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DIARIO DE CAMPO MESAS TÉCNICAS DE SEGURIDAD Y GÉNERO

RETORNOS SEGUROS
PROYECTO UNIÓN EUROPEA - CITPAX

DIARIO DE CAMPO
(Instrumento de monitoreo)

Fecha de la actividad día 23 de octubre a 8 de noviembre 2017


Nombre de encargado de la actividad: Juliana Suescún Gómez y Juliana Gutiérrez Rueda

1. Perfil de las personas beneficiarias de la actividad.

Los perfiles tanto de las mujeres, como de las personas de las fuerzas militares y la institucionalidad
fueron distintos en cada mesa. Primero es muy importante señalar que la convocatoria fue difícil en
todas las mesas por distintos motivos, pero especialmente por el tiempo, lo que hizo que en muchos
casos las personas que llegaron a las mesas no eran quienes se esperaban.

Así, por ejemplo en Santa Marta, participaron mujeres víctimas, algunas con procesos de restitución
pero con procesos de liderazgo que parecían muy débiles, por lo que en el debate no tuvieron una
posición política clara y no participaron mucho, esto debido también al monopolio de la palabra que
tomaron las representantes de la institucionalidad civil en los dos grupos de trabajo.

En cuanto a la fuerza pública, en Santa Marta, las personas que asistieron a la mesa no estaban en la
formación virtual ni participaron en la formación presencial, por lo que no tenían muy claro a qué iban
ni conocían el proceso, esto generó ciertas tensiones metodológicas y políticas.

Las dos personas de la institucionalidad que participaron en Santa Marta (URT y UNARIV) eran
personas que asumieron el rol de representar a toda una institución por lo que fue muy difícil que
dejaran el papel de funcionarias para el diálogo y la reflexión.

Al contrario de lo que sucedió en Santa Marta, en la ciudad de Cartagena participaron mujeres con
procesos de liderazgo y políticos muy fuertes. De la misma manera las y los participantes de las
fuerzas habían estado en la formación presencial y virtual, por lo que hubo una conversación más
fluida donde participaron todas y todos y además se generó un espacio de confianza y reflexión.

Sin embargo, en ambos sitios la institucionalidad civil asumió un rol no esperado ni sugerido de
explicar sus rutas y protocolos, así, monopolizaron la palabra para mencionar cómo trabajan ellas.

Por otra parte, en la ciudad de Barranquilla, lugar donde no participó nadie de la institucionalidad civil
el diálogo y la discusión fue muy fluida, parecía que la metodología se había entendido más
fácilmente.
Las mujeres en Barranquilla también son mujeres con procesos locales políticos y comunitarios
fuertes y con un medio o alto grado de empoderamiento.

En Barranquilla participaron más mujeres que personas de las fuerzas militares por lo que fueron
ellas las que más hablaron y dieron sus puntos de vista.

En Popayán, debido a la Minga, sólo llegó una mujer de las convocadas, por lo que no se desarrolló
la Mesa, sin embargo a las personas de la institucionalidad y de la fuerza se les presentó el objetivo
de la mesa y la metodología y se les preguntó sus expectativas, lo que hizo que pudiéramos hacernos
a una primera idea de quiénes participaban. De parte tanto de la institucionalidad civil como de las
fuerzas militares se notaba un alto grado de interés, compromiso y participación en el espacio.

En Cali No llegaron los representantes de la fuerza pública ni algunas de las mujeres invitadas que
venían de Buenaventura, asistieron dos mujeres que hacen parte del Colectivo de pensamiento y
acción, Mujeres, Paz y Seguridad y una mujer de la unidad de víctimas, igual que en Popayán no se
pudo realizar la mesa pero se genera un espacio de conversación sobre expectativas y metodología.
Las dos mujeres del Colectivo tienen una historia de liderazgo muy fuerte y están muy interesadas en
seguir participando en la mesa, una de ellas ha estado en la Mesa técnica de seguridad y género que
se ha hecho a nivel nacional en el Colectivo. La representante de la unidad de víctimas tenía
inicialmente una actitud de resistencia, pero mientras se explicaba la metodología si se facilitaba la
conversación, se mostró interesada en participar en la mesa.

2. Descripción de los cambios en la metodología, los aspectos que funcionaron y los que no fueron
claros, que se dificultaron al implementarlos o que no lograron cumplir con los objetivos de la
actividad.

