que
garantizó los intereses nacionales, internacionales y la soberanía nacional.

Sin embargo, esta posición me parece incompleta y coincido más con la


explicación de Garciadiego, que define la presidencia de Carranza como marcada
por la ruptura al haber sido un gobierno fundacional. Describiendo también, los
grandes problemas que tuvo tal administración y señalando la actuación errática
que tuvo como presidente de la república. En lo militar, se seguía padeciendo un
estado de guerra, pues los exmilitares luchaban de manera dispersa al carecer de
un líder que los motivara y lograra reagruparlos. El villismo y el zapatismo eran otros
graves problemas que debió enfrentar. Asimismo, tuvo que luchar contra otras tres
tipos de rebeliones: los grupos que anteriormente habían participado en la causa
revolucionaria; los rebeldes que no tenían una bandera ideológica definida o que
eran simples bandoleros; los grupos contrarrevolucionarios organizados por las
elites regionales y apoyados por sectores populares locales. Además, a diferencia
de su actuar como gobernador de su estado, ahora Carranza mostraba críticas y
hostilidades hacia los militares.

El conflicto entre el ejecutivo y la Cámara de Diputados representó otro grave


problema pues su actuar no le fue favorable a Carranza llegando a rechazar varias
iniciativas presidenciales. Aunado a ello, la construcción del aparato administrativo
resultó con gran complejidad, pues la burocracia carrancista estaba envejecida y un
grupo más joven de la burocracia constitucionalista buscaba desplazarla para
ocupar sus puestos.

En lo económico, enfrentó una importante recesión económica al inicio de su


presidencia. En este sentido, ante la relativa crisis económica, muchos hombres

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estaban en armas, lo que obligaba al gobierno a destinar recursos al ejército
nacional, viéndose impedida así la reconstrucción económica del país. En no pocas
ocasiones, ante la falta o retraso del sueldo, los soldados se dedicaban al robo
durante los patrullajes. Por otra parte, “su proyecto moderado de reformas
paulatinas dejaba insatisfechos a los radicales y asustaba a los renuentes a los
cambios. Como consecuencia, don Venustiano se fue aislando” (Garciadiego, 2008,
p. 72). Las políticas del presidente en materia agraria y obrera, además de ser
moderadas, no fueron favorables a los grupos populares. Otros problemas fueron
los internacionales, causados por la nueva Constitución y la participación de Estado
Unidos en la primera Guerra Mundial.

De esta manera, el autor nos muestra que Carranza actuó de manera


diferente a como se esperaba que lo hiciera, pues había sido muy hábil durante su
periodo al frente del ejecutivo estatal y como revolucionario, obteniendo logros
relevantes que ya se mencionaron antes. Por lo tanto, estos problemas conllevaron
a un último y gran problema: el de las elecciones presidenciales de 1920, que
provocaron su derrumbe y la pérdida de su vida. Y es que Carranza no preparó un
sucesor factible, ni construyó un aparato político para que posibilitara ese triunfo.
Su mayor error fue haber marginado a las figuras que habían hecho la Revolución.
Por estas razones es que Garciadiego termina preguntándose “¿Cómo pudo
terminar así el más experimentado político de toda la Revolución mexicana?”.

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Conclusión

Es evidente que Carranza, hasta antes de su llegada a la presidencia de la


república había tenido una relativa actuación política exitosa, desde sus primeros
pasos como presidente municipal hasta sus administraciones gubernamentales en
su estado natal y durante el tiempo que fue rebelde revolucionario. Vemos que hasta
ese momento, todo lo que había aprendido y recibido de su entorno tanto familiar
como regional, le había servido para formar su carácter y personalidad, así como
para la obtención de buenos resultados.

Todo ese andar le sirvió para convertirse en un hombre culto, de compromiso


y respeto a la ley; prudente, que después de meditar tomaba decisiones y actuaba
de inmediato; logrando ser un verdadero político destinado a tomar las riendas del
país para devolverlo al orden y la legalidad que habían sido rotos por el usurpador.
Sin embargo, todas esas características que le habían si muy útiles hasta ese
momento, parece que no le funcionaron cuando asumió la jefatura del Ejecutivo y
posteriormente la presidencia del país.

Como presidente, además de un país en completo desorden, encontró


muchos otros obstáculos en su tarea de construir un nuevo orden institucional,
cometiendo diversos errores que poco a poco lo fueron debilitando y aislando, y
fueron la culminación trágica de su mandato y su vida. El Varón de Cuatro Ciénegas
es un personaje interesante, de diversos matices.

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Fuentes

Carmona Dávila, Doralicia, “Venustiano Carranza”, Memoria Política de México [en


web], s/f, consultado el 15 de diciembre de 2019 en
https://memoriapoliticademexico.org/Biografias/CGV59.html.

GarcíaDiego Javier, “Carranza y el inicio de los gobiernos revolucionarios”, en Will


Fowler (Coord.), Gobernantes mexicanos, México, Fondo de Cultura
Económica, 2008, tomo II, pp. 65-84.

Moguel Flores, Josefina, “Venustiano Carranza. Equilibrio político de la Revolución”,


en Galeana, Patricia y otros, De la caída de Madero al ascenso de Carranza,
México, Secretaría de Educación Pública / Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, 2014, pp. 133-157.

Villarreal Lozano, Javier, “Carranza. La formación de un político”, en Galeana,


Patricia y otros, De la caída de Madero al ascenso de Carranza, México,
Secretaría de Educación Pública / Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México, 2014, pp. 121-132.

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