En la mesa de Bogotá se realizó la metodología inicial que se había planeado con un único ajuste, se
resolvió el caso entre el grupo presente en plenaria, no hubo división en grupos como se había
planeado. Esto se realizó así ya que quienes estaban presentes solicitaron hacer un solo grupo
porque había menos personas de las esperadas por el paro de taxistas. Este día, la metodología fue
validada por las personas presentes, en general el resultado fue exitoso ya que se logró lo que se
esperaba para la primera mesa (una conversación orientada la generación de confianza y la discusión
focalizada sobre una dificultad o varias dificultades relacionadas con la seguridad en el momento de
un retorno en un proceso de restitución de tierras).

A partir de la evaluación de la metodología en la primera mesa, en Santa Marta se trabajó la misma


metodología. En esta ocasión se presentaron dificultades en varios aspectos: Las representantes de
la institucionalidad civil percibieron la metodología como el ejercicio de rendición de cuentas y por
tanto respondieron a la defensiva. Por otro lado, se realizaron dos grupos; en tanto había una sola
facilitadora era muy difícil hacer seguimiento y responder a las dudas y orientar la conversación en
ambos grupos en simultánea, especialmente teniendo en cuenta la resistencia que la metodología
produjo en la institucionalidad civil. Así mismo, quienes estaban presentes de la fuerza pública no
tenían claro qué se esperaba de ellos debido a que no estaban vinculados al proceso desde el inicio;
la desconfianza de la institucionalidad civil resultó en que algunos integrantes de la fuerza pública se
resistieron a continuar la conversación. En el grupo en el que más dificultades hubo se articularon
varios aspectos: 1. Resistencia absoluta de la representante de la unidad de restitución de tierras a
participar en este espacio con esta metodología, 2. Resistencia de un integrante de la fuerza pública
a conversar desde el lugar cotidiano de la experiencia del desplazamiento ya que, de acuerdo con su
afirmación, su familia es desplazada y este tema se le dificulta a nivel personal, 3. Las mujeres que
estaban en este grupo no tenían un lugar del liderazgo fuerte, tuvieron una respuesta inicialmente
pasiva.

En el otro grupo se pudo realizar la metodología porque, aunque hubo resistencia de parte de la
representante de la Unidad de víctimas, una de las mujeres lideresas que estaba participando en esta
mesa hizo énfasis de la importancia de conversar desde las experiencias cotidianas de las mujeres y
no desde los discursos de la institucionalidad civil y militar. La experiencia en esta mesa llevó a la
necesidad de revisar la metodología en general e identificar riesgos y posibilidades para la mesa de
Cartagena.

Uno de los cambios que se realizó en Cartagena es que se realizó la conversación en plenaria con
todo el grupo que estaba presente, esto para que la orientación de la conversación estuviese siempre
liderada por la facilitadora del espacio. En esta tercera mesa hubo una dificultad relacionada con el
tiempo, ya que muchos de los participantes llegaron muy tarde porque había llovido fuertemente en
Cartagena y la ciudad estaba inundada. Por esta razón y para evitar las presiones que surgieron en la
mesa de Santa Marta, se estableció que esta sería la primera de, al menos, dos mesas y que por
tanto avanzaríamos en la conversación de acuerdo a como no lo permitiera el tiempo. Se realizó la
propuesta de realizar la mesa hasta la 1 de la tarde pero hubo renuencia, especialmente por parte de
la fuerza pública. La metodología de esta mesa permitió conversar y generar suficiente confianza
para abordar incluso el tema de la violencia sexual en el territorio; no obstante, no se terminó el
análisis del caso con toda la metodología planteada; quedó el compromiso de que esta conversación
seguiría para la siguiente ocasión.

En Popayán se tenía la propuesta de seguir con la misma metodología que había resultado exitosa
en Cartagena pero no fue posible de realizar la conversación por los motivos anteriormente
mencionados, se realizó una reunión para presentar el objetivo general del proyecto y de las mesas.

En Barranquilla se realizó de nuevo el espacio con la misma metodología con la que se trabajó en
Cartagena, este grupo estuvo más interesado en profundizar en el análisis específico de las
preguntas que orientaba el caso y a partir de allí generar la conversación. La metodología en
Barranquilla permitió una conversación que partió desde las experiencias de las mujeres y desde las
preguntas cotidianas que experimentan las mujeres en términos de seguridad en los procesos de
restitución de tierras. En esta mesa hablaron más las mujeres y se habló más desde la experiencia
cotidiana del proceso de restitución que desde las responsabilidades de las instituciones, es decir se
habló más desde la experiencia y menos desde la expectativa que plantea la norma.

Por último, en Cali tampoco se pudo realizar la mesa ya que no había presencia de la fuerza pública,
se explicó al el objetivo de las mesas en la metodología general.

3. Obstáculos, dificultades y retos (tanto internas como externas), en relación al objetivo de las
mesas:

En estas primeras mesas regionales se presentaron los siguientes obstáculos y dificultades que
generan retos de cara a las segundas mesas.

-No participación de las personas adecuadas de la fuerza pública: Como ya se señaló en los perfiles,
que la participación de las personas de las fuerzas se haya hecho por parte de personas que no han
seguido el proceso de formación, genera una dificultad muy grande de cara al correcto ejercicio de
reflexión de las mesas. En ese sentido en Cartagena, por ejemplo, donde participaron personas de la
Armada que sí han seguido el proceso de formación, el trabajo fue muy fluido con un importante
ejercicio de reflexión y de auto-crítica.
En Santa Marta hubo algunas molestias por parte de las personas de las fuerzas al poder sentirse
juzgados o en un ejercicio de rendición de cuentas. Además también hubo incumplimiento por parte
de las personas de la fuerza, tanto en Santa Marta (que llegaron tarde) como en Cali (que no
llegaron).

-Nivel de conocimiento de las mujeres: Debido a la nula presencia de las mujeres de CNOA y a que la
convocatoria no se hizo con el tiempo suficiente, no todas las mujeres participantes eran conocidas
por nosotras y no sabíamos cuáles eran sus procesos. Resulta evidente que en un ejercicio como el
que propone la Mesa Técnica de Seguridad y Género, en el caso concreto de restitución de tierras,
deben participar mujeres que, si bien no tienen procesos propios de restitución, acompañen o
conozcan casos en sus organizaciones y comunidades, para poder conocer sus aportes, dificultades,
reflexiones y sugerencias. Deben ser mujeres lideresas en el tema y en sus regiones, que conozcan
el contexto de su comunidad y que tengan por lo menos un mínimo nivel de conocimiento de las
normativas, rutas y procesos en el marco de la ley de restitución de tierras.

-Los tiempos para la convocatoria: la convocatoria se hizo con muy poco tiempo, es otro de los
aspectos que, sumado a distintas dificultades externas, impidieron en algunos casos el correcto
desarrollo de las mesas. Por una parte era fundamental tener los datos de contactos de la
institucionalidad y de las mujeres en los territorios, pero además tener el tiempo suficiente para
convocar por correo, confirmar por teléfono y buscar datos de aquellos actores fundamentales de
quienes no se tenían.

-Rol de la institucionalidad: se presentó un factor en el que la institucionalidad presente (en Santa


Marta especialmente, aunque también en un primer momento en Cartagena y en Cali, a pesar de que
allí no se hubiese llevado a cabo la mesa por el incumplimiento de la fuerza) se sentía en un proceso
de rendición de cuentas y de crítica hacia su trabajo, como si la metodología pusiese en tela de juicio
las rutas y protocolos. Debido a este sentirse apeladas, las personas pertenecientes a la
institucionalidad (especialmente la Unidad de Restitución de Tierras) no tomaron un papel proactivo,
se dedicaron únicamente a explicar sus protocolos y formas de actuación sin querer participar de
manera tan activa en la metodología. Debido a esto, un reto fundamental es saber de qué forma se
puede tener una conversación previa con las personas de la institucionalidad, explicarles cuál es el
objetivo del ejercicio y de qué forma esperamos que pueda ser su participación y aporte, para que no
haya expectativas que no podamos cumplir y que no sientan que su ejercicio institucional está siendo
criticado.

-Expectativas diferentes entre Ciase y Citpax. En Ciase hemos enfocado el trabajo de las mesas en el
marco del trabajo que se viene haciendo en la Mesa técnica de seguridad género que se ha
desarrollado en el marco del Colectivo a nivel nacional desde hace 6 años, para Citpax, el objetivo de
las mesas es la discusión sobre las rutas que ya están establecidas para la institucionalidad y las
dificultades que hay para su cumplimiento. Aunque desde ambas organizaciones consideramos que
lo importante de este ejercicio es el fortalecimiento de la institucionalidad, consideramos que el foco y
la metodología con la que se debe hacer este fortalecimiento es diferente. Desde Ciase privilegiamos
la cotidianidad de las mujeres que están en proceso de reclamación como punto de partida para la
conversación, y de allí las experiencias cotidianas de todas las personas que están involucradas en el
proceso de restitución de tierras, porque consideramos que hablar desde la experiencia y con el
lenguaje propio es empoderante para las mujeres y le permite la institucionalidad comprender mejor
las dificultades que tienen durante todo un proceso de restitución de tierras. Percibimos que nuestro
acompañante de Citpax considera que la conversación desde la experiencia cotidiana dilata el
objetivo de construir rutas para acompañamientos seguros en procesos de retorno.

-Lo descrito anteriormente está vinculado con las dificultades que hay en términos de coordinación
entre las 4 organizaciones que hacen parte de este proyecto (Citpax, Ciase, CNOA, Anmucic) No ha
sido claro en este proceso de las primeras mesas cuál es la expectativa y el compromiso que tienen
CNOA y Anmucic para la participación de las mesas regionales y el rol de Citpax en las mesas.

-En articulación con lo anterior, identificamos durante el proceso de convocatoria que las mujeres
que participan en los procesos psicosociales a nivel regional desconocen la actividad de las mesas,
esto nos genera una pregunta sobre la Ilación entre actividades del proyecto; si se esperaba que
fuesen las mujeres que participaron en las formaciones regionales quienes asistieron a las mesas
regionales de seguridad, tenía que haberse presentado el proyecto completo en las primeras
formaciones que se realizaron en cada uno de los municipios.

-En tanto la dinámica de cada mesa fue diferente y se acordaron compromisos en las mesas de
Cartagena y Barranquilla, queda el reto de ajustar la metodología general para responder a las
diferencias de cada una de las mesas y a los compromisos acordados.

4. Avances:

-Las mujeres están interesadas en seguir participando en las mesas.

-A pesar de las dificultades que se han mencionado con la institucionalidad en algunas de las mesas,
en otras hubo un alto interés y compromiso por la participación en el mismo. Esto sucedió en
Cartagena, una vez se superó la tensión con la persona de la URT que reconoció la novedad del
espacio y el interés por seguir participando del mismo. Lo mismo sucedió con las personas de la
institucionalidad que fueron a Popayán, que si bien, no se llevó a cabo la mesa, señalaron las altas
expectativas que tenían por el espacio.

-Hay que resaltar los avances en el espacio de Barranquilla y Cartagena. Con la participación de
mujeres y personas de las fuerzas con un alto grado de interés y compromiso, y en esta última
también con personas de la institucionalidad civil. Es de resaltar que en todos los casos tanto las
mujeres, como las personas de las fuerzas y de la institucionalidad civil señalaron la necesidad de
convocar a otras instituciones, especialmente a la policía, defensoría, personería, etc.

-Otro avance es que, en los sitios donde se pudieron llevar a cabo las mesas, se generó un espacio
de diálogo en confianza, se hablaron de temas que puede ser un poco difícil de mencionar (como la
desconfianza de las mujeres hacia la fuerza pública) pero se hizo con la total cordialidad y disposición
para la reflexión y el diálogo. Este avance propone el reto de poder dedicar más tiempo a los
espacios para que, una vez se establezca la dinámica y se entienda la metodología, se pueda
avanzar con mayor facilidad en las recomendaciones, reflexiones y posturas de cada actora y actor
que participa.

-Se identificó también un interés importante por las personas de las Fuerzas Militares (que hacen
parte del proceso de formación tanto presencial como virtual) de seguir participando, del interés que
tienen de escuchar a las mujeres y a la sociedad civil en general y de la disposición de escuchar
recomendaciones para mejorar su trabajo, incluso en algunos lugares se planteó la importancia de la
sostenibilidad del proceso (ver en logros)

- Estas mesas, en la medida en que se dieron de forma esperada (Bogotá, Cartagena, Barranquilla)
fueron espacios en los que la conversación permitió reflejar parte de la complejidad de la experiencia
de las mujeres que han sido víctimas de desplazamiento forzado y las expectativas complejas que
tienen las mujeres en los procesos de reparación y de restitución de tierras.

5. Logros

-Si bien no era uno de los objetivos, se consiguió hablar de violencia sexual en Cartagena, en el
marco del conflicto armado y del proceso de restitución de tierras en particular, además con un
importante énfasis de la participación de las fuerzas en este tipo de delito. Entendemos el logro que
es para mujeres de la sociedad civil y para personas de las fuerzas militares, hablar de este tema tan
difícil; las mujeres de sentirse con la confianza suficiente para mencionar el tema y las personas de la
fuerza para recibir los comentarios de manera abierta, aceptando y condenando su posible
participación en dichos hechos.

-Las conversaciones en las mesas permitieron que se pusieran en contacto las organizaciones de
mujeres y algunas personas representantes de las instituciones que tienen interés de fortalecer su
trabajo en articulación con integrantes de las comunidades y la sociedad civil.
-Tanto en Popayán, como en Barranquilla y en Cartagena se mencionó la importancia de volver
sostenible un espacio como este, de conversación y articulación, entre mujeres de la sociedad civil,
funcionarias de la institucionalidad civil y hombres y mujeres de las fuerzas militares. Para hablar
desde las experiencias, voces y miradas locales de las expectativas, dificultades, temores, etc. En
materia de seguridad (y específicamente de restitución de tierras) desde las mujeres.

